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La edad es sólo un estado de ánimo
Tan sólo verse, María Teresa Cobar y Carlos Víctor Suarez supieron que era un amor a primera vista.
Por eso, unos meses después, estaban dándose mutuamente el “Sí, acepto” para quedar casados para toda la vida. Y ven el futuro con optimismo.
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María Teresa Cobar tenía 80 años y nunca se casó. Nativa de Guatemala, fue madre soltera y emigró a los Estados Unidos, para radicar en Miami.
Carlos Víctor es cubano, tiene 95 años de edad, y tenía 10 de
En los registros de los santos católicos, hay once llamados Valentín. Y al menos tres de ellos —como apunta el estudioso de la hagiografía Thiago Maerki, investigador de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp) — son los protagonistas de reportajes con mensajes de amor.
Es difícil saber qué es verdad y qué es leyenda, aunque en cosas del amor, eso ya no importa, porque con Valentín o sin él, existen historias que subyugan y son reales. E viudo cuando cruzó su camino con María Teresa. Ninguno de los dos pensó que al llegar a ese Asilo en Miami, iban a encontrar, como ellos mismo lo relatan, lo que “fue amor a primera vista”.
Si hablaran las paredes de la residencia de ancianos donde viven contarían el profundo amor que esta pareja se tiene. Y su historia, sin duda.
Una tarde, don Carlos vio pasar frente a él a doña María Teresa y supo que no dejaría escapar a ese encanto de mujer.
Ella nunca había estado casada, pero cuando miró al señor Carlos en la residencia de Miami, quedó prendida de su caballerosidad.
Las puertas de sus habitaciones estaban una frente a la otra y pronto comenzaron a “encontrarse” casualmente en el pasillo y a reunirse para ver las noticias, para tomar el té, para disfrutar de las puestas de sol y para bailar juntos en las fiestas.
Él andaba en su silla de ruedas pero siempre de la mano de la señora María Teresa. Eran tan inseparables que los cuidadores y otros residentes los comenzaron a llamar “totolitos”.
El día que Carlos le pidió matrimonio,María Teresa pensó que se trataba de una broma, de un juego, porque “a su edad” ya no estaba esperando demasiado. Finalmente aceptó la petición de su hoy esposo y su amor se volvió eterno.
El día de la boda, ella llevaba un vestido en color champagne y él una elegante guayabera blanca. Hubo flores, globos, risas, mariachi, un pastel de novios y mucho, mucho amor en toda la fiesta, que se juraron y duraría por el resto de su vida. E