31 de julio de 2016
Periodismo católico; FE QUE SE HACE CULTURA
AÑO 22
Ventana abierta Por Jaime Septién
E
l padre Jacques Hamel fue «un hombre bueno, siempre al servicio de los demás y con un carisma sincero», «un sacerdote muy apreciado», «un rayo de sol». Con estas palabras recuerdan al padre Jacques, que era una persona cálida, simple y que vivía modestamente. El presbítero francés a sus 86 años continuaba oficiando ceremonias aunque pudo haberse retirado hace varios años. Decía que no hay suficientes sacerdotes y que él podía continuar hasta «su último suspiro», y así fue, sirvió como sacerdote hasta que dos terroristas de ISIS lo degollaron el pasado martes 26 de julio en la parroquia donde era vicario, en la región de Alta Normandía, en Francia. Su obispo, monseñor Dominique Lebrun, que estaba en la Jornada Mundial de la Juventud en Polonia regresó a su diócesis al conocer el suceso. Cuando le dieron la lamentable noticia había terminado de orar junto con los jóvenes peregrinos de su diócesis en la tumba del beato mártir Jerzy Popieluszko, en Varosovia, «asesinado bajo el régimen comunista». El obispo expresó en un comunicado que «La Iglesia Católica no puede tomar otras armas que la oración y la fraternidad entre los hombres. Dejo aquí [en Polonia] a cientos de jóvenes que son el futuro de la humanidad. Les pido que no bajen los brazos ante la violencia y que se conviertan en apóstoles de la civilización del amor».
JMJ: “Sueño cumplido, estamos en la tierra de san Juan Pablo II” Página 8
Foto: ser-ta-paroisse.over-blog.org
H
Aleteia en El Observador
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¿Hasta cuándo durará esta locura?
Solos en la oscuridad
ay muchos dramas en el mundo, motivados por la insensibilidad de los gobiernos frente el dolor de la gente. Uno de ellos es Tijuana, el último tramo de la Patria, al noroccidente del país. La frontera más transitada del mundo. Un lugar lleno de contrastes, donde refulge la solidaridad humana (y cristiana) frente al muro que se adentra en el mar y que hace recordar al de Berlín. No me voy a meter en el tema de quién tiene la culpa de que haya esta brutal migración. Lo que hoy vemos son migrantes de todas las latitudes. Desde africanos de Gabón hasta mexicanos de Michoacán, pasando por haitianos, cubanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños... Y todos tienen como gran fantasma ese muro que está lleno de cruces y de un horroroso vacío de humanidad. El Papa Francisco le dijo a Trump y nos dijo a nosotros que el que construye muros no es cristiano. Cristiano es el que construye puentes. Ahí, en la playa de Tijuana, frontera con Estados Unidos, cada día, especialmente los domingos, los migrantes que viven allá vienen a saludar, platicar, mirar a sus hermanos, parientes, esposas o hijos que se quedaron del lado mexicano. A cualquiera se le parte el alma. Peticiones, sonrisas, abrazos virtuales bajo la mirada de amenaza de los guardias fronterizos, la border patrol encendida, los helicópteros sobrevolando, como una zona de guerra. Y la «amenaza» son los adioses de un pequeño a su padre; de una mujer que necesitaba 200 pesos para pagar la deuda del celular; el tío que manda decir que está bien allá en San Pedro Sula... El sueño de Trump produce monstruos. El primero de todos, la insensibilidad, la soledad, el abandono y el desprecio. ¿Y del lado mexicano? Bueno, tenemos una bonita clase gobernante que se la pasa pidiendo justicia para los nuestros y agarrando a palos a los vecinos del sur. Gracias a Dios está la Iglesia católica. Gracias a Dios están las organizaciones cristianas. Gracias a Dios, padres, como el Padre Chava, consagrados como los escalabrinianos, miles de laicos que en este rincón del mundo hacen vida el mensaje de Jesús: denles ustedes la esperanza.
No. 1099
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Tema de la semana
Salvador, lleva a Cristo hasta los prostíbulos
El sacerdocio y el santo cura de Ars
Página 3
Páginas 4-6
SER JOVEN La JMJ: No comienza en Cracovia ni termina en Cracovia
Los obispos ante la crisis educativa nacional
Página 10-11
Página 15
Por Jorge E. Traslosheros