27 de diciembre de 2015
Ventana abierta Por Jaime Septién
AÑO 21
Periodismo católico; FE QUE SE HACE CULTURA
No. 1068
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El Papa Francisco con Laudato si sensibiliza a la COP21 de París
París valió una encíclica
E
l acuerdo mundial por el clima, el histórico compromiso en París, el pasado 12 de diciembre, en el que 195 países (los que están dentro de la ONU) acordaron rebajar las emisiones que contribuyen al calentamiento global del planeta en que vivimos, puede no ser una consecuencia directa de lo expuesto por el Papa Francisco en Laudato si. Pero es algo tan parecido a una respuesta que solamente un ciego contra el Pontífice podría dejarlo pasar de largo. Los principales puntos que contiene el pacto –enfriamiento del planeta para que a fines del siglo XXI la temperatura no haya subido más de 2 grados; control e informes cada cinco años de los compromisos adquiridos por países como Estados Unidos y China; creación de mecanismos de compensación a los Estados más afectados por el cambio climático y la ayuda financiera acordada para que los desarrollados movilicen 100 mil millones de dólares cada año para ayudar a los países con menos recursos—son las principales propuestas del documento papal. Lo cual nos da una pista a todos los católicos de lo que podemos hacer. Rezar, sí, pero actuar, astutos e informados, en el mundo. En este mundo. No en uno ideal, en que todos sean piadosos y tengan temor de Dios. En el mundo real, con el lenguaje que entiende la gente de hoy. Sin renunciar a Cristo, nuestra única fuerza y nuestra mayor capacidad de cambio. Lo de París es como lo de la Luna: un pequeño paso, un salto gigantesco del hombre.
Así será el paso de Francisco por México La Santa Sede dio a conocer las fechas oficiales de la visita del Santo Padre a nuestro país. Página 2
Tiempo de mártires ¿Educar para el martirio? Sí. Y, debido a las circunstancias actuales, es una tarea urgente, que compete no sólo a los pastores de la Iglesia sino también a los padres de familia. Página 4-6
El Observador le da la bienvenida a don Mariano Azuela Güitrón como parte del Consejo Editorial de este periódico, y agradece de antemano los comentarios y sugerencias que haga para mejorar esta publicación.
D
on Mariano es Ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; con mención honorífica hizo su examen profesional con la tesis: "Los grandes temas del Derecho y del Estado a la luz de la Doctrina Pontificia Contemporánea"; fue Presidente del Tribunal Fiscal de la Federación, así como Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal. Entre algunos de sus reconocimientos figuran: Doctor en Humanidades, Honoris Causa, por la Universidad La Salle del Noroeste, y Doctor Honoris Causa por la Universidad Marista de la ciudad de México. Ha sido autor de diversos estudios jurídicos y sociales, y coautor de la obra La Suprema Corte de Justicia y el Derecho a la Vida.
U
n hombre que nunca pensó en el degrado ambiental tuvo una conversión tardía cuando descubrió que el lago donde amaba pescar se tinturó de un color blanco y brillo plateado mercurio y los peces morían a miles. Luego aprendió que el aire que respiraba le causaba asma y que el agua para cultivar su granja ya no era potable. Y que, quizás, el problema de esterilidad de su mujer se debía a radiaciones. ¿Estamos esperando una conversión tardía ante lo inevitable? o ¿aún podemos hacer algo?, pues el Papa Francisco está convencido de que éste es el momento de un cambio de ruta para evitar la apocalipsis del hombre que descubrió tarde las consecuencias del «degrado ambiental». La cumbre del cambio climático que se celebró en París (COP21) del 30 de noviembre al 11 de diciembre fue una cita ineludible para la humanidad. Tanto, que el Papa quiso que su encíclica, Laudato si, fuera publicada en junio, meses antes, para sensibili-
zar la opinión pública y especialmente a los líderes mundiales reunidos en París que intentan avanzar en la lucha contra el cambio climático. Francisco publicó el pasado 18 de junio una encíclica social sobre el cuidado de la casa común, en la cual se advierte del riesgo inminente para la humanidad y del camino sin retorno que lleva al consumismo que devora selvas, agua, y contamina el aire, entre otros recursos vitales para la vida de los seres del planeta. A pesar de que el acuerdo no será perfecto, si tiene bases sólidas los expertos y los negociadores podrán en un futuro no muy lejano ir mejorándolo. Pero, atención, que los objetivos del COP21 sobre cambio climático en cierta medida dependen mucho de cada uno de nosotros. A partir de un cambio de estilo de vida. Por ello, el Papa en Laudato si invita a una «ecología integral» hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos «la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo» (230). Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia