785 El Observador de la Actualidad

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El Observador SIA E IGL IDA : IAL EGU C PE ERS S E P

25 de julio de 2010 AÑO 16 No. 785 $10.00 Fundado en 1995

DE LA ACTUALIDAD

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¿Por qué sólo se persigue a la Iglesia? Parece que cada vez más gente de todo el mundo aboga por la desaparición de la Iglesia. El presidente boliviano Evo Morales la ha calificado como «símbolo vivo» del colonialismo europeo que debe desaparecer de Bolivia. El dictador venezolano Hugo Chávez llama «ignorantes», «perversos» y «mentirosos» a los obispos de su país. La Asociación Juan XXIII, un organismo internacional de teólogos y pastoralistas ex-católicos, ha hecho llamados a abandonar el catolicismo y sustituirlo por una «ética cívica». En las marchas del «orgullogay» —que son apoyadas por los gobiernos— no faltan los homosexuales que se burlan disfrazándose de obispos y monjas en actitudes provocativas, y ostentan pancartas y gritan consignas anticristianas; en España, por ejemplo, sus clamores son: «Vamos a quemar a la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal», «La Iglesia, que se calle», etc. En Argentina la catedral de Buenos Aires ha recibido pintas en las que se acusa a la Iglesia de ser «genocida»; pero el principal slogan estampado es: «La única Iglesia que ilumina es la que arde», una frase que puede entenderse de dos formas: La primera, tal como la usan los detractores de Cristo, es a manera de amenaza, de excitación al odio y a una posible ola de piromanía contra los templos; la segunda es en sentido metafórico: la Iglesia que ilumina es la que arde por el fuego del Espíritu Santo. Es significativo que insultos como éstos no se hagan contra los musulmanes, los judíos, los budistas, los hinduistas o incluso los protestantes. Si así fuera, ya habría habido reclamos internacionales y serias consecuencias diplomáticas o hasta guerras. ¿Por qué sólo se persigue a la Iglesia? ¿Por qué sólo en sus templos se ponen graffitis ofensivos? Precisamente porque es la única que verdaderamente arde con el fuego Divino; y Satanás lo sabe, por eso es ahí y no en otro lado donde combate. Benedicto XVI habló así recientemente: «Dios ha dicho que la Iglesia sufrirá hasta el fin del mundo. Y esto lo vemos hoy de manera particular». Y el presbítero argentino Jorge Alberto Junor, rector de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, además de afirmar que «hay una campaña contra la Iglesia», nos recuerda que «la Iglesia si no es perseguida es cómplice». No nos extrañe, pues, que el odio creciente hacia los hijos de Dios, y en especial hacia sus ministros, llegue a niveles tales como este sonsonete de rap (ni a canción llega) que circula en internet con fondo musical del más puro rock pesado: Quiero ir a Roma a matar al Papa, y no fallaré como el tonto de Ali Agca. Yo paso de pistolas, le tiraré una bomba de siete megatones....

¾ PÓRTICO

ANTICATOLICISMO POR JAIME SEPTIÉN / jaimeseptien@gmail.com

Hay demasiadas cosas como para sentirnos orgullosos de pertenecer a la Iglesia católica. Una de ellas es la oración por quienes se han alzado como enemigos de ella. No creo que exista una revolución tan grande en la historia de la humanidad como aquella de Jesucristo, amar a los enemigos, que sigue vigente hoy. Es estimulante ver como muchos católicos están dejando atrás el síndrome de la queja. Hay que hacer presente lo que somos no para que los ataques cesen, sino para purificarnos y, de paso, purificar la Tierra. Lo que sí es un hecho es que la producción internacional de mentiras contra el catolicismo goza de buena salud. El nuevo anticatolicismo, diría el autor estadounidense Philip Jen- La producción kins, es el último de los internacional de prejuicios aceptables. Es decir, hoy se puede mentiras contra el y hasta se premia (en muchos lados, en mu- catolicismo goza chos periódicos, en de buena salud muchas cadenas de TV) estar en contra de la Iglesia, insultarla, ridiculizarla. Es bien visto, sitúa a la gente del lado progresista. Es chistoso, muy chistoso. Sin hacerle el juego a los que se mofan de nuestra fe, tampoco los debemos tomar demasiado en serio: al final los que pierden el tiempo son ellos. La Iglesia que fundó Jesucristo sobre la piedra de Pedro ha sabido, y sabrá, sortear los peligros externos y los internos. Hay demasiado amor en esta fundación como para ponerse a llorar por los dardos envenenados de los intelectuales o los que se creen intelectuales. La Iglesia prevalecerá sobre el mal. También prevalecerá sobre la estupidez y el aburrimiento de sus detractores profesionales. Eso no quiere decir que nos quedemos mirando pasar los acontecimientos sin defender lo que nos da sentido en la vida. Dos maneras de hacerlo: una es el testimonio y la segunda el pensamiento. El testimonio hasta que hagamos valer de nuevo el «vean como se aman» que era distintivo de las primeras comunidades cristianas; el pensamiento hasta que vayamos restituyendo sus raíces cristianas a todas nuestras instituciones, naturales o políticas: la familia, la escuela, los partidos, la economía… Orar y trabajar, como pedía san Benito a sus monjes. No queda de otra: hay demasiados orates sueltos, vociferando contra Jesús, contra sus ministros y contra sus fieles.

Iglesia perseguida «Estamos ante la lucha final entre la Iglesia y la anti-Iglesia»: Wojtyla ............ p. 3 La advertencia de Cristo se cumple cabalmente día a día ......................... p. 4 ¿Podría el enemigo estar en casa?... p. 5 «El anticatolicismo ha sustituido al antisemitismo»: Messori ........................ p. 6 Seis estrategias contra la Iglesia... p. 7-11

Periodismo Católico


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