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El Observador
26 de marzo de 2017
La casa de la Virgen María PÁG. 12 ¿Ir a ver La bella y la bestia? PÁG. 8
AÑO 22
No. 1133
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
$13.00
PUNTO DE MIRA
VENTANA ABIERTA Por Jaime Septién
Un obispo en apuros
Solo la belleza salva Este número de El Observador es, de verdad, muy especial. El tema de la semana trata de algo que se nos suele pasar de largo y que viene de una frase del enorme escritor ruso Feodor Mijailovich Dostoievski: que la belleza y solamente la belleza «salvará al mundo». ¿Puede haber más belleza que el acontecimiento cristiano? En la página 2 presentamos una pequeña línea del tiempo
con las principales obras y corrientes artísticas visuales que desató, justamente, el cristianismo. En la 3, la aportación de México al arte sagrado. En la 4, una hermosa historia de conversiones por el arte sacro, empezando por el gran Antonio Gaudí. Y, bueno, nuestra conclusión: que la belleza, en verdad, tiene el poder de cambiar a la sociedad. Y el corazón del hombre: ¡Buena lectura!
SER JOVEN
De Yale al seminario PUNTODEVISTA
Creencia y credulidad PÁG. 12
Por Mons. Mario De Gasperín Página 16
El Papa Pío XII, los judíos y la post-verdad Por Jorge E. Traslosheros Página 15
FOTO: chicagorunningtours.com
L
a voz profética de don Ramón Castro, obispo de Cuernavaca, ha querido ser silenciada por el gobierno del Estado de Morelos, con todo género de artimañas. Bajo el esquema «miente, miente, que algo queda», los dardos en contra de quien ha denunciado –a costa de su integridad—corrupción, impunidad y violencia, no cesan. Y las acusaciones. La última, la de querer robarse las limosnas de la fiesta del Nazareno en Tepalcingo, francamente ridícula. Las autoridades políticas de Morelos han invocado el defectuoso y anfibio 130 constitucional, que prohíbe a los ministros de culto «meterse en política». Y para ello toman cualquier declaración, marcha, aparición pública o desayuno del obispo Castro, como si fuera una violación a la ley. Ya hemos conocido lo que esto significa: amedrentar, arrinconar, acallar y, al final, nada. Usted disculpe… Es momento que laicos y jerarquía conozcan a fondo este tema para que sepan entender de dónde vienen las calumnias a un obispo que se la está jugando por su pueblo. No necesita defensa pública (aunque el presbiterio de la diócesis de Cuernavaca lo ha hecho muy bien). Lo que necesita –como tantas obras de la Iglesia– es que la gente esté informada; que no le haga caso a las mentiras difundidas como verdades y que sepa cobijar, comprensivamente, a un sucesor de los apóstoles que marca el paso de la Iglesia «en salida», como la quiere el Papa Francisco. Y como la debemos construir, ya, en México.