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San Vicente Ferrer, el santo del pueblo valenciano
Me invitan a escribir un artículo sobre san Vicente Ferrer, para el programa que edita el Altar del Mar. El Altar que celebra su fiesta en la casa natalicia de nuestro santo. Desde muy pequeño aprendí una estrofa de los gozos que desde siempre se han cantado en mi pueblo, en Casinos, donde además de tener el santo, dedicada una de las principales calles, se celebra su fiesta desde el año 1.800.
La estrofa dice así:
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“El precioso manantial, del pozo de vuestra casa, concede salud sin tasa, al que bebe en su cristal, quedando con tal favor, de todo mal libre y sano. Sednos padre defensor, ¡Sacro apóstol valenciano!”
Este es el momento en el que los gozos, anuncian el pozo de vuestra casa, el “Pouet de San Vicent,” ese lugar que encierra tanto encanto en la casa que vio nacer y crecer a san Vicente. Hablar en el Siglo XXI de nuestro santo, es hacer un paréntesis en la historia de Valencia y de sus pueblos para adentrarnos en la figura de San Vicente y recordar su andadura no solo por el mundo, sino por las tierras valencianas. Importantes estudiosos, e importantes estudios nos acercan a su figura, su trayectoria y su vida. San Vicente Ferrer, estuvo en Llíria, y posiblemente también llegó a Villar del Arzobispo, donde tiene una ermita dedicada. Obligatoriamente para ir de Llíria a Villar, san Vicente tuvo que pasar por las tierras del Más de Casinos, que en aquellos años dependían de Lliria, pues la Parroquia Santa Bárbara de Casinos, la funda el Exmo. Y Rvdmo. Arzobispo de Valencia D. Francisco Fabián y Fuero en 1788.
San Vicente desde la construcción del templo parroquial, siempre tuvo su altar en Casinos, y se celebro su fiesta cada lunes de la octava de Pascua Florida, con solemnes “Misas Mayores”, el comulgar de impedidos, la procesión con su guión y bandera, la representación de los “Milacres” en su calle, con escenarios que iban de balcón a balcón, y los días siguientes la novena, que acababa con el recitar de las poesías dedicadas al Santo. La calle era adornada con banderas, mantones en los balcones, gallar-
detes, y hasta algunos años con “confits de panolla” la tía Paquita Pérez Sancho (Paquita la del Rullo) hacía unas majestuosas lámparas para adornar la calle. Una fiesta en la que no faltaba ni la música, ni los truenos, ni las rifas de “Monas de Pascua”, o “Brazos de gitano” para sufragar los gastos de la misma. En los últimos años, era la “Tía Rosario Faubel,” la que se encargaba de organizar la fiesta del día. La globalización, la fiesta del domingo o del lunes, el desparecer de las personas que han vivido en la calle, dando paso a la despoblación, va dejando en un reducto esta gloriosa fiesta anclada en la historia, que dio vida a los vecinos de Casinos del siglo pasado. Cada lunes de la octava de Pascua se celebra la Eucaristía en honor del Santo, pero lo que es la fiesta en sí, queda reducida a un día de “torrá” en el campo, celebrando una prolongación de las fiestas pascuales.
Atrás quedaron aquellos cantos de la “Tarara”: “La calle de San Vicente, está cubierta en un velo, voy a entrar y no se ve, voy a salir y no puedo.”
Estos cantos hacían referencia a la cantidad de gente que se congregaba para participar en la fiesta, o para ver “ El miracle del mocadoret” que cada año se representaba. Era el motor de la fiesta para entretener a un pueblo y a su juventud, y para unir a familias, vecinos y amigos que esperaban la fiesta como esa válvula de escape para disfrutar del momento, y empezar nuevos noviazgos, fruto de los encuentros de esos días. Acabo escribiendo una de las poesías que recitaba cada año los últimos días de la Novena, la rapsoda Andrea García, que siempre acababan arrancando el aplauso de los asistentes a la novena. Después de cantar los Gozos y como colofón del acto Andrea deleitaba con su buen decir, con estas palabras:
“A la Verge del Roser, demane favor i ajuda perquè miracles diré, d’un angel per criatura, d´este Sant Vicent Ferrer.
La seua vida pasmosa, jamai es pot explicar, perquè és molt defectuosa, i m´hauran de perdonar si els falte en alguna cosa.
És que trobant-se embarasada, este si que és cas meravellós, Na Constança una vesprada, és sentí lladrar un gos, i és quedà tota espantada.
El bisbe fou sabedor i a sa mare li digué: “- no té que tindre temor, que el que tindrá vosté serà un gran Predicador”. Naixqué Vicent i es crià, sempre en el Temor de Déu i en tot el que predicà, digué: “-Fills meus, temeu a Déu, mireu que el juí vindrà!” Un xiquet molt xicotet que dos mesos no tenia, d’un dolor aflegidet, Sant Vicent, així li deia, “-Què tens o què vols xiquet?” “-Salut! Sant Vicent voldria!”, Respongue el chicorrotet;
Diu Vicent: “-dolor deixa el xiquet, i que mame en alegria”, i quedà bo l’angelet.
Una muda allí vingué, i diu Vicent: “-Què vols llenguda?” i la muda respongué: “-Parlar vull! I quedà muda, perquè no li convingué. Anà el sant a predicar un any a una població, i a casa un particular, mentrestant digué el sermó, el burret es va deixar; uns estudiants que allí hi havia, entre rialla i alegria, volgueren experimentar la virtut que el Sant tenia:
Diu u: -Jo pujaré en el burret a cavall, i corrent amunt i avall, dos mil miracles faré!”
Molt content, i molt ufá, pujà en el burro a cavall i el burret com qui no ho fa, el tirà un bac i el deixà, sense dir ací en fa mal. Tots confusos es quedaren al vore aquella desgràcia, a Sant Vicent el portaren, i el sant en molta eficàcia, li digueren: “ Pare Vicent, un pobre que esta gelat com la neu d, un bac del seu burret, ¡vinga per l,amor de Deu a remediar este fet!”
El Sant, la cara els gira i al vorels tan confusos de resposta els va tornar: “Qui us mana tractar en burros Jo no puc anar allà.”
“-Aneu, porteu el burret on està el pobre difunt, i suposat que ell ho ha fet,
ell li donarà vida al punt, i altra volta estarà quet”.
Ho varen executar com Sant Vicent ho manà: Al burret varen portar, i en el seu pròpi alé el tornà a ressuscitar!
Què no és cas d´admiració, vore un burro fer milacres? Què més gràcia i què més do? El que no faran els altres ho fará este sant barò.
Dóna cames als tullits, als estudiants memòria, als justícies concòrdia, consola als afligits, i a tots els devots, La Glòria! Visca Sant Vicent Ferrer!
San Vicente Ferrer, hoy sigue estando presente en Casinos, en la Iglesia Parroquial de Santa Bárbara, en una imagen del año 1940, obre del escultor Valenciano, Antonio Sanjuan; en una pequeña imagen que corona el Sagrario, de la Capilla del mismo nombre en la Parroquia, que fue bendecido el 30 de julio de 1993; en la Reliquia que se venera el día de su fiesta, y en los azulejos que se pueden ver en la calle de su nombre. San Vicente anunciador incansable de la palabra de Dios, ilumine a nuestros pueblos, y sea con Valencia propicio, de quien es lustre y honor.