1116 El Observador de la actualidad

Page 1

27 de noviembre de 2016

AÑO 22

No. 1116

PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA

$13.00

CADA SEMANA CON FRANCISCO Marcelo López Cambronero

Misericordia: la puerta siempre abierta

TIZIANA FABI / AFP POOL / AFP

«

El pasado domingo fue una imagen fuerte para mucha gente el momento en el que el Obispo de Roma cerró la inmensa Puerta Santa en san Pedro. Por eso nos puede ayudar la oración que el Santo Padre hizo delante de la Puerta santa antes de cerrarla: «Padre santo y omnipotente en el amor, que en tu Hijo Jesús, nacido de la Virgen María, has manifestado el rostro de tu infinita misericordia, mira con bondad a la Iglesia recogida en oración en la conclusión del Año Jubilar. Agradecidos por los dones de gracia recibidos y animados a dar testimonio, en las palabras

MISERIA DE LA PROSPERIDAD

PUNTO DE MIRA

Utilizamos el nombre de un célebre libro de Pascal Bruckner para ejemplificar lo que queremos decir en el tema de la semana de El Observador: ante el espejismo del tener, la realidad brutal del consumo exagerado; la forma como la miseria de

los objetos termina tragándose la felicidad austera de la misericordia.

Justo en este primer domingo de Adviento nos enfocamos deliberadamente a desentrañar los nudos de la publicidad que nos llena de cosas que no necesita-

mos y que terminamos pagando con dinero que no tenemos. El cartón de Fédor lo expresa con una situación

no tan extraña: un tipo que compró cuatro llantas

¿Cómo ven a Dios los ciegos?

y en las obras, de la ternura de tu amor misericordioso. Cerramos la puerta santa: el Espíritu Santificador renueve nuestra esperanza en Cristo Salvador, puerta siempre abierta a quien te busca con corazón sincero, única puerta que introduce en el Reino que viene». Y en esta conclusión del Año Santo Extraordinario de la Misericordia, el Papa Francisco nos regala la Carta Apostólica Misericordia et Misera. Se trata de un documento en el que, ante todo, el Papa desea «misericordia y paz» a todos los que lo leerán. Páginas 10 y 11

nos estamos muy alejados del ahorro y muy amarrados al crédito para el consumo, el crédito más caro de todos. La doctora Izarelly Rosillo guía la entrevista con esta

propuesta que todos deberíamos tener en mente:

antes de comprar, pregúntate si lo necesitas...

Ponemos énfasis en el peligro enorme de los «abonos chiquitos» y Felipe Monroy nos recuerda, cómo la sociedad del consumo genera descarte y basura.

Es un esfuerzo, sí, el de la austeridad. Pero es la única manera de preparar nuestro corazón, nuestra casa, nuestra familia, nuestro país, a la venida de Jesucristo. ¡Buena lectura y feliz austero Adviento!

Papa Francisco al frente de la revolución de la misericordia

Página 7

SÍGUENOS observacatholic

Página 8

en la venta nocturna... sin tener coche. Como lo señala la infografía, los mexica-

La sinfonía de la misericordia Mons. Mario De Gasperín Gasperín

Página 16

Termina el Jubileo y se cierra la Puerta Santa. Pero la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par». Así sea. Sin duda es así en el corazón de Dios, pero el nuestro -y en primer lugar para nuestro pesarno siempre se muestra presto al abrazo, no siempre tiene el paso libre y el umbral despejado. Sin embargo, aunque esté cerrado a cal y canto, el Señor encontrará la manera de penetrar, porque hasta en el alma más opaca surgen grietas… y es gracias a las grietas que penetra la luz. Misericordia et misera es el nombre de la Carta Apostólica que Francisco ha publicado al final de este año jubilar que hemos celebrado. Como él mismo recuerda en las primeras líneas, se trata de las dos palabras que San Agustín utiliza para comentar el encuentro entre Jesús y la mujer adúltera. Misericordia et misera. La Misericordia y la miserable. Y, ¿quién es «miserable»? Nuestra lengua ha seguido los vaivenes moralistas de la modernidad y ha terminado por convertir muchas palabras cuyo origen no tenía un sentido despectivo en insultos, como pasa con «miserable», «desgraciado» y otras; pero en su origen «miserable» indicaba a aquel digno de compasión. El pobre, el oprimido, el que sufre la injusticia, el que no alcanza la felicidad que anhela, el que clama con su sufrimiento a nuestro corazón; y cuando nuestro corazón responde hablamos de miseri-cordia (de cordis: corazón): el corazón que se apiada del que es digno de compasión. Visto así podemos decir que todos, en mayor o menor medida, somos miserables, y estamos vivos y somos cristianos porque nos hemos encontrado con una Misericordia que se ha apiadado de nuestra nada. Por eso San Pablo (Francisco lo recuerda) da gracias a Dios por la confianza que ha depositado en él «que antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí» (Tm 1, 12-13). ¿Qué pretendemos cuando nos mostramos severos con el pecador? ¿Acaso cualquiera de nosotros es tan puro que se atreve a poner trabas a la misericordia de Dios? El Papa lo tiene claro (recordándonos bellos y atrevidos pasajes de Péguy): «No podemos correr el riesgo de oponernos a la plena libertad del amor con el cual Dios entra en la vida de cada persona». Sería, me parece, un pecado terrible.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.