El Observador
4 de julio de 2010 AÑO 15 No. 782 $10.00 Fundado en 1995
DE LA ACTUALIDAD
www.elobservadorenlinea.com
La Iglesia tiene una deuda con el pueblo Monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero, obispo de Zacatecas, responde a El Observador tras el acto de entrega del retablo mayor de la Catedral de Zacatecas al pueblo fiel de esa diócesis.
AFP
La Catedral Basílica de Zacatecas, ubicada en el centro histórico de esa ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, alberga desde junio de 2010 la obra «Retablo», creada por el artista plástico Javier Marín en colaboración con los arquitectos Claudio y Christian Gantous. Primero de izquiera a derecha y de abajo a arriba en el retablo se encuentra san Mateo Correa (santo y mártir zacatecano), san Ignacio de Loyola, san Francisco de Asís, san Juan Bautista, san Joaquín y la Virgen de la Asunción en el centro. Partiendo después de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo se encuentran santa Ana, san Agustín, santo Domingo de Guzmán, san Antonio de Padua y el beato Miguel Agustín Pro (también zacatecano).
LA VERDAD DETRÁS DEL AMARILLISMO
¿Hasta aquí llegó la recomposición de la Catedral? El retablo es la primera de tres fases con las cuales queremos celebrar los 150 años de la erección de la diócesis de Zacatecas, en junio del 2014. Las otras dos partes serán concluir el dorado de las bóvedas y construir el piso de madera de la Catedral. ¿A qué ayuda el arte? El verdadero arte nos ayuda a encontrarnos a Dios y nos ayuda a encontramos entre los hombres. ¿Cómo lo ve el gobierno? El papel de la Iglesia en la sociedad es un bien. La Iglesia invita al gobierno a los proyectos que ella no puede alcanzar. Zacatecas es el único estado de la república en que todavía es válido el tres por uno para la restauración de iglesias. ¿Hay entendimiento Iglesia y Estado? Cada uno en sus esferas. Hay diálogo respetuoso y existe enorme influencia de la tradición para llevar a cabo obras como ésta. ¿Que le diría a sus hermanos obispos? No debemos temer. Detrás de nosotros hay un pueblo que vigila y es muy celoso de sus cosas, especialmente de su Catedral. Además, la Iglesia tiene una deuda con el pueblo: seguir promoviendo la cultura. Desde el ámbito religioso debe colaborar, estrechamente, para el desarrollo del hombre integral, para que alcance su plenitud. ¿La Virgen ilumina? La santísima Virgen avasalla, renueva, fortifica y convoca. El retablo, ¿lo entenderá el pueblo? El pueblo sabe muy bien quién convoca. La Virgen es la Virgen y ella convoca por sí misma.
MONS. CHRISTOPHE PIERRE
El caso Kiesle de Oakland: sin ninguna base los medios implicaron al Papa
Recuperar la dimensión evangelizadora del patrimonio cultural de México
P. 2
P. 3
Periodismo Católico
¾ PÓRTICO
BELLEZA Y FE POR JAIME SEPTIÉN / jaimeseptien@gmail.com
El domingo pasado mi esposa, Maité, y un servidor, fuimos testigos de un acto excepcional: la entrega del retablo mayor de la Basílica Catedral de Nuestra Señora de los Zacatecas, realizado por el escultor mexicano Javier Marín, en colaboración con los arquitectos Claudio y Christian Gantous. Invitados por el obispo de Zacatecas, monseñor Jesús Carlos Cabrero Romero, contemplamos la entrega a Zacatecas y a la posteridad de una bellísima obra de arte barroca y moderna, que le urgía a la Catedral zacatecana, cuya fachada es, sin duda, la más bella de las fachadas barrocas de América y una de las más bellas del mundo. Un concurso ejemplar, una vinculación (también ejemplar) de la Iglesia y el gobierno estatal y federal, dieron por resultado esta nueva joya que se adiciona a la joya que de por sí ya lo era la Catedral en su fachada. ¿Para qué gastar en este retablo monumental, recubierto con hoja de oro de 24 quilates y realizado por un artista mexicano de talla internacional? La pregunta de siempre. Y la crítica de siempre. En este año de gracia 2010, cuando la Iglesia católica acaba de clausurar el Año Sacerdotal, es bueno recordar una sencilla frase del sencillo (y maravilloso) santo Cura de Ars: «A Dios hay que darle lo mejor». Y lo mejor no es lo bueno, lo políticamente correcto, lo pasable, lo que no dice nada al espíritu, el clásico galerón destartalado y sucio en donde celebramos, a veces, el misterio de la fe. Los magos de oriente le dieron al Niño Jesús oro, incienso y mirra; Jesús nos dio la vida; nuestro Padre nos ha dado el universo: ¿por qué nosotros —gobierno incluido— les hemos de devolver migajas? La extraordinaria homilía del Nuncio (que reproducimos en la página tres, gracias a su gentileza), dice unas cosas fundamentales: dice que la belleza de la fe produce arte y que el arte sacro sirve para evangelizar. Su dimensión cultural promueve el amor y la concordia. Son ambos, amor y concordia, sinónimos de paz. En el México convulsionado y violento que estamos viviendo, el nuevo retablo de la Catedral de Zacatecas es una caricia, un llamado a servir al hombre integral desde la fe. Y, también, una caricia al rostro de nuestra dolida patria.