El Observador de la Actualidad 768

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28 de marzo de 2010 AÑO 15 No. 768 $8.00 Fundado en 1995

DE LA ACTUALIDAD

Poema a Cristo en la Cruz ¿Quién es aquel Caballero herido por tantas partes, que está de expirar tan cerca, y no le socorre nadie?

Alma, mirad cómo Cristo, para partirse a su Padre, viendo que a su Madre deja, le dice palabras tales:

¾ PÓRTICO

«Jesús Nazareno» dice aquel rétulo notable. ¡Ay Dios, que tan dulce nombre no promete muerte infame!

«Mujer, ves ahí a tu hijo», y a Juan: «Ves ahí tu Madre». Juan queda en lugar de Cristo, ¡ay Dios, qué favor tan grande!

NECESARIAS

Después del nombre y la patria, Rey dice más adelante; pues si es Rey, ¿cuándo de espinas han usado coronarse?

Viendo, pues, Jesús que todo ya comenzaba a acabarse, «Sed tengo», dijo, que tiene sed de que el hombre se salve.

Dos cetros tiene en las manos, mas nunca he visto que claven a los reyes en los cetros los vasallos desleales.

Corrió un hombre y puso luego a sus labios celestiales en una caña una esponja llena de hiel y vinagre.

Unos dicen que si es Rey, de la cruz descienda y baje; y otros, que salvando a muchos, a sí no puede salvarse.

¿En la boca de Jesús pones hiel?, hombre, ¿qué haces? Mira que por ese cielo de Dios las palabras salen.

De luto se cubre el cielo, y el sol de sangriento esmalte, o padece Dios, o el mundo se disuelve y se deshace.

Advierte que en ella puso con sus pechos virginales una Ave su blanca leche a cuya dulzura sabe.

Al pie de la cruz, María está en dolor constante, mirando al Sol que se pone entre arreboles de sangre.

Alma, sus labios divinos, cuando vamos a rogarle, ¿cómo con vinagre y hiel darán respuesta süave?

Con ella su amado primo haciendo sus ojos mares, Cristo los pone en los dos, más tierno porque se parte.

Dulcísimo Cristo mío, aunque esos labios se bañen en hiel de mis graves culpas, Dios sois, como Dios habladme.

¡Oh, lo que sienten los tres! Juan, como primo y amante, como Madre la de Dios, y lo que Dios, Dios lo sabe.

Habladme, dulce Jesús, antes que la lengua os falte, no os desciendan de la cruz sin hablarme y perdonarme.

PALABRAS

POR JAIME SEPTIÉN / jaimeseptien@gmail.com

Autor del poema: Félix Lope de Vega (1562-1635)

ESPECIAL

La Cruz de Cristo San Pablo desenmascara a los evangelizadores que no se apoyan en la Cruz de Cristo ............................ p. 3 Queremos ver la Cruz en las tumbas y en las cimas de los montes, pero antes no era así .................................... p. 4 Las reliquias de la Cruz son auténticas ...................... p. 5 Hacer la señal de la cruz es una manera de confesar nuestra fe .................................................................. p. 7 Resuelve tus dudas: ¿Que Cristo murió en un palo? ¿La cruz invertida es satánica? ¿Por qué hablar de «adoración» de la Cruz? ........................................... p. 8 Tres anécdotas de la Cruz para leer en familia ......... p. 8 No hay nada en la Cruz que merzca ser reverenciado, afirman muchos protestantes .................................... p. 9

Periodismo Católico

La carta del Papa Benedicto XVI a la Iglesia de Irlanda hará historia. Por varias razones, principalmente, por la valentía de un pontífice que —por amor— se ha atrevido a decir las cosas por su nombre. En la hora de la verdad, Benedicto XVI no duda un segundo en afirmar que los actos cometidos por algunos sacerdotes en Irlanda son crímenes abominables, ante Dios y ante los hombres. Así, sin rodeos, directo, contundente. Y señala que en Irlanda, Esta carta a como en muchos otros lugares del mundo, se ha con- la Iglesia de fundido el celo por proteger Irlanda es el buen nombre de la Iglesia con la complicidad con los histórica criminales que, abusando de su posición, han traicionado a Cristo. Deben responder, dice el Papa, en los tribunales civiles y en el Tribunal Supremo. Más les hubiera valido atarse al cuello una piedra de molino... Muchos pecadores sentimos un regusto amargo, pero, a la vez, feliz de que existan «otros» más malos que nosotros. Y caemos en la tentación de apuntar con el dedo a quienes abusaron de los niños como descargando en ellos nuestras horribles culpas, quizá en otros ámbitos menos perversos pero no menos dolorosas al corazón de la Iglesia. Nuestras culpas en el amor quedan «saldadas» cuando aparecen estos pecadores, y a ellos les colgamos el cartel de únicos culpables de que la Palabra de Dios no ilumine nuestro tiempo. ¡Insensatos! El Papa nos habla con la vehemencia de padre y pastor a cada uno de los hijos de la Iglesia. Nos pide, con lágrimas abundantes, una recuperación de la pureza, del asombro ante el milagro de la vida, del respeto a la dignidad del otro, en fin, nos exige que sepamos unir —como el artista— la belleza de una obra con el bien y con la verdad. Y eso es el amor al prójimo: el amor al pecador y el odio al pecado (lo que tanto trabajo nos cuesta comprender, pero que constituye el núcleo duro del mensaje cristiano). Esta carta pasará a formar parte del legado de la Iglesia a la sociedad humana. Como el mea culpa de Juan Pablo II en el año 2000. La Iglesia llora las faltas de sus hijos. Por eso, nada más por eso, la Iglesia es cada día más grande, más bella, más poderosa: la humildad la hace invencible.


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MIRADAS

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

Dos y medio millones de asistentes en el via crucis de Iztapalapa 2010 POR SERGIO ESTRADA

Gerardo Bravo Suárez, vicepresidente del comité organizador de la Semana Santa Iztapalapa 2010 A.C, y quien ha representado al Cristo de Iztapalapa en dos ocasiones, en 1995 y en el año 2000, comenta para El Observador esta tradición de la Semana Santa. ¿Cómo se prepara una persona espiritual y físicamente para representar al Cristo de Iztapalapa? «Yo soy católico. Primeramente, lo que mueve a representar a Jesucristo en la Semana Santa es una fe muy profunda como la que llevo dentro de mí, además de asistir a retiros espirituales con los sacerdotes y encomendarse a Dios para que todo salga bien; esto como resultado de la sensibilidad del corazón. Todo aunado a la preparación física, como correr un promedio de 10 kilómetros diarios y dos veces a la semana cargar por el cerro de la Estrella una cruz de madera de por lo menos 95 kilos. Sin embargo, es una gracia muy grande aunque

sea un desgaste físico impresionante el llevar la cruz por 2 kilómetros y medio hasta el lugar de la cruxifición».

¿Tuvo alguna experiencia significativa en su interior representando a Jesucristo en Iztapalapa? «Como persona aprendes muchas cosas, como valorar la vida propia y la de los demás, sentir las necesidades de la gen-

te. Muchas personas se acercaban a mí para pedirme que les ayudara. Sin embargo, esto es solo una representación –y yo sólo le pedía a Dios que los ayu-

dara para sacarlos de sus desesperaciones y necesidades. Además, se le dan gracias a Dios por haber estado allí con fe, amor y convicción». ¿Cuántos actores tendrá el Via Crucis 2010?

«Por lo menos serán cuatro mil 500 personas en su edición número 167». ¿Aproximadamente, cuántos visitantes reciben en esta representación? «Se espera entre dos millones o dos millones y medio, tan sólo de habitantes del Distrito Federal; además, se esperan unos 200 mil visitantes de Tlaxcala, Puebla y del estado de México, principalmente». ¿A cuánto asciende el costo económico de esta representación? «No se tiene el costo, porque la delegación Iztapalapa apoya con logística y seguridad y la sociedad civil con donaciones de asociados y recaudaciones en mercados; esto se dedica a construir los escenarios y cada quien paga sus vestimentas o utilerías, y por primera vez, debido a la aparición de la influenza H1N1, habrá la colaboración de los bomberos lavando las calles como precaución para no tener contagios».

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LA CRUZ DE CRISTO

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

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San Pablo desenmascara a los evangelizadores que no se apoyan en la Cruz de Cristo La Cruz estorba, naturalmente __ ¡Un maldito! La Biblia lo dice bien claro: ¡Maldito quien cuelga de un madero! (Dt 21,23) __ ¿Cómo Dios puede ser ajusticiado en la cruz? POR PEDRO GARCÍA, CMF / www.sanpablo.corazondemaria.net

Si tomamos en la mano cualquier estudio sobre la cruz de Cristo, tal como lo expone san Pablo, nos quedamos sorprendidos por la profundidad que encierra semejante misterio... No lo entenderemos nunca, desde luego. Un Dios que se hace hombre para morir en una cruz…, eso no cabe en ninguna cabeza. Pero así fue. Cristo crucificado, nada más

«¿Un Dios ajusticiado en la cruz? Tu, charlatán: anda con ese cuento y esa necedad a predicar a tontos. A nosotros, no». Pero Pablo se mantiene en las suyas: «Nosotros predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los gentiles. Pero para nosotros, los llamados a la fe, tanto judíos como paganos, el Cristo de la Cruz es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la locura divina es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que todos los hombres juntos» (1Co 1, 23-25).

Dejemos a los teólogos que discurran y discurran. Nosotros vamos a hacer otra cosa. Miramos las veces que Pablo suelta de su pluma la palabra «cruz» y, sin darnos cuenta casi, habremos adivinado intenciones secretísimas de ¡Cayeron en la trampa! Dios sobre ese hecho incomprenPor eso cayeron en la tramsible de un Dios que muere en el pa los jefes del pueblo al entreúltimo de los suplicios. Hablemos gar a Jesús a la muerte de cruz. sin orden especial A pesar de lo que es, se enalguno. Empieza PaSi se rehuye todo listo blo escribiendo a los gañó el mismo Sade Corinto: «No qui- lo que signifique tanás, que manejaba los hilos. De hase saber entre ustesacrificio, des otra cosa sino a berlo sabido el deJesucristo, y Jesu- entonces lo mejor monio y los jefes cristo crucificado» —pero no podían es no mirar la (1Co 2, 2). comprenderlo— Para Pablo, la Cruz, y, si es “nunca hubieran ciencia suprema es crucificado al SeJesucristo. Pero, preciso, destruirla ñor de la Gloria” ¿por qué precisa(1Co 2 ,8). mente crucificado? Porque en la De aquí viene la decisión de Cruz manifestó Dios su sabiduría, Pablo, contra el parecer de griegos inimaginable para el mundo. Nos y judíos: «¿Saben por qué no hice colocamos en el mundo de enton- alarde de elocuencia al anunces, ¿y cómo juzgan los hombres a ciarles el Evangelio? ¡Para no ése que cuelga de un madero, y es restar fuerza a la cruz de Cristo! anunciado como Salvador? Si hubiera predicado con elegancia retórica, hubieran hecho caso a mis palabras bonitas, no a la Vivamente rechazado Los judíos comentan: «¿Je- verdad de Dios» (1Co 1,17). sús?... ¡Un maldito de Dios! La Biblia lo dice bien claro: ¡Maldito Sin Cruz, un Cristo adulterado quien cuelga de un madero! (Dt A otros predicadores presumi21,23). Pablo, con ese Cristo vete a dos, Pablo les echa en cara: «¡Se otra parte…». Los griegos se ríen: acabó el escándalo de la cruz!”.

Con su manera de predicar, anuncian a un Cristo adulterado, al adulterar la palabra de Dios» (cfr. Gal 5, 11; 2Co 4, 2). Y explica bien claro lo que le ocurrió en Corinto: «Por eso, hermanos, cuando llegué a ustedes, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciarles el misterio de Dios, pues no quise saber entre ustedes sino a Jesucristo, y éste crucificado. Y me presenté ante ustedes débil, tímido y temblo-

roso. Y así mi palabra y mi predicación no se apoyaban en persuasivos discursos de sabiduría, a fin de que su fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios» (1Co 2,1-5). A los fieles que creyeron a aquellos predicadores embusteros Pablo les echa en cara: «¡Gálatas insensatos! ¿Quién les ha fascinado a ustedes, a cuyos ojos fue presentado Jesucristo crucificado? ¿Tan necios son, que se van detrás de otro Cristo falsificado, predicado por esos que son —y lo digo llorando— enemigos de la cruz de Cristo, destinados a la perdición?» (Gal 3,1; Flp 3,18-19).

Quien de verdad ama a Cristo se abraza a su propia cruz

Pablo desenmascara a los evangelizadores que no se apoyan en la Cruz de Cristo. «¿Saben por qué lo hacen? Actúan así con el único fin de evitar la persecución por la cruz de Cristo» (Gal 6, 12). Aquí está la razón suprema de todos los enemigos de Cristo. La Cruz estorba, naturalmente.

Quien ama a Cristo Crucificado se abraza también con la propia cruz. Si el mundo busca comodidad y placer…; si va detrás de la vanidad y el orgullo…; si rehuye todo lo que signifique sacrificio…, entonces, lo mejor es no mirar la Cruz, trae más cuenta olvidarla, y, si es preciso, destruirla como han hecho todas las revoluciones sociales anticristianas. Pablo, que lo sabe muy bien, hace y enseña a hacer todo lo contrario: enamorarse de la Cruz de Cristo. Sus palabras, para el pensar del mundo, resultan desconcertantes.

Como cuando dice: «¡Lejos de mí gloriarme sino en la cruz de mi Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo!» (Gal 6, 14). «Mi hombre viejo, lo que yo era antes de mi conversión, ha sido crucificado con Cristo, para que el pecado quede destruido (Ro 6, 6). «¿Qué me importa entonces el mundo, si me puede perder? ¿Y que le importo yo al mundo, si voy siempre contra corriente de lo que él hace? El mundo me interesa sólo para llevarlo a Cristo. Digo con toda verdad: ‘Yo, Pablo, estoy crucificado con Cristo… Porque los que son de Cristo han crucificado la propia carne con sus concupiscencias’» (Gal 2, 19; 5, 21). ¿Por qué Pablo mira la Cruz con simpatía?

Pablo mira la Cruz con una simpatía enorme. «¿Por qué no? Por ella nos vino la salvación, al hacerse Cristo obediente hasta la muerte, y una muerte de Cruz» (Flp 2, 6). En la Cruz de su Hijo, «Dios clavó y dio por anulada la escritura de condenación que pesaba contra nosotros», y «por la sangre de Jesús concedió la paz a un mundo que estaba dividido» (Col 2, 14; 1, 10). Ahora, en la Cruz de Cristo, todos los hombres se sienten hermanos. Realmente, mirando la Cruz podemos decir, más que nunca, que nuestros pensamientos no son los pensamientos de Dios. El misterio de la Cruz se entiende sólo cuando se la mira con ojos de fe. Y amar la Cruz, ¡por difícil que sea!, solamente se consigue cuando en el corazón hay un amor grande a Jesucristo.


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LA CRUZ DE CRISTO

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Queremos ver al Crucificado en las tumbas y hasta en las cimas de los montes, pero antes la percepción era distinta La historia de este horrendo suplicio permite entender lo que san Pablo llama el «escándalo» y la «locura» de la Cruz Estamos de tal manera habituados a ver la cruz y a Cristo crucificado en ella que nos resulta difícil percatarnos de la trágica realidad oculta tras la imagen del crucifijo. La hemos convertido con justa razón en símbolo del cristianismo y queremos ver al Crucificado en las tumbas de los difuntos y hasta en las cimas de los montes, como símbolo de la fe cristiana y del triunfo en la lucha contra la muerte y las potencias del mal. ¿Pero qué era la cruz en el mundo antiguo y qué representó la crucifixión de Jesús?

las empalan, otros extienden los brazos sobre el patíbulo». En Judea eran frecuentes las crucifixiones masivas de parte de los ocupantes romanos: en el año 4 A.C. Varo ordenó crucificar a todos los prisioneros capturados; Félix hizo otro tanto con una gran cantidad de «bandidos» (se trataba de rebeldes ante la autoridad romana); Floro llevó a cabo lo mismo en Jerusalén. En Roma, después del incendio del año 64 D.C., que destruyó la ciudad, se acusó a los cristianos de incendiarios y Nerón los hacía colgar en cruces y los quemaba vivos al final del día.

castigaban con la crucifixión a sus generales y almirantes cuando eran derrotados en la guerra o daban muestras de excesiva independencia; pero esta pena se aplicaba con más frecuencia para someter a las ciudades rebeldes u obligar a rendirse a las ciudades sitiadas. Así ocurrió en Tiro, sitiada por Alejandro, donde hizo crucificar a dos mil habitantes.

Uno o dos maderos

La pena de muerte en la cruz (crux en latín, stauros en griego) fue precedida por un árbol o un poste (xylon) en el cual se colgaba al condenado, amarrándolo con cuerdas o fijándolo con clavos. Posteriormente se agregó al poste fijado en el suelo en posición vertical (stipes) un palo transversal llamado patibulum. El patibulum solía encontrarse en el lugar del suplicio, pero en general el condenado lo llevaba sobre la espalda y se fijaba sobre el palo vertical formando una T. En ese caso la crux se denominaba crux capitata o crux immissa. En otras oportunidades, el palo transversal se identificaba como supplicium. Posiciones y crucifixiones masivas

La crucifixión se practicaba de distintas formas. «Veo cruces en ese lugar —escribe Séneca—, no todas del mismo tipo, sino construidas de distintas maneras por unos y otros: hay quienes cuelgan a sus víctimas cabeza abajo, otros

Los delitos que merecían la cruz

En la tradición jurídica romana los delitos castigados con la crucifixión eran la deserción ante el enemigo, la violación de un secreto de Estado, la incitación a la revuelta, el asesinato, las predicciones sobre la prosperidad de los gobernantes, la impiedad nocturna, la magia y la falsificación grave de un testamento. A causa de su crueldad, la pena de la crucifixión no era una amenaza para los miembros de las clases altas de la sociedad. Una práctica iniciada por los persas

Al parecer, los iniciadores de la práctica de la crucifixión fueron los persas. Esta forma de dar muerte probablemente tenía un sentido religioso, ya que de este modo la tierra, dedicada a Ormuzd, no se contaminaba por no estar el cuerpo del ajusticiado en contacto con ella. La práctica pasó de los persas a los griegos, a los cartagineses y a los romanos. Los cartagineses

En el mundo grecorromano la crucifixión era la pena impuesta a los rebeldes y los bandidos, pero al mismo tiempo típica de los esclavos. En efecto, se llamaba precisamente servile supplicium (el «suplicio de los esclavos»). Cicerón la definió como el «suplicio más cruel y horrible que existe». En el mundo judaico la crucifixión se practicó durante el período asmoneo, que se extiende desde la rebelión de los Macabeos (siglo II A.C.) hasta el año 63 A.C., cuando Pompeyo conquistó Palestina. Así, Alejandro Janeo ordenó

crucificar a 800 hebreos, probablemente fariseos. Herodes suprimió esta pena, ciertamente para tomar distancia con los asmoneos y no movido por espíritu humanitario. Después de haber recurrido excesivamente los romanos a la crucifixión con el fin de controlar la rebelión judaica, la pena dejó de imponerse en Palestina, tanto más por cuanto en la crucifixión estaba implícita la condena de Dios (cfr. Dt 21, 22-23). De acuerdo con la ley judaica, la maldición de Dios recaía sobre el hombre crucificado. Esto explica por qué la prédica cristiana sobre el Mesías crucificado de los primeros tiempos provocó escándalo entre los hebreos: ¿cómo podía el Mesías ser un hombre crucificado y por lo tanto «maldecido» por Dios? En todo caso, es importante observar que la ley judaica no enfocaba el hecho de ser colgado en un madero como una pena de muerte, sino como un castigo adicional. Efectivamente, este castigo se aplicaba a los idólatras y blasfemos apedreados y, por consiguiente, después de muertos. Pena adicional

La muerte de los crucificados era sumamente dolorosa y muy lenta, de manera que a veces podían permanecer varios días en la cruz. Después de morir se dejaba al crucificado pudrirse en la cruz en calidad de alimento para las bestias. No tenía derecho a sepultura a menos que sus parientes hubieran conseguido que les entregaran el cadáver. La crucifixión como pena de muerte sólo fue abolida a partir

del emperador romano Constantino. El inexplicable éxito del cristianismo

Estos datos históricos sobre la crucifixión nos ayudan a comprender las grandes dificultades de las primeras prédicas cristianas de los discípulos de Jesús y de la acogida de parte de los judíos y los paganos. Tanto así que el historiador se pregunta justamente cómo fue posible el éxito del cristianismo primitivo y si debiera reconocer o al menos sospechar que realmente se produjo esa intervención sobrenatural llamada por la fe el «poder del Espíritu Santo». La «locura» y el «escándalo» de la muerte de Jesús en la Cruz eran aún mayores por el hecho de anunciar Pablo que Su muerte tenía un carácter redentor a pesar de haber sido tan espantosa. Por otra parte, la Torâ no apoyaba el hecho de morir por los demás: «No morirán los padres por la culpa de los hijos, ni los hijos por la culpa de los padres; cada uno será condenado a muerte por pecado suyo» (Dt 24, 16). Se comprende así de qué magnitud pudieron ser esos obstáculos enfrentados por la predicación cristiana primitiva sobre el Mesías crucificado. Únicamente el anuncio de la Resurrección contribuyó a la superación de todo obstáculo. Así, el Mesías crucificado para la salvación de los hombres es también el Señor resucitado y glorificado, y si con esto el escándalo de la crucifixión no desaparece, ciertamente se atenúa. Resumido de Civiltà Cattolica Nº 3582


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LA CRUZ DE CRISTO

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«Las reliquias de la cruz de Cristo Es falso que el Crucificado fuera representado sólo a partir del siglo IV son auténticas» asegura el El ofensivo «grafito de Alexámenos» es la prueba investigador Michael Hesemann Después de la Sábana Santa, la inscripción «INRI» es la prueba más importante que confirma la veracidad de los Evangelios Las reliquias de la Cruz de Cristo, conservadas en la basílica romana de la Santa Cruz de Jerusalén, o al menos la inscripción «INRI», son verdaderas. Esta es la conclusión a la que ha llegado el experto Michael Hesemann en su libro Titulus Crucis, publicado en italiano por la editorial San Paolo desde el año 2000.

tudioso latino coincidió con este último. De este modo, Hesemann pidió la ayuda del ex-

Lo que dijeron los expertos

Hesemann comenzó sus investigaciones en mayo de 1995, al recibir la autorización del entonces sustituto de la secretaría de Estado, el arzobispo Giovanni Battista Re. Con fotos de los fragmentos de la Cruz de Cristo, en particular del titu- Relicario con la mitad lus, conservadas en la del Titulus crucis (el basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma, letrero que fue clavado viajó a Israel, donde ob- en la cruz de Jesús), tuvo de los expertos en arqueología tres res- que se conserva en la puestas. basílica de la Santa Un estudioso judío, que analizó las fotos, dijo Cruz de Jerusalén, en la que el titulus se remonta ciudad de Roma. «al período que va del I al IV siglo d.C.». Un perito griego lo encuadró en el perto italiano, Elio Corona, siglo I d. C. con «absoluta» quien examinó los fragmenseguridad. Por último, un es- tos de madera que, según la

tradición, llevó a Roma santa Elena, la madre del emperador Constantino. El experto consideró que se trata de «madera de olivo». Hesemann asegura que el Carbono 14 encuadra la reliquia en ese período histórico. Si las investigaciones del escritor alemán se confirman, nos encontraríamos «ante un documento histórico del proceso más espectacular de la historia del mundo». Y recuerda que las primeras narraciones de los peregrinos cristianos ya hacían mención al titulus. «La inscripción (titulus) encima de la Cruz de Cristo ‘Jesús Nazareno, Rey de los Judíos’ (INRI) es, tras la Sábana Santa de Turín, la prueba más importante que confirma la veracidad de los Evangelios, en una época de escepticismo», concluye Michael Hesemann. Hesemann afirma que el titulus que se conserva en la basílica romana es sólo la mitad del original. La parte derecha, que fue mencionada por varios testigos hasta el siglo VI después de Cristo, ha desaparecido. Zenit-El Observador

Es común la acusación que hacen ciertas sectas protestantes de corte iconofóbico —aquellas que tienen un horror irracional hacia toda clase de imágenes religiosas— de que el crucifijo sólo fue «inventado» como signo religioso por la paganizada Iglesia católica a partir de Constantino, es decir, sólo desde principios del siglo IV, y que, por lo tanto, los primeros cristianos jamás emplearon la Cruz, sino el pez (ictus). Aseguran que no hay imágenes que prueben que el Crucificado fuera representado, ya que Jesús está resucitado y no muerto, por lo que no hay por qué volver a ocuparse de su Cruz. ¿Sólo el pez y nada de la cruz?

Dicha acusación se debe, como suele suceder, a un desconocimiento real de la historia. Para empezar, es falso que el pez fuera el único y verdadadero símbolo cristiano. En realidad había muchos signos del cristianismo en la primitiva Iglesia, y para ello basta con mirar lo que se pintó en las catacumbas: el ave fénix, el áncla, la paloma, el orante, el Buen Pastor, el mencionado pez

y, sobre todo, el monograma de Cristo, formado por dos letras del alfabeto griego: la X (ji) y la P (ro) superpuestas; se trata de las dos primeras letras de la palabra griega Christòs (Jristós), es decir, Cristo. El monograma,

que entre otras cosas se grababa o pintaba en tumbas para indicar que el difunto era cristiano, es el más antiguo de todos los símbolos cristianos, y aún se emplea continuamente en los templos cristianos y en los ornamentos litúrgicos. Aunque la Cruz como signo de pertenencia a Cristo se popularizó a partir del siglo IV, la representación de Cristo crucificado es anterior, aunque no se conserven muchas pruebas pictóricas. Pero hay que fijarse principalmente en el «grafito de Alexámenos».

El citado grafito, también llamado «grafito de burla del Palatino», que se conserva en el museo de las Termas de la ciudad de Roma y que fue elaborado no en siglo IV ni después, sino entre finales del siglo II y principios del III, es una caricatura garrapateada en una pared por los estudiantes paganos del colegio imperial para burlarse de un condiscípulo; en ella aparece un soldado romano cristiano postrado de rodillas ante un crucifijo con rostro de asno, y debajo se lee el comentario sarcástico: «Alexámenos adora a su Dios». La calumnia más extendida de los paganos romanos de ese tiempo contra los cristianos era que estos últimos adoraban «una cabeza de asno». Lo peculiar de la ofensiva caricatura es que el personaje crucificado con cabeza de asno viste una especie de camisa. La costumbre romana era la de crucificar a los reos sin ninguna clase de ropa, de ahí que el «grafito de Alexámenos» evidencia que los paganos ya conocían las imágenes cristianas del Crucificado, a quien jamás la Iglesia lo representa completamente desnudo. D.R.G.B.


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VIVENCIA

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UNA RELIQUIA DEL MISTERIO DE LA PASIÓN

Veneración de la santa corona de espinas de Nuestro Señor Jesucristo POR FRANCISCO DE JESÚS ÁNGELES CERÓN / París

Son casi las tres de la tarde del penúltimo viernes de Cuaresma, y los asientos que ofrece la catedral de Notre Dame de París este día están prácticamente llenos. Es normal ver los pasillos de la catedral de la ciudad luz abarrotados de turistas, pero no lo es tanto ver sus lugares llenos de expectantes peregrinos. Esta tarde van a exponerse para su adoración algunas reliquias de la Pasión, entre las que destaca la Santa Corona de Espinas, y justamente a la hora recién citada los pasillos se cierran a los turistas y se abren sólo a la fe de los peregrinos. Sólo en las primeras dos filas de asientos al centro de la catedral se pueden observar peregrinos de varias naciones, se pueden escuchar murmullos en inglés y en francés, naturalmente, pero también en japonés, en alguna lengua que no alcanzo a reconocer y también en alemán, y este mexicano que aquí escribe, aunque guarda silencio, habla en español para sus adentros, y, tal como quienes le rodean, está también él desde su corazón pendiente de lo que ahí va a ocurrir.

El eco de una campana pone a todos de pie y los acordes de la música sacra llenan los espacios de la catedral de Nuestra Señora de París desde el sitio que ocupa su órgano mayor hasta el último rincón de ésta. La procesión anuncia el inicio de la ceremonia y los ojos de cuantos estamos ahí contemplan el paso de las reliquias custodiadas por el incienso y por

los canónigos del Capítulo de la catedral de Notre Dame. Las reliquias fueron expuestas en el altar y la liturgia de la Palabra comenzó. Las miradas se posaban, todas ellas, en la santa corona de espinas, mientras la palabra de Dios nos envolvía a través de las lecturas preparadas para la ocasión y, a través de la meditación, también preparada para tal efecto.

El transcurso de la ceremonia litúrgica hacía más dulce la espera para estar más cerca de las reliquias. Y ese momento llegó. Como todo peregrino, yo también pude estar muy cerca de las reliquias de la Pasión cuando éstas fueron puestas en las manos de un canónigo que, frente al altar, las exponía a los fieles para que éstos pudieran venerarlas.

La corona de espinas que llevó Nuestro Señor en su pasión se guarda en la Santa Capilla de París; pero no tiene las espinas, pues éstas han sido distribuidas por diversos lugares: en Roma hay cerca de veinte espinas; los templos que tienen mayor número son San Marcos y Santa Práxedes. En el Vaticano hay dos; en San Juan de Letrán, una. Diversos templos de España también guardan estas santas reliquias

Son sólo algunos segundos los que puede uno estar cerca de la santa corona de espinas, pero esos segundos bastan para contemplar ese signo en el que puede nuestra vista apreciar una huella del gran amor de Cristo en su pasión dolorosa. Es realmente inexplicable y las palabras no alcanzan para describir la sensación que envuelve a quien tiene la misteriosa e inmerecida oportunidad de contemplar por un momento estas reliquias que de instrumento de tortura pasaron a ser, por el gran amor de Nuestro Señor, instrumentos de salvación. El silencio es lo más digno, acaso, para seguir contemplando en el recuerdo el santo Misterio que estas reliquias nos traen a la memoria. Estas reliquias descansan en Paris desde el año 1239, gracias a San Luis, y para su solemne conservación fue construida la Sainte Chapelle, pero desde la Revolución fueron confiadas a los canónigos del Capítulo de la catedral de Notre Dame de París y colocadas bajo la vigilancia estatutaria de los Caballeros del Santo Sepulcro de Jerusalén.


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LA CRUZ DE CRISTO

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

Hacer la señal de la cruz es una manera de confesar nuestra fe «Estoy bautizado, pertenezco a Cristo, Él es mi Salvador, la Cruz de Cristo es el origen y razón de mi existencia» La cruz es el símbolo radical, primordial para los cristianos. Durante los tres primeros siglos de la era cristiana parece que no se representó plásticamente la cruz. Fue en el siglo IV cuando la cruz se convirtió, poco a poco, en el símbolo predilecto para representar a Cristo y su misterio de salvación. Y con el descubrimiento de la verdadera Cruz de Cristo, en Jerusalén, el año 326, por santa Elena, la atención de los cristianos hacia la Cruz fue creciendo. La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, que celebramos el 14 de septiembre, se conoce ya en Oriente en el siglo V, y en Roma al menos desde el siglo VII.

- Y las variadas formas de «señal de la Cruz» que trazamos sobre las personas y las cosas (en forma de bendición) o sobre nosotros mismos en momentos tan significativos como el comienzo de la Eucaristía o el rito del Bautismo... Una verdadera cátedra

No nos damos cuenta, porque ya estamos acostumbrados a ver la Cruz en la Iglesia o en nuestras casas. Pero la Cruz es una verdadera cátedra, desde la que Cristo predica siempre la gran lección del cristianismo. La Cruz resume toda teología sobre Dios, sobre el misterio de la salvación de Cristo, sobre la vida cristiana. Del Cristo glorioso al Cristo sufriente La Cruz es todo un discurso: Las primeras representaciones pictóricas o esculturales de la Cruz ofrecen a un Cristo glorioso, con - Nos presenta a un Dios trascendente, pero cerlarga túnica, con corona real: está en la Cruz, pero es cano; - un Dios que ha queel Vencedor, el Resucitado. Sólo más tarde, con rido vencer el mal con su propio dolor; la espiritualidad de la - un Cristo que es Juez Edad Media, se le representará en su estado de y Señor, pero a la vez siervo que ha querido llegar a sufrimiento y dolor. la total entrega de sí misLa Cruz es un símbomo, como imagen plástica lo repetidísimo en sus Persignarse o santiguarse es hacer el gesto del amor y de la condesvariadas formas: ritual de la señal de la Cruz. Esta costumbre percendencia de Dios. - La Cruz que preside tenece al primer siglo de la era cristiana. Según La Cruz ilumina nuesla celebración eucarístiuna tradición, san Juan antes de su muerte ditra vida. Nos da esperanca, sobre el altar o cerca bujó una cruz sobre su cabeza con la mano; es za. Nos enseña el camino. de él. decir, que el uso de esta señal habría sido transNos asegura la victoria de - La Cruz procesional mitido a la Iglesia por los propios Apóstoles. Cristo, a través de la reque encabeza el rito de Los primeros cristianos comenzaban todo nuncia a sí mismo, y nos entrada en las ocasiones acto con la señal de la Cruz. El sacerdote tamcompromete a seguir el más solemnes, y parece bién se santiguaba al comenzar el sermón, y mismo estilo de vida para ser el origen de que lueusaba ya el mismo signo en cualquier oficio de llegar a la nueva experiengo el lugar de la celebrala Iglesia. En las actas de san Afri, escritas en el cia del Resucitado. ción esté presidido por siglo I, se relata que cierta vez un pagano le dijo ella. a san Narquis y a su diácono: «Sé que son crisLo que atestiguamos - Las que colocamos tianos, ya que con frecuencia signan su frente Hacer la señal de Cruz en las habitaciones de con la cruz». Y Tertuliano a principios del siglo es confesar nuestra fe: nuestra casa. II escribe que los cristianos se persignaban duDios nos ha salvado en la - La Cruz pectoral de rante todas sus ocupaciones, ante cada moviCruz de Cristo. los obispos y el báculo miento: cuando salían o volvían a su casa, cuanEs un signo de pertepastoral del Papa. do se vestían y se calzaban, al entrar al baño, al nencia; al hacer sobre - Las Cruces penitensentarse a la mesa, al encender las lámparas, al nuestra persona esta seciales que los nazarenos comenzar una conversación, al acostarse, etc. ñal es como si dijéramos: portan sobre sus espalSe signaban siempre con la mano derecha, aun«Estoy bautizado, pertedas en las precesiones de que de distinta manera: al principio lo hacían nezco a Cristo, Él es mi SalSemana Santa. con un dedo signando la frente, la boca y el vador, la Cruz de Cristo es - La Cruz como adorpecho. Luego se persignaban tocando con la el origen y razón de mi no y hasta como joya, mano la frente, el pecho, el hombro izquierdo y existencia». que muchas personas después el derecho. llevan en el cuello. http://www.diocesisdecanarias.es

La costumbre de santiguarse nos viene de los primeros cristianos

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¿Cómo persignarse? «He visto que no todas las personas lo hacen igual. ¿Cuál es la forma correcta?» Consulta: «Me he dado cuenta de que mucha gente que conozco se persigna de manera distinta y quisiera que me aclaren, por favor, si existe una manera correcta o incorrecta de hacerlo». Respuesta: Para persignarse se emplea la mano derecha. Se coloca el índice doblado detrás del pulgar, para formar una cruz. Y los tres dedos restantes se dejan extendidos y juntos. Algunos liturgistas dicen que ponerlos en esta posición nos ayuda a tener presente a la Santísima Trinidad al persignarnos. Entonces, con los dedos en cruz, se trazan tres cruces pequeñas, dibujándolas imaginariamente, empezando por la parte superior del palo vertical, luego la parte inferior, luego el extremo izquierdo del palo transversal y luego el extremo derecho. Se traza una cruz sobre la frente, otra sobre los labios y otra sobre el pecho. Algunas personas suelen persignarse diciendo para sí: «Por la señal de la Santa Cruz» (al trazar la cruz sobre la frente), «de nuestros enemigos» (al trazarla sobre los labios), «líbranos, Señor, Dios nuestro» (al trazarla sobre el pecho). Después de eso, se dejan todos los dedos extendidos y unidos entre sí, y se traza una gran cruz que va de la frente al pecho y del hombro izquierdo al hombro derecho. Al trazar esta gran cruz se dice: «En el nombre del Padre» (al tocarse la frente), «del Hijo» (al tocarse el pecho), «y del Espíritu Santo» (al tocarse el hombro izquierdo y después el derecho). En los países hispanoamericanos solemos terminar este rito colocando nuevamente el dedo índice y pulgar en forma de cruz y besándola tras decir «Amén». El persignarse con sólo las tres cruces pequeñas (sobre frente, boca y pecho) se suele emplear, por ejemplo, antes de la proclamación del Evangelio en Misa. El otro modo de persignarse («En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo») se emplea en forma más común (antes de orar, al terminar la oración, al inicio y final de la Misa, etc.). Es incorrecto persignarse apresuradamente, trazando una especie de garabato que no se entiende, como si diera pena trazarse la cruz; tampoco se deben trazar más cruces de las mencionadas ni más veces de las mencionadas, pues no se trata de un ritual supersticioso, sino de expresar lo que pide Jesús en el Evangelio que se proclama en Misa, que somos apóstoles de Cristo, enviados a anunciar al mundo la Buena Nueva en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Fuente: Desde la Fe

Variación en las Iglesia orientales En las Iglesias orientales, en especial los católicos y ortodoxos de rito bizantino, juntan los dedos índice, medio y pulgar de la mano derecha representando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que es un solo Dios. Los dedos anular y meñique se doblan; representan las dos naturalezas del Mesías: verdarero Dios y verdadero Hombre. Fuente: http://sempefidelis.blogspot.com


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LA CRUZ DE CRISTO

RESUELVE TUS DUDAS

Que Cristo no murió en la Cruz... PREGUNTA: Tengo amigos de la secta «Testigos de Jehová» que dicen que Jesús no murió en una cruz, sino en un palo vertical. RESPUESTA: En todas las Biblias del mundo dicen que Jesucristo murió en una cruz, excepto en la «biblia» de los jehovistas (miembros de la secta Testigos de Jehová). Aun así, hay que subrayar que esta religión, durante sus primeros 50 años de existencia, creyó en la Cruz (ver su libro Plan Divino de las edades, estudio XII ), y que no fue hasta 1925 que decidió inventar una nueva doctrina sin la Cruz. De ahí que se vio obligada a escribir su propia «biblia» para poder desaparecer la palabra «cruz» y sustituirla por «madero de tormento». Las cuatro veces que en el Nuevo Testamento se menciona la palabra «madero» con relación a la pasión de Cristo, no se estaba diciendo que hubiera ocurrido en un palo vertical, sino que se refiere al material del que estaba hecha la Cruz. Los jehovistas dibujan a Jesús con las manos extendidas hacia arriba y le ponen el letrero encima de sus manos, pero la Palabra de Dios es muy clara al indicar que «sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos» (Mt 27,37). El letrero estuvo encima de su cabeza, no encima de sus manos; y si lo dice así es porque no tenía las manos extendidas hacia arriba, sino hacia los lados, es decir, en forma de Cruz.

¿La cruz invertida es satánica? PREGUNTA: Sé que los adoradores de Satanás usan el crucifijo invertido, para burlarse de Jesús. ¿Por qué, entonces, cuando Juan Pablo II fue a Galilea en el año 2000, usó en la Santa Misa un sillón satánico? RESPUESTA: Frecuentemente los que somos ignorantes en materia de religión y teología, relacionamos la imagen de la cruz invertida con sectas satánicas o prácticas del mal o cuestiones demoniacas; y, aunque, en efecto, es usada para cuestiones malévolas, el significado histórico o teológico es otro. Desde el punto de vista del cristianismo, la cruz invertida simboliza la forma en que murió el apóstol san Pedro, hacia el año 64. Cuando fue conducido al monte para ser crucificado, pidió que lo pusieran de cabeza ya que no se sentía digno de morir igual que su Dios y Señor. Los Padres de la Iglesia mencionan este acontecimiento petrino en diversas ocasiones. Cuando Juan Pablo II visitó Tierra Santa en el año jubilar de 2000, en la Misa en Galilea ocupó un sillón con una cruz invertida en el respaldo; se diseñó así para significar que dicha sede (el asiento que ocupa el que preside la Eucaristía) era propia del sucesor de san Pedro. Así, en este caso la cruz invertida no tiene ninguna connotación satánica.

La «adoración de la Cruz» del Viernes Santo, ¿es idolatría? PREGUNTA: ¿Por qué la Iglesia tiene el Viernes Santo un rito que se llama «adoración de la cruz»? Esa terminología hace parecer que somos idólatras, al «adorar» dos palos cruzados. RESPUESTA: Dado que la adoración es un acto que se dirige sólo a la divinidad, es verdad que la terminología «adoración de la Cruz» parece blasfemia, y causa confusión incluso dentro de los ambientes católicos. También es verdad que existe toda una teología al respecto, con terminologías aún más confusas que poco ayudan: que si el primer significado de la palabra latina ad-orare es «elevar una súplica»; que si no es lo mismo la «adoración de latría» que la «adoración de dulía»; que si santo Tomás de Aquino opina que a la Cruz debemos darle ambos tipos de «adoración»; que si nuestra «adoración de latría» a la Cruz no debe ser «absoluta» pero «sí relativa», etc. Es probable que el nombre de «adoración de la Cruz» nunca se cambie, aun cuando pueda seguir causando algún daño en la fe del pueblo cristiano. Por eso debe quedarnos claro lo que dijo san Juan Damasceno en el siglo VIII: que «el honor dado a una imagen se dirige y llega hasta el prototipo», y, por tanto, el culto de adoración no va dirigido a los pedazos de madera que forman la cruz, ni si siquiera a la imagen de Cristo que puede haber sobre tal cruz, sino a Cristo mismo. Dice el Salmo 99, 5: «Postraos ante el estrado de sus pies», y esto es para adorar a Dios, no para adorar el estrado. Lo mismo ocurre con el crucifijo el Viernes Santo; de ahí que la llamada «adoración de la cruz» deba entenderse como «adoración de Cristo en el misterio de la Cruz», o «adoración de Cristo crucificado», y nada más.

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Tres anécdotas de la Cruz para leer en familia, en voz alta Los tres árboles Había una vez tres árboles que comentaban entre sí sus sueños y deseos. El primero dijo: «Yo deseo que algún día mi madera pueda servir como un cofre donde los hombres almacenen elegantes joyas y sus tesoros más preciados». El segundo dijo: «Yo deseo que algún día hagan de mí una gran embarcación, donde pueda navegar por el mar y transporten en mí a los reyes y personas más importantes de la Tierra durante sus viajes». El tercero dijo: «Yo quiero crecer y llegar a ser el arból más grande del bosque. Así, cuando los hombres me vean, pensarán en lo grande que es Dios y qué tan cerca estoy del cielo». Así pasaron los años hasta que un día llego un leñador al bosque. Miró el primer árbol y dijo: «Creo que podré vender su madera al artesano del pueblo». El árbol se sintió feliz al pensar que su sueño de convertirse en cofre de tesoros podría ahora hacerse realidad. Miró al segundo y dijo: «A éste lo venderé al carpintero del puerto». El árbol se sintió feliz pues creía que su sueño de convertirse en un gran barco se haría realidad muy pronto. El leñador miró el tercer árbol y éste comenzó a sentir mucho miedo, pues sabía que si lo cortaban su deseo nunca se haría realidad. Entonces el leñador dijo: «No creo necesitar nada especial de este árbol, pero lo cortaré y veré que hago con su madera». Así, los tres arbóles fueron cortados: al primero el artesano del pueblo lo tomó e hizo de él un pesebre que fue colocado en un establo donde sirvió para poner paja y alimentar así a los animales. Al segundo el carpintero lo convirtió en un pequeño bote, ni siquiera lo sufiecientemente grande para navegar en alta mar, por lo cual lo utilizaron para ir a pescar. Y el tercero fue convertido en dos largas piezas y fue puesto en una bódega, dejándolo así en el olvido. Tristemente los tres árboles se desilusionaron mucho pues

vieron cómo sus deseos nunca se harían realidad. Hasta que un día un hombre y una mujer que eran peregrinos llegaron a pasar la noche en el establo. La mujer dió a luz a un pequeño, y hubiera querido haber tenido una cuna para haberlo puesto sobre ella luego que nació, pero al no haber más lo colocaron sobre aquel pesebre. Entonces el árbol comprendió que sobre él había estado el tesoro más grande, Dios mismo hecho hombre. El segundo árbol estaba también muy triste siendo una pequeña lancha, hasta que un día unos hombres que eran pescadores subieron en él, y, mientras una gran tormenta azotaba con fuertes vientos y uno de ellos dormía tranquilamente, doce hombres asustados despertaron al que dormía y éste dijo al viento y al mar: «¡Que haya calma!». Y la tormenta cesó inmediatamente. Entonces el árbol comprendió que él había sido el transporte del Rey de Reyes y Señor de Señores. El tercer árbol se sentía muy triste también, hasta que un día sus dos piezas fueron unidas en forma de cruz, y fue cargado por un hombre al cual escupían y maltrataban durante su trayectoria en medio de una multitud de gente, y al llegar a la cima de un cerro fue clavado sobre él. Entonces el árbol comprendió que su deseo de ser el más cercano al Cielo se volvió realidad, al poder haber sido partícipe de la salvación de los hombres y tener sobre él al Hijo de Dios, al Redentor. A veces pedimos al Señor cosas que no recibimos inmediatamente, y a veces hasta pensamos que Dios no escucha nuestras súplicas. Pero lo cierto es que no todo lo que pedimos se nos dá de la manera que deseamos.Hay que ponernos en las manos de Dios y esperar en Él, puesto que muchas veces nuestros planes no son los planes de Dios; mas su plan siempre es el mejor para nosotros. http://www.aprendiendodelafe.zoomshare.com

La cruz abrazada Un joven sentía que no podía más con sus problemas. Cayó entonces de rodillas, rezando: «Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada» . El Señor le contestó: «Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después escoge la cruz que tu quieras». El joven suspiró aliviado: «Gracias, Señor».

Lecciones del Crucifijo

Le ocurrió a un soldado en el frente de batalla. Cayó herido mortalmente. No se le podía llevar de momento al hospital mientras durase el fuego enemigo. Entonces el médico de la compañía le dijo con cordialidad: «Amigo, ¿quiere que le inyecte algo de morfina para que se le calmen los dolores?». El soldado, que había aprendido muy bien la ley suprema de Cristo clavado en la Cruz, respondió: «Gracias, pero, no hace falta. Jesús en la Cruz no tuvo alivio alguno. ¿Por qué voy a ser yo menos?». Las lecciones de Jesucristo en la Cruz son la ciencia más alta que Dios ha comunicado al mundo. La Cruz nos dice ante todo lo que es la justicia de Dios. ¿Quién puede satisfacer a un Dios ofendido? Sólo Dios podía pagar a Dios, y Dios halló la fórmula en su

Luego dio muchas vueltas por la habitación observando las cruces; había de todos los tamaños. Finalmente fijó sus ojos en una pequeña cruz apoyada junto a la puerta y susurró: «Señor, quisiera esa cruz». El Señor le contestó: «Hijo mío, ésa es la cruz que acabas de dejar». Autor anónimo.

Hijo hecho Hombre: «¡Padre, aquí estoy! Toma, y cóbrate todo lo que te deben mis hermanos los hombres. Eres Dios, y Dios te pide perdón... ¿Aceptas o no aceptas?». Y Dios Padre aceptaba, ¡vaya que sí aceptaba! Agonizaba san Felipe Benicio. Y en su lecho de muerte pedía: «¡Tráiganme el libro!». Pensaban los presentes: «¡Pobrecito, ya delira! ¿Para qué quiere un libro en estos momentos?». Pero el enfermo insistía: «¡Tráiganme el libro, mi libro!». Viendo que nadie le entendía, clavó la mirada en el Crucifijo que pendía de la pared, y todos adivinaron. tras descolgar la bendita imagen, se la pusieron en las manos; la besó el moribundo y exclamó: «¡Éste es el libro en el que he estudiado durante toda mi vida!». Por Pedro García, cfm / Riial.org


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LA CRUZ DE CRISTO

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No hay nada en la Cruz que merezca ser reverenciado, afirman muchos de nuestros hermanos separados Sin embargo, otros entre ellos, en sus diversos salones de reunión, tienen cruces... pero sin Cristo «Algunos de mis amigos de otras religiones piensan que el único valor del crucifijo es espantar vampiros», platica el católico converso David MacDonald en su titio de internet. Este canadiense, que saltó del mundo del rock y del teatro en Brodway a la vida cristiana, sabe bastante de las trabas que el mundo protestante encuentra en la Cruz: «Un amigo evangélico me dijo: ‘¿Por qué los católicos adoran una cruz? La cruz fue un horrible instrumento de tortura. No hay nada en ella que merezca ser reverenciado. ¡Ustedes se han creado un ídolo!’».

Crystal, de Garden Grove, California, hace una representación teatral espectacular que se titula La Gloria de la Pascua. En ella el juicio y crucifixión de Jesús son misericordiosamente rápidos —entre menos se note que sufrió, mejor—. La secta sí utiliza la cruz en su catedral, pero sin Cristo Para resucitar tuvo que morir

«¿Por qué veneramos el crucifijo si ya Jesús ha resucitado?», le preguntan al sacerdote Jordi Rive-

No adoramos la Cruz

El propio David responde al anterior cuestionamiento: «Los católicos no adoramos la Cruz. Adoramos a Cristo y reconocemos su grandeza y su amor manifestado de la forma más extrema sobre la Cruz. La Cruz fue un instrumento de tortura, pero unido al Cuerpo de Cristo, que estuvo clavado en ella, toma para los cristianos una connotación diferente, muy diferente. La Cruz cobra su significado por la presencia de Jesús en ella. Si alguien quisiera crear un ídolo tendría que remover a Jesús de la Cruz y cambiar la historia». Cruz sin Cristo

Y en realidad algo de eso ya sucede. A diferencia de los crucifijos con el Cuerpo herido de Jesús que pueden verse en templos católicos, ortodoxos y hasta entre los luteranos y anglicanos, numerosos salones de reunión de las sectas protestantes tienen como símbolo una cruz vacía. Cada año, desde hace 22, la secta estadounidense Catedral

ro en el sitio católico de internet Corazones.org. El presbítero responde: «La Cruz es parte inseparable del misterio pascual que incluye Pasión, Muerte y Resurrección... El crucifijo en ninguna manera niega la Resurrección sino que manifiesta la seriedad de nuestros pecados y el amor infinito con que Cristo murió para salvarnos». Observa el padre Jordi que la Cruz es mencionada explícitamente 29 veces en el Nuevo Testamento, aunque muchas más veces se refiere a ella sin usar la palabra exacta. Lo importante es que Jesús, colgado del madero, es quien nos atrae.El propio Cristo lo dijo: «Y Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia

Mí» (Juan 12,32). Esta enseñanza, afirma el sacerdote, «es válida para todos los tiempos. Contemplar a Jesús ‘levantado’ en la Cruz es clave para conocerlo íntimamente». Signo del amor que Dios nos tiene

San Pedro, los Once y los demás discípulos proclamaron la Cruz sin cesar. Testimonio de ello es lo que quedó escrito en algunas de las cartas de san Pablo. La exaltación de este símbolo cristiano es clarísima: «Lo que es a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo» (Gálatas 6,14). El padre Jordi recomienda: «A los que nos atacan por llevar la Cruz en el cuello o tenerla en un lugar de honor en nuestras casas o por erguirla sobre un lugar visible, hemos de responder con san Pablo: ‘La predicación de la Cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan —para nosotros — es fuerza de Dios’ (1 Corintios 1,18)». La Cruz no mató a Jesús

En el artículo «¿Por qué la Cruz?», del Catecismo Básico de Aciprensa Digital, se lee: «Algunas personas, para confundirnos, nos preguntan: ‘¿Adorarías tú el cuchillo con que mataron a tu padre?’». Y responde sabiamente: «¡Por supuesto que no! Primero, porque mi padre no tiene poder para convertir un símbolo de derrota en símbolo de victoria; pero Cristo sí tiene poder. ¿O tú no crees en el poder de la sangre de Cristo? Segundo, no fue la cruz la que mató a Jesús sino nuestros pecados». D. R. G. B.

Los protestantes se equivocan al decir que evitan símbolos relacionados al paganismo Una respuesta a quienes se oponen a los crucifijos por considerarlos símbolos paganos POR DAVID MACDONALD / Davidmacd.com

Casi todos los símbolos conocidos por el hombre en algún momento en la historia han sido utilizados en adoraciones paganas. En su intento por evitar todo lo pagano muchas denominaciones protestantes han arrancado de su seno cualquier tipo de simbolismo. Otras ha conservado unos pocos símbolos cristianos. Sin embargo, cuando se investiga, incluso estos pocos símbolos podrían relacionarse al paganismo. Así, el pescado ha sido usado por milenios en diferentes culturas —mucho tiempo antes de la llegada de Cristo— como símbolo asociado a la «Gran Diosa, la Madre Tierra». La cruz ha sido usada por centurias en las religiones hindú, persa, egipcia y asiria. En los tiempos de la Europa indígena un ser humano podía ser sacrificado a los dioses en una cruz, luego cortado en pedazos y estos pedazos enterrados como «semilla» para orar por la fertilidad. Además, la «T» que forma la cruz es también símbolo del demonio: «Tammuz». Las anillos matrimoniales, que millones de católicos y protestantes llevan en sus dedos como símbolo del compromiso matrimonial, también también tienen orígenes paganos No estoy diciendo que no debemos usar estos símbolos, estoy demostrando simplemente la ridiculez que significa afirmar que los católicos son paganos. Hay algo en lo profundo del corazón humano que necesita de símbolos. Actualmente los protestantes han comenzado a desarrollar su propia simbología. Su mercadotecnia florece por todos lados; esto incluye, por ejemplo, la venta de brazaletes con las letras F.R.O.G. (Fully Rely On God = Totalmente confiando en Dios). Los brazaletes eran comunes entre los paganos como indicación de pertenencia a grupo, dios o persona, y la rana (en inglés frog ) ha sido a través de la historia utilizada en diferentes prácticas paganas ¿Habría qué decir entonces que el protestantismo está manipulando a la juventud a prácticas paganas por inducirlas a usar brazaletes que dicen «FROG»? Es casi imposible evitar simbolismos relacionados con el paganismo ya que todo ha sido, es o puede ser usado en un contexto pagano. Pero, como dice Jn, 1,3, «todas las cosas fueron hechas por medio del Verbo, y sin Él no se hizo nada de lo que existe», de modo que los cristianos podemos tomar todas las herramientas que estén a nuestro alcance y utilizarlas para evangelizar en su Nombre y darle gloria, y esto es lo que la Iglesia católica hace desde hace 2000 años.


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DEBATE

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Benedicto XVI, en contra del encubrimiento El padre Federico Lombardi, s.j., director de la oficina de información de la Santa Sede, respondió a periodistas de diversas partes del mundo sobre cuestionamientos acerca de la carta pastoral del papa Benedicto XVI a la Iglesia en Irlanda: «Es un documento que no busca excusas, que es honesto y sincero —explicó el padre Lombardi—. La carta pastoral se concentra con gran honestidad y lealtad en las responsabilidades de los miembros de la Iglesia, en los sufrimientos causados y no quiere disculpar la gravedad del problema». El padre Lombardi recordó que antes de publicar esta carta, el Papa se había documentado analizando los informes Ryan y Murphy, encargados por autoridades para comprender el alcance de este fenómeno, y había mantenido reuniones intensas con los obispos irlandeses. Por este motivo, dijo, «el Papa no cree que sea algo fácil y rápido» superar el impacto de estos crímenes. Esta carta, añadió, «es sólo un paso en un largo camino» para la recuperación de la Iglesia en Irlanda. El compromiso del Papa contra el encubrimiento

Respondiendo a las preguntas de los periodistas, el padre Lombardi subrayó el compromiso del Papa contra la pederastia en la Iglesia y contra la «cultura del silencio» desde que era cardenal. «Quien conoce la situación y conoce también la tarea realizada por el Papa, se da cuenta de que es un testigo de la búsqueda de la coherencia y la claridad, y que sus años en la Congregación para la Doctrina de la Fe no fueron de cobertura o de escondimiento, sino de un compromiso cada vez más Desde hace varias semanas no escucho ya los noticieros y, cuando voy conduciendo, prefiero poner música. ¡Estoy harto de malas noticias! ¿Cómo se puede vivir a la vista de tanta catástrofe? Pareciera que los presentadores se han propuesto hacernos la vida imposible. ¡Y bien, lo han conseguido! Esa amargura que de pronto se ha apoderado de la sociedad entera se la debemos a ellos. Me decía una vez un amigo español: «¡Es inaudito! Con esos medios de comunicación que tienen, ¿cómo no va a ser México un país deprimido? Es claro que, como dicen ustedes, en España también se cuecen habas. Pero los noticieros no nos lo están diciendo todo el tiempo, he ahí la diferencia». Mi amigo tiene razón. Por eso he decidido adoptar la actitud de Ulises cuando pasaba en su cón-

decidido para aclarar e intervenir», añadió el portavoz. La carta, aclaró el director de la Oficina de Información, es un documento pastoral y, por tanto, no afronta medidas administrativas y

jurídicas, como pueden ser, por ejemplo, la posible renuncia de otros obispos irlandeses. Estas decisiones, de todos modos, competen al pontífice y a los interesados. Subrayó que los miembros de la Iglesia están llamados a respetar las leyes de los países en que viven y a colaborar con las autoridades civiles, y que la Iglesia se presenta como una autoridad moral y, por tanto, estos crímenes son aún más graves si son cometidos por exponentes eclesiales. Por último, el sacerdote jesuita explicó que en la carta dirigida a Irlanda el Papa no hace referencia a ese fenómeno acaecido en Alemania, pues cada país tiene sus propios elementos específicos. El Santo Padre decidirá cuándo y como intervenir en el caso de su propio país, aseguró. Zenit-El Observador

El dolor que siembra la curación POR JOSÉ LUIS RESTÁN / www.revistaecclesia.com

Es un documento inédito en la historia de la Iglesia. El Papa se dirige a su pueblo a pecho descubierto, con el corazón sangrante, con la única arma de la fe y la confianza en el Dios que ha prometido no abandonar a su Iglesia. Aquí está todo sin trampa ante Dios y ante los hombres: la horrible traición de algunos de sus hijos, un oscurecimiento en los corazones que ni siquiera siglos de persecución han conseguido y la vergüenza por la incapacidad de algunos pastores de la grey; pero también la luz que viene de siglos de tradición cristiana, la conciencia del bien que ha nacido de esa luz y que se ha difundido por el mundo a través de generaciones de familias, de monjes y misioneros. Padre y hermano, maestro de la fe apostólica y cristiano escandalizado y herido por estos terribles crímenes: así se ha presentado Benedicto XVI ante cada uno de los católicos de Irlanda. El Papa propone a todos el camino del dolor, del arrepentimiento y la penitencia. El camino será largo, porque se trata de sanar los corazones y alumbrar las conciencias, y eso no se consigue sólo con decretos y medidas disciplinarias. Se trata sobre todo de volver a beber de la fuente viva de la caridad en la verdad.

como una gran Misión a nivel nacional para los obispos, sacerdotes y religiosos, que les permita redescubrir las raíces de su vocación.

Las causas

El tono de la Carta se vuelve duro hasta el extremo cuando se dirige a quienes han abusado de los niños: «Habéis traicionado la confianza depositada en vosotros por jóvenes inocentes y por sus padres. Debéis responder de ello ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos. Habéis perdido la estima de la gente de Irlanda y arrojado vergüenza y deshonor sobre vuestros semejantes... Junto con el inmenso daño causado a las víctimas, un daño enorme se ha hecho a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa». Les reclama arrepentimiento, expiación, admisión abierta de sus culpas y sometimiento a las exigencias de la justicia, pero les invita a no desesperar de la misericordia de Dios.

La Carta señala algunos de los elementos que han dado lugar a la crisis actual. Una incapacidad de la guía de la Iglesia en Irlanda para afrontar el acelerado cambio social de las últimas décadas, la decadencia de la vida sacramental, la irrupción en ámbitos eclesiales de formas de pensamiento tomadas de la cultura ambiental sin la necesaria referencia al Evangelio, los procedimientos inadecuados para seleccionar a los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa, su insuficiente formación espiritual y humana. También reconoce «una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar el escándalo». Se ha decidido una visita apostólica a varias diócesis, seminarios y congregaciones religiosas, así

PERSECUCIÓN

Las víctimas

Pero quizás el timbre más agudo y conmovedor de esta carta se encuentra en el punto 6, en el que Benedicto XVI se dirige directamente a las víctimas de los abusos. «Habéis sufrido inmensamente y me apesadumbra tanto. Sé que nada puede borrar el mal que habéis soportado. Vuestra confianza ha sido traicionada y violada vuestra dignidad... Sé que a algunos de vosotros les resulta difícil incluso entrar en una iglesia después de lo que ha sucedido...». No creo que ningún Papa haya hablado así en toda la historia. Reconoce que a las víctimas les será difícil perdonar y reconciliarse con la Iglesia, pero les implora que no pierdan la esperanza, que se confíen a Cristo, que aún lleva las heridas de su sufrimiento injusto. Les asegura que esta Iglesia renovada por la penitencia y la caridad sigue siendo su casa, el lugar donde podrán experimentar la curación interior, y les anuncia su disposición a encontrarse con ellas cara a cara. Los abusadores

MEDIÁTICA

POR JUAN JESÚS PRIEGO

cava nave por el país de las sirenas. — ¿Ya has escuchado la noticia de que…? Y me sueltan luego la desgracia. — No —respondo al instante—. Yo ya no escucho las noticias. — ¿Qué dices? Eso es un crimen contra la realidad; además, tú estudiaste Ciencias de la Comunicación. ¡No tienes derecho a vivir ignorando lo que pasa! — Por supuesto que se puede vivir en la ignorancia —digo, tratando de defenderme— ¿Quieres que te lo demuestre? Mira: yo, por ejemplo, no sé lo que de mí piensa

El Observador

mi vecino, y no por eso se me quita el sueño ni siento angustias mortales. Hay cosas que nunca sabremos, que no sabremos jamás, y, ya ves, aquí estamos, vivos y de pie. En los últimos tiempos, ¡cuántos insultos he escuchado dirigidos contra las cosas más santas, cuántas invectivas! Los conductores de los noticieros parecen disfrutar mucho ofendiendo a los católicos y queriéndoles hacer creer que la Iglesia es una cloaca o algo parecido a una letrina. ¿Y todavía he de sentirme en el deber de escucharlos? ¡Que se vayan a la porra! Es claro que podría yo enviarles un mensaje para exigirles ma-

yor respeto a la hora de hablar de ciertos temas y rogándoles, además, que eviten en lo posible hacer generalizaciones abusivas. Pero, ¿qué ganaría con ello? ¡Ni siquiera lo leerían en voz alta! Hay demasiados intereses de por medio como para puedan tomar en serio mi humilde petición. ¿Para qué indignarme cada vez que oigo las noticias? He hecho algo mejor y más prudente: apagar el aparato. Es el remedio de Ulises llevado hasta el extremo. Sí, Ulises lo sabía: taponarse los oídos es, en ciertos casos, el mejor de los remedios. Yo no digo que todos los católicos debieran hacer lo mismo que este servidor de ustedes:

Los obispos

También resuenan, paternales y severas a un tiempo, las palabras dirigidas a los pastores de Irlanda, algunos de los cuales han fracasado lamentablemente a la hora de afrontar esta crisis. Reconoce el Papa que era difícil comprender la magnitud y complejidad del problema y tomar las decisiones adecuadas, a la vista de los pareceres contradictorios de los expertos, pero aun así sostiene que «se cometieron graves errores de juicio y hubo fallos de dirección», lo que ha socavado gravemente la autoridad de los obispos. Les pide pleno compromiso con las autoridades judiciales y con las normas establecidas por la Iglesia para la protección de la infancia. Nunca más la alza cultura de la ocultación y el silencio. Los retos

Las medidas establecidas para prevenir y castigar estos delitos son imprescindibles, pero el Papa advierte a los católicos de Irlanda que no bastarán para superar esta crisis. «Hace falta una nueva visión que inspire a la generación actual y a las futuras generaciones a atesorar el don de nuestra fe común». Éste es el programa que Benedicto XVI propone a toda la Iglesia que camina en Irlanda. La Carta concluye con una preciosa oración en la que el Papa Ratzinger habla como uno más de los católicos irlandeses: «Que nuestro dolor y nuestras lágrimas, nuestro sincero esfuerzo para enderezar los errores del pasado y nuestro firme propósito de enmienda, den una cosecha abundante de gracia». Lección histórica de Benedicto XVI. Para los cínicos y los hipócritas, que sólo pueden quedar desconcertados; para los arribistas que buscan desde dentro la deconstrucción del cuerpo eclesial; para los guardianes de un falso orden que aconsejaban no reconocer el daño y lavar la ropa sucia en casa. Pero sobre todo, una esperanza fiable para las víctimas y para cuantos desean humildemente sanar el cuerpo herido pero amado de la Iglesia. yo lo hago únicamente por la paz de mi alma; lo que sí digo es que si los católicos nos atreviéramos a apagar el aparato tan pronto como los comentaristas empezaran a mostrarse ofensivos, éstos se quedarían hablando solos, lo cual sería para ellos un golpe poco menos que mortal. Pero como ésta no es mi columna —es decir, no estoy en mi casa, sino de huésped en otra— me veo en la necesidad de ser breve y acabar ya. Y lo hago citando una frase de François Mauriac que, en estos tiempos de persecución mediática, me he repetido infinidad de veces para no desesperar: «Cuando se trata de la Iglesia, las palabras victoria y derrota pierden su sentido habitual. Nunca la sentimos tan desarmada como en sus triunfos, ni tan poderosa como en sus humillaciones».


El Observador

MEDIOS DE COMUNICACIÓN

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

Club Amigos net, para que los niños vivan la Semana Santa

Contexto histórico del cristianismo en el cine

POR INTERNAUTA / alvinxxi@yahoo.com.mx

POR MARÍA VELÁZQUEZ DORANTES

EN LA RED

El sitio de internet Amigosnet, dirigido a los niños católicos de habla hispana, ha lanzado un especial de Cuaresma y Semana Santa, para que los más chicos de la familia puedan conocer, de una manera ágil y amena, qué significan y cuáles son los elementos principales de estos dos importantes tiempos del calendario litúrgico. Un viacrucis para niños

Además de la información sobre Cuaresma y Semana Santa, escrita de manera muy entendible, adecuada al lenguaje de los niños, la página ofrece un viacrucis ilustrado con imágenes atractivas, a manera de un cómic, así, delante de la computadora, los niños, acompañados de sus padres, pueden unirse en este ejercicio de piedad que recuerda la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. El mensaje del Papa

Completan el especial cuaresmal un apartado para que los niños que ya han hecho la primera Comunión —o los que pronto la harán— puedan hacer un examen de conciencia para recurrir con mayor provecho al sacramento de la Reconciliación; otro más que habla del ayuno, otro de los propósitos cuaresmales, y el mensaje

del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma 2010. Para chicos de 6 a 12 años

Amigosnet es un club internacional de niños católicos, especialmente entre 6 y 12 años, que pretende «dar una respuesta positiva al ambiente que rodea a la niñez actual, facilitando a las familias, parroquias y colegios la formación en las virtudes y en la fe de los niños». La página web es el lugar de encuentro de los niños que, de ordinario, se reúnen mensualmente para realizar actividades formativas bajo una pedagogía especial, coordinados por los propios papás de los niños y algunos guías cualificados. El sitio cuenta con un diseño gráfico muy atractivo para los niños, y muy fácil de navegar a través de las diversas secciones. Entre éstas destacan la página del Evangelio, la historia de un santo (cada mes es uno distinto), el espacio para orar, las campañas de servicio, las catequesis, el programa de virtudes, las dinámicas y muchos materiales más que pueden utilizarse para realizar las reuniones del Club net. La dirección de este atractivo sitio infantil de internet es: http:// www.amigosnet.net/mx/

Desde hace décadas el cine ha intentado plasmar los escenarios histórico-sociales en los cuales se suscitó el cristianismo. Han sido varios los enfoques y puntos de arranque, comenzando con cintas antiquísimas como la de Los Diez Mandamientos y Ben Hur, entre los años 1923 y 1925. De allí se han desprendido historias con mensaje religioso, inmersas en el contexto bíblico y la presencia de Jesús dentro de ellas. Una de las principales cintas que se suscitaron fue la titulada El beso de Judas (1953), que centraba su atención en la Pasión de Jesús, contemplada desde la intriga, traición y muerte violenta de Judas. Después, en 1962, Richard Fleischer expone la película Barrabás. Enseguida se viene una producción de cintas contextuales que se encuentran al alcance de los espectadores como misivas evangelizadoras; algunos títulos que se pueden rescatar son: La Biblia, de 1966; El canto del gallo, de 1951, donde se proyecta el símbolo de la traición y arrepentimiento de Pedro en la Pasión del Señor, y que se convirtió en uno de los films más conocidos entre los muchos del género realizados en la España de los años 50. Y entre las filmaciones más inmediatas damos las siguientes sugerencias: Rey David (1985)

Un drama bíblico donde se ha designado como futuro rey por el profeta Samuel el joven David,

quien vence con su honda al amenazador gigante Goliath. Pero el rey Saúl, celoso del nuevo héroe, le quiere quitar la vida y le hará la guerra durante largo tiempo. Ha querido jugar con sólo escenarios naturales en una película que pedía, por su tema, cierta grandiosidad, sin estorbar el aire intimista que se le ha querido dar. Los hechos de los apóstoles (1969)

Adaptación del quinto libro del Nuevo Testamento, realizada por el cineasta italiano Roberto Rossellini. Una difícil versión que rehúye la retórica y los convencionalismos del cine bíblico, porque su autor se propuso contar al gran público la formación de las primeras comunidades cristianas tan sólo con la simplicidad e inocencia de un observador que hubiera vivido entonces en Palestina. Encuesta sobre Abraham (1996)

De Abraham Ségal y Selim Nassib, una producción francesa. Un documento que es una pregunta sobre el patriarca que vivió hace unos cuatro mil años y del que se consideran herederos judíos, cristianos y musulmanes. El desarrollo de

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la encuesta, que cuenta con múltiples investigaciones de los autores y la colaboración de numerosos intelectuales e investigadores (teólogos, exégetas, filósofos, especialistas en ciencias humanas) de las tres religiones, parte de Hebrón, lugar de la vida y de la tumba de Abraham, centro importante de conflictos actuales, cuando debería serlo del consenso. Los interesados pueden encontrar en este film amplios espacios para sus propias preguntas, sin que los autores impongan su punto de vista. Su deseo explícito es que esta obra, además de ser una información de calidad sobre las raíces de los conflictos palestinos actuales, sea útil ocasión de encuentro para el diálogo interreligioso y humano.


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CONTEXTO ECLESIAL

VÍGÍA

PUERI

HEBRAEORUM: LA TENUE LÍNEA DE LA FE

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

DOMINGO DE RAMOS

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo (Lc 22, 14 - 23, 56) POR EL PADRE UMBERTO MARSICH, M.X. / umbertomarsich@hotmail.com

POR JAVIER ALGARA / San Luis Potosí

A nuestros lectores más jóvenes quizás no les digan nada esas palabras en latín, aunque espero que las hayan escuchado, y cantado, en español durante la celebración del Domingo de Ramos. «Los niños (pueri) de los hebreos, tomando ramos de olivos, salieron al encuentro del Señor; gritaban y decían: ¡Hosanna, alegría, en el cielo!». Cuando Jesús entraba a Jerusalén, los niños tomaron ramas y las agitaban a su paso en señal de alegre bienvenida. Seguro que no fue idea de ellos. Sus padres, judíos siempre expectantes de la llegada del Mesías, los habían sacado a la calle a recibir al Maestro de Nazaret, que había demostrado con sus milagros que de seguro era el enviado de Dios. Desde hacía meses que los rumores corrían de boca en boca de Galilea hasta Judea: «¡Nadie ha hablado con tanta autoridad!», «¡Ha hecho ver a los ciegos y hablar a los mudos!». Pocos días después, sin embargo, los niños se quedaron encerrados en su casa mientras los padres salían a gritar frente a la Torre Antonia: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Ahí, en el Pretorio, «despreciable, desecho de los hombres, varón de dolores, azotado y humillado», estaba aquél a quien ellos mismos habían aclamado como Mesías. Pedían la muerte para el mismo al que habían declarado hijo de David cuando iba montado en el borrico. «He aquí al hombre», lo describió el politeísta Poncio Pilatos. Ya no era Dios, ni siquiera el Ungido de Dios. Los hebreos, y me imagino que sus hijos también, se creyeron esa palabra. Como nos la creemos también nosotros, que cada año, mientras agitamos los ramos como los hijos de los hebreos, gritamos que reconocemos en Jesús al Señor que estamos esperando. Nuestras carencias, económicas y personales parecen invencibles; definitivamente necesitamos alguien que nos saque de esta miseria. Por tradición religiosa y costumbre cultural, en parte, y porque hemos escuchado que Jesús puede salvarnos, cada año en esta fecha agitamos nuestros ramos, como los habitantes de Jerusalén. Nosotros, además, guardamos en el zaguán los ramitos como si fueran un poderoso talismán. Por si las moscas. También nosotros, ay, como los pueri hebraeorum, apenas la celebración litúrgica, «He aquí al hombre», termina nos apresuramos a pedir la senlo describió Pilatos. tencia de muerte para el mismo a quien acabamos de llamar Señor. Ya no era Dios. Y los Fuera del templo nos llama más la hebreos se creyeron el dogma de quienes esa palabra. Como nos atención buscan a otros dioses: Jesús de la creemos nosotros, Nazaret es simplemente un hombre. Y aun si fuera dios, hay dioque agitamos los ses mucho más poderosos: dineramos. Mas apenas ro, poder, fama, belleza. Es ante termina la ellos que hay que inclinarse. Esos celebración litúrgica, dioses —aunque sea virtualmente— efectivamente pueden sacarpedimos que se Le nos de la pobreza, satisfacer hassentencie a muerte ta nuestros mínimos caprichos, para ir en busca de convertir a los demás en nuestros sirvientes. otros dioses: dinero, ¿De qué te sirve —cuestiona poder, fama, belleza. burlona la TV— un dios que te pide que te dejes abofetear, que te dice que a quien te pide un peso le des dos, que no reclames al que te pide prestado, que perdones a quien te ofende? ¿Que no ves —nos pregunta el agudo comentarista noticioso— que Jesús es una patraña, que si fuera cierto no habría curas pederastas ni ambiciones políticas de los obispos? ¿Que si el Evangelio fuera cierto, y Jesús tan compasivo, el Papa dejaría a los gays que se casaran y a las mujeres embarazadas que se deshicieran de sus bebés? Y los pueri christianorum, nosotros, nos creemos todo eso, y decidimos ser nosotros los dueños de nuestra propia historia, sin ninguna injerencia enajenante del clero ni del Evangelio. ¡Qué bueno que ya México es oficialmente laico! Pero, el año entrante, eso sí, estaremos de nuevo con los ramos en la mano y cantando «Pueri hebraeorum».

El Observador

Con la liturgia del Domingo de Ramos, que incluye la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y la proclamación del relato de la pasión de nuestro Señor Jesucristo, comienza la semana de Pascua: la cumbre del proceso cuaresmal y de todos los misterios de nuestra fe cristiana. La semana comienza y termina con un doble triunfo de Jesús: la entrada en Jerusalén y su resurrección. Sin embargo, entre los dos acontecimientos está su última cena, su pasión y su muerte en la cruz. Todo esto bien relatado, hoy, por el evangelista Lucas, quien arranca con la descripción de la cena pascual y el discurso de despedida de Jesús a sus discípulos. Llegada la hora de cenar, nos dice el autor del relato, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: «Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer». La pascua, para los judíos, era su fiesta principal. En ella celebraban el día de la liberación del pueblo de la esclavitud egipcia, el evento constitutivo de una nueva identidad, la de pueblo de Dios, y el inicio de una nueva historia orientada por Dios. La institución de la Eucaristía

Jesús, luego, tomó una copa de vino y un pedazo de pan, los bendijo y los pasó a sus amigos para que comieran. En ese vino y en ese pan Jesús hizo presente su sangre derramada y su cuerpo entregado para alimento de todos y memorial de su pasión, muerte y resurrección. Además, les dejó en herencia ese don para que se repitiera hasta el final de los tiempos: «Hagan esto en memoria Mía». Desde luego, no se trata únicamente de una repetición pasiva de gestos, sino de vida. En efecto, quienes bebemos la sangre del Señor y comemos su cuerpo, sellamos nuevamente nuestra alianza de amor con Dios y asumimos el compromiso de derramar nuestra sangre y entregar nuestra vida para la salvación de todos y la realización del Reino. El traidor

En la cumbre de la cena, de repente, Jesús predice también que alguien de los que comen con Él lo traicionaría, desatando así las secuencias de su condenación, pa-

nosotros la presencia de Judas y renuevan la pasión y muerte de Jesús y de sus testigos.

Antes de llegar al Calvario, Jesús encuentra también manos amigas que lo alientan y ayudan. Se trata de ese desconocido cireneo, del que se habla en el evangelio, y del grupo de las piadosas mujeres, que lo acompañaban adonde Él iba, y a las que Jesús intenta consolar: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren por ustedes y por sus hijos». Llegando, luego, al lugar llamado «la Calavera», lo crucificaron. El drama de Jesús está por concluirse; sin embargo, de su boca salen otras palabras de amor y de compasión, dirigidas a los dos malhechores crucificados y a toda la multitud, que lo había condenado. En efecto, desde la cruz, Jesús grita: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen».

La primacía de Pedro

La muerte redentora de Jesús

Después de haber advertido a Simón de que mentiría, por miedo, a unos acusadores, le perdona, le garantiza su ayuda para no desfallecer en su fe y le pide ejercer el nuevo papel de confirmar en la fe, como primer sucesor suyo, a sus hermanos: «Simón, Simón —le advierte Jesús—, mira que Satanás ha pedido permiso para zarandearlos como trigo; pero Yo he orado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos».

A las tres de la tarde, mientras las tinieblas invadían toda la región, se oscureció el sol y el velo del templo se rasgó a la mitad. Entonces Jesús, después de haber encomendado su espíritu en las manos de su Padre, «expiró». Habían ejecutado a un justo. Por cierto, Jesús no ha sido el único mártir de la historia; tampoco el único crucificado. Sin embargo, únicamente su muerte ha sido redentora, porque sólo él era Hombre-Dios, que había cumplido cabalmente la voluntad amorosa del Padre, hasta la muerte en cruz. En seguida, el evangelista se esmera en describir los preparativos para dar sepultura al cuerpo de Jesús, o sea, para ratificarnos, con precisión de detalles, que Jesús había muerto y que lo habían puesto en un sepulcro, prestado por un cierto José de Arimatea, hombre bueno y justo, consejero del sanedrín: «Lo bajó de la cruz, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca». Esta precisión de Lucas acerca de los hechos que siguieron la crucifixión de Jesús y del lugar de su sepultura, tiene la finalidad, indudablemente, de resaltar el milagro estupendo de su resurrección próxima. Nosotros, mientras hoy acompañamos a Jesús en su muerte, compartiendo dolor y angustia con quienes lo aman y creen en Él, queremos alimentar también, dentro de nosotros, la expectativa esperanzadora de que, al tercer día, resucitará.

sión y muerte: «La mano del que me va a entregar —declara Jesús— está Conmigo en la mesa». Por supuesto que, aun hoy, esas manos traicioneras no han dejado de actuar en contra de la fe y de nuestro Señor. Las traiciones actualizan permanentemente entre

La consumación del drama

En el monte de los Olivos, donde Jesús acostumbraba pasar ratos en oración, con la traición de Judas empieza el drama cruel de la pasión de Jesús. Sudando sangre ora al Padre para que aleje de Él el cáliz de dolor que lo espera. Luego, como torbellino feroz, se suceden las secuencias de la Pasión: la aprehensión, los procesos amañados frente a Pilato y a Herodes, la condena a muerte en lugar de Barrabás, el camino de la cruz, las torturas y, finalmente, la crucifixión y muerte. Es llamativa la razón política, desde luego falsa, de la condena de Jesús, o sea, por alborotar a la gente en contra de las autoridades: «Me han traído a este hombre —declara Pilato— alegando que alborota al pueblo». Las cúpulas de los poderosos del momento, viéndose cuestionados por Jesús en nombre de la verdad, entonces como ahora, dieron y darán siempre muerte a Jesús y a sus profetas.


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PALABRAS 13

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

ENSAYOS CRISTIANOS

EL ENEMIGO DEL TIEMPO POR EL PADRE JUAN JESÚS PRIEGO / San Luis Potosí

El hombre, estimado señor, es un animal nostálgico. Véalo usted en una estación de trenes diciendo adiós a los que se van; véalo, sobre todo, agitar la mano derecha en señal de despedida. ¡Qué actitud más reservada adopta! Nunca Platón se mostró tan pensativo, ni Aristóteles más ensimismado. ¿Y sabe usted cuál es la razón de su nostalgia? El tiempo, estimado señor: el tiempo, ese enemigo. ¿Qué es lo que no deshace el tiempo, a qué no le quita su color y su hermosura? Vea usted, por favor, este libro que traigo conmigo. Cuando lo compré, en esta misma estación, hace diez años, sus páginas eran blancas todavía, pero mire ahora lo amarillas y viejas que se han puesto. ¿Y no sucede lo mismo con los rostros? Caras que ayer eran luminosas, hoy lucen mortecinas y grises, como tardes de tormenta; pupilas que brillaban como el sol, hoy son estrellas apagadas; cabezas que suscitaban admiración por lo pobladas que estaban, hoy muestran con timidez la calavera que serán. Además, ¿de qué no nos separa el tiempo? Lo que el amor había unido, el tiempo y la muerte lo separarán; lo que el destino había juntado, el tiempo se encargará de dispersarlo. ¡Ah, el tiempo: demoledor implacable de lo bueno y de lo malo! Y si esto es así, como puedo jurarle que lo es, permítame entonces aventurar una definición: la nostalgia es un rostro al que el tiempo ha herido. Observe a aquel señor de la gabardina gris. ¿Podría usted decirme en qué piensa? Observe ahora su mirada: ¿no es francamente triste? Los suyos han partido en el último tren; ahora bien, ¿los volverá a ver algún día, alguna vez? He aquí la pregunta que creo adivinar en su semblante. Y, por lo demás, ¿no es ésta una pregunta legítima? Después de todo, como dijo el poeta, los vivientes de hoy no somos sino los sobrevivientes del día de ayer. ¡Ayer pasaron tantas cosas, fuimos a tantos lugares, esquivamos tantos autos por las peligrosas autopistas! Y, sin embargo, aquí estamos, lo cual es un milagro, un auténtico prodigio de la gracia, estimado señor. Pero, ¿podremos mañana decir lo mismo? Apenas se han marchado sus seres queridos y ya quiere este señor estar con ellos. A este querer imposible es a

lo que yo llamo nostalgia, que es —y tómelo, si quiere, por una nueva definición— el sufrimiento por las lejanías. ¡Quién sabe cuánto temería nuestro hombre la llegada de esta tarde, el naufragio de esta hora! Hace una semana acaso se mostrara sólo pensativo, pues se decía: «¡Faltan aún siete días!». Pero estos siete días han pasado ya, y aquella seriedad ha tomado hoy todos los rasgos de la tristeza. Si me lo permite usted, le haré una pregunta: ¿ha observado lo que solemos preguntarnos los mortales a manera de saludo? Decimos casi siempre: «¿Cómo está usted?». ¿Y qué es lo que queremos decir con semejante pregunta? He aquí, por ejemplo, lo que dice a este respecto el escritor austriaco Franz Werfel, que es quien escribió ese libro que ahora traigo conmigo y del que hace poco le hablé; se titula, véalo usted, Entre el cielo y la tierra, y es algo así como su testamento espiritual. Pero déjeme leerle un breve fragmento. ¿En qué página está lo que quería leerle? ¡Hela aquí, se trata de la página 217! Escuche: «¿Cómo está usted? Esta forma de saludo muestra que la humanidad está hecha una verdadera lástima. Pues sólo a un enfermo se le haría semejante pregunta a cada encuentro». ¿No es esto el colmo de la agudeza, señor mío? ¿No es ingenioso? Sin embargo, pese a su perfección, yo glosaría así este aforismo: «¿Cómo está usted? Saludar de semejante modo es reconocer que el tiempo nos carcome por dentro como la polilla a la madera y que es casi un milagro que sigamos en este mundo donde las mañanas son bellas y ya no digamos los crepúsculos. ¡Cómo! ¿Está usted?: he aquí la entonación que habría que darle cada vez a este saludo, pues es eso, en realidad, lo que preguntamos». Preguntarnos unos a otros cómo estamos es reconocer que el tiempo pasa como un huracán furioso, como un terremoto que todo lo devasta; es, en fin, el único saludo que dos mortales podrían permitirse: dos sobrevivientes de ayer

que se encuentran hoy y que no saben si habrá un mañana en el que puedan encontrarse una vez más. Por eso odio el tiempo, estimado señor. Por eso nada me consuela, sino la eternidad (lo que, a mi ver, es otra forma de nostalgia). Nicolai Berdiaev (1874-1948), el filósofo ruso, dejó caer en ese documento de incomparable belleza que es su Autobiografía espiritual estas palabras que son como un espejo en el que veo reflejada mi propia imagen: «De modo extraordinariamente agudo he sufrido el tiempo; toda separación, y no sólo de las personas, sino también de los lugares, me ha causado siempre un gran dolor, un dolor mortal... La angustia es la imposibilidad de encontrar paz en el tiempo. Siempre he experimentado el tiempo como mal: el tiempo es angustia y cuanto contiene es muerte». ¡Dios mío, cuánta verdad hay expresada en estas pocas líneas! El tiempo no nos satisface, estimado señor, el tiempo no puede satisfacernos. ¡Los humanos estamos hechos para otra cosa! Desde hace tiempo la Izquierda y la Derecha han dejado de interesarme; ahora lo único que me preocupa y a lo que dedico todos mis pensamientos son el Arriba y el Abajo. O, para decírselo a usted con otras palabras, lo Eterno. Lo que no es eterno —decía Ionesco, mi querido Ionesco— tampoco es real. Ah, ¿pero me disculpa usted? Mi tren acaba de llegar y no tardará mucho en partir. Creo que no se detiene en cada parada sino los escasos treinta segundos que se necesitan para que un estudiante distraído suba por la puerta de adelante y una señora cargada con bolsas de mandado haga malabares para bajar triunfante por la puerta de atrás. Así es, estimado señor. Tome en cuenta lo que le he dicho. Conocerlo ha sido para mí una casualidad encantadora a la vez que deliciosa. Si alguna vez la vida vuelve a juntarnos no sólo será un verdadero milagro, sino también un placer. ¡Adiós, mi buen amigo, adiós!


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REPORTAJE

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

El Observador

Es hora de construir la paz en México (Tercera y última parte). Por la reconciliación a la paz. POR GILBERTO HERNÁNDEZ GARCÍA / gilberto@elobservadorenlinea.com

Cuando iniciaba este 2010 un periódico de circulación nacional dio a conocer los resultados de una encuesta realizada por Consulta Mitofsky, donde se señalaba que el 55% de los mexicanos considera que en 2009 le fue peor que en otros años. «El sentimiento de mal año que el mexicano tiene respecto a su situación coincide con la forma en que ve al país, ya que, de acuerdo con el mismo estudio, 87% considera que la economía está peor que hace un año; 78% que la política está en esas condiciones y 76% que es la seguridad la que ha empeorado».

mientos de la vida social, política, económica y cultural». La paz, tarea que compete a los cristianos

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) recuerda que los cristianos, en un contexto de inseguridad como el que vivimos en México, «tenemos la tarea de ser constructores de la paz en los lugares donde vivimos y trabajamos.» Los obispos han señalado con claridad y valentía que «el debilitamiento, en la vida práctica, del sentido de Dios y del sentido del

de las conciencias y a que crezca tanto la percepción de las verdaderas exigencias de la justicia como la disponibilidad de actuar conforme a ella». Los jerarcas sostienen que en gran medida la solución a los problemas de violencia, criminalidad e impunidad, pasa por «la formación integral de las personas», y donde los tradicionales ámbitos de formación juegan un papel importante: las escuelas, la familia y la misma Iglesia. Para los obispos la superación de la violencia sólo será posible «con el hábil uso de herramientas

Repercusiones y respuesta cristiana

En la exhortación pastoral, los obispos mexicanos señalan que esta situación de violencia e impunidad «repercute negativamente en la vida de las personas, de las familias, de las comunidades y de la sociedad entera; afecta la economía, altera la paz pública, siembra desconfianza en las relaciones humanas y sociales, daña la cohesión social y envenena el alma de las personas con el resentimiento, el miedo, la angustia y el deseo de venganza». En el diagnóstico que hacen los obispos reconocen que la inseguridad y violencia que vivimos son un signo del «debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad, y de ello quienes nos confesamos cristianos debemos asumir nuestra responsabilidad». Por eso instan a los fieles laicos a asumir su misión de contribuir a la transformación de las realidades y la creación de estructuras justas según los criterios del Evangelio, «a comprometerse como ciudadanos y participar activamente en los procesos y moviLa sombra del Cristo se mece, como si fuese la misma muerte la que bamboleara entre sus brazos al Hacedor de la vida. La muerte, la helada muerte acostumbrada a desprender el alma de millones y millones de hombres no puede disimular su desconsuelo después de haber aguijoneado con su mordisco helado al nuevo Adán, al hombre entre los hombres, aquel Rey que había venido a destronarla. La sombra del Cristo se mece sobre las paredes de la costanilla entre las aguas anaranjadas que provocan los cirios, de los que caen lágrimas de cera, porque hasta los seres inertes arrancan a llorar al contemplar al inocente prendido de un madero, condenado al oprobio de los hijos de Satanás: la belleza entre las bellezas agusanado en un

hermano, de la vida comunitaria y del compromiso ciudadano, es un desafío que cuestiona a fondo la manera como estamos educando en la fe y como estamos alimentando la vivencia cristiana.» Así las cosas, la Iglesia mexicana ofrece en esta situación lo que tiene como propio: «una visión global del hombre y de la humanidad», y la esperanza de que esta situación puede transformarse. «Con su doctrina social —la Iglesia— contribuye a la formación

que se consiguen con la educación y que capacitan para hablar un lenguaje de paz; estas herramientas son: el testimonio, la fuerza moral, la razón y la palabra». En este sentido los obispos no soslayan que «construir la paz exige el respeto de la dignidad de todas las personas y el esfuerzo de vivir la fraternidad. La responsabilidad de proteger los derechos humanos recae principalmente sobre el Estado. Sin embargo, los derechos humanos han de ser respeta-

dos en las relaciones de todos con todos, como expresión de justicia y de fraternidad». La reconciliación social, camino para la paz

La exhortación pastoral subraya que el pueblo mexicano necesita recorrer el camino de reconciliación social, para sanar los efectos de la violencia y para prevenirla. La reconciliación implica no el olvido, sino enfrentar la historia desde la verdad y la justicia para reparar la situación de enfrentamiento y sanar las heridas que ha dejado. La Conferencia del Episcopado Mexicano sostiene que «la impunidad desacredita el orden moral e invita a nuevas transgresiones», por eso reconoce que la reconciliación social tiene vínculos estrechos con la verdad; por eso exige la verdad acerca de los derechos humanos violados: «el mal causado debe ser conocido y reconocido»; también sostiene que esta reconciliación reclama la justicia: «las víctimas tienen derecho a que se les haga justicia por la autoridad competente», enfatizan los pastores diocesanos. Pero van más allá: «La justicia sin la reconciliación es inhumana. La justicia pura y dura tiene el riesgo de degenerar en una mera reivindicación. Si el fin inmediato de la justicia es una sociedad justa, su fin supremo es una sociedad reconciliada». El perdón como una condición necesaria

Frente a los deseos de justicia, que muchas veces tiene el tinte de la venganza, en este clima de violencia que lacera al país, los obispos hacen una llamada a vivir una actitud que a muchos les resulta incómoda, cuando no fuera de lugar: el perdón, su petición o con-

CON PERMISO

LA

SOMBRA

POR MIGUEL ARANGUREN / www.miguelaranguren.com

patíbulo inventado para los asesi- nan al acercarse la sombra mecida han venido a retratar con la misma nos y los ladrones. del paso mientras los niños corre- nadería que se retrata un monuY lloran los vencejos recién lle- tean entre la horda de turistas y mento o que se lanza una fotogragados del África mora, y en fía con el móvil. Una paloma arranca sus vuelos de escorzo chiMe encojo ante la sombra que baila un febril llan —imperceptiblemente— aleteo desde un a los oídos del agonizado, por las avenidas de este mundo que tejado, tal vez asustada por el hormigueo inceque la naturaleza no se ha le prende ahora un pabilo a Jesús sometido al imperio del dessante de nazarenos, tal dén, a la indiferencia de los sin apagar el que tiene encendido al vez por los golpes secos sobre la tripa tensa de los hombres que, veinte siglos tambores, tal vez por las después, viven –¡vivimos!- príncipe de la mentira. como si el crucificado fuese cornetas que arañan de un gesto cultural, un programa pro- curiosos que tiran fotografías, aje- pronto el aire, tal vez por el grito mocional de la Semana Santa, un nos al misterio, como si la boca animante del capataz o por el salto vestigio de nuestras abuelas, ben- seca y abierta de la talla no les di- repentino del paso, que sobre los ditas abuelas que aún se persig- jera nada, no fuera con ellos, que hombros de los costaleros parece

cesión, como un recurso para la reconciliación social. El perdón, como decisión personal, libre, proactiva, implica el riesgo de no encontrar respuesta o de ser perseguido; sin embargo, «expresa la madurez de la fe, que lleva a la gratitud, por la esperanza en el Reino». «Pedir perdón nos reconcilia con nosotros mismos, nos permite aceptarnos como somos, nos despoja de un falso sentimiento de inocencia. Perdonar nos libera profundamente: nos libera del rencor». La esperanza como recurso

La situación de inseguridad y violencia, de empobrecimiento, marginación e inequidad que vivimos no podrá ser superada en el corto plazo. Como lo indican los obispos en su exhortación pastoral, exige que todos, desde nuestros campos propios de acción, nos involucremos. Los obispos señalan que las relaciones de justicia y caridad se construyen, desde lo pequeño y discreto del día a día, en el cara a cara de nuestros encuentros personales, y de ahí saltan a lo «macro». Aunque el contexto actual ha robado la seguridad, la paz y la esperanza en muchos, «somos un pueblo de tradiciones con profundas raíces cristianas, amante de la paz, solidario, que sabe encontrar en medio de las situaciones difíciles razones para la esperanza y la alegría y lo expresa en su gusto por la fiesta, por la convivencia y en el gran valor que da a la vida familiar. Precisamente porque sabemos que la raíz de la cultura mexicana es fecunda y porque reconocemos en ella la obra buena que Dios ha realizado en nuestro pueblo a lo largo de su historia, hoy queremos alentar en todos la esperanza». lanzarse al cielo, como si en las entrañas del Gólgota el magma incandescente pugnara por romper la corteza de la tierra para bañar con su furia a la humanidad que ha permitido semejante final al heraldo de la hermosura. Quisiera, como Machado, arrimar una escalera y, con unas tenazas forjadas con besos, arrancar cada uno de esos clavos que han hendido la carne santa, pero no me atrevo. Quisiera cubrir la llaga del costado por la que ha brotado el agua sacramental, pero me da vergüenza. Como un perro me encojo sobre mis huesos ante la sombra que baila, solemne, por las avenidas, las plazas, los callejones de este mundo que le prende ahora un pabilo a Jesús sin apagar el que tiene encendido al príncipe de la mentira.


El Observador

FAMILIA

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

COMO ARRANCADA DEL INFIERNO POR VÍCTOR MATA, L.C. / Buenas Noticias.org

Hay jóvenes que han tocado fondo. Basta ir a los puntos de muerte de la ciudad de Roma. Entre éstos, Michela cuenta una historia especial, casi extrema. Abandonada por sus padres en un hospital apenas recién nacida, fue educada en un orfanato, conociendo de todo menos el amor. A los 18 años deja el orfanato y pronto se transforma en chef de cocina internacional. El dinero llenó sus bolsillos rápidamente. Lo adoraba como a su dios y lo gastaba sin reparos. En sus años de juventud la afectividad desordenada no faltó. Tuvo novios como trapos desechables, «los usas y los tiras». Hasta que se topó con un novio serio, Luca, de quien sí se enamoró. El único «defecto»: un católico practicante. Ella se extrañaba de que él no aceptara sus invitaciones nocturnas. Su respuesta era: hasta el matrimonio… Su novio la quiso para toda la vida y he aquí que intentó llevarla al altar para bendecir su unión. Pocos días antes de la boda al novio le detectaron SIDA por una transfusión de sangre contaminada. El novio se le fue seis días antes de la ceremonia. Ante esto, la rebeldía de ella llegó al extremo: «Me enfadé con Dios por haberme quitado a mis padres. Me enfadé con Dios por haber sufrido tanta violencia desde pequeñita. Me enfadé con Dios por la muerte de Luca. La noche de su funeral me marché a la playa y allí mismo hice un juramento: ‘Dios, si Tú no existes, pasaré toda mi vida diciéndoselo a todo el mundo. Pero si existes de verdad, empeñaré mi vida en destruirte’».

Se vio envuelta en varias filosofías como la New Age y el Reiki. Una psicoterapeuta, que intentó sanar las heridas del alma de Michela, no le hizo sino más daño y casi se adueña de su libertad. Y fue por esas prácticas de psicoterapia como Michela se introdujo en el satanismo. Le ofrecieron ser sacerdotisa de una secta diabólica. Para alcanzar esa meta, el reto consistía en algo aparentemente simple: mata a Chiara Mirante (fundadora de la Comunidad Nuovi Orizzonti). Con el cuchillo en la mano fue recibida con un abrazo de quien sería su víctima; un abrazo que le cambiaría su vida. Aún teniendo el alma muerta, Michela fue capaz de recibir amor y fue amada por lo que era. Al abrazarla, Chiara Mirante le dijo: «Bienvenida, hija mía, por fin has llegado a tu casa». Un abrazo y una mirada bastaron para desarmar el corazón de piedra que traía. La vuelta a Dios y a la paz del alma no fue fácil. En el camino, la joven buscó por todos los medios conocer a quien la había gestado y traído a este mundo, su madre natural. Pero cuando la encontró recibió, como una bofetada, estas palabras: «tú nunca has existido para mí». Más lágrimas y el desprecio recibido apretaron y casi destruyeron sus anhelos de amar y ser amada. Pero la muerte y el odio no tienen la última palabra. Dios saca buenos frutos de todo lo que nos pasa. Tras una experiencia fuerte de amor, Michela cambió su corazón lleno de odio por un corazón nuevo. Hoy, Michela tiene 40 años y vive en la comunidad que la recibió con un abrazo lleno de amor. Es consagrada en el movimiento Nuovi Orizzonti desde hace ya 12 años y no cesa de repetir a todos los que quieren escucharla: «Os lo repito, no huyáis del sufrimiento, utilizadlo. Llevádselo a Jesús y ese sufrimiento se transformará en amor».

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RESPUESTA A TUS PREGUNTAS

Me cuesta hablar con mi esposo

Me llamo Carlota. Me cuesta mucho trabajo hablar con mi esposo: en cuanto hay un conflicto nos ofendemos y acabamos en pleito. ¿Cómo podemos mejorar la comunicación? Lo primero es aceptar lo que sucede sin cuestionarlo y sin juzgarlo. Saber ponerse en el lugar del otro e intentar comprender las creencias que lo llevan a actuar como lo hace. Buscar un momento de silencio. El contar hasta diez antes de lanzarse a discutir permite tener una mejor objetividad. Negociar para lograr el «yo gano, tú ganas». El poder encontrar una solución en la que ambas partes cubran la mayoría de sus necesidades. Es importante buscar el momento y el lugar adecuado, procurando estar libre y relajado. Mostrarse dispuesto a escuchar disminuye la tensión y facilita la cercanía. Y cuestionarnos : ¿Qué puedo aprender de esto? Georgína León Portilla Quien responde es psicóloga clínica con enfoque humanista. Comuníquese con ella al teléfono (442) 245-8516 / 15. Cel. 044-442-219-7499. ginaleonportilla@gmail.com

PINCELADAS

EL HORTELANO Y SU MUJER POR EL PADRE JUSTO LÓPEZ MELÚS

El diálogo aclara muchas cosas. Cuando no hay diálogo, crecen los malentendidos, y se desaprovechan muchas oportunidades. Cada uno va por su lado, no se aúnan fuerzas y se pierden muchas energías. El diálogo es fuente de enriquecimiento. Como sucedió en un huerto, en el que quedó libre un poco de tierra tras la sementera. El hortelano, sin decir nada a su mujer, plantó escarolas tempranas. La mujer, sin decir nada a su marido, plantó judías. Cuando ambas semillas empezaron a brotar, la mujer arrancaba los brotes de escarola pensando que eran malas hierbas. Igual hacía el marido con las judías, llevado por el mismo error. Ni crecieron las escarolas ni se lograron las judías. Todo por no querer dialogar.


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NIÑOS

28 de marzo de 2010, AÑO 15, No. 768

LO QUE CUESTA SUBIR LA CUESTA LLEVANDO A CUESTAS LA CRUZ

ORACIÓN INFANTIL

«Quiero estar Contigo en el Calvario» Querido Jesús Crucificado:

POR XAVIER ILUNDAIN

Viendo imágenes de la pasión de Jesús, le he dicho: Jesús, te tuvo que costar mucho llegar al Calvario entre la gente. Aquello no era una película. Era una pasión de verdad. Y ¡vaya cruz que llevabas! ¿Cuántos kilos pesaría? Yo le calculo unos 40 kilos; pero descubrir que nadie te echaba una mano tuvo que pesarte mucho más que la cruz ¿A que sí? Si llego a estar yo allí con mis amigos te quitamos la cruz y la hacemos pedazos para repartir el peso entre nosotros. Entre ocho que somos nos tocaría a 5 kilos cada uno. Nosotros delante y detrás Tú. La gente diría: «¿Quiénes son?», y responderían otros: «Son amigos de Jesús». Yo lo oiría y me entrarían deseos de llorar. ¡Suena bien eso de «son sus amigos»!

El Observador

Yo te amo, oh Jesús querido. Sé que tú sufriste tanto en la Cruz, y yo esta semana de Pasión quiero sufrir Contigo, quiero sufrir por las almas que lo necesitan, para que se conviertan. Te amo tanto. Yo quiero estar Contigo en el Calvario y sufro con alegría. Querido Jesús, díle a la Virgencita que la amo tanto y que quiero estar junto con Ella en el Calvario porque yo quiero ser tu víctima de amor, querido Jesús. Adaptado de las cartas 144 y 162 de la niña de 6 años de edad Antonietta Meo (Nennolina) , en proceso de beatificación.

Sopa de letras de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (Domingo de Ramos) Con nuestro botiquín de primeros auxilios no tendríamos ni para empezar a curarte tus mil heridas. ¡Qué roto te dejaron! No hay derecho. Alguna de nuestras compañeras seguro que te habría limpiado la cara con un pañuelo. Ese pañuelo tendría un valor grandísimo. La gente se lo pediría, e incluso le darían dinero por él. Pero yo le diría: «Elena, no lo sueltes. Tú has sido la valiente que has limpiado su rostro. Guárdalo, que es un tesoro». Hay gente que no se atreve a «dar la cara por Jesús» y luego tiene la cara de querer quedarse con los recuerdos. Que sea de todos los amigos de Jesús. Que podamos enseñárselo a todos. Se me seguía llenando la cabeza de ideas ante las imágenes de la Pasión; imaginaba la cara de la Virgen, las piedras del camino; un hombre que cogía una y yo le decía: «Loco ¿qué vas a hacer?». No me importaría que pudiera sacudirme. También he pensado en el llanto de las personas buenas, en los mártires, en los niños, en los enfermos curados por el Señor..., y he querido escribir estas líneas, para que tú también pienses mucho en Jesús durante los días de Semana Santa,, y para que seas siempre de los que están con Él. Fuente: Gesto, revista infantil de las Obras Misionales Pontificias

L Í D R W Á Q Á Á X A C Z X Í

B I F C H H U M I L D E B M Ú

J E R U S A L É N B W V V Á M

P R O F E T A N A L D E A Q O

O L I V O S A G O I B B Á H Q

X É É Í E S L L S M L I B P Y

N F C Í O W S C T S B E P B G

A Í A J Ú I Í J S U N R K U Y

Z X M T R P Q C S D R Ó E R M

A C I F U G L D I Á L A W R Q

R T N L O A Ñ T N U M Ó S I Q

E É O G U P O Z A O D I U T Í

T S Q F D S J C N G U A F O R

H O S A N N A T M L E K D Y B

D G A L I L E A Y R Á Y O É P

JERUSALÉN MONTE OLIVOS DISCÍPULOS ALDEA BURRITO CAMINO PROFETA HUMILDE HOSANNA ALTURAS BENDITO NOMBRE CIUDAD NAZARET GALILEA


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