Recuperando Ovejas Perdidas - Armando Tapia Olivares

Page 1


REFLEXION BIBLICA

”Hermanos, si alguno ha caído en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de mansedumbre, cuidando que tu también no seas tentado.” Galatas 6: 1 “Hermanos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad, y otro le ayuda a volver, sabed que quien convierte a un pecador del error de su camino, lo salvará de la muerte, y cubrirá multitud de pecados.” Santiago 5: 19-20 "Entonces Jesús les dirá: '¡Venid, benditos de mi Padre! Heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. "Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recibisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí. En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeños, a mí me lo hicisteis”. Mateo 25:34-40.


ACERCA DEL AUTOR Armando Antonio Tapia Olivares, nació el 20 de Junio de 1938 en las minas de Cemento Melón, en La Calera. Estudió en las Escuela de Cemento Melón en la misma ciudad y en el año 1956 entra a realizar el Servicio Militar. Durante dos años se entrega al Regimiento de Infantería Nº4, Rancagua de Arica. Con esto inicia su carrera militar, ya que posteriormente, le ofrecen el contrato como Soldado Primero del Ejército. El día 23 de Marzo del año 1958 se casa con Julia Correa, con quien tuvo ocho hijos y la alegría de ver nacer a veintidós nietos. Pero su vida la dedicó al trabajo Militar llegando a convertirse en Sargento Primero. En Octubre del año 1978 conoce la Iglesia Adventista y se bautiza en diciembre del mismo año. Este hecho va a significar un cambio rotundo en la vida de este militar, que va a entregar su vida al Señor y al trabajo misionero. Dentro de a Iglesia ocupa el cargo de “Director de Conquistadores” en Quillota, y tres años después, es nombrado “Anciano de la Iglesia”. Con esto, llega a la plenitud de su vida espiritual, pero una gran enfermedad que lo lleva al borde de la muerte, lo incita a escribir de su propio puño y letra, la historia de su vida desde que conoce el evangelio. Es desde este periodo, que Armando Tapia, se da cuenta el sentido de su vida y la misión que debe cumplir por Dios y los hombres en la tierra. Su primera obra se titula “Un soldado misionero”, y este libro, “Recuperando las ovejas perdidas”, es el segundo testimonio que Armando Tapia quiere regalarles a todos aquellos, que como él, aman a Cristo y quieren seguir su camino.


AGRADECIMIENTOS

Van mis especiales agradecimientos a las siguientes hermanas: Marisol Alarcón Solar, Marcia Torres y a Mónica Ortega Fernández. En especial agradezco a Isaac Poseck, por su apoyo y generosidad, y a todas aquellas personas que menciono en este compilado de testimonios, porque gracias a ellos y junto a ellos hemos hecho posible cumplir la misión que nos envió nuestro Señor Jesucristo. También agradezco en forma muy especial a Daniela Ubilla Rosales, Licenciada en Letras con mención en Lingüística y Literatura Hispánica de la Universidad Católica de Chile. Estudió también en la Universidad de Salamanca-España donde perfeccionó sus estudios. Impulsada por un interés lingüístico entra a Vocabulario Chile, y se convierte en una colaboradora importante durante algunos años. Es autora de “Aumenta tu vocabulario” y “La magia de las palabras”, libros para el incremento del vocabulario. Realiza la corrección y adecuación del Diccionario Escolar de la Editorial Zig-Zag y ayuda a la realización, redacción y corrección de “El soldado misionero”, libro autobiográfico de un hombre entregado a Cristo, y de este, mi segundo libro.


Como ayudar a que retornen a su iglesia los que se fueron TESTIMONIO 1 Cada vez que visito a personas que están apartadas de la iglesia, me cuestiono el motivo por el que llevan tantos años sin retornar. La respuesta no es simple, pero según lo aprendido visitándolos, creo que muchas de estas personas están pasando momentos de intranquilidad, inseguridad y desconcierto tanto en el ámbito espiritual como en el familiar, lo que hace que no se acerquen a la iglesia. Es por esto, que se debe manifestar un profundo amor por estas almas que están en peligro, encontrar el momento oportuno para visitarles y tener la valentía para hacer el llamado a volver a su iglesia, en el nombre del Señor Jesús. En uno de los distritos de Temuco y estando en una campaña de Semana de decisiones, me dijo la hermana Juanita, persona muy consagrada y misionera, que me llevaría a visitar a muchas personas que estaban estudiando la Biblia. Después de visitar estas personas, en el camino me dijo: “Hermano Armando, ya son las 21:30 y quiero pedirle un favor: quiero que visitemos a un hermano que yo amo mucho en el Señor. Él lleva varios años fuera de la iglesia, a pesar de haber sido Anciano, un fervoroso predicador y un hombre muy amado por todos los miembros de ella”. Cuando llegamos a la casa del hermano Alberto, la hermana Juanita fue muy de prisa y con mucho cariño lo abrazó y le dijo: “Tú sabes Alberto cuanto cariño te tenemos mi familia y yo, y el amor que te tiene la iglesia. Es por eso que te traigo a este hermano que viene del norte y te viene a visitar; te pido por favor lo escuches. El mensaje que trae es especialmente para ti.” Yo me presenté y le dije: “Mi querido hermano, el Señor Jesús me envió para hablar de corazón a corazón con usted”. En esos momentos recordé este pensamiento del Espíritu de Profecía: “Dios le ayudará a pronunciar las palabras debidas en el momento debido” (Obreros Evangélicos p. 126), y comencé: “Mi apreciado hermano, la hermana Juanita me informó que usted fue muy amado en su iglesia y recordado como un buen dirigente. También señaló, el gran amor que tenía por las almas que usted visitaba y ayudaba en este ministerio que Dios le había dado.” Lo miré a los ojos y seguí mi discurso: “Hermano mío vuelva a la iglesia en el nombre de Dios y de todos los que lo necesitamos. El Señor lo ama mucho y es Él quien lo está llamando. Yo no he venido a preguntarle las razones por las que usted fue desglosado, solo quiero pedirle que escuche la voz de Jesús: “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados que yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Hermano mío, Dios lo ama, vuelva a tomar las responsabilidades que el Señor le confió a usted. Dios tiene un plan para su


vida y es la de salvar vidas para Jesús. Es necesario que usted sea sensible a la voz del Espíritu Santo. “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). “Hermano Alberto, la oportunidad que Dios le presenta ahora puede ser muy corta, la puerta de gracia se puede cerrar en cualquier momento para usted. Quizás cuantas personas le ha puesto el Señor en el camino para amonestarlas, ya sea en el trabajo en la calle o hermanos de iglesia; usted no puede esconderse del Señor, lo amonestará siempre, porque él conoce su corazón. Todo el cielo está observando si usted toma la bendita decisión de volver a los brazos del Salvador Jesús.” El hermano Alberto comenzó a llorar silenciosamente y me dijo: “Muchas veces medito y deseo volver a la iglesia, pero me da temor, miedo y vergüenza. Hay algo que me impide hacerlo, ¡no puedo! ¡no puedo! ¡no puedo!.” En ese momento pensé que sería bueno leerle este texto bíblico: “No es mi Palabra como fuego, dice Jehová y como martillo que quebranta la piedra” (Jeremías 23:29). También leí: “No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo y no pude” (Jeremías 29:9). Aquí el Señor le manda a renovar el pacto que usted quebrantó con él hace muchos años, porque él lo ama mucho... pero la decisión está en usted: “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). Llorando y con desahogo me dijo: “Hermano le entregaré mi corazón completamente a Jesús.” Juanita lo abrazó con mucho cariño y los dos lloraron por la hermosa decisión que había tomado. Se necesita mucho amor y una pasión profunda por las almas que están fuera de la iglesia. “La verdad, la palabra de Dios es como fuego en sus huesos, y nos llena con un deseo ardiente de iluminar a los que están en tinieblas” (Review and Herald, 23 de junio 1895). “La devoción más pura y más elevada a Dios es la que se manifiesta por ganar almas para Cristo” (Testimonios Selectos Tomo 3, p. 138). “Dios está pidiendo hombres y mujeres dispuestos a consagrarse a la obra de salvar almas” (Testimonios Selectos Tomo 5, p. 219). A menudo oro diciendo: ¡Señor Jesús! Pongo toda mi confianza en ti por que tú, mi amado Señor, hiciste la obra de ablandar el corazón de Alberto, para que tomara la mejor decisión de su vida, la de renovar su pacto contigo. “Si se hicieran más llamamientos personales más personas se decidirían a seguir a Cristo” (Review and herald, 30-8-1982).


TESTIMONIO 2 Hace ya un tiempo, los líderes de la Misión del Pacífico me entregaron una nueva tarea que debía cumplir. Querían que viajara a tomar decisiones bautismales en todo el distrito de Ovalle, y fui, con el mismo espíritu con que trabajo en cada misión. Cuando terminaba esta campaña evangelística y cuando ya me predisponía a viajar de vuelta a mi tierra natal, Quillota; me encontré con el hermano Anciano R. Nos saludamos, y muy amablemente me dijo: “Hermano Tapia, quiero pedirle un favor. Tengo un amigo que fue un gran predicador e incluso Anciano de Iglesia, y ahora está desglosado de ella hace ya muchos años. Quiero que mi amigo se salve y arregle las cuentas con el Señor y su familia, y vuelva a su iglesia”. Con un tono más pausado, siguió explicándome: “Mi amigo tiene una amante, lo que ha provocado que su hogar se destruya. Pero tengo fe, porque su mujer lo ama aún, y él necesita de sus palabras. Necesito que lo visitemos en el nombre del Señor Jesús.” Cuando llegamos al hogar del hermano R., eran aproximadamente las 20 horas. Su esposa abrió la puerta y se sorprendió mucho al vernos. Nos invitó a entrar a la casa, y el hermano Anciano le explicó que el objetivo de la visita era para conversar con su marido, ya que conocíamos el problema que tenía en la familia. La hermana reflejaba en su rostro una tristeza y una pena muy grande por todos los sufrimientos que estaba pasando. Tratamos de consolarla y le prometimos que la ayudaríamos a calmar su aflicción. Nos informó que su esposo llegaría aproximadamente a las 23 horas y le dije: “Entonces hermana, a esa hora vendremos a conversar con su esposo. Cuando lleguemos, no es bueno que usted esté presente en la conversación, por tanto es mejor que esté en su pieza. Además le pido, que comience a orar desde este momento, y no debe decirle a su esposo que nosotros le visitaremos, ya que ha pasado otras veces, en donde se le ha dicho a la persona que será visitado y ésta se ha ido o no han llegado en días a la casa.” Volvimos a las 23 horas. Golpeamos la puerta, y el mismo hermano dueño de casa nos abrió. Se sorprendió grandemente al vernos e inmediatamente el hermano Anciano de iglesia se dirigió a él diciéndole: “Te he traído a este siervo de Dios. Deseo que escuches lo que te va a decir en el nombre del Señor”. Tomé la palabra y comenzamos nuestra misión, primero orando. Abrí la Santa Palabra de Dios en 2ª Pedro 2:2, y leí: “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del Santo mandamiento que les fue dado”. Luego de una pequeña oración, me dirigí al hermano dueño de casa, diciéndole: “Apreciado hermano, ¿usted sabe porque estoy en su casa tan tarde? Es porque el Señor Jesús nos envió y tiene un gran amor por usted.” Lo miré a los ojos y empapado del poder del Espíritu Santo proseguí: “Debe dejar a esa mujer que tiene por amante, primero está su esposa y sus hijos, y esto


no se lo digo yo, viene de las palabras de nuestro Señor. Le pondré un ejemplo bíblico, para que pueda tomarle el peso al mensaje que Dios le envía en este momento: “Natán amonesta al Rey David, 2ª Samuel 12:4:25; a Urías Heteo heriste a espada y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón... y dijo a Natán: “Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte, y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa y no tuvo misericordia”. Mi amado hermano R., su padre celestial lo ama mucho, ama al pecador, pero odia el pecado; por el pecado de David mueren cuatro personas de su familia.” En esos momentos el hermano R. se puso muy triste, inclinó su cabeza al suelo y comenzó a llorar desconsoladamente. El Espíritu Santo en esos momentos estremeció lo más profundo de su corazón. El hermano nunca dijo nada a lo que yo le hablaba, solo miraba con mucha angustia. Mientras él lloraba, comencé a orar mentalmente por él, por su esposa y sus hijos. “Por medio de la oración ferviente y una fe viva, se obtendrán grandes victorias” (Spiritual Gifts, libro 4b, p. 139). La profunda humillación, la ferviente perseverancia, la fe incansable, prevalecen ante todo. El hermano R. me dijo: “Gracias hermano, porque me habló al alma, yo volveré a la iglesia y arreglaré mi problema”. Me repitió varias veces gracias. El Espíritu de Profecía aconseja: “Deben dar un testimonio claro y decidido contra toda costumbre, y enseñar a los pecadores el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Joyas de los Testimonios T2, p. 291-292). “Nuestra misión en el mundo no es servirnos o agradarnos a nosotros mismos, hemos de glorificar a Dios cooperando con él para salvar a los pecadores. Debemos pedir bendición a Dios para poder comunicarlas a los demás” (Palabras de Vida del Gran Maestro, p. 108). A los que están en apostasía hay que hablarles con mucho amor y firmeza.


TESTIMONIO 3 Posteriormente, la Misión del Pacífico me pidió trabajar en una campaña evangelística en el distrito de Coquimbo, donde debía tomar decisiones bautismales con la Santa Escritura y visitar hermanos que se habían alejado de la Iglesia. Los Pastores y Departamentales predicaban en cinco iglesias del distrito. Mi misión era recorrer todas las iglesias para ir visitando y tomando decisiones para el bautismo. La semana de trabajo misionero se estaba convirtiendo en una gran bendición en esta hermosa ciudad. El día jueves en la noche el pastor del distrito Erwin Rebolledo me dijo que al día siguiente irían a la casa de la hermana Fresia, para visitar unas personas que ella tenía estudiando. Con gran éxito, logramos tomar algunas decisiones. Pero la hermana Fresia quería llevarme a ver un caso especial. Se trataba de una hermana que viene siempre a la iglesia, pero el problema de ella es que convive con un joven. Ella fue miembro de iglesia en el norte grande y posteriormente desglosada, de esto hace varios años. Cuando llegamos a su casa, la hermana Fresia le dijo con mucho cariño y con un abrazo: “Hermana, tú sabes lo que yo te amo en el Señor, eres mi amiga y hermana, y por ello que le he pedido al hermano Armando que hable contigo, él te va a ayudar.” Yo, cortésmente la saludé, y mientras conversábamos vi, por la ventana que pasaba por el patio de su casa un hombre medianamente joven. Ella no se dio cuenta lo que yo vi. Le dije: “Hermana G., vamos a orar para pedir la dirección del Espíritu Santo.” Cuando concluimos la oración, le solicité encarecidamente a la hermana Fresia que no dejara de orar mientras yo hablaba. Retomé la conversación con la hermana G. y le dije que necesitaba hacerle algunas preguntas. Ella dijo que no tenía problemas en responder. Entonces comenzamos: “¿Es usted miembro de iglesia? Ella me contestó: “No”. Le pregunté: “¿Usted es casada?”. Y me dijo: “Sí”. Le pregunté: “¿Su marido convive con otra mujer? Me dijo: “No”. Le pregunté acerca de sus hijos y me dijo que tenía dos varones casados y una hija soltera, y dos hermosos nietos. Después de estas preguntas, proseguí: “Mi hermana G., cuando comencé a hablar con usted, vi a un hombre medianamente joven por la ventana, ¿este hombre es su pareja?”. Ella guardó silencio, se puso muy triste y apenada, las lágrimas le comenzaron a caer. Le dije: “Hermana ¿usted quiere perderse o salvarse? El Señor Jesús vino a buscar a pecadores para que sean salvos.”


“La iglesia tiene el deber de amonestar, instruir y si es posible restaurar aquellos que caigan en el pecado “redarguye, reprende, y exhorta dice el Señor” (Obreros Evangélicos, p. 519). “Juan Bautista reprendió a Herodes el Tetrarca, por tomar la mujer de su hermano Felipe” (Marcos 6:17,18). Me dirigí a la hermana G. y le dije. “Mi apreciada hermana, en el nombre de mi Dios y con mucho amor póngase a cuenta con el Señor. Usted es responsable de toda su familia, porque usted tiene conocimiento de Dios y también de la pareja que tiene actualmente.” “La verdad de Dios no transige con el pecado, no se relaciona con el artificio, ni se une con la transgresión” (Joyas de los Testimonios T. 1, p. 562). Ella llorando me respondió y dijo: “¿Qué quiere que yo haga hermano?”. “Es muy simple apreciada hermana - contesté - deje a ese hombre porque la está dañando y se está aprovechando de usted, vuelva con su esposo o con sus hijos, o se queda sola sirviendo al Señor Jesús. Hoy usted mi hermana, tiene la puerta de gracia abierta, y se puede cerrar en cualquier momento. Hoy es el gran momento de su vida, Dios no quiere el corazón dividido, todo o nada”. “Id al Salvador, con fe decidle lo que necesitáis en esa ocasión. Dejad que el alma se acerque a Dios con intenso anhelo en busca de la bendición necesaria en el momento” (Testimonios Selectos T4, p. 42). “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). Ella llorando pronunció: “Hoy mismo rompo toda relación con este hombre”. Dios estaba con nosotros, y la Hermana G., había abierto los ojos. Por eso, y antes de despedirme le comenté: “Mi apreciada hermana, mañana sábado hay un gran bautismo a las 18:00 horas en la iglesia Central, si usted arregla su problema hoy mismo, usted mañana podría renovar su pacto con nuestro Señor Jesús.” Ella aceptó. La hermana Fresia gritó de alegría por la decisión que tomó su amiga y hermana, se abrazaron y lloraron juntas. Ese sábado fue el más hermoso que he visto, ya que se bautizaron 32 almas para la gloria y honra de Dios, entre ellas mi hermana G. Cuando terminó la ceremonia bautismal, la hermana G. me abrazó inundada de alegría y me dijo: “Gracias hermano Tapia, usted fue tan perseverante y constante en el llamado a la decisión que el Señor Jesús derritió mi corazón, ahora me casé con Jesús y tengo la paz en mi corazón”. “Los que son reprendidos por el Espíritu de Dios no deben levantarse contra el humilde instrumento. Es Dios y no un mortal sujeto a error, quien ha hablado


para salvarlo de la ruina. Los que desprecian la amonestación serán dejados en las tinieblas y se engañan a sí mismos” (Testimonios Selectos T. 3, p. 148).

TESTIMONIO 4 Trabajando en el distrito con mas congregaciones de la Misión del Pacífico, La Calera, que abarca La Calera, Nogales, Polígono, Melón, Hijuelas, Romeral, La Ligua, Cabildo, Petorca, me dijo el Pastor Eliseo Llempén: “Hermano Tapia, voy hacer muchas campañas en mi distrito ¿cómo está su ánimo?” Yo le dije: “Muy bien pastor, el trabajo misionero es lo que más amo en mi vida y trabajar para mi Dios, y así como buen soldado de Jesús, cumplo su orden que dijo: “Por tanto id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). “Dios exige un servicio personal de parte de cada uno a quienes ha confiado el conocimiento de la verdad para nuestro tiempo” (Testimonios Selectos, Tomo 5, p. 146). Un Día el Pastor Llempén me ofreció acompañarme a buscar un lugar central en Calera para ir a almorzar durante la campaña. Voluntariamente y con mucho cariño se ofreció para darme el almuerzo la hermana Rosa Llevaba mucho tiempo en su casa y en cada oportunidad que ella tenía, cuando me servía los alimentos y su esposo no estaba, me decía llorando: “Hermano Tapia, mi esposo Jorge fue desglosado de la Iglesia hace varios años y él tiene rabia e impotencia contra la iglesia y no quiere saber nada con ella, de esto hace ya aproximadamente seis años, ¿Por qué usted no habla con él?”. Solo me remití a pedirle desde este momento que oráramos mucho. Pasó un tiempo prudente y un día que la hermana Rosa fue a reunión de Dorcas, tomé la decisión de hablar con su esposo y le dije al hermano Jorge, que yo quería orar con él a solas. Terminadas las oraciones, comencé: “Hermano Jorge, ¿por qué no vuelve usted a la iglesia?. Su esposa tiene ya 78 años y es bueno que usted la acompañe para que ella vaya más segura, porque su esposa me dijo que usted fue adventista…. Él respondió: “Hermano Tapia, tengo un gran resentimiento y rabia con algunos hermanos de la iglesia. A mí me desglosaron de ella y ninguno vino a hablar conmigo, me desprestigiaron por todas partes. Yo reconozco el error que cometí, si hubiese hablado conmigo yo habría restaurado la situación. “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos, no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2:17). Le dije: “Mi apreciado hermano, Dios lo ama mucho, y usted podrá estar desglosado acá en la tierra, pero no en el cielo. Yo no vine a hacerle a usted ningún curso bíblico, sino hablar de corazón a corazón con usted. Dios sabe mejor que nadie el problema, ya el Señor lo perdonó.” “Su misión estaba destinada a los pecadores: de todo grado, de toda lengua y nación. Pagó el precio para rescatar a todos y conseguir que se le uniesen y


simpatizasen con él. Los que más yerran, los más pecaminosos, no fueron pasados por alto; sus labores estaban especialmente dedicadas a aquellos que más necesitaban la salvación que él había venido a ofrecer” (Consejos para la Iglesia, p. 459). El Hermano Jorge con el corazón lleno de alegría asintió mi mensaje y prometió: “Voy a renovar el pacto con mi Señor Jesús”. Con esto quedamos de acuerdo en que yo le comunicaría la fecha del bautismo. En esa misma semana recibí una llamada del Presidente de la Misión del Pacífico el Pastor Braulio Concepción, quien me dijo que iría a hacer una campaña en una iglesia nueva que se llama Artificio Norte, y necesita que yo trabaje con él. El plan es que yo realice las visitas en todo el sector de esa iglesia y él predicaría todas las noches sobre el Apocalipsis. Incluso me pasaría a dejar a mi casa en Quillota, dado que él vivía en Quilpue. Una de esas noches le dije: “Pastor, quiero pedirle un favor muy grande. Tengo un hermano en el distrito de La Calera que fue desglosado de la iglesia hace varios años, le tomé la decisión para renovar el pacto con Dios y quiero que usted me acompañe a animarlo”. Sin pensarlo mucho, me dijo: “mañana mismo lo pasaremos a ver temprano”. Esto fue una sorpresa para el hermano Jorge, el pastor oró con él y lo felicitó por su linda decisión. El hermano Jorge le contó todo el problema que había tenido y el pastor Concepción le dijo: “¿Tú sabes lo que Jesús le dijo a María Magdalena? “Ni yo te condeno, vete y no peques más” (Juan 8:9-11). El Pastor lo abrazó con mucho cariño susurrándole: “Hoy hay gozo en el cielo por tu vuelta al redil. Este sábado yo te bautizo”. El hermano Jorge estaba feliz y contento porque este sábado nuevamente encontraría con Jesús. Para meditar: “Habéis dependido constantemente de su compasión y amor. Sin embargo, habéis dejado de manifestar hacia otros el espíritu que Cristo manifestó hacia vosotros. Habéis sentido preocupación por aquel a quien visteis aventurarse por sendas prohibidas. Habéis llorado y orado por él y con él. Habéis demostrado por vuestras palabras de ternura y actos bondadosos que le amabais y deseabais salvarle” (Consejos para la Iglesia p. 471). El Hermano Jorge se bautizó y su esposa era la mujer más feliz de la tierra. Ellos no tienen hijos, pero tienen una gran familia en todo el mundo. Actualmente la hermana Rosa tiene 88 años y el Hermano Jorge tiene 84 y a mi hermana Rosita todos los sábados después de almuerzo, el esposo la pone en su silla de ruedas fuera de su casa en la puerta a repartir folletos y tratados de Jesús. De esa manera estos humildes y cariñosos hermanos hacen la obra de Cristo; lo hacen con amor y mucho cariño. Yo visito a mis hermanitos hace aproximadamente 14 años en forma permanente. “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” (Salmos 126:5,6). “Hermano mío ¿qué haces tú por Jesús?, ¿qué haces por Cristo?, ¿te esfuerzas para ser una bendición para otros?, ¿salen de tus labios palabras de


simpatía y amor?, ¿estás realizando esfuerzos fervientes para salvar almas para Jesús?” (Testimonios Selectos T.5, p. 154). “No existe una bendición mayor de este lado del cielo que la que se experimenta al ganar almas para Cristo” (Manuscrito, p. 36 1901).

TESTIMONIO 5 Andaba buscando un maestro en soldadura, para que me hiciera un trabajo para el grupo: “Iglesia El Carrito” de Quillota. Afortunadamente encontré al maestro José Cáceres, quien nos hizo varios trabajos para la iglesia y también para mi casa. Con él y con sus dos hermanos, Segundo y Alfonso, comenzamos una linda amistad. Eran maestros en estructuras metálicas en el arte de forjar el hierro. Cierto día, muy de mañana, visité al maestro José en su taller y le dije: “Mi amigo, le traigo unos lindos cursos de la Voz de la Esperanza, que son extraordinarios y maravillosos: Buena Salud, Tesoros de vida y Hogar Feliz. Él aceptó Tesoros de vida y sus hermanos me dijeron que más adelante aceptarían hacer un curso. José antes de retirarme me dijo: “Sabe hermano, todos los días escucho muy temprano cantar melodías hermosas y acordes de una guitarra en la casa del segundo piso. Es una familia numerosa y siempre están cantando, ¿por qué no los va a visitar? Yo no los veo participar en ninguna iglesia y al parecer llevan viviendo aquí unos cuatro años, ¿por qué no les ofrece esos cursos? Tal vez se interesen. La propuesta me interesó mucho, así que inmediatamente subí el segundo piso y golpeé la puerta. Me abrió una señora, yo nunca la había visto y le dije: “Señora con mucho respeto, vengo a ofrecerle unos cursos de la Voz de la Esperanza, pertenezco a la Iglesia Adventista del Séptimo Día”. Cuando le mencioné la iglesia me gritó: “No quiero saber nada de esa iglesia, no me hable de esa iglesia. Yo fui adventista de cuna y toda mi familia adventista, mi padre fue Anciano de Iglesia, mi madre fue una fiel cristiana, soy descendiente de italianos, siciliana y mi carácter es muy fuerte”. Comenzó a llorar mientras me gritaba todas estas cosas. Llorando me contó que la habían desglosado y que nadie la había visitado ni le había preguntado la causa de su desglose. Me relató que ella había sido muy activa en la iglesia, participaba en el coro, cuando el pastor Zambra era el Director. Su esposo había sido bautizado por el pastor Isaac Poseck, y toda su familia participaba activamente en la iglesia. Cuando terminó de hablar le dije: “Hermana Gina, yo he venido en el nombre del Señor Jesús porque Él la ama mucho y a su familia también”. Abrí la Biblia y le leí Mateo 9:13 “Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores al arrepentimiento”. “Y por grave que haya sido su ofensa, si cede a las súplicas del Espíritu Santo y confesando y abandonando su pecado, da indicios de arrepentimiento, se le perdonará y se le dará de nuevo la bienvenida al redil. Sus hermanos deben animarles en el buen camino, tratándoles como quisieran ser tratados si estuviesen en su lugar, considerándose a sí mismo, no sea que ellos sean tentados también” (Joyas de los Testimonios T3, p. 202-203).


Ella comenzó a hablar: “Disculpe hermano, yo soy de sangre italiana y de temperamento muy arrebatado. No quise ser dura con usted, ni tampoco grosera.” Yo le dije con mucha humildad: “Hermanita yo solo estoy cumpliendo con la misión que el Señor Jesús me mandó”. El Señor Jesús le dijo a María Magdalena: “Ni yo te condeno, vete y no peques más” (San Juan 8:1-11). “Al tratar con los miembros de iglesia que yerran, el pueblo de Dios debe seguir cuidadosamente las instrucciones dadas por el Salvador en el Capítulo 18 de Mateo” (Joyas de los Testimonios T.3, p. 200). Mateo 18:15 “Por tanto si tu hermano pecare contra ti, ve y repréndele estando tú y él sólo, si te oyere, haz ganado a tu hermano” (Ver Ezequiel 33:7-9). “No entres apresuradamente en pleito, no sea que no sepas que hacer al fin, después que tu prójimo te haya avergonzado. Trata tu causa con tu compañero, y no descubras el secreto a otro” (Proverbios 25:8,9). “Sin la presencia del Espíritu santo, ningún corazón se conmoverá, ningún pecador será ganado para Cristo” (Joyas de los Testimonios T.3 p. 284). Desde ese momento comencé a visitar a la familia continuamente para que todos volvieran a la iglesia. A Gina con mucho cariño, le dije que sin darse cuenta estaba dañando a su propia familia, ya que no iban a la iglesia. Varias veces me dijo muchas cosas duras cuando la visitaba, mi corazón sufría mucho y hasta a veces no podía soportar tantas cosas negativas, y lloré silenciosamente por ello. “Bienaventurado sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal mintiendo; gozaos y alegraos porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros” (Mateo 5:11-12). Pero mis esfuerzos no cesarían hasta que mi apreciada hermana tomara nuevamente su decisión de renovar su pacto con el Señor Jesús. “El Señor ayudará a sus obreros humildes y fervientes. Haced esfuerzos decididos. Decid continuamente: no fracasaré ni desanimaré” (Carta, p. 202, 1906). Yo le dije a mi hermana: “Tal vez hoy a usted se le puede cerrar la puerta de gracia, si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hechos 3:15). Un día, ella me preguntó llorando: “¿Hermano cuando es el bautismo?”. Yo le dije que en dos semanas más. Y con la decisión de la hermana Gina volvió su esposo y también se bautizaron sus tres hijos varones y su hija y luego dos nietos. Y su hija ganó a su esposo, actualmente residen en Santiago. Ahora tienen un grupo pequeño en donde se ganó la primera alma para el Señor, su suegra.


“Yo soy de cuna adventista, gracias a mis abuelitos, al bautizarse mis nietos, llevamos la quinta generación que acepta a Dios. Hermanos espero y confío que ha pesar de huracanes, terremotos o problemas que tengamos no debemos cerrar nuestro corazón a Cristo, y doy gracias a Dios porque hay hermanos que se preocupan de no dejarnos solos en la oscuridad, porque es un pozo sin salida, pero gracias a Dios y gracias a ellos uno vuelve a nacer. No debemos perder las bendiciones que Dios nos da, el amor que se siente, la comunión y la solución para el diario vivir. Ahora no soy yo sola en Cristo, sino que seguimos aumentando la fila de personas que estamos esperando el retorno de nuestro Dios. ¡Gracias por conocerte mi Dios!” Esto me lo dijo la hermana Gina. El maestro que me mandó a visitar a la familia del segundo piso, José y su esposa Hilda y su hermano Segundo se bautizaron, la hermana Hilda me llevó donde su vecino Rosamel y también se bautizó, gracias a esto, en total se bautizaron doce personas. Queridos hermanos, tenemos que tener pasión por las almas, perseverancia, amor, ser constantes en visitar las almas que están en oscuridad.


TESTIMONIO 6 Estando en el sur, específicamente en un lugar llamado Molul-Pidenco del distrito de Loncoche, me alojé en la casa del hermano Vicente Antío y su hijo Pedro Antío, quien es Anciano de Iglesia. El hermano Vicente Antío, con 80 años de edad, me dijo muy apenado: “Hermano Tapia quiero pedirle que visite a mi cuñada María Curín, ella fue bautizada y está fuera de la iglesia hace más de cuarenta años, y su esposo, que es mi hermano, Segundo Antío, no es adventista y está muy enfermo de diabetes y está perdiendo sus piernas, porque le han cortado los dedos de los pies. Fuera de eso son muy pobres y han perdido todas sus tierras y todos sus animales, ya que durante cuarenta años aproximadamente fue alcohólico. Yo estoy muy viejo y enfermo de mis piernas por lo que no puedo montar a caballo para ir a ver a mi hermano y a mi cuñada; por lo que pido a usted que los visite. Sin pensarlo, le pedí que ensillara el caballo para ir a cumplir esta misión. Serían 8 kilómetros más o menos hacia la montaña e iría acompañado del hermano Fernández. Me prestaron un poncho para protegerme del agua y emprendimos el viaje con una lluvia torrencial. Cuando llegamos a la casa de Segundo Antío y María, fue muy triste ver las condiciones en que vivían. La pobreza era realmente espantosa, estaban calentándose en un pequeño brasero. Mi acompañante les contó que yo venía del norte. Luego de presentarme les dije: “Apreciados amigos, el Señor Jesús me envió para visitarlos y dejarles un hermoso mensaje del Plan de Salvación. ¿Ustedes me permiten hablarles de la Palabra de Dios?”. Ellos humildemente me dijeron que sí. Entonces comenzamos primero a orar y les leí Mateo 21:22 “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo lo recibiréis”. “Permaneced delante de Dios hasta que se encienda en vosotros anhelos indecibles de salvación y obtengáis la dulce evidencia de que vuestro pecado está perdonado” (Joyas de los Testimonios Tomo 1, p. 56,57). Pensando en ese momento recordé estas palabras que nunca he olvidado “Hagan todos los esfuerzos humanos de salvar almas para Cristo”. Me dirigí a la hermana María y le dije: “Usted estuvo cuarenta años fuera del redil, el Señor la manda a buscar, no solo a usted sino también a su marido” (Ver Mateo 18:11-14). David dijo: “Jehová es mi Pastor y nada me faltará” (Salmo 23:1). Les dije: “Mis hermanos sean fieles al Señor, él va a suplir sus necesidades materiales y físicas. Estas promesas son para todos los que confían en Cristo Jesús.”


“Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Continúe mi discurso: “Hermana María y hermano Segundo, hay un texto muy hermoso que quiero compartir con ustedes que dice: “Amado yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3ª Juan 2). ¿Aceptarán la invitación de Jesús, para tomar la mejor decisión de sus vidas, de entregarse al Señor?” En ese momento, abracé al hermano Segundo y le dije que el Señor lo ama mucho y que muy pronto, en el cielo, no habrá enfermedades, hambre, miseria, pestes, crímenes, drogas, etc. Segundo me escuchaba detenidamente y le hice una pregunta directa al corazón: “¿Ahora por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre, el Señor te dice: Dame hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos (Proverbios 23: 26). ¿Hermano tú le darías el corazón a Jesús? Contéstale sí o no.” Sollozando me contestó: “Sí hermano”. Me dirigí a su hermana y le cuestioné: “Y usted hermana María que ha estado cuarenta años fuera de la iglesia ¿qué le responde hoy al Señor, en esta hora?,… Porque el Señor está presente aquí y ahora, le pregunto nuevamente: ¿qué le responde usted a Jesús hoy? ¿le daría su corazón a Jesús o no? Ella dijo llorando: “Feliz renovaré el pacto con mi Señor Jesús y mi esposo Segundo también tomó la decisión”. Este milagro sucedió un día jueves y les dije: “Este sábado es el bautismo en la iglesia Molco a las 3 de la tarde, estaremos todo el sábado en la iglesia y almorzaremos todos los hermanos y visitas. Pondremos un vehículo para venir a buscarlos”. Volví del viaje y le di la buena noticia al hermano Vicente Antío: su hermano Segundo y su cuñada serían bautizados el siguiente sábado y le tengo otra noticia mayor, también se bautizará su hermano Pedro Antío Curín de 75 años. Le comuniqué al Anciano de iglesia que tenía que buscar un vehículo con tracción en las cuatro ruedas para buscar a los hermanos porque otro tipo de vehículo no podría subir a la montaña. El viernes bajamos a la ciudad de Loncoche para arrendar un vehículo pero no encontramos nada. Estábamos muy apenados por la situación, pero el día sábado sucedió un milagro. El hermano Segundo, junto a su esposa llegó a las 13 horas aproximadamente. Fue una tremenda sorpresa para nosotros, ya que pensábamos que no podrían bajar, pero los trajo una camioneta que había subido a comprar leña y como no pudo comprar porque no estaban los dueños, les preguntó por qué estaban tan arreglados y ellos respondieron que iban a bautizarse pero no llegaron a buscarnos porque no había vehículo y el caballero de la camioneta los trajo. El bautismo comenzó a las 15 horas. El primero que se preparó fue el hermano Segundo. Debido a que tenía gangrena en su pierna se le puso bolsa plástica en ella para protegerlo, se lo bajó al agua sentado en una silla para así bautizarlo. El Pastor Tesorero de la Unión Chilena, Herzon Castillo, bautizó a Segundo y a María. En total ese día se bautizaron 9 personas para la gloria y honra de Dios.


“Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; más volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas” (Salmo 126:5,6). “Que ardan nuestros corazones en celo ferviente para ganar almas para Cristo. Que cada corazón quede lleno con el Espíritu de Dios, de gozo y alegría por las bendiciones recibidas desde el cielo” (Testimonios Selectos, T. 3, p. 138).


COMO AYUDAR A HERMANOS DE OTROS CREDOS A ENCONTRAR LA VERDAD AYUDANDO A HERMANAS EVANGELICAS Me tocó trabajar en el distrito de La Calera con el pastor Elíseo Llempén, quien me invitaba a las diferentes Iglesias del distrito para tomar decisiones bautismales y dar cursos bíblicos. Cierto día salí con un diácono, el hermano Enrique Tapia quien tenía 75 años de edad y le gustaban mucho acompañar a los hermanos para visitar a enfermos o estudiantes de la Biblia. Aquí, teníamos la oportunidad de ofrecer varios cursos de la Voz de la Esperanza. Al golpear la puerta de uno de los hogares que visitamos, salió una señora y le dije: “¿Le gustaría hacer un curso de La Voz de la Esperanza?, Curso “Buena salud”, o “Tesoros de vida” o “La Fe de Jesús? Se lo ofrezco porque es la mejor forma estudiar la Biblia”. Ella me explicó que era pentecostal y si estudiaba estos cursos su pastora se enojaría mucho. Tenía reuniones todos los martes con ella en su casa, junto a otras hermanas de Iglesia, su hermana carnal y su vecina, que también son pentecostales. Le propuse venir hacer el curso “La fe de Jesús” el día y la hora que ella quisiera, y no era necesario contarle a su pastora. Le aconsejé en forma muy personal, que hiciera algún curso para aprender más de la Sagrada Escritura. Ella aceptó y comenzaremos las reuniones los miércoles a las 16:00 horas. Participaba ella, cuyo nombre era Rosita, su hermana Ángela y su vecina Valeria. Empezamos con los estudios bíblicos, sin dejar de orar continuamente. Cuando llevábamos dos miércoles, se enteró la Pastora, quien se enojó mucho con las hermanas y les prohibió que yo las volviera a visitar. El grupo que habíamos formado era muy bueno, por lo que me afectó la actitud de la pastora y pensé que no seguiríamos más. Pero ninguna de mis alumnas quiso abandonar el curso; todo lo contrario, estuvieron de acuerdo en proseguir las reuniones, pero en otra casa para que la pastora no las descubriera. Seguimos con nuestro estudio en la casa de la hermana Valeria durante un mes. La hermana Rosita conversó con la pastora y le pidió que no fuera más a su casa, porque su casa no era Iglesia. Además ahora estaban aprendiendo mucho de la Biblia, cosa que ella no les había enseñado. Estas hermanas cada lección bíblica, la aceptaban con un fuerte amen. Les dije: “Hoy es el día de tomar decisiones”. “El que creyere y fuere bautizado será salvo; más el que no creyere será condenado” (Marcos 16:16). Y también les leí: “Ahora pues, ¿porqué te detienes?. Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16).


Y proseguí: “Ustedes han estudiado todo el curso “La Fe de Jesús” y les he respondido todas sus preguntas”. Me dirigí a Rosita: “¿Te prohíbe tu hermana o tu vecina que te bautices?, ¿Te prohíbe tu esposo o tus hijos?” Ella contestó que no. Entonces, le dije: “El Señor te dice levántate y bautízate, ¿tú lo harías de corazón hermana Rosita?”. Ella repuso: “Sí, amén”. Luego le hablé a la Hermana Ángela: “Su hermana acepta a Jesús”. “Dame, hijo mío, tú corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26.). Usted ¿le daría su corazón a Jesús?, ¿O le diría que no?. Hermana Ángela, el señor Jesús le dice: Ángela dame tu corazón, tú le darías el corazón a Jesús ¿sí o no?”. Ella con lágrimas en sus ojos me dijo: “Si le doy mi corazón a Jesús, porque quiero bautizarme con mi hermana Rosa”. Finalmente me dirigía Valeria: “Rosita y Ángela aceptaron a Jesús”. Y les leí: “Si oyereis hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación” (Hebreos 3:15). Y continué: “Hermana Valeria, tú escuchaste la decisión de tus hermanas. Jesús te dice que le entregues tu corazón a él a través del bautismo”. Ella aceptó diciendo: “Se lo entrego completamente a mi Señor”. Les informé a mis hermanas que en dos semanas más sería el bautismo. Y le comuniqué al pastor Elíseo Llempén de esta hermosa noticia. “También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellos también deseo atraer, y oirán mi voz; habrá un rebaño, y un pastor” (“San Juan 10:16). “Hay que dar el mensaje bien definido, pero guardados de crear antagonismo. Hay muchas almas que deben ser salvadas. Evitad toda expresión dura” (Evangelismo, Pág. 410). “Tenemos una obra que hacer en favor de los ministros de otras iglesias. Dios quiere que se salven ellos, como nosotros, pueden obtener la inmortalidad únicamente por la fe y la obediencia” (Consejo para la iglesia, Pág. 569-570). Las tres decididas hermanas pentecostales fueron bautizadas por el pastor Llampén en La Calera. Hoy en día son fieles Adventistas y muy fervorosas en todas las cosas de nuestro Dios. La gloria y honra son para nuestro Dios.


AYUDANDO A UNA MUJER BAUTISTA Hicimos la obra misionera en el distrito de Quillota, de casa en casa ofreciendo cursos bíblicos de La Voz de la Esperanza, y cumpliendo fielmente los mandatos de Jesús, como dice las escrituras: “Y les dijo id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15), y también como cumplió el apóstol Pablo fielmente esta misión en hechos 20:20 “Y nada que fuese útil e rehuido de anunciaros y enseñaos públicamente y por las cosas”. Un sábado de tarde salimos 10 parejas misioneras a un sector planificado anteriormente. Le propuse a mi compañera misionera, la hermana Eliana, que tomáramos cierta cuadra completa por ambos lados para empezar nuestro trabajo misionero. En una de las casas nos recibió muy cordialmente una dama muy amable, quien nos preguntó a qué iglesia pertenecíamos. Le informé que éramos del programa La Voz de la Esperanza. La mujer nos felicitó por esto y nos relató lo siguiente: “Un amigo ingeniero me dio unos cursos llamados “Tesoros de Vida” y otros estudios en Chuquicamata. Esto hace unos 12 años atrás. Posteriormente, me vine a vivir a Quillota y ahora voy a la iglesia Bautista, ya que mi hermana, que vive en Valparaíso, es casada con un pastor bautista. Fue ella quien me llevó a esta iglesia y me bauticé ahí”. Le ofrecí orar por ella y por su familia. Ella gustosa aceptó y nos hizo pasar a su casa. Le pregunté su nombre, y dijo que se llamaba Diva y que tenía una sola hija. Comenzamos a hablar, y como ella conocía muy bien el mensaje de nuestra iglesia y su doctrina, propuse regalarle un curso bíblico de “La fe de Jesús” y recordar lo que conoció hace años atrás. Ella señaló: “Amén, claro que sí mi hermano”. Estuvimos estudiando mucho tiempo con la Hermana Diva. Además compartimos el curso del Apocalipsis. Estuve visitándola durante dos años entregándole revistas en cada oportunidad. Cierto día le comenté: “Hermana Diva le voy a hablar de corazón a corazón, porque usted conoce toda la verdad bíblica. ¿Cuál es la razón de que usted no acepte esta verdad y el Bautismo de nuestra iglesia?. Usted está capacitada, porque ya conoce lo necesario”. “Jesús le dijo: Yo soy el camino la verdad y la vida; nadie viene al padre si no es por mí” (San Juan 14:6). Continué diciéndole: “Jesús es el Señor del sábado y usted cree esto. Veamos lo que dice el Señor en 1º de Juan 2:4 “El que dice yo le conozco y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso y la verdad no está en Él”. Usted sabe muy bien que el domingo no es el día del señor. Esta verdad de Jesús esta desde la misma creación y será hasta que el señor venga por segunda vez. “No penséis que he venido abrogar la ley o los profetas; no he venido abrogar si no a cumplir” (Mateo 5:17).


Y seguí: “Mi hermana Diva, hace tres años que la estoy visitando y muchas veces viene mi hermana Eliana a verla de mi parte. La puerta de gracia se puede cerrar en cualquier momento, a lo mejor nadie vendrá a hacerle la invitación a aceptar a Jesús”. Ella contestó muy alegre: “Me voy a bautizar porque yo sé que la iglesia Adventista tiene la verdad. El señor me ha estado amonestando hace unos 15 años y no he podido escapar de los Adventistas, desde que el hermano Gallo me dio el mensaje en Chuquicamata y ahora el señor lo puso a usted hermano Tapia”. La hermana Diva preguntó qué iba a pasar ahora con su hermana y cuñado pastor. Yo le aconsejé: “Es muy simple hermana, usted tiene la misión de entregarles la verdad que conoce y aprendió, y el señor la va a usar grandemente. Usted tiene que orar mucho por ellos, no puede perderse por otros”. La hermana aceptó, y pidió que le recordáramos la fecha de su bautismo. Le informé que sería el próximo sábado en la iglesia central, a las 18:00 hrs. Ella estaría temprano en la iglesia con su túnica. “Deben sentir amor por las almas debe tener preocupación por trabajar en su Favor” (Consejo para la iglesia Pág. 110). Fue bautizada la hermana Diva por el pastor Arturo Escobar. “Nadie será registrado por los libros del cielo como Cristiano. Si no tiene un espíritu misionero” (Reveiw and Herald, Pág. 1892).


AYUDANDO A UNA EX MONJA Ahora el turno de trabajar fue nuevamente en el distrito de La Calera, por espacio de tres años, con el pastor Elíseo Lampen. Este trabajo fue una bendición. Estando en esta misión, cierto día la hermana María Pinto me dijo: “Hermano Tapia, quiero invitarlo a visitar a una señora que fue monja durante 15 años y se retiró. Luego se casó con un pastor pentecostal, y actualmente tiene unos 70 años y su esposo 80 años. El hermano Galvarino López y su hija Dorcas la visitaban mucho y le dieron muchos cursos, junto con venderle muchos libros del espíritu de profecía y medicina natural. Le dije a la hermana: “Esta es la misión”: “Después de estas cosas designó el señor a otros setenta y a quienes envió de dos en dos delante de él. De toda ciudad y lugar adonde él había de ir” (Lucas 10:1). Cuando llegamos a la casa de la señora pregunté a la hermana María como se llamaba la ancianita. Me respondió Gladis. Me dirigí, entonces a la señora Gladis, quien me dijo: “Pase siervo de Dios le estaba esperando”. Le pregunté: “¿Cómo sabía usted que veníamos a visitarla?” La anciana señaló: “Yo oro mucho al señor y escucho lo que tienen que decirme. Presto mi casa a la iglesia adventista para que los hermanos hagan sus reuniones todos los martes y sábados”. Guardé silencio para escuchar lo que hablaba la hermana Gladis, colocando hincapié en algo que me llamó la atención: “Siendo su esposo pentecostal y perteneciendo al Ejercito de Salvación, ¿usted presta su casa?. Ella respondió que su esposo no se oponía y, que incluso, estaba de acuerdo. Además había acondicionado una salita especial para dichas reuniones, que prestaba con gusto. Quise saber más y le pregunté si se había bautizado en la iglesia de su esposo. Ella comentó: “Nunca he querido ser bautizada pero si lo he acompañado muchas veces. Fui monja durante 15 años y me gusta leer. Tengo mucha literatura cristiana”. Me mostró cuatro libros del espíritu de profecía. Llegó el momento de hablarle de corazón a corazón a la hermana Gladis. Para esto, primero oramos, y luego, comencé: “Quiero que escuche el siguiente texto, si usted entiende un sólo capitulo de la Biblia, se convertirá en Adventista”. Le leí el capitulo 12 del 1-17 del Apocalipsis, explicándole versículo tras versículo: “Entonces el dragón se lleno de ira contra la mujer y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamiento de dios y tienen el testimonio de Jesucristo”. “Esta es la iglesia verdadera, el remanente de dios para el tiempo del fin” (Salmo 84:11). Le leí Isaías 7:14 y Mateo 1: 18-23. Todo le quedó muy claro y replicó: “No tengo ninguna duda que esta es la iglesia en la que deseo estar. Siervo, ¿cuándo es el bautismo?”. Le expliqué que primero debía hablar con el pastor y posteriormente le daría la fecha. Pero quedaba la duda sobre la condición de su marido. Entonces se lo preguntamos: “Hermana María, y su esposo ¿qué va a pasar con él que es pastor del Ejército de Salvación?”. Ella respondió: “Nada,


yo tomé mi decisión. Nadie se puede oponer a lo que yo entendí de los mensajes de las verdades bíblicas. Estoy muy firme de la decisión que tomé”. “Muchos pueblos en el valle de la decisión; porque cercano esta el día de Jehová en el valle de la decisión” (Joel 3:14). “No pasará mucho tiempo antes que todos hallan oído la advertencia y hecho su decisión, entonces vendrá el fin. Cada día alguien puede haber hecho la decisión que determinara su destino futuro” (Review and Herad 23 nov. 1905). La hermana Gladis tomó la mayor decisión de su vida a los 75 años de vida, fue Bautizada por el pastor Eliseo Llampen en la Calera. “Dios llama a los obreros consagrados que sean leales a él: hombres humildes que comprendan las necesidades de realizar obra evangélica y que no retrocedan si no que cada día realicen fielmente su tarea dependiendo de la ayuda y del poder de Dios en cada emergencia que surja. El mensaje debe ser llevado por los que aman y temen a Dios” (Carta Pág. 43, 1905).


COMO AYUDAR A LOS ENDEMONIADOS

LIBERANDO EN VIÑA DEL MAR Me invitaron en forma muy urgente si podía ir a visitar a una enferma para orar por ella y ungirla. Esto era en un sector en el límite entre Valparaíso y Viña del mar. Uno no se puede negar para ir y cumplir la misión que nos dio el Señor Jesús. “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades y los envió a predicar el reino de Dios, y sanar a los enfermos” (Lucas 9:12). Cuando fui, me hice acompañar por otro hermano, y sin saber bien el problema viajamos a esta misión, ya que el señor Jesús nunca hizo acepción de personas ni enfermedades. Al llegar a esa casa, nos dimos cuenta que habían como diez personas aproximadamente, que sujetaban a una mujer muy joven de los pies y de las manos. Todos lloraban reflejando en sus caras una angustia muy grande. A la joven, trataban de mantenerla en la cama con todos los esfuerzos, ya que tenía una fuerza tan grande que no eran capaces de dominarla. Con esto, la joven los insultaba y les decía muchas groserías. Yo me encontraba en el living y ellos en el dormitorio, y desde ahí observaba esta terrible escena. De repente, me di cuenta que había dos personas que oraban, y al mirar bien supe que era el pastor Luis Laguna y unos ancianos de la iglesia. Ellos la estaban ungiendo, pero se veía al pastor muy cansado y sudado por el trabajo con esta joven. Me acerqué a ellos y cuando la mujer levantó su cabeza, el pastor me hizo una señal para que me apresurara y fuera rápidamente a ungirla. El pastor y los ancianos ya no podían hacer nada más y estaban realmente agotados, por lo que decidí intentarlo yo, y ellos se fueron. Cuando la fui a ungir, la joven me gritó muchas groserías con una voz muy ronca y extraña; era como la de un hombre. Los familiares la sujetaban de pies y manos. La muchacha enferma no quería que la ungiera y le tomé su cabeza con toda mi fuerza y le puse el aceite en su frente. Sujetándola con firmeza comenzó a decaer su fuerza y los familiares lloraban y gritaban: “Está muriendo, está muriendo”. Su estado se debía a que la fuerza satánica que la poseía, había terminado. Le expliqué a los familiares que lo mejor era dejarla tranquila para que se relajara y pudiera quedarse dormida. Ellos temían que la joven se estuviera muriendo, por lo que les manifesté que lo mejor en ese momento era orar. Les dije: “El Señor la va a sanar, tengan fe en el Señor Jesús”. Luego les leí: Lucas 8:49-50 “Estaba hablando aún, cuando vino uno de casa del principal de la sinagoga a decirle: Tu hija ha muerto; no molestes más al maestro. Oyendo Jesús, le respondió: No temas; cree solamente y será salva”.


Una vez que toda esa familia se quedó tranquila les propuse, con mucho cariño y humildad, hacerles un curso bíblico para que conocieran más a Dios, ya que Él es el único que los podía ayudar como familia y especialmente a su hija. Aceptaron mi invitación, pero antes decidieron ir a comer algo, porque habían pasado todo el día con la joven. Mientras tanto me quedé al lado de la enferma orando y estudiando la Biblia. Gracias a mi Dios yo llevaba varios cursos de “La fe de Jesús” en mi bolsón. Les hice cuatro lecciones del curso y les dije que le dejaría la misión a un anciano de la zona para que les ayudara a terminar el curso. Antes de retirarnos de esa casa dijo la mamá de la niña enferma: “Cometí un error porque llevé a mi hija a consultar a muchas religiones para que la sanaran y no tuve resultados”. En respuesta, le di un consejo bíblico: “No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; No los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo Jehová vuestro Dios” (Levítico 19:31). “Estos instrumentos satánicos pretenden curar la enfermedad. Atribuye su poder a la electricidad, al magnetismo o a los así llamados remedios simpáticos, cuando en realidad no son más que canales, de las corrientes eléctricas de Satanás. Por este medió él arroja su ensalmo sobre los cuerpos y las almas de los hombres” (Signs of the times, 24 de marzo, 1887). Relató la señora Claribel, que había pagado mucho dinero en algunas de esas llamadas religiones y su hija seguía cada vez peor. Incluso se movía toda la casa y se caían los cuadros de las murallas. Contó que quemó los posters que ella tenía en su pieza, que eran de cantantes de música satánica y también toda la ropa de su cama y el colchón. Incluso botó la marquesa y compró una nueva. Yo le dije: “Sean fieles a Dios y el Señor la va a sanar completamente, a su hija. Sigan estudiando la Biblia y terminen de estudiar el curso bíblico. “Así ha dicho Jehová ¿no hay Dios en Israel, que tu envías a consultar a BaalZebub dios de Ecrón? Por tanto, del hecho en que estás no te levantarás; de cierto morirás” (2 Reyes 1:6 y ver 2 Reyes1:1-6). Pasaron tres meses y mis hermanos que estaban encargados de terminar el curso me avisaron que iba toda la familia a la iglesia. Además la señora Claribel y su hija, fueron bautizadas por el pastor Luis Laguna. El Señor Jesús había sanado muchos endemoniados en su ministerio y nos dejo también la misión a nosotros de sacar demonios. “Y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios” (Marcos 3:15). “La oración de fe constituye la gran fortaleza, los cristianos, y toda seguridad prevalecerá contra Satanás” (Testimonio Tomo 1, Pág. 296 año 1862).


LIBERANDO EN EL SUR Fui al sur por un llamado de unos ancianos de iglesia que ya habían hablado con el pastor de su distrito, para tomar decisiones y animar a algunos hermanos que no iban a la iglesia en un lugar llamado Molul- Pidenco y en otro llamado Molco. Salimos todos los días con el anciano de Iglesia Lorenzo Hueraman, andábamos hasta unos ocho kilómetros a caballo diariamente visitando hermanos y creyentes de la iglesia adventista. Se tomaron varias decisiones para el bautismo que sería en unas dos o tres semanas más. En una oportunidad, me pidió el hermano anciano, Pedro Antio, que si podía visitar a una amiga que estaba muy enferma. Me prometió que me acompañaría el hermano Reyes. Evidentemente la visitamos. Nos dirigimos, entonces, a la casa de la enferma y cuando llegamos, la señora Fresia nos señaló: “Llevo mucho tiempo enferma ... cada día sigo peor y mi marido me ha llevado a muchos médicos”. Yo le dije si confiaba y creía que el Señor Jesucristo la podía sanar. La mujer me asintió que creía firmemente en Dios. Entonces le leí de la Biblia las siguientes promesas: “Amado, yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 de Juan 2). “¿Esta alguno enfermo entre vosotros?, llame a los ancianos de la Iglesia, y oren por él ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el señor lo levantará, y si hubiere cometido pecado le serán perdonados.” (Santiago 5:14,15). Le pregunté: “¿Usted desea ser ungida de todo corazón y creer en todas estas promesas?” Ella respondió: “Por supuesto que sí, ¡únjame por favor!”. Una vez que los hermanos oraron por la enferma y nos encontrábamos arrodillados, puse el aceite en su frente. De repente cayó al suelo y empezó a revolcarse en él y a golpearse. Su esposo, angustiado, empezó a llorar amargamente y los hermanos tuvieron que sujetarla firmemente porque ella estaba poseída por espíritus malignos que la dominaban. Esta escena fue muy fuerte ya que pudimos ver como el enemigo se posesionó de esta mujer. Mis hermanos y yo, seguíamos orando con mucha más fe y confiando en las palabras y promesas de Dios. La mujer empezó a quedar más tranquila y luego quedó totalmente normal. Cuando estuvo mejor, comenzó a decir: “Mi marido me llevó a muchos médicos y a las Machis en Temuco y también a los espiritistas y a otras personas que solo nos sacaron mucho dinero. Pero él lo hacía para recuperarme”. Le indiqué que nunca había que consultar a estas personas que trabajan en cosas satánicas. “Así mismo Saúl por su rebelión con que prevaleció contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardo, porque consultó a una adivina, y no consulto a Jehová; por esta causa lo mató y traspaso el reino a David hijo de Isaías” (Crónicas 10:13-14). Consejo para la iglesia Pág. 603. “Por medio del espiritismo, muchos enfermos, enlutados y curiosos se están comunicando con los malos espíritus.


Todos los que se atreven a hacerlo están en terreno peligroso. La palabra de Dios declara que Satanás obra milagros. Hará enfermar a la gente y después quitará repentinamente de ellos su poder satánico. Eso hará que se considere sanado a los enfermos. Esta obra de curación aparente pondrá a prueba a los adventistas” (Mensaje selecto tomo 2 Pág. 61). Le propuse a la Sra. Andrea que me permitiera dejarle un mensaje del plan de salvación, quien aceptó encantada. Una vez que le explique todo el mensaje, le dije que tenía que entregarle su corazón a Jesús y hacer un pacto con Él, de seguirlo y amarlo. “El que creyere y fuere bautizado será salvo; más el que no creyere será condenado” (Marcos 16:16). “Dame hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). Le repetí nuevamente: “¿Usted Sra. Andrea le daría su corazón a Jesús?. Ella respondió: “Con toda mi alma”. Le señalé al hermano anciano que empezaran a darle estudios de la fe de Jesús a esta familia. Pasaron unos dos meses y me llamaron mis hermanos a Quillota para informarme que la señora Andrea se había bautizado y que el pastor del distrito, pastor Rubén Cofre había realizado la ceremonia. “Cada uno debería estar en una posición de cooperar con Dios al dirigir las mentes de otros hacia él. Contadles de la gracia y el poder de aquel que es el mayo médico que el mundo ha conocido jamás” (Consejo para la iglesia Pág.601). “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).


LIBERANDO EN SANTIAGO Trabajé en el distrito de la Paz con el pastor Joel Álvarez, en una semana de decisiones, saliendo con diferentes hermanos del distrito para visitar personas. Ésta, fue una experiencia muy hermosa ya que trabajé con algunos hermanos muy nuevos en la iglesia y ví en ellos una buena disposición para actuar en la obra misionera, visitando estudiantes de la Biblia y hermanos alejados de la iglesia del distrito. Cierto día como las 23 horas, el pastor me andaba buscando con suma urgencia para pedirme lo siguiente: “Hermano Tapia vengo a buscarlo para ver si puede acompañarme a este momento, porque un matrimonio de una iglesia de mi distrito ha venido llorando porque una sobrina tiene problemas muy delicados y muy extraños”. Cuando llegamos a Quilicura, ya era media noche y el matrimonio nos estaba esperando. Se veían muy tristes y apenados por el problema de su sobrina. Lo primero que hicimos fue orar los cuatro y nos preparamos para ir a ver a la joven, quien vivía en otro barrio de Quilicura. Los padres de la joven enferma sabían que iríamos a su casa, porque su hermano ya los había llamado y nos esperaban. Cuando llegamos a la casa, entramos y pedimos orar primero antes de comenzar a conversar. Posteriormente, la jovencita enferma nos comenzó a relatar lo que le sucedía. Desde que tenía seis años se le aparecían dos niñitos, una vestida de blanco y el otro vestido de negro que jugaban con ella. Esto sucedía siempre en la noche y salían del closet de su dormitorio. Contaba que con los juegos y las conversaciones, se habían hecho muy amigos y cuando estaba por quedarse dormida se entraban nuevamente al closet. Esto ocurrió muchos años y solamente ella los veía pero no le contaba a nadie. A los trece años desaparecieron y no volvieron a salir del closet. Cuando cumplió 14 años, aparecieron nuevamente: la que era mujer estaba de blanco y era muy buena con la joven, pero el que era hombre vestido de negro, no la trataba bien. Incluso la tocaba por todas partes el cuerpo y le pegaba, dejándole moreteado muchas zonas del cuerpo. Finalmente la niña decidió contarle a sus padres, quienes la llevaron a un psicólogo. Todo el relato de la joven, lo hizo como si tuviera 10 años. El pastor Joel Álvarez dijo: “Vamos a orar todos en una cadena de oración”. Y, dirigiéndose a la joven enferma le indicó: “Vas a repetir todas las oraciones que yo diga”. Cuando estábamos orando, la jovencita no quería repetir la oración y callaba; el pastor nuevamente le dijo que debía repetir lo que él estaba diciendo. La muchacha repetía algunas cosas y se quedaba en silencio, y el pastor insistía en que repitiera. Ella lo intentaba pero con mucha dificultad. Se terminaron todas las oraciones y nos levantamos de nuestras rodillas. El pastor me hizo una señal para que yo siguiera con el mensaje, y dirigiéndome a la joven, dije: “Te voy a hablar con la palabra de Dios y con toda la verdad. Esto que tienes tú es satánico, los Ángeles de Dios nunca se presentan de esta forma, ni andan tocando ni pegando. Abramos la Biblia: “Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (Santiago 5:8).


“Si nuestros ojos fueran abiertos y pudiéramos discernir la obra que efectúan los Ángeles caídos con aquellos que se sienten tranquilos y seguros, no nos sentiríamos tan seguros. Los malos Ángeles nos siguen en todo momento” (Consejo para la iglesia, pág. 604). Y continué: “Los Ángeles celestiales son mensajeros de Dios y nos protegen en todo lugar” (Salmos 91:11). “Pues a sus Ángeles mandará cerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. Los ángeles de Dios irán a cada lado de ellos aún ene este mundo, y ellos estarán al fin entre los Ángeles que nos rodean en el trono de Dios” (Consejo para la iglesia Pág. 640). Le pregunté a la jovencita: “¿Señorita usted cree en Dios y en la Biblia?. Ella contestó: “Sí, creo en Dios”, pero esta vez habló con voz de una mujer adulta y normal, por cuanto ella, al principio, tenía la voz de una niña. Le hice otra pregunta: “¿Cómo se siente usted ahora?”. Ella señaló que se sentía muy bien y más tranquila. En ese instante, la madre de la joven comenzó a narrar sobre su experiencia religiosa y señaló que había sido cristiana de muy niñita y después de casarse no había ido más a la iglesia, de esto hace unos 20 años. Después ingresó a la iglesia pentecostal. Al respecto le pregunté: “¿Y usted señora teniendo el conocimiento de Dios, no recurrió a nuestro Dios para pedir ayuda por su hija?”. Ella se quedó totalmente callada. “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defienden” (Salmos 34:7). Les dije que ya era demasiado tarde y que ésta era la única oportunidad de dejarles el mensaje del plan de salvación. Todos estuvieron de acuerdo en recibir el mensaje, por lo que empecé a leer muchos pensamientos bíblicos: “Ahora, pues, porque te detienes. Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). Continué hablándoles: “El señor los está llamando ahora a tomar una decisión por él… mañana puede ser demasiado tarde para ustedes”. “Entre tanto que se dice si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazones, como en la provocación” (Hebreos 3:15). “Dame, hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” ( Proverbios 23:26). Después de las lecturas me dirigí a la joven, a su hermana, a la madre y al padre: “¿Ustedes le darían su corazón a Jesús?. Todos respondieron que sí. Les informé que no serían bautizados en este momento, pero sus parientes adventistas que estaban presentes, les darían el curso bíblico “La fe de Jesús” para prepararse. Lo importante era tomar la decisión de bautizarse y por mientras que llegara ese día, debían orar mucho a diario. Todos quedaron conformes.


“Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla. Él continua llamando legiones de malos Ángeles, para lograr su objeto. Cuando los ángeles del Todopoderoso, revestidos de la armadura del cielo, acuden en auxilio del alma perseguida el desfalleciente Satanás y su hueste retroceden, sabiendo perfectamente que han perdido la batalla” (Consejos para la iglesia Pág. 582). En este hogar estuvimos aproximadamente desde las 24 horas, hasta las 2 de la madrugada. Cuando hay clamores hay que ir a cumplir la misión por muy difícil que sea. “Y se le mostró a Pablo una visión de la noche un varón macedonio estaba en pie, rogándoles y diciendo: pasa a macedonia y ayúdanos” (Hechos 16:9). Cuando las personas solicitan, claman y piden por nuestra ayuda, debemos acudir solícitamente no importando la hora, el frío, el calor o cualquier impedimento, ya que estamos socorriendo y salvando almas del enemigo y llevándolas a los brazos de Jesús.


COMO AYUDAR A LOS ENFERMOS A DECIDIR BAUTIZARSE DECISION EN SANTIAGO SUR Comenzamos a trabajar en una campaña de decisión en el distrito de Santiago Sur con el Evangelista de la Asociación Metropolitana, Pastor Ricardo Torres, y con el Pastor del distrito Oscar Lefiguala, con quien salíamos a tomar decisiones a los candidatos para el bautismo en todo este sector, compuesto de cinco iglesias. Generalmente la mayor parte de las visitas a los candidatos y estudiantes de la Biblia era después de las 21 horas, ya que la mayoría de las personas trabajan durante todo el día y muchos viven en lugares muy alejados. Pero a pesar de todo el trabajo y lo cansado que estábamos, llegábamos muy contentos y felices por el hermoso trabajo misionero. Un día me dijo el Pastor Lefiguala, que lo mejor era hacer cadenas para captar gente. Así, yo saldría con diferentes hermanos del distrito a ver sus alumnos, y a esos mismos alumnos les pediría que me llevaran a visitar a todos los hermanos que tengan, ya sea estudiantes de la Biblia, desanimados, apostatas, alejados de la iglesia y especialmente a los enfermos. Salimos en la mañana con el Anciano de iglesia José Bustos e hicimos muchas visitas en su iglesia. Luego me propuso que visitáramos a una hermana creyente que hace tres días que había salido del hospital con un cáncer terminal. Yo le dije que estaba de acuerdo porque a mí me agrada mucho visitar los enfermos dado que trabajé tres años visitándolos en el hospital de Quillota. Incluso tenía una credencial permanente para poder ver a los enfermos en cualquier momento. Oraba por ellos y muchos eran ungidos y también, muchos de éstos enfermos buscaron la Iglesia Adventista para continuar estudiando. “Y yendo predicad, diciendo: El reino se ha acercado, sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos y echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” (mateo 10:7,8). “Y sanad a los enfermos que en ella haya y decidles: se ha acercado a vosotros el reino de Dios” (Lucas 10:9). Cuando llegamos a la casa de la enferma nos dimos cuenta que había otros hermanos visitándola y nos devolvimos rápidamente, pero salió un joven y nos dijo que nos fuéramos. Así que entramos a la casa, la sorpresa fue que los que estaban con la enferma era un matrimonio de adventistas que cantaban muy hermoso y además eran de la misma iglesia del hermano Bustos. Me dieron la oportunidad de entregar el mensaje, mientras mis hermanos oraban silenciosamente. Me sentí lleno de gozo porque eso me ayudaba a hablarle del Salvador. Junto a la enferma se encontraban su hijo y sus padres, y yo le pregunté a la enferma: “¿Usted sabe bien en las condiciones que se encuentra su salud, sabe de esta terrible enfermedad? Y continué diciéndole: “Lo que usted necesita primero es la salud del alma, antes de poder sanar la enfermedad física. Por esto, apreciada hermana, abra su


corazón al médico divino, el Señor Jesús le dice: “He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Hoy el Señor la está llamando, así tal cual está, enferma con su cáncer, así la quiere el Señor Jesús, y le leo: Hechos 5:29 “Respondiendo Pedro y los Apóstoles dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. Pregunté a la hermana: “¿A quién obedece usted mi hermana? Ella me respondió: “A mi Jesús”. Continué: “Hoy debe tomar usted una decisión con el Señor, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). Usted hermana Lidia ¿quiere ser salvada o condenada?”. Dijo llorando: “Quiero ser salvada”, entonces -le dije-, “abra su corazón a Jesús y haga hoy mismo un pacto con el Señor por medio del bautismo”. La hermana Lidia de corazón y con toda el alma, aceptó. Los hermanos la abrazaron con mucho cariño y también la abrazaron su hijo y sus padres. Le dije: Este sábado será el bautismo. Dijo: “Amén”. “El Salvador miró el rostro entristecido del enfermo y vio sus ojos implorantes fijos en él. Bien conocía el deseo de aquella alma agobiada. Era Cristo el que había llevado a la convicción a la conciencia del enfermo, cuando estaba aún en casa” (Ministerio de Curación p. 50). Fue una fiesta muy hermosa, más de 30 almas se bautizaron junto a mi hermana Lidia, a pesar del estado en que se encontraba. Hizo la mejor decisión de su vida al aceptar a Jesús. Para meditar: “Al levantar a esta alma caída, Jesús hizo un milagro mayor que al sanar la más grave enfermedad física. Curó la enfermedad espiritual que es para muerte eterna” (Ministerio de Curación p. 59). “Si se dedicara menos tiempo a sermonear y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados. Hay que aliviar a los pobres, atender a los enfermos, consolar a los afligidos y dolientes, instruir a los ignorantes y aconsejar a los inexpertos” (Ministerio de Curación p. 102).


DANDO SANIDAD ESPIRITUAL EN RENCA Durante una Semana Evangelística de Semana Santa con el Pastor Evangelista de la Asociación Metropolitana, Erwin Gómez, predicamos en la Iglesia Central de Renca. El Pastor Milton Alaña estaba encargado en Renca Norte (iglesia Apóstol Santiago), junto al Pastor del distrito, José Almonte. Mi misión era tomar decisiones en las cinco iglesias y con diferentes hermanos que me acompañarían cada día en hacer las visitas misioneras. La campaña estaba muy hermosa con la compañía del Cuarteto ASAF, quienes entonaban hermosos cantos celestiales. Durante todas las misiones yo oro mucho a mi Salvador, confiando plenamente en él, para que nos use a mí y a mi acompañante como instrumento mediador con el fin de tomar muchas decisiones para gloria de nuestro Salvador Jesús. “La obra de salvar almas ha de avanzar como una guerra agresiva, en medio de la oposición, el peligro, la pérdida y el sufrimiento humano” (Testimonies, T.9 p. 45,46). En cuanto despierto, lo primero que pienso es decir: “Hoy Señor nos darás muchas almas para tu reino”. “Avancemos rápidamente, Id, debiéramos sentir ahora la responsabilidad de trabajar con intenso fervor impartiendo a otros las verdades que Dios ha dado para este tiempo” (Joyas de los Testimonios T.2 p. 371). El día miércoles el Pastor José Almonte me fue a buscar muy temprano en la mañana, para decirme que faltaba visitar a tres personas para el bautismo y que me iba a llevar a la casa de un hermano muy amigo de él, que vivía en Renca. Pero el Pastor José me informó que asistía a otro distrito llamado Plaza Garín, y me dijo que su amigo conocía mucha gente en el sector donde vive. Este amigo se llama Manuel Gutiérrez y es muy consagrado y misionero. Con él saldría a misionar. Salimos con el hermano Manuel desde las 16:00 hasta las 21:30. Logramos tomar 8 decisiones para el bautismo para gloria de nuestro Dios. El hermano Manuel me preguntó: “¿Está cansado hermano Tapia? Le dije que no, que ya estaba acostumbrado a trabajar incansablemente y a tiempo completo para mi Dios; son 25 años. Seguimos nuestro rumbo, cuando él me dijo algo preocupado: “Sabe hermano Tapia, tengo una tía que se llama Eliana, tiene 75 años y está muy enferma de diabetes. Ya perdió los dedos de los pies y yo quiero, y necesito que usted le hable del mensaje del Plan de Salvación para que ella pueda aceptar a Jesús como su único Salvador”. Estaba claro, debíamos visitarla. Cuando llegamos a la casa de su tía, el hermano Manuel tocó el timbre y se demoraron mucho en abrir la puerta. Finalmente abrió una niña de 12 años aproximadamente, quien nos dijo: “¿Es usted tío Manuel?, voy a avisar a mi abuelita”. Se demoraron otro tiempo en llegar, ya que estaban todos acostados. De pronto, apareció una ancianita en una silla de ruedas y, lo primero que nos dijo, fue lo siguiente: “Anoche soñé que venían a ungirme, Dios me presentó anoche este sueño”.


Enseguida apareció el esposo de la abuelita quien apenas podía andar porque estaba enfermo de sus piernas. También entró una niña de 15 años más o menos y una señora vestida enteramente de negro de unos 50 años. Nos saludamos entre todos, e inmediatamente me dirigí a la señora Eliana y le pregunté: “¿Usted quiere ser ungida?”. Sin dudar, ella me dijo que si, y que su viejito también, porque se encontraba muy enfermo. La niña de 12 años y la de 15 también quisieron unirse, pero la señora que estaba de luto no dijo nada, y solo vi en su rostro una amargura y pena muy grande. Le pedí al hermano Manuel que hiciera la oración de rodillas. Fue un momento de recogimiento muy grato, pero cuando estaba terminando de ungir a la penúltima niña la mujer estaba de luto me dijo llorando: “¡Únjame a mí también!”. Cuando miré la hora eran las 11 de la noche, ya era tarde y debíamos regresar. Pero antes le pedí a la Sra. Eliana, que me permitiese dejar un mensaje del Plan de Salvación, ya que era la única oportunidad que tenía para hacerlo. Ella dulcemente me señaló: “Yo quiero escuchar la Palabra de Dios”. Lo que a mí me preocupaba, era la mujer vestida de luto que se veía muy triste. Comencé a dar el mensaje y nadie me arrebató algo de este poderoso libro inspirado. Les dije: “Jesús le dijo hoy ha venido la salvación a esta casa: por cuanto él también es hijo de Abraham” (Lucas 19:9). Todos ustedes hoy fueron ungidos y todos ustedes le pertenecen al Señor Jesús, que pagó con su vida por cada uno de vosotros. “Ahora pues, por qué te detienes, levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre” (hechos 22:16). Le pregunté a la señora Eliana: “¿Le prohíbe su esposo, su hija y sus dos nietos entregarle el corazón a Jesús por medio del bautismo? Ella dijo, que estaba dispuesta de todo corazón a entregarle su vida a Jesús. Le pregunté lo mismo al esposo y me respondió que también le entregaba su corazón a Jesús junto a los dos nietos. Pero la señora que estaba de luto no dijo nada, nunca se sentó, siempre estuvo parada y afirmada en la pared. Hasta que le pregunté su nombre. Con una voz muy baja que apenas se escuchaba, me dijo Edith. A ella también le hice la pregunta que le había hecho a todos, si le daría el corazón a Jesús, pero no me contestó. Puse la Santa Biblia frente a su cara y le repetí nuevamente: ¿Usted le daría el corazón a Jesús?”. Nuevamente no respondió. Pensé que era sorda porque no decía nada. Hice un nuevo intento y tomé otro texto bíblico: “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). Y le repetí por segunda vez muy fuerte: “Hermana le daría el corazón a Jesús”. Y no contestó nada. Y más fuerte le pregunte lo mismo: “Hoy te está esperando la salvación. El Señor lo único que te pide es tu corazón y debes aceptarlo. Invitando a Jesús a venir y a morar en Tu alma como huésped celestial. No puedes dejar afuera a Jesús de tu corazón, porque Él se mantiene cerca de ti, te llama con el gran deseo de entrar en tu alma”. En ese momento ella gritó llorando: “Le entrego mi corazón”, y salió corriendo a la cocina. El hermano Manuel la siguió y estuvieron llorando los dos en la cocina durante mucho rato. Yo observaba esa escena mientras tomaba los datos a la señora Eliana. Enseguida entró la mujer con una bandeja con refrescos y galletas, pero no dejaba de llorar. Le manifesté al hermano Manuel, que sería bueno que él hiciera la oración de despedida, pero el hermano no pudo


terminar la oración ya que lloraba junto con la señora. Nos despedimos del hogar y saliendo a la calle y antes de subir al auto del hermano se refirió a mí llorando: “¿Sabe usted por qué lloraba mi prima Edith?. Estaba esperando que se durmiera su padre, su madre y sus dos hijas para quitarse la vida, ya que no soportaba la enfermedad de su madre que estaba perdiendo las piernas, y el cáncer de su hija menor, a quien aún no le comunicaba la mala noticia. Por todos los problemas que tenía se iba a quitar la vida. Pero ocurrió un milagro…. Soy de cuna adventista y nunca había visto algo así. A mi tía Dios le mostró en sueños que veníamos a ungirla, el resto de la familia toda fue ungida, este es el milagro más grande que he visto. ¡Gracias Señor por tu misericordia!”. La hermana Eliana se bautizó y el resto de la familia están estudiando la Biblia para hacerlo muy pronto. Ese sábado de bautismo lo hicieron 28 almas para la gloria de nuestro Dios.


DANDO SANIDAD ESPIRITUAL EN QUILLOTA Muchas veces fui a las reuniones de oración y predicaciones de sábado en una de las iglesias del Distrito de Quillota. Pero un día martes de oración, escuché a una hermana llorar mucho por su hijo y pidiendo por él porque estaba muy enfermo. En esta pequeña iglesia la mayor parte de sus miembros son mujeres muy humildes, trabajadoras y unidas, además son muy misioneras y como característica principal de las hermanas, son muy amorosas. La Directora del Grupo, la hermana Patricia Canelo, me dijo: “Hermano Tapia, le pido que pida oración en otras iglesias que visite”. “Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que seáis sanados” (Santiago 5:16). “La oración eficaz del justo puede mucho”. Yo le dije que las oraciones siempre tenían mucho poder y le solicité que orara por el hijo enfermo de la hermana. “También les refirió Jesús otra parábola sobre la necesidad de orar, y no desmayar” (Lucas 18:1). “Pero cuando sobreviene la enfermedad, entonces se acuerdan de Dios. Cuando falta la fuerza humana, el hombre siente la necesidad de la ayuda divina. Y nunca se aparta nuestro Dios misericordioso del alma que con sinceridad le pide auxilio. Él es nuestro refugio en la enfermedad y en la salud” (Ministerio de Curación p. 171). Pasó el tiempo, y escuché nuevamente que cada día el joven estaba más enfermo. Preocupado, me dejé caer de sorpresa en su casa. La hermana y su nieta se sorprendieron mucho, y me dio la impresión que ellos no querían recibir visitas para su hijo enfermo. Yo les dije que el Señor Jesús me había enviado para ungir a su hijo y entré a su dormitorio. Su madre me presentó al joven que se llamaba Libi, y le dijo que yo lo venía a visitar. Sin perder tiempo, me acerqué y le dije: “Mi apreciado amigo, los miembros de iglesia me pidieron que viniera a ungirte, ¿tú lo deseas de corazón?, ya que yo no lo puedo ungir si usted no lo desea. Y señaló: “Sí hermano, si quiero.” Le leí “Está alguno enfermo entre vosotros, llame a los Ancianos de la iglesia y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor, y la oración de fe salvará al enfermo y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecado, le serán perdonados” (Santiago 5:14,15). Una vez que terminé el ungimiento, el joven Libi abrió su corazón y dijo llorando: “Hermano Tapia, tengo la enfermedad más terrible, SIDA. Yo sé que me busqué esta enfermedad y me arruiné la vida. Era casado y me separé de mi esposa y mi hija de 16 años se fue a vivir con mi madre. Yo pertenecía a otra congregación evangélica y me descarrié.” Estaba muy angustiado y solo pude decirle: “Mi estimado amigo, nunca es tarde para buscar a nuestro Dios”. “Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano, deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos y


vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia y el Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:6,7). Y continué: “Tu madre es adventista, ella muchas veces te habrá hablado de las verdades de la Palabra de Dios, ¿quieres que te hable de todo corazón? Si tienes dudas pregúntame y con la ayuda del Espíritu Santo te responderá.” Me hizo muchas preguntas y se las respondí con mucho cariño; situación que queda plasmada en el siguiente texto: “Solo cuando vivimos obedientes a su Palabra podemos reclamar el cumplimiento de su promesa”. Dice el Salmista: “Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado” (Salmo 66:18). Empezó a gritar por los dolores de su enfermedad, y cuando se tranquilizó le dije: “Mira Libi, el tiempo es muy corto para ti, ven a los brazos de Jesús así tal como estás. El Señor Jesús te ama mucho, mira lo que te dice: “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). Tú, de corazón sincero… ¿deseas darle tu corazón a Jesús? Con lágrimas en los ojos me respondió: “Le entrego mi corazón a Jesús”. En ese momento llamé a su madre y a su hija y les comuniqué que Libi había tomado la mejor decisión de su vida, la de ser bautizado. Su madre lloró junto a su hijo y su nieta, y le dijo: “Estarás conmigo en mi iglesia, le he pedido tanto a mi Dios siempre que estuvieras conmigo y Dios me contestó”. Hablé con el pastor Ogalde y le conté en las condiciones físicas deterioradas en que se encontraba Libi, por lo que no se podía llevar a la iglesia para ser bautizado. El pastor me dijo que lo bautizaría en la casa. Se preparó en el hogar una tina con agua tibia, y se realizó un bautismo muy especial, ya que Libi estaba desahuciado por los médicos. Su madre lo llevó tres veces a la iglesia en vehículo, y una vez llegó solo afirmado con bastones. Dos meses después de bautizado falleció en el Señor. “Dios conoce el fin desde el principio, conoce el corazón de todo hombre, lee todo secreto del alma” (Ministerio de Curación, p. 175). Gracias mi Dios, por tomar esta decisión para ti en el momento oportuno.


DANDO SANIDAD ESPIRITUAL A UNA CIEGA Siempre que mis hermanos me invitan a visitar personas por cualquier problema, nunca digo No, porque Jesús nos dio el mejor ejemplo: “Recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en la Sinagoga de ellos, predicando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo” (Mateo 4.23, 24). Un día me invitó la hermana María Figueroa a visitar a una ancianita, que ella visitaba por muchos años y la acompañaba su pequeña sobrinita, María Cisternas. Esta pequeña quería mucho a esta ancianita, por esto siempre la visitaban, además de ser un encargo de su padre antes de morir. Mientras caminábamos e íbamos a visitar a la ancianita, la hermana María me contó que ella no tenía ningún familiar y que vivía de allegada por misericordia de Dios con un caballero que la conoció hace 60 años en Valle Hermoso (La Ligua). Esta abuelita vivía en el fondo de la casa en un cuarto muy chiquito, en unas condiciones muy deplorables. Cuando llegamos a la casa y golpeamos, la esposa del caballero que la tenía allegada no nos quiso abrir y nos trató muy mal. Esta señora era de muy mal carácter y de difícil trato. Mientras yo hablaba con la señora, la hermana María y su sobrinita estaban orando en la calle, y en un momento la señora cambió de opinión y nos dijo con voz muy fuerte y casi gritando: “Está bien, van a entrar sólo 2 minutos”. Cuando nos hizo pasar al fondo del sitio nos dimos que tenía a la abuelita con llave en su cuarto y no pudimos entrar, por lo que tuvimos que llamar a la señora para que nos abriera la pieza. Finalmente entramos y me dio tanta tristeza de ver las condiciones infrahumanas en las que vivía, que me puse muy triste. La ancianita preguntó quién era. La hermana María respondió que era ella junto a su sobrinita y el Anciano de iglesia, hermano Tapia. En ese momento me di cuenta que la ancianita era ciega y era tan tierna y amorosa, que lo reflejaba en su voz dulce. La abuelita comenzó a hablar muy angustiada: “Estoy sufriendo cada día más, me he caído muchas veces de la cama y hace poco me fracturé el brazo. Grité para que vinieran, pero no me escucharon porque estoy acá en el fondo y me dejan con llave. No tengo como salir para ir al baño y a veces paso hambre y en el invierno mucho frío. A medida que hablaba, se me estremeció todo mi ser, hasta las entrañas de mi alma. Con dificultad pude expresarme y le comuniqué: “Mi estimada Talita le vamos a mandar de la iglesia ayuda y hermanas que van a preocuparse por usted y vamos a satisfacer sus necesidades”. “Hecho, ya todo lo que se puede hacer para ayudar al pobre a satisfacer sus necesidades, quedan aún la viuda y los huérfanos, los ancianos, los desvalidos y los enfermos, quienes requieren también simpatía y cuidados. No hay que desatenderlos jamás, y el tierno cuidado de todos los que él ha establecido por su mayordomo” (Ministerio de Curación p. 153). Es lo más terrible que he visto en mi vida. Fui muchas veces a verla, pero la señora que la tenía ponía muchas dificultades para verla. Oré mucho tiempo por la señora, para que no pusiera problemas para ir a ver a Talita. Nos


hacía pasar por un portón falso y varias veces una vecina nos pasaba una silla para poder mirar y llamar a Talita y ella nos contestaba desde su cuarto. Fue tanta mi desesperación que me atreví a hablar con el esposo de la señora y ella siempre lo negaba. Entonces fui muy temprano un domingo para hablar personalmente con el caballero y cuando golpeé me abrió don Eugenio y, Dios preparó el corazón de este señor. Le conté todas las dificultades que nos ponía su esposa para visitar a Talita y le dije que pertenecía a la iglesia adventista. Le comenté que nuestro único propósito era ayudarla y a la vez compartir con ella y estudiar la Palabra de Dios. Él reconoció que era muy bueno lo que hacíamos y nos dio toda clase de facilidades para visitar a Talita. Entonces hubo un gran apoyo de las Dorcas del Distrito de Quillota, especialmente de la Iglesia Central. En todas nuestras visitas, le hablábamos a Talita del mensaje de salvación. Y la reconfortaba diciéndole: “Talita, Dios la ama mucho a usted, aunque usted tenga impedida la vista, pero tiene muy buenos oídos, mire lo que le dice Jesús: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). Y le pregunté que era lo que le impedía bautizarse. Ella respondió: “Tengo miedo por la señora que me puede echar a la calle”. Le prometí hablar con don Eugenio, pero ella insistió en que tuviera mucho cuidado porque si no la echarían y no tenía donde ir. Le di por seguro que el Señor arreglaría el problema. Hablé con el dueño de casa y le dije que Talita quería pertenecer a nuestra iglesia, se lo dije con mucho respeto y humildad, y él me contestó, que no podía impedir la decisión de la ancianita. Le dije: “Dios lo bendiga mucho don Eugenio, siempre oraré por usted y su familia”. Le comuniqué a la anciana que en dos sábados más era el bautismo. Cuando la fuimos a buscar para su ceremonia, arrendamos un auto y le informamos a los dueños de casa que cada vez que la fuéramos a buscar, la iríamos a dejar de vuelta. El bautismo fue efectuado por el pastor Raúl Hernández, fue una fiesta espiritual muy hermosa y de ahí en adelante cambió la vida para esta hija de Dios. Ahora tenía una familia muy grande y eran todos los hermanos de iglesia. Un día se le incendió su cuarto y salvó su vida por milagro de Dios. En ese entonces hubo cambio de pastor y le conté el problema de Talita. Con el nuevo Pastor Juan Figueroa, hicimos los trámites para conseguir con las autoridades una nueva casita para ella. Hablamos con la Asistente social para sacarla del lugar en que estaba y así pudimos llevarla a la casa de los hermanos Martínez, ellos se encargarían de la anciana. El verdadero nombre de Talita era Auristela Castro, estuvo al cuidado de la iglesia durante 7 años. Ella siendo una persona muy sola, sin familiares en esta tierra, llegó a tener una familia en todo el mundo. “Las viudas y los huérfanos son objeto especial del cuidado del Señor. Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en la morada de su Santuario” (Salmo 68:5). Talita falleció en el Señor y sabemos con la convicción del Espíritu de Dios que nuestro Salvador la levantará en la resurrección. Amén.


COMO YUDAR A PERSONAS DE IDEAS DIFICILES

QUIERO BAUTIZARME PERO EN UN RIO Fui invitado por el pastor Richard Torres, departamental de Asociación Metropolitana, y el pastor distrital Nibaldo Díaz, a una campaña en el distrito de la Florida. El pastor Díaz me dijo que debía salir a hacer visitas misioneras a los candidatos para el bautismo, y agregó: “El hermano que tenía que salir con usted no ha llegado, por lo tanto, yo lo voy acompañar después que realice mis visitas”. Mientras conversaba con él escuché un niño que dijo: “A mí me gustaría salir con el hermano, yo conozco todos los lugares, y además quiero aprender las técnicas de trabajo misionero”. Le contesté: “Encantado estoy de salir contigo, porque por varios años trabajé con jóvenes y especialmente con Conquistadores y con ellos salía hacer obra misionera”. Le pregunté su nombre y su edad y me contestó que se llamaba Carlos y que tenía 13 años. Insistió en que quería salir conmigo porque quería aprender sobre las cosas de Dios, para llegar a ser pastor y así, ayudar a los hermanos de su iglesia. En la mañana de ese domingo, salimos a visitar con el jovencito Carlos, y fue una bendición salir con él, ya que le gustaba orar, saludar a los hermanos y preocuparse por ellos. Al siguiente día el pastor me señaló que debía salir con un anciano de Iglesia porque él tenía varias personas para ser visitadas. En cierta ocasión, en que visitábamos a algunas personas, me expresa el hermano anciano: “Hermano Tapia, tengo un hermano para visitar que es muy difícil y ha hecho muchos cursos bíblicos. Va todos los sábados a la Iglesia desde hace bastante tiempo y es fiel en sus diezmos; lo han visitado muchos hermanos, pastores y misioneros pero nunca ha querido ser bautizado. Yo le dije: “Vamos hermano, para el Señor no hay corazón duro”. “La experiencia de la conversión genuina. Se me ha mostrado que muchos tienen ideas confusas con respectos a la conversión” ( Evangelismo Pág. 211). Una vez que entramos a la casa de esta persona, el anciano de Iglesia me presentó y le dijo que yo le dejaría un mensaje del plan de salvación. Le propuse orar y aceptó. Luego le dije: “Mi estimado amigo, he sabido que usted es muy fiel creyente, guarda el sábado, devuelve sus diezmos, viene siempre a la Iglesia, ¿usted no se enoja si le hablo de corazón a corazón y con franqueza?” Él me respondió: “Eso me gusta”. Con esto, podíamos comenzar, pero antes debía saber su nombre. Se lo pregunté y me informó que se llamaba Javier. Entonces abrí el libro sagrado y leí: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura, el que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado” (Marcos 16:15-16). “Hermano Javier, el Señor no pide favores, él está dando una orden: ID. ¿Usted cumple todas las órdenes de su jefe?” Me respondió que sí. Y continué: “Si usted no cumple, ¿qué le pasa?”. Me contestó que en ese caso lo echarían del trabajo. “Bueno”- le dije – “algún día todos los que cumplieron la orden del rey de reyes irán al cielo, y para los que no obedecieron, va a venir el lloro, y crujir de dientes. ¿Cree hermano Javier en la palabra de Dios?”.


Afirmó que claramente creía. Entonces le aseguré: “También los demonios creen y tiemblan (Santiago 2:19) … pero los demonios no obedecen el llamando de Dios, ¿usted quiere ser salvo o perderse?”. Evidentemente él dijo que quería salvarse. Le pregunté: “Por lo tanto, ¿qué le falta?” Él ratificó: “El bautismo”. “Entonces – insistí- cumpla con lo que el señor le pide, este sábado es el bautismo en la hora del sermón, le tienen lista su túnica para bautizarse”. Enojado, el hombre gritó que no se iba a bautizar. Entonces, retomé la palabra: “No juegue con la salvación, se puede cerrar en cualquier momento la puerta de gracia. Hoy el Señor lo está llamando, no mañana. En ese momento comenzó a cambiar su rostro y dijo: “Me quiero bautizar en un río del sur de Chile, donde las aguas son las más limpias del país”. Le expliqué que no era necesario ir tan lejos. El agua que está en el baptisterio está temperada y limpia y lo va a hacer públicamente, usted está igual que Nahaman en 2 Reyes 5:12,13,14: “Abana y Farfar, ríos de Damasco, no son mejores que todas las aguas de Israel. Si me lavare en ellas no seré también limpio. Y se volvió, y se fue enojado. Más sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre Mío, sí el profeta te mandara alguna gran cosa, no lo haría. Cuanto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio. El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”. Y le pregunté: “¿Usted hermano Javier, todavía quiere ser bautizado en el sur, donde las aguas son heladas y correntosas y de mucho peligro?. Las aguas del Jordán eran muy sucias, pero el agua del espíritu Santo es mejor, porque Jesús mismo es el agua de vida que salta para dar vida eterna. El sábado hermano es su bautismo ¿Amén?” Y mi hermano con alegría me dijo: “Amen”. “Muchas preciosas almas que desean fervorosamente ser cristianos están sin embargo tropezando en la oscuridad, esperando que sus sentimientos sean poderosamente sacudidos” (El Evangelismo, Pág. 212).


CÓMO AYUDAR A LOS QUE CONOCEN LA VERDAD Y NO QUIEREN BAUTIZARSE

UN MEDICO CON IDEAS ESPECIALES Colaborando en una campaña evangelística con el departamental de la Asociación Metropolitana, pastor Bernardo Rodríguez, me comunicó que tendríamos muchas campañas en diferentes distritos de Santiago durante un año: “Vamos a comenzar con el distrito del pastor Richard Torres”. Salíamos todos los días a visitar a estudiantes y candidatos para el bautismo en todas las Iglesias de su distrito, y después de finalizadas las conferencias salimos nuevamente a visitar. Se cumple el mandato del señor Jesús, que dijo: “Por tanto, id, y hacer discípulos a todas las naciones, bautizando en el nombre de Padre y el Espíritu Santo” ( Mateo 28: 19 ). “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar de Jesucristo” (Ver marcos 5: 42). El pastor Torres me propuso lo siguiente: “Vamos a visitar un estudiante muy especial de la Biblia. Hace mucho tiempo que estudia con un dirigente de Iglesia, incluso ha ido muchas veces a ella y conoce toda su doctrina, sabe bastante de la Biblia y es un médico extranjero”. Fuimos a visitar a este estudiante de la Biblia, llamado Alejandro, quien nos recibió muy amablemente. El pastor lo felicitó por visitar nuestra Iglesia y por ser un buen alumno de nuestros cursos bíblicos. Luego oramos para seguir conversando con él. Dijo el pastor Torres: “Le presento al hermano Tapia, él le va a dejar un hermoso mensaje”. Tomé la palabra para hablarle del plan de salvación lo más resumido posible. Él me dijo que tenía todo el tiempo para hablar. Abrí la Biblia en Marcos 16:15-16, y leí: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”. El hermano Alejandro completó: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere será condenado”. Algo sorprendido le pregunté: “¿Usted que dice de esto, que dice la Santa Biblia?” Él me dijo: “Yo lo sé todo, porque fui bautizado muy pequeño.” Yo le expliqué que las guaguas no se bautizan, sino que se presentan al señor. “Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño; le pusieron por nombre Jesús, el cual le había sido puesto por el ángel, antes que fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor. El Señor Jesús fue bautizado por inmersión en el río Jordán por Juan el Bautista (Lucas 2:21-22, ver Mateo 3:16). Y continué diciéndole: “Usted a quien obedece Doctor, ¿a los hombres o a Dios?” Él aseguró que a Dios. Dije: “Entonces veamos lo que dice el Señor: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (San Juan 13:15).


“Respondiendo Pedro y los Apóstoles, dijeron: es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hecho 5:29). Continué: “¿Usted quiere perderse o salvarse?. Yo creo que lógicamente salvarse… Usted doctor Alejandro, conoce toda la verdad, no esté jugando con la salvación, porque la puerta de gracia puede cerrarse en cualquier momento para usted... ¿usted Doctor, le daría su corazón en forma sincera a Jesús para hacer un pacto con él?”. “Dame hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). El hermano Alejandro respondió: “Encantado y gozoso le doy mi corazón a Jesús”. Entonces, este sábado será su bautismo. El Pastor Torres lo felicitó y lo abrazó, yo también lo felicité con mucho cariño. Cuando llegó el día de su bautismo el doctor no llegó, ni fue más a la iglesia. A la semana siguiente le propuse al Pastor visitarlo nuevamente, y así lo hicimos. Fuimos donde trabajaba, al consultorio municipal, pero cuando llegamos a su oficina, la secretaria nos informó que el doctor estaba ocupado con unos pacientes, por lo que debíamos esperar. Luego de desocuparse nos hizo pasar y lo saludamos cordialmente. Oramos juntos y le dijimos que estábamos preocupados porque no llegó al bautismo, el cual había estado hermoso y donde se habían bautizado muchas almas. Él había sido el único invitado que no llegó a la cita que el señor le hizo. “Y a la hora de la cena envió a sus ciervos a decir a los convidados: venid, que ya todo está preparado. (Lucas 14:17- leer Lucas 14:21 – 23). El doctor puso mil excusas y dijo que había hecho muchos cursos y que tenía claro lo del sábado. Le afirmé que el evangelio era para los valientes y no para los cobardes, y que Dios lo había puesto aquí, en un lugar estratégico para ayudar a los enfermos. Le pregunté: “¿Por qué nos se quiere bautizar, cuál es su problema?”. Él me respondió que quería ser bautizado en el río. Entonces, hablé con el pastor Ricardo Torres, para ver las posibilidades que ocurriera esto. La respuesta del pastor fue positiva, y nos informó que el hombre sería bautizado el próximo domingo en el río del Cajón del Maipo. Gracias a Dios, este hombre que en un principio no se quería bautizar, fue bendecido por Dios en las frías aguas cordilleranas de Cajón del Maipo, donde se dio cuenta claramente de la diferencia de temperatura entre las aguas de aquí y las de su país. Por esto dijo: “Las aguas de mi país tropical son muy tibias, a diferencia de las de Chile”. Con esto, el bautismo para este médico extranjero, va a ser inolvidable y marcado por la baja temperatura del Cajón del Maipo. Para meditar: “Abana y farfar, ríos de damascos no son mejores que todas las aguas de Israel. Se me lavare en ellos, no seré también limpios y se volvió, y se fue enojado” (Leer 2 de reyes 5:1 – 14).


“Sin la presencia del Espíritu Santo, ningún corazón se conmoverá, ningún pecador será ganado para Cristo” (Joyas de los testimonios Tomo 3 pág. 284). “No puede el Hombre recibir algo si no le fuera dado el cielo. De este compañero divino recibiréis instrucción en la ciencia de salvar almas” (Obreros evangélicos pág. 485).


AYUDANDO EN CALAMA A UNA RESAGADA Fuimos invitados a ayudar en una campaña de decisiones, realizada por el pastor del distrito de Calama, Mauricio Compte; quien, a su vez, invitó al pastor del distrito de Copiapó, Miguel Aranda. Éste último, tendría las conferencias con los alumnos del colegio Adventista de la enseñanza media todas las mañanas y, en las tardes, la conferencia se realizaría en la iglesia central. A mí se me asignó las reuniones en la iglesia llamada Tarapacá, de 20 a 21 horas, y tomar decisiones durante el día. Después de las conferencias, tendría que seguir durante las noches visitando todo el distrito. Esta campaña estaba siendo de gran bendición en las decisiones para el bautismo. También salí a visitar con el capellán del colegio Pastor Alegría y con algunos profesores del colegio, la cual fue una experiencia muy hermosa. Se estaba cumpliendo la misión que nos dio el señor Jesús: “Y todos los días en el Templo y por la cosa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5: 42). “Muchos se verán corriendo de aquí para allá impulsados por el espíritu de Dios para llevar la luz a otros. La verdad, la palabra de Díos, es como un fuego en sus huesos, y los llena con un deseo ardiente de iluminar a los que están en tinieblas” (Revió anhelad 23 junio 1895). El día jueves de mañana el capellán del colegio y el pastor Alegría me dijeron: “Hermano Tapia, le voy a traer varios grupos de diez alumnos para que usted les dé el mensaje de salvación. Son de tercero y cuarto medio, y un poco difíciles, pero muy buenos alumnos”. Después de haber realizado esta misión, puedo decir que fue una bendición presentar las buenas nuevas de salvación a estos jóvenes y señoritas. Muchos decidieron bautizarse y otros lo harían en un futuro cercano. El pastor Mauricio Compte me señaló que iríamos a visitar a una dama que conoce la verdad por muchos años. Va a la iglesia y es muy apreciada por los hermanos, pero nunca ha querido ser bautizada. La fuimos a ver y cuando llegamos a su casa, el pastor inmediatamente le dijo que la veníamos a visitar y a orar con ella. Hubo una larga conversación con la señora y ella hábilmente trataba de eludir el compromiso con Dios, de ser bautizada. Le expliqué que no era bueno postergar la decisión por tanto tiempo con el señor, tal vez puede cerrase en cualquier momento la puerta de gracia. Ella nos contó que le había dado el mensaje a su esposo y el se había bautizado. Cuando le preguntamos por qué ella no lo había hecho, explicó: “Yo conozco el mensaje desde el año 1960”. El pastor interrumpió con fuerza: “Con mayor razón su oportunidad es este sábado, hay bautismo para usted”. La mujer relató que ella quería ser bautizada en verano porque en ese periodo vendría su mejor amiga desde Santiago. Le dije: “¿Usted sabe si viviremos de aquí al verano?, ¿y si el señor viniera en cualquier momento en este mes?. Ella se puso muy triste y comenzó a llorar. “Muchos de los que profesan seguir a Cristo se sienten angustiados, porque temen confiar en Dios. No se han entregado por completo a Él, y retroceden ante las a consecuencias que semejante entrega podría implicar. Pero al


menos que se entreguen así a Dios no podrán hallar paz” curación Pág. 381).

(Ministerio de

Le expliqué que mientras ella siga postergando su decisión nunca habrá paz en su corazón, entre tanto que se dice “si oyeres hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hebreos 3:15). Y continúe: “Hoy la está llamando el señor Jesús hermana, no mañana”. Y Sonia, que era su nombre, se decidió y dijo que quería ser bautizada en el río. El pastor Conte estuvo de acuerdo y le dijo que la ceremonia se realizaría en el río Loa en Calama. Al domingo siguiente la hermana Sonia fue bautizada en una hermosa ceremonia, donde mucha gente lo presenció. Hubo 5 bautismos en diferentes iglesias de Calama con un total de 74 personas. La gloria y la honra sean para Dios: “No existe una bendición mayor de este lado del cielo que la que se experimenta por ganar almas para Cristo”. (Manuscrito pág. 36 1901).


SANDRA ES RESCATADA EN LA SERENA Fui enviado por la Misión del Pacífico a los distritos de la Serena y Coquimbo, donde tenía la misión de ir a una gran campaña evangelística para tomar decisiones. Un mes antes se mandó a trabajar a los miembros de iglesia de estas dos ciudades. Tendría una de las conferencias, uno de los más grandes evangelista a nivel mundial, el Pastor Alejandro Bullón perteneciente a la División Sudamericana. Yo estaba muy nervioso porque el desafío era para mí muy grande. Debía cumplir y trabajar en dos distritos como Serena y Coquimbo. Para esto, me preparé orando un mes antes todos los días, con el propósito de que el Señor me ayudara a hacer lo mejor posible. Y recordé la misión que Jehová le dio al profeta Jeremías: “No temas delante de ellos porque contigo estoy para librarte -dice Jehová-, y extendió Jehová su mano y tocó mi boca y me dijo: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Y me dijo Jehová: bien has visto, porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jeremías 1: 8,9-12). “Él envía su palabra a la tierra; velozmente corre su palabra” (Salmo 147: 15). “Por lo demás hermanos orad por nosotros para que la palabra del señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros” (Tesalonicences 3 :1). Esto animó mi espíritu para trabajar y confiar en las promesas de mi Dios, y empecé a salir con diferentes hermanos a visitar a los estudiantes de las santas escrituras, con el fin de tomar decisiones para el Bautismo. Cuatro días antes que terminaran las conferencias del Pastor Bullón. Me vino a buscar la hermana Nelly, directora de un grupo (una iglesia pequeña) para que fuera a visitar a su alumna que había hecho varios cursos Bíblicos y la había llevado muchas veces a la iglesia. La hermana Nelly le informó a su alumna Sandra: “Te traigo al hermano Tapia para que te hable del plan de salvación, porque quiero que te salves”. La joven asintió y comenzamos a orar, pidiendo la dirección de Dios. Le dije: “Hermana Sandra le voy a hablar de corazón y con la verdad. A usted le quedó bien claro lo que le enseñó su amiga Nelly… y ¿por qué entonces no se ha bautizado si conoce todas las verdades? Ella respondió: “Yo soy católica de chiquitita y siempre estaré en mi iglesia”. Le insistí que parece que no había entendido bien el mensaje de salvación. Ella explicó que lo había entendido muy bien. Y volví a insistir en que no había entendido bien, y le dije: “Usted no ha querido abrir su corazón a Jesús como su salvador personal. Debe tener abiertamente la puerta del corazón e invitando a Jesús a venir y a morar en el alma como huésped celestial. Jesús está muy cerca de ti hermana Sandra, déjalo entrar ahora mismo”. La joven se puso a llorar silenciosamente, y entre lágrimas balbuceó: “Yo tengo que sentir algo o ver alguna señal de Dios o que me hable a mí para creer”. Le aclaré: “Desde el momento que su amiga Nelly empezó a hablarle de la palabra de Dios, el Señor empezó a hablar a su corazón. El Evangelio del señor Jesús no es como Usted cree, no es por sentir algo, es por “fe”. Le voy a poner un ejemplo bíblico del “paralítico de Betesha”:


“En esto yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua.... y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.... cuando Jesús lo vio acosado supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo ¿Quieres ser sano?... Jesús le dijo: Levántate toma tu lecho y anda” (San Juan 5: 3,5,6,8). Y proseguí: “Jesús le dice a usted, Sandra ¿quiere ser sana?, entonces levántate y anda, porque el hombre primero creyó y después fue sanado, sólo por fe. Usted está igual que el incrédulo de Tomas: “Le dijeron pues los otros discípulos al señor, hemos visto. Él dijo: si no viere en sus manos la señal de los clavos y metiere mi mano en su costado no creeré. Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste: Bienaventurados los que no vieron y creyeron (Juan 20:25,29). Agregué: “Tú quieres salvarte o perderte. El señor se mantiene cerca y te llama con gran deseo de entrar en tu corazón”. La joven seguía llorando con mucha pena, pero de repente lanzó un grito muy fuerte diciendo: “Te entrego mi corazón a ti, mi amado Jesús, porque ahora estoy liberada. Siento que algo salió de mí fuertemente. Gracias mi Jesús porque ahora siento paz y tranquilidad. La hermana Nelly saltó de alegría y llorando la abrazó felicitándola por la mejor decisión de su vida. Le informé que el próximo sábado sería su bautismo. La hermana Sandra estaba contenta, pero sabía que tendría problemas con su marido cuando sepa que sería bautizada. Le prometimos orar mucho por ella y por la comprensión de su marido, y si es fiel a Dios, él hará maravillas con usted y la recompensa será grande en el cielo. El bautismo fue el día martes en el coliseo de la Serena donde se bautizaron 117 almas entre ellas, Hermana Sandra. El día miércoles fuimos invitados a un almuerzo campestre por los dirigentes de los distritos de la Serena y Coquimbo, en una pequeña parcelita. Fue un almuerzo muy agradable con los pastores, dirigentes y el invitado especial, el pastor Alejandro Bullón, quien relató lo siguiente: “Cuando estaba pasando los últimos candidatos del bautismo vi a una dama que me llamó la atención, porque tenía heridas en el rostro. Preocupado le pregunté qué le había pasado, y ella me contó que al saber su marido que se iba a bautizar en la iglesia Adventista, empezó a pegarle con furia y le prohibió bautizarse. Pero ella, señaló que igualmente vivirá con la promesa hecha por Jesús”. “Y cualquiera que halla dejado, casa, hermanos, hermanas, o madres o padres o mujer, o hijos, o tierras por mi nombre recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. La gloria y la honra son para mi Dios” (Mateo 19:29).


EXPERIENCIAS MISIONERAS DEL BUS AL UNGIMIENTO Un día fui a visitar a unos hermanos, a quienes aprecio mucho, a la Calera. Ellos son de avanzada edad y uno de ellos se encontraba enfermo, por eso mi interés en ir a verlos. Tomé el bus en Quillota a las 15:30 horas y me senté junto a una señora que venía muy enferma. Se quejaba de fuertes dolores en el cerebro, y se tomaba la cabeza con sus dos manos como creyendo que así se le quitaría el sufrimiento. La sentía llorar silenciosamente por los dolores, así que comencé a orar por ella y medité algunos pasajes de la Biblia: “Confesaos lustras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanadas” (Santiago 5:16). La oración eficaz del justo puede mucho. Le pregunté a la señora: “¿Qué le pasa?”. Ella respondió: “Vengo de ver a un médico en Limache. He ido varias veces a verlo, pero estoy peor”. Me contó que estaba siendo examinada por un Iriólogo, que ve las enfermedades por la vista, pero que seguía enferma y no encontraba ninguna mejoría; sólo gastaba más del dinero que tenía. Le pregunté por qué no buscaba a un pastor o un anciano de la iglesia adventista para que la ungiera, y ella respondió que había escuchado sobre eso pero que estaba alejada de eso. Ante esta situación, decidí presentarme: “Mire señora, el que habla con usted, es anciano de iglesia, mi nombre es Armando Tapia”, ¿de dónde es usted?,... ¿cree en Dios?”. Ella respondió calmadamente las dos preguntas, señalándome que vivía en un pueblo llamado Melón, y que creía en Dios pero que iba a la iglesia católica. Le propuse orar por ella y por su salud, y ella aceptó agradecida. Le pedí que cerrara los ojos para comenzar a orar. “Por nada estas afanoso si no sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y con ruego, con acción de gracia” (Filipenses 4:6). “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo lo recibiréis” (Mateo 21:22). Cuando terminé me di cuenta que estábamos llegando a La Calera y me despedí de la señora y me bajé. De repente siento que alguien me toca la espalda. Me di vuelta y era la señora que me dijo: “Caballero, usted dijo que era anciano de la iglesia, y necesito que me unja para calmar mi dolor.” Yo me sorprendí que ella se bajara del bus porque su destino no era ese, sino otro. Medité mucho si la ungía en la calle ... y mientras pensaba, me acordé que a media cuadra, en la calle Cocha, un anciano de iglesia tenía un taller de bicicletas. Le expliqué a la señora que era mejor ungirla en un lugar cerrado que en la calle, y por eso tendríamos que dirigirnos donde el hermano Pablo Pozo. Al llegar al taller, encontré al hermano y le narré la situación en que me encontraba. Él, con mucha alegría y encantado de ungir a la señora, aceptó mi petición. De igual forma, se disculpó por el desorden de su taller. Comencé entonces la ceremonia, pidiéndole a la señora que se arrodillara para ungirla. Luego nos arrodillamos el hermano Pablo y yo, y empezamos a orar y a realizar este acto sagrado. Una vez que terminamos le


dije a la señora que buscara la iglesia adventista en el Melón, y le indiqué más o menos donde quedaba: “Está pasando la línea del tren en un cerrito al frente”. Ella, muy feliz y contenta, nos dio un abrazo a cada uno y le repetí que fuera a dar gracias a la Iglesia Adventista. “Y yendo predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos limpia leprosos, resucitad muertos, y echad fuera demonios; de gracias recibiste, dad de gracias” (Mateo 10:6,7). “Sus discípulos de hoy deben rogar por los enfermos, con tanto empeño como los discípulos de antaño. Y se realizaran curaciones pues la oración de fe salvara al enfermo” (Ministerio de Curación Pág. 172).


UNGIMIENTO EN EL BUS Venía de un tratamiento de quimioterapia del hospital naval de Viña del Mar, y tomé el bus de regreso a Quillota. El bus venía completo de pasajeros, por lo que tuve que ir parado durante buena parte del trayecto. Después que el bus ya había recorrido varios kilómetros, un joven universitario me cedió su asiento. Le di las gracias y me senté. A mi lado venía una señora, aproximadamente de 75 años muy enferma, que se quejaba de fuertes dolores; incluso se veía decaída físicamente. Preocupado le pregunté qué le pasaba y me respondió: “Vengo muy enferma caballero. ¡Usted supiera todos los problemas que tengo!. Soy vieja, con varias enfermedades, y lo más terrible es que soy pobre y no tengo ni para los pasajes. Muchas personas me ayudan allá en la Ligua, pero a veces no alcanza ... y ahora vengo a tratamiento de diálisis y tengo que venir dos veces por semana ... muchas veces tengo que suplicar a los auxiliares de los buses para que me traigan gratis”. Su voz y aspecto me inspiraron pena y ternura a la vez. Le pregunté su nombre y me dijo que se llamaba Mercedes. Con esto, comencé a hablarle de Dios. “Señora Mercedes, ¿usted cree en Dios?”. “¡Claro que sí! – me respondió. Entonces le pregunté si le gustaría escuchar algunas promesas de la Biblia. Ella señaló que con mucho gusto me escucharía, pero antes quería saber si yo era hermano evangélico. Le expliqué que yo era adventista del Séptimo día, y que me gustaba mucho orar, sobretodo por los enfermos ya que ellos necesitan mucho lo espiritual, el apoyo, la oración y a veces, ungirlos. Ella, inocentemente, cuestionó: “¿Qué es ungir? Le expliqué que ungir es una ceremonia muy sagrada que entrega nuestro Señor Jesús para todas las personas que creen y tienen fe en él. “Vengan a mi todos los que están trabajados y cargados y yo os haré descansar (Mateo11: 28). “Yo deseo que tu seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 de Juan 2). “Esta alguno enfermo Este vosotros, llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvara al enfermo, y el señor lo levantara; y si hubiera cometido pecado les serán perdonados” (Santiago 5:14-15). La Señora Mercedes me comentó: “Usted va a los hospitales a ungir, y quizás a cuantas otras personas más... ¿porqué no me unge a mí que estoy tan enfermita? Yo, muy contento, le dije: “Con mucho gusto lo haré”. Inmediatamente, saqué de mi bolsa la botellita con el aceite y le pedí que cerrara los ojos. Le indiqué que primero oraría por ella, y una vez terminada la oración, la ungiría con el aceite de oliva. Varios pasajeros del bus se sorprendieron de esta ceremonia. Al terminar, le dije a la señora Mercedes que en La Ligua, había una iglesia adventista del Séptimo Día, que quedaba en la plaza hacia la calle que


va a valle hermoso. Es ahí donde debe darle gracias a nuestro Dios. Visítelo y vaya a las reuniones del día miércoles desde las 19 a las 20 horas, y el sábado de 9:30 a 12 hrs. Cuando me di cuenta ya estaba llegando a Quillota y me despedí muy amablemente de la señora Mercedes. Ella siguió su viaje, pero ahora acompañada por el Señor. “Los siervos de Cristo son canales de su virtud, y por medio de ellos quiere ejercitar su poder sanados. Tarea nuestra es llevar a Dios en brazos de la fe a los enfermos y dolientes. Debemos enseñarles a creer en el gran medico. El salvador quiere que alentemos a los enfermos, a los desesperados y a los afligidos, para que confíen firmemente en su fuerza. Mediante la oración y la fe, la estancia del enfermo puede convertirse en un Betel” (Ministerio de Curación Pág. 172).


SALVANDO EN LA PINTANA Me comunicó el Pastor Erwin Gómez que debíamos trabajar en una semana de decisiones en el distrito de La Pintana. El Pastor encargado, me dio hospedaje en casa del hermano Germán Olivo. Este hermano, que vivía solo y tenía 73 años, hacia muy poco tiempo que se había bautizado. Yo le pregunté si él había hecho alguna vez la obra misionera, y él me contestó que nunca había tenido el privilegio de realizar visitas. Esto me impulsó a invitarlo a que me acompañara, ya que él conocía a muchas personas del sector. También le serviría para conocer la forma en que se realizan las visitas misioneras. El hermano Germán se desempeñaba como diácono y me contó que la mayor parte de los hermanos de su iglesia eran nuevos, y que gracias a Dios tenían un anciano muy consagrado llamado Moisés Aguilera. Logramos tomar muchas decisiones y el hermano Germán estaba muy feliz por la labor que estaban realizando. Incluso, fue tanta su emoción, que en todas las casas donde se tomaron decisiones, él lloró y abrazó a las personas que ahora seguirían al Señor. Cierto día llegó a la casa del hermano Germán la señora Rosa Llebull, (quien se bautizaría el sábado siguiente), a invitarlo para que fuera con ella a visitar a algunas personas estudiantes de la Biblia. Nos fuimos directo a la casa de la señora Patricia Callealta, donde entregamos el mensaje del plan de salvación. Fue tan buena la acogida que ella, su esposo Mario y sus dos hijos, Patricia y Mario, aceptaron ser bautizados. Estábamos muy felices, pero la señora Patricia se acercó a mí y me dijo: "Me falta mi hija mayor que está estudiando, pero ella tiene un carácter muy difícil y es muy complicada". Le informé que esa noche, a las 20 horas, yo tendría que predicar en la iglesia Sinaí, lo que sería una oportunidad para que la hija mayor fuera a hablar conmigo. La invitación fue aceptada, y esa noche llegó toda la familia de la hermana Patricia, incluyendo la joven de difícil carácter, llamada Angeliett. Sólo me quedaba hablar con la joven, pero antes le leí: " Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mi camino" (Proverbios 23:26). Y continué: "Hija, ¿le darías tu corazón a Jesús?". Ella me contestó: "Sí, de todo corazón acepto el bautismo junto a mis padres y mis hermanos". Y me contó sobre Moisés Aguilera, un jovencito que le daba estudios a ella y a su familia anteriormente. Este sábado sería el bautismo en la iglesia Central de La Pintana. Posteriormente, continuamos con la hermana Rosa visitando gente. Esta vez, a sus hijas Cibilde y Paola, incluyendo a su marido Gilberto Antonio Llaupe. Ellos tres tomaron la decisión del bautismo, gracias a Dios. El sábado 11 de septiembre del 2004, se bautizaron en la pequeña, pero no menos importante iglesia Sinaí, 26 personas. Y destaco, que la iglesia siendo tan reducida de tamaño, fue capaz de albergar para el bautismo a tanta gente nueva. Doy gracias a mi Dios, y felicito a los hermanos con quienes trabajé en ese distrito, porque eran humildes, serviciales y muy trabajadores. Incluso, Moisés Aguilera que es estudiante del colegio Adventista de Porvenir, con su corta edad es digno de admiración por la labor que realizó. Al igual que el


hermano Germán Olivo y la hermana Rosita Llebull. Fue una bendición de trabajos con personas nuevas y llenas de amor y entusiasmo por Jesús. "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla. Más, volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas" (Salmo 126: 5 y 6). El pastor Erwin Gómez, fue quien bautizó a todas estas almas, para gloria de nuestro Dios.


EXPERIENCIAS EN LA UNIVERSIDAD ADVENTISTA Estando en una campaña de decisiones en la Misión del Norte, específicamente en el distrito de Calama, recibí una llamada telefónica del amado pastor Luis Jeréz de la Universidad Adventista de Chillán. En ella me invitaba cordialmente a participar a un Seminario de Instructores Bíblicos, y tendría una parte en el programa. Me pidieron que hablara sobre "Cómo tomar decisiones", y también que relatara algunos testimonios misioneros. Para mí fue muy grato que nuestros pastores, se fijasen en un humilde hermano laico para que diera su testimonio. Y, al mismo tiempo, me sentí privilegiado de participar junto a excelentes pastores - profesores como el pastor Daniel Contardo, el pastor Daniel Vera, el pastor Nibaldo Díaz, el pastor Juan Millanao, el pastor Luis Jerez, entre otros, y así también, de conocer a diversos hermanos que asistieron al curso. "Deben sentir amor por las almas, preocupación por trabajar en su favor y deben estudiar la manera de llevarlas a la verdad" (Consejos para la Iglesia, pág. 110). El día viernes 27 de agosto el pastor Luis Jerez, distrital de la Universidad, me solicitó que tomara la reunión del viernes en la noche en la "Iglesia Maranatha", para entregar testimonios misioneros. El sábado en la mañana me llevó para tomar el culto en la "Iglesia Cordillera", para exponer mis experiencias misioneras. Ya el sábado por la tarde, desde las 14:25 hasta las 16:00 horas, tuve la responsabilidad de presentar el tema "Cómo tomar decisiones". Esta fue una experiencia maravillosa, donde cerca de 180 asistentes, entre hermanos laicos y estudiantes de la Universidad escucharon mis palabras. De ellos, muchos se prometieron a ganar almas para Cristo: jóvenes, profesores y laicos comprometidos. Las expectativas de los organizadores fueron ampliamente superadas, ya que el ambiente espiritual que se logró, apoyado de una orquesta, fue propicio para la concentración en los temas. Dios evidentemente estaba con nosotros por su causa. Cuando había terminado mis responsabilidades, el pastor Luis Jerez me pidió que me quedase en el internado de la Universidad para tomar decisiones junto a él y al estudiante de teología ayudante del pastor, Allan Bornapé. El Señor nos regaló en una noche diez almas. También me quedé para atender a los jóvenes que tenían dudas y preguntas, con relación a la instrucción para la obra. Para esto, realicé una pequeña charla, donde asistieron señoritas y varones hasta las 12 de la noche. La labor con los jóvenes y conquistadores es algo que hago hace más de 30 años, y que me llena de júbilo y gozo cada vez que puedo hacerlo. Como Jeremías señalé: "¡Ah, SeñorJehová! He aquí que no sé hablar porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas soy niño, porque a todo a lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mando. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte" Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo: He aquí he puesto mis palabras en tu boca" (Jer. 1: 6-9).


"Así también hoy han de ir los siervos de Dios, adonde Él los llame, confiando en que los guiará y les dará éxito en su obra. Se necesita hombres que anden diariamente con Dios, que tengan una conexión viviente con el cielo, cuyas palabras tengan poder para traer convicción a los corazones" (OE. pág. 33). Cristo dice: "Sin mi nada podéis hacer" (Jn. 15:5). "Nadie será registrado en el libro del cielo como cristiano, si no tiene un espíritu misionero" (Ratt. Pág. 23. Agosto 1892).


CUANDO HAY AMOR POR LAS ALMAS Cuando estaba en el ejército y recién me había bautizado en la religión adventista, tenía mi pieza en la enfermería del regimiento. En cierta oportunidad, el enfermero, quien sabía que yo era adventista, me comunicó que había un cabo que era comando y paracaidista que estaba muy enfermo. Preocupado por su salud, fui donde él y golpeé la puerta. Cuando me abrió le dije: "Mi estimado amigo, vengo a visitarlo para orar por usted". Por respuesta, recibí lo siguiente: "No creo en Dios, nosotros somos todos hijos del mono. Además si hubiera Dios, no me tendría enfermo. Usted viene a perder el tiempo conmigo, no creo en nada". Lo miré con mucha pena y lástima, y le dije apesadumbrado: "Mi estimado cabo, yo vine de corazón a verlo porque tengo la plena seguridad de que Dios existe. Si no existiera no tendríamos oxígeno, aire, lluvia ni sol y moriríamos todos los seres humanos... ¿de dónde nació usted? ... ¿quién le dio la vida?...¿quién cree que le dio la profesión que tiene?”. Él seguía postrado lleno de amargura y sin responder. Y yo, mientras tanto, conteniéndome de todas las tonterías que él había dicho, repliqué: "Lo único que le puedo decir, es que mi intención de verlo estaba llena de cariño y de los mejores deseos para usted. Pero está claro que nunca más lo vendré a molestar... sólo le voy a pedir un favor. Necesito que cierre los ojos”. La verdad es que no sé si los cerró porque yo lo hice primero, y comencé a orarle al Señor de todo corazón. Se me cayeron algunas lágrimas por este hombre que necesita mucho de Dios. Pero estoy seguro, que el Señor lo tiene contemplado en su reino, y algún día, este cabo, llegará a su regazo. Pero cual sería mi sorpresa, que cuando abrí los ojos, el hombre llorando me dijo con humildad: "Mi suboficial, venga a verme mañana".


UN AGNOSTICO CON PROBLEMAS Después de la campaña de Calama tomé el bus a La Calera. Me senté y tomé mi folleto de Escuela Sabática para leerlo. En ese mismo instante, se sentó un joven de más o menos 27 años al lado mío. Al mirarlo, observé que tenía los labios partidos y que le salía sangre. Su rostro se veía muy demacrado, pálido y decaído. Algo me impulsó a hablarle y le pregunté que le pasaba y si estaba enfermo. Con una voz muy quejumbrosa, comenzó a relatar: "Tengo muchos problemas. Tenía dos negocios comerciales y los perdí. Con esto, quedé arruinado perdiendo hasta mis vehículos. Me separé de mi señora, y ahora estoy viviendo con otra mujer, con quien tengo dos hijos pequeños. Ahora voy a Antofagasta a comprar algo de mercadería para subsistir, con un pequeño capital”. Para consolarlo, le dije que el único que lo podía ayudar era nuestro Padre Celestial. Entonces, el joven señaló: "Soy agnóstico, nadie me puede ayudar... además hace ocho meses atrás me encontré con mi ex-esposa y la dejé embarazada”. Evidentemente, tenía que insistir y le dije: "Toque aquí!". Le puse la mano en el catéter que tengo en el pecho. Y continué: "Yo sé que hay Dios, porque ha hecho tres milagros conmigo. Primero, me disolvió dos tumores. En segundo lugar, después de seis meses me aparecieron cuatro tumores más, y Dios volvió a hacer otro milagro. Y el tercero, esto hace cinco meses atrás, tenía dos tumores y cuando me hice un scanner para verlos, ya no estaban. Estos tres milagros significan que hay alguien superior que es capaz de obrar sobre nosotros, nuestro Señor Jesucristo. "He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y verdad" (Jeremías 33:6). "Más yo haré venir sanidad para ti, y te sanaré tus heridas, dice Jehová, porque desechada te llamaron, diciendo: Este es Sión, de la que nadie se acuerda" (Jeremías 30:17). Le abrí la escritura en 3 Juan 2: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma". Y comencé a hablar: "Amigo mío, Dios tiene tres promesas para usted: primero, prosperidad para que recupere todas las cosas que perdió; segundo, mucha salud para enfrentar la vida bien; y tercero, paz en su corazón. Usted me dijo que era agnóstico, porque no conoce a Dios. Ahora se lo estoy presentando, y sepa usted, amigo mío, que Dios lo ama. Ama a los incrédulos y también a los ateos". Lo desafié a leer Santiago 5: 13-15: "Está algunos entre vosotros afligido. Haga oración. Está alguno alegre. Cante alabanzas. Esta alguno enfermo entre vosotros. Llame a los Ancianos de la Iglesia, y oren por él, ungiéndole con el aceite en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor le levantará; y si hubiere cometido pecados, les serán perdonados".


Al formular la cita, me dijo el joven agnóstico: "Caballero, por favor únjame". Cuando terminé de ungirlo, arriba del bus, abrí los ojos y el muchacho estaba llorando. Sólo necesitaba aconsejarlo: "Amigo mío, en Calama hay once iglesias adventistas y un colegio, también adventista, donde está la iglesia Central. Búsquela y vaya a dar gracias a Dios un sábado en la mañana. Si usted es fiel a Dios, va a recuperar todo lo que ha perdido. Además solucionará sus problemas matrimoniales, ya que al cielo no llega ninguno con dos o cinco mujeres. Pues el diablo es el gran agnóstico que tiene dominado a los incrédulos y espiritistas". Cuando estábamos por llegar a Antofagasta, el hombre se paró y me dio un abrazo muy emotivo. Antes que se fuera le recordé: "Busque la iglesia adventista, ya que yo vuelvo la segunda semana de enero y lo quiero ver ahí". "Deben dar un testimonio claro y decidido contra toda costumbre, y enseñar a los pecadores, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Joya de los Testimonios T.2: 291, 292). "La devoción más pura y más elevada a Dios, es la que se manifiesta por ganar almas para Cristo" (Testimonios Selectos T. 3:138).


DECISION SORPRESA Fui invitado por el joven pastor, Josías Machado a una campaña de decisiones en el distrito de Huechuraba en Santiago, donde predicaría en esta conferencia, mi amigo, el tesorero de la Asociación Metropolitana de Chile, el hermano Telmo Sandoval. Tendría la campaña en la iglesia del Bosque, donde mi misión sería tomar decisiones en varias iglesias del distrito. Para esto, el hermano Josías y su esposa Erika me alojarían en su casa. Con el pastor comenzamos las visitas y logramos tomar varias decisiones para el bautismo. Aquí se cumple la misión del Señor Jesús: "Todos los días, y en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo". (Hechos 5:42). Nos informó el pastor Telmo Sandoval, que en las tardes saldría con nosotros a visitar y compartir con los hermanos en sus hogares. Esta labor de casa en casa, de buscar y recoger almas perdidas, es lo más esencial que pueda realizarse en la obra (Ver Carta pág. 137, escrito el año1898). Durante la semana, el pastor me señaló que había una hermana de la iglesia del Bosque, que necesita con suma urgencia que visitáramos a su esposo. El pastor nos advirtió que era un hombre duro y difícil, por lo que debíamos tener cuidado, ya que incluso nos podría golpear. Esto me lo repitió durante todo el camino hasta que llegamos a la casa del hombre, llamado Julio Román. A pesar de que es muy ferviente del Señor, debíamos tener cuidado y manejar la situación con suavidad. Llegamos a la casa del hermano Julio y oramos. Luego quedé solo con él y le dije: "Estimado amigo, alguna vez usted se ha acercado a la iglesia adventista”. El hombre respondió que muchas veces se había acercado, y que incluso había estudiado algo al respecto. Y continué: "Usted quiere que le hable de corazón a corazón". Don Julio respondió que eso justamente era lo que él necesitaba; que le hablaran del Señor sin rodeos. Le conversé por completo el plan de Salvación. "Ahora, pues, porqué te detienes. Levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre" (Hechos 22:16). Y proseguí: "¿Alguien lo detiene para entregarle el corazón al Señor?”. Con una voz enérgica respondió: "¡No!, porque ya soy mayor de edad, puedo tomar mis propias decisiones”. "Dame hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos" (Pov. 23:26). Entonces, pregunté: "Usted, don Julio, ¿le daría el corazón al Señor Jesús?". Con una seguridad que me asombró, respondió: "Le doy mi corazón a Jesús inmediatamente". Nos dimos un abrazo lleno de cariño, aceptando el bautismo para este sábado. "Maravillosos los resultados que veremos si nos dedicamos a la obra llenos con el espíritu de Cristo". "La verdad triunfará y llevará hacia la victoria" (Manuscritos Pág. 6, escrito el año 1902).


Aprovechen prestamente la ocasión de hablar a la gente, acompañado por el poder del espíritu santo. Deben ir al encuentro de ellos, con el mensaje dado por Juan el bautista: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Testimonio tomo 9 Pág. 122, escrito en el año 1909). Cuando llegó el pastor le conté que el hermano Julio había aceptado el bautismo. La sorpresa para él fue muy grata, incluso lo calificó como un milagro ya que nadie pensó que esta persona, quisiera tomar la decisión. Finalmente fue bautizado por el pastor Telmo Sandoval, junto a doce almas más, para la gloria de nuestro Dios. "Sin la presencia del Espíritu Santo, ningún corazón se conmoverá, ningún pecador será ganado para Cristo, si no es con la ayuda del Espíritu Santo" (Testimonios tomo 3 Pág. 284).


UN AYUDANTE SE ME DUERME EN EL ESTUDIO Habíamos completado todo el curso de la "Fe de Jesús" con una alumna, y nos preparamos para ir a tomar la decisión para el bautismo. Para esto, fui acompañado de la hermana Luz, a quien le pedí que se sentara cerca de la alumna y que mentalmente orara mucho mientras yo sacaba la decisión. La oración de los otros es muy poderosa. Dice la escritura: "Orar sin cesar". La oración proporciona ánimo. Como obreros busquemos juntos al Señor. No podemos hacer nada por nosotros mismos, pero, por medio de Cristo podemos hacer todas las cosas. "Dios dice que seamos una ayuda y una bendición unos para otros, y que seamos fuertes en el Señor y su poder” (Historial Skatces, pág. 129, año 1886). Al llegar a la casa de la alumna, la dueña de casa nos hizo pasar, y traté que mi acompañante se sentara lo más cerca de la alumna posible, pero no se pudo. Comencé la misión de tomar la decisión y la alumna hacía muchas preguntas que fueron contestadas con la escritura. De repente, observé a mi compañera misionera, y me di cuenta que se había quedado totalmente dormida con las manos en la cervical para afirmar su cabeza. En esta situación, me puse muy nervioso y traté de mantener a mi alumna ocupada para que no se diera cuenta de lo que estaba ocurriendo. “Despierta, por qué te duermes, Señor. Despierta, no te alejes para siempre” (Salmo 44: 23). “Esta centinela se quedó dormida” (Mt. 25) “El que recoge en el verano, es hombre entendido; el que duerme en el tiempo de la siega, es hijo que avergüenza” (Pov. 10: 5). “Por tanto no durmamos como los demás sino velemos y seamos sobrios” (1º Tesoloniense 5:6). La hermana Luz seguía durmiendo y yo trataba de hablar más fuerte para que se despertara. Finalmente todo no podía ser malo, y gracias a Dios, la alumna aceptó ser bautizada. La necesidad de proclamar el evangelio es muy evidente, y cada día el diablo se las ingenia para hacer dormir a los seres humanos para que no escuchen la voz de Dios. “Tardándose el esposo cabecearon todos y se durmieron. Y a la media noche se oyó un clamor ¡Aquí viene el esposo, salid a recibidle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas, y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. Velaos, pues, porque no veréis el día ni la hora en que el hijo del hombre ha de venir” (Mateo 25: 5-8).


A la hermana Luz, se le había apagado la antorcha, y reconoció el error cometido, prometiendo que nunca más pasaría por esa mala experiencia. No descuidéis la oración secreta porque es el alma de la religión. Con oración sincera y ferviente, solicitad pureza para vuestra alma. “Interceded tan fervientemente y si estuvieseis en juego, permaneced delante de Dios hasta que se enciendan en vosotros anhelos indecibles de salvación, y obtengáis la dulce evidencia de que vuestro pecado está perdonado” (Testimonio, tomo 1 pág. 56-57).


UNA DECISION TELEFONICA INTERNACIONAL Un día, llegando a mi casa, mi vecina me dijo: “Vecino, por favor espere un poquito, quiero hablar con usted”. “Diga señora Mirella”, le dije. “Usted siempre me ha hecho regalos: Revistas adventistas, cursos bíblicos, un póster muy hermoso de la venida de Dios y un libro llamado el Camino a Cristo. ¿Tiene ahora algún curso bíblico o una revista que hable de Dios, que me regale?”. “Señora Mirella”, le contesté, “Sí, tengo cursos bíblicos. Acompáñeme a mi casa y se los daré”. Caminamos juntos a mi casa, y una vez en ella, me dice: “Don Armando, tengo un hermano que está pasando por una depresión muy grande. Sufre por la nostalgia de estar lejos de mi madre y mi padre, ambos de avanzada edad. Jaime, mi hermano, vive hace más de 30 años en Montreal, Canadá. Por eso le pido estos cursos y revistas, porque esto puede ayudar mucho a mi hermano”. “Más buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia y todas las cosas le serán añadidas” (Mateo 6:33). “Venid en mi todos los que estáis cansados y trabajando cargados que yo les haré descansar” (Mateo 11: 28). Una vez que le entregué los cursos de La Fe de Jesús y el Apocalipsis, junto con otros textos, ella me dijo que mañana mismo los enviaría a Canadá. “Señora Mirella, yo voy a orar mucho por su hermano. Dios escucha las oraciones”. “Por nada estéis afanoso sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios y toda oración y ruego, con acción de gracia” (Filipenses 4:6). Cuatro meses después, mi vecina Mirella se acerca y me dice: “Don Armando, mi hermano Jaime está muy contento con los cursos que usted le mandó. Ya terminó la Fe de Jesús y empezó a estudiar el otro curso. Él quiere hablar con usted por teléfono y agradecerle en persona por la literatura que usted le mandó. ¿Cuándo le puede llamar a su casa?” Yo señalé: “Me alegro que le haya sido útil y dígale que, si es posible, que me llame el día viernes a las 19:00. Yo no voy a moverme de la casa esperando su llamada”. La mujer, muy contenta y agradecida me dijo: “Voy a llamar inmediatamente para Canadá para que él hable con usted”. El día viernes a las 19:10 sonó el teléfono. “¿Quién habla?”, pregunté. “Mi nombre es Jaime Pool Bustos y estoy llamando desde Canadá. Usted es Armando Tapia, y mi hermana me ha hablado mucho de usted. Le quiero dar las gracias por los cursos bíblicos que usted me envió. He aprendido cosas muy hermosas de ellos, cosas que yo ignoraba”, dijo él. Yo, muy contento, comente: “Mi amigo Jaime”, la Iglesia adventista está en casi todo el mundo. Empiece a buscar la más cercana a su ciudad. En Montreal tiene que haber una iglesia. Incluso debe haber iglesias adventistas latinas. Empiece averiguando por donde usted vive”. Estuvimos conversando por más de media hora. Le dije que habiendo entendido gran parte de los cursos y de la Biblia que le envié, y hablándole de corazón a corazón, era necesario que tomara una


decisión lo mas pronto posible, porque el tiempo de la venida de Jesús se avecina. “El que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere será condenado” (Marcos 16:16). Le dije a Jaime: “El señor Jesús lo único que le pide es que usted crea en él. Que lo ame y se bautice”. “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). Y proseguí: “Amigo Jaime, todo lo demás lo va a aprender con los hermanos de su iglesia y con el pastor de allá. También por las prédicas de la iglesia”. Además quiero, amigo Jaime, orar por usted para que encuentre pronto la iglesia adventista y tome la mejor decisión de su vida: seguir al señor Jesús”. “Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe. Y el que busca, hallará. Y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7: 7,8). Una vez terminada la oración, nos despedimos. Pasaron unos meses y mi vecina Mirella vino un día a mi casa muy feliz. Me dijo que su hermano se había bautizado en Canadá y que vendría a Chile en Diciembre. Su hermano vendría a ver a sus padres, quienes vivían en Villa Alemana. Así fue. De Villa Alemana, Jaime pasó a ver a su hermana, en Quillota, a su cuñado y a su sobrino. En febrero, el hermano Jaime vino a verme a mi casa, en Quillota. Aquí nos gozamos de las maravillas que hace el señor Jesús. Él me dijo que nunca se iba a olvidar de mí por ayudarle tomar esta hermosa decisión. “Sin la presencia del espíritu santo ningún corazón se convertirá, ningún pecador será ganado para Cristo” (Joyas de los testimonios. Tomo 3 Pág. 284). “La conversión de las almas a Dios es la obra más grandiosa y más elevada en la cual los seres humanos pueden tomar parte” (Libro de cartas, 121–1902). El hermano Jaime Spool regresó a Canadá el 5 de marzo del 2004. Volvió feliz, como un buen Cristiano Adventista del 7 día. La honra y la gloria sea para nuestro Padre celestial.


SOLO DIOS CONOCE LOS DRAMAS QUE VIVEN SUS HIJOS Fui invitado por la Misión del Norte, en Antofagasta, por el Pastor del distrito de Copiapó, Miguel Aranda. Allí estaban presentes el Presidente de la Misión del Norte, Juan Vásquez; el Evangelista Pastor Araya; el pastor del ministerio personal, Miguel Angel Ojeda; Departamental de Jóvenes, Pastor Germán Fuentes; Directora del Ministerio de la Mujer, Hermana Vivian Moraga; Departamental de Educación, Profesor Juan Zaldívar; y el Director del Colegio de Copiapó. También estaba invitado el Pastor Mauricio Conte, del distrito de Calama, y el Pastor del distrito de Chañaral. Ellos solicitaban mi presencia con el fin de que yo les ayudara a tomar decisiones en todo el distrito, particularmente donde los pastores me mostrarían. Así, tomé decisiones a alumnos del Colegio Adventista y a apoderados. Todas las mañanas, muy temprano, el equipo evangelístico, compuesto por pastores, administrativos y algunos profesores hacíamos muchas oraciones por la campaña y evaluábamos el trabajo diario. También escuchamos los testimonios de las respectivas iglesias del Distrito, donde tenían sus conferencias. La tarde del sábado, después del sermón, visité junto al anciano de iglesia, Armando Rojas, y su esposa. Ese día, me di cuenta del gran entusiasmo de este matrimonio, una pareja muy consagrada. A su lado, estuvimos visitando de las 14:00 hasta las 23:00 horas y se tomaron 14 decisiones para el bautismo. Luego de este trabajo, cerca de las 23:15, me llamó la hermana Odet y su esposo Jorge. La hermana me dijo: “Tengo en mi clase de Escuela Sabática dos hermanitos que asisten hace varios años y nunca faltan. Quieren ser bautizados. Los abuelitos son adventistas y viven con los niños, pero su madre no ha querido nunca que se bauticen”. Cuando llegamos a la casa, nos recibieron los abuelitos de los niños. Luego apareció la madre y pedimos orar por toda la familia. Cuando les entregué el mensaje a los niños acerca del bautismo, la madre comenzó a gritar: “¡No voy a permitir jamás que mis hijos se bauticen!”, “¡Siento odio por todo el mundo!”. La madre, de mirada penetrante y diabólica fijada con rabia en mí, gritaba, lloraba, maldecía. Me di cuenta que el matrimonio que me acompañaba estaba orando, y lo hacían silenciosamente. También los abuelitos de los niños. “Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla. Él continúa llamando legiones de malos ángeles, para lograr su objeto. Cuando los ángeles todopoderosos, revestidos de la armadura del cielo, acuden en auxilio del alma perseguida y desfalleciente, Satanás y su hueste retroceden, sabiendo perfectamente que han perdido la batalla” (Consejos para la Iglesias, Pág. 582). “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario, el diablo, como león rugiente, anda alrededor, buscando a quién devorar” (Pedro 5:8). Hablé así: “Mi apreciada señora, el único que puede ayudarle es el Señor Jesucristo. Usted tendría que ser ungida, si desea”. Y la madre dijo


llorando que sí, que quería ser ungida. Le pedí a mis acompañantes y a todos los que estaban ahí, que oraran. Éramos siete personas orando por ella. Cuando terminamos, me di cuenta del cambio en su semblante. Ella dijo: “Yo pagué para matar a mi marido. Fue a través de sectas satánicas. Él me pegaba, me golpeaba, me maltrataba. Era drogadicto y tenía muchos otros vicios. Yo he sufrido por muchos años. Ahora solo quiero vivir para mis hijos y mis padres. Hace tiempo fui adventista, pero hace ya muchos años que estoy fuera de la iglesia”. “Mi apreciada hermana”, le dije, “el Señor la ama mucho”. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). “Yo quiero que ahora mis hijos se bauticen. Y quiero que sea este sábado”, respondió la madre. Ella había cambiado totalmente su manera de pensar. “Ahora, pues, porque te detienes, levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22: 16). “Mi apreciada hermana”, le dije, “usted debe renovar el pacto con el Señor y bautizarse con sus dos hijos”. Emocionada, ella respondió: “Para poder cumplir con mi Señor, debo primero solucionar algunos problemas en mi trabajo. Por eso haré mi bautismo un poquito más adelante”. Ella me abrazó llorando de alegría. Fue algo maravilloso lo que ocurrió en esa familia: el odio se convirtió en amor. Y el sábado 23 de Octubre se bautizaron sus dos hijos.


CON AUTORIDAD MILITAR Un día, el pastor Aranda me dice: “Hermano Tapia, quiero que salga a visitar junto al hermano Pedro Donoso. Él es diácono y es muy nuevo en la iglesia Central. Le gusta mucho visitar hermanos y lo hace con su esposa Rebeca, profesora del Colegio Adventista”. Cuando salimos a hacer la obra, el hermano Pedro Donoso me dijo: “Yo me retiré como Sargento Segundo de Carabineros y quiero aprender más cada día para servir mejor a mi Señor Jesús”. Fuimos enviados a un hogar muy especial. Cuando llegamos a la casa nos recibió una señora cercana a los 70 años de edad. “Hermana, hemos venido a visitar a su esposo” dije, presentándonos. “Mi esposo tiene 82 años de edad y conoce el evangelio desde el año 1967. ¡Mi viejito es muy porfiado! Han venido muchos pastores y hermanos a visitarlo y nunca ha aceptado el bautismo. Nosotros tenemos dos hijos adventistas. Hace poco mi viejito fue atropellado por un vehículo y aún así no quiere entregarle el corazón a Jesús”, nos relató la hermana. Ella va en busca de su esposo y al traerlo, se sienta frente a mí. “Lo vengo a ver en nombre del Señor”, le dije. Entonces él menciona que es sordo y pide que lo esperemos mientras va a buscar el audífono para poder escuchar. Cuando volvió, oramos junto al hermano Pedro. “Mi apreciado hermano, ¿cómo se llama usted?”. “Isaías Hurtado”, responde el anciano. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligido en diversas pruebas” (1° Pedro 1:6). “Usted ha pasado por muchas pruebas que el Señor le ha puesto. Como cuando lo atropelló un auto. Mi apreciado hermano Isaías, usted ha estado jugando con la decisión de bautizarse y el Señor Jesús nos mandó a hablar con usted, de corazón a corazón. Usted no puede escaparse del Señor. Él tuvo que mandarle un carabinero y un militar a visitarlo, pero somos carabineros y militares del Señor. Dígame en el nombre del Señor Jesús, ¿tiene algún impedimento para bautizarse?”. Él comenzó a sonreír alegremente. “Ahora, pues, por qué te detienes. Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:16). “Usted, hermano Isaías, ¿quiere estar en el cielo con todos sus familiares? ... porque tiene que saber, que el Señor Jesús volverá a buscar a sus escogidos. Nuestro Dios lo ama, a usted y a su familia, y desea que lo acepte hoy mismo. Dígame, ¿usted quiere perderse o salvarse?”. “Me quiero salvar y estar con toda mi familia”, respondió. “Este sábado es su bautismo. El agua estará templada y su túnica lo esperará para ser bautizado”. Le expliqué amablemente. El anciano sonrió nuevamente y dijo: “Este sábado me bautizo”. Así, le dije con cariño y respeto: “El Señor tuvo que mandarle dos soldados para que no se escapara. Porque somos soldados del Señor Jesús, para cumplir la misión más grande dada a los seres humanos”.


“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a todo escritura” (Marcos 16: 16). Al despedirme, no pude evitar decirles que fue un privilegio haberlos conocido. El hermano Isaías estaba muy feliz y el sábado 23 de octubre de 2004 presencié su bautismo.


RESCATANDO A UNA EXTRAVIADA EN EL ESPIRITISMO La hermana Dionisia Araya, una hermana muy misionera, un día me dijo: “Hermano Tapia, tengo una alumna a quien le he hecho muchos estudios. Pero desde hace mucho tiempo que ella está enferma, posiblemente sean problemas mentales influenciada por algo porque tiene la mirada muy rara”. Al llegar a su casa ella, si bien nos recibió muy agradablemente, estaba muy triste haciendo sus quehaceres. “Cada día me siento más extraña”, dijo la joven. “Amando, yo deseo que tú seas prosperada en todas las cosas, y que tengas salud así como prospera tu alma” (3 Juan). La muchacha, con gran sinceridad y humildad, se refirió a nosotros y dijo: “Creo que soy culpable de lo que me está ocurriendo porque consulté con unas personas que trabajan en brujerías, y desde ese momento que me siento extraña”. “Sólo Jesús puede sanar”, le respondí. “Y que tuvieran autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios” (Marco 3:15). “Y echaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban” (Marcos 6:13). “Los oráculos paganos tienen su contraparte en los médium espiritistas, clarividentes y agoreros de hoy. Las voces místicas que hablan en Ecron, Endor están todavía extraviando a los hijos de los hombres con sus palabras mentirosas” (Testimonios selectos IV. Pág. 32). Le expliqué lo que le podría estar ocurriendo y le aseguré: “La única solución para usted es el ungimiento”, a lo que ella replicó: “Únjame con todo el corazón”. Después que la ungí, leí Proverbios 23:26: “Dame, hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. “Usted hermana Lucy, ¿le daría el corazón al señor Jesús?”. “Se lo doy de todo corazón y a través del bautismo”, dijo ella. “La hermana Dionisia me ha hablado mucho del Señor Jesús”. “Este sábado, entonces, es su bautismo a las 16:30 horas”, dije. “Amén”, respondió. El sábado 23 de octubre de 2004 observé su bautismo, lleno de alegría. “Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No han venido a llamar justos sino pecadores” (Marcos 2:17). “La obra de ganar almas exige cuidadosa preparación. No se puede entrar en el servicio del Señor sin la preparación necesaria y esperar obtener el mayor éxito” (Obreros Evangélicos, Pág. 96,97).


“El Señor desea que aprendáis a emplear la red del evangelio. Muchos necesitan aprender este arte. No puede el hombre recibir algo dijo él, sino le fuera dado del cielo. De este compañero divino recibiréis instrucción en la ciencia de salvar almas” (Obreros Evangélicos, Pág. 485). “La conversión de las almas a Dios es la obra más grandiosa y más llevada, en la cual los seres humanos pueden tomar parte” (Carta. 121,1902). Se cumplió la misión de este gran equipo evangelístico, compuesto por pastores y profesores del Colegio. Hermanos que trabajaron con mucho amor en esta semana evangelística, donde se tomaron 140 decisiones y se bautizaron 110 almas para Cristo en el distrito de Copiapó, el sábado 23 de octubre de 2004. La gloria y la honra sean para nuestro Dios.


EXPERIENCIAS EN EL DISTRITO DE MAIPU UN SOLDADO QUE RETORNA A LAS FILAS DE DIOS Las últimas experiencias vividas antes de imprimir este libro, sucedieron la comuna de Maipú, en Santiago. Este distrito, es uno de los más grandes de la Asociación Metropolitana, donde se deben recorrer grandes distancias para visitar cada iglesia. Estando en este distrito, fui invitado a participar en la Campaña Evangelística del mes de noviembre 2004. Quedé maravillado por los temas impartidos por nuestro pastor Isaac Poseck, presidente de la asociación. Fue muy evidente la clara y minuciosa organización y planificación distrital. Al mismo tiempo, el pastor y amigo, Bernardo Rodríguez me dio la misión de trabajar con sus pastores ayudantes, los hermanos en práctica Antonio Parra y Juan Carlos Sandoval. Para mí fue un gran privilegio colaborar con este equipo, donde encontré espíritu de unidad y amor por las almas, lo que produjo grandes frutos. Acompañé al pastor distrital en la toma de decisiones y nos complementamos muy bien, pero nos encontramos con la necesidad de dividir los esfuerzos para redimir el tiempo. Visité el sector de la "Rinconada de Maipú", junto al ayudante-pastor Antonio Parra, donde obtuvimos grandes experiencias. Y aunque andábamos tomando decisiones, quisimos visitar a una hermana que estaba enferma para orar por ella. Allí aprovechamos de entregarle el mensaje al esposo de la señora quien no está convertido pero que gratuitamente cuida el jardín y la huerta de la iglesia, Don Fernando Zúñiga. Después de una larga conversación, resultó ser un ex-soldado del regimiento Yungay de San Felipe, donde yo estuve hace un par de años. Lo que nos llevó a compartir y recordar experiencias y lugares que conocíamos. Esta fue una santa coincidencia. Era el momento oportuno para entregarle el mensaje, pero inicialmente hubo un pequeño rechazo, hasta que le dije: "¡Soldado, venga para acá y siéntese al lado mío! Va a escuchar el mensaje de Dios!". Comenzó a aceptar el plan de salvación hasta que tomó la decisión del bautismo. En ese momento llegó su hija de Santiago, quien había acompañado algunas veces a su madre a la iglesia. Comenzamos a hablar y ella relató que asistía a una iglesia evangélica en Santiago, pero aceptaba gozosa el mensaje adventista y mostró disposición de bautizarse al siguiente sábado. Don Fernando, el ex-militar, su esposa y su hija, comenzarían una nueva vida congregándose en la iglesia cada sábado por amor al Señor. El pastor Antonio felicitó con un gran abrazo al futuro diácono. Esta visita, que inicialmente tenía como objetivo visitar a una hermana enferma, nos entregó dos almas y una hermana feliz. "Es visitando a las personas, hablándoles, orando con simpatía con ellos, como sus corazones serán ganados. Es el trabajo misionero más noble que podáis realizar. Pero para ello, se necesita una fe firme y perseverante, una paciencia incansable, un gran amor por las almas" (T. 5 y Pág. 156).


UNA EVANGELICA SE ENCUENTRA CON LA VERDAD Seguimos en "Rinconada de Maipú", y nos acercamos a la casa de allegados de un matrimonio proveniente del Sur. Don José Orellana era evangélico hasta ese día y su mujer, la señora Nirvana Mellado, había asistido un par de veces a la iglesia. Pero en la campaña evangelística ambos asistieron y juntos aceptaron el llamado. Mientras los visitamos, don José nos relató que en el sur lo criticaron mucho por ser "muy bíblico" cuando visitaba a los presos o a los pobres. Esto lo desilusionó mucho. También comentó el impacto que le produjo el mensaje de la campaña, lo que hizo que recibiera alegremente el evangelio. Comprendieron el mensaje de la iglesia y aceptaron mi desafío de convertirse en ayudadores de los hermanos evangélicos. Ahora estaban preparados, porque ya conocían la verdad bíblica completa. Ya no vivirán más de allegados, sino que serán los futuros guarda templo de la "Iglesia Rinconada". También acompañé al otro pastor ayudante, Juan Carlos Sandoval, en la visitación, con quien gozamos al ver el espíritu de los hermanos en la labor misionera, y en la Iglesia llamada Los Presidentes, pudimos ver de forma evidente el fervor cristiano. Las Hermanas Mirella Letelier y Teresa Díaz pidieron ser ungidas para la misión. Gustoso pedí la bendición por ellas, y de inmediato salimos a visitar. Llegamos al hogar de una vecina de ellas que nos necesitaba, y al mirarle a los ojos, me di cuenta que tenía un gran problema. Ella asistía a una iglesia evangélica, y en dos oportunidades en que necesitaba desesperada ayuda, acudió a ella pero la encontró cerrada. Nos relató que se sentía muy sola y que tenía depresión. En relación a esto, nos dijo que estaba aburrida de tantas pastillas, tanta soledad y tantos problemas, y confesó haber intentado quitarse la vida. Pero pidió perdón por eso. Le mostré la verdad presente y la importancia del ungimiento, del bautismo y la necesidad de salir del error y del engaño de las iglesias que no enseñan de los mandamientos de Dios. Finalmente, aceptó el bautismo y el mensaje adventista con mucha alegría. Fue ungida y en ese momento ocurrió algo. Al levantarse la mujer, la hermana Teresa la recibió como hermana con un gran abrazo, y la mujer expresó lo siguiente: "Salió algo de mí... tengo una paz maravillosa". ¡Gloria a Dios! La explicación era clara. Ya Satanás no torturaba más su mente porque Jesús la había sanado. Con esto comprendimos que habíamos llegado justo a tiempo, gracias a la labor de una hermana laica consagrada.


RESCATANDO A ENGAÑADOS Inmediatamente fuimos a otro hogar, donde nos recibieron dos ancianas que nos hicieron pasar. Nos presentamos y una joven, que era hija de una de las ancianas, nos expresó que estaban muy mal debido a un problema familiar. Con una previa y pequeña explicación bíblica, procedimos a ungirla. Las tres mujeres escucharon muy atentas el Plan de Salvación pero la otra ancianita, que era evangélica, comenzó a interrumpir con comentarios y prejuicios. Decidí que lo mejor era dirigirme de frente una a una y comencé con la joven Andrea, luego continué con su madre Raquel y, finalmente, me dirigí a María. La señora Raquel estaba muy turbada por su enfermedad y agravada por los mensajes de los "Ministros Evangélicos Brasileños", los cuales veía cada noche por televisión. Le explicamos que en un reportaje que transmitieron por televisión, dejaron al descubierto el fraude y engaño de este tipo de grupos religiosos, que solo buscan ganar dinero fácil a costa de la gente pobre y humilde que cree en ellos. La anciana quedó sorprendida cuando le relatamos esta verdad, y sintió la necesidad de ser bautizada por una iglesia de verdad. Con esto, las tres mujeres, le entregaron su corazón al Señor. Con gozo nos retiramos cantándole a la señora Raquel, quien estaba de cumpleaños: "Cristo un año más te dio". Así vimos el poder de Dios en todo Maipú. Llevábamos apenas cuatro días visitando gente, y ya estábamos superando el blanco de 50 almas. Vimos milagrosas decisiones y conversiones de personas en distintas circunstancias: evangélicos, depresivos, e incluso, los menos pensados. Realmente me sentí privilegiado de participar en esta campaña evangelística junto al orador, el pastor distrital y los pastores-ayudantes, con quienes diariamente realizamos visitas. Vi un gran movimiento laico de hermanos comprometidos como Antonio Flores y Hugo Vega de la iglesia San Luis, y muchas más personas que son capaces de entregarse totalmente por el Señor, pero que es imposible mencionar porque faltaría espacio. "Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia, los que habrán de ser salvos" (Hechos 2: 46, 47). "Y con otras muchas palabras testificaba y los exhortaba diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas" (Hechos 2: 40, 41).


ANDA A TOMAR DECISIONES AL DESIERTO El Pastor Juan Vásquez y el Evangelista Pastor Luis Araya me regalaron la hermosa oportunidad de trabajar por mi Dios en el norte del país, específicamente en el distrito de Calama. Las adversidades fueron muchas, particularmente las relacionadas con el tiempo, ya que el insoportable calor del día y en inmenso frío de la noche, dificultaban el trabajo diario. Pero, así todo, se bautizaron en Calama 80 almas, y en el distrito de Copiapó, 110. Francamente fue una experiencia maravillosa e inolvidable, ya que el trabajo con nuestros pastores y hermanos se hace mucho más fácil porque ellos aman la obra del Señor. Se visitaron muchas Iglesias para tomar decisiones, y en cada una de ellas los pastores, Departamentales de la Misión del Norte y profesores entregaron grandes conferencias para que ningún distrito quedara sin el mensaje de nuestro Señor. En particular me tocó predicar en una iglesia ubicada en el distrito de Copiapó durante todas las noches y, al mismo tiempo, visitar a la gente de este sector para tomar decisiones. Visité tanto a enfermos de espíritu, como a aquellos que sufren alguna enfermedad física, y también a algunos que están en apostasía. Este trabajo misionero es mi pasión, ya que por medio de esta labor, puedo ayudar a todas esas almas que perecen con problemas que envenenan y pudren nuestra tierra. El evangelio es el ejemplo de vuestro Señor Jesús. “Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad, y toda dolencia del pueblo” (Mt. 4:23). “La obra de ganar almas exige cuidosa preparación. No se puede entrar en el servicio del Señor sin la preparación necesaria y esperar obtener el mayor éxito” (Evangelismo, Pág. 98). “Él pide un camino en nuestros métodos de trabajo. Él desea que fortifiques las lecciones enseñadas en la vida de Cristo” (Carta, Pág. 1902). Para mí es la experiencia de los apóstoles: “ Y todos los días, en los templos y en las casas no cesaban de enseñar y orar” (Hechos, 5:42).

Después de vivir esta experiencia en Calama, me llamaron para invitarme a trabajar en Antofagasta desde el 20 al 27 de diciembre de este año. Se trataría de una gran campaña de decisiones en esta hermosa ciudad “Puerta del Norte”. Pero lamentablemente en este mismo periodo, debía realizarme algunos exámenes médicos. Entre ellos el examen de Cáncer, el tratamiento del tórax y la mantención del Catéter.


Eran dos cosas importantes para mi vida que no podía dejar de realizar y no sabía por cual decidirme. Entonces, oré a mi Señor para que me ayudara a obrar de la mejor manera. “Dios transforma la manera en que ocurren las cosas. Tú padre, tú eres el médico que cambias a tus hijos que te obedecen. ¿Dime Señor, qué hago? Y recordé este pensamiento”: “Levántate, pues, y decídete y no dudes de ir con ellos, porque yo lo he enviado” (Hechos, 10:20). La decisión era clara: debía optar por el mandato de mi Dios. No me realicé los exámenes en el Hospital Naval, pero se bautizaron 76 almas para Gloria del Señor. Esto fue fruto del trabajo que realizamos con el Pastor del Distrito Centro de Antofagasta, Fernando Pérez, quien es un hombre realmente maravilloso. Con él aprendí mucho y conocí a gran cantidad de gente, ya que él había realizado la mayor parte de su carrera evangelística en la “Misión del Norte”. También salí con el Pastor Juan Zúñiga a visitar otro distrito donde me tocó la gran responsabilidad de predicar durante toda la noche en la iglesia O´Higgins, junto con visitar diferentes iglesias para tomar decisiones. De esta experiencia, lo que más llenó mi corazón, fue la de salir a visitar con un matrimonio muy misionero de la “Iglesia Mota”, los hermanos Miguel González y su esposa, Marta Yánez. Tuve la oportunidad de tomarle la decisión a su yerno, a su hija, a su hijo menor y a otros familiares, más el milagro de la “Iglesia de Mota”, donde a pesar de que eran de una iglesia muy pequeña, se bautizaron 10 almas para el Señor. Aquí mismo, tuve que predicar por pedido de los hermanos, el salmo 27 en la mañana. También me solicitaron que estuviera presente durante el bautismo, donde recibí una grata sorpresa antes de comenzar la ceremonia: fui recibido con mucho cariño cristiano por la hermana Isabel Alvarado y su hija Sandra. La hermana Isabel me presentó a una amiga a quien le estaba entregando estudios y empecé a conversar con esta visita. Lo primero que le pregunté fue que si ella pertenecía a alguna iglesia. La mujer me contestó que sí. Luego quise saber si conocía bien el mensaje y me respondió que en realidad sabía muy poco sobre la Biblia. Por esto propuse explicarle el plan de salvación. La mujer aceptó gustosa mi invitación y logré tomarle la decisión para el bautismo. El Señor preparó el terreno de su corazón para este importante paso, y lo hizo demorar. Mientras pasaban los minutos tuve tiempo para hablarle claramente del sábado santo. Ella, mientras tanto, observaba todo detenidamente: las visitas, los cantos presentados en el telón y en general los preparativos. Se encontraba muy contenta porque nunca había visto algo tan hermoso y solemne como lo que estaba ocurriendo. Le pregunté su nombre y dijo: “Me llamo Zoila Martínez Zamora”. A esta dama la vi muy interesada en el mensaje, así que tomé mi Biblia y le leí: “Ahora pues te detienes. Levántate y bautízate y lava tus pecados invocando tu nombre” (Hechos 22:16).


“Por fe dice en tiempo aceptable te he oído y el día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable, he aquí ahora el día de salvación” ( 2º Corintio, Cap. 2: 6). Después de entregarle estos textos, le dije lleno de esperanza: “Señora Zoila, el Señor la está llamando, ¿qué dice usted? ¡Ven tal como estás!”. Zoila, algo sorprendida respondió. “¿Puedo bautizarme ahora mismo?”. Le dije que me esperara un momento, y fui inmediatamente a hablar con el pastor Fernando Pérez que estaba por comenzar la ceremonia. La petición fue aceptada y la mujer no daba más de alegría y los dirigentes no podían creer tanta dicha. Era claro que el Señor, como siempre, estaba apoyándonos en todo. Después de esta alegría comenzó la ceremonia de la “Iglesia del Milagro”, donde se bautizaron 10 almas y siete personas quedaron pendientes. En la iglesia Talcahuano, se realizó otra gran obra misionera gracias al contacto que tenía una mujer con muchas personas en todo Chile. Esta persona, llamada María Galleguillo Villafania, siempre ha entregado todo su tiempo y su corazón a la obra del Señor. Con ella realizamos muchas visitas durante todo el día, invitando a la gente a participar de la misión que nuestro Dios nos ha encomendado. Para mí fue un enorme privilegio trabajar con esta hermana de Dios, ya que su entrega y disposición, que no tienen límites, impulsan a seguir a Cristo. Durante el tiempo en que trabajamos juntos, logramos tomar 14 decisiones con la hermana María, considerando que ella más que entregar conocimientos, entregaba amor a aquellas almas que nuestro Dios llama. “Nadie será registrado en el libro del cielo como cristiano si no tiene un espíritu misionero” (Review and Gerald, pág. 23 del 8 -1892). Posteriormente, era hora de seguir mi camino, y fui llamado a participar en la hermosa ciudad de Arica. Ese mismo día sábado 27 de noviembre, aproximadamente a las diez de la noche, viajé a cumplir mi nueva misión. Ahora debía trabajar en dos distritos diferentes y comencé en distrito de Arica Norte. De este sector estaba a cargo el pastor Edgardo Cortés, el cual comprendía seis iglesias. Para trabajar me pusieron en contacto con una de las grandes misioneras: la Hermana Alicia Pérez, quien era una mujer entregada a Dios y consagrada junto a toda su familia. Su amor era muy grande y era capaz de entregarlo sin límites por la salvación de las almas. Empecé a visitar a la gente, con una mujer, también muy misionera llamada Noelia Álvarez. Con ella tuvimos el privilegio y la bendición de visitar a estudiantes de la Biblia y a candidatos para el bautismo. Mientras cumplíamos nuestra labor, se nos unió para trabajar la señora Rosa Díaz, con quien se lograron tomar 16 decisiones para el bautismo de la iglesia Arica Norte, a cargo del pastor evangelista Luis Araya. Para continuar el recorrido, nos fuimos a la iglesia “Diego Portales” junto con el hermano diácono Felipe Morales. Con él logramos 6 decisiones para el reino de nuestro Señor. Predicando en esta iglesia se encontraba el hermano


pastor Luis Fuentes, quien tomó cuatro decisiones apoyado del hermano Felipe. Ahora el turno era para la iglesia de “Arica Oriente”, donde sería acompañado del joven anciano de la iglesia José Guacucano, para salir a visitar gente. Este muchacho era uno de los dirigentes más jóvenes del país, ya que tenía sólo 16 años. A pesar de su corta experiencia, pude aprender de sus ganas y de su juventud, y él, se apoyó en mis años de trabajo. Con él logramos cuatro decisiones. Después me fui a la iglesia “Once de Septiembre”, donde tuve la ventaja de salir a visitar con el anciano Armando Taicara. Con él tomamos cuatro decisiones. En esta iglesia estaba dando una conferencia el hermano Samuel Rojo, con quien salimos a visitar a los candidatos para el bautismo. Realmente fue un regalo de Dios haber podido trabajar con este joven tesorero. “Que debiera hacer arder nuestros corazones en el celo ferviente para ganar almas para Cristo. Que cada corazón quede lleno con el espíritu de Dios de gozo y alegría por las bendiciones recibidas desde el cielo. Los corazones eran convertidos por el poder del espíritu santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión” (Testimonios Selectos, Tomo 5, pág. 220). Finalmente debía visitar la iglesia “Aymará”, donde tuve el privilegio de predicar el día sábado 4 de diciembre. En este sector todos sus habitantes tienen origen aymará y muchos de ellos vienen del “Valle de Azapa”, de “Yuta” y algunos de Arica para encontrarse con el Señor. Fue un sábado realmente mágico, ya que logré cumplir mi objetivo inicial que era llevarles el mensaje y recibí de ellos su hermosa cultura, particularmente conocí su conjunto melódico llamado “Amanecer”. En él, los llamaras utilizan instrumentos andinos autónomos, cantos en español y también, cantos en su lengua. El anciano de la iglesia “Aymará”, Enrique Afata, antes de comenzar a predicar me enseñó algunas palabras en esta hermosa lengua ancestral. A continuación les presento una lista de palabras aymará:

AYMARÁ

CASTELLANO

CAMISARAKE

CÓMO ESTÁS

WALIKERAKE

BIEN

JILATA

HERMANO

KULLACA

HERMANA

KULLACANACAS

HERMANAS


KULLAKITA

HERMANITA

JUNTHUQUE

CALOR

CHUÑURI

FRÍO

CUSISIÑANI

GOZOSO

CUICHIQUE

CONTENTO

TATITUMPE

CON EL SEÑOR

TATITUN URUPAN

DÍA DEL SEÑOR

TAKHENE

TODOS

SAMARAÑANI

REPOSAREMOS

SABADO URUPANA

DÍA SÁBADO

TATITUN UTAPANA

EN LA CASA DEL SEÑOR

KHOCHUPJAÑANI

ALABAREMOS AL SEÑOR

YUPAYCHAPJAÑANI TATITURU

GLORIFICAREMOS AL SEÑOR

MUNAMAUWA

TE QUIERO

MUNTUWA

QUIERO

TATITO

DIOS

CUSIÑANE

FE

GUALIQUI

CÓMO ESTÁN

JAIRA

FLOJO

Empezamos a visitar a candidatos para el bautismo junto a Enrique Afata en el “Valle de Azapa”. Logramos tomar cuatro decisiones, incluyendo al propio hermano de sangre del hermano Enrique, Justino Afata. Con él, tomaron su decisión su esposa Florencia, y sus Hijos Andrés y Alex. Luego fuimos al “Valle de Yuta” donde les sacamos las decisiones a dos hermanas, Sara Chura y Estefanía Poma. Con todo, Dios nuevamente había realizado un milagro donde ocho almas aymará se decidieron por él y se bautizaron. En total, 20 personas de


este pueblo tomaron su decisión, quedando pendientes 12 almas para más adelante. Se cumple el mandato del Señor Jesús: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno parta predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apocalipsis, cap. 14 – 6). “Centenares de almas serían ganadas para Cristo, si los miembros de nuestras iglesias siguiesen esas instrucciones. Si cada miembro de iglesia, un misionero vivo, el evangelio sería anunciado en poco tiempo en todo país, pueblo, nación y lenguas” (Testimonios Selectos, Tomo 5, pág. 149). “En lo que requiera diligencia, ¡no perezoso!, ferviente en espíritu sirviendo al Señor” (Romanos, cap. 12:11). Ese sábado 11 de diciembre, fue una fiesta espiritual donde se bautizaron 72 almas para la Gloria de Dios. Agradezco a mi Señor la bendición y confianza que me dio el presidente de la Misión del Norte invitándome a la campaña del Norte. También agradezco al pastor Juan Vásquez y a todos los departamentales del Norte que estuvieron presentes en esta campaña. Fue realmente un regalo espiritual lleno de esperanza, para seguir trabajando, como hombre del Señor, por él y por su reino. “El fruto del justo es árbol de vida; y el que gana almas es sabio” (Proverbios, cap. 11: 30).


INDICE Como ayudar a que retornen a su iglesia los que se fueron

TESTIMONIO 1 TESTIMONIO 2 TESTIMONIO 3 TESTIMONIO 4 TESTIMONIO 5 TESTIMONIO 6

COMO AYUDAR A HERMANOS DE OTROS CREDOS A ENCONTRAR LA VERDAD

AYUDANDO A HERMANAS EVANGELICAS AYUDANDO A UNA MUJER BAUTISTA AYUDANDO A UNA EX MONJA

COMO AYUDAR A LOS ENDEMONIADOS

LIBERANDO EN VIÑA DEL MAR LIBERANDO EN EL SUR LIBERANDO EN SANTIAGO

COMO AYUDAR A LOS ENFERMOS A DECIDIR BAUTIZARSE

DECISION EN SANTIAGO SUR DANDO SANIDAD ESPIRITUAL EN RENCA DANDO SANIDAD ESPIRITUAL EN QUILLOTA DANDO SANIDAD ESPIRITUAL A UNA CIEGA

COMO YUDAR A PERSONAS DE IDEAS DIFICILES

QUIERO BAUTIZARME PERO EN UN RIO

CÓMO AYUDAR A LOS QUE CONOCEN LA VERDAD Y NO QUIEREN BAUTIZARSE


UN MEDICO CON IDEAS ESPECIALES AYUDANDO EN CALAMA A UNA RESAGADA SANDRA ES RESCATADA EN LA SERENA

EXPERIENCIAS MISIONERAS

DEL BUS AL UNGIMIENTO UNGIMIENTO EN EL BUS SALVANDO EN LA PINTANA EXPERIENCIAS EN LA UNIVERSIDAD ADVENTISTA CUANDO HAY AMOR POR LAS ALMAS UN AGNOSTICO CON PROBLEMAS DECISION SORPRESA UN AYUDANTE SE ME DUERME EN EL ESTUDIO UNA DECISION TELEFONICA INTERNACIONAL SOLO DIOS CONOCE LOS DRAMAS QUE VIVEN SUS HIJOS CON AUTORIDAD MILITAR RESCATANDO A UNA EXTRAVIADA EN EL ESPIRITISMO

EXPERIENCIAS EN EL DISTRITO DE MAIPU

UN SOLDADO QUE RETORNA A LAS FILAS DE DIOS UNA EVANGELICA SE ENCUENTRA CON LA VERDAD RESCATANDO A ENGAÑADOS

ANDA A TOMAR DECISIONES AL DESIERTO



Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.