10 de julio de 2016
No. 1096
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
AÑO 21
$13.00
VENTANA ABIERTA Por Jaime Septién
Saber para qué se trabaja
V
oy a ligar dos anécdotas recientes. Los mexicanos somos los que más horas trabajamos de los países «ricos» del planeta. Pero somos los menos productivos… Una periodista española me dijo que se iba a tomar vacaciones «como las personas». Un mes. Nuestro sistema productivo, laboral, político, nos ha hecho chambear a deshoras. Los vecinos del norte acaban a las cinco de la tarde. En México comenzamos a las cinco la segunda jornada. Pasan tres, cuatro horas muertas. O de traslado. Es terrible e improductivo. Además, poquísimos días de vacaciones. Un mes seguido es muchísimo tiempo para nuestros estándares. Pero: ¿no debería ser algo similar? Pienso que si supiéramos trabajar concentrados, sabríamos descansar relajados. «Como las personas». Uno de los «valores entendidos» del mexicano siempre me ha dejado estupefacto: «yo hago como que trabajo y ellos hacen como que me pagan». El país de la simulación. Y de las revanchas: «ya que me dan poquitas horas de descanso, me las cobro a lo chino en las horas de trabajo». Creo que es una de nuestras grandes taras. Y que si ponemos atención a la oración, a la vida en familia, a la diversión sana y al cumplimiento de nuestros compromisos, podríamos ser una nación brillante. Los mexicanos no somos ese ensarapado que duerme a la vera de un nopal. Sí, es cierto: no sabemos descansar. Quizá porque no concebimos que el descanso, asumido como gratitud, nos lleva a una vida cristianamente buena.
observacatholic
elobservadorenlinea.com
Las novenas son un regalo de nuestra fe católica. La novena de emergencia que rezaba la Madre Teresa era porque necesitaba de la ayuda de Dios pero no había nueve días para esperar, así que, confiando completamente en la Virgen María como Madre, rezaba fervorosamente nueve veces el «Acordaos», una oración que data del siglo XV. Si quieres saber más sobre esta novena y sus testimonios. PÁGINA 13
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestro auxilio, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante Vos. Oh madre de Dios, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
Las imágenes
Minorías y sociedad
El dios demócrata
PÁGINA 15
PÁGINA 16
PÁGINA 15
POR MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN
POR ANTONIO MAZA
TEMA DE LA SEMANA
MIGUEL ARANGUREN
en El Observador
La Cristiada: el origen del movimiento cristero
El remedio a la «crisis de vocaciones» parece ser bastante sencillo
PÁGINAS 4-6
PÁGINA 7
Muestran el poder de una familia dedicada a Dios