El Observador
20 de diciembre de 2009 AÑO 15 No. 754 $8.00 Fundado en 1995
DE LA ACTUALIDAD
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La cuna del Niño Dios Los que nacen en cunas de oro colgadas de seda, que le imiten y aprendan humildes a amar la pobreza.
PÓRTICO
SOLOSUCHIAPA POR JAIME SEPTIÉN / jaimeseptien@gmail.com
Los que nacen en cuna de pajas, sus ojos conviertan al humilde portal de la humilde Belén de Judea. Es preciso que el mundo lo escuche, que el mundo lo sepa; que lo digan la espada y la pluma, la lira y la lengua;
En el norte del estado de Chiapas, en zona montañosa, se encuentra un territorio de misión que, desde hoy, El Observador toma como suyo y lo invita a usted, amiga y amigo lector, a hacerlo suyo también. Déjeme explicarle un poquito. Hace un mes recibí la amable visita del padre Ricardo Vargas en las oficinas del periódico. Me contó la historia de su encuentro con esta región, preponderantemente zoque, del norte chiapaneco. Ahí lo destinó el arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, monseñor Rogelio Cabrera. No hay parroquia (la Misa se celebra en la capilla de una monjitas que atienden hace algunos años a la comunidad); no hay casa del párroco (vive el padre Ricardo en un pequeño cuarto que le prestan) y tampoco hay un centro de servicios de catequesis. Como en todo el estado de Chiapas, la penetración de algunas confesiones protestantes es enorme. El panorama es difícil, pero nunca imposible para un sacerdote misionero, como lo es el padre Ricardo. Y él mismo me pidió ayuda para, en un terreno de una hectárea, poner un centro parroquial que dé servicios de todo tipo a la comunidad de Solosuchiapa. En principio, una persona de la comunidad se la vendía en 45 mil pesos, pero la ha bajado a 20 mil. Y yo me dije (y le dije al padre Ricardo): «¿qué mejor regalo de Navidad para mis hijos, para nuestros lectores, para nuestras familias católicas que forman la comunidad de El Observador que aprovechar esta oportunidad, ayudar a comprar el terreno y darle vida católica a la misión de Solosuchiapa, haciendo con ella un contacto permanente? La Navidad, que ya toca a la puerta, debe tocar, también, nuestros corazones. Cristo se hizo pobre para redimir a los hombres. Vamos a hacernos uno para construir la misión de Solosuchiapa. Son 20 mil pesos de inicio. La cuenta está a nombre de Ricardo Vargas, en Banamex, 5204 1641 9200 8990. Las niñas y el niño de la foto son Cristo que nace hoy. ¡Feliz y santa Navidad a todos!
la campana y el órgano grave, la voz de la Iglesia, la cristiana legión que el divino Misterio hoy celebra; y los mismos angélicos coros que al mundo trajeran —¡mensajeros benditos del Cielo!— la divina nueva. Ha nacido el que es Rey de los Cielos y Rey de la Tierra, reclinado en un pobre pesebre... ¡Señor, no más pruebas!... No la aguda corona de espinas, no la Cruz a cuestas, no el escarnio de inicuos verdugos, la injuria y la afrenta... No muriendo en la Cruz, des al mundo de tu amor nuevas pruebas; que, naciendo en un pobre pesebre las distes inmensas... .......... Los que nacen en cuna de pajas, amen su pobreza. Los que nacen en cuna de oro, que aprendan, que aprendan... José M. Gabriel y Galán (Poeta español, 1870-1905)
Periodismo Católico
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PALABRAS
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El Observador
ENSAYOS CRISTIANOS
HOMO
VIATOR
POR EL PADRE JUAN JESÚS PRIEGO / San Luis Potosí
El hombre es un caminante, un peregrino, un nómada que a cada paso que da, se va. «Tiene el aspecto de quien dice adiós», dice de él lleno de nostalgia Rainer Maria Rilke (1875-1926), el poeta de Praga. No le ha sido dado al hombre bañarse dos veces en el mismo río, ni reflejarse dos veces en ciertas pupilas. Como en la canción de Agustín Lara, todo es para él «una vez nada más». Nada se repite: ni este momento que quisiéramos eterno, ni este día que la noche —celosa de su luz— apagará, ni esta voz que un día la muerte hará callar. Las jornadas de los hombres son como él: nómadas, caminantes, peregrinas, y nunca nadie las volverá a ver jamás. «¡Detente, eres tan bello!», gritaba Goethe al instante que se iba. Grito inútil, porque en este río caudaloso que es la vida nada puede detenerse: la corriente del tiempo se encarga de empujar todas las cosas. De Rilke son también estos versos que, aunque se dirigen a Dios como una plegaria, hablan del terrible secreto de los hombres: No debes tener miedo, Dios. Ellos dicen mío a todas esas cosas, tan pacientes. Son como el viento que roza las ramas y dicen: árbol mío… Así dicen: mi vida, mi mujer, mi perro, mi hijo, y sin embargo saben que todo: mujer, vida, perro y niño son extrañas imágenes, contra las que, cual ciegos, van a chocar, con manos que tantean…
Nada es nuestro. Todo lo que tenemos nos ha sido dado en préstamo. ¡Somos los más pobres de los seres! Me decía una vez un esposo, desconsolado: «¿Por qué Dios me ha quitado a mi mujer, por qué me la ha quitado si era mía?». Yo me limité a callar, pero por dentro me decía a mí mismo: «Nada es nuestro, nada. Todo lo tenemos como prestado. Incuso la mujer, incluso los hijos, también los amigos. Todo». El poeta náhuatl lo dijo todavía mejor que Rilke:
Eternos viajeros, nada nos pertenece; nómadas incurables, nada poseemos. Llamamos «nuestras» a las cosas que todavía no han partido, que todavía están ahí, cerca de nosotros, merced a su paciencia. Todo lo que llega a nuestra vida lo hace en calidad de huésped. ¿Cuándo se irá? Nuestros pobres corazones son hostales que diariamente ven partir lo que ya amaban. Los que llegaron, un día se marcharán. Porque también ellos tienen que vivir —lejos, en otra parte, bajo otro cielo, en otro hostal—, o porque nos los arrebatará el tiempo, la distancia o la muerte.
Sólo un instante el festín dura, por tiempo breve la gloria es... ¡Nadie es tu amigo ciertamente; sólo por tiempo breve se dan en préstamo flores hermosas!... Y también: Como una flor sólo me estimo a mí mismo en la tierra. Por muy breve instante estamos prestados unos a otros. Gozaos. ¡Yo me pongo triste!
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Sí, estamos sólo prestados. Por eso, mientras los otros aún estén hay que tratarlos con la ternura con que trataríamos a un ser que se despide, como a un extranjero que quizá mañana partirá. Que no se haga tarde y la ternura se nos pudra dentro; que no nos pase lo que al pobre Doutreval en la novela Cuerpos y almas que, cuando ha perdido a Mariette por haberse ido de este mundo, llora a causa del tiempo desperdiciado: «Pienso —escribe el narrador, es decir, Maxence van der Meersch— en las pequeñas alegrías que le pudo proporcionar, en todo lo que pudo hacer, y no había hecho, para que ella fuera dichosa. Ahora estaba muerta y él no podía ya hacer nada». «No tenemos en esta tierra casa permanente», dijo el Apóstol. Somos, en este mundo, viajeros. Hay que aprovechar el tiempo y decir las palabras del amor antes de que la paciencia ajena se agote, antes de que se haga tarde y nos quedemos solos. Porque viene la noche y quizá no haya otro crepúsculo. Ognuno sta solo sul cuor della terra trafitto da un raggio di sole: ed è subito sera. («Cada uno está solo en el corazón de la tierra/ herido por un rayo de sol/ y, de pronto, anochece»). ¡Cómo es bella esta poesía de Salvatore Quasimodo (1901-1968), el poeta italiano! El último verso produce el efecto de un telón que cae como una piedra, y por eso es casi intraducible. En el segundo verso todo estaba lleno de sol y ahora todo son tinieblas: de un segundo al otro, de una palabra a la siguiente, de una línea a otra, como sucede en la vida. Sí, hay que desconfiar de los rayos del sol, pues pronto se hará de noche y habrá que dormir. Homo viator. El hombre es un nómada incurable. Nada tiene. Nada es suyo, sino sólo lo que le fue prestado por un tiempo muy breve. Tal es el motivo por el que debe darse prisa, y no dejar para mañana las bellas palabras que pueda decir hoy.
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NATIVIDAD
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Lo que debe a México la fiesta tradicional de Navidad La Navidad, fiesta del mundo cristiano, casi es una fiesta universal, y aun en los pueblos no cristianos debe a México más de un motivo de regocijo, más de un motivo de lucimiento, universalmente aceptados dondequiera que se celebre el advenimiento de Cristo. POR F. IBARRA DE ANDA / El Galano Arte de Leer (1955)
¿Se puede concebir la celebración de la Nochebuena sin el pavo tradicional? Las hogareñas fiestas que empiezan en Navidad siguen hasta el Año Nuevo, y el pavo sigue figurando también lo mismo en las comidas del hogar que en las que ofrecen los restaurantes en todos esos días. Primero, el pavo de rigor, y después todo lo demás. Lo mismo en Berlín que en París, en Londres que en Moscú, en Washington o en Madrid, y hasta en Tokio y Pekín, que han comenzado a introducir la Navidad obligados por las colonias extranjeras, el pavo al horno, el pavo trufado, el pavo al pastor es obligatorio en la cena de la última semana del año cristiano. El pavo, cócono, guajolote o meleagris mexicano, como se llama científicamente, se debe a México. Antes de Cortés, el mundo ignoraba la existencia de ese bípedo cuya carne proporciona un exquisito manjar; los vasallos de Moctezuma lo descubrieron un día, en estado salvaje, en las selvas vírgenes de Anáhuac y ofrendaron el descubrimiento al magnífico monarca, como cosa digna de dioses, y, de las tierras de Moctezuma el Magnífico, se propagó a todo el orbe la exquisita vianda como única digna de celebrar la fiesta de Dios. Sin el «hueyxólotl» de los aztecas, la Navidad cristiana parecería a muchos desabrida, insípida. El Día de Gracias, fiesta religiosa de los yanquis, se celebra exclusivamente con el imprescindible pavo. ¡Qué lejos están los magnates, los millonarios, los potenta-
dos de Estados Unidos y de Europa, de imaginarse que la vianda en torno a la cual gira toda la celebración de Navidad se debe a los aztecas! La flor de Navidad
Mas no solamente el pavo se debe a México; también la flor de Nochebuena, esa flor que se ha extendido por todo el mundo como símbolo de Navidad, figurando en todas las alegorías, en todos los adornos, en todos los obsequios, en todas las tarjetas. ¿Se imagina alguien una cena de Nochebuena sin que la mesa esté adornada con la simbólica y extraña flor? Ésta —originaria de México, y que solamente se produce en invierno, rara por su forma y peculiaridades, pues siendo de tierra caliente brota en tiempo de fríos— parece providencialmente destinada a simbolizar la Navidad. Los aztecas la conocieron como una de tantas plantas de ornato; los mexicanos de la Colonia notaron que solamente florecía en diciembre y el espíritu religioso de los mestizos comenzó a engalanar los «nacimientos» con aquella flor. Poco después, ya en la época independiente, vino a México mister Joel Poinsset en calidad de plenipotenciario estadounidense. Era hombre observador y aficionado a
la botánica y fue él quien clasificó la flor, la transplantó a los Estados Unidos y la dio a conocer en el mundo entero como flor de Navidad por producirse en diciembre. En los textos de botánica de las escuelas estadounidenses la indígena flor de Nochebuena se conoce con el nombre de «poinsseta», en honor del yanqui que la clasificara. De todas maneras, la flor de Navidad se debe a México. Los chocolates
Casi tan indispensables como el pavo son los bombones, turrones, confites, pasteles, postres, budines, etc., en que entra como principal elemento el chocolate. Las famosas cestas de Nochebuena no salen de ningún almacén, de ninguna casa de comercio o particular, sin los imprescindibles bombones entre los cuales la mayor parte son de chocolate dulce, amargo, con leche o sin ella, con pasas, con almendras, etc. ¿Y dónde se inventó el chocolate si no en México? ¿Y de dónde lo llevaron los españoles a Europa si no del Anáhuac?
los comen los blancos, los morenos, los amarillos, los negros, los aristócratas y los plebeyos; los soberanos y los esclavos; y en Navidad andan en las manos y bocas de todos. ¡Y esto también se debe a México! En los Estados Unidos, en Cuba, en Centroamérica y en Europa hay hasta canciones compuestas en honor del «maní» o cacahuate, indicio de la gran popularidad de que goza tan apetitosa golosina. Se venden crudos, tostados, quemados; en confites, en turrón, en cajeta, con cáscara o sin cáscara, con sal, con chile, con miel, en bolsas o en la mano, y constituyen uno de los principales negocios en Navidad. Por las vitaminas y calorías que contienen son alimento ideal para el invierno. Y, si del aspecto universal que ofrece la predilección de que goza el cacahuate en Navidad, pasamos al punto de vista económico, aquí sí que podemos decir que una Navidad sin cacahuates no parecería Navidad sencillamente. ¿Cómo salir del compromiso de las «posadas»? ¿Con qué llenar las piñatas? ¿Cómo condimentar la ensalada de Nochebuena? ¿Cómo concurrir a la Misa del Gallo sin los bolsillos repletos de cacahuates?
Los cacahuates
Puede haber noches de Navidad, las de los pobres, sin pavo, sin flor de Nochebuena, sin bombones de chocolate, sin turrones ni pasteles, ¿pero sin cacahuates? ¡Imposible! Sabroso y nutritivo fruto que se ha adueñado de todo el globo terrestre! Los cultivan y
La parafina
No tan popular como los cacahuates, aunque sí mas necesaria para las fiestas de Navidad, es la parafina. En torno de las estampas, exornando las tarjetas de Navidad y en las alegorías alusivas, aparecen casi siempre flores de Noche-
buena alternando con velas de parafina. Estas velas, simbólicas de la Nochebuena, fueron en tiempos antiguos de estearina, principio graso que se extraía especialmente de las ballenas. La estearina, por esta razón, era cara y la usaban solamente los ricos para sus banquetes nocturnos; daba luz blanca, de escaso humo y de olor menos mareante que la cera. Era un lujo de ricos. Por mucho tiempo las rituales velitas de nuestras «posadas» fueron de sebo; la estearina ni siquiera se conocía por el pueblo, pues hasta el nombre le parecía exótico y decía: «esterina»; y lo mismo que ocurría en México ha de haber sucedido en los demás países. Pero brotaron los pozos de petróleo, figurando México entre los países petroleros del mundo; se descubrió que, a pesar de su negrura, el chapopote tiene parafina, y ahora cualquier proletario puede darse el lujo, por unos cuantos centavos, de iluminar su mesa con velas de parafina, tan luminosas, tan blancas, tan decentes como las de estearina, y, gracias a la parafina extraída del petróleo mexicano, podemos en México realizar nuestras «posadas» con centenares de velitas que dan alegría y color a la fiesta familiar. Así pues, también las simbólicas velas de Navidad, cuando menos su popularización, se debe en buena parte a México.
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¿TE IMAGINAS UNA NAVIDAD SIN CONSUMISMO?
Ya he colocado las felicitaciones de Navidad que van llegando. Allí van luciendo en mi sala, variadas en sus motivos y formatos. Me llaman la atención esos tarjetones que, para ser «asépticos», se envían muchas veces desde empresas o instituciones. Tarjetones que tienen como motivo un paisaje nevado, unos ositos o un payasete con pinta afeminada. Parece que no se quieren herir sensibilidades, no vaya a ser que quien reciba la felicitación le tenga alergia a Cristo o, al ver una imagen piadosa, se le revuelva el estómago al pensar que la Navidad no es sólo la lotería, el turrón y alguna que otra intoxicación etílica. Parecen esos tarjetones un intento de hacer una Navidad light donde hubiera que dejar de lado el nacimiento de Cristo. ¿Te imaginas una Navidad sin consumo y sin gastos desorbitados? Parece difícil pero se da en muchos lugares donde la Iglesia está presente minoritariamente, donde está perseguida o en la clandestinidad y en países de misión. También en muchos corazones de consagrados y consagradas que vivirán estos días en la capilla de su convento, y en muchas familias que descubren el verdadero sentido de la celebración del nacimiento de Cristo. Sí, es posible una Navidad sin consumo. ¿Te imaginas una Navidad sin Cristo? Parece difícil pero es la realidad que se da en muchos lugares de la Tierra donde llenamos las calles y hogares de luces, adornos y guirnaldas, y llenamos las mesas de corderos, langosta y demás viandas pero se nos olvida bendecir la mesa, rezar en familia o asistir a la Santa Misa. Navidad es el tiempo del nacimiento de Dios-con-nosotros, y Él es el único importante en estos días y, por Él, toda la humanidad. Si te deslumbran las luces, los ositos o los payasetes y te sientes tentado de abandonar ahora —casi al final— a la Virgen y a san José, aprieta fuerte la mano de María y no te despistes del camino. Fuente: Archimadrid
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Navidad sin regalos Voy al supermercado a comprar pilas para el mini- plemente ocurrió. Y es que yo le quise soltar el comendisc. Y veo por ahí algo que me llama mucho la aten- tario con toda la normalidad del mundo, pero ¡no me ción: una chica ofreciendo whisky a la gente. Degus- imaginé que para ella iba a ser como una bomba atómitación, ¿vio? Y como uno tiene su corazoncito esco- ca! cés, en un santiamén alcanzo a la chica en la mesita —No. En mi familia no acostumbramos regalarnos desde donde lo reparte. nada por Navidad —digo sin ocultar el orgullo que Llego donde la chica y no dudo ni un segundo: eso me da. de inmediato me pongo a «trabajarla», así decimos ¡Sombras de la noche que borran el horizonte de por aquí al operar sobre alguien con el sutil arte de la un zarpazo! ¡Tinieblas del abismo que se ciernen sopalabra. En este caso, ya se imaginan: darle cuerda a bre el espíritu perdiéndole el rumbo! ¡Oscuridad total la vendedora, hacerle pensar que uno está interesa- que, cual terremoto, destruyes el piso sobre el que se do... esas cosas. Y como cae en la trampa, tengo que asienta la seguridad de la vida! Pobre mujer. Abrió los soplarme un rato de su cháchara. Es que los vende- ojos como nunca olvidaré, y me miró como si le hubiedores también tienen su método para trabajarlo a uno. ra dicho: «Por las noches me convierto en iguana», o Primero empiezan haciendo un vínculo, haciéndose «El problema es que mi hermana aún no regresa de tus amigos, hasta que, ¡zas!, Venus». Me lanzó una mirada lanzan la primera estocada. Y la Que conste que yo no tuve tal, como si le hubiera descrito chica lo hace bastante pronto. la más increíble de las cosas Luego de un rato de hablarme la culpa. En mi defensa diré que pueden pasar sobre la Tietonteras, va al grano. rra. «¡¿Sin regalos?!», estoy seque fue sin alevosía ni — Mira, el whisky está en gurísimo de que pensó. Abrió oferta. ¡Llévatelo, anda! ¡Va- premeditación, así que no la boca a punto de comerse los mos! Es una buena oferta. abrió los ojos tanto, que quiero correr con gastos por aretes; Cierto, reconozcámolo. Pero logré ver de su corazón espanyo no tenía dinero para com- daños y perjuicios. Yo le tado lo que ni todos los novios prarme un whisky en esos moque ha tenido en su vida poquise soltar el comentario mentos... ni lo tengo ahora, je, drían juntos describir. je... Estoy en las vacas flacas. con toda la normalidad del O sea: cataplum. Yo fui por la degustación, ¿vio? Cuando me di cuenta de que Y si hubiera querido comprar- mundo, pero ¡no me imaginé le había provocado corto circuime un whisky hubiera ido por que para ella iba a ser como to, le solté alguna excusa que la uno mejor todavía, de mejor devolviera a la realidad con deuna bomba atómica! marca. licadeza, y me fui sin más trámi—No —le digo muy sincete, sin voltear a ver si alcanzó a ro, como siempre—, no tengo aterrizar del pequeño viaje a plata. Voy a ver si convenzo a otras galaxias, a donde la envié mis papás para que me lo regasin querer. len —esto sí lo dije simplemenFuera de bromas, ¡qué difete por salir del paso. rencia de paradigmas! ¿En verLos ojos se le iluminan: cualdad es tan difícil aceptar que la quier cosa sirve para la venta: Navidad no tiene nada que ver —-¡Claro! Como un regalo con los regalos ni con la unidad de Navidad de tus padres. familiar ni ninguna de esas coEntonces sucedió. Que sas, sino con el nacimiento del conste que yo no tuve la culpa. Salvador del mundo? Les juro En mi defensa diré que fue sin que simplemente basta un pealevosía ni premeditación, así queño esfuerzo. No es tan difíque no quiero correr con gascil, créanme. tos por daños y perjuicios. SimFuente: http://fueradebromas.blogspot.com
Esa broma sagrada POR FRAY PHIL BLOOM /Párroco de La Sagrada Familia, en Seattle, EU
Hay un cuento de buen humor sobre un sacerdote que pasó semanas preparando su homilía de Navidad. El sacerdote tenia nervios, así que tomó un trago de whisky para tranquilizarse. Luego acabó tomando un segundo trago y un tercero. Fue a su dormitorio para vestirse y al regresar a su escritorio, el sacerdote no podía encontrar la homilía. Buscó en los cajones del escritorio y en todos los estantes, sin éxito. Después de pasar media hora buscando, el sacerdote estaba desesperado. La Misa iba a comenzar y no podía dar la homilía sin el texto escrito. Finalmente, el sacerdote levantó los ojos al cielo y rezó: «Señor, ayúdame a encontrar mi homilía. Si lo haces, te prometo que jamás tomaré otra gotita de whisky». Cuando miró para abajo, como si fuera un milagro, vio su homilía. Levantó los ojos al cielo. «No te preocupes, Señor. Yo mismo la encontré».
Pues, no les diré si el sacerdote fuera yo, pero querría comenzar con un cuento de humor porque conecta con el tema de esta homilía de Navidad. El autor inglés Gilbert K. Chesterton refirió a la Navidad como una «broma sagrada». Una broma reúne cosas opuestas en una forma inesperada. El chiste que les conté contiene la contradicción de la piedad sencilla del sacerdote y su deseo por otro trago de whisky. Nos reímos —o al menos sonreímos— porque reconocemos contradicciones semejantes dentro de nosotros. Navidad junta las cosas más opuestas: Dios, que deja su poder para ser un Niño débil. El que vive en la libertad de la eternidad se ata al tiempo. Dios toma nuestra carne corruptible. Y todo esto para salvarnos. Es la mayor broma. Chesterton lo expresa así: De esa broma sagrada depende toda la cristiandad.
Cuando decimos que Navidad es una broma, requiere explicación. Estamos acostumbrados a bromas malas, chistes que ofen-
den o dañan a otros. Cuando decimos que algo es una broma, generalmente nos referimos a bromas malas. Pero hay bromas saludables y buenas, chistes que nos hacen reír y sentirnos mejor en relación a otros. Navidad es ese tipo de chiste, o, como dice Chesterton, una broma sagrada.
Es importante reconocer que una broma es como un juego. Jugar o bromear no es necesario en la manera en que la comida o el techo son necesarios. No obstante, un juego o una broma puede ser una cosa muy buena. Igualmente, no era necesario para Dios crear el mundo, pero lo hizo —y le pareció bueno—. Y, para salvarnos, Dios no tenía que ser un bebito, pero lo hizo —y los ángeles cantaron «Gloria a Dios en los Cielos»—. Ser cristiano requiere un cierto sentido de humor. Tenemos que ver lo extraño en el mundo y en nuestra vidas. El Papa Benedicto habló sobre esto cuando fue entrevistado por televisión un verano pasado. Durante la entrevista hizo este comentario: «El buen humor es importante para mí. No soy uno para hacer muchos chistes, pero no se debe tomar la vida muy en serio. Hay un dicho: ‘los ángeles
pueden volar porque no se toman muy pesada y seriamente’». Si la Navidad puede hacernos reír —o al menos sonreír— estamos en el camino para descubrir el sentido de nuestras vidas. En algún sentido nuestras vidas son una broma, pero no una broma mala, sino una broma que Dios quiere que entendamos. Quiere que participemos en la broma, pero hay una sola forma de entender el chiste: hacer el salto de fe. Ahora estamos por celebrar la mayor broma de todo, la broma sagrada de Navidad. Tú y yo queremos participar en ella, queremos saber el propósito de nuestras vidas. Al acercarnos al pesebre, ¿por que no pedirle a Él que nos conceda un buen sentido de humor, la capacidad de participar en esa broma sagrada? Les invito a ir conmigo a Belén. Reírnos —o al menos sonreírnos— ante el Niño Dios.
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Calculando la Navidad: no fueron los cristianos quienes asumieron una fiesta pagana, sino al revés Muchos protestantes creen que el cristianismo celebra el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre porque los Padres de la Iglesia se apropiaron de la fecha de un festival pagano, y ya no quieren celebrar el nacimiento de Jesús. POR WILLIAM J. TIGHE / Mercaba.org
Muchos protestantes creen que el cristianismo celebra el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre porque los Padres de la Iglesia se apropiaron de la fecha de un festival pagano. Algunos grupos lo interpretan como que ello convierte a la Navidad en festival pagano. Sin embargo, resulta interesante saber que la opción del 25 de diciembre es el resultado de los intentos realizados por los primeros cristianos para averiguar la fecha del nacimiento de Jesús, basándose en cálculos que nada tenían que ver con los paganos. Fue más bien al contrario, ya que el festival pagano del «Nacimiento del Sol Invicto», instituido por el emperador romano Aurelio el 25 de diciembre de 274, fue casi con toda certeza un intento de crear la alternativa pagana a una fecha que ya gozaba de cierta importancia para los cristianos romanos. Así pues, «los orígenes paganos de la Navidad» son un mito sin fundamento histórico. Un error
La idea de que la fecha fue sacada de los paganos se remonta a dos estudiosos de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Paul Ernst Jablonski, un protestante alemán, pretendía demostrar que la celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre era una de las muchas «paganizaciones» del cristianismo que la Iglesia del siglo IV había adoptado, como una de las muchas «degeneraciones» que habían transformado el cristianismo apostólico puro en catolicismo. Por su parte, Dom Jean Hardouin, un monje benedictino, intentó demostrar que la Iglesia católica sí había adoptado festivales paganos pero con fines cristianos, sin paganizar el Evangelio. En el calendario juliano, creado en el año 45 a.C. bajo Julio César, el solsticio de invierno caía en 25 de diciembre y, por tanto, a Jablonski y a Hardouin les pareció evidente que esa fecha debía haber contenido
forzosamente un significado paga- hay pruebas del Este griego y del ber caído en viernes. Las posibiliOeste latino de que los cristianos dades son, por tanto, el 7 de abril no antes de haber sido cristiano. Pero, en realidad, la fecha no intentaban averiguar la fecha del del 30, o el 3 de abril del 33. Sin embargo, dado que la Iglehabía tenido ningún sentido reli- nacimiento de Cristo mucho antes gioso en el calendario festivo pa- de que lo empezaran a celebrar de sia primitiva fue forzosamente segano en tiempos anteriores a Au- una forma litúrgica, incluso en los parada del judaísmo, entró en un relio, y el culto al sol tampoco des- siglos II y III. De hecho, las prue- mundo de calendarios distintos y bas indican que la atribución de la tuvo que instaurar sus propios empeñaba un papel importante. Había dos templos del sol en fecha del 25 de diciembre fue una momentos para celebrar la Pasión Roma. Uno de ellos celebraba su consecuencia de los intentos por del Señor, en parte también para festival de consagración el 9 de determinar cuándo se debía cele- independizarse de los cálculos rabínicos de la fecha de pascua. Por agosto, y el otro el 28 de agosto. brar su muerte y resurrección. ¿Y cómo ocurrió todo esto? Pa- otra parte, como el calendario juSin embargo, ambos cultos cayeron en desuso en el siglo II, en que rece haber una contradicción en la dío era un calendario lunar que constaba de 12 meses de los cultos solares orien30 días cada uno, cada tales, como el mitraísmo, pocos años debía añadirempezaron a ganar adep- Según los cálculos de la época, la se un mes decimotercero tos en Roma. Y en cual- crucifixión de Jesús podría haber por un decreto del Sanequier caso, ninguno de drín, para mantener el caestos cultos, antiguos o sido un 25 de marzo. Aplicando a lendario sincronizado con nuevos, tenían festivales los equinoccios y los solsrelacionados con solsti- Cristo la creencia de la «edad ticios, así como para evicios o equinoccios. integral», según la cual los profetas tar que las estaciones se Lo que ocurrió realfueran «desviando» hacia mente fue que Aurelio, de Israel murieron en día y mes meses inapropiados. que gobernó desde el año Aparte de la dificultad 270 hasta su asesinato en coincidente con el que nacieron o que debieron tener los 275, era hostil hacia el cris- fueron concebidos, entonces si el cristianos en investigar, o tianismo, y está documentado que promocionó Señor fue concebido el 25 de marzo, quizás en ser bien informados sobre las fechas pasel establecimiento del fescuales en un determinado tival del «Nacimiento del luego entonces su nacimiento habría año, el hecho de seguir un Sol Invicto» como métocalendario lunar diseñado do para unificar los diver- tenido lugar el 25 de diciembre por ellos habría dispuesto sos cultos paganos del Imperio Romano alrededor de una fecha de la muerte del Señor entre en su contra tanto a judíos como a conmemoración anual del sol. Su los evangelios sinópticos y el de paganos. El siglo II vio fuertes disputas intención era que el día 25, en el san Juan. Los sinópticos la situaque comenzaba a alargarse la luz rían en la pascua de los judíos, mien- sobre si la Pascua cristiana tenía del día y a acortarse la oscuridad, tras que Juan la describiría en la que caer siempre en domingo o en fuera un símbolo del «renacimien- víspera de la pascua judía, en el cualquier día de la semana dos días to» o eterno rejuvenecimiento del momento en que los corderos eran después del 14 de Nisán. Parece Imperio Romano, resultado de la sacrificados en el templo para el ser que los cristianos griegos quiperseverancia en la adoración de ágape que tendría lugar después sieron encontrar una fecha equivalente al 14 de Nisán en su prolos dioses cuya tutela (según de la salida del sol ese mismo día. creían los romanos) había llevado La primitiva Iglesia se acomo- pio calendario solar y, dado que el a Roma a la gloria y a gobernar el dó a Juan y no a los sinópticos y, Nisán era el mes en el que tenía mundo . por tanto, creyó que la muerte de lugar el equinoccio de primavera, Cristo había tenido lugar el 14 de eligieron el día 14 de Artemision. Una consecuencia Nisán. Por cierto, los estudiosos Alrededor del 300 d.C., el calendaEs cierto que la primera prueba modernos se muestran de acuerdo rio griego fue solapado por el rode una celebración cristiana en 25 en que la muerte de Cristo podría mano y, como las fechas de princide diciembre como fecha de la Na- haber tenido lugar en el año 30 o pio y final de los meses en estos tividad del Señor se encuentra en en el 33 d.C., ya que éstos son los dos sistemas no coincidían, el 14 Roma, algunos años después de únicos años de esa época en los de Artemision se convirtió en el 6 Aurelio, en el año 336 d.C., pero sí que la vigilia de pascua podía ha- de abril.
Los cristianos latinos del siglo II querían establecer la fecha histórica en la que murió Jesús. En la época de Tertuliano ( 155 -220 d.C.) habían concluido que murió el 25 de marzo del 29 (hoy consta que ello es imposible, pues el 25 de marzo del 29 no cayó en viernes). Edad Integral
Así pues, en el este tenemos el 6 de abril, y, en el oeste, el 25 de marzo. Llegados a este punto, debemos introducir una creencia que se propagó en el judaísmo en el tiempo de Cristo, la de la «edad integral», según la cual los profetas de Israel murieron en la misma fecha que la de su nacimiento o su concepción. Los primeros cristianos aplicaron esta idea a Jesús. Existe alguna prueba fugaz de que al menos algunos cristianos en los siglos I y II consideraron el 25 de marzo y el 6 de abril como la fecha del nacimiento de Cristo, pero rápidamente prevaleció la asignación del 25 de marzo como la fecha de la concepción de Cristo, convirtiéndose así en la fiesta de la Anunciación. Ahora bien, ¿cuánto dura un embarazo? Nueve meses. Si contamos nueve meses a partir del 25 de marzo, el alumbramiento es el 25 de diciembre, tal como la Iglesia celebra en occidente. Y si se cuenta a partir del 6 de abril, el nacimiento es el 6 de enero, fecha en la que, hasta el día de hoy, las Iglesias orientales celebran la Navidad. Una fiesta cristiana
Así pues, el 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Cristo no está en absoluto en deuda con las influencias paganas en las prácticas de la Iglesia durante o después del tiempo de Constantino. Es totalmente improbable que fuera la fecha exacta del nacimiento de Cristo, pero surgió estrictamente de los esfuerzos de los primeros cristianos latinos para averiguar la fecha histórica de la muerte de Cristo.
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TEMAS DE HOY
VILLANCICOS NAVIDEÑOS POR MARÍA VELÁZQUEZ DORANTES
Cuando llega la navidad se entonan entrañables melodías denominadas villancicos; pero, ¿realmente sabemos el origen de esta hermosa música? Según los datos históricos, el villancico es una de las manifestaciones más antiguas de la lírica popular castellana, que en sus orígenes consistía en una breve canción estrófica con estribillo. Esta denominación apareció en el siglo XV y se refería a una canción en lengua vulgar, que se apoyaba en las formas estróficas responsoriales como el virelai, el zéjel, la ballata o las cantigas paralelísticas. Hacia el siglo XVI, debido a que las autoridades eclesiásticas empiezan a considerar la conveniencia de introducir en la liturgia composiciones en castellano como una forma de acercar al pueblo a los misterios de la fe católica, el villancico poco a poco va cambiando su temática sobre el amor cortés para ir centrándose en temas de tipo religioso. De esta manera, en los albores del siglo XVII, se empieza a utilizar en los responsorios de maitines de las principales fiestas litúrgicas como la Navidad. Durante el siglo XVII, la interpretación de villancicos se hace cada vez más frecuente, a pesar de las prohibiciones por parte de las instituciones conservadoras. Los villancicos se habían convertido en una práctica cada vez más usual de cancioncitas con forma de diálogo que recreaban la sorpresa de los pastores ante el misterio del nacimiento de Jesús. Temas como éste se convertían en un excelente pretexto para realizar divertidas parodias, en las que se hacía la burla correspondiente de personajes arquetípicos de diversas nacionalidades. Hoy con la palabra villancico hacemos referencia a la canción de Navidad, que tiene sus orígenes en distintas culturas populares de cualquier nacionalidad. El villancico que estamos acostumbrados a oír en estas fechas tiene una estructura melódica y armónica sencilla, y normalmente suele estar interpretado en las voces por coros de niños, suelen tener melodías facilonas y poco elaboradas armónicamente.
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El Observador
La Virgen nos acompaña a la Navidad POR MONSEÑOR RODRIGO AGUILAR MARTÍNEZ, OBISPO DE TEHUACÁN
Quien más espera y anhela el nacimiento del bebé es, ordinariamente, la mamá, pues ella lo ha estado sintiendo crecer en su interior. Más todavía, el vínculo no es sólo físico, sino también afectivo y espiritual. La Virgen María es la que más espera la Navidad, el nacimiento de Cristo Jesús. Tras el «sí» que le hizo a Dios en el diálogo que tuvo con el arcángel Gabriel, ella paulatinamente empezó a sentir dentro de su cuerpo cómo empezó a formarse el cuerpecito de Jesús. Sabemos que María quedó embarazada sin participación de varón; pero la gestación de Jesús se realizó según el proceso natural. De modo que el óvulo fecundado por el Espíritu Santo, rápidamente se fue desarrollando en su multiplicación celular, hasta llegar a sentir María la presencia de un nuevo cuerpo humano dentro del suyo, con todas las emociones que esto significa para la mamá. José no hallaba qué actitud asumir ante el hecho, pensando dejar a María en secreto, hasta que Dios le avisa que no dude en aceptar a María y lo que ha sucedido en ella. José mismo tendrá parte en esta misión. María había ofrecido a Dios su virginidad; ella no se imaginaba que Dios le aceptaría dicha ofrenda, pero también le regalaría la ma-
ternidad. ¡Y qué maternidad: ser la madre del Mesías, largamente esperado! Así, María sintetiza y plenifica la esperanza del pueblo de Israel, anunciada por los profetas, el último de ellos Juan Bautista. Oh, María, llena de gracia, preservada de todo pecado desde el primer instante de tu concepción, abogada de gracia y ejemplo de santidad, intercede por nosotros ante tu Hijo, para que seamos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, acogiendo y celebrando el don de la vida humana, desde su concepción hasta su término natural. Madre de Guadalupe, que desciendes al Tepeyac para entregarnos a tu Hijo, te nos das como Madre y nos acoges en tu regazo; recibe este pueblo tuyo y derrama todo tu amor, compasión, auxilio y defensa. Ayúdanos a escuchar a tu Hijo Cristo Jesús, a seguirlo como discípulos perseverantes y anunciarlo como ardorosos misioneros. Con tu intercesión, queremos profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de nuestra patria por caminos de justicia y de paz. María, Madre Buena, queremos caminar contigo y crecer en la esperanza que nos lleva a la Navidad, para cele-
brar gozosos el fruto bendito de tu vientre, Jesús.
El Observador
NATIVIDAD
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VÍGÍA
DILEMAS ÉTICOS
¿ADELANTAR LA «MISA DE GALLO»?
JESÚS DE NAZARET
POR JAVIER ALGARA / San Luis Potosí
Casi no hay país, fuera de los que están más directamente sometidos a la hierocracia musulmana o al comunismo a ultranza, que no celebre la Navidad. Incluso países tradicionalmente ajenos al cristianismo, o que apenas cuentan con minorías cristianas, como Japón y Corea, se ponen de fiesta en Navidad. Gentes que jamás han escuchado el Evangelio van de compras para regalar a sus parientes algo con ocasión de la fiesta. Es cierto que en algunas naciones, entre las cuales está nuestro catolicísimo México, el famoso refrancillo de «Feliz Navidad» ha venido siendo transformado secularmente por un insípido «Felices fiestas»; sin embargo, lo que Benedicto XVI llama la realización intrahistórica del «derroche de amor de Dios por la humanidad», concretizada inicialmente en la encarnación de su Hijo, Jesús el Cristo, en Belén, es un acontecimiento que difícilmente podría pasar inadAdelantar el horario para vertido mundialmente y que, que los fieles se vayan a lógicamente la Iglesia no debe dejar pasar inadvertido ante sí casa a cenar y compartir misma y ante el mundo. Obviamente, para la Iglesus regalos ¿no será una sia las luces de colores, los concesión innecesaria? arbolitos, los nacimientos, las cenas familiares, el envío de ¿Realmente salimos tarjetas alusivas y demás trabeneficiados con ello? diciones de la temporada navideña son sólo el telón de fondo sobre el cual se lleva a cabo hoy la verdadera celebración del misterio de la Encarnación: la liturgia. En ella los fieles no sólo recuerdan el nacimiento del Niño Jesús en la cueva; el recuerdo se convierte en acontecimiento tan históricamente real como el que es motivo de las festividades. La Palabra de Dios, el Verbo que estaba con Él desde el principio, se hace carne sacramental en la liturgia. ¿Qué mejor forma de conmemorar la Natividad que celebrando la liturgia? Ahora bien, los signos litúrgicos tienen como finalidad acercar a los fieles a la realidad del misterio celebrado, por lo que se debe intentar preservar su fuerza intrínseca. Esto lo reconoce y recomienda la misma Iglesia. Entre las cosas que ayudan en este sentido está la hora de la celebración. Lo que conocemos popularmente como «Misa de Gallo» se llama, en la liturgia, Misa de Media Noche. Isaías dice, en la primera lectura: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció». «Al mediar la noche su carrera, tu Palabra todopoderosa, Señor, vino desde el trono real de los cielos», dice la Liturgia de las Horas del día 26. El celebrar la liturgia en el momento en que la oscuridad de la noche es más profunda, para indicar que Dios llega —como en la Pascua— al hombre hundido en la negrura del pecado y de la muerte, tiene un sentido propio que debería ser conservado. Adelantar el horario de esta Misa con el simple motivo de facilitar que los fieles se vayan a casa a cenar y compartir sus regalos ¿no será una concesión innecesaria? ¿Realmente salimos beneficiados con ello? Una seria reflexión sobre la Navidad y la Encarnación, y su celebración litúrgica nos ayudará a recuperar plenamente la razón de nuestra alegría navideña.
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POR SERGIO IBARRA / situacional@infosel.net.mx
Sus padres tuvieron que caminar y huir errantes. No fue de balde que Jesús fuese Buscar una «posada», sitio donde les pudiesen dar de Nazaret. Esta gente, en su tiempo, fue portadora albergue, les obligó, junto con el rechazo de la socie- de lo auténtico, y no se «arrugaba» fácilmente ante dad, a caminar y caminar.. los desafíos que enfrentaba. El mismo libro del DeuSe sabe que Jesús nació en un establo. Un esta- teronomio, en sus conclusiones, regresa nuevamente blo, que fue la «posada» que encontraron José y la a esta reflección y promesa: «Pero no surgió en Virgen María, no es esa historia tierna del portal de Israel otro profeta como Moisés, con quien el seBelén. El país en que nació Jesús no era la primera ñor trataba cara a cara…» (34, 10). Con esta repotencia de su tiempo, mas bien era una colonia ex- flexión se establece que, quien viniese en tiempos plotada por el imperio posteriores, cuyo alromano, sujeta a las cance fuese sufidecisiones centrales ciente para ser comde Roma. Era un país parado con Moisés, pobre, sin recursos, ya no sería un prointegrado por comufeta más, sino alnidades, como muguien que ha tratachas que aún tenemos do con Dios cara a en nuestro país en el cara, como el amigo 2009, sin caminos, sin con el amigo; con urbanización, sin ello, alguien que tieagua, sin luz —eso ni ne el particular priexistía—, sin consvilegio de ser parte trucciones lujosas. Y, de Dios. por si fuera poco, lueDesde su nacigo de su nacimiento miento, la vida de Jetuvieron que poner a sús deja de manisalvo a Jesús del fiesto que está acommonstruo Herodes. pañado de personas La gente de Nazadispuestas a llevar a ret, por lo que se sabe, cabo la voluntad de era gente brava que Celebramos un cumpleaños más de Dios. Y que parte de cuestionaba y con- Nuestro Señor Jesucristo. Quienes somos este cometido es frontaba. Digamos confrontar a las muy que no eran ningunos sus seguidores no necesitamos ver su acta difíciles situaciones «dejados». Ésa fue la de nacimiento, el análisis de ADN de sus por las que pasan tierra que identificó a sus padres durante Jesús. Su llegada a padres, la evidencia de la «posada» en la su desarrollo en el este mundo estaba que nació, ni tampoco el diagnóstico seno de la Virgen anunciada o al menos María, su nacimiensugerida en el libro del clínico de su Madre, Santa María, porque to y su infancia. Eso Deuteronomio: «El de alguna forma queremos ser como Él, lo sabían quienes lo Señor, tu Dios, te susrodeaban. Y lo sucitará un profeta como los oriundos de Nazaret: auténticos, pieron cuando crecomo yo de entre tus ció y se manifestó. genuinos, bravos. hermanos. A él escuCelebramos un charéis» (18,15). Esto cumpleaños más de no es sólo el anuncio de la llegada de un profeta. Es Jesús. Quienes somos sus seguidores no necesitapertinente señalar que la crítica a los falsos aparece mos ver su acta de nacimiento, el análisis de ADN de reiteradamente en el Antiguo Testamento, a los que sus padres, la evidencia de la «posada» en la que aparecen en el papel de divinos, a los que se compor- nació, el diagnóstico clínico de su Madre, por que de ten como si fuesen auténticos. Asunto que nos debe alguna forma queremos ser como Él, como los oriunponer al tanto en el entorno en el que hoy vive la dos de Nazaret: auténticos, genuinos, bravos. gente común y corriente, como usted, yo y el de enEsta columna le desea a nuestros lectores que frente. ¿Cuántas asuntos anuncian hoy los medios de esta Navidad del 2009 en el seno de su familia y con comunicación con la certeza absoluta de conocer, in- sus seres queridos se refrende la fe y el espíritu de terpretar y sintetizar con corrección? Nazaret que Él nos encomió asumir.
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NATIVIDAD
CON PERMISO
REIVINDICO LA NAVIDAD POR MIGUEL ARANGUREN / www.miguelaranguren.com
Reivindico la Navidad. La Navidad por lo que es, por lo que rememora, por lo que nos hace volver a vivir. En este sentido bienvenidas sean las luces de colores, el esplendor de los escaparates (de aquellas tiendas que siguen abiertas, pobrecitos comerciantes…), los árboles conmemorativos que en Madrid diseñan no se sabe qué elegidos por el dedo poderoso del Ayuntamiento, las cenas de empresa (aunque este año sean de pan y agua), el champán, el chimpún y lo que ustedes quieran. Pero reivindico la Navidad, la natividad, el nacimiento de un niño en el silencio de la Historia para cambiar la misma Historia y dar sentido al sinsentido con el que los hombres construimos nuestra propia vida. Reivindico la Navidad de esa familia que va a celebrarla en ausencia de un ser muy querido, un padre tal vez. Será una Navidad de lágrimas furtivas, de añoranzas, de un lugar vacío en la mesa. Así que reivindico que en ese lugar vacío pueda sentarse el Niño, ahora con mayúscula. Reivindico la Navidad de los hospitales, especialmente de aquellos que, por seguir las indicaciones de algún servicio administrativo, no disponen ni de un pequeño belén con el que apaciguar la angustia de sus pacientes. Tal vez el Niño se cuele en la Unidad de Cuidados Intensivos. Tal vez al Niño le dé por velar la agonía de un bebé en la UVI infantil. Tal vez al Niño le dé por colarse en la morgue para besar la frente fría de alguien que ha muerto sin compañía. Reivindico la Navidad de los asilos, sobre todo de aquellos en que a los ancianos no se les permite romper la rutina de todas las noches. A las diez, luces apagadas. Pero los celadores no se han dado cuenta de que hay un Niño que susurra villancicos en los oídos de una mujer que hace años perdió la memoria. Reivindico, en fin, la Navidad de los niños. Porque no se les complica la vida por creer a pies juntillas lo que cuentan los Evangelios. Porque llevan semanas preparando —con sus renuncias pequeñas, con sus beneficencias también pequeñas— un pesebre mullido y caliente. Porque la imaginación les transporta a aquella aldea pobre, a la cuadra o a la cueva donde se verificó el milagro de los milagros. Y la imaginación les pone en las manos un corderito de patas atadas para ofrecerlo al Niño, metáfora de lo que el Niño será tres décadas después. Reivindico la Navidad. Tu Navidad. Mi Navidad. La Navidad de quien deposita un beso en un piececito de barro, convencido de que lo recibe un piececito por el que bulle la primera sangre caliente.
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El Observador
HOY NUESTRA TAREA CONSISTE EN RESCATAR LA NAVIDAD DE LA FRIVOLIDAD POR GILBERT K. CHESTERTON
La Navidad, que en el siglo XVII tuvo que de que es por alguna cosa que ocurre, caen ser rescatada de la tristeza, tiene que ser res- naturalmente en pausas en las que se preguncatada ahora de la frivolidad. La Navidad, como tan con asombro si es que ocurre algo de vertantas otras creaciones cristianas y católicas, dad. Que se nos diga que nos alegremos el día es una boda. Es la boda del más indómito es- de Navidad es razonable e inteligente, pero píritu de gozo humano con el más elevado espíritu de humildad y senLa Navidad es la boda del tido místico. Y el paralelo de una más indómito espíritu boda es bien válido en más de una manera; porque este nuevo peligro de gozo humano con el que amenaza a la Navidad es el mismás elevado espíritu de mo que hace tiempo ha vulgarizado y viciado las bodas. Es lógico que humildad y sentido haya pompa y gozo popular en una místico. Si boda; de ninguna manera estoy de acuerdo con los que querrían que una persona no fuera algo privado y personal, como está orgullosa de la declaración de amor o el compromiso de matrimonio. Si una persona casarse, ¿por no está orgullosa de casarse, ¿de qué qué se podrá enorgullecerse?, ¿y por qué se empeña entonces en casarse? casa? La gente Pero en casos normales todo este está perdiendo la jolgorio que se organiza está subordinado al matrimonio porque existe capacidad de disfrutar “en honor” del matrimonio. Fueron la Navidad porque a ese lugar a casarse, no a alegrarse; y se alegran porque se han casado. no se puede celebrar un Sin embargo, en tantas bodas de familagro mosos se pierde de vista por completo este serio objetivo y no queda si se nada más que la frivolidad. Porque la frivolidad es el intento de alegrarcree que se sin nada sobre lo que alegrarse. éste es un El resultado es que al final hasta la frivolidad como frivolidad empieza engaño a desvanecerse. Quienes empezaron a juntarse sólo por diversión acaban hacién- sólo si se entiende lo que el mismo nombre de dolo sólo porque está de moda; y no queda ni la fiesta significa. Que se nos diga que nos siquiera la más débil sugestión de regocijo, alegremos el 25 de diciembre es como si alguien nos dice que nos alegremos a las once y sino tan sólo de ruido y alboroto. De manera parecida, la gente está perdien- cuarto de un jueves por la mañana. Uno no do la capacidad de disfrutar la Navidad por- puede ser frívolo así, de repente, a no ser que que la ha identificado con el regocijo. Una vez crea que existe una razón seria para ser frívoque han perdido de vista la antigua sugestión lo. Un hombre podría organizar una fiesta si
hubiera heredado una fortuna; incluso podría hacer bromas sobre la fortuna. Pero no haría nada de eso si la fortuna fuera una broma. No sería tan bullicioso si le hubiera dejado puñados de billetes bancarios falsos o un talonario de cheques sin fondos. Por divertida que fuera la acción del testador, no sería durante mucho tiempo ocasión de festividades sociales y celebraciones de todo tipo. No se puede empezar ni siquiera una francachela por una herencia que es sólo ficticia. No se puede empezar una francachela para celebrar un milagro del que se sabe que no es más que un engaño de milagro. Al desechar el aspecto divino de la Navidad y exigir sólo el humano, se está pidiendo demasiado a la naturaleza humana. Se está pidiendo a los ciudadanos que iluminen la ciudad por una victoria que no ha tenido lugar. Hoy nuestra tarea consiste en rescatar la festividad de la frivolidad. Es la única manera de que vuelva a ser festiva. Los niños todavía entienden la fiesta de Navidad: algunas veces festejan con exceso en lo que se refiere a comer una tarta o un pavo, pero no hay nunca nada frívolo en su actitud hacia la tarta o el pavo. Y tampoco hay la más mínima frivolidad en su actitud con respecto al árbol de Navidad o a los Reyes Magos. Poseen el sentido serio y hasta solemne de la gran verdad: que la Navidad es un momento del año en el que pasan cosas de verdad, cosas que no pasan siempre. Pero aun en los niños esa sensatez se encuentra de alguna manera en guerra con la sociedad. La vívida magia de esa noche y de ese día está siendo asesinada por la vulgar veleidad de los otros trescientos sesenta y cuatro días.
Las lecciones de Belén: sus personajes, sus lugares, sus símbolos POR JESÚS DE LAS HERAS MUELA / Catholic.net
Mañana hablaré del camino que lleva a Belén. Que ya no es camino sino muro. Ahora prefiero hablar de las lecciones de Belén. Son lecciones de sus personajes, de sus lugares, de sus simbolismos. Son lecciones permanentes. Son lecciones de gracia y de paradoja, de contradicción y de sabiduría. La Casa del Pan.- La primera de ellas es el mismo nombre de la ciudad. Belén significa «la casa del pan». Y precisamente es lo que es Belén: la casa del Pan de Vida. En Belén se amasó el Pan Vivo y Verdadero. Es Pan de la Eucaristía. Es Pan del Amor. Belén es casa, es hogar, es familia. Es la casa de Dios, es el hogar de Dios, es la familia de Dios. Y por eso Navidad es hogar, es familia. No hay Navidad sin hogar. Familia es también el nombre de la Navidad. La puerta de la gruta de Belén.- La puerta de acceso a la basílica de la Natividad en Belén es
otro de los simbolismos y de las parábolas de la peregrinación a Tierra Santa. Desde la Edad Media esta puerta mide poco más de un metro de altura. Sólo los pequeños, sólo los niños pueden pasar por ella. Los pequeños y los niños, y también los que son como ellos, pues sólo los que son como ellos entrarán en el Reino de los Cielos. La puerta de Belén es entonces la puerta de los sencillos, de los humildes, de los pobres, de los que se agachan y se doblegan. Y es que sólo podemos acceder al misterio del nacimiento del Hijo de Dios si lo hacemos con estas actitudes. Dice una canción: «Lo buscaba poderoso, y un pesebre fue su cuna. Lo esperaban Rey de Reyes y servir fue su reinar. A Belén se va y se viene por caminos de alegría y de justicia y Dios nace en cada hombre que se acerca a los demás». Belén no es, pues, un espectáculo de la gran meca del cine ni de
las grandes ofertas consumistas de nuestra sociedad occidental. Belén es pobreza, es paradoja, es contradicción. Es gracia. Esa gracia que Dios descubre a los sencillos y a los humildes. Esa gracia que no perciben los sabios y los potentados de nuestro mundo autosuficiente y hedonista. Dios se esconde en la pobreza de la gruta de Belén, de la estrella que señala su nacimiento. Es una estrella de catorce puntas, bien rociada del aceite de las velas y de los cirios, bien perfumada del incienso y bien rodeada de los besos y de las lágrimas de los fieles. El campo de los pastores.- Es otro de los lugares de la peregrinación a Belén. Y, en el fondo, significa lo mismo: la Navidad es para los sencillos, para los que sirven, para los que son limpios de corazón, para los pobres, para los que perdonan y los que aman. Los pastores de Belén fueron los primeros en reconocer al Niño
Dios, envuelto en pañales, nacido en la precariedad y en el silencio y rigor de la noche. Pero otros cercanos, como los poderosos de aquel entonces de Israel, no lograron reconocer al Niño, adorarle y seguirle. Estaban demasiados ensimismados en sus seguridades, en su poder. Las grutas de Belén.- En las grutas de la basílica de la Natividad de Belén tenemos huella y memoria de los Magos. Tres magos de Oriente siguieron una estrella. Y la estrella se posó en el portal de Belén. Entraron y reconocieron al Niño y entendieron el misterioso lenguaje de la estrella. Adoraron al Niño y le ofrecieron lo mejor: el oro al que es Rey, el incienso a quien es Dios, y la mirra a quien también es Hombre. Los magos de Oriente simbolizan a los de «lejos»: para ellos también nació Jesús. Y en los Magos aprendemos a volver, tras un encuentro con Jesús, por un camino nuevo y mejor.
El Observador
DEBATE
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
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Clarísimo retorno al paganismo: adiós a la Navidad, hoy la moda es celebrar el solsticio de invierno POR DIANA R. GARCÍA B.
Hace algunos años, cuando era muy común enviar tarjetas postales de felicitación en el mes de diciembre, algunas de ellas eran claramente navideñas, es decir, tenían alguna imagen alusiva al nacimiento de Jesucristo; muchas otras, si bien ostentaban el letrero de «feliz Navidad», se olvidaban pictóricamente del acontecimiento de Belén pues mostraban paisajes nevados, muñecos de nieve, escarcha, etc. Pero había un tercer grupo de tarjetas, muy reducido, que eran enviadas por los masones a sus amigos y conocidos; ellas llevaban esta leyenda: «Feliz solsticio de invierno».
Para justificar la celebración actual del solsticio de invierno, el señor Yáñez-Arancibia describe cómo numerosos pueblos paganos europeos, americanos, asiáticos y africanos lo celebraron hasta el grado de llegar a creer que el
hispánico Templo Mayor (zócalo) de la ciudad de México, y con el apoyo del gobierno socialista de Marcelo Ebrard, se realizó la mañana del 22 de diciembre un rito religioso del «nacimiento del nuevo sol, la muerte y resurrección del
internet (www.doomha.es) en diciembre de 2008 a celebrar el solsticio de invierno a través de un ritual New Age que, entre otras cosas, incluía la preparación de un plato con tierra, un vaso con agua, una vela e incienso; luego había
¿Qué celebra con su familia? ¿El invierno?
¿O la Navidad?
Navidad es...
La celebración de los masones
La religión masónica, inventada durante la Edad Media, incompatible con el cristianismo y descrita por la beata Ana Catalina Emerich como «comunión de los incrédulos», «falsa iglesia sin Redentor, en la que el misterio es no tener misterio», tuvo que echar mano de la naturaleza para tener algo que celebrar. Dice el masón mexicano Luis Alejandro YáñezArancibia(www.freemasonsfreemasonry.com): «Los masones también festejamos la ‘navidad’, pero a diferencia de otras filosofías festejamos el ‘culto a la naturaleza’, celebrada en cuatro ocasiones: los dos equinoccios y en las dos etapas del solsticio de verano e invierno». Más aún, «las fiestas solsticiales... son el momento simbólico donde los masones nos recogemos hacia el interior de nuestro microcosmos y advertimos nuevas verdades morales y nuevas realidades espirituales para continuar con la obra suprema, en un nuevo comienzo».
por la «navidad» pagana. De hecho, millones de familias que jamás le bailan a los dioses ni le rinden pleitesía a los cuatro elementos, y que incluso en los censos de sus respectivos países dicen profesar algún tipo de religiosidad cristiana — «somos católicos», asegura la mayoría en México—, en realidad no celebran la Navidad (con mayúscula) sino el invierno (aunque el masón Yáñez-Arancibia tenga el descaro de llamarlo «navidad», lo mismo que algunos new agers, pero siempre con minúscula).
sol era un dios y, por tanto, digno de ser adorado. El paganismo es mundial
Pero el retorno abierto al paganismo relacionado con la naturaleza hoy ya no es sólo patrimonio de la masonería. Hay toda una promoción para que las culturas aborígenes de cualquier parte del planeta retornen a las antiguas prácticas pagano-religiosas. Y para quien no pertenezca a una cultura ancestral politeísta, siempre está la opción de adherirse a las modernas corrientes new age adoradoras de la naturaleza. En 2007 —y seguramente en 2008 también—, en la explanada que está entre la Catedral y el pre-
dios Huitzilopochtli». La ceremonia incluyó la «petición de permiso a los cuatro Rumbos [¿?] y a los tres Corazones [¿?] para tender el Tlalmanall Conjunto [¿?] y encender los 13 fuegos [¿?] de Quetzalcóatl» —¿qué no era una fiesta de Huitzilopochtli?—, así como danzas y ofrecimiento de flores «para compartir la vida del sol nuevo». En diciembre de ese mismo año, pero en Sevilla, España, la alcaldía —también socialista— anunció que ya no pondría alumbrado navideño: «pondremos alumbrado de solsticio de invierno». Una mujer de nombre Olga Calduch, miembro de un grupo español promotor de la «energía de los mayas galácticos», invitaba por
que darle gracias a «los dioses de la tierra, del agua, del aire y del fuego» por todo lo recibido durante el año, confiando en que «sus elfos y hadas» se encargarían de «mimar» el siguiente año a sus adoradores. Entre los adherentes de la Nueva Era no todos profesan lo mismo; pero parece que una de las creencias qué más se extiende a nivel mundial es la de que el 21 de diciembre desciende «el espíritu de la navidad», aunque sólo ellos saben a qué se refieren con las palabras «espíritu» y «navidad». Paganismo involuntario
Mas no hace falta andar en esas movidas para dejarse imbuir
Porque la palabra Navidad, que es contracción de Natividad, proveniente a su vez del latín nativitas que significa «nacimiento» o «natalicio», fue acuñada para referirse al nacimiento de Jesucristo, no para la muerte y renacimiento del dios azteca Huitzilopochtli, ni para adorar al romano dios de la agricultura Saturno, ni para la fiesta de año nuevo inca, ni la del dios sol de los celtas, ni para el parto de la diosa egipcia Isis, o el nacimiento del dios Mitra de los persas. Todas esas festividades paganas —y muchas otras más relacionadas con el solsticio de invierno— tienen sus nombres propios: Panquetzaliztli, Saturnalia, CapacRaymi, etc. No se llaman Navidad y nunca, nunca serán Navidad. Santacloses, aldeas nevadas, renos, trineos, bosques invernales: fiesta del invierno. Misa de Gallo, Nacimiento, Sagrada Familia, María Madre de Dios, Magos de Oriente: fiesta de la Natividad de Cristo, el Señor. Simplemente, sin Jesús no hay Navidad.
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DEBATE
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
LOS VALORES DE LOS MEXICANOS
Y TÚ, ¿QUÉ CELEBRAS? POR ANTONIO MAZA PEREDA / antoniomaza@att.net.mx
¿Cómo que qué celebro? Pues ¡la Na- que otros! No hay nada de malo en todo vidad! ¿Qué no te has dado cuenta? ¡Si esto. Sólo que eso no es el sentido auténdesde principios de noviembre ya todos tico de la Navidad. Navidad es la celebralos adornos se venden en los súpers y en ción del nacimiento de Jesús, de nuestra las tiendas! ¡Las calles y casas ya están redención, del momento luminoso en que adornadas! ¡Ya todos están llenando las Dios se hace hombre para ganarnos el Cietiendas, comprando millones de regalos! lo. Para los cristianos, eso es la Navidad. ¡Ya hace mucho que hubo preposadas, poEs nuestra fiesta, y es importante que sadas, celebraciones en las empresas! ¡Na- le demos su sentido profundo. Si otros no vidad, por supuesto se lo dan, si aprovechan que celebro la Navi- No celebramos la alegría este tiempo para celedad! brar otras cosas, muy por la alegría, sino por Pues sí, amiga y buenas pero diferentes, amigo. Me doy cuenta. Aquél que nos hace está bien. Pero es neCelebramos la Navidad. que no perdaalegres: Dios hecho Niño cesario De lo que no estoy semos el sentido original guro es de qué celebramos en Navidad. de esta celebración. Celebramos muchas cosas: la felicidad, la Celebremos nuestra Navidad, no nealegría de los niños, la reunión en familia gando la alegría, ni la familia, ni los niños, de los que pocas veces nos reunimos… pero dándole el sentido que tiene. No cecosas todas muy buenas. Otras, tal vez me- lebramos la alegría por la alegría, sino por nos navideñas: las comilonas, los brindis, Aquél que nos hace alegres: Dios hecho los bailes, que bien podrían ocurrir en cual- Niño. No damos regalos nada más porque quier momento del año. Algunas, hasta ri- toca; lo hacemos porque recordamos el sibles, como ciertas costumbres importa- mayor regalo que Dios le hizo a la humanidas: la nieve, el Santa Claus… hasta, como dad: ¡Su mismo Hijo! Festejamos a los nidice una canción muy conocida: «Navi- ños, en recuerdo del Niño que vino a saldad, traes en tu blancura la felicidad» varnos. ¡Como si un color nos hiciera más felices ¡Feliz Navidad!
Ni te imaginabas a Frosty, el malvado muñeco de nieve POR MARÍA VELÁZQUEZ DORANTES / mary_vd@hotmail.com
¿Qué significado tienen algunos elementos que adornan nuestros hogares en épocas decembrinas? Pensemos, por ejemplo, en el muñeco de nieve, el cual está presente en lugares donde nunca cae una pizca de nieve. La Navidad es un momento de recogimiento interior y familiar, y la rodeamos de símbolos que muchas veces no tienen nada que ver con ella y con el verdadero objetivo: el nacimiento de Jesús. Es a través de las leyendas y las fábulas como el muñeco de nieve ha llegado a nuestra sociedad. Nos sobran vocablos para describir su presencia; entre ellos encontramos aquel que lo ha catalogado como el «padre» del invierno. No obstante, el significado particular del muñeco de nieve está estrechamente relacionado con los países en los que, evidentemente, nieva, y donde también está ligado con concepciones ideológicas. Es el caso de Lituania, donde el muñeco de nieve es denominado «hombre sin cerebro». Un caso en particular se dio en el 2005, cuando se construyeron 141 muñecos de nieve cerca del Parlamento como muestra de las protestas contra el gobierno. Otra de las historias del muñeco de nieve está ligada con el hombre más frío del planeta, que se supone vive en un reino encantado, donde la tierra siempre está cubierta de blanca y fresca nieve, en el que no existen los niños malos, donde las cunas están hechas de algodón dulce. Todos juegan juntos, los animales son amigos de los niños. Pero también existe ese hombre frío que roba
la sonrisa de los demás y que es un charlatán. No obstante, la difusión del famoso muñeco de nieve tiene que ver más bien con los medios de comunicación y la creación de un cortometraje en el que se enfrenta Jesús en contra de Frosty; este último es el nombre del muñeco de nieve. La historia se vuelca en un guión donde se cuenta cómo cuatro niños construyen un muñeco de nieve llamado Frosty y, cuando le colocan un sombrero en la cabeza, éste cobra vida. Desafortunadamente, Frosty se vuelve malo y peligroso, brotándole numerosos tentáculos. Esto ocasiona que uno de los niños diga una de las frases más famosas de South Park: «¡Oh Dios mío! ¡Frosty ha matado a Kenny!». Los chicos piden ayuda a Santa Claus; sin embargo, se trata de Frosty disfrazado de él, y asesina al homólogo de Kenny. Los dos chicos restantes huyen, y se topan con una representación navideña de Jesucristo, quien se enfrenta al muñeco de nieve y lo derrota con su aureola mágica. Después de esto, uno de los niños dice otra de las frases más célebres: «¿Sabes?, hoy he aprendido algo». Los dos chicos descubren el «verdadero significado» de la Navidad: los regalos. Y acuden a casa para llevarles regalos a sus padres. El asunto aquí es cuestionarnos esta idea que exportan los Estados Unidos, porque el cristiano debe saber que el verdadero significado de la Navidad no es el regalo material; la Navidad no es una cosificación cultural, como se nos quiere transmitir.
El Observador
Guerra al Niño Jesús: ya existen los belenes «laicos» y los belenes «gay» POR DIANA R. GARCÍA B.
Si usted creía que ya lo ha visto todo, quizá se sorprenda al descubrir que en años recientes ya tuvo lugar la invención de los belenes o nacimientos «laicos» y los «gay». A fin de cuentas, éstos no son sino una expresión más del rechazo —disfrazado de tolerancia— hacia el Niño Jesús, Dios Salvador del mundo. En España, diversos lectores del semanario católico Alfa y Omega vienen denunciando desde hace tiempo la exhibición de belenes «laicos» pr parte de autoridades socialistas. Escribe, por ejemplo, Santiago Barrero Príncipe, desde Madrid: «Belenes laicos, la verdad, no había visto ninguno, hasta este año. El lugar: la estación de Atocha, en Madrid... Como si se tratase de un auténtico belén, sobre una amplia tarima con luces y nieve artificial, se puede comprobar el espectáculo: unos cuantos árboles navideños, muñecos de nieve, más y más nieve y, en medio, un número considerable de bolsas y paquetes de algunas firmas comerciales. ¡Ahí está la decoración navideña para ser contemplada por todo el que pasa!». Pero el asunto está mucho peor en Holanda. El año pasado, en Ámsterdam, se celebró la Pink Christmas, a fin de promocionar el estilo de vida homosexual. Para ello se montó, no en terreno público sino a la entrada de una discoteca pero en sitio bien visible para todo el que pasaba por la calle, un «nacimiento» gay. La escenografía del «belén» viviente no tenía nada de la humildad del establo donde
nació el Niño Jesús. La supuesta «virgen» fue un personaje voluptuoso, con escandaloso escote, minifalda, rizada peluca rubia y abundancia de maquillaje, que hacía alarde de su desplante fumando un cigarrillo al tiempo de cargar al «niño», representado por un muñeco. San José y los demás personajes
tenían cierto aire de soldados romanos a pesar de sus modernas y sugerentes vestimentas de cuero. Los organizadores de esta desagradable parodia invitaban a la gente a acercarse para tomarse una foto con los personajes de la «simpática» —así la describieron algunos medios de comunicación— representación. Las organizaciones católicas de la ciudad se quejaron de inmediato ante el Ayuntamiento de Ámsterdam solicitando que retiraran el disparatado «belén» por tratarse de una burla de los valores cristianos a los que se refiere la Navidad. Pero sus organizadores argumentaron que no pretendían ofender a nadie, sino sólo promocionar la capital holandesa como destino gay.
VÍGÍA
DE NACIMIENTOS Y SANTACLOSES POR JAVIER ALGARA / San Luis Potosí
Santa Teresa de Ávila recomienda: «No ravillosa como inesperada. Sobre todo a quiero más que le miréis. ¿No podéis mirar nosotros, tan acostumbrados a que el que la cosa más hermosa que se puede imagi- ofrece experiencias y felicidades navidenar? Mirad que no está aguardando otra ñas únicas es el ubicuo santaclós, discosa sino que le miréis». Se refiere, obvia- puesto siempre a robar nuestra corazón de mente, al Señor Jesús, quien nunca, ni si- consumistas. ¿Qué felicidad genuina nos quiera cuando nuestro pecado nos ha con- puede dar quien a cambio de ella nos hace vertido en sus enemigos, sacar la tarjeta de crédito? nos deja de mirar. Tenía ra- Santaclós no Santaclós no espera de nozón, entonces, el Pobrecillo sotros una mirada, sino un de Asís cuando elaboró el espera de nosotros cheque. Tampoco nos esprimer nacimiento hace ya una mirada, sino pera en el silencio, sino en algunos siglos. la vocinglería de los pregoLa imagen del Niño, re- un cheque. nes comerciales, entre lucostada en pesebres de paces de neón y campanas de jilla rodeados de heno y papel pintado, entre plástico no degradable. Sabe que sus reperegrinos, pastores y reyes de barro, ma- galos junto al arbolito iluminado no lodera o porcelana, genial tradición del mun- grarán hacer que decidamos ser nosotros do cristiano, no es sólo un adorno más de los que salgamos por ahí a regalar a los los que pueblan nuestro mundo navide- pobres. Ni intenta convencernos de preño. Es, en cierto modo, la ayuda más efec- ferir llegar tarde al intercambio de regalos tiva con que contamos, fuera de la liturgia, en la fiesta navideña para poder mirar a para poder practicar el consejo teresiano. gusto al Niño en la liturgia de NochebueLa artesanía popular, apoyada en la fe, pue- na. Mucho menos espera el sonriente de abrirnos los ojos para contemplar la ma- hombre de rojo que el encuentro de su nifestación más hermosa del amor de Dios, mirada con la nuestra nos haga decidir con la condición que deseemos mirarlo. amarlo sobre todos los regalos que él nos Un rato de silencio, frente al nacimien- ofrece. to familiar o parroquial, la Biblia a la mano, Mejor hay que buscar la mirada del puede brindarnos una experiencia tan ma- Señor frente al nacimiento.
El Observador
CONTEXTO ECLESIAL
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
La voz del vicario de Cristo El Niño es Luz de Luz Queridos hermanos y hermanas: Cuando Jesús nació en la gruta de Belén, una «gran luz» apareció sobre la Tierra; una gran esperanza entró en el corazón de cuantos lo esperaban: «lux magna», canta la liturgia del día de Navidad. Ciertamente no fue «grande» según el mundo, porque, en un primer momento, sólo la vieron María, José y algunos pastores, luego los Magos, el anciano Simeón, la profetisa Ana: aquellos que Dios había escogido. Sin embargo, en lo recóndito y en el silencio de aquella noche santa se encendió para cada hombre una luz espléndida e imperecedera; ha venido al mundo la gran esperanza portadora de felicidad: «el Verbo se hizo carne y nosotros hemos visto su gloria» (Jn 1,14) «Dios es luz —afirma san Juan— y en Él no hay tinieblas» (1 Jn 1,5). En el libro del Génesis leemos que cuando tuvo origen el universo, «la tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, la tiniebla». «Y dijo Dios: “que exista la luz”. Y la luz existió» (Gn 1,2-3). La Palabra creadora de Dios —Dabar en hebreo, Verbum en latín, Logos en griego— es Luz, fuente de la vida. Por medio del Logos se hizo todo y sin Él no se hizo nada de lo que se ha hecho (cfr. Jn 1,3). Por eso todas las criaturas son fundamentalmente buenas y llevan en sí la huella de Dios, una chispa de su luz. Sin embargo, cuando Jesús nació de la Virgen María, la Luz misma vino al mundo: «Dios de Dios, Luz de Luz», profesamos en el Credo. En Jesús, Dios asumió lo que no era, permaneciendo en lo que era. Aquel que es el creador del hombre se hizo hombre para traer al mundo la paz. Por eso, en la noche de Navidad, el coro de los ángeles canta: «Gloria a Dios en el cielo / y en la tierra paz a los hombres que Dios ama» (Lc 2,14). «Venid, naciones, adorad al Señor». Con María, José y los pastores, con los magos y la muchedumbre innumerable de humildes adoradores del Niño recién nacido... El Señor, que ha hecho resplandecer en Cristo su rostro de misericordia, os colme con su felicidad y os haga mensajeros de su bondad. ¡Feliz Navidad! Extractado del mensaje de Navidad del 25 de diciembre 2007
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CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
«Dichosa tú que has creído» (Lc 1, 39-45) POR EL PADRE UMBERTO MARSICH, M.X. / umbertomarsich@hotmail.com
«En aquellos días —nos relata el evangelista Lucas— María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel». La razón de su visita es que también Isabel, su prima, está prodigiosamente esperando un hijo. El hecho revela también la prontitud de María, cuando se trata de socorrer a otros, y su docilidad a las mociones del Espíritu Santo. Sabiendo, en efecto, por el ángel, que Isabel estaba esperando un hijo, María va a toda prisa a brindarle su compañía y sus servicios. Su humildad y generosidad la ha conducido a la grandeza del servicio desinteresado a Isabel. También nosotros, por cierto, tenemos que ser conducidos al servicio desinteresado y generoso, hacia aquellos que lo necesitan, convirtiéndonos así en manos, brazos y corazón del amor de Dios. Exactamente como María.
que María está gestando, constituye ya un esbozo de adoración del Hijo de Dios. Desde este momento, por cierto, el seno de María se convierte en el primer sagrario del mundo e Isabel, reconociendo como «su Señor» al niño que Ma-
Conclusión
El primer sagrario del mundo: María
El don de la vida de dos bebés, Juan y Jesús, es lo más sobresaliente de este tiempo pre navideño. El momento de su encuentro desata asombro y produce saltos de alegría en el hijo de Isabel. Este salto, en efecto, es la expresión de la alegría mesiánica: «En cuanto Isabel oyó el saludo de María —nos señala el evangelista— la criatura saltó en su seno». Sucesivamente, es la prima Isabel quien, llena de Espíritu Santo, explota en importantes exclamaciones proféticas: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!». El reconocimiento, por parte de Isabel, de la magnitud de la vida
proclamarlo: «Dichosa tú, que has creído». María, una vez más, es proclamada dichosa por su enorme fe. Es la creyente por excelencia, y lo es en contraste con Zacarías, esposo de Isabel, quien no creyó en el poder de Dios. En fin, María es dichosa gracias a la fe que ha prestado a la Palabra de Dios comunicada por el ángel. También Isabel brilla por su gran fe. Además, está persuadida de que se cumplirá, en María, todo cuanto le ha sido dicho por parte de Dios. Reconoce en María la dicha de colaborar con los designios de Dios: «Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte de Dios».
ría lleva en su seno, se convierte en su primera adoratriz: «¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?». ¡Dichosa tú, que has creído!
Dios elige a dos sencillas mujeres de pueblo para realizar su magno proyecto de salvación humana. La mano divina, de hecho, con todo su poderío, se revela en las dos maternidades: en la virginal de María y en la infértil de Isabel. Mujeres dotadas de inmensa fe. Con respecto a María, el ángel ya había apreciado su fe y confianza; sin embargo, también su prima Isabel siente la necesidad de
Hoy hemos contemplado la visitación de María a su prima Isabel. Nos hemos asociado al regocijo de Isabel por tan extraordinaria visita. También hemos percibido la trascendencia del encuentro entre dos niños no nacidos aún; sin embargo, llamados a protagonizar hechos extraordinarios de salvación. Caemos en la cuenta de que toda vida, ya desde su inicio en el seno materno, ha sido querida por Dios para la realización de algún misterioso proyecto. Desde luego, debemos aprender a respetarla siempre, incluso desde el seno de la madre. Cada vez, por lo tanto, que Dios «besa» la Tierra, a través del amor de un hombre y una mujer, y nace una creatura humana, a esa pequeñez de creatura le debemos igualmente respeto y amor. En cada niño que nace se hace presente Dios.
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HISTORIAS NAVIDEÑAS
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
El Observador
AQUELLA SEÑORA NO
LA
TENÍA ZAPATOS
No podía imaginar que alguien pudiera estar tan loco como para renunciar a estar presente en Belén para el nacimiento de Jesús de Nazaret.
POR EL P. JOSÉ MARTÍNEZ COLÍN / Cunavidad.com
En ocasiones pensamos que nuestros problemas son los más grandes del mundo. Algo parecido le sucedió a un muchacho llamado Francisco, hasta que le sucedió un encuentro inesperado con una señora. Francisco siempre había sido un buen estudiante y deportista. En sus estudios, era un alumno sobresaliente. Le gustaba el básquetbol y sabía jugarlo. En su casa le llamaban «el atleta de la temporada» y él se sentía feliz. Se había preparado especialmente para jugar la próxima temporada. Incluso había comprado unos zapatos tenis muy suaves y cómodos para jugar. Tal vez por esa situación tan halagadora le produjo un gran dolor cuando al leer la lista de los seleccionados no se encontró en ella. Lleno de esperanzas buscaba frenéticamente su nombre, pero no estaba. Ese día sintió como si hubiera dejado de existir, como si se hubiese vuelto invisible. Muy triste salió de los vestidores, tratando de encontrar una explicación a su exclusión del equipo. Caminó durante un buen rato, pero nada lo consolaba. Duró varios días de mal humor, no queriendo hablar con nadie y respondiendo mal a sus padres cuando intentaban acercársele. Nada le agradaba. Pero un día de mucho frío y lluvia tomó el autobús de costumbre y se sentó cerca del chofer. Una mujer muy adelantada en su embarazo con paso lento subió al camión y se sentó detrás del asiento del chofer. Entonces el chofer le preguntó en voz alta: — ¿Dónde están sus zapatos, señora? Porque afuera habrá sólo diez gradosde temperatura. Francisco no se había fijado, pero, efectivamente, la señora iba sólo con unas calcetas medio mojadas. La señora le contestó al chofer: — No puedo darme el lujo de tener zapatos. Subí al autobús sólo para calentarme los pies. Si no le importa viajaré con usted un rato. El chofer se rascó su cabeza calva y exclamó: — Sólo dígame cómo es que no puede permitirse unos zapatos. La señora le dijo: — Tengo ocho hijos. Todos tienen zapatos. No quedó dinero para mí. Pero está bien, el Señor cuidará de mí. En ese momento Francisco miró hacia abajo, observó sus nuevos tenis Nike de básquetbol. Sus pies estaban cálidos y cómodos, igual que siempre. Y entonces miró a la mujer: sus calcetas estaban desgarradas. Pensó que esa persona era «invisible» en otro sentido. Era una señora marginada y olvidada por la sociedad. Él siempre podría darse el lujo de tener zapatos. Ella, tal vez, nunca. En un momento se quitó los tenis. Pensó que tendría que caminar tres cuadras, pero el frío nunca le había molestado. Cuando el autobús se detuvo en la parada final, Francisco esperó hasta que todos se hubieran bajado. Entonces recogió sus tenis, se acercó a la mujer y se los entregó diciéndole: — Tenga, señora, usted los necesita más que yo. No esperó a que le diera las gracias, sino que bajó de prisa sin darse cuenta que caía en un charco. No importaba, no sentía el frío. En eso escuchó a la señora que desde la ventana del autobús le decía: — Mira, ¡me quedan perfectos! A la vez, el chofer le preguntaba: — ¿Cómo te llamas, muchacho? —Francisco. — Muy bien, Francisco. En mis veinte años de chofer nunca he visto algo semejante. La mujer, llorando, le decía al chofer: — ¿Ya ve? Le dije que el Señor cuidaría de mí. Y, volviéndose, dijo: — Gracias, Francisco. — No hay de qué. No es gran cosa; además, es Navidad— respondió el muchacho, quien se dirigió a su casa con los pies helados pero con el corazón contento y riéndose por haberse preocupado de no jugar con la selección ese año.
PRIMERA
NAVIDAD
POR LEO BUSCAGLIA / Amorpostales.com
Cuando era niño perdí la «chaveta» por una bibliotecaria. Cada semana ella se encargaba de la hora de los cuentos en el jardín de la biblioteca de nuestro barrio. Nos leía maravillosos cuentos de aventura, fantasía y belleza. Yo nunca faltaba a estas sesiones. De hecho, con frecuencia llegaba con horas de anticipación para asegurarme una silla en la primera fila y no perderme una sola palabra. Recuerdo vívidamente aquella Navidad cuando leyó La historia del otro Rey Mago, de Henry Van Dyke. Yo tenía ocho años. Por lo general, ella leía muchos cuentos durante la hora asignada, pero en esta ocasión sólo leyó uno. Al terminar de leer nos abrazó a todos, deseándonos una feliz Navidad. Se arrodilló a mi lado y sonrió. — Tengo un regalo de Navidad para ti. Quiero regalarte el libro que acabo de leer –—y me entregó su copia de La historia del otro rey mago — ¿Te gustó este cuento? —me preguntó. Francamente, yo no había entendido el cuento pero, por supuesto, no se lo iba a decir. En cambio le respondí: — Sí, me pareció muy interesante. En realidad, el cuento me había desconcertado. No podía imaginar que alguien pudiera estar tan loco como para renunciar, por cualquier motivo, a estar presente en Belén para el nacimiento de Jesús de Nazaret. Tampoco podía comprender que una persona regalara los rubíes y perlas que supuestamente serían el regalo de cumpleaños de Cristo a los crueles soldados y a los intrigantes cobradores de adeudos. Recuerdo que me dirigí directamente a la casa, con el librito en la mano, decidido a leerlo una vez más. Si a mi maravillosa amiga le gustaba el libro, a mí también me habría de gustar. Como muchos saben, la historia narra el viaje mágico de los tres Reyes Magos de Oriente, cómo viajaron desde muy lejos, guiados por una estrella, para llevar regalos a un Rey recién nacido que estaba en un pesebre en Belén. Pero sugiere que había un cuarto Rey, del cual yo nunca había sabido, quien también vio una estrella en el Oriente e inició el largo y penoso viaje para reunirse con los otros Reyes, cargando sus valioso regalos. Según la historia, los tres Reyes Magos no tuvieron dificultad alguna para llegar a Belén; sin embargo, el cuarto, Artabán, sólo tuvo problemas. En primer lugar encontró a un exiliado hebreo enfermo, solo y muriéndose en el desierto. Lleno de compasión, Artabán se detiene y atiende al enfermo. Esta demora ocasiona que falte a su cita con los otros Reyes Magos y, en consecuencia, no está presente en el pesebre aquella primera Navidad llena de magia. Sin embargo, él sigue viajando. Poco después entrega uno de los regalos que eran para el Niño recién nacido para salvar la vida de otra criatura que, de acuerdo con el decreto de Herodes, fue condenada a morir. Una y otra vez Artabán se detiene para atender a los enfermos, consolar a los oprimidos y a los presos y dar de comer a los hambrientos. Al final de la historia Artabán está desesperado y cansadísimo. Comprende que ha dedicado treinta y tres años a la búsqueda y que al final se encuentra solo en el Gólgota. Aquí descubre que el Hijo de Dios, a quien se dedicó a buscar muchos años antes, ha sido condenado a morir en la cruz. De inmediato piensa en su última posesión, una perla. Está seguro de que ésta comprará la libertad de Cristo. Pero aún en el camino hacia el lugar encuentra a una
mujer que está siendo amenazada con golpearla y aun matarla, si no paga las deudas de su padre. Una vez más Artabán ofrece la perla, su última posesión, a cambio de la vida de la mujer. Ahora realmente no le queda nada. Todo lo que tuvo la intención de entregar en adoración lo ha dado al servicio de la humanidad. Para aumentar sus tribulaciones, Artabán recibe el golpe de una piedra que cae de una estructura que se estaba derrumbando debido al terremoto que acompañó a la crucifixión. Está seguro de que morirá sin ver jamás a su Señor. Pero mientras yace sangrando y moribundo, escucha una débil voz desde muy lejos. — En verdad os digo, todo lo que habéis hecho al más pequeño de mis hermanos, lo habéis hecho Conmigo. Al oír esto Artabán, el cuarto Rey Mago, muere feliz sabiendo que sus regalos sí fueron recibidos por su Señor. Por fin comprendí. Al principio pensé que el Rey Mago no había sido tan sabio al perder la oportunidad de dar testimonio de la primera Navidad por regalar todos sus bienes, por haber pasado toda la vida atendiendo a los demás, pero de pronto lo entendí. Artabán ciertamente era el más sabio y el más justo de todos los Reyes Magos. Tarde se me hacía para narrar la historia a papá y mamá. Ellos habían establecido la costumbre de contar cuentos y escuchaban con mucha atención. Al terminar, se miraron uno al otro durante un rato en silencio. Luego habló mamá: — Qué bonito cuento —dijo—, y es verdad. Cuando das lo que tienes para ayudar a los demás es como dárselo a Dios. Papá preguntó: — ¿Qué vas a darle a la simpática señora de la biblioteca? «Caray —pense—. No tengo nada que darle». — Ya sé —dijo mamá— , le haré un buen plato de ravioles. — ¡Ravioles! —grité. Estaba seguro de que mi preciosa amiga, que acababa de darme un regalo tan sofisticado, se mofaría de los ravioles de mamá. Yo quería darle rubíes, incienso o cuando menos mirra (¡ni siquiera sabía lo que era eso!). Como de costumbre, mis protestas no tuvieron mucho peso y pronto me encontré camino a la biblioteca con un platón lleno de ravioles hechos en casa y una jarra de rica salsa roja, todo envuelto en bolsas de papel café. En el camino pensé en todas las maneras en que podría deshacerme del regalo. Mis padres nunca lo sabrían. Pensé en echar los ravioles por la coladera, en tirarlos atrás del mercado de alimentos o aventarlos al basurero. Pero mi buena conciencia prevaleció y me dirigí hasta la biblioteca. Allí encontré a mi amada sentada detrás del escritorio. — Leo —me saludó con afecto cuando entré. — Le traigo un regalo —expliqué, ofreciéndole las bolsas de papel—. Es un poco tonto —tartamudeé—, es algo para que lo coma después. Ella tomó el paquete con ansias y se asomó a la bolsa que contenía el platón de ravioles. Sus ojos se iluminaron: — ¡Ravioles! —exclamó— ¡Me encantan los ravioles! Muchas gracias. Y no es un regalo tonto. Es un verdadero tesoro, más valioso que las joyas. «¿Más valioso que las joyas?», pensé. Sí... Por supuesto... Por fin entendí realmente La historia del otro Rey Mago. Los ravioles de mamá adquirieron un significado muy especial.
El Observador
HISTORIAS NAVIDEÑAS 13
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
Amarillo y rosa Un encuentro entre el sacerdote católico don Camilo, cura del pueblo, y Pepón, el alcalde comunista POR GIOVANNI GUARESCHI / Extractado de la novela El pequeño mundo de Don Camilo
La ventana a través de la cual habían disparado daba sobre un campito de propiedad de la iglesia; allí estaban el jefe de los carabineros y don Camilo estudiando el asunto detrás de la capillita. — Aquí está la prueba —dijo el oficial indicando cuatro agujeros que resaltaban sobre el revoque claro, dos palmos debajo del antepecho de la ventanita famosa —. Según mi parecer, la cosa es sencilla: el tipo estaba apostado lejos y ha disparado una ráfaga de ametralladora contra la ventana iluminada. Cuatro balas han acabado aquí, en el muro, y una agujereó la ventana y entró. El oficial empezó a husmear por los alrededores y por fin encontró algo sobre el tronco de uno de los cerezos plantados a cinco o seis metros a un costado de la iglesia. — Una de las balas ha cortado la corteza —se rascó la cabeza, perplejo —. Bueno, hagamos el policía científico. Don Camilo lo alcanzó, y comenzaron a explorar el suelo. Buscaron poco. Don Camilo, a los cinco minutos dijo “Aquí esta”. Era un cartucho de ametralladora. Después encontraron los otros tres. — Esto prueba cuanto dije —exclamó el oficial. Don Camilo meneó la cabeza. — Yo no entiendo de fusiles-ametralladoras, pero sé que en los otros fusiles las balas no hacen curvas. Vea usted mejor. Si usted disparase, ¿dónde iría a dar el tiro? Era un cálculo para niños; partiendo de allí y debiendo pasar a través de la ventanita de la capilla, una bala, cuando más, habría llegado a dar en el primer confesionario a la derecha, a tres metros de la puerta de la iglesia. — A menos que no fuera una bala amaestrada, ésa no podía pasar por el altar por más voluntad que pusiera — concluyó el oficial—. ¡Lo que significa, don Camilo, que cuando usted aparece mezclado en un asunto, resulta un lío como para arrancarse los pelos! ¿No le bastaba que le disparara uno solo? No, señor: quiere dos. Uno que le tira desde la ventana y otro que le tira desde un cerco distante ciento cincuenta metros. — ¡Bah! Yo estoy hecho así —respondió don Camilo. ¡No me fijo en gastos! Por la tarde Pepón reunió en el comité a todo el estado mayor. Estaba sombrío. — Compañeros —dijo—, un nuevo suceso ha venido a complicar la situación local. Un desconocido ha disparado esta noche contra el llamado párroco, y la reacción aprovecha este episodio para levantar cabeza y arrojar nuevo fango sobre el partido. La reacción, vil como siempre, no tiene el coraje de hablar claro; sin embargo, como hemos sabido, murmura en los rincones y nos atribuye la responsabilidad de este atentado. El Largo levantó una mano y Pepón le hizo señas de que podía hablar. — Ante todo —dijo el Largo—, podríamos decirle a la señora reacción que empiece por demostrarnos que se ha producido el atentado contra el cura. Porque, hasta este momento, solamente él lo dice. Y como no había testigos, puede haber sido muy bien el señor reverendo en persona el que disparó el tiro de revólver para poder luego escribir en su inmundo diario infamias contra nosotros. — ¡Bien! —aprobó la asamblea. El Largo tiene razón. Pepón volvió a tomar la palabra. — ¡Un momento! Lo que dice el Largo es justo, pero no debemos excluir la posibilidad de que el hecho sea cierto. — Compañero Pepón —interrumpió Spocchia, el jefe de la célula de Molinillo—, ¡recuerda que el cura es siempre cura! ¡A ti te embroman los sentimentalismos! Si me hubieras hecho caso, su inmundo diario no habría salido, y hoy el partido no habría sido perjudicado por las infames insinuaciones a propósito del suicidio de Pizzi. ¡No hay que tener piedad de los enemigos del pueblo! ¡El que tiene piedad de los enemigos del pueblo traiciona al pueblo! Pepón dio un puñetazo sobre la mesa. — ¡No tengo ninguna necesidad de tus lecciones de moral!— vociferó. Luego siguió hablando. De repente le ocurrió una cosa extraña que jamás le había sucedido. Pepón se escuchó. Le parecía que él, Pepón, estaba en el fondo de la sala escuchando lo que Pepón iba diciendo: “... la carne vendida, la reacción asalariada por los enemigos
del proletariado, los agrarios explotadores. El clero falso. El gobierno oscurantista. América. La plutocracia...” “¿ Qué quiere decir plutocracia? ¿Por qué ése habla de plutocracia si no sabe tampoco qué quiere decir?”, pensaba Pepón. Pensó en el Brusco, el fidelísimo, y buscó su mirada, pero el Brusco estaba en el fondo con los brazos cruzados y la frente baja. “... pero sepan nuestros enemigos que el espíritu de la Resistencia no se ha debilitado en nosotros. Las armas que empuñamos un día para defender la libertad...”. Ahora Pepón oyó que estaba gritando como un loco. Pero el aplauso lo hizo recobrarse. — Así va bien —le susurró Spocchia mientras salían—. Ya sabes, Pepón: basta un silbido y empezamos. Los muchachos están prontos. De aquí a una hora, si es preciso. — ¡Bravo, bravo! —respondió Pepón golpeándole el hombro con la mano. Pero de buena gana le habría triturado la cabeza. Vaya uno a averiguar por qué. Quedaron solos él y el Brusco, y durante un rato calla-
ron. — ¿Y entonces? — gritó súbitamente Pepón— ¿No me dices siquiera si he hablado bien o no? — Has hablado muy bien —respondió el Brusco—. Muy bien. Mejor que todas las otras veces. Después, entre los dos cayó de nuevo la cortina del silencio. Salieron ya de noche; pareció como que Pepón hubiera querido decirle algo al Brusco. Pero abrevió. — Entonces, nos vemos mañana. — Mañana, jefe. Buenas noches. — Adiós, Brusco. Se avecinaba Navidad y ya era menester sacar de la caja las estatuitas del pesebre, limpiarlas, retocarlas con el pincel, reparar las machucaduras. Era ya tarde, pero don Camilo estaba todavía trabajando en su casa. Oyó golpear a la ventana, y cuando vio que era Pepón fue a abrir. Pepón se sentó mientras don Camilo volvía a su quehacer. Ambos callaron un largo rato. — ¡Viejo Dios! —exclamó de pronto Pepón. — ¿No se te ocurrió otro sitio que la casa parroquial para blasfemar?—preguntó don Camilo sin alterarse— ¿No podías hacerlo mientras estabas en el comité? — ¡Ya ni blasfemar se puede en el comité! Porque también si uno blasfema debe dar explicaciones. Don Camilo se aplicó a la barba de san José. — ¡En este cochino mundo un hombre de bien ya no puede vivir! — exclamó Pepón al rato. — ¿Y qué te importa? —preguntó don Camilo— ¿Te has vuelto acaso un hombre de bien? — Siempre lo he sido. — ¡Ah, qué cosa! Nunca me lo habría imaginado —don Camilo siguió retocando a san José. — ¿Le falta todavía mucho? —se informó Pepón con enojo. — Si me das una mano, acabamos pronto. Pepón era mecánico y tenía las manos grandes como palas y dedos enormes que se doblaban con esfuerzo. Pero cuando alguien tenía que arreglar un cronómetro, érale preciso acudir a Pepón. Porque así son las cosas, y justamente los hombrachones están hechos para las tareas minúsculas. — ¡Es lo que faltaba! ¡Que ahora me meta a pintar santos! — refunfuñó. Don Camilo pescó en el fondo de la caja y sacó una cosita de color rosa, grande como un gorrión, y era precisa-
mente el Niño Jesús. Pepón se encontró en la mano la estatuita, sin saber cómo, y entonces tomó un pincelito y empezó a trabajar con esmero. — Es un mundo cochino —dijo Pepón—. Uno no puede confiar en nadie si quiere decir algo. Don Camilo estaba muy absorbido en su trabajo: había que rehacer todo el rostro de la Virgen. Cosa fina. — ¿Y en mí, tienes confianza? —preguntó don Camilo. — No lo sé. — Haz la prueba de decirme algo y así lo sabes. Pepón acabó los ojos del Niño: la cosa más difícil. Después repasó el rojo de los pequeños labios. — Quisiera plantar todo —dijo—. Pero no se puede. — ¿Tienes miedo? — ¡Nunca tuve miedo en la vida! — Yo sí, Pepón. Algunas veces tengo miedo —don Camilo suspiró—. La bala me pasó a cuatro dedos de la frente. Si no hubiera echado hacia atrás la cabeza, precisamente en ese instante, quedaba seco. Ha sido un milagro. Pepón había concluido el rostro del Niño y estaba repasando el color rosa del cuerpo. — Siento haberle errado —masculló Pepón—. Pero estaba demasiado lejos y había de por medio los cerezos. Don Camilo paró de pintar. — Desde hacía tres noches —explicó Pepón— el Brusco daba vueltas alrededor de la casa de Pizzi para impedir que el otro matase al muchacho. El muchacho debe haber visto al que disparó desde la ventana contra su padre, y el otro lo sabe. Yo, mientras tanto, daba vueltas alrededor de su casa. Porque yo estaba seguro de que el otro sabía que también usted conoce al matador de Pizzi. — ¿Quién, el otro? — No lo conozco —respondió Pepón—. Lo he visto de lejos acercarse a la ventana de la capillita. Pero no podía tirarle antes de que hiciese algo. Apenas disparó, disparé también yo. Le erré. — Agradezcamos al Señor —dijo don Camilo—. Sé cómo tiras, y entonces puedo decir que los milagros han sido dos. — ¿Quién será? Sólo usted lo sabe y el muchacho. Don Camilo habló lentamente: — Sí, Pepón, lo sé; pero no hay cosa en el mundo que pueda hacerme violar el secreto de la Confesión. Pepón suspiró y siguió pintando. — Hay algo que no marcha —dijo sombríamente—, parece que todos ahora me miran con ojos distintos. Todos, también el Brusco. Me siento como en la cárcel. — Siempre hay una puerta para escapar de cualquier cárcel de esta tierra —sentenció don Camilo— . Las prisiones son solamente para el cuerpo. Y el cuerpo cuenta poco. Ya el Niño estaba concluido, y así, frescamente pintado, rosa y claro, parecía resplandecer en medio de la enorme mano oscura de Pepón. Pepón lo miró y tuvo la impresión de sentir en la palma la tibieza del cuerpecito. Y se olvidó de la cárcel. Depositó con delicadeza al Niño rosado sobre la mesa y don Camilo lo puso al lado de la Virgen. — Mi hijo está aprendiendo el villancico de Navidad —anunció con orgullo Pepón— . Oigo todas las noches a la madre hacérselo repetir antes de que se duerma. Es un fenómeno. — Lo sé —admitió don Camilo— . También la poesía para el obispo la había aprendido maravillosamente. Pepón se crispó y exclamó: — ¡Ésa fue una de sus mayores bribonadas! Ésa, usted me la paga. — Para pagar y para morir siempre hay tiempo. Junto a la Virgen inclinada sobre el Niño, puso la estatuita del asnillo. — Éste es el hijo de Pepón, ésta la mujer de Pepón y éste es Pepón —dijo don Camilo, tocando por último al asno. — ¡Y éste es don Camilo! — exclamó Pepón, tomando la estatuita del buey y poniéndola en el grupo. — ¡Bah! Entre animales siempre nos entendemos — concluyó don Camilo. Saliendo, Pepón volvió a hallarse en la noche oscura, pero ahora estaba tranquilo porque aún sentía en la palma de la mano la tibieza del Niño rosado.
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JÓVENES
Feliz Natividad en veinte idiomas En todas las lenguas del mundo hay frases de felicitación por las festividades de diciembre, pero no todas hacen referencia específica a la Natividad, es decir, al nacimiento de Cristo. Albanés: Gëzuar Krishlindjet Alemán: Frohe Weihnachten Catalán: Bon Nadal Esperanto: Gajan Kristnaskon Francés: Joyeux Noël Gallego: Bon Nadal Griego: Kala Christougenna Inglés: Merry Christmas Italiano: Buon Natale Latín: Natale hilare Nepalí: Krist Yesu Ko Shuva Janma Utsav Ko Upalaxhma Hardik Shuva Polaco: Wesolych Swiat Portugués: Feliz Natal Reto-Romano: Bella Festas daz Nadal Rumano: Craciun fericit si un an nou fericit Ruso: Pozdrevlyayu s prazdnikom Rozhdestva Serbio: Sretan Bozic Siciliano: Bon Natali Sudanés: Wilujeng Natal Swahili: Krismas Njema
Oración de Juan Pablo II al Niño Dios Limpia, Niño Jesús, las lágrimas de los niños. Acaricia al enfermo y al anciano. Impulsa a los hombres a deponer las armas y a unirse en un abrazo universal de paz. Invita a los pueblos, misericordioso Jesús, a demoler los muros creados por la miseria y la desocupación, por la ignorancia y la indiferencia, por la discriminación y la intolerancia. Tú eres, Divino Niño de Belén, quien nos salvas liberándonos del pecado. Tú eres el verdadero y único Salvador que la humanidad busca a tientas. Dios de la Paz, don de paz a toda la humanidad, ven a vivir en el corazón de todo hombre y toda familia. Sé Tú nuestra paz y nuestra alegría. Amén.
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
El Observador
Humor Humor Humor Humor La fiesta navideña de una empresa De: Pepita López, de Recursos Humanos A: Todos los empleados Objeto: Fiesta navideña Fecha: 1 de diciembre Less comunico con muchísimo gusto que la fiesta navideña de la empresa tendrá lugar el 23 de diciembre y empezará al mediodía en la Sala de Banquetes del «Asador de Pedro». ¡El vino lo pone la casa! Tendremos una pequeña banda que nos tocará canciones navideñas tradicionales (quien se quiera apuntar a cantar es bienvenido). Nuestro jefe tiene una importante comunicación que hacernos y aprovechará la ocasión. El árbol de Navidad lo encenderemos a la 1:00 PM. El intercambio de regalos entre los empleados se podrá hacer a cualquier hora, pero los regalos no deberían costar mas de mil pesos para que esto no pese en el bolsillo de nadie. Feliz Navidad a todos ustedes y a sus familias. De: Pepita López, de Recursos Humanos A: Todos los empleados Objeto: Fiesta navideña, 2ª comunicación Fecha: 2 de diciembre De ninguna manera mi correo de ayer quería excluir a nuestros empleados judíos (sabemos que ellos no celebran la Navidad cristiana). Es más, reconocemos la importancia del Hanukah, que suele coincidir normalmente con Navidad. Lo mejor será que, a partir de ahora, hablemos de la «fiesta de las vacaciones de diciembre». Para evitar que alguien pudiera sentirse ofendido, no habrá árbol de Navidad. Tampoco se cantarán canciones tradicionales navideñas, pero tendremos otro tipo de música para amenizar la velada. De: Pepita López, de Recursos Humanos A: Todos los empleados Objeto: Fiesta navideña, 3ª comunicación Fecha: 3 de diciembre Con referencia a la nota que he recibido de un miembro de Alcohólicos Anónimos pidiendo una mesa donde no se beba, la empresa estará encantada de poder satisfacer esta petición; pero si se pone un cartelito en la mesa que rece «sólo AA», ya no será anónimo... ¿Cómo resolver esto? ¿Alguien me puede ayudar? Olvídense del intercambio de regalos; el sindicato cree que mil pesos es demasiado dinero, y a los ejecutivos les parece muy poco. De: Pepita López, de Recursos Humanos A: Todos los empleados Objeto: Fiesta navideña, 4ª comunicación Fecha: 7 de diciembre ¡Que grupo tan variado somos! No tenía ni idea de que el 20 de diciembre empieza el mes musulmán del Ramadán, que prohíbe comer o beber mientras haya luz del día. Esto complica mucho la fiesta. Somos conscientes de cuánto una comida de empresa en esta época del año puede herir la sensibilidad de nuestros empleados musulmanes. Quizás el «Asador de Pedro» pueda esperar a servir los platos al final de la fiesta, aprovechando que los días son más cortos en esta época del año. Mientras tanto, les informo que ya he arreglado las cosas para que los miembros de los Gordos Anónimos se sienten lo mas lejos posible del carro de postres, y las mujeres embarazadas cerca de los lavabos. Se servirá comida baja en calorías para aquellas personas que están a dieta; lamentablemente, no podemos controlar la cantidad de sal que
será utilizada para preparar los distintos platos, así que sugerimos a las personas con problemas de hipertensión que los prueben antes de comérselos. Habrá fruta fresca para los diabéticos, pero el restaurante no puede ofrecer postres sin azúcar, ¡lo siento mucho! De: Pepita López, de Recursos Humanos A: Todos los empleados Objeto: Fiesta navideña, 5ª comunicación Fecha: 8 de diciembre Me han informado que el 22 de diciembre es el solsticio de invierno. ¿Y yo qué puedo hacer? Las medidas anti-incendio en el «Asador de Pedro» prohíben el rito de la quema de hierbas aromáticas para nuestros empleados adoradores de la Madre Naturaleza, pero intentaremos darles gusto alquilando un chamán que toque el tambor en círculos mientras la banda descansa. De: Pepita López, de Recursos Humanos A: Todos los empleados Objeto: Fiesta navideña, 6ª comunicación Fecha: 9 de diciembre Se les comunica que la empresa ha cambiado de idea y ya no hará ninguna comunicación importante durante la fiesta. La información, sin embargo, nos la notificarán a cada uno de los empleados vía correo terrestre a nuestros respectivos domicilios. De: Pepita López, de Recursos Humanos A: Todos los empleados Objeto: Fiesta navideña, 7ª comunicación Fecha: 10 de diciembre No tengo ni idea de qué se trataba el importante comunicado. ¡Por favor, ya dejen de preguntarme! Además, ya se les dijo que recibirán esa información en sus domicilios. Si se les ocurre cambiar de dirección ahora, son hombres muertos. No se permitirá ningún otro cambio de dirección en esta oficina. ¡Intenten venirme con que se cambiaron de casa y los colgaré por los dedos de los pies! Referente a los vegetarianos, ¡ya he tenido suficiente! La fiesta se hará en el «Asador de Pedro» tanto si les gusta como si no, así que sólo siéntense en la mesa mas alejada de la «parrilla de la muerte», como la llaman ustedes, porque la empresa no va a gastar más montando un buffet de ensaladas, incluyendo jitomates deshidratados. ¿Es que no saben ustedes que ellos también tienen su sensibilidad? Los pobres jitomatitos también chillan cuando los deshidratan; yo los he oído, ¡y ustedes se los comen! Espero que tengan unas desagradables fiestas. Si beben, por favor manejen, ¡a ver si de una vez se estrellan por ahí! De: José Pérez, director general A: Todos los empleados Objeto: Pepita López y la fiesta navideña Fecha: 14 de diciembre Creo hablar en nombre de todos cuando deseo de todo corazón a Pepita una pronta mejoría de su enfermedad debida al estrés. Pueden seguir enviándole postales al sanatorio mental, ya que cuando se las leen, parece que reacciona algo (las enfermeras me comentan que mueve bastante el rostro en esos momentos). Referente a la comida de fin de año, la Dirección General ha decidido cancelar la fiesta y darles a todos la tarde del 23 libre. ¡Feliz Navidad! Adaptado de http://www.forodeseguridad.com/artic/humor/hum_1024.htm
El Observador
FAMILIA
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
LA MEJOR NAVIDAD DE MI VIDA
Un regalo muy especial
Cuando mi único hijo dijo que no pasaría la Navidad conmigo, no quise quedarme sola: reuní a un grupo de extraños entre sí, e hice «familia» con ellos. Suspiré mientras ponía la mesa para mis seis amigos y yo. Seis amigos que no se conocían entre sí, que estaban enfrentando desafíos físicos o emocionales, iban a disfrutar de la cena de Navidad junto a mí. Me sentí desilusionada cuando Tim, mi único hijo de 32 años de edad, me llamó anunciando que pasaría las Navidades con July, su novia, y su familia, en vez de conmigo. Quizá fue por autocompasión que llamé a Gil, mi amigo de 78 años de edad que sufre del mal de Gehring de Lou, y lo invité a la cena. Viviendo en un asilo de ancianos, se alegró de tener la oportunidad de salir de aquel lugar durante unas pocas horas. Cuando le pregunté si Tom, su enfermero, sería quien lo traería, Gil me sorprendió: no sólo vendría Tom, sino también su hija de 9 años de edad, Cristina, quien estaba pasando con él las vacaciones navideñas y que tampoco tenían a dónde ir en aquella fecha. Esa misma tarde vi a Bill en el correo. Divorciado luego de un breve matrimonio y luchando con el cáncer, probablemente estaría solo. «¿Qué harás para la Navidad, Bill? —le pregunté— ¿Por qué no vienes a cenar a mi casa? Tengo algunos amigos invitados y tú serás muy bienvenido». Su sonrisa y rápida respuesta me sorprendieron: «Me encantaría ir». Dos días después vi a Sharon. Ella también iba a pasar las Navidades sola. Sabía que las cosas habían sido difíciles para Sharon luego de su accidente automovilístico. Sin embargo, luego de 14 cirugías y una derivación permanente de la cabeza, aún lograba sonreir y salir adelante. «¡Será entretenido!», me dijo y, tocando mi brazo, agregó: «Gracias por invitarme, Linda». El miércoles vi a Kelly. Es discapacitado y vive en la calle. Nos habíamos encontrado en un lugar donde les servimos comida caliente a los que no tienen hogar y donde soy voluntaria. Así que, mientras visitaba el lugar, le pregunté: «Si vengo a buscarte, ¿considerarías cenar conmigo y algunos amigos en mi casa para la Navidad?». Entre dientes murmuró que no tenía ropa adecuada, pero finalmente estuvo de acuerdo en ir a cenar a mi casa. «Yo te recojo aquí a tal hora», le contesté. «Aquí estaré», me aseguró.
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La historia relata que un hombre castigó a su hija de cinco años de edad por desperdiciar una hoja de papel dorado, ya que era muy costosa. La niña tomó dicho papel para decorar una caja y ponerla debajo del árbol de Navidad. En su inocencia y llena de amor, la niña le trajo la caja de regalo a su padre: «Esto es para ti, papito. Feliz Navidad». Ante esta actitud, el padre estaba avergonzado por su reacción. Pero, al abrir la caja y viendo que estaba vacía, volvió a enfurecerse con su hija, a la que le dijo: «¿No sabes, jovencita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo dentro?». La niñita lo miro con lágrimas en sus ojos y le dijo: «No, papito, no esta vacía, le puse besitos hasta que se llenó». El padre no pudo creer lo que estaba escuchando, quedó destrozado. Cayó de rodillas, abrazó a su pequeña hija y le rogó que lo perdonara por su innecesario enojo.
Observé la mesa hermosamente adornada. Entonces puse el asado dentro del horno y fui a recoger a mi amigo Kelly. Poco después de nuestro regreso, el resto de mis huéspedes especiales comenzaron a llegar. Siendo que ninguno de ellos se conocía entre sí, supuse que las cosas podrían ser difíciles —y lo fueron—. Desde la cocina me esforcé en escuchar una que otra palabra ocasional, ya que era bastante obvio que todos se sentían incómodos. En ese momento Bill me preguntó dónde estaba el televisor, porque deseaban ver jugar a los Osos y a los Vikingos. Contesté débilmente: «No tengo televisor». «¿Qué? —se sorprendieron— ¿No tienes TV?». Se produjo un silencio doloroso. Mi querido y dulce Gil lo rompió para decir: «Pienso que vamos a tener que hacer algo inusual para nosotros: conversar». La pequeña Cristina anunció orgullosamente que había llegado el momento de cenar y uno a uno mis huéspedes ocuparon sus lugares alrededor de la mesa. Tomándonos las manos, rezamos un Padrenuestro. Fue hermoso. Tal vez fue aquello lo que cambió el tono del momento, no lo sé; pero mis invitados comenzaron a hablar entre ellos. Uno a uno contaron sus historias, cuidadosamente al principio, pero luego conectándose al ir compartiendo su vida con personas que habían sido extrañas momentos antes. Cinco horas después nuestra hermosa reunión llegó a su fin y mis invitados se prepararon para irse. Ya no eran extraños, se abrazaron entre sí y lloraron sin tapujos. La humanidad se hizo sentir en toda su plenitud. Pero fue Kelly quien lo dijo mejor: «¡Nunca olvidaré el día de hoy porque fue la mejor Navidad que jamás tuve!». Ha pasado mucho tiempo desde esa reunión navideña, pero todos los años, cuando pongo el arbolito con sus adornos, mis pensamientos vuelven a esa Navidad tan especial y siempre se me hace un nudo en la garganta cuando recuerdo las palabras que Kelly nos dijo a todos en aquella noche: «¡Nunca olvidaré el día de hoy, porque fue la mejor Navidad que jamás tuve!». Y yo agrego que ¡también llegó a ser mi mejor Navidad!
En una víspera de Navidad, un exitoso hombre de negocios se apuraba a llegar a la carnicería antes de que cerraran. — ¿Vas a comprar tu pavo de Navidad? —le preguntó un amigo. — No. Hot dogs —respondió. Después explicó cómo, años atrás, debido a un fracaso rotundo en sus negocios, había perdido toda su fortuna. Había tenido que enfrentar la Navidad sin trabajo ni dinero para regalos, y con menos de un dólar para comprar comida. Ese año, él, su esposa y su hija pequeña oraron para dar gracias antes de cenar y comieron hot dogs. — Toda una jauría de ellos —rió. Su esposa le había puesto a cada salchicha unos palillos de dientes que simulaban piernas de animalito, y pajitas para las colas y los bigotes. Su hija estaba fascinada, y contagió su alegría a todos. Después de la cena dieron gracias de nuevo por el momento más amoroso y festivo que habían tenido jamás. — Ahora es una tradición —dijo el hombre—. Hot dogs para la Navidad nos recuerda ese feliz día cuando nos dimos cuenta de que nos tenemos los unos a los otros y de nuestra capacidad de reír y celebrar. Recordemos que Jesucristo, quien dio origen a la Navidad, debe ser nuestro motivo para vivir la unidad familiar
Fuente: La Familia Primero
Fuente: Amorpostales.com
Fuente: ACI digital
No hace falta gastar mucho para la cena de Navidad Las tradiciones familiares nacen de las experiencias de amor vividas en las circunstancias más inesperadas
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NIÑOS
20 de diciembre de 2009, AÑO 15, No. 754
¿QUÉ ES IMPORTANTE EN LA NAVIDAD?
El Observador
Completa el dibujo
POR CLAUDIO DE CASTRO / Panamá
El amor. Cantar villancicos. Pasarla en familia. Armar un nacimiento. Ir a las posadas. Compartir nuestro tiempo. Ayudar a todo el que podamos. Hacer visitas, llevando alegría y entusiasmo. Tener momentos especiales para la oración. Contemplar al recién nacido. Mi vida le pertenece a este pequeño Niño que ha de nacer. Él será lo más importante para mí. Cuando le cargue en mis brazos, ¿cómo estará mi alma? ¿Tendré puestas mis mejores vestiduras? ¿Podré atraerlo a mí sin temor? Es tan pequeño e indefenso que casi da miedo apretarlo contra mi pecho. Sí, podré hacerlo. Le besaré su frente. Y lo miraré a los ojos. Él me mirará. Tocará mi rostro con sus manitas y me sonreirá. Encontrará mi alma dispuesta. Mi corazón a la espera. En mis labios una oración.
Laberinto
i h C UN NACIMIENTO ESPACIAL POR XAVIER ILUNDAIN / Revista Gesto
Daría cualquier cosa por viajar en una nave espacial. Estar en el espacio y tener la sensación de que vuelas sin esfuerzo, como los ángeles, tiene que ser genial. Y, si el viaje coincidiese con los días de Navidad, me llevaría las figuras del portal para colocar el primer Nacimiento espacial de la historia. La figura del Niño Jesús se movería por el aire como si hubiese aprendido muy de prisa a volar nada más nacer. No necesitaría traje de astronauta como nosotros, porque Él es diferente. María y José le seguirían por toda la nave, porque los padres temen siempre que a los hijos les pase algo. Luego, nosotros, los tripulantes, tendríamos que pegar las figuras a alguna mesa para que ni María, ni José, ni el Niño se pasasen el viaje flotando. Como las cámaras de la NASA graban todos estos viajes, los habitantes de la Tierra que no hubiesen oído hablar de Jesús jamás, se enterarían en ese momento de que nuestro Dios un día decidió venirse a la Tierra para enseñarnos el camino del Cielo. Cantaríamos en la nave un villancico y anunciaríamos a toda la Tierra que Jesús siempre camina o vuela o nada con nosotros. Los luceros se asomarían por el cristal de la cabina y se morirían de ganas de entrar, y la estrella de los magos con su cola de luz escribiría en el espacio: «Que vienen los Magos a adorar al Niño», y los astronautas de la nave pensaríamos: «Cuando aterricemos vamos a encontrar una Tierra en la que se quiere a Jesús más que cuando salimos de viaje espacial», y ojalá fuese porque vieron nuestro viaje y nuestro Nacimiento. ¡Gloria a Dios en las alturas!
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¿Qué le regaló Batman a su mamá para Navidad? Una bati-dora.
El profesor dice: — Los cuerpos con el calor se dilatan y con el frío se contraen. A ver, Jorgito, dame un ejemplo de lo que acabo de explicar. — Pues muy fácil. Las vacaciones en verano, al dilatarse, duran dos meses; en cambio, en Navidad, con el frío, se contraen y sólo duran dos semanas.
— ¡Leero-lero! —canturreó el guajolote toda la mañana dando vueltas al rededor del puerco en la víspera de Navidad — ¡Mañana te van a matar, lero-lero! Fastidiado, finalmente el puerco le pregunta: —¿Por qué dices que mañana me van a matar? — Porque hoy escuché que el granjero le decía a su esposa: «Mañana le daremos chicharrón al guajolote para la cena de Nochebuena».