Catonomía
Maité en su cumpleaños
La inmensa mayoría de los católicos creemos que una cosa es la vida de fe y otra la economía. No faltan aquí y allá quienes roban, como Zaqueo, pero no bajan del árbol cuando Jesús los llama: se quedan entre las ramas. Suelen aderezar su discurso con una justificación ramplona: “ya doy de comer a los que trabajan para mí”. En el plano social alargan el pretexto diciendo que en esta jungla “el que no transa no avanza”.
Hace poco recibí de una prima hermana mía y de su marido un libro interesantísimo: Cathonomics de Anthony M Annett. Traducido es algo así como Catonomía El subtítulo lo explica: “Cómo la tradición católica puede crear una economía más justa”,
¿Y de qué trata? De los principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia, empezando por uno que solemos saltarnos “a la torera”: el destino universal de los bienes. Por ejemplo, el bien del agua. Los grandes consumidores piensan: yo pago toda la que uso. Pero el agua es de todos. Si utilizo más de lo que debo usar, le estoy quitando al otro. Aunque la pague.
“La desigualdad es la raíz de todas las enfermedades sociales”, escribe Annett. Y Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, lo confirma: “La política económica (de un país, de un Estado, de un Municipio, incluso de una colonia o un condominio) solo puede ser efectiva si se construye desde la base fundacional de un sistema de valores compartido”. Y el catolicismo provee de ese sistema robusto de valores: el primero de ellos es el que cantaba aquel conjunto setentero ¡Viva la gente! Cuando el niño le pregunta a su papá de qué color es la piel de Dios, el padre responde: “Negra, amarilla, roja y blanca es; todos son iguales a los ojos de Dios”.
DIRECto RI o
Maité Urquiza Guzzy Fundadora y Directora General Adjunta
Francisco Septién Asesor Jurídico
Rosa María López Martínez Diseño
Verónica Landaverde León Diseño publicidad
Rogelio Hernández Murillo Editor web
María del Carmen Velasco Zamudio Gerente de administración
Fernando Maya Solano Teresita Solano Barrera Auxiliares administrativos
Óscar Uresti Serrano Gerente de ventas
Patricia V. Flores Mosqueda Publicidad y suscripciones
Agustín Morales Cabello Carmelo Aguillón Sánchez Salvador González Núñez Circulación
Verónica Landaverde León Asistente de dirección
Juan Diego Camarillo Administración de redes sociales
Angelo de Simone El Observador / peregrinaciones.mx
Mariano Azuela Güitrón, Francisco Prieto Echaso, Pbro. Tomás de Hijar Ornelas, Felipe de Jesús Monroy González Consejo Editorial
“El Observador de la actualidad” es una publicación semanal de Clip Art de Querétaro, S.A. de C.V. Querétaro, Qro. México Tels. 442-214-1842 y 442-214-5475
Correo electrónico: mensaje@elobservadorenlinea.com
Editor responsable: Jaime Ignacio Septién Crespo
Número de Certificado de Reserva de Derechos por INDAUTOR: 04-2001-101011080200-101
Número
La Carta, un mensaje para nuestra tierra
La película documental sobre los encuentros del Papa y seguidores del movimiento Laudato Si’ habla sobre el poder de la humanidad para detener la crisis ecológica
Aprincipios de octubre fue presentada en el Aula Nueva del Sínodo en la Ciudad del Vaticano La Carta, un nuevo largo metraje documental sobre el poder de la humanidad para detener la crisis ecológica.
La película cuenta la historia del viaje a Roma de diversos líde res, comprometidos en primera lí nea del cuidado de la casa común, para dialogar sobre la Carta Encí clica Laudato Si’ con el Papa Fran cisco. El diálogo exclusivo con el Papa, incluido en la película, ofrece una visión reveladora de la histo ria personal del Papa Francisco e historias nunca vistas desde que se convirtió en el obispo de Roma.
Los protagonistas de la pelícu la son un líder indígena del Ama zonas, un refugiado climático y estudiante de Senegal, un activista juvenil de la India y un equipo de científicos de Estados Unidos (ma rido y mujer), en representación de las voces que a menudo no se escuchan en el diálogo global sobre nuestro planeta.
A través de su encuentro transformador con el Papa y entre ellos, encuentran una nueva es peranza para nuestra casa común. El cardenal Raniero Cantalamessa O.F.M, Predicador de la Casa Pon tificia desde 1980, aparece en la película y ofrece una perspectiva única para entender las antiguas raíces franciscanas del mensaje de
»
tienes que verla
La cinta se encuentra disponible gratuitamente en YouTube Originals: https://www.youtube.com/ watch?v=Rps9bs85BII
la Carta Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco
La película La Carta es pre sentada por YouTube Originals y es la primera vez que una pelícu la con un Papa está disponible de forma gratuita a través de un ser
vicio de streaming . El trailer y el film completo están disponibles en el canal de Youtube Originals y pueden ser usados para artícu los periodísticos. Producida por el equipo ganador del Oscar Off the Fence (My Octopus Teacher) en colaboración con el Movimiento Laudato Si’, la película fue diri gida por el director ganador de un Emmy, Nicolas Brown. La Car ta se realizó en colaboración con el Dicasterio de Comunicación y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Con información de www.vaticannews.va
El camino para disolver los temores
En esta tercera entrega sobre el discernimiento, el Papa Francisco reflexiona acerca de uno de sus elementos constitutivos, que es la oración. La oración es indispensable para el discernimiento espiritual, porque nos permite entrar en intimidad con el Señor, ser sus amigos, y así poder reconocer lo que a Él le agrada
Redacción
Es muy importante el tema del discernimiento para saber qué sucede dentro de nosotros; sentimientos e ideas, debemos discernir de dónde vienen, dónde me llevan, a qué decisión. El primero de sus elementos constitutivos es la oración . Para discernir es necesario estar en un ambiente, en un estado de oración.
FAMILIARIDAD Y CONFIDENCIA CON DIOS
La oración es una ayuda indispensable para el discernimiento espiritual, sobre todo cuando involucra a los afectos, comienza diciendo Franciscos, “consintiendo dirigirnos a Dios con sencillez y familiaridad, como se habla a un amigo. Es saber ir más allá de los pensamientos, entrar en intimidad con el Señor, con una espontaneidad afectuosa. El secreto de la vida de los santos es la familiaridad y confidencia con Dios, que crece en ellos y hace cada vez más fácil reconocer lo que a Él le agrada. La oración verdadera es familiaridad y confidencia con Dios”.
La verdadera oración, resalta, “es esta espontaneidad y afecto con el Señor. Esta familiaridad vence el miedo o la duda de que su voluntad no sea por nuestro bien, una tentación que a veces atraviesa nuestros pensamientos y vuelve el corazón inquieto e inseguro o amargo, también”.
LOS OBSTÁCULOS
El discernimiento no pretende una certeza absoluta, porque se refiere a la vida, y la vida no siempre es lógica, dice el Papa, “presenta muchos aspectos que no se dejan encerrar en una sola categoría de pensamiento. Querríamos saber con precisión qué hay que hacer, pero, incluso cuando sucede, no siempre actuamos en consecuencia. Cuántas veces hemos vivido nosotros también la experiencia descrita por el apóstol Pablo, que dice así: «no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero» (Rm 7,19). No somos solo razón, no somos máquinas, no basta con recibir instrucciones para cumplirlas: al igual que las ayudas, los obstáculos para decidirse por el Señor son sobre todo afectivos, del corazón”.
El Papa Jesuita nos recuerda que “cuando encuentro al Señor en la oración, me pongo alegre. Cada uno de nosotros se vuelve alegre, una cosa hermosa. La tristeza , o el miedo , son sin embargo signos de lejanía con Dios: «Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos», dice Jesús al joven rico ( Mt 19,17). Era un joven interesado, emprendedor, había tomado la iniciativa de ver a Jesús, pero estaba también muy dividido en los afectos, para él las riquezas eran demasiado importantes. Jesús no le obliga a decidirse, pero el texto señala que el joven se aleja de Jesús «triste» (v. 22). Quien se aleja del Señor nunca está contento, incluso teniendo a su disposición una gran abundancia de bienes y posibilidades”.
DISOLVER DUDAS Y ABRIR EL CORAZÓN
Discernir qué sucede dentro de nosotros no es fácil, señala Francisco, “porque las apariencias engañan, pero la familiaridad con Dios puede disolver suavemente dudas y temores , haciendo nuestra vida cada vez más receptiva a su «amable luz», según la bonita expresión de san John Henry Newman. Los santos brillan de luz refleja y muestran en los gestos sencillos de su jornada la presencia amorosa de Dios, que hace posible lo imposible”.
Y pone el ejemplo de dos esposos que han vivido juntos mucho tiempo queriéndose y terminan pareciéndose. “Algo similar se puede decir de la oración afectiva: de forma gradual pero eficaz nos hace cada vez más capaces de reconocer lo que cuenta por connaturalidad, como algo que brota de lo más profundo de nuestro ser”.
Estar en oración, insiste, “no significa decir palabras, palabras, no; estar en oración significa abrir el corazón a Jesús, acercarse a Jesús, dejar que Jesús entre en mi corazón y nos haga sentir su presencia. Y ahí podemos discernir cuándo es Jesús y cuándo somos nosotros con nuestros pensamientos, muchas veces lejos de eso que quiere Jesús”.
“Pidamos esta gracia: vivir una relación de amistad con el Señor, como un amigo habla al amigo (cf. S. Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 53).
Limpiarte de etiquetas y tomar tú el manubrio
Prieto, una estudiante de ingeniería comercial, nos habla de la necesidad de ser auténticos para recorrer el camino de la santidad.
Los quiero invitar a hacer un ejercicio. Imagínense a una persona santa, puede ser alguien específi co o cualidades y características de alguien santo. Ahora, con esa mente quiero que se pregunten, ¿te crees capaz de alcanzar ese estándar de santidad que tienes? ¿Te crees capaz de llegar a ser santo?
Posiblemente esa persona que te hayas imaginado lo ves muy lejano a tu realidad y por eso nos creemos muy incapaces de ser santos. Vemos eso solo para algunos. Pero yo te digo que la santidad es para todos porque Dios te creo a ti como una obra maestra y además te dio una utilidad, una razón de existir.
Y nos asustamos porque no sabemos cuál es esa razón. Pero no es un proyecto a largo plazo, no es qué voy a hacer yo hasta que me muera, sino que es del día a día.
Día a día hay situaciones en dónde Dios te llama a ser auténtico, a ser tú mismo. Por eso te invito a que digas que sí a esta santidad hoy día. Y para esto hay una herramienta esencial y clave que se llama Dios.
Él nos ayuda a ser nosotros mismo, porque, ¿quién te conoce mejor que tu creador? Él te conoce y te va a ayudar a conocerte. Una vez escuché en un pódcast que me hizo visualizar esta idea: que nosotros somos como un vidrio transparente y que adentro tenemos un foco de luz, pero muchas veces este vidrio lo tenemos lle-
no de etiquetas, sucio, mal gastado y no dejamos que la luz salga.
Entonces, si nosotros empezamos a quitar la etiqueta y limpiar el vidrio, dejamos que esta luz salga y refleje lo que verdaderamente somos. Que nos ilumine y, que el día de mañana que te vean, vean a Dios porque te permite ser autentico, te permite ser tú mismo.
Y para limpiar este vidrio hay una herramienta más fácil: los sacramentos y el ejercicio de sacarte a ti mismo para llenarte de Dios. Y para sacarte a ti mismo hay que dejarle más espacio y sacar esos defectos y esos vicios que te alejen de Él.
Cuando Él se apodera de ti, es cuando eres tú mismo al cien por
ciento. Porque ser santo es ser tú mismo al cien por ciento. Muchas veces nos da miedo enfrentarnos a lo que tenemos adentro. Nos da miedo sacar esa etiqueta porque estamos acostumbrados a definirnos por lo que otros piensan de nosotros.
Pero muchas veces nuestro error es pensar que ciertos defectos son lo peor que tenemos, cuando en realidad, si los trabajamos, pueden ser nuestra mejor virtud.
Por eso los quiero invitar a que no tengan miedo a ver lo que tienen adentro. No tengan miedo a quitar esa etiqueta porque con lo que te vas a encontrar va ser contigo mismo, y es eso lo que te va a llevar a ser santo.
La santidad es un camino que no tiene fecha de llegada ni un waze que te marque la ruta. Así que mi invitación es a que confíes; déjate llevar por Dios. Él te va a llevar por caminos medio incomodos, medios raros, pero si tú confías en Dios, te vas a dar cuenta que ese es el camino que te va a llevar a ser feliz.
Mi segunda invitación es que, si bien Dios te muestra la ruta y se ríe de tus planificaciones, eres tú quien toma el manubrio. También debes desactivar el piloto automático. Qué fácil es que la vida pase sola, que fácil es pasarse la vida haciendo lo que los demás esperan de ti. Toma tú el manubrio, ilusiónate por lo que está por venir, lucha por lo que te gusta y lo que te apasiona. Si tú tomas el manubrio o te dejas guiar con Dios, vas a encontrarte con regalos que día a día te sorprenden y te maravillan y te dan medicina para seguir el camino.
Pero ojo, que el camino es largo y no es fácil y, entonces, te puede dar sed y no debemos caer en lo que siempre caemos de saciar esa sed a corto plazo, las cosas instantáneas. Entonces, seamos inteligentes, busquemos saciar nuestra sed en la fuente de agua viva que es Dios.
Esto no es fácil. Me cuesta decir esto por miedo al que dirán. Pero una vez que todos caminemos a la santidad, vamos a encontrar valentía.
Tomado de YouTube: REC (razón en Cristo).
Cómo conquistar una medalla en la Olimpiada de la vida
Sin sacrificio no se obtienen resultados importantes, y tampoco auténticas satisfacciones
Por Angelo De SimoneSon un claro ejemplo que, desde cualquier ámbito que nos encontremos, siempre podemos evangelizar para gloria de Dios. Esa es la santidad de hoy, es el remar contracorriente en un mundo que necesita testigos del evangelio.
TESTIGOS FILES Y VALIENTES
“
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13). Cuando escuché de un nadador olímpico venezolano decir: “Gracias a Dios me fue bastante bien”, se me movió el corazón inmediatamente, porque sin duda alguna son signos visibles de la presencia de Dios en todos los ámbitos del mundo, sobre todo en el deportivo.
Su nombre es Carlos Claverie, de tan solo 19 años de edad, un nadador que siempre ha puesto su fe en Dios, y, junto a su familia que le apoya, ha salido victorioso de toda dificultad que se le ha presentado, clasificando en sus primeras olimpiadas a las semifinales de su prueba preferida. Carlos por su cercanía a Dios, sabe que no solo compite por la corona que se marchita, sino también por una que no se marchita, como nos recuerda San Pablo en la carta a los Corintios.
EVANGELIZAR DESDE CUALQUIER FRENTE
Para nadie es un secreto, que tanto en las olimpiadas como en la preparación al mundial, así como también en los podios del “Checo” Pérez, hemos tenido un banquete de hazañas que, han ameritado por parte de los atletas, grandes sacrificios, muchas veces durante años, día a día. Un Michael Phelps que luego de tocar fondo, su acercamiento a Dios le ayudó a salir de una gran depresión que presentaba producto de los vicios
y excesos. Un grande del futbol, Neymar, que, para celebrar su medalla de oro, se coloca una cinta en su frente que dice: 100% Cristo, lo que le costó una llamada de aten-
ción por el COI. Son grandes testimonios de fe, que, sin miedo a las controversias, proclaman un Dios que es amor y une naciones, deportistas y hasta gobernantes.
Es por ello, que es necesario recordar, que como cristianos también estamos llamados a convertirnos en grandes atletas de Cristo, es decir, testigos fieles y valientes de su Evangelio: Santos del siglo XXI. No es tarea fácil, también amerita un entrenamiento duro: perseverancia en la oración, entrenamiento en la virtud y ser dirigido por el mejor entrenador de todos los tiempos, Cristo Jesús.
El esfuerzo, sacrificio y las privaciones, valen la pena cuando se triunfa y se llega a tan altos niveles deportivos. Esta es la lógica del deporte, especialmente del deporte olímpico; y es también la lógica de la vida: sin sacrificio no se obtienen resultados importantes, y tampoco auténticas satisfacciones.
En estas olimpiadas de la vida, de la fe, todos conocemos cual es la prueba en la que tendremos que participar, todos tenemos alguna debilidad con la cual tendremos que pelear. En esta competencia espiritual, debemos mantenernos aferrados a Cristo, entrenador de entrenadores, y con trabajo duro, esperar la gloria eterna, que sin duda alguna no es pasajera ni finita, es el sueño de la corona incorruptible, la del Reino de Dios.
Trabajemos juntos, como equipo, por esta victoria, de encontrarnos todos juntos saboreando la alegría del encuentro con Cristo en su Reino, y, sobre todo, trabajemos por salvarnos juntos, porque, como diría Don Manuel Domingo y Sol: No estamos destinados a la soledad, nos salvaremos juntos como hermanos.
Anhelo de cambiar; anhelo de sanar
Por Gaby Briones www.elarbolmenta.comLlegué a la “Jornada del Amor Camino a la Sanación” con un anhelo grande de seguir sanando. Dentro de mí sabía que ya había tenido un proceso de sanación 15 años atrás.
Aunque no lo quisiera una pequeña voz me susurraba al oído diciéndome: “Son altas tus expectativas”. Sin embargo, me pude dar cuenta que esto venía del mal espíritu y decidí poner todas mis fuerzas humanas; sobre todo en la organización de los tiempos como mamá de tres tiempo completo, pues no siempre se dispone de seis horas a la semana para poder tener este espacio de encuentro con el Señor.
Adelanté algunas cosas y le dije al Señor: “si quieres puedes sanarme”.
Creo que muchas veces se me olvida que Él está ahí escuchándome y que como un Padre siempre presente quiere darme lo mejor para mí, aunque duela.
Y digo, aunque duela porque creyéndome ya sanada, encontré que hay heridas en mi vida que aún necesitan ser besadas por el Señor para que sanen realmente.
Y más aún, encontré que desde que lo sigo con radicalidad, había perdonado a quienes por su pecado me dejaban heridas, pero que el perdón que les otorgaba no necesariamente me curaba la herida.
¿A QUIÉN DEBO PERDONAR?
El segundo día de la Jornada le pedí a Jesús que me ayudara a reconocer a quién debía perdonar.
Me sorprendió que ya un mes y medio atrás en un entrenamiento había ofrecido el esfuerzo por quienes más me han lastimado, todo el cansancio y dolor del ejercicio lo ofrecería al Padre por esa intención.
Y haciendo el enlace con la Jornada, nuevamente el mismo rostro volvió aparecer.
Empecé a llorar y a sentir un temblor que sólo quienes hemos vivido en comunidades de Renovación Carismática podrán entender, mis lágrimas empezaron a correr y a correr y a correr, sin que las quisiera parar.
¡Qué impacto! Cómo nuestro cuerpo desea sanar y solo está esperando una oportunidad que le permitamos para hacerlo.
Al terminar ese momento dije: “Wow me siento ligera e increíblemente en paz”. Y no era que antes sintiera que me faltara la paz, pero sí notaba que cuando me hablaban de esa persona, inmediatamente me bloqueaba e intentaba sólo recordar cómo me había herido.
En esa semana el Señor además me dio la gracia de ver la herida que ella lleva y de entender muchas de sus reacciones conmigo y esto para mí fue una invitación a orar por ella, así como Él me la mostró, y comprendí que esto también es parte de mi proceso de sanación.
LOS ANHELOS DEL CORAZÓN
Y llegué al día tres más empujada por mi ángel de la guarda que con la convicción, debo confesarlo, y es que este mes estuvo lleno de actividades en la parroquia a la que pertenezco y me sentía agotada.
En el último día, empecé a darme cuenta de esto que anhelaba mi corazón: “Ser una esposa y madre muy consciente”, bajar mis estándares de estrés, de organización y permitirme disfrutar más, es decir, todos los días llegaba muy cansada a la cama, y era tal el cansancio que incluso sentía que no descansaba en la noche, ni en el día, ni en la tarde.
Aun así, cada mañana ponía mi mejor esfuerzo y se lo ofrecía a Dios, dedicaba mi tiempo a meditar la Biblia a hacer la meditación del Evangelio diario y a mis lecturas espirituales, pero me estaba faltando algo: reconocer que las heridas que se fueron formando después de mi primer proceso de sanación estaban causando estragos y que provocaban que yo hiriera a otros, muchas veces ni siquiera de manera consciente.
En ese anhelo de cambiar terminó la tercera y última jornada y me quedé con ganas de más.
Pero el Señor que es rico en misericordia me permitió vivir un encuentro con la Palabra (hasta me hizo sonreír el tema) en la conferencia “Sanar el corazón mediante la escucha de la palabra y el acompañamiento” impartida por el Pbro. Dr. Walter Jiménez Hernández, profesor de la Universidad Pontificia de México que estuvo de visita en los festejos del 45 aniversario de nuestra amada Diócesis de Victoria. De veras que el Señor siempre va un paso adelante que nosotros y bueno éste fue el moño con que Él quiso cerrar mi semana.
Dios no nos pide que lo amemos, incluso no nos pide que le sirvamos, Él lo único que quiere es que nos dejemos abrazar.
Sanar no requiere solo de un curso o de un retiro, sino de un trabajo diario en que reconoces tus fallas y te dejas sanar por el SeñorFoto: Manfred Antranias Zimmer/Pixabay
Los saLmos, aLma de mi oración
Por Prisciliano Hernández cHávez, corc¿Cómo presentarnos ante Dios?
Através de esta columna nos acercaremos a los Salmos para que semanalmente cada uno de ellos nos sirvan de inspiración en nuestra oración cristiana, plenamente bíblica.
Los Salmos han sido la base de la oración de Israel y el alma oracional de la Iglesia como Nue vo Pueblo de Dios en su oración diaria, a través de la Liturgia de las Horas: el Oficio de Lecturas, Laudes, Horas de Tercia, Sexta y
Nona, las Vísperas y finalmente las Completas. También forman parte de la Liturgia de la Palabra en la Santa Misa.
A lo largo del tiempo, brindaré acercamientos para que sea el mis mo Salmo el alma de nuestra vida de oración, que pasa por diversas situaciones y circunstancias. Se rá muy conveniente tener a mano cualquier traducción de la Biblia o de la Sagrada Escritura, para orar el Salmo correspondiente, sin prisas, pausadamente, y así permitir que el Espíritu Santo, don de Cristo Re sucitado a su Iglesia, inspirador de toda la Santa Escritura, y por tanto del Salterio, despliegue su delicado
influjo y llene nuestra alma de su vitalidad divina de modo que nues tra palabra coincida con la Palabra y florezcan sus dones en nuestro interior, como participación de su vida sobrenatural y divina.
Con los Salmos “todo ser vi viente alabe al Señor” (Sal 150,6). En la Biblia hebrea los Salmos lle van el nombre de Séfer tehillim que significa Libro de Alabanza; los tra ductores griegos lo llamaron Psalmoi, que traducido significa “cantos con acompañamiento de cuerdas”; tam bién se llama Psalterio, el nombre del instrumento de cuerdas.
Los Salmos nos ayudarán a sa ber cómo presentarnos ante Dios
vivo y verdadero; ante su majes tad, ante su compasión y ante su amor. El Señor está cerca de los pobres; ama a los humildes y opri midos. Atreverse a orar los Salmos es abrirse a la acción del Espíritu Santo y a configurarse con los sen timientos y actitudes de Jesús: el Señor, en la Iglesia y a ser Iglesia en camino. Ha sido la oración predi lecta de Jesús, de María de Nazaret, de San José y de muchos santos.
N. del E. A partir de este núme ro, el Padre Prisciliano Hernández irá guiando la lectura de los salmos, uno a uno, hasta completar –si Dios lo permite—los 150 salmos del AT
Pequeñas historias, grandes personas
Por Arturo Zárate RuizHace unos días, proclamamos la gloria de Dios en Todos los Santos. Ellos gozan ya de su presencia. También pedimos por los Fieles Difuntos para que, una vez purifi cados, entren al Cielo.
Recuerdo así a muchas personas que se han ido. No sé si ya disfrutan del Paraíso, si bien lo espero. Raras veces la Iglesia nos lo asegura pues sólo identifica a algunos santos, los suficientes para que nos sirvan de ejemplo. Lo que sí sé es que estas personas cercanas a mí prodigaron en vida gestos de santidad, gestos que no
fueron sino destellos del mismo Dios. Porque la fe, la esperanza y la caridad provienen de Dios.
LA ESPERANZA
Respecto a la esperanza, brilló una vecina. Su hijo, un enfermo mental, se suicidó. El marido, que presumía de fuerte, se desmoronó y al poco tiempo también murió. A ella, sin embargo, jamás se le vio desesperar. Aunque llegaba tarde a misa (tal vez porque no cargaba reloj), nunca faltó. En cualquier caso, antes de fallecer, sí se dio prisa en exculpar al chofer que la atropelló sin haberse él dado cuenta, pues no pudo verla tras caer ella por un tropezón bajo el auto.
Me acuerdo también de abuelo Roberto, a quien no conocí porque murió relativamente joven. Rezaba mucho. Cuando sin ninguna pensión lo corrieron ya cincuentón de la mina porque sus pulmones, calcificados, ya no le servían, iba frecuentemente a las iglesias y recorría cada uno de sus nichos para encomendarse a los distintos santos. Lo acompañaba mi madre. Abuela Lupita vivió muchos años. Aunque siempre frágil, con sus piernas que apenas la sostenían, cargaba donde estuviera su rosario y su libro de oraciones. Rezaba en muy diversas horas del día, y supongo que también lo hacía en la noche. Prueba de que su esperanza era firme lo fue, paradójicamente, que no interrumpiera el ver su telenovela cuando le trajeron una carta póstuma de la última de sus hermanas. Una vez terminó el programa, a llorar quedamente y a rezar. Pudo haber dicho como santa Teresa de Ávila, pero a su manera: “cuando telenovelas, telenovelas, y cuando oración, oración”. Y yo digo, la esperanza espera.
LA CARIDAD
Respecto a la caridad, conocí a dos madrinas quienes, al morir sus comadres, se encargaron cada quien por su lado de los no pocos ahijados: les dieron sustento, educación, una sólida fe y amor. La mayoría de mis parientes cercanos han trabajado en el sector salud. Yo, el único “hereje”, corregí mis desvíos casándome con una enfermera. Papá y mis hermanos no pocas veces regalaban su trabajo, aun el muy caro, a quienes no les podían pagar, y papá procuraba algo más que dar limosnas a los muy discapacitados,
les daba trabajo para hacerlos sentir útiles. Mis hermanos murieron durante la pandemia porque decidieron no retirar su atención a los enfermos de COVID. Otras campeonas de caridad fueron dos vecinas mías. Señoritas ya grandes, daban de comer platillos exquisitos a varios seminaristas. Uno de ellos es ahora obispo.
Su fe la manifestaron de manera muy especial dos profesores míos. Ya en su tiempo la cultura secularista, si no es que atea, dominaba la academia. Pero ellos no fallaron en su fe. Y no lo hicieron aunque sufrieran también las circunstancias más adversas. Uno de ellos fue ciego desde temprana edad y antes de morir padeció enfermedades muy dolorosas que lo postraron en cama, inmovilizado, por varios años. Aun así, jamás dudo de la bondad de Dios. Siempre proclamó su grandeza y misericordia. Otro maestro, desde muy joven, soportó pasiones desordenadas, pero se las callaba. No se rindió nunca a las tentaciones. Menos aún negó la fe de la Iglesia para proclamar una nueva: que había dejado de ser pecado lo que siempre lo había sido. No se engañó a sí mismo, ni engañó a los demás, para luego justificar y entregarse al desenfreno. Lo que redundó en él en una profunda humildad y alegría.
No nos es posible afirmar con seguridad que ellos y muchos otras personas buenas que han fallecido gocen ya de la eterna gloria si no nos lo asegura solemnemente la Iglesia. Con todo, puedo avalar que sus gestos de fe, de esperanza y de caridad vinieron del mismo Santo. Fueron destellos Dios.
POR MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN OBISPO EMÉRITO DE QUERÉTARO
¿Por qué a nosotros y no al mundo?
Durante el discurso de la Cena, Jesús anuncia a sus discípulos su partida: “Dentro de poco el mundo ya no me verá; ustedes, en cambio, sí me verán”, palabras que inquietan al apóstol Judas Tadeo, quien le pregunta: “¿Por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”
En este brevísimo diálogo contiene la metodología de Dios, la manera propia de actuar de Cristo, delineada en las Sagradas Escrituras. El Reino de Dios no viene con poder –dirá–, sino en la humildad de un pesebre, en un país pobre y subyugado; en la humillación y el desastre humano del patíbulo de la cruz. Es el “vaciamiento” de Dios en el hombre Jesús, aparecido entre nosotros como un hombre cualquiera.
Así fue la vida de Jesús, desde su encarnación hasta su pasión, muerte, sepultura y Resurrección. Por esta “humillación”, el Padre del cielo lo levantó, lo resucitó de entre los muertos, y lo hizo Nuestro–Señor. Se abrió para nosotros, hombres de carne y hueso, la+ puerta de la Inmortalidad.
El acontecimiento salvador que concentra toda esta obra re-
dentora se llama “Resurrección”. Condensa toda la fe cristiana. Si Cristo no ha resucitado, es vana nuestra predicación, es vana nuestra fe; por tanto, si no creen en la Resurrección, la fe de ustedes es ilusoria, y sus pecados no han sido perdonados. La consecuencia para los difuntos es que, sin esta fe, los que murieron creyéndose cristianos perecieron para siempre. Son todas palabras de san Pablo.
Esta es la fe de la Iglesia, la de los apóstoles y la de siempre; la que profesaron nuestros abuelos y la que proclamamos en el Credo: “Creo en
la resurrección de la carne y en la vida eterna”, que retoma la liturgia: “La vida no termina, se transforma”. Ninguna vida se acaba. Por tanto, “ser cristiano es creer en la Resurrección”, tanto en la de Cristo como en la nuestra. Estar todos con el Señor es nuestro destino.
Al final de nuestra historia “vendrá el Señor, lleno de gloria, a juzgar a los vivos y a los muertos”. Es el Juicio Universal. Allí se encontrarán las madres con sus hijos procreados o abortados, los asesinos con sus asesinados, los pobres con quienes los hicieron o soco-
rrieron, cada uno con sus buenas obras o sus maldades, todos con su responsabilidad según el uso que hayan hecho de su libertad.
Para los creyentes, el Juicio de Dios es un lugar de esperanza, donde podremos comprobar que nuestra fe en Cristo no fue vana; que la justicia de Dios triunfará sobre la injusticia que domina este mundo; que la injusticia de la historia no puede ser la última palabra, pues sólo Dios puede crear justicia en absoluto. El retorno de Cristo y la Resurrección de la carne son un requerimiento indispensable para el triunfo de la justicia sobre el cinismo del poder.
La Iglesia, como madre solícita, acompaña al cristiano desde el inicio de su peregrinación terrena hasta su último suspiro, y dejarlo en las manos del Padre; ya difunto, sigue intercediendo por él para que descanse en Paz. Al contrario, los distractores o detractores de la fe cristiana, con su “mundanidad”, reviven mitologías, profanan lo sagrado y sacralizan lo demoníaco, encubren tragedias con disfraces multicolores y olvidan a los miles de hogares lastimados que lloran a un familiar secuestrado, a otro desaparecido, todos esperando una “justicia” que, aquí nunca les llegará. Por eso, a la pregunta de Judas Tadeo, Jesús responde en san Lucas: “Ustedes, mi pequeño rebaño, no teman, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino”.
Almas encarceladas
Por Padre Alejandro Cortés González-BáezCon frecuencia ubicamos a la gente en categorías como altos y chaparros, ricos y pobres, jóvenes y viejos, buenos y malos, sanos y enfermos, etc. Pero es fácil perder de vista que existe otra forma de “clasificar” que tiene una gran importancia, en cuanto: libres y prisioneros.
Ahora bien, los presos pueden estar recluidos en cárceles donde deberían purgar sus condenas los delincuentes.
Pero también, existen otros prisioneros que llevan sus celdas a sus hogares, trabajos y demás ocupaciones.
Son prisioneros de vicios como el alcohol, las drogas, la pornografía, el juego… Otros, en cambio, están confinados dentro de enfermedades mentales.
Estamos asomándonos a una realidad tan compleja como terrible. Ese mundo en el que trabajan los psicólogos y los psiquiatras tratando de curar, o paliar, los sufrimientos de enfermos y sus familiares.
Si para los especialistas es difícil entender y resolver una variadísima gama de enfermedades psíquicas, para quienes no tenemos esa formación es muy fácil
ser injustos al interactuar con neuróticos, psicópatas, o con personas que padecen depresiones, por mencionar algunos ejemplos.
Quienes sufren de tales padecimientos pueden ser más propensos a maltratar a su familia y demás personas, y caer en vicios de todo tipo. Dichas conductas suelen interpretarse en la sociedad como faltas de educación o de mal genio; como si se tratara de personas egoístas a las que sus padres no supieron enseñarles el respeto a los demás. Pero no se les ve como enfermos.
Quizás lo más difícil en estos temas sea poder distinguir entre los realmente enfermos, y quienes simplemente son flojos, negativos, malhumorados, y agresivos por su egocentrismo.
Desafortunadamente, aquí se cierran los círculos viciosos, pues lo que está motivando las conductas antisociales, con actuaciones negativas —muchas veces agresivas— no es algo necesariamente voluntario. No son manifestaciones de conductas libres, sino de individuos sometidos en prisiones ambulantes. Son, en definitiva, almas encarceladas,
pero a las que siempre se les juzga como culpables, todo lo cual se revierte en más reacciones negativas, que terminan dañando a todos los que están cerca.
Como se puede ver, estos casos son tremendamente duros y difíciles, y más frecuentes de lo que podría parecer.
En aquellas agrupaciones enfocadas a ayudar a personas con problemas de conducta, se pueden escuchar historias de gente que sufre por dentro, sus propios males, y por fuera, al saberse rechazados.
Hay —incluso— enfermos quienes padecen tales desequilibrios, que no pueden distinguir entre lo bueno y lo malo. Simplemente las categorías morales, para ellos, no existen. Esto es mucho más grave, y dicha incapacidad los puede hacer peligrosos.
De todo esto podemos deducir la importancia de asesorarnos con especialistas para recibir orientaciones sobre el diagnóstico, y las convenientes formas de tratar a quienes presentan estos rasgos de conducta. Quizás aquí, como sucede en otros asuntos, podamos decir que si no eres parte de la solución, eres parte del problema.
Y en todos los casos, se requiere de un gran esfuerzo de paciencia.
www.padrealejandro.com
La respuesta de la CEM ante posible eliminación de nacimientos
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aboga por la libertad religiosa y va contra el laicismo
Por Jaime SeptiénLa colocación, en 2020, de un Nacimiento en el espacio público del poblado de Chocholá, en el Estado de Yucatán, motivó una denuncia ciudadana que ha llegado hasta la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Este acontecimiento ha traído consigo una serie de comentarios y reacciones públicas en virtud de que, si se vota a favor de restringir los nacimientos en espacios públicos, pronto se podría restringir cualquier manifestación religiosa en estos espacios.
NO IMPONER, SINO PROPONER
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) ha enviado un mensaje sobre este particular. En él, los obispos de México dejan en claro que defienden la libertad religiosa con su expresión individual y social, pero que están en contra del laicismo.
Para los prelados mexicanos, el laicismo (que está detrás de muchas de las propuestas legislativas en el país) lo que busca es la ausencia o la “neutralidad” religiosa en la vida pública de un país mayoritariamente católico.
Recuerdan que en el Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se señala que toda persona tiene el derecho así como “la libertad de manifestar su religión o su creencia individual o colectivamente, tanto en público como en privado”.
Se trata de un derecho “fundante” en cuyo centro, dicen los obispos mexicanos, está la declaración del Concilio Vaticano II de que los valores y la práctica religiosa “no pueden nunca imponerse, pero tampoco pueden dejar de ofrecerse, pues su ejercicio radica en el valor de la dignidad humana”.
PLURALIDAD EN LA BASE
En su mensaje de nueve puntos destaca la mención que hacen los obispos mexicanos sobre el derecho a la libertad religiosa que supone un verdadero Estado laico, es decir, un Estado en cuya base esté la pluralidad y la libertad de creer o no creer.
Acto seguido recuerdan que en México, durante la primera mitad del siglo XX hubo una “corriente política sumamente intolerante” que quiso prohibir “el ejercicio no solo público, sino también privado de la libertad religiosa, así como de culto”.
El resultado de esta “visión autoritaria y equívoca de la función del Estado” fue una sangrienta persecución que derivó en la llamada Guerra Cristera cuyo saldo final fue de cerca de 250,000 muertos y unos “arreglos” que han hecho vivir a la Iglesia católica siempre bajo sospecha.
Una enseñanza de la Iglesia que ha sido defendida por san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco es que el verdadero Estado laico no puede ser comprendido como la ausencia o la falsa neutralidad de lo religioso: el Estado laico está llamado a promover el diálogo y la participación cultural de la religión en la sociedad.
LAICIDAD POSITIVA Y COLABORATIVA
El documento termina recordando los términos de laicidad positiva que acuñó el presidente de Francia en 2007, Nicolás Sarkozy, y de laicidad colaborativa (que definió el Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolín en México) y que tienen como fondo el que las religiones “tienen manifestaciones concretas que no se pueden negar”.
“México necesita unidad, paz. Esto surge del encuentro de nuestra vida más allá de los valores meramente instrumentales”, sentencian los obispos quienes piden abrir caminos para el diálogo y el encuentro “en la búsqueda de un sentido común, ordenado por los valores más profundos del ser humano”.
Publicada en Aleteia el 8 de noviembre.
De lo que hablamos al salir de Misa
P. Fernando PascualLos comentarios que hacemos al salir de misa pueden ayudarnos a reconocer dónde estuvo nuestro corazón durante este sacramento.
Así, a veces al salir de misa decimos: “la iglesia estaba muy caliente. Estuve sudando casi todo el tiempo”. O comentamos: “una persona estuvo casi toda la misa viendo sus mensajes en el móvil”.
Otras veces, nuestros comentarios son parecidos a estos: “el Evangelio de hoy parece pensado a mi medida”. “La homilía del padre me hizo ver que tengo que mejorar mi oración”.
El primer tipo de comentarios pueden ser señal de que lo que más nos preocupó durante la
Eucaristía era nuestra situación física, o lo que vimos hacer por otros y provocó disgusto.
El segundo tipo de comentarios, por el contrario, parecen indicar que la misa entró en nuestras almas en profundidad y dejó un mensaje que todavía estamos rumiando.
Es cierto que un comentario hecho a un familiar o a un amigo no desvela todo lo que cada uno vive al participar en la misa. Pero también es cierto que ese comentario puede ayudarnos a ver hasta qué punto la ceremonia ha “tocado” nuestras vidas. Lo importante, sean cuales
sean nuestros comentarios, consiste en aprovechar cada Eucaristía como lo que es: un momento para participar como miembro de la Iglesia en el misterio pascual de Cristo, muerto y resucitado por mí.
Cuando participamos intensamente en ese momento clave de nuestra vida cristiana, sobre todo los domingos, la misa se convierte en un auténtico encuentro con Dios y con los hermanos, en un tiempo de gracia y de transformación interior.
Por eso, hemos de pedir a Dios la gracia de que cada Eucaristía sea un auténtico sacramento, una experiencia que transforme nuestras vidas.
Ello se notará, de modo espontáneo, en el modo de pensar, de sentir y de hablar cuando salimos de la puerta de la iglesia y compartimos algo de nuestro corazón a quien camina a nuestro lado...
Esposa y madre de cinco hijos, Teresa Reséndiz es una queretana consagrada al Corazón Inmaculado de María desde hace cuatro años, y es una testigo fervorosa de cómo el Santo Rosario es un arma poderosa para los cristianos.
Luego de grandes batallas en su matrimonio y enfermedades de sus hijos, comparte cómo el Rosario ha sido su auxilio y sostén de cara a las adversidades.
¿Cómo fue que el Santo Rosario le ayudó a obtener gracias en su vida?
▶ R Han sino muchas, tanto espirituales como exteriores. La Virgen María opera de una forma hermosa.
Yo la devoción se la atribuyó a mi papá. Desde muy pequeña me enseñaba a rezar el Dios te salve pero, como era muy chiquita, yo creía que un Ave María estaba compuesta de dos rezos, el que decía mi papá y el que hacía yo, y durante el día yo solo rezaba mi parte. Con el paso del tiempo descubrí lo que era el Rosario y me invitan a consagrarme al Corazón Inmaculado de María, y gracias a los Heraldos del Evangelio ahora soy devota de un Santo Rosario completo.
¿Qué ha pasado en su vida que usted afirma que, gracias al rezo del Rosario, María Santísima opera como intercesora?
▶ R Pues de todo, pero entre ese todo, uno de mis embarazos resultó ser de alto riesgo. Yo sentía que todo iba bien, pero cuando llega el momento de dar a luz, el médico se horrorizo al atenderme porque era un parto complicado. Yo iba a tener a mi hija en un centro médico particular.
Cuando estaban haciendo la cesárea me abrieron y me dicen: “¡No podemos atender este parto!”.
“Muchas veces pensé dejarlo, pero algo sucedía”
ahora mi hijo tiene veinte años y es muy devoto de la Virgen.
Yo siento una emoción en compartir este testimonio, porque lo vivo y lo revivo, y veo los grandes milagros que Ella ha realizado en mi.
¿Cómo es su día a día a través del rezo de Rosario?
Entonces, piden una ambulancia para un hospital público y así, con la abierta en el vientre, deciden trasladarme. No sé cuánto tiempo pasó. Yo estaba consciente de algunas cosas pero el médico afirmaba que estaba a punto de morir. Como yo sentía todo, durante el trayecto comencé a rezar el Rosario y al llegar al hospital el médico dijo que se tendría que salvar únicamente una vida. Fue entonces cuando me puse en las manos de la Virgen e hice un compromiso con ella: “Si la bebé tiene vida, le llamaré Fátima”. Y se la consagré a ella.
Hubo graves complicaciones. Nació y los médicos nos dijeron que probablemente no crecería, pero hoy la niña tiene siete años y es gracias a la intercesión de nuestra Madre.
¿Han existido otras manifestaciones marianas en su familia y en su vida?
▶ R A mí me invitaron al rezo de Santo Rosario por medio del
oratorio de la Virgen de Fátima, y otro de mis hijos también se enfrentó a la enfermedad. Yo rezaba, pero no era constante, y ahora siento una gracia que me atrae constantemente.
Mi hijo no podía comer, sufría de asfixias, se ponía negro y me dijeron que necesitaba un traslado por helicóptero, pero aun así los médicos no se comprometían a darme esperanzas. Durante la noche yo le pedí a la Virgen y, al ver que no había remedio, mejor me lo quería llevar a casa.
Pero esa noche le recé a la Virgen, le puse una medalla de Ella en las manos de mi hijo y en la madrugada salen los médicos y me dicen: “El niño evolucionó muy bien, ya no lo vamos a trasladar y lo vamos a dar de alta. No sabemos qué paso, pero aquí tiene a su hijo”. Lo llevé a consulta cada seis días, luego cada seis semanas y luego cada seis meses, y los médicos lo observaron bien y
▶ R Rezo tres Dios te salve antes de dormir y cuando despierto sigo rezando. Antes de iniciar mi labor del día me gusta mucho rezar el Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres… y desde allí comienzo mi día. Luego, cuando ya despido a mi familia, me pongo a rezar el Rosario, puesto que también el Rosario ayudó a mi esposo a convertirse de la infidelidad, la pornografía y el alejamiento de él ante Dios.
Yo muchas veces pensé en dejarlo pero algo sucedía y no podía. Entonces, entre súplicas a la Virgen le pedía que ayudará con la cruz del matrimonio y oré mucho por mi esposo.
Un día mi marido decidió que se iba de la casa y yo me encerré en el baño por no sé cuánto tiempo, y lo único que estaba haciendo era rezar el Rosario, uno tras otro, y en un momento mi marido llegó y me dijo que sintió que algo no lo dejaba ir.
Ahora es un esposo muy diferente, vivimos en una familia en paz, no hay un día en que juntos no recemos el rosario, incluso mi hija Fátima es la impulsora para rezarlo. Ella no se duerme hasta que juntos terminemos nuestra oración.
ADIVINANZAS
Tengo caballos, que suben y bajan, dan vueltas y vueltas y nunca se cansan.
Respuesta: El carrusel
El rey y la reina con varios peones, caballos y torres, combaten y comen.
Respuesta: El ajedrez
Nada como en el invierno y por eso estoy tan lleno, soy grande y no pequeño y dura mucho mi sueño.
Respuesta: El oso
TRABALENGUAS
Si el caracol tuviera cara como tiene el caracol, fuera cara, fuera col, fuera caracol con cara.
SOPITA DE LETRAS (LUCAS: 21, 5-19)
CHISPITAS
-A ver, Luisa, ¿cuántos corazones tenemos? -Dos. -¿Dos? -Sí, profesor, uno usted y otro yo.
ADVERSARIO AMIGOS CARCEL GUERRA MAESTRO MESIAS PADRE PIEDRA REINO REYES USURPAR VIDA HAMBRE EPIDEMIA
-A ver, Jaimito: si con la mano derecha tomas cinco manzanas y con la izquierda otras siete, ¿qué tienes? -Pues las manos muy grandes, maestra.
-Juanito, como no dejas de hablar en clase, voy a llamar a tu mamá. -Allá usted, maestra, pero mi mamá habla más que yo.
U L J E P I D E M I A J A D V E R S A R I O B S U H L G H C S J M G B U A X S C J C L R U T I X G T H B U X
M V A L B G S E U Y J R U J X H C Q E O C H S M L P L S A D S O F S X R Q O G A V B Ñ G K N X D H J V G F R A
H B O I P O D F Ñ U X B I L A P I E D R A J Ñ E G X S
M A M R J H B O T R H L D
B J S E G E M A M R E J B
R L X Y O R T S E A M G C
E B A E Q D K B S T U I H C T D C S F A V J I S V J X X A J L A U P G X A F D S Ñ D V I D A I V Ñ L S X C T V