ENTREVISTA
UNA VIDA DE ENTREGA
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El Observador DE
25 de noviembre de 2012
No. 907
ACTUALIDAD
Fundado en 1995
Presenta el Papa libro sobre la infancia de Cristo
Tras las huellas de Jesús de Nazaret
OPINIÓN
EL ARTE DE MENTIR TOMÁS DE HÍJAR ORNELAS, PBRO. PÁGINA 12
E
LAS ELECCIONES Y EL DEBATE POR LA CULTURA
l 20 de noviembre se presentó el nuevo libro de Benedicto XVI La infancia de Jesús, una obra que será publicada en 20 idiomas, 72 países y con una primera edición global de un millón de copias. La obra, de 176 páginas, consta de un prólogo del papa y está di-
JORGE E. TRASLOSHEROS PÁGINA 14
GRAN REPORTAJE
SE DISPARA EL ACTIVISMO HOMOSEXUAL
vidida en cuatro capítulos y un epílogo. Este tercer volumen de «Jesús de Nazaret» sigue al primero publicado en 2007 sobre La vida pública de Jesús y al segundo, publicado en 2011, acerca de La pasión y muerte de Jesús. Es un aporte a la cultura católica.
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En diferentes partes del mundo se han impulsado o se están promoviendo reformas a las leyes para incentivar la unión entre homosexuales.
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PERIODISMO CATÓLICO
AÑO 18
LA
EL OBSERVADOR TROPICAL
Hasta las playas de Quintana Roo llegó El Observador. En la foto, Geidy Pérez Arana, una lectora de Playa del Carmen, lee con atención un ejemplar de este periódico. Para esta empresa editorial es una alegría ver que nuestra finalidad de formar e informar, de crear cultura católica, se proyecta hasta la prelatura de Cancún-Chetumal. (Información y foto de Konate Hernández, corresponsal en Cancún).
TEMA DE LA SEMANA
EL MAL NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA El verdadero cristiano desea y reza constantemente por que se instaure cuanto antes y de manera definitiva el Reino de Dios, mientras que Satanás sigue trabajando con gran ahínco en lo suyo.
CRISTO, REMEDIO PARA LOS JÓVENES
PÁGINAS 4-6
RECONOCE BONO LA LABOR DE LA IGLESIA PÁGINA 14
PÁGINA WEB
elobservadorenlinea.com
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$10.00
PÓRTICO Por Jaime Septién
jaimeseptien@elobservadorenlinea.com
No condenar
D
urante mi doctorado en Madrid, tuve un profesor comunista que se burlaba de la Iglesia a troche y moche. Pero cuando llegaba a hablar de Juan XXIII, invariablemente decía que ese Papa si era creyente, porque si no lo fuera, no habría nunca convocado al Concilio Vaticano II. El Papa Juan creía en la Providencia. Y se atrevió a lanzar la iniciativa del concilio no porque fuera un revolucionario, sino porque era profundamente conservador. Sabía muy bien que los verdaderos progresistas son los grandes conservadores: los que ven adelante desde la raíz. Las reformas radicales nunca han tenido sentido. La visión de Juan XXIII y de Pablo VI fue la misma: la Iglesia tiene que ver al mundo y dejar a un lado la noción simplista y un poco burocrática de que es el mundo el que está obligado a ver a la Iglesia. Hay un tema fundamental que, yo creo, marca el «espíritu» del Vaticano II: la ausencia de condenas. Unos días antes de la apertura del concilio, 1962, al Papa Juan le fue comunicado que tenía cáncer. Nombró a su confesor, monseñor Cavagna, asesor en los trabajos previos y en las primeras sesiones del concilio. Una ocasión le llevó un borrador y el Papa sacó su regla de doble decímetro. Midió la longitud de condenas y de alabanzas que el borrador contenía. Y le dijo a monseñor Cavagna: --Aquí se contienen quince centímetros de condenas y sólo dos de alabanzas. ¿Así es como vamos a entendernos con el mundo? Ni condenar ni hacernos víctimas. El mundo espera de nosotros lo que Dios espera de nosotros: avanzar en el amor. Hubo un concilio ecuménico hace 50 años. Y ésa fue su consigna. Hoy debemos, todos, volverla a poner en práctica.
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