798 El Observador de la Actualidad

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El Observador

AÑO 16 No. 798 $10.00 Fundado en 1995

DE LA ACTUALIDAD

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Una invitación de Benedicto XVI: «Invoquemos a los ángeles» «‘Ángel’ quiere decir ‘enviado’. En todo el Antiguo Testamento encontramos estas figuras que, en el nombre de Dios, ayudan y guían a los hombres. Basta recordar el Libro de Tobías, en el que aparece la figura del ángel Rafael, que ayuda al protagonista en tantas vicisitudes. La presencia reafirmante del ángel del Señor acompaña al pueblo de Israel en todas sus circunstancias buenas y malas. En el umbral del Nuevo Testamento, Gabriel fue enviado a anunciar a Zacarías y a María los alegres acontecimientos que están al comienzo de

24 de octubre de 2010

nuestra salvación; y un ángel, del cual no se dice el nombre, advierte a José, orientándolo en aquel momento de inseguridad. Un coro de ángeles trajo a los pastores la buena noticia del nacimiento del Salvador; como también fueron los ángeles quienes anunciaron a las mujeres la noticia gozosa de su resurrección. Al final de los tiempos, los ángeles acompañarán a Jesús en su venida en la gloria (cfr Mt 25,31). Los ángeles sirven a Jesús, que es ciertamente superior a ellos... De hecho, aun en la situación de extrema pobreza y humil-

dad, cuando es tentado por Satanás, Él sigue siendo el Hijo de Dios, el Mesías, el Señor. «Queridos hermanas y hermanos: quitaríamos una parte notable del Evangelio si dejáramos aparte a estos seres enviados por Dios, que anunciaron su presencia entre nosotros y que son un signo de ella. Invoquémosles a menudo, para que nos sostengan en el empeño de seguir a Jesús hasta identificarnos con Él». Palabras pronunciadas durante el rezo del Angelus el domingo 1º de marzo de 2009

Un mensajero de Dios, el arcángel Gabriel, visita a la Virgen María. La Anunciación es una obra de Guido Di Pietro Da Mugello (1400-1455), mejor conocido como Fra Angelico. El presente fragmento se conserva en el Museo del Prado.

Periodismo Católico

¾ PÓRTICO

LOS

ENVIADOS

POR JAIME SEPTIÉN / jaimeseptien@gmail.com

Los ángeles, según el vocablo griego del que procede el nombre, son «enviados» (ángelos). También son los «nuncios». De la palabra griega viene la latina nuntius. Son los enviados, los anuncios de Dios a los hombres. Su característica principal es doble: son seres espirituales y son seres que han sido asignados (por Dios) a cada persona, a cada uno de nosotros Por supuesto que su misterio nos rebasa. Hay unos que dicen que, como no los pueden ver, no existen. Tampoco creo que puedan ver a la justicia. O el amor. Y eso no significa que no existan. Justifica, nada más, la necedad de solamente creer en lo que se ve, se toca, se palpa, se huele o se degusta. También es doble su misión: son enviados con algún mensaje (la Anunciación a María y la Resurrección a las mujeres son los dos más grandes mensajes que han traído los ángeles a la humanidad entera), o son portadores de un servicio divino (cuando concluyeron las tentaciones a Jesús, lo sirvieron: cuando los invoca- La vida es un mos y superamos una ten- don que se tación, nos han servido, conserva por igualmente, a nosotros). En mi familia todas las la misericordia noches rezamos —cada uno de sus miembros— a nues- divina a través tro ángel de la guarda. Le de nuestro decimos «angelito» porque está con nosotros desde ni- ángel ños. Desde el vientre de nuestra mamá (otra razón custodio. para oponerse al aborto). ¿Cuántos favores hemos recibido de él sin saberlo? Yo creo que muchísimos. Cada uno analice su vida actual y vea la cantidad de ocasiones que ha estado en peligro de muerte, mutilación o desamparo. La vida que poseo actualmente no es resultado de «suerte». Tampoco casualidad: es un regalo muy grande. Un don que se conserva por la misericordia divina a través de nuestro ángel custodio. Los santos han logrado ver a sus propios ángeles custodios. Incluso negociando con los ángeles de otros. Nuestra visión es muy limitada porque nuestro amor a Dios es muy limitado. Sin embargo, si invocamos al ángel bueno, va a venir y tendremos vida en abundancia. Si cedemos a la tentación, llegará el ángel caído. Ése nos susurrará al oído que no nos dejemos llevar por la bondad. Que la bondad es enemiga de la alegría. Hacerle caso es hundirse en la muerte.


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