Adiós a un grande
La muerte de Benedicto XVI nos confirma lo que él mismo dijo al ser elegido Papa: que era un humilde trabajador de la viña del Señor. Sus últimas palabras, “Señor, te amo”, son el testimonio de quien jamás desvió el camino. Un Papa que fue calumniado, que recibió los ataques de dentro y de fuera, pero nunca dejó la elegancia intelectual, el ardor teológico, la gracia que ilumina a quien se sabe amado por Dios.
Predijo el futuro de la Iglesia allá por 1969: seremos menos populares, pero más fieles. A él le estalló la crisis del principio del Tercer Milenio. Cuando supo que ya las fuerzas lo abandonaban, tomó una decisión histórica: hacerse a un lado e irse a orar. Más allá de las disputas de los teólogos –si estaba bien el título de Papa emérito, etcétera— la Iglesia vivió un tiempo inédito: un Papa orante y uno actuante, a menos de un kilómetro de distancia. Francisco comprendió la estatura de su antecesor. Y Benedicto abrazó esa comprensión sin aspavientos, a sabiendas que el Espíritu Santo actúa por encima de las pretensiones mundanas. No hubo entre los dos papas las distancias que muchos pretendieron descubrir. En las alturas de la fe hay claridad y caridad, no hay tiempo para las luchas de poder que esgrimen los que no entienden el origen sobrenatural de la Iglesia.
En su encíclica Dios es amor nos dejó una frase que vale para para toda la vida: “A un mundo mejor se contribuye solamente haciendo el bien, ahora y en primera persona, con pasión y donde sea posible”. Hasta siempre, querido Benedicto XVI.
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Los grandes acontecimientos de su pontificado
Tras las huellas de sus predecesores - de Juan XXIII a Juan Pablo II - y siguiendo las líneas “programáticas” indicadas en la Encíclica Deus caritas est, Benedicto XVI fue un Papa atento al diálogo interreligioso e intercultural. Benedicto tuvo un pontificado mucho más corto que el de san Juan Pablo II, el segundo más largo de la historia, pero no menos intenso.
7 años, 10 meses y 9 días Fue lo que duró el pontificado de Benedicto XVI, iniciado el 19 de abril de 2005 y concluido el 28 de febrero de 2013, tras el anuncio de su renuncia.
» 4 sínodos
Convocó a cuatro sínodos (2 ordinarios y 2 especiales).
» 84 cardenales
Durante su pontificado creó 84 cardenales.
El evangelio del amor
El hilo conductor de este pontificado fue la voluntad de anunciar al mundo el Evangelio del Amor de Cristo, como es recordado en su primera encíclica Deus caritas est, para volver a poner a Dios en el centro, en un mundo donde “la fe está en peligro de apagarse” (Carta a los obispos de todo el mundo - 10 de marzo de 2009).
» 45 santos Proclamó 45 santos.
» 855 beatos
Proclamó 855 beatos, entre ellos el Papa Wojtyla.
La lucha
La lucha sin reservas a la pedofilia fue, de hecho, uno de los rasgos distintivos del pontificado de Papa Benedicto XVI, como lo confirma también el aumento neto de los sacerdotes suspendidos en los años 2011 y 2012 (400), por estar implicados en casos de abuso, como también el número de los obispos alejados por la mala gestión del problema.
Escándalo financiero
» 24 viajes
Realizó 24 viajes apostólicos al extranjero, en los que se incluye a México en el 2012.
» 3 JMJ
Participó en tres Jornadas Mundiales de la Juventud.
» 1 EMF
Encabezó un Encuentro Mundial de las Familias.
» 3 Encíclicas
Escribió tres Encíclicas: Deus caritasest,Spesalvi y Caritas in veritate
El diálogo
Benedicto XVI fue un Papa atento al diálogo interreligioso e intercultural (un aspecto, sin embargo, a menudo subestimado de su pontificado): de aquel con el judaísmo y con otras religiones a aquel con los hermanos cristianos separados, al de la ciencia y pensamiento laico, a aquel con los católicos separados de la Iglesia como la Fraternidad de San Pío X
Guía de un barco
en la tormenta
También frente a los escándalos financieros que involucraron al Vaticano, a Benedicto XVI se debe la introducción de las medidas llevadas adelante por el Papa Francisco para hacer más transparente la gestión financiera de la Santa Sede, comenzando por el Motu Proprio del 30 de diciembre de 2010 “Sobre la prevención y la Lucha contra las actividades ilegales en el campo financiero y monetario”.
El pontificado de Benedicto XVI coincidió con un momento particularmente difícil para la Iglesia, marcado sobre todo por el escándalo de la pedofilia y por el caso Vatileaks. Crisis que el pontífice alemán, que ya desde los inicios de su pontificado había denunciado la “suciedad” en la Iglesia (Vía Crucis 2005), había sabido afrontar con lucidez y determinación, preparando el terreno a las reformas que habrían sido llevadas adelante por el Papa Francisco.
El Papa presidió como es costumbre cada fin de año el Te Deum. Es un himno para dar gracias a Dios por el año que termina y las cosas buenas que han sucedido en él.
Francisco llamó a recuperar la virtud de la amabilidad y uno de los conceptos claves de su pontificado: la amistad social. Dijo que el difunto Papa emérito Benedicto XVI era todo un ejemplo haciéndolo.
“Y hablando de la amabilidad, en este momento el pensamiento va espontáneamente al queridísimo papa emérito Benedicto XVI, que nos ha dejado. Con emoción recordamos su persona tan noble, tan amable. Y sentimos gratitud en el corazón”.
Como el Te Deum es una alabanza a Dios para darle las gracias, Francisco aprovechó para hacerlo por el regalo que considera que fue Benedicto XVI.
“Gratitud a Dios por habérnoslo regalado a la Iglesia y al mundo. Gratitud a él, por todo el bien que ha hecho. Y sobre todo por su testimonio de fe y oración. Especialmente en estos últimos años de vida retirada”.
Francisco dijo que seguramente el sacrificio del Papa emérito durante sus últimos años daría frutos y que fue mucho más profundo de lo que sabemos.
“Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión y de su sacrificio ofrecido por el bien de la Iglesia”.
Con información de romereports.com
Benedicto XVI: “Nada más, no sean reaccionarios”
Tras la muerte del Papa emérito, Rodrigo Guerra López, Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina, recordó los encuentros que tuvo con el pontífice y el consejo que marcó el rumbo de su misión.
Avanzada (CISAV) . Le expliqué nuestra misión, nuestra visión y los temas principales de nuestra actividad académica… Me escuchó con gran paciencia, sonrió, y dijo algo súper breve que nos iluminó de manera decisiva en nuestro camino personal y comunitario: “todo está muy bien. Solo tengan cuidado de no volverse reaccionarios”.
En efecto, la pasión por la verdad vivida en el terreno de la filosofía, la bioética, la familia, la libertad religiosa y temas conexos, fácilmente se sumerge en la lógica de la acción por reacción, perdiendo todo su espíritu verdaderamente cristiano, dialogante y misionero.
Por Rodrigo Guerra
Jaloneado por los “benevacantistas” que desconocen al Papa Francisco y por los críticos anti-ratzingerianos que no acogen la misteriosa y providencial asistencia del Espíritu Santo a la Iglesia a través de cada pontífice, el querido Benedicto XVI muere para encontrarse con la presencia, con el Acontecimiento vivo, al que consagró toda su vida. Los juegos y rejuegos
de poder serán eclipsados por la paternidad de este buen Papa que nos ayudó a redescubrir lo esencial: Jesucristo es contemporáneo y no nos abandona nunca.
Tuve diversos encuentros con él a través de los años. Me invitó a ser miembro de la Pontificia Academia por la Vida, al Consejo Pontificio Justicia y Paz y a colaborar en algunos proyectos pequeñitos.
En el año 2008 tuve oportunidad de conversar con él sobre el Centro de Investigación Social
Hoy damos gracias a Dios por este padre, amigo y maestro que nos educó el corazón y nos preparó misteriosamente para abrazar a su Sucesor con agradecimiento, espíritu de fe y afecto sincero.
Benedicto XVI: descansa en paz.
“Solo Dios conoce el valor de su sacrificio”Por Andrea Tornielli Vatican News
Desde 1417, la muerte de un (ex) Papa no significaba el final de un pontificado. La muerte de Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, acaecida el pasado 31 de diciembre, en el Vaticano, casi 10 años después de su renuncia, anunciada por sorpresa el 11 de febrero de 2013 con la lectura de una breve declaración en latín ante los atónitos cardenales.
Nunca en dos milenios de historia de la Iglesia un Papa había dejado la Cátedra por sentirse físicamente impedido de soportar el peso del pontificado.
Además, en una respuesta dada al periodista Peter Seewald en el libro-entrevista ‘La luz del mundo’, publicado tres años antes, había anticipado algo: “Cuando un Papa llega a la clara constatación de que ya no está en condiciones físicas, mentales y espirituales de llevar a cabo la tarea que se le ha confiado, entonces tiene el derecho y, en algunas circunstancias, incluso el deber de renunciar”.
A pesar de que el epílogo de su pontificado fue anterior al final de su vida, constituyendo un precedente histórico de enorme trascendencia, sería mezquino recordar a Benedicto XVI solo por esto.
«TEENAGER» TEOLÓGICO EN EL CONCILIO
Nacido en 1927, hijo de un gendarme, en el seno de una familia sencilla y muy católica de Baviera, Joseph Ratzinger fue una figura destacada de la Iglesia del siglo pasado. Ordenado sacerdote junto
“Dios es amor”, la clave
De cara a los escándalos y al carrerismo eclesiástico, el pontífice insistió en su llamado a la conversión, a la penitencia y a la humildad, proponiendo la imagen de una Iglesia libre de los privilegios materiales y políticos, para estar verdaderamente abierta al mundo.
facultades de teología. Es testigo del cuestionamiento de las verdades esenciales de la fe y de la experimentación salvaje en el ámbito litúrgico. Ya en 1966, un año después del final del Concilio, dijo que veía el avance de un «cristianismo a precios rebajados».
Pablo VI lo nombró en 1977 arzobispo de Munich con apenas 50 años de edad, y unas semanas más tarde le creó cardenal.
con su hermano Georg en 1951, se doctoró en teología dos años más tarde y en 1957 obtuvo la licencia de profesor de teología dogmática.
Enseñó en Freising, Bonn, Münster, Tubinga y, por último, Ratisbona. Con él desaparece el último de los Pontífices implicados personalmente en los trabajos del Concilio Vaticano II. Siendo un teólogo muy joven y ya muy considerado, Ratzinger había seguido de cerca el concilio como experto del cardenal Frings de Colonia, cercano al ala reformista.
Él fue uno de los que criticaron duramente los planes preparatorios elaborados por la Curia Romana, que posteriormente fueron desechados por decisión de los obispos.
Para el joven teólogo Ratzinger, los textos “deberían dar respuesta a las cuestiones más apremiantes y deberían hacerlo, en la medida de lo posible, no juzgando y condenando, sino utilizando un lenguaje maternal”. Ratzinger exalta la nueva reforma litúrgica y las razones de su providencial inevitabilidad. Según él, para redescubrir la verdadera naturaleza de la liturgia era necesario “romper el muro del latín”.
CUSTODIO DE LA FE CON WOJTYLA
Pero el futuro Benedicto XVI también fue testigo directo de la crisis postconciliar, de la contestación en las universidades y
En noviembre de 1981 Juan Pablo II le confió la dirección de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue el comienzo de una sólida colaboración entre el Papa polaco y el teólogo bávaro, destinada a disolverse solo con la muerte de Wojtyla, que hasta el final rechazó la dimisión de Ratzinger, no queriendo privarse de él. Fueron los años en los que el antiguo Santo Oficio puso los puntos sobre las íes en muchos asuntos: frenó la Teología de la Liberación que utiliza el análisis marxista, y se posicionó frente a la aparición de grandes problemas éticos. La obra más importante es, sin duda, el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, un trabajo que duró seis años y vio la luz en 1992.
del pontificado de Benedicto XVI
«HUMILDE TRABAJADOR DE LA VIÑA»
Tras la muerte de Wojtyla, el cónclave de 2005 llamó para sucederlo en menos de 24 horas a un hombre ya anciano -tenía 78 años-, universalmente estimado y respetado incluso por sus adversarios. Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, Benedicto XVI se presenta como «un humilde trabajador en la viña del Señor».
Ajeno a cualquier protagonismo, dice que no tiene «ningún programa», sino que quiere ponerse “a la escucha, con toda la Iglesia, de la Palabra y de la voluntad del Señor”.
AUSCHWITZ Y RATISBONA
Inicialmente reacio, no renuncia a los viajes: el suyo será un pontificado itinerante como el de su predecesor. Uno de los momentos más conmovedores fue la visita a Auschwitz en mayo de 2006, en la que el Papa alemán dijo: “En un lugar como éste, las palabras sobran, lo único que queda es un silencio estremecedor, un silencio que es un grito interior a Dios: ¿Por qué has podido tolerar todo esto?”. 2006 es también el año del caso Ratisbona, cuando una antigua frase sobre Mahoma, que el Pontífice cita sin hacerla suya en la universidad en la que fue profesor, es instrumentalizada y desencadena protestas en el mundo islámico.
Desde entonces, el Papa multiplicará sus muestras de atención hacia los musulmanes. Benedicto XVI afronta viajes difíciles, se enfrenta a la secularización galopante de las sociedades descristianizadas
y a las disensiones en el seno de la Iglesia. Celebra su cumpleaños en la Casa Blanca junto a George Bush Jr. y unos días después, el 20 de abril de 2008, reza en la Zona Cero abrazando a los familiares de las víctimas del 11 de septiembre.
LA ENCÍCLICA
SOBRE EL AMOR DE DIOS
Aunque como Prefecto del antiguo Santo Oficio fue tachado a menudo de «Cardenal Panzer», como Papa habla continuamente de la «alegría de ser cristiano», y dedica su primera encíclica al amor de Dios, «Deus caritas est». “No se comienza a ser cristiano -escribe- por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona”.
También encuentra tiempo para escribir un libro sobre Jesús de Nazaret, una obra única que se publicará en tres tomos.
Entre las decisiones que hay que recordar están el Motu proprio que liberaliza el misal romano preconciliar y la creación de un Ordinariato para permitir a las comunidades anglicanas volver a la comunión con Roma. En enero de 2009, el Papa decide revocar la excomunión de los cuatro obispos ordenados ilícitamente por monseñor Marcel Lefebvre, entre ellos también Richard Williamson, negacionista de las cámaras de gas. Estalla la polémica en el mundo judío, el Papa toma papel y lápiz y escribe a los obispos del mundo asumiendo toda la responsabilidad.
LA RESPUESTA A LOS ESCÁNDALOS
Los últimos años están marcados por la reaparición del escándalo de la pedofilia y de los Vatileaks, filtración de documentos extraídos del escritorio papal y publicados en un libro. Benedicto XVI se muestra decidido y duro a la hora de afrontar el problema de la «mugre» dentro de la Iglesia.
Introduce normas muy estrictas contra los abusos a menores, y pide a la Curia y a los obispos que cambien de mentalidad. Llega a decir que la persecución más grave para la Iglesia no proviene de sus enemigos exteriores, sino del pecado dentro de ella. Otra reforma importante es la financiera: es el Papa Ratzinger quien introduce la normativa contra el lavado de dinero en el Vaticano.
“IGLESIA LIBRE DE DINERO Y PODER”
Frente a los escándalos y al arribismo eclesiástico, el anciano Papa alemán sigue haciendo llamamientos a la conversión, la penitencia y la humildad.
Durante su último viaje a Alemania, en septiembre de 2011, invita a la Iglesia a ser menos mundana: “Los ejemplos históricos muestran que el testimonio misionero de la Iglesia desprendida del mundo resulta más claro. Liberada de fardos y privilegios materiales y políticos, la Iglesia puede dedicarse mejor y de manera verdaderamente cristiana al mundo entero; puede verdaderamente estar abierta al mundo…”.
Cuando el Papa te deja tarea
Habrá cientos, miles de testimonios de quienes conocieron, visitaron, leyeron o estudiaron al papa Benedicto XVI. Pero hay uno que permanece en primera persona: el que, por gracia de Dios, me fue permitido vivir a mí.
Era el 12 de septiembre de 2005. Llevaba pocos meses de haber sido elegido y tuvo la visita de los obispos mexicanos. Fui a Castel Gandolfo con el arzobispo emérito de San Luis Potosí, don Arturo Szymanski. Iban con nosotros el entonces rector del Colegio Mexicano, el padre Francisco Ramirez, y su ecónomo.
Todos los detalles del encuentro se han quedado grabados en mi memoria. La belleza del paisaje desde la residencia de verano de los papas, las visitas que nos antecedieron, las salas donde nos alojaron. De pronto, la puerta se abrió.
Benedicto XVI nos recibió con una sonrisa luminosa. El arzobispo Szymanski le habló de su experiencia conjunta en el Concilio Vaticano II. El padre Francisco
(hoy rector general de la UNIVA) del Colegio Mexicano y yo de El Observador . Más bien fue don Arturo el que habló del periódico (al que tanto quiso) y del personaje que lo dirigía junto con su esposa.
Benedicto, con una sonrisa luminosa y una mirada tan limpia como el cielo que rodeaba al
lago Albano (y que se vislumbraba detrás de las ventanas con las cortinas corridas de la sala de recepción) bendijo al periódico y al periodista. Luego dijo: “Periodistas tenemos muchos. Periodistas católicos, no. Te pido que sigas haciendo ese periodismo por el bien de la Iglesia”.
Yo alcancé a balbucear que ése no era un consejo, que era un proyecto de vida. Mismo que he tratado de cumplir hasta hoy –no obstante las enormes dificultades internas y externas que enfrenta el periodismo católico en el mundo en general y en México en particular— que su vida de oración, discreta y elegante, terminó por extinguirse.
Salimos de Castel Gandolfo exultantes. Y fuimos a comer a Rocca di Papa, un pueblecito a la otra margen del lago Albano. A la mañana siguiente del encuentro, en la Casa Santa Marta donde se hospedaba parte de la delegación mexicana, su segundo secretario, el maltés Alfred Xureb, se acercó y me dijo que el Papa no siempre, más bien nunca, decía lo que me dijo a mí.
Se lo agradecí. Y le dije, con más aplomo que el día anterior, que con esa tarea que me mandaba el Papa, me iba a hacer viejo. En ésas estoy. Abrazando su muerte como se abraza con agradecimiento infinito a quien te dio una misión (como diría Alfonso Reyes: “una tarea que cumplir”) desde el corazón de la Iglesia.
El teólogo que defendió la fe del pueblo
Por Pablo Castellanos L.No soy teólogo y ni con mucho abarco la riqueza de libros, conferencias y diversos escritos que, como teólogo, como obispo, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe y como Papa nos legó este gran y humilde servidor de la verdad. Evoco el encuentro con un libro que me ayudó a ubicarme en el sentido de la renovación conciliar y a superar el enrarecido ambiente de la polarización entre tradicionalistas y progresistas en el posconcilio más o menos inmediato, y en sus acres resabios actuales.
Me refiero a su Tesis de habilitación para la libre docencia titulada La Teología de la historia de San Buenaventura. En esta obra el joven teólogo Joseph Ratzinger aborda múltiples temas importantes para la teología de la historia, la crítica a la teología política y particularmente el tema de la revelación: el progreso y novedad congruentes con la fidelidad a la revelación consumada en san Juan y el Apocalipsis.
No pretendo resumir aquí la riqueza del libro que reproduce la tesis de habilitación del joven teólogo sobre la teología de la historia de san Buenaventura. Solo quiero evocar el impacto que la lectura de este libro me produjo en su momento.
UN ANÁLISIS DE SAN BUENAVENTURA
Más allá de los fi nos análisis del contexto histórico Y científi co del
siglo XIII, en el que vivieron san Buenaventura y santo Tomás de Aquino, resalta su conocimiento de san Buenaventura, objeto de la tesis, y del signifi cado carismático, teológico e histórico de san Francisco de Asís y su obra. Sobre todo, de la manera en que san Buenaventura asume críticamente la obra del célebre y discutido abad Joaquín de Fiore, que convulsionaba el mundo medieval de los siglos XIII Y XIV y que, en palabras de Henri De Lubac, dejó la estela de una posteridad espiritual que llega hasta nuestros días.
El tema central está en el estudio de Ratzinger de las Colacionessobre elHexaemerondesan Buenaventura(conferencias sobre la obra de la Creación en seis días) y su aportación a la teología de la historia, y a la discusión joaquinita sobre la realización del Reino de Dios en la historia. Temas que ahora no abordamos, pero que son una luz sobre nuestro tiempo.
Ratzinger nos deja ver como san Buenaventura, superando los problemas a que daban lugar las obras del abad de Fiore sobre la Santísima Trinidad y la eclesiología, supo dialogar con él y recuperar el sentido histórico que faltaba a la filosofía y teología escolástica en general.
SOBRE LA ETERNA NOVEDAD DEL MISTERIO
Este es el punto que quiero poner de relieve ya que aporta luz sobre uno de los problemas contemporáneos que inquietan a muchos cristianos. Me refiero al sentido histórico de la Revelación, es decir, a su carácter progresivo, no en el sentido de que ésta cambie por el simple avance del tiempo, sino en el de su progresiva comprensión que aporta verdade-
ra novedad sin alterar al mismo tiempo la plenitud de la Revelación cerrada con la predicación apostólica. Tradición y progreso, plenitud y explicitación y aplicación a lo largo de la historia por obra del mismo Espíritu Santo.
Esto fue una ayuda para entender la fidelidad creativa, la eterna novedad del misterio de Dios. En el sentido de que la teología y nuestro conocimiento del depósito de la fe no se clausuran, permanecen abiertos a la verdad que siempre es mayor a nuestra limitada comprensión.
LA FE COMO LIBERTAD Y RENOVACIÓN
La tentación de considerar que la fe se puede reducir a un sistema teológico o a un conjunto ya cerrado de dogmas, y de que ya no hace falta nada más que custodiarlo, es una tentación constante.
El tema de renovación y tradición ha sido abordado por Joseph Ratzinger-Benedicto XVI en muchos de sus libros y conferencias, pero este libro sobre san Buenaventura fue clave para mi encuentro con Benedicto XVI y su magisterio, a la vez una luz, una clave para descubrir la continuidad y la novedad de los papas del concilio y posconcilio.
Todos tenemos algo que agradecer a este gran teólogo, pastor y papa que nos acaba de dejar para entrar a la Casa del Padre. Su magisterio es vital para superar las crisis que convulsionan al mundo y a la Iglesia actual y descubrir la novedad en la fidelidad del pontificado del papa Francisco y de sus sucesores. Las generaciones futuras se sumarán a esta acción de gracias.
Revelan el testamento espiritual de Benedicto XVI
Papa emérito escribió este texto el 29 de agosto de 2006. El Vaticano lo ha dado a conocer tras su fallecimiento
A continuación reproducimos íntegramente este valioso y bello texto:
Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he recorrido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. En primer lugar, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me dio la vida y me guió en diversos momentos de confusión; siempre me levantó cuando empecé a resbalar y siempre me devolvió la luz de su semblante. En retrospectiva veo y comprendo que incluso los tramos oscuros y fatigosos de este camino fueron para mi salvación y que fue en ellos donde Él me guió bien.
Doy gracias a mis padres, que me dieron la vida en una época difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor prepararon para mí una morada magnífica que, como una luz clara, ilumina todos mis días hasta el día de hoy. La lúcida fe de mi padre nos enseñó a los niños a creer, y como señal siempre se ha mantenido firme en medio de todos mis logros científicos; la profunda devoción y la gran bondad de mi madre son un legado que nunca podré agradecerle lo suficiente. Mi hermana me ha asistido durante décadas desinteresadamente y con afectuoso cuidado; mi hermano, con la lucidez de sus juicios, su vigorosa resolución y la serenidad de su corazón, me ha allanado siempre el camino; sin este constante precederme y acompañarme, no habría podido encontrar la senda correcta.
De corazón doy gracias a Dios por los muchos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los profesores y alumnos que me ha dado. Con gratitud los encomiendo todos a Su bondad. Y quiero dar gracias al Señor por mi hermosa patria en los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo. Doy las gracias al pueblo de mi patria porque en él he experimentado una y otra vez la belleza de la fe. Rezo para que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y os lo ruego, queridos compatriotas:
no os dejéis apartar de la fe. Y, por último, doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido experimentar en todas las etapas de mi viaje, pero especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.
A todos aquellos a los que he hecho daño de alguna manera, les pido perdón de todo corazón.
Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los que en la Iglesia están confiados a mi servicio: ¡manteneos firmes en la fe! No se confundan. A menudo da la impresión de que la ciencia -las ciencias naturales, por un lado, y la investigación histórica (especialmente la
exégesis de la Sagrada Escritura), por otro- es capaz de ofrecer resultados irrefutables en contradicción con la fe católica.
He vivido las transformaciones de las ciencias naturales desde hace mucho tiempo, y he podido comprobar cómo, por el contrario, las aparentes certezas contra la fe se han desvanecido , demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas sólo aparentemente pertenecientes a la ciencia; del mismo modo que, por otra parte, es en el diálogo con las ciencias naturales como también la fe ha aprendido a comprender mejor el límite del alcance de sus pretensiones, y por tanto su especificidad.
Hace ya sesenta años que acompaño el camino de la Teología, en particular de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de las diferentes generaciones he visto derrumbarse tesis que parecían inamovibles, demostrando ser meras hipótesis: la generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann, etc.), la generación marxista. He visto y veo cómo de la maraña de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo.
Por último, pido humildemente: rezad por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados e insuficiencias, me reciba en las moradas eternas. A todos los que me han sido confiados, mis oraciones salen de mi corazón, día a día.
Benedictus PP XVI.
“
Querido Benedicto, ¡hasta que nos podamos encontrar!
a través de su legado.
Por Verónica Toller Serroels“ No me estoy preparando para un fin, sino para un encuentro ”, decía. Esperó hasta el último día del año, y se despidió casi como diciendo: “Cerramos una etapa; mañana, comenzamos desde cero, nueva vida, nuevo tiempo. Pero también, así como cada nuevo año está atado a todo lo anterior, así la vida nueva en Cristo en el cielo es continuidad de todo lo que supimos hacer, forjar, amar, trabajar, luchar aquí”.
Pero Benedicto XVI se queda con nosotros en su legado de claridad y de valentía, en su amor de pastor, en su humildad que nos ilumina y marca camino, y en toda la extensa cantidad de enseñanzas que nos deja. Se queda como padre que ha sido para la Iglesia y líder para el mundo. Se queda en su sacrificio, en su bondad, en su lucha titánica contra la tiranía del relativismo, como él la llamaba; se queda en los aportes doctrinarios, en su rectitud, en el servicio que prestó al mundo como teólogo y filósofo (uno de los más grandes pensadores de la Iglesia Católica en la era moderna).
Este “humilde trabajador en la viña del Señor”, como se llamaba a sí mismo, presidió la Congregación para la Doctrina de la Fe siendo cardenal y fue garante de dicha doctrina, con definiciones y trabajos claros, profundos, rectos, valientes. Un sabio y un titán, como le llama mi hermano Fernando. Trabajó junto a san Juan Pablo II en gran parte de las encíclicas del papa polaco. Profundizó en la cristología y nos regaló su trilogía sobre «Jesús de Nazareth».
Benedicto XVI era amable. Era noble. Era prudente.
Joseph Ratzinger no buscaba reflectores. Profundizaba. Oraba. Callaba cuando no podía mejorar nada con palabras.
Pero cuando hablaba… ¡atenti!, porque lo hacía alto y claro. Como cuando develó el ser equívoco y dañino de la ideología de género. Escribió en su libro “La sal de la tierra”:
“La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura. Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo. Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual. Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias
de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo”. O cuando señaló el avance de las ideologías que están socavando nuestra sociedad, la familia, la política, al ser humano mismo. Siendo cardenal, al inicio del cónclave en que -sin saberlo en ese momento- terminaría siendo Papa, Benedicto habló. Fue allí que definió a la “dictadura del relativismo”, que postula un mundo donde todo es relativo y el hombre hace y deshace a su medida:
“Tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, es constantemente etiquetado como fundamentalismo -dijo-. Mientras el relativismo, es decir el dejarse llevar ‘de aquí hacia allá por cualquier viento de doctrina’ [Ef. 4, 14], aparece como la única aproximación a la altura de los tiempos actuales. Se va
constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el yo y sus deseos. Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo. ‘Adulta’ no es la fe que sigue las olas de la moda y la última novedad; adulta y madura es la fe profundamente radicada en la amistad con Cristo. Esta amistad nos abre a todo aquello que es bueno y nos da el criterio para discernir entre lo verdadero y lo falso, entre engaño y verdad”.
Tomó decisiones muy valientes que marcaron un antes y un después en muchas cosas.
• Llamó a un reencuentro de fe y razón.
• Como cardenal y como Papa, impulsó un fuerte retorno a la teología desde sus bases, sin concesiones a desviaciones
• Decretó tolerancia cero ante los abusos y pederastia dentro de la Iglesia.
• Incómodo con la burocracia vaticana, abrió las puertas administrativas de la Santa Sede a nuevos aires más allá de Italia. Y se propuso limpiar corrupciones
• En 2010, creó en el Vaticano la Autoridad de información financiera (AIF) y promulgó la “Ley sobre la prevención y lucha contra el blanqueo de ingresos procedentes de actividades criminales y de la financiación del terrorismo” dentro de la Iglesia, lo cual constituyó una acción valiente y transparente.
Quiso dialogar con todos. A los 95 años dio un paso al frente. El paso más decisivo de todos, el paso hacia el abrazo completo del Padre en la eternidad. Gracias, gracias, gracias, querido Benedicto.
Un verdadero doctor de la Iglesia para el siglo XXI
Benedicto lo fue como profesor de teología en Alemania y como consultor clave durante el Concilio Vaticano II, hace 60 años. Fue uno de los artífices del aggiornamento promovido entonces por el Papa san Juan XXIII. Fue también guardián de la fe durante el pontificado de san Juan Pablo II, al ocupar el cargo de lo que fue antaño el “Santo Oficio”, cuya misión todavía es eliminar la herejía y afirmar la buena doctrina. En 1986, presidió la comisión que redactó el Catecismo de la Iglesia Católica, que enriqueció versiones previas, la última de 1566, promulgada por san Pío V, y conocida como Catecismo Romano. En 2000, Benedicto redactó la Declaración Dominus Iesus, que defiende y explica por qué la salvación sólo nos viene de Jesucristo y su Iglesia, aun cuando alcance, en ocasiones, a los no bautizados de manera ordinaria.
ina. De allí que desde siempre nuestra fe, aunque rebase la razón, no sea contraria ni la expongamos rechazando lo razonable, como lo hacen muchos fundamentalistas, lo cual no quiere decir que no debamos todos profundizar en los misterios mismos de la fe, pues de Dios procede todo ser, todo orden y todo lo sensato.
Por Arturo Zárate RuizNo dudo que Benedicto XVI algún día llegue a los altares. Pero temo que no lo proclamarán “santo súbito”, como a san Juan Pablo II tras su último suspiro. Por la renuncia de Benedicto al papado, no pocas personas siguen contrariadas, como ocurrió con el Papa Celestino V por dimitir. Dante lo puso en el Infierno por “inútil”. La opinión del poeta era mundana. La Iglesia reconoció más tarde a Celestino como santo. Benedicto XVI le tenía mucho aprecio.
Dudo que a Benedicto se le llame posteriormente “Magno”, como lo son san León I, por enfrentarse sin más armas que la Palabra
a Atila; san Gregorio I, por preservar a Europa en la fe mientras los bárbaros destruían lo que quedaba del Imperio Romano; Nicolás I, por defender la indisolubilidad del matrimonio frente a Lotario, beligerante rey francés del siglo IX, y san Juan Pablo II, por anunciar el Evangelio con valentía y, según reconocen muchos, contribuir así al desmoronamiento del imperio ateo-comunista soviético.
En cualquier caso, el cardenal Gerhard Ludwig Müller, alguna vez Prefecto de la Doctrina de la Fe, considera a Benedicto como un «verdadero Doctor de la Iglesia para la época actual», junto a poquísimos santos doctores como Tomás de Aquino y Agustín de Hipona.
Como Papa, cumplió su ministerio según lo definió el mismo Jesucristo a un Pedro que no entendía todavía el rol redentor de su Señor: «Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos».
Benedicto, como gran Papa que fue, nos confirmó en la fe.
Sus tres libros sobre Jesús de Nazaret son una meditación sobre Nuestro Señor con base en los relatos evangélicos, y una confirmación rigurosa de su historicidad, frente a falsos teólogos que niegan, no sólo la divinidad del galileo, sino inclusive su existencia como hombre.
Su Discurso de Ratisbona de 2006, a profesores universitarios alemanes, resaltó que Dios, el Logos que reconocemos los cristianos, nos exige actuar según la razón, pues no hacerlo sería contrario a la propia naturaleza div -
En su encíclica Deus Charitas Est aborda la naturaleza divina misma. Dios, tan es amor, que no entrega bienes de manera indistinta a los necesitados, como algunos filántropos, sino que se entrega Él mismo de manera personalísima a cada uno de nosotros, como el mejor amante al procurar el bien de su amado. Benedicto pide por tanto a las organizaciones caritativas católicas que amen, no como esos filántropos, sino como Dios lo hace.
En Spe salvi, Benedicto nos recuerda que tenemos esperanza gracias a la fe recibida de Jesucristo, una esperanza que no se reduce a un más allá, sino incluye el más acá, pues sin fe pierde cualquier sentido el luchar por la justicia en este mundo.
En Charitas in Veritate, retoma la doctrina social de la Iglesia, particularmente el fortalecer un humanismo que concilie el desarrollo económico y social de los seres humanos, y que ayude a reducir la excesiva disparidad entre ricos y pobres, y propone la insuperable necesidad de encontrar la responsabilidad social (caridad), a través de la verdad y la humildad.
POR MARIO DE GASPERÍN GASPERÍN OBISPO EMÉRITO DE QUERÉTARO
Pastor, es decir, maestro y testigo de la fe
Cuando Peter Seewald en su entrevista “Últimas Conversaciones” con el Papa Benedicto XVI le preguntó si le gustaría ser recordado como el “Papa profesor”, le contestó: “Yo diría que he intentado ser ante todo un pastor”; y añade que a este servicio pastoral: “le es inherente el apasionado trato con la palabra de Dios, o sea, con lo que un profesor de teología debe hacer”.
A lo cual debe sumarse “el dar testimonio de la fe, el ser, en este sentido, un “confesor”. Y explica: “Los términos latinos ‘professor y confessor’ son filológicamente casi los mismos”.
Eso fue, porque eso quiso ser Benedicto XVI: un pastor lleno de sabiduría humano-divina al servicio de la Iglesia; servicio amparado con el testimonio de su vida. Vivió lo que creyó y enseñó. Es también lo que implicó su autodefinición cuando fue elegido Papa: “Un humilde trabajador de la viña del Señor”.
Mi primer contacto personal con el Papa Benedicto XVI fue cuando, siendo él todavía cardenal prefecto del Dicasterio para la Doctrina
de la Fe, el episcopado mexicano me encomendó la tarea de ir a recibir instrucciones sobre la situación y avance del diálogo de la Santa Sede con monseñor Lefebvre, ya entonces en dificultades graves contra la fe. Durante una hora expuso y contestó a las inquietudes que en ese momento afectaban a toda la comunidad católica. De ese diálogo conservo, entonces recién nombrado obispo, un hermoso recuerdo de su trato afable y del empeño de la Santa Sede por evitar la ruptura que amenazaba a la Iglesia. Además, un escrito del cardenal Joseph Ratzinger sobre la encíclica Redemptoris Mater del Papa Juan Pablo II.
La segunda ocasión fue en Cas-
tel Gandolfo, cuando era ya Romano Pontífice. Fue durante la visita ad Limina Apostolorum, visita que debe hacer el obispo diocesano cada cinco años para informar al Papa de la situación pastoral de su diócesis. Se trata de un informe detallado, resultado de un cuestionario elaborado por Roma. Los dicasterios romanos preparan una serie de asuntos que san Juan Pablo II solía seguir al pie de la letra, pero el Papa Benedicto prefería el diálogo abierto y espontáneo.
Con el mapa de la Diócesis enfrente, iba escuchando y señalando los temas de mayor interés en ese momento: la relación de la fe con la cultura moderna, los efectos sobre la religiosidad popular, especial-
mente le interesó la peregrinación al Tepeyac, la formación sacerdotal, la situación político-religiosa y el reciente proceso, civil y penal de que fui objeto, motivado por la exposición de la Doctrina de la Iglesia sobre las elecciones. De esto estaba ya suficientemente informado y se limitó a hacer algunas reflexiones sobre la persistencia del liberalismo intransigente en muchos de nuestros países.
El último diálogo con el Papa Benedicto fue cuando, después de la Misa solemne en el atrio de la Basílica de san Pedro, durante la cual había canonizado al obispo de Veracruz monseñor Rafael Guízar y Valencia, me acerqué a darle las gracias por esa canonización, tan esperada no sólo por sus diocesanos, sino por todo el episcopado mexicano. Le conté que guardaba especial cariño y gratitud hacia monseñor Guízar porque, en tiempos amenazantes ya de la persecución religiosa, me había impartido el sacramento de la Confirmación durante su última misión en Córdoba. El Papa me escuchó sonriente y me dijo que el testimonio del señor Guízar era de un gran valor para todos los obispos por su amor a los pobres y por su vida ejemplar como obispo-misionero. Por tres veces repitió en español: “Es un gran santo, un gran santo, un gran santo”, palabras que conservo en el corazón, como están el corazón de todos sus devotos.
Por Tomás de Híjar ornelas, Pbro.
El viaje del cardenal Ratzinger a México en 1996
Hace un cuarto de siglo estuvo en la capital de Jalisco, del 5 al 11 de mayo de 1996, el Prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, cardenal Joseph Ratzinger, y el Secretario de dicho Dicasterio, Tarcisio Bertone, lapso durante el cual de las inmediaciones de Guadalajara visitaron la basílica de Zapopan y la laguna de Chapala, no menos que el Seminario Conciliar, donde el purpurado alemán ofreció a los estudiantes del plantel levítico una panorámica de su visión universal de la fe católica ante los desafíos del nuevo milenio y desde la óptica del pontificado de Juan Pablo II y su participación en el desmantelamiento de la Unión Soviética.
Su presencia la engastaba por acá, todavía, el desconcierto profundo que dejó en la sociedad mexicana el asesinato del VIII Arzobispo de Guadalajara, Juan Jesús Posadas –ni tres años habían pasado del terrible episodio–, y la opaca voluntad del gobierno para aclarar quienes y porqué lo hicieron, pero, principalmente, la novedad que trajo consigo el levantamiento, en los Altos de Chiapas, de un movimiento social reivindicatorio a favor de las comunidades de indios
empeñadas en mantener ese estatus y de paso, mostrarle al mundo que México, al tiempo de pactar con el capitalismo norteamericano el Tratado de Libre Comercio, mantenía raíces con su historia tradicional que aún cuentan las cosas de otro modo que con dinero y valores económicos.
En la disertación que ofreció en el marco del II Encuentro de Presidentes de Comisiones Doctrinales de las Conferencias Episcopales de América Latina, entre ellos don Óscar Rodríguez Madariaga, Presidente de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano, el Prefecto precisó con exactitud la preocupación de la Santa
Sede en torno a estos aspectos: la crisis de la teología de la liberación, relativismo: la filosofía dominante, relativismo en teología: la retractación de la cristología, el recurso a las religiones de Asia, ortodoxia y ortopraxis, New Age, el pragmatismo en la vida cotidiana de la Iglesia, tareas de la teología y perspectiva.
Inevitable para él fue escuchar a sus colegas hacer hincapié en el tráfico de drogas, que describieron como el “terrible flagelo” metido en forma “desvergonzada” en el ámbito político, y para ellos recibir de sus labios expresiones contundentes que anunciaban el ocaso de la Teo -
logía de la Liberación junto con el del socialismo en Occidente; en no ocultar su desconfianza al estilo de vida tradicional de los pueblos de indios del sureste mexicano, tutelado con energía por el obispo de San Cristóbal, don Samuel Ruiz y su preocupación por las modas “espiritualistas” y heterodoxas.
El resumen de lo que allí se trató fue el Mensaje ‘Los nuevos desafíos en el llamado Continente de la Esperanza’, que exhibe y denuncia el narcotráfico como ‘enfermedad’ social del Continente, la mala situación económica derivada de un modelo mercantilista que lo empobreció muchísimo, el relativismo emanado de cierta filosofía inmanentista ajena y hasta contraria a la dignidad de la vida humana y el auge de movimientos que sin ser confesionales son paralelos y en abierta competencia con el cristianismo.
Ya convertido en obispo de Roma y bajo el nombre Benedicto XVI, el apenas fallecido Papa emérito regresó a México, del 23 al 26 de marzo del 2012, en visita apostólica. En tan corto tiempo, pudo tener ante sí una realidad candente y que sigue en ebullición a propósito de cuestiones que siguen esperando un curso y una respuesta desde el Evangelio: paz en la justicia, tutela integral a la dignidad humana, participación democrática…
El primer Papa tuitero
esta es la historia de cómo la santa sede aceptó la idea de que benedicto Xvi entrara al mundo de las redes sociales.
Sabido es que el fallecido Benedicto XVI fue siempre una persona m uy abierta a dialogar con ideas presumiblemente enfrentadas, y sabido es, también, que esa apertura le hizo ser un absoluto pionero en muchas cosas de la Iglesia. De una de ellas se cumplieron diez años, precisamente, el pasado 12 de diciembre de 2022: el estreno de la primera red social de un Papa.
El usuario @Pontifex de Twitter fue un paso muy importante para seguir cumpliendo con la misión de hacer llegar el mensaje de Cristo a todos los rincones de la tierra. Con 53 millones de seguidores actualmente, la cuenta se publica desde 9 perfiles en diferentes idiomas (incluyendo el latín).
Algo impensAble
El asesor y consultor Gustavo Entrala, fundador de la agencia 101, publicó recientemente un artículo en la revista Forbes en el que relata cómo se gestó la idea del primer Papa tuitero. “Sí, yo estaba allí con Benedicto XVI cuando le dio al botón tweet por vez primera”, confiesa el experto español.
Puede parecer algo normal, que un Papa publique una entrada en su red social, pero como confiesa Entrala, hasta 2012, “el Papa se comunicaba en encíclicas”. “No hacía entrevistas, sólo hablaba brevemente con periodistas en el avión durante sus viajes. Cuando sucedía alguna catástrofe en el mundo, el Vaticano enviaba un telegrama de parte del Papa a la autoridad eclesiástica local», expresa.
Por ello, Entrala y su equipo se encontraron con todo tipo de trabas. “Se oponían frontalmente algunos cardenales de la Curia, reticentes a cualquier innovación en las formas; se oponía la Secretaría de Estado, el brazo diplomático del Vaticano, que encontraba riesgos geoestratégicos en cada frase que el Pontífice decía en público», afirma.
D A b A vértigo
El asesor confiesa que para muchos la propuesta “era tan estúpida que nadie se atrevía a hacerla”. “En parte es comprensible. Que la figura del Papa estuviera expuesta a los insultos en las respuestas a sus mensajes, o que su imagen de perfil compartiera es -
pacio con las hermanas Kardashian, eran anatema en el Vaticano», reconoce.
Sin embargo, para alcanzar el sí definitivo del Papa a las redes sociales tuvieron que darse antes una serie de elementos muy complejos. Que Gustavo Entrala enumera en una serie de puntos muy interesantes y que, como ya anuncia, formarán parte de un libro próximamente.
“La decisión de crear la cuenta @pontifex es el resultado de una relación de consultoría con el Vaticano que comienza en 2010 y se prolongó hasta 2016”, comenta. La primera tarea para su equipo fue: “Identificar a quienes tienen el poder de decisión, y ganarse su confianza. La decisión
de abrir la cuenta papal en Twitter se tomó al final de un almuerzo en una taberna junto a la Plaza de San Pedro. Yo llevaba un Powerpoint impreso con los pros y los contras de la idea. Y les convencí”, reconoce.
La clave que le hizo despertar esa idea a Entrala fue algo que dijo el fallecido Papa. “Cuando hay problemas, los grandes cambios urgen. La oportunidad que vi para para llamar a la puerta del Vaticano ofreciendo mi ayuda fue un mensaje del Papa Benedicto XVI en el que decía que parte de la crisis de imagen que sufría entonces la Iglesia se debía a su desconocimiento del uso de las redes en la comunicación del Vaticano», expresa.
Una vez sentados en la misma mesa, Entrala expuso a los representantes de la Santa Sede lo que tenía pensado hacer.
p or l A gente joven
Por último, Entrala revela cuál fue el motivo definitivo por el que Benedicto XVI aceptó. “El sí a las redes sociales en una institución con más de 2 mil años de historia no es fácil de conseguir. Porque una vez que la Iglesia se compromete a algo, lo hará de forma indefinida (en este caso, hasta que Twitter deje de existir, como me dijo un día un asesor del Papa).
El argumento definitivo que convenció a Benedicto XVI fue el futuro de la Iglesia, la gente joven. Para formularlo, había que conocer bien los grandes desafíos de la institución”, asegura.
Con información de ReL
Una Iglesia con voz y esperanza
DICIEMBRE
El Papa emérito Benedicto XVI murió a los 95 años, después de haber permanecido enfermo durante los dos últimos años. Fue él quien le dio el rango de Fundación Pontificia a ACN.
NOVIEMBRE
Terror en Congo: Asesinan a religiosa
Ataque terrorista en la República Democrática del Congo mata a la hermana Marie-Sylvie Kavuke Vakatsuraki, de las Hermanitas de la Presentación. El terror continúa en este país.
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Florida y a su paso dejó destrucción y muerte. Por ello, diversas organizaciones católicas lanzaron campañas solidarias para ayudar a los damnificados
AGOSTO
Sigue la persecución
La Iglesia Católica en Nicaragua vive momentos muy difíciles. En menos de 4 años, ha sufrido una persecución continua. Mons. Rolando Álvarez sigue con arresto domiciliario.
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Un grupo de bandidos secuestró al P. Whatner Aupont. El país sufre una crisis política, económica y de seguridad, donde la Iglesia ayuda a los más necesitados.
ABRIL
El Papa recibe a víctimas
de atentados
Se cumplen tres años de los atentados en Pascua en Sri Lanka la situación sigue en riesgo para los cristianos. Las víctimas visitan al Papa y le piden descubrir la verdad
MARZO
4ta edición de la Noche de los Testigos
ACN realizó la 4ª. edición de “La Noche de los Testigos”, con testimonios de Ucrania, Congo y Haití en Guadalajara, Monterrey y Saltillo.
FEBRERO
En medio de la guerra la Iglesia se queda
Un
año
más, los niños rezan el Rosario
Más de 840.000 niños de 140 países participaron en “Un millón de niños rezando el Rosario”.
SEPTIEMBRE
La Iglesia ayuda a damnificados
El huracán Ian impactó en el estado de
ACN continuó con el apoyo a los cristianos en Siria para su sobrevivencia y permanencia para que no desaparezcan.
JUNIO Nigeria registra masacre
Un ataque terrorista en el Día de Pentecostés dejó 39 muertos en Nigeria. Los cristianos son el blanco de los terroristas en muchas ciudades del país.
Mientras millones de personas intentaron escapar de Ucrania, sacerdotes y religiosas se quedan para apoyar a las familias en medio de la guerra.
ENERO El Papa condena la persecución religiosa
El Video del Papa de enero del 2022, lanzó un mensaje a favor de la libertad religiosa.
Los libros que lo convirtieron en un “bestseller”
Durante sus casi ocho años en el papado, Benedicto XVI escribió y publicó varios títulos en los que se proponía realizar una interpretación histórica de Jesús. Algunos de ellos le permitieron ser bestseller en más de 50 países. Ningún otro Papa había conseguido tal cosa antes. Una prueba más de su intelectualidad.
Hacia 2004, cuando aún era cardenal, anunció que estaba trabajando una exégesis teológica de Jesús, pero al ver que su salud, con el tiempo, le impedía continuar con la tarea, decidió editarla y reunirla en tres volúmenes que fue entregando conforme iban quedando listas.
En 2007, el sello La Esfera de los Libros publicó en español Jesús de Nazaret. Desde el Bautismo hasta la Transfiguración , el libro en el que Benedicto XVI abordó la vida pública del hijo de Dios. En 2011, fue Ediciones Encuentro la encargada de publicar Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección , que se centra en la pasión y muerte del mesías. Finalmente, en 2012, el grupo Planeta dio a conocer L a infancia de Jesús , un canto personalísimo de los episodios narrados por Mateo y Lucas, prácticamente, una declaración de amor.
En vida, Ratzinger fue un escritor muy dedicado a la vocación teológica. Trabajó alrededor de 600 títulos de ensayos, artículos, conferencias, cartas, cursos, discursos, testimonios, entre otros, desde 1954, cuando concibió su te-
escribió junto al periodista Peter
sis doctoral sobre la doctrina de la Iglesia en san Agustín de Hipona. Mención aparte, el libro que escribió junto al periodista Peter Seewald, Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos (Herder, 2010), contiene una entrevista en la que Benedicto XVI se liberaba de los tapujos para hablar con total sinceridad sobre los más diversos asuntos que afectaban a la comunidad eclesial durante esos años.
Así pues, libros escritos por él mismo y otros sobre él, desde el momento mismo de su publicación, han tenido cabida entre las lecturas que más salida tienen en el mercado.
Con información de agencias.
ADIVINANZAS
Salieron de oriente con rumbo a Belén. Si quieres juguetes, escribe a los tres.
Respuesta: Los reyes magos.
En sus grandes jorobas a los Reyes Magos traen, atravesando el desierto sin agua ni alimento. ¿Qué animal es?
Respuesta: Los camellos.
Guio a los Reyes Magos hasta el niño Dios. Sin perder brillo el camino les marcó.
(MATEO: 2, 1-12)
X A D O R A R L O M R O R Y B I N D Z Q J A K B C E B C O F R E S H G S X T G
HERODES MAGOS
REY ESTRELLA ORIENTE BELEN ISRAEL ADORARLO ALEGRIA REGALOS ORO INCIENSO MIRRA COFRES CAMINO
CHISPITAS
— Hijito, ¿por qué todavía no te has bañado? — Porque el agua caliente está muy fría, mamita. — ¿Aquí es el consultorio?
— No, es un dispensario. — Entonces dispénseme usted.
— Yo me llamo Crisóforo, ¿y tú? — ¡Nooo, yo no!
H A V I W L B U X B N A A F M M A G O S N X E O P L R I G L H T M U I L M S O E N U E V F W R N E I B S Y O X G C A O F C N R I U N I Q R H O X J I K R S R
F R W I Y C L Q E V A R Q T R S A I W C M N E O A L Z A H S P Q X O S T Z E V B V T U W C H R O V C L O I D Q T H E R O D E S K C E S T R E L L A F J I D L