ELOGIO A LA SOMBRA Publicación libre – n°2 – Abril-Mayo 2015 - www.issuu.com/elogioalasombra
...esta tarde caminaré por los huertos, por los campos. Los edificios de la universidad desaparecen detrás de mí, tras los huertos. ¿Por qué debería sentarme y escuchar a estos catedráticos? De pronto, siento un odio extraño hacia estos edificios, estos auditorios, las estructuras del ejército. Sospecho que los odio porque no tengo suficiente voluntad para abandonarlos. No de inmediato. ...estoy aquí sentado en un café tomando vino dulce del Rin y pienso: ¿qué mierda estoy haciendo? ¿Para qué necesito un título? No he escuchado ni una frase en todas estas clases que pueda inspirarme un solo verso. …leo mucho. Escucho mucho. Pienso mucho. Pero es tan poco lo que queda. Los libros que leo, sus tramas y sus protagonistas, desaparecen. Las lecciones en la universidad, que al comienzo me impresionaron tanto, ahora se marchitan… Nombres de personas, de libros, de ciudades. Ya están desapareciendo. Todo lo que veo, leo o escucho, se conecta o traduce en estados de ánimo, fragmentos de los alrededores, colores. Para mí todo es un estado de ánimo, y si no, simplemente nada.
de Ningún lugar adonde ir, Jonas Mekas.
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Educarse a lo perro, por Juan Guillermo Tejeda (8-4-2012 – Las últimas Noticias)
Exiliado después de la revolución francesa, el joven profesor Joseph Jacotot fue invitado en Lovaina a dar clases de francés a unos jóvenes que sólo hablaban flamenco. Ni él era capaz de hablar o entender esa lengua, ni sus jóvenes alumnos el francés. Se le ocurrió entonces a Jacotot pasarles a sus estudiantes un libro de Fénelon, el Telémaco, en edición bilingüe. Los alumnos hicieron copias, leyeron como pudieron y fueron invitados luego a escribir sus experiencias en francés. Se suponía que, huérfanos de toda explicación, lo harían muy mal, atrozmente. Pero no. Cada cual logró, a su manera y sin ayuda del profesor, a lo perro, expresarse en lengua francesa. Jacotot estimó que el buen resultado se debía precisamente a la ausencia de un profesor explicativo. Los humanos tenemos, según había comprobado este profesor, un modo autónomo y primario de aprender, algo que funciona sin colegios ni profesores ni métodos pedagógicos. Y los profesores, por lo general, lo que consiguen con su presencia y sus métodos es retardar el aprendizaje, frenar la libertad y por así decirlo el emprendimiento autoformativo de cada alumno, e instaurar una serie de ficciones parasitarias. En los colegios chilenos se insiste mucho en que los niños deben leer, lo que lleva a que éstos lean por obligación, mientras se concentran en el funcionamiento de smartphones y computadores. Lo propio del profesor explicativo es torcer la voluntad de aprendizaje de los estudiantes. ¿Quieres saber cómo funciona el aparato reproductor de las personas? Pues no, aprenderás los volcanes. ¿Te interesa la música? Nada de eso, poesía barroca. La idea tan extendida de que la gente necesita un profesor que le explique un libro, una película, un cuadro, un acontecimiento histórico, es falsa según la pedagogía de Jacotot. Todos sospechamos que el 90 por ciento de la enseñanza de colegios y universidades es basura, pero seguimos adelante con el resumen, el
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control de lectura, el trabajo, la prueba, el examen, todo ello no para saber más, sino para obtener una nota. El sistema educacional permite tener a los jóvenes inmovilizados en unos espacios absurdos, las salas de clases, y faculta al profesor para establecer falsas jerarquías de niños y niñas más inteligentes, o menos. Jacotot dice que a la hora de aprender algo que de verdad queremos todos los seres humanos somos igualmente inteligentes. Anhelamos más educación, y de mejor calidad, para todos. Es lo justo. Pero la educación no es algo que unos profesores nos hacen, sino, por el contrario, un proceso que cada cual lleva incesantemente a cabo por su cuenta, en plena libertad, sin más método que el gusto, la intuición, el cosquilleo de dominar algo que no sabíamos.
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de “El Buscador”, de Mario Corradini El desafío es hacer la experiencia del mundo en el mundo, sin escaparte del mundo. El desafío es andar el camino hacia uno en uno. El desafío es crecer, mientras vas hacia el ser verdadero que habita en ti. Crecer quiere decir ampliar tu visión de la realidad, dejar atrás tus viejas creencias y liberarte del sufrimiento inútil. Para lograrlo no se precisa del culto a la personalidad, ni a la tuya ni a la de nadie, porque no es la personalidad la que debe crecer, sino la persona. Tampoco necesitas adorar imágenes ni repetir palabras que no comprendes. Ni siquiera debes buscar en los laberintos de la fe, porque no se trata de creer o no creer, sino de crecer. En el camino hacia ti no se precisan maestros espirituales, en todo caso hacen falta compañeros de viaje, espejos en los que reflejarte, amigos de vida, estudiantes permanentes de sí mismos. Por eso acepta que alguien pueda señalarte un camino pero no dejes que te imponga un camino como si fuera el único. El desafío es crecer en un planeta que, a su vez, quiere crecer. Un planeta donde aún los que te rodean están haciendo su experiencia. Sin importar tu juicio, ellos también crecen, aunque no se den cuenta o aunque sus intereses vayan en una dirección que no es la tuya. El desafío es hacer la experiencia del mundo, ampliar tu visión de la realidad y liberarte del sufrimiento inútil. El desafío es crecer buscándote, encontrándote y aceptándote en la vida de todos los días. El desafío es tener los pies en la tierra y la mirada libre de todo mal.
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CÉLIBE de Los Animales del Bosque En el Olimpo un niño mata a un perro y las nubes siguen bailando butho mientras el firmamento florido se paraliza por miedo a la coexistencia y al anonimato
En la Tierra un pez destruye un punto de fuga donde una estrella acuática en su enfermedad caleidoscópica delata la presencia de un mosquito engullido en el instante en que esta vuelve a su quietud inicial sanada por la medicina natural del tiempo
En el Inframundo un perro mata a un niño justo donde el vórtice mundano se encuentra con el Olimpo de nuevo, el borde donde decanta la negrura azumagada del horizonte nocturno Abraxas
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En el cuerpo humano un estallido genital se funde en secreto en su resistencia célibe, desde el nacimiento hasta la negación de pertenecer a un grupo especista, traidor.
En el cuerpo animal que yace muerto sobre un quincho descansa la grata creencia de un mesías curtido de resiliencia o un resuello, opaco de timidez y humildad espiral, humana por lo tanto mentirosa al fin y al cabo.
Bajo tierra, en el lecho de muerte irónicamente vuelvo a ser parte de la vida sin la intervención de mi torpe intelecto, convertido en un bioma, colonizado por comunidades que encuentran la razón pura de mi existencia mitigando el dolor de los tarascos del perro al cual yo también mordí.
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dibuje aquí…
Junkopia (II), por Matsúo Barsa Una tormenta Se desata entre los cerros Y no hay nadie para Mirarla. • Un batallón De zancudos sobrevuela Este charco de agua Estancada.
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Byung-Chul Han, Entrevista (Parte II), Una introducción Conocer la filosofía de Byung-Chul Han, comprometida con su tiempo, se hace imprescindible en esta época de decadencia en todo ámbito. La asfixiante competencia laboral, el exhibicionismo digital y la falaz demanda de transparencia política son los males contemporáneos analizados en su obra. En esta segunda parte (ver la primera parte en número anterior), se comparte el fragmento final de una entrevista a su persona, realizada en Berlín el año 2014, por Francesc Arroyo, para Diario El País: Han encuentra la solución en el amor. Hay que negar el presente represivo y aceptar la existencia del otro y, de su mano, la posibilidad del amor. “el eros es la condición previa del pensamiento. Sin el deseo hacia un ser amado que es el otro, no hay posibilidad de filosofía”. Hay una relación directa entre eros y logos que pasa por descubrir al otro. Sin eso no hay posibilidad de verdad. El eros tiene una relación vital con el pensar. El logos sin eros sería pensamiento puro. Así termina La agonía de Eros, recuerda: “El pensamiento en sentido enfático comienza bajo el impulso de eros. Es necesario haber sido amigo, amante para poder pensar. Sin eros, el pensamiento pierde la vitalidad y se hace represivo”. “Siempre se había pensado que el eros estaba excluido, pero es condición para el pensamiento”, insiste. “Es el amigo el que introduce una relación vital que hace posible el pensar”. Por el contrario, “la falta de relación con el otro es la principal causa de la depresión. Esto se ve agudizado hoy en día por los medios digitales, las redes sociales”. La soledad, la incapacidad para percibir al otro, su desaparición.
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En realidad, el conjunto de la vida social se convierte en mercancía, en espectáculo. La existencia de cualquier cosa depende de que sea previamente “expuesta”, de “su valor de exposición” en el mercado. Y con ello “la sociedad expuesta se convierte también en pornográfica. La exposición hasta el exceso lo convierte todo en mercancía. Lo invisible no existe, de modo que todo es entregado desnudo, sin secreto, para ser devorado de inmediato, como decía Baudrillard”. Y lo más grave: “La pornografía aniquila al eros y al propio sexo”. La transparencia exigida a todo es enemiga directa del placer que exige un cierto ocultamiento, al menos un tenue velo. La mercantilización es un proceso inherente al capitalismo que solo conoce un uso de la sexualidad: su valor de exposición como mercancía. Lo propio ocurre en la exigencia de transparencia en la política: “La transparencia que se exige hoy en día de los políticos es cualquier cosa menos una demanda política. No se pide la transparencia para los procesos de decisión que no interesan al consumidor. El imperativo de transparencia sirve para descubrir a los políticos, para desenmascararlos o para escandalizar. La demanda de transparencia presupone la posición de un espectador escandalizado. No es la demanda de un ciudadano comprometido, sino de un espectador pasivo. La participación se realiza en forma de reclamaciones y quejas. La sociedad de la transparencia, poblada de espectadores y consumidores, es la base de una democracia del espectador”. La exigencia de transparencia, acompañada del hecho de que el mundo es un mercado, hace que los políticos no acaben siendo valorados por lo que hacen, sino por el lugar que ocupan en la escena. “La pérdida de la esfera pública genera un vacío que acaba siendo ocupado por la intimidad y los aspectos de la vida privada”, afirma. “Hoy se oye a menudo que es la transparencia la que pone las bases de la confianza. En esta afirmación se esconde una contradicción. La confianza solo es posible en un estado entre conocimiento y no conocimiento. Confianza significa, aun sin saber, construir una relación positiva con el otro. La confianza hace que la acción sea posible 10
a pesar de no saber. Si lo sé todo, sobra la confianza. La transparencia es un estado en el que el no saber ha sido eliminado. Donde rige la transparencia, no hay lugar para la confianza. En lugar de decir que la transparencia funda la confianza, habría que decir que la transparencia suprime la confianza. Solo se pide transparencia insistentemente en una sociedad en la que la confianza ya no existe como valor”. Y se ha diluido también la “verdad”, porque en la sociedad de la transparencia lo que importa es la apariencia. En la antigüedad, lo importante era el ser, pero el capitalismo impuso el tener. En la actual sociedad del espectáculo, sin embargo, domina la importancia del parecer, de la apariencia. Así lo resume Han: “Hoy el ser ya no tiene importancia alguna. Lo único que da valor al ser es el aparecer, el exhibirse. Ser ya no es importante si no eres capaz de exhibir lo que eres o lo que tienes. Ahí está el ejemplo de Facebook, para capturar la atención, para que se te reconozca un valor tienes que exhibirte, colocarte en un escaparate”. Y el mundo de la apariencia se nutre de las aportaciones de los medios de comunicación. Pero hay una gran diferencia entre el saber, que exige reflexión y hondura, y el conocer, que no aporta verdadero saber. “La acumulación de la información no es capaz de generar la verdad. Cuanta más información nos llega, más intrincado nos parece el mundo”. •
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Tarde Azul El cielo entrĂł por la ventana Los objetos navegaron Como estrellas En el violeta de la tarde.
Calle Tres Norte Por tu cuerpo se pasea un silencio antiguo como aquel de mi infancia. Ese de las tardes de estĂo de ventanas entornadas de pĂĄjaros callados. Silencio dominguero como de ciudad abandonada.
Amparo Pozo
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