Poesía completa de una mujer cualquiera- E vida

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É VIDA Poemas de una mujer cualquiera


Azul. Destruida. Hay ruinas de niebla en mis pupilas. Cae gruesa la lluvia. Me separan bancos de tinieblas entre tu alma y la mía. Y sin embargo bailan el mismo lento compás en el desolado comedor dormido bajo la quietud del polvo. A veces me dejo llevar por el cielo. Paso por todos los estados y atravieso la atmósfera boreal. Casi toco el vacío con mis dedos. Exploto. Y me derrumbo hecha trizas caigo a pedazos y éstos caen despacio hundiéndose en el mar. Pero tocan por primera vez en muchos latidos la Tierra original. Me introduzco en el útero me refugio al calor de la reconfortante naturaleza. Me acurruco hasta enterrarme en la tierra hasta alimentarme de raíces de beber aguas secretas. Placenta. Y como si de una tumba se tratase renazco como fruto en primavera. Sin prisa, apática pongo en pie una pierna. Pero una vez has viajado tanto has recorrido tanto has sentido tanto has vivido tanta intensidad comprimida en cada hálito. Entonces ya tu cuerpo se agarra a lo físico pero tu mente... Tu mente fluye fuera de los márgenes. Tu mente vacía busca la calma. Estruja los dedos de los pies en la tierra. Abre las manos y tu energía libera. Abre los ojos y siente la belleza. Deja que tu pelo siga el rumbo del viento y respira fuerte, hínchate de vida.


¿Lo notas? El amor golpea en tu pecho. Tus labios sonríen ligeramente. Has desaparecido completamente.

Algo arde por aquí Fragmentado color burdeos... se esparce olor a sangre hirviendo! Todos los tóxicos chillan de peligro. Cada cara, mitad real mitad infinito. Gracias, ha sido un placer autodestruirme contigo.

El ser de la Edad del Plástico Vomita hercios en espacios gangrenados. Acaricia animales de peluche y compra en la sección de precocinados. El ser de la Edad del Plástico lucha por respirar oxígeno barato tener cada vez objetos más caros hacer bien su modesto trabajo. Ama y siente con intensidad que no le aman ni sabe amar El ser de la Edad del Plástico nació de una bolsa de carne resbaladiza y llena de agua bendita y sangre, Pero jamás sintió el aire.


No me han preguntado Ni si me parecía bien Ni se me estorbaba para algo ¡Ni si lo hubiera aceptado! La grúa atraviesa el paisaje de mi balcón Ruido perenne de obra.

Tibia realidad que translúcida y constante derrite los pensamientos. Así como se desvanecen los gritos las guerras, las risas la comida, el sudor. Así como se absorbe el agua Muere usted y muero yo Tibia realidad. Que sólida se me impone en la mirada. Y con toda su elocuencia muestra: los infinitos espejos y ventanas.

Calma La casa está en silencio hay velas embrujadas la monotonía induce al sueño las horas caen descalzas y tu risa flota en el tiempo. Por primera vez sientes el viento penetrar tu piel y darte el aliento único y eterno. Es la señal de que es el momento. Al fin, renacimiento.


Te lo has llevado todo aunque a mi no me estorbase Aunque en este palacio impoluto sobre el aire. Pero te has dejado una cosa que está en el centro de mi cama que late como un impulso cuyo desgaste es incluso peor que mantenerlo vivo. Por eso hoy cojo este lápiz y rayo este folio en blanco. Porque entre tanta belleza entre tanta perfección entre tanta impoluta nada late imposible nuestro amor.

Del futuro imagino del pasado también y del presente…. ¡Un sueño es!

Descompongamos el misterio en un intento de desgarrar la mentira. Y aireemos la ilusión con luz y agua bendita ¿Qué hora es? Hora infinita. ¿y mi corazón? Allá en la esquina. Esta casa de dos, de tres de cuatro trazos. Esta casa de Dios menos mia que del árbol, esta casa me ha dicho que sin polvo y tanto espacio la verdad llega fina, como un rayo ¡Ay pero el trueno, ese caos del espacio? ¿Dónde quedó el misterio en esta casa de orden y bonanza? Mi corazón grita en el pecho: Faltan bichos, plantas, miedo faltan tierra, madre, sueños faltan grasa, suciedad y fuego. Faltas tú y el amor en el espejo.


Del silencio desnudado se destiñó la realidad mi mente era una anaconda en algún casquete polar El ruido de las caracolas chocando crudamente en el mar Aguaron mis sentidos me hirió la realidad.

El hombre erige árboles de alta tensión y estos destensan cables y tuercas que nadie verá caer en un infinito paisaje de rompeolas estático, de nubes de algodón. Entretejido de alveolos, la conexión intersináptica en un bosque de lobos, a las 3 de la madrugada. Una china de polen caliente, los gorriones en el pentagrama y vidrios rotos en el parque de bebes roncos. Relente de alcohol suaves delirios en Madrid, rock n roll.

¿Tienes miel en la yema de tus dedos y leche de cabra fresca en la garganta?

Fotos de platos desteñidos en “¡Qué bonito es el amor!” y dulces caderas que se contornean y se mecen bajo el sol Un trío verde a ritmo de reggae mis ganas ardientes de sentir una guitarra y hacer fuego con las cuerdas… ¡Ay la tensión! huye por las callejuelas… La fuente bruta vierte luz. Malabares.


La casa respira vacío. Después del desembarco de Normandía una guerra civil in situ y con prórroga en el partido. La casa respira vacío. Yo que soy un reloj y te montas en mis manecillas. Las dos giramos boca abajo, a veces, las dos giramos boca arriba. Al final es un latido y un punto en el espacio. Caos y orden se anulan entre sí maravillosamente bien.

Que te pasa. Todo y nada. Veo límites flotando y los bajo a tierra. Entonces me bombardean viejas palabras que aguardan mi humanidad para socavarlas. Y el otro extremo de mí abre la boca hacía el cielo y se las traga.

Los coches pasaban por un horizonte de incendio y por encima, el cielo caía sobre ellos. Enjambres, ríos de automóviles pasan como centellas. Solo quería quitarme un sabor anidado en la boca de mi estómago. Un dulce amargor que no encontraba escapatoria. Pero sin él, no había dulce.

A veces encontrarse mal es ese volunto que marca un cierre, un cese, un movimiento hacia dentro que absorbe las entrañas, involución, involuntario, agujero negro Me arrasa, me abrasa el iris y busco el cigarro, el humo, para hacer como que expulso,


Tres sillas enjutas contra la pared y un baile de sombras sentándose y levantándose sobre el esparto.

¿Qué demonios… |tristes, siempre tristes…| se revuelven en mí? ¿En quién? En mí mímímí Demonios nos nosnosnos.

Lenta y larga noche y mañana. Tu iris marca las tres tu corazón, los kilómetros y en las palmas de las manos los surcos del ayer. ¿Cuántas veces te has reinventado? Y sin embargo aquí permaneces. Aquí, tibia y embrujada con expresión de arrasada por un incendio paulatino de vivencias… Huecos y giros en el aire. La mayor parte de la vida entre sueños y sola. Y la otra parte siendo penetrada en cuerpo y alma. Tu iris marca las cuatro tu corazón, los kilómetros y en las palmas de las manos el mapa del ayer. ¿Cuántas veces has muerto y has vuelto? Eres una distorsión, no más real que una frecuencia.

Que destruidos somos que destruidos vamos que destruido es nuestro traje y nuestro frágil corazón. Tan tan destruidos. Rocas desgranadas fruta descompuesta


nube que se deshace muerte constante y lenta. Que destruidos vamos por las lánguidas calles de piedra. Pétreo nuestro rostro pero ah…! Nostalgia en la mirada amor en la garganta. _ La mar está en calma pasa la tarde. Por el cielo se distingue la estela del sol. La mar está en calma. Pasa la noche por mi habitación. Me miran preguntas me tapo con el edredón. Soy un ecosistema autosuficiente generador de dióxido de carbono y llamaradas de calor.

La noche tiene corazón de grillo

Como en una brizna de hierba en tus ojos verdes amaneció el rocío

La velocidad transforma el punto en línea

Rugosas, de lúbricas bocas y pálidos cabellos. Rostros pedregosos de ángeles prostituidos. Todas son Ella.


Mujeres Mi silencio está hablando por mí de repente lo contagio. Ellas, dispersas por el pasillo balanceándose como criaturillas ellas me miran. Miran mi silencio, sus mentes están activas, empatizan con la mia. Como si todas ellas, esas mujeres supieran como si de alguna manera en sus rostros viera relámpagos de su historia identificadas con mi pena. Sin decir nada, lo veo en sus caras Ellas escuchan mi mirada, sonríen, compasivas. Ellas también tuvieron que callar un día.

A veces la depresión llega y es bienaventurada por la risa del paranoide.

Perorata del arquetipo La amante Compañero, nuestra vida o mi muerte. Si es nuestra vida entonces es la vida también de todos. Creeré, creeré en los espíritus. Creeré que puede abrirse la luz hasta en la más oscura taberna, que puede detenerse el brazo con pistola y dirigir la navaja hacia las entrañas del queso generosamente compartido. Creeré que podré limpiar la impureza en los ojos de aquellos poseídos por el deseo. Hablaré en nombre de nosotros y bajo nuestro umbral jugarán los niños crecerán los niños recitarán poesía, los niños. Si es nuestra vida, compañero cantaré para alegrar a los viejos y haré llorar a quienes nunca se sintieron comprendidos.


Cantaré con suavidad como cantan las aves en una hermosa mañana que recuerde a todos la belleza. Si es nuestra vida, amor Sé que no habrá nada que pueda detenernos. Pero me detiene, amor, sentirte como un reflejo bailando en el filo de una carta tan peligrosamente que mi corazón se desangra. Porque si no es nuestra vida no puedo creer en nada salvo en mi muerte.

No busques ni la paz, ni el odio, no busques el bien común, ni el propio. Haz la guerra y haz el amor cuando convenga. Rechaza, hiere, destruye, arrasa. Abraza, acaricia, ama. ¿Para qué quedarse toda la vida enquistados en el platónico mundo de las ideas? Y aún así, da igual que desperdicies tu vida, da igual que la experimentes al máximo. Da igual que creas en blanco pues siempre serás también negro. El mundo ya está en equilibrio nunca ha dejado de estarlo.

Eterno es lo que eterno fue. Penetrando inflexible todo lo existente, abarcando infrenable toda expansión Creando infinitos ciclos de creación. Así, como un engranaje. Todos los seres y todo amor es fruto de lo eterno es fruto de Dios.


Ebriedad te invoco. El paso del lápiz a la tinta fue cómo el ser infantil entraba de verdad en la adultez. Ahora todo lo que escribas determina. _____________________________________________________________________ Siempre, siempre en la etiqueta de Rioja Comportillo. |Fecha: 2008 Una lágrima de sangre, traza su regreso a tierra.

Deshazme, deshazme, bórrame la cara continua, continua continuamente. Hacia dentro, hacia dentro. Donde no haya sólido.

Excavo en mi rostro buscando la cálida sangre y entre sus brillos extraigo las perlas de la carne. Y así me expongo al mundo toda llena de volcanes y con mi grito y mi furia llamaradas de sangre. Luego el azul intenso exprimirá su lluvia y dormirá la bestia durante luces y sombras.

Si hay algo que amo de ti. Si hay algo que amo de verdad Si hay algo que amo de vosotros es la libertad.

No os atéis a mis escápulas jamás Quiero veros libres, sueltos, con presencia de estrella


que ocupa un punto en el espacio inmenso. Amad desde vuestra integridad. Es lo que yo pretendo Nadie nos puede enjaular.

Todo es penumbra es un hueco vacío en el espacio incierto. Todo es silencio es polvo atávico y mutismo cinético. Todo es misterio. Callo y escucho el palpitar del corazón del universo. Solo eso: Golpes, penumbra, grito, silencio. Misterio.

En el pozo de tu pupila fue a caer una estrella Como quise asirla acabé sumergida en ella.

Ya es el vómito, por escribir una palabra de acuerdo con mi estómago. Todo es vanal. He chupado todos los hálitos que ante mi boca se han presentado Explícito y seria. Algo se revuelve y lo dejo revolver. Toco, palmo: mi cara es el espejo de la sinceridad y llevo un hábito de monje, que hace de mi cabeza un gran ojo que todo lo come.


No me verás más contar las estrellas ni rezarle a tu viento, pupilas de piedra. Translúcidos vuelcos en un mar de quimeras, caen las gotas en el pecho. Ni lamerle al suelo las cáscaras, las penas… Hoy arde mi voz de ultratumba entreabierta. Un rayo de hoz que ahorca las puertas. Atravesando los astros que vibran en la incierta explosión de orgasmos suicidio de estrellas. Constelaré mi canto de quiebro para tus noches de silencio.

Han sucumbido los montes con espasmos intrauterinos. Sagaz tu mirada de kali y tu lengua de daga. Han retorcido las sábanas del tiempo y derramado la savia y el néctar de una dulce Afrodita de cuyo fruto emana el almíbar que alimenta tu ser taoísta.

No, no fue justo ni sincero un óxido de adiós. Una serpentina de anhelos difuminada por el silencio. No, no fue justo ni sincero. Tuvimos que hacer pastel de carne con nuestros huesos. Y quedó colgando un fantasma anexado con susurro de fuego fatuo a nuestra ruinosa espalda como un abrazo perpetuo.


Nunca estuvieron Los veo pasar como recuerdos Pero nunca estuvieron. Ahora en la playa, el sol se esconde tras un velo mustio como de cemento. Me despido, asisto al entierro de los nunca vivos. Ni llegaron ni se fueron, se fueron... ¿Estaba sola en tu salón, bailando sola, durmiendo en el balcón sola? Lo estaba sí, lo estábamos. Y ahora la playa es un cigarro apagado. Derroche de encantos, teatro de joyas, baile de máscaras, conversaciones de roca. Abrí los ojos y me encontré dentro de esta niebla, sola. No estaban, solo el eco de sus risas y las acotaciones de las escenas. Estaba sola, estoy sola, sola. Desaparecieron completamente pues nunca fueron más que pólvora que estalló muda y discreta a mi mirar.

Está vacío porque consideramos nuestra presencia Ausencia en la ausencia.

Tengo que encontrar las palabras. Las palabras que no quiebren tu sombra. Las palabras que atrapen el vuelo del gorrión que brota de mi garganta. Y conseguir el soplo de aire suficiente para, como lo hace la rosa, posarme en tus labios, a palabras, silenciosa Respiramos el tufo de la calle nocturna. Se me agarra como un gato al pecho, maullando y resoplando fina y enfermizamente. Verde ácido, pesada bruma que destilan las farolas.


Nunca solos Pedazo de cielo. _____________________________________________________________________ El niño en cuyos ojos nunca habitó la mentira

Más allá de mis ropajes sean estos de tela o carne se deja entrever algo siniestro que solo al ojo de corazón concierne.

Mirar a un punto también es ser mirado por ese punto

La muchedumbre crepita. El gran estomago del mundo continua vacío. El gato escarba en el tiesto de arena, sus gemidos se precipitan desesperados y el dueño lo mira con ojos tapiados. Sin embargo todas las mañanas me levanto como si existieran. Y trato de esculpir la realidad como si esta fuera de mármol. Ya que aunque mis débiles manos no puedan ni con el cincel, ésta me moldea a martillazos. Y se convierte en el intento de un ahogado por estrangular el agua.

El ideal es un fantasma. Y como todo fantasma está vacío aunque la fiebre nos haga deleitarnos con semejante fantasía. ____________________________________________________________________ Te pienso como la suela al suelo


Somos el punto concéntrico de la excentricidad La divergencia donde convergen, desde la dualidad, entre adentro y afuera, La absoluta e indeterminada infinita posibilidad. Acá en mis ojos. Acá en el límite. entre lo vaporoso y conciso. Entre lo pensado y lo dicho. Entre la nebulosa y el cuerpo. Esta fina membrana de piel, carne y huesos que me materializa. Acá entre el sentidor y los sentidos

Hay un vórtice un embriagante remolino denso y peligrosísimo.

La cueva Las luces caerán dormidas y antes de que asome el sol. Del susurro de magia negra que el bosque en nuestro aliento dejó. Nacerán vuelcos los ojos y pinchándonos el corazón. Pariremos muertes futuras ensangrentados de nuestro amor.

Duérmete gatita negra, que la fiera se marchó.


Ebriedad. Danza de vida y muerte, saltamontes y libélulas, grillos y gorriones, babas de caracoles y miel de abejas. Hierba entre amapolas. Todas hacia el cielo erectas. Sorben sales de la tierra y gozan de la lluvia tierna. Los amantes resbaladizos humedecen la cueva hacen del amor un rito sagrado como una fiesta.

Nosotros, ágiles jóvenes que renacieron en el culmen del brote primaveral. Nuestra sangre es de alegría y nuestro perfume opio y hierbabuena. Nosotros, nos revolcaremos en la tierra, en el amplio campo sin márgenes, gozosos como ríos que se encuentran tras un invierno congelado. Nosotros, haremos al fin el amor como el rito más sagrado de la naturaleza. Recién instaurados en la cueva. Nosotros, purificaremos el acto. La danza ebria entre la vida y la muerte. Y saltarán mosquitos y chinches al calor. Olerá a clorofila húmeda zumbará la libélula y el peludo cuerpo de las abejas en su afanosa tarea excretará la miel que luego untaremos sobre mis pezones burdeos. Eclipsados por el polen.


Revueltos en el misterio. Placer, placer ebrio, las flores del almendro ya engendraron su fruto seco. La tierra húmeda la cueva: útero. Nos cae la lluvia. Exudamos goce. Resbalándonos como caracoles Todo aromatizado, y después encerrando la tierna sonrisa de éxtasis poco a poco, nos personificamos al calor de la hoguera, al calor de la tierra.

Abrazarán a las rocas como oleaje de invierno. Estrujarán las nubes como orgasmos de cielo. Propagarán la muerte como la invoca el fuego Absorberán el aire como se evapora el hielo. Más las puntas de mis dedos, cortados heridos, maltrechos, Más las puntas de mis pechos, cortados, heridos, maltrechos, Más las puntas de nuestros, deliciosos espléndidos, sueños. Escaparán a toda luz que juzgue los hechos. Serán la roca, el fuego, el aire, la muerte, el hielo y el orgasmo de cielo.

Lo que nunca se verá. Lo oculto, lo que coarta la luz y se acucurra en la sombra o en la doblez del filo de los marcos que exudan su tez de sal azulada. A la noche los seres cambian a ritmo de semáforo.


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Mas bien nada en el mundo me veréis rechazar. Tras las hordas del destino mi cuerpo nace como un ocaso. En este brillo de incertidumbre que como una puñalada congela el instante.

¡Pon los sueños, pon los sueños! Han vaciado un montón de palabras. Los sueños a remojar, se hidratan y la ciencia los cogerá justo antes de la madrugada. ¡Pon los sueños, pon los sueños! a la sombra fresca que se deshilachan y la mano gruesa del emperador corbata los compra y los mata.

Cómo arden los días como la quema de un trigal que tan solo deja símbolos en el campo ancestral

El niño está inquieto Cielo ebrio de tormenta. Sórdida desnudez que busca y clama justicia ante un cuerpo blanquecino que apenas derrama sangre. ¡Han muerto! ¡Han muerto! ¿No ves que estamos trabajando? Gritaron furiosos los campesinos por cuyas bocas el odio emanaba. ¡Han muerto! ¡Han muerto! Desolado cayó el afecto, extirpado del seno de su madre


pensó: “ya a nadie le importa nadie”. Entonces el cielo quebró y los hombres hirvieron en aceites. Más cuando la muerte cosechó, las máquinas no cejaron en su preludio.

La muerte cosechó un cementerio

Término Cuando yo os he visto con cara de muerto triturar vuestra lengua a dentellada limpia mientras farfullabais mentiras que la fiebre ahogaba como derritiendo vuestra tierna tez. Me visteis silenciosa como el gato que curioso se acerca por igual al vómito que al beso. Es porque en vuestras pupilas la idea ardía en llamas y os consumía la vida. Y en mis ojos romboides guardé aquellas piedras, único producto de tanta palabrería hueca.

Yo te miro, te miro tanto y no es un mirar lo que yo te hago.

Los globos flácidos en su oscuridad toman soberbia. Es el imperio regio de la alegría muerta.


Se calla, cesa un dique en la eternidad. Se escapa, se silencia. No esperó más y se lanzó a por ella. Alegre mentira. Rompió la torre y el cincel. Yo canto, toda vestida y blanca descalza, sin prisa con la cara desencajada de quien, honda y destinada, ama su pena y su alma.

Mantengo el residuo en mi compañía más que por recuerdo, más que por descuido. Lo dejo ahí, a la espera de tirarlo a la basura un día, otro día, otro día. Lo miro y sigo con mis cosas Hasta que me convenzo de que ya no es ni tan siquiera “residuo” y entonces me deshago de él.

Todos los dolores deben sentirse todos los dolores escritos sobre mi piel. No buscaré en el otro la falta que me es propia. Todos los dolores de mi vida. Todos sin excepción. Allí donde la vista se retira. Allí donde no la soporté. Es donde oriento mis sentidos ahora escarbo, escarbo, en mi ser. Debilidad consiste en no volver, en dejarlo allí sin más. Fortaleza es mirar el dolor a la cara y hacerse uno con él. De dolor se teje tu malla. Si eres tu sufrimiento ¡Ya nada podrá hacerte sufrir!


Criaturas literalmente… Somos criaturas. ¿Puede salirse de serlo si esta pregunta es una pregunta que se hace desde serlo? ¿Hay mutación posible? ¿O solo condena? La verdad es siniestra. La libertad agridulce.

En el mundo hubo un chillido y seco cesó Cuando en los ojos del niño la luna murió.

Dobles pasos. Doble portazo. Doble al retumbar de miedo el gato.

Fina y dorada entra como el sol por la mañana y sobre su pecho late un corazón tierno. Gris y enfundada en manta de seria fuma un cigarro sola y piensa… Las dos son Ana y ninguna a la vez pues un duendecillo irónico se ríe de las tres. JI JI JI


Eran las seis en punto en la mentirosa calle. No había nada que hacer. Nadie a quien matar. Porque ellos vendieron el honor vendieron sus hogares para unirse en una bomba de cristal y yo estaba gritando en la calle y el niño me estaba mirando.

Tú que ya no eres quien porque ya no juego a que me hechicen tus palabras ni tus ausencias. Tú que ahora no eres más que el desgajo de alquitrán de la carretera muerte y fútil cuya tortura era mi éxtasis.

Madre tú te vas a ti la vida te ha ido deprisa. Dejas a una nieta, alegre, astuta, danzándole a la muerte antes si quiera de despertar. Tú te vas y no te ha dado tiempo a ver, a comprender, cómo roe el humo las calles, el azúcar los ojos el glutamato de la información. No has entendido cómo funciona el buitre y por eso, la dejas a ella confiando en el mismo monstruo que a ti te ha destruido

Oh que tierno amanece el mundo tosco. Su eterno bostezo ahora es un gran zumbido. Se está en la calle aun dentro de casa. Su empuje nos fuerza a comer y vestirnos e inyectarnos los ojos en sangre y café.


Temblando por el frio o asfixiados de calor. Exponemos nuestro ser al bombardeo continuo cuyos humos hacen que el día sea la sombra de la noche o del día que alguna vez fue.

EL OTRO ¿Cómo dejo que la pozoña se quede en mí? ¿Por qué? ¿Acaso yo no estaba viva y disfrutaba de mi perdición? Besar he besado tanto al humo que pudre mis carnes Y yo soy quien ha silenciado mis sentidos en busca de mi ideal Y ahora sé que tengo que matarlo. Y volver a recuperar todo lo que hice pedazos.

¡Los pájaros montan una jauría” El caos hace que la copa del escuálido árbol que los sostiene derrame plumas y sangre. Es otoño, los animalillos también son de hoja caduca. Hasta ellos han perdido la armonía que hinchaba sus buches. La banalidad se contagia como el virus más perverso. Quizá anide en el agua. ¡Sus chillidos son insoportables! y persistirán en el tiempo. ¿Qué hemos hecho para hacer del canto del gorrión uno de los ruidos más horrendos?


Oh verte voraz Despedazando la vida con la inocencia de un hermoso perro de ojos inofensivos.. Tierno y febril, danzas Amoroso como la tierra palpitante.

Rocémonos, como los bailadores de sangre gitana. Tan sutilmente como el sol y la tierra cuando atardece. Jugando como niños pervertidos por la embriaguez de la manzana. Que gire y encuentre tus pupilas con la perseverancia de la luna.

Caminando junto a ti sé que el crack que escucho es el de pisar los cráneos Pero nuestras risas ensartan los crujidos de perro viejo En una sonata delirante Haciendo que el mundo tosa cuando parecía que el fuelle estaba seco.

La noche se cuelga su zarcillo dorado

La droga es fría y no me hace nada. Me recuerda a que todos volamos lentamente como las cenizas esparcidas de una urna. He pensado que, dado que hay niebla incluso en un día soleado y solo veo espectros de carne y hueso que ni saben chillar, jugar a estar muerta.

Ahora que el náufrago sabe que lo ha sido, contempla el oleaje desde las rocas, siente al mar tan lejos. Da cuenta de su eterno vaivén. Te veo pasar y despedirte de espaldas mirar con la perversión de un niño ausente


y hablar como los que ya no esperan respuesta. Apenas un beso distraído que justifique mi presencia. Y un abrazo hueco que no disimula la soledad que te aterra.

¡Oh yo le canto a la muerte! que en el seno de la tierra mi eterno lecho reserva. Oh yo le canto a la muerte mi voz le doy como ofrenda a la gran madre honesta. Cuando entregada a sus brazos arroje amapolas al mar y me desvista la carne como quien deshace un pañal, siendo un manojo de huesos al fin mi alma descansará.

El sueño encantador de un niño desierto. Despierta súbitamente estrangulado por sus propias manos. Galeón perdido, colgado de los astros, giras solitario, la barbilla hundida libre, como el aún no nacido. Así te vas, así prosigues. Infranqueable horizonte. Atado al perpetuo ocaso. Con un pálido fulgor en tu pupila me miras desde universos lejanos.

¡Ah sí! Pupila y carne Es lo que quisimos Es lo que tenemos _____________________________________________________________________ Salir de ti mi último espejismo. Para entrar al mismo mundo que el tuyo, pero separados en dimensiones paralelas.


Inmundicia, asquerosa, asquerosa ¡Ana corre, ven a ver el perro! Siéntate, siéntate Dame la pata Dame la pata Siéntate |Frenesí báquico|

Estamos radicalmente solos. La libertad adviene cuando te percatas de ello. Y para entonces el ser ya de por sí castrado, habrá sido castrado innumerables veces. Libre, la urraca negra entra y sale por el ventanuco. La mente del artista ¡No la mata ni el Serosat!

Todo es lo mismo, avivo mi silencio, me anulo aguantando a la compañía con bocas ruidosas, mezcladas en la multitud. Me repiten sus rezos, en automático, como condenados al mismo tic, al paso epiléptico. Todo a mi alrededor eran destellos, reflejos, flashes. Estaba sola y calladaNunca penetrarán mi piel, y no lo espero, por que lo sé. Yo soy la que ama la que ama sola…

El silencio me susurra: nada nada, reza en los marcos vacíos Penumbra, mi cara borrosa. o un espejo quebradizo o un vaso de leche seco. Nada. Sin más, sin movimiento. con la perfección del trabajo de una sirvienta, la Nada bien limpia, doblada, guardada. Lo que haya de ser blanco siempre será blanco por contraste al resto.


El silencio de redonda perfecat, elegante, discreta ondula en el tiempo como una partitura engañosa que me hace envejecer sostenida en la nada indolora en la soledad más perfecta: la libertad.

¡Ay hombre afectuoso como el látigo del hambre solo eres tierno si te despedazan, entonces: llanto de bebé, con ese olor particular, agricarne. Al principio tomas la fina mano con el alboroto de quien conquista unas tierras, si son vírgenes, mejor. Y ciegas, nos creemos vuestro talón. Pero no, en el pasar de los ciclos vuestro impetuoso aliento y cálido amor ¡Resta! en una mujer –pobre acostumbradamatriarca solitaria, que exhausta y ya vieja se apoya sobre el hombro del que un día fue ternura y hoy es una estoica estatua.

Me ha criado la vieja de tosca espina curvada. La inteligente como un candelabro discreto toda cubierta de efervescente negritud. Sus ojos a veces incluso marcados con carbón la helada sonrisa, agrieta su tez. Sus dedos retorcidos me cuentan qué hay de comer… _ Verdes como la absenta pulidos por la luna quemados por ese tipo de odio que es el amor.


Mis ojos tienen el don de la clarividencia. Los límites orgánicos me sostienen destacando el color de las vetas. Nunca albergo una duda que de un rápido gesto no pueda ser resuelta. Pero qué doloroso y qué fácil la niebla. Me dejo arrastrar por la lírica del teatro y así veo en todo su esplendor al Otro. ¡Hasta me dejo consumir por él! Bebo toda su hermosura incluyendo su hiel. Me alimento así. Al terminar, en una carcajada despierto.

Eternal flame Ironía, no obstante que aquella luz de amor eterno tan pacientemente esperada se apague de un brusco soplo.

Todo pasa con exactitud de canica. Un reflejo refleja en el otro y así, el interior modula sus parámetros.

No voy a callar lo que el silencio grita No voy a establecer lo que la ley corrompe No voy a ir hacía donde el viento regresa No voy a abarcar lo que el cielo ciñe Nunca. Si contradigo a la vida con números imaginarios Me devuelve la muerte en monedas de estaño. _____________________________________________________________________

La calle endurece las almas infantiles Se condensa su luz y chillan En pos de la verdad, el amor y el arte Trazan su libertad maldita.


Saben que es oscura la atracción que sienten Saben que no han hecho más que lanzarse cuchillos y romper a llorar en la cocina. Cómo buenos cuerpecitos esqueléticos como buenos boxeadores, incansables No conocieron mejor almohada que sus pechos Que inflados de fantasía hacían brillar sus pupilas negras rodeadas de una diadema de pestañas de princesa Pero no abrieron sus joyeros ¡Antes había tanto que exigir! Toda mujer antes de esposa es emperatriz. La manera de cojear que tienen las dulces gatas callejeras no la tienen las demás. Se dividieron en bandos, rompieron los lazos de saliva ¿Quién engaña a un corazón puro como un caballo salvaje? Un descanso del primer asalto, el amor es tan intenso... Pero lo que se une, nunca puede ser desunido por completo.

Hermanas Hoy la tristeza te ha embellecido la cara Al pasar, como huérfana de calma y de sangre, Tus ojos huecos han fingido una sonrisa para mí, y no adivinas que te he reconocido como hermana por el pájaro de azul zafiro que te corona como una peineta negra a una viuda virgen.

En la soledad más terrible habita el espejo, el arlequín de sed y hambre constante, y, coronando, la quimera le da vida. No tiene amigos el hombre no tiene enemigos. No conoce el amor el hombre: solo lo imagina. Con la locura crea el hombre. Él aspira a lo imposible y sus obras le arrojan finitud, decadencia. "Insuficiente" se dice: y así, enloquece más. No es dueño de sí el hombre, ha sido vestido por otras manos y no recuerda qué es ser amamantado. Pero amamanta todo lo que es y así, alimenta sus bubones. Solos, escupidos por una paja de la providencia tenemos manos y con la más maníaca de las


risas nos decimos: "¡DESTRUYAMOS!" mientras acariciamos cachorros o topamos con un alma pura. Un corazón ¿Qué es eso? se pregunta el hombre La adrenalina es lo único que entienden por épica y creen que sus lágrimas son algo digno de exaltar. Sufren, ¿Sufren o idolatran su pobreza de espíritu? ¿Por qué hablan de culpas? ¿Tiene la luz la culpa de la ceguera? ¡Cobardía se llama a lo que les corre por las venas! Se acunan constantemente con sus canciones y poemas. Odio lo que me hace estar triste, amo lo que me hace estar alegre y considero algo bueno porque lo deseo. ¡Oh esclavos indignos de la palabra! obráis tan equívocamente como el disléxico y al menos éste, no puede evitarlo! Pero, nosotros, que nos retorcemos ante la más mínima luz porque, ¡Oh locos! creemos que es oscuridad, nosotros no tenemos escusas.

No hay motivo para arrancarnos de nosotros mismos e ir pensando con las garras. Histéricos berreamos para protegernos de la más suave caricia. Oh mundo ¡¿Qué nos hicieron?! ¡Y qué importa ahora si ya me lo hicieron!

Hasta el insecto que, volteado, se agita, tiene la humildad de reconocer su tamaño. ¿Y tú? ¿Eres consciente de tu tamaño?

Oh el arlequín ha de ser un día pájaro... Salir del espejo - pues de otra manera se convierte en su ataúd- y poder, al fin, verse. Oh el arlequín ha de ser un día pájaro y verse reflejado en sus propios ojos. Entonces la obra, será quimera.


No vale con solo mirar el mundo desde la montaña, Debes mirar también por encima de ti y verte desde arriba, desde los astros: solo así conocerás la verdadera altura de tu montaña y comprenderás que ésta forma parte del valle. En tu grandeza está que seas capaz de tal gesto y que suavemente te prepares para escalar montañas más altas ...sin perder jamás tu estrella.

No siento nada, por ti, no te siento Aunque parezca muy cerca, estoy sola y mi presencia no es más que un ensueño A tu lado se deslizan las horas huecas como los ojos de la nada Tu ser no se distingue de las rocas Por eso consumo venenos de hada Para poder sentirte sin que duela Y así lloro como una carcajada cuando tú pretendes ser verdadera.


El amor El amor es un asunto serio Es mirar de frente a la nada, -¡a la vida! que ciega tanto como el sol es enfrentarse a lo que es sin cortapisas, sin escusas Topar con el hueso de la mente y rozar un tipo distinto de lo que se considera locura No es un asunto con un Otro ni tampoco con El Mundo Es algo que nos traspasa que nos define y nos desdibuja Es lo simultáneo, la confluencia Lo que se opone para dar la forma El contraste que nos quiebra el pecho. Hubo quién lo oyó como un grito. Hubo quién lo describió como el Angel. El humano desde el inicio lo sabe todo Quién aún niega tan solo demuestra que es un cobarde.

Los Ausentes Formo parte del gremio de los ausentes Que sin embargo son la sangre de la vida Y no dudan a la hora de romper cráneos Pese haber fallecido y parecer fantasmas Nadie escapa al filo de los ojos que han Sobrevivido a los horrores de la noche Exhibidos con orgullo por el amanecer Tirano. Nosotros hemos recorrido los laberintos De las entrañas. Arrancándonos las espinas Con las uñas llenas de carne, a gritos Hermanos de los que aúllan los locos. Extranjeros unidos por lazos invisibles Nos reconocemos los unos a los otros Pero la soledad, forma parte del oficio. Sin embargo, los largos abrazos, no se olvidan Y tras nuestro paso, se oye un suspiro de alivio Como si se alegraran de aún no haber muerto.


Urgencias Suenan los cencerros y aún no se ven las ovejas Así advierto yo a la alegría campante La veo venir y antes de que su tierno salto me tumbe contra el estiércol: miro hacia otro lado. Sin más. De otros lugares, tétricos y envenenados oigo el gemido de los muertos, huelo el pantano estancado. Vienen a arrastrarme a sus ciénagas y antes de que den otro paso: los paro. Sin más. Sin más porque este es mi deseo y me vengo previniendo de los mundos tan descosidos unos, tan refinados otros que habitan en mí misma. La primera vez es el desprecio al sufrimiento No basta sin el desprecio a la manía. Sabiendo que es un anzuelo al que, adicto, el corazón corre a morder: me protejo contra el exceso de alegría. Es difícil conseguir no derramarnos constantemente. Pero no imposible. Pues mi alma conoce alegrías más tristes y tristezas más alegres que bailan y juegan conmigo a crear nuevos bailes y nuevos juegos por este y no otros mundos.


Una vez pisas las tinieblas es imposible sentir un haz de luz que no te hiera Se vive en un barco de exquisitos matices pero en una perpetua tormenta. Es fácil habernos perdido aun viviendo sobre la cubierta. Nuestros amigos llevan al hombro el loro de la locura O gimen en sus sonrisas forzadas por la madre tristeza. A veces el espejismo nos junta bajo un mismo lecho donde paredes fucsia y luminosas lámparas de araña acogen nuestra desnudez demencial y nos hermana A veces... Cuando quieres darte cuenta, ya no hay marcha atrás La soledad hunde sus garras en nuestras frentes Y nos marca para siempre, sin piedad Mi corazón, como el vuestro, anhela el amor y la amistad. Enloquecida trato de tapar las grietas o de escapar... Pero no está en mis manos que cese la tormenta y por eso tan solo resta aguantar hasta el final...

La danza efervescente Compañero, compañero ¿Dónde, dónde está el loco? Oh plazas terribles, nichos de gárgolas y arpías Oh ruines transeúntes nocturnos ¡tú, luna! ¡Que tanto nos miras! ¿Le ves? ¿Le habéis visto...? A mi compañero, a El Compañero el afín a las cumbres quejumbrosas y a los baños de vaporosa nicotina Ese cuya danza describe círculos insinuantes que bordean los límites vertiginosos del pudor. A ese de corazón destripado, a ese ¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde estás?! Compañero, compañero ¿Dónde, dónde está el loco? Ojalá, ojalá, cese pronto...


Dama de noche Dama de noche, tú, mi ensueño Las carcajadas de asnos y perras lejos, lejos, acallan, silencio De tu labio cuelga una esperanza como el último fruto de un cerezo pero este es más jugoso que ninguno y sabe resguardar bien sus cartas Te he visto sonreír hoy pese a que a ti también te rasgaran las alas Vales porque tu cuerpo es bandera y tu palabra himno Vales porque amarte es asumir la libertad y el goce intrínseco de gozar por amarte sin más Y el espectro oscuro que quisiera devorarte o ser devorada por tu sílex Se revuelve cuando no puedo hacer nada, excepto decirte: Buenas noches tristeza.

Por sí y eternamente Flor de la gran pasión que arraigas en mí Pétalos hermosos dispuestos como cuchillas Tú, hereje de los malditos ojo de iris negro que brilla sofocante aún en las tinieblas ¡MUERE! Deja en paz mis entrañas ¡Ya sé! ¡Ya sé! que me compones pero no así, falsa belleza inhumana no así. ¡Ya no seré más esclava de tus favores excelentísimos, fantasmales! ¡Ya no veré más el rostro de la muerte sobre el rostro de mi amado! Ni me quejaré, huésped ingrato: ¡Vuela! ¡Vuela lejos!


Porque yo soy la que ama la que ama sola Se et in aeternum

El espejismo de estar fusionado al Otro tiembla como un subterráneo Aparecen los edificios prietos la muchedumbre seria La mirada es una mano que desespera y un grito ahogado El espejismo de estar fusionado al Otro Confundido está lo blanco con lo negro como la tormenta que sacude como un subterráneo el cielo, el mar, la tierra. Confundido está lo duro con lo blando, el pequeño con el viejo, el malvado con el bueno El liquen con el árbol y el árbol con su sombra ¡Esgrima! Corte con la daga más fina, corté su brazo y cayó el mio ¡Corte! Él es el vencedor ¿y yo el vencido? ¡Corten! El espejismo de estar fusionado en el Otro Me veo en todas partes me veo en todos los espejos y si acontece mi ausencia ¡Duelo! ¡Duelo! y ¡Duelo! El subterráneo pita y continúa continúa moviéndose sin moverme y me sube, subí las escaleras mecánicas, se bañan por la luz como amaneciendo y me despierto, azul brillante chilla y pía la realidad cruda ¿Al fin terminó el parto?


La sonrisa del conocimiento Los labios misteriosos de indefinible expresión aparecen como luciérnagas que quisiera atrapar con las manos y capturarlas dentro de una botella, para beber su magia fosforescente. En la oscuridad del murmullo su cuerpo es un sorbete de cabaret. ¿Qué esconden tus uñas? ¿Acaso hay hilo para coser el corazón de una servidora? Me previenen sobre asuntos tan menores, esas voces que me siguen desangrándose.. Y tú, sin embargo, tan delicado perfume, embriagas mis sentidos como la más peligrosa de las pasiones.

La risa del payaso Cuando uno sueña que sueña un sonido sordo se escucha sin cesar. Afuera, los gritos son diariamente ahogados con la misma sutileza que la risa de los niños. La señora jorobada y su comprometida sonrisa alimenta las palomas carroñeras de la ciudad suspirando como si deshojara una margarita. Son caminados, veloces, pesados, hacía sus puestos, sea la hora que sea, siempre hay un extraño cerca. Todos llevan la cara que se espera de ellos, el maquillaje de la tristeza es de vívidos colores. Algunos intentan romper la cuarta pared mostrando su muñón amarilleado, trabajando para llevarse un pedazo de consuelo al estómago, El gran ojo lo penetra todo, llega hasta los campos fangosos donde los niños crecen como la maleza y son fumigados con la misma explicación. El gran ojo se confunde en sus pupilas, miran al otro desde un televisor, por eso el amor se reduce a un intercambio de drogas y el embarazo, a un disparo al corazón. Así es como se desdibujan generaciones de rostros, Nadie está a salvo del padre Infección. La identidad se diluye como una acuarela de colores opacos. Los esbozos de naturalidad


destilan un insoportable olor acrílico... La desesperación hincha los pómulos de silicona y vacía las botellas de alcohol. El gran ojo nos conforma, las líneas de la cuidad nos engullen, nos corren como cortinas, nos dirigen como robots, nos lamen la cera del oído, nos ensucian los genitales nos enajenamos de nosotros mismos. Extraños de nuestra propia sonrisa, pensamos que pensamos... sabemos sobre qué pensar... Nadie quedó a salvo de la madre Discreción Salvo un payaso loco al que se le oye reír, cuando uno sueña que sueña

El caminante errante La seguí ciegamente me tropecé con piedras, caí mil veces, atravesé camposantos, me atacaron fantasmas, lidié con plagas, me salieron sarpullidos. lidié con el vértigo, con olores vomitivos... Pero oh, su fragancia es tan pura,,, que la seguí siguiéndola. Conocí el frío y la tempestad, me encontré en el borde del vacío... pero allí no estaba ella así que me dí la vuelta y la seguí siguiendo. Cada vez llegaba más lejos, cada vez estaba más cerca.,, Alguna vez me enfadé por que daba vueltas en redondo, Pero por más que me cansara y envejeciera, sentía su calor alimentando mis venas... Así pues, seguí siguiéndola, El mareo me hizo sacudirme el agua como un perro, la confusión me hizo regocijarme frente al hogar como un gato...


me encontré andando por la casa de la que jamás había salido, y seguí, seguí amando-la-verdad que es ésta y su camino.

Colmado ¿Llegaste a la laguna negra? ¿Esa que es toda de alquitrán? ¿Pasaste por allá donde los peces mueren al nacer y los hombres duermen gobernados por las cucarachas? ¿Pisaste los cráneos de las serpientes, soportase que las culebras te abrazaran? ¿Llegaste hasta el final? ¿Hasta el fondo, donde el Abismo silencioso se burla de vos y ni te mira a los ojos? ¿Lograste ver a través de La niebla? ¿Te diste cuenta de que…no había nada? …nada excepto vos? Su risa tronó como una cascada, como el alboroto de todo un bosque repleto de pájaros, Rió con el violeta de una tormenta en el mar embrutecido. Su risa entró en erupción como un volcán que se despereza y se le derramaba como a una fuente tranquila y solitaria, a la sombra de un olivo centenario en un pueblo viejo de Granada.

Teatro de títeres en quirófano Para el deleite desarraigado ¿Quién abrirá las mariposas como una baraja de naipes? Llamarán a la puerta seres apáticos cuyo envés exhibe rubricas muestras de haberse dejado lamer.


Y les abriré la puerta hasta les ofreceré sentarse pese a que sus pies no lleguen al suelo y cuelguen como lámparas. Vendrán a divertirse, es decir, a llenar de huecas risas la estancia pálida de una cocina mugrienta con un fuerte olor a gasolina. Así, me valdré de sus ropas para fregar los suelos, utilizaré su saliva para abrillantar el baño. No les importará que les invite a mal vino, ni que me imponga sobre ellos. Al fin y al cabo son mis queridos insectos. Yo soy quien les cura las patitas de alambre. no con betadine, sino con un sueño de arcilla con un trasplante imposible lo que le quito a uno, se lo unzo al otro, Después, tras echarlos, caeré cansada sobre el piso, y me pasarán factura los pensamientos agrietándose y desgarrándose en un amalgama caleidoscópica. No me dejarán dormir, no me dejarán despertar. Asida como estoy al deleite más desarraigado, montada en una centella que me consume, mi ser goza de su metamorfosis perpetua.

La noche nunca tiene fin La noche nunca se acaba Nadie sabe cuantas veces ha empezado, cuantas veces se ha insistido. Resucito de la cama


y vuelvo, y vuelvo siempre a ella como el devoto al templo. Pero nada de lo esperable ocurre. El insomnio me impide recordar si en algún momento cerré los ojos. Con ellos veo, por las paredes, en el aire ácidos reflujos. Se manifiesta lo invisible, pero se esconde al encender la luz. Mi cuerpo me tortura. Yo resisto la vigilia, que se disuelve en sueño y me molesta porque no puedo fantasear. Cuelgo de la noche como el péndulo del reloj. No descanso si ellos aún no duermen. La noche no tiene fin, pero mi voluntad tampoco.

Insomnio familiar Los tribales lamen la noche, arrastran sus genitales por las calles de murmurosas sombras, aúllan desgañitándose. El viento parece distanciar los mortuorios edificios en duermevela, la carretera deja oír sus estertores. Ronca la oscuridad hostil y estéril, se descama el brillo de lo inútil y en vano sacan las banderas. Las armas son fácilmente asequibles, nadie está a salvo de quien no vive más que al día. Su hoguera derrama lágrimas furiosas, su refulgir golpetea los cristales de quien tiene techo.


Somos ajenos los unos a los otros. La apatía siempre está dispuesta a desvestirse y mecánicamente violarse a sí misma. Ojos rellenos de pimiento y aceituna, ópalos negros. Lloran, gritan, gimen, los tribales, al abrazo grácil de la rutinaria masacre nocturna. Le falta el aire al que malsueña. Los niños se levantan una y otra vez asustados. Ora les da miedo la muerte, ora les da miedo el humano. Una ola de viento arrastra el sonido y el rostro del espanto de todas las víctimas de esta noche. Así barren las horas, tumbando unos cuerpos sobre otros, apretando los que quedan vivos. Por eso canta la ventisca grotesca: El día succiona alientos, embrutece al débil. La noche recibe los cuerpos poseídos por una última rabia. ¿Bajará Dios y lo verá? ¿Será la justicia quien los salve? La noche sacude aún con mayor fuerza arrastrando su saco de alaridos, se detiene, abre la boca, viene hacia tí Ahuecando la inmensidad de la mudez, los pájaros cantan

El condor pasa La línea San Martín atravesaba provincia la madrugada iba revistiendo, uno a uno, los rostros de las villas. Saénz peña, neblina en Devoto, un escalofrío recorría el tren cuando el contrarío cruzaba atestado de gente por Santos Lugares.


Había polvo en el aire tierra en los ojos suciedad en las manos. Cada mañana triste, el mismo hombre encendía el mismo fuego, allí agonizaban los dioses, mientras él vendía tortas de pan. Mil manos desolladas y rudas agarraban a sus crías pequeñas, de espíritus inmensos. El Hospital Posadas se erguía sobre un cielo desdentado y una tumba de memorias. Hondas pisadas de asesinos y salvavidas deformaron las escaleras retorcidas, desgastadas. Largas filas con la misma esperanza ocupaban los largos pasillos semi-iluminados Recuerdo que había un hombre dormido sobre el piso compartiendo lecho con las cucarachas. Recuerdo cuerpos imposibles, desmembrados, infectos, ensangrentados acompañados por una nube de ángeles blancos que regentan el reino del pesado Ojalá. Y me abrochaba el guardapolvo atentas y solitarias a un posible amanecer. Entonces la sala se llenaba y corrían las chocolatadas, los mates y los cafés. Los niños allí volvían a ser niños y supuraban el horror de la desgracia a través del Arte. ¡Qué no gritaron en sus dibujos, en las historias que inventaban! Qué callaban esos ojos, tan diminutos Qué no podía el amor, si lo era todo Qué no podía el amor ¿Ángeles? Tú perdonaste al monstruo más terrible de todos le destapaste su rostro desfigurado y lo acogiste queriéndolo como a uno más de tus hijos. Por eso hoy tu sonrisa es una estrella y la muerte un juguete abandonado. ¡Iara salvará a todos los niños! Estará dándole su merecido a la enfermedad Siempre desconfiará del Verdugo y lo matará con una risa inocente pero letal. ¿Estabas triste y ningún superhéroe podía remontar el vuelo, Alex?


¡Cuál no fue tu fuerza y la chispa en tu mirada! Cuando el bute te robó y tú corrías tras de él ¡Con qué firmeza le cortaste una y otra vez el cuello! ¡Hasta que te dije, basta! Por fin la sala está vacía Tan solo la prisa silenciosa del peligro inminente del final de la mañana se escucha. Un globo, explotando, me da su despedida. Adiós en las paredes de psiquiatría adiós entre las ranuras de una puerta acuchillada Adiós, Gauchito Gil, Winnie The Pohh. adiós a tan hermosa entropía. Tomaremos caramelos a falta de coñac Tomaremos caramelos a falta de coñac.

Llueven flores violetas Siento que todo se derrumba a mi alrededor Que no queda un consuelo al que aferrarse que hasta mis manos se desintegran de a poco Y mi rostro permuta su configuración. Siento que caen valquirias desde el cielo que mi mirada se cierra en un azul profundo que el chasquido de los látigos se pierde en el silencio. Veo que a mi lado yace un cadáver con el rictus de la última plegaria. Aquí estoy, fría y empapada, en el descansillo de la locura, Con todo el cuerpo perlado de astillas, por la gran explosión del lecho de aliso.

Mundos Que solo canten los libres mientras baila el resto que canten los de voz limpia que canten porque bailan ellos Sea el choque y crujir de huesos de su infernal baile de moscas música en los labios libres cantos que crean el cielo


Altos hornos El haz de fuego nunca duda en quemar se hinchan los dientes se retuercen las piernas y los ojos no cierran Hoy he sentido cosas que me mantienen en vela Nada en particular Nada en particular Siempre es hoy, un ahora largo como una cortina infinita que desciende, que desciende. Largo, la brújula se fue con el martillo. Hoy he sentido cosas que no me dejan dormir. Nada en especial Nada en especial ¡Nada Extraordinario!

Confortablemente, caigo sin moverme del suelo mis ojos abiertos al sol pintados de un azul marítimo Danza el tedio Los pies amarillos caminan igual que la piedra rueda por la falda de la montaña y el diamante desemboca en manos del cincel. Confortablemente, caigo Mi caída es un llegar apático a tierra firme Como un muerto resucitando.

Las tinieblas tensan sus garras cuando uno tiene decidido volar.


Las formas estilizadas como las sombras que son sus cuerpos en el paseo lento por el callejón. La luz de una tenue farola. El empedrado parece el resultado de una lluvia de estrellas. ¿Qué ángel se dejaría caer por aquí?

El loco y el mundo Quieta, como el empalado Agrieta su ceño, envejecen sus manos. No importa. Los tambores bailan alrededor de Ella. En trance, un círculo de fuego. La rueda. Al paso del caballo de guerra Al paso, el ritmo se acelera. En claroscuro, su rostro se muertra El loco y el mundo El loco y el mundo Bailando la danza eterna

Verás la calzada ardiente y ambos lados, los arbustos en flor. Pasarás entre los transeúntes igual que el agua bruta por el tajo. Ellos sentirán por el cuerpo un extraño picor de amargura. Tú llegarás justo a tiempo. Saciarás tu apetito febril. Oh, las amapolas saben que lo harás Las amapolas saben, y tiemblan. Yo iré tranquila con una frazada y una cuchilla. Reiré burlona A nuestro encuentro se retirarán las miríadas de criaturas. El silencio y la sombra cubrirán el mediodía. La tierra se dispone para un gran estremecimiento. ¡El cielo descarga su alegría con fuerza! El relámpago de amor, el trueno de ira. ¡La lluvia espesa que ríe gozosa!


He venido y estamos solos. ¡Has vuelto! Me pesan en las manos estos regalos, son para tí que sabrás hacer de ellos rica miel de la que alimentarte. Una pequeña cuchilla envuelta en una frazada. Así es el amor abundante que requiere de un mar sobre el que ser vertido, y tú eres ese mar donde yo me vierto.

¿Tendré el goce de contemplaros bajo el efecto de placeres desconocidos? ¿Seréis capaces de soportaros, decidme, seréis capaces de soportaros a vosotros mismos? La música flota enriquecida con el canto fúnebre de los pájaros. Los pájaros de Trinidad y los de Chacarita. ¿Seréis capaces de resucitar, decidme, seréis capaces de abandonar el lecho? ¿Qué es este suelo sino el filo de un palpitante quizás? ¿Qué es sino esta emoción de asesino? Observad: las farolas se encienden al unísono con un crepitar doloroso. ¡Decidme: ¿sufrís?! ¿Es vuestro sufrimiento un baile sobre ascuas? ¡Que suba aquí quien ríe y está exento de quemaduras! O al menos, atreveros a contemplar el estado de vuestros pies. ¡Qué soy más que esta voz!¡Qué soy más que un sentimiento! ¡Qué expreso más que lo vivo! Dejen a la criatura correr. Dejen que corra alrededor suyo. No tengan miedo. No son conscientes de su significancia. Aún orbitan dioses entre las palabras. Dioses de cartón. ¡Avergonzaros! ¡Solo existe este instante! ¡Una única forma de explorar! ¡Arriesgando! Saboread la putridez de vuestros pensamientos. ¡Solo quien ama conoce el desprecio! y después, mucho después, acontece lo imposible. Es ese es el Sentido.


El testigo Soy el testigo del reguero de grasa que nuestro olvido esparce sobre los órganos y testigo de aquel que reparó en esto y enmendó su camino sin mirar hacia atrás. Mil formas se muestran ante los sentidos deformados Mil maneras de transformar el dolor en un plato exquisito. Pero esto no es más que un error. Cuando se queman los insectos chillan con un crepitar horroroso: la vanidad nos espanta más que nuestra propia muerte. ¿Qué razón soportaría comprenderse como estúpida? Esta opción se descarta en pos de una fantasía. Nuestros deseos ennegrecidos como árboles tras un incendio envenenan nuestro espíritu consumiéndolo hasta el gorgoreo bubónico. Cáncer se le llama a ésta afección del alma que produce una muerte silenciosa, y suicida a aquel valiente que logró reconocer su impotencia. No hay nada más doloroso que forzarnos a pensar que estamos muertos. Y no hay nada más difícil que darse cuenta de semejante estupidez. Yo también creí en castillos y en cementerios. En ser una imagen de mí misma y no yo. Negué todo tratando de llegar al lecho último y consagrarme así como mártir. Pero un corazón que ama no se contenta con cualquier teatrillo de la razón y late con violencia protestando hasta que al fin aprende a hablar y sentencia: Esa obra que he escrito ya no me representa.


Pequeño poema de amor Si no te amara Te miraría hasta fulminarte con la precisión del ocaso. Si no te amara lloraría por tu presencia te clavaría mis lágrimas como alfileres en tu corazón. Pero te amo. Y es porque te amo que ya no te pienso, que no existes, que dirijo contra mí todo mi ser. ¡Para no herirte! ¡Pero cómo tú me amas! y haces de mí una flor de una belleza intolerable. ¡Tú! me obligas a no herirme y ser esa flor, sin ti.


Timidez El monstruo del sueño me lleva a su antojo dentro de mí libera la intensidad que el mundo de afuera censura Nunca he sabido fingir. Por eso hice de mi silencio palabra de la inmensidad tan solo su destello para no herirnos mutuamente y poder comunicarnos Mi timidez es lo que el susurro al grito más es tan fuerte como lo es el viento con su mismo aullido resbalo contengo el llanto y mi risa. Mi amor es tan sublime que me desborda si trato de abrazaros me desintegro pues no hallo nada entre mis brazos huís de mí como fantasmas ¡Pero cuanto no fingís vosotros! ¡Os proclamáis hermano, padre, amigo, amante! ¡Nunca sois! Pues nunca habéis sido. ¡Qué terribles los ladridos espumosos, melancólicos cuando elevo el volumen queriendo acariciaros! ¡Y es esto lo que llamáis amor! El beso tembloroso de labios viejos que a golpes succiona vuestro rostro, hasta engendrar esas migrañas frecuentes cuyo alivio venenoso compartís alegres por la intensa fraternidad que la embriaguez consigue. A la mañana siguiente olvidáis la vergüenza. Esa vergüenza que apesta a perfume caro ese cansancio apenas oculto por las pinceladas de carne falsa. Mi única esperanza está puesta en los niños nadie mejor que ellos conoce lo que es amar aquello te anula.


Nace de su vientre una amapola Tan lejos de todo y sin embargo aquí. El cisne blanco se contonea. Se apaga la vela con un beso. Los dedos se marchitan segados como el trigo al sol. Irrumpe la moribunda con una colmena en la boca ¿A qué llamas amor? Cargarás con el peso de tu carne Cargarás con la bondad del verdugo Con la desesperación que sisea en un desierto de tripas. Tan lejos y sin embargo aquí. ¡Todavía yazco en un mar de plata! Retorciéndome en sudores fríos. En risas tenebrosas y sueños delicados. Auguro que vendrá la lluvia Y caerá en mil lanzas sobre mí ¡Yo invoco al ejército expiatorio! ¡Qué consuma mi veneno así entonces podré huir! No ha sido suficiente, al fin comprendo Todo lo que han visto mis ojos eso no era sufrir. En el caldero acaba el cisne. No me importa pues ansío un fin. Aunque despiadado mi propio corazón asuma ser quien restalle mi látigo.


Ícaro La felicidad es una sonrisa malvada una silueta bajo el foco de luz que al acercarte a sus labios te miente desvaneciéndose en la obscuridad. Sobre ella giran todas las cosas todas las cosas que caducan que levantan el vuelo y caen fugaces como en un sueño. Ella es el ojo inagotable y cálido hacia el que estiramos los brazos mientras nos consume con su silencio. Vivir, una constante sacudida un llover y ser llovido un arder y un odiar humeante un creer en el amor como en un delirio. No hay encrucijada, ni causa última. No hay posibilidad que no obedezca. ¡Ni noche que no tiemble con un grito! ¡Ni despertar en que no ame la mañana! Solía correr hasta volcarme sobre el otro. ¡Pero nada ha pesado nunca lo suficiente! Siempre se deshizo en cenizas como la pluma que se pierde en la llama. No hay nadie en mí ni afuera. Nada que poder fijar contra la pared. Quiero caminar por ese mar de nubes sin saber qué es una nube ni qué es caminar.

Soñador Ven que te ame esta noche soñador febril, nebulosa impalpable. Ven desde tu lejanía con tu traje azul. Llegarás cansado de tan largo insomnio. Ven que te ame esta noche. Me encontrarás bajo el árbol con mi vestido rojo y mi abrigo abierto Abierto para ti, ven soñador. Tan solo será un beso el beso de la alegría y después, adiós.


Solitaria El vaho de las copas de cristal difuminan los corazones agrios que se consumen a sí mismos frente a mí.

La calle envuelta en seda blanca. Las visiones inequívocas del desterrado. Han caído los gorriones del nido. Han caído como estellas fugaces. ¡Las fuentes encabritadas lo atestiguan!

Un muro invisible se extiende igual que la placenta sobre el hijo. El adoquín brillante y silencioso babea su sentencia: ¡Lo sabes! El banco en su rincón de madera henchida de agua, arañada sin piedad susurra en su crujido: ¡Lo has visto!

En la oscuridad de la casa, al fondo, una vela solitaria crepita: ¡Solitaria! y derrite las ilusiones a su avance. "Fuiste demasiado lejos, no puedes volver" Así hablan el cajón y la vieja maleta.

La puerta me impone su límite: La destrozo. Cae su lluvia fria. La traspaso, su lluvia fria. La última puerta se abre sola. Sus pestillos caen al suelo.

El viento corre, el corazón se libera. ¡Los pasos de la multitud corean! : "¡Tu mundo contra el nuestro! ¡Lo sabes! ¡Lo has visto! ¡Solitaria! ¡Llegaste demasiado lejos!


Pájaros muertos de frío El frio hace temblar la chapa metálica que recubre el cielo de los proscritos. Las paredes parecen apartarse mudas igual que una gran cicatriz. ¿Cuándo lo soltarán, cuándo? Se preguntan. El silencio se rompe cuando el balón suena como la papelera al volcarse y corre un rio de lenguas que balbucean algo así como un insondable dolor. Las hojas se acurrucan en las esquinas para después ser lanzadas hacia los árboles. La noche palidece mordiéndose los labios el suelo cruje bajo los dedos de los pies ¿Porqué lo encerraron, porqué? Se responden: "dejó la cometa volar demasiado lejos". Él dijo: "el único fin es crear belleza". Y murió febril como un gorrión caído sobre el vil corazón de la ciudad.

Niños jugando Ni siquiera lloraba, tan solo escondía su rostro para deslizar su presencia y ahuyentar al mundo devorador. ¡Oh mundo devorador, cuánto exiges! Pero ella ni tan solo frunció el ceño. Si no le gustan los exámenes de matemáticas, si prefiere divertirse ¿Qué borrascas, leyes y prohibiciones harían cambiar de parecer a un corazón que sabiamente sabe decir que sí, sabe decir que no? Ella que penetra el mundo con tan solo mirarlo, que a cada instante lo cubre y lo descubre como la luz a la sombra. Ella que conoce los misterios de la imaginación ilimitada ¡Cómo no va a reírse secretamente y a guardar celo de sí misma,


y más tarde, si es fuerte, a rebelarse ante todos! En sus miradas virginales nos señalan todo el error sin juzgarnos, sin maldad ¡Ah, qué sabios que son! Los niños inteligentes solo quieren divertirse. Son buenos los niños que nos quitan la razón. Ahora mientras que solo aman son capaces de perdonar todo aquello que es por su bien. Pero si rompes su corazón de ave las calles se llenan de niños luchando para dar muerte a la tristeza impuesta que es estallido intolerable de dolor Los niños inteligentes solo quieren divertirse. Son buenos los niños que nos quitan la razón. Cuánto quisieran romper y amar cuánto reír y nunca enfadarse. Explorar los confines del universo, desgarrar el sentido del horario, en todas las celdas pondrá: recreo y harán que el mundo sea infinito y esté lleno de niños jugando.

¿Recuerdas cuando no sabías nada sobre el amor? ¿Recuerdas cuando tu vientre era caliente, rojizo y danzaba con las copas de los árboles meciéndose frente al ocaso? Entonces no había nada que temer No había cartas desde el infierno. ¿Recuerdas cuando aún no sabías lo que era amar, y tu corazón exploraba su propia piel palpando la de otro ser humano? ¿Oh, recuerdas cuando no sabías nada sobre el amor? Toda tu fe era una sábana blanca tendida sobre las cuerdas del valle acariciando los vientos revoltosos que se volvían mansos al contacto.


Pero esa tela se rasgó y se rasgó se rasgó y se rasgó por mil tormentas. Ahora que el sufrimiento es un recuerdo, dime ¿sabrás atrapar tu amor escurridizo igual que un pez dorado y llevártelo crudo hasta tu boca, como hacías con tus amantes, aspirando el aliento sagrado para que tu corazón vuelva a latir? ¿Oh, recuerdas cuando no sabíamos nada sobre el amor?

Poema a Patricia Seis sombras en tus ojos oscuros y en tus labios el beso de fuego de un dragón que es hijo tuyo Seis sombras en los ojos que han visto el dolor de las luces que no acarician y que deben ser apagadas con las manos pero con un susurro de rosario. Espiral en la que yo me acuno sin tocarte pues tu alma es el mayor tabú de los hombres. Y mientras das, sin saber que das, aguantando. Como el pelaje valioso de la Marta, sin él frío. y tú a veces te regalas, pero no te agotas nunca No te agotas nunca porque eres Madre La madre de todos los demonios y todos los santos.

Encuentro el sueño dentro de una pastilla blanca redonda como la luna, gira y gira entre mis dedos Veo al muchacho rosa con su sonrisa sobre la mesa las infusiones chorrean campos de menta y amapola Allí se gestaban revoluciones ahumadas o escritas en los márgenes de los libros o arrancadas en forma de poemas. Sin embargo, ninguna mano se entrelazó a otra pese a dormir sobre la misma cama. Me he distanciado como un asteroide, las calles de cuero negro ya no brillan para mi


y fumo, en el noveno piso de mi torre mientras retrocede el amor y nace la cordura a la que llaman dinero, trabajo, rutina rutina, trabajo, dinero rutina, dinero, trabajo ¿Por cuánto tiempo podría un robot soportar el despecho? me pregunto.

Que el amor no me derrumbe ¡oh entonces será buen amor! Si son malos espíritus lo que me apresa tapo los oídos fuertemente con mis manos hasta que se aparten sus relucientes colmillos. Mi pensamiento es el templo que debe soportar los huracanes y los silbidos de sus lenguas lascivas que se asoman por las ranuras de las puertas tratando de alcanzar el corazón sagrado que si arde con mayor furor, ¡me incendia! Oh, que todo sea eso y puedan cicatrizar las quemaduras de culpa escritas sobre la carne débil. La lucha contra las tinieblas me tiene mecida como un bebé por una madre misteriosa que con sus nanas consigue arrancar del llanto una risa amarga cuando los espectros ya arañaban todo mi cuerpo.

Que el amor no me derrumbe, ¡oh entonces será buen amor!

Poesía Su lengua impregnada en miel se introduce en mi mente y la despierta con lánguidos azotes de ramas verdes cuyas espinas son ojos que preguntan. ¿Tú, yo, el mundo? Silva el viento. Su aroma se pierde en el ocaso vencido. Arriba el silencio atará mis manos y yo no podré más que olvidar mi rostro.


El eco de la indiferencia He sudado tantas veces a los pies de la gran chimenea desnuda frente a los ojos del cielo y de la tierra ¿Qué busqué en el puñal de fuego? ¿En la sonrisa eterna? Aquella noche junto al Loco estallé porcelanas viejas: A mi grito respondió el eco de la indiferencia. He amado lo imposible ¿Qué recolecté en mi cesta? Despertar en el frío de las piedras resecas. La canción ha terminado como un lazo que se arrastra hasta perderse en la niebla. Esta noche frente a la chimenea que iluminan dos focos de luz agria, color orina, soy un latido más en el mundo que se diluye en la tristeza.

Mi gran obra Hoy he despertado de un sueño del que solo recuerdo la acidez que marchitó mis labios picados como por una lluvia que hacia arder mis ojos. En cualquier instante en el que habito siento su recuerdo ennegrecer mi sombra y ésta crece como un figura que se aleja a mis espaldas. No volverán las oscuras emociones. Quise construir con cenizas su derrumbe es mi gran obra. Cada pétalo hervido, cada noche de insomnio, acostada sobre la guadaña. El fin es mi gran obra.


EPITAFIO PARA FERNANDO Por fin aparece tu cadáver y lo contemplo ante mis ojos que titilan como amapolas. Tu cadáver repatriado a mi corazón. Tu marcha fue mi lentísimo asesinato el comienzo de los gritos de gata asustada que trata de escapar por una fina grieta del anillo de fuego que la devora. Nuestras almas se fundieron, lo sé, pero nuestra voluntad gangrenó en la cama. Engendramos al monstruo del silencio que me azotó con sus preguntas y sollozos cada noche y cada día. He aprisionado dentro todo el dolor para que en vez de tu nombre se escape un suspiro ahogado. Pero la noche, la noche cruel ha eclipsado el sol, amor mío Y tuvo que hablar el diablo por mí para que yo preguntara ¿Dónde está Fernando? Me llevó hasta el final y me mostró, al fin, tu cadáver. No quedaba en él rastro de éxtasis, y comprendí que nunca me habías amado. Allí mismo, entre terribles contracciones de dolor parí nuestro hijo muerto que es el amor que engendraste en mí. Cavé la tierra con ambas manos y os enterré juntos para siempre en el cementerio de mi corazón.

Tú el fantasma, el ermitaño, el rebelde el de pequeños cráteres en los iris verdes de tus lunas negras. El eclipse de mi corazón. Es cierto el paisaje de fuego y absenta La gata negra ávida de besos, ronroneando en un mar de sábanas sucias y una inmensa rosa roja en la pared. Eran ciertos los guiños en el espejo y la tropa diminuta que recorría el fregadero Cierto el latido de la alcachofa


que alimentaba el valle de porcelana dándole a sus estepas los colores más cenicientos Llamados desde el fondo por una música comenzó el ritual de volver al inicio así borramos nuestros nombres y destruímos nuestra historia Tú gritabas, yo callaba te había mostrado mi gran cicatriz y desparecidos nos abrazamos. Fue un sentimiento sobrecogedor aquel que la luz escarbó con sus manos en tus dos esmeraldas heridas me tenías en tus brazos, silenciosa. Supe, cuando la calle y su jaleo amarillo te perdía echo sombra en la multitud que nuestro siempre era tan irreversible como cuando la muerte nos dice “jamás”.

Égoglas I Ver vencido el recuerdo amargo como el despojo de un gato muerto que engrosa el camino del campo. Verlo alejarse en la polvoreda hasta que las lágrimas afiladas corten la visión confusa y me transporten de nuevo al vaivén del mundo en que soy un engranaje girando, persiguiendo soles invencibles que la fría luna eclipsa. Descalza y desnuda, sola y viva, sin más libertad que el horizonte soy llevada entre ambas manos del viento quién sabe hacia donde. II Junto a la chimenea me encontrarás siendo una perla hilada por el viento que va a consumirse en la hoguera. De ceniza serán los pensamientos agrios que estallan como la piel de naranja al arder. Dulce sabor de una sensación desconocida


Al fondo el rumor del campesino que trabaja uncido a la máquina con el corazón fertilizando el suelo. En el porche la niña ojeriza y el gato de esqueleto parecen jugar juntos. Mientras, la abuela se marchita temblorosa al vaivén de la mecedora. En sus mejillas brotan gotas purpúreas, su sonrisa se despega de sus labios. En su rostro, los rasgos de su madre y en el mio, el rojo del incendio.

Primavera Hace un tiempo de retorno de retorno quizás al cáliz. Las muchachas cuchillo se cruzan con los hombres bala. Se ha destruido un cerezo. Caen reflejos diminutos en el incienso de la tarde. Ayer la vi Ayer le vi Ayer lo vi Mis sueños fornican con la realidad y paren monstruos, pero también bellezas.

En mi eterna noche azul los mosquitos mastican la cal de las paredes entrando y saliendo por un gran párpado cerrado. Escucho como truenan las tripas del armario de vidrio que devora de vez en cuando un recuerdo y, sin embargo, al abrir carnes ni aún la sangre se digna a salir. En mi eterna noche azul Las mariposas han tapiado mi boca y mis ojos. Todo lo que siento es un bullir de patas que lentamente parecen mover el mundo como a un pesado féretro. Ya no entra la luz pero misteriosamente todos los muebles emanan letras.


Letras de vino metálico que intuyo, saben catar los dioses. A veces encuentro mi cabeza a los pies de la cama. Junto a un gusano que la custodia queriendo envolverla en seda. Más yo agito mis pies blanquísimos y abro los ojos en plena oscuridad. Almuerzo sobre la roca de mi estómago todas esas voces, todas esas letras. Dejándome llevar en el río junto a Ofelia Los dedos de lis se hunden tiernamente en la madre espesa y cálida. Vibración, ¿A dónde mueren las ideas? Al otro lado, en el balcón, mis pensamientos han conquistado la vida sonriendo con sus ojos rubios y sus párpados violeta. Yo estoy allí y en todas partes, Soy porque amando he nacido. Muero porque el andar deja su estela.

Hay sollozos que solo en la oscuridad pueden darse; cuando la luz de la luna nos cubre con su pálido velo; La quietud es una mano sobre el hombro y el silencio de la noche el verdugo más cruel. Estoy cansada porque mi corazón late sin fin Cada latido es un beso, un gorrión que se arroja sobre la fuente fresca y vuelve de nuevo a la rama. En ese parto de risas bailo obligado ¡Mi corazón me explota! Su fuerza es brutal ¡Pobrecita de mi mente que siempre naufraga en el mar voluptuoso de mi alma!

Hay veces que ocurre exactamente lo que tiene que ocurrir y el espacio se llena de tibias llamas que derriten todas las aristas de obelisco Cuán llanamente hermosa es una noche estrellada en un monte solitario donde la música viola el silencio y ahoga todos los monstruos del mundo.


Donde la tierra se agrieta pasan procesiones de sombras. El hambre se arrastra por el vasto desierto gris. Mientras, los camellos oran sonriendo al árido cielo. Donde la tierra es de asfalto pasan procesiones de sombras. La avidez se arrastra por la estrechez de las calles. Mientras, los camellos blasfemian sonriendo al árido cielo. Donde la tierra es roja pasan procesiones de sombras La muerte se arrastra como un rio interminable. Mientras, los supervivientes oran sonriendo al árido cielo.

La rumana lleva en su carro a un hijo de cable Ha parado en el camino para gemir de placer ante el escaparate de una joyería.

ABEJAS Y PALOMAS Antes, cuando el triunfo no estaba vallado los ojos de las palomas no eran un solo hueco ni sus cuerpos descansaban entre las rocas. Antes de que el viento azul nos estrangulase, la alfombra burdeos era todo un hogar donde incluso las abejas venían a yacer. La realidad vomitó la cinta lentamente y tras ese finísimo grito de vino blanco, me encuentro aquí. Hubieron puertas invisibles en Calle Elvira y también ventanas abiertas en Gran Capitán. Ya no queda ni el humo dorado ni el olor amargo de los pasajes escondidos por los que caminábamos juntos. La senda se cerró como una cicatriz. Las piedras carnosas que saco del mar pronto se convierten en arena seseante. Del fondo, detrás de las cortinas, saco estas flores mustias del cementerio que llevo conmigo,


y al arrancarlas del abrigo de polvo las quema el sol con su beso dejándome los labios pintados con ceniza.

"Esta mañana se ha encontrado a un bebé arrojado en un contenedor..."

El mundo es inhumano Nací, lo amé, me engulló. Volví al vientre y me regurgitó. Hoy he despertado herido entre botellas rotas y seres extraños. El fétido olor que me asfixia me dotó de conciencia.

He sido desechado como las sobras que se dan a los perros. Nunca sentí más calor que el de la bofetada Y los besos que recibí son picaduras azules sobre la piel cenicienta que me sirve de abrigo.

Antes que conocer a mi padre conocí el gran NO prematuro He sentido todo el dolor que mis tiernas costillas fueron capaces de soportar. He llorado hasta estrujar mis ojos y desencajar mi mandíbula antes de que me salieran los dientes.

Ojalá la noche venga pronto a buscarme y con sus brazos mecánicos eleve esta cuna despiadada Y me lleve al camposanto Donde van a morir las raspas de las sardinas, los huesos de los pollos; y corretean grácilmente los plásticos arrastrados por el viento como pétalos de flores.


Physalis Muy desconocido, el glacial azul, el ligero espesor de un campo de espigas, el borde grueso de un pozo con agua. Muy desconocidas estas cordilleras de cuchillo estas hierbas desnudas y el volcán que erupciona la vida. Desconocida la seda blanca de cinco pétalos, las cuencas serpenteantes donde raya la sangre. Las pequeñas colinas alzándose hacia el sol. Desconozco los susurros de estas cuevas y el color del eco que atesoran. Desconozco el espíritu de esta tierra que piso cuyo palpito me invita a pasearla, a besar la piel que la sostiene. Así, poco a poco, te reconoceré más tarde, quizá cuando atraviese el rio, cuando logre averiguar los copos de nieve que como estrellas fugaces en tus ojos desaparecen en una lágrima.

Manzana de oro y café En dónde ¿en dónde he estado? Muy lejos, muy lejos, muy lejos ¿He vuelto o más bien no puedo ver la senda que he atravesado? Con la mañana temprana que bosteza su danza de oro y café; Con las sombras que navegan tan tristes bajo la barbilla del salón que pisan mis nudosos pies. Aquí estoy. El poeta me ha dado su lágrima. El loco el vértigo en un pañuelo. La niña la llave de la nada. Mis padres, el corazón reseco. ¡Ay! ¡Que ya ha llegado mi hora! tiempo, tiempo y más tiempo.


Atardeceres Yo pensaba en ti y conjuraba un misterio. Pedía con los ojos en las palmas de mis manos calientes, que desapareciéramos, agotados por una garganta. Recuerdo que te mezclaste con aquello que me asfixia, que aparece como un carcelero silencioso, a la espera de que yo me pronuncie y pronuncie junto al mio, tu nombre. Antes de conseguir coserme las plumas sagradas, tú te fuiste, él y ella también. Sequedad. Ya sin carne que represente mis males tampoco quiero cargar con la botella de ambrosía. Así, he decidido el roce accidental de la rama. Arrancar aquello que me posee, el zumbido. Ser, por vez primera, el 'yo que se aleja'.

Trinchera El poeta ha mentido ya su última línea. Es al fin capaz de oír el ronquido del frigorífico y tiembla un poco al presagiar una presencia. Más la presencia bruta como un candelabro romperá el silencio oscuro del pasillo y sabe que tendrá que contar sus amapolas para poder evitar el sueño sangriento. Si sale a llorar un grifo en la noche o si la quietud seria de la mesa le intimida, no lo sabe aún, pero se siente mar inquieto, azotado por un gran tenedor solar. Burbujea sus últimos versos, resoplando. A solas en el caparazón-casa, herido por esa presencia, tan desgarradora, como el soldado que siente que lucha contra su hermano.


A scorpion in the carpet Desayuno, La alfombra desenrollada de lo verosímil es tan solo el esqueleto que me permite observar los matices El aire cálido que nos abraza y se densa en un ojo de pus. Los que trabajan en el hormiguero Cerrando los sexos y abriendo las bocas emiten risueños quejidos con un tintineo de vasos y mesas.

Solamente De mi suerte, bruja cansada de su siempre inacabado peregrinaje ¿Quién puede hablar? Es solo un doblez sin nombre. En este ahora soy en descomposición El pensamiento me cojea. ¡Es una pulga que hace la estancia estrujarse para que ella rebote aún más! Solamente, sola mente aguardo. He de caer como la piel quemada deshacerme como una nube de otoño. La gran empresa es levantar lo invisible inducir movimiento con tan solo mirar. Obedecer, obedecer...hasta el silencio. Cuando la duda calla y el vaso es más que vaso y la mesa es más que mesa ¡son pálpito, pálpito, pálpito! Soledad no, solamente, sola mente...

Se oyen vientecillos de grutas de carne. En toda la habitación duerme un bebé y las paredes se mueven con su pecho. La luz crea en él mil móviles. Estoy viva y extrañamente unida a todos estos seres.


Fisterre Me llamaba a gritos En el horizonte escarpado finito y vacío. El océano voluptuoso sacudía su lengua de libélula. Acariciando mis úlceras con sonrisa libertina. Y al fondo, el gran óvulo penetrando la membrana con alas de colores impensables que son efervescencia de placer. Me llamaba a gritos de pie frente al fina de la tierra y nunca me encontré.

Por fin cae la lluvia como finas cuerdas de piano que cortan miles de iris circulares. Bendita la venganza de la lluvia que se abalanza contra la tierra estéril Estallando en el encuentro necesario del que parte todo lo vivo. Las farolas de calle Elvira se me presentan como una sola que se repite a cada tramo creando la ilusión de no avanzar. Pero tras el espejismo de las calles hechas con regla y cartabón hay una salida hacia la que corro. No me encerrarán- pienso. Me encuentro con pocos humanos a los que no miro por no despertar su voracidad y sed insaciable. Hay que ser valiente para robar el fuego y para erguirse con él sin temblar. “Bástate a ti misma“ Es lo que he aprendido. Que en mí prenda la vida y mi luz haga que las sombras se retiren.


A veces quiero huir La oscuridad es una mano que con su puño quiere arrancar mi corazón de hilo de araña Cuando acontece su silbido finjo que ya estoy muerta y espero a que se marche. Aunque el frío quiebre mis venas desnuda, me obligo a soportarlo, pues solo siendo más lista que el diablo puedo, finalmente, vencerlo.

En noches como esta -por lo general, infrecuentestomo un pedazo de ti y lo amo como si fuese un caramelo en la boca.

Tu figura es un sueño lejanísimo Perdido en los abismos boreales A los que jamás tendré acceso. ¿Por qué yo, razón en la nunca vigilia, imaginación en el nunca sueño, soy yo? Me parece ser todos vosotros los que amé y los que desprecié. Paréceme ser esclava de una novela que no se escribe ni se puede entender Donde no hay autor, mas personajes solos. Y yo no comprendo todo esto Mas que como se comprenden los sueños. Como figuras muy lejanas que en una ventana abierta surgen y desaparecen de la oscuridad. Y así, también yo, me surgo y me desparezco en el espejo del tiempo. __ Sua figura é muito longe perdido no abismo boreal a que eu nunca terei acesso. Porque eu, razinhio em nunca acordar, Imagine no nunca sonhe, Sou eu? Parece que sou tudo você Os que amei é os que desprezam


Parece ser um escravo de uma novela Isso não está escrito ou pode ser entendido. Onde não tem autor, mais personagens sozinhos É eu nâo comprando tudo iso Mas como os sons são compilados Como figuras muito longas Que em uma janela aberta eles surgem e desaparecem Da escuridão. É asim, ainda eu Eu emergi e eu desapareço No espelho do tempo.

Poema de los historiadores Contemplaba las puertas del destino. Miríadas de jóvenes ejercían su fuerza contra ellas. Entre éstos que la atravesaban con decisión reconocí el rostro amado de un viejo amigo. La alegría envolvió el encuentro colándose debajo de cada palabra como el agua cuando la tierra se retira. Cuando éramos niños al fondo de la clase, reíamos a escondidas. Nosotras las muchachas jugábamos con él y él nos exhortaba ¡a estudiar!” Las tiernas carnes y los dulces vacíos hoy son corteza ya herida y dirección en la mirada. Nuestro joven afán de ser buenos. Nuestros sueños yo de música tú de aviones. y ahora ¿qué te enseñó la historia amigo mio? ¿Cómo el vientre del misil y los labios de las pistolas podrían ser afines a la nobleza de tu pecho? ¿Cómo, de pronto, de siempre amigo de tus amigos, y por ende, bello, anhelas ahora ser un asesino? En el día de tu coronación, vestido de muerte sonreirás al cielo de tu juventud queriendo recibir su abrazo, pero será un día gris, como hoy, amigo robado. Te sonreirán tus padres, orgullosos, y los sueños te retirarán la palabra. Aprenderás entonces a ladrar como tus amos, entonarás cánticos de guerra y serás amigo de los sepultureros. Los buenos y los justos son llamados por Marte. Los canallas visten su túnica y exhiben su imagen, así atraen a dóciles espíritus como tú.


Al entregaros al enemigo Marte os abandona. El infinito os condena a sufrir vuestra contradicción. Jaime, cuando a golpes revientes cráneos, acuérdate de mí; Cuando vigiles las vidas de otros, acuérdate de mí; Cuando a patadas expulses familias de sus casas, acuérdate de mí. Cuando el dinero corrompa tu nariz, acuérdate de mí Cuando tus esposas asfixien muñecas, acuérdate de mí Cuando tu bala zurza un corazón agitado, háblame, otra vez, de tu dios. Y si en noches sudorosas la luna se esconde de ti y los fantasmas de tus actos te atormenten, acuérdate de cuando eras niño y soñabas con ser bueno.

Jóvenes rebeldes La primavera llega con dulzura. Un campo de ojos abiertos luce sus pestañas. Nosotros mismos hemos resurgido. Hijos de la bestialidad, fumigadores de la mente, vimos caer, uno a uno, a nuestros hermanos, incluso nosotros morimos un poco con ellos. Danzan horizontes profetizados en el escenario celeste. Aquí abajo se preparan los tambores entra la hierba. Por que no tenemos nación no tenemos quienes ondeen nuestra bandera. Por que no tenemos dios no tenemos quienes recen por nuestras vidas. Pero en no ser asible radica la fuerza del viento. Los designios han sido escritos sobre caparazones de tortuga. Lentamente avanza la epidemia aún invisible. Caen las aguas como un anciano que narra una historia. Los árboles saludan a los rebeldes camuflados. Nosotros haremos tiritar las ventanas. Las grandes puertas serán bocas aullando. Nosotros haremos llegar la escarcha a los escaparates y en una mañana solitaria de domingo nuestros pasos de acero buscarán la señal en las fachadas. Las madres tapará la boca a sus hijos y no habrá una sola televisión encendida.


Oh sembraremos campos de amapolas sembraremos campos de amapolas Cuando la primavera se marchite como la juventud, las abuelas recitarán nuestros versos y los hombres cantarán nuestros cantos. Por que estamos avocados a la muerte defendemos nuestras vidas. Por que solo nos tenemos a nosotros mismos nos rebelamos contra lo Uno. Oh sembraremos campos de amapolas sembraremos campos de amapolas. Nosotros, los jóvenes rebeldes, obedecemos al toque de la trompeta profundamente conmovidos por recibir las armas, mirando al árido cielo, sonreímos.

La cáscara de limón suelta sobre una concha. La cáscara en espiral.

Dos palomas arcoíris se llevaron la porcelana de nuestros rostros ¿Cómo aún te queda veneno?

No oí las últimas noticias. Escuché a un viejo que follaba con una chiquilla en la habitación del fondo del pasillo mientras el silencio de la tarde caía como plomo.

Las dos palmas de las manos prietas una junto a la otra mostrando su dedo enrojecido atravesado por pájaros de ira.

„El espíritu en transformación‟ Es la razón por la cual me hallo paciente ante las líneas de fuga que abren sus fauces ante mí.


En la vigilia, hombres y mujeres vestidos de razón, alimentan mi locura y en vez de admirar el pico del mirlo y la amplitud del valle me estrecho en mapas sin salida. Pero en la noche, espíritus y espectros vestidos de locura, alimentan mi razón y en vez de creer en leyes y empleos, en dioses y remedios, en estériles ideas, me expando rompiendo toda ilusión.

Hay un excedente psíquico fruto de alucinaciones auditivas y hechizos traicioneros que solo encuentra un desagüe en la expresión artística.

Gracias a la muerte es que se puede ser feliz gracias a que no lo somos todos si no parte de la vegetación parte de la fauna y parte de los cielos, es por lo que podemos andar tranquilos silbando por el bosque

El horizonte plegado sobre sí mismo. La luna como única referencia constante. Todo lo demás se ha perdido en la inmensidad. Las piezas del puzzle descuartizado se mecen sobre la mesa. El llanto es la lluvia que cae sobre la cálida selva Dando paz al silencioso juego de la vida y la muerte. Flecha rota hiere el doble, se lanza contra sigo misma Encerrando el dolor en un chiste bellísimo Como una estrella fugaz. Si aún quedan cortinas con puntas de ballet Y este agujero no es más que un hundirse el alma Voy a permitir que por esta vez, los brillos sacien su hambre ardiente en mí Como un arroye perseguido por voraces llamas.


¿Qué puedo hacer sino poesía? Mi aliento siente que navega el aire solo cuando en verso vuelan las palabras. Solo cuando canto, el clasificador, la caja de herramientas mustia y fría, cobra nueva vida como por un soplo de viento, y se deforman sus ángulos rectilíneos.

Solo con las alas del sueño puedo subir los acantilados. A los que el descuido me arrastra. Solo saltando por el lomo de lo invisible, Recupero la armonía que hace soportable la vida. ¿Y qué si soy ensoñadora? Si he de temblar un instante y correr veloz hacia el fuego sabiendo que soy un misterio como todo lo demás? Sabiendo que, aunque eterno, algo me apremia. Un canto que no es dulce, sino mudo. Pero que, pese a no reconocerlo, persigo sabiendo que lo tengo delante de mí ¿Cómo tocarte, tejido materno? ¿Cómo tocar tu tibia carne, tu piel de tierra, tu sombra de luz? Muero sin pena porque no me importa morir ¡Esa es mi forma de amar la vida! ¿Y qué es la vida? ¿Es la vida del hombre? Eso no son más que palabras. Borren vida, borren muerte. ¡Quiero conocer! ¡No me importa mi vida, No me importa mi muerte, Ni las vidas ni las muertes de todo lo demás! ¡Quiero tocar eso que veo, Oler el tallo que admiro! Y nunca hacerlo para que renazca otra aparición. Es porque todo muere que percibimos la vida. Inútil es tratar de detenerlo. Solo cabe seguir transformándose para que nunca arribe un final.


Lo fugaz es un desvelo. Es el tormento de vivir. Revuelve mis deseos y los transforma en un final feliz. Lo fugaz no tiene tiempo de quedarse y de existir. Lo fugaz es un desvelo es el deseo de vivir. Viviendo lucen tus cabellos en el instante de morir arrancados por el viento piel de otoĂąo a resurgir. Cuando todo con mis dedos y siento lo que no se puede sentir en cada instante fugaz de fuego renazco y sĂŠ que voy a morir.


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