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El acoso continúa; la libertad peligra

ElPeriódico y su fundador, periodista José Rubén Zamora, han atravesado por momentos difíciles a lo largo de su historia. Allanamientos, acoso fiscal, amenazas, cerco comercial y todo tipo de presiones del poder político son parte de los capítulos que este medio ha tenido que enfrentar para cumplir con su función de informar y fiscalizar a un poder público cada vez más corrupto.

Sabedores de la situación nacional, de la pobreza generalizada, de la falta de atención de los diferentes gobiernos ante las permanentes crisis en educación, salud, seguridad, infraestructura y demás, decidimos desde el 6 de noviembre de 1996 convertirnos en un medio que fuera más allá de la información cotidiana para trabajar en la fiscalización de Estado y la denuncia sobre las estructuras criminales que operan en el país.

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No ha sido tarea fácil. Mantener el compromiso con la democracia, nuestros lectores y Guatemala en general, ha tenido un costo demasiado alto. El sistema antidemocrático y corrupto que domina hoy en día el país es implacable y no le basta haber encarcelado a nuestro fundador inventando un caso hasta llevarlo a un tribunal inquisidor, sino que aumenta la presión hacia este medio independiente que, sin duda, le resulta incómodo.

La “cleptocracia” y el “narcoestado” quieren silenciar a la prensa, específicamente a aquellos medios que denuncian, revelan y muestran lo que está sucediendo en el país. Tienen todo el poder posible: controlan las instituciones, tienen a su servicio la justicia y han creado una amalgama de poder como no se ha visto antes en nuestra historia reciente. No hay una dictadura personal, pero hay algo que puede incluso resultar peor, pues han creado una “dictadura de sistema” en la que no importa quien gobierne, el poder sigue en manos de las mafias.

Esas fuerzas oscuras y oscurantistas no cesan en su acoso a elPeriódico, porque no soportan que se haya dejado al desnudo la forma en que se viene destrozando nuestra democracia.

Ha existido un acoso permanente del MP en torno al personal administrativo del diario y el caso de los nueve periodistas “investigados” por el ente encargado de la persecución penal no hace más que mostrar que para el sistema no hay Constitución ni leyes que respetar, más que la ley no escrita por la tiranía, que la retuerce y aplica a todos los que se oponen a su caminar implacable.

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