El hombre sin nombre

Page 1

El hombre sin nombre.


Este libro es una fotocopia de una libreta encontrada en el paseo de los tristes, Granada,


1

En vertical llueve perpetuamente la música, y ésta me susurró en secreto que el tiempo no es otra cosa que movimiento.

Han pasado muchos días ya desde la última vez que fui capaz de teñir de negro el blanco folio extenso. Y sin embargo, ahora amplío los márgenes como si me faltara espacio. No sé quién me contagió este miedo al vacío si es precisamente el hecho de afrontarlo lo más cierto. Pero aquí estoy, escribiendo. Ese poema que encabeza la página me condujo a ello.

Yo intento sacar a flote este texto, pero mi mente parece resistirse y realmente no tengo nada que decir.

Ayer sentí que el mar me arropaba, podía lamer su superficie con la mirada, puedo incluso verlo ahora: el mar yendo y viniendo, el cielo bajando, la Tierra subiendo. Yo como parte aparentemente quieta, la realidad como arenas movedizas. Todo tragando, todo expulsando, todo en movimiento, en perfecto desorden. Me vi arrebatado por la sensación, me sentí arrastrado. La luna ya despuntaba y mi cuerpo obedecía a las mareas. Mi pecho henchido de pasión tropezó de bruces con otro hombre que le dijo: estás solo. Como si la vida se me fuera en ello (y de hecho así lo sentía), se apresuraron mis pupilas a encontrar raíces en la playa o islas de vegetación. Me agarré con ambas manos fuertemente a ellas, como si un viento bruto e inapelable barriese la arena. Sangre en cortes verdes Rojas lágrimas en ojos Sed, músculo de alta tensión.

Los violines al fin sonaron y la calma…la relativa calma…volvió.


2

Me equivoqué y en vez de trabajo dije borracho. La vela hacía arder mis pupilas y me molestaba su fulgor. Mi compañero de mesa no me tomaba en serio. Le expliqué que emborracharme forma parte de mi trabajo como poeta. Lo dije en alto y con orgullo: “trabajo duro en ello, todos los años, todos los meses, a todas horas, en cada minuto, milésima, ¡instante! “. Pero aquel señor se sintió incómodo y parecía querer irse, le dije: “todavía no cierran, ¿qué prisa tiene? ¿No le apetece otro vinillo? Necesito apagar esa vela, perdóneme usted” y muy molesto me contestó “¿acaso quiere que nos quedemos a oscuras?” Le pregunté si tenía miedo a la oscuridad y entonces se hizo evidente que lo que le pasaba era que tenía miedo de mí. Dijo “esto se está volviendo eterno”, mi reloj mental sencillamente no existía, y no sé si fue en voz alta o no, pero me pregunté “¿Eterno? ¿La noche, la conversación se le ha hecho eterna? Solo le decía que mi trabajo es el de poeta, en realidad no estoy borracho, estoy trabajando...“ Aquel señor se abrochaba los botones de su abrigo mientras a paso de soldado se dirigía hacia la puerta. Le grité: “Antes de que se vaya ¡Espere…!: Eterno es lo que eterno fue Penetrando inflexible todo lo existente Abarcando infrenable toda expansión Creando infinitos ciclos de creación

Así, como un engranaje Todos los seres y todo amor Es fruto de lo eterno Es fruto de Dios. “

Me duele la cara, tengo incendiadas las mejillas. He me aquí escribiendo, entre furia y desconsuelo, otra vez desvirgando el papel. Ya nadie me cree, un señor se ha reído de mí, ha sentido pánico de mí, luego se ha hartado y por último ¡se ha sorprendido! Yo no quiero esas emociones. Yo quiero amor. Así salí del bar, enfundado en mi gabardina negra, hundiendo manos y barbilla en ella. Hacía frío del que condensa el aliento y entretiene como el humo del tabaco, pero ocurrió algo, algo más frio que cortó mi hálito, petrificó mis labios, secó mis ojos y ensordeció mis oídos. La vi. Quizá sea un atrevimiento escribir que la vi, parpadee y ahí estaba, cálida como el fuego, pero quemando como el hielo.


3

A veces el planeta engrasa la vida. Y uno se despierta por la mañana impregnado de asco y miseria. Las paredes de semen blanco, a roales de mediocridad. La cara pálida y sucia, moteada por volcanes rojos y otros páramos infernales… No hay nada que el jabón no pueda borrar, pero hasta entonces, el fantasma del sueño, agarrado a la espalda, determina más.

He soñado con un niño pequeño, de unos siete años. Hacía equilibrismos en una infinita barandilla metálica colocada en mitad de la playa, paralela al mar. Le acompañaba un atardecer de colores saturados y una música como de jazz que contrastaba mucho con la escena. El niño vestía un traje negro escolar y sonreía mirándose los zapatos. Como si fuera un papel, la playa se dobló hacía arriba por la orilla y el niño, que seguía andando y sonriendo, se introducía de cabeza en el mar. Todos los colores se saturaron al máximo coincidiendo con el cese de la música y el momento en el que los dos planos se fundieron. Entonces oí el gemido del pequeño: ¡Mamá me ha mentido! ¡Mamá me ha mentido! Desperté aturdido, aunque quizás no fuese un despertar. En cuanto la repugnancia venció a la pereza salí desnudo a hasta la ducha. El dibujo de la alcachofa, parecido a una diana, escupía dardos de fuego. Todavía me duelen. No obstante hoy hace un buen día, un sol espléndido, con brisilla, con pájaros y ese olor a detergente que emanaban como flores blancas zarandeadas por el viento, las ropas del tendedero de la vecina. Me he puesto jazz por si acaso diese con la pieza. No es que me preocupe el sueño demasiado, todas las noches sueño, todas sin excepción. Soy un soñador. No sé por qué me alegra serlo, en realidad es horrible.

.


4

Cuando el placer no es placer Ni el dolor es dolor, El amor, es amor.

Ella no era más que el grueso haz de luna que atraviesa el mar en las noches veraniegas más oscuras. Yo no era más que el contemplador de su belleza. Dio a luz una sombra. Yo no era más que la oscuridad alumbrada por su rayo lunar. Hasta que la luna se desvaneció inundada por la presencia del sol, que me dejó desnudo, despierto, vibrante y…huérfano.

Poco después rompí el cristal del balcón pretendiendo romper la playa.

Se fueron. Quedé solo, acompañado del universo entero, de mi universo, pero solo. Nadie me devolvió los gritos. Nadie sabía nada. No sabía buscar y no busqué. Mamá me dijo que siempre estaría conmigo. Mi padre me dijo que nunca estaría solo. Me dormí creyéndoles, desperté llorando.

Todas las mañanas pasa una anciana por el paseo de la playa. Tiene el pelo plateadísimo y la expresión de su cara es ternura infinita. Nada más pasar las flores parecen brillar más intensamente y el ambiente parece acogerla y todo se mece a su paso…Muchas veces imagino que es mi madre y se me hincha el corazón de amor. Nunca he sentido la necesidad de acercarme a ella, de alguna manera, siempre está cerca.

Pero hoy llueve y el oleaje alcanza el paseo. La verdad es que me encanta. Realmente no hay nada que no me deleite. Todo me emociona, todo me traspasa… Los posos químicos de la emoción son los que luego excreto en poesía. De manera que todo se transforma y yo también soy transformado.


5

Me he escrito a las orillas de Kafka, entre las rocas del rio y he visto cómo fulminaba el último rayo del día la pupila de un pájaro veloz.

Diminuto, corro por la tersa superficie de su piel. Porque solo pasan un momento, agitando el aire con colas invisibles, siendo a cada paso explosiones de color que destacan sobre el fondo blanco del barrio. Hoy le han regalado flores a la vecina guapa del 5º E. Guiño, guiño.

Dobló la esquina Tan solo duró Lo que dura La vida.

Dobló la esquina Y la perdí de vista. Pasaron taxis, cláxones Y enjambres de chicas Ninguna alimentó mis ojos Como lo hizo su risa: El fugaz brillo de Su existencia, La estela de su imagen Doblando una esquina cualquiera.


6 Nada, no soy capaz de escribir nada. Anoche sonó el teléfono como un rayo. No me dio tiempo a cogerlo. Número privado. La caja de Schrödinguer. Si no respondo, hay un cincuenta por ciento de posibilidad de que sea ella. Si lo cojo y es cualquier insensato… Esta mañana en realidad, estoy muy animado. Me han citado para hablar sobre mi próximo poemario y voy a pasar la tarde inmerso en la incertidumbre de la calle.

Las posibles vidas de M

Sentado en un planeta situado en la vía láctea, le hablo a usted. Puedo comunicarme, conozco el lenguaje. No recuerdo cuando desperté, como en los sueños, cíclicamente me despierto y tengo un chip en mi cerebro que se llama memoria y a cada vuelta que da el planeta se inventa una historia. A veces me despierto recordando mis otras vidas y sueño con las que ya he vivido, sueño conmigo. Sentado sobre un plano inclinado perteneciente a infinitos planos a la vez. Pasan corriendo seres que jadean o que montan sobre círculos. Oigo los pasos pero solo veo sombras, enfoco con un solo iris y con el otro lo emborrono todo. La calle, así llaman a éste lugar ¿Puede tener un nombre más feo? La calle. Sucia, gris, inerte, infectada, maloliente, con plantas enjauladas y animales a cuatro patas que pasean con la soga al cuello. Inexistencia, concepto de banalidad.

Estoy sentado y de pie al mismo tiempo y corro, y siento que vuelvo, que vuelo, que vuelo por el espacio. Siento que ocupo este espacio con algo a lo que llaman cuerpo. Miro el horizonte y pienso: ¡Parad esta película! ¡Rebobinadla hacia todas las direcciones posibles! ¡Dejad de jugar a la sangre y la sonrisa! Dejad...dejad que me tachéis de loco. Llamadme así. Siento que el olor del tiempo que corre a la velocidad del viento huele a silencio tenso y miradas alicaídas dirección al suelo. Siento que ustedes son incapaces de sentir lo que siento. Y sin embargo, siento vuestro miedo. El miedo del amor, el miedo al miedo, el miedo infinito a la poesía, a la poesía que susurra "sé libre" libertad.

Sentado en un trozo de piedra un infante saluda a una sombra con su mamá. Pobres niños, les meten en jaulas de las que sólo los locos saben escapar.


"Y sigo sintiendo en el pecho que esta vida está a punto de caducar, que el presente o así lo llaman, deja un hueco entre cada palpitar en el que despierto y duermo en constante desesperar. Muero porque estoy vivo, vivo porque estuve muerto, tengo infinitas vidas y malgasto ésta en escribir esto mientras siento cómo el corazón anhela salir del pecho."

__ Hoy he visto a una persona libre, hablaba solo por la calle y no sentía miedo de nadie. Lo llaman loco, yo lo llamo cuerdo. ¡Y cómo lidiar con el loco que cree estar cuerdo! Porque los locos existen, son aquellos embutidos en trajes negros y tristes, decorados como si fueran paredes, que miran hacia el suelo y creen hacer lo correcto. Se envuelven en una película muy difícil de romper y se alimentan de la locura que otros les propongan hacer. Parecen sentir, pero solo en el subconsciente, le reprimen los miedos sociales y pseudoeternos, se rigen por leyes que no han votado, les gobiernan y necesitan de su cueva, pues son como los esclavos de Platón, que solo han visto sombras y verán sombras toda su vida y creerán en esas sombras como si fuera su propia vida.

Los tristes, los locos y los cuerdos.

No soy capaz de escribir nada. Anoche sonó el teléfono como un trueno. No me dio tiempo a cogerlo. Número privado. Si no respondo, hay un cincuenta por ciento de posibilidad de que sea ella. Si lo cojo y no es ella… Esta mañana en realidad, estaba muy animado. Me habían citado para hablar sobre mi próximo poemario e iba a pasar la tarde inmerso en la incertidumbre de la calle. Pero esta mañana, en realidad, la realidad se ha distorsionado. Un traje gris con sutiles rayas ceniza me ha arrojado a la cara el café hirviente de condiciones condicionantes, me ofrecido una tostada untada de hipocresía barata, así como, obviamente, la copiosa cuenta del desayuno. Después del majestuoso baile de retirar las sillas, enfundarse la chaqueta y mandarlo a la mierda, he entrado en la calle. Sentí que todo era absurdo, que todo era mentira, que todo era…quiero decir, que todo es cuestionable. Y la gente andaba en un supuesto sentido que desde un punto de vista sin punto de referencia equivale a: sin dirección. No arriba, no abajo, no izquierda, no derecha. No tiempo. Mero caos, mero teatro. Con la ironía de, al parecer, ser más libres en un escenario propiamente dicho que fuera de él.


7

¡Todo me atraviesa! ¡TODO! El aire, la luz, los pensamientos, los sonidos, los colores, las formas, los recuerdos, las caras, los gestos, el movimiento y la pausa, la sombra, el contraste, el altibajo, las cuestas, las rectas y las curvas, el calor, la caligrafía, la ropa, las imágenes, el mendigo, el político, el camarero, la flor, el agua, la patata, la cucaracha, el helado, el sexo, la saliva, el gel de ducha, la sal del mar, una despedida, las horas del reloj, el golpe de un extraño, la muerte de un niño en el telediario, los partidos de fútbol, internet, las mujeres, la verdad, el ladrón, Grecia, los aviones, el telescopio, las supernovas, Pink Floyd, la mesa erguida, el edificio sagrado, el brillo de los ojos, las lágrimas de una anciana, el futuro, el pasado, el instante, el espacio, la muerte, la vida. Porque estoy vivo, porque existo. Un día desperté y supe que estaba vivo. Y entonces comprendí…que había algo más importante que estar vivo o muerto: El acto de ser, EXISTO. Y supe que estaba vivo, porque siento.

Calma La casa está en silencio hay velas embrujadas la monotonía induce al sueño las horas caen descalzas Y tu risa flota en el tiempo. Por primera vez Sientes el viento penetrar tu piel y darte el aliento único y eterno. Es la señal de que es el momento Al fin, renacimiento.

_

7 _

Ese día sentía la alegría de vivir. La armonía entre mi mundo interior y el externo. Era como un niño pequeño, no había moral, no había condicionamiento: todo era posible, todo estaba bien, todo era amor. ¡Bien poco me duró!


8

¡… Anudó su pecho contra el mío, retorciéndome de pasión. Clavó sus pupilas dilatadas en las mías, mientras sangraba lágrimas.

El ser se remueve en su asiento. Su cerebro alberga contradicción. De la contradicción nace la creatividad, de la desesperación. La desesperación de la asepsia de la página clorificada. A veces huye el color. Solo vemos la verdad en la oscuridad.

Su corazón parecía salírsele del pecho. Empezó a respirar continuamente en fracciones de tiempo. Salivó. Le sequé los labios con mis labios secos.

¿De verdad queremos la felicidad?

¿O es la misma manía de siempre de negar los hechos?

El retrato familiar está cubierto de cenizas. Sus miradas ya no me miran.

Luego me contó que fue como un orgasmo. Un orgasmo de amor. Temblaba en mi abrazo y mi conmoción la hizo estrujarla como si quisiera absorberla en mi interior.

¿A qué jugamos? Si lo que de verdad nos quiebra, lo que de verdad nos hace sentir que estamos vivos, es el dolor. El amor entumece los párpados y cala los huesos. Y es el contraste, la caída que nosotros mismos forzamos que se dé, la que nos grita: ¡la amas!

Ahora aparece como un fantasma. Solo las noches de luna, cuando sube infinita la marea, el vaivén la trae de vuelta a la Tierra y me traspasa como un viento helado.

El invierno en su quietud me trae el olor a sal de sus frías piernas.


9

Se hace pesada la calma. El cuerpo manda señales de dolor, dolor que expresa mi cara. No puedo dormir, tres tazas de café y un mosquito en la almohada. Allá afuera el mundo acontece en tinieblas. La realidad es el lugar en el que la consciencia se envuelve. De nada puedo fiarme, no me fio ni de mi propio no fiarme. Dudar de que dudas, dudar infinitamente… No nos gusta, pero los límites del pensamiento no son más que bucles infinitos que al carecer de sentido, nos asustan. O nos liberan.

He disecado mi identidad al sol. Pellejo de hombre inerte soy.

Detesto no poder estar solo. Aunque estoy físicamente solo en casa, a veces siento que los vecinos, que la calle me escucha y les soy molesto.

… ¡Qué debilidad tan grande! Todo por capricho. Matizando, sentirte mal de sentirte mal es el abismo.

O desnudo o completamente vestido. Pero esa cara en el espejo, esas hebras de alambre negras, esos ojos, no me dicen nada si voy arreglado a medias.

Me gusta salir al balcón desnudo, nadie me observa. Me gusta salir así desde que ella lo hizo. Claro que para ella el follaje de su hermoso monte de venus le hacían sentirse vestida mientras que la protuberancia de mi pene flácido llama mucho más atención. La gente se asusta con esas tonterías a estas alturas de la humanidad.


10

I need you so much closer

………. No ibas a estar menos sola por ser mi amante, mi compañera. No íbamos a estar menos solos. No era algo como agua volcada sobre una mesa que corre a precipitarse y secarse. Hay un nexo purísimo. Pero cada uno era responsable de su propia vida. Claro que, no tuvimos hijos...de carne y hueso quiero decir. 7

7

Ahora mismo siento ganas de abrazarla, como su boca abrazaba los dedos ungidos en miel, como cuando pronuncia de pronto mi nombre como para decirme algo y de repente me abraza y me besa haciéndonos tambalear.

Busco peros pero no los encuentro. Aunque supongo que nunca dos ojos fueron suficiente y hay grietas que no puedo ver ni aunque raje el folio al escribir.

La recuerdo sí, la estoy recordando: estoy haciendo que vuelva a pasar por mi corazón. Pero la recuerdo como si estuviera viva, como si nunca hubiera muerto, como si estuviera ahí…como cuando estaba entre los vivos pero estaba lejos. Nada de eso ha impedido que la siga sintiendo. Digamos que tengo una aguja con un hilo bien atado al pecho y cada vez que la recuerdo atravieso con la aguja mi ser, pero aunque no lo hiciera, sigo sintiendo el nudo, la unión, la parte de ella que quedó en mí para siempre, que me transformó.

Aquel día del orgasmo -el único de su vida- le pregunté “¿por qué lloras?” y me contestó con bastante dificultad: -

Por este instante…porque somos dos átomos dentro del torrente de la realidad, de la existencia. Dos átomos que se han encontrado y armonizan a la perfección. Pero sobre todo, lloro por el hecho de estar viva, de la suerte de formar parte de este instante en la vida, aquí, contigo, aquí, en esta cama, en este planeta, en este galaxia, por la suerte que es que esa casualidad surja y por la suerte, la tremenda suerte, de poder ser consciente de ello.

Más o menos esas fueron sus palabras y nunca podré olvidarlas, ese nudo es su átomo, ella murió conmigo dentro. Pero sigue existiendo.


11

Destilan tus labios el olvido Impregnado en tu aliento Que dice así en el vórtice de tu iris: Yo no soy Más sin ser Sigo siendo.

Realidad que descompuesta aparenta coherencia ante la instancia de mis ojos que buscan la verdad. La normalidad rota que cuando surge se destroza por mera necesidad. El chillido de una criatura que hace crujir la estación de tren en una intensa onda que le rodea y el tiempo consigue detener. ¡Todos quietos! Hay un ser sufriendo: que si dinero, que si empleo, que si trabajo, que si misterio, que si los padres y las parejas, que si las mascotas que si mis pertenencias. Y cava, cava, cava, cava en el hoyo para evitar toda respuesta. ¡Sensible a todo: cierro mis puertas! La angustia hace nido en mi garganta y reajusta todas las cuentas. El ser coge papel y pluma y se sienta a la mesa, en este plano para él no es real ni lo que le rodea. Y el ser en su escritorio cuestiona toda existencia. ¡De la angustia, de la angustia nace la búsqueda de respuesta! Al ser le parece viable desplomarse sobre página desierta. De angustia tiñe sus palabras. Su fin: catarsis directa. Hasta que como un niño chico el runrún de las letras acaba por calmar a la voraz fiera. Ya el cerebro descansado puede razonar con más probabilidad de certeza y piensa: yo ante todo filo de la realidad extrema puedo, sencillamente apagar mi hoguera o bien puedo encabezar la batalla nietzscheana en contra y a favor de la humanidad entera. Entonces aparece el duendecillo que muy sabio aconseja: “Cada loco, con su tema” Y el ser, entonces, levanta la vista de la mesa, un espejo frente a sí le dilata las grandes pupilas negras: Yo no soy ellos, por no ser ni yo soy. Más como lo que soy escojo, escojo ser yo y no los otros.


12

Puntiagudo el gotelé del salón se erizó ante nuestro grito. Arrojamos líquido alquitrán sobre los sofás y los muebles. La luz amarilla era devorada por demasiadas sombras. El rollo de papel se encogía, tú jugabas con un clip y yo con mis viejas gafas rojas. A fuera la noche nos daba la espalda y entre nosotros un abismo emergió del suelo. La mesa temblaba. Y todo el universo hacía mutis. -

¡No sé cuál es la verdad ni cual la mentira! Me duele.

Así nos disolvimos en una mezcla hirviente hasta no quedar más que lo sólido: nuestro amor.


13

Hoy siento que un agujero se ha apoderado de mí, no es más que un hueco en el pecho, si hubiera dicho un agujero cerrado hubiera venido a significar lo mismo. Era una mañana de estas en que la tierra parece envolverse en un tornado y nos hace el amago del sol extinguido. Esta mañana, cuando intenté que mi cabeza entrara en otro mundo constriñéndola contra la almohada, supe algo que ya sabía: soy malo. Tengo arranques de episodios, de trances, de brotes de agresividad. Nunca le hecho a alguien gran daño físico, excepto a mí mismo. Pero eso da igual, porque soy inherentemente agresivo, a la vez que amo con toda profundidad el instante transversal acogiéndolo en mi pecho. Esto quiere decir que como ser humano estoy lejos de cualquier quimera moral, no tengo actos ni buenos ni malos, y nada de lo que haga, diga o piense, ninguna imagen de mí tanto como cruel o como bondadoso, va a ser cierta, jamás. Esto quiere decir que cada mañana tengo que pelear conmigo mismo y luego escribirme un abrazo o sonreírme al espejo, y con los demás: igual.

Hoy sé que somos naturaleza y que sacar la cabeza al mundo implica decirse: “todo esto ha sido creado por mí”. ¿Es cruel un tornado, es cruel una guerra? Dentro de la naturaleza no cabe hablar de bien o mal. Toda la frase es cierta, se reduce y no se reduce a la vez al pensador, porque es una frase universal: yo=todos. Como las culturas en los animales, las leyes de los habitantes de un ecosistema, nosotros tenemos nuestra extraña moral. Vale, acepto jugar al juego ¡Qué remedio!, permitidme añadir al grupo mis propias reglas, pero sobre todo: no creeré jamás en mi bondad ni en mi maldad, pues antes que persona, soy animal.


Era una noche donde los pescadores hacían una fila de estrellas hirvientes. Cromatismo rezagado. En una playa plagada de sombras y pozos como caracolas abisales dos muchachos compenetraban entre olas y palmeras altas. La cálida mano respiraba las llamas y con la calma de un suspiro a su suerte le gritaba: Suéltame ¿Padre dónde estás? Me llenan la cabeza de fantasmas, plateados, Oscuro mediodía. Tarde trasnochada. Desnuda mi caricia, Quítame la máscara.


15

Todo lo que dejó la lengua amarilla y amarga, todo lo que fue un corte seco al viento como cortaría la espada de un samurái. Y creerse personaje de un cuento, de una leyenda, especial. Que sentimiento más cómico y trágico. Todo lo que no pudo expresarse y se lo tragó el espejo, se clavó dentro y fue un caleidoscopio que drenaba sangre cada equis tiempo.

Todo ser que me ha atravesado. Espadas que yo mismo, una a una, fui gestionando su alcance, su entrada y su salida de mí. Todo es cicatriz.

TV ON

Es curioso como el ser humano más malvado del mundo, el que quiere hacerse con todo el poder y dominarnos a todos, lo único que quiere es que todos pensemos igual y que todos vivamos sin conflictos.

TV OFF


14

Van a soltar los perros en ésta, la inmensidad vacía de la tarde decadente y teñida de soñoliento gris. Me han contado que tienes problemas y nadie te ha explicado cómo ponerles el punto en la boca. Miro, y veo pies caminantes. Deambulan estúpidamente para no llegar a ninguna parte. Pues hace frio en todas las calles. Me miras y ves mar embrutecido por las circunstancias. Me miro y veo la inexistencia real. Los labios vacíos, la mirada perdida la identidad difuminada por una extraña realidad. A veces, me late el pecho al son de otro ser humano. Pero ni aun así siento que esté vivo. Pierdo constantemente el camino. Busco banalidades entre la niebla. Nada particular.


“Si lo de Lupi es para venir, de momento prefiero estar solo, luego hablamos” El alcohol saca de mí la tortura del vivir. Los labios que líquidos gotean sobre una burbuja de inopia Y tallan en mi pecho el indoloro ying yan. Nada y todo tiene sentido. Mi mente se arropa en sus desvaríos Mientras mi ser parece dirigir por inercia mi destino. Ahora ver, ahora come, ahora escribe, ahora mastúrbate, ahora duerme. Y reprime el impulso absoleto de dejar tu voluntad bajo la mano femenina. Ahora calma, ahora ama. Y envuélvete en el fugaz intento de escribir el remolino de tus sentimientos. Para qué ¿Para nada? No es la palabra mi condena. No soy yo mismo mi condena, No es el mundo mi condena. Es que no hay condena. Ni amor. Ni causa. Hay impulsos raros. Verdes que tienden azul Monotonías que reivindican su existencia. VACÍO, vacío, VACÍO. Estoy llegando Me precipito Es lo que siempre he querido? Mejor aún, entonces es falso. Ni sorpresa albergaré al entrar en el instante cotidiano.


A veces siento que soy un fantasma. Difuminado entre el gentío, difuminado entre cuatro gatos. A veces siento que hablo solo. Que nadie mira lo que expreso. Lo que exprimo de mí mismo. Pero lo entiendo.

No hay necesidad ahora de ser comprendido. Nunca se olvida el sonido del estallido. La onda del disparo aun vibra en mis oídos.

En fin, La vida sigue Y me lleva No se adonde Pero me dejo Donde caiga caeré Donde llegue llegaré. Amigo mío, el asunto va de que ya no creo en nada. Las palabras son falsas Y su propia falsedad puede ser falsa. Las directrices Los análisis Lo sano, Lo insano, Lo puro, Lo elevado, Lo iluminado…! Palabras. No estoy diciendo nada Porque nada de lo que digo tiene sentido


Por lo que tú has dicho, El juego dentro del juego. Amigo mío esto es poesía también.

Veo como los cerebros son nubes cargadas de esquemas, geometrías, reglas, patrones fijos, pensamientos sobre pensamientos…y nos llueve, nos llueve a todos: - Yo soy yo: ¡muerte al resto! - Tú eres mía, mía, mía, mía. - ¿Y qué hay de mí? Yo, YO,YO, yo… Ese deseo de quererlo todo… ¡Eso está mal! Señaló el cura, el médico, el pedagogo, el psicólogo, el filósofo, el budista, el padre, la peluquera, el policía, la sirvienta, el alcalde, los críos en el parque …

Y el que se desangra chillando ¡La Tierra muere imbécil! Y el imbécil que responde: A chuparla. Entonces uno coge, se sube a la luna y dice: X vs Y son iguales: letra vs letra -> Todo está bien porque todo está mal, Todo está mal porque todo está bien. Y el poeta ¡Oh desencantado! Se estruja bien la nube y acepta lo inaceptable. No hay nada. Nada a lo que agarrarme, nada que valga la pena, porque lo que “vale la pena” es otro constructo más. Vecino, mátame si quieres, yo soy tu maldad y tu belleza. Vecino, no me mates si no quieres, yo soy tu virtud y tu miseria.

Ahora que los pensamientos más que lluvia son cristales atravesados y yo soy y no soy más que palabras. Me despido. Ando en horizontal por entre el gentío, difuminado también entre cuatro gatos, callado o hablando, sentado o de pie: NADA, NADA, NADA, NADA. Un átomo caótico en el infinito universo transhumano. Me quito el sombrero, la vida es un juego: y ahora sé que mi personaje ha sido programado para estrellarse con la lógica. No hay lucha. No hay nada.


Tan solo impulsos raros, Verdes que tienden azules. Autómata de mí mismo, No me veréis discutir.

Cuando el ser, derrumbado Se da cuenta en el silencio Del grito que en su pecho No le deja opción. Deja caer el sombrero y se arropa Con las sombras de su alrededor Ama y no ama. Siente y no siente. Vive muerto y en la doblez De este hecho contiene el aliento. A la espera de que los demonios mueran A la espera de que la mente calle Para ser cada vez más hombre, Y cada vez, menos nombre.


El hombre sin nombre.

Anรณnimo. Escrito entre 1994 y 2015.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.