AGRADECIMIENTOS Agradezco primeramente a Dios por darme vida para escribir este Tercer Libro Misionero, al Pastor Isaac Henry Poseck, Presidente de la Asociación Metropolitana, quien me ayudado a inspirarme a escribir los testimonios que el Señor me ha permitido vivir a través de todos los años que le he servido. También mi gratitud a Mónica Ortega, Yamima Cortés y Marcia Torres. Armando Tapia
PRESENTACION “Aquel a quien fuere mi Palabra, que cuente mi Palabra” Jeremías 23: 28 Armando Tapia, debe ser tal vez uno de los miembros más conocidos de la iglesia adventista de la última década. Su amor por conquistar corazones para Cristo lo han llevado a recorrer el norte, centro y sur del país en busca de esas preciosas flores que adornaran por la eternidad el jardín de Dios. Como soldado de Cristo, no necesitó sobre sus hombros los jalones de un alto dirigente o el título de pastor para beber de la fuente divina que reporta las mayores alegrías al creyente. Cuando se unió como miembro de la iglesia adventista en los Andes, vistiendo todavía con orgullo el uniforme verde oliva del ejército de Chile descubrió, con asombro, el arma más poderosa que podía imaginar: La Biblia, La Palabra de Dios. Halló en sus Promesas, el poder suficiente para hacer retroceder y derrotar a Satanás, el verdadero enemigo de la humanidad. En los años siguientes, ha esgrimido sabiamente y con mucha humildad esta Espada del Espíritu y a hecho retroceder al enemigo en miles de corazones afligidos por el diablo, liberándolos en las manos de Jesús. Como presidente de la Asociación Metropolitana sólo tengo palabras de agradecimiento a Dios por prestarnos a este su soldado enviado para salvación, y en estos días de avivamiento, oro al Eterno para que ponga este mismo espíritu misionero en las multitudes de creyentes que llenan sábado a sábado nuestros templos. Amén.
ITZHAK HENRY POSECK
¡VE PRONTO A ELLOS!
La siguiente obra tiene dos objetivos fundamentales para mí. El primero, es dar a conocer situaciones reales que he vivido en mi vida como hijo y discípulo de Dios y, en segundo lugar, agradecer profundamente a mi Señor, ya que es él quien guía los acontecimientos y las circunstancias de mi vida para que pueda ser un instrumento de sus propósitos en la tierra. Me he apresurado a escribir estos testimonios por la urgencia del tiempo, ya que pronto puede ser demasiado tarde. Es mi deseo que, los testimonios que relataré a continuación, sean para honrar y glorificar a Dios.
PRUEBAS PARA UN FUTURO INMINENTE. I Tiempo atrás (1956) y teniendo tan sólo 17 años, me presenté voluntariamente para hacer mi servicio militar, ya que admiraba mucho el trabajo de los soldados y quería ser parte de ellos. Nos embarcamos en el puerto de Valparaíso, en el barco de guerra llamado “Transporte Pinto”, alrededor de 600 conscriptos que fuimos destinados a Antofagasta, Iquique y Arica. Personalmente, fui destinado al regimiento Infantería Reforzado Nº 4 Rancagua de Arica. Estaba feliz; siendo un adolescente me sentía realizado porque quería ser un militar y darle un sentido y propósito a mi vida. Después de pasar por el examen de la revista de recluta de mi compañía, fui seleccionado para desempeñarme como asistente del casino de Oficiales, donde tuve que aprender a lavar las vajillas y a asear el recinto. El sargento mayordomo del casino me aconsejaba y enseñaba a hacer bien mi trabajo con rapidez y voluntad, porque de ese modo destacaría y se me abrirían las puertas para cualquier ocupación. Luego de un tiempo de aprendizaje fui ascendido a Secretario y, nuevamente, se me aconsejó que actuara con mucha cortesía, rapidez y voluntad con mis superiores. Cierto día, el presidente del casino de Oficiales nos llevó a los 6 soldados que trabajábamos en el local, a la oficina del coronel del regimiento. Estábamos intrigados porque desconocíamos el motivo de la reunión. Se nos ordenó formarnos en línea por estatura, siendo yo, el último, por ser el más menudo y joven de todos. Al instante, dijo el coronel: -Necesito un soldado voluntario para una misión especial en otro lugar. Ninguno se movía ya que no estábamos dispuestos a dejar el regimiento. El coronel continuó diciendo: -Tengo una petición de un amigo cónsul de Chile en otro país, que necesita un joven que sea ágil, atento y honrado, para desempeñarse como secretario en el consulado chileno. ¿A quién de ustedes le gustaría ir en forma voluntaria? Ninguno se atrevía. Volvió a hacer la pregunta por tercera vez. Fue entonces cuando, tímidamente, levanté mi mano y dije: -Mi coronel, me gustaría ir a mí, pero tengo muy poca educación. -¡Muy bien soldado!, usted va a ir. La próxima semana se dirigirá a su nuevo trabajo - dijo el coronel. Ya en el extranjero, cuando me presenté en el consulado fui muy bien recibido por el Cónsul chileno don Roberto Durán, su esposa doña Estela Sepúlveda y sus hijos Roberto, Jaime y Estelita.
Al llegar me instruyeron en las responsabilidades que me tocarían desempeñar y, nuevamente, fui aconsejado para que realizara correctamente y, de acuerdo al protocolo, cada una de mis funciones. Entre otras cosas me correspondía la seguridad del consulado, los servicios, las compras, mantener el orden de las oficinas, atender al público y autoridades e invitados que llegaban de visitas. El trabajo era arduo, pero aún me quedaba tiempo para estudiar y para entretener y jugar con los niños. El tiempo se me hacía poco para alcanzar a hacer todas mis obligaciones, lo que me llevaba a recordar al gran varón de Dios José, en la casa de Potifar. “Más Jehová estaba con José, y fue varón próspero; estaba en la casa de su amo el Egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracias en sus ojos; y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía”. (Génesis 39:24). “El amor tiene un hermano gemelo que es el deber. El amor encuentran lado a lado”. (Testimonios selectos tomo 3 pág. 141).
y el deber se
“La primera consideración debe ser honrar a Dios y la segunda ser fiel a la humanidad, cumpliendo los deberes que trae cada día, haciendo frente a sus pruebas y llevando sus cargas con firmeza y corazón resuelto. El esfuerzo ardoroso e incansable, unido al propósito firme y la completa confianza en Dios, ayudarán en toda emergencia, nos calificarán para una vida útil en este mundo, y nos harán idóneos para la vida inmortal”. (Testimonios For The Church pág. 194,195.). Un día llegó una visita ilustre; se trataba de un sacerdote franciscano, radicado en otro país, que había sido un reconocido artista de cine y cantante mexicano, don José Mújica. Me correspondía atenderlo y cuidar que recibiera oportunamente su desayuno cada mañana en su habitación en el segundo piso del consulado. Mientras corría para cumplir mis tareas, me llamaba la atención que él siempre estaba cantando u orando. Fue mi primer contacto con alguien que me habló de Dios y me aconsejó que el mejor camino a seguir en la vida era servirlo a Él. En otra oportunidad llegó de visita otro personaje ilustre, el Ministro de la Corte Suprema de Chile, don Julio Aparicio Pom, con quien pude conversar mientras le atendía y me aconsejaba diciendo: - Niño, tú eres muy enérgico y ágil, eso me agradas porque demuestras que tienes voluntad y amor por lo que haces. “Una acción rápida y decisiva llevada a cabo en el momento debido hará ganar triunfos gloriosos, en tanto que la demora y el descuido producirán grandes fracasos y deshonran a Dios”. (Tes. T 3, Pág., 498).
Llevaba un año y seis meses trabajando en el consulado cuando recibí un telegrama de mi madre quien me comunicaba el fallecimiento de mi padre el día 23 de Diciembre 1957. Este hecho cambió mis planes, tenía que regresar a casa. Mis superiores se entristecieron mucho porque me habían tomado un gran cariño y ya era considerado como uno más de la familia. Como muestra de su aprecio, me ofrecieron estudios y trabajo permanente con ellos, y con el compromiso de regresar, me compraron ropa y un terno negro de correcto luto. Dios me dio una gran oportunidad al permitir que me relacionara con estas personas que me enseñaron y guiaron preparándome para servir en la nueva causa que en ese momento ignoraba, que era de servir a Dios y a la Comunidad. A los tres meses, de regresar a Chile, el Ejército me ofreció un nuevo contrato.
UNA PRUEBA POR IR MUY RÁPIDO. II Quiero contar una de las pruebas más amargas que he tenido en mi vida. He recorrido muchos hogares, pueblos y ciudades y les puedo asegurar que este relato, está dentro de los más difíciles que he vivido. Desconociendo los planes de Dios fui probado al máximo de mis facultades y pasé una gran aflicción, con el fin de ser preparado y purificado para la gran obra que Él me tenía preparado. Siendo Sargento Segundo en el Regimiento Guardia Vieja de los Andes, me desempeñaba cumpliendo cuatro funciones: dentro de las cuales la que mas me gustaba era la de ser corneta mayor de la banda de guerra, y corneta de orden en la Parada Militar. Todas estas actividades eran muy interesantes para mí y me gustaba mucho realizarlas, obedeciendo fielmente con acción, rapidez y prontitud. Con el fin de dar cumplimiento a las múltiples labores que me tocaba desempeñar, muchas veces me quedaba hasta muy tarde por las noches en el taller, porque no me gustaba estar atrasado en ninguna misión de las que se me encomendaban. Esto hizo, junto con mi disposición y voluntad, que me ganara el aprecio y cariño de mis superiores. En el año 1973 vino el establecimiento del gobierno militar y el ambiente general cambió para todos. En todos lados reinaba la desconfianza, el temor y la traición, lo que comenzó a perjudicar mi trabajo. Un día llegó al Regimiento una de mis hermanas carnales, afligida y llorando, a comunicarme que mi hermano mayor Manuel, había sido detenido como prisionero político por el Servicio de Inteligencia del Ejército. Toda la familia estaba preocupada. Tenía once hermanos, quienes me oprimían angustiados exigiéndome que hiciera algo para ubicar a Manuel. Al ver el sufrimiento de mi familia, mi corazón desconsolado se volvió a Dios, pues comprendí que era el único que podía ayudarme. Empecé a orar fervientemente, como es mi manera, a fin de que me guiara en lo que debía hacer. Días más tarde, llegó mi cuñada Margarita desde Chincolco con sus dos hijas pequeñas, una de las cuales era inválida, a suplicarme con lágrimas que la ayudara a averiguar y encontrar a su marido (que era mi hermano). El Señor me estaba poniendo una prueba dolorosa, una prueba de fuego, probando mi valor. Dependía de mí el encontrar a mi hermano, pero al hacerlo, exponía mi propia vida al fuego de la muerte. Conocía bien las aguas tenebrosas en las cuales el país nadaba en aquellos días. “No temas en nada lo que vas a padecer aquí, el diablo echará alguno de nosotros en la cárcel para que seáis probado, y tendréis tribulación por diez días. Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona de la vida”. (Apocalipsis 2:10). “Dios trae a los suyos cerca de sí mediante pruebas difíciles mostrándoles su propia debilidad e incapacidad, y enseñándoles a confiar en él como su única
ayuda y salvaguardia. Así logra su objeto, así quedan preparados para hacer empleados en toda emergencia, para desempeñar importantes puestos de confianza, y para lograr los grandes propósitos para los cuales fueron dadas sus facultades. Dios pone a los hombres a prueba; los prueba a la derecha y a la izquierda y así son educados, preparados y disciplinados. Jesús nuestro redentor, representante y cabeza del hombre, soportó este proceso de prueba. El sufrió más de lo que podemos ser llamados nosotros a sufrir”. (Testimonios Selectos Tomo 5, Pág. 252). Yo trabaje más de 20 años en la fragua, con fuego para poder dominar el frío hierro y el duro acero, y así darle el molde que me indicaban realizar. Conocía bien los riesgos de trabajar con fuego. En mi corazón le dije a Dios: “Señor, me haces pasar por esta difícil prueba”. Él sabe lo que es necesario para purificar el metal a fin de que refleje el resplandor de su pulido con el martillo de su amor divino. “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?”. (Jeremías 23:29). Para mí fue una lucha de amargura y sufrimiento el ver a mi cuñada Margarita y a sus hijas Verónica y Johann, regresar llorando a su pueblo, angustiadas por la incertidumbre del paradero de Manuel. Yo me preguntaba “¿estará vivo o muerto?” Fueron momentos decisivos, mi fe estaba siendo probada, y recordé haber leído un texto en la Biblia que decía: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. (Mateo 11:28). Esto me animó a orar más. Necesitaba seguir orando para aferrarme más a mi Padre Celestial, como dice la Biblia en 1 Tesalonicenses 5:17: “Orar sin cesar”. Con la oración podría rogarle a Dios por la vida de mi hermano y también, pedirle que me diera el valor suficiente para hablar con mis superiores acerca del tema. “Si cultiváis la fe, si os ponéis en relaciones normales con Dios, y por oraciones fervientes os identificáis con vuestro deber, seréis dirigidos por el Espíritu Santo”. (Testimonio Selecto tomo 5 pág. 94). Dos semanas después tomé la decisión y me presenté ante mis superiores, el 2do. Comandante y mi Coronel. El segundo Comandante me dijo: -
¿Qué quieres hombre?
Con mucho temor, pero sabiendo que Dios estaba conmigo, le expuse mi problema y me dijo:
- El problema que tú tienes es muy complicado, a lo mejor tu hermano es un extremista, socialista o comunista. Le expliqué a mi Comandante que mi hermano nunca perteneció a ningún partido político, y que incluso había hecho su servicio militar en Quillota. Me hizo esperar mientras él iba a hablar con mi Coronel, y al regresar me dijo: -El Coronel te estima y aprecia mucho y te ha concedido dos días de permiso y un salvoconducto para que puedas averiguar por tu hermano. Con esto, no tendrás ningún problema. Dios contestó mis oraciones sensibilizando el corazón de mis superiores, quienes me concedieron el permiso para salir del regimiento en dirección a Chincolco, con el fin de averiguar alguna información sobre mi hermano. El día 20 de noviembre de 1973 fue el día más amargo de mi vida; fue el viaje más largo y angustioso que me ha tocado realizar. La preocupación y aflicción por mi hermano, aumentaba minuto a minuto, segundo a segundo, y decidí comenzar a orar. Lo hice durante todo el camino sin parar y pidiéndole a Dios, encarecidamente, que protegiera a Manuel. El tiempo pasaba y no llegábamos a Chincolco. Debía estar en mi destino en seis horas, pero debido a los frecuentes controles los militares y de carabineros en las carreteras, el trayecto se prolongó por seis horas más. Llegué a Chincolco a las 17 horas, y a través de mi cuñada supe que mi hermano estaba incomunicado en el Retén de Carabineros de Petorca. Inmediatamente me dirigí hacia Petorca, lugar que arribé a las 18:30 horas. Seguidamente me presenté ante la autoridad del Retén de Carabineros. El Sargento de guardia me preguntó qué necesitaba. Yo respondí: -Necesito saber sobre un detenido. Acto seguido, me registraron el cuerpo y la ropa, para encontrar posible armamento oculto. Durante este proceso, me permití preguntar sobre el estado de mi hermano, y fui duramente increpado, ya que no se permitía pedir información de los presos políticos. Retuvieron mi cédula de Identidad, y me dijeron que era imposible ver al detenido. Luego le mostré el salvoconducto, que señalaba que estaba autorizado por el coronel del regimiento quien me identificaba como sargento 2do. del Ejército. No obstante, igual me fue negada mi petición. A las 20:30 horas llegó el Capitán del Servicio de Inteligencia del Ejército y sus ayudantes al retén, y el Sargento de Carabineros le pasó mi salvoconducto y carné de identidad y le explicó lo que yo necesitaba. Al momento el Capitán me preguntó quién era mi hermano, y yo le di el nombre: -Mi hermano se llama Manuel Tapia.
Enfurecido me dijo: -Ese hombre quería dinamitar la iglesia Católica y el Retén de Carabineros de Chincolco - dijo el hombre - es un extremista, va a ser fusilado y tú tienes que ser de los mismos. Al instante, dio orden de detenerme y encarcelarme, pero el calabozo estaba lleno, por lo que me aislaron en una oficina del retén. Con esto, se dio instrucciones a un ayudante para que me interrogara. Le conté toda mi vida y también la de mi hermano y la de mi familia, explicándole que éramos gente humilde, de esfuerzo y trabajo. Le mencioné que yo era casado y tenía ocho hijos pequeños y, que junto con estas bendiciones, contaba con el aprecio de mis superiores y compañeros de planta, y que mis calificaciones salían siempre en lista 1. Además vivía dentro del cuartel del regimiento de los Andes y gozaba de la confianza de mis superiores. Al escuchar mi relato, el encargado de inteligencia se conmovió y se identificó con el grado militar, era un cabo 1°. Él no podía ayudarme, pero me dijo que lamentaba mucho lo ocurrido y, en un gesto de consideración, me trajo una camilla y una frazada para que durmiera. Sin embargo, no pude dormir, porque cada 15 minutos era controlado por el sargento segundo de carabineros de guardia, a quien también le conté algunos detalles de mi vida. Ya eran cerca de las dos de la madrugada y todavía no podía conciliar el sueño, pero la compañía del sargento segundo me ayudó a que el tiempo pasara más rápido. Conversamos mucho y me dijo que lamentaba lo que me ocurría, y que nada podía hacer para librarme del cautiverio, porque arriesgaba su puesto y también su vida ya que estaban sujetos al Servicio de Inteligencia Militar. Mis oraciones eran cada vez más intensas y dolorosas. Necesitaba orar fervientemente, para que Dios escuchara mi urgente petición: ”Invoqué tu nombre, oh, Jehová, desde la cárcel profunda; oíste mi vos; no esconda tu oído al clamor de mis suspiro. Te acercaste el día en que te invoqué; dijiste no temas. Abogaste Señor la causa de mi alma; redimiste mi vida. Tu has visto, oh, Jehová, mi agravio; defiende mi causa”. (Lamentaciones, 3:55-59). A las tres de la madrugada, ocurrió algo inexplicable para mí. En un arriesgado gesto de respeto, el sargento segundo me trajo, bajo su responsabilidad, a mi hermano Manuel, para que lo pudiera ver. Fueron sólo dos minutos, pero los dos minutos más felices de mi vida. Al verlo desnudo cubierto sólo con una frazada mojada, no pude más que abrazarlo y, llorando, me dijo al oído: - “Querido hermano, estoy siendo cruelmente torturado y me encuentro desnudo cubierto con una frazada mojada para que los golpes me provoquen grandes hematomas, me dan golpes de fierro y electricidad, para que diga donde tengo escondidos los supuestos cajones con dinamita … además el sacerdote, me ha inculpado ya que le molesta que cace conejos y liebres cerca de la capilla. Me tiene amenazado desde hace mucho tiempo. Y como si esto fuera poco, el
Sargento Jefe del Reten de carabineros de Chincolco, está molesto conmigo porque no accedí a hacer de celestino con mi cuñada, ya que él es casado.” Manuel antes de ser llevado nuevamente al calabozo, se volvió a mí y, con los ojos llenos de lágrimas, exclamó: “Soldado, si me pasa algo, preocúpate de pequeñas. Las dejo en tus manos.”
ayudar a mis dos hijas
A las 6:00 de la mañana, fuimos rápidamente trasladados a la cárcel de San Felipe. Los presos políticos iban en un camión tapados con una bolsa negra en sus cabezas, y yo fui llevado en un vehículo menor, junto a los de Servicio de Inteligencia dentro de la misma columna. Durante este lamentable trayecto, mi oración fue más insistente. Cuando llegamos a la cárcel de San Felipe bajaron a todos los presos, y yo fui llevado al Regimiento de Yungay, siempre en mi calidad de detenido. Allí me dejaron en custodia en la guardia, mientras el capitán de inteligencia se iba a presentar ante el comandante del Regimiento. El personal de planta que estaba de guardia me conocía y eran mis amigos, porque yo había servido 2 años en esa unidad. Les solicité me dejaran hablar por citófono, para el Regimiento de los Andes. Ellos accedieron y pude comunicarme con el 2do. Comandante, quien me dijo: - Hombre, ¿cómo te ha ido en tus diligencias? Le conté que estaba preso por el Servicio de Inteligencia de Petorca, y que me habían trasladado al regimiento Yungay en calidad de terrorista, la misma acusación que se le imputaba a mi hermano Manuel. El Comandante se indignó, y me dijo que esperara, mientras él hablaba con mi Coronel y gestionaba mi libertad. A los cinco minutos, me llamó el Oficial de Guardia para comunicarme que estaba en libertad. ”Aunque los enemigos los arrojen a la cárcel, las paredes de los calabozos no pueden interceptar la comunicación entre sus almas y cristo. Aquel que conoce todas sus debilidades que ve todas sus pruebas está por encima de todos los poderes de la tierra; y acudirán Ángeles a sus celdas solitarias trayéndoles luz y paz del cielo. La prisión se volverá palacio, pues allí mueren los que tienen mucha fe, y los lóbregos mugos serán alumbrados con luz celestial como cuando Pablo y Silas oraron y alabaron a Dios a media noche en el calabozo de filipos”.(El conflicto de los siglos, Pág. 685). Rápidamente me trasladé hasta el cuartel de mi Regimiento, pero antes de presentarme ante mis superiores, me aparté en un solitario potrero y me arrodillé para agradecer a Dios. Mi corazón estaba inundado de gratitud y de alegría por mi libertad, pero a la vez el dolor y el sufrimiento de mi hermano Manuel que quedo prisionero en la cárcel de San Felipe opacaban mi sentimiento de alivio.
Todos estos sentimientos se mezclaron y no pude evitar derramar amargas lágrimas. “Ya os llega ayuda. Cristo, el vencedor todo poderoso ofrece a sus cansados soldados una corona de gloria inmortal; y su vos se deja oír por las puertas entornadas: he aquí que estoy con vosotros. No temáis. Conozco todas vuestras penas; he cargado con vuestros dolores. No estáis lidiando contra enemigo desconocido. He peleado a favor nuestro, y en mi nombre soy más que vencedores. Nuestro amado salvador nos envía ayuda en el momento mismo por sus pisadas”.(El conflicto de los siglos Pág. 619). Como vivía en el mismo Regimiento, preferí primero ir a mi casa para compartir con mi familia por unos momentos. Posteriormente me presenté a mis superiores, quienes me dijeron que no me preocupara, que yo no tendría problemas y que todo iba a salir bien. Viví 18 años dentro del cuartel, al décimo año allí, conocí el mensaje adventista que abrace con todo mi corazón. Nunca me molestaron, y pude hacer la obra misionera con amplia libertad. Mi hermano estuvo dos años detenido en la cárcel de San Felipe. Le visité cada Domingo y mientras estuvo privado de libertad, fue sometido a un consejo de guerra donde el abogado que yo contraté, nada pudo hacer. Finalmente salió en libertad el 21 de noviembre de 1975, pero en muy malas condiciones. Producto de los las constantes torturas, golpes y las precarias condiciones del calabozo, estuvo enfermo por varios años. Al cabo de un tiempo, fue llevado al hospital de Petorca y, posteriormente, al hospital de Quillota. Durante este trayecto falleció a causa de un paro cardio - respiratorio, debido a la falta de oxígeno y a su mala salud. El Señor nos coloca a cada uno en situaciones difíciles a fin de prepararnos para esta gran obra, para que confiemos en él y no en nosotros mismos. Muchos profetas como Jeremías, fueron llevados presos, también los Apóstoles, Pedro, Pablo, Silas, Juan, y muchos hermanos y pastores anónimos han sufrido el mismo castigo por ser mensajeros de Dios. Doy gracias a Dios porque me hace pasar de un fuego a otro, probando mi verdadero valor; doy gracias a Dios, porque escuchó mi oración y confío en Él, como dice el salmista: “Y Jehová me salvará. Tarde y mañana y a medio día oraré y clamaré, y el oirá mi voz”. (Salmos 55:16,17). “El señor da ánimo a todos los que le buscan de todo corazón. Les concede su santo espíritu, la manifestación de su presencia y de su favor. Pero él abandonará a aquellos que, por salvarse la vida, le abandonen a él. Al procurar salvar su vida abandonado la verdad, perderán la vida eterna”. (Testimonios Selectos, Tomo 5 Pág. 276).
EL TRABAJO DE CASA EN CASA Y LA PERSEVERANCIA. III Hace muchos años aprendí de un hermano, anciano de iglesia de Los Andes, don Luís Moya, la importancia del trabajo misionero puerta a puerta. Este hombre de Dios me invitó a visitar familias de San Esteban y Santa María y constantemente me repetía: -Hermano Armando, ponga en práctica sólo el método de Cristo, será el que tendrá más éxito para llegar a las almas. Con él, la voluntad y la alegría del sacrificio tendrán sus frutos para guiar y educar tanto a las nuevas almas como a su familia, la que con mucho esfuerzo estudió en la Universidad Adventista de Chillán. Durante varios días, durante el periodo en que fuí anciano y Director Misionero de la Iglesia adventista llamada: “El Carrito“, (en Quillota Sur) estuve orando y meditando la mejor forma de motivar y realizar el trabajo puerta a puerta. Un sábado de mañana hablé con las Hermanas María Figueroa, Eliana Martínez y el Hno. Elías Guajardo, para presentarles mi propuesta de trabajo puerta a puerta. A esta reunión invité también, a la hermana Elba Astudillo, que vivía en el campo, en un sector llamado Pueblo Indio. Con ellos compartí mi idea de visitar una pequeña Población llamada Lo Garzo, la cual previamente había recorrido, contado las casas y comprado el material que quería repartir. (Fe de Jesús, Buena Salud, Tesoros de Vida y Acción Joven). Nada debía quedar al azar. Era muy importante considerar todos los detalles y planificar correctamente la actividad, para lograr el éxito esperado. Aceptaron el desafío y esa misma tarde a las 14:15, nos juntamos para iniciar el trabajo puerta a puerta; nos dividimos por diferentes pasajes y comencé por el Pje. Emilio Recabarren. Luego de tocar las puertas de cuatro casas de las cuales fui rechazado, llamé a la casa 021, de donde salió una señora muy molesta que me preguntó que quería. Yo le respondí que era del Programa “La voz de la Esperanza”. Ella lo desconocía, y me dijo: “¿Qué es eso?” Entonces, muy a gusto le expliqué que pertenecía a la Iglesia Adventista, pero en ese momento, al escuchar de donde venía, se enfureció y comenzó a gritarme: -¡Otra vez vienen ustedes los canutos! En la mañana vinieron otros, son todos iguales, vienen a puro molestar y a quitarme el tiempo. Son las tres de la tarde y todavía no he hecho ni almuerzo. Yo vivo de mi trabajo, soy artesana en mimbre y necesito mucho tiempo para trabajar, de lo contrario, no tengo ni para comer. Ante esta inesperada reacción, le dije con mucha humildad: -Señora, el Señor Jesús me envió para hablarle, a lo mejor usted tiene muchos problemas y sólo Jesús es la solución. Si me permite leerle dos versículos
de la Biblia, le prometo que nunca más la molestaré, el Señor incluso puede hacer un milagro para ayudarle con sus problemas. ¿Me permite leerle? -¡Pucha que es porfiado! – Dijo - ya que está aquí, hágalo. Entonces abrí la Biblia en Mateo, 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis” y luego leí en Mateo 6: 33: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Le di los agradecimientos por darme un par de minutos para escuchar la voz de Dios y le pregunté su nombre para orar por ella. Con voz fuerte y aún molesta dijo: -Me llamo Elena Briones. Entonces, hice una corta oración y cuando estaba retirándome de la puerta de su casa, me devolví para decirle: -Hermanita, si usted me da la oportunidad de venir cualquier día, yo vendré con mucho cariño para hablar del amor de Jesús que tiene para usted y su familia. Ella, aún muy molesta, contestó: - Oiga caballero, ¡usted que es porfiado y cargante!; si quiere venir tiene que ser un Domingo. -¿Puede ser mañana que es Domingo? – le dije inmediatamente. Entonces ella contestó: -Bueno, venga a la una de la tarde, pero necesito que sea una visita breve porque soy una mujer muy ocupada. Volví al día siguiente y toqué la puerta a las 12:45 hrs., y cuando salió a abrir, se indignó que estuviera allí antes del tiempo acordado. -Caballero, ¡pucha que es porfiado!, le dije que viniera a la una y está molestando antes – me gritó antes de cualquier saludo. - El Señor me aconseja no llegar nunca tarde a una cita - le dije. “Nunca lleguéis tarde a una cita, una acción rápida en el momento debido, hará ganar triunfos gloriosos, en cambio la demora y el descuido producirán gran fracaso y deshonran a Dios”. (Testimonios, pág. 484). “Yo amo a los que me aman y me hallan los que temprano me buscan”. (Prov.8:17).
- Ya que está aquí, pase - dijo con voz fuerte, - pero que sea breve. Al entrar pregunté si vivía alguien más con ella, con el propósito de que los invitara a escuchar el mensaje que yo les llevaba. Me contestó: - Mi hija Nadia tiene 10 años, y en su pieza está Ricardo con su esposa Magdalena, pero no los pienso molestar. Con buenos palabras y argumentos la convencí para que invitara a su hija a participar con nosotros, lo que tuvo muy buenos resultados. Los tres empezamos a estudiar la Fe de Jesús, pero la señora me insistía en que fuera muy breve ya que aún no había hecho el almuerzo. Hice leer a la pequeña Nadia los textos bíblicos sin que ella se diera cuenta. Avanzamos dos lecciones, oramos por el estudio y por toda su familia y quedamos de acuerdo de seguir estudiando al siguiente domingo. Al retirarme, me percaté que a pesar de toda la oposición de la señora, el Espíritu Santo había tocado el corazón de Elena y de Nadia y ahora estaban felices por lo que habían escuchado. Al domingo siguiente, llegué puntualmente a las 13:00 hrs. Cuando nos disponíamos a orar para iniciar el estudio, pasó el matrimonio en dirección a su dormitorio; le dije: -¡Joven, me gustaría que usted escuchara lo que estamos estudiando con su mamá y su hermana! Sorpresivamente, él me manifestó: - Encantado me gustaría participar. El domingo pasado me tomé la libertad de escuchar el estudio y me ha gustado mucho. Me encantaría seguir aprendiendo. Oramos e iniciamos el estudio; ahora, la familia completa. Avanzamos dos lecciones y Ricardo sugirió hacer una lección más; no conforme con eso, cuando me retiraba me pidió que viniera un día de la semana tarde por la noche, porque su trabajo de artesano no le permitía hacerlo temprano. Feliz accedí y acordamos estudiar los jueves después de las 21:00 hrs. La hermana White aconseja: “En su visita de casa en casa debería procurar comprender las necesidades de la gente, presentar los principios correctos e impartir instrucción acerca de las cosas que son para su mayor bien”. (Carta pág.19-1892). “Hay que familiarizarse con la gente y leerles las preciosas palabras de Cristo, y perseverar con una firme confianza que el Espíritu Santo es el que nos hace sentir la preocupación por las almas. Cuando por oración ferviente y perseverante sean dotados por el Espíritu Santo y avancen cargados con la preocupación de la
salvación de las almas, con corazones llenos de celos para extender los triunfos de la cruz, será el fruto de sus labores. Muchas almas se volverán de las tinieblas a la luz, y se establecerán muchas iglesias. Los hombres se convertirán no al instrumento humano sino a Cristo”. (Manuscrito pág.157-1902). El tercer domingo llegué puntualmente a la misma hora de siempre, y fui recibido con mucha amabilidad y alegría. Oramos y estudiamos con gran entusiasmo y llenos de la gracia de Dios. Los días jueves y domingo se convirtieron en días sagrados para ellos, donde avanzamos en el estudio y ellos se mostraban gozosos de lo que aprendían. Le comenté a Ricardo que el evangelio es un llamado para ser discípulos de Cristo, que es urgente evangelizar, ya que es la fuerza más increíble que hay sobre la tierra; él demostró gran interés y aprendía con rapidez. Mi corazón estaba lleno de gratitud y gozo por estos estudiantes de la palabra de Dios. “Mientras la dulce voz de la misericordia invita al pecador, trabaja con toda la energía del corazón y del cerebro, como lo hizo Pablo, quién no cesaba de amonestar con lágrimas a cada uno. En el día de Dios, cuantos nos enfrentarán y nos dirán: ¡Estoy perdido; estoy perdido!, y tú nunca me amonestases; nunca me rogaste que viniera a Jesús. Si yo hubiera creído como tú lo hiciste, hubiera seguido a toda alma sujeta al juicio que estuviera a mi alcance, con oraciones, lágrimas y amonestaciones”. (Review and herald, 24 Junio 1884). Cuando terminamos el curso “Fe de Jesús”, les leí algunos textos para tomarle la decisión para Cristo. Primero, Hechos 5:29: “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: ¿es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres?”, y les dije: ¿ustedes a quienes obedecerían? A coro respondieron a Dios. Luego leí Hechos 22:16: “Ahora, pues, porqué te detienes, levántate y bautízate y lava tus pecados invocando su nombre”. Finalmente escucharon lo siguiente: Proverbios, 23: 26: “Dame hijo mío tu corazón y miren tus ojos por mis caminos”. -¿Le darías tu corazón a Jesús, Nadia? - le pregunté; y ella dijo sí inmediatamente. Ricardo confirmó la entrega de su corazón a Jesús, al igual que Elena y Magdalena, quien se unió a la decisión. Así los cuatro aceptaron el bautismo. Al Sábado siguiente fueron bautizados Elena y Nadia, por el Pastor Oscar Álvarez, y tres semanas más tarde lo hicieron Ricardo y Magdalena. Estas cuatro almas formaron una cadena humana que en total ha llevado a trece personas a Cristo. Elena me llevó donde su madre la Sra. Mercedes que se encontraba enferma físicamente, y encontró sanidad espiritual a través del bautismo. También llevó a su sobrina Jéssica, quien a su vez, invitó a su madre, la hermana Fresia. Ricardo llevó a sus dos hijos Felipe y Ruth a quienes también instruí, los que fueron bautizados por el pastor Patricio Barahona. Nadia llevó a sus hijos Camila y Fabián, y la hermana Fresia llevó a su
hija menor Carolina y a una abuelita que vivía con ellas, doña Cristina Barrientos. Ricardo llegó a ser diácono y luego de un tiempo, anciano de la Iglesia de Quillota Sur (El Carrito). Jéssica fue Directora de Jóvenes y actualmente es maestra y coordinadora de niños. La señora Fresia ha ocupado los cargos de directora de escuela sabática y el ministerio de la mujer y, actualmente, está a cargo del departamento de Salud y Temperancia. Carolina es maestra de niños y directora de jóvenes. “La presentación de Cristo en la familia, en el hogar, o en pequeñas reuniones en casas particulares, gana a menudo más almas para Jesús que los sermones predicados al aire libre, a la muchedumbre agitada, o aún en salones o capillas”. (Obreros evangélicos, pág. 201, 202, año 1915). Hechos 5:42: “Y todos los días en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. “Esta labor de casa en casa para buscar a las almas, para recoger a las almas perdidas, es la obra más esencial que pueda realizarse”. (Carta pág.137, año 1898). Doy gracias y alabo a mi Dios por darme la sabiduría, el tacto, la paciencia, perseverancia y amor para llevar su mensaje a las almas que necesitan de su ayuda y protección.
ELLOS SEMBRARON EN TODAS LAS AGUAS Y NOSOTROS COSECHAMOS. IV Hace algunos años, mi pierna fue intervenida por diversas operaciones quirúrgicas, producto de lo cual estuve a punto de perderla. Durante este periodo, pasé la mayor parte del tiempo en cama, lo que me permitió meditar mucho y releer, una vez más, la Biblia. En cierta oportunidad leí: “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que la siembra y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”. (Isaías 55:10-11). Mi mente retrocedió abruptamente en el tiempo y recordé las maravillas que Dios obraba en sus fieles siervos, como dice la escritura en San Juan 4:27: “Porque en esto es el verdadero dicho: uno es el que siembra, y otro es el que siega”. Con esta frase me puse a pensar y recordé, que cuando recién me había bautizado en la Iglesia Central de los Andes, un día me llamó el Pastor Isaac Poseck y me dijo: - Hermano Tapia, como usted es militar y trabaja en una Institución grande, ¿será posible que hable con sus superiores, con el propósito de que un Director de Publicaciones de la Asociación Central Metropolitana (llamada así antiguamente) don Sergio Morales, exponga el mensaje de Dios entre los uniformados? Sería muy interesante que ellos escucharan publicaciones como “Hojas de otoño”, por ejemplo. Debido a que me había bautizado hace muy poco tiempo (5 meses), mi fervor me llevó a hablar con mis superiores. Me preparé espiritualmente y con lo que sabía, me di la fuerza y el ánimo necesario para presentarme ante el Segundo Comandante del Regimiento, de quien gozaba de mucha estima. Cuando me presenté, me dijo: -¿Cuál es tu petición, hombre? Le hablé con mucha humildad: - Mi Comandante, hace cinco meses que me bauticé en la Iglesia Adventista del 7to. Día y quiero aportar a la tarea del Señor. El pastor Isaac Poseck me hizo una propuesta y creo usted es la mejor persona que puede llevarla a cabo. Nuestra Iglesia tiene muy buena literatura, libros de salud, Consejo
para la familia, libros de salud mental, que en general hablan de salud integral. Creo que sería muy bueno para los uniformados recibir este tipo de información. Mi petición va por este lado: ¿a usted le gustaría que el Director de Publicaciones, Señor Sergio Morales, realice charlas de salud, con el material audiovisual correspondiente? Él contestó: -¡Hace cosas buenas tu iglesia! Apoyo tu petición. Autorizo la charla para el día Miércoles, de 17:00 a 18:30 hrs. ¿Qué más necesita sargento Tapia? -¿Sería posible que si el personal de planta quisiera adquirir la literatura y no tiene el dinero, se le pueda descontar por planilla mensualmente? – consulté con mucho respeto. Él respondió que era justo que el personal de planta tuviera acceso a la literatura. Por lo tanto, se les darían todas las posibilidades para obtenerla. Con esto, me pidió que le dijera a Don Sergio Morales que lo esperaba personalmente para hablar sobre el tema. La bendición de Dios fue aún más grande de lo que yo mismo pensé. Inmediatamente le comuniqué al Pastor Isaac Poseck lo sucedido. Durante muchos miércoles el Director de publicaciones, como buen siervo de Dios, realizó charlas, y vendió muchos libros. Esto mismo dio pie para que yo pudiera dar a conocer la maravillosa verdad de nuestro Señor, gracias a este colportor. “Los mensajeros silenciosos que son colocados en los hogares de las gente, por la obra del colportor, fortalecerán la obra del evangelio de todas maneras, por que el espíritu santo impresionará la mente de los que leen los libros, como impresiona a la mente de los que escuchan la predicación de la palabra. El mismo ministerio de los ángeles que acompaña la obra del predicador, acompaña también a los libros que contienen la verdad”. (Testimonios selectos tomo 4, Pág. 356). Siguiendo con mi labor como instructor bíblico en el distrito de La Calera, en la iglesia Cruz del Sur, me aconteció un hecho que nunca olvidaré. Con la idea de visitar lo más que pudiera y para que los logros de Cristo fueran mayores, me llevé mi bicicleta con el propósito de trabajar en el campo misionero y visitar el máximo de personas en todos los barrios del distrito. Al entrar en una casa, afirmé mi bicicleta en el ante jardín. Confiado, entré a la casa y, sin tener la más leve sospecha, un joven pasó rápidamente, tomó mi bicicleta y huyó. A pesar de haber corrido dos cuadras detrás de él no lo alcancé, y fui víctima del robo de ella. Pero esto no disminuyó mi fuerza para seguir trabajando, por que después de esto, regresé al lugar donde estaba dando el estudio bíblico. Este mismo hecho fue seguramente un testimonio para algunos estudiantes, quienes al terminar el curso aceptaron a Cristo por medio del bautismo. Aún no sé cómo supo la iglesia el hurto de mi “bicicleta misionera”, pero el primer anciano de la iglesia, Secundino Vargas, tomó la resolución de comprarme
una usada. Mi sorpresa fue inmensa al saber que la bicicleta que me compraron no era cualquier bicicleta, sino que pertenecía a un anciano colportor de 80 años, el hermano Humberto Sánchez. Al saber la procedencia de esta especial bicicleta, conocí prontamente al anciano colportor, que por su influencia en esta labor me dio muchos nombres de personas para que yo las visitara. De ellas, varias tomaron la decisión por Cristo. “El colportor puede encontrar estas almas y salvarlas. Hay un ramo de trabajo de casa en casa que puede realizar con más éxito que los demás. Puede familiarizarse con la gente y comprender sus verdaderas necesidades; puede orar con ella y enseñarles el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Así será abierto el camino, para que el mensaje especial para este tiempo halle acceso a los corazones”. (Testimonios selectos, tomo 4, Pág. 355). Continué mi labor recorriendo diversos lugares de la Quinta Región. Di estudios bíblicos y ayudé a tomar muchas decisiones de jóvenes y mujeres. Me sorprendió que en muchos hogares se podía encontrar literatura inspirada y libros del espíritu de profecía. Ante esta situación, pregunté en una casa cómo habían adquirido esos textos. -Fue un caballero llamado Galvarino López – respondió el dueño de casa. Me detuve y mi mente albergó recuerdos de mi niñez, en que este siervo de Dios pasaba cotidianamente a ofrecer libros y conocía a mi madre y a mis hermanos. Ahora, treinta años después me daba cuenta de la herencia dejada por este siervo colportor, que había ido a mi casa en muchas oportunidades. Recuerdo que en cierta ocasión, conversamos afablemente y se alegró mucho que yo trabajara como instructor bíblico. Para apoyarme, me dio muchos nombres de personas para que las visitara ya que él viajaría a Australia para radicarse definitivamente allá con toda su familia. Al estar trabajando como instructor bíblico de la misión del Pacífico, ésta me mando a recorrer muchos distritos con el fin de tomar decisiones para los bautismos y estudios bíblicos. Tuve la oportunidad de trabajar en la ciudad de Cabildo, donde encontré muchos hogares que poseían literatura Adventista. -¿Dónde compró usted estos libros? – pregunté curioso. Una señora me contestó: - Pasó por acá un caballero colportor llamado Catalino Rojo, el cual era especialista en dar charlas de salud y recomendaba muchas hierbas naturales a la gente. Era un hombre que sabía mucho sobre este tema. Cuando la mujer terminó de hacer su relato, le comenté que el colportor era mi amigo y que vivía en Nogales. Fue un momento muy lindo, ya que muchos recuerdos se me vinieron a la cabeza. Recordé que el hermano Catalino Rojo fue quien me llevó a Hijuelas, para salir a trabajar en el campo misionero. Él me dio
nombres de personas para que yo las visitara, y les tomara la decisión. En una oportunidad me contó que la familia, por parte de su esposa fueron los primeros colportores que entraron en Chile sembrando la palabra escrita, su nombre es Ruth Bishop, y el pionero que entró a Chile se llamaba Federico Bishop, el cual era abuelo de su esposa. El hermano Catalino Rojo Montenegro me dio un testimonio el cual decía: “El colportaje es instituido por el Señor, para propagar la gran verdad del plan de salvación y dar a conocer, el gran amor de Dios, para con el Hombre. Muchas familias han llegado al conocimiento del salvador del mundo y muchos están en la iglesia gracias a las publicaciones que los colportores han distribuido: libros, revistas y folletos, que son una gran bendición para el mundo. La sierva del señor dice esto, no se puede emplear métodos mejores y más afortunados.” “El señor necesita colportores, evangelistas, ministros, que hayan recibido el espíritu santo, y que sean participantes de la naturaleza divina. Necesitamos obreros que sean capaces de hablar con Dios y después con el pueblo”. (Colportor Evangélico Cáp. 2, Pág. 16). Cuando terminó de contarme el testimonio me dijo: -Hermano Tapia, si algún día usted va a Chincolco, provincia Petorca, le pido por favor que visite a un primo hermano que quiero mucho. Yo deseo que él se convierta en Adventista. Yo, muy contento, le respondí: - El próximo mes voy a trabajar en la Ligua, Cabildo, Petorca y si es posible, abriré la obra en Chincolco. Cuando fui a trabajar a Petorca recordé el pedido del hermano Catalino Rojo y saqué mi libreta para ver el nombre y la dirección del primo hermano. El caballero se llamaba Manuel Montenegro, le pregunté a la hermana Yacaren Silva donde estaba hospedado, quien me dijo que lo podía encontrar entre Petorca y Chincolco. Sin perder tiempo, lo fui a visitar. No tardé en ubicarlo y me presenté: -Buenos días, mi nombre es Armando Tapia y vengo de parte de su primo – le dije. Manuel Montenegro se alegró mucho y empezamos a conversar animadamente. Hablamos de muchos temas durante la tarde y Manuel, dada la confianza que habíamos logrado me dijo: - ¿Le gustaría quedarse estas dos semanas en mi casa?
La invitación fue sorpresiva y la tomé con mucho agrado. Quedamos en que me quedaría las dos semanas en su casa, pero primero tendría que ir a buscar mis cosas. Prontamente regresé para comenzar a hacer las visitas misioneras a los lugares designados por la misión. Todas las noches le daba estudios bíblicos al hermano Manuel y le invité a que me acompañara hacer visitas misioneras, lo que realizamos por muchos días. El día viernes, Manuel tomó la decisión de bautizarse el siguiente sábado; era la mejor decisión de su vida. El bautismo fue en la iglesia de la Ligua. “Las iglesias no conocen el tiempo de su visitación. Con frecuencia la mejor manera en que puede aprender la verdad, es por medio del esfuerzo del colportor”. (Testimonios Selectos tomo 4 Pág. 356). Cierto día llegó un colportor a mi casa llamado Guillermo Vera, con el fin de dar curso de salud y bíblico en la cárcel de Quillota, ya que estos temas eran su especialidad. Esto mismo le permitía vender su literatura al personal de gendarmería. Al realizar este trabajo con él, aprendí técnicas que se deben cumplir al realizar el trabajo misionero dentro de la cárcel. El siervo colportor me dijo: - Hermano Tapia, usted tendrá que trabajar aquí en la cárcel y ayudar a los reclusos para que Dios haga su obra clave en ellos. El hermano Vera dijo: - Mi trabajo es dejar publicaciones en muchos hogares, usted se quedará aquí haciendo esta labor en la cárcel. Esto dio paso a que empezáramos a trabajar con algunos hermanos para que aprendieran las técnicas de dar estudios bíblicos dentro de la cárcel. Me acompañaron los hermanos Floridor Sepúlveda y Hugo Alarcón en esta tarea. Trabajamos mucho durante varios meses y gracias a la perseverancia y al colportor, tomamos muchas decisiones, donde se bautizaron 32 presos. “Ellos serían libertados a pesar de estar entre las rejas. Doy gracias a mi padre celestial que puso en mi camino a mi amigo colportor”. “Nuestras publicaciones están sembrando ahora las simientes evangélicas, y son los instrumentos para atraer a tantas almas a Cristo como la palabra predicada. Iglesias enteras han sido visitadas como resultado de su circulación. En esta hora puede tomar parte todo discípulo de Cristo”. (Review and Herald 10 Junio de 1880). Un día Martes muy de mañana vinieron a mi casa tres jóvenes colportores estudiantes de Chillan. Dos eran de la Facultad de Teología, Hugo Martínez y Carlos Jaramillo, y uno de Pedagogía, Marcelo Tello. En un principio no los reconocí, pero haciendo memoria recordé que con estos tres jóvenes colportores había trabajado en algún momento de mi vida. Con Hugo Martínez trabajé en una
campaña misionera en la Ligua, cuando sólo tenía 14 años. Marcelo Tello, fue mi compañero cuando estuve en las campaña del distrito del Sauce en Santiago; el pastor Juan Figueroa me puso a este joven de ayudante en las visitas misioneras. Y Carlos Jaramillo, era de Osorno, y también habíamos misionado juntos. Sentí un gran gozó en mi corazón al ver a estos jóvenes, que ahora adultos, seguían en camino de nuestro Señor. Después de conversar varios minutos, recordamos hermosos momentos y a maravillosas personas. Marcelo me hizo recordar a la Hermana Olga Huentemil, que a pesar de sus limitaciones físicas, nos llevaba con sus estudiantes y conocidos. Me dio mucha alegría saber que en las visitas misioneras y estudios dados junto a este joven, se bautizaron más de 30 almas. Más alegría sentí, al saber que ellos estaban estudiando en la Universidad Adventista de Chillan. Para mí es un gozo encontrarme en muchas grandes y pequeñas ciudades, de este largo y angosto país, con hombres, mujeres y jóvenes, que llevan la palabra de Dios de puerta en puerta y la esperanza de lograr que muchos otras personas se sumen a la obra del Señor. “Y todo los días en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. (Hechos 5:42). “El gozo por las almas que escudriñaron las escrituras. Estas hojas impresas y folletos son para iluminar al mundo, y siempre han sido instrumentos en la conversión de las almas”. (Review and Herald, 10 de Junio de 1880).
IGLESIA PLAZA GARÍN SE VISTIÓ DE GALA. EN PROYECTO MIEL. V En los primeros días de Enero de 2005 me encontraba en mi hogar cuando recibí una llamada telefónica desde Santiago. Me llamaba el Anciano de la iglesia central plaza Garín, el hermano Manuel Gutierrez Parada, para que yo fuera a cooperar en una campaña evengelística (Proyecto Miel). Dicho hermano ya había anunciado mi nombre a la Junta de Iglesia, para que yo pudiera ir a trabajar y tomar decisiones para el bautismo. La campaña comenzó el 19 y duraría hasta el 26 Febrero de 2005. El sábado de esa semana, me dieron el privilegio de predicar el sermón de la mañana. Fue una gran bendición poder estar en una iglesia repleta de hermanos, entregar la palabra de Dios, y además poder exponer algunos puntos sobre el trabajo misionero. Expuse el sistema que se utilizaría para trabajar durante la semana y los objetivos a los que apuntaban esta labor. La idea era visitar a aquellos hermanos que estaban alejados por muchos años de la iglesia y de Dios y, también, visitar estudiantes de la Biblia y a hermanos enfermos. Lo importante en esta ocasión, era que diferentes hermanos apoyaran esta gran obra misionera para que los resultados fueran óptimos. “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros 70, a quienes envió de 2 en 2 delante de Él, a toda ciudad y lugar adonde el había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, más los obreros poco, por tanto rogad al Señor de la mies, que envié obreros a su mies.” (Lucas 10:1-2). Al comenzar esta nueva misión, el hermano Manuel me dijo: - Saldremos los tres ancianos con usted todos los días, porque tenemos una lista de mucha gente para visitar. Irán con nosotros el hermano Hernán y el hermao Raúl. El Hno. Manuel puso su vehículo a nuestra disposición para visitar y alcanzar el máximo de personas. Cada día en la obra misionera y cada noche, predicaba un Anciano, y después de las reuniones de noche seguíamos visitando personas. El éxito se estaba dando, ya que cuando este trabajo se realiza con pasión y afecto logra sus frutos; y los cuatro estábamos con el mismo deseo y pensamiento de ir a cada casa con entusiasmo y alegría en nuestros corazones. Por lo tanto, doy gracias a mi Dios por que el fuego del espíritu santo, estaba en cada uno de nosotros. Me daba cuenta de que mis amigos ancianos estaban felices de los resultados de cada visita misionera. “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo.” (Hechos 5:42). Una de las cosas que me ha impresionado en este lugar de Santiago, es la oportunidad aprovechada para predicar que ha tenido nuestro querido hermano
anciano Manuel. En relación a estas oportunidades, quiero contarles un testimonio que le ocurrió a él, para beneficio de la gran obra que debemos realizar. Nuestro hermano, estando en la oficina de su empresa, fue visitado por dos personas para invitarlo a rezar por un enfermo; reunión que se realizaría cerca de las doce de la noche. Como todos sabemos, éstas son nuestras horas para descansar, pero también, es una excelente oportunidad para hablar con Dios. Cuando llegó al lugar de la invitación, el hermano se llevó una extraña sorpresa. A la reunión llegaba gente de todos los credos religiosos, algunos con santitos en sus manos, otros con velas encendidas, con Biblias, incluso estaba presente el famoso San Expedito. El hermano, para sus adentros se preguntó: ¿Y yo, qué hago en este lugar? Sin pensarlo más, entró a la sala y esperó que Dios le contestara la pregunta. Comenzó la reunión dirigida por una joven señora católica llamada Úrsula, quien habló del Señor y de lo que Él tenía preparado para los hombres. Pasaron tres o cuatro noches en donde algunos rezaban y otros leían pasajes de la Biblia, hasta que nuestra dirigente espiritual le pidió al hermano que dijera algunas palabras. Fue el momento en que él aprovechó para hablar del verdadero amor de Dios. El hermano relata, que no recuerda lo que dijo en ese momento, pero a la otra noche se le pidió que hablara en al inicio de la reunión. Y así ocurrió hasta que comenzó el seminario “La Fe de Jesús”, en donde participaron unas 40 personas aproximadamente. Las reuniones comenzaban puntualmente a las doce de la noche y terminaban a las 01:30 horas de la madrugada. Toda la gente que presenciaba dichas tertulias, estaba muy contenta, ya que todos participaban con mucho entusiasmo. Pero la curiosidad de muchas personas por saber de dónde venía este carismático relator y a qué iglesia pertenecía, comenzó a notarse. Días antes, la anfitriona había hecho una declaración tajante, ella al ver la profundidad del estudio que estaban haciendo nuestros hermanos, dijo: - Soy muy católica, ahora creo que debo cambiar de pensamiento, pero una cosa, ¡nunca seré adventista!, ya que he visto y he conocido algunos adventistas que dejan mucho que desear. Al instante, le pregunta al hermano Manuel de qué iglesia era. Él sabiamente contestó que al término de un segundo seminario de “El Gran Conflicto” que se realizaría, sabrían dónde pertenecía.
Se realizaron los dos seminarios en donde tuvo alguna participación el hermano Esteben Vilchez. Cuando estaban realizando los estudios, una señora que venía de Peñaflor y que no quería participar, entró al seminario justo cuando se revisaba la lección de Daniel capítulo 2, el sueño de Nabucodonosor. Al escuchar el relato y la meditación de esta lección, la señora quedó muy impresionada. Fue tan impactante el mensaje de Dios para ella, que decidió seguir realizando el seminario sólo junto a su nieto en su casa de Peñaflor. Los hermanos Raúl y Hernán invitaron al hermano Manuel a visitar a varias personas, entre ellas un caso muy especial, la vecina de la hermana Rita Borquez, quien le había dado estudios bíblicos.
Cuando llegamos a ese lugar, la visitada, señora Adriana Márquez, nos hizo pasar, a pesar de que tenía muchos problemas relacionados con su enfermedad. Lo primero que hicimos fue orar por ella. Luego le hablamos acerca de la salud espiritual y física, y le leímos 3º de Juan 2: “Amado, yo deseo que tú seas próspera en todas las cosas, y que tengas salud, así como próspera tu alma”. En ese momento, uno de los ancianos pidió ungir a la señora; ella aceptó gustosa y de corazón. Después de realizar esta ceremonia tan sagrada, le solicitamos si podíamos dejarle un mensaje especial acerca del plan de salvación. La señora, encantada, aceptó. Se inició la lectura de los textos, pero comenzó a sonar el teléfono en forma insistente. Ella estaba muy extraña, ya que nadie la llamaba. Sonaba el aparato, y cuando la señora iba a contestar, cortaban. Esto ocurrió varias veces, lo que hizo que ella desconectara el aparato. Luego comenzó a sonar el celular, de la misma forma insistente en que ya había sonado el teléfono. Ante esto, decidimos que era necesario comenzar a orar y así lo hicimos. Era el momento, y el hermano Manuel dirigiéndose a la señora le dijo: - Señora Adriana, “ahora, pues porqué te detienes, levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre (Hechos 22:16)”, “¿que la detiene a usted para entregarle el corazón a Jesús? Ella contestó: -Nadie me detiene y le entrego mi vida y mi corazón al Señor. Nos pusimos de pie y la felicitamos y luego le dijimos que con ella se encontraba el 1º anciano de Iglesia quien sería el que la bautizaría. “Un alma es de infinito valor; pues el Calvario habla de su precio. Un alma, ganada para la verdad, será el instrumento para ganar a otros, y habrá un resultado creciente de bendición y salvación. Vuestro trabajo puede realizar mayor bien verdadero que las reuniones más extensas, si falta el esfuerzo personal.” (Review and Heralds, 13 de marzo de 1888). Luego, el hermano Manuel me dice: -“Hermano Tapia, tengo otras personas que visitar, tenemos que ir a Peñaflor rápidamente”. Como pudimos llegamos al lugar y nos entrevistamos con la señora Matilde Rebolledo y su nieto José Luis Faúndez, quienes se alegraron mucho con la visita misionera. Lo primero que hicimos fue orar por ellos, y luego, la señora nos comentó lo que había estudiado. Nos dijo que estaba muy feliz con sus nuevos estudios, pero triste por los comentarios de la gente. A raíz de esto, comenzó a relatar que en cierta oportunidad, en que realizó un paseo a la playa, comentó muy animada a otras personas lo que estaba estudiando. Una de esas personas, en un tono sarcástico y agresivo, dijo:
- ¡Ya te lavaron el cerebro! Ella, muy triste por el comentario, contestó: - A mí nadie me ha lavado el cerebro, ya que todo lo que he estudiado lo he leído en la Biblia … y para tener más seguridad de lo leído, lo he comparado con mi Biblia católica. Esto me ha ayudado mucho a darme cuenta de cosas muy importante. Es por esto que, muy segura de mí misma, he tomado una decisión: dejaré de ser católica. La señora terminó su relato, y consideramos que ese momento era el momento preciso para hablarle de aceptar a Jesús por medio del bautismo. Para apoyarnos, le mostramos el versículo que dice: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere será condenado.” Le hice la pregunta clave: - Señora Matilde, después de todo lo que ha estudiado, ¿qué le falta para ser salva? Ella contestó: -Ser bautizada. En ese momento, ella tomó la decisión de corazón junto a su nieto José Luis, para hacer el pacto con el Señor y viajaron desde Peñaflor hasta la iglesia de Plaza Garin. Para mí fue un privilegio, que por primera vez en mis 27 años de trabajo misionero, hayamos salido cuatro ancianos juntos a hacer la obra misionera. “El Señor necesita hombres de intelecto, hombres de reflexión. Jesús pide colaboradores, no personas que siempre cometan errores. Dios necesita hombres inteligentes, que piensen correctamente a fin de hacer la gran obra necesaria para la salvación de las almas”. (Joyas de los Testimonios Tomo 1, pagina 454). El día sábado en la mañana la iglesia estaba de fiesta. Fue decorada con lindas flores, gracias al trabajo abnegado de las hermanas diaconisas y dorcas, especialmente la hermana Irinea Galvez. La iglesia estaba colmada de gente, tanto de miembros como visitas, donde el hermano Manuel junto a los demás ancianos, celebraron el gran bautismo del proyecto Miel. Gracias a Dios y la obra del Espíritu Santo sellaron sus vidas, para la salvación, doce almas. “Instruyan entonces a la gente en la verdad. No necesitan predicar sermones, sino tomar la Biblia y permitir que Dios hable directamente a través de su palabra. Si hay sólo un pequeño número presente, pueden leer un ‘así dice el Señor’, sin
mucha ostentación o excitación; leed y explicad sólo la verdad evangélica, y cantad y orad con ellos”. (Review and Herald, 29 de septiembre de 1891).
EL ENDEMONIADO DE HUISCAPI VI Realicé una visita a un hermano y anciano de iglesia, Juan Araya, de la Iglesia Quillota Sur, ya que se encontraba muy enfermo. Había sufrido un accidente y como consecuencia de éste, se había fracturado su pierna en dos partes. Mi apreciado hermano Juan y su esposa Ligia, se sintieron muy felices por mi visita, ya que pudimos compartir las escrituras y animamos a Juan en su salud. El hermano Juan es el único anciano de su iglesia, y por las condiciones que se encontraba y por la dificultad que tenía para caminar, tenía planificado, de antemano, la realización de una Santa Cena en su iglesia. Esta ceremonia se haría el sábado subsiguiente, día 3 de julio, pero necesitaba ayuda. Por esto me preguntó: - Hermano Tapia, ¿usted me podría cooperar en esta Santa Cena? Tenemos el apoyo de un joven misionero, ayudante del pastor Edwin Rebolledo, pero el distrito es demasiado grande y necesita cooperación. Yo le dije al hermano, que con mucho gusto les ayudaría en esta ceremonia tan sagrada, ya que son una parte del culto ordenado por Dios y mantienen con vida el corazón de los adoradores. La experiencia de un nuevo pacto, de la cual son un símbolo de esta ceremonia, fue el rito de la humildad rodeado de una atmósfera solemne. Junto con los hermanos diáconos Benjamín Madariaga, Hugo Alarcón, y el hermano Durán y toda la congregación, se preparó esta fiesta espiritual. Cuando llegué a mi casa, aproximadamente a las 13 horas, me recosté en mi cama por los fuertes dolores que tenía en mi pierna izquierda (donde tengo 3 operaciones), la cual debo operarme pronto por prescripción médica, ya que deben colocarme una prótesis en la rodilla. Después de un rato, recibí una llamada telefónica urgente del hermano Víctor Hugo Opazo, quien me llamaba de Loncoche. Él solicitaba mi presencia allá, para ir a ungir a una persona que se encontraba muy enferma, y era familiar de un miembro de uno de los ancianos de iglesia. Me explicó muy poco sobre el problema que sufría la persona y sólo me dijo que mi presencia era urgente y debía viajar lo más pronto posible a Loncoche. Allí me estaría esperando un anciano de la iglesia para llevarme. Sin esperar más tiempo, decidí viajar el día Domingo a las tres de la tarde a Santiago, y de a ahí a Loncoche, que son aproximadamente unos 1200 Kilómetros. Llegué el día lunes aproximadamente a las 8,00 de la mañana a mi destino, donde me esperaba un anciano de Iglesia, el hermano José Morales. Con él, nos dirigimos al pequeño pueblo de Huiscapi, cerca de Villarrica y luego, a la casa del hermano José Albino Escobar y su esposa Margarita Riffo. Cuando llegué al hogar de estos hermanos, me empezaron a detallar lo que le sucedía al hombre. Todos sus síntomas indicaban que estaba endemoniado, por lo que habían planificado todo lo que teníamos que hacer durante esta visita. Ellos ya llevaban varios días de oración y estaban en ayunas.
Como dice la escritura: “También les refirió una parábola, sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, y si hay momentos alguno en que los hombres sientan necesidad de orar, es cuando la fuerza decae y la vida parece escapárseles”. (Lucas 18:1). “Cuando falta la fuerza humana, el hombre siente necesidad de la ayuda divina”. (Ministerio de Curación, Pág. 171). Posteriormente, el hermano José Albino, me contó un poco más de la situación del enfermo. Este hombre era un chofer de la Empresa de buses que venía desde el Sur. Trabajaba con su hermano menor que era auxiliar de buses y tuvieron un accidente en la carretera, donde éste falleció. El hombre se trastornó por esta terrible pérdida al igual que su familia. Incluso, su hermana de 14 años, estuvo aproximadamente cuatro años endemoniada. Ella participó en sectas satánicas, y hacía muy poco tiempo que se había recuperado (actualmente tiene 18 años). “Es el engaño más exitoso y fascinante de Satanás, calculado para captar la simpatía de aquellos que han dejado a sus amados en la tumba. Los Ángeles malignos toman la forma de esos seres AMADOS, relatan el incidente relacionados con su vida, y realizan actos, como los que ellos realizaban mientras vivían, de esta manera inducen a la gente a creer que sus amigos muertos son Ángeles, que flotan en torno a ellos, y se comunican con ellos”. ( Sings of the time, 26 de Agosto 1889). “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugente, anda al alrededor buscando a quien devorar”. (1 Pedro 5:8). El hermano José Albino me dijo en su casa, que debíamos ir rápidamente a la iglesia; ya eran las once de la mañana, y la totalidad de los miembros de Iglesia estaban esperando en el templo. Eran aproximadamente sesenta hermanos, a quienes yo les predicaría el mensaje de avivamiento espiritual. Era día Lunes y todos se prepararon y pidieron permisos en sus trabajos para estar presente en esta ceremonia y así ayudar al hombre endemoniado. Había hermanos profesionales y maestros de escuelas, necesarios para que hubiese más poder de unidad espiritual. “Sus discípulos de hoy deben rogar por los enfermos, con tanto empeño, como los discípulos de antaño. Y se realizarán curaciones.” (Marcos 16: 18,19). ”Y estas señales seguirán a los que creen : EN MI NOMBRE ECHARÁN FUERA Demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño, sobre los enfermos pondrán SUS manos, y sanarán. Tenemos un poder del espíritu santo y la tranquila seguridad de la fe, para aferrarnos a las promesas de Dios”. (Ministerio de Curación, pág. 172).
Una vez terminada la predicación, planificamos el ungimiento endemoniado. Los hermanos dirigentes de la iglesia estaban muy bien organizados, y dejaron treinta hermanos orando en la iglesia: veinticinco orando en el patio de la casa del enfermo y seis dirigentes entraron conmigo. Cuando entré me sorprendí porque había mucha gente dentro de la casa. Muchos lloraban y otros gritaban, ya que el endemoniado estaba totalmente fuera de sí, gritando eufórico y amenazando a la gente con dos fierros en las manos. Cuando me vio, me miró fijamente a los ojos y me dijo: “te voy a destruir”. Acto seguido, empezó a pegar fierrazos a quien se le pusiera por delante. Le grité a los hermanos y a su familia que lo tomaran fuertemente, ya que poquito antes le había pegado un fierrazo al padre, y había tenido que envolverse con frazadas los brazos, para poder amortiguar los golpes. Le grité a los hermanos dirigentes de la Iglesia, que por favor lo tomaran, pero algunos estaban temerosos por la situación que se estaba creando dentro de esa casa. En un momento de descuido del endemoniado, lo tomaron entre varios hermanos por la fuerza y lo arrojaron al suelo. Eran aproximadamente unas doce personas sujetándolo, ya que su fuerza era sobrehumana. El hombre no dejaba que lo ungiera, entonces, clamé a mi Dios, pidiéndole la sabiduría, la habilidad y la fuerza, para poderlo tomar de su cabeza y proceder con la ceremonia. Con mucha dificultad logré mi objetivo, lo agarré de la cabeza y lo ungí. En el intertanto el hombre seguía gritando que me destruiría y me escupió el rostro. Enseguida, ungí a toda su familia uno por uno. De a poco me fui dando cuenta espiritualmente, que al hombre ya no le quedaban las fuerzas que poseía anteriormente. Les dije a los dirigentes de iglesia que ya era momento de irnos y volver a la iglesia para orar por él y por su familia. Cuando me retiré de la iglesia, los hermanos me solicitaron si podía predicar el día miércoles en su iglesia. Yo acepté la invitación y les dije que encantado lo haría, pero que tendría que cumplir otra misión más que me pidieron los hermanos de Molul Podenco. Debía viajar inmediatamente a Loncoche y tomar un bus para Molul Podenco; de allí los hermanos personalmente me irían a dejar en vehículo porque son 40 kilómetros al interior. Allí debía ungir a unos enfermos. Esta misión también la debía cumplir en Molco, que está a siete kilómetros más. Todo mi viaje fue lluvioso, pero la luz del Señor me ayudó a alumbrar el camino y a cumplir para gloria y honra de mi Dios. De regreso a Loncoche, me estaban esperando en el Terminal los hermanos de Huiscapi para llevarme nuevamente a su pueblo. Durante el trayecto, uno de ellos me explicó que Huascapi en Mapuche significa “Pueblo de Malhechores”, dato que yo lo conocía. Lo que yo sí sabía, era que la iglesia de Huiscapi era ganadora de muchas almas y de hermanos muy consagrados. Llegamos muy bien al pueblo y ya, el día miércoles en la tarde, me pidieron que hiciera visitas misioneras con el hermano Abel Carinillan, quien conoce a toda la gente del pueblo ya que fue director misionero por varios años en su iglesia. Después de haber terminado las visitas misioneras me llevó a la iglesia para tomar la reunión del miércoles. Una vez terminada la predicación, los fieles dirigentes de iglesia José Albino, Rodomiro Krause, José Morales, Víctor Cortes, Luis escobar, Miguel Escobar y Alejandro Camirilán, nuevamente me pidieron que
fuéramos a ver al endemoniado. Era claro que así debía ser, así que partimos en dirección a su casa. Cuando entramos, lo vimos acostado junto a su familia, quienes le estaban haciendo cariño. Mucho placer vivimos al sentir en su aposento una tranquilidad y una paz invalorables. Me acerqué al hombre y le dije que Dios nos había enviado para ayudarle en la parte espiritual y para darle la tranquilidad que se merecía. Aproveché de leerle varios textos de la Biblia, pero él no me contestó nada. Como vimos una tranquilidad en la familia y en él, hicimos una visita breve y una vez que oramos nos retiramos. El día jueves me preparé para viajar a la ciudad de Quillota, ya de regreso, me dijo el hermano José Albino: - Hermano Tapia, necesito pedirle un favor muy grande. Quiero que vayamos nuevamente a visitar al endemoniado, pero esta vez vamos a ir con mi hijo Luis. Yo le dije que encantado lo haríamos, ya que me di cuenta que el hermano José Albino y su familia eran gente muy consagrada y que el pueblo de Huiscapi, ya no era un pueblo de malhechores, sino que ahora era pueblo de bienhechores. Una vez que llegamos a la casa del endemoniado, pedimos conversar con él. Pero se estaba bañando, porque lo iban a llevar a Temuco a unos controles médicos. Entonces, aprovechando que el hombre estaba ocupado, pedí que se reuniera parte de la familia para conversar con ellos. Pude hablar sólo con el padre del joven y la hermana que había estado antes endemoniada, y les leí e hice notar todos los textos bíblicos que se usan para ungir a los enfermos. Para mí, era importante que tuvieran acceso a textos bíblicos que hablaran sobre los endemoniados; por ejemplo el endemoniado Gadareno (Marcos 5:1-20). Aproveché la oportunidad para decirle al dueño de casa y a su hija que era muy malo buscar tantas religiones y sectas satánicas para que vieran a su hijo. Él me contestó: -¿Y qué quería que hiciera con el problema?, de desesperación tuve que recurrir a sacerdotes, pastores de Santiago, machis, y algunas religiones que profesan el espiritismo, que vinieron a ungirle. “Pocas son las personas que tienen justo concepto del poder engañoso del espiritismo y del peligro que hay en caer bajo su influencia. Muchas almas juegan con el sin otro objeto que el de satisfacer su curiosidad, no tiene fe verdadera en él y se llenarían de horror al pensar en abandonarse al dominio de los espíritus. Pero se aventuran en terreno velado y el poderoso destructor ejerce sobre ellos su voluntad. Pero una vez que los induce a abandonar sus inteligencias a su dirección los mantiene cautivos. Es imposible que con su propia fuerza rompan el encanto hechicero y seductor. Solo el poder de Dios otorgado en contestación a la fervorosa oración de fe, puede libertar a esas almas prisioneras”. (Conflicto de los Siglos Pág. 615). “Si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultara a los
muertos por los vivos? ¡A la ley y al testimonio Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido!” (Isaías 8:19, 20). Tuve una gran lucha contra el enemigo de las almas, fue Satanás que quería destruirme, con fierro en ambas manos, con insultos y con una gran fuerza que muchos hermanos y familiares de este hombre en endemoniado nos ayudaron para poder sostenerlo ya que solo en ese momento el quería solamente destruirme a mi; Gracias a vuestro padre celestial que en la iglesia adventista de Huiscapi, quedaron 30 hermanos orando. Y otra cantidad estaban orando fuera en la casa del endemoniado, orando por mí y todos los dirigentes de la iglesia que me acompañaban. “Pero si el que esta en peligro persevera, en su importancia se aferra a los meritos de la sangre de Cristo, nuestro salvador escucha la ferviente oración de fe, y envía refuerzos de Ángeles poderosos celestiales en fortaleza para que lo libre. Satanás no puede soportar que se recurra a su poderoso rival! Porque teme y tiembla ante su fuerza y majestad. Al sonido de la oración ferviente, toda la hueste de Satanás tiembla”. (Consejos para la Iglesia Pág. 582). Cuando me estaba despidiendo del hogar del hermano José Avelino y su esposa Margarita Riffo, me dijo: -Hermano Tapia, Yo y otras hermanas de mi iglesia Adventista fuimos el día domingo para orar en la casa del hombre endemoniado, cuando llegamos a su hogar él estaba un poco tranquilo pero nos dijo con voz fuerte: “Viene un hombre en camino viajando desde muy lejos, viene a mi casa pero yo lo voy a destruir…” y se refería a usted hermano Tapia. Yo no quería contarle antes a usted por temor, ya que Satanás sabia que usted venia para ungirle a este hombre. “Y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y echar fuera demonios”. (Marcos 3:15). Producto de este ungimiento tan estremecedor, mi salud quedó totalmente deteriorada durante 3 días. Me recupere gracias las oraciones que hicieron mis hermanos de las iglesias de huiscapi, de Molco y Mollul podenco. Le repetí que no buscaran más iglesias que ellos no conocieran, deberían haber consultado con el Señor. “Así ha dicho Jehová : No hay Dios en Israel, que tú envías a consultar a BaalZebub dios de Ecron?. Por tanto, del lecho en que estás no te levantarás, de cierto morirás”. (2 Reyes 1:6). “Este relato presenta sorprendentemente el desagrado divino en que incurren aquellos que se apartan de Dios para dirigirse a los agentes satánicos.” (Testimonios Selectos, tomo 4 Pág. 31).
Doy gracias a mi Dios por haber conocido hermanos tan consagrados espiritualmente, para ayudar a esta familia y a este hombre a poder recuperarse. Quiero destacar en el nombre de mi Dios, que cuando uno va a ver este tipo de enfermos, corre el riesgo de afectar la salud, como fue mi caso. En estas casas hay una atmósfera tan pesada y extraña, que no es fácil explicar con palabras. Ruego a mi Dios que me haya dado la sabiduría, el amor, y la perseverancia de poder cooperar con el bienestar del prójimo. Quiero expresar que este caso, no dejó indiferente a nadie; incluso, fue publicado por diarios, T.V., radios y prensa escrita. Fue un caso que conmovió a todo el pueblo de Huiscapi.
PASA A LOS ALAMOS Y AYUDANOS
VII “Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: pasa a macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, enseguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.” (Hechos 16:9-10). En el invierno del año 2005, fui invitado al grupo de la iglesia adventista de los Álamos, por parte del anciano Vicente Contreras Vera. A este hermano lo conocía de pequeño, pues es hijo de un camarada de armas del regimiento Nº18 Guardia Vieja, al cual cito en mi primer libro, “El Soldado Misionero”. Mi repuesta fue: Todo lo que es para honrar a nuestro Dios en el trabajo misionero lo hago de todo corazón. “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura”. (Marcos 16:15). Los Álamos es una iglesia que pertenece a la asociación sur de Chile, y está ubicada en la VIII región, específicamente, en la provincia de Arauco, distante a 600 kms. al sur de Santiago y 100 kms. al sur de Concepción. Después de doce horas de viaje en bus llegué a los Álamos. Ahí me esperaba el sur con su característico invierno y su copiosa e intermitente lluvia. Viajé el jueves 23 por la tarde, junto a mi amigo Vicente, y llegamos a la casa de su hijo (de igual nombre) al día siguiente por la mañana, a eso de las 7:30 hrs. Nos recibieron Vicente, su esposa y su pequeño hijo, muy felices y cordiales. Nos abrazamos y nos alegramos de poder encontrarnos reunidos para tan noble misión. El grupo de los Álamos tiene un lindo número de hermanos donde conviven desde niños a ancianos; dicho grupo (hoy iglesia), está dirigido por los hermanos Vicente Contreras Vera y Luis Morales Díaz. Las circunstancias hicieron que justo esa semana nos encontramos con un fuerte temporal de viento y lluvia que provocó grandes estragos en esa zona: corte de caminos, caídas de árboles, desmoronamiento de cerros, caídas de casas y voladuras de techumbres. Para mí todo esto era nuevo: nunca había visto los estragos que la fuerza de la naturaleza, podía provocar en los hombres. Pero esto no entorpeció el regalo que Dios me tenía preparado. Me sorprendió el día Sábado encontrarme con una iglesia colmada de hermanos que gozosos estaban alabando a Dios en su santo día de reposo. Junto con esto, me dieron el privilegio y responsabilidad de compartir el sermón, que lo enfoqué a la labor misionera. “Llevad la Palabra de Dios a la puerta de todo hombre; presentad sus claras declaraciones con instancia a la conciencia de cada uno y repetid a todos la orden del Salvador “Escudriñad las Escrituras”. Amonestadles a tomar la Biblia tal cual es y a implorar la iluminación divina, y luego cuando resplandezca la luz a aceptar
gozosamente cada precioso rayo y afrontar intrépidamente las consecuencias”. (Joyas de los Testimonios, tomo 3 Págs. 129 -130). Un sábado de mañana en el sermón después de escuchar el llamado del Señor, realicé una invitación a un ungimiento; uno a uno comenzaron los hermanos a pasar, fue algo muy especial para mí y también para ellos. Como a las 5:00 de la tarde, de ese mismo día, hice una reunión de instrucción acerca del arte de tomar decisiones al cual asistieron varios hermanos. Después nos reunimos y me hicieron participar de la planificación del trabajo que realizaríamos durante esa semana. Ésta incluía el trabajo activo de los miembros, que comenzó con una vigilia el sábado por la noche, a la cual fueron invitadas otras iglesias y visitas que pudieran escuchar el testimonio de muchos hermanos y niños, las bellas alabanzas y a impregnarse del mensaje misionero de “ID y haced discípulos”. Todo esto nos animó más a realizar con cariño y amor la preparación y la instrucción para atraer nuevamente las almas a Cristo. Todos necesitamos seguir el ejemplo admirable del Señor Jesús, la ternura, el amor que Él sentía por todas las almas que Él visitaba y los que acudían a Él. “Hacia todos los esfuerzos posibles por encontrar esa sola oveja perdida”. (Palabras de Vida del Gran Maestro Pág. 147.). “Porque el Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado? Y acontece que la encuentra, de cierto os digo que regocija más por aquella, que por las noventa y nueve que no se descarriaron”. (Mateo 18: 11-13). Muy bella fue la visita al hogar de la familia Contreras Sáez junto a su hijito Magdiel, momento en el cual oramos al Señor comprometiéndonos, una vez más, a seguir trabajando por su causa. Visitamos el hogar de Dayse, una hermana que conocía el mensaje desde niña, pero no daba el importante paso de entregar su vida al Señor. Fue en aquella oportunidad cuando ella decidió decirle al Señor: “Te acepto con todo mi corazón, pues por muchos años me has llamado y no he respondido”. Todas las visitas fueron bajo intensas lluvias propias del sur, a veces a pie y otras en vehículos facilitados por los hermanos. Visité a los hermanos de Cerro Alto, en una filial que tiene la iglesia, ubicada a cinco kilómetros. Lo hice en compañía de un joven hermano recién bautizado, pero con un gran espíritu misionero, Darío Riquelme. Recibí muy buenas recomendaciones de este joven para que me hiciera compañía en la obra misionera, de modo que él pudiera enriquecerse con mi experiencia y aprendiera algunas técnicas propias de la misión. Con él visité varias familias, entre las cuales están la familia Riquelme, Yañez y Burdiles. Producto de esta visita tomó la decisión de bautismo, Daniela, hija menor del matrimonio Riquelme Burdiles. Me di cuenta que estos tres jóvenes Vicente, Luis y Darío estaban muy felices por todas las visitas que se estaban realizando a los hogares y el amor que ellos sentían por las almas.
“Dios quiera que los jóvenes lleguen a ser hombres de bien, a estar preparados para la acción en su noble obra y ser aptos para llevar responsabilidades. Dios llama a jóvenes de corazón incorruptos, fuertes y valientes, decididos a pelear varonilmente en la lucha que les espera, para que glorifiquen a Dios y beneficien a la humanidad”. (Consejos para la Iglesia Pág. 337,338). “Tú, pues, hijo mío esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. (2 Timoteo 2: 1,2). “Es visitando a las personas, hablándoles, orando con simpatía con ellas, como sus corazones serán ganados. Es el trabajo misionero más noble que podéis realizar. Pero para ello se necesita una fe firme y perseverante, una paciencia incansable, un gran amor por las almas”. (Testimonios Selectos Tomo V, pág. 156). Estos tres jóvenes estaban haciendo un trabajo maravilloso para Dios. A través de una emisora local, transmitían un programa de diálogo y enseñanza médico misionero y profético, por espacio de dos horas cada domingo por la noche. A este programa fui invitado y entrevistado y pude testificar y orar a favor de la comunidad. Para nuestra sorpresa, mientras me realizaban la entrevista, comenzó a producirse una gran interferencia que no permitía escuchar. No sabíamos qué hacer y la circunstancia se transformó en un momento angustioso. Incluso varias personas llamaron a la radio para comunicar que no llegaba bien la señal a sus receptores de radio. En vista del problema, decidimos orar, no sólo los que estábamos en el programa sino que también invitamos a un muchacho encargado de los equipos, Felipe. Algo maravilloso sucedió al terminar la oración; la gloria sea para Dios. Cuando nos levantamos, ya que estábamos de rodillas, el hermano Contreras, quien continuaba escuchando la señal con sus audífonos, nos dijo que la interferencia ya no estaba y se escuchaba a las mil maravillas: “la señal ha vuelto nítidamente”; y esa noche tuvimos un programa muy bendecido con muchas llamadas telefónicas de personas que hacían consultas y otras que nos felicitaban. Como olvidar también la visita a nuestra hermana Evangelista Castro, fundadora de la iglesia, que con sus más de 80 años, mantiene encendida la llama de la verdad asistiendo todos los sábados, en su silla de ruedas, a la iglesia. También, es importante mencionar, al matrimonio Ormeño Riquelme, pioneros en ese lugar, que a sus 80 años y a pesar de su salud, trabajan predicando la palabra del Señor. En la iglesia “Los Álamos” las hermanas Delicia, Doris y el Hermano Antonio tomaron la decisión para el bautismo. “Amados jóvenes amigos, lo que sembráis, cegareis. Ahora es el tiempo de la siembra para nosotros. ¿Cuál será la mies? ¿Qué estáis sembrando? Cada palabra que pronunciéis, cada acto que ejecutéis es una semilla que dará fruto, bueno o malo, y resultará en gozo o en pesar para el que siembra. Según la
semilla que se siembre, será la cosecha. Dios os da gran luz y muchos privilegios”. (Consejos para la Iglesia Pág. 326). El segundo anciano, el hermano Luis Morales y su esposa, Lidia Rodríguez, insistieron en que me fuera a hospedar a su casa mientras estuviera allí, así que tuve que compartir mí estadía en dos hogares. Mi presencia despertaba gran interés en estos jóvenes matrimonios y junto a sus hijos, Branco y Lisette, luego de terminar el trabajo de visitación, nos quedábamos hasta casi las tres de la madrugada, porque el interés y el deseo de conocer acerca de las experiencias y testimonios, los entusiasmaba a hacer más y más preguntas y no se rendían por el cansancio y me pedían que les contará más relatos de mis encuentros con las almas que Dios me ha permitido llamar a sus filas. Personalmente, deseaba conocer al pastor del Distrito Misionero de Cañete, ya que cuando recién fui bautizado, tuve el privilegio de conocer a una de las más grandes instructoras bíblicas que he acreditado desde entonces y me enteré que era la esposa del pastor local, la señora Cleria Sepúlveda. Guardo hermosos recuerdos del trabajo misionero que ella realizó con mi familia, ya que cuando ella era una joven, recorría en su bicicleta largas distancias visitando, instruyendo y orando por los hermanos del distrito de los Andes. Muchas familias, incluyendo a la mía, (esposa y mis ocho hijos pequeños) tuvieron el privilegio de ser visitados cada semana por esta mujer de Dios que con amor, perseverancia y esfuerzo se destacaba por ser una gran ganadora de almas para Cristo. “Todo verdadero cristiano ha de poseer un espíritu misionero. El primer impulso del corazón renovado consiste en traer a otros también al Salvador. El espíritu misionero es un espíritu de sacrificio personal. En esta labor abnegada de salvar a otros, es una epístola viva, conocida y leída de todos los hombres. Su vida demuestra que se convirtió a Cristo, y llega a ser colaborador con Él”. (Joyas de los Testimonios, Tomo 3 Pág. 127). “La obra que tenéis que cumplir consiste en hacer la voluntad de aquel que sostiene vuestra vida para su gloria. Si trabajáis para vosotros mismos, de nada podrá aprovecharos. Si trabajáis para el bien de los demás, cuidáis menos de vosotros mismos, lo dedicáis todo con más fervor a Dios, ello le agradará, y os lo retribuirá por su gracia abundante”. (Joyas de los Testimonios, Tomo 2 Pág. 170). Las despedidas muchas veces son tristes, debido a la emoción de despedir a hermanos que en pocos días se ha conocido y entablado una relación humana llena de cariño y generosidad, que pareciera fuera de años. Sin duda eso lo hace el amor de Dios. Y fue esto lo que me sucedió, cuando los hermanos me fueron a dejar al bus, uno no sabe si se volverá a verlos o a encontrarse con ellos en otra oportunidad; pero existe la seguridad de que si seguimos fieles al Señor, sin duda nos encontraremos en el reino del Señor. La iglesia de los Álamos, recién en enero del año 2006, pasó de grupo a iglesia y ellos están orando por la obra misionera y también para lograr fondos para construir su templo, pues el lugar donde se reúnen no les pertenece. Ruego a
ustedes mis queridos hermanos, no dejen de orar por aquellos lindos siervos de Dios. Agradezco a Dios el privilegio de conocer a Vicente, Luis y a Darío, tres jóvenes misioneros llenos de amor que han consagrado su vida al servicio de su comunidad y a la divulgación del mensaje del pronto regreso de nuestro Señor Jesucristo.
VEN PRONTO A CALAMA A EVANGELIZAR VIII La Misión del Norte de Chile había planificado con muchos meses de anticipación, un trabajo de apoyo en capacitación en los instructores bíblicos de las iglesias del Norte. Sin saber ni conocer los planes de mi padre celestial para este humilde siervo, Dios quiso que los pastores administradores de la Misión del Norte, fijaran sus ojos en mí. Dios hace todo maravillosamente en su planificación de evangelización. Recibí en mi hogar un llamado telefónico de la Misión del Norte de Chile, de parte del secretario pastor José Luis Ojeda. Fui invitado a un trabajo especial de estrategia misionera, que consistía en capacitar en el arte de tomar decisiones para el Señor Jesús en forma teórica. Estas capacitaciones se realizarían por las noches en diferentes iglesias de toda la misión, y durante el día, se aplicaría lo aprendido. Me acompañarían diferentes hermanos y hermanas cada mañana y tarde en la visitación de los interesados, fortaleciendo a los desanimados, dando instrucción bíblica y tomando decisiones de entrega a Cristo. En mi corazón pensé, mientras aún hablaba con el secretario, ¿será urgente evangelizar? Y recordé las palabras que dijo el profeta Isaías en el capítulo 6:8, “Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces me respondí: Heme aquí, envíame a mí”. Sentí gran gozo y gratitud por el llamado a servir a mi Dios en esta gran misión evangélica; seguro que él me daría la fuerza y la sabiduría para cumplir fielmente con el trabajo misionero. Acepté el llamado y me comprometí a viajar para iniciar cuanto antes la labor encomendada. Llegué a Calama invitado por el Pastor Mauricio Comte para empezar la campaña de evangelización y capacitación de su distrito misionero con fecha 21 de Agosto del 2005. Fui recibido con mucho gozo por el pastor Comte, su esposa Carolina y sus hijitas Tiare y Paulina. El pastor, al verme, me dijo: -Nuevamente tendremos el privilegio de trabajar juntos. Sin esperar más, al día siguiente comenzamos un hermoso trabajo que se prolongó por espacio de dos semanas. Comenzamos la visitación con el pastor y su ayudante el joven estudiante de teología Jeraldo Farias, quién estaba a cargo de la Iglesia de Tarapacá. Fue una gran bendición trabajar con él, ya que por ese entonces, realizaba su práctica profesional como estudiante de teología y era muy apreciado por la congregación debido a su espíritu misionero, su dinamismo y entrega al trabajo. Con esto, tenía muchas almas que esperaban ansiosas la invitación al bautismo, y como dijo Pablo en Hechos 20:20, “Y como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas”.
“Haced esfuerzos decididos, decid continuamente. desanimaré.” (Carta Pág. 202, escrita el año 1906).
No fracasaré ni me
“Hermanos y hermanas, tomad una parte activa en la obra que tienen por objeto la salvación de las almas. Esta obra renovará y vivificará vuestras energías mentales y espirituales. La luz de Cristo resplandecerá en vuestra mente. El Salvador habitará en vuestros corazones y andaréis en su luz” (Testimonios Selectos Tomo V Pág. 156). Uno de los estudiantes de Jeraldo era un hermano pentecostal que había terminado el curso de la Fe de Jesús, y que no aceptaba el Sábado como día de reposo. Le visitamos en su pequeño almacén, y nos recibió contento. Le invité a orar y luego de felicitarle por haber completado el curso de estudios de la Fe de Jesús, le pregunte: -¿Porqué razón no se quería bautizar? Él contestó: -Para mí, todos los días eran iguales y no tenía la necesidad de guardar el Sábado. Además ya he sido bautizado en mi congregación. Abriéndole la Biblia le aclaré acerca de la importancia del Sábado, y cómo Dios lo apartó y bendijo como día de reposo. El hermano Julio Borquez, luego de escuchar la Palabra de Dios, dijo: -Si la Biblia lo dice; me bautizo y cierro mi negocio los sábados. Fueron veinte los estudiantes de Jeraldo los que tomaron la decisión del bautismo. Este joven misionero además me invitó a tomar parte de una Semana de Oración y consagración que se realizaba de las 6:00 a las 7:00 de la mañana, con la asistencia total de la hermandad. Allí se pedía por la campaña, por los candidatos al bautismo, y por la consagración y entrega de los hermanos a una fidelidad a Dios en sus vidas. Tomé el tema enfocándolo a la importancia de la testificación. El Señor bendijo a esta iglesia que está preocupada de la Salvación de las almas. En otra oportunidad, la hermana Lidia Campos, de la Iglesia Central de Calama, me llevó a visitar a dos alumnas: la señora Gladis Pizarro, quién por quince años fue miembro de la iglesia Mormona, y, a la señora Elda Martínez, quien por más de cuarenta años fue miembro de una iglesia Pentecostal, y que participaba en el departamento de Dorcas pero que hasta el momento no había aceptado el bautismo. La señora Gladis aceptó gozosa la invitación al bautismo, y la señora Elda, luego de conversar con ella y aclararle con citas bíblicas algunas dudas, se decidió a entregar su vida a Cristo y ambas fueron finalmente bautizadas. La hermana, profesora y esposa del pastor llamada Carolina, me pidió que visitara a una apoderada, la señora Claudia Bello, a la cual le estaba dando
estudios bíblicos. Ésta había sido bautizada cuando niña en el sur de Chile, y luego se alejó por muchos años de Dios. La invitación fue concertada por el pastor Comte para las 16:30 hrs. Al llegar, nos sorprendimos de ser recibidos por el matrimonio con gran gozo y además por otro matrimonio amigo de ellos que habían invitado. Oramos y conversamos un buen rato animadamente y fuimos conociendo a ambas parejas. Descubrimos al tenor de la conversación, que el esposo de la hermana Claudia, don David Burgos, había sido bautizado cuando niño en una iglesia Pentecostal en el sur de Chile y que al igual que su esposa se había alejado de Dios por muchos años y, ahora por motivos de trabajo, se encontraba en el norte de Chile donde a través del Colegio Adventista Dios estaba haciéndoles el llamado. El pastor les explicó que yo les entregaría el mensaje de la palabra del Señor. Entonces comencé: - Permítanme ustedes que les dé un mensaje. Sé que ustedes son cristianos, y por eso, sé también que les llegará al corazón, porque lo que les relataré, es lo que el Señor tienen preparado para nosotros: el Plan de Salvación. Y, dirigiéndome a la hermana Claudia, le dije: - Usted no se puede escapar de Dios nunca. Él siempre está y estará con usted. Veamos lo que dice la Biblia en Apocalipsis 2:4, “Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor”. Ahora escucha lo que te dice Óseas 11:4, “Con cuerdas humanas lo traje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo sobre su cernís, y puse delante de ellos la comida”. Finalmente quiero que escuches lo siguiente, tomado de Jeremías 20:9 “No me acordaré más de Él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude”. Me di cuenta que los ojos de estos matrimonios brillaban de alegría de escuchar la voz de Dios en el mensaje que ellos oían. Dios nos dice: “Que debiera arder nuestros corazones en celo ferviente para ganar almas para Cristo. Que cada corazón quede lleno con el espíritu de Dios, de gozo y de alegría por las bendiciones recibidas desde el cielo. Los corazones eran convencidos por el poder del Espíritu Santo, y se manifestaba un espíritu de sincera conversión” (Testimonios Selectos tomo V, pág. 220). A continuación les leí: “Ahora pues, por qué te detenéis: levántate y bautízate, lava tus pecados invocando mi nombre”. (Hebreos 3:15) -Señora Claudia – dije- ¿qué la detiene a usted? Ella callaba y sonreía. Entonces, volví a repetirle la pregunta y ella no contestó. Me dirigí al esposo y le hice la misma pregunta. El hombre contesto:
-
Yo acepté hace muchos años a Jesús.
Le consulté si había cumplido todo lo que el Señor le ha pedido. Contestó que creía en Dios y para él, eso bastaba. Ante esta respuesta le aclaré que no estaba en lo correcto, ya que creer en Dios no es suficiente. Para despejar sus dudas, le leí: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan”. (Santiago 2:19). A continuación, con mucho respeto, le expliqué: -Estimado amigo David, el diablo conoce mejor que nosotros la escritura, pero no respeta los mandamientos, no guarda el sábado y no respeta a Dios. Es necesario que escuche el siguiente relato que habla al respecto: “El que dice: Yo le conozco y no guarda los mandamientos el tal es mentiroso y la verdad no está en él...; hermanos, no escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio” (Juan 2: 4 y 6). Dirigiéndome a la hermana Claudia nuevamente, le pregunté: -
¿Cuál es el día del Señor?
Con mucho entusiasmo que contestó: -
El sábado.
Entonces su esposo David, exclamó: -
Me quiero bautizar de todo corazón junto a mi esposa.
El otro matrimonio amigo de ellos y que había escuchado toda la conversación, también manifestaron su deseo de bautizarse. El pastor Mauricio Comte intervino, prometiendo instruir a esta pareja antes que concretaran su decisión. Finalmente, todos los presentes oraron, con especial cariño por los dos matrimonios. Salimos gozosos de ese lugar, veníamos con la misión de rescatar una vida, y Dios nos permitió rescatar 4 almas para Cristo. Nos trasladamos rápidamente hacia la Iglesia Central de Calama, pues había una reunión con todos los líderes. Dicha junta, tenía como objetivo finiquitar el trabajo de organización y coordinación de la campaña evangelística, que estaría a cargo del Secretario de la Misión del Norte, Pastor José Luis Ojeda. Allí se encontraban los ancianos de iglesia Patricio Rivera, Rodrigo Barría, Jimmy Triantafilo, Juan Mirage (Tesorero), la hermana María Vallejos
(Coordinadota de interesados) y Milton Barrera (Encargado de sonido musical para la campaña. Para mí fue una gran sorpresa ver a este grupo de hermanos tan fielmente comprometidos con sus responsabilidades. Fueron capaces de demostrar una organización a toda prueba ya que nada estaba al azar. Incluso crearon lista de interesados y de rescate. “Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba de pie rogándole y diciendo: Pasa a Macedonio y ayúdanos. Cuando vio la visión, enseguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que anunciáramos el evangelio” (Hechos 16: 9, 10). En medio de las conferencias, fui requerido con urgencia por la hermana Nancy León, quien con mucha humildad me pidió que al día siguiente a Chuquicamata a visitar a su hija Cecilia. Ella vivía en el campamento Minero, y era adventista. Actualmente, estaba realizando una hermosa labor de amor y caridad para un muchacho llamado Nako. Este joven, había sido abandonado por sus padres y vivía miserablemente sumido en las drogas. Nada le importaba en la vida, incluso había dejado los estudio. Estaba en un estado deplorable, que lo llevó a golpear a su padre con un fierro en la cabeza; por poco no le quita la vida. Cierto día, tuve la dicha de conocer a Nako y mientras conversaba con él me di cuenta que la hermana Cecilia estaba llorando con amargura. Tímidamente me acerqué a ella y le pregunte el motivo de sus lágrimas. Ella, sin dejar de llorarme respondió: - Soy madre y tengo un excelente esposo. Conozco a Nako desde que nació y a su familia desde que llegaron al sector. Sé todo lo que el muchacho ha sufrido, por eso, escondida de mi marido, le llevo alimentos diariamente para que no pase hambre. Realmente me duele mucho ver la vida que lleva Nako. Luego, tomé la palabra y empecé a conversar con el muchacho. Le hablé del amor de Jesús y le leí algunos pasajes bíblicos que confirmaban cuanto Dios lo amaba. “Mas buscad primeramente, el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidos” (Mateo 6:33). “Es inevitable que prevalezca la decadencia espiritual donde existe tales males. Estos mismos padres y madres cegados por el enemigo, se preguntan porqué sus hijos se inclinan tanto a incredulidad y a las dudas de la verdad de la Biblia. Se preguntan porqué es tan difícil que los alcances las influencias morales y religiosas. Si tuviesen percepción espiritual, descubrirían enseguida que éste deplorable estado de cosas, es el resultado de la influencia que ellos ejercen en sus hogares (Consejo para la iglesia, pág. 316).
El joven Nako, a pesar que al principio se mostró negativo ante el mensaje, terminó aceptando el llamado de Dios. Para incentivarlo más aún, la hermana Cecilia se comprometió a prepararlo para el próximo bautismo. En medio de este arduo trabajo, el enemigo intentó derrotar a este soldado pero no lo logró. Pasado unos Dios, comencé con problemas de salud. Primero, se me declaró una fuerte infección en una pieza dental, y posteriormente, me vinieron fuertes dolores a la rodilla izquierda. Estos dolores tienen su causa, ya que los médicos me dijeron que los tendría hasta que decidiera operarme para reemplazar con una prótesis, los cartílagos o cojinete, debido a su desgaste. Con estos síntomas, el pastor Mauricio Comte me trasladó inmediatamente a la Clínica Odontológica del hermano Emilio Fernández quien, con mucho cariño, realizó un trabajo provisorio que puso fin a la molestia dental. Luego fui trasladado ala Hospital de Calama donde me atendió el médico adventista Antonio Mallolo y me donó medicamentos para tres meses. Éstos me sirvieron para aplacar los fuertes dolores a mi rodilla. A pesar de todos los obstáculos, rebautizaron 48 almas, y otras 30 lo harán en un futuro próximo. “Todo el cielo está interesado en la obra que se está haciendo en este mundo, que ha de preparar hombres y mujeres para la vida futura e inmortal. Es el plan de Dios que los agentes humanos tengan el alto honor de actuar como colaboradores con Jesucristo en la salvación de las almas. La palabra de Dios revela plenamente que es el privilegio del instrumento e esta gran obra, sentir que hay a su diestra uno que está listo para ayudar en todo esfuerzo sincero para alcanzar la más sublime excelencia moral y espiritual en la obra del maestro” (Joyas Testimonios Tomo 2, pág. 218).
VE PRONTO A PICA IX El Departamental de jóvenes de la Misión del Norte de Chile, pastor Videla, me comunicó que sería trasladado al Distrito de Pozo Almonte, para visitar las iglesias de Pica y Matilla. En aquella ocasión se estaba realizando el Congreso de Jóvenes de dicha Misión. Para esto tuvimos que trabajar antes de la realización del Congreso con el objeto de ayudar en la toma de decisiones para el bautismo de las personas que aceptaron a Cristo en estos sectores. Estando aún en la ciudad de Calama, el Pastor Mauricio Comte se enteró del llamado y de mi preocupación, ya que no conocía el lugar al cual debía viajar. Dado que él también viajaría a la ciudad de Iquique, decidimos hacerlo juntos. Ya, en nuestro destino, el pastor me acompañó al Terminal de buses para dirigirme rumbo a Pica. En medio del desierto y bajo el intenso calor, mientras el bus se dirigía a mi nuevo destino, sentí la gran necesidad de abrirle mi corazón a Dios, pues recordé que esa zona había sido afectada por un fuerte terremoto, y además no conocía a nadie allí y me sentía preocupado. Le pedí a Dios que prepara el camino y a las personas que visitaría. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias”. (Filipenses 4:6). “Dios toma a los hombres como son, y los educa para su servicio, si quieren entregarse a Él. El que anhela servir a Cristo queda tan vivificado por el poder del sol de justicia, que puede llevar mucho fruto para la gloria de Dios”. (El deseado de todas las Gentes, Pág. 216). El trayecto del viaje fue agotador debido al calor, conocí a un matrimonio al cual le pregunté si sabían cuanto faltaba para llegar al lugar. Amablemente me dijeron que faltaban sólo treinta minutos para llegar al pueblo de Pica. Al llegar, me esperaba el misionero del Distrito, Leonardo Mancilla, quien me recibió con mucha amabilidad y me llevó para alojar en la casa de la hermana Luz Morales, fundadora de la iglesia en Pica y gran colaboradora. Conocerla fue una gran bendición pues es una dama muy consagrada. El misionero Mancilla me comunicó que en este lugar ha sido muy difícil quitarle almas al enemigo, ya que es un sector que se caracteriza por las grandes fiestas paganas y tradiciones que datan de la invasión Española. La más conocida de estas fiestas, es el culto la Virgen de la Tirana, la cual congrega gran multitud que viene de todo el país, además personas de Bolivia y Perú. El desafío era grande pues el blanco anual del misionero eran ocho personas. Entre otras dificultades, existían costumbres horarias diferentes a las otras ciudades del país; la gente comienza sus actividades a las cinco de la madrugada y el comercio se cierra a las 13:00 horas, para reabrir a las 17:00 horas. Para ellos, la hora de la siesta es sagrada debido al calor que invade
cualquier actividad. Después de escuchar el informe desalentador del misionero, abrí mi Biblia en Hechos 18:10 que dice así: “Porque yo estoy contigo y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad”. Este pueblo está compuesto en su gran mayoría por descendientes aymaras que conservan sus tradiciones, vestimentas, dialecto y costumbres. Al recorrer sus calles y parcelas, pude comprobar que el terremoto había destruido prácticamente todo el pueblo, incluida nuestra iglesia adventista, la que se encuentra muy dañada y con peligro de derrumbarse, lo que impide su uso por lo que los hermanos se reúnen en la sala de los niños. “Jesús y sus discípulos estaban rodeados de envidia, orgullo, prejuicio, incredulidad y odio. Los hombres estaban llenos de falsas doctrinas y nada sino el esfuerzo unido y perseverante podía producir alguna medida de éxito, pero la gran obra de salvar almas no podía acercarse a un lado porque hubiera dificultades que vencer. Está escrito, acerca del proceder del hijo de Dios que no se cansara ni desmayara”. (Review and Herald 13 de mayo de 1888). Por la noche nos reunimos con los hermanos. Les enseñé y hablé acerca del arte de tomar decisiones, entregándoles material impreso y haciendo ejercicio práctico con ellos, de modo de animarles en la tarea que teníamos por delante la cual era ganar juntos personas para Cristo. Me entregaron listas de estudiantes de la Biblia a los cuales visitaríamos. Estando en el lugar de hospedaje fui gratamente sorprendido cuando vi llegar al matrimonio con el cual había dialogado en el bus. La hermana Luz, dueña de casa, me los presentó como el Sr. Humberto Moreno, pastor panameño, y su esposa Alba, profesora jubilada fundadora del colegio adventista de Iquique. Luego llegó al lugar el alcalde de Pica, don Iván Infante Nuñez. Fue una alegría que lo presentaran como miembro de nuestra iglesia adventista del 7mo. Día, además era amigo del pastor Moreno. Conversamos gratamente. Le obsequié mis libros, y me ofreció su ayuda para cualquier cosa que necesitara. Una de las dificultades, que comenté antes, era el horario y, considerando que no tendríamos mucho tiempo de estar en esta ciudad, comenzamos la visitación en la hora de la siesta. Era un desafío grande ya que nos exponíamos al rechazo, pero confiamos plenamente en la intervención divina y nos avocamos a la tarea designada. Pudimos comprobar que para Dios nada es imposible. Una hermana me solicitó que visitara a una amiga catequista y estudiante de teología. Era mujer muy preparada en su religión católica y se llamaba Victorina Duran Callzareta. Al llegar a su hogar, observé que esta dama se quejaba mucho de fuerte dolores a sus piernas y caderas. Me contó que había visitado muchos médicos en busca de alivio y que no notaba ninguna mejoría. Entonces, pedí ayuda a Dios para llegar a este corazón sufriente y abrí mi Biblia para comenzara leer sobre los milagros que Jesús hizo con los enfermos. Entre otros leí, 3 Juan 2, “Amado yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma”, también leí Santiago 5:14,15, “¿Está alguno enfermo
entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia y oren por él ungiéndole con aceite en el nombre del señor y la oración de fe salvará al enfermo y el señor lo levantará; y si hubiese cometido pecado, le serán perdonados.” En ese instante, mi acompañante me preguntó si era posible ungirla. Le respondí que si ella lo solicitaba y deseaba de corazón, lo podía hacer. Luego, pedimos la bendición de Dios y accedimos a la petición de ungimiento con mucha reverencia para el Señor. Siguiendo con la conversación, le pregunté si le gustaría que le hablara del plan de Salvación que Dios tenía para ella. Aceptó, pero dejó en claro, que ella era católica y que moriría siendo así. Entonces comencé a hablarle de cuál es la voluntad de Dios y le leí a Juan 14: 15 y 21, “Si me amáis guardad mis mandamientos y el que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama, y el que me ama será amado por mi padre, y yo le amaré y me manifestaré a Él”. Ella entonces dijo: -Yo guardo todos los mandamientos. Le propuse que abriéramos la Biblia en Éxodo 20:8-11: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo…” Al escuchar que el día de reposo era el sábado, se sorprendió y mandó a buscar su Biblia, comprobando que en su Biblia decía sábado, en vez de reposo. Aproveché de mostrarle los textos que confirman que el este día está vigente hasta hoy, pues me acotó que era una ley obsoleta dada a los Judíos. La llevé a Marcos 2:27,28 “También les dijo: el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el hijo del hombre es Señor del día de reposo (sábado)”. También leímos Lucas 4:16,31 “Vino a Nazareth donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga conforme a su costumbre, y se levantó a leer” “Descendió Jesús a Capernaun, ciudad de galilea y les enseñaba los días de reposo.” Ante la evidencia de esta gran verdad nueva para ella, a través de la lectura de innumerables textos, no pudo menos que exclamar con gozo en su corazón que aceptaba la verdad bíblica y que deseaba formar parte del pueblo de Dios a través del bautismo. Éste se concretó el 17 de Septiembre en el balneario de la Cocha. Ese día doce personas se entregaron a Cristo y otras once tomaron su decisión para hacerlo más adelante. La hermana Victorina se exponía a la crítica y desaprobación de su
congregación religiosa. -Esto me va a traer muchos problemas – dijo- pero estoy dispuesta a obedecer a Dios antes que a los hombres. Ella era la catequista del pueblo y con gozo la vimos bajar a las aguas del bautismo. El corazón de las personas que visitamos fue inundado por el amor de Dios, tanto en Pica como en Matilla. El espíritu Santo preparó a las personas que aceptaron a Cristo. Decían que Pica y sus alrededores eran las personas más duras y difíciles de alcanzar, pero el mensaje de Jesús y Dios hizo un milagro grandioso. Se tenía un blanco de ocho personas para el año y sólo en tres días, aceptaron a Cristo once personas en esa localidad. “Maravillosos serán los resultados que veremos si nos dedicamos a la obra llenos con el espíritu de Cristo. La verdad triunfará y llevará hacia la victoria”. (Manuscrito página 6, 1902).
Apresúrate a ir a alto Hospicio X El pastor Marcelo Videla, departamental de jóvenes de la misión del norte, me llamó para comunicarme que deseaba mi ayuda con los jóvenes candidatos del bautismo, a efectuarse en el congreso de jóvenes en el balneario La Concha de Pica. Estando en Pica, fui llamado a trabajar al distrito de Alto Hospicio. El pastor Mancilla de este distrito, me dio la noticia que debía viajar el día viernes 9 de septiembre rumbo a Iquique para preparar a los candidatos al bautismo que se efectuaría el 17 de septiembre en Alto Hospicio. El viernes en la tarde a las 18:30 hrs., el pastor me trasladó hasta Pozo Almonte pues debía tomar un colectivo que me movilizaría hasta Iquique, donde me estaba esperando el pastor Eduardo Lara. Tendría que atender la Iglesia Central, Jerusalén y el grupo El Boro de Alto Hospicio, además dos iglesias en Iquique, 21 de Mayo y las Dunas. El pastor me fue a dejar a la casa de la hermana Marta Romero en Alto Hospicio, donde me hospedaría mientras estuviera trabajando en ese lugar. Luego de dejar mi equipaje, el pastor me llevó a la casa de la hermana Elizabeth Torres, directora misionera de la iglesia Jerusalén, quien a su vez me entregó la lista de los estudiantes de la Biblia que visitaríamos. El sábado en la mañana fui presentado a la congregación y expuse el plan de trabajo a seguir durante los tres días que estaría con ellos, y extendí la invitación para reunirnos a las 14:30 con el fin de conformar las parejas misioneras. Se presentaron diez hermanos para salir a hacer las visitaciones misioneras, para cumplir el mandato divino; y les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mateos 16:15). Los que me acompañaron fueron la hermana Elizabeth Torres, el hermano Danilo Andía, quien amablemente ofreció su vehículo para trasladarnos, y el humilde hermano Felipe Caqueo, anciano de la iglesia del interior de Camiña, quien pidió acompañarme para aprender las técnicas para de decisiones. Mientras íbamos rumbo a una visitación, la hermana Elizabeth me comentó que ella había sido pentecostal y que un hermano sureño que anteriormente también pertenecía a esa iglesia, pero que ahora era miembro adventista, le había dado el mensaje. Esta hermana tenía muchos estudiantes y me llevó hacia la iglesia pentecostal Príncipe de Paz, donde ella daba estudios a la congregación. Llegado al lugar, oramos con ellos y dado que habían estudiado el curso la Fe de Jesús y otros temas, me ofrecí para aclararles cualquier duda que tuvieran, mientras les explicaba las escrituras. Ellos con gozo decían: “¡Amén! ¡Gloria a Dios! ¡Bendito sea el Señor!”. Aproveché la ocasión para explicarles acerca del espíritu Santo según Hechos 5:29,32 “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”, “y nosotros somos testigos suyo de estas cosas, y también el
espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen”. ¿Han escuchado el mensaje las personas que viven en este lugar? ¿Ha sido presentado a su oído la verdad de la palabra de Dios? ¿Comprenden ellos que el fin de todos los juicios de Dios están aún costo infinito? Mientras medito en estas cosas, siento en mi corazón un profundo anhelo porque la verdad sea llevada con sencillez a los hogares de estas personas, que viven a lo largo de los caminos y en lugares muy distantes de los densos centros de población. “Tenemos el privilegio de visitarlos y familiarizarlos con el amor de Dios por ellos y con su maravillosa provisión hecha para la salvación de sus almas” (Manuscrito 15, 1909). Noté en los rostros de los hermanos el profundo interés y reverencia ante el mensaje que estaban recibiendo, su necesidad de conocer y aprender más acerca de las verdades bíblicas, la dejaron en manifiesto cuando me dijeron: -Nosotros no somos tan entendidos en la Biblia y ustedes nos han traído una hermosa luz que no conocíamos. “En la obra de rescatar a las almas perdidas que perecen, no es el hombre el que efectuará la obra de salvarlas; es Dios quien trabaja con él. Dios obra y el hombre obra. Coadjutores somos de Dios. Debemos trabajar en diferentes formas e ideas, métodos distintos permitiendo que Dios obra en nosotros para revelar la verdad y revelarlo a él como el Salvador que perdona el pecado” (Carta 20, 1893). Luego de aclaradas todas las dudas y de repasar las verdades del sábado como día de reposo, les leí Hechos 22:16 “Ahora, pues ¿por qué te detienes?, levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre”. Agregué la lectura de Proverbios 23:26 “Dame hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. Cuando oyeron estas palabras de invitación hechas por Dios, dijeron con gozo y sinceridad: - Queremos ser bautizados en la iglesia de la hermana Elizabeth (Iglesia Adventista de Jerusalén de Alto Hospicio). Adoptaron esta nueva fe los hermanos Cesar Ticuna, Yasna Catalina Ticuna, Leocadia Agusta Mamami y Juan Abelino Ticuna. Este último, patriarca del grupo pentecostal príncipe de Paz. “Mientras proclamaba la verdad tal cual es en Jesús, los corazones cedían al poder del mensaje. La iglesia veía los conversos acudir a ella desde todas las direcciones”. (Consejos para la iglesia Pág.178).
Había gran gozo en los hermanos Danilo, Felipe y la hermana Elizabeth. Ellos mientras exponían las verdades bíblicas se mantuvieron en ferviente oración rogando por estas almas que ahora expresaban su deseo de integrarse en las filas del pueblo de Dios. “La oración proporciona ánimo y gracia ante los hombres. No podemos hacer nada por nosotros mismos, pero por medio de Cristo podemos hacer todas las cosas. Dios desea que seamos una ayuda y una bendición unos para con otros, y que seamos fuertes en el señor y su poder. Dios vive y reina, y Él nos proporcionará toda la ayuda que necesitamos. En todo tiempo tenemos el privilegio de recibir poder y ánimo de estas benditas promesas”. (Historical sketches, Pág. 129. año 1886). De regreso, la hermana Elizabeth me comentó que tenía un hijo pentecostal, quien había llegado hace poco del sur. Tuve la oportunidad de conocerle al día siguiente cuando, por motivo de trabajo, llegó al lugar donde estaba hospedado con un hermano de iglesia que me advirtió quién era. Aproveché la ocasión y le hablé del trabajo misionero que hacía su madre, de la gran cantidad de almas que estaba llevando al conocimiento de las verdades bíblicas y de cual es la voluntad de Dios. Con esto, la insté a seguir su ejemplo, explicándole el plan de salvación y aclarándole las dudas que tenía. Darwin, así se llama, reconoció y aceptó la verdad, y pidió ser bautizado en el congreso de jóvenes el 17 de septiembre en el balneario La Concha. De visita en casa de la hermana Elizabeth, tras aceptar su invitación a almorzar, pude conocer a su marido y a su hijita Heydi, con quien tuve ocasión de conversar y de preguntarle si deseaba ser bautizada. La madre, nuestra hermana Elizabeth, intervino y dijo que ella consideraba que aún era muy pequeña para tomar una decisión tan seria. Le pregunté al padre qué opinaba y él dijo no tener objeción alguna. Nuevamente pregunté a Heydi cuál era su deseo, y ella expresó su voluntad de bautizarse junto a su hermano Darwin el 17 de Septiembre, lo que finalmente se concretó. A menudo los adultos nos volvemos obstáculos para los niños que expresan su voluntad de seguir a Dios y entregar su vida a Él por considerarlos inmaduros, olvidando el mandato de Cristo que dice: “Dejad a los niños venid a mí y no se lo impidáis por que de los tales es el reino de los cielos”. (Marcos 10:14). El 17 de Septiembre, la hermana Elizabeth vivió una fiesta inesperada. Quería rescatar a sus hermanos pentecostales y Dios le dio además la dicha de ver a sus hijos Darwin y Heydi Carrasco bajar a las aguas del bautismo. “No os canséis de la obra. Dios nos ayudará. Los Ángeles nos ayudarán; por que éste es su trabajo y constituye precisamente la obra con la cual están tratando de inspirarnos. Se trata de una obra de la cual debéis haceros cargo con fervor; cuando encontréis una oveja errante llamarla al redil; y no la dejéis a menos que la veáis reintegrada con seguridad allí. Permita el cielo que el espíritu que estaba en nuestro divino Señor descanse sobre nosotros. Esto es lo que queremos. Él nos
dice: "Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. “Id a buscar la oveja perdida de la casa de Israel”. (Manuscrito sin fecha, 141). Durante este trabajo, también conté con la colaboración del hermano Mario Mamani, quien era impedido físicamente pero que tuvo la libertad de poner a disposición su vehículo para trasladarnos en la visitación. Este hermano asistía con irregularidad a la iglesia y estaba pasando muchas dificultades debido a que se había alejado de Dios. Pero, impresionado por el espíritu Santo, sintió el deseo de colaborar y al mismo tiempo en franca y abierta conversación en medio del desierto, reconoció ser el culpable de que toda su familia se encontrara fuera de la iglesia debido a su mal proceder. Con dolor en su corazón, me pidió que visitara a su familia: esposa e hijos. Luego de visitar a la familia de Mario, pude comprobar que había mucho dolor y resentimiento de parte de ellos hacia él. La ex esposa, ya que estaban separados, con mucha pena me dijo que la única forma de volver a la iglesia, sería cuando viera cambios positivos en su ex marido. No pude callar cuando estuve en privado y a solas en el desierto con Mario, le di el mensaje y le hice ver cuán grave era su responsabilidad ante Dios. Consideré oportuno el momento y leí Segunda de Pedro 2:21, “Porque mejor le hubiera sido no haber conocido el camino de justicia, que después de haberlo conocido volverse atrás de lo santo mandamiento”. Él reconoció que creía en Dios pero le recalqué que eso no bastaba. Agregué: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan”. (Santiago 2:19). Conmovido por la fuerza del mensaje preguntó qué debía hacer. Le insté a renovar su pacto con Dios, el cual aceptó. Luego me solicitó visitar al menor de sus hijos con el cual vivía, Daniel de 15 años. Juntos fuimos donde el muchacho, quien escuchó con respeto la instrucción y la decisión que su padre había tomado de renovar su pacto con Dios a través del bautismo. Como resultado al amor de Dios y del amor de su padre, Daniel bajó a las aguas del bautismo el 17 de Septiembre con su padre. “Hay mucho hoy en día que inconscientemente han violado unos de los preceptos de la ley de Dios. Cuando el entendimiento ha sido iluminado y las exigencias del cuarto mandamiento son presentadas con fuerza ante la conciencia, se ven así mismo como pecadores ante la vista de Dios. El pecado es trasgresión de la le, y cualquiera que hubiera guardado toda la ley y ofendiere un punto, es hecho culpable de todo”. “El honesto buscador de la verdad presentará la ignorancia de la ley como una excusa de la trasgresión de la luz que estaba a su alcance. La palabra de Dios es sencilla, y Cristo ha ordenado escudriñar las escrituras. Reverencia la ley de Dios como santa, justa y buena y se arrepiente de su trasgresión. Por fe, reclama la
sangre expiatoria de Cristo y se hace de la promesa del perdón. Su primer bautismo no lo satisface ahora. Se ha visto pecador, condenado por la ley de Dios. Ha experimentado de nuevo la muerte al pecado, y desea ser sepultado otra vez con Cristo por medio del bautismo, para poder levantarse y andar en novedad de vida. Una conducta tal se halla en armonía con el ejemplo de Pablo al bautizar a los conversos judíos. Este incidente fue registrado por el espíritu santo como una lección instructiva para la iglesia”: (Sketches from the life of paul, Pág. 133. año 1883). Como resultado de esta visitación y del trabajo destacado de estos fieles siervos de Dios, Elizabeth, Danilo, Felipe y Mario (Aymarás), entregaron su vida a Cristo doce personas de la iglesia Jerusalén. En total, 34 personas de todo el distrito de Alto Hospicio. Para Dios no hay nada imposible; donde el hombre ve sólo perdición, Dios tiene un hermoso pueblo ansioso esperando ser alcanzado con el mensaje de salvación.
LA EVANGELIZACIÓN HIZO MILAGROS EN IQUIQUE XI Fui llamado a la misión del Norte de Chile para cumplir el trabajo que me estaba asignado. Tenía que estar nuevamente en Iquique y empezar en dos distritos el trabajo misionero junto al pastor Eduardo Lara y Patricio Ortega. En esta oportunidad, debía realizar la capacitación de los instructores bíblicos de todas las iglesias del distrito, durante el 8 y el 21 de octubre. El pastor Lara me comunicó que debía empezar por el distrito de Alto Hospicio, con el fin de tomar decisiones para los bautismos locales y preparar candidatos para la marcha de la Esperanza en Santiago. También se me informó, que si había candidatos durante la semana, podrían ser bautizados conforme a su decisión personal. Nuevamente tuve el privilegio de trabajar con la hermana Elizabeth y los hermanos Danilo Andía y Felipe Caqueo. Incluso, se agregó a la misión, voluntariamente, el hermano Samuel Piña, quien atendía a varias iglesias pentecostales. Por medio del entusiasmo en estos fieles misioneros de cooperar en la obra evangelística vi, claramente, el amor de Dios y el poder del Espíritu Santo. Dios había puesto en estos fieles hermanos, la humildad, el amor y la fiel disposición para acompañarme en la visitación misionera “Designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar a donde él había de ir. Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos, por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. (Lucas 10:1,2). “Debemos levantarnos y cooperar con Cristo… Obedecer la comisión evangélica: Id, por los caminos y por los vallados a visitar tantos lugares como os sea posible. Dirigir estudios bíblicos sencillos y llenos de vid, que tengan una correcta influencia sobre las mentes”. (Manuscritos 53,1910). La obra más noble, es la salvación de las almas para nuestro salvador Jesucristo. Y Dios estaba bendiciendo esta gran labor misionera, ya que se habían tomado, ese primer día, catorce decisiones. La hermana Elizabeth dijo que tenía una lista de muchas almas más por visitar. “Cuando Cristo dijo a sus discípulos: Salid en mi nombre para traer a la iglesia a todos los que crean, les presentó claramente la necesidad de conservar la sencillez, cuanto menos fuera su ostentación, mayor sería su influencia para el bien. Los discípulos habían de hablar con la misma sencillez con que había hablado Cristo, debían impresionar en sus oyentes las lecciones que Él les había enseñado”. (Hechos de los Apóstoles Pág.18).
En esta ocasión, la hermana Elizabeth me llevó a la iglesia Evangélica Príncipe de Paz donde tres hermanos más, de la familia Ticuna, tomaron la decisión por el bautismo. Junto con esto, durante esa semana de trabajo, ocho almas optaron por la decisión por Cristo, completando veinticinco candidatos para el reino de los cielos y la gloria y la honra de Dios. Mi trabajo comenzó con el pastor Patricio Ortega, en la iglesia de playa Brava. La casa de la hermana Mónica Burr sería el punto estratégico en el trabajo de los distritos que se tenían que visitar, por lo tanto, debía de alojar ahí. Fui designado a trabajar junto a la hermana Maria Villalobos, mujer muy consagrada a Dios, con quien tomamos diez decisiones para el bautismo. Desde allí, me trasladé a la iglesia Central, donde producto de la visitación, el matrimonio de Leslie Gallardo y Genaro Gallo ofrecieron su vida a Cristo junto a otras seis personas. Por la amplitud del distrito, tenía que ir rápidamente haciendo la labor misionera, pero a pesar de esto, Dios nunca dejó de bendecirme con decisiones. ”Donde quiera que la palabra de Dios se predicara con fidelidad los resultados atestiguaban su divino origen. El espíritu de Dios acompañaba el mensaje de su siervo, y su palabra tenia poder”. (Conflicto de los Siglos Pág. 514). El trabajo continuó en la iglesia Fortaleza, donde mi acompañante fue el hermano Omar Cossio Chiang, anciano de la iglesia que, desinteresadamente, prestó su vehículo y lo puso a disposición para trasladarnos. Luego me dirigí a la iglesia Barrio Norte Hospital, donde agradezco la ayuda del hermano Héctor Campusano. En esta semana, volví a trabajar en la iglesia Las Dunas con tres siervos de Dios, Betty Magali, Mery Rojo y Luz Muñoz. Con ellos logramos tomar varias decisiones por Jesucristo. En cierta oportunidad, el pastor Lara me llamó urgente porque necesitaba que visitara a una de sus estudiantes. Era un caso especial, y requería de la presencia de ambos. Durante al trayecto a la casa de la estudiante, el pastor me dijo: - Háblale sólo a la alumna. Cuando llegamos a la casa de esta dama, el pastor le dijo: - Le dejo al hermano Tapia para que le presente el mensaje. Tomé la palabra y lo primero que le pregunté, fue que quién más estaba con ella. La joven contestó que su esposo y su madre. Enseguida le propuse que los invitara a escuchar la palabra de Dios. Ella gustosa aprobó la invitación y buscó a su esposo, y juntos ayudaron a bajar a la anciana madre, que tenía 94 años. Pero sentía a unos niños que jugaban, y pregunté: - ¿Qué son ellos de ustedes? - Son mis hijos – respondió ella.
-Llámelos para que también nos acompañen y participen con nosotros – le propuse. Cuando ya estábamos todos, el pastor Lara hizo la oración. Luego les hablé de todo corazón y sin rodeos del plan de salvación y del verdadero bautismo. Ellos escucharon con mucha atención. Leí: “Por tanto id y haced discípulo a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del padre, y del hijo y del espíritu Santo”. (Mateo 28:19). Para complementar, agregué: Hechos 22:16 que dice “Ahora, pues ¿porqué te detienes?, levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre”. La abuelita, que se llamaba Salvadora, comentó que ella ya había sido bautizada en la iglesia católica cuando pequeña. Yo le expliqué, que ese bautismo no era bíblico, como dice Lucas 2:21, “Cumplido los 8 días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, el cual había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés le trajeron a Jerusalén para presentar al niño”. Le leí también, Mateo 3:13 al 16 del bautismo de Jesús. Cuando la ancianita oyó esto, dijo que quería bautizarse nuevamente y lo antes posible. El yerno, don Luciano, también expuso su anhelo de ser bautizado, y enseguida su hija, de nombre Salvadora Bagioli como su madre, también aceptó el bautismo. Los niños no quedaron indiferentes frente a lo que estaban viviendo, y también optaron por el bautismo. Mi alegría era inmensa, nuevas almas se entregaban al Señor. Se programó la ceremonia para ese sábado, pero la señora Salvadora, por su condición, fue bautizada en la tina el día viernes en su casa. Esta visita fue un milagro en la iglesia de 21 de Mayo, pues se iba sólo por uno y fueron bautizados cinco almas para la Gloria de Dios. “Gracias a estas labores fueron añadidos a la iglesia hombres escogidos, que, al recibir la palabra de verdad, consagraron su vida al trabajo de dar a otro la esperanza que llenaba sus corazones de paz y gozo. No podía ser refrenados ni intimidados por amenazas, el señor hablaba por su medio”. (Hechos de los Apóstoles Pág., 27). El pastor Eduardo Lara me solicitó que tomara una semana de oración en el colegio particular Adventista Maran-Atha, de propiedad particular de los hermanos Adventistas, ubicado en alto Hospicio. En entrevista con el director del colegio, el
hermano Abel Venegas, el jefe de U.T.P Francisco Melinao Lagos y la sostenedora, hermana Mónica Fuentes, acordamos iniciar la semana de oración con la totalidad de los alumnos a las 8:00 de la mañana de cada día, desde el 17 al 21 de octubre del 2005. Para facilitarme esta labor, el director del colegio me pasaba a buscar al lugar donde me encontraba hospedado y me llevaba hasta Alto Hospicio. Una vez llegado al colegio me pidieron que tomara, además, la meditación matinal del personal del colegio (profesores, administración y auxiliares). Grande fue mi sorpresa cuando me dirigí al salón para iniciar la reunión de oración, ¡había cien niños!. La oportunidad era única, por lo que les entregué un mensaje especialmente adaptado para ellos con testimonios de niños conquistadores y experiencias de jóvenes y militares. Fue destacable y aplaudible, el respeto que ellos demostraron para escuchar el mensaje de amor y salvación de Jesucristo. “Dios quiere que todo niño de tierna edad sea su hijo, adoptado en su familia. Por muy jóvenes que sean, pueden ser miembros de la fe, y tener una experiencia muy preciosa. Pueden tener corazones tiernos, y muy dispuestos a recibir impresiones duraderas. Pueden sentir en sus corazones atraídos en confianza y amor hacia Jesús, y vivir para el salvador. Cristo hará de ellos pequeños misioneros. Toda la corriente de sus pensamientos pueden cambiarse, de la manera que el pecado aparezca, no como cosa que se pueda disfrutar, sino a la cual hay que rehuir y odiar”. (Consejos para maestros Pág. 30). Los niños son los regalones del señor Jesús. “Viéndolos Jesús, se indigno, y dijo: Dejad a los niños venid a mi, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño no entrará en él” (Marcos 10:14,15). “Mientras el espíritu santo influye en los corazones de los niños, colaborad en su obra. Enseñadles que el salvador los llama, y que nada le alegra tanto como verlos entregarse a Él en la flor y la lozanía de la edad”. (Ministerio de Educación Pág. 28). El espíritu Santo estaba trabajando en los corazones de todos estos niños humildes y también, de los profesores que estaban felices por los resultados obtenidos en estas reuniones especiales de oración. Le solicité al director del colegio que dividiera a los niños en dos grupos de cincuenta, para conocer sus rostros y tener un acercamiento mayor que nos permitiera una real familiaridad. Accedieron a mi petición con mucha amabilidad y disposición, comprendiendo que era con el objetivo de mantener el orden y su atención. Cierto día, se me acercó el director para pedirme que atendiera, en su oficina y en privado, a dos alumnas que habían solicitado conversar conmigo. El director me había advertido que los alumnos eran gente pobre, humilde, con muchas dificultades y problemas familiares. Accedí gustoso a recibirlos, ya que
estaba impresionado por la confianza que estos niños depositaban en mí, al abrir sus corazones y contarme sus vivencias y experiencias que los preocupaban y acongojaban. Soy padre de ocho hijos y veintidós nietos, y en esos días, se me sumaron muchos hijos y nietos más, que con cariño y respeto me llamaban abuelito. Les aconsejé y hablé del amor de Cristo y de cómo Él podía hacer el milagro de transformar a sus padres y familiares, si ellos confiaban en Dios y les entregaban sus vidas. El día jueves se me acercó el profesor Melinao a petición de un alumno muy especial, que quería tener una entrevista conmigo. Era un joven muy despierto y maduro para tener doce años de edad. Para la reunión, me facilitaron la oficina de U.T.P. Apenas entramos a la sala designada, el muchacho me dijo: - Caballero, ¿puedo confiar plenamente en usted? - Claro que puedes, por que soy un siervo de Dios. Eso si hijo, antes de comenzar vamos a orar para que el espíritu Santo nos dirija e ilumine – contesté. El muchacho continuó: - He escuchado con mucha atención los cuatro mensajes que usted ha predicado y han llegado a mi corazón y quiero ser bautizado para que, por intermedio de mí, mi familia pueda ser salva… ¿Sabe usted por qué quiero bautizarme? - No sé - contesté. - Porque mi padre es un borracho y da muy mal testimonio. Se emborracha todos los días, golpea a mi madre, nos insulta y trata muy mal dando malos ejemplos. Además no trabaja y yo descubrí que es un traficante de drogas que sale todas las noches para venderla. Con mucha pena el niño agregó: -Mi padre está haciendo algo muy malo. Él está destruyendo la vida de mucha gente y yo deseo que cambie para que sea un hombre honesto. Es por esto que necesito bautizarme, ya que así, Dios me ayudará y me convertirá en el intermediario para que mi familia pueda cambiar y ser salvos. Insistió en que deseaba ser bautizado aunque sus padres se opusieran. Él estaba dispuesto a entregar su corazón a Jesús. Me emocioné ante la sinceridad de este niño y me corrieron las lágrimas. Al verme, él se me acercó y me abrazó como consolándome y juntos nos emocionamos. Me preguntó cuando sería el bautismo y le dije que mañana viernes a las once. A lo que el respondió: -Mañana habrá fiesta entonces, seré parte del reino de Dios.
El viernes 21 de Octubre en la mañana, el colegio Maran-Atha de Alto Hospicio, que sólo llevaba ocho meses de funcionamiento, se encontraba conmocionado. El salón estaba colmado de apoderados, familiares y amigos de los niños que ese día entregarían sus vidas a Dios. Se produjo un maravilloso milagro, veinticinco niños fueron bautizados por el pastor Eduardo Lara y entre ellos, el muchacho que quería que su padre cambiara su vida. Dios impresionó el corazón de estos niños. Mientras se realizaba el bautismo, se me acercaron varios niños llorando porque querían ser bautizados. Les expliqué que antes debían ser visitados por los profesores en sus respectivos hogares para obtener la autorización y consentimiento de los padres. Y así fue; pero el tiempo no alcanzó para visitar a todos los niños interesados, y pronto se realizaría un nuevo bautismo. En las iglesias del distrito Central, Jerusalén y el grupo el Boro, se bautizaron otras veinticinco almas entre adultos y jóvenes. También en Iquique se bautizaron otras treinta almas del distrito del pastor Patricio Ortega. “En los niños allegados a él, veía el Salvador a hombres y mujeres que serían un día herederos de su gracia y súbditos de su reino, y algunos, mártires por su causa. Sabía que aquellos niños le escucharían y le aceptarían por redentor con mejor voluntad que los adultos, muchos de los cuales serán sabios según el mundo, pero duros de corazón. Al enseñarles se colocaban al nivel de ellos. Él, la majestad de los cielos, respondía a sus preguntas, y simplificaba sus importantes lecciones para que las comprendiera su inteligencia infantil. Plantaba en la mente de ellos la semilla de la verdad, que años después brotaría y llevaría fruto para vida eterna”. (Ministerio de la curación Pág. 27). Dios bendiga a los pastores Lara y Ortega, y a todos los hermanos de Iquique que me acompañaron en las visitas misioneras, especialmente a los profesores del colegio Maran-Atha y a las damas del voluntariado femenino que hacen una hermosa labor de asistencia y ayuda a los enfermos de la ciudad. Fue a través de ellas que tuve la oportunidad de conocer al hermano José Collao que se encuentra postrado e inmovilizado desde el cuello hacia abajo, pero eso no es impedimento para que el haga una impresionante labor misionera a través de grabaciones y oraciones. Es a través del trabajo del voluntariado femenino de Iquique que también se ganaron varias almas para Cristo. “Maravilloso serán los resultados que veremos si nos dedicamos a la obra llenos con el espíritu de Cristo. La verdad triunfará y llevará hacia la victoria”. (Manuscritos Pág. 24 - 1903).
EXPERIENCIAS EN ANTOFAGASTA XII El departamental del ministerio personal de la M.N.CH., el pastor Antonio Contreras, me comunica que debo presentarme en Antofagasta al fin de realizar el plan de trabajo misionero previamente planificado. Allí tendría que ocuparme con los pastores Osmar Scherch y Víctor Alegría de la toma de decisiones para el bautismo de los estudiantes bíblicos, y además, capacitar a los instructores bíblicos. Este programa debía realizarse entre el 22 de octubre y el 4 de noviembre del 2005. El viernes de tarde llegué a hospedarme al hogar del inspector general del colegio adventista, el hermano Daniel Yevene, quien me acogió con mucho cariño junto a su familia. Al día siguiente, el pastor Schech me entregó el programa que partía con la capacitación a las 15:00 en la iglesia central. Alrededor de las 17:00 hrs, comenzamos la visitación junto al director misionero hermano Eduardo Zuleta. Antes de visitar a los estudiantes, el hermano Eduardo me pidió que visitáramos a su suegro y a su cuñada que por muchos años se encontraban alejados de la iglesia. Accedí al pedido y nos dirigimos a visitar a su suegro quien se encontraba postrado en una silla de ruedas. Don Leoncio y su hija Teodora aceptaron que les hablara en el nombre de Dios. Pero como siempre, antes de comenzar, hice una oración y luego les leí el pasaje que aparece en 2º de pedro 2:21, no sin antes advertirle que era dios el que les estaba llamando: “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que se les fue dado”. Con humildad les dije a mis hermanos: - La puerta de gracia se les puede cerrar en cualquier momento, vuelvan a la iglesia y renueven su pacto con Dios. “El tema del bautismo por segunda vez, debe ser manejado con gran cuidado. Después que se ha presentado la verdad sobre el asunto del sábado y otros puntos importante de nuestra fe, y las almas manifiestan el valor moral para ser su resolución a favor de la verdad, verán este asunto a la luz de la Biblia, si están completamente convertidos”. (Evangelismo Pág. 273). Cuando Leoncio Quiroga y su hija Teodora escucharon el mensaje, reconocieron de inmediato el error de haberse alejado del Señor, y solicitaron renovar su pacto con Dios. Don Leoncio agregó: -Yo le fallé al Señor y ahora quiero ser bautizado nuevamente. Su hija dijo que también se arrepentía y que necesitaba volver a los brazos del Señor. Entonces les leí Lucas 15:7
“Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento”. El hermano Eduardo estaba muy feliz y con gozo abrazó a su suegro y a su cuñada y dio gracias a Dios por tan importante y trascendental decisión. Luego continuamos con otras visitas hasta tarde y terminamos en la noche. Este día santo del señor fue hermoso, pues al finalizar cuatro personas habían expresado su deseo de entregar su vida a Dios. Al día siguiente, salí con el pastor Osmar quien me llevó al jardín Estrellita, perteneciente a una hermana de la iglesia. Allí estaban realizando la hermosa labor de cuidar e instruir a los niños y también a sus padres. La tía Elizabeth Álvarez estaba dándoles estudios bíblicos (fe de Jesús) a las madres, quienes llegaron alrededor de las 11:30 horas, y, junto al pastor, quien nos dirigió en la oración, compartimos el plan de salvación. Me sorprendió ver a cada dama con una Biblia y buscar diligentemente cada texto que yo les mencionaba. Eran personas instruidas que corroboraban personalmente el mensaje que se les entregaba. “Escudriñar las escrituras; por que a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonios de mí - dijo Jesús”. (San Juan 5: 39). “Se me mostró en ese mismo lugar en otra oportunidad. Veía a dos obreros bíblicos sentados en el círculo de una familia. Con la Biblia abierta ante ellos, me presentaron al señor Jesucristo como el salvador que perdona el pecado. Sus palabras fueron habladas con frescura y poder. Se ofreció una fervorosa oración a Dios, y los corazones fueron enternecidos y subyugados por la influencia dominante del espíritu de Dios. A medida que la palabra de Dios era explicada, vi una luz suave y radiante que iluminada las escrituras y dije suavemente: Ve por los caminos y por los vallados y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”. (Carta 95, 1986). Nuestra misión era avanzar con rapidez en la labor encomendada. Me trasladé a la iglesia O’higgins, donde trabajé junto al hermano Ángel Quispe, anciano de iglesia. Para mí fue una alegría, ya que en el año 2004, yo le di el mensaje a su esposa, la Sra Beatriz Herrera, la que entregó su vida a Dios. El hermano Ángel me pidió que visitara a una estudiante de la Biblia en el hospital Oncológico, la señorita Fany Campusano. Era una joven de 30 años, oriunda de Vallenar, que se encontraba hospitalizada debido a su crítico estado de salud. La petición era para ungirla ya que tenía un cáncer terminar. La joven aceptó el ungimiento y luego le leí muchos pasajes acerca de los milagros de Jesús. Estaba gozosa y me pedía que le hablara más de Jesús. “Cuando falta la fuerza humana, el hombre siente necesidad de la ayuda divina. Y nunca se aparta nuestro Dios misericordioso del alma que con tanta sinceridad le pide auxilio. Es nuestro refugio en la enfermedad y en la salud”. (Ministerio de curación Pág. 171).
-Fany – le dije- ¿te estoy cansando con el mensaje? -Todo lo contrario Hermano Tapia. Lo que usted hace me ha revivido y necesito que siga hablándome más sobre Jesús. Debido al deterioro de su estado físico, tuve especial cuidado y consideración para no agotarla ni fatigarla y con cariño seguí hablándole del plan se salvación. Le leí Mateo 11:28 “Venid a mi todos los que están trabajados y cargados y yo os haré descansar”. Continué con Mateo 6:33, “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y toda estas cosas os serán añadidas” y luego con Hebreos 3:15 “Si oyereis hoy su vos, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación”. Entonces con amor le dije: - Fany, hoy el señor Jesús te está llamando. “Ahora, pues, porqué te detienes. Levántate y bautízate y lava tus pecados invocando su nombre”. (Hechos 22:16). Los ojos de Fany brillaban de felicidad al escuchar la voz de Dios y agregué: -¿Quieres entregar tu corazón a Jesús? Ella aceptó, pero debido a sus condiciones, fue aceptada e incorporada a las filas de la iglesia por procesión de fe. Luego de hacer otras visitas en ese día, éste culminó con tres personas que manifestaron su deseo de entregar su corazón a Dios. Me trasladé a trabajar a la iglesia de Talcahuano junto a la hermana Eliana Alfaro, quien puso a disposición su vehículo para hacer la visita, y a la hermana Maria Galleguillos, gran misionera y ganadora de almas, con quien ya había trabajado anteriormente y conocía sus cualidades y sincera vocación de servicio. “El Señor hará brillar la luz de su rostro sobre esas mujeres animadas por el espíritu de sacrificio, y les dará un poder superior al de los hombres. Pueden realizar en las familias una obra que los miembros no pueden hacer, una obra que penetra hasta la vida interior. Pueden acercarse a los corazones de personas a los cuales los hombres no pueden alcanzar. Su cooperación es necesaria. Las mujeres discretas y humildes pueden hacer una buena obra al explicar la verdad en los corazones. Así explicada, la palabra de Dios, obrará como una levadura y familias enteras serán convertidas por su influencia.” (Testimonios Selectos Tomo 5 Pág. 222).
Las visitaciones estaban produciendo muchas bendiciones con estas obreras y misioneras tan consagradas. Pablo destacó a las mujeres en romanos 16: 1 – 15; por ejemplo a Febe, Priscila, María, Trifena, Triofosa, Persida, Patronas, Julia y Olimpas. “Hay mujeres que se adaptan especialmente a la obra de dar estudios bíblicos y tienen mucho éxito al presentar a los demás la palabra de Dios en su sencillez. Llegan a ser una bendición para alcanzar a las madres y a sus hijos. Esta es una obra sagrada, y las que se ocupan en ella debieran recibir aliento.” (Carta 108, 1910). Fue maravilloso trabajar con estas valientes obreras misioneras de la iglesia de Talcahuano. Ellas tenían 17 personas estudiando la Biblia de las cuales se bautizaron doce almas para Cristo; dos de las cuales, decidieron bautizarse en la Caravana de la Esperanza en Santiago. “Llama a mujeres perseverantes que aparten su atención del yo y la conveniencia personal, orando con las personas a las cuales tienen acceso trabajando por la conversión de las almas.” (Joya de los Testimonios Tomo II Pág.405). El anciano de la iglesia de Talcahuano llamado Daniel Yevere me comunicó que a él le tocaba predicar en la campaña de la iglesia la Chimba Alto. Paralelamente y para ganar tiempo, me solicitó que enseñara en las noches la instrucción bíblica del arte de tomar decisiones. Al siguiente día, me entregaron una nueva tarea. Debía asistir a la iglesia Vista Hermosa a visitar a estudiantes de la Biblia, lo que se cumplió fielmente. En vista hermosa una persona entregó su vida a través del bautismo. Rápidamente me dirigí a la iglesia Gerezin, donde tuve el privilegio de trabajar junto al anciano de iglesia llamado Lenin Stalin y la hermana Erika Pizarro. Estos hermanos son muy especiales, gente humilde y esforzada, me acogieron de forma muy cariñosa. Juntos pudimos cosechar ocho almas para Cristo. Luego tuve que dirigirme a la iglesia de Matta, del distrito del pastor Víctor Alegría. Desde allí saldría a visitar a la gente junto al hermano Miguel Gonzáles, hombre consagrado a la obra adventista. La esposa del hermano Miguel llamó para avisar que su amiga necesitaba escuchar a Cristo. Ellas se encontraban en el Obelisco, un centro médico en el cual la hermana Marta Chirino, esposa de Miguel, trabaja como secretaria. Cuando llegué al edificio y subimos hasta el piso 17 me encontré con Marta y su amiga. Entré a una sala de espera médica y buscamos un rincón para orar con Marta y su amiga Ángela Caqueo. Le mencioné que hablaríamos lo más relevante para la vida humana, “El plan de salvación”. Uno de los textos que utilicé fue Mateo 28:18-20. Le recalqué expresamente el verso que dice “Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones bautizándolos en el nombre del padre del hijo y del espíritu Santo”. Además le hablé sobre el bautismo de Jesús, aclarando su dudas a través del texto Mateo 3: 13 -16, y Marcos 16:16.
“El que creyere y fuere bautizado será salvo mas el que no creyere será condenado. Ella me contó que fue bautizada cuando bebé, yo le expliqué que el verdadero bautismo debe ser realizado tal como lo hizo Cristo: San Juan 13:15, “Ejemplos os he dado para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis”. Ángela me respondió que si la Biblia decía esto, ella gustosa lo haría. Para terminar, le leí proverbios 23:26 que dice “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”, invitándole a que le diera su corazón a Dios. Al concluir nuestro encuentro, Marta abrazó y besó llorando a su amiga. Ángela preguntó cuándo era el bautismo, porque ella le daría su corazón a Jesús. Como resultado de la obra de Dios, seis personas se bautizaron en la iglesia de Matta. “El esfuerzo puede parecernos perdido, pero el salvador nos asegura que nuestra obra quede anotada en el cielo”, el apóstol Pablo escribiendo inspirado por el espíritu Santo dice: “No nos cansemos pues de, hacer el bien. Que a su tiempo segaremos si no hubiéramos desmayado”, y en las palabras del salmista leemos: “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa simiente; mas volverá a venir con regocijo trayendo su gavilla”. (Obreros evangélicos, Pág. 529). El pastor Víctor Alegría me dijo que él deseaba que saliéramos a visitar gente en el día y en la noche, y que lo acompañara en las conferencias en el colegio adventista. Cada noche contábamos con la presencia del secretario de la misión del norte Luis José Ojeda. Fue una semana maravillosa, donde se tomaron varias decisiones de los apoderados para Cristo. En total se bautizaron doce personas. Se cumplía fielmente el mandato del señor Jesús. “Y como nada que fuese útil he rehuido de anunciado y enseñaros públicamente y por las casas”. (Hechos 20:20). “Todos los días en el templo y por las casas no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. (Hechos 5:42). En dos distritos de Antofagasta se bautizaron más de cincuenta y cinco almas para gloria y honra de Jesús. Además cada iglesia llevaría un alma hacia la caravana de la Esperanza, fruto de la perla del Norte, para el salvador. “Como pueblo debemos entrar en una santa comunión con Dios, es necesario que la luz del cielo brille en nuestro corazones y en nuestras mentes; Necesitamos la sabiduría que sólo Dios puede impartir, si queremos proclamar con éxito el
mensaje en las ciudades. Formen en las filas nuestras iglesias en todo lugar, que ninguno de los que por el bautismo se han comprometido a venir parta el servicio y la gloria de Dios niegue su compromiso, un mundo debe ser salvado: que este pensamiento nos impulse a hacer sacrificios más grandes y un trabajo más intenso a favor de aquellos que están fuera del buen camino”. (Testimonios selectos tomo 5, Pág. 226).
VE PRONTO A TOMAR DECISIONES A ARICA XIII Me comunica el secretario de la misión del norte, el pastor José Luis Ojeda, que debía viajar el día viernes 4 de noviembre a Arica. Mi función sería tomar decisiones para los bautismos y, en las noches, capacitar a los instructores bíblicos en cada iglesia de los dos distritos de Arica. Cuando llegué a mi destino, me estaba esperando nuestro pastor Aarón Menares, quien me llevó a hospedarme al hotel Lynch. Ahí fui recibido con gran amabilidad por la dueña del recinto. Tuve el privilegio de conocer al pastor Menares en Santiago, y a su esposa Noemí, la conocía desde muy pequeña en Quillota ya que su padre, Oscar Álvarez, fue el pastor del distrito de esta misma ciudad y él me ungió como anciano de la iglesia; por lo tanto, fue doble alegría trabajar con el pastor Menares. Luego se me comunicó que debía estar en la iglesia central de Arica, Juan Noe, a las 09:30 de la mañana para empezar mi trabajo misionero. Empezaría en la iglesia Pampa Nueva donde fui presentado a los ancianos de la iglesia. Luego, el pastor Menare me dijo: - Hermano Tapia, necesito que todos los candidatos que estén en mi distrito, elijan las tres opciones para sus bautismos. La ceremonia se realizará el viernes 18 de noviembre en la piscina olímpica de Arica a las 20:00 hrs., o el sábado 19, en la iglesia central. También invite a aquellos que quieran ir al bautismo, la Marcha de la Esperanza, a realizarse en el estadio Nacional de Santiago, el sábado 26 de noviembre a las 18:00 hrs. Por último, le pido que haga la instrucción de capacitación de 16:00 a 17:00 horas. De inmediato nos dirigimos a visitar a todas las personas que estaban estudiando la Biblia. Salimos con el hermano, anciano de la iglesia, Oscar Menares, que a su vez era el inspector general del colegio adventista del valle de Azapa y con la hermana Roxana Villalobos, una consagrada mujer misionera, que puso a disposición su auto para visitar a todos los estudiantes de la Biblia. También se agregó a este grupo misionero, la hermana Susana Figueroa. Ella había sido pentecostal por muchos años y se convirtió a la iglesia Adventista, siendo ahora unas de las grandes misioneras de Arica. “El señor hará brillar la luz de su rostro sobre esas mujeres animadas por el espíritu de sacrificio, y les dará un poder superior al de los hombres. Pueden realiza, en las familias una obra que los hombres no, una obra que penetra hasta la vida interior, pueden acercarse a los corazones de personas a las cuales los hombres no pueden alcanzar, y su cooperación es necesaria. Las mujeres discretas y humildes pueden hacer una buena obra al explicar la verdad en los hogares, así explicaba la palabra de Dios, obrara como una levadura y familias enteras serán convertidas por su influencias”. (Testimonio selecto tomo 5 Pág. 222).
La hermana Susana nos dio un ejemplo de amor y sacrificio, ya que nos acompañó a realizar la obra de dios, con su hija pequeña llevándola en sus Brazos. Nos entrevistamos en muchos lugares que ellas visitaban y daban estudios bíblicos. La valentía y empuje de Susana, llenó mi corazón de entusiasmo, ya que demostró que nada es un impedimento para seguir a Cristo. Se estaba manifestando la obra del espíritu santo en las visitaciones, ya que se estaban tomando decisiones para el bautismo. Se cumplía, una vez más, el mandato divino que dice: “El que creyere y fuese bautizado, será salvo, mas el que no creyere, será condenado”. (Marcos 16:16). Habían aceptado ocho almas, el bautismo del señor Jesús. La iglesia Pampa Nueva estaba siendo muy bendecida por el anuncio de estas decisiones. Destaco la alegría del hermano anciano, Marcelino Alberto, al ver que su distrito estaba siendo honrado por las muchas almas que estaban tomando decisiones para el bautismo. Posteriormente, nueve personas más decidieron bautizarse. El inspector general del colegio Adventista, el hermano Oscar Menares, me preguntó si era posible que fuera en la mañana al valle de Azapata para tener el culto con los profesores a las 7:30 hrs., y, después, entregar a los alumnos el mensaje del plan de salvación para tomar decisiones. Honrado, acepté las propuestas del hermano y, una vez más, realicé mi labor. El director del colegio, el hermano Ricardo Reyes, y todos los profesores, estaban muy felices de las decisiones que estaban tomando los alumnos del colegio. Los alumnos tomaron veinte decisiones y serían bautizados en diferentes iglesias de los dos distritos de Arica Centro, del pastor Aarón Menares, y del distrito Norte, del pastor Edgardo Cortés. “Mientras el espíritu santo influye en los corazones de los niños, colaborad en su obra, enseñadles que el salvador los llama, y que nada le alegra tanto como verlos entregarse a Él en la flor y la lozanía de la edad. El salvador mira con infinita ternura las almas que compró con su sangre, pertenecen a su amor. La mira con indecible cariño”. (Ministerio de educación Pág. 28). El señor lo dijo: “Dejad a los niños venid a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. (Marcos 10:14). Dios bendiga a los maestros de los colegios Adventistas del valle de Azapa. “El alimento que se recibe de la divina palabra de Dios es el elemento divino que el alma necesita para lograr un desarrollo sano de todas sus facultades espirituales. Esta palabra debe convertirse en todas nuestras escuelas en la esencia de la educación; ella será la que de fuerza santificada, sabiduría, integridad y poder moral, si se incorpora en la experiencia. No son las palabras de
la sabiduría del mundo, no son las máximas de los hombres ni la teoría de los seres humanos, sino la palabra de Dios”. (Manuscrito 41, 1896). Estando en el colegio del valle de Azapa, me informó el pastor Aarón Menares, que tendría su compaña en la iglesia San miguel de Azapa para visitar durante todo el día. En las noches, nos acompañaría también en la iglesia Cerro Blanco, donde tendríamos que visitar estudiantes de la Biblia. Se tomaron once decisiones entre las dos iglesias, la del Valle de Azapa y Cerro blanco. Fue una bendición trabajar con los humildes hermanos de este hermoso valle. Me llamó el pastor Edgardo Cortés para que fuera a capacitar en las noches en su distrito, que abarcaba la Iglesia Central Norte, Nueva Esperanza, Arica oriente, Iglesia aymará, Filadelfia y Diego portales. El trabajo misionero estaba dando muchos frutos en la cuidad de la eterna primavera. Tuve el privilegio de predicar en la iglesia Filadelfia, donde fue maravillosa la recepción del sermón. En él, hice un llamado directo a los oyentes, a unirse con Cristo por medio del bautismo. Con la ayuda del espíritu santo, tomaron la decisión cuatro almas: Milva España Peña, su hija Jetzarella y el matrimonio Orlando Reil y María Gabriela Arangui. Hubo un pedido especial. La señora Milva Peña solicitó ser bautizada en la marcha de la Esperanza en Santiago el sábado 26 de noviembre en el estadio nacional. El sábado, a las 15:00, salimos a visitar a los alumnos que tenían las hermanas de la iglesia Filadelfia, la misionera Brunilda Rodríguez y la candidata del bautismo Nilva Peña. Estas misioneras, nos llevaron a los hogares de sus estudiantes de la Biblia y también a visitar enfermos. Era una bendición salir acompañado de estas mujeres que, llenas de entusiasmo y alegría, reflejaban en sus rostros el amor por la labor misionera. Finalmente, tomaron la decisión seis almas para el bautismo. “Las mujeres que se hacen cargo de esta obra, llevan el evangelio a los hogares de la gente por los caminos y los vallados. Leen y explican la palabra a las familias, oran con ellos, cuidando a los enfermos y aliviando sus necesidades temporales. Presentan a las familias y a sus miembros individuales la influencia purificadora y transformadora de la verdad. Demuestran que la manera de hallar paz y gozo consiste en seguir a Jesús”. (Joyas de los testimonios, tomo 2 Pág. 405). Dios bendiga al hermano Armando Tancara por su disposición de llevarme en su colectivo por muchos lugares de Arica. Con su ayuda pude visitar gente para el bautismo y, en la noche, ir a diferentes iglesias de su distrito para capacitar a los instructores bíblicos. Nuevamente fui llamado por el pastor Aarón Menares para visitar en la iglesia Central junto a la directora misionera, Oriana García, una hermana muy consagrada. Visitamos muchos hogares de la iglesia Juan Noe, donde se bautizaron cuatro almas para el señor Jesús.
“Llaman a mujeres perseverantes, que aparte su atención del yo y la conveniencia persona, y la concentren en cristo, hablando palabras de verdad orando con las personas de cuales tiene acceso, trabajando por la conversión de las almas. ¡OH! ¿Cuál es nuestra excusa hermanas mía, para dedicar tanto tiempo como podamos a las escrituras, haciendo de la mentes un almacén de cosas preciosas, a fin de que podamos presentarlos a las personas que no se interesen en la verdad. Se levantarán nuestras hermanas para hacer frente a la emergencia, trabajarán para el maestro”. (Joyas de los testimonios, tomo 2 Pág. 405). El día viernes 18 de noviembre a las 20:00 horas, empezó la fiesta espiritual más maravillosa en la piscina olímpica de Arica. En ella se realizarían los bautismos, y asistirían las autoridades de Arica y el departamental de la unión chilena, nuestro pastor Samuel Concha y todos los pastores de la misión del norte de Chile. Yo observaba desde las tribunas, con gozo en mi corazón, ver bajar a las aguas a treinta y nueve almas para Cristo. Se tomaron sesenta y dos decisiones para los bautismos que se realizarían en los días siguientes y un representante de cada iglesia, iría al gran bautismo que seria en el estadio nacional el 26 de noviembre, el bautismo la marcha de la Esperanza. Centenares de personas compartieron como una sola familia y escucharon atentamente la palabra de Dios. “Los corazones eran convencidos por el poder del espíritu santo, y un espíritu de genuina conversión se manifestaba”. (Testimonios, tomo 9 Pág. 126). Se hicieron realmente cortas estas dos semanas misioneras en Arica. Todo resultó bien y según lo que se esperaba. El calendario, que estaba muy bien planificado por la misión del norte, se cumplió fielmente. “Y el señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”. (Hechos 2: 47). Sólo quedé apenado, por que no alcanzamos a visitar a los hermanos de la iglesia Aymará, a pesar de que la hermana Sandra Calle y el hermano anciano, Enrique Apata, nos invitaron en varias oportunidades a visitar el valle de Azapata y el valle de Lluta. “Los resultados reales se alcanzan al creer en Cristo como salvador personal. Purificador por la obediencia a la ley de Dios, santificador por una observancia perfecta de su santo sábado, confiando, creyendo, esperando pacientemente y ocupándonos fervorosamente en nuestra propia salvación, con temor y temblor, aprendemos que es Dios el que obra en nosotros el querer como el hacer según como su beneplácito”. (Manuscritos 6, 1900). “Jesús le dijo: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos, el que permanece en mí y yo en él, éste lleva mucho fruto: Porque separado de mí nada podéis hacer. Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando”. (Juan 15:5,14). Dios bendiga a todos los fieles misioneros de Arica.
“Si así cooperan con Dios, Él los revestirán de poder espiritual. Cristo los guiará en su obra entrando en las casas de la gente con ellos y dándole palabras que penetren muy profundamente en los corazones de los oyentes. El espíritu santo abrirá los corazones y las mentes para recibir los rayos que provienen de la fuente de toda luz”. (Review and Herald, 29 diciembre, 1904).
ID PRONTO A CONFIRMAR DECISIONES A COPIAPÓ XIV La misión del norte de Chile me comunicó el último trabajo misionero de fin de año. Éste se realizaría entre el 28 de noviembre y el 10 de Diciembre de 2005. Para esta misión, tendría que trabajar nuevamente con el pastor del distrito de Copiapó, Miguel Aranda, ya que el año pasado ya había tenido el privilegio de participar en su distrito. Cuando llegué a Copiapó, el Pastor Aranda me estaba esperando en el terminal de buses. Nos encontramos y después de saludarnos, me dijo: -Hermano Tapia, lo voy a llevar al lugar donde se va a hospedar estas dos semanas. Es la casa de un hermano muy fiel, miembro de la iglesia, que vive en una zona cercana a la iglesia Central. Su nombre es Carlos Adoni y vendrá todos los días a buscarlo en su camioneta para hacer las visitaciones. El anciano de la Iglesia de Los Volcanes, el hermano Arturo Godoy, sería mi acompañante para visitar a todas la iglesias del distrito, con el fin de tomar decisiones para los bautismos y capacitar a los instructores bíblicos de cada iglesia de Copiapó: León Gallo, Prat, Los Volcanes, Central, Los Aromos, Palomas, Tierra Amarilla, Paquirre, Paipote y el Colegio Rosario Castavio. La misión era grande y de suma urgencia, pero estábamos preparados para tal desafío. “Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al señor de la mies que envíe obreros a su mies”. (Lucas 10:2). El hermano Arturo estaba muy feliz ya que el Señor se estaba manifestando con muchas decisiones. Le dije a mi hermano Arturo que sólo los métodos del señor Jesús nos darían un gran éxito en el trabajo misionero. “Jesús vigilaba con profundo fervor los rostros cambiantes de sus oyentes. Los que expresaban interés y placer le causaban hasta el alma a través de las barreras del egoísmo, y obraban contrición y finalmente gratitud, el salvador se alegraba. Cuando su ojo recorría la muchedumbre de oyentes, y reconocía entre ellos promisorios súbditos para su reino”. (El deseado de toda las gentes, Pág. 214, 215). En la iglesia de Los Volcanes se habían tomado diez decisiones para el bautismo, todas estas personas eran amigos y familiares del hermano Arturo. Nuevamente, se estaba cumpliendo lo que el señor dijo a sus siervos: “Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa”. (Lucas 14: 23). “Valla directamente hacia las personas y hable con ellas… Hágales comprender
que tiene un mensaje que significa la vida, la vida eterna para ellos si lo aceptan”. (Carta 8, 1895). En la casa donde me hospedaba, me encontré con la esposa del hermano Carlos Adoni. Conversamos mucho y le pregunté si ella era bautizada. Me respondió que se había bautizado, pero que hace veinte años estaba alejada de la iglesia, debido a algo que ella había visto. Por esta misma razón, sus hijos también habían abandonado la iglesia. Ante este comentario, le dije: - Con mucho cariño y respeto mi apreciada hermana, usted no tiene porqué perderse por otras personas. La salvación es personal. Además usted hace veinte años atrás hizo un pacto por medio del bautismo con el señor Jesús, y es necesario que vuelva a sus brazos y renueve su unión con Él. Todos los días, muy temprano en la mañana, cuando ella me traía el desayuno, orábamos juntos y le dejaba un mensaje en su corazón. Una semana completa le había estado hablando para que volviera a la iglesia junto a su esposo, el hermano Carlos Adoni. Para ayudar en su decisión, le dije: - Su esposo es un fiel miembro de la iglesia y amado por todos, pero se siente muy triste por que usted y sus hijos están fuera de ella y no lo acompañan. Hermana Libertad, escuche lo que le dice el señor Jesús. “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? ¡Levántate y bautízate!, y lava tus pecados, invocando su nombre”. (Hechos 22:16). Ella escuchó atentamente el mensaje y me dijo que creía en Dios. Por esto, consideré importante leerle: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”. (Santiago 2:19). Le dije: - Hermana Libertad, usted es una mujer muy inteligente y sabe que Dios la necesita y quiere que vuelva a la iglesia con sus hijos. Por usted, va a volver toda su familia. Ella se puso a reír y con mucha humildad me dijo: - Está bien hermano Tapia. Usted tiene razón y me voy a bautizar, pero necesito que hable con mi nieta Pamela. Ella vive conmigo y su madre y fue bautizada muy niñita pero nunca más se acercó a la iglesia. Ahora tiene 27 años, no pololea, no tienen vicios y es una señorita muy tranquila. Le pedí a la hermana Libertad, que llamara a su nieta para hablar con ella. Entonces, la fue a buscar. Quedamos los dos solos, Pamela y yo, y comenzamos a orar. Posteriormente, le hablé de corazón sobre el plan de salvación y le dije:
“El que creyere y fuere bautizado será salvo; mas el que no creyere, será condenado”. (Marcos 16:16). “Pero se necesita sabiduría para tratar con la mente hermana. Algunos necesitarán más tiempo que otros para ver comprender algunas verdades conexas. Esto será especialmente cierto con respecto al asunto del nuevo bautismo, pero hay una mano divina que los conduce: Un espíritu divino impresiona sus corazones, y ellos sabrán que debes hacer, y lo harán. Permitid, pues que Dios haga la obra de convencer la mente y el corazón”. (Carta 56, 1886). “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios ante que a los hombres”. (Hechos 5:29). - Debes obedecerle al Señor, Pamela, Él te ama mucho y está esperando que te decidas por él. Me has dicho que obedeces a Dios. Es el momento de que vuelvas a tu iglesia - le dije a la joven. Le conté que su abuelita había aceptado renovar su pacto con el Señor Jesús y sería bautizada el próximo sábado en la iglesia Central de Copiapó. Entonces, dijo Pamela: - Con mucha alegría renovaré mi pacto con el Señor y quiero hacerlo junto a mi abuelita. Le comuniqué al hermano Adoni que su esposa se bautizaría junto a su nietecita el próximo sábado, quien quedó asombrado y agradecido de la noticia. Para asegurarme más, le pedí al presidente de la misión, Pastor Juan Vásquez, y al pastor del distrito, Miguel Aranda, que le hicieran una visita pastoral a estas dos candidatas al bautismo. Con ellas, la iglesia Central había tomado la decisión de seis almas para el bautismo. Con prontitud continuamos la visitación de almas para el reino de los cielos, con el fiel hermano Arturo Godoy. A pesar de que este hermano padecía de diabetes y anteriormente había sufrido un accidente, era elogiado por su fuerza interior ya que en esas condiciones, seguía apoyando la obra del Señor. Posteriormente, nos dirigimos a la iglesia de Paipote donde nos acompañaron dos fieles hermanas misioneras: Alicia Solís y Rosa Maraleda. Fue una bendición salir con estas dos mujeres que aman a Dios y trabajaban por su causa. “El señor tiene una obra tanto para las mujeres como para los hombres. Ellas pueden hacer una buena obra para Dios si quieren aprender primero en la escuela de Cristo la preciosa e importantísima lección de la mansedumbre. No sólo deben llevar el nombre de Cristo, sino poseen su espíritu. Deben andar como el anduvo, purificando su alma de todo lo que contamina. Entonces podrán beneficiar a otros
presentando la suma suficiencia de Jesús”. (Joyas de los testimonios, tomo 2 Pág. 404). En la Iglesia los Aromos, después de varias visitas, tomaron la decisión diez almas para Cristo: “Vi que la obra que Dios estaba haciendo rápidamente en la tierra iba pronto hacer olvidada en justicia, y que los mensajeros deben correr velozmente en busca de las ovejas descarriadas”. (Primeros Escritos Pág. 50). Seguimos nuestra labor de visitar hogares, y llegamos a la casa de una señora que, en su rostro, evidenciaba tristeza y preocupación. Incluso, parecía que estuviera enferma. Oramos con ella y el hermano anciano, Arturo Godoy, me dijo si era posible ungirla. Con el consentimiento de la señora, cuyo nombre era Tatiana Estamovich, comenzamos la ceremonia. Posteriormente, empezamos a conversar, y la mujer contó que sus hijos estudiaban en el colegio adventista de Copiapó. Agregó que la familia cooperaba en algunas obras de la iglesia, incluyendo a su esposo, que era locutor de radio en la mima ciudad. Después de unos minutos, aproveché la ocasión de preguntarle si era posible entregarle el mensaje del plan de Salvación, lo que ella aceptó con mucho agrado. Le leímos muchos pasajes de la santa escritura y, finalmente, con los ojos llenos de lágrimas, aceptó el bautismo y su entrega absoluta a Dios. Luego, tuvimos la oportunidad de conversar con su hermano Christopher, quien era un caso muy especial, ya que sufría de una enfermedad muy grave. Él quería ser pasado por fe. Pero aquí no acabó la visita en la casa de la señora Tatiana, ya que nos pidió que volviéramos después de las 19:00 horas, para que habláramos con sus dos hijos que estaban, en esos momentos, estudiando en el colegio. Tatiana deseaba que ellos también se bautizaran junto a ella. Vinimos a la hora indicada y nos estaban esperando los jóvenes, Estefano y Franco, para escuchar el mensaje que les entregaríamos. Comenzamos la oración y luego les presenté el mensaje del plan de salvación. “Mientras el espíritu santo influye en el corazón de los niños, colaborad en su obra, enseñadles que el salvador los llama, y que nada le alegra tanto como verlos entregarse al Él en la flor y la lozanía de la edad, muchos padres no comprenden cuán responsables son de estos rasgos en sus hijos”. (Ministerio de curación Pág. 28). Estefano y Franco aceptaron el bautismo junto a su madre y su tío Christopher; fue un milagro en la casa de la hermana Tatiana. “La obra de Dios no habla de fracaso, sino de éxito y gozo en la recuperación de los perdidos. Cada alma que Cristo ha rescatado, está llamada a trabajar en su nombre para la salvación de los perdidos”. (Palabra de vida del gran Maestro Pág. 151).
El Espíritu Santo estaba dando el secreto del éxito, con este gran equipo de visitadoras en los hogares que visitábamos en Tierra Amarilla, cuya clave era mucha oración. El aporte de las hermanas, en este pequeño pueblo minero, se vio nuevamente reflejado en la ayuda que nos brindaron para identificar a aquellos enfermos que necesitaban de nuestra presencia. Visitamos a muchos enfermos y les entregamos la palabra de Dios. Por el camino me dijo la hermana Albertina: - Tengo una hermana Adventista, cuyo nombre es Olga, que está alejada de la iglesia hace muchos años. Su esposo, Gonzalo Medina, está postrado en cama desde que le detectaron cáncer. Él nunca aceptó a Jesús. Como dato me informó que este hombre había sido Regidor y Alcalde del pequeño pueblo de Tierra Amarilla. Cuando llegamos a su hogar nos recibió su hija Inés Mollina, que por muchos años estaba alejada de la Iglesia, y con mucha pena dijo: - Mi madre y mi padre están muy enfermos, pero pasen al dormitorio para que puedan hablara con ellos. Le solicité respetuosamente que me permitiera orar por ellos, y una de las acompañantes me pidió si era posible ungirlos debido al estado de salud en que se encontraban. Con mucho cariño nos dio la autorización y comenzamos. Les leí muchos pasajes de la Santa Escritura. “Amados, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 2). “He aqui que yo les traeré sanidad y medicina, y los curaré, y le revelaré abundancia de paz y verdad” (Jeremías 33:6). “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los Ancianos de la Iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará, y se hubiere cometido pecados, le serán perdonados”. (Santiago 5:14,15). “Cuando falta la fuerza humana, el hombre siente necesidad de la ayuda divina, y nunca se aparta nuestro Dios misericordioso del alma que con sinceridad le pide auxilio. El es nuestro refugio en la enfermedad y en la salud” (Ministerio de Curación pag. 171). Una vez terminado con los pensamientos de salud le dije a Don Gonzalo, a su esposa Olga y a su hija Inés, si era posible que me dieran un par de minutos para dejarles un mensaje muy directo del Plan de Salvación. Ellos dijeron con mucha amabilidad que sí, y especialmente a su esposa Olga le dije:
-Mi apreciada hermana, usted fue Adventista... nunca es tarde para reconocer un pacto con Dios. El tiempo se está agotando en esta tierra y tengo entendido por mis hermanas que están presentes, que usted fue una fiel y pionera hermana de la Iglesia Tierra Amarilla.¿Qué la detiene a usted a volver nuevamente a ser una fiel miembro de Iglesia. “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (Hebreos 3:15). “Ahora, pues ¿porqué te detienes? Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre” (Hechos 22:6). Cuando oyó este mensaje dijo: - Acepto renovar mi pacto por medio del Bautismo. Necesitaba volver a Él y ustedes me ayudaron a darme cuenta. Luego le pregunté lo mismo a su esposo Gonzalo, insistiendo e que el Señor también lo estaba llamando a él. El hombre, algo confundido, me preguntó si el Señor aceptaba a los pecadores. Le contesté que sí, que el Señor justamente vino a buscar a los pecadores para redimirlos. Luego le leí: “Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Prov. 23:26). Cuando Gonzalo oyó este llamado directo dijo: -Nunca es tarde para entregarle el corazón a Jesús, lo haré junto a mi viejita. Fue un momento de alegría y de lágrimas, donde el ex alcalde y regidor de Tierra Amarilla Gonzalo Cleofe Molina, tomó la mejor decisión de su vida: la de entregar al corazón a Jesús, junto a su esposa Olga Vicencio. Su hija aceptó bautizarse, pero un poquito más adelante. “Un alma ganada para Cristo reflejará en rededor suyo la luz del cielo, que penetrando las tinieblas morales, salvará a otras almas. Si Cristo dejó las 99 para buscar y salvar a la oveja perdida, ¿podemos quedar justificados haciendo menos? No es la omisión de trabajar como Cristo trabajo, de sacrificarse como el se sacrificó, una traición hecha a los cometidos sagrados, un ¿insulto a Dios?” (Joyas de los Testimonios tomo II página 375). Las hermanas Olivia, Albertina y Sofía, me dijeron: - Hermano Tapia, deseamos que visitemos al esposo de una hermana que es muy duro de corazón y muy bueno para los garabatos. Hace muchos años que es minero. A lo mejor el caballero lo va a tratar muy mal, pero debe ayudarlo a encontrarse con el Señor.
Le propuse a las hermanas que oráramos antes de golpear la puerta y les dije: -Para Dios no hay corazones duros. Cuando golpeamos la puerta, salió a recibirnos el dueño de casa don Eduardo Ponce Julio, quien nos preguntó qué queríamos. Con mucho cariño y respeto le expliqué: -Mi estimado amigo, el Señor me mandó a hablar personalmente con usted, y le tengo buenas noticias. Yo también trabajé en las minas cuando niño ya que mis padres y abuelos fueron mineros, y también tengo mucho cariño por toda la gente que trabaja en las minas. Vengo de muy lejos, desde Quillota, a verlo especialmente a usted. Muy cortésmente me invitó a pasar a su casa. Una vez que estuvimos adentro, pedí permiso para orar por él y su familia. Luego que entramos en confianza con él, tuvimos muchas conversaciones de diferentes temas y lo observé que se veía muy contento. Alentado esta actitud, le pregunté: - Mi estimado amigo Eduardo, ¿me permite usted que le deje un mensaje directo, franco en su corazón? Me contestó que con mucho gusto aceptaría el mensaje directo que le entregaría. Entonces le dije: - El tiempo del fin se esta acercando muy rápidamente y el Señor vino a buscar pecadores. Luego le leí: “Por tanto id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19) “El que creyere y fuere bautizado será salvo, más el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). Luego de las lecturas, le pregunté: -Amigo Eduardo, usted ¿quiere perderse o salvarse? Él contestó que se quería salvar. Ante esto le expliqué: -Con toda confianza, estimado amigo, Dios lo quiere así como está, el Señor le va a ayudar para hacer los cambios en su corazón.
Luego Eduardo me preguntó si el Señor lo aceptaría siendo un hombre rudo. Le aclaré que estuviera tranquilo porque el cambio lo efectuará el Señor. Con esto aceptó bautizarse de todo corazón el sábado siguiente. Por esto, lo invité esa misma noche a las conferencias, donde yo estaría presente. Durante la conferencia, tuve el privilegio de predicar y ver a Don Eduardo, junto a su esposa, escuchando el mensaje de salvación. Doy gracias a nuestro Padre Celestial, de haberme puesto a trabajar en el mineral de Tierra Amarilla, junto a estas fieles hermanas Olivia, Albertina, y Sofía. “Enseñemos a nuestras hermanas que su pregunta debe ser cada día: ¿Señor, que quieres que yo haga? Cada vaso consagrado recibirá cada día el aceite santo para que fluya a otros vasos” (Testimonios Selectos Tomo IV página 299). Finalmente se bautizaron once almas en Tierra Amarilla, y el total de almas en el distrito fue de 55. Tierra Amarilla se destacó por lograr el bautismo de muchas personas humildes, a pesa de la lejanía del sector y su difícil acceso.
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EL PEDIDO A DIOS FUE CONCEDIDO XV El hecho de participar en varias campañas evangelisticas como instructor bíblico con el evangelista de la asociación metropolitana, el pastor Bernardo Rodríguez, me llevó a hacerme conocido en muchas iglesias de los distritos en Santiago. Esto fue una bendición, porque mucha gente que yo no conocía se me acercaba para felicitarme por el trabajo que realizaba. Siempre sentí el respeto y el amor que estos hermanos demostraban. En cierta oportunidad, estaba trabajando en el distrito La Paz, y tuve la oportunidad de predicar en la iglesia Bethel. Posteriormente, recibiría muchas invitaciones más para predicar ahí. Una de ellas, fue la que recibí del yerno de la hermana Silvia Jaramillo, el hermano anciano de la iglesia Elías Leiva. Guardo hermosos recuerdos de esta hermana, ya que siempre que me tocaba trabajar en la iglesia de Bethel, ella me invitaba a su hogar a almorzar. Con ella y con su familia, hicimos una hermosa amistad. Elías, en su llamado, me solicitaba que fuera a su iglesia a entregar la experiencia personal que tuve durante muchos años, cuando recorría hospitales y casas particulares, visitando a enfermos. Gracias a Dios, ya había tenido esta vivencia, por lo que sería agradable transmitirla a otros hermanos. “El salvador quiere que alentemos a los enfermos, a los desesperados y a los afligidos para que confíen firmemente en su fuerza. Mediante la oración y la fe la estancia del enfermo puede convertirse en un betel” (Ministerio de Educación Pág. 172). El ministerio del señor Jesús fue el primero en fijar sus ojos en los enfermos: “Y recorrió Jesús toda galilea de ellos, predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo”. (Mato 4:23). Siempre está en mi corazón el deseo y las ganas de llegar a todo aquel que requiera de mi presencia, especialmente de quienes padecen enfermedades físicas o espirituales. Las oraciones especiales para el restablecimiento de los enfermos es muy eficaz en el momento oportuno. Como dice el apóstol Pablo: “Por nada estéis afanado, si no sea conocida vuestras peticiones delante de dios en toda oración y ruego, con acción de gracia”. (Filipenses 4:6). La hermana Silvia Jaramillo me había contado el caso de su hija que estaba pasando por un momento de aflicción, mucha pena y dolor, y me había pedido que orara mucho por ella. Ante esto, le respondí: - Sólo dios conoce el corazón de su hija, Silvita, pero yo voy a orar mucho por ella. Hay que dejar que se haga la voluntad de Dios, ya que Él conoce todo
secreto del alma y del corazón que clama y vive. Cristo dijo: “Si algo pidierais en mi nombre, yo lo haré”. (Juan 14:14). Muy pronto, cuando faltaba una semana para ir a Santiago a predicar a la iglesia de Bethel, empezó mi preparación personal con el Señor, para que pusiera en mi corazón las palabras puntuales del mensaje que presentaría en su nombre. “He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia” . (Salmos 33:18). Por tanto, nuestras oraciones deben incluir este pensamiento: “Señor, tú conoces todo secreto del alma. Conoces también a estas personas. Su abogado, el señor Jesús, dio su vida por ellas. Su amor hacia ellas es mayor de lo que puede ser el nuestro. Por consiguiente, si esto puede redundar en beneficio de tu gloria y de estos pacientes, te pedimos, en el nombre de Jesús, que les devuelvas la salud. Si no es tu voluntad que así sea, te pedimos que tu gracia los consuele, y que tu presencia los sostenga en sus padecimientos”. (Consejos para la iglesia Pág. 554,555). Cuando llegó el Sábado, inicié mi mensaje con la siguiente cita: “Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos”. (Lucas 9:1,2) La iglesia estaba repleta de todos los miembros de esta iglesia, incluyendo a muchas visitas, que escuchaban atentos el mensaje que les estaba entregando. Continué la lectura con otros pasajes de la santa escritura, y les conté varios testimonios vivientes donde Jesús había visitado a personas en el lecho del dolor. En la mitad del mensaje, hice un llamado directo: - Si hay alguna persona enferma, con cualquier problema de salud, familiar, de trabajo, o que tenga problemas con sus hijos, o si hay diferencias entre los miembros de la iglesia, póngase de pie para orar por ustedes. La primera que se levantó, fue una hermana muy ancianita que, con un tono suave y decidido, dijo: - Aquí existen muchos problemas entre los hermanos. Pido por todos ellos. También pido por la iglesia, para que más personas se unan a ella y formemos el verdadero reino de Cristo. Lentamente, se fueron levantando de a una las personas que estaban, en este día santo de reposo, en la iglesia, y comenzaron a pedirle a Dios por diferentes causas. Algunas personas se llenaron de pena y angustia y comenzaron a llorar. El ambiente se llenó de tristeza y congoja. De pronto, una dama se dirigió hacia la plataforma y me entregó un papel escrito. Luego, llorando y mirándome a los ojos, dijo:
-
Ruego ser ungida. Mi problema es demasiado grande y necesito la ayuda de mi Señor.
Me acerqué al primer anciano, y le entregué el pedido de esta hermana, ya que ellos tenían la responsabilidad de ungirla. El hermano, en un acto de generosidad, me dijo que me daba el privilegio y la autorización para que realizara yo la ceremonia. “Antes de poder sanar la enfermedad física, Cristo tenía que infundir alivio al espíritu y limpiar el alma del pecado”. (Ministerio de curación Pág.52). Enseguida, la hermana que pidió ser ungida salió adelante y toda la congregación oró por ella y solicitó ser ungida. Nuestros ancianos también lo hicieron. El espíritu Santo tocó el corazón de toda la congregación, ya que su presencia siempre está cerca de cada uno de nosotros. Jesús hizo un milagro mayor que curar una enfermedad física. Hizo que toda la concurrencia, en un acto de arrepentimiento y de auxilio, llorara y rogara a Dios por ellos y sus vidas. La hermana Silvia Jaramillo, cuando terminó el mensaje de despedida de las iglesias, se acercó y con mucho cariño, me invitó a almorzar a su casa con toda su familia. Mientras la dueña de casa preparaba la mesa para el almuerzo, se acercó a mí su hija mayor Silvia Leyton, la que más lloraba en la iglesia cuando la ungí y empezó a contarme la siguiente historia: Quiero contarles cómo entender la voluntad de Dios, y que todo tiene su tiempo. Cuando me casé, el señor me bendijo con un buen hombre, con el cual, mi mayor anhelo era tener hijos. Tuvimos el primero, llamado Gonzalo. Cuando lo vi por primera vez, y lo tuve entre mis brazos, lloré de emoción y alegría. Para toda madre, es el momento más hermoso. Mi esposo y yo estábamos muy contentos, ya que comenzábamos a formar nuestra familia. Pasaron los años, y sentí el deseo de ser madre otra vez. Y decidimos tener otro hijo. Al tiempo, me comencé a sentir mal. Estaba demacrada, con vómitos y nauseas. Pensé de inmediato que estaba embarazada. Pero pasaba el tiempo y me sentía cada vez peor. Luego comencé a sentir unas fuertes puntadas en el costado de mi vientre. Con este síntoma, comencé a dudar que pudiera ser un embarazo y creí que podía ser mi colón, ya que sufro de eso. Me ponía guateros y no se me quitaban los dolores. Un día comencé a sentir dolores inaguantables. Mi esposo le pidió a un vecino que nos llevara a la posta en el auto. Al llegar allá, se me quitaron las fuertes puntadas y nos tuvimos que devolver. Pasaron los días y comenzaron los mismos síntomas, pero ahora, no terminaban. Decidí que al otro día, después de ir a dejar a Gonzalo al colegio, iría al doctor. Mi madre me acompañaría, pero nos juntaríamos en la misma consulta. Y así lo hice. Durante el camino iba con ganas de vomitar, con nauseas, y sentía que me desmayaría. Al llegar, la doctora me pidió las ecografías y exámenes de sangre que me habían realizado. Al ver todos los resultados, me preguntó si andaba sola. Le dije
que mi madre venía en camino. Entonces, me explicó que debía operarme de urgencia. Tenía un embarazo de dos meses y medio, y el embrión se había alojado en una trompa y se había podrido. Los dolores que sentía, eran porque la trompa pronto reventaría y la sangre se me estaba envenenando. Al escuchar esto me puse a llorar. En ese mismo momento llegó mi mamá y la doctora le explicó mi diagnóstico. Enseguida, le pidió que me llevara de prisa al hospital con una ínter consulta de grado “URGENTE”. Mientras íbamos en camino al hospital, apenas podía caminar. Me sentía realmente mal. Me vinieron los vómitos en plena calle, y unas señoras de unos negocios le dijeron a mi mamá que ellas me cuidaban para que fuera a buscar una silla de ruedas al hospital. Mi madre estaba muy angustiada. Me ingresaron al hospital, me examinaron y me inyectaron. Al momento llegó corriendo mi esposo. Estaba muy nervioso y angustiado. Entre tanto, las enfermeras me calmaban ya que los dolores que tenía, eran como contracciones. Me sentía fracasada, triste y culpable; había perdido a mi bebé. Ellas me decían que no tuviera pena, que después de un tiempo podría tener más hijos. Luego me fui a pabellón, mi madre y mi esposo me dieron un beso y me llevaron a operaciones. Me pusieron la mascarilla y comencé a quedarme dormida. Cuando desperté, ya estaba en la sala de recuperaciones. Me sentía débil y no podía moverme porque me había dado anemia. Me sacaron dos litros de sangre y me extirparon una trompa, que ya se había podrido. Producto de esto, me estaba envenenando. Gracias a Dios, llegué a tiempo, de lo contrario, me habrían tenido que realizar una transfusión de sangre. Pasó algún tiempo y me empecé a deprimir. Pasaban los años y no quedaba embarazada, pues era mi anhelo tener otro bebe. Andaba muy sensible. No quería ver a ninguna mujer embarazada, porque tenía rabia y no comprendía lo que me estaba pasando. Un día, vino a predicar a la iglesia un hermano muy consagrado al señor y muy querido por nuestra familia, el hermano Armando Tapia. Ese día, él ungió a los hermanos enfermos y yo pasé adelante y oré. Cuando el hermano me ungió, sentí una esperanza; mi única meta era quedar embarazada ya que para mí no existía otra cosa que ese anhelo. Nuevamente pasó el tiempo y sentí algo en mí, como un presentimiento. Sentí que estaba embarazada pero no le quería contar a nadie para no ilusionarlos o defraudarlos si otra vez tenía una pérdida. Pero la alegría me embargó y le comenté a mi esposo: -
Elías, “parece” que estoy embarazada.
Al otro día hicimos un test de embarazo. Seguimos todas las instrucciones y mientras esperábamos el resultado nos pusimos muy nerviosos. Al tener un rayita no era embarazo y al tener dos rayitas era embarazo. Primero, salió una rayita y nos miramos nerviosamente. A los segundos después, salió tímidamente la segunda rayita. Nuevamente nos miramos, y sin decir una palabra, nos abrazamos. Mi esposo estaba alegre pero sentía una fuerte preocupación. Durante el día no dejábamos de pensar en el bebé, y para estar seguros, Elías llamó a la
farmacia y contó el resultado. Le confirmaron el embarazo, seríamos padres nuevamente. Comencé hacerme algunos exámenes para confirmar mi estado, y todo apuntaba a que, por segunda vez, sería madre. La alegría me embargaba; me sentía plenamente dichosa. En la noche le contamos a nuestro hijo Gonzalo, a la abuelita de Elías y a la familia. Todos se alegraron mucho y lloraban felicidad. Los tres primeros meses me cuidé en extremo para que todo saliera bien. Hasta que llegó el 23 de Diciembre, el día esperado. Mi esposo entró al parto, al igual que al de Gonzalito, y nació Luquitas. Todo salió bien, pero Lucas venía con algunas complicaciones. Él dejaba de respirar y se empezaba a poner morado, así que lo hospitalizaron de urgencia en neonatología. Se le realizaron exámenes y radiografías, y se pidió la oración en la iglesia. Al otro día salió de urgencia y llegó a mis brazos. Él ahora está sanito, pero comprendí que tuve que vivir esta gran prueba para entender que la voluntad de Dios es cuando Él quiere, y que todo tiene su tiempo. Mis hijos crecen sanitos y en el temor del señor porque desde el vientre se los entregué a Dios. Doy gracias a mi Dios, que me dio el privilegio de presentar ante su presencia el fruto de un milagro divino su nombre es Lucas Diego Leiva Leyton , nacido el 23 de diciembre del 2004.
EL UNGIMIENTO Y LAS ORACIONES HICIERON EL MILAGRO XVI El pastor del departamento ministerio personal, Edwin Gómez, me llamó de la asociación Metropolitana de Chile para trabajar en su campaña en el distrito de Renca. Trabajaría junto al pastor del distrito José Almonte, con quien quedamos de acuerdo de juntarnos en la asociación, a las once de la mañana del día viernes dos de Abril del 2004, para dirigirnos al distrito de Renca. Durante el trayecto, me dijo el pastor: - Hermano Tapia, la hermana Verónica Gonzáles de la iglesia Renca Norte de mi distrito, ha pedido expresamente que usted se hospede en su hogar hasta que termine la campaña. Ésta comienza mañana sábado 3 de Abril hasta el 17 del mismo mes y terminaremos con un gran bautismo. Entonces, nos dirigimos a la casa de la hermana Verónica. Al llegar, nos saludamos cordialmente, y el pastor me la presentó como una gran misionera y fiel miembro de la iglesia. El Pastor José Almonte antes de retirarse, pero antes me encargó que predicara y entregara el mensaje de salvación en la iglesia de Renca Norte. Junto con esto, me informó que todos los días me vendría a buscar para visitar a los interesados y alumnos de la Biblia para tomar decisiones. El objetivo era realizar un gran bautismo en la iglesia Central de Renca el sábado 17 a las 18:00 horas. Cuando el pastor se fue, la hermana Verónica me dijo: - Mi esposo y yo le ofrecemos cariñosamente nuestro hogar para que se hospede estas semanas que va a estar en nuestra comuna. Queremos que se sienta lo más a gusto posible. Posteriormente, me propuso que fuéramos a la habitación donde yo dormiría para dejar mi equipaje. Una vez solo en el dormitorio, comencé a observar detenidamente la habitación. Había una bata de levantarse de mi talla, una lámpara de velador, una palmatoria con una vela de color sin usar, sábanas perfectamente blancas y un cubrecama, todo nuevo y preparado para mí. El piso de la pieza era brillante y la pieza, en general, hermosa. En ese momento, algo estremeció mi alma, ya que me di cuenta que todo estaba arreglado con mucho amor y delicadeza. Realmente, fue un hermoso regalo de acogida de parte de la hermana Verónica y su esposo. Mientras estaba meditando en el dormitorio, pasó por mi mente el caso de Eliseo y la Sunamita. “Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño
aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniera a nosotros, se quede en él. Y aconteció que un día vino el por allí, y se quedo en aquel aposento, y allí durmió”. (2 Reyes 4:9-11). Luego llegó la hora de la cena y la hermana Verónica me llamó para que fuera a comer. Nos sentamos a la mesa los tres, y comenzó a contarme sobre su vida. - Llevamos siete años casados con Juanito y como es natural en toda pareja, existe el anhelo de tener hijos. Pero para nosotros es distinto. Llevamos Siete años de matrimonio y no podemos concebir, pero lo curioso es que en estos días leyendo mi Biblia, me he dado cuenta que estamos viviendo lo mismo que Sunamita y su esposo, es como si la historia se volviera a repetir. Me llamó mucho la atención ese comentario, tanto como el que hizo a continuación. - Usted nos alegró mucho con su llegada a nuestra casa. En agradecimiento, le conté muchos milagros y testimonios que yo había vivido en mi vida de cristiano y animé al matrimonio a esperar y a tener fe en el señor, que a su tiempo le enviaría hijos. Finalmente, oramos mucho. Al concluir, inesperadamente la hermana Verónica dijo: - Quiero que usted me unja, porque yo estoy segura de que Dios lo envió a mi hogar para ayudarnos. Deseo que usted pida por mí a Dios, para poder ser madre. “Esto se repitió año tras año hasta que Ana ya no lo pudo soportar. Siéndole imposible ocultar su dolor, rompió a llorar desesperadamente y se retiró de la fiesta. En vano trató su marido de consolarla diciéndole: Ana, ¿por qué lloras, no te soy yo mejor que 10 hijos? Ana no emitió reproche alguno. Confió en Dios la carga que ella no podía compartir con ningún amigo terrenal...” Le ungí conforme a su pedido y fue así como en septiembre, ella quedó embarazada. Lamentablemente perdió a su bebe por una aflicción muy grande. Pero Dios respondía a su oración: “Y todo lo que pidiereis en oración creyendo, lo recibiréis”. (San Mateo 21:22). Después de cuatro meses de sucedido esto, fui a visitarlos. Llegué temprano a su casa y la hermana Verónica, apenas me vio, comenzó a relatarme lo triste que estaba. Al poco rato, llegó su marido y hablamos los tres abiertamente. Después de mucho hablar, Juanito me solicitó que los ungiera a ambos. La ceremonia fue realizada y les aconsejé y les hablé de las maravillas y milagros que realizaba el señor. Me fui fortalecido de ver tanta fe en aquel lugar. El señor respondió a nuestra oración y se acordó de ellos. Durante los cinco meses que estuve alejado
de ellos, oré para que el señor los bendijera. Verónica concibió el mismo mes que fue ungida, después de 7 años sin poder tener hijos. Volví del norte sin saber la gran noticia. ¡Cuán grande fue mi sorpresa!, que al visitarles el día jueves 26 de diciembre, me enteré que al día siguiente la hermana Verónica daría a luz. Ella, en agradecimiento a Dios por este gran milagro, llamó Samuel a su hijo y señaló que lo criaría para el señor. “Hizo un solemne voto a saber si le concedía lo que pedía, dedicaría su hijo a Dios desde su nacimiento. Ana se había acercado a la entrada del tabernáculo y en la angustia de su corazón, oró a Jehová y lloró abundantemente. Pero hablaba con el Señor en silencio, sin emitir sonido alguno”. (Patriarcas y profetas Pág. 615). “Y ella dijo: ¡OH, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí, junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo pues, lo dedico también a Jehová. Todos los días que vivo cerca de Jehová”. (1 Samuel 1:26-28). Deseo glorificar a Dios porque Él contestó los nueve meses de oración que realizamos para implorar su bendición. El gozo de ser madre se reveló en esta sierva de Dios; le fue dado el privilegio de criar un hijo en el señor. Siento una gran dicha por este matrimonio que sólo deseaba tener un hijo y le fue dado. El corazón que calma y vive para Dios le tributa sus deseos. La felicidad de Verónica dependía de poder compartir, ya no su amor sólo con su esposo, sino también, con el pequeño fruto de su amor. “¡Cuán grande fue la recompensa de Ana! Y cuanto alienta a ser fiel el ejemplo de ella. ¡A toda madre se le confía oportunidades de valor inestimable e intereses infinitamente valiosos. El humilde conjunto de deberes que las mujeres eran llegadas a considerar como una tarea tediosa, debiera ser mirado como una obra noble y grandiosa. La madre tiene el privilegio de beneficiar el mundo por su influencia. Y al hacerlo impartiera gozo a su propio corazón”. (Patriarcas y profetas Pág. 618).
EL MISTERIO DE LA MUJER Ganando almas para Cristo XVII Fui invitado a Santiago a la iglesia del colegio norte, con el propósito de predicar el sábado 4 de marzo un sermón misionero, animar a los hermanos en el trabajo misionero y explicar el arte de tomar decisiones. Fue un sábado maravilloso junto a nuestro capellán, el pastor Luis Lillo y toda la congregación y visitas que estaban presentes en ese día santo. Cuando terminó el sermón, la directora del ministerio de la mujer, hermana Wilda Urra, me preguntó si era posible que volviera a Santiago por que su iglesia tendría media semana de oración desde el 08 al 11 de marzo y terminaría en una santa Cena. Mi misión era visitar hermanos alejados de la iglesia, estudiantes de la Biblia, enfermos y tomar decisiones para el bautismo. También invitó como oradora a la joven Diana Tapia, de la iglesia Cruz del Sur de La Calera. Mi misión era: “Y les dijo: ID por todo el mundo y predicar el evangelio a toda criatura”. (Marcos 16:15). La iglesia me asignó como acompañante misionero a la hermana Carmen Marambio, ya que ella conocía a todas las personas que vivían en las diferentes poblaciones del sector del colegio adventista (El Cortijo). Cuando fuimos a visitar la población, en uno de los pasajes, había una señora en la puerta de su casa. La hermana Carmen me contó que esa señora y su hija eran pentecostales y estaban indignadas por que su hijito de diez años, se había bautizado en el colegio Adventista. Cuando la señora nos vio, entró en su casa para evitarnos. Después de visitar a otras personas volvimos a transitar por ese lugar y le propuse a la hermana que pasáramos a ver a la señora, pero dijo que no. Le insistí y logré convencerla; entonces fuimos. Llamé varias veces a la puerta, hasta que finalmente nos abrió. La saludamos y nos preguntó de qué iglesia éramos. Le contesté que pertenecíamos a la iglesia adventista del Séptimo Día. La señora dijo: - Estoy muy enojada con la iglesia de ustedes por que bautizaron a mi hijo Paolo, sin mi consentimiento. A esto, contesté: - Mi preciada hermanita, su hijito está en el camino correcto. Usted debería seguir su ejemplo y es por esto que venimos a visitarla. La mujer nos hizo pasar al living y nos presentó a su madre Erica, que también es pentecostal.
Antes de comenzar a orar, les pregunté si tenían algún pedido especial por alguien. La Hermana Erika pidió que oráramos por su hijo que había abandonado su iglesia tomando como vicio, el alcohol. Entonces, teníamos dos motivos para orar: por este joven, y para que dios preparara el corazón de ambas señoras. Posteriormente, le pregunté a la señora Erica, cuántos años lleva como pentecostal. Ella contestó que sólo dos meses. También quería saber si ellas sabía de la Biblia y contestaron que muy poco. Para terminar, les hice una pregunta muy directa: - Hermanas mías, ¿cuál es el día del señor según ustedes? Paolo, unos segundos antes había entrado a la casa y escuchaba la conversación. Cuando oyó la pregunta que hice, dijo: -El día del señor es el sábado. Les confirmé esta información a ambas señoras, pero ellas estaban convencidas que era el domingo. Para verificarles la información, les leí del libro éxodo 20:8-11: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra. Mas el séptimo día es reposo, para Jehová tu dios; no hagas en obra alguna, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Por que en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay y reposo en el séptimo día, por lo tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”. Doy gracias a dios por que utilizó al niño para recordarles que el día del señor es el sábado Fuimos a la escritura nuevamente: “Vino a Nazaret, donde se había criado, y de día entró a la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó al leer descendiendo Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea, y le enseñaba en los días de reposo con palabras de cariño” (Lucas 4:16,31). Con estas lecturas y en nombre de Jesús, me acerqué a Erika y a Juanita, para explicarles la importancia de obedecer a dios y a sus mandamientos, tal como nos dejó escrito en San Juan 14:15: “Si me amáis guarda mis mandamientos.” Luego les pregunté: - Ustedes, ¿aman a Jesús? Con certeza me respondieron que sí. Como apoyo, les dije:
-Vamos a la Biblia que nos dice: “Respondiendo Pedro y los apóstoles dijeron: es necesario obedecer a dios antes que a los hombres”. (Hechos 5:29). La hermana Erika me contó que había sido bautizada al igual que Juanita, pero que creía que no le habían enseñado toda la verdad a cerca de Dios. Les expliqué que había pertenecido al ministerio evangélico cristiano, donde aprendí mucho sobre Jesús. Por esto, podía ayudarlas y enseñarles la verdad, sobre la Biblia y sus mandamientos, que a ellas les habían ocultado. Les recalqué que Dios las ama tal y como son, con defectos y virtudes. Mi acompañante misionera, me ayudaba orando incesantemente para poder entregar el mensaje a las hermanas pentecostales y para que Dios obrara en ellas. Y les pregunté al instante: - ¿A dónde quieren pertenecer, a la verdad o a la mentira? Continué: -Creo que esto es muy importante para que entiendan la verdad de Dios. Les leeré el siguiente texto de la escritura: “Santificados en tu verdad; tu palabra es verdad” (San Juan 17:17) y … ¿Qué las detiene? Mientras la misionera seguía orando, yo continuaba leyéndoles textos bíblicos para aclararles las dudas. “Entregadle el corazón a Dios”. (Hechos 22:16). “Ahora pues, por qué te detenéis: levántate y bautízate, lava tus pecados invocando mi nombre”. (Hebreos 3:15) “Entre tanto que se dice: si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazones, como en la provocación”. “Pedid la bendición del señor, sobre la simiente sembrada y la conversión del espíritu de Dios se posición ha aún de los pequeños por medio de los hijos serán alcanzados muchos padres”. (Manuscrito 52, 1900). Nuevamente los textos les hicieron recordar las palabras de su nieto Paolo, ya que él les había entregado la verdad sobre el sábado y había elegido el camino correcto. Les dije: -Les leeré el último texto bíblico y ustedes tomarán la decisión. La pregunta se las hace el señor. “Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos”. (Proverbios 23:26). Después de un breve silencio, continué:
-Es el momento de hacerles una pregunta de corazón. Les pediré que me respondan con la Biblia en las manos… ¿Usted le entregaría el corazón a Jesús como sello del pacto de amor con él por medio del bautismo y respetando sus mandamientos? La mujer, reflejando una luz de esperanza en su rostro, respondió: - Sí, le entrego el corazón a mi Dios, y quiero estar en la iglesia a la que pertenece mi nieto. La misma pregunta se la hice a la mamá de Paolo, quien aceptó muy dichosa entregar su corazón sincero a Jesús. Seguimos visitando con la hermana Carmen y se agregó a nuestro trabajo, el anciano de la iglesia Emilio Rapiman. Junto a él, y gracias a tener su vehículo disponible, recorrimos muchas poblaciones y se nos hizo más fácil llegar a los distintos hogares. Fue una gran bendición salir a realizar la obra misionera con este matrimonio. También, tuvimos la oportunidad de participar en las conferencias que se organizaron para la semana en la iglesia, y fuimos testigos de escuchar la voz de una joven que, reflejando paz y armonía en su rostro, entregó un mensaje hermosísimo a todos los presentes en la ceremonia. La muchacha, llamada Diana, con ese gran amor a Dios, llevó dos almas para Dios. “Entre las nobles mujeres que tuvieron el valor moral de decidirse a favor de la verdad, para este tiempo, se encuentran muchas que tienen tacto, perfección y habilidad, y que pueden llegar hacer obreras de éxito. Se necesita las labores de tales mujeres cristianas”. (Review and Herald, 10 diciembre, 1914). Después de esta hermosa enseñanza, retomamos nuestras labores, y la hermana Carmen me informó que saldríamos al día siguiente, a las 9:30 hrs. Visitaríamos a los estudiantes e interesados de las escrituras y aquellos que necesiten saber más de Jesús por medio del plan de salvación. Comenzamos las visitas y llegamos a una casa que ya había sido visitada por el hermano Emilio. La reacción de la gente al vernos llegar fue negativa y desagradable. Nos insultaron y no quisieron recibirnos, gritando impertinencias desde adentro hacia donde estábamos. No nos quería escuchar, y nos decían que los dejáramos dormir tranquilos. Ante esto, miré a la hermana Carmen y le dije: - Si éstos nos rechazaron, Dios nos bendecirá en el camino con otra persona mejor y que tiene ansias de escuchar y aprender de Dios. “Así, los primeros serán postreros y los postreros, primeros; por que muchos son llamados, más poco escogidos”. (Mateo 20:16). En ese momento divisamos a un ancianito en silla de ruedas que se veía angustiado y triste. Nos acercamos a él y le preguntamos:
- ¿Hacia dónde va usted? Él respondió: - Salgo todos los días a dar vueltas, porque vivo solo en una pieza. No me gusta estar mucho en ella porque vivo en pésimas condiciones. No tengo cama ni loza y duermo en un colchón que tiro al suelo. A pesar que recibo una pensión, no me alcanza para comprarme las cosas que necesito. La verdad señores, es que vivo en una gran soledad y en gran abandono. Luego, tomé la palabra y me referí al abuelito: - Usted no esta solo; están con usted los Ángeles y Dios. Confíe en ellos y sentirá su apoyo y abrigo. A lo mejor sería bueno que comenzáramos por orar... señor, ¿quiere orar conmigo? Entonces oramos, y posteriormente le leí un texto bíblico. Comencé a hablarle sobre la esperanza y la salvación y el hombre escuchó con mucha atención e interés la palabra de Dios. El rostro de este abuelito, reflejaba algo muy especial, algo que irradiaba paz. “Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis”. (San Marcos 14:7). “La religión pura y sin mancha delante de Dios el padre es ésta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guárdese sin mancha del mundo”. (Santiago 1:27). “Hecho ya todo lo que puede hacerse para ayudar al pobre a satisfacer sus necesidades, quedan aún las viudas y los huérfanos, los ancianos, los desvalidos y los enfermos, quienes requieren también simpatía y cuidado. No hay que desalentarlos jamás. Dios los encomienda a la misericordia, el amor y al tierno cuidado de todos los que él ha establecido por sus mayordomos”. (Ministerio de Curación Pág. 153). Al abuelito le hablé del amor de Jesús, que era lo que él estaba necesitando. Su soledad ya la había asumido y la posibilidad de recibir compañía y consuelo lo alegró bastante. Gozoso escuchó y recibió el pan del cielo para satisfacer las necesidades del alma. Le dije que Jesús lo ama mucho y que sólo le pide una cosa. Neftalí Segundo Olivares, luego supe que se llamaba así, me respondió que no tenía nada para darle porque era muy pobre. “Dame, hijo mío, tu corazón y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbios 23:26). - Jesús le pide su corazón sincero, su voluntad, que lo ame, crea en Él y que lo siga – le dije. El abuelito Neftalí respondió con alegría:
- Le entrego mi corazón a Jesús. Es lo único bueno y verdadero que tengo ahora. Entonces, el anciano ya estaba decidido por Dios y por el bautismo. Se le dijo que el próximo sábado 11 de marzo, a las 17:00 horas, se realizaría su ceremonia para bautizarse. El ancianito comentó que estaba preocupado, ya que no sabía cómo iba a llegar a la iglesia. La hermana Carmen, que escuchó a Neftalí, se ofreció amablemente encargarse del ancianito junto a su esposo Emilio. Ese mismo día de visitas misioneras, se tomaron tres decisiones más para el bautismo. Estábamos contentos porque sentíamos a Dios en cada una de nuestras visitas. Luego, nos dirigimos a la iglesia a la conferencia donde gozamos nuevamente con el mensaje de Diana Tapia Urra. Con sus palabras, llenas de sabiduría, hizo un llamado ferviente tierno de amor, que llegó en lo más profundo del corazón de todos los presentes, especialmente en el de dos señoritas que se levantaron para ser bautizadas. Todos los que presenciamos el mensaje salimos satisfechos y emocionados por el poder del espíritu de Dios. Esta campaña del ministerio de la mujer estaba dando sus frutos en esta media semana de oración. “Estos días de preparación fueron días de profundo escudriñamiento del corazón. Los discípulos sentían su necesidad espiritual, y clamaban al señor por la santa unción que los había de hacer idóneos para la obra de salvar almas. No pedían una bendición simplemente para así. Estaban abrumados por la preocupación de salvar almas”. (Hechos de los apóstoles Pág. 30). Antes del bautismo, el día sábado de mañana, Diana tuvo una meditación muy hermosa con la cual los hermanos se sintieron entusiastas y llenos del espíritu de Dios. El sábado de tarde a las 17:00 horas fue bautizado, por el pastor Abraham Muñoz del distrito de Colina, el ancianito Neftalí Segundo Olivares junto a la joven Catherine, quien se bautizó por el llamado de la joven Diana. La otra joven postergó su ceremonia para un par de semanas más. Más tarde, le realizamos una visita a las hermanas pentecostales: la hermana Wilda y la hermana Carmen, con el capellán. Al vernos, nos recibieron con mucha alegría y gran gozo. Conversamos mucho sobre nuestro Señor y oramos fervientemente. Las hermanas pidieron ser bautizadas la próxima semana, por que querían que sus familiares y amigos fuesen testigos de su alegría de entregar el alma a Cristo. El sábado siguiente fue bautizada la hermana Erica, junto a Lilian Salazar y a su hija Juana Erica Salazar, por el pastor del distrito de Quilicura, Cristian Iturriaga. Estas dos hermanas fueron bautizadas porque Dios permitió que su nieto Paolo fuera instrumento para que ellas conocieran la verdad que les faltaba conocer.
“Una necesidad directa que da suplida por la obra de las mujeres que se han entregado al señor y están tratando de ayudar a las personas menesterosas y heridas por el pecado. Se ha de realizar una obra de evangelización personal”. (Joyas de los testimonios Tomo 2 Pág. 405). ¡Dios bendiga el ministerio de la mujer!
LA COSECHA ABUNDANTE EN LOS HERALDOS XVIII Cuando trabajaba en la asociación metropolitana de Chile, como instructor bíblico, me comunicó el pastor del Ministerio Personal, Ricardo Torres que tendríamos una semana de decisiones en el Distrito Los Heraldos de Puente Alto; tendría que trabajar en las visitaciones con el joven pastor Erwin Jerez encargado del distrito. La misión era salir a visitar todas las personas que estaban estudiando cursos bíblicos y a hermanos alejados de la Iglesia, junto con tomar decisiones para bautizarlos. Esta misión debíamos realizarla entre el 9 y el 16 de abril del 2005. Por el camino, el pastor Jerez me dijo: - Hermano Tapia, el distrito no es tan grande, las iglesias son pequeñas y hay muchas poblaciones de personas de escasos recursos y mucha delincuencia. Es complicado evangelizar estos lugares donde hay drogadicción y alcoholismo, pero es nuestro deber. Siguió comentándome que en este año él había visitado numerosas personas estudiantes de la Biblia, muchos de los cuales no habían tomando la decisión de comprometerse y aceptar a nuestro Dios. Le dije: -Para Dios no hay corazones duros. Y él respondió: “Quizás haga algo Jehová con nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos” (1ª de Samuel 14:6). El pastor Jerez, me propuso que oráramos dentro del auto y yo acepté gustoso. Al instante comenzamos a orar. “Cuando por oración ferviente sean dotado por el Espíritu Santo y avancen cargados con la preocupación de la salvación de las almas, con sus corazones llenos de celos por extender los triunfos en la cruz, verán el fruto de sus labores. Rehusando resueltamente, desplegar sabiduría humana o exaltarse a si mismo, realizando una obra que soporta los asaltos de Satanás. Muchas almas se volverán de las tinieblas a la luz, y se establecerán de las tinieblas a la luz, y se establecerán muchas iglesias. Los hombres se convertirán, no ha instrumentos humanos, sino a Cristo” (Hechos de los Apóstoles, pág. 225. 1911) .
El Señor Jesús nos comenzó a bendecir en las visitaciones. El primer día en la noche, se tomaron seis decisiones para el bautismo. Se cumple la promesa del Señor Jesús que dice: “Y todo lo que pidieron en oración, creyendo lo recibiréis” (Mateo 21:22). Luego el pastor me dijo: -Tenemos que visitar las iglesias Evangelio Eterno, Monte Sión, Villa Puente Alto, Villa Chiloé y la Iglesia Central del distrito Los Heraldos. Usted hermano Tapia saldrá con el anciano de iglesia Bernabé Curín y con su esposa Olga Antillanca. Así conocí al hermano Curín y a su esposa, ambos fieles hijos de Dios quienes dedicaban gran parte de su tiempo a la predicación de la Palabra y ha compartir con otros la fe adventista. Curín me dijo: -Vamos a visitar a unos hijos de una hermana adventista de mi iglesia. Cuando llegamos, nos recibieron con mucha alegría y muy buena disposición; oramos enseguida y conversamos un rato con la familia que en su mayoría eran adventistas. Sin embargo, Casandra de 13 años, Shlomit de 21 años, y Donald de 18 años, aún no tomaban su decisión por el Señor. Ese día también estaba presente Marcos Rojas, pololo de Shlomit, quien era un joven católico que conocía el mensaje adventista por su polola. La reunión fue amena y a todos le presentamos un mensaje franco y directo del plan de salvación: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo, más el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:16). “Ahora, pues, por qué te detienes. Levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre” (Hechos 22:16). Le pregunté a ellos, qué los detenía a aceptar a Jesús. Contestaron que nadie se los prohibía. Le comenté a la joven Shlomit que su madre era una fiel miembro de la iglesia, y que consideraba que ellos serían unos buenos elementos de la iglesia para trabajar con jóvenes y niños en la tarea encomendada por Dios. Conversamos mucho al respecto y, finalmente, las dos señoritas aceptaron ser bautizadas. El hermano Curín y su esposa Olga, después en la conferencia, me informaron que el muchacho Donald había sido asaltado y que necesitaba urgente conversar con el pastor Jerez o conmigo. Como el pastor estaba atendiendo otras visitas fui yo con Curín. Cuando llegamos a la casa del joven; oramos, lo animamos y le dije: - Joven Donald, tu madre es adventista y tu abuelita también, ¿qué estás esperando tú? Él me contestó:
- Anoche salí de mi casa y me dirigía a una plazoleta. En segundos aparecieron ocho jóvenes y me atacaron, exigiéndome que les entregara todo lo que tenía. Yo me negué y forcejeamos por un rato hasta queme pude arrancar. Le comenté: -Te salvaste por misericordia de Dios. Debes estar consciente de que el diablo te está zarandeando y te coloca pruebas. Recuerda que él no respeta a nadie, y tú, como eres joven, el diablo te querrá destruir. “Sed sobrios, y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1ª Pedro 5:8). Continué: - Joven Donald, Dios te ama mucho y quiere que lo escuches. Permíteme que te hable del Plan de Salvación y de lo que el Señor espera de ti. Donald con humildad y aún con los dolores y los machucones de la golpiza, me dijo: -Por favor, necesito que me hable de Dios ahora Le señalé que yo estaba ahí porque Dios me había enviado en su auxilio: “Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto también este es hijo de Abraham. Porque el hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdió” (Lucas 19: 9-10). “Dios quiere que los jóvenes lleguen a ser hombres de mente seria, a estar preparados para la acción en su noble obra y a estar preparados para llevar responsabilidades. Dios llama a jóvenes de corazón incorruptos, fuertes y valientes, decididos a pelear varonilmente en la lucha que les espera, para que glorifiquen a Dios y beneficien a la humanidad” (Consejos para la Iglesia pág. 338). De a poco se fue reuniendo la familia, y cuando estaban casi todos, les leí muchos pasajes del plan de Salvación: “Dame, hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos” (Proverbio 23:26). Le dije al joven: -Donald hoy te está llamando el Señor ¿Tú le darías el corazón a Jesús?, ¿Quieres aceptarlo como tu Salvador personal por medio del bautismo?
El joven emocionado contestó que con mucha alegría le entregaba su corazón a Jesús. La abuelita lo abrazó llorando, enseguida su madre y sus hermanos que habían tomado la decisión anteriormente. Nuestro Padre Celestial estaba bendiciendo de una manera extraordinaria en la búsqueda de las ovejas perdidas. “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por 99 justos que no necesitan de arrepentimiento” (Lucas 15:7). En la iglesia del anciano Bernabé Curín, tuvimos la dicha de tomar veintidós decisiones para el bautismo. Quiero destacar a la hermana Olga Antillanca, una noble mujer misionera que puso toda su fuerza para lograr ganar almas para Cristo. Luego el pastor Erwin Jerez me dijo: -Hermano Tapia, vamos a salir a visitar a una persona que fue contactada por el colportor estudiante Ariel Curín, hijo de nuestro anciano. Yo varias veces la he visitado y a su familia también. Ella es presidenta de la Junta de Vecinos y en varias oportunidades no ha facilitado la sede para realizar algunas semanas especiales. Es una mujer muy atenta y actualmente está estudiando la fe de Jesús con nosotros. Su nombre es Corina Cortés. Cuando llegamos al departamento del Block 102, nos abrió la puerta la Señora Corina. Nos recibió con mucha alegría presentándonos a su esposo Carlos Salgado Durán y a sus hijos Carlos, Alberto y Felipe. El pastor Jerez hizo la oración y les dijo con un tono dulce: - El hermano Tapia les va a entregar un mensaje muy especial. Les mostré varios pasajes acerca del plan de Plan de Salvación y, de repente, don Carlos comenzó a hablar: -Yo fui adventista hace muchos años, de jovencito y me alejé de la iglesia por bastante tiempo, pero nunca me he olvidado de ella. Ahora tengo un profundo deseo de volver. Le dije que le leería un texto bíblico, pero le pedí que no se enojara conmigo. “Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás, del santo mandamiento que le fue dado” (2ª Pedro 2:21). Cuando oyó esto, con gran entusiasmo señaló que se quería bautizar. Sus hijos, emocionados, se unieron a la decisión del padre. Pero Corina no estaba de acuerdo. Ella quería que sólo su esposo se bautizara. Entonces, tomé la palabra y le leí varios pasajes de la Biblia.
Mientras Corina escuchaba atentamente, alcé la voz y le pregunté: -Estimada señora Corina, ¿usted cree en Dios? Algo compungida respondió que sí, que creía fervientemente en el Señor. Le expliqué que eso no bastaba y que era importante escuchar la palabra de Dios. Por esto le leí: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen que Dios es uno”. “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen y tiemblan.” (Hechos 22:16). “Ahora, pues ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate y lava tus pecados, invocando su nombre”. Cuando terminé las citas bíblicas, se puso a reír y con una voz segura afirmó que se bautizaría junto a su esposo y sus hijos. Posteriormente, oramos todos juntos y la señora Corina nos invitó a ver la Sede Social (Junta de vecinos). Estando en ella, le dije al pastor Jerez: - Pastor, a usted mucha gente de acá, de la villa, lo conoce y confía en usted. Creo que sería bueno hacer reuniones más continuas en la sede, así los vecinos podrían conocer más acerca de la verdad de nuestro Señor. (Meses después el pastor Jerez me contó que todos los sábados hacen reuniones en la sede social; hay muchas personas estudiando la Biblia y pronto habrá otra gran cosecha.) “En la obra de ganar almas, se necesita mucho tacto y sabiduría. El Salvador no suprimió nunca la verdad, sino que la declaró siempre con amor. En su trato con los demás, él manifestaba el mayor tacto y era siempre bondadoso y reflexivo. Nunca fue rudo, nunca dejó sin necesidad una palabra severa. Nunca causó pena innecesaria a un alma sensible”. (Obreros Evangélicos). En la casa de la señora Corina, Dios hizo un milagro. Toda la familia completa tomó la más grande decisión. “El solemne mensaje de la verdad, debe ser dado con una intensidad que impresione a los no creyentes, y que Dios está obrando con nuestros esfuerzos, de que el Altísimo es nuestra fuente viva de fortaleza” (Signs of Times, 09 de Diciembre 1889). Este fue un gran milagro en el distrito Los Heraldos. El pastor Ricardo Torres ofició el bautismo de 25 almas terminada la campaña y otras cuatro más fueron bautizadas por el pastor Jerez la semana siguiente. Esta fue una campaña activa y constante de rápidas decisiones. Casi todas las personas que se bautizaron
estaban estudiando la Biblia con alguno de los hermanos. Ellos hicieron el largo trabajo de la instrucci贸n; yo s贸lo fui el instrumento que Dios utiliz贸 para llevarlos a tomar una decisi贸n de vida eterna. Fue el milagro el 16 de Abril 2005 en Los Heraldos, comuna de Puente Alto, Santiago.
SEÑOR ¿VIVIRÁN ESTOS MUERTOS? XIX Desde Diciembre del año 2005, se me había invitado para poder asistir en la evangelización de dos ciudades de la misión del norte: Huasco y Freirína. Al mismo tiempo desde el sur de Chile (Nueva Imperial) me invitaron a tomar decisiones y a hacer instrucción en el arte de tomar decisiones el pastor Carlos Olivares y el anciano de iglesia Daniel Antio, me llamaron insistentemente. Tenía en mi corazón una gran lucha por ir a cooperar en estos campos misioneros, pero ¿dónde ir? ¿Cuál era el campo más necesitado? ¿Cuál era la voluntad de mi Dios? Después de haber orado, suena el teléfono y es el pastor Juan Zúñiga, del distrito de Vallenar invitándome a trabar en dos iglesias, Huasco y Freirína, sintiendo que el Señor me dirige y responde mi oración y decido viajar a la Misión Norte. Se agregaba además una gran dificultad: mis controles y tratamientos de salud me impedían alejarme por mucho tiempo del Hospital Militar de Viña del Mar, lugar donde me controlan mi “Disminución de Amplitud de los Compartimientos Patelofemorales y del Femorotibial Izquierdo”. Además de mi control en el Hospital Naval del tratamiento del mi linfoma y de la Diabetes. Por muchos años he cooperado en estas condiciones de salud, en la labor misionera, evangelística, de instrucción y capacitación. Comencé a orar fervientemente a Dios para que me mostrara que debía hacer, luego de varios días de oración y meditación, sentí que debía aceptar el primer llamado de la Misión del Norte. Una vez que ya había optado por un lugar, recibí el llamado del pastor Juan Zúñiga y acordé viajar hacia Vallenar el 31 de Marzo. Era un viernes de noche, por lo que llegué el Sábado de mañana para encontrarme con el pastor el que me condujo hacia Huasco el domingo al mediodía. Ese día tomé la reunión de la noche, donde llegaron sólo cuatro personas. Muy sorprendido, por la poca cantidad de gente, pregunté: - ¿Cuántos eran los miembros de iglesia? Me contestaron que diecinueve años atrás, eran 129 (Ciento veintinueve), pero ahora solamente quedaban seis a siete. Averigüé cuál era el motivo de tanta ausencia y me contaron que muchos emigraron en busca de trabajo, otros apostataron y además percibí un gran decaimiento espiritual y abandono. Vino a mi mente el pensamiento del valle de los huesos secos, Ezequiel 37: 1-3 “La mano de Jehová vino sobre mí, me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto seco en gran manera”. “¿No tiene Dios una iglesia viva? El tiene una iglesia pero es la iglesia militante, no la iglesia triunfante. Lamentamos que haya miembros defectuosos, que haya
cizaña en medio del trigo.... Aunque existen males en la iglesia, y los habrá hasta el fin del mundo, la iglesia ha de ser en estos postreros días luz para un mundo que está contaminado y corrompido por el pecado. La iglesia, debilitada y deficiente, que necesita ser reprendida, amonestada y aconsejada, es el único objeto de esta tierra al cual Cristo concede su consideración suprema” (Testimonios para los Ministros páginas 45, 49 1893). Acordamos visitar a cada hermano presente y ausente, y les pedí que recordaran los nombres y direcciones de los que por mucho tiempo yo no venían. Me avoqué a la visitación a partir del lunes de mañana. Mi semana estaría repartida de la siguiente forma: martes y jueves en Freirína (que dista a unos 15 Kilómetros de Huasco) y el resto de los días en Huasco. La visitación se vio complicada por la falta de tiempo de los hermanos para acompañarme, pero principalmente por las condiciones del terreno. Esta es una ciudad con muchas subidas pues está en un cerro y esto comenzó a afectar mi pierna. El dolor se hizo muy intenso y por momentos debía detenerme para descansar y rogar a Dios me diera fuerzas para continuar. Alrededor de treinta personas fueron visitadas – ex miembros de iglesia -. Oré por ellos, les animé a que fueran fieles al Señor Jesús, abrí las escrituras en sus hogares y les hablé del amor de Dios por ellos. “He aquí, yo estoy a la puerta y llamó, si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. (Apoc. 3:20). Algunos corazones fueron conmovidos ante el llamado de Dios, les hablé con cariño, respeto, amabilidad y vi con gran gozo los esfuerzos sinceros de tres damas que pidieron cambios de turnos en sus respectivos trabajos para poder estar alabando a Dios en su día santo de reposo. Otro caso que me impresionó fue el de una jovencita muy inteligente de tan sólo 12 años la que al preguntarle la razón por la que no asistía a la iglesia, con gran seguridad y personalidad me contestó que era debido a que sentía miedo porque había visto muchas peleas dentro de la iglesia, razón por la que se sentía desanimada ya que no eran un buen ejemplo para ella. Con mucho amor, la animé a que volviera a la iglesia porque era una joya preciosa para Cristo. “Viéndolos Jesús, se indignó, y les dijo: dejad los niños venid a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él”. (Marcos 10: 14,15). Al sábado subsiguiente, con gozo pude verla junto a otra niña realizando un hermoso programa de culto joven. Mi misión estaba cumpliéndose conforme a los propósitos de mi Dios. “No reprendas al anciano sino exhortarle como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las anciana, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza” (1 Timoteo 5: 1,2).
“Hay peligro en la demora. Esa alma a la cual debíais haber encontrado, esa alma a la cual debíais haberle abierto las Escrituras, pasa mas allá de nuestro alcance. Satanás ha preparado una red para sus pies, y mañana podrá estar realizando los planes del archienemigo de Dios. ¿Por qué demorar un solo día? ¿Por qué no salir a trabajar enseguida? (Testimonios, Tomo 6, pág. 443). “No fortaleciste las débiles, ni curasteis las enfermas; no vendasteis la perniquebrantada, no volvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellas con dureza y con violencia. Y andan errando por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se han dispersado. Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase por ellas” (Ezequiel 34: 4-6). Me correspondió predicar un sermón misionero y animar a la iglesia que se encontraba muerta espiritualmente. Enfoque el tema con Romanos 10:15 que dice:” ¿Y como predicaran si no fuesen enviados? Como esta escrito: ¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian las buenas nuevas!;” este texto para ser comprendido y atesorado necesitaba de una ilustración y vino a mi mente la meditación que años atrás me hicieron unos soldados del ejercito para visitar a su familia en le sector costero de Rancagua llamado Peumo (Las Cabras). Un domingo de mañana llego al lugar un hombre que me dedique a observarlo, se puso una vestimenta especial que lo protegería en la labor que realizaría. El era el encargado de revisar aproximadamente 150 cajones de abejas (colmenares), los que se encontraban en un frondoso cerro con árboles nativos, peumos, boldos, quillayes, etc. Era un bello lugar, luego de terminada su labor fue invitado a almorzar aprovechando para preguntarle cual era la función de las abejitas. Quede impresionado por lo que aprendí ese día, me dijo que estas abejas a las que llamo obreras, son las mas trabajadoras junto con las hormigas, tanto por su organización como por su responsabilidad y compromiso al deber. Me explico que se dividen en grupos, un grupo recorre hasta 7 kilómetros en busca del polen, otro grupo tiene la misión de transportar agua, otro de hacer el aseo dentro del colmenar y hacen celdas; otro funcionan de porteras para que no entre ningún insecto o depredador; otro grupo se preocupa del bienestar de la reina y del zángano proporcionándole aire, alimento y cuidado. Me recalco que el zángano esta gordito y brilloso porque no hace nada, salvo su función de procrear y comer, come y vive del trabajo de las obreras, las que mueren trabajando fielmente en la función que se les asigna. Pasaron muchos años y el pastor Antonio Boyardi, como muestra de su aprecio y cariño me obsequio 4 tomos de los testimonios selectos, los que me dieron una gran sorpresa pues en el tomo 4 Pág. 180: “No hay lugar para los perezosos en esta gran obra, no hay lugar para los que traten de complacerse a si mismos, o que sean incapaces de tener éxito en ninguna vocación de la vida, ningún lugar para los hombres tibios, que no sean
fervientes de espíritu, dispuesto a soportar penurias, oposiciones, oprobios o la muerte por amor a cristo. En el ministerio cristiano no hay lugar para los zánganos”. (Testimonios selectos Pág. 180). Además les leí proverbios 6: 6 “Ve a la hormiga oh perezoso, mira sus caminos y sed sabios”, y Romanos 12:11 “En lo que requiere diligencia, no perezosos, fervientes en espíritu, sirviendo al señor”. Los hermanos quedaron impresionados por la forma en que Dios les estaba amonestando. Por la noche llegue a mi lugar de hospedaje, contento de haber salido a hacer la obra misionera de golpear puertas y de haber tenido un hermoso día en compañía de Dios y mis hermanos. Grande fue mi sorpresa cuando fui increpado duramente por el dueño de casa porque cuando llegó al sermón escucho que yo hacía la comparación del zángano del colmenar con los hermanos perezosos de la iglesia. Entonces con respeto y autoridad le explique que era Dios el que habla y no yo, y que la citas eran todas tomadas de la bíblia y del espíritu de profecía. “Los que son reprendidos por el espíritu de Dios no deben levantarse contra el humilde instrumento. Es Dios y no un mortal sujeto a error, quien ha hablado para salvarlos de la ruina. Los que desprecian la amonestación serán dejados en las tinieblas y se engañaran a si mismos”. (Testimonios Selectos tomo 3 pag. 148) “Satanás y sus huestes han estado siempre desplegando su actividad contra los que dan el mensaje de amonestación y reprenden los pecados. Los que no están consagrados también se unirán con el adversario de las almas para hacer tan difícil como se posible la obra de los siervos fieles de Dios”. (Testimonios Selectos tomo 3 Pág. 153) Como resultado de las oraciones, y visitaciones comenzaron a volver parcialmente alrededor de 14 (catorce) almas. “… gozaos conmigo, porque he encontrado mi oveja, que se había perdido. Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento” (Lucas 15: 6,7). El nuevo desafío era salir a hacer contactos puerta a puerta. Pero había muchas barreras que impedían que los hermanos me acompañaran. Una ancianita de 74 años, enferma de una pierna (al igual que yo) se ofreció a acompañarme los lunes por la mañana. La hermana Marta Cataldo a pesar de su enfermedad y edad estuvo fielmente dedicando tiempo para cumplir el mandato de Dios, “id y haced discípulos”. Por las tardes la hermana Rosa Pérez me acompañaba a hacer contactos y dar estudios bíblicos. Como resultado de estos contactos se encuentran estudiando veinte personas el curso fe de Jesús.
Quiero destacar a la hermana Edith Pérez, y a sus hijos Juan Carlos y Oscar Aurelio Mora Pérez. Cuando me encontraba en busca de hermanos que me acompañaran en la visitación, llegué hasta su hogar, y les hice la invitación desconociendo que estos jóvenes de 24 y 17 años de edad sufrían de lentitud mental. La hermana Edith me explicó la enfermedad de sus hijos y además, al igual que ella, no sabían leer ni escribir, no obstante, estaban dispuestos a acompañarme. Desde ese día, mañana y tarde la hermana Edith y su hijo Juan Carlos fueron mis fieles compañeros, mientras Oscar asistía a un colegio especial, con gran gozo y entusiasmo me esperaban para salir a trabajar. Fue una gran bendición salir con ellos, su amor y sinceridad al orar por los estudiantes conmovía los corazones de estos y especialmente el mío. Recordaba con amor como Dios considera como joyas especiales a estas almas que en su sencillez son más sinceros y honestos y que ocuparán un lugar destacado en su reino. Lo que para el mundo puede ser un estorbo para Dios es un tesoro. Me conmovía su dedicación y me sentía dichoso de la labor que ellos hacían. Eran jóvenes conocidos por todo el pueblo y siempre andaban bien arregladitos, limpios y alegres. Entregaron muchos volantes y la gente se los recibía con cariño. Llamó mi atención la inquietud que manifestaba la gente de Huasco, nos preguntaban si éramos de la iglesia del pastor Manuel Iván Victoriano que estuvo hace muchos años allá, alrededor de 18 a 20 años, este pastor y fiel siervo de Dios dejó un recuerdo imborrable en este pueblo, por su trabajo misionero y de visitación puerta a puerta junto a su esposa. Fueron muchas las sorpresas que encontré en este lugar, gente humilde y sincera ansiosa por conocer a Dios, recuerdos de obreros que vivieron en este lugar y que hicieron una gran labor, gente enferma que llevó salud y esperanza a muchas almas. Agradezco a Edith y Juan Carlos por su compañía. Hubo gran tristeza cuando me despedí de ellos, fueron 50 días en que los compartimos haciendo contactos y estudios. “No sólo puede el misionero aliviar las enfermedades físicas, sino conducir al pecador al gran médico que puede limpiar el alma de la lepra del pecado. Por medio de su siervo, Dios se propone que oigan su voz los enfermos, los desdichados y los poseídos de espíritus malignos. Por medio de sus agentes humanos quiere ser un Consolador como nunca lo conoció el mundo” (Ministerio de Curación página 73).
FREIRINA En este pueblo tenía que ubicar al hermano Luís Díaz, director del grupo. Su esposa Audalia Araya había sido bautizada en Potrerillos, el mineral, hacía 20 años y él llevaba 10 años como miembro. Cuando le pregunté cuantos hermanos eran, me dijo que regularmente asistían seis. Él, Luís, Audalia, su hija Julie y su nieta Julia. Además la hermana Teresa Jeraldo y Marlene Meza. Mi trabajo partió por hacer obra de rescate junto a don Luís, un fiel y esforzado obrero de Dios. Producto de la visitación, de mucha oración y de la amonestación en el nombre de Dios, comenzaron a asistir regularmente siete preciosas almas. La hermana Teresa Jeraldo me invitaba a su casa y me contó con lágrimas en sus ojos la historia de su hija Marlene, para quién solicitó una visita, esta vivía en Huasco. Bajo aproximadamente a ocho kilómetros de Freirína. Llegué un domingo de mañana a su casa y quedé muy sorprendido por las condiciones físicas en las que Marlene me recibió. Me invitó a entrar y oramos y llamó mi atención ver en una mesita la Biblia, el folleto y la matutina. Me relató su historia, a los 14 años fue bautizada por el pastor Joel Leiva. A los cuatro meses después del bautismo fue operada de un tumor cerebral, diagnosticándole los médicos que le quedaban cuatro meses de vida, posteriormente su salud de deterioró más aún producto de una hemiplejia que le mantiene paralizado todo su cuerpo en el lado derecho. Actualmente tiene 44 años. Cualquier actividad, hasta hablar se le dificulta, sin embargo, esta fiel hermana asiste regularmente todos los sábados a la iglesia, aunque ello le significa muchos golpes, porque para bajar desde el cerro donde vive hasta la carretera le exige un enorme esfuerzo y valentía, ya que nadie la ayuda y como no puede sostenerse bien por tener la mitad de su cuerpo muerto, se da muchas caídas. A pesar de todas sus dificultades esta hermanita se levanta a las 6 hrs., de la mañana a orar, y cada sábado esta a las 7,30 hrs. A. M., esperando que lleguen a abrir las puertas de la iglesia. Marlene recuerda con mucho cariño al pastor Leopoldo Zambra y a su esposa Ketty porque le enseñaba a cantar y formaba coros. Mientras Marlene me relataba su historia de vida, mi corazón se conmovía ante el sufrimiento de esta valiente mujer y también al pensar en la comodidad de muchos de nuestros hermanos que sin tener ningún impedimento llegan tarde, no compran el folleto y no estudian la Biblia. “Cuando a esto se añaden los dolores y la enfermedad, la carga resulta casi insoportable. Oprimidos y agobiados, no saben donde buscar alivio. Simpatice con ellos en sus pruebas, sus congojas y sus desengaños. Esto abrirá camino para ayudarles. Háblaseles de las promesas de Dios, órese con ellos y por ellos, infúndaseles esperanza. Las palabras de afabilidad y aliento dichas cuando el alma está enferma y débil el pulso de su ser moral, las considera el Salvador como si se las dijeran a el mismo. Cuando los corazones son así enlutados, los ángeles del cielo se deleitan en contemplarlo”. (Ministerio de Curación página 116).
El testimonio de Marlene me animó más para olvidar mis propios problemas físicos y así continuar con el trabajo encomendado. Junto al hermano Luís seguimos visitando y dando estudios bíblicos. Siete estudiantes nuevos completaron el curso fe de Jesús de los cuales dos aceptaron el bautismo: la hermana María Inés González de 76 años de edad, con problemas de salud, pues tenía un marcapaso, y su hija que había sido bautista Patricia Cuevas de 44 años no vidente. Esta fiesta espiritual se realizó el 6 de mayo por el pastor Juan Zúñiga, la que estuvo gratamente bendecida por las alabanzas entonadas por la hermana Cenia Fernández, esposa del pastor, con gozo además respondieron al llamado aproximadamente siete personas. Quiero agradecer a las hermanas Teresa Jeraldo, Nélida Guerrero y al hermano Luís Díaz por su labor para acompañarme a salir a golpear puertas por las poblaciones en busca de almas para Cristo. Cumpliendo así la misión encomendada por Cristo: “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5: 42). Aún les queda trabajo por hacer a mis hermanos, quedaron veinte estudiantes de la fe de Jesús, y sin duda, estos a su vez llevarán luz a este pueblo que aceptó el llamado de Cristo. “Estas almas deben buscarse como el pastor busca a su oveja perdida. Debe realizarse esfuerzo diligente y personal en su favor. Cuando se descuida la obra personal, se pierde muchas oportunidades preciosas, las que, si fueran aprovechadas harían progresar decididamente la obra” (Testimonios Tomo 9, página 111). Al poner fin a este tercer testimonio de mi servicio al Señor, solo tengo palabras de infinita gratitud a mi Dios por haberme dado en la obra misionera, las mayores alegrías que puede tener un ser humano. Deseo alabar al Eterno por esta maravillosa iglesia adventista mundial, movimiento profético establecido para restaurar la verdad de Dios. Deseo agradecer a todos los hermanos y amigos que me han apoyado en todo Chile. Tengo el anhelo de verlos pronto, y no me preocupa si en esto se me van los restos de vida que me quedan pues estoy mas interesado en la vida venidera, la que por fe ya estoy disfrutando aquí. Así que nos vemos en esta vida o en la venidera, pero de que nos vemos, nos vemos. Dios los bendiga.
BIOGRAFÍA Armando Antonio Tapia Olivares Armando Antonio Tapia Olivares, nació el 20 de Junio de 1938 en las minas de Cemento Melón, en La Calera. Estudió en las Escuela de Cemento Melón en la misma ciudad y en el año 1956 entra a realizar el Servicio Militar. Durante dos años se entrega al Regimiento de Infantería Nº4, Rancagua de Arica. Con esto inicia su carrera militar, ya que posteriormente, le ofrecen el contrato como Soldado Primero del Ejército. El día 23 de Marzo del año 1958 se casa con Julia Correa, con quien tuvo ocho hijos y la alegría de ver nacer a veintidós nietos. Pero su vida la dedicó al trabajo Militar llegando a convertirse en Sargento Primero. En Octubre del año 1978 conoce la Iglesia Adventista y se bautiza en diciembre del mismo año. Este hecho va a significar un cambio rotundo en la vida de este militar, que va a entregar su vida al Señor y al trabajo misionero. Dentro de a Iglesia ocupa el cargo de “Director de Conquistadores” en Quillota, y tres años después, es nombrado “Anciano de la Iglesia”. Con esto, llega a la plenitud de su vida espiritual, pero una gran enfermedad que lo lleva al borde de la muerte, lo incita a escribir de su propio puño y letra, la historia de su vida desde que conoce el evangelio. Es desde este periodo, que Armando Tapia, se da cuenta el sentido de su vida y la misión que debe cumplir por Dios y los hombres en la tierra. Comienza con “El soldado misionero”, luego escribe “Recuperando las ovejas perdidas”, y termina con el presente que reflejan su vida entregada a la misión de Cristo.
Agradecimientos a DANIELA UBILLA ROSALES Daniela Ubilla Rosales, Licenciada en Letras con mención en Lingüística y Literatura Hispánica de la Universidad Católica de Chile. Estudió también en la Universidad de Salamanca-España donde perfeccionó sus estudios. Impulsada por un interés lingüístico entra a Vocabulario Chile, y se convierte en una colaboradora importante durante algunos años. Es autora de “Aumenta tu vocabulario” y “La magia de las palabras”, libros para el incremento del vocabulario; y ayuda a la realización, redacción y corrección de “El soldado misionero”, “Recuperando las ovejas perdidas”, y el presente texto, que forman la trilogía autobiográfica de un hombre entregado a Cristo.