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21 de marzo de 2010 AÑO 15 No. 767 $8.00 Fundado en 1995
DE LA ACTUALIDAD
El precepto de la pureza nos aleja del comportamiento animal ¾ PÓRTICO
FIDELIDAD POR JAIME SEPTIÉN / jaimeseptien@gmail.com
Los pecados contra el sexto mandamiento se han multiplicado, incluso dentro de la propia Iglesia católica. Es una pena, una terrible pena. Pero se explica (aunque no se justifica) por la atmósfera súper erotizada que han creado los medios de comunicación. Todo vale con tal de que cumpla con acrecentar mi propio placer. Usar al otro, hacerlo objeto de mis apetencias, destruir la familia, acabar con la virtud, con el valor, con la práctica de la fidelidad… Lo que importa hoy es no tener convicciones. Y la fidelidad es una convicción profunda, un apego a lo que el filósofo judío Emmanuel Levinás llamaba “el humanismo del otro hombre”. Es muy sencillo (y absolutamente estéril) reclamar actos humanos para mi dignidad. Es terriblemente complicado (aunque no debería serlo) respetar la dignidad humana del otro. Menos aún debería serlo para los cristianos que vemos a Cristo en el otro La crisis de la fidelidad (pero, ¿de verdad lo vemos?). La crisis de la fidelidad toca a toca a todos los todos los estamentos sociales, a estamentos sociales, a todos los niveles económicos, a todas las instituciones. Viene todos los niveles desde el principio, cuando se nos enseña en la casa a simular, a deeconómicos, a todas cir que sí cuando es no, a mentir, las instituciones. Viene a relajar la conducta, a perseguir nuestra individualidad, a sobredesde el principio, salir sin importar cómo, a dejar cuando se nos enseña atrás a los demás, a hacerlos a un lado, si es “necesario”, a elimien la casa a simular narlos. De ahí a tomar la mujer o el hombre del prójimo, a violentar el vínculo sagrado del matrimonio, a buscar el placer en donde se pueda y con quien se pueda, hay un pequeño trecho (que es fácil saltar: la sociedad consumista, el sistema vociferante de los medios, pone el puente: nosotros “solamente tenemos que cruzarlo”). ¿Cómo recobrar el don de la sexualidad y protegerlo en nosotros los casados, en los hijos, en la familia, en la Iglesia? Recobrando algo que hemos dejado ir en el camino (por miedo al qué dirán, por vergüenza, por temor a “quedarnos solos”): recuperando el orgullo por la palabra dada, por el cumplimiento de los acuerdos, por el sacrificio y el regalo al otro de mí intimidad. Quien es fiel a sus principios no juega con las circunstancias. Se sabe débil, pero pleno de sentido. Se sabe otro Cristo, y eso le basta.
Lejos de estar «pasada de moda», la vigencia del sexto mandamiento de la ley de Dios es primordial, pues nunca como antes el ser humano había sido empujado constantemente hacia la impureza. Ya en el siglo XVIII, san Alfonso María de Ligorio decía que «a este pecado deben atribuir su condenación la mayor parte de los réprobos». Entonces, ¿qué habría que decir ahora, cuando el cine, la televisión y otros medios de comunicación se han convertido en escuela de impudor? Pero Dios sigue esperando de nosotros un comportamiento virtuoso, un alma pura como la de un infante.
«No cometerás actos impuros» El sexo a los ojos de Dios........................ p. 3
¿Tendra sentido
Riesgos de las relaciones prematrimoniales .................................................... p. 4
subir en el equinoccio de primavera a una peña o a una pirámide para
Percepciones falsas de la sexualidad... p. 4
«captar energía»?
El amor conyugal ................................. p. 3
Difundir el verdadero sentido del amor entre los jóvenes ............................................ p. 5 Tres preguntas a un sacerdote ............. p. 5 Los alcances del sexto Mandamiento... p. 6 El pecado que más se comete ............. p. 7
Dos hombres de ciencia responden: ADOLFO L. OROZCO TORRES: «21 de marzo, ¿opurtunidad para gargar pilas? ........................... p. 8 REYNALDO HUERTA CERNA: «¿Qué sucede en la peña de Bernal?» .............. p. 8
Periodismo Católico