"Las obras ecuatorianas que motivan esta edición de ARKINKA constituyen, frente a este trasfondo inquietante, un testimonio que creo merece una valorización positiva y entusiasta. Desde hace un par de décadas, aquella modernidad heterogénea que la revista británica reconoció en Latinoamérica acertadamente como "la arquitectura de la democracia" ha ido evolucionando silenciosamente hacia una consistencia que logra conciliar aspectos esenciales de nuestra identidad andina, como son nuestra intrincada y variada geografía, la escasez de recursos consecuencia de nuestra larga sujeción colonial, y el complejo orden social.
Hay en los proyectos elegidos para integrar este número un sentido de austeridad, de rigor tecnológico, de linajehistórico, aquella esencial grandeza para la identidad de toda buena arquitectura que nada tiene que ver con la abundancia de recursos económicos"
Frederick Cooper Llosa, director Arkinka