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Un jardín para su esposa ciega

El señor y la señora Kuroki se casaron en 1956. Tiempo después, ella cayó en una profunda depresión al quedarse ciega por complicaciones de la diabetes. Él, que no podía soportar verla deprimida, decidió plantar un enorme jardín lleno de flores Shibazakura, con un aroma muy intenso y peculiar que ella podría disfrutar a pesar de su ceguera.

Trabajó durante muchas horas al día durante dos años para conseguir crear este edén de colores y olores. Hoy, ese jardín es una muestra de amor para cualquiera que quiera visitarlo, pues mantiene sus puertas abiertas.

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El señor Kuroki consiguió una semilla llamada shibazakura, una flor muy reconocida en Japón, no sólo por su esplendido color rosa, sino por su maravilloso aroma. Empezó plantando algunas pero con el paso del tiempo aumentó y aumentó la cantidad, sentía que ninguna era suficiente para transmitirle a su esposa cuanto seguía amándola y lo deseoso que estaba de volverla a ver sonreír una vez más, como antaño.

Los señores Kuroki en su jardín.

Cuando el señor sintió que ya había plantado suficientes flores la llevó afuera de la vivienda y le presentó su nuevo jardín. A ella le tomó algunos minutos percibir el aroma, pero poco a poco se dejó envolver y los olores volvieron a llenar su vida de color. E

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