INFORME ESPECIAL: PERIODISMO CATÓLICO EN MÉXICO P. 2-8
21 de enero de 2018
AÑO 23
E
xactamente un día como hoy, 21 de enero, pero de hace 65 años (el mismo año de su trágica muerte en un accidente de aviación en la Sierra de Mamulique, Nuevo León), el periodista queretano Carlos Septién García (1915-1953) dictaba una conferencia magistral sobre «Medio de cultura y misión social», como parte del Primer Congreso Nacional de Cultura Católica, celebrado en la ciudad de Guadalajara.
Como no podría ser de otra forma –llevaba el catolicismo en lo más profundo de su alma mientras el periodismo le corría por las venas de su cuerpo y le «quemaba» las manos— el «medio de cultura» era el periódico, más aún, el periódico católico; y la «misión social» era la que periódicos y periodistas católicos deberían cumplir, no solo para ser –como decía el Papa Pío XII— «voceros» de la Iglesia, sino ser «su misma voz», la voz de la Iglesia, penetrando y transformando la cultura hacia el bien común. De ahí que don Carlos hablara en ese Congreso de la necesidad de formar periodistas católicos profesionales, capaces de «informar y enjuiciar los hechos humanos actuales de importancia colectiva». Periodistas y periódicos católicos capaces de gestionar los medios de prensa en sus
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No. 1176
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
VENTANA ABIERTA Jaime Septién
Periodismo y catolicismo
dos principales territorios de acción: como medios de cultura, o sea en su servicio a la verdad, y como impulsores de una conducta social, o sea en su servicio al bien. Ya se ve que el periodismo católico lleva en sus hombros una grande responsabilidad, resumida en palabras de Septién García como la de «auspiciar la garantía definitiva en México a la libertad de acción en su misión propia, que la Iglesia debe tener».
Don Carlos, por supuesto, no se refiere a la «Iglesia jerárquica», sino a la acción libre y responsable de los católicos en la construcción de una sociedad ordenada, justa, culta, respetuosa, decente y humana; una sociedad –como lo debería ser la sociedad mexicana—que se preocupe por los pobres, agradezca a Dios los dones (inmerecidos) de la vida y la familia y propague, con denuedo, la paz. Ese «nuevo orden», pensaba Septién
SER JOVEN Jóvenes a Cristo Rey: 35 años subiendo la montaña P-11
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García el año de su temprana e insondable muerte (apenas con 38 años de edad, en la plenitud de sus facultades), pasa por los periódicos católicos de todo tipo: diocesanos, oficiales y, como El Observador, de laicos. Y por los católicos periodistas que arriesgan su pluma como se arriesga la vida en aras de una vocación extraordinariamente feraz y extremadamente silenciosa.
Octavio Espinosa
TEMA DE LA SEMANA
¿Hemos cumplido, estamos cumpliendo con esa labor en México? Presentamos en este número una primera radiografía del periodismo católico mexicano. Será la base –aprovechando que cada 24 de enero la Iglesia celebra al santo patrono de los periodistas católicos, San Francisco de Sales— de un informe anual que queremos elaborar desde El Observador. Como un servicio a nuestra Santa Madre Iglesia, como un anuncio a los propios periodistas y medios católicos de la capacidad y cobertura que tenemos a lo largo y ancho de toda la nación, y como un recordatorio del legado de grandes mexicanos que, como Carlos Septién García, nunca dudaron de su fe ni de su vocación de hacer de la pluma un arma cargada de esperanza.
FAMILIA Otro año más sin libertad religiosa en el mundo P. 19