29 de noviembre de 2015
AÑO 21
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
No. 1064
$11.00
Misericordia Tomás de Híjar Ornelas, Pbro.
Dejémonos envolver por la misericordia de Dios. PAPA FRANCISCO
L
os muchos años transcurridos desde que leí la novela Misericordia, que publicó Benito Pérez Galdós en 1897, no han borrado la impresión que dejaron en mí las peripecias de Benigna (o Benina, como todo mundo la llama), sirvienta de una familia a la que sólo le queda el orgullo de su clase cuando muere el proveedor que les encabezaba, pero no la sensatez para renunciar a un tren de vida insostenible, que la criada maquilla, en la medida de sus fuerzas, incluso mendigando a la puerta de la iglesia, lo cual le lleva a la cárcel, pues tal cosa era un delito. El contraste viene cuando cesan absolutamente las penurias de su ama y ésta, mujer vacía y voluble, se olvida de Benina, la cual opta por seguir al lado de un pretenso de muchos años, no obstante venirse a enterar que sufre de lepra. De la muy abultada producción literaria de Galdós, algunos consideran que esta novela, junto con la de Fortunata y Jacinta es de las mejor logradas en lo que a valores universales respecta. Y es que el texto del palmense no teme escudriñar las letrinas sociales de su tiempo, los vertederos del detritus humano, el mundo de los mendigos, prostíbulos, miserables, viciosos empedernidos, enfermos postrados y en el abandono total, a donde nos llevan las peripecias de Benigna, la misericordia encarnada en una mujer y en un nombre. «Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera, la acción; la segunda, la palabra; la tercera, la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí. De este modo el alma alaba y adora Mi misericordia»,
cuanta santa Faustina Kowalska que le reveló Nuestro Señor. Que esto último así haya sido sólo le consta a la vidente, pero que tal criterio es el del Evangelio de Cristo, nos consta a todos, pero ahora de una forma muy señalada al Papa Francisco, que se ha empeñado en renovar la faz de la Iglesia en los breves pero intensos y a ratos galopantes episodios de un pontificado que quisiéramos no tuviera fin, donde venimos a enterarnos que más allá de lo que el mundo haga y piensa, del capitalismo y sus formas sucias de medrar, promoviendo incluso la guerra; del escepticismo y su crítica despiadada y dura a lo que no entiende; de los abominables escándalos que han ocasionado la incoherencia de lobos vestidos de oveja en el seno de la clerecía; sólo hay un estilo de vida al que nadie que se precie de ser cristiano ha de sustraerse: la misericordia, y que el tamaño de ésta ha de ser el más grande: misericordiosos como el Padre. Lo que el Papa pide a la Iglesia se lo propone en primer lugar a sus hermanos obispos; después, al presbiterio, a la vida consagrada, a los fieles laicos y a todos los que como él han encontrado en la compasión de Cristo el único argumento que puede articular la vida con sentido, más allá del callejón sin salida del discurso, de los argumentos racionales, de la libertad en abstracto vuelta esclavitud en concreto. Francisco no lo dice es estos términos pero lo insinúa: ni los gazmoños ni los devotos alcanzarán la vida eterna si no practicaron la misericordia, principalmente si vivieron a la sombra de la religión – que no es la fe-, presumiendo lo que no tenían y hablando de lo que ignoraban. Tal es la esencia del Evangelio.
Llevan a Dios hasta los antros Juanjo y Mariela, hispanos de McAllen Texas, son esposos desde hace 19 años y están íntimamente ligados al ministerio de la música. Con el grupo Vuelta en U, del que Juanjo es vocalista, han pisado diferentes escenarios, en su mayoría para seguidores creyentes. Hace poco, y atendiendo el llamado del Papa Francisco de salir a las periferias, llegaron hasta un bar para entonar la canción Ser feliz. Desde entonces, evangelizan entre «chelas» y tequila. PÁGINA 7
TEMA DE LA SEMANA
La fiebre del consumo y el cuidado de la casa común
santos Vive el AñoNuevos de la Misericordia desconocidos EN EL OBSERVADOR PÁGINASDEL 4 A 66 DE DICIEMBRE
OBSEQUIAREMOS ESTA GUÍA. PEDIDOS A
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El adviento se ha convertido en un tiempo de consumo, cuando debería ser un tiempo de austeridad. Las compras desmedidas caracterizan la temporada navideña. PÁGINAS 4-6
observacatholic
con Verónica Landaverde
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