1186 El Observador de la actualidad

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PASCUA, LA FIESTA DE LAS FIESTAS

TEMA DE LA SEMANA

1 de abril de 2018

P. 2 - 6

AÑO 23

No. 1186

PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA

$13.00

«No tengan miedo: están buscando a Jesús de Nazareth, que fue crucificado. Resucitó; ya no está aquí…» ( Cfr. Mc 16, 6)

en El Observador

AQUELLA VIGILIA PASCUAL P.7

SER JOVEN

¡CELEBREMOS

LA RESURRECCIÓN DEL CORAZÓN

LA PASCUA EN FAMILIA!

P.12

P. 19

POR ÁNGELO DE SIMONE

POR SILVIA DEL VALLE


TEMA DE LA SEMANA

PASCUA, LA FIESTA DE LAS FIESTAS 1 de abril de 2018/ AÑO 23, No. 1186

EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD/PÁGINA 2

EL CIRIO PASCUAL

SIGNO DEL TRIUNFO DEL SEÑOR SOBRE LA MUERTE ...La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?... ¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro Señor Jesucristo! (I Corintios 15, 54-57).

LA LLAMA:

LA VIGILIA PASCUAL,

Simboliza a Cristo, quien es la verdadera Luz del Mundo (ver Juan 8, 12). Sólo Él ilumina nuestro camino y calienta nuestro corazón. Él es la única guía en la oscuridad.

que tiene lugar la noche del Sábado Santo, es la celebración litúrgica más importante. Inicia afuera del templo, en torno a una hoguera; ahí se bendice el FUEGO NUEVO, del cual se encenderá el CIRIO PASCUAL. La palabra cirio viene del latín cereus, que significa «de cera»; es decir, que esta gran vela no puede ser del derivado del petróleo llamado parafina, sino toda elaborada de la cera que fabrican las abejas.

ALFA Y OMEGA: Las letras alfa (A) y omega (Ω) son la primera y la última del alfabeto griego. Por eso han venido a significar a Jesucristo, Dios verdadero y eterno: «Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin» (Apocalipsis 22, 13).

EL SACERDOTE PREPARA EL CIRIO CON ESTAS PALABRAS: «Cristo ayer y hoy» (mientras con un punzón traza la raya vertical de la cruz), 2 «Principio y fin» (traza la línea horizontal), 3 «Alfa» (dibuja la letra alfa sobre la línea vertical). 4 «Y Omega» (dibuja la letra omega abajo de la línea vertical). 5 «Suyo es el tiempo» (traza el primer número del año en curso, generalmente en el ángulo superior izquierdo de la cruz)... 6 «Y la eternidad» (pone el segundo número del año en el ángulo superior derecho). 7 «A Él la gloria y el poder» (pone el tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo)... 8 «Por los siglos de los siglos. Amén» (traza el cuarto número en el ángulo inferior derecho). 9 «Por sus llagas» (incrusta un grano de incienso en lo alto del palo vertical de la cruz)... 10 «Santas y gloriosas» (pone el grano en la parte baja del palo vertical)... 11 «Nos proteja» (incrusta el grano en uno de los extremos del palo horizontal)... 12 «Y nos guarde» (incrusta el grano de incienso en el otro extremo)... 13 «Jesucristo Nuestro señor. Amén» (incrusta el último grano de incienso en donde los dos palos se cruzan). 1

LA CRUZ: El signo por excelencia de Cristo. Además la cruz, nuestra propia cruz, es el camino que debemos tomar para llegar al Padre (ver Mateo 16, 24).

INCIENSO: Al cirio se le incrustan cinco granos de incienso, representando las cinco marcas, causadas por los clavos y la lanza, que quedaron en el Cuerpo resucitado de Cristo como signo de su Amor permanente por nosotros.

Enseguida enciende el cirio con el Fuego Nuevo diciendo:

2018: En el cirio pascual se señala el año en curso como símbolo de la presencia de Jesucristo aquí y ahora, pues es el Amo y Señor del tiempo.

«Que la Luz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu». Se avanza en procesión hacia el interior del templo, que debe estar en penumbra, y en el camino los fieles van encendiendo del Cirio Pascual sus propias velas.


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«¿Hubo alguien que se resucitara a sí mismo?»

S

Habla san Bernardo (1090-1153), abad cisterciense y Doctor de la Iglesia, en una hermosa homilía de la Resurrección:

í, ha vencido el León de Judá. A la voz del Padre despertó el cachorro. Rasgó las entrañas del sepulcro el que no quiso bajar de la cruz. Nuestros enemigos juzgarán si esto es lo más extraordinario: ellos que habían sellado la losa, y asegurado con guardias la vigilancia del sepulcro.

Elverdadero sentidodela Pascua

R

Esa gran losa que tanto preocupaba a las piadosas mujeres, al resucitar el Señor la corrió un ángel y se sentó encima. De este modo el cuerpo salió lleno de vida de un sepulcro bien cerrado, como había nacido del seno intacto de una Virgen, y se presentó donde estaban reunidos los discípulos con las puertas atrancadas... Para rechazar las falacias de los judíos le bastó salir de una tumba cerrada. Ese mismo a quien poco antes insultaban: «Si es rey de Israel, que baje de cruz» [Cfr. Mateo 27, 42]. Habían puesto más empeño en sellar y asegurar el sepulcro, que en sujetar los clavos. Si el León de Judá ha vencido en todos estos acontecimientos, y ha hecho mucho más de lo que le pedían, ¿a qué podremos comparar el milagro de la Resurrección? Se nos dice que antes habían ocurrido otras resurrecciones, o retornos a la vida. Eran preludio de ésta, la cual las aventaja por doble motivo. Aquéllos resucitaban pero volverían a morir. Cristo, en cambio, resucitado de la muerte no muere ya más, la muerte no tiene dominio sobre Él. Aquéllos al volver a morir necesitaban resucitar de nuevo... Cristo es la primicia de los resucitados: resucitó de tal modo que no vuelve a morir, es inmortal. Existe otro motivo que hace especialmente gloriosa su resurrección. ¿Hubo jamás alguien que se resucitara a sí mismo? Es inefable que un muerto se despierte a sí mismo. Es algo único, y nadie más lo puede hacer. El profeta Eliseo resucitó a un difunto, pero era otra persona distinta de él mismo. Y hace ya muchos siglos que yace en el sepulcro, esperando que le resucite otro, porque él no puede hacerlo por sí mismo. Ése otro es el que triunfó de la muerte en sí mismo. Por eso decimos que, aunque algunos han sido resucitados, Cristo es el único que salió triunfante del sepulcro por su propio poder. Así, ha vencido el León de Judá. ¿Cuál no será su poder, o qué no podrá

hacer ahora el que está vivo y dice a su Padre: He resucitado y estoy Contigo? No quiso demorar más de tres días la resurrección para confirmar el oráculo del Profeta: en dos días nos hará revivir, y al tercer día nos resucitará [Cfr. Oseas 6, 2]. Conviene además que donde está la Cabeza le acompañen los miembros. Era el día sexto de la semana cuando redimió al hombre muriendo en la cruz, el mismo día sexto en que lo había creado. Al día siguiente descansó en el sepulcro, con toda su obra terminada. Y al tercero, que ahora es el primero, apareció el hombre nuevo, vencedor de la muerte y primicia de los que duermen. Nosotros, pues, que seguimos a nuestra Cabeza, vivamos entregados a la penitencia en ese día en que fuimos creados y redimidos. Carguemos con la cruz y perseveremos en ella como Él perseveró, hasta que el Espíritu nos mande descansar de nuestros trabajos... Mientras tanto, vivamos con valentía el día de la cruz, descansemos en paz otro día en el sepulcro, aguardando la dicha que esperamos, la venida de nuestro Dios, que nos resucitará a los tres días, transformando nuestro ser con su resplandor. Porque los difuntos de cuatro días, como Lázaro, huelen mal; recordemos la Escritura: Señor, ya huele mal, lleva cuatro días. Los hijos de Adán han añadido un cuarto día, que no procede del Señor... El plan divino es de tres días: dolor, descanso y gloria. Los humanos aceptan esto, pero anteponen su día; y de

ese modo retrasan la penitencia para entregarse al placer. Ese día no lo ha hecho el Señor. Tienen ya cuatro días y huelen mal. El Santo que nació de María no hizo tal cosa: resucitó al tercer día y no conoció la corrupción [Cfr. Salmo 16 (15), 10]. Por eso ha vencido el León de Judá. Murió como un cordero y venció como un león. Ruge el león, ¿quién no temerá? El león, el más valiente de los animales, el que no retrocede ante nadie. El León de Judá. Tiemblen quienes lo rechazaron diciendo: no tenemos más rey que al César. Teman quienes decían: no queremos a éste por rey...

Y sabemos que ha vuelto con el título real porque nos dice: «Se me ha dado plena autoridad en el cielo y en la tierra» [Mateo 28, 18]... El león es fuerte, no cruel; su indignación es terrible... Pero este León rugirá en favor de los suyos, no en contra de ellos... Regocíjense quienes le alaban y proclamen: Dios mío, ¿quién como Tú? Tú eres el León de Judá y la raíz de David. ...Ha vencido el león de Judá, la raíz de David. Él abrirá el rollo y sus siete sellos. Son palabras del Apocalipsis. Apréndanlo quienes lo ignoran, y recuérdenlo quienes lo sabían.

esurrección significa paso, transición. Cristo hoy no vuelve, sino que resucita; no retorna, sino que cambia de vida; ya no habita aquí, sino en otra patria. La misma Pascua que celebramos no significa retorno, sino paso. Y el nombre de Galilea, donde veremos al resucitado, quiere decir cambiar de país, y no permanecer en el mismo. ... Si después de morir en la cruz, Cristo no hubiera resucitado y siguiera sometido nuevamente a nuestra existencia mortal y a las miserias de este mundo, para mí no habría cambiado de vida, sino retornado; no habría pasado a otra más perfecta, sino a la misma de antes. Pero si pasó realmente a una vida nueva nos invita también a nosotros a cambiar... ¿Qué diremos a todo esto nosotros, que vaciamos del sentido de Pascua la sagrada Resurrección del Señor, porque no hacemos de ella un paso, sino un retorno? Estos días hemos llorado, y nos hemos entregado a la oración y a la compunción, a la sobriedad y abstinencia, para quedar libres y absueltos en este santo tiempo de Cuaresma de las negligencias de todo el año. Hemos compartido los sufrimientos de Cristo, y nos hemos vinculado de nuevo a Él por el bautismo de las lágrimas, de la penitencia y de la confesión. Si hemos muerto al pecado, ¿cómo vamos a vivir todavía sujetos a él? Si hemos sentido dolor de nuestros defectos, ¿vamos a reincidir en ellos? ¿Seremos tan curiosos como antes? ¿Tan charlatanes, perezosos y negligentes? ¿Tan vanidosos, sospechosos, detractores e iracundos? ¿Tornaremos a los mismos vicios que tan sinceramente hemos llorado estos días? «Ya me quité la túnica, ¿cómo voy a ponérmela de nuevo? Ya me lavé los pies, ¿cómo voy a mancharlos otra vez?» ([Cantar de los Cantares 5, 3]. Hermanos, eso no es cambiar de vida. Así no veremos a Cristo, ni es ése el camino que nos lleva a la salvación de Dios. Porque como sabemos todos, quien sigue mirando atrás no vale para el Reino de Dios. San Bernardo de Claraval


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El prodigio del Fuego Santo en Jerusalén

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¿Verdad o mito? Lo que sucede en el templo del Santo Sepulcro el sábado de Pascua de los cristianos ortodoxos, y de lo que prácticamente no se habla entre los cristianos católicos y protestantes

a llamada Iglesia Ortodoxa en realidad no es una sino varias; pero todas éstas celebran la Pascua en una misma fecha, que sólo de vez en cuando coincide con la de los cristianos católicos puesto que los ortodoxos se quedaron con el calendario juliano (que entró en vigor en el Imperio Romano en el año 45 antes de Cristo) y no con el calendario gregoriano (que en el siglo XVI vino a acabar con los desfases que el viejo calendario provocaba).

Otras veces donde se encendía era «en la iglesia del hospital de San Juan (de los caballeros hospitalarios, llamados hoy de Malta); o incluso, el Señor, tan contestatario como bromista, encendía las lámparas de una capilla ortodoxa en vez del edículo donde se encontraba el patriarca latino».

Después fue un patriarca ortodoxo quien presidió la celebración en el Santo Sepulcro, y los franciscanos y demás católicos no participaron con ellos pues durante muchos siglos estuvo prohibido bajo pena de excomunión.

El lugar del fenómeno

A mediados del siglo IV, Constantino el Grande construyó el templo del Santo Sepulcro, que ha sufrido varias destrucciones y reedificaciones. El templo que hoy se ve fue construido por los cruzados; alrededor del sepulcro de Jesús fue erigida una pequeña capilla formada por dos cuartos: uno pequeño frente al Sepulcro, y el otro donde está el propio Sepulcro, siendo éste tan pequeño que no caben más de cinco personas. Esta capilla es el centro del prodigio llamado Milagro del Fuego Santo, que sucede el Sábado Santo, lo que atrae a numerosos ortodoxos, la mayoría griegos.

así es la ceremonia

A las 11:00 de la mañana del sábado el templo está completamente lleno, y desde entonces y hasta la 1:00 de la tarde los árabes cristianos entonan cantos tradicionales que datan del siglo XIII. A la 1:00 de la tarde una delegación de las autoridades locales —que no son cristianas— atraviesa entre la multitud como parte de la ceremonia oficial; se les invita para que representen a los romanos, que estuvieron presentes la madrugada del Domingo de Pascua, cuando Cristo resucitó (ver Mateo 27, 62 - 28, 4). Así como el Evangelio testifica que los romanos sellaron la tumba de Jesús para que sus discípulos no se robaran el Cuerpo, ahora las autoridades israelíes sellan la capillita del Santo Sepulcro, no sin antes entrar en ésta y revisar que no haya algún elemento con el cual se pueda iniciar fraudulentamente el fuego. Con el Sepulcro revisado y sellado, todos los cristianos presentes cantan Kyrie eleison. A la 1: 45 de la tarde entra una procesión en la que participa el patriarca ortodoxo griego de Jerusalén; la procesión da tres vueltas a la capillita del Santo Sepulcro. Enseguida el patriarca se quita sus vestiduras litúrgicas reales, quedándose sólo con el alba blanca.

Y sucede el prodigio

Entonces todas las luces eléctricas son apagadas. Con dos grandes velas, apagadas también, el patriarca entra a tientas a la capillita, y se pone de ro-

católicos y protestantes

dillas ante el Santo Sepulcro, diciendo algunas oraciones antiguas. Luego espera algunos minutos, aunque a veces el prodigio ocurre inmediatamente después de pronunciar las oraciones.

Entonces, desde el centro de la misma piedra, en la cual el Cuerpo de Jesús yació y donde resucitó, surge una luz difícil de describir, con un tinte azul. El patriarca de Jerusalén dijo hace unos años que «parece que la piedra estuviera cubierta por una nube, pero es luz», y que «cada año esta luz se comporta de manera diferente», de manera que algunas veces cubre solamente la piedra, mientras que otras veces ilumina todo el pequeño recinto del Santo Sepulcro. De pronto la luz se eleva formando como una columna y enciende las lámparas de aceite —apagadas desde la noche anterior— y las dos gruesas velas del patriarca, el cual sale de la capillita y con estas dos velas se van encendiendo las velas de todos los presentes. Se reporta que a veces la luz azul aparece también fuera del Sepulcro, moviéndose en el templo, y cada año hay creyentes que dicen que espontáneamente se encendieron sus velas.

Fuego que no quema

En la Pascua de 2016 estuvo presente en el templo del Santo Sepulcro, a fin de investigar, el sacerdote ortodoxo ruso Gennady Zaridze. Él observó que en los primeros momentos el fuego sólo está ligeramente caliente, de manera

que los peregrinos pueden tocarlo con sus manos y hasta pasárselo por el rostro sin hacerse daño. Zaridze especificó que a las 2:34 de la tarde, que es cuando le tocó recibir el fuego de una de las velas del patriarca de Jerusalén, la temperatura de la llama era de 42°C. Pasados 15 minutos midió de nuevo la temperatura, encontrando que ya era de 320°C.

antigüedad del hecho

San Gregorio de Nisa, en el siglo IV, escribió que el Apóstol san Pedro «había visto con los propios ojos, y también por la profundidad del espíritu apostólico, que el Sepulcro estaba iluminado, mientras era aún de noche. Lo vio tanto con los ojos como espiritualmente»». El Papa Urbano II, predicando en 1095 durante el concilio de Clermont, refirió: «En verdad, en este templo, el Sepulcro del Señor, Dios (...) no deja de manifestar milagros ya que, en los días de su Pasión, mientras todas las luces están apagadas en su Tumba y en la iglesia, de repente las lámparas apagadas se encienden».

El franciscano Sabino de Sandoli escribió que los cronistas de aquella época reconocían que «el Señor no siempre respondía» a las oraciones «implorando el milagro»; y que alguna vez «ocurrió que no se encendió la luz en el Santo Sepulcro sino en la mezquita al-Aqsa, convertida en iglesia».

Lo anterior puede responder a la interrogante de por qué el Milagro del Fuego Santo es casi desconocido entre los cristianos católicos y protestantes. Además, entre estos últimos no hay una verdadera tradición para los milagros, pero en la Iglesia católica sí. La separación política entre católicos y ortodoxos fue clave, ya que sólo ocurre en la fecha de la Pascua ortodoxa, sin la presencia de autoridades católicas, y en un lugar sagrado que está bajo el control de los ortodoxos. Además, hay quienes usan el Milagro del Fuego Santo como presunta prueba de que la Iglesia Ortodoxa es la única legítima Iglesia de Cristo, y esto, obviamente, en nada facilita el encuentro católico-ortodoxo en torno al Milagro.

¿Fraude o verdad?

Como con cualquier otro acontecimiento de apariencia sobrenatural, una rigurosa investigación nunca estaría de más. Hay quienes sospechan que el Milagro del Fuego Santo es, al menos a veces, un fraude usado como propaganda ortodoxa; que el patriarca podría tener dentro del Santo Sepulcro un instrumento con el cual encender el fuego, y que el hecho de que las autoridades políticas locales revisen el interior del Santo Sepulcro no es garantía suficiente porque pordría haber complicidad, ya que el Milagro del Fuego Santo sirve para fomentar el turismo internacional. El hecho es que nunca se ha filmado el momento en que las velas y las lámparas de aceite se encienden por sí mismas dentro del Santo Sepulcro; y, mientras eso no ocurra, quedarán dudas. Sin embargo, lo importante es que el Señor resucitó en ese lugar, y que católicos, protestantes y ortodoxos adoran por igual a Jesús, que triunfó sobre la muerte. El Observador Redacción


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La resurrección del Señor

DILEMAS ÉTICOS

es el momento culmen de nuestra vida

D Por Sergio Estrada

espués de la pasión y muerte de Jesucristo, viene la alegría y el gozo de toda la humanidad al presenciar y experimentar la resurrección del Señor, que es la verdadera vida y felicidad. Así opina el padre Eric Contreras Reyes, director espiritual del vía crucis de Iztapalapa: «La resurrección del Señor es el culmen y centro de nuestra fe, como lo dice san Pablo: ‘Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe’».

Eje fundamental

«La Resurrección es el detonante en donde experimentamos la presencia de Dios vivo y misericordioso, como Salvador y Redentor. Aquí radica nuestra fe y el sentido de ser cristianos. El triunfo de Jesús ante el pecado y la muerte es motivo de alegría y de la esperanza en la vida futura», comentó el padre Contreras. Explicó que, de hecho, la Resurrección es el eje fundamental de la fe:

«Las comunidades antiguas, en el inicio de la Iglesia, festejaban la Resurrección cada domingo, con la Fracción del Pan considerada como una resurrección; pero poco a poco se fueron agregando los otros misterios de salvación para tener un calendario completo de la vida del Señor». «La Resurrección es lo que da sentido a la vida humana», pues «nosotros resucitaremos con Cristo y,

una vez que tengamos esa resurrección, viviremos plenamente. Sin embargo, en esta vida tenemos la posibilidad de resucitar a cada momento, saliendo del sepulcro cada vez que nos caemos.

El punto de vista teológico

El sacerdote diocesano detalló que Dios es el único que resucita de entre los muertos: «En el Evangelio se narra que hubo personas que volvieron a la vida: sin embargo, después murieron. Sólo Dios es capaz de resucitar, y de compartir esa resurrección con sus hijos». El padre Contreras señaló que en el vía crucis el momento culmen siempre es la Resurrección, pues es la que le da sentido al sufrimiento del Señor en la cruz. «Nosotros diariamente tenemos la oportunidad de experimentar la Pascua de la muerte y el pecado a la vida eterna. Si Cristo venció a la muerte, ¿por qué nos sentimos desesperanzados? Lo que nos falta es tener la experiencia de la resurrección». El padre Eric comentó que, después de la resurrección de los muertos, la Iglesia purgante, la Iglesia peregrina y la Iglesia triunfante se fundirán en una sola. Y recordó que «la Iglesia, desde la antigüedad, ha sido perseguida. A través del tiempo ha habido tiempos de oscurantismo, pero la Iglesia tiene capacidad de iluminarlos, y así como Jesucristo en su resurrección sale victorioso, así la Iglesia saldrá victoriosa». «En estos momentos la Iglesia está viviendo una etapa de transición en la que se tiene que quitar el polvo, siendo más cercana y dialogante para que sepa guiar, enseñar, corregir y servir a las personas que han caído». En conclusión, el presbítero Contreras Reyes dijo que hay que llenarse de alegría en la Resurrección, porque las puertas del Cielo se abren por ella.

El Pastor Resucitado va a buscar a quien está perdido en los laberintos de la soledad y de la marginación; va a su encuentro mediante hermanos y hermanas que saben acercarse a esas personas con respeto y ternura y les hacer sentir su voz, una voz que no se olvida, que los convoca de nuevo a la amistad con Dios. Se hace cargo de cuantos son víctimas de antiguas y nuevas esclavitudes: trabajos inhumanos, tráficos ilícitos, explotación y discriminación, graves dependencias. Se hace cargo de los niños y de los adolescentes que son privados de su serenidad para ser explotados, y de quien tiene el corazón herido por las violencias que padece dentro de los muros de su propia casa. El Pastor Resucitado se hace compañero de camino

La distinción SERGIO iBARRA

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as cuatro mujeres se aproximaban en el crepúsculo con la intención de colocar aromas al cadáver del Maestro y orar por Él, con la tristeza de su partida. Se acercaban al momento en que develarían a toda la humanidad el milagro más importante, el más trascendente de todos y cada uno de los que Jesús, el Cristo, hizo en su estancia en la Tierra. Cuando llegaron al lugar, la oscura entrada a la cueva donde descansaba el cuerpo de Jesús se encontraba abierta. Incrédulas, se quedan mirando sin saber qué hacer. La luz del día empezaba a asomarse. Una de ellas, armándose de valor se acerca a tantear el umbral. La luz dejó ver que la gran piedra que ellas mismas habían visto cómo se colocaba dos días antes, estaba al lado. Trataron de buscar alrededor alguna respuesta, una explicación a lo que estaba sucediendo: ¿quién?, ¿cómo?, ¿por qué? Cualquier suposición era válida: quizás los judíos habían robado a Jesús, quizás la sepultura les parecía demasiado para un ajusticiado y el cuerpo de Jesús lo habían arrojado a la fosa común; o, a lo mejor, los mismos romanos lo habían hecho. Pero también era válido pensar: ¿Qué pasa si Jesús sigue descansando ahí adentro? ¿Entrar o no entrar? El amanecer continuaba, ¿cómo regresar y contar lo que habían visto? Era necesario saber si estaba o no el cuerpo de Jesús. Al entrar la luz del sol, se decidieron a entrar. Al principio no se veía nada; sin embargo, otra sorpresa vuelve a ocurrir: un joven vestido de blanco se encontraba sentado en el interior, junto a la sábana que había cubierto a Jesús: «No os asustéis. El que buscáis no está aquí: ha resucitado. ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? ¿No recordáis lo que dijo en Galilea, que sería entregado a los pecadores y resucitaría al tercer día? Id y decid a sus hermanos que Jesús ha resucitado y que pronto volverán a verle» (Evangelio según san Juan). Hoy debería ser el día más especial de todas las fiestas y tradiciones cristianas, más que la misma Navidad. Celebramos la Pascua, el paso de la muerte del pecado a la vida, el paso a la amistad con Dios. Hoy debería ser la fiesta más relevante, el día que distingue a Jesús el Cristo como el Hijo de Dios, el Hijo que ha resucitado.

de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos. A estos emigrantes forzosos, les ayuda a que encuentren en todas partes hermanos, que compartan con ellos el pan y la esperanza en el camino común. Que en los momentos más complejos y dramáticos de los pueblos, el Señor Resucitado guíe los pasos de quien busca la justicia y la paz; y done a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de las armas.

Palabras del Papa Francisco en su mensaje Urbi et orbi de la Pascua de 2017


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El Observador de la actualidad/página 6

La película «más grande de la historia» Será sobre la resurrección del Señor, y en ella trabajan Mel Gibson, director de la obra cinematográfica La Pasión, y Jim Caviezel, el actor que interpretó a Jesucristo

EL SEPULCRO VACÍO

H

ace dos años el actor cineasta australiano Mel Gibson, director de La Pasión —sin duda la película más impresionante y conmovedora que se ha hecho sobre el sacrificio de Jesucristo—, informó que filmaría una nueva cinta, ahora dedicada a Jesucristo resucitado.

Mira el sepulcro vacío y participa en la escena junto a todos los que han ido: con María Magdalena, con aquellos que han corrido por el testimonio de ella, a ver lo que ha sucedido mientras dormía la tierra.

A finales de agosto de 2016, en una entrevista que le hizo el pastor protestante Greg Laurie, Mel Gibson dijo que se llamará Resurrection [Resurrección]. «Por supuesto —agregó—, se trata de un tema muy grande que debe ser bien estudiado porque no queremos hacer una simple representación del mismo». También indicó que Randall Wallace, guionista de Braveheart («Corazón valiente»), la cinta ganadora del Oscar 1995 a la mejor película, era el encargado de escribir el libreto. La publicación USA Today indicó que Mel Gibson había expresado al referirse a la futura cinta Resurrection: «Oh, Dios mío. Estamos tratando de crear esto de una manera cinematográfica convincente y esclarecedora para que brille nueva luz, si es posible, sin crear algo extraño». Ese mismo año, en una entrevista posterior, concedida al presentador televisivo Stephen Colbert, Gibson reconoció sobre su proyecto: «Tardaremos en sacarlo a la luz unos tres años porque es un tema enorme». Sin embargo, no había planes firmes para el calendario de producción de la película.

fiernos». Y agregó: « ¿Qué pasó en esos tres días? No estoy seguro, pero merece la pena pensar en ello. Hace que tu imaginación se ponga en marcha».

Ya en 2018 saltó a la prensa la información de que Jim Caviezel, el protagonista en La Pasión, repetirá el papel de Jesucristo.

Preguntado por Colbert sobre si habría villanos en la nueva cinta, el cineasta Gibson soltó esta posible pista: «Están en otro reino. Cristo descendió a los in-

Entrevistado este actor el pasado mes de enero, dijo que la película «será la más grande de la historia. Es así de buena». Dado que el guión de La Pasión se basó —además de en los Evangelios— en testimonios de místicos, como los de la beata Ana Catalina Emmerick y la venerable María de Jesús de Ágreda, cabe la posibilidad de que Mel Gibson y Randall Wallace recurran a fuentes cristianas como éstas para enriquecer la historia que van a contar.

Solo él es el testigo, testigo mudo de piedra, del hecho definitivo que anuncia una nueva era. Fíjate cómo el asombro va dando paso a la fe, cómo del miedo más hondo pasan al valor más fiel; aquello lo cambia todo, aunque les cuesta entender, hasta que no ven sus ojos al Amigo que se fue: hoy ven un cuerpo glorioso al que vieron padecer, que aparece victorioso tras una muerte cruel.

José García Velázquez


en

El Observador

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EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD

Aquella Vigilia Pascual Mi encuentro más real con un Cristo que pasa de la muerte a la vida POR MANUEL BRU

T

e cuento una experiencia personal de hace veintiséis años. Tarde de Sábado Santo. Yo aún era diácono. En Aranjuez conocí a Miguel, un adolescente en riesgo social extremo. Lo primero que pensé cuando vino Miguel aquella tarde no fue en él, sino en mí, en el poco tiempo que tenía para ultimar todas las cosas de la Vigilia Pascual, y ni siquiera me extrañó al principio que estuviese tan callado. En ese momento, sin venir a cuento, empezó a llorar.

Dejé todo mangas por hombro, y me lo llevé a la calle, su terreno, donde sabía que estaría más a gusto, y no hizo falta mediar palabra para que Miguel, entre sollozos, comenzase a hablar. Su padre había llegado por fin de la cárcel. Para Miguel su padre lo era todo, porque no tenía nada, ni una ilusión por su futuro, ni la

estabilidad de una familia mínimamente asentada, ni un proyecto, ni disciplina, sólo algún que otro amigo, con problemas similares a los suyos. Pero su padre había vuelto y Miguel se empezaba a despertar del sueño. La vida en casa había cambiado, porque su padre no había cambiado. Era tan grande su confusión, su desesperación, que daba la impresión de que ya no sonreiría jamás. Lo que me contaba era terrible. Pero más terrible

aún era su mirada, que se clavaba en mis ojos. Era como si el mundo entero me estuviese mirando y hablando a través de Miguel. Por eso, gracias a Dios, yo sólo fui capaz de parar, callar y escuchar. Yo aquella noche aprendí a escuchar. Hasta pudo desahogarse descargando sobre mi sus puños electrizados por la rabia. Poco a poco se fue serenando. Al menos alguien le escuchaba, le quería, le entendía, y recibía, en silencio, los hachazos de su alma.

Yo no estaba en el templo orando a la luz de una vela y a la escucha de las lecturas que recorren la historia de la salvación, pero estaba allí, a la luz de las farolas de la calle, ante aquel crucificado vivo, que me contaba la corta historia de sus trece años, una historia que debía tener mucho que ver con la historia de la salvación, que debía ser también una compleja y misteriosa historia de salvación, que debía contar también, tal vez a

través de aquellos sollozos de Miguel, con el llanto, con el grito, con la llamada del Padre Eterno, que sufre con el sufrimiento de sus hijos, y que en el misterio de ese dolor, abre la puerta de la esperanza de todos sus hijos, de todos sus amados y pequeños y pobres hijos como Miguel. Verdaderamente aquella fue mi pascua más auténtica; aquella mirada, mi encuentro más real con un Cristo que pasa de la muerte a la vida.

Caminos para conservar la fe en Pascua

G

retchen R. Crowe, del consejo de editores del semanario estadounidense Our Sunday Visitor, ha escrito un artículo de reflexión en el que explora nueve vías para aprovechar las semanas que restan de la Pascua. Tras las seis semanas de penitencia en la Cuaresma, vienen ocho semanas de Pascua en las cuales, tras la Resurrección de Cristo, pueden ser vividas en la inmensa alegría de la fe. He aquí los caminos que encuentra Crowe:

Sé alegre. ¡Cristo ha resucitado! Acércate a todas las cosas durante la siguientes semanas con un espíritu de alegría y gratitud.

Aumenta el tiempo de calidad con la familia. Hazte un tiempo especial para ese ser especial. Haz con él/ella una cita y deja tus aparatos electrónicos en casa. Juega con los niños fuera. Recen juntos.

ALETEIA

Vive con alegría las 8 semanas de Pascua tras la resurrección de Cristo

Mantén las devociones espirituales. Continúa construyendo una relación con Dios en la oración. Reza el Rosario al menos dos veces a la semana. Integra la Liturgia de las Horas en tu rutina diaria. Acude diariamente a Misa.

Sigue la fe. Agrega, al menos, cinco nuevas voces católicas a tu Facebook y Twitter para que te ayuden a conservar la fe en la rutina diaria de revisar tus contactos.

Da.

Haz una donación a tu obra de caridad favorita, recordando que las necesidades de esta obra no se terminaron en el tiempo de dar limosna de la Cuaresma.

Celebra. Decora tu casa para Pascua, disfruta una comida especial cada domingo de este tiempo litúrgico.

Vuélvete hacia el Espíritu Santo. En los nueve días anteriores a la fiesta de Pentecostés, reza la novena al Espíritu Santo, pidiendo que aumenten en ti los Siete Dones de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad.

Sé amigo de un santo. De santa Rita a santa Rosa Venerini, muchos son los santas y santos honrados por la Iglesia. Y claro, están los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, canonizados un 27 de abril… Hay que pedirle a cada uno de los santos que recen por nosotros.


en

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1 de abril de 2018/ AÑO 23, No. 1186

Frutos de Pascua: Madeleine Delbrêl La conversión de una importante escritora francesa, por el obispo de San Feliu de Llobregat

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nos de los frutos de la Pascua, quizá el más cercano a nosotros sea el de aquella gran mujer que fue Madeleine Delbrêl. Es, además, el testimonio más rico en contrastes y el más sugerente. Nació el 24 de octubre de 1904 en Mussidan, Francia, y murió el 13 de octubre de 1964. No recibió de su familia ninguna educación religiosa. Toda su vida se vio dominada por una gran inquietud social, que le llevaba constantemente a preguntarse cómo cambiar el mundo y cómo superar tanta injusticia. Estudió Filosofía y Letras en la Sorbona adentrándose en los ambientes intelectuales de París. Al descubrir la tremenda incoherencia del mundo que le rodeaba, pierde la débil fe que tenía: según sus palabras, gritó «Dios ha muerto, viva la muerte». Se enamoró de un compañero de estudios, J. Maydieu, que al cabo de un año le deja para entrar en el noviciado de los dominicos. Este abandono, la enfermedad de su padre que acaba ciego, el trabajo ímprobo de su madre para salir adelante, provocan en ella el ansia de «una verdad», que le permitiera seguir viviendo con sentido y esperanza. Busca en el cristianismo y, contra toda previsión, queda entusiasmada con santa Teresa de Ávila. Se compromete a seguir el consejo de la santa: buscar la verdad «orando de rodillas cinco minutos cada día». En un diálogo con jóvenes estudiantes confesará: «quedé deslumbrada por Dios y sigo estándolo». Este hallazgo, a sus veinte años, fue determinante en su vida. Es inevitable la pregunta: ¿cómo pudo una joven, tan volcada sobre la cultura moderna y la cuestión social, sintonizar con el pensamiento de una mística del siglo XVI, como santa Teresa? ¿Qué halló en ella? Justamente hace unos meses las Carmelitas

POR MONSEÑOR AGUSTÍN CORTÉS

Descalzas de Puçol han publicado su último libro divulgativo de las obras de la santa, Amor con amor. Páginas escogidas de Las Moradas de Teresa de Jesús. Como es sabido, Las Moradas, también llamado El castillo interior, viene a ser una exposición, a base de sugerentes imágenes, del camino seguido por la experiencia de oración de la autora; por tanto, también el camino o el viaje del amor y del descubrimiento del propio «yo» en el Espíritu. El interés de la pregunta sobre Madeleine Delbrêl y santa Teresa estriba en que están en juego dos grandes cuestiones, relacionadas entre sí: ¿en qué consiste la oración auténticamente cristiana?; ¿cómo la podemos discernir? Por otra parte, ¿qué relación tiene la oración cristiana con el com-

promiso y la acción social?; ¿no son en la Iglesia unos los que oran y otros los que se comprometen socialmente? Madeleine Delbrêl encontró en santa Teresa el secreto de la verdadera oración. La santa viene a decir que la oración en el Espíritu no es propiamente una elevación hacia arriba, lejos de la tierra, ni tampoco una mirada hacia abajo, como un recurso para cambiar el mundo, sino un movimiento en profundidad: la experiencia radical de amor, desde la profundidad de nuestro ser. Hace falta por tanto andar un camino que nos permita simultáneamente aprender a amar (dejarse amar) y alcanzar ese lugar más profundo y personal, la morada más íntima, el corazón que diría san Agustín, desde el cual hacerlo. En ese lugar,

donde más sentimos la necesidad de amar y ser amados, hallamos al Dios de Jesucristo. Y es en ese lugar donde, unidos a Jesucristo, descubrimos el mundo concreto, con todas sus bellezas y fealdades, sus luces y sus contradicciones, sus logros y sus sufrimientos.

En su libro Ville marxiste Madeleine escribió: (Teresa de Jesús me enseñó que) «Podemos amar a Dios como amamos a una persona. Esta verdad, recibida gratuitamente, la debo dar también gratuitamente: se la debo a Dios, que me la ha dado; se la debo a los hombres, que me la han mostrado. El amor apostólico es una obra de justicia»

El cardenal Veuillot, que había seguido de cerca la trayectoria de Madeleine Delbrêl, lamentaba en su cama del hospital no haber podido cumplir su promesa de prologar su libro La alegría de creer, pero aún pudo dictar a modo de agradecimiento este mensaje:

«El secreto de la vida de Madeleine es una unión tal con Jesucristo que le permitía todas las audacias y todas las libertades. Por eso su caridad pudo hacerse concreta y eficaz para todos los hombres».


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¿Sabemos discernir? El tiempo en el que vivimos nos exige desarrollar una profunda capacidad para discernir

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iscernir significa distinguir por medio del intelecto una cosa de otra o varias cosas entre ellas. Llega un momento de la vida en que todos debemos discernir sobre nuestro futuro, sobre lo que queremos ser y en dónde queremos estar.

Es tanta la información que se recibe, que llega a aturdir. Hay exigencias por ser los mejores, por destacar, por ser diferente, por ser uno mismo, por alcanzar los sueños y las metas y nos olvidamos de escuchar lo que nos dice el Señor. El Papa Francisco nos dice que «de todo lo que oímos, de todo lo que nos llega, tenemos que aprender a distinguir lo que nos pide Cristo. Para eso es necesaria una buena formación basada en el discernimiento de la voz del Señor». «La Iglesia hoy necesita crecer en la capacidad de discernimiento espiritual. Hay muchas maneras de emplear bien la vida poniéndola al servicio de los ideales humanos y cristianos. Fuimos creados por Dios por amor y para amar. Necesitamos ‘leer

desde dentro’ lo que el Señor nos pide, para vivir en el amor y ser continuadores de esta su misión de amor». El tiempo en el que vivimos nos exige desarrollar una profunda capacidad para discernir… Discernir, de entre todas las voces, cuál es la voz del Señor, cuál es la voz de Él que nos conduce a la Resurrección, a la Vida, y la voz que nos libra de caer en la «cultura de la muerte». El trabajo de todos debe ser en la formación del discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario. Cuanto más cerca estemos de Dios, cuanto más llenos estemos del Espíritu Santo, será más fácil vivir en Dios y saber lo que nos conviene. ¿Qué nos conviene de verdad? ¿Este camino o el otro? ¿Esta elección o una distinta? ¿Perder la vida que llevo o conservarla hasta el final? ¿Retener o dejar ir? ¿Un nuevo trabajo o el que tengo? ¿Salud siempre o una enfermedad que me haga más fuerte y humilde? ¿Tener cerca a los que quiero o dejar que se alejen? ¿Amar sin esperar nada a cambio o esperar recibir siempre algo por mi entrega? A lo mejor podemos confundirnos cuando pedimos. Necesito la voz de Dios y al Espíritu Santo en nuestra alma, más dentro. Para que no se confundan las emociones. Para que no nos dejemos llevar por los apegos, por las necesidades momentáneas. Redacción


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Cinco acciones para celebrar la Pascua

Por Mary Velázquez Dorantes Twitter: @mary_dts

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o existe nada más enriquecedor para el alma de un cristiano que celebrar la Pascua de Resurrección. Muchas familias tienen un periodo de descanso en la primera semana de Pascua, por lo que te presentamos 5 acciones para celebrarla:

1

TIEMPO FAMILIAR

Frases como «estoy aburrido», «no sé qué hacer», «qué tedio» no se aceptan en el tiempo pascual; si tienes la oportunidad de estar en casa con tu familia es momento de escuchar y conversar todos juntos. Existe una serie de actividades que pueden ayudar a fortalecer los lazos entre padres e hijos: jugar o pasar una tarde de cine juntos es una forma de celebración. Actualmente los tiempos laborales y la velocidad del mundo impiden el tiempo de calidad con la familia. Escoge momentos específicos para conocer los sueños y metas de cada miembro del hogar; pregúnten-

se cuáles son sus planes a futuro o con qué sueñan.

Esto es una forma de acercamiento que sensibilizará los hogares. Preparen una comida juntos, salgan en bicicleta, dibujen, pero también realicen las labores de casa con gusto. Busca espacios para los demás y comparte con ellos el gran momento de la Resurrección.

2

ESCRIBE UNA CARTA DE AGRADECIMIENTO

Tomate un tiempo en solitario y redacta una carta de agradecimientos por todo aquello que Dios te ha dado, pero también agradece todo aquello que se ha ido. Es importante reflexionar sobre todo lo que se tiene, agradecer cada una de las situaciones que se viven a diario. Examinar los momentos cotidianos, observar a las personas que están a nuestro lado. La puedes redactar en forma de

conversación con Dios o a través de una lluvia de ideas. Lo importante es tomar conciencia de todo aquello que nos rodea y saber dar gracias por lo que se tiene y no se tiene. Puedes guardarla o compartirla con un amigo o familiar, el hecho más importante es saber agradecer.

3

TARDE DE CINE CATÓLICO

Escoge una cinta católica que puedas ver con calma, reflexiona sobre la vida de los santos, los mensajes cristianos, disfruta de un cine de valores y lejos de la violencia. Una película con valores católicos revitaliza el espíritu, conforta los problemas, combate los miedos, te desconecta del ruido del mundo, es una fuente de autoayuda.

4

SÉ SOLIDARIO

No necesitas estar en una ONG para ser solidario. Puedes comenzar desde casa, en tu calle, en tu comunidad, en tu parroquia; las acciones solidarias te ayudarán a sentir la misericordia de Dios. Puedes ofrecer un tiempo con algún enfermo, adulto de la tercera edad, una familia humilde; quizás puedas donar algún objeto o preparar un platillo para compartirlo.

La Pascua es también el encuentro con el otro, no sólo sucede en una fecha específica. La solidaridad inicia cuando damos con gusto, no se requieren grandes labores sociales para ser solidario. Comienza con actos pequeños pero que signifiquen mucho.

5

REFLEXIONA EL MILAGRO DE LA RESURRECCIÓN

Escoge un momento del día y un lugar. Puedes visitar un templo o en tu propia habitación para reflexionar el milagro de la Resurrección. Inicia una oración, lee el evangelio de la Resurrección, lee un libro de meditaciones y piensa en cuán importante es el gran regalo de la Resurrección de Jesús. Graba en tu mente y corazón cómo Dios brinda la vida eterna. Regala un momento de silencio, escucha una alabanza, medita con el Rosario, pero, sobre todo, agradece a Dios lo que ha hecho por la humanidad.


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DESDE VENEZUELA Y POR LAS REDES SOCIALES...

Encuentra espacios

para abrir paso a la vida El padre Víctor Salomón, férreo defensor de la vida, después de años de servicio en Estados Unidos, laborando también en la televisora EWTN, ahora defiende la vida desde Venezuela y por las redes sociales.

VÍCTOR SALOMÓN

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Por Chucho Picón

l padre Víctor Salomón, originario de Venezuela, nunca imaginó que en sus inicios como sacerdote sería enviado a servir a Estados Unidos, y que ahí conocería parte de su vocación: la defensa de la vida. Nunca imaginó conocer el horror del aborto; pero las estadísticas le mostraban el genocidio por el cual cientos de miles de bebés eran eliminados.

Tampoco imaginó que regresaría después de años a Venezuela, en un profundo momento de caos social, político y económico. Nunca imaginó que, después de vivir el «sueño americano», de alguna forma regresaría a la pesadilla social que se vive en su patria; pero eso no lo ha intimidado, al contrario, lo motiva a servir a su pueblo y a los más desprotegidos. El padre Víctor Salomón, conocido por conducir el famoso programa de «Sacerdotes por la Vida», en EWTN, ya no está más en la programación de esta televisora; pero ahora, con escasos recursos y con mucha creatividad, lucha desde su casa y desde Facebook por salvar a los bebés en el vientre materno: entre el limitado e inestable internet de Venezuela, cada semana tiene el padre Víctor sus Facebook Live; y ahora se está volviendo referente en las redes sociales por sus videos en vivo, en los que habla de varios temas, pero, sobre

► 9 años de servir en

Estados Unidos en Washington ► Fue conductor del programa «Sacerdotes por la Vida», de EWTN ► Facebook: PVictor Salomon

todo, promoviendo la vida. Su principal proyecto es seguir con la página de defiendelavida.org, en la cual comparte testimonios, fotos y videos. «Esta página es una herramienta multidisciplinaria para la defensa de la vida, donde pueden encontrar información y contenido para seguir con la lucha provida; también pueden encontrar información para la sanación post-aborto». Hablando un poco de su paso por Estados Unidos, el padre Víctor Salomón comparte que lo más impactante que vivió fue la profunda indiferencia que se vive en la Iglesia católica, tanto entre sacerdotes como en laicos, entre

los anglos y los hispanos, ante la realidad del aborto; tanto que muchos que abortan no lo consideran ni delito, ni pecado, y después de un aborto se presentan el domingo a Misa y comulgan. «La cultura de la muerte ha echado raíces: hay sectores de cristianos católicos que aceptan el aborto; es una normalización del pecado social del aborto, que se ha hecho cultura; el aborto no les parece incongruente ni incoherente. Esto me hizo sufrir mucho». Recuerda los rostros de los hispanos cuando conocían la verdad sobre el aborto y la defensa de la vida; él dice que es necesario que exista alguien que

hable fuerte sobre esto, que hace falta que se siga denunciando esta realidad, pues muchas de las consecuencias del aborto se deben al silencio. «La cultura de la muerte, la normalización del mal, ha ido penetrando a los hispanos de la segunda y tercera generación: de los 3 mil bebés que son abortados a diario, 700 bebés son de madres hispanas».

«Mi sueño es que en todas las diócesis y parroquias en el mundo se apoye la financiación y creación de centros de ayuda para la mujer que esté en riesgo de abortar, donde tenga toda la atención integral que necesita».


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San Pablo, o el encuentro con Cristo Por Jose Ignacio Munilla Obispo de San Sebastián (España)

FICHA TÉCNICA

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DIRECTOR: Andrew Hyatt REPARTO: James Faulkner, Joanne Whalley, Jim Caviezel AÑO: 218 PAÍS: Estados Unidos GÉNERO: Histórico

cabo de ver la película Pablo, Apóstol de Cristo, realizada por Affirm Films y dirigida por Andrew Hyatt. Pienso que es una película en la que confluyen distintos aspectos argumentales:

1

El drama de la persecución de los primeros cristianos:

Es el aspecto más evidente del film, hasta el punto de convertirse en un bello homenaje a los cristianos perseguidos de todos los tiempos.

2

Aproximación a las Cartas de san Pablo:

El diálogo central de la película tiene lugar entre Pablo y Lucas, el evangelista; y es el marco a través del cual se le introduce al espectador en numerosos pasajes de los textos paulinos. Estamos ante una película que suscita el deseo de acercarse personalmente a la lectura de las Cartas de san Pablo. Solo por ello, merece la pena el esfuerzo realizado.

3

Invitación al encuentro con Cristo:

Quizás sea el aspecto menos evidente de la película; pero, en mi opinión, el más importante. En la persecución suscitada por Nerón tras el incendio de Roma, y una vez que san Pablo ha

sido apresado y está a la espera de ser ejecutado, los cristianos se encuentran desconcertados y suspiran por un liderazgo. La presencia de Lucas es un alivio, pero no una solución, ya que este evangelista no había conocido personalmente a Jesucristo… En efecto, la primera comunidad cristiana de Roma buscaba el consejo y la guía de Pablo; porque, a diferencia de ellos, él sí que había tenido un encuentro personal con Jesucristo. Lucas es enviado a la cárcel a pedir consejo a Pablo sobre qué debe de hacer la comunidad cristiana que vive

en la clandestinidad. Confían en que Pablo, el hombre que se encontró con Cristo, tendrá una palabra oportuna de discernimiento sobre cómo proceder. La sorpresa es que Pablo no les dice lo que deben hacer, sino que les invita a discernir desde el encuentro personal con Jesucristo. De esta forma, Pablo, el hombre al que Cristo salió al encuentro, se convierte en el guía hacia el encuentro personal con Jesucristo al que estamos llamados todos los cristianos. Ciertamente, es una película muy recomendable, plenamente fiel a la figura de san Pablo.

La resurrección del corazón Por Angelo De Simone

"

…y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también la fe de ustedes… y si Cristo no ha resucitado, la fe de ustedes es falsa; todavía están en sus pecados. Entonces también los que han dormido (han muerto) en Cristo están perdidos. Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima», 1 Corintios 15:14, 17-19. Muchas veces, viendo las celebraciones de la resurrección del Señor, me hago esta pregunta: ¿Realmente nuestro corazón esta preparado para una resurrección? Quizás la respuesta es obvia, pero es necesario pasar por un proceso de cruz para encontrarnos con esta gracia santificante.

Es común ver en las calles el desánimo del corazón, una eutanasia que le aplicamos a nuestros hermanos, pero en especial a nuestro órgano vital. Es un estado de ausencia de energía, de desesperanza, de refriado espiritual, donde la temperatura alcanza los 40 grados de apatía, un deseo de que todo acabe, una clara manifestación de una posible muerte del corazón. Apagados en el espíritu, muertos en vida, nos preguntamos cómo los discípulos de Emaús, ¿dónde está aquel que iba a resucitar? Y cabizbajos regresamos a casa sin ninguna esperanza. Pero, sin darnos cuenta, la esperanza plena, la vida eterna, nos acompaña en nuestro caminar. Ya no hay por qué sentirse desanimados, es el tiempo de la alegría, el Señor esta con nosotros y lo reconocimos al partir el Pan. Nuestro hermano es la muestra clara

de la presencia de Cristo en nuestras vidas, ¡HA RESUCITADO! En cada uno de nuestros hermanos, en cada corazón oprimido que encuentra la libertad en Aquel que ha muerto para salvarnos. Debemos recordar constantemente que los cristianos tenemos una esperanza tremenda porque nuestros pecados han sido borrados y somos justificados delante de Dios. Hemos pasado el puente del mal, de ser enemigos de Dios a la tierra de gracia, a la de hijos perdonados por Dios con una herencia eterna que nadie puede quitar. Hermano, alégrate, ¡CRISTO HA RESUCITADO! No pierdas el regalo increíble que Dios nos ofrece en Cristo: ¡cree en Jesús hoy! «Jesús le contestó: ‘Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás'. ¿Crees esto?», Juan 11:25-26.

Por cierto, es llamativa la cantidad de producciones cinematográficas de temática religiosa que están viendo la luz en el momento presente. ¿Será acaso un indicio de que el fenómeno de la secularización no consigue ahogar el sentimiento religioso del hombre contemporáneo? Lástima que alguna de las películas producidas diste mucho de la fidelidad al mensaje evangélico, como es el caso de la María Magdalena.


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Un rabino, sobre la convergencia entre la Pascua judía y la cristiana En nuestro compromiso por llevar una vida centrada en Dios, todos debemos hacernos cada día una pregunta POR RABINO DANIEL COHEN

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os impactó la entrevista al Rabino Daniel Cohen, autor del libro What Will They Say About You When You’re Gone?, en la que le pedimos que nos compartiera algunos pensamientos sobre este tiempo santo, en que se celebra tanto la Pascua judía como la cristiana.

El mundo necesita esperanza y amor. Tanto el judaísmo como el cristianismo buscan elevar e inspirar a cada ser humano hacia la vida sobrenatural.

Sobre la estela de la convergencia entre la Pascua judía y la cristiana, teniendo en cuenta el mensaje de la vida incondicional de Dios, oramos para que nuestros principios compartidos puedan inspirar nuestra vida.

La fiesta de la Pascua cristiana sigue un periodo de 40 días y el Yom Kippur, el Día de la Expiación, sigue un periodo de 40 días, cada uno de los cuales representa una oportunidad de transformación personal.

Las dinámicas para obtener el perdón son radicalmente distintas, pero ambas hablan a la llama divina en la humanidad y a nuestra capacidad de rectificar nuestros caminos y renovar nuestra vida espiritual. Cada mañana afirmamos que Dios nos ama y que cree en nuestra capacidad de ser santos y realizar nuestro potencial divino. Nunca tires la toalla contigo mismo. Todos estamos programados para la grandeza. En nuestro compromiso por llevar una vida centrada en Dios, todos debemos hacernos cada día una pregunta: ¿vivimos para nuestra gloria, o para la gloria de Dios? Usando las palabras del pastor Greg Doll, mi co-conductor en la radio, hay una Persona que cada día ve nuestras acciones. El principio de la misma ley judía afirma, de manera clara y firme, este principio. Recorde-

mos que Dios siempre está frente a nosotros, en lo privado y en lo público. Finalmente, nosotros, personas de fe, dedicamos todo lo que somos para reparar el mundo, hecho pedazos. Nuestra misión es construir una sociedad basada en el amor de Dios, en el amor al prójimo y en el amor al extranjero. No hay causa más noble y santa que luchar por los derechos humanos, por la dignidad, por el respeto y por la igualdad. Tenemos que construir una comunidad consciente. Cada uno de nosotros debe hacer oír su propia voz y luchar para que todas las religiones vivan sin miedo. Tenemos que trabajar junto a todas las comunidades religiosas para unir nuestras voces contra cualquier forma de racismo, y tomar una postura frente al mal que amenaza nuestro mundo. Citando al rabino Jonathan

Sacks: «El gran desafío de las religiones en esta era global es lograr hacerse espacio unos a otros, reconociendo la imagen de Dios en quien no es igual a nosotros». En cuanto portadores de esta misión, nuestras comunidades de fe están llamadas no solo a combatir la oscuridad, sino también a llevar luz. Cada uno de nosotros es un agente moral, y en esto reside nuestra dignidad única de seres humanos; estamos obligados a llevar el Cielo a la Tierra. Dios nos promete que, si abrazamos nuestra misión, unidos alrededor de los valores compartidos, seremos reforzados en nuestra tarea cada día. Como afirma el profeta Isaías: «Los que esperan en Yahveh, Él les renovará el vigor, subirán con alas como de águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse». (Is 40,31).


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Siete actividades para disfrutar en familia Una expedición botánica, dormir en una tienda de campaña, preparar una receta... LAFAMILIA.INFO

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i hay algo que añoramos de la infancia es el tiempo de vacaciones. Eran momentos únicos que vivíamos en familia y disfrutábamos de las pequeñas cosas; no necesitábamos de juegos sofisticados ni de un hotel cinco estrellas para pasarla bien. Sería maravilloso que nuestros hijos, cuando crezcan, tengan el mismo sentimiento de añoro de las vacaciones, por eso es importante que les enseñemos a disfrutar de las «pequeñas» grandes cosas que componen la vida y por un momento olvidemos la tecnología y demás avances del «mundo moderno» para disfrutar lo bello y lo simple. ¡Así que manos a la obra!, demuéstrale a tus hijos que la vida está más allá de un «like», un nuevo «amigo» en Facebook, y de un videojuego. Estas son algunas actividades que debes vivir con tus hijos en estas vacaciones:

1. Emprende una expedición botánica Los niños son observadores por excelencia pero hay que fomentarles esa capacidad de asombro; por eso emprende una expedición botánica a través de algo tan simple como una caminata en el campo o en el jardín botánico de la ciudad, ¡jamás lo olvidarán!

2. Rescata los juegos de mesa Lo mejor de los juegos de mesa es que hay algunos para todas las edades y son la mejor opción cuando el clima no permite salir de casa. Seguramente tienes varios de estos juegos guardados, así que atrévete a rescatarlos y pasa un maravilloso rato en familia.

3. Una tienda de campaña bajo las estrellas Los niños adoran hacer tiendas, carpas o pequeños campamentos. Si tienes la posibilidad de hacerlo en el campo o al aire libre, mucho mejor, pero tampoco limites la imaginación; en casa también lo puedes hacer y los niños lo amarán.

4. Déjalos crear Usando elementos que tenemos en casa podemos crear cosas asombrosas; hay miles de ideas, muchísimas manualidades para las vacaciones.

5. Juega en la arena Si vas a la playa, disfruta con tus pequeños en la arena; que coleccionen caracoles de todos los tamaños y hagan un grandioso castillo e inventen historias de príncipes y princesas.

6. Prepara una rica receta familiar Las abuelas tienen recetas que han pasado de generación en generación; aprovecha una de ellas para enseñarla a tus hijos y divertirse en grande.

7. ¡Y que no falte un picnic! Disfrutar de la naturaleza no tiene precio, así que prepara junto a los pequeños unos deliciosos sándwich y vete al parque con ellos. Pueden llevar la bici, los patines o lo que cada quien quiera para pasar una tarde al aire libre. Este siempre será un plan muy divertido. Estos son los momentos que alimentan el alma y las relaciones; además, son una forma de educar jugando. Hay muchas más ideas, estas son sólo algunas que te propone LaFamilia.info para que vivas unas vacaciones diferentes y ¡queden para siempre en la memoria de tus hijos!


PUNTO DE VISTA

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TRIPAS DE FRAILE

El Observador de la actualidad/página 15

Agenda Internacional Georg Eickhoff

Tomás de Híjar Ornelas, Pbro.

Ante la educación que ha perdido el sabor

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El pacto educativo entre la escuela, la familia y los jóvenes, está roto. Hay que reconstruir ese pacto, lo cual supone implicar a la familia. Papa Francisco

DIRECTORIO

ingún proyecto social ha recibido del Papa Francisco un respaldo tan amplio como el de las Escuelas para el Encuentro, oficialmente denominadas Scholas Occurrentes, proyecto educativo que encabeza José María del Corral, también fundador y primer director del profesorado arquidiocesano de Ciencias Religiosas y Formación Ética en Buenos Aires. Este profesor universitario de Teología, egresado de la Universidad Católica Argentina, junto con Enrique Palmeyro consiguió formar una red de «escuelas de vecinos» o de escuelas de barrio bajo la convicción, que hace suya Francisco, «de que los jóvenes necesitan comunicar entre ellos, necesitan mostrar y compartir sus valores. Los jóvenes, hoy, necesitan tres pilares fundamentales: instrucción, deporte y cultura». Bajo dicha premisa las Scholas Occurrentes en el mundo del 2013 a nuestros días son más de cuatrocientas mil, presentes en unos ochenta países de los cinco continentes y desde el año 2015, por deseo del Santo Padre, ostentan el título de «pía fundación» de derecho pontificio. Lo más singular del caso es que las Scholas Occurrentes no son entidades educativas confesionales ni usan como argumento justificativo la fe católica sino la integración social y la cultura del encuentro a través del fomento de la tecnología, el arte y el deporte; luego, a decir de José María del Corral, no se trata de «una nueva forma de educación» sino de devolverle a ésta el sabor que ha perdido: «la educación con sabor se llama sabiduría» y «los jóvenes no piden colgar títulos en la pared, sino aprender a vivir», dice. Según él mismo, el deporte, el arte y la tecnología son ingredientes insuperables para recuperar «la antropología cristiana y transcendente en la educación».

La concepción de las Scholas Occurrentes se remonta al tiempo en que fue promovido al episcopado bonaerense Jorge Mario Bergoglio, S.J. (1998), el cual, apenas pudo, convocó a docentes involucrados con la pastoral juvenil para que organizaran entre jóvenes, incluyendo a no católicos, un congreso en el que se expusieron con toda llaneza los ingredientes de la educación tipo que ellos pedían: con sus valores y su talante. El arzobispo Bergoglio se propuso difundir esa experiencia a el mayor número posible de centros educativos de todos los niveles y el resultado fue sorprendente, al grado que, ya como Obispo de Roma, no tuvo empacho en lanzar la experiencia en todo el mundo, de donde nacieron, en el 2013, las Scholas Occurrentes, bajo la premisa de ser una «entidad que trabaja con comunidades educativas de diferentes titularidades y confesiones para implementar la cultura del encuentro y de la paz por medio de la educación». Es cierto que educar para la paz, la inclusión, la integración social y la formación en valores no excluye la instrucción religiosa y la educación en la fe, pero tampoco es un ingrediente intrínseco cuyo, y aun prescindiendo de él se remueve una barrera de exclusión para los que no comparten cierto credo religioso o no tienen ninguno, aunque sí apertura a los ingredientes antes dichos. Bajo esta premisa, el sucesor de Pedro incita a los bautizados a recorrer una dirección tan inédita como llena de retos, ya que implica aceptar que la educación católica convencional –incluyendo la de los Seminarios Conciliares–, ha tocado a su fin y urge reemplazarla por otra que no excluya a los estudiantes y a sus allegados en la responsabilidad, congruencia y autocrítica mínimas para educar en el encuentro.

El Observador de la actualidad

DIRECCIÓN GENERAL: Jaime Septién Crespo, DIRECCIÓN GENERAL ADJUNTA: Maité Urquiza Guzzy, PROYECTOS ESPECIALES: Francisco Septién Urquiza, ASESOR FISCAL: Miriam Orrante Santibañez, ASISTENTE DE DIRECCIÓN: Luisa Elena Septién Urquiza, ASISTENTE DE DIRECCIÓN ADJUNTA: Verónica Landaverde León.

Ártico y Antártico

E

scribo estas líneas mirando el fuego de la chimenea en mi casa paterna en Alemania, envuelto en una manta, esperando el amanecer y el calor. Esperar la Pascua es esperar la luz de la mañana y que los rayos del sol empiecen a calentar. Pascua es una fiesta de primavera. Es una fiesta con temperatura propia. Viene con sol y da vida a lo nuevo, como el calor del vientre materno. Todo ser vivo participa de esta espera del calor, porque la vida misma necesita energía, consume energía, transforma energía y produce energía y calor. Todo está conectado, la tierra con el sol y viceversa. Ahora resulta que el planeta, nuestra casa común, como dice Francisco en Laudato si´, sufre de un exceso de calor que los humanos producimos, quemando los portadores de energía que yacen en el subsuelo, produciendo el efecto invernadero. Por este efecto, el planeta tierra retiene una mayor parte del calor del sol y no lo puede devolver al espacio. Este exceso de calor causa un desequilibrio planetario. La primavera está rompiendo el ciclo de frío y calor. El sol empieza a deshelar más de la cuenta. La primavera ha dejado de dar vida para atacarla más duramente en cada ciclo anual. Se están deshelando los más antiguos glaciares en las montañas y las capas de hielo de los polos Norte y Sur. Una «eterna primavera» está amenazando al planeta: el calentamiento global que consume el hielo del Ártico

CONSEJO EDITORIAL: Mariano Azuela Güitrón, Francisco Prieto Echaso, Jorge E. Traslosheros Hernández, Padre Tomás de Hijar Ornelas, Felipe de Jesús Monroy González, Juan Carlos Moreno Romo || GERENTE DE PRODUCCIÓN Y EDICIONES: Rogelio Hernández Murillo, JEFE DE REDACCIÓN: J. Jesús García y García, EDITORES: Diana R. García Bayardo, Rubicela Muñiz Patiño, DISEÑO: Octavio Espinosa Murillo, Josué Isassi, Rosa María López REDES SOCIALES Y REPORTERO: Jesús Valladares Picón || GERENTE DE CONTRALORÍA Y ADMINISTRACIÓN: María del Carmen

y del Antártico. La «eterna primavera» que se comercializa en folletos turísticos no es una idea cristiana. La tradición judeo-cristiana piensa en ciclos y equilibrios. En ella, todo está conectado. El calor de la Pascua no tiene sentido sin el frío. La luz no tiene sentido sin la oscuridad. La Pascua judía y cristiana es parte de un ciclo, el ciclo del año que lo engloba todo y lo ordena todo. Claro que la Pascua es una revolución, la victoria definitiva de la vida sobre la muerte. Pero, como revolución, revuelve la rueda. Lo que ahora está abajo, una revolución más tarde, está arriba. Este ciclo es la vida misma, un cambio constante, un incesante tender de lo uno hacia lo otro. El calentamiento global produce un calor que no empieza la vida como el sol de la mañana y el calor de la Pascua, sino una energía desequilibrada que quema y termina. Nunca hubo menos hielo en el Ártico que en este invierno 2018. En cada una de las últimas décadas, la cantidad del hielo alrededor del polo Norte ha disminuido un 2.75%. En el polo opuesto, el hielo que crece en la parte oriental del Antártico no compensa la pérdida de hielo en su parte occidental. No hay duda de que la primavera es buena. Por eso, los cristianos celebran la Pascua en primavera. Celebran la primavera misma, pero como parte del ciclo anual y como expresión del orden que Dios ha puesto en todo, hasta en el cosmos pequeño que es cada persona que siente frío y calor.

Velasco Zamudio, JEFE DE OFICINA DE ADMINISTRACIÓN: Fernando Maya Solano, MENSAJERÍA: Alfonso Sánchez y Arrieta, AUXILIAR DE OFICINA: Teresita Solano Barrera || GERENTE DE VENTAS Y CIRCULACIÓN: Óscar Uresti Serrano, COORDINADOR DE PUBLICIDAD Y SUSCRIPCIONES: Patricia Verónica Flores Mosqueda, JEFE DE CIRCULACIÓN: Agustín Morales Cabello, AGENTES DE CIRCULACIÓN Y COBRANZA: Carmelo Aguillón Sánchez, Salvador González Nuñez, José Trejo Hurtado, José Guadalupe Carranza Orduña.

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PUNTO DE VISTA

1 de abril de 2018/ AÑO 23, No. 1186

El Observador de la actualidad/página 16

POR mons. MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN OBISPO EMÉRITO DE QUERÉTARO

El crucifijo: tribunal de Dios

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ientras que las multitudes aclamaban a Jesús por sus palabras y milagros, las autoridades no ocultaban su desconcierto y oposición. Se preguntaban de dónde había sacado el poder de hacer milagros, e indagaban el origen de una doctrina distinta y hasta contraria a la ley de Moisés. Pero Jesús venía a restituir a la Ley el sentido auténtico, el querido por Dios, no el que la ideología perversa de los poderosos le había impuesto.

Lo tuvieron por loco y endemoniado porque el poder ciega la mente, endurece el corazón y envilece el sentimiento hasta convertir la ley y el derecho en tormento para los débiles. Jesús es el «salvador del hombre» y el liberador de las conciencias. En la pasión de Jesús intervinieron todos los poderes: los intelectuales y juristas, los fariseos, ofrecieron los fundamentos legales para procesarlo; los sumos sacerdotes, aliados con los herodianos, aportaron el poder económico mezclado con el religioso para justificarse; los romanos proporcionaron el poderío militar para ejecutar sus planes y salvar sus intereses políticos. Todos los poderes humanos se aliaron para eliminar al justo incómodo y salvaguardar sus intereses. Jesús cura al paralítico y lo devuelve a la normalidad de la vida, porque durante 38 años nadie le había tendido la mano. Por hacerlo en sábado, deciden matarlo. A Lázaro, ya maloliente, lo resucita y comienzan a creer en él sus paisanos. Los letrados determinan matarlo para no perder adeptos. Toda acción liberadora de Jesús es correspondida con una amenaza de muerte. A esto Jesús llama perder la vida para comunicarla. Precepto supremo era para los judíos la observancia del sábado y su violación mortal. Jesús le devuelve su sentido original. Nunca deja de ser para Dios, pero a condición que sea de descanso para el hombre: «El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado», sentencia Jesús. Todo judío sabía

que el sábado había que observarlo como precepto divino: «Seis días trabajarás y el séptimo descansarás» (Cf Ex 20,8s). Esto es una gran verdad. Dios había trabajado seis días y descansó el séptimo. El hombre, su imagen, debería imitarlo por el trabajo y por el descanso. Reintegrándose en el reposo divino aparece como señor y no como esclavo de la creación. Ni de nadie más. Jesús explica quién respalda su conducta: «Mi Padre, hasta el presente, sigue trabajando, y yo también trabajo». El Hijo viene a hacer el trabajo que el Padre le encomendó, porque, después del pecado, hay que rehacer y recrear al hombre. El pecado deterioró su imagen divina y, por eso, ahora el hombre domina y explota al hombre y mata al hermano. Esto «obliga» al mismo Padre del cielo a retomar su trabajo creador y a recrear al hombre, devolviéndole su vocación de imagen de Dios.

Esta es la obra que el Padre le encomendó al «Hijo del Hombre», a Jesús. Misión de Jesús fue rehacer la imagen divina ahora menospreciada por los poderes esclavizadores y detractores de la dignidad humana. Para realizar esta obra, el Padre «no juzga a nadie, sino que da toda potestad al Hijo», precisamente porque es «el (Hijo del) Hombre levantado en alto». El Hijo de Dios hecho hombre, elevado en la Cruz, es ahora constituido Juez universal. Los dos ladrones, con solo mirar al Crucificado, recibieron su sentencia. Proteger la dignidad humana y defender los derechos del hombre está en el corazón del Evangelio. Esto nos enseña la Iglesia cuando pone el crucifijo en los altares y en los tribunales. Y la razón por la que lo han quitado.

Cada semana con Francisco Marcelo López Cambronero

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La Iglesia y los jóvenes

a transmisión de la Fe es uno de los elementos fundamentales del cristianismo, que tiene como misión llevar el Evangelio a las gentes de todos los rincones de la tierra. Hasta el siglo pasado los problemas más importantes que encontraba la evangelización eran los geográficos, porque había tierras lejanas o escondidas que todavía no habían conocido al Señor. Sin embargo, ahora nuestra principal preocupación es la comunicación de la Fe a las nuevas generaciones, que con frecuencia viven indiferentes a su vida espiritual y al mensaje de la Iglesia, a la que han abandonado como se deja un traje que ha pasado de moda, sin darle mayor importancia. El próximo sínodo ordinario de los obispos, que tendrá lugar en octubre de este año, tratará el tema: «Los jóvenes, la Fe y el discernimiento vocacional» y abordará estas dificultades. Tal y como lo ha planteado el Papa, el sínodo no va a consistir solamente en un diálogo entre los obispos, sino que también se le ha dado mucha trascendencia a escuchar a los chicos y chicas de todo el mundo que deseen aportar sus puntos de vista, opiniones o críticas. Llama la

atención que en la carta que Francisco ha dirigido a los jóvenes recuerde un dato curioso de la regla de san Benito, que aconseja siempre consultar a los monjes de menor edad antes de tomar las decisiones más importantes, porque «a menudo el Señor revela la mejor solución al más joven». Lo cierto es que el avance de la secularización viene marcado por el rechazo al discurso de la Iglesia. Muchos adolescentes no sólo no creen, sino que no quieren ni pensar en ello. Prefieren la diversión inmediata, una existencia con el mayor número de cambios y de opciones posibles, que se aleje de la rutina y que sea «intensa»… y vale de poco que nos quejemos o que recordemos que nosotros no éramos así, porque ellos sí lo son y hemos de intentar quererlos y comprenderlos como son. Por eso es tan importante escucharles. Hoy, más que nunca, hay que escuchar a los jóvenes y no agobiarlos con nuestras pretensiones, y no porque ellos no tengan mucho que aprender, sino porque nosotros también tenemos que aprender mucho sobre lo que ellos anhelan antes de mostrarles que Dios es la respuesta a su enorme deseo de una vida grande y feliz.


actualidad

1 de abril de 2018/ AÑO 23, No. 1186

El Observador de la actualidad/página 17

Salto de fe electoral La religión y lo religioso están en una esfera superior a la de la metapolítica

Por Felipe de Jesús Monroy @monroyfelipe

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ara nadie es un secreto que los candidatos del actual proceso electoral de México recurren con más frecuencia que en otras campañas a figuras y parábolas religiosas o bíblicas; es un hecho que hoy forma parte de la estrategia que los asesores de campaña recomiendan y que intentan conectar con esa gran mayoría religiosa mexicana que -por lo demás- es profundamente heterogénea.

En gran medida, el periodo llamado de «intercampaña» -donde la autoridad electoral prohíbe expresamente la divulgación de propuestas, propaganda, llamado al voto o descalificación de adversarios- orilló a los políticos a expresar diferentes discursos metapolíticos y, de entre ellos, guiños religiosos particularmente con la absoluta mayoría que profesa alguna religión de enseñanzas bíblicocristianas. Dice el proverbio que es muy mala idea cruzar un abismo en dos saltos; se hace de una vez, implicándose absolutamente para llegar a la otra orilla o, de lo contrario, se hace un salto de fe esperando que alguna fuerza sobrenatural sostenga al audaz en el vuelo y le deposite a salvo en el destino. Sin quererse mojar por entero en el tema religioso (prohibido por otro lado por las leyes mexicanas), los partidos políticos hacen saltos de fe al vacío aguardando que un milagro los conecte con esa sociedad que comparte ciertos principios morales, éticos y trascendentales. Quien lo ha expresado de manera más abierta ha sido, sin duda, Andrés Manuel López Obrador, quien afirmó: «Soy un seguidor de la vida y de la obra de Jesucristo; porque Jesucristo luchó en su tiempo por los pobres y los humildes. Entonces soy, en ese sentido, un creyente». En su actual

campaña ha coqueteado con conceptos como la amnistía (no hay que olvidar que Amnistía Internacional fue fundada por un católico converso), la constitución moral y la pérdida de valores espirituales. No es nuevo este acercamiento, el tabasqueño ha predicado amar al prójimo y ha dicho que «Jesús es amor». Su cercanía a este discurso quizá ha abierto una puerta, pequeña pero sumamente simbólica, para que predicadores, oradores, sanadores o liberadores espirituales vociferen afectadas plegarias sobre el político mientras imponen sus manos sobre su cabeza y hombros. Por su parte, José Antonio Meade también ha hecho incursiones a los lenguajes religiosos. En un evento, catequizó sobre el significado del color de las velas en la Corona de Adviento (una tradición eminentemente católica) y, durante una entrevista radiofónica, el exsecretario se comparó con el mismo Jesús. El candidato recordó que el inicio formal de las campañas (30 de marzo) es Viernes Santo y dijo al periodista: «El 30 es Crucifixión, pero yo espero que no sea la mía propia… voy a estar crucificado entre dos ladrones». Según el evangelio de San Lucas y en particular las narraciones de los llamados evangelios apócrifos, Jesús fue crucificado entre los ladrones Dimas y Gestas. Las leyes mexicanas y las electorales

son muy claras: los candidatos a puestos de elección popular no pueden recibir ningún tipo de apoyo por parte de iglesias o asociaciones religiosas y, al mismo tiempo, tampoco deben utilizar ningún símbolo religioso; pero sin duda los cuartos de guerra de los partidos en contienda hacen guiños o alocuciones anfibológicas de corte religioso para quizá hacerse de simpatizantes de cierta fe o prácticas religiosas que, por cierto, están jugando un papel muy relevante en diferentes procesos electorales. Sin embargo, esto que sucede en México es un fenómeno muy singular en el mundo, es herencia de una tortuosa historia que, lejos de apelar a la madurez ciudadana o clarificar fronteras de la conciencia social, ha provocado tanto jacobinismos trasnochados como pietismos pseudopolíticos, lo que hoy hace que tengamos ciertos lenguajes religiosos contendiendo en el proceso electoral actual y, aunque no creo que sea del todo negativo, hay que aclarar que la religión y lo religioso están en una esfera superior a la de la metapolítica, pertenecen a inmanencia de lo divino, la trascendencia del ser y la existencia de todo. He insistido que estos guiños político-religiosos, en ocasiones profundamente confusos y contradictorios, surgen como una válvula de escape al prolongado silencio que se les

impuso desde un agresivo laicismo institucionalizado. En el marco de su visita a México, Benedicto XVI fue categórico: los mexicanos padecemos una especie de esquizofrenia entre moral individual y pública: «personalmente, en la esfera individual, son católicos, creyentes, pero en la vida pública siguen otros caminos que no corresponden a los grandes valores del Evangelio».

Jugar en esa frontera de la fe y la política puede ser riesgoso porque implica que la ciudadanía no madure en la conciencia de sus muchas responsabilidades; personalmente creo que dar el gran salto a la plena libertad religiosa en México ayudaría a que en las contiendas electorales del futuro –y en otros momentos de participación cívica-, los políticos no intenten hacer malabares con espadas y que sus asesores no esperen ver milagros donde sólo caben las estratagemas.


ACTUALIDAD

1 de abril de 2018/ AÑO 23, No. 1186

EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD/PÁGINA 18

«La Paz sea con ustedes» Celebramos hoy la Pascua de Resurrección en un contexto muy particular, por el inicio de una campaña política, y en el que la sociedad respira un gran anhelo de regeneración y de paz. El saludo del Resucitado es, precisamente, expresión del deseo de que este don sea acogido por todos para ser difundido: «Paz a ustedes» (Jn 20, 21). «¿Pero, no será la paz una cuestión política? ¿Es oportuno mezclar la resurrección de Jesucristo con una causa encomendada principalmente a los gobiernos? ¿La paz se juega en el campo de los retos sociales regulados por la acción política, o no estará más determinada por la educación moral interior del ser humano, que trasciende en cierta medida a las administraciones y los gobiernos?» Es cierto que los estallidos de violencia suelen resultar predecibles a tenor del nivel de injusticia social que padezcan los pueblos. Sin embargo, existe otro factor que es el definitivamente determinante en la causa de la paz. Me refiero a la educación moral y espiritual, en la que centró Jesucristo su predicación. En esta misma línea de incomprensión de los fundamentos últimos de la paz, estamos asistiendo a la pretensión de construir los procesos de pacificación y regeneración social sobre la base de acuerdos «políticos», excluyendo o, cuando menos, mi-

nusvalorando la dimensión moral y espiritual de la realidad. Es importante caer en la cuenta de que uno de los principales obstáculos con el que nos enfrentamos a la hora de llevar adelante la construcción de la paz, es el «cómodo» olvido del principio de subsidiariedad por parte de la mayoría de la sociedad; sumado a la continua injerencia de las administraciones públicas en el ámbito familiar y en las iniciativas sociales. De este modo caminamos hacia un modelo en el que cada vez hay «más estado» y «menos sociedad»; lo que en la práctica se traduce en «más normas» y «menos conciencia». Parece como si el «estado», pretendiera construir, por su sola estrategia política, una sociedad justa y pacífica.

En nuestros días, llama poderosamente la atención la gran virulencia del debate político, cuando es un hecho constatable que los distintos partidos caminan de una forma inexorable hacia un pensamiento único, instalado en lo políticamente correcto. Se alimenta la falsa esperanza de que un hipotético vuelco político pudiera posibilitar la justicia y la paz, olvidando la existencia del «pecado original». La configuración política de los gobiernos podría cambiar, ciertamente, pero el problema es que el «hombre viejo» sigue anidando en el interior de unos y de otros. Cada uno de nosotros y de nuestras familias necesitamos una renovación espiritual, que haga posible que la política tenga «sujeto» y no solo

«objeto». De lo contrario, estamos condenados a reproducir en toda su crudeza el conocido refrán: «Los mismos perros con distintos collares». Pero, más aún, si ese «hombre viejo» que anida en cada uno de nosotros no es regenerado, el problema no será solo que estemos condenados a la impotencia para transformar nuestra patria; sino que la misma estructura política terminará por anular al hombre, a la familia, y a la misma sociedad. Recuerdo un luminoso texto de una de las encíclicas de San Juan Pablo II: «Cuando los hombres se creen en posesión del secreto de una organización social perfecta que hace imposible el mal, piensan también que pueden usar todos los medios, incluso la violencia o la mentira, para realizarla. La política se convierte entonces en una ‘religión secular’, que cree ilusoriamente que puede construir el paraíso en este mundo» (Centesimus annus, 25). El saludo del Resucitado tiene más actualidad que nunca, y son muy significativas las palabras que lo acompañan: «Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con ustedes. Como el Padre me envió, también yo los envío’» (Jn 20, 21).

¡Feliz Pascua de Resurrección! P. Ángel Luis Lorente Gutiérrez Asesor Espiritual de Ayuda a la Iglesia Necesitada. México


FAMILIA

1 de abril de 2018/ AÑO 23, No. 1186

EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD/PÁGINA 19

¡Celebremos la Pascua en familia! POR SILVIA DEL VALLE

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@TipsMama5Hijos www.tipsmama5hijos.com

a Pascua es la fiesta más grande que tenemos los católicos ya que celebramos que Jesús venció a la muerte y nos ganó el Cielo para toda la eternidad. Es así que, a partir de este momento y hasta la fiesta de Pentecostés, debemos vivir una fiesta constante. Es muy bueno que en familia también podamos vivir ese ambiente, por eso aquí están 5Tips para vivir la Pascua en familia.

PRIMERO: EXPLICA A TUS HIJOS LO QUE ES

Es importante explicarles a nuestros

hijos lo grande de esta fiesta. Y, para lograrlo, es necesario que nosotros sepamos lo que pasa a fin de poder explicarles. La Pascua es el triunfo de Jesús sobre la muerte y el pecado, es decir, celebramos que Jesús nos compró, con su sangre, la vida eterna.

SEGUNDO: HAGAN UNA COMIDA DE GALA

¡Claro! Si para Navidad organizamos una cena de gala, en la fiesta más importante que tenemos debemos organizar una comida de gala. Y la gala no debe depender de si tenemos mucho dinero o no: la gala debe estar en nuestra actitud y la disposición del corazón a festejar con respeto y con mucho gusto. Y, por qué no, pensar en ponernos nuestros mejores vestidos, como si

estuviéramos invitados a participar en un acontecimiento muy importante. Para nosotros los católicos la Pascua es la fiesta más grande que tenemos, y claro que amerita estar de fiesta.

TERCERO: COMPARTAN CON LA FAMILIA

Es la forma que tenemos de dar testimonio de la gran fiesta que hay en nuestro corazón. En nuestra familia tratamos de compartir con los abuelos y algunos tíos. Esto es una costumbre poco arraigada pero no quiere decir que tenga que seguir así, de nosotros depende ponerla en práctica. Es bueno que demos testimonio de la alegría que conlleva la resurrección de Jesús.

CUARTO: HAGAN FIESTA DURANTE 50 DÍAS

Es importante también tomar en cuenta que la Pascua no dura sólo un día. La Pascua dura 50 días y, por lo mismo, la familia debe estar en un ambiente de fiesta y de alegría porque Jesús ha resucitado.

Y QUINTO. BUSQUEN ACTIVIDADES ADECUADAS A LA EDAD DE LOS HIJOS

Para que nuestros hijos comprendan lo que están viviendo es muy bueno que tengan actividades que refuercen lo que les decimos. Sobre todo si son pequeños. Los niños necesitan actividades gráficas, como dibujos o juegos, completar frases, o resolver laberintos que los hagan seguir en el tema, aunque ya hayan pasado los días. Si son más grandes es bueno platicar con ellos, leer la Biblia en los pasajes de la Resurrección y, por qué no, ver algunas películas que ilustren el tema y que les den una idea más clara de los que realmente pasó. Recuerda que la verdadera fiesta debe estar en tu corazón y en el de tu familia, y si logramos mantener a nuestros hijos interesados y metidos en el tema, realmente habrá una fiesta constante, con un agradecimiento profundo hacia Dios por regalarnos a Su Hijo para salvarnos. ¡Felices Pascuas de Resurrección!


EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD

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Ricitos de oro

ace mucho tiempo existió una niña hermosa de cabellos largos tan rubios que todos le llamaban Ricitos de Oro. Cada mañana Ricitos de Oro se levantaba temprano para recoger flores en el bosque; pero un día la niña caminó tanto entre los árboles que se perdió. Cansada y triste, Ricitos de Oro llegó a una cabaña pequeña que se alzaba a los pies de un arroyo, y, al descubrir que la puerta se encontraba abierta, decidió entrar. Una mesa grande ocupaba el centro de la sala, y encima de ella la niña pudo ver tres tazones de sopa: uno grande, otro mediano y uno pequeño. Al ver aquella sabrosa comida, Ricitos de Oro se dispuso a beberla, comenzando por el tazón más grande de todos. — ¡Qué caliente! – exclamó con sorpresa la niña, y decidió probar del tazón mediano— ¡Este también está caliente! — dijo con pesar, y se dispuso finalmente a saborear la sopa del último tazón, el más pequeñito de los tres —¡Este sí que está delicioso!— repitió una y otra vez con cada bocado hasta que no dejó una sola gota de la sopa. Cuando terminó de comer, Ricitos de Oro sintió ganas de descansar y descubrió tres sillas en la esquina de la sala: una grande, otra mediana y una pequeñita. Al probar la silla grande, descubrió que sus pies no tocaban el suelo, por lo que decidió sentarse en la silla mediana; pero esta era muy ancha para ella. Por último, se dejó caer en la silla más pequeñita de todas, pero lo hizo con tanta fuerza que la rompió. Dentro de la casita pequeña, también había un cuarto con tres camas: una grande y ancha, otra mediana y alta, y una tercera bien pequeñita. Entonces Ricitos de Oro quiso probar la cama más grande y ancha, pero era tan dura que desistió al momento. Seguidamente, saltó hacia la cama mediana y alta, pero esta también era muy dura para la niña, así que no

tuvo más remedio que irse a dormir a la cama más pequeñita. Como la camita era tan suave, la niña se quedó dormida en poco tiempo. Al cabo de las horas, llegaron tres osos pardos. Eran los verdaderos dueños de la casita: Papá Oso, grande y fuerte; Mamá Osa, mediana y hermosa; y, finalmente, Bebé Oso, pequeñito y saltarín. Cuando se acercaron a la mesa para desayunar, Papá Oso exclamó sorprendido: —¡Alguien ha probado mi sopa! Mamá Osa también replicó: —¡Alguien también ha probado mi sopa! Y finalmente, el Bebé Oso terminó por decir entre sollozos: —¡Alguien se ha tomado toda mi sopa! Triste y desconsolada, la familia de osos se dispuso a sentarse en las sillas de la casita; pero, al llegar, Papá Oso gritó furioso: —¡Alguien se ha sentado en mi silla! Y Mamá Osa tampoco demoró en protestar: —¡Alguien también se ha sentado en mi silla! Sin embargo, la mayor sorpresa fue para Bebé Oso, quien no pudo contener las lágrimas cuando exclamó: — ¡Alguien ha roto mi silla! Los tres osos no sabían ya qué hacer; estaban tan tristes y afligidos que decidieron acostarse un rato en sus camas para descansar y olvidar lo ocurrido. Entonces, Papá Oso tumbó su enorme cuerpo en la cama grande y ancha, pero al instante exclamó: — ¡Alguien se ha acostado en mi cama! Mamá Osa, al acostarse en su cama alta y ancha se apresuró a decir: —¡Alguien también se ha acostado en mi cama! Pero la mayor sorpresa fue para Bebé Oso, quién al llegar a su camita, pequeña y suave, chilló con todas sus fuerzas: —¡Alguien está durmiendo en mi cama! Ante tanta algarabía, Ricitos de Oro se despertó asustada, y al ver a los tres osos mirándola se asustó tanto que salió a toda velocidad por la ventana del cuarto, y tanto corrió la pequeña niña que en pocos minutos atravesó el bosque y pudo por fin encontrar el camino de regreso a casa.

1 de abril de 2018

AÑO 23, No. 1186

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