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Un sistema político que promueve confusión

Dentro de pocos meses sabremos quiénes serán los gobernantes, cómo se integrará el nuevo Congreso de la República y de qué manera quedan conformadas las corporaciones municipales en los 340 municipios, luego de las elecciones generales que tendrán lugar el 25 de junio y la segunda vuelta o balotaje, prevista para el 20 de agosto.

Como una primera reflexión, cualquiera podría desear que, entre los más de 22 partidos que participan en la contienda electoral, se tendría la posibilidad de escoger entre los mejores hombres y mujeres que hay, representantes con ideologías sólidas y propuestas concretas para impulsar iniciativas positivas para un país urgido de cambios en el orden social y político.

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Sin embargo, el gran número de partidos no presenta esas opciones. Por el contrario, el multipartidismo promueve la confusión del electorado y anticipa que el evento, más que una fiesta cívica, será nuevamente una especie de feria de pueblo, en la que la atracción principal es el juego de lotería, aunque sin grandes premios de por medio.

Al menos seis candidatos presidenciales que participaron en el pasado proceso eleccionario se perfilan ya como aspirantes –aunque dos de ellos ya han sido excluidos por el TSE por su línea antisistema–, mien- tras la gran mayoría de alcaldes y diputados aspiran a la reelección y trabajan para ello con recursos que la alianza oficialista ha puesto a su disposición para que tengan una buena plataforma política con obras pública, acompañadas de un multimillonario saqueo de las arcas del Estado por corrupción.

Competir contra el oficialismo y sus aliados no es sencillo, y se está comprobando que los opositores pueden ser acallados o sacados de la arena política.

El elector tiene a su alcance cualquier cantidad de propuestas, promesas, colores, canciones, sabores y símbolos. Sin embargo, es fácil comprobar que la enorme mayoría de partidos políticos carecen de identidad, de fondo y de una estructura auténticamente democrática, lo que se traduce en apenas cascarones electoreros motivados por el afán desmedido de poder de sus líderes.

La política ha dejado de ser una profesión con vocación de servicio para convertirse en una actividad altamente lucrativa, que termina con la pobreza de quienes la practican, como se ha podido comprobar en los últimos años, cuando se ven transformadas las vidas de funcionarios nacionales o municipales.

Mario Fuentes Destarac

Libertad de cátedra

“DECÍAMOS AYER …”

La libertad de cátedra o académica, según la “Recomendación relativa a la condición del personal docente de la enseñanza superior de 1997” (RRCPDES/97) de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se traduce en “la libertad de enseñar y debatir sin verse limitado por doctrinas instituidas, la libertad de llevar a cabo investigaciones, difundir y publicar los resultados de las mismas, la libertad de expresar libremente la propia opinión sobre la institución o el sistema en el que se trabaja, la libertad ante la censura institucional y la libertad de participar en órganos profesionales u organizaciones académicas representativas. Todo el personal docente de la enseñanza superior deberá poder ejercer sus funciones sin sufrir discriminación alguna y sin temor a represión por parte del Estado o de cualquier otra instancia”.

La libertad de cátedra supone no solamente la libertad de enseñanza por parte del docente, que se asume como la libertad de criterio docente, sino también los derechos al aprendizaje y a la formación técnica y moral de los estudiantes.

La libertad de criterio docente, consagrada en nuestra Constitución, se sintetiza en el derecho del profesor a presentar un programa de estudio, investigación y evaluación, que, según su criterio, redundará en el mejoramiento del nivel académico de los alumnos y en forjar su personalidad, conducta y liderazgo a la luz de los principios, los valores, las virtudes, así como orientarlos hacia el altruismo, la solidaridad y el bien común.

A la libertad de cátedra les son inherentes la garantía de libre investigación, que conlleva la capacidad de indagar para descubrir algo, así como la plena vigencia de la libertad de expresión de ideas, que implica la facultad y posibilidad de divulgar pensamientos, conocimientos, evaluaciones, contradictorios, replanteamientos e, incluso, la autocrítica.

Cuando ocupé el cargo de Decano de Derecho (URL) (1999-2002) se constituyó y organizó el Instituto de Investigaciones Jurídicas, cuyo trabajo ha redundado en la ampliación del conocimiento científico, así como se promovió el debate académico en aras de la confrontación de ideas y la excelencia.

En todo caso, debe tenerse presente que los regímenes autoritarios, típicamente intolerantes, siempre están predispuestos a manejar y controlar la información que genera el ejercicio de la libertad de cátedra, así como a restringir la comunicación de ideas o hechos que, a juicio de los gobernantes y políticos, pueden ser perturbadores o amenazantes para el estatus quo.

ZURY RÍOS, LA HIJA DEL GENERAL EFRAÍN RÍOS MONTT, QUIEN PARTICIPARÁ EN LAS ELECCIONES A PESAR DE TENER PROHIBICIÓN CONSTITUCIONAL, INICIÓ SU CAMPAÑA ELECTORAL EN LA REGIÓN IXIL, UNA DE LAS ÁREAS BARRIDAS POR EL EJÉRCITO Y DÓNDE EL INFORME DE LA COMISIÓN PARA EL ESCLARECIMIENTO HISTÓRICO DE LA ONU Y UN ALTO TRIBUNAL GUATEMALTECO DETERMINARON QUE SU PADRE COMETIÓ ACTOS DE GENOCIDIO

Desde su fundación en 1982, el partido de derecha ARENA de El Salvador, comenzó su campaña política en Izalco, región en donde se cometió una de las masacres más horríficas de las Américas conocida como La Matanza, ocurrida en 1932. Esa aterradora tradición fue iniciada por el mayor Roberto D’abusson, fundador del partido y conocido por liderar escuadrones de la muerte y ser el responsable de dar la orden de asesinar al arzobispo Oscar Romero, el 24 de marzo de 1980.

La decisión de la ultraderecha salvadoreña de arrancar la campaña política en Izalco no fue al azar, nació del deseo y del poder de los perpetradores, quienes al ser beneficiados con el manto de la impunidad histórica y que sin pudor las transiciones democráticas les otorgaron, se vieron con la facilidad de establecer narrativas oficiales respecto al conflicto armado y sus orígenes, a las responsabilidades estatales y paramilitares, y sobre todo respecto a las violencias y las víctimas. Por ejemplo, en el mitin de inicio de la campaña en 2018, el maestro de ceremonias del partido Arena dijo: “Aquí se abre la campaña porque aquí inició la lucha contra el comunismo.” Siguen la misma línea de La Matanza de 1932, donde se estima que fueron asesinadas más de 10 mil personas, y que fue justificada en su momento por el entonces presidente general Maximiliano Hernández Martínez, como una respuesta estatal a una supuesta insurrección comunista que fue y continúa siendo planteada por los partidos de derecha como necesaria y como elemento fundacional de El Salvador. En su campaña Arena expresa que quienes murieron merecían morir, borrando la historia de lucha de las comunidades indígenas, no todas asociadas a elementos comunistas y quienes estaban organizadas demandando el derecho a su tierra. Borrando, además, el elemento genocida de La Matanza, masacre que fue una continuación del terror colonial ejercido contra pueblos indígenas con el objetivo de exterminarlos.

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