Día mundial contra la Hepatitis - publicado el 29 de julio de 2022 en El Nuevo Día

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SUPLEMENTOS | EL NUEVO DÍA jueves, 28 de julio de 2022

DÍA MUNDIAL CONTRA LA HEPATITIS

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¿ESTÁS EN RIESGO?

Hoy, en el Día Mundial de la Hepatitis, es el momento para crear conciencia sobre la hepatitis viral —una infección que inflama el hígado y que puede causar enfermedad grave y cáncer de hígado Fuentes: Organización Mundial de la Salud y Organización Panamericana de la Salud

9,400,000 Cantidad de personas en el mundo que reciben tratamiento para la infección crónica por el virus de la hepatitis C

30 seg

Por qué se celebra el 28 de julio

Fallece una persona por la hepatitis B o la hepatitis C en el mundo

Se puede transmitir fácilmente de madre a bebé en el parto

Cantidad de muertes anuales en el mundo provocadas por las hepatitis B y C

Requiere la presencia del virus de la hepatitis B para replicarse; no puede haber hepatitis D en ausencia de hepatitis B

Cada 30 segundos

La hepatitis B

1,100,000

El virus de la hepatitis D

2030

Año en que la Organización Mundial de la Salud tiene como objetivo para lograr la eliminación de la hepatitis BrandStudio Lead Manager: Milvia Ramírez Rivera Editora: Jannette Hernández Hernández ● Subeditora: Lucía A. Lozada Laracuente Coordinadora de Suplementos y Publicaciones Especiales: Sharian Maldonado Rodríguez

Esta fecha se eligió por ser el cumpleaños del doctor Baruch Blumberg, científico ganador del premio de Nobel que descubrió el virus de la hepatitis B y desarrolló pruebas para detectar el virus y vacunas contra la enfermedad.

La hepatitis B Es de 50 a 100 veces más infecciosa que el VIH Síguenos en:

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SUPLEMENTOS | EL NUEVO DÍA jueves, 28 de julio de 2022

Por Jorge E. Pérez

¿Cómo se adquieren? ¿Pueden prevenirse? Un gastroenterólogo explica

Especial para Suplementos

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e acuerdo con la información oficial publicada por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NLM-NIH en inglés), “el hígado es el órgano de mayor tamaño dentro del cuerpo. Ayuda al organismo a digerir los alimentos, almacena energía y elimina toxinas”. Así lo confirmó el gastroenterólogo Ian Carlos Padial Doble, mientras planteó la importancia de cuidar y proteger este órgano vital. “Actúa como filtro para detoxificar la sangre, ayuda a metabolizar distintos productos y metabolitos que hay en la sangre, pero también se encarga de producir bilis para digerir las grasas, y ayuda en el proceso de producción de azúcares y ‘mejorar’ la sangre para mantener la homeostasis corporal”, explicó. “Su función mayor es el metabolismo y la producción de la glucosa para mantener los niveles de glucosa en la sangre, y producir factores de coagulación y proteínas importantes para mantener el sistema inmune en buen estado”, añadió el galeno.

¿CÓMO SE INFECTA EL HÍGADO? La hepatitis es una inflamación del hígado que ocurre como consecuencia de toxinas (como el alcohol), o condiciones genéticas o autoinmunes que pueden afectar el funcionamiento de este órgano. Sin embargo, el especialista aseguró que la hepatitis viral es una infección que debe atenderse. “Hay diferentes infecciones que pueden afectar al hígado de forma directa o indirecta”, señaló Padial Doble. “Las que más comúnmente afectan de forma directa son los virus, en específico [los que causan las hepatitis] A, B y C. “Cada tipo de hepatitis se transmite por causas diferentes”, aclaró. “Las condiciones virales [en el hígado] pueden manifestar síntomas que las caracterizan como agudas (de corta duración) o crónicas (que pueden controlarse con medicamentos, pero no se curan)”. Cuando la infección produce un efecto agudo, los síntomas de las tres infecciones son bastante parecidos, expresó Padial Doble. Con la infección causada por el virus de la hepatitis A (Hep-A Virus), los pacientes presentan un cuadro clínico de malestar generalizado, dolor de vientre (particularmente concentrado en el cuadrante superior

Las infecciones que afectan el hígado derecho del abdomen), diarreas, ojos y piel amarillentos (ictericia), orina de color oscuro y excreta blancuzca. “También puede haber pérdida de apetito, fiebre y, generalmente, muchos pacientes se quejan de fatiga”, agregó el especialista.

CADA INFECCIÓN TIENE SÍNTOMAS ESPECÍFICOS El gastroenterólogo puntualizó que los síntomas descritos anteriormente ocurren en esa etapa inicial o aguda de la infección. “Sin embargo, cuando vamos por cada una de las infecciones, vemos diferencias en los síntomas cuando la condición se torna crónica”, dijo. Hepatitis A: Este tipo de infección hepática, indicó Padial Doble, se manifiesta de forma aguda. “Es bien raro que cause daño hepático a largo plazo. En promedio, los síntomas aparecen de la segunda hasta la séptima semana, después del contacto con el virus. Puede tardar hasta dos meses en producir síntomas. En ciertos casos, los síntomas pueden tardar hasta seis meses (en desaparecer)”, apuntó. Las formas de adquisición del virus incluyen la exposición feco-oral, a

través de comida contaminada por poca higiene de una persona que maneja alimentos; y la ingesta de agua o alimentos enjuagados con agua contaminada. También puede adquirirse cuando hay contacto personal cercano con una persona infectada por el virus, incluyendo ciertas prácticas sexuales sin usar barreras de protección, señalan los NIH. “El virus se ingiere, aunque sea en cantidades minúsculas, y manifiesta los síntomas, si la persona no está vacunada o ha desarrollado la inmunidad para combatir la infección”, añadió el galeno. Están a mayor riesgo de contraer la infección las personas que hacen viajes internacionales (especialmente a países en desarrollo), o que tienen contacto sexual hombre-mujer u hombre-hombre sin el uso de barreras de protección. Otros grupos de riesgo incluyen a las personas con problemas de uso de sustancias, o que viven expuestas a la contaminación por falta de hogar. “Usualmente, la infección se resuelve por sí misma, pero el paciente debe mantener una buena alimentación e hidratación”, recalcó el especialista. Hepatitis B: Tiene manifestaciones agudas o crónicas. “Este tipo de in-

fección no es muy común en los Estados Unidos y sus territorios, pero sí en ciertas partes de Asia y la sección central de África”, dijo el doctor Padial Doble. Las formas de adquisición incluyen el contacto con la sangre, el semen u otros fluidos corporales de una persona que tiene el Hep-B Virus. Las personas con mayor riesgo para contraer el virus incluyen a individuos con uso problemático de sustancias, contacto sexual penetrativo/receptivo (hombre-mujer u hombre-hombre) sin el uso de barreras de protección y compartir efectos personales (cepillo de dientes, rasuradoras, o cortaúñas). “También se consideran como de alto riesgo a las personas que viven con diabetes, hepatitis C o VIH”, subrayó. Los síntomas crónicos de la hepatitis B se manifiestan mucho tiempo después de la exposición al virus y pueden usarse medicamentos, pero estos no “curan” la infección, sino que la controlan. “También hay que saber que no todos los pacientes con hepatitis B pueden necesitar medicamento; eso dependerá de su situación. Lo bueno es que existe una vacuna, que se aplica en tres dosis, y que cubre desde los infantes hasta

los adultos de 60 años o más, si hay factores de riesgo”, explicó. Hepatitis C: La hepatitis C (VHC) puede manifestarse de manera aguda hasta seis meses. “La mayoría de las personas que se contagian con el virus tendrán síntomas crónicos”, expuso el doctor Padial Doble. Las formas de contagio incluyen las mismas que se identifican con la hepatitis B, con algunas variaciones: “Hacerse tatuajes o perforaciones (piercings) con tintas contaminadas, o tener contacto directo con la sangre de una persona que tiene el virus, incluyendo personal que trabaja en espacios clínicos”, señaló. Los grupos de alto riesgo incluyen “a personas que recibieron un órgano trasplantado o una transfusión de sangre antes de 1992; que pertenecen a la generación baby boomer (1945-1965); o que han estado en contacto con sangre o agujas infectadas (particularmente, si hay uso problemático de sustancias)”, enfatizó Padial Doble. “Ha habido un gran avance en cuanto a los medicamentos para tratar la hepatitis C, así que es bien importante mantener ese cuidado clínico con su médico”, recalcó.

LA PREVENCIÓN ES CLAVE Para finalizar, el gastroenterólogo reforzó la importancia de las pruebas de cernimiento para detectar las infecciones de hígado en una etapa temprana. “Por lo menos, una vez en la vida se debe hacer pruebas a las personas que están en los grupos de riesgo que mencionamos”, afirmó. “Cada paciente tiene una historia personal y médica distinta; por eso, es importante la comunicación entre el paciente y su proveedor de cuidado clínico. Hay otras infecciones que pueden afectar al hígado de manera indirecta, pero las que describe el gastroenterólogo son las que debemos considerar como importantes para discutir con nuestro proveedor de cuidado clínico. “También hay condiciones que son genéticas o autoinmunes que pudieran afectar este órgano, pero son asuntos mucho más complejos”. Por último, el doctor recalcó los hábitos saludables y la eliminación de agentes tóxicos para no aumentar el nivel de la inflamación. “Eso incluye el control en el consumo de bebidas alcohólicas y reducir el consumo de alimentos que aumenten la probabilidad de un diagnóstico de hígado graso, algo que se ve con mayor frecuencia en nuestro país”, concluyó el doctor Padial Doble.


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La hepatitis C

es prevenible y tiene cura Protege tu hígado, hazte la prueba Por Karina Pérez Especial para Suplementos

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ilente, prevenible y tratable, así es la hepatitis C. Esta condición, que afecta el hígado —órgano vital que procesa los nutrientes, filtra la sangre y combate las infecciones—, puede vivir dentro de las personas sin que tengan síntomas o se sientan enfermas. Por esta razón, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) recomiendan que toda persona mayor de 18 años se realice el análisis de detección de hepatitis C. “'Hepatitis' significa inflamación del hígado. En la hepatitis C, la inflamación y el daño son causados

por un virus, que es el virus de la hepatitis C. Esto causa una enfermedad aguda que, muchas veces, no tiene síntomas y que el cuerpo puede ser capaz de eliminar, pero hay un porciento de personas en el que la condición permanece y se vuelve crónica”, informó la infectóloga Marisel Bosques, de los Centros de Prevención y Tratamiento de Enfermedades Transmisibles del Departamento de Salud. Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), solo un 20 % de las personas logra eliminar el virus en seis meses sin tratamiento. Bosques explicó que cuando la hepatitis C no se trata, ocurre la progresión de la enfermedad, lo que puede provocar un daño severo al hígado, llevar a las personas a una enfermedad terminal o a la necesidad de un trasplante. “Eso va en etapas y la cuarta etapa causa cirrosis y de la cirrosis se puede llegar a cáncer hepático. Eso es lo que se trata de evitar cuando se les ofrece tratamiento a las personas. El tratamiento de hepatitis C es una prevención del cáncer”, puntualizó la doctora.

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ESCENARIOS EN LOS QUE PUEDE OCURRIR CONTAGIO El contagio es el contacto con sangre que tiene el virus de hepatitis C. La causa más común son los usuarios de drogas que comparten agujas o jeringuillas. De hecho, aunque no utilicen jeringuillas, si usan sorbetos o cualquier otra parafernalia de inhalación, puede haber contacto con sangre nasal infectada y darse la transmisión. “Puede ser en cantidades microscópicas, pero el virus es tan contagioso que el contacto con esa sangre permite la transmisión; es mucho más contagioso que el mismo VIH”, aseveró la especialista. Además, se transmite por: ● Tatuajes, piercings corporales o acupuntura en lugares sin licencia. ● Compartir elementos personales como: rasuradoras, cepillos dentales, monitores de glucosa, cortaúñas u otros instrumentos que puedan tener contacto con sangre infectada, incluso en cantidades muy pequeñas como para verse. ● De madre infectada a bebés ● Relaciones sexuales con una persona infectada. Aunque es poco frecuente, puede ocurrir con más regularidad entre los hombres que tienen relaciones con hombres. ● Transfusiones de sangre, trasplante de órganos o diálisis. Esto ocurría antes del 1992, cuando no se hacía el análisis del suministro de sangre, por eso se les recomienda a los baby boomers hacerse la prueba.

LO QUE DEBES SABER DE LOS SÍNTOMAS La mayoría de las personas no presentan síntomas y no saben que están infectadas. Sin embargo, cuando la infección se vuelve crónica se forman cicatrices en el hígado y esa fibrosis se convierte en cirrosis. De acuerdo con Bosques, cuando se presentan los síntomas, el más común es la fatiga. La doctora informó que, cuando ocurre el progreso de la condición, la acumulación de líquido hace que se hinche el cuerpo y que, incluso, se pueda acumular líquido en los pulmones. Al afectar los factores de coagulación, se pueden presentar moretones o sangrar fácilmente. Además, se pueden tener episodios de confusión, lo que se conoce como encefalopatía hepática. A largo plazo, se pueden observar síntomas como piel u ojos amarillos, malestar estomacal, vómitos, dolor de estómago, fiebre, orina oscura, haces de color claro, dolor en las articulaciones y sensación de cansancio.

FÁCIL Y ACCESIBLE CONOCER TU ESTATUS La manera de saber si tienes hepatitis C es hacerte una prueba de detección de anticuerpos de la hepatitis C, que está disponible en los laboratorios. Si el resultado es positivo, se confirma con otro análisis de sangre para detectar la carga viral. Además de todos los adultos de 18 años o más, se recomienda que las mujeres embarazadas o personas que recibieron sangre donada antes del 1992 se hagan la prueba; mientras que a los usuarios de drogas inyectables (en la actualidad o en el pasado) se les aconseja realizarse la prueba con regularidad.

LA HEPATITIS C SE PUEDE CURAR “El tratamiento evolucionó mucho; antes era inyectable, duraba de meses hasta años y era poco efectivo, y ahora es solo oral, dura de ocho a doce semanas, y tiene una efectividad increíble; más del 95 % de las personas que siguen el tratamiento se curan”, aseveró Bosques, quien se siente satisfecha de cómo sus pacientes alcanzan la cura en corto tiempo. Sin embargo, enfatizó la importancia de la prevención, porque las personas se pueden reinfectar. No existe vacuna y no se crea inmunidad; por eso, la prevención es contra la sangre infectada. La población de mayor riesgo son los usuarios de drogas y hay que establecer servicios preventivos. En Puerto Rico, se reinició el sistema de vigilancia epidemiológica que ayuda a identificar los nichos de contagio y monitorear al paciente. Además, la doctora aconsejó reducir el riesgo de contagio: ● Evitando ir a lugares sin licencia o de poca higiene para realizarse tatuajes, acupuntura o piercings. ● No compartir los instrumentos personales que puedan tener contacto con sangre. ● No intercambiar agujas, jeringas o cualquier equipo para drogas, esteroides y hormonas. ● Las mujeres embarazadas y en edad reproductiva deben hacerse la prueba. “Si tienes hepatitis C, la mejor manera de curarte es seguir el tratamiento y proteger tu hígado. Puedes hacerte las pruebas de las demás hepatitis y vacunarte, evitar el consumo de bebidas alcohólicas, mantener una alimentación balanceada y cuidar tu peso”, recomendó la infectóloga.

Para más información, puedes llamar a la línea informativa del Programa de Prevención ETS/VIH del Departamento de Salud al 787-765-1010.


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Salvan vidas

Lo que debes saber sobre las vacunas contra las hepatitis A y B Por Redacción de Suplementos suplementos@gfrmedia.com

Según VOCES, Coalición de Inmunización y Promoción de la Salud, la prevalencia de hepatitis A, hepatitis B y hepatitis C en la isla es más elevada que en los Estados Unidos. Esto ocurre aún cuando la A y la B son prevenibles mediante vacunación. Sin embargo, para la hepatitis C no hay vacunas y es el tipo más severo que puede llevar a cirrosis, cáncer de hígado y hasta a la muerte.

Lee el tema “Prevén la hepatitis y evita sus consecuencias en tu salud”, en

La vacuna contra la hepatitis A

La vacuna contra la hepatitis B

De acuerdo con MedlinePlus, la página web producida por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos —la biblioteca médica más grande del mundo, parte de los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos—, los niños necesitan dos dosis de la vacuna contra la hepatitis A: ● la primera dosis de los 12 a 23 meses; ● la segunda dosis, al menos, seis meses después de la primera dosis. Los lactantes de seis a 11 meses de edad que viajen fuera de los Estados Unidos, cuando se recomiende protección contra la hepatitis A, deben recibir una dosis de la vacuna contra la hepatitis A. Estos niños todavía deben recibir dos dosis adicionales a las edades recomendadas para obtener protección duradera a largo plazo. Los niños mayores y adolescentes de dos a 18 años que no hayan sido vacunados previamente deben ser vacunados. Por su parte, los adultos que no hayan sido vacunados previamente y deseen estar protegidos contra la hepatitis A también pueden vacunarse.

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La vacuna contra la hepatitis A también se recomienda para las siguientes personas: ● viajeros internacionales; ● hombres que tienen contacto sexual con otros hombres; ● personas que consumen drogas inyectables o no inyectables; ● personas que tienen riesgo laboral de infección; ● personas que anticipan un contacto cercano con un adoptado internacional; ● personas sin hogar; ● personas con el virus de la inmunodeficiencia humana; ● personas con una enfermedad hepática crónica. Además, una persona que no haya recibido previamente la vacuna contra la hepatitis A y que tenga contacto directo con alguien con hepatitis A debe recibir la vacuna contra la hepatitis A lo antes posible y en las dos semanas posteriores a la exposición. La vacuna contra la hepatitis A puede aplicarse simultáneamente con otras vacunas.

La inmunización con la vacuna contra la hepatitis B, normalmente se administra en dos, tres o cuatro inyecciones. Los bebés deben recibir su primera dosis de la vacuna contra la hepatitis B al nacer y completarán la serie generalmente a los seis a 18 meses de edad. La dosis de nacimiento de la vacuna contra la hepatitis B es una parte importante para prevenir la enfermedad a largo plazo en lactantes y la propagación de la hepatitis B en los Estados Unidos. Los niños y adolescentes menores de 19 años que aún no han recibido la vacuna también deben ser vacunados. Asimismo, los adultos que no han sido previamente vacunados y desean estar protegidos contra la hepatitis B también pueden vacunarse. La vacuna contra la hepatitis B también se recomienda para las siguientes personas: ● personas cuyas parejas sexuales tengan hepatitis B; ● personas sexualmente activas que no se encuentran en una relación monógama de larga duración; ● personas que necesiten evaluación o tratamiento para una enfermedad de trans-

misión sexual; ● víctimas de ataque o abuso sexual; ● hombres que tienen contacto sexual con otros hombres; ● personas que comparten agujas, jeringas u otro equipo de inyección de fármacos; ● personas que viven con alguien infectado con el virus de la hepatitis B; ● trabajadores de la salud y de la seguridad pública en riesgo de exposición a la sangre u otros líquidos corporales; ● residentes y personal de centros para personas con discapacidades del desarrollo; ● personas que viven en la cárcel o en prisión; ● viajeros que visiten regiones con altos índices de hepatitis B; ● personas con enfermedad hepática crónica, enfermedad renal en diálisis, infección por VIH, infección con hepatitis C o diabetes. Es posible administrar la vacuna contra la hepatitis B como vacuna independiente o como parte de una vacuna combinada (un tipo de vacuna que combina más de una vacuna en una inyección). La vacuna contra la hepatitis B puede aplicarse simultáneamente con otras vacunas.


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