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Natalicio de Ernest Hemingway

en 1960 y pocos meses después se suicidó.

Según los historiadores Hemingway se encontraba afectado de salud y sufría demencia. Se dice que estos males aceleraron su depresión hasta que acabó con su vida.

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En Cuba la casa de Hemingway es actualmente un museo al que asisten miles de turistas cada año. Allí reposan intactos sus libros, sus manuscritos, sus trofeos de cacería y su yate El Pilar.

La casa está ubicada en una pequeña elevación desde la cual se vislumbra la foresta y la bahía de La Habana.

Ernest Hemingway no solo produjo obras literarias, también escribió y dirigió documentales. Uno de los más conocidos fue filmado en los campos de batalla de la guerra civil en España.

Su estilo literario se cimienta en la prosa sencilla y corta en la que concentra los elementos del contenido. Para algunos estudiosos de su obra esto se debió a su práctica periodística en la que como corresponsal debía resumir la información para los despachos.

No obstante, su maestría en el dominio del lenguaje y su capacidad de transportar al lector hacia el contenido de la obra, se manifiestan claramente en El Viejo y el Mar. Inspirada en un viejo pescador al que él veía todos los días desde un bar conocido como “La Bodeguita del Medio” que hoy es también un centro turístico en la capital de Cuba.

FRAGMENTO DEL

“VIEJO Y EL MAR”:

Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez. En los primeros cuarenta días había tenido consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitiva y rematadamente salado, lo cual era la peor forma de la mala suerte, y por orden de sus padres el muchacho había salido en otro bote que cogió tres buenos peces la primera semana.

En 1939 se fue a vivir a Cuba. Allí compró una casa con una finca llamada “La Finca Vigía”. Estrechó amistad con Fidel Castro con quien pasaba horas conversando. Volvió a Estados Unidos en 1960 y pocos meses después se suicidó.

Entristecía al muchacho ver al viejo regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón y la vela arrollada al más- til. La vela estaba remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera en permanente derrota.

El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas pro- fundas en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de la piel que el sol produce con sus reflejos en el mar tropical estaban en sus mejillas. Esas pecas corrían

Eduardo Galeano y el calendario de los días

Antes de emprender la conquista del espacio por cuenta de los Estados Unidos, Von Brown había llevado adelante la conquista de Europa por cuenta de Alemania.

Julio 21

El otro astronauta

En este día en 1969, los diarios del mundo entero dedicaron su primera página a la foto del siglo: los astronautas habían caminado en por la luna, a paso de oso, y habían marcado en ella las primeras huellas humanas. Pero el principal protagonista de la hazaña no recibió la felicitación que merecía. Werner von Braun había inventado y lanzado esa nave espacial.

Ese ingeniero, oficial de las SS, era el científico preferido de Hitler. Pero el día siguiente del fin de la guerra, supo pegar un prodigioso salto y cayó parado en la otra orilla de la mar.

Instantáneamente se convirtió en patriota de su patria nueva, se hizo devoto de una secta evangélica de Texas, y puso manos a la obra en el laboratorio espacial.

Julio 22

La otra luna

Los astronautas no fueron los primeros en llegar. Mil ochocientos años antes, Luciano de Samosata había por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices que causa la manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces.

Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto.

Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos…

FRAGMENTO DE “POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS” visitado la luna. Nadie lo vio, nadie lo creyó; pero en lengua griega él lo escribió.

"Después se acomodó lo más cómodamente que pudo, con los codos hundidos entre las agujas de pino y el cañón de la ametralladora apoyando en el tronco del árbol.

Allá por el año 150, Luciano y sus marineros se echaron a navegar desde las columnas de Hércules, que estaban donde ahora esté el estrecho de Gibraltar, y una tormenta atrapó la nave y los subió al cielo t los arrojó a la luna.

En la luna nadie moría. Los viejos muy viejos se disolvían en el aire. Los luneros comían humo y transpiraban leche. Los ricos vestían ropas de cristal; los pobres, ropa ninguna. Los ricos tenían muchos ojos y los pobres, uno o ninguno. Los luneros veían, en un espejo, todo lo que los terrestres hacían. Mientras duró la visita, Luciano y sus marineros recibieron, día tras día, las noticias de Atenas.

Cuando el oficial se acercó al trote, siguiendo las huellas dejadas por los caballos de la banda, pasaría a menos de veinte metros del lugar en que Robert se encontraba. A esa distancia no había problema. El oficial era el teniente Berrendo. Había llegado de La Granja, cumpliendo órdenes de acercarse al desfiladero, después de haber recibido el aviso del ataque al puesto de abajo. Habían galopado a marchas forzadas, y luego tuvieron que volver sobre sus pasos al llegar al puente volado, para atravesar el desfiladero por un punto más arriba y descender a través de los bosques. Los caballos estaban sudorosos y reventados, y había que obligarlos a trotar.

El teniente Berrendo subía siguiendo las huellas de los caballos, y en su rostro había una expresión seria y grave. Su ametralladora reposaba sobre la montura, apoyada en el brazo izquierdo. Robert Jordan estaba de bruces detrás de un árbol, esforzándose porque sus manos no le temblaran.

Esperó a que el oficial llegara al lugar alumbrado por el sol, en que los primeros pinos del bosque llegaban a la ladera cubierta de hierba. Podía sentir los latidos de su corazón golpeando contra el suelo, cubierto de agujas de pino".

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