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La oscuridad también es nuestra - Las Bloody Girls

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Y LA VAMPIRA.

Y LA VAMPIRA.

La imagen de una mujer ensangrentada es uno de los más poderosos iconos del cine de terror.

Desde "Carrie" a "Una buena mujer" (es difícil de encontrar) hay una larga lista de protagonistas femeninas que actúan como receptáculo del miedo. Según Carol J. Clover el miedo se codifica en femenino.

Si slashers como Prom Night consolidaron la noción de “Scream Queen” y causaron sensación en los años ‘80, las mujeres han sido el objeto principal de posesiones ("The Devils"), invasiones en el hogar ("Black Christmas") y persecuciones por parte de todo tipo de seres naturales y sobrenaturales ("Candyman") en el terror tradicional. Pocas villanas, con honrosas excepciones, como Annie Wilkes en Misery, o coqueteos con lo monstruoso, como Nola Carveth en Cromosoma 3, y mucha damisela en apuros en el cómputo general.

Cada vez encontramos personajes más variados y problemas más complejos para nuestras protagonistas, ya sea Annie, la turbada madre de Hereditary o Dezzy, la desquiciada pintora que protagoniza Bliss. Si el terror pasa por ampliar el espectro de lo posible, cada vez es más capaz de imaginar mujeres más ajenas al canon, en situaciones alejadas de lo habitual y con poderes y conflictos propios.

Donde más nos interesa el terror es en la exploración de lo oscuro desde nuestra perspectiva. Cansadas de vernos como víctimas, nos interesan las villanas ("A l’interieur"), las mujeres sobrepasadas ("Babadook"), las que muestran filias inquietantes ("En mi piel") o las casualmente retorcidas ("Juegos perversos"). La aparición de más autoras en el género abre el espectro de lo que vemos representado, de nuestros miedos y de nuestras perversidades y ambigüedades.

El terror es evasión tanto como catarsis. Nos gusta encontrar voces cada vez más cerca de lo propio, señalando de forma cada vez más precisa lo que normalmente escondemos bajo la alfombra ("She Will"). Nos gusta ver historias habitadas por personajes que son tanto víctimas como verdugos, historias que no codifican lo femenino sólo como lo puro, que asumen que encierra toda la escala de grises ("Marea Alta").

Nos gusta ver relucir la oscuridad que es nuestra.

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