25 de noviembre de 2018
AÑO 24
EDITORIAL
ENTREVISTA
«DIOS NO ME HA QUITADO NADA, DIOS ME HA DADO TODO»:
ANTE LA INCERTIDUMBRE EL OBSERVADOR DE LA ACTUALIDAD
P. 3
No. 1220
PERIODISMO CATÓLICO; FE QUE SE HACE CULTURA
JOSÉ VILLELA VIZCAYA
P. 7
$13.00
PUNTO DE VISTA
LA NUEVA RELACIÓN DE CIENCIA Y RELIGIÓN
LUIS FERNANDO VALDÉS
P. 16
DE CAMINO Ningún ser humano es superfluo
«
PREPARADOS PARA EL ADVIENTO TEMA DE LA SEMANA
Págs. 2-6
Jaime Septién
¿Es usted superfluo? Por supuesto que no. ¿Y sus hijos? De ningún modo. ¿Y sus parientes y amigos? Lo sé, la pregunta es casi impertinente. Y, para ser sincero, yo tampoco me siento superfluo. ¿Quién puede sentirse así? A lo sumo, en días muy malos. Sin embargo, es mucha la gente en este planeta considerada superflua desde la perspectiva de economistas, organizaciones internacionales y élites globales. Quien no produce ni consume nada no existe». Con estas palabras resume el escritor búlgaro Ilija Trojanow al «hombre superfluo» en el ensayo que lleva ese mismo título (Plataforma Editorial, Barcelona, 2018). A lo largo del texto, Trojanow combate la idea propia de las «élites internacionales» y muchos «sabios» de café, «que la superpoblación es el mayor problema de nuestro planeta». Pero, si es preciso reducir el número de personas que habitamos la Tierra (de aquí la aceptación social del aborto y de la eutanasia, por ejemplo), ¿quiénes serían los que tendrían que desaparecer? Los pobres, los no nacidos, los ancianos… ¿Quién tendría «el derecho» a declararlos prescindibles? Los Herodes de nuestro tiempo. El Adviento y la Navidad –el tiempo de espera y preparación para el gran Nacimiento— reivindican al hombre, lo hacen imprescindible. Cristo es la garantía de que nadie es superfluo en este mundo.
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