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Coyuntura peligrosa

“NO IMPORTA EL COLOR DEL GATO, SIEMPRE QUE CACE RATONES”. –DENG XIAOPING (1904–1997), TARDÍO RIVAL Y SUCESOR POLÍTICO DE MAO, ARQUITECTO DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CHINA.

La incompatibilidad entre Autocracia y Democracia se manifestó desde el inicio de la Historia con el enfrentamiento entre Esparta y Atenas, confrontación que terminó destruyendo a la Grecia clásica y que dió lugar, eventualmente, al surgimiento de la expansiva República Romana. Los simpatizantes de la Autocracia, creyentes en la necesidad de un líder máximo presidiendo sobre una estructura jerárquica rígida, apologistas de la imposición de su ortodoxia sobre la supuestamente ineficaz –y difícil–construcción de consensos públicos; y enfermizamente obsesionados con la creación de un sistema de coerción social eficaz, siempre han considerado a la democracia como una amenaza existencial. La libertad que emblematiza la democracia, con todo y sus pecados e imperfecciones, ha sido siempre “un mal ejemplo” para pueblos sometidos por autócratas. Esa es la razón de fondo del asalto de Putin sobre Ucrania. Es peligroso para el gobierno ruso tener un vecino –y cercano pariente– que viva en libertad y que con su progreso material, evidencie la conveniencia –a largo plazo y para una creciente mayoría– de vivir a su amparo. La “coexistencia pacífica” sólo es tolerada por las autocracias, por consiguiente, en tanto perciban la imposibilidad de derrotar militarmente a sus rivales y cualquier signo de debilidad es tentación, casi incontrolable, de asestar un golpe “preventivo”. En el mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial, fue el espectro de la “mutua destrucción asegurada”, lo único que realmente inhibió a la antigua Unión Soviética de intentar el definitivo “desenlace de la Historia” frente a las democracias capitalistas. Pero la desproporcionada prosperidad económica de Occidente –y su concomitante superioridad tecnológica y militar– pronto evolucionó hacia un equilibrio geoestratégico caracterizado de manera más exacta por la “destrucción asimétrica asegurada”. Es decir, en una casi impensable confrontación nuclear, todo el mundo sufriría pérdidas abominables e injustificables, pero Occidente, a diferencia de sus oponentes, sobreviviría para intentar de nuevo “el vuelo del Fénix”. En otras palabras, para Rusia, una confrontación nuclear con “Occidente” es equivalente a un suicidio colectivo que a la postre resultaría estéril. Para las democracias, ese cuadro sigue siendo el de una muy gravosa victoria pírrica, una que hay que tratar de evitar, mientras sea posible, a casi cualquier costo...

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Lacuerda

A TODAS ESTAS COSAS Y OTRAS MÁS, LO QUE ALGUNOS ACADÉMICOS

Los chats virtuales son riquísimos para medir cómo pensamos y reaccionamos las personas que interactuamos a través de ellos. Recientemente en uno del que soy parte se socializó un video de una persona que hace una reflexión en el marco de elecciones generales, a propósito de que andamos en esas por estas tierras. En dicho video la persona manifestaba que ante los políticos no debemos seguir pidiendo “ayudas” para resolver nuestros problemas, si no más bien, condiciones favorables, o sea, políticas eficientes y eficaces para no tener los problemas que tenemos, así como dejar de estar agradeciendo, ni aplaudiendo, por los proyectos o programas que se implementan porque eso es su obligación. El influencer reta a los políticos a usar, para sus hijos e hijas y demás familia, los sistemas públicos de educación, salud, transporte, etc. que tanto dicen en sus discursos van a “transformar”, y que dejen de estar construyendo un país para ellos y otro para la población en general. Esta persona termina diciendo que los y las ciudadanas no debemos seguir mendigando a la clase política lo que por derecho nos corresponde y le exige a dicha clase no seguir abusando de la ignorancia de la población. La persona en cuestión dice todo esto con mucha vehemencia, es evidente que lo hace con la fuerza que sale cuando se conecta el corazón con la razón, por algo se ha de llamar co-razón ese órgano. Luego, en el chat que les comentaba, la gente reaccionó diciendo que no se permitía “nada de política, ni de religión, ni de otra cosa que no tuviera que ver con problemas de su comunidad”, como si todos esos problemas no fueran políticos. Pero el mensaje que más me llamó la atención era uno que decía “no es necesario estar pasando videos educativos para redundar en una temática por demás trillada”; y ese comentario me hizo pensar en esa frase que en La Cuerda hemos acuñado “hasta que la dignidad se nos haga costumbre”.

Porque puede ser cierto que esta muy trillado hablar de esas cosas, pero necesitamos volver a conectarnos y sentirnos como sujetos políticos con derecho a tener una vida digna y justa en donde todo trabajo que hagamos – hombres y mujeres- sea reconocido y remunerado adecuadamente, es decir que garantice, por lo menos, la canasta básica vital, y que podamos retirarnos con una jubilación que nos permita vivir dignamente; a un transporte público que nos permita poder salir a las 8 de la mañana de nuestras casas, con asientos cómodos, sin “música” invasiva y con un piloto que respeta todas las señales viales y que sobre todo sea consciente que transporta a seres humanos; a tener aceras adecuadas donde poder caminar sin riesgo a que una sea atropellada o en el peor de los casos a desaparecer porque se ha ido dentro de un hoyo marca “infinito”.

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