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Un pacto electoral promovido por un TSE sin credibilidad

Veintisiete de los 30 partidos políticos habilitados para participar en las próximas elecciones suscribieron ayer un pacto electoral para promover el desarrollo “en paz” del proceso electoral, basado, según la letra muerta del documento, en “principios democráticos”, para promover “la ética, la moral y la responsabilidad”.

En el papel, es plausible un documento con fines tan elevados e indispensables para consolidar cualquier democracia. Sin embargo, en Guatemala y con el actual Tribunal Supremo Electoral (TSE), la firma de un pacto de esta naturaleza parece una burla más para los guatemaltecos, que han visto el opaco actuar de las autoridades, al extremo de provocar una serie de críticas a causa de la incertidumbre provocada.

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Todos los grupos de observación electoral independiente se han manifestado en contra de la opacidad y parcialidad con que se han manejado los magistrados, principalmente en la “selección” de candidatos a los que se deja participar y a los que se les niega la inscripción por el hecho de ser opositores al sistema político imperante.

También los países amigos han expresado sus dudas sobre este tema y han expuesto públicamente la imperiosa necesidad que hay de que las elecciones se desarrollen de manera limpia y se respete la voluntad popular.

La exclusión de dos binomios presidenciales (Podemos y MLP) y al menos un diputado opositor (Aldo Dávila), contrastan con el beneplácito de los magistrados para inscribir a otros binomios con candidatos con impedimentos constitucionales (Valor-PU y UNE). Esto se ha denunciado nacional e internacional.

Tampoco hay que olvidar la negativa de los magistrados a reunirse con los embajadores del llamado G13, que reúne a países y organismos cooperantes. Esa actitud fue calificada por analistas como una falta de respeto para representantes de naciones amigas que, además, envían observadores al proceso electoral.

El documento habla de una “cultura de paz”, pero al parecer ignora el TSE que para construir esta, es necesario que la labor principie por la cabeza, las autoridades, que obligatoriamente deben trabajar por el bien común, porque eso se ha perdido desde hace mucho tiempo.

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