Elogio a la sombra N°1 Marzo 2015

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ELOGIO A LA SOMBRA Publicación libre – n°1 – Marzo 2015 - www.issuu.com/elogioalasombra

“Al principio, hubo momentos en que pensé que todo había sido un sueño. Luego se convirtió en algo perdido. Ahora es una mirada, luchando por salir a la oscuridad, como un nacimiento. Tú no tienes derecho a mantener encerrada esa mirada”.

La mirada de Ulises, de Theo Angelopoulos

Ya lo decía Sartre, nadie puede permanecer ajeno al mundo, ni a sus tragedias, porque ahí donde nos escondamos, la realidad nos irá a buscar, y nos tendremos que comprometer con el barro de la historia. Las voces marginadas por el “discurso oficial” no pueden permanecer escondidas bajo el poderío de los otros, bajo la superficialidad luminosa. En cada uno hay una mirada que debe revelarse, en total libertad. En esta sociedad enajenada, en que todo tiende a la exposición y la velocidad, a comercializarse, elogiar a la sombra y a la lentitud se hace vital, así como recobrar el ritmo de la aldea y aprender a respirar. Esta publicación solo quiere ser brisa fresca, y llegar a ti para tu ocio pensante, reflexivo, quizás, y recordarte que ya es tiempo de que hables, y digas tus propias palabras, porque somos responsables de todo, incluso de lo que aceptamos, y somos libres de elegir, y esta libertad es también nuestra responsabilidad. N.D.

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Talca, comuna de Santiago por MG Talca ya es un pequeño Santiago, en el mal sentido, el verdadero: Una ciudad plagada de autos y gente estresada, con la mentalidad de un ser prepotente y machista. El cambio que hemos visto en nuestra ciudad en tan pocos años, en donde el capitalismo ha destruido la identidad de la ciudad, en complicidad con los que se creen dueños del país y de las autoridades locales, produce una pena profunda y un sentimiento de abandono a los ciudadanos de a pie. ¿Dónde está el Teatro Oriente? Respuesta: Convertida en “playa” de estacionamientos de buses, y oficinas. ¿Dónde está la Plaza Cienfuegos? Respuesta: Convertida en una plaza de cemento, que se asemeja a un Terminal de Buses. Se construyen más y más calles, pero, díganme ¿dónde están las plazas? La sociedad del cansancio solo quiere más productividad, más ganancia, más velocidad. La sociedad actual agota y aburre a la gente, ofreciéndoles “progreso” material y adrenalina de estúpidos. Yo no quiero más calles, quiero más áreas verdes. Botado está el parque que se ubica entre las poblaciones “Brilla El Sol” y la “Costanera”. Botada está la ribera del Río Claro. Talca, vives tapada por el cemento del “progreso”, y ya no tienes identidad, ni paz, ni compromiso con tu pueblo. Talca, ya no tienes memoria. Fuiste cómplice y víctima de los buitres inmobiliarios que olfatearon la sangre de tu adobe. Talca, te vendiste al mejor postor. Talca, comuna de Santiago.

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“El maratonista”, por Kimche Panchito es un viejo maratonista que por azar, siendo apenas un estudiante, se inició en el deporte de las carreras de larga distancia ayudando a su padre, dueño de un puesto de diarios y revistas, en aquellos tiempos heroicos en que una vez abierto el kiosco, se vendían rápidamente los diarios populares, con su casi sangrante cortejo de fúnebres noticias e infaltables desnudos femeninos, en posturas que espantaban a nuestras abuelas, pero que hacían las delicias del gremio de maestros de la construcción. Quedaba luego la prensa seria, la de los negocios de las grandes empresas y personajes de otro planeta social que, con solemne y acicalada estampa daban vida a las páginas del alto mundo. Esa había que entregarla directamente en oficinas y domicilios particulares. Tarea que realizaba Panchito, corriendo con notable energía por calles y más calles de la ciudad para cumplir en tiempo y seguridad con la entrega de los periódicos. Fue así como nació su gusto por las carreras callejeras, empezando a competir, al principio, en torneos locales. Luego en competencias de convocatoria nacional. No fue entonces un corredor destacado, en cuanto a rendimientos que le permitieran una proyección en el plano del atletismo, pero sí obtuvo el reconocimiento a su esfuerzo y tenacidad como deportista. Constancia de lo cual guarda Panchito en los muros de su dormitorio, donde innumerables diplomas certifican su participación y por ahí, un par de primeros lugares en competencias de la región… Ahora, ya en los cuarenta años, se ha propuesto correr la maratón de su vida: Cuatro mil y tantos kilómetros… ni más ni menos.

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Y partiendo de Talca, unir todo el país, de Arica a Punta Arenas, en una inédita misión de hermandad y difusión de los beneficios que, a la salud del sedentario varón de nuestros días, entrega la práctica del atletismo. Tal es su propósito Así decidido, preparó la aventura con elemental planificación durante un par de semanas y, una vez resueltas las dudas de su puesta en acción, dio inicio a su hazaña. Anteayer en la mañana, en medio de aplausos y voces de aliento, con presencia de familiares y amigos, radios locales y el canal regional de televisión, en ejercicio de precalentamiento inició una suave caminata, dio entrevistas y posó para las fotografías de rigor. Y una vez temperadas musculatura y mente, tomó la calle central y se dirigió trotando hacia la carretera, entre bocinazos de despedida y el estimulante ladrido de una nutrida comitiva de perros vagos, que lo acompañó durante un par de cuadras, para luego cambiar de rumbo y salir en persecución de un aterrado ciclista que tuvo la desventura de cruzarse en el camino de la jauría. Panchito llegó a Santiago al atardecer y, tal como había presupuestado en el momento en que hizo arqueo de sus no muy abundantes recursos monetarios, se alojó en un modesto hotel en el sector sur de Estación Central, lugar desde donde luego pensaba ingresar a la carretera principal y desde allí enfilar su trote en dirección al norte, hasta llegar al mismísimo Morro. Tal vez su desconocimiento de ciudad y gentes fue una falla no contemplada en su programa. O quizás haya sido un exceso de confianza en el género humano que prolifera en aquella urbe, como suele acontecerle a todo buen provinciano que osa aventurarse en esa especie de jungla que la geografía identifica como capital del territorio. El caso es que aconteció que, en plena madrugada, el hotel fue asaltado por una banda de maleantes y a él le robaron la ropa, el dinero y un par de zapatillas, diseñadas para atletas de alto rendimiento e importadas especialmente para la

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gran prueba. Perdió así el total de sus pertenencias, bienes que portaba en una mochila. Una radio informa esta tarde que el maratonista viene trotando de regreso a Talca, con un ojo en tinta, un par de moretones en el cuerpo y unas costillas un tanto magulladas… pero entero de alma e inquebrantable en su propósito. Aun cuando su planes tendrán una leve modificación, pues ahora , una vez recuperado de los efectos de la golpiza recibida al intentar defenderse del asalto en el hotel, tomará la ruta hacia el Sur, hasta alcanzar Punta Arenas y desde allí, Dios mediante, regresar vía aérea a Santiago, desde cuyo aeropuerto iniciará de inmediato la segunda etapa de su odisea. Pero no todo ha sido tragedia. Porque Panchito vuelve con un flamante equipamiento de marca: buzo, zapatillas, mochila y un cronómetro suizo, elementos obsequiados por el gremio de suplementeros de la capital más un aporte en efectivo de ciento cincuenta mil pesos, producto de una colecta interna, que sus colegas le entregaron en compensación a la dura experiencia que allí le tocó vivir… La radio emisora ha invitado a la ciudadanía a volcarse a las calles para recibir a este auténtico héroe del deporte local, que hace ya media hora ha marcado su paso por Curicó. En tanto, el alcalde de la ciudad y el concejo municipal en pleno, lo esperan en la Plaza de Armas, lugar donde será declarado Hijo Ilustre de la Comuna. Se comenta que, además, el alcalde aprovechará la ocasión para lanzar su programa estrella: “Porotos con rienda”, una serie gratuita de cursos y talleres de cocina para dueñas de casa, proyecto que incluye el regalo de ollas y sartenes y que se orienta a los sectores populares de la comuna… A todo esto, no se descarta el probable anuncio de su candidatura a diputado para las próximas elecciones del parlamento nacional. FIN

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ÍTACA de Constantino Kavafis Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca desea que el camino sea largo, pleno de aventuras, pleno de conocimientos.

A los Lestrigones y a los Cíclopes, al irritado Poseidón no temas, tales cosas en tu ruta nunca hallarás, si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga. A los Lestrigones y a los Cíclopes, y al feroz Poseidón no encontrarás, si dentro de tu alma no los llevas, si tu alma no los yergue delante de ti.

Desea que el camino sea largo. Que sean muchas las mañanas estivales en que con cuánta dicha, con cuánta alegría entres a puertos nunca vistos: detente en mercados fenicios, y adquiere las bellas mercancías, ámbares y ébanos, marfiles y corales, y perfumes voluptuosos de toda clase,

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cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos; anda a muchas ciudades Egipcias a aprender y aprender de los sabios.

Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca. Llegar hasta allí es tu destino. Pero no apures tu viaje en absoluto. Mejor que muchos años dure: y viejo ya ancles en la isla, rico con cuanto ganaste en el camino, sin esperar que riquezas te dé Ítaca.

Ítaca te dio el bello viaje. Sin ella no hubieras salido al camino. Otras cosas no tiene ya que darte.

Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado. Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta, ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.

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De “El Jardín del Profeta”, de Khalil Gibran

Amigos míos y compañeros de ruta, compadezcan a la nación que está llena de creencias y vacía de religión. Compadezcan a la nación que viste telas que no ha tejido, come un pan que no ha cosechado, y bebe un vino que no ha emanado de su propio lagar. Compadezcan a la nación que aclama al matón como héroe, y que considera bondadoso al resplandeciente y despiadado conquistador. Compadezcan a la nación que desprecia las pasiones cuando duerme, pero que, al despertar, se somete a ellas. Compadezcan a la nación que no levanta su voz sino cuando camina en un funeral, no se jacta sino en medio de sus ruinas, y no se rebela sino cuando tiene el cuello entre el hacha del verdugo y el patíbulo. Compadezcan a la nación cuyo estadista es un zorro, cuyo filósofo es un estafador, y cuyo arte es el de remendar e imitar. Compadezcan a la nación que da la bienvenida a su nuevo gobernante con fanfarrias, y lo despide con abucheos, sólo para dar la bienvenida a otros con fanfarrias de nuevo. Compadezcan a la nación en que los sabios son mudos cargados de años y cuyos hombres fuertes aún están en la cuna. Compadezcan a la nación que está partida en pedazos, y en el cual cada pedazo se considera a sí mismo una nación.

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Byung-Chul Han, Entrevista (Parte I), Una introducción

Conocer la filosofía de Byung-Chul Han, comprometida con su tiempo, se hace imprescindible en esta época de decadencia en todo ámbito. La asfixiante competencia laboral, el exhibicionismo digital y la falaz demanda de transparencia política son los males contemporáneos analizados en su obra. En esta primera parte, a modo de acercamiento, se comparte una entrevista a su persona, realizada en Berlín el año 2014, por Francesc Arroyo, para Diario El País: Byung-Chul Han nació en 1959 en Seúl y allí estudió metalurgia. Pronto llegó a la conclusión de que aquella carrera no le interesaba. Decidió instalarse en Alemania y estudiar literatura, aunque acabó interesado en la filosofía. En 1994 se doctoró por la Universidad de Múnich con una tesis sobre Martin Heidegger y poco después se estrenó como profesor universitario. Actualmente enseña Filosofía en la Universidad de las Artes de Berlín. Es autor de más de una decena de títulos, de los cuales se han traducido al español, “La sociedad del cansancio”, “La sociedad de la transparencia”, “La agonía del Eros”, “En el enjambre” y “Psicopolítica”. En ellos analiza los males del presente: el hombre contemporáneo, sostiene el filósofo, ya no sufre de ataques virales procedentes del exterior; se corroe a sí mismo entregado a la búsqueda del éxito. Un recorrido narcisista hacia la nada que lo agota y lo aboca a la depresión. Es la consecuencia insana de rechazar la existencia del otro, de no asumir que el otro es la raíz de todas nuestras esperanzas. Más aún, solo el otro da pie al eros y es precisamente el eros el que genera el conocimiento. A diferencia de lo que ocurría en tiempos pasados, cuando el mal procedía del exterior, ahora el mal está dentro del propio hombre, subraya Han: “La depresión es una enfermedad narcisista. El narcisismo te hace perder la distancia hacia el otro y ese narcisismo lleva a la depresión. Dejamos de percibir la mirada del otro. En uno de los últimos textos que he escrito

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insisto en que el mundo digital es también un camino hacia la depresión: en el mundo virtual el otro desaparece”. ¿Hay posibilidades de vencer ese estado depresivo? “La forma de curar esa depresión es dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia”, sostiene. “Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos”. Para precisar lo que sugiere recurre a Jean Baudrillard: el enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin embargo, “la violencia, que es inmanente al sistema neoliberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer”. La interiorización del mal es consecuencia del sistema neoliberal que ha logrado algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque esta ha sido interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda del éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los nuevos males? No es fácil, dice. “La decisión de superar el sistema que nos induce a la depresión no es cosa que solo afecte al individuo. El individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia”. Retomando la idea hegeliana de la dialéctica del amo y del esclavo, Byung-Chul Han denuncia que “el esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento”. Y lo ha hecho a cambio de un modo de vida escasamente interesante, “la mera vida, frente a la vida buena”, dice, casi pura supervivencia. A cambio de eso, el hombre cede su soberanía y su libertad. Pero lo más llamativo es que el propio amo ha renunciado también a la libertad al convertirse en explotador de sí mismo. Ha interiorizado la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. “Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neoliberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neoliberalismo, trabajo significa realización personal u optimización

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personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una autoexplotación voluntaria. Vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación”. El hombre se ha convertido en un animal laborans, “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso. (Continua en la próxima publicación)

Junkopia (I), por Matsúo Barsa El río cristalino. Una rata cruza Nadando. • Encierras un grillo En tu pieza. Apagas la luz Y esperas que brote Pasto de las murallas. • No sé Si quedarme quieto Esperando a que las cosas Lleguen o saber que soy Yo lo que tuvo Que pasar.

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La necedad de mi celda

Templo bizarro de mi voraz mirada Donde yace la paz que siempre ansío Culpable soy al dar sus coordenadas Donde la pereza de mis manos juega A ser artista de dibujos que no me reconocen La mirada de reojo del mago de oriente Que todo lo reverdece con el horizonte En su otro ojo… La mirada ingenua del perro café Que corre sobre la máquina de trotar Sin saber que está atado a ella La mirada intrigante del investigador Que busca la verdad sobre el don que padezco ¡Ah! Y la mujer de frágil y delicada silueta De camisón celeste y de cabellos claros Emulando a los trigales maduros que mecen Su plácido sueño en su lecho de pared Como aquel puente colgante sin principio Ni final menos con ciudad anterior o posterior Y los mártires clavos ácidos por doquier A la pared que sostienen a esos bolsos Que nunca salen de viajes… Delatan el olvido que padezco.

ROME

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