El Observador
1 de noviembre de 2009 AÑO 15 No. 747 $8.00 Fundado en 1995
DE LA ACTUALIDAD
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ESPECIAL: LA CARTILLA DE VACUNACIÓN
¿Cartilla de salud o cartilla de sexualidad? PÓRTICO
DISFRACES POR JAIME SEPTIÉN / jaimeseptien@gmail.com
Entre las estrategias que han desarrollado los grupos de padres de familia está la de enviar cartas personales al secretario de Salud y al de Educación Pública para solicitar la enmienda de la cartilla. Además, para quien ya la ha recibido, se invita a mostrar su desacuerdo pegando en las páginas en cuestión una leyenda como en la imagen.
PRINCIPALES ELEMENTOS DE LA CARTILLA DE SALUD ♦ Pone en el mismo nivel a niños de 10 años y a adolescentes de 19. ♦ Se dirige a los niños, no a los padres. ♦ Ofrece y monitoreará que se les dé consejería sobre “derechos” sexuales y reproductivos ♦ Les ofrece acceso fácil y gratuito a los anticonceptivos como un derecho, incluyendo una tabla de monitoreo para su uso. ♦ Alienta el uso de la píldora de emergencia ♦ Afirma que el preservativo los protegerá del SIDA y otras enfermedades. ♦ Será obligatoria para reinscripción escolar en 2010.
Periodismo Católico
Cuando una disposición de salud enmascara la intromisión del gobierno en la educación de los niños y los jóvenes, existe algún fin inconfesable detrás de ella. Por dos razones: a) porque no dice toda la verdad y, b) porque disfraza la intención genuina con objetivos "buenos". Es típico del poder el engaño. Con pretexto del bien común (las vacunas, la extensión de los servicios de salud, la generación de un ambiente de "preocupación" por el destrampe de los jóvenes), el gobierno se entromete en territorios que le están vedados. Uno de ellos es sagrado: el derecho (y la obligación) de los padres de familia a educar a sus hijos. Más aún, educarlos con rectitud en el ámbito de su vida sexual. Confundir a un niño de 10 años con un adolescente de 19 no es un errorcillo inocente. Es confundir la velocidad con el tocino. Hay gato encerrado en todo esto. Y ese "gato" salta fácilmente a la vista: se trata de vender, de vender mucho: condones, pastillas del día siguiente, publicidad, películas, programas de televisión. El Estado haciéndole el juego a la industria del sexo... La cartilla se convierte así en una herramienta de promoción adelantada de la actividad sexual de las niñas y los niños de México, sin que se enteren sus papás. Otra pregunta: ¿la actividad sexual de quien no está preparado ni es estable ni tiene por qué serlo, es un "derecho"? Ya se ha visto en Europa a dónde conduce la política de ampliación de los derechos: a la ruptura de los referentes generales de valor; a la caída libre de la familia, al invierno demográfico, al suicidio y al sinsentido de la vida. No se trata de ser puritanos: se trata de ser inteligentes. Si la mayor fortaleza de una nación es la familia, ¿de cuándo acá una política de salud es correcta si destruye a la familia o inserta en ella la desconfianza? ¿Quién en su sano juicio va a creer que son mejores los consejos del gobierno que los del papá o la mamá? Al gobierno le vale bolillo la persona. Los adolescentes son máquinas sexuales y hay que hacer "algo" para que esa maquinaria funcione de acuerdo con los intereses de los que de verdad gobiernan: las transnacionales. Si el Papa estorba, que nadie le haga caso al Papa. Si la Iglesia estorba, que nadie le haga caso a la Iglesia. Si la mamá estorba, tú tienes "derecho" a mandarla a volar. Lo importante es tu placer. Y para eso estamos nosotros: para que nadie te estorbe. Menos esas antiguallas que se preocupan por ti. Pero esas antiguallas tienen voz en El Observador.