El Corazon de la pampa (2da edición)

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Iriarte, Rubén Ricardo 1. Historia Regional. I. Título El corazón de La Pampa: cómo se colonizó La Pampa Húmeda. 2a ed. - Rufino: el autor, 2018. 160 p.: il. ; 21x15 cm. ISBN 978-987-33-6688-8 1. Historia Regional. I. Título CDD 982.13




Cuando la Argentina comenzó su formidable expansión de 1880 en adelante, conectada comercialmente al Imperio Británico, con un ejército de tipo prusiano, una cultura francesa y una mezcla única en el planeta de españoles e italianos, se había propuesto ser la Europa en América. La organización, arquitectura, modo de vida, costumbres, se arraigaron primero en la sociedad porteña y luego expandiéndose hacia tierra adentro producto de decisiones políticas engarzadas con los negocios de las familias patricias de la clase dominante social y política de la Argentina. Desde que comencé este trabajo me propuse reflejar de qué manera los pueblos de la “Pampa Gringa” y los territorios de la “Oligarquía terrateniente”. que luego se convirtieron en ciudades y localidades organizadas, nacieron de una misma matriz, sus fundadores o colonizadores se entrelazaban familiarmente y las causas y consecuencias de su derrotero hacia el prójimo, caminando por la misma senda hasta que cada uno, como cualquier individuo que crece y se hace hombre, decidió su vida algunas con más progreso que otras, y otras con un final inesperado absorbidas por el avance de otras comunidades, mucho de esto, producto de su génesis, su ADN o su genética enmarcada en las corriente inmigratorias que los poblaron. Hay un hilo conductor entre las comunidades que hoy forman el sur de Santa Fe, sur de Córdoba y Noroeste de la provincia de Buenos Aires producto de una política nacional que se generó a partir de dos fenómenos: la venta de las tierras ganadas a los aborígenes en la campaña al desierto y la corriente inmigratoria aprovechada en principio por la clase acomodada, ex guerreros de las contiendas del “Paraguay” y el “Desierto” que posteriormente fueron fraccionadas para la fundación de poblados y venta de parcela a la corriente inmigratoria con el fin de generar recursos 5


para solventar algunos sus cuentas bancarias, negocios y propiedades en las grandes urbes o las deudas que se acumulaban por las crisis del sector y también para disuadir los ataque de bandidos y aborígenes ante las inmensidades del territorio. ¿Cuál fue la verdadera razón de la colonización territorial pampeana? respondía a la decisión de las élites ilustradas de modificar la composición poblacional para corregir lo que Miguel Juárez Celman calificaría de “el turbio entendimiento” del pueblo argentino. Esta política se refleja incluso en el texto del artículo 25 de la Constitución Nacional, que establece: “El Gobierno federal fomentará la inmigración europea; y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias, e introducir y enseñar las ciencias y las artes.” Pero el plan fallo, ni la propaganda realizada en Europa, ni el ofrecimiento para radicarse en las zonas productivas entusiasmaron a los inmigrantes pretendidos, y queda claro que la distribución a lo largo y ancho de la república y en particular la pampa estuvo signada por sectores poco ilustrados, que se establecieron en otros países del continente, aunque si avezados en el trabajo duro. Por eso los nombres asociados a la colonización y fundación de las colonias y poblaciones de la región que nos ocupa, tienen orígenes ingleses, daneses, alemanes o franceses y no españoles e italianos, contribuyendo a otro fenómeno el desplazamiento de las clases autóctonas como aborígenes y criollos que resultaron la base de la pirámide laboral. Recién en la segunda y tercera inmigración después de las grandes guerras se logra el objetivo de incorporar a la sociedad argentina, los técnicos, intelectuales, artesanos, y científicos.

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Este trabajo permite ver en forma integral y global una realidad, olvidada, hay veces negada, y desconocida que debela claramente el derrotero de cada colonia, localidad o ciudad y su proyección hacia el futuro y despejar la duda existencial de cada poblador que siempre se han preguntado el destino de su pago chico. – El Autor

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CapĂ­tulo I

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En el curso de 1875 se agudiza una crisis económica como consecuencia de las deudas contraídas por los gobiernos de la década de1860 y de la crisis mundial de 1873. Las rentas del Estado habían disminuido, en 4.171.291 pesos fuertes, y con el fin de restablecer en parte el equilibrio, Avellaneda empieza una política de contención de gastos. Las cuartas quintas partes de las rentas fiscales provienen de los derechos aduaneros, especialmente la importación. En 1874 la renta en derechos de importación había sido de 12.540.000 pesos fuertes y los de exportación 189.000 pesos fuertes. La situación favorece un proceso de incipiente industrialización del país a partir de 1875, año en que se funda el club Industrial. El congreso considera la Ley de Aduanas para 1876 y se produce un debate sobre la política económica que más conviene a la Nación. La tesis proteccionista triunfa en el congreso y se establecen derechos de un 40% de recargo a los productos manufacturados importados similares a los que se fabrican en el país. Se actualiza un proyecto de ley, de 1873, destinado a proteger las industrias de elaboración de materias primas de origen nacional. El diputado Carlos Pellegrini sostenía: "Es necesario que en la República Argentina se trabaje y se produzca algo más que pasto". En 1876 la crisis financiera alcanza su punto más extremo y gobierno nacional traza un plan destinado a equilibrar el presupuesto, disminuir la deuda pública y conservar intacto el crédito externo. El año avanza y con él se agudizan los problemas de presupuesto. Avellaneda para controlar el gasto decreta la reducción de los sueldos y las pensiones en un 15%. A partir de 1880 se abre un período en la historia argentina de grandes 11


transformaciones en la dimensión política, económica, social y cultural del país. Se consolida la organización del Estado Nacional. Tiene lugar la incorporación de la economía argentina al mercado mundial como productor de materias primas: carne y cereales. La sociedad se ve transformada con el aporte inmigratorio europeo. A comienzos de mil novecientos Argentina inicia una etapa de prosperidad económica. Se dan condiciones muy favorables: buenas cosechas y activación del comercio y la industria. El creciente desarrollo agropecuario que se registra entre 1902 y 1908 impulsa toda la economía del país.

"...las políticas de inmigración equivocadas, porque se proyectaban para un país agrícola y el nuestro era ganadero. Toda esa gente que venía no era necesaria para trabajar el campo; 30 mil cabezas pueden ser atendidas por 10 hombres. La gente venía, pero no pasaba de Buenos Aires o del Litoral. Solo algunos extranjeros concretaron el fenómeno colonizador."

Horacio Vázquez Rial Esta discriminación entre inmigrantes europeos y no europeos ha sido criticada como racista, entre otros, por el escritor Pacho O' Donnell: “Nada hay de reprochable en la intención de incorporar a lo nuestro aquellos progresos civilizadores de allende los mares. Lo reclamable es que se hubieran hecho mejores esfuerzos por articular la supuesta “civilización” ajena con la prejuiciada “barbarie” propia. Tarea descartable para quienes pensaban como Alberdi quien, nada menos que en el texto de “Las Bases”, en el que nuestra Constitución será un apéndice, escribirá: “Es utopía, sueño y paralogismo puro el pensar que nuestra raza hispanoamericana, tal como salió formada de su tenebroso pasado

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colonial, pueda realizar hoy la república representativa” ... El racismo alberdiano es transparente en cada página que fundamenta “Las Bases” de nuestra Constitución Nacional”. Sin embargo, el plan alberdiano no pudo realizarse porque la inmigración anglosajona y alemana se dirigió mayoritariamente a los Estados Unidos de América y las colonias del Commonwealth británico. Argentina entonces recibió mayoritariamente la inmigración europea contra la que alertaba Alberdi, principalmente italianos y españoles y, en segundo lugar, cuantitativo, de origen europeo oriental. Distinto carácter tuvo el intenso flujo inmigratorio que comienza en la década de 1880 y finaliza en la Primera Guerra Mundial. Sus antecedentes pueden encontrarse en las empresas de inmigración del período rivadaviano. El empobrecimiento de la agricultura europea, su creciente demanda interna, hacen que este continente se transforme en poderoso centro emisor de migrantes. Entre 1857 y 1914 entran al país casi tres millones de europeos es seguro que casi el 90% se asienta en la pampa húmeda, fundamentalmente en los centros urbanos, Buenos Aires y alrededores de Rosario, Santa Fe. El inmigrante español o italiano de esa época no era colono ni pionero: venía solo, dejando su familia en su país de origen, para ganar mucho en uno o dos años y volver con otras perspectivas. Es la clásica inmigración golondrina que jamás llegara a afincarse rotundamente. La tierra ya tenía dueño y el inmigrante que se animara a establecerse en el campo debía contar con onerosos préstamos de las empresas privadas colonizadoras, otorgados para la compra de herramientas y semillas y la construcción del rancho, y todo para permanecer como arrendatario, pequeño chacarero, atado a la tierra y endeudado.

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Ante esta perspectiva, el inmigrante ya no va al campo: trabaja de lavaplatos, porteros, canillitas, lustrabotas, empleado de comercio, etc. Si junta algún dinero pondrá un almacén de ramos generales o una panadería... pero jamás desechará su idea de volver a España o Italia. Como ejemplo se puede citar que, en este período, el porcentaje de extranjeros pasa en la provincia de Santa Fe de 15.6 % a 41.9 %. Esta fue la inmigración principal: un movimiento masivo de gente empobrecida en Europa que esperaba recuperarse tras un corto tiempo de trabajo en estas tierras. Junto a la llegada de trabajadores del sur de Europa había estado llegando, con menos intensidad, una inmigración nórdica, francesa, alemana y suiza, que llegó a cumplir una función de intermediadora en la comercialización agropecuaria, que se consolida a través de alianzas con la burguesía terrateniente. Esta alianza de apellidos españoles afincados de antiguo y nuevos apellidos franceses, alemanes y hasta irlandeses, darán origen a los conocidos apellidos de las instituciones claves del dominio político y económico de esa clase: Sociedad Rural Argentina, Jockey Club, etc. (Pereda, Uranga, Pueyrredon, Lamas, Araya, Lanari, Berreta Moreno, Etcharren, Unzuè, etc.).

El plan de Alberdi modificaría en menos de medio siglo la composición social del país de manera radical. En 1869 el país contaba con 1.877.490 habitantes, de los cuales 160.000 habían llegado de Europa en la década inmediatamente precedente; la relación crecería exponencialmente, sumando hasta 1930 un total 6.330.000 emigrantes, de los cuales 3.385.000 se establecerían permanentemente en el país (los restantes eran los llamados trabajadores golondrina, que cruzaban el océano dos veces al año para trabajar en la cosecha).

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Los migrantes, en un comienzo, procedían sobre todo de las clases desplazadas por el excedente de mano de obra campesina debido a la Segunda Revolución Industrial y la tecnificación del agro en el hemisferio noroccidental; la existencia de crisis económicas como la de 1875 fue posteriormente la impulsora principal de la migración. En 1875 el gobierno federal decidió organizar el proceso de población, para lo que creó la Comisión General de Inmigración; al año siguiente se dictó la ley N.° 761/76, llamada Ley de Inmigración y Colonización, que considera inmigrantes a los extranjeros jornaleros, artesanos, industriales, cultivadores o profesores que con menos de 60 años de edad, buena moralidad y aptitudes suficientes, que lleguen en tercera ó segunda clase (en barco) al territorio de la República para establecerse en ella y establece un régimen para ellos. El estímulo incluyó propaganda en Europa a través de agencias oficiales en ciudades y puertos, así como el anticipo de pasajes durante el gobierno de Juárez Celman. Sin embargo, el alto precio alcanzado por la tierra, motivado en parte por la especulación de los sectores afines al gobierno, detuvo en parte el influjo migratorio y movió a muchos de los emigrantes a retornar a su país de origen. Desde 1888 el gobierno federal subsidió anticipos para el importe de pasajes de los inmigrantes, con resultados catastróficos; la Cancillería emitió en 1891 un informe muy negativo acerca de la experiencia, y el 31 de mayo de ese año se eliminó el subsidio. En los años siguientes, la política gubernamental se limitaría a encauzar la inmigración espontánea. Los recién llegados recibían ocho días de alojamiento y manutención en el Hotel de Inmigrantes, mientras intentaban organizar su asentamiento. A continuación, detallaremos algunas cláusulas que nos brindan aspectos fundamentales que debían reunir los inmigrantes para ingresar al país:

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Art. 14: Todo inmigrante que acreditase suficientemente su buena conducta y su actitud para cualquier industria, arte u oficio útil, tendrá derecho a gozar, a su entrada al territorio, de las siguientes ventajas especiales: 1º Ser alojado y mantenido a expensas de la Nación, durante el tiempo fijado 2º Ser colocado en el trabajo o industria existente en el país, a que prefiriese dedicarse. 3º Ser trasladado a costa de la Nación, al punto de la república a donde quisiese fijar su domicilio. 4º Introducir libres de derecho prendas de uso, vestidos, muebles de servicio domésticos, instrumentos de agricultura, herramientas.

La inmensa mayoría de los recién llegados se abocó a tareas agrícolas; eran en su mayoría agricultores de origen, y estaban atraídos por la promesa de distribución de tierras en los inmensos despoblados. Sin embargo, la mejor parte de los terrenos públicos se había vendido ya para 1885, dando origen a enormes latifundios en la pampa húmeda, por lo que sólo la parte más pudiente de los que se radicaron la región pudo disponer de terreno propio. Las tierras fronterizas con los dominios de mapuches y ranqueles fueron quedando, a medida que el combate contra estos los obligaba a replegarse, en manos de estancias dedicadas a la ganadería; esto no fue favorable al establecimiento de pobladores, ya que la actividad requería escasa mano de obra. No sólo la migración directa redundó en el aumento de la población; gran parte de los inmigrantes formó familias numerosas, un fenómeno natural en el campo, donde los hijos 16


representan mano de obra disponible ya desde temprana edad. Así, las zonas más aptas para la agricultura recibieron directamente un mayor influjo de población, y mostraron luego además tasas más elevadas de crecimiento. De ese modo, las áreas más pobladas del país ocupan gran parte de las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires.

Como ya hemos visto la pampa húmeda vivió una economía pastoril desde sus comienzos reservando a la agricultura un papel totalmente secundario. Los primeros chacareros formaron un cordón de seguridad en la zona fronteriza, dedicándose tanto a la milicia como al cultivo de algunos cereales para su subsistencia.

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Los primeros inmigrantes de colonos agrícolas data en realidad del momento rivadaviano pero la improvisación y el corto estímulo de la demanda habían hecho fracasar la temprana experiencia. El área de localización de los colonos inmigrante es el norte y oeste de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba pampeana. Desde 1880 la pampa húmeda no deja de concentrar población, ya provenientes de la inmigración europea, ya del interior del país. La mayor concentración aparece en Buenos Aires y sus alrededores, prácticamente adosadas a la capital, cuyas cifras de población superan a muchas ciudades de la llanura. La población rural en el período de 1895 / 1947 se habrá dispersado a lo largo y ancho de la llanura, preferentemente en el sector norte de la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sur y sureste de Córdoba. El aporte inmigratorio establece otra condición del poblamiento: su alta proporción de varones que, exceptuando a Córdoba, donde viven más mujeres que hombres, llega al 56% en Santa Fe y Buenos Aires y casi al 54% en la Capital Federal. El crecimiento de la población en la pampa húmeda supera holgadamente el crecimiento del resto del país, pasando de dos millones y medio en 1895. El crecimiento en Santa Fe se da principalmente en la zona sur lugar de radicación de las colonias agrícolas. Evidentemente el cultivo cerealero ha atraído mucha población elevando pequeños pueblos fronterizos al grado de grandes ciudades.

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Uno de los primeros empresarios que decidieron fomentar la agricultura fue Aarón Castellanos. Éste había suscripto el 8 de setiembre de 1856, un convenio con nuestra provincia, cuyo gobernador era por entonces Domingo Crespo. Es precisamente el 8 de setiembre de cada año cuando los agricultores celebran su día. Con los inmigrantes que arribaron en 1856 fundó la Colonia Esperanza. Otras incipientes colonias se establecieron algunos años después, fueron las de San Jerónimo y San Carlos. Estos eran emprendimientos aislados y si bien es cierto que fueron verdaderos pioneros, pero eran pocos como para producir modificaciones significativas, aunque indudablemente fueron abriendo el camino a iniciativas similares. Las cosas habían comenzado a cambiar, el país se estaba organizando, las provincias lograron ponerse de acuerdo, 19


aprobando la Constitución de 1853, que con algunas modificaciones todavía nos rige. Para ese entonces la inmigración en la ciudad de Buenos Aires ya era muy considerable: 35.000 de sus escasos 100.000 habitantes eran extranjeros. Tampoco eran todas rosas puesto que la provincia de Buenos Aires se había segregado, no integraba la Confederación Argentina, cuya capital era la ciudad de Paraná, pero esto fue un avance muy importante. El país estaba muy poco poblado, allá por 1870 apenas eran aproximadamente unos 2.000.000 de habitantes, lo que significa escasamente un habitante por kilómetro cuadrado. Nuestros más preclaros gobernantes e intelectuales de entonces: Sarmiento, Mitre, Avellaneda, Alberdi, entre otros habían destacado claramente la necesidad de poblar las vastas regiones del interior deshabitadas. Fue precisamente Bartolomé Mitre quien, en 1870 en un discurso en el Senado Nacional, ponderaba a los agricultores italianos, en especial a los provenientes de Lombardía, del Piamonte o de Nápoles, como los más hábiles y laboriosos de Europa. Estos ya habían comenzado a sembrar cereales y hortalizas en la inculta pampa, logrando muy buena producción, y en una célebre frase afirmaba” Sin ellos no tendríamos legumbres ni conoceríamos las cebollas y las papas, puesto que en materia de agricultura estaríamos igual que los pueblos más atrasados de la tierra…” El extraordinario incremento de la producción agropecuaria de los últimos años se debía en gran medida al aporte de los descendientes de aquellos lombardos y piamonteses, que rápidamente asimilaron los progresos técnicos, nuevas y mejores semillas, agroquímicos, etc. que lo hicieron posible.

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Pero retomando la historia, todavía debían pasar tres presidencias antes que el 19 de octubre de 1876, Nicolás Avellaneda, con su ministro Simón de Iriondo, refrendaran y promulgaran la Ley Nacional Nº 817, conocida también como “ley Avellaneda”. Precisamente Avellaneda, había sido el ministro de educación durante la presidencia de Sarmiento. El 6 de octubre de 1876 fue sancionada la ley Nª 817 de “Inmigración y Colonización”. La iniciativa de esta previsora ley le correspondió al entonces presidente de la Nación, Nicolás Avellaneda, cuyo objetivo prioritario fue poblar y aprovechar las grandes extensiones de tierra que poseía nuestro país. Claro ejemplo de su pensamiento fue una frase muy difundida en la época “Todo está salvado cuando hay un pueblo que trabaja". Este instrumento legal fue promulgado trece días más tarde, el 19 de octubre de 1876, en un contexto coyuntural socioeconómico favorables. Por un lado, Argentina con escasa población, con gran disponibilidad de tierras vírgenes, buscaba atraer población para trabajar la inmensa llanura, con costos sustancialmente más bajos que las viejas áreas de Europa y, por otro lado, los países europeos se encontraban en crisis, lo que generaba grandes desplazamientos de población. La importancia de esta ley radica en que su promulgación complementaba y asignaba recursos concretos a las disposiciones constitucionales, por cuanto tuvo la virtud de efectivizar los derechos civiles de los argentinos y de los extranjeros, proporcionando una trascendente unidad en los aspectos laborales, institucionales y de productividad, que se concretaron en el extraordinario desarrollo integral de todos los sectores del quehacer nacional. Significó también un acontecimiento trascendental y de positiva proyección para el devenir demográfico del país.

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Este instrumento legal no anulaba las posibilidades de la inmigración espontánea, sino que daba oportunidad de realizar una adecuada selección de los inmigrantes, además de la distribución más equitativa de los territorios a colonizar. También constituyó un conjunto de normas que tuvieron como fin captar mano de obra rural en gran cantidad para desplegar intensamente las tareas en el campo.

Inmediatamente después de la promulgación de la Ley 817, comenzó su difusión en todos los países, fundamentalmente europeos. La acción oficial procuró canalizar hacia nuestro país la inmigración originaria del norte de Europa. El presidente Avellaneda lo hizo público en reiteradas oportunidades e hizo hincapié en la inmigración de agricultores con el fin de incrementar el desarrollo en las colonias existentes en el país. Posteriormente, la gran demanda de trabajadores en el sector urbano hizo menos relevantes las primeras ideas de la década del 70. La influencia de esta ley se comenzó a notar de inmediato: en los siguientes 20 años a su vigencia ingresaron al país 1.400.000 inmigrantes de los cuales 850.000 eran italianos, 250.000 españoles, 120.000 franceses, 25.000 austríacos, 20.000 alemanes, 20.000 ingleses, el resto suizos, belgas, irlandeses, rusos, holandeses, portugueses, dinamarqueses, suecos, etc. También ingresaron en forma significativa árabes provenientes principalmente de Siria y del Líbano, a los que se llamaba “turcos” porque este país dominaba sus territorios en aquel entonces, era quien otorgaba los pasaportes. El censo nacional de 1869 dio el siguiente resultado con respecto a las principales colectividades extranjeras radicadas en

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Argentina: italianos 71.442 (3.90%), españoles 34.080 (1.8%) del total de habitantes. En el censo nacional de 1895 se mantuvo el mismo orden con las cifras que siguen: •

Italianos 492.676 (12.4%)

Españoles 198.685 (5%)

Franceses 94.098 (2.3%)

Ingleses 21.788 (0.6%)

(% del total de la población). En el censo nacional de 1914 se observa el siguiente resultado: italianos 929.863 (11.7%), españoles 829.701 (10.5%), rusos/judíos 93.701 (1.18%), uruguayos 86.428 (1.09%), franceses 79.491 (1%) del total de los censados. Inmigrantes nacidos en Italia y total de extranjeros, en los tres censos de población, a la época de las grandes oleadas inmigratorias a la Argentina. Años

1869

1895

1914

Totales extranjeros

211.992

1.004.527

2.357.952

Total de población

1.736.923

3.954.911

7.885.237

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Los que decidieron quedarse: Años 1921-1930

Saldo: 878.000 inmigrantes

Años 1931-1940

Saldo: 72.700 inmigrantes

Años 1941-1946

Saldo: 33.000 inmigrantes

Años 1947-1954

Saldo: 747.000 inmigrantes **

Porcentaje de extranjeros en los últimos años: Año 1930

Estimación: 30,8 %

Año 1940

Estimación: 22,5 %

Años 1947

Censo Nacional: 18,1 %

Año 1954

Estimación: 17,8 %

Fuente: Elaboración propia, tomando en consideración Censos nacionales y estimaciones del INDECAdviértase la gran acogida de extranjeros en la inmediata posguerra

En la región pampeana, las generaciones de las leyendas y las creencias supersticiosas han casi desaparecido, la colonización práctica y positivista eclipsó las costumbres criollas. También contribuyó a la superación de las creencias, el grado de alfabetización y los mayores contactos sociales, directos e indirectos. Sin que por lo expuesto podamos aseverar que no exista un grado de superstición aun en ámbitos de cultura institucional. El gaucho, supersticioso como todo campesino, lo fue en mayor medida cuanto más aislado se hallaba de los centros populosos. Obligado por naturaleza a ser muy observador, sus facultades se fueron agudizando; dotado de gran memoria, archiva todo el hecho, que trataba de correlacionar en cuantos las circunstancias parezcan exigirlo, mas no pudiendo, siempre, darse una 24


explicación satisfactoria y natural de los hechos, de frondosa imaginación, hace intervenir de inmediato lo sobrenatural, para revestir así sus concepciones de ingenua poesía. Los inmigrantes que se establecieron en las nuevas tierras ignoraban casi en absoluto las leyendas, creencias y narraciones gauchas. Las familias eran núcleos cuya cosmovisión difería de la hispano-indígena y el conjunto se posesionó del campo con otro espíritu. Los campesinos inmigrantes de la primera época no conocían, por ejemplo, la significación de la "luz mala" y de otros fenómenos propicios al mito y la superstición. Las leyendas de pájaros y animales autóctonos estaban fuera de su cultura, así como ignoraban también sus nombres y las denominaciones de la flora pampeana, menos aún su aplicación en el campo terapéutico. Las conversaciones diarias tenían como motivos centrales los relacionados con las tareas agrícolas, y las controversias más importantes giraban en torno a los intereses reglados por los contratos, todo ello sin raíz directa con las costumbres del país. La desvinculación con la vida de los criollos hizo que se afirmaran caracteres perdurables que resistieron la absorción del medio y crearon elementos tradicionales nuevos. Como las narraciones que tratan de las peripecias que tuvieron que afrontar los primeros pobladores, en la "etapa heroica" el temor al ataque de los indios que hacía que tenían que empuñar el arado de mancera con la carabina por banderola, el prejuicio inducido antes de embarcarse desde el Viejo Mundo contra los criollos. Estas narraciones aún vigentes se mantienen con las deformaciones propias, de los temas de tradición oral. A partir de 1880 empezó una etapa convergente resultado del impacto de la corriente migratoria procedente del continente europeo a lo que se sumó la acción de los hombres de la generación 25


conocida como "la generación del 80" que lideraron grandes transformaciones políticas, económicas y sociales. Transporte y comunicaciones confluyen en las ciudades portuarias, Buenos Aires, Rosario y Santa Fe se constituyen como bocas de salidas para los productos agrícolas. También se originan grandes cambios sociales, iniciándose un proceso de secularización que motivó hondas divisiones entre los argentinos de esa época y dio origen a muchas controversias. Por un lado, incidió en este proceso la actitud de muchos inmigrantes (y también de muchos locales) que hicieron de la posesión de bienes materiales el único norte de su vida; y por otro el ejercicio pleno de la soberanía por parte del Estado Nacional Argentino que promulgó la ley de Educación Común y la ley de Matrimonio y Registro Civil. La corriente inmigratoria dejó una fuerte impronta en la cultura y en la sociedad no urbana y semiurbana. El gringo mezcló su sangre con los habitantes locales trayendo como consecuencia un gran mestizaje cultural. No se aislaron sino en ciertos lugares o en ciertas condiciones.

El ejemplo paradigmático fue la Provincia de Santa Fe, donde en 1856 —y como respuesta al empobrecimiento de los propietarios de la tierra— comenzaron los primeros intentos de colonización, acompañados también por la incorporación de nuevas tierras. El éxito de las colonias agrícolas santafesinas sería tan significativo que, junto con la expansión de la ganadería en Buenos Aires, habría provocado un aumento constante del valor potencial de la tierra, haciendo que sus dueños decidieran mantener su propiedad.

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Finalmente, el gobierno cordobés intentó el camino de los remates, hechos algunos en la capital provincial y otros en Buenos Aires. Esta vía registró numerosas irregularidades, dando lugar a una serie de pleitos y discusiones legales que recién se resolvieron en 1881. Entre las causales se encuentran ofertas que no llegaban a la base, préstamos tomados a cuenta que no podían devolverse a su vencimiento, entregas de tierras a compradores que ya las habían adquirido privadamente, venta de campos de los que no se conocía ni siquiera su ubicación o ya habían vendido las Provincias de Santa Fe o Buenos Aires. La etapa de organización de las Colonias del sur de Santa Fe es conocida a través de la copiosa documentación de los archivos y fuentes documentales. Según la tradición oral, la memoria colectiva, narrativa, de informes y relatos de viajeros, las observaciones y visitas de Inspectores de Colonias, son sin duda alguna, testimonios reveladores de esas épocas, la presencia de la música es indudable en todo tipo de acontecimiento social de la época. Sólo basta correr el telón imaginario y nos encontramos con escenarios naturales como chacras, caseríos y rancheríos, fogones, boliches, incipientes poblados y escuelas. Todas las actividades culturales fueron disparadores de reuniones sociales, fiestas, celebraciones con distintos entornos y variadas connotaciones. Ese será entonces el escenario de las luchas campesinas que arrancan en el Grito de Alcorta y desembocan en huelgas agrarias de grandes proporciones por toda la región cerealera. En realidad, el aumento de los arrendamientos había significado en los últimos tiempos un abuso manifiesto por parte de los terratenientes, que persistían tan sólo en especular con sus posesiones sin interesarse por la producción del suelo.

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Como no existía protección oficial para sus intereses, el colono comprendió que sólo de su organización y solidaridad de clase podrían surgir las condiciones que alterasen los efectos del latifundismo. Después de la crisis, la actividad agrícola seguirá siendo una actividad en gran parte sostenida por arrendatarios, empresas privadas productoras y comercializadoras de cereales, estrechamente vinculadas a la exportación de granos.

El modelo productivo de Argentina se ha basado históricamente en la obtención de materias primas en estrecha relación con la demanda del mercado internacional. El centro económico y político de la Nación se ha situado desde su constitución en la región pampeana dada su capacidad de producir bienes-divisas y generar el sostén alimentario de la nación. Santa Fe es una de las provincias que integra esta región con una economía plenamente definida por la producción agropecuaria y su exportación. Durante la primera mitad del siglo XIX el territorio de la provincia de Santa Fe presentaba un panorama de desolación, aislamiento y estancamiento económico. Este paisaje se modificó profundamente en la segunda mitad de ese siglo, la inmigración europea tuvo una alta participación en los cambios que se registraron. A lo largo de casi cuarenta años, los inmigrantes pasaron de un 10% en 1858 al 42% en 1895 respecto de la población total (Bonaudo - Sonzogni, 2000). La tierra fue productivamente ocupada por inmigrantes que como arrendatarios, colonos, aparceros y jornaleros transformaron la economía y la sociedad provincial. “…La historia del trigo argentino es la historia de la revolución agrícola y social de la pampa. Es también la historia de lo que le sucedió al inmigrante y a la tierra…” (Scobie, J 1983:17) 28


Es desde esta perspectiva que se inician las historias de las familias de los actuales productores del sur santafesino. En el sur de la provincia la necesidad de infraestructura de transporte, servicios y de mano de obra del sector terrateniente fue lo que propició la fundación de pueblos y colonias, la mayoría de ellas en torno o muy cercanas a la estación del ferrocarril. Sus nombres expresan cabalmente su origen ligado a la gran propiedad. Las familias inmigrantes encontraron un lugar social y productivo en el sur santafesino pudiendo para ello acceder o no a la propiedad y aportando o no un mínimo capital, pero siempre como la fuerza de trabajo necesaria para poner en marcha la producción agropecuaria demanda por el mercado internacional. Las cambiantes condiciones internacionales y nuevas políticas hacia 1940 y 1950, propiciaron un significativo cambio: se pasó del predominio de las unidades productivas en arriendo o aparcería al de explotaciones familiares en propiedad. Este es el origen de la producción familiar y de la trama económica y social del sur de Santa Fe, lugar y actores que se verán transformados profundamente a partir de los procesos de industrialización del agro. El objetivo de este trabajo es reseñar y analizar la estrecha relación existente entre la dinámica de las explotaciones agropecuarias y la vida económica y social de las localidades del sur santafesino con el fin de reflexionar acerca del impacto social de un modelo de crecimiento económico basado en la especialización productiva.

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En Córdoba, la tierra pública y vacía recién comenzó a tomar importancia con los preparativos del tendido de la línea ferroviaria durante la década de 1860, cuando empezaron a venderse las superficies consideradas públicas con el propósito de cubrir el déficit del presupuesto. Una de las primeras disposiciones legales fue la ley dictada en 1862 durante el gobierno de Justiniano Posse, que tenía como objetivo el ordenamiento de toda la tierra pública y su venta con fines fiscales en remate público, medida y amojonada. La ausencia de capitales en la Provincia hizo que grandes extensiones de tierras públicas en el sudeste de Córdoba fueran adquiridas por los nuevos estancieros porteños, en pleno proceso de expansión del ovino. Algunos pioneros ingleses y escoceses también adquirieron suertes en los departamentos Unión y Tercero Abajo.

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En general, la tierra no fue adquirida por aquellos que, desde siempre, habían habitado la zona.

Si observamos lo que estaba ocurriendo en la Provincia de Buenos Aires y en el Litoral durante esta etapa, encontramos que en la primera se conformó el mercado de tierras, se completó la transferencia de las tierras públicas a manos privadas y se organizó un mercado de trabajo. A su vez, se liquidaron las barreras aduaneras interprovinciales y los impuestos internos que gravaban la circulación de bienes. En la Provincia de Buenos Aires, las décadas de 1860 y 1870 se caracterizaron por la inseguridad en gran parte de la frontera sur: las poblaciones de la campaña fueron asoladas por frecuentes incursiones de los indígenas cuyo objetivo principal era el robo de ganado y de caballos. La reacción de las poblaciones indígenas debe entenderse como una respuesta a la agresividad manifestada por el Estado en el contexto de una acendrada competencia por las tierras. El crecimiento de la explotación de ovinos en la década de 1850-60, hacía imperioso incorporar nuevas tierras a la producción, debido a que el destino de la economía provincial dependía del corrimiento de la frontera y de un sistema productivo caracterizado por la extensividad. Finalmente, el largo y agitado proceso de colonización y poblamiento se afianzó en 1877 cuando el gobernador Adolfo Alsina, emprendió un operativo llevando la frontera Sur casi hasta los límites actuales de la Provincia. Así se consolidaron las poblaciones instaladas en los viejos Partidos fronterizos o en los de reciente creación y se constituyó la nueva región sur en un espacio seguro. Entre 1867 y 1890 casi 200.000 km2 de tierras vírgenes fueron incorporados a una economía agraria básicamente de exportación.

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Como resultado del proceso, los Partidos del Sur de la Provincia fueron beneficiados con la expulsión de los indígenas, iniciando la rápida puesta en valor de las tierras recientemente adquiridas. Las grandes estancias incrementaron primero su dotación de ganado vacuno y luego, ovino, acompañando con retraso los ciclos productivos del Norte de la Provincia. El desplazamiento de planteles ovinos hacia las zonas más marginales de la Provincia posibilitó, una vez agotado el ciclo merino en Buenos Aires, su redistribución hacia las tierras patagónicas. La formación del Estado Nacional se llevó a cabo entre 1852 y 1880. Al controlar los conflictos políticos y expandir su esfera de acción a todo el territorio, el Estado Nacional creaba las condiciones de seguridad jurídica para que personas, bienes e inversiones pudieran radicarse en el país sin exponerse a los peligros de los desórdenes políticos, como los que habían acontecido en las décadas precedentes. En la década de 1870 con la conquista del Sur del territorio argentino, sucesos que la posteridad reconoce como la "Conquista del Desierto", se puso fin a la resistencia indígena y se logró la tan ansiada tranquilidad política. La victoria contra el indio y el corrimiento de la frontera Sur significó la incorporación de nuevas tierras a la producción, de espacio vital para la expansión de la ganadería y la agricultura, motores del modelo agroexportador incipiente que trazaría desde entonces, el perfil de la plena incorporación de la economía argentina al mercado mundial. La empresa rural típica fue tomando forma, al tiempo que se consolidó la clase de terratenientes capitalistas.

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Según José Luis de Ímaz el concepto de burguesía terrateniente corresponde a los más grandes propietarios de tierras o poseedores de más de 10.000 hectáreas. Agrupando las parcelas por apellidos y grupos de propietarios en el año 1969, encuentra que poseen más de 10.000 hectáreas 82 "grupos familiares",17 sociedades agropecuarias y 20 propietarios individuales. Entre los "grupos familiares", el total de sus extensiones varía mucho. El grupo familiar que se encuentra al tope del catastro reúne 120.000 hectáreas. El que le sigue en orden de importancia, 95.000. El tercero, 60.000 Hay dos grupos propietarios con extensiones entre las 50 y las 55.000 hectáreas. El sexto grupo cubre, en conjunto, 42.000, y así sucesivamente en orden decreciente. Dentro de los 82 grupos familiares, la mayor concentración se produce entre los que reúnen de 10.000 a 20.000 hectáreas. Eduardo Basualdo y Nicolás Arceo, autores más contemporáneos, concluyen que entre fines de la década de los '80 y mediados de los '90, la superficie que controlan los más grandes 33


propietarios permanece más o menos estable. Según los autores, "los grandes propietarios siguen controlando el 32% de la superficie provincial y en su composición sólo se observan pequeñas alteraciones que dan como resultado un leve acentuamiento en la relevancia de los propietarios con mayor superficie de tierra".

Existen burguesías terratenientes en el interior del país, cuyas propiedades y estancias devienen de las viejas mercedes castellanas. Tómese por caso las familias tradicionales de Santa Fe -López Pintado, Fernández Montiel, Echagüe y Andía- cuyo marcado comportamiento endogámico les ha asegurado la conservación de grandes extensiones de campo, o la expresión endogámica por excelencia de la llamada "nobleza choyana" de Santiago del Estero nucleadas en San Pedro de Choya, y que muchas veces superan con creces las superficies poseídas por los estancieros porteños., y en idéntica situación se encuentran muchos de los establecimientos patagónicos, aunque es ingenuo

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comparar el valor y la productividad de una hectárea en la estepa patagónica con otra de la Pampa húmeda. La familia Casado Sastre acumulaba 300.000 hectáreas hacia 1867 y en 1928 6.625.000, mayormente en la Provincia de Santa Fe. Esta burguesía terrateniente del interior se vinculó política, económica y familiarmente con la porteña, como en el caso de Fabián Gómez Anchorena, de novelesca vida, hijo de un Gómez Choyano y una Anchorena porteña.

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CapĂ­tulo II

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Para Santa Fe el acontecimiento simbólico que marca el comienzo de la ocupación de las tierras es la fundación del fuerte de Sancti Spiritu por la expedición de Gaboto en el año 1527, a orillas del Río Carcarañá en su desembocadura en el Río Coronda. Sin embargo, la influencia del europeo en el sur de Santa Fe y sus alrededores puede ser marcada a partir de la concesión de la Merced de Cruz Alta en el año 1678, o en la posterior fundación de la Guardia de la Esquina (Hoy San José de la Esquina) en el año 1726. Y para la región, que nos ocupa, Venado Tuerto y sus alrededores, en el año 1778, con la creación del primer fuerte en Melincué. La colonización oficial en Santa Fe comienza en el año 1856, pero solo afectó al centro de la provincia. El inicio de esta etapa se iniciaría a partir de la implementación de la Ley Avellaneda de Inmigración y Colonización en el año 1876 que da comienzo a la inmigración masiva. Pero la región recién se ve afectada por este acontecimiento en forma directa, después de la "Primer Campaña del desierto" en el año 1879, que da lugar a la posterior venta de las tierras del Sur de Santa Fe, en particular la compra de los Campos de Venado Tuerto, en el año 1881, por Eduardo Casey, y la conformación de una de las primeras colonias y que rápidamente lleva a la ocupación de tierras por inmigrantes europeos. Este período se extiende hasta los tiempos actuales. Según los registros fundacionales la localidad de Diego de Alvear Fundada el 19 de marzo de 1874 por Carmen Alvear de Christophersen y resulta la más antigua y he aquí en más tomaremos las fechas en que cada una de estas poblaciones fueron oficializadas como asentamientos humanos, más allá de otros registros que determinan compras de tierras o dadivosos regalos de los gobiernos de fines del siglo XVII en nuestro país como premio por la participación de muchos hijo y entenados de familias patricias y acomodadas de la Argentina. 39


Por su lado José Roberti, acompañado de su esposa Doña María Rosa Caruso, y ciento cincuenta hombres y mujeres, llegan a esta zona en el mes de Julio de 1875.Llegan como se dijo a las tierras otorgadas por Don Diego de Alvear y funda el día 30 de Julio de 1875, el pueblo y la colonia de Teodelina. En tanto que la progresista Venado Tuerto fundada por Eduardo Casey tiene fecha oficial el 26 de abril de 1884. El 21 de marzo de 1888 es tomada como fecha de fundación de la ciudad cabecera del Partido de General Villegas y para la fecha de creación del partido, (dispuesto por Ley 1827), se toma el 28 de julio de 1886 fecha de promulgación de la misma. Melincúe o Estación San Urbano que es el asentamiento más antiguo como fuerte de la avanzada por la campaña al desierto es cabecera del departamento General López, pero la comuna fue creada el 3 de septiembre de 1886 por ley provincial. En tanto que la ciudad cordobesa de Laboulaye la Comisión de celebración del Cincuentenario en 1936 con la aprobación del Gobierno Provincial decidió establecer como fecha cierta para la fundación de la Ciudad, el 8 de octubre de 1886, coincidente con la inauguración oficial de la línea del ferrocarril circunstancias como estas se repetirán en muchos casos a lo largo de esta ruta de poblaciones concebidas a la par de las vías. Firmat es uno de los tantos ejemplos que no ha tenido en cuenta la fecha del decreto provincial que los reconocía como poblado y en reunión de vecinos, fue tomado como fecha de fundación el 30 de agosto de 1888 (fecha de inauguración de la estación de ferrocarril), dado que Firmat se fundó construyendo casas y radicando gente alrededor de la estación. El 15 de marzo de 1889, el Gobernador de la Provincia, Dr. Juan Manuel Cafferata y el Ministro de Gobierno Dr. Manuel Gálvez, 40


aprueban el plano presentado por el Juan Gódeken, fundando así el pueblo Cafferata (homenaje al gobernador) y dándole el nombre de Gálvez a la plaza (homenaje al ministro). El pueblo de Carreras fue fundado por la Compañía de Tierras del Gran Sud de Santa Fe y Córdoba, sobre la base de la Estación de Ferrocarril en el año 1888 y aprobado por el Superior gobierno de la provincia por decreto fecha 19 de marzo de 1889. El origen del nombre de este pueblo proviene de don José Carreras, dueño de los campos donde se estableció la Estación de Ferrocarril homónima. Inmediatamente el 29 de marzo de 1989 los mismos mandatarios emiten del decreto de fundación de Rufino de la mano de los hermanos Gerónimo y Francisco Rufino quienes donaros las tierras de sus estancias. Al parecer fue una ola de fundaciones en esos memorables años pues la localidad de Maggiolo precisamente lleva fecha de fundación el 29 de julio de 1889. Su nombre recuerda a Felipe Maggiolo, propietario original de las tierras. La compañía de Tierras del Grand Sur de Santa Fe y Córdoba Ltda. Es autora de muchas fundaciones que fueron gestionadas a su nombre como veremos a lo largo de este trabajo y a la cual nos referiremos en particular más adelante es el caso de San Eduardo que fue fundado el 6 de octubre de 1890. El 1º de marzo de 1893 se funda San Gregorio, nombre que se debe en recuerdo del primer esposo de Josefina de Alvear. Banderalo es fundada El 1º de septiembre de 1900, y le dan nombre de origen Pampa – Araucano- Banderalo. El pueblo adopta el mismo nombre en 1901 se registran las ventas de los primeros solares.

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La fundación de Huinca Renancó, fechada con la habilitación de la Estación del Ferrocarril 1º de diciembre de 1901, Wheelwright le debe su fundación a Miguel Duffy quien presenta antes las autoridades provinciales el 11 de septiembre de 1900 los planos y resulta aprobado el 18 de octubre de este mismo año, fecha que se considera como la de fundación. Muy cerca de allí Villa Cañaz se funda el 17 de mayo de 1902 el pueblo Villa Cañás. Fundada por Félix Lazzarino, esta comunidad que lleva su mismo nombre como la de muchos colonizadores y estancieros de la época surgió como colonia y lentamente se fue poblando con la llegada de los inmigrantes europeos. El 22 de octubre de 1900 el por entonces gobernador santafesino Bernardo Iturraspe le otorgó el rango de pueblo y casi dos años más tarde, el 12 de junio de 1902, se creó la primera comisión de fomento. Un caso muy particular es el de Cañada del Ucle fundada por la familia Dose, pero no se tuvieron en cuenta como sus fundadores, pues no se presentaron los planos del trazado de la localidad. A partir de este hecho se generaron conflictos entre los pobladores en torno al cambio de nombre para el poblado: Cañada del Ucle o Carlos Dose sin embargo la fecha de fundada el 27 de septiembre de 1902. El 8 de febrero de 1908 fecha del remate de las tierras es considerado el acto fundacional del Pueblo y Colonia de Santa Isabel se vendieron 42 quintas chicas, 19 quintas grandes y 48 chacras de entre 250 has. y 340 has. Registra la historia de la localidad de Villa Saboya que se determinó como fecha de iniciación, del centro de población "Villa Saboya", la del 19 de junio de 1903 por ser la primera venta de las chacras. Las circunstancias que han determinado las fechas de fundación de las colonias y poblados de esta región del país son de 42


lo más disímiles y curiosas es el caso de General Levalle en la provincia de Córdoba un diario de Buenos Aires, El País (hoy desaparecidos) indica que el 9 de Julio de 1903 “Acaba de inaugurarse el pueblo fundado en la estación La Amarga antigua denominación de la estación ferroviaria. Por esto se toma esta fecha de fundación. A la vez la localidad de Buchardo fue fundada en 1904 aunque como veremos en muchos casos no hay fecha exacta. Si se sabe que el 15 de julio de 1903, José M. Manny y Maria Manny (ambos vecinos del partido del partido de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires) compraron a José Molins las tierras donde hoy se levanta Buchardo. Una característica muy particular en las poblaciones de la provincia de Buenos Aires es que a excepción de la cabecera del partido las demás poblaciones recibían los reconocimientos por parte de la Comisión Municipal en este caso de General Villegas que en sesión del día 20 de septiembre 1903 resolvió la creación de la delegación municipal de Santa Regina. Aquí también se repite la situación de no contar con fecha cierta de fundación y Chovet se cree que fue alrededor de 1904 o 1905, Don Alberto Chovet, oriundo de Francia, se radica en la zona adquiriendo un campo que en ese entonces se denominaba “Las Hornallas”. También en el caso de la localidad de Del Campillo se toma como fecha de fundación el día 18 de noviembre de 1905 fecha se inauguración de la estación y lleva el nombre de Del Campillo por la estación ferroviaria. Juntamente con el paso del ferrocarril por Pieditas se realizaron las primeras ventas de solares y quintas, en base a un plano que tenía 10 manzanas, con 8 lotes cada una y 14 quintas de distintas dimensiones. El 20 y 21 de febrero de 1906, el escribano Larravide comenzó a escriturar los primeros solares rematados y Nicolas Bruzone acredita su aniversario según libros de archivos del Ferrocarril es 43


el 11 de marzo de 1907, pocos días después el 10 de abril de 1907 la firma martillera Bravo, Barros y Cía., pone en subasta pública cerca de cien chacras de diferentes medidas con el nombre de “Santa Teresa de Anchorena”. Este remate fue el inicio de poblaciones alrededor de las estaciones de ferrocarriles, tal el caso de Pichincha. En tanto que Villa Valeria como la gran mayoría de los pueblos de nuestra patria, tiene su acta de fundación el año en que el Ferrocarril Pacífico deja inaugurada su estación: 1907. Como día se eligió el 12 de octubre en homenaje a los inmigrantes de origen europeo y nativos, que fueron sus primeros pobladores, y el nombre de Valeria, porque una de las hijas del fundador, Don José Camilo Crotto, llevaba ese nombre. No todas las poblaciones fueron fundadas por terratenientes y comerciantes habidos de riquezas en tierras inexploradas, Chapuy fue fundada por Paul Ernest Víctor Chapuy en 1910 (sin fecha cierta del acontecimiento), este ingeniero comienza a diseñar la localidad debido a la radicación personal obrero de la época. La mítica y religiosa localidad de Aaron Castellanos fue fundada el 21 de febrero de 1911 por Ángel Leanes en nombre de la Mercedes Castellanos de Anchorena primero con el nombre de Estación Soler, del Ferrocarril Buenos Aires Pacífico, y luego el pueblo se denominará Aarón Castellanos, en homenaje al fundador de la Colonia Esperanza, con la que se inició la colonización en Santa Fe y. considerado como el padre de la inmigración europea a la Argentina. El 23 de abril de 1911 se realiza la inauguración oficial del Pueblo y Colonia "Fernando Marti" o Coronel Charlone Labordeboy luego de varias modificaciones al plano presentado, es aprobado la traza y como toda colonia santafesina a diferencia de otras provincias de la Pampa central el gobierno 44


con resolución de fecha 17 de marzo de 1914 establece la fecha de su fundación Hughes debe su nombre al propietario de las tierras donadas para la construcción de la estación del Ferrocarril Argentino (Felipe Hughes). También al igual que otras de su tiempo fueron fundadas por decreto de la Provincia de Santa Fe el 15 de abril de 1915. La localidad de Amenábar debe su nombre en homenaje al sacerdote José Ignacio de Amenábar también denominada Colonia Falucho. Esta pequeña localidad fundada en 1915 por Alfredo Cernadas tuvo su primera comisión de fomento en 1965, por lo que se la considera como una de las comunas más jóvenes de la provincia, en un principio dependió administrativamente de Lazzarino que desde 1902 contaba con una comisión de fomento bajo las órdenes de Félix Lazzarino. Hughes debe su nombre al propietario de las tierras donadas para la construcción de la estación del Ferrocarril Argentino (Felipe Hughes). Se fueron asentando en los alrededores de la misma diversos comerciantes y empleados que dan origen a la creación de la localidad. Fue fundado por decreto de la Provincia de Santa Fe el 15 de abril de 1915. Serrano Se logra del Poder Ejecutivo Provincial, el día 2 de septiembre de 1921 la aprobación del plano del pueblo. En el año 1923, exactamente el 23 de abril, funda el pueblo de Chovet, confeccionando él mismo los planos que fueran aprobados por el superior Gobierno de la Provincia.

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Capítulo III

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Fundada el 21 de febrero de 1911 por Ángel Leanes en nombre de la Mercedes Castellanos de Anchorena por poder otorgado el 23 de marzo de 1903, para que, actuando en su nombre, funde en la Estación Soler, del Ferrocarril Buenos Aires Pacífico, el pueblo que se denominará Aarón Castellanos, en homenaje al fundador de la Colonia Esperanza, con la que se inició la colonización en Santa Fe y. considerado como el padre de la emigración europea en Argentina. En ese entonces, la comunidad Franciscana tenía una gran presencia en esta zona, donde además de su tareas religiosas y espirituales, fueron los encargados de controlar y administrar todos los materiales que enviaba la Anchorena, para la construcción del convento para Misioneros, lo que fue aprobado tan sólo un mes después - el 29 de abril de 1903-. de la fundación del pueblo, por el Obispo de Santa Fe. Más tarde se construyó la Iglesia y posteriormente el hospicio. Entre los primeros Franciscanos se destacan: Fray Pedro Miranda, Fray Francisco Cardoso, Fray José María Bottaro - Padre Provincial- y Fray Hermenegildo Costa - entre otros-, quien tuvo a su cargo la creación de las pautas disciplinarias que rigieron en el establecimiento. El 17 de abril de 1910 se hace la bendición y colocación de la Piedra Fundamental del Convento Franciscano, mientras que el 19 de noviembre de 1911, a las 3 de la tarde se procedió a la colocación y bendición de la Piedra Fundamental de la Iglesia, acontecimiento que marcó a fuego la vida de la comunidad.

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Es una localidad debe su nombre en homenaje al sacerdote José Ignacio de Amenábar. Colonia Falucho su patrona es “Ntra. Sra. de Lourdes” y la festividad el 11 de febrero. Esta pequeña localidad fundada en 1915 por Alfredo Cernadas tuvo su primera comisión de fomento en 1965, por lo que se la considera como una de las comunas más jóvenes de la provincia. Antes de conformar su propio gobierno, su administración dependió del pueblo de Lazzarino, distante a unos tres kilómetros, en donde en los años 50 vivían unas tres mil personas y hoy apenas llegan a 500, porque muchos se fueron a Venado Tuerto, Rufino y fundamentalmente Amenábar. Comunidad cercana a Rufino en el confín de la bota santafesina cuyos orígenes se remontan a 1818 cuando comenzó a funcionar el ferrocarril elemento vital para el desarrollo de los pueblos de la zona. Se fundó formalmente como apuntamos en 1915 sin precisar la fecha exacta en los documentos existentes, si bien en un principio dependió administrativamente de Lazzarino que desde 1902 contaba con una comisión de fomento bajo las órdenes de Félix Lazzarino, quien según las actas de la época había accedido al cargo ese año por tratarse de la persona de mayor edad del lugar, con apenas 42 años. Poco a poco Amenábar se fue independizando de su tutor, obtuvo su independencia gubernamental y el último resabio de su relación de dependencia con la vecina población desapareció hace un año, cuando estrenó su propio cementerio, dado que sus difuntos eran sepultados la necrópolis de aquel lugar. Como en muchos pueblos de la provincia, la mayoría de los habitantes dependen de la actividad agropecuaria que absorbe la mayor parte de la mano de obra disponible. Su jurisdicción abarca 50


unas 51 mil hectáreas que la ubican entre una de las localidades de mayor cantidad de tierras en el sur santafesino. Varias son las estancias radicadas en la zona, cuyos cultivos principales son la soja, el maíz y el girasol.

Las tierras eran de los aucas o araucanos, que incursionaban desde la cordillera a lo largo del Río Quinto, cazando la fauna de ésta zona. *siglo XVIII, época del Virreinato del Río de la Plata, los Pampas, ya a caballo contaban con ganado cimarrón para el sustento. Su guerra por la recuperación de sus territorios usurpados, era la guerra del malón, diezmando las poblaciones, el ganado, etc. 1776 para intentar perfeccionar el abatimiento de los originarios, se levantan los Fortines de Melincué, India Muerta, Pavón y Esquina, quedando esta zona fuera de las líneas defensivas. 1852 esta zona queda dentro de la línea de frontera Río Cuarto - La Carlota - Laguna de Hinojo (Venado Tuerto) - Melincué Fortín Chañar (Teodelina). Un ferrocarril y su compañía de tierras, fundadores de Carreras. Como muchos de los pueblos de la provincia de Santa Fe, Carreras tuvo su origen en el paso por sus tierras del Ferrocarril. Es un proceso que comienza puntualmente el 2 de octubre de 1886 cuando el Senado y la Cámara de Diputados de la Nación por Ley 1835 otorgan la autorización para construir un ramal que partiendo desde un punto del ferrocarril ya construido de Rosario a Buenos Aires que pasaba por la costa del río Paraná, avanzara hacia Venado Tuerto y desde ahí en un segundo tramo hacia la localidad de La Carlota en el sur de Córdoba. 51


Esta autorización que va sufriendo año tras año prórrogas, cambios de concesionarios e inclusive cambios de trazado, finalmente se concreta y es la Compañía del Gran Ferrocarril del Sud de Santa Fe y Córdoba la que en 1888 comienza desde el mismo puerto de Villa Constitución la construcción de las vías que finalmente llegarían como estaba previsto a Venado Tuerto y a La Carlota. Esta Empresa de capital británico tenía una subsidiaria que con el nombre de "Compañía de Tierras del Grand Sud de Santa Fe y Córdoba es la encargada de comercializar la tierra a lo largo del incipiente ferrocarril. Luego de conseguir comprar los terrenos necesarios a don José Carreras estanciero que acaparaba gran cantidad de leguas cuadradas en la zona, sin perder tiempo esta Compañía inicia los trámites necesarios ante el Gobierno Provincial para gestionar la aprobación de la traza del pueblo. Obtenida la misma, en 1888 es fundada por la "Cía de Tierras del Grand Sud de Santa Fe y Córdoba". El 1 de mayo de 1890 se detiene en la flamante estación de Carreras el primer tren de cargas, y el 26 de junio del mismo año, causa parada camino de San Urbano, el primer tren de pasajeros. En estas tierras poblaban los Querandíes y los Pampas quienes desaparecieron antes de fines del siglo XVIII. La tierra de la zona de Carreras, está regada por la sangre de dos culturas, la una, la occidentaleuropea, la otra, la nativa. El pueblo fue fundado por la Compañía de Tierras del Gran Sud de Santa Fe y Córdoba, sobre la base de la Estación de Ferrocarril en el año 1888 y aprobado por el Superior gobierno de la provincia por decreto fecha 19 de marzo de 1889. El origen del nombre de este pueblo proviene de don José Carreras, dueño de los campos donde se estableció la Estación de Ferrocarril homónima.

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El 15 de marzo de 1889, el Gobernador de la Provincia, Dr. Juan Manuel Cafferata y el Ministro de Gobierno Dr. Manuel Gálvez, aprueban el plano presentado por el Juan Gódeken, fundando así el pueblo Cafferata (homenaje al gobernador) y dándole el nombre de Gálvez a la plaza (homenaje al ministro). El 31 de agosto de 1899 (10 años después de su fundación), el Gobernador Dr. Juan Bernardo Iturraspe y el Ministro Dr. José Galiano, nombran tres personas para que ocupen los cargos de Presidente, Vice y Tesorero de la comisión de fomento.

Fundada por la familia Dose, pero no se tuvieron en cuenta como fundadores, pues no se presentaron los planos del trazado de la localidad. A partir de este hecho se generaron conflictos entre los pobladores en torno al cambio de nombre para el poblado: Cañada del Ucle o Carlos Dose. Fundada el 27 de septiembre de 1902. 1776 para intentar perfeccionar el abatimiento de los originarios, se levantan los Fortines de Melincué, India Muerta, Pavón y Esquina, quedando esta zona fuera de las líneas defensivas 1852 esta zona queda dentro de la línea de frontera Río Cuarto - La Carlota - Laguna de Hinojo (Venado Tuerto) - Melincué Fortín Chañar (Teodelina). Para mejorar la comunicación y transporte de granos y de ganado, se proyecta un ramal de Firmat a Río Cuarto y en este se construyó una estación a la que se le dio el nombre de "estación Cañada del Ucle". Las tierras donde funcionaría esa estación

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pertenecían a Carlos Doce, Dolores Armstrong de Doce y a Mauricio Larriviere; pero, en sus orígenes tenía como propietarios a las familias Armstrong y Lynen. El origen del nombre: La denominación Cañada del Ucle obedece a la abundancia de plantas de ucle en jurisdicción del lugar. El pueblo tomó el nombre de la estación del ferrocarril.

Fundada por Paul Ernesto Victor Chapuy en 1910, este ingeniero comienza a diseñar la localidad debido a la radicación personal obrero de la época. En 1910 se habilita la "Estación de Ferrocarril" en terrenos de Tomás Lynch y Juan Gaser, en la "Colonia La Colina", siendo denominada Chapuy en alusión al ingeniero constructor. Recién en abril de 1919, por decreto provincial, se crea la Comisión de Fomento. El 17 de abril de 1929 se la declara comuna.

Alrededor de 1904 o 1905, Don Alberto Chovet, oriundo de Francia, se radica en la zona adquiriendo un campo que en ese entonces se denominaba “Las Hornallas”. Cuando se construyó el Ferrocarril Rosario – Puerto Belgrano, cedió gratuitamente los terrenos para construir la Estación y Playa, esto ocurrió alrededor de 1910. En el año 1923, exactamente el 23 de abril, funda el pueblo de Chovet, confeccionando él mismo los planos que fueran aprobados por el superior Gob. de la Provincia. En febrero de ese mismo año la planta urbana constaba de 74 manzanas las que loteó en el período 1923-1925. 54


Por decreto del 03 de marzo de 1925 se crea La Comisión de Fomento de Chovet, siento Alberto Chovet su primer presidente. La localidad contaba en ese entonces con una población de 430 habitantes de descendencia especialmente italiana – yugoslava y española y por supuesto criollos del lugar. El sector agropecuario estaba representado por unos 90 colonos sobre un total de 33.000 hectáreas que es la totalidad del distrito. La actividad comercial estaba representada por dos casas dedicadas a “Ramos Generales” y ya se estaban instalando empresas acopiadoras de cereales. En el año 1925 se fundó la primera institución formal que fue el Club Atlético Defensores más precisamente el 20 de setiembre del mencionado año.

En 1893 Tomás Armstrong donó tierras para la creación de un pueblo. Se aprobó el trazado el 31 de mayo del año 1894. La Comuna se creó el 16 de agosto de 1895. Tiene la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, cuya primera acta de bautismo corresponde a 1897. El origen del nombre: Don Tomás Armstrong, su fundador, la bautizó Carmen en honor a su esposa, así llamada.

Fundada el 19 de marzo de 1874 (por Carmen Alvear de Christophersen), la fecha del 19 de octubre la adoptó la Comisión de Fomento y así lo estipuló por Ordenanza, como se estipula el día de la madre, el del niño, la natividad de Jesús, etc. Existen opiniones divergentes con respecto a la fecha real de fundación y 55


se exponen un sin número de conjeturas al respecto, unas más dispares que otras. Pero lo que sí es indiscutible e inapelable es que el poblado estaba antes que el ferrocarril, el cual se habilitó para su uso en el año 1886, luego de incruentos, largos y costosos esfuerzos para poder concretar el relleno y nivelación del bajo de La Picaza, en un tramo de aproximadamente 9 Kms., todo a carretilla y brazos. Los potros y potrancas se los compraba el ejército y que venían desde Junín a buscarlos.- Los indios no eran tan asesinos o malvados, como los pintaban, pero si se descuidaban les robaban alguna yegua o potranca para comerla; los caballos los olfateaban y relinchaban con miedo, pero que por lo general disparaban sin pelear donde después estuvo el pueblo de Diego de Alvear, había un caserío escaso y un boliche donde compraban yerba, harina y caña que sabían cambiar por cueros, plumas o bichos muertos. Los primeros alambres los puso el ferrocarril y luego siguieron los Anchorena y demás propietarios de tierras, que por lo general se dedicaban a la cría de ovejas. Lo concreto y que está documentado es que los planos del pueblo fueron aprobados en el año 1897; y que la confección del mismo fue llevada a cabo por encargo especial Pedro Christophersen, marido de Da. Carmen de Alvear, hija de Diego de Alvear. El que había adquirido estas tierras incluidas en 250.000 Has. al Fisco provincial en el año 1874 y que el Gobierno le otorgara título de propiedad sin erogación alguna, en compensación por los trabajos realizados por el citado Diego en el trazado de límites entre Santa Fe, con Buenos Aires y Córdoba, pues ostentaba el título de médico e ingeniero geógrafo. Es dable destacar que, si bien el pueblo era Diego de Alvear, el Distrito se denominaba Orellanos y a la vez incluía en su jurisdicción la Colonia Christophersen, situación ésta que perduró hasta el año 1935. El día 20 de marzo del año 1900 se hizo cargo la 56


primer Comisión de Fomento, nombrada por el Ministerio de Gobierno de la Provincia de Santa Fe, y estaba integrada de la siguiente manera: Presidente Luis Bessone - Vice Presidente Joaquín Navarro y Tesorero Pedro R. Salcedo. -

El nombre se puso en honor del pionero Federico Elortondo, casado con Isabel Francisca Armstrong, quien tenía en herencia el área que forman parte de Elortondo y de Santa Isabel. La más antigua referencia histórica hallada sobre esta zona, data de 1633. En ella se menciona a este territorio como: ¨una merced de tierras otorgadas a Jerónimo Luis de Cabrera, cercana al Río Cuarto, ocupada por los Indios Choncanchoraguas y corre pampa adentro hasta Melincué. El primer propietario fue Don Tomás Armstrong quien compra a la comisión encargada de la venta de los terrenos fiscales de la Provincia de Santa Fe, según consta en la escritura del señor Presidente de dicha Comisión, don Pascual Rosa que le otorgó en la ciudad de rosario el 17 de diciembre de 1857, documento que fue revalido por Decreto Provincial el 21 de marzo de 1876. Don Tomas Armstrong como estanciero fue dueño de una enorme extensión de campo abarcando las zonas de Elortondo, Carmen, Venado Tuerto, Firmat, Chabás y Melincué, incluyendo la laguna, donando una legua cuadrada de terreno para la fundación de este último pueblo. El Señor Armstrong, fallece en a la ciudad de buenos Aires, en 1875, la tierra pasó a sus herederos que fundaron cinco colonias y vendieron parte a otros empresarios de la colonización, tal es el caso del comerciante rosarino Pascual Chabás.

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Heredaron estas tierras: Emma Armstrong, Dolores Armstrong de Dosé, María Luisa Dosé de Larriviere e Isabel Francisca Armstrong de Elortondo. A ésta última le correspondieron, entre otras, las tierras que hoy forman parte del distrito de Santa Isabel y Elortondo. Cuando la Compañía del Gran Sud de Santa Fe y Córdoba, realiza el trazado de la línea ferroviaria Villa Constitución – La Carlota, Federico Elortondo, esposo de Doña Isabel Francisca Armstrong, dona los terrenos en nombre de su esposa para que a través de ellos pase el ferrocarril. El 26 de noviembre de 1888 se solicita al gobierno provincial, se apruebe el diseño de un pueblo que había resuelto fundar la compañía, comprendiendo también una estación ferroviaria. El 19 de marzo de 1889 se accede al pedido (fecha de fundación de la localidad) imponiéndose el nombre de Elortondo, dado que Don Federico se había ocupado de lo referente a la donación.

Con anterioridad a la construcción del ferrocarril, existía en el lugar la Posta de los Juárez, propiedad de Don Fausto Juárez. Estaba ubicada en un solar a 200 metros al este de las vías del actual ferrocarril y circundado por las actuales calles Godoy Cruz, Obligado, Roldán y Las Heras. Constaba de varios corrales, entre los cuales había uno “de palo a pique”, utilizado para doma de potros, un pozo de agua, un imponente árbol de gualeguay y una vivienda; la cual servía como punto de parada, al servicio de diligencias (siendo su dueño Luis Terrarosa) junto a la cual se agruparon familias decididas a crear un asentamiento. -17 de octubre de 1881: el gobernador de la provincia, Simón de Iriondo, autoriza por ley al señor Carlos Casado del Alisal, la formación de una sociedad para construir y 58


explotar un ferrocarril que uniera el puerto de Rosario con la Colonia Candelaria (actual Casilda, y luego a ésta con Colonia Iriondo (actual Arteaga) por un lado y con San Urbano (Melincué) por el otro. En esa época había cinco centros de población: Arteaga, Casilda, Melincué, San José de la Esquina y Teodelina. -2 de setiembre de 1882: se aprueban planos y traza del FF.CC. Oeste Santafesino -4 de noviembre de 1882: se inaugura el primer tramo Rosario-Villa Casilda, saliendo el mismo por Av. Pellegrini, detrás del Colegio Nacional de Rosario, continuando por Pérez y luego Villa Casilda. Se continúa la obra en dos ramales, uno con meta Cruz Alta, en la provincia de Córdoba, el que se realiza en dos etapas. -17 de mayo de 1887: queda terminada la primera etapa en San José de la Esquina. -6 de enero de 1888: segundo tramo a Cruz Alta. En este último tramo fueron proyectadas tres estaciones intermedias: Villada, cuyo nombre se debe a que don Carlos Casado del Alisal había nacido en Villada (en Palencia España) Firmat, que toma este nombre como homenaje al ingeniero Ignacio Firmat (a la sazón director de la construcción y el mejor amigo del Sr. Casado del Alisal) y Km. 78 [por “km 78”] (actual Durham). – 1º de junio de 1888: se inicia la construcción de la estación de ferrocarril de Firmat, entre los parajes antiguamente conocidos, por: Los Mogotes, Sepulturas, Cañada del Ucle y de la Aguada (campos de la sucesión de Tomás Armstrong, que por herencia correspondieron al Dr. Carlos Dose y a la Sra. María Dose de Larriviere) – 30 de agosto de 1888: termina la construcción de la estación. Con tal motivo se sirvió un asado, al cual concurrieron personal directivo de la empresa, invitados y obreros que intervinieron en

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la construcción. Don Carlos Casado del Alisal no concurrió por encontrarse de viaje en su país natal. -1889: a raíz del FF.CC. y de la estación Firmat, se efectúa el trazado del pueblo, que por tres años no creció, por diferencias entre la sucesión de Amstrong y la de Carlos Casado del Alisal. Sólo existía el edificio de la estación, y en la misma un modesto restaurante, para asistencia de los viajeros y colonos, primer negocio establecido en estas tierras, gracias al valor empresario de Félix Estavillo, a su vez jefe de la estación. – -1889 a 1891: surgen las primeras casas fuera del entonces radio urbano, por las causas mencionadas con anterioridad, las cuales pertenecían a Martín Lecumberry (conocida por La Quemada) y a Pablo Real. -1891: se comienza a construir dentro del pueblo. -1894 (20 de noviembre): se crea la comuna de Firmat.

Hughes (pronúnciese Ugues, en inglés jius) es una localidad que dista 317 km de la capital de Santa Fé a la vera de la ruta nacional 8, importante carretera internacional que obliga, por su paso por la zona urbana, a innumerables detenciones y riesgos. Hughes debe su nombre al propietario de las tierras donadas para la construcción de la estación del Ferrocarril Argentino (Felipe Hughes). Se fueron asentando en los alrededores de la misma diversos comerciantes y empleados que dan origen a la creación de la localidad. Fue fundado por decreto de la Provincia de Santa Fe el 15 de abril de 1915.

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Hughes es un pueblo dependiente del agro, por lo que podemos encontrar distintas Empresas dedicadas a esta rama de la Economía.

Fundada por Félix Lazzarino, esta comunidad surgió como colonia y lentamente se fue poblando con la llegada de los inmigrantes europeos. El 22 de octubre de 1900 el por entonces gobernador santafesino Bernardo Iturraspe le otorgó el rango de pueblo y casi dos años más tarde, el 12 de junio de 1902, se creó la primera comisión de fomento. Los memoriosos aseguran que Lazzarino tuvo su mayor apogeo entre 1925 y 1930 gracias al impulso de sus instituciones y cuando aún tenía bajo su órbita el manejo de la vecina localidad de Amenábar distante a apenas tres kilómetros-, que recién logró independizarse como distrito en 1965. Ambas poblaciones tienen una historia común, incluso compartieron el cementerio hasta que esta última construyó su propia necrópolis hace pocos. El nuevo poblado se estableció a menos de 3 km de la estación Amenábar, de la vía férrea Venado Tuerto-Rufino, habilitada por el Ferrocarril Gran Sud de Santa Fe y Córdoba (de aquí en adelante FCGSSFyC) a fines de 1898. Dos años más tarde, en fecha casi simultánea con la creación de la colonia, el ramal pasó a propiedad del Ferrocarril Buenos Aires y Rosario (de aquí en más FCBAyR), cuando esta empresa adquirió el FCGSSFyC.

Para Félix Lazzarino, la conexión ferroviaria con la línea Venado Tuerto-Rufino era esencial para el progreso de la colonia. En consecuencia, gestionó ante las autoridades del FCBAyR la

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construcción de una vía a la nueva población, conjuntamente con la instalación de una estación. El FCBAyR no atendió su pedido. Tampoco lo hizo posteriormente el Ferrocarril Central Argentino (de aquí en adelante FCCA), dueño de la vía desde el año 1902, al fusionar sus líneas con el FCBAyR. Lazzarino, sin embargo, nunca se resignó y durante tres décadas bregó incansablemente para que el FCCA construya la vía al poblado. Prueba de esa perseverancia es la carta que envió al presidente del directorio local del FCCA en mayo de 1928, donde reiteraba una vez más su solicitud, destacando que el acceso ferroviario beneficiaría a la zona donde se asentaba la colonia y al propio ferrocarril: La iniciativa no está solo llamada a beneficiar una extensa zona eminentemente agrícola y de porvenir brillante sino también a fomentar el tráfico de cereales dadas las condiciones fecundas de la tierra y la excelencia de las aguas únicas en la región. En esos casi treinta años transcurridos desde su fundación, la colonia había progresado a pesar de no encontrarse situada a la vera de una vía férrea, por lo que insistir con la construcción de una estación ya no se justificaba. Félix Lazzarino, sin embargo, estaba convencido que ello seguía siendo, como a principios de siglo, una “prioridad absoluta”. A fin de hacer más atractiva su petición y despertar el interés del FCCA, Lazzarino ofreció ceder a la compañía ferroviaria, a perpetuidad, y por escritura pública, los terrenos necesarios de su propiedad para construir la estación y la vía, y se comprometió a pagar el 50% del costo de la mano de obra que demandaran los trabajos. Además, en el caso de que el gasto de sueldos del personal de la estación a construirse no estuviera compensado en los primeros tiempos por las entradas, Lazzarino se encargaría de 62


abonar la diferencia mensual “hasta tanto subsista dicho estado de cosas”. Esta gestión, finalmente, tampoco prosperó, y la vía a Lazzarino nunca se construyó. Lazzarino depende exclusivamente de la actividad agropecuaria y la mayoría de sus pobladores trabajan en la estancia La Barrancosa, que además tiene una fábrica de quesos. El establecimiento rural es casi un emblema, no sólo por ser la principal fuente de empleo sino porque ocupa más de la mitad de la superficie jurisdiccional del distrito. La oferta laboral la completan la comuna y algunos contratistas rurales que necesitan mano de obra en tiempos de cosecha. Antes de fundar la localidad que lleva su nombre Félix Lazzarino realizó diversas actividades que le permitieron crecer económicamente Cuando era un adolescente se dedicaba a transportar ovejas en establecimientos rurales del sur de provincia de Buenos Aires entre Azul y Bahía Blanca El nuevo poblado se estableció a menos de 3 km de la estación Amenábar, de la vía férrea Venado Tuerto-Rufino, habilitada por el Ferrocarril Gran Sud de Santa Fe y Córdoba a fines de 1898. Dos años más tarde, en fecha casi simultánea con la creación de la colonia, el ramal pasó a propiedad del Ferrocarril Buenos Aires y Rosario, cuando esta empresa adquirió el FCGSSFyC.

El actual distrito de Maggiolo fue una zona de fuertes y fortines a fines de 1700. Lo que hoy es el pueblo fue el llamado Fortín Loreto, que junto al del Melincué era el más antiguo del sur de Santa Fe y de casi toda la Pampa Húmeda.

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Considerado el último baluarte de la frontera sur con la provincia de Córdoba y colindante con la de Buenos Aires, (según consigna el “Libro del Centenario” (1889-1989), el lugar era apetecido por la calidad de sus tierras y fue escenario de luchas entre fortineros e indios, los antiguos dueños de ese suelo. El 25 de noviembre de 1887, la Compañía General de Tierras del Sud de Santa Fe y Córdoba, a través de su apoderado Rafael Escriña, elevó una nota al gobierno de santafesino solicitando la autorización para fundar un pueblo bajo la actual denominación en homenaje al antiguo propietario de esas tierras: Don Felipe Maggiolo. Dos años más tarde quedó oficialmente fundado el pueblo, más precisamente el 29 de julio de 1889. Su nombre recuerda a Felipe Maggiolo, propietario original de las tierras en las que se construyó la estación de trenes, fundada el 27 de abril 1903.

En los años 1850, una excursión defensiva del pueblo originario ranquel, liderado por el cacique Melín, fue emboscado a orilla de la que iba a ser "Laguna de Melincué", y masacrados. A la matanza sólo sobrevivió su esposa, quien malherida huyó en su caballo, un tordillo que llevó a la moribunda madre hasta una de las islas de la laguna. Allí, la mujer, aterida de dolor y furiosa por la muerte de su hombre y de Cue, el hijo de ambos maldijo a los invasores, antes de morir. Según otros conocedores, la historia del topónimo es otra la laguna se conocía como Melincué, desde la ocupación mapuche de las pampas hacia mediados del s. XVIII tal cual figura en mapas del Virreinato...ya que había un fortín para resguardo del Camino Real, lo que sí es cierto que la zona fue de combates de exterminación.

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Melincúe o Estación San Urbano, Es cabecera del departamento General López. La comuna fue creada el 3 de septiembre de 1886 por ley provincial. La patrona es “Ntra. Sra. del Carmen”, festividad: 16 de julio. Luego de Ceballos ocupó el virreinato Juan José de Vértiz y Salcedo, quien en el mes de abril de 1779 se comunicó con el teniente coronel Francisco Betzebé y le encomendó el estudio de una serie de fuertes y fortines. Dos meses después, los planos estaban listos y aprobados. Se trataba de una línea de once fortines defensivos entre los que se encontraba el de Melincué y que fueron conocidos como la línea de fortines de 1779. Las obras comprendían, además, unas cuarenta casas para los pobladores, edificios para los cuarteles, iglesia, y demás dependencias, faltando sólo el puente levadizo. Había sido encargado de ejecutarlas Juan González, quien les dio término el 25 de octubre del mismo año. El aspecto de todo el conjunto era el de un gran corral de palos a pique, puntiagudos y estrechamente unidos, que formaban una verdadera muralla, dentro de la cual se encerraba la guarnición. Generalmente, estas construcciones defensivas eran muy rudimentarias y el cerco que la circunvalaba estaba hecho de troncos desiguales y hasta torcidos, defecto que no era tan grave, pues hacía que los soldados aprovecharan estas troneras naturales. Frecuentemente, y con el fin de aumentar la defensa, se colocaban unos cueros que servían de parapetos. Ubicado en un lugar estratégico se encontraba el llamado mangrullo, que era una construcción que, por su altura se destacaba de las demás y que constituía la atalaya desde donde el vigía advertía la llegada de los indios. Hacia 1868, el mangrullo de Melincué fue sólidamente reconstruido por el empresario rosarino Luis Laflor, que quiso contribuir a la defensa del poblado contra los malones. Se 65


utilizaron ladrillones asentados en argamasa, escalera de palos de palma atados con alambre y el techado de ladrillos sobre estructura de palos de palma que apoya sobre la mampostería. Por su presencia en el sur de Santa Fe, esta localización determina que el poblado que se nucleó a su alrededor fuera el más antiguo, lo que convierte al pueblo de Melincué en cabecera del departamento General López, frente a localidades de mayor relevancia económica y poblacional, como es el caso de la cercana Venado Tuerto.

Los primeros habitantes de la zona fueron los aborígenes Pampas y Querandíes, que luego fueron desplazados por los Araucanos o Puelches. Para hablar de Labordeboy, vamos a decir que las primeras manifestaciones de ocupación de estas tierras se remontan al año 1897, cuando se construyen en la región pampeana los ferrocarriles, en este caso denominado Central Argentino, línea de Pergamino a San Urbano, habilitada al servicio público el 31 de diciembre de 1897; y es a raíz de ellos que surgen en sus adyacencias los primeros asentamientos poblacionales, detrás de la Estación del Ferrocarril, lo que es ahora la zona Villa Estela, de la cual tenemos conocimiento por personas del lugar que es la familia de Doña Estela Olivera, dueña de varias hectáreas de campo la que dona los mismos. Es el año 1913, Don León Laborde-Boy, dueño de casi 3.500 has. de campo, oriundo de Francia, casado con Doña Lorenza Megendie; padres de Delia Teresa Josefa, María Leoni, María Julia, María Aideé y Juana María Luisa dona parte de sus tierras, y por medio de su Apoderado Don Juan Pedro Lapuyade envía la siguiente nota solicitando la aprobación del trazado del pueblo.

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Luego de varias modificaciones al plano presentado, es aprobado la traza y con resolución de fecha 17 de marzo de 1914 (fecha de aniversario de la localidad).

Fundada por don Eduardo Casey el 26 de abril de 1884. es declarada ciudad el 16 de diciembre de 1935, siendo su primer intendente. José Aufranc, por su importancia es conocida como” la esmeralda del sur" el nombre de venado tuerto no era aceptado por todos los pobladores ya que lo consideraban desagradable y sin significación cierta. Esto motivó que se solicitara su cambio en más de una oportunidad. En la sesión ordinaria del 28 de agosto de 1895 en las cámaras de la provincia de Santa Fe, el diputado Ramón Lucero defendía la nominación ante la petición de la colonia inglesa de cambiarlo por el de "Villa Palmira". Por otra parte, los amigos del fundador sugerían que fuera suplantado por el de "Ciudad Casey".

Don Juan Cañás y Rey, nació el 24 de septiembre de 1833, en La Coruña, España. En 1849 finalizó sus estudios en el Consulado de La Coruña, que consistieron en idiomas, navegación y peritaje mercantil. Ese mismo año, contando con escasos dieciséis años, Don Juan Cañás y Rey viene a la Argentina, donde desde hacía tiempo estaba radicado su hermano José María.

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Aquí comenzó a trabajar en la casa de Blaquier, de donde pasó al registro de Irineo Millán. Allí trabajó durante un corto lapso, hasta que comprendido por el Sr. Millán que era un joven inteligente y que podía progresar por sus actividades y constancia, y no siendo su casa de porvenir para un joven meritorio, con verdadera nobleza se desprendió de su empleado, presentándolo a la Casa de Consignaciones de Saturnino E. Unzué e hijos, en el año 1855. Integrando el cuerpo de empleados de esta fuerte y acaudalada firma, bien pronto se ganó la confianza de la casa, por la contracción al trabajo y por su cristiana honestidad. Contrajo matrimonio con Higinia Cáceres, con quien tuvo siete hijos: Ernesto, Julia, María luisa, Juan, Carmen, Luis y Sofía. Además de sus actividades en la casa de comercio, formó parte de varias instituciones: Fue presidente de la Sociedad Española de Beneficencia; director del Banco Español y miembro de la Comisión de Notables durante la Revolución del '90, cuando ocupaba la presidencia de La Nación, Don Carlos Pellegrini. Su posición económica creció y adquirió campos. Sus establecimientos en la provincia de Buenos Aires fueron un modelo; lo mismo que la Colonia Cañás, que explotara con agricultura en el sur de la Provincia de Santa Fe. Allí fundó el 17 de mayo de 1902 el pueblo Villa Cañás. Falleció el 28 de febrero de 1910.

En el año 1879, el Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba resolvió llevar a cabo, en remate público, la venta de una considerable extensión de tierra. Uno de los compradores fue 68


Gerónimo Segundo Rufino, quien adquirió 17 leguas, 522 cuadras y 20.100 varas cuadradas, a razón de quinientos un peso fuerte la legua cuadrada. La propiedad de aquellas llanuras que constituían las suertes fiscales números 18, 19, 20, 21 y 22 de la Serie B del Departamento Río Cuarto (Córdoba), fue elevada a escritura pública el 17 de julio de 1879, con la intervención del Escribano Público de Número y Hacienda del Gobierno de la Provincia de Córdoba, Secundino del Signo. Posteriormente, mediante escritura de fecha 11 de marzo de 1881, pasada en la ciudad de Buenos Aires ante el Escribano Bernabé Burgos, Gerónimo S. Rufino declaró que la compra efectuada al Gobierno de Córdoba la había realizado en partes iguales con su hermano Francisco Mercedes Rufino. Al momento de vender el Gobierno de Córdoba los terrenos, los límites interprovinciales no estaban aún definidos. Una de las cuestiones pendientes de resolución estaba en los límites entre las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. El pleito fue resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien, en su fallo, dictaminó la configuración de los límites definitivos. De esta forma, la mayor parte de los terrenos adquiridos por los hermanos Rufino quedaron incluidos en jurisdicción de la provincia de Santa Fe. Esto obligó a protocolizar en esta provincia el título otorgado por el Gobierno de Córdoba, lo que fue ordenado en el Archivo General de Santa Fe, el 9 de abril de 1883. Por ese mismo año 1883 existieron las primeras incursiones de arrieros que traían a estas tierras, ricas en pastos naturales, sus variedades de ganado. Ello sumado a las primeras viviendas, al afincamiento de factorías comerciales, al paso de las cuadrillas del ferrocarril (que por entonces llegaba hasta donde hoy está la localidad de Aarón Castellanos), trajo los primeros movimientos desenvolventes de la Colonia. Ya en 1886 se nota la existencia de un importante núcleo de hacendados colonizadores. Consecuentemente, se imponía la

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subdivisión de las tierras, sobrevalorizando el fraccionamiento en beneficio de los dueños, y estimulando a los primeros pobladores a convertirlos en propietarios. Y aunque Rufino oficialmente aún no estaba fundado, ya era una población en marcha, con casas de comercio, estación del ferrocarril, estafeta de correos. Esto hizo que los hermanos Rufino iniciaran las gestiones ante la Provincia para fundar el pueblo. Así fue que, para cumplir con las reglamentaciones existentes, se confeccionó un plano figurativo y se determinaron los terrenos que debían ser donados para edificios y plazas públicas, la iglesia, el cementerio, el lazareto y el hospital. Todo esto fue cumplimentado mediante una escritura otorgada en la ciudad de Santa Fe, ante el escribano Hermenegildo Basualdo, el 21 de marzo de 1889. Realizada la donación al Superior Gobierno de la Provincia, se elevaron las actuaciones al Ministerio de Gobierno, que aprobó la traza de la Colonia y Pueblo de Rufino, declarando a los mismos comprendidos en los beneficios acordados por la ley del 6 de diciembre de 1887. El decreto que sirvió de base para la fundación oficial del pueblo está fechado el 29 de marzo de 1889, y fue firmado por el Gobernador Gálvez y el Ministro de Gobierno Juan M. Cafferata. La comuna de Rufino fue creada el 24 de noviembre de 1891 y se formó como municipio 28 años después, un 25 de octubre de 1929. La patrona es Nuestra Señora de Lourdes y se festeja el 11 de febrero.

Fue fundado el 6 de octubre de 1890 por la compañía de Tierras del Grand Sur de Santa Fe y Córdoba Ltda. La población fue decreciendo con el correr del tiempo, tanto la urbana como la rural, siendo el mayor porcentaje de ellos niños y

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adultos con aumento del género masculino, pero se desconoce su cifra con total exactitud. Una de las principales causas que dieron origen a esta realidad es la escasez de empleo, fuentes que lo activen y la inexistencia de acceso pavimentado, aunque actualmente, gracias a constantes tramitaciones de la Comuna de la localidad con el Consorcio Caminero se logró realizar un mejorado con piedra, existiendo la posibilidad de concluirlo en su totalidad. La localidad se dedica netamente a la explotación agrícolaganadera, cuenta únicamente con la existencia de una planta cerealera y con comercios, no siendo éstos numerosos. Es centro de atención ya que un equipo del Centro de Estudios Interdisciplinario de Antropología dependiente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) encontró restos óseos de humanos de 8.254 años de antigüedad en la laguna El Doce, de esta localidad. Se trata del hallazgo más antiguo de la provincia. El estudio se realizó en un laboratorio ubicado en Arizona (Estados Unidos) tras una investigación que comenzó en el año 2003 y a raíz de una denuncia formulada por vecinos de San Eduardo que detectaron la presencia de restos óseos sobre la superficie de la costa de la laguna. Este descubrimiento permite “determinar el poblamiento temprano de la región pampeana. Suponemos que tiene que ver con asentamientos provenientes de la provincia de Córdoba, habida cuenta de los artefactos de piedra que se encontraron y el tipo de proyectiles que se hallaron que tiene que ver con asentamientos cordobeses de entre 7 y 8 mil años de antigüedad. La principal teoría hasta el momento es que los restos hallados pertenecen a tribus de cazadores recolectores que se desplazaron desde Córdoba hacia nuestra provincia. Se pudo reconstruir el esqueleto de 19 personas, pero no se descarta que sean muchos 71


más, ya que “es probable que haya muchos más diseminados en la laguna, aunque para eso hay que seguir trabajando exhaustivamente”, detalló Gallego. Los restos óseos de guanacos hallados tienen 7.025 años de antigüedad, y aparecieron con marcas de corte. “Esto quiere decir que fueron utilizados para comer, ya que quedaron en los huesos las marcas de haber sido cortados con elementos de piedra para trozar la carne y comerla”. Se detectaron también restos de venados de las pampas, ñandúes y roedores de distintas especies, aunque en menor proporción. Lo que más se encontró fueron restos de guanacos.

La fundación de San Francisco se debe al esfuerzo de un visionario hispano que por el año 1873 comenzó a recorrer la región de las lagunas santafesinas, con tropas de ganado vacuno, comerciando con el indio y llevando en sus carros civilización a las regiones de las pampas. Este hombre dinámico, se llamó Francisco de Zabala Arregui. En 1877, una tropa de mil vacas se estableció en las regiones cercanas a San Francisco, en las costas de la laguna “Siete Árboles”, construyó una choza de adobe, con techo de cuero, cercana a la laguna, con palos a pique. Don Francisco de Zabala Arregui, tomo posesión del campo ribereño, quedando bajo su exclusivo y personal dominio. En 1877, la Compañía Argentina de Colonización y Tierras envía a sus y representantes para que tomaran la posesión de los campos y procedieran a su loteo y trazado de colonias o formarse. Como único vestigio de civilización encontraron a Don Francisco de Zabala Arregui. Tomaron la decisión de que se le colocara a la colonia, el nombre de Siete Árboles y al pueblo, que sería su cabecera, San Francisco, se hizo en su fecha de fundación oficial, el 11 de enero de 1890. 72


Primitivos habitantes de estas tierras, indios pampas y querandíes se agrupaban en tribus y amenazaban constantemente a todo lo que invadiera sus dominios. La Campaña al Desierto contribuyó a que estas regiones pasaran a mano de algunos pocos hacendados y capitalistas. Uno de ellos, Diego de Alvear, hacendado de la provincia de Buenos Aires se convirtió en un importante terrateniente. Se casó con Teodelina Fernández de cuyo matrimonio nacieron: Carlos, casado posteriormente con María Mercedes Margarita Elortondo. Carmen Josefa Teodelina se unió con Ricardo Luis de Lezica, Carmen contrajo matrimonio con Pedro Christophersen, de nacionalidad noruega. Josefina se casó en primeras nupcias con Gregorio Rodríguez, al enviudar se casó con un diplomático chileno Matías Erraguriz. Elisa se unió en matrimonio con Ernesto Bosch y Diego de Alvear. De las tierras adquiridas, Diego de Alvear la reparte entre sus hijos, recibiendo Doña Josefina en herencia esta zona. Destina 100 ha. a la formación del pueblo y 5000 ha. a la Colonia “Ancalú” que deriva del idioma ranquel “Ánchalo” que traducido expresa “médanos apretados” o “agua entre médanos apretados”. Esto con la intención de “fomentar el desarrollo de la agricultura y el afincamiento de colonos”. Como era costumbre de la época se donaban a la provincia lotes destinados a la construcción de edificios para: Iglesia, Juzgado de Paz, Comuna, Escuela, Hospital, Plaza Pública, Cementerio. El 1º de marzo de 1893 funda San Gregorio, nombre que se debe en recuerdo del primer esposo, siendo el patrono del pueblo el Santo Gregorio Nacianzeno, celebrándose el día del pueblo el 9 de mayo.

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Fueron llegando inmigrantes italianos, españoles y de otras nacionalidades que contribuyeron con su esfuerzo, sacrificio y tesón a formar el pueblo que hoy contamos, desempeñándose en distintos oficios y actividades. Con su bagaje de sueños llegaron a estas tierras, en sucesivas oleadas —de 1870 a 1914 y de 1918 a 1939—, italianos, españoles, franceses y croatas, entre otras nacionalidades y tantos inmigrantes que formaron la gran colonia de chacareros que fortaleció este suelo. Poblaba ya estas tierras don Guillermo Cejas, fundador de una numerosa familia, caudillo demócrata y dueño de la estancia Santa Rosa.

El territorio que se incluye en el distrito actual de la localidad fue dominado por aucas o araucanos, estos indios incursionaban desde la cordillera a lo largo del Río Quinto con el fin de cazar la abundante fauna de esta zona. En la época del Virreinato del Río de la Plata, los Pampas, que se hallaban en posesión del caballo contaban con abundante ganado cimarrón para asegurarse el sustento. A la vez el gaucho se dedicaba a diezmar el ganado. Como defensa en 1776 se levantan los fuertes de Melincué, India Muerta, Pavón y Esquina. Así la zona de Santa Isabel quedó fuera de las líneas fronteras. En 1852 quedó esta zona comprendida dentro de la línea de frontera que unía Río Cuarto, La Carlota, Laguna de Hinojo (Venado Tuerto), Melincué y Fortín Chañar (Teodelina). En 1857 Santa Isabel parecía un sitio remoto, campo abierto, sin alambrado ni vallas, con ganado arisco. En ese año Don Miguel Rueda compró un terreno compuesto de dieciocho mil varas de frente (15 kms) por doce mil de fondo (10 kms) es decir seis leguas superficiales. Además de esta estancia es posible identificar seis 74


grandes zonas más, formando parte de la actual traza de la localidad. Una de ella comprende a "La 76", estancia de tres leguas de campo que perteneció en 1901 a Roberto Inglis Runciman, de nacionalidad inglesa, que se dedicó a la especulación inmobiliaria. Por allí cruza la línea del entonces Ferrocarril Pacífico que comunicaba la Estación Otto Bemberg, ubicada en estas tierras, con Rosario; después de 1950 la línea fue extendida a la estación Santa Isabel localizada en la zona urbana. La zona Sur y Centro del distrito pertenecieron a Diego de Alvear. Sus campos abarcaron lo que hoy corresponde a los distritos de Cristophersen, San Gregorio, Diego de Alvear, Teodelina, Villa Cañás, parte de María Teresa, Santa Isabel, Hugues, Wheelwright, Juncal y penetraba en casi igual extensión en el norte de la provincia de Buenos Aires. Hacia 1902, las 8099 has. locales, después de sucesivas ventas quedaron en poder de Luis Pinasco, y posteriormente en posesión de sus herederos, con las consecuentes subdivisiones. Otra zona puede considerarse la del establecimiento La Colina, de seis leguas cuadradas (16.199 has.) que perteneció a Guillermo Rotger Gilmour, y fue heredada por su hermano George Gilmour, quien vende en 1906 su propiedad a Bartolomé Devoto. La sociedad Devoto y Cia. subdividió el terreno en lotes que iban desde quintas chicas de 4 has. a campos de 65 has. además de haber trazado el pueblo en 115 manzanas. Estos lotes salieron a la venta en remate público el 8 de febrero de 1908 una vez cumplimentados los requisitos de aprobación de la traza del pueblo y colonia por parte de la Secretaría del Ministerio de Gobierno de Santa Fe. El sistema aplicado se halla comprendido en la "colonización privada" ya que no hubo intervención estatal. En el remate de 1908 se vendieron 42 quintas chicas, 19 quintas grandes y 48 chacras de entre 250 has. y 340 has. El episodio del remate es considerado el acto fundacional del Pueblo y Colonia de Santa Isabel.

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Donde se fundó Teodelina, no existió población prehispana, por lo tanto, no hubo nada que se relacionase con la civilización ni tampoco hubo afincamientos indígenas, razones por la cual no existió tolderías, reducciones ni población. Si se destaca a pocos kilómetros de donde se fundará Teodelina, el levantamiento de un Fortín denominado "El Chañar" situado en la Provincia de Buenos Aires, en la margen izquierda de la laguna del mismo nombre, que sirve de límite con la Provincia de Santa Fe. En lo que respecta a la arqueología, antropología, arte y artesanía indígena, no hay referencia alguna en el pasado, ni hay hechos que puedan ser remarcables. Cuando el Dr. Diego de Alvear compra al Gobierno de la Provincia una extensión de campo por la cual el mencionado se hace propietario de 108 leguas de campo, todo por el precio de Trescientos Pesos Fuertes por cada legua cuadrada, que hace un total de treinta y dos mil seiscientos y un pesos fuertes. Hay un detalle de singular importancia, que dice a las claras el formidable interés que tenían los gobernadores de entonces, al ver con lucidez la necesidad de poblar esta importantísima zona sureña de la provincia, con campos aptos para todo tipo de cultivo y crianza, y es que en el contrato de venta se obligaba al comprador a afincar colonos para su explotación. Surge así el compromiso del Dr. Alvear de cumplir lo antedicho, y para ello concierta con José Roberti un compromiso en la ciudad de Buenos Aires, para que éste cumpliera la cláusula, estipulada. A raíz de ello el Dr. Alvear firma una “escritura pública”, en la ciudad de Buenos Aires donde da en propiedad al Señor José Roberti una fracción de campo en la zona denominada “Laguna El Chañar”, en esta provincia de Santa Fe, el nombrado debía reclutar gentes para afincar en este medio, fundar un pueblo y dar comienzo al trabajo de estas desoladas tierras. 76


Y precisamente para su cumplimiento Don José Roberti, acompañado de su esposa Doña María Rosa Caruso, y ciento cincuenta hombres y mujeres, llegan a esta zona en el mes de Julio de 1875. Llegan como se dijo a las tierras otorgadas por Don Diego de Alvear y funda el día 30 de Julio de 1875, el pueblo y la colonia de Teodelina, Le pone este nombre al pueblo, en homenaje al nombre de la esposa del Dr. Alvear, precisamente la benemérita dama Doña Teodelina Fernández de Alvear. El acompañante de Roberti, Santiago Castelnuovo, era un eminente hombre de trabajo y acción y realiza el trazado del pueblo con visión de futuro y alta técnica, ya que lo dividió en 10 manzanas de largo por 10 manzanas de ancho y cada una de ellas de 100 metros por lados. La separación entre cada una de las mismas, en lo que sería las calles tienen 30 metros de ancho. Y aquellos los primeros hombres y mujeres que juntos comenzaron a trabajar fuerte, unidos, con dedicación y fe para cristalizar el sueño fundador y abrir perfiles de progreso en la amplia tierra virgen.

El 5 de agosto de 1900 el Ing. N. Lucero confecciona el plano que Miguel Duffy presenta antes las autoridades provinciales el 11 de septiembre y resulta aprobado el 18 de octubre de este mismo año, fecha que se considera como la de fundación. El plano constaba de un rectángulo de 24 manzanas, (6 de ancho por 4 de fondo), denominadas cada una con una letra del alfabeto. El lugar estaba delimitado entre las calles que hoy se denominan: Gral. López, A.B. Ferrari, Matheu y Larrea. En el acto el fundador donó los terrenos para la plaza, las escuelas 451 y 6030, los hospitales, (donde en uno de ellos se encuentra hoy el corralón comunal), terrenos para la comisión de Fomento, la Iglesia Católica, el Juzgado de Paz, y la Policía. En dicho plano al pueblo se lo llamaba Duffy y aunque nunca se cambió su denominación, el uso y 77


costumbre hizo que predominara el nombre de la estación ferroviaria Wheelwright. El 31 de diciembre de 1897 fue habilitada la Estación Wheelwright, concluido el ramal ferroviario de Colón (Bs As) a Melincué. En ese entonces no había población alguna. El 11 de septiembre de 1900 Miguel Duffy se presentó ante el Gobierno de Santa Fe comunicando que había fundado un Pueblo denominado "Pueblo Duffy", a la vera de la Estación Wheelwright del Ferrocarril Central Argentino. El 18 de octubre de 1900 el Gobierno de la Provincia de Santa Fe aprobó oficialmente la traza, conforme a los planos presentados. Por ese entonces se designa "Pueblo Duffy", "Estación Wheelwright", pero a poco tiempo se fue imponiendo el nombre de la estación ferrocarril y empezó a figurar en todas las reparticiones oficiales como Wheelwright. Por lo general, las empresas ferroviarias imponían a sus estaciones el nombre del estanciero que donara sus tierras para la traza del ferrocarril. Pero como Miguel Duffy no donó esas tierras, la empresa del Ferrocarril Central Argentino, decidió honrar a esta Estación con el nombre de Guillermo Wheelwright, (Empresario norteamericano, que se dedicó a la construcción de líneas ferroviarias en Latinoamérica, entre otras obras encontramos la línea ferroviaria que une Rosario con la ciudad de Córdoba).

La localidad de Buchardo fue fundada en 1904. El 15 de julio de 1903, José M. Manny y Maria Manny (ambos vecinos del partido del partido de General Rodríguez, provincia de Buenos Aires) compraron a José Molins las tierras donde hoy. se levanta Buchardo. 78


La venta se hizo por intermedio del escribano Santiago R. Rache, titular del Registro Nº 96, de la Capital El campo vendido por Molins se componía de una superficie de 2.500 hectáreas o sea una legua kilométrica cuadrada (pero debía deducirse una fracción donada a la Compañía del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacifico). Como se dijo, del total de ese predio debía deducirse una fracción que el vendedor Molins dono a la Compañía del Ferrocarril Buenos Aires al Pacifico para la vía a extenderse de Rufino a Italó, José Molins, en resumen, enajenaba por este acto, un total de 2.484 hectáreas, 18 áreas, 50 centiáreas y 5 decímetros cuadrados, dividido en 2 fracciones por el terreno donado al Ferrocarril Buenos Aires al Pacifico. Los Manny compraron estas tierras por la suma de $ 59.620,44. La localidad de Buchardo, como la mayoría de las localidades del extremo sur cordobés, surge a principios del siglo XX (se tomó como fecha fundacional el año 1904), a la luz del proceso de modernización de la Argentina. Esta etapa denominada agroexportadora, en la que se dieron un conjunto de transformaciones sociales, políticas y económicas que incorporaron al país al mercado mundial con el objeto de exportar materias primas. En aquella época en áreas hasta entonces periféricas, se requería la presencia del estado nacional para iniciar la explotación económica, al tiempo que se colonizaba con población extranjera (Inmigrantes Europeos), y se expandía aceleradamente la red ferroviaria comunicando los enclaves agrícola-ganaderos productores de materias primas con los principales puertos exportadores del país.

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El nombre de la estación es Hipólito Bouchard. Ese nombre fue dado en los años '60, ya que anteriormente el nombre de la estación era Buchardo. La fiesta patronal se celebra el día 19 de marzo, en honor a San José. La localidad debe su nombre a quien fuera el más famoso corsario francés que estuvo al servicio de la Argentina: Hipólito Bouchard. Entre 1928 a 1930 las oficinas municipales estuvieron ubicadas en la casa de Joaquín Malasecheverria (frente a la cancha de fútbol del club Jorge Newbery). Posteriormente las dependencias comunales se llevaron a la esquina de Humberto Ratto. En 1940 se alquiló un local frente a la plaza, al vecino Juan Germino en Avenida Manny. En 1950 funcionó en la casa de Santos Sanz en la calle Charles Guerrero, que más tarde ocupo el Banco de la provincia de Córdoba. En 1955 la municipalidad alquilo para sus oficinas una casa a Víctor Avalos en Avenida San Martín. En 1958 paso a su edificio propio que fue construido en épocas del comisionado Edgardo Mateos.

Los primeros habitantes de la región fueron indios Pampas, como lo atestiguan elementos encontrados y conservados en el museo de uno de los historiadores Aldo Escudero. Estos indios fueron desplazados durante la Campaña del Desierto, y de cuyo paso por la región, quedan escasos t testimonios del emplazamiento del “Fuerte Necochea”, localizado a una distancia de 17 Km al N.N.E. de la localidad.

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No conocemos con exactitud el año en que fue fundada, sin embargo, se ha tomado como referencia el año 1905 por estar inscripto en uno de los edificios más antiguos del pueblo. Aunque existen diarios de fines de siglo pasado, editados en la ciudad de Río Cuarto, que nos dieron a conocer que ya en esa época, la zona estaba habitada. Se ha considerado fundador al propietario de la primera casa del pueblo, casco de la estancia, juzgado de paz y administración del mismo, Don Enrique Cook, cuyos herederos donan posteriormente las tierras en las que se había trazado el ejido urbano del pueblo que lleva su nombre, separado por las vías del ferrocarril Central al Pacífico, del Barrio “Quirno” al norte del primero. Se toma como fecha de fundación el día 18 de noviembre de 1905 y lleva el nombre de Del Campillo por la estación ferroviaria. Cuando el pueblo recién comenzaba a formarse, las migraciones eran masivas, a causa de que los europeos llegaban con grandes familias. Éstos eran de origen italiano, en su mayoría, y en un porcentaje menor, españoles y de otras nacionalidades.

El diario de Buenos Aires, El País el 9 de Julio de 1903 dice textualmente: Acaba de inaugurarse el pueblo fundado en la estación. La Amarga., al que se ha dado el nombre de General Levalle. Los vecinos se han dirigido al Ministro de Obras Públicas, solicitando el cambio del nombre de la estación por el del pueblo. Las expresiones utilizadas sugieren que ha habido una. fundación. Es de preguntarse si la misma fue imaginada por el redactor, o si fue sugerida por la firma colonizadora. Pero de la misma surgió la tradición de tomar como fecha de. fundación. al 9 de Julio de 1903. En cuanto a la aprobación de planos urbano y 81


rural es de fecha 7 de julio. Estas Comisiones Municipales no fueron elegidas por el voto popular, sino que eran designadas por Decretos del Ejecutivo Provincial. Se dijo que Francisco Martelli fue el primer Presidente Comunal de General Levalle.

Al diagramarse el recorrido del ramal ferroviario de Rufino a Buena Esperanza, se determinó por parte de las autoridades de la compañía ferroviaria, dar a las nuevas estaciones nombres propios y de la región. En una evaluación previa se recogió la existencia del “Pozo de agua del cristiano”, Huinca Renanco, y se eligió esa denominación para una de las estaciones. Según informe de la ex Compañía del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, el tramo entre Italó y Buena Esperanza se inauguró oficialmente el 1º de diciembre de 1.901 y en tal ocasión por “… cada Estación que pasaba la máquina “pionera” donde viajaban las autoridades de la compañía ferroviaria y representantes del Gobierno Nacional, se paraba y procedían a dejar oficialmente inaugurada la misma en sencillo acto. Las personalidades, históricas ya, que echaron las simientes fueron sin duda los señores TORROBA Y HORTAL, dueños de las tierras que en primer momento se lotearon junto a la Estación Huinca Renancó. Cuando llegaron los rieles a Huinca Renancó, Torroba se hallaba en España, pero inmediatamente ordenó a sus administradores que efectuaran la planificación y loteo para el futuro pueblo. Esta venta se inició muy posiblemente, a fines del año 1901. En el plano original de loteo, puede advertirse que los señores Torroba y Hortal, hicieron donación de los terrenos que hoy 82


ocupan: la Municipalidad, la Policía, la Iglesia, la Plaza San Martín y la Escuela Domingo Faustino Sarmiento. La otra fracción de pueblo, o sea Villa Crespo, no fue loteada hasta el año 1908-9. Fue dueño de estas tierras el Sr. Agustín Crespo, quién arribo a esta zona por el año 1886, procedente de La Pampa. Casi la totalidad de las tierras del Dpto. Gral. Roca, constituían, en el siglo pasado, una llanura sólo quebrada en su homogeneidad por algunos médanos vivos, o ya cubiertos de hierbas. Estas grandes acumulaciones de arena tuvieron su origen en las proverbiales sequías que soportaron estas regiones durante el siglo pasado. Se dice que, en la época de la Conquista del Desierto, el enemigo más cruel fue el suelo seco y volado, con falta absoluta de aguadas para la tropa, caballada y vacunos. Muchas veces, al pasar por la zona de Pincén y Huinca Renancó, la caballada moría, la tropa desertaba, y el ejército, perdido en un mar de arenas hirvientes tuvo que retroceder. A principios de este siglo, cuando comenzó la colonización de estas tierras, el panorama zonal ya era otro. Las lluvias habían aumentado su régimen, elevando la napa y llenando todas las lagunas conocidas de la zona. Desde la fundación de Huinca Renancó, fechada con la habilitación de la Estación del Ferrocarril 1º de diciembre de 1901, se recuerdan dos importantes inundaciones una en 1916, con una precipitación de más de 200 mm. que inundó todo el Barrio Norte.

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El fuerte de Italó surge a partir de la iniciativa del Estadonación de avanzar sobre el territorio controlado por la sociedad aborigen, con paso lento pero seguro. «La posibilidad de que Italó haya tenido una historia en la “sociedad aborigen” no puede descartarse» -detalla Ribero«aunque no se han ubicado fuentes que permitan sustentar una afirmación en tal sentido, salvo los escritos de los militares que ejecutaron el Plan de Alsina in-situ y reconocieron a este lugar como punto de reabastecimiento de los malones por sus jagüeles y buenos pastos». Expresó que «su origen como fuerte (1876) lo distingue radicalmente de Chaján, aunque su historia es exigua, porque los acontecimientos se precipitaron con el ascenso de Julio Argentino Roca al Ministerio de Guerra y Marina de la Nación, abandonándose la estrategia defensiva que le dio existencia y quedando rápidamente relegado a cumplir sólo funciones de policía en esas vastedades ya sin indios». Italó, fue un paraje que los indios en su lengua llamaban Vutaloo o Futaloo, que quiere decir “Médano Grande” o Alto luego, pasó a llamarse Italó. En el año 1858 el Cnel. Emilio Mitre con 2000 hombres llegó a Vutaloo para abatir a los indios en la Pampa, la operación fracasa. El 25 de marzo de 1876 llegó a los médanos de Italó, el Cnel. Leopoldo Nelson quien fundó la Comandancia Italó y fue custodia de la zanja de Alsina. En 1881 la Nación vende las tierras que van desde el Río Quinto hacia el Sur y compra a su vez 55.000 has, que rodean la Comandancia Italó. 84


En 1885, se retira el Ejército de la Comandancia de Italó y ésta pasa a ser un puesto de estancia.

El territorio que hoy ocupa Laboulaye es parte de las quince mil leguas que el general Julio A. Roca incorporó durante la campaña de Conquista del Desierto. Este hecho sentó las bases para el asentamiento poblacional en la zona de Laboulaye y en otras similares durante la década de 1880. Un factor importante al considerar el establecimiento de Laboulaye es el climático, entre 1870 y 1920 transcurría el Hemiciclo Húmedo, lo cual implicaba que la zona estuviese sujeta a permanentes inundaciones, particularmente en los bañados de La Amarga, entre 1883 y 1884, situación que demoró la construcción del ferrocarril hasta 1886, año en el cual, coincidiendo con la inauguración de las vías férreas, se fundó oficialmente la localidad de Laboulaye. Se ubica a 346 km de Córdoba Capital. (Leer capitulo IV Mitos sobre la fundación de Laboulaye).

La localidad debe su nombre al ingeniero Juan Pelleschi, constructor y propietario de la línea del ferrocarril Villa María a Rufino y Bahía Blanca, que le puso el nombre a la localidad en honor a una de sus hijas. Existen dos fechas fundacionales en la localidad; la primera, es la del año 1934, en la que se produce el primer loteo en la zona, pero los habitantes del lugar manifestaron que casi no hubo interesados, por lo que se realizó en 1935 un nuevo remate siendo esta la segunda fecha fundacional.

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Es una localidad situada en el Departamento General Roca provincia de Córdoba, Argentina. Antiguamente el nombre de este pueblo era Lavaise. En el año 1905 cuando el Estado le da a Nicolás Bruzone campos en la zona por los trabajos que este realizaba en el ejército, este decide donar 500 Hectáreas para la fundación del pueblo. En homenaje a este acto, a partir de entonces pasa a llamarse Nicolás Bruzone. Dicen antiguos pobladores que en los comienzos del pueblo se encontraba las primeras casas al Norte de la vía, luego que Nicolás Bruzone donara los terrenos para la fundación del pueblo que lleva su nombre empezó a construirse el pueblo al sur de las vías del Ferrocarril. Entre el año 1915 al 1920 aproximadamente el pueblo llegó a ser el segundo más importante en el Departamento con una población de 2400 personas. El aniversario del pueblo según libros de archivos del Ferrocarril es el 11 de marzo de 1907.

En un remate público realizado el miércoles 26 de agosto de 1778 Alberto Pedro María Oostendorp adquiere 63.000 ha en el este sur de Córdoba, que antes eran tierras fiscales y donde hoy se levanta la localidad de Serrano. A mediados del siglo XIX surgen proyectos para establecer las primeras vías férreas, el interior era considerado apenas un desierto salpicado de pequeños núcleos de población que se comunicaban entre sí tras largas travesías en desvencijados carros y carretas. Pero el progreso iba a cambiarlo todo: el Ferrocarril.

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Desde el gobierno se impulsaron acciones propiciando la organización de esta empresa, pues ayudaría a poblar soledades. En este proyecto participan los Oostendorp, ya que gestionaron ante la empresa de ferrocarriles que se instalara en sus campos una estación de la misma en el ramal Laboulaye - Villa Valeria, comprometiéndose a donar las tierras de la estación, donde irían asentadas las vías... Indudablemente, el ferrocarril cumplió una función económica fundamental: gracias al riel se produjeron cientos de nuevas poblaciones y se generó un vigoroso desarrollo agrícola y ganadero atrayendo la inmigración y la colonización de estas tierras. A la estación ubicada entre Melo y San Joaquín se la denominó Olmos, en recuerdo a Ambrosio Olmos que había sido gobernador de la provincia entre 1886 y 1888. Luego, por pedido del Superior Gobierno de la provincia en una larga nota, donde se adjunta copia del Juicio Político a que fue sometido el gobernador, la Compañía resuelve darle el nombre de Serrano. El 30 de diciembre de 1902, don Alberto vende 16.262 has. a su hermano Enrique Luis María Oostendorp como componente y miembro del directorio de la Sociedad Anónima “Estancias Amberenses SudAmericanas” con sede social en Amberes (Bélgica). Es Don Enrique Luis María Oostendorp con el apoyo de su cuñado, Don Oscar Bennert, que también pertenece al directorio de la Sociedad, quienes, en sucesivas ventas, facilitan el acceso a individuos menos pudientes y por ende proliferan los colonos afincándose y estableciéndose como “pobladores de Serrano”. Se logra del Poder Ejecutivo Provincial, el día 2 de septiembre de 1921 la aprobación del plano del pueblo.

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Se le impuso el nombre en homenaje al marino que luchó durante la Independencia y otras contiendas: Leonardo Rosales las fiestas patronales se celebran 30 de agosto en honor a Santa Rosa de Lima. Se encuentra situada a 380 km de la Ciudad de Córdoba, sobre la ruta nacional 7. La localidad fue fundada el 25 de diciembre de 1905, y su principal actividad económica es la agricultura seguida por la ganadería, siendo el principal cultivo de soja. Numerosas inundaciones en los últimos años han afectado gravemente estas actividades.

Los escasos antecedentes que es posible reunir se deduce que las tierras que hoy ocupa Villa Valeria fueron vendidas originalmente por el Gobierno a través de facultades otorgadas al señor Eduardo Y. Echegaray para que tratara de colonizar el sur de la provincia a los señores: Mitchell Gibson Fontane, Roberto Scout Maovieff y Diego Collnellader Telleg. Luego viene la venta por los titulares del dominio a la razón social "José Crotto e hijos" del lote Nº14 Fracción B Sección 1º del Departamento General Roca, hecho que queda registrado el día 16 de octubre de 1903 ante el escribano público Juan P. Martínez de la Capital Federal protocolizado por el juez de esa Capital Dr. J. Molina ante el Registro Notarial de don Lulio F. Aliaga. En el año 1907, bajo las prescripciones de la entonces denominada Ley de Colonias, la firma José Crotto e hijos funda la Colonia Villa Valeria, a cuyos efectos procede a la subdivisión en chacras, quintas y solares perfectamente amojonados a la vez que contempla el trazado del ejido urbano que aún se mantiene intacta. 88


En nota elevada al superior Gobierno de la provincia en diciembre de 1910 "el tercero de la fundación de la Colonia Villa Valeria" según reza la misma firma José Crotto e hijos, refiere haber dado cumplimiento a las disposiciones de la ley y consigna la venta de 31 chacras de aproximadamente 50 has. cada una, 38 quintas con una superficie total de 230 has. y alrededor de 200 solares. Como la gran mayoría de los pueblos de nuestra patria, Villa Valeria tiene su acta de fundación el año en que el Ferrocarril Pacífico deja inaugurada su estación: 1907. Es muy posible que ya hubiese algunas viviendas o ranchos, pero eso no significa que fuera una población. Como día se eligió el 12 de octubre en homenaje a los inmigrantes de origen europeo y nativos, que fueron sus primeros pobladores, y el nombre de Valeria, porque una de las hijas del fundador, Don José Camilo Crotto, llevaba ese nombre. La necesidad de proceder al ordenamiento comunitario de la población impulsa a un grupo de vecinos a formular, con fecha 31de julio de 1952, un petitorio. El mismo va dirigido a las autoridades del gobierno provincial, solicitando la creación de una Municipalidad. Mediante el Decreto N.º 488/9 serie A del año 1952 suscripto por el gobernador de la provincia, Dr. Del Castillo, se declara, Municipalidad de segunda categoría a la de Villa Valeria.

Siendo Gobernador de Córdoba Juan Antonio Álvarez, firma un decreto el 31 de mayo de 1872 comisionando a Antonio y Pedro Fragueiro y Tomas Armstrong para vender en la ciudad de Buenos Aires 140 leguas de tierras fiscales ubicadas al sur del territorio provincial en el departamento Río Cuarto y Rio Tercero Arriba

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delimitando la zona sobre el Río Tercero hasta el Río Quinto y las provincias de San Luis, Buenos Aires y Santa Fe. Cada lote tenía 10.000 hectáreas y fueron adquiridos por el Dr. Luis Rossi posteriormente los adquirentes se encontraron con la sorpresa que las tierras no eran de Córdoba sino de Buenos Aires y Santa Fe y habían sido vendidas a Diego de Alvear, nadie abono la compra y la justicia se declaró incompetente en el litigio, un tiempo de pues la provincia volvió a poner a la venta las tierras ante urgencias económicas y allí si Rossi fue uno de los compradores junto a Ataliva Roca, Belisario Huaeyo, Alfredo de Arteaga , Alejandro Cernadas y Juan M. Wright en representación de Ostendorp. Años más tarde el litigio de límites fue dirimido por la Corte Suprema de Justicia donde el fallo fue adverso a la provincia de Córdoba así es que las tierras que luego compraron los Rufino que eran cordobesas quedaron dentro de Santa Fe. Los compradores fueron indemnizados y a cambio se le entregaron otras tierras, así Luis Rossi recibió 18.177 hectáreas en el departamento Unión pedanía San Martín (aún no se habían creado el departamento Rosque Sáenz Peña y Roca). En 1896 Luis Rossi solicita acogerse a los beneficios de la Ley de Colonización para la Colonia Santa Elena que el funda y escritura a favor del gobierno las manzanas denominadas Villa Rossi destinada a edificación fiscales y cementerio. En los primeros años del nuevo siglo la familia Rossi comienza a vender los lotes de la Colonia Santa Elena que adquieren destacados vecinos del lugar. El 18 de abril de 1903 se presentan los planos con la subdivisión del poblado denominado Villa Rossi y desde 1978 es la fecha oficial

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de fundación de la localidad tras un pedido del exintendente Aldo Orihuela.

Los orígenes del Partido de General Villegas nos vinculan estrechamente con las Provincias de Córdoba, Santa Fe y La Pampa donde las tribus ranqueles tenían sus asentamientos, estas tierras quedaban comprendidas en el área de dispersión mapuche. Estas tierras estuvieron surcadas por importantes rastrilladas indígenas: Los Víboras, Luan y bajo la influencia Ranquel. Este lugar se transformó en un punto neurálgico durante varios años por tratarse del sitio elegido para erigir el Fuerte Comandancia Gainza de la Línea de Frontera de la Pcia. de Sta. Fe. La línea completa de los 7 fortines estuvo activa desde 1869 hasta 1874 cuando se trasladó a Italó. Ahí se trazó la zanja de Alsina que pasa por el extremo sur del Partido, en la localidad de Villa Sauze, con otros dos Fortines. A partir de la culminación de la Campaña de Roca se ponen en venta las tierras. Aquí comienza la disputa interprovincial, Córdoba, Sta. Fe y Buenos Aires se declaran propietarias, y finalmente por un laudo de la Corte Suprema de Justicia en 1882 se resuelve que siguen siendo bonaerenses y pasaron a integrar el partido de Lincoln. Más de un 50% de las tierras adquiridas, pertenecen a capitales ingleses. El 28 de julio de 1886, se crea el Partido de General Villegas. Ese mismo año llega el ferrocarril y la historia, a partir de aquí, se centra en el crecimiento de sus pueblos, población, instituciones, y economía. El 21 de marzo de 1888 es tomada como fecha de fundación de la ciudad cabecera del Partido de General Villegas y para la fecha 91


de creación del partido, (dispuesto por Ley 1827), se toma el 28 de julio de 1886 fecha de promulgación de la misma. Volviendo al nombre original de este pueblo, se ha rescatado de una edición del periódico “Crónicas” del año 1979, un documento escrito por Eduardo Clark en 1930, cuando tenía 77 años de edad, quien fuera uno de los primeros pobladores de esta zona, quien cuenta que el nombre del poblado en formación era el de “Tres Arbolitos”, y en la tradición oral y escrita, el nombre del pueblo en formación era Tres Arbolitos.

Por ley: 5.116 de octubre de 1876, el gobierno nacional fue autorizado por el Congreso a invertir la suma de 1.700.000 pesos para la conquista definitiva del desierto. Para Conseguir esa suma se hicieron 4.000 títulos de 400 pesos cada uno garantidos con las tierras a conquistarse. Los títulos fueron vendidos a fuertes comerciantes y ganaderos. Entre los primeros pobladores se encuentra Maya quien levantó su morada donde hoy es Santa Elena de White, lugar conocido como “Monte Maya”, por su monte de sauces y Don Genaro Medina que ocupaba una fracción del campo de White, en Córdoba, a dos leguas del médano Banderaló. Poco después vinieron los establecimientos Troquel (Alvear), primer campo alambrado, La Vanguardia (Guerrero), el Árbol. Entre Campo Frías y Guerrero a poca distancia de Piñero (White) se había establecido una pulpería (casa de negocios), donde se juntaba la gente del pago para divertirse. El 24 de agosto de 1899 Francisco y Salvador Tapiola venden 3.100 hectáreas al Dr. Facundo Larrosa residente en Capital Federal, quien el 21 de diciembre de 1900 vende a la compañía de Ferrocarril Oeste de Buenos Aires 2 hectáreas 40as. 75 ca para la 92


instalación de la Estación de Ferrocarril, vendiéndoles además 3 fracciones con destino a las vías; y concibe la idea de formar un pueblo a su alrededor. El 1º de septiembre de 1900, y le dan nombre de origen Pampa – Araucano- Banderaló. El pueblo adopta el mismo nombre en 1901 se registran las ventas de los primeros solares.

El pueblo surge, como tantos otros en el interior de nuestro país, como producto de las operaciones colonizadoras en el marco de lo que fue la Campaña del Desierto. Las consecuencias de la misma son tristemente conocidas por todos. Particularmente en esta zona concluyó con el aniquilamiento de los indios ranqueles, que eran los propietarios de estas tierras por aquellos días. Un gobernador de turno decidió ponerle su nombre a una Estación de Ferrocarril. Esta fue inaugurada el 1º de junio de 1900 y forma parte del ramal que une Rufino (Santa Fé) con Italó (Córdoba). Debido a que no existen registros exactos, se tomó el 30 de junio de 1908 como fecha de fundación del pueblo, porque ese día comenzó la venta de los lotes que le darían origen. Como la localidad estaba ubicada a la vera del ferrocarril, próxima a la estación Coronel Charlone, la gente del lugar inmigrantes españoles e italianos en su mayoría- nombraron cotidianamente al pueblo como la estación de trenes. Recién en el año 1979 una ley determinó lo que ya era parte de los usos y costumbres de los residentes, y desde ese momento "Colonia y Pueblo Fernando Marti" recibió el bautismo definitivo de "Coronel Charlone". A principios del año 1900, el Gobierno Nacional autoriza la creación de un ramal de ferrocarril que uniría Rufino (Santa Fe) 93


con Italó (Córdoba). El mismo fue inaugurado el 1º de junio con las siguientes estaciones: Cañada Seca, Santa Regina, Coronel Charlone, Burmeister e Italó. Las tierras donde se construyó la estación de Coronel Charlone pertenecían a Fernando Marti. El 23 de abril de 1911 se realiza la inauguración oficial del Pueblo y Colonia "Fernando Marti".

La historia de Piedritas comienza a tejerse en 1869, bajo la presidencia de Domingo F. Sarmiento. Por ese entonces, el Coronel Martín de Gainza, entusiasta partidario de ampliar la frontera y terminar con el desierto, ocupaba el Ministerio de Guerra. Desde su puesto, comisionó al Coronel de Ingenieros Juan Fernando Czetz para trazar una línea de frontera. Czetz, junto al Coronel Antonio Benavidez, jefe de la frontera sur de Santa Fe, fueron los encargados de levantar primero los planos y luego los fortines con las respectivas comandancias. Se inició así la historia más lejana de la localidad. Piedritas se hallaba bajo la influencia de los fuertes más importantes de la zona: el "Coronel Gainza" ubicado a 27 Kms al norte, el "San Genaro" a 23 Kms al oeste y el fuerte "Díaz" a 20 Kms al noroeste. Cuando finalizó la última etapa de la llamada Conquista del Desierto, Piedritas pertenecía a la provincia de Córdoba. El pleito fue llevado a la Suprema Corte de Justicia, quien dictaminó la delimitación actual. Como en tantos pueblos argentinos, el ferrocarril tiene protagonismo en la historia de Piedritas. En 1902 la Compañía del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico proyectó la construcción de un ramal entre las localidades de Alberdi (Buenos Aires) y Buchardo (Córdoba). El primer tramo de Alberdi a Pichincha se inauguró el 15 de agosto de 1905; el segundo –de Pichincha a Emilio V. Bunge, sector donde estaba la estación “Piedritas”-, el 30 de noviembre. 94


El 13 de septiembre de 1906 se inauguró la sección PichinchaBunge y, por resolución se designó con el nombre de “Piedritas” a la estación construida en el km. 119,644. La cercanía de alguna estancia, pulpería, posta o población servían de referente a la Compañía para la ubicación de la estación. En este caso, la referencia fue la estancia “Las Piedras”, con los puestos “Las Piedras Chicas” y “Las Piedras Grandes”. Al comprar parte de estas tierras la Sociedad en Acciones de Bienes Rurales, en el lugar conocido como Piedras Chicas, formó un establecimiento rural con el diminutivo de Piedritas. En estas circunstancias, Juan Moussompés concibió la idea de fundar un pueblo, lindante a la estación. El proyecto comenzó a elaborarse y coincidió su terminación con la inauguración del segundo tramo de la línea Pichincha-Emilio Bunge, el 30 de noviembre de 1905. Juntamente con el paso del ferrocarril se realizaron las primeras ventas de solares y quintas, en base a un plano que tenía 10 manzanas, con 8 lotes cada una y 14 quintas de distintas dimensiones. El 20 y 21 de febrero de 1906, el escribano Larravide comenzó a escriturar los primeros solares rematados.

El 14 de abril de 1883 ante el Escribano Mayor de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Antonio Iriarte, el Poder Ejecutivo otorga escritura a Cuno Mateo Randel, de unas tierras situadas en los límites de la Provincia de Santa Fé y Buenos Aires. En 1899 el señor Cuno Mateo Randel, vende parte de sus tierras a la señora Mercedes Castellanos de Anchorena, con una superficie de 89.776 hectáreas. Los antecedentes expuestos para la estación del ferrocarril de Santa Eleodora son los mismos que para la estación “Pichincha”.

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Así queda inaugurado el tramo Alberdi-Pichincha, el 15 de agosto de 1905. En este mismo año la Compañía de Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, compra parte de esas tierras con destino a estación y zona vías. Es así como la Compañía de Ferrocarril en el kilómetro 56 del ramal Alberdi-Buchardo construye una estación con el nombre de “Pichincha”. A principios de 1907, la familia Anchorena, encarga al agrimensor Teodoro Petersen fraccionar y dividir cien mil hectáreas en los Partidos de General Villegas y General Pinto en la Provincia de Buenos Aires y el Departamento General López, en la Provincia de Santa Fe. En Buenos Aires abarcaba parte de las estaciones Germania, Pichincha y Blaquier, en el ramal que iba de desde Alberdi a Buchardo. En el mes de febrero el agrimensor Petersen realiza la mensura y el 10 de abril de 1907 la firma martillera Bravo, Barros y Cía., pone en subasta pública cerca de cien chacras de diferentes medidas con el nombre de “Santa Teresa de Anchorena”. Este remate fue el inicio de poblaciones alrededor de las estaciones de ferrocarriles, tal el caso de Pichincha. Roberto Gunther, en el año 1908 divide en solares y quintas las tierras que poseía al norte de la estación.

En el año 1879, el gobierno de Córdoba saca a remate tierras en el sur de la provincia, que abarcaban la zona que estaba en litigio entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Los primeros propietarios de una extensión de estos terrenos fueron los hermanos Natalio y Alfredo Cernadas. A fines de 1902, Manuel Cadret compra tierras del Centro Agrícola "Vanguardia", con la idea de formar una Colonia.

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En noviembre de 1902, el Ing. Civil Gerónimo de la Serna es el encargado de realizar el proyecto de la Colonia Villa Saboya. El nombre es propuesto por Manuel Cadret, quien era oriundo de Saboya, (según nuestras averiguaciones y libros, Saboya en esos momentos pertenecía a Italia, pero actualmente y gracias al contacto establecido con gente de la Liga de Saboya, Francia, nos enteramos de que Saboya nunca perteneció a Italia, sino que era un país libre, hasta 1860, que forma parte de Francia). En 1903, sin la aprobación del Poder Ejecutivo, Cadret comienza las ventas de las chacras. Los primeros compradores fueron Venancio Avila, Juan Ceriani, Juan Squadrone, Antonio Vuillermet, Juana Silva de Isasi, Avelino Lencina, Pedro Pannunzio y otros. Registra nuestra historia que se determinó como fecha de iniciación, del Centro de población "Villa Saboya", la del 19 de junio de 1903 (primera venta de las chacras 9 y 10 a Venancio Avila, ante el escribano Herminio Quiroz, en Barracas del Sud Avellaneda-). En el plano de esta localidad, puede observarse la influencia de Cadret e hijos, al imponer a las calles que corren de Este a Oeste, nombres de la "Casa de Saboya", o personalidades que tuvieron activa participación en la unificación italiana.

Su historia comienza con la llegada del Coronel Benavides, el 14 de octubre de 1869 para establecer el Fuerte Gainza a orillas de la laguna Lhangeló, ya había estado en ese lugar el Coronel Mansilla para colaborar en la construcción del fuerte. También en esa travesía del avance de la frontera llegaron núcleos de pobladores para comenzar a labrar las tierras cercanas. El terreno donde se ubicó el fuerte pasó a poder del Cnel. Martín de Gainza,

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el total de hectáreas llegaban a las 40.000 extendiéndose hasta Rufino. Aun cuando era comandancia de la frontera sur, en 1872 se establece la estancia y también un núcleo poblacional. En 1900 con la llegada del ferrocarril se determina la ubicación de la estación ferroviaria a 4 km. hacía el oeste donde había un edificio con mirador que aún se conserva, en terrenos pertenecientes a la Estancia República de Elordi, por lo que se traslada la población bajo el nombre de Santa Regina. Volviendo al edificio de la actual Estancia de Gainza cuya construcción dominaba el horizonte con 4 cañones enclavados en la terraza. Este edificio tenía paredes de 90 centímetros de espesor con rejas en las ventanas y puertas, aunque luego fue refaccionado conserva todavía mucho de su primitiva construcción. También merece citarse la casa del personal que era cuartel y un local que se utilizaba como carnicería y que fue construida en 1880. La Comisión Municipal de General Villegas en sesión del día 20 de septiembre de 1903 resolvió la creación de la delegación municipal de Santa Regina con jurisdicción sobre Charlone hasta el mes de mayo de 1911, siendo delegado ese tiempo Francisco Velurtas. Muchos años debieron pasar para que la localidad cuya estación durante un tiempo se llamó 24 de febrero, fuera finalmente pueblo en todo sentido de la Ley, ya que estaba enclavado sobre terrenos ajenos. Por Ley provincial Nº 5901, decreto 14155 se decidió la venta de los terrenos a sus ocupantes, procediéndose a la apertura de calles y medición. En octubre de 1959 el vicegobernador, Arturo 98


Crosetti llega especialmente para entregar las respectivas posesiones.

Después de los años 1876-77 se inicia la última etapa de conquista del desierto. En el año 1880, la Provincia de Buenos Aires queda libre del acecho del indio y comienza a determinarse los límites que tendrá. El problema principal de la tierra ubicada entre la última línea de frontera (Zanja de Alsina y el Meridiano V°) límite con los territorios nacionales fue solucionado mediante la división en cinco secciones de tierras públicas, las que fueron cedidas por las provincias de Buenos Aires y Córdoba a la Nación en concepto de reembolso de los gastos ocasionados por la Campaña del Desierto. El 1° de Julio de 1881 Ruggero Bossi, vende a Felipe Botet, la mitad del campo situada en la frontera, próximos a los fortines San Martín y Nacional, en el área de las lagunas La Dulce, San Felipe y Cañada la Salada. El Señor Botet compró 13.229 hectáreas. Fueron los linderos de su propiedad al norte: Eduardo Casey y Ruciman; al este: Carlos M. Cernadas; al sur: Jorge Newbery y Jorge H. Read y al oeste: Ruggero Bossi. En el año 1902 la esposa de Felipe Botet, Dorotea Sienra de Botet, vende dichos campos a Vicente Basavilvaso. En ese mismo año la Compañía de Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, proyecta la construcción del ramal Alberdi, en la provincia de Buenos Aires hasta Buchardo en Córdoba. Es así que por Ley Nacional N° 4296 del 27 de enero de 1904 el Senado y Cámara de Diputados de la Nación, concede a la Empresa de Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, el derecho de construir y

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explotar un ramal, que arrancando de la estación Alberdi, siguiera al S.E. El primer tramo desde Alberdi a Pichincha se inaugura el 15 de agosto de 1905. El segundo tramo, desde Pichincha a Emilio V. Bunge, sector donde se hallaba la estación Santa Eleodora, es inaugurado el 30 de noviembre de 1905 según Resolución del 27 de octubre del mismo año. A mediados de 1905, el Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico da los nombres de las estaciones. El 14 de septiembre, la compañía del Ferrocarril dicta una resolución sustituyendo el nombre de la estación "Estrada" por el de "Santa Eleodora". "Estación Santa Eleodora", rodeada de tierras y aguas buenas que más tarde provocaría la afluencia de trabajadores, extranjeros en un gran porcentaje, que librarían una interesada lucha por el provenir y valiéndose de pocas armas iniciarían la explotación de esos campos. En 1906 Vicente Basavilbaso y su esposa Elvira Quiroga, donan al Ferrocarril del Pacífico, una superficie de 1) 255.410 mts2; 2) 26.975 m2; 3) 68.465 m2 y 4) 309.400 m2 con destino a estación y vías. El nombre dado a la estación "Santa Eleodora" se debe el de la hija de los propietarios, de las tierras, Eleodora Basavilvaso. Y a la vera del riel respondiendo al llamado del progreso la familia Basavilvaso proyecta la fundación de un pueblo y una colonia, es así como previo al levantamiento del plano, encargan al rematador Roque Buireo y Cía. La venta de solares, quintas y chacras. El remate se realiza el domingo 21 de enero de 1906 sobre la misma estación. En los afiches de la propaganda, se dice lo 100


siguientes: "Procedemos a la venta de solares, quintas y chacras que formarán dicho pueblo y colonia, excepcional ubicación, donde convergerán los inmensos productos de tan importante zona, campo alto y sin desperdicios ni tosca, agua buena a tres metros de profundidad, tierras fértiles, aptas para la siembra de trigo, lino, maíz y alfalfa. En el mismo, hay ya colonizadas 3.500 has. y 2.500 más que ofrecemos para el mismo destino, los interesados que salgan de la Capital Federal deberán tomar el tren nocturno que parte de la estación Retiro el sábado 20 de enero a las 8:15 PM. Los otros pueblos podrán tomar en Junín el tren que saldrá el domingo 21 a las 6:30 AM. este tren tomará pasajeros en las estaciones intermedias, llevará coche dormitorio y restaurante que quedará en la estación "Santa Eleodora", de donde regresará el mismo día a las 7:00 PM. Las escrituras se otorgarán en la Capital Federal ante el escribano Ramés Oliva". Es así que todo lo anteriormente expuesto la fecha de fundación de la Colonia Basavilbaso, sobre la estación "Santa Eleodora" correspondiente al F.C.G.S.M. es la del 21 de enero de 1906, cuando se realiza el primer remate de solares, quintas y chacras.

Esta pintoresca localidad se encuentra ubicada en el partido de General Villegas, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires. Hasta 1870, todo este territorio era dominado por el "gran imperio ranquel", pero no existía allí un asentamiento aborigen permanente, sino que sólo era utilizado como lugar de paso. Sin embargo, cerca de aquí tuvo lugar un hecho significativo de la primera Campaña del desierto, impulsada por Juan Manuel de Rosas. Cinco leguas al norte de lo que hoy es Bunge, a la vera de la laguna Lhangeló, fue tomado prisionero el gran cacique ranquel Pagüitruz Guor, que luego fue bautizado como Mariano Rosas. 101


"Una vez que los indios fueron corridos de esta zona, comenzó a tallar la figura del abogado porteño Emilio Bunge, que el 10 de junio de 1881 compró al Gobierno de la Nación 12 leguas cuadradas de campo, que luego completó con cuatro más", refirió Tomás Eduardo Penacino, historiador de la población bonaerense. Según el historiador, también existe otra versión aportada por una nieta del fundador que sostenía que las tierras habían sido entregadas a su abuelo en reconocimiento por los servicios prestados al país, ya que éste había ocupado varios cargos públicos. En 1895, Bunge solicitó permiso para alambrar 2500 hectáreas. Ese fue el puntapié que dio inicio a la agricultura en un sitio donde sólo se producía ganado lanar y vacuno. Si bien no existe un acta fundacional del pueblo, se toma como fecha de su creación el 5 de abril. Pero lo que realmente le dio vida y definió su emplazamiento definitivo fue la llegada del tren. "Hasta ese momento sólo había un pequeño conglomerado de casas, acompañado por una fonda y un destacamento policial, en un paraje denominado San Genaro, a 10 kilómetros de lo que actualmente es Bunge", explicó Penacino. Al delinear el trazado del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, prevaleció el criterio de los ingenieros de la empresa ferroviaria y se establecieron dos estaciones en los campos del fundador: Bunge y Gondra. De este modo quedó determinado el sitio donde se emplazaría el mayor núcleo poblacional, que el 1° de diciembre de 1905 recibió con entusiasmo la llegada del primer tren.

La empresa de ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, recibe como donación del señor Adolfo Casal y su señora Maria Ferbeyre de Casal, 417.717 m2 de superficie, destinados a la creación de 102


estación y vías. En 1900 es designado para ejercer la función de alcalde de las nuevas tierras el señor José Saavedra. En ese mismo año, se tiende la línea de ferrocarril B. A. P. (Buenos Aires Pacífico) y en el km. 30 del ramal Rufino a Italó la empresa construye una estación a la que le da el nombre de Cañada Seca, la misma recibió ese nombre debido a la existencia de una Cañada que en su momento se encontraba en esas condiciones.

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CapĂ­tulo IV

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Casado del Alisal nació el 16 de marzo de 1833 en Villada, Palencia, España, pertenecía a una distinguida familia de Palencia. Egresó en Filosofía y Letras en la universidad de Valladolid y luego hizo la carrera de Piloto en la Marina Real. Se ve claramente la posición económica de Casado al poseer dos títulos y dominar el idioma inglés y francés a la perfección. Viajó a la Argentina en 1857, a los 24 años, donde se destacó notablemente, ya que poseía vastos conocimientos y facultades que eran muy poco comunes para la época. En 1864 integró el Directorio Provisional en la ciudad de Rosario para la construcción del Ferrocarril Central Argentino, en carácter de tesorero, conjuntamente con el Dr. Marcelino Freyre, designado presidente. En 1865 creó el Banco Casado, posteriormente adquirido por el Banco de Londres. Se dedicó entonces a la colonización de una gran zona de la Candelaria, donde más adelante se fundó Santa Casilda, posteriormente ciudad de Casilda, que lleva ese nombre en homenaje a la madre del colonizador. 107


En el año 1878, luego de que la sociedad de los hermanos Chavarri, fundadores en 1873 de la Colonia Caridad, hipotecara sus tierras en su casa bancaria, Carlos Casado del Alisal se apoderó de sus tierras, y, como primera medida rebautizó la Colonia y la estación perteneciente al Ferrocarril General Manuel Belgrano con el nombre de estación San Genaro, por su hija Genara y fundó el pueblo de Villa Biota. Actualmente ambos se fusionaron en la Ciudad de San Genaro, la número 50 de la Provincia de Santa Fe y la tercera del Departamento San Jerónimo. Las localidades fueron unificadas política y jurídicamente 31 de agosto de 2006, cuando la Legislatura Santafesina transformó en ley el proyecto del Senado para unir las actuales comunas de San Genaro (Santa Fe) (estación San Genaro) y San Jenaro Norte (Villa Biota). En diciembre de 1878 el presidente Nicolás Avellaneda le encomendó estudiar el sistema y circulación monetaria del país; y en 1882 el gobierno provincial lo designó delegado ante el Banco Hipotecario y el gobierno de la provincia de Buenos Aires. En noviembre de 1883 fundó el Ferrocarril Oeste Santafesino, para facilitar el acceso de los cereales al puerto de Rosario, desde donde con anterioridad -el 12 de abril de 1878-, había realizado la primera exportación de cereales que hacía la república: seis veleros de ultramar que condujeron 4500 toneladas de trigo procedentes de Colonia Candelaria, actual departamento santafesino de Caseros. A su inauguración asistieron grandes personalidades, resaltando la de Domingo Faustino Sarmiento, el cual se alojó en su residencia por unos días. Con él estrechó sólidos lazos de amistad por compartir sus ideales elitistas y antipopulares. En 1874, el Gobernador de la provincia, Servando Bayo, fundó el Banco Provincial de Santa Fe, y Carlos Casado se convirtió en su primer presidente, cargo al que renunció a los pocos días. Años 108


después, en 1878, reasumió como director general, por disposición del gobierno de la provincia de Santa Fe. Al concluir la Guerra de la Triple Alianza fue testaferro para la apropiación de enormes latifundios en el Chaco Boreal (actual Paraguay Occidental) que entonces fueron llamados Campos de Don Carlos Casado. En el remoto campamento de San Carlos, dentro de estos grandes latifundios madereros de explotación de tanino fueron reducidos a la esclavitud los indígenas tomáraho, que apenas sobrevivían, muriendo de enfermedad, abandono y hambre. «Ahora nuestro territorio es el de la empresa, vivimos allí, pero no es nuestra tierra, ya no pertenece a nosotros y se ha convertido en un lugar enemigo que nos está matando. Antes eramos valientes y fuertes, pero la convivencia con los paraguayos nos ha domesticado». Testificó un hombre tomáraho que apenas sobrevivía, enfermo y desnutrido, trabajando en los Campos de Carlos Casado.2 Carlos Casado falleció el 29 de junio de 1899, dejando una inmensa fortuna a sus hijos que continuaron llevando su empresa hasta el día de hoy. Coincidiendo con el centenario de la ciudad de Casilda, en 1970 el Banco de Santa Fe inauguró en su Casa Rosario, el monumento a Carlos Casado del Alisal, obra escultórica realizada por Eduardo Barnes.

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Nació en Lobos, Provincia de Buenos Aires, Argentina, y falleció el 20 de abril de 1847 en Buenos Aires, Argentina, 1906 fue un destacado estanciero y hombre de negocios argentino que fundó la ciudad de Venado Tuerto, Coronel Suárez y participó con Clément Cabanettes en la fundación de la ciudad de Pigüé. Gran parte de sus inversiones las pudo realizar gracias a las compras del señor Joseph Drysdale y los señores Duggan y Nelson Casey nació el 20 de abril de 1847 en la "Estancia del Durazno", en Lobos, Provincia de Buenos Aires. Es hijo de Lawrence Casey y Mary O'Neill. Lawrence Casey se enriqueció considerablemente como inversor y años más tarde, en 1870, su hijo Eduardo ya alcanzaba también, una considerable fortuna en negocios agropecuarios. Integró el directorio de Ferrocarril Oeste y fue el director del Banco de la Provincia de Buenos Aires.Hizo un gran movimiento inmobiliario y financiero al comprar de 72 leguas de

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campo del Venado Tuerto, tierras recientemente quitadas en aquel entonces a los indígenas. La operación se consideró como la más importante realizada en el país hasta entonces. En 1881, compró tierras en Curamalal (Cura Malal) y después de dos años las 100 leguas adquiridas, ya albergaban 40.000 vacunos, 50.000 ovejas y 10.000 caballos. Pero en la crisis del 90 todos sus negocios se vinieron en caída libre. La Casa Baring había prestado mucho dinero a Casey para realizar sus actividades inmobiliarias y fue ésta quien se quedó con gran parte de sus tierras, especialmente la estancia Curumalan. Después de esto, Baring también quebró.Al pagar con todos sus bienes, Casey quedó en la calle. Sin embargo, no se dio por vencido y empezó a planificar un ferrocarril que sirviera al Mercado Central de Frutos. También la construcción de barrios de viviendas baratas para trasladar los conventillos de Barracas. Este ferrocarril desde el Mercado Central hasta Carhué es el Ferrocarril Midland. Consiguió la concesión provincial, pero no así a los inversores. Después de esta seguidilla de fracasos Casey llegó hasta un paso a nivel de Barracas y una locomotora del Ferrocarril del Sud que se encontraba haciendo maniobras puso fin a su vida. Todos los datos apuntan a que fue un suicidio.

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Su nombre alemán nació el 24 de septiembre de 1854, falleció 22 de abril de 1911, emigró desde el puerto de Bremen hacia Argentina por el año 1880 siguiendo a su hermano Johann Christian, el cual había emigrado aproximadamente cinco años antes. Nació en Horn-Lehe, Bremen, el 24 de septiembre de 1854. Por el año 1875 en Walle, Bremen, casa con Maria Logemann, natural de dicho pueblo. Su padre, Johann Hinrich Gödecken (sic), se instaló en Bremen, proveniente de Steinkimmen, actualmente perteneciente a la localidad de Ganderkesee. Sus antepasados provenían de pueblos cercanos a Bremen, pertenecientes al Distrito de Oldenburg, en la Baja Sajonia, como Colnrade, Husum, Nordenholz y Westrittum. Juan fue el menor de siete hermanos, de los cuales sólo tres llegaron a adultos: Johann Hinrich, que permaneció en Alemania y cuya descendencia llega hasta el presente, Johann Christian y

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Juan. Junto a María Logemann tuvo nueve hijos, de los cuales sólo seis llegaron a adultos. Juan se dedicó, fundamentalmente, a la fundación de colonias en la zona fronteriza de las provincias argentinas de Santa Fe y Córdoba.

Nació en Amberes, Bélgica, el 3 de mayo de 1842, hijo de Gerardo Juan e Isabel Juana Brink. Su padre era industrial, en el ramo textil, en la misma ciudad de Amberes. Desde muy joven nuestro biografiado se dedicó a transacciones comerciales entre Europa y América del Sud. Llegó a nuestro País a fines del año1879, estableciendo una casa de importaciones y exportaciones en la ciudad de Buenos Aires y otra en Amberes. Desde la llegada a la Argentina se dedicó a la compra de tierras en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, con el firme propósito de instalar una serie de colonias agrícolas-ganaderas, integradas por belgas y alemanes, más las condiciones que se les ofrecía a éstos, parece ser no eran muy apetecibles. Poco a poco se fue desprendiendo de las tierras compradas y enajenadas a distintos terratenientes, por premios muy superiores a los pagados por él, en su oportunidad. A fines del siglo XIX fundó las estancias “El Guanaco” y “La Rhenañia”. Fundador y accionista del Banco Alemán del Río de la Plata. Fundador y presidente del “Cercle Belga”. Fundador y varias veces presidente de la Cámara de Comercio Belga del Río de la Plata.

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Fundador del periódico belga “El País Libre” editado en la ciudad de Buenos Aires y auspiciado por el “Cercle Belga” y la Cámara de Comercio Belga del Río de la Plata. Miembro de numerosas entidades vinculadas con el comercio de exportaciones e importaciones. Cónsul general de Bélgica en Argentina a pedido de sus connacionales. Los negocios entre Argentina y Bélgica se prolongaron hasta el momento de su fallecimiento acaecido en la Capital Federal el 20 de julio de 1913. Sus restos mortales fueron, en un principio, sepultados en la bóveda de Samuel Brown Hale, en la Recoleta y luego trasladados a Serrano, en el año 1922 y depositados en la cripta construida en la Iglesia. Alberto Pedro María Oostendorp falleció soltero, habiendo declarado en testamento ológrafo como único heredero a su hermano Enrique Luis María.

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Al igual que su hermano Alberto Pedro María, nació en Amberes, Bélgica, el 24 de junio de 1844. Hijo de Gerardo Juan e Isabel Juana Brink. No hay certezas de su llegada al País, más debemos pensar que lo hizo algunos años después que su hermano se consolidara económicamente en Argentina, donde se dedicó al comercio y exportación de carnes al Reino de Bélgica y Alemania. Cónsul general de Bélgica en la República del Paraguay donde compró gran cantidad de tierras que luego fueron vendidas, con grandes dividendos a su favor. Socio fundador de la Sociedad Anónima “Estancias Amberenses Sud-Americanas”, donde fue presidente por varios períodos. Fundador de Serrano y benefactor del mismo durante su vida. Falleció en la ciudad de Buenos Aires el 20 de agosto de 1922. Sus restos, al igual que los de su hermano, descansan en Serrano en la cripta que hiciera construir en la Iglesia.

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Casado con María Antonieta Bennert, también natural de Amberes y hermana de Luis y Oscar Wenzel Bennert integrantes de la Sociedad Anónima “Estancias Amberenses SudAmericanas”.

Hija de José y Ludovica Adolphine Hoynick, nativos del reino de Bélgica, nace en Amberes el 15 de octubre de 1.856. En memoria de su extinto esposo y en un acto de proyección apostólica, funda la Capilla y el Colegio: "LA SAGRADA FAMILAI", para la educación de niñas, bajo la tutela de las Franciscanas de María. El 6 de mayo de 1.928 participa María Antonieta de la inauguración oficial y solemne a cargo del nuncio Mons. Felipe Córtese y Mons. Fermín Lafitte, Obispo de Córdoba. El 25 de marzo de 1.931, falleció en Amberes a los 74 años. sus restos fueron trasladados por ferrocarril BAP a Serrano y reposan en la Parroquia "Asunción de la Santísima Virgen."

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Nació en La-Condamine-Chatelard en 1857. Hijo de Víctor Joseph CHAPUY, médico jefe y Emilie Marie funky. El ex alumno de la Ecole Polytechnique (promoción de 1882 entró con un 2 y gran producción de 243 alumnos) y la Ecole des Mines de Paris (entrada 1 de 7 estudiantes). Corps des Mines. Fue profesor en el Instituto de Norte Industrial 1890-1897. Participó en la Social Economy Corporation. En 1895, analizar y difundir la información sobre las encuestas en la región de Valenciennes para encontrar carbón. Pronto renunció a los Cuerpos de Minas. De 1897 a 1904 fue director de los Ferrocarriles Portugueses. Se convirtió en Ingeniero Consultor del Banco de París y de los Países Bajos. En esta capacidad, él es miembro de una docena de tablas después de la primera guerra mundial. Hay vice preside el Consejo de Administración de Metro de París. 117


Don Manuel Cadret nació en Buenos Aires el 20 de diciembre de 1850, hijo de Don Francisco Cadret, francés, natural de Villanueva de Duras, región de Saboya, cuna de sus ancestros, quien, tras una corta estadía en Tolosa, Espańa, contrajo matrimonio con Josefa Landa, trasladándose luego con su esposa a la República Argentina. Manuel Cadret fue un exponente de la Generación del 80, impulsores de la modernización de la Argentina que tras consolidar las instituciones políticas comenzaba su desarrollo económico acorde con la capacidad del país. Desde joven se dedicó al comercio donde adquirió vasta experiencia en materias bursátiles, lo que le permitió integrar como propietario o accionista los directorios de las más diversas actividades industriales, bancarias y de transporte, emergían creando trabajo y progreso por doquier. 118


Se destacó especialmente en el rubro curtiembre al adquirir la famosa S.A. "Casimiro Gómez", dedicada a esa especialidad y a la fabricación de alcoholes, con la fundación de una importante destilería en Campana y su anexo en Chivilcoy en sociedad con la firma Devoto – Rocha. Respecto a su actividad bancaria fue miembro fundador y director del Banco Hipotecario Nacional, que tanto contribuyó al desarrollo de la Nación, y del Banco Hogar Obrero Argentino. Desde el punto de vista político, podemos decir que seguía la línea de Carlos Pellegrini, a quien lo unía una amistad personal. Amaba Buenos Aires, ciudad a la que quería embellecer y modernizar para ponerla en nivel de las principales capitales del mundo, lo que lo llevó dado su empeño, a ser electo reiteradamente miembro del Honorable Concejo Deliberante como concejal, ejerciendo entre los años 1883 al 1889 durante la intendencia de Torcuato de Alvear, llegando a ejercer la vicepresidencia del cuerpo y en una oportunidad la presidencia interina. En el aspecto social y cultural se destacó por sus refinados gustos siendo de los primeros socios del Jockey Club lugar de tertulias y encuentro cotidiano con las principales figuras del momento. Su vocación nacida en su juventud por la música y el teatro, lo llevó a apoyar en forma personal y económica a la construcción del actual Teatro Colón, con lo que contribuyó así al desarrollo de dichas artes. Propietario de importantes establecimientos agrícolasganaderos de la provincia de Buenos Aires, la Pampa y San Luis, desarrolló en los mismos una explotación moderna especialmente en su estancia "La Media Luna" en Carlos Casares donde en sus 119


cuatro leguas cuadradas instaló 40 tambos que proveían de materia prima a una fábrica de quesos construida y creada en el establecimiento. Para comodidad tanto del personal que trabajaba en el mismo, como de su familia, fundó un pueblo alrededor de la estación que existía en un extremo del campo, localidad que hoy lleva su nombre. Inspirado en el ideario de Sarmiento, el de fomentar la integración y el arraigamiento del inmigrante mediante la propiedad de la tierra, fundó colonias con distintas suertes, en Río Negro, La Pampa y especialmente en su campo "La Vanguardia" de general Villegas proyecto que culminó exitosamente con la colonia Villa Saboya. Casado con Doña Josefa Amadeo, tuvo numerosa descendencia los cuales se distinguieron en distintas actividades. Falleció en Buenos Aires en un accidente de tránsito el 30 de noviembre de 1927 cuando desempeñaba más allá de su avanzada edad, la presidencia de la cervecería Palermo, siendo el hecho comentado con dolor en los principales diarios del país.

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Nació en Dolores, Buenos Aires, Argentina, 26 de mayo de 1863 - 1936 fue un político argentino, dirigente ruralista, senador nacional, y gobernador de la Provincia de Buenos Aires. José C. Crotto participó en la creación de la Unión Cívica en 1890 y combatió en la Revolución del 90 como jefe de uno de los cinco grupos que integraban la Legión Ciudadana, brazo militar de la Unión Cívica. En 1891 fue uno de los fundadores de la Unión Cívica Radical. Junto con Hipólito Yrigoyen, fue luego uno de los líderes de la Revolución de 1905. En 1909 fue elegido presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical.2 Entre 1912 y 1918 fue senador nacional en representación de la Ciudad de Buenos Aires. Gobernación (1918-1921) 121


En 1918 fue elegido gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Debido a un enfrentamiento personal con el presidente Hipólito Yrigoyen, renunció en 1921. Debido a ello formó un grupo interno en el radicalismo opositor a Yrigoyen, conocido inicialmente como "crottismo", que a partir de 1924 se sumó a la Unión Cívica Radical Antipersonalista.2 Durante su gobierno de la Provincia de Buenos Aires sancionó el Decreto 3/1920 que autorizaba y permitía a los peones rurales a viajar gratis en los trenes cargueros, a los que comenzó a llamarse "crotos". Con el tiempo la palabra se usó para referirse a las personas sin hogar.3 Renunció en 1921 por desacuerdos con el presidente Yrigoyen. El período fue completado por el vicegobernador Luis Monteverde. Su llegada a la Pampa Húmeda José Crotto se instaló como estanciero en la zona de Dolores, donde aún hoy hay un lugar que lo recuerda, la Esquina de Crotto, donde se encontraba una pulpería a la que asistía habitualmente. Se desempeñó también como dirigente de la Sociedad Rural Argentina. Fue el fundador de la localidad cordobesa de Villa Valeria en honor a su hija. El 1 de mayo de 1888, inicia sus actividades comerciales la segunda casa de ramos generales (almacén, tienda, comestibles, farmacia, banco etc.); además, permitía la entrada y salida de galeras de mensajerías de distintos lugares. Fue el comercio de mayor importancia construido enfrente de la plaza Mauricio Boireau y a una cuadra de la estación de ferrocarril en Laboulaye. Los propietarios eran los Sres. Saturnino y Galo Llorente (españoles); estaba como socio-gerente Mauricio Boireau. Contaba con un capital de ocho mil pesos y sus ventas 122


diarias oscilaban entre sesenta y ochenta pesos. Formaban parte de la razón social los empleados (los mismos que dormían sobre los mostradores, a falta de viviendas) que conquistaban sus posiciones debido a su eficiencia y buena conducta; llega así a llamarse "Llorente Muriel y Cia.". Entre los años 1900 y 1907, aproximadamente, estuvo el cañón "El Abuelo” ubicado en la esquina, en una "cureña precaria".

El nombre de la localidad recuerda a Felipe Maggiolo, propietario original de las tierras en las que se construyó la estación de trenes, fundada el 27 de abril 1903. Felipe Maggiolo había nacido en Italia en 1834 y llegó a la Argentina en 1895 afincándose en Buenos Aires. Muchos sostienen que el verdadero nombre de la localidad debió ser el de Fortín Loreto en homenaje a los valientes fortineros que defendieron el pago, aunque con el paso del tiempo la disputa por la denominación quedó en el olvido.

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Nació el 24 de Septiembre de 1833, en La Coruña, España en 1849 finalizó sus estudios en el Consulado de La Coruña, que consistieron en idiomas, navegación y peritaje mercantil.Ese mismo año, contando con escasos dieciséis años, Don Juan Cañás y Rey viene a la Argentina, donde desde hacía tiempo estaba radicado su hermano José María. Aquí comenzó a trabajar en la casa de Blaquier, de donde pasó al registro de Irineo Millán. Allí trabajó durante un corto lapso, hasta que comprendido por el Sr. Millán que era un joven inteligente y que podía progresar por sus actividades y constancia, y no siendo su casa de porvenir para un joven meritorio, con verdadera nobleza se desprendió de su empleado, presentándolo a la Casa de Consignaciones de Saturnino E. Unzué e hijos, en el año 1855. Integrando el cuerpo de empleados de esta fuerte y

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acaudalada firma, bien pronto se ganó la confianza de la casa, por la contracción al trabajo y por su cristiana honestidad. Contrajo matrimonio con Higinia Cáceres, con quien tuvo siete hijos: Ernesto, Julia, María luisa, Juan, Carmen, Luis y Sofía. Además de sus actividades en la casa de comercio, formó parte de varias instituciones: Fue presidente de la Sociedad Española de Beneficencia; Director del Banco Español y miembro de la Comisión de Notables durante la Revolución del '90, cuando ocupaba la presidencia de La Nación, Don Carlos Pellegrini. Su posición económica creció y adquirió campos. Sus establecimientos en la provincia de Buenos Aires fueron un modelo; lo mismo que la Colonia Cañás, que explotara con agricultura en el sur de la Provincia de Santa Fe. Allí fundó el 17 de mayo de 1902 el pueblo Villa Cañás. Falleció el 28 de febrero de 1910.

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Giovanni Battista Felice (Félix) Lazzarino fue un inmigrante italiano que llegó a la Argentina en 1879. Dedicado a la actividad agropecuaria, adquirió tierras en el partido de Azul, provincia de Buenos Aires (Estancia “La Nueva”,1897) y en el sur de la provincia de Santa Fe, donde en octubre de 1900 fundó junto a su esposa, María Timo, una colonia agrícola que llevaría su nombre. Casado con María Timo de Lazzarino fundadora de la Iglesia Dulce Nombre de María (que lleva dicho nombre en su honor) de su matrimonio con Don Félix, nacieron doce hijos (Zulema, Clotilde, Angelita, Josefina, Fernanda, Maria Elena, Pepa, Enriqueta, Carlos, Julio, Félix y Pascual).

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Conocida además como Condesa Pontificia María Luisa de las Mercedes Castellanos de la Iglesia, nació en Rosario, provincia de Santa Fe, el 24 de septiembre de 1840 y falleció en Buenos Aires el 9 de julio de 1920. Fue una destacada mujer de la aristocracia argentina de la segunda mitad del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX quien encargó la construcción del Palacio Anchorena al arquitecto Alejandro Christophersen, edificación de estilo Bellas Artes que es actualmente el Palacio San Martín, sede de ceremonial de la Cancillería de la República Argentina. Su padre fue Aarón Castellanos Velasco1 y su madre Secundina de la Iglesia Castro, se casó con Nicolás Hugo Anchorena Arana el 24 de septiembre de 1864 y tuvieron 10 hijos.

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La comunidad Franciscana tenía una gran presencia en esta zona del sur santafesino, donde además de su tareas religiosas y espirituales, fueron los encargados de controlar y administrar todos los materiales que enviaba la señora Anchorena, para la construcción del convento para Misioneros, lo que fue aprobado tan sólo un mes después - el 29 de abril de 1903-. de la fundación del pueblo, por el Obispo de Santa Fe. Más tarde se construyó la Iglesia y posteriormente el hospicio.

Estanciero propietario de grandes tierras que había vendido a la Compañía de Tierras de Gran Sud de Santa Fe y Córdoba, compañía a la que algunos historiadores le adjudican la fundación. Don José Carreras, oriundo de la ciudad de Córdoba, nació el 24 de septiembre de 1820. Hijo de Don José Carreras y de Doña Catalina Olmedo, su familia viene de la rama de “los Carreras de Cataluña”, que se dirigieron al Perú y Chile en el siglo XVII. La primera etapa de su febril existencia, que resulta lúcida y meritoria en las calificaciones castrenses, en especial modo por las heroicas incursiones contra los malones en las pampas. En 1844, pide que se le dé de baja en el ejército donde con tanta valentía había actuado. Quietado su espíritu guerrero compro campo en el departamento Gral. López y hoy Constitución. Más tarde contrajo matrimonio con Teresa Luján y tuvo 5 hijos. Luego vende una porción de terreno a la Compañía de Tierras del Gran Sud de Santa Fe y Córdoba, la cual luego funda el pueblo de Santa Teresa llamado así en honor a su Sra. Esposa. En 1895, junto con otros ganaderos funda la Sociedad Rural de Rosario. Falleció el 15 de octubre de 1902, a los 83 años.

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Nació en San Juan el 3 de marzo de 1842, hijo de Gerónimo Del Carmen Rufino (nacido el 20 de julio de 1815 y fallecido el 25 de febrero de 1881) y Leonor Coll Pastoriza (nacida el 19 de septiembre de 1821 y fallecida el 31 de diciembre de 1888) tenía seis hermanos Francisco Mercedes, Laureano, Mauro, Leonor, Marcos (Fallecido a los 3 años de edad) y Martina (Fallecida a los 7 meses de edad). Gerónimo de Díos Segundo Rufino hizo sus estudios primarios en San Juan, y posteriormente se trasladó a Córdoba para completar el bachillerato. Cursó también el primer año de abogacía en la Facultad de Derecho de esa ciudad, pero debió abandonar la carrera por falta de recursos. Recaló en Buenos Aires, donde primeramente fue dependiente de almacén, para luego trabajar en la estancia “San Juan”, de los Pereyra Iraola, en Quilmes, donde llegó a ser mayordomo por espacio de 14 años, además de desempeñar el cargo de tenedor de libros. 129


Allí se familiarizó con las tareas rurales, y consiguió armar una pequeña fortuna, y fue donde intuyó el porvenir de las tierras, por lo que decidió alejarse de la estancia. Se casa en San Juan el 24 de abril 1877 con Celia Coll Bardich, hija de Manuel Coll y Elena Bardich, para esa época ya había adquirido en remate público al Gobierno de Córdoba aproximadamente 18 leguas cuadradas, por lo que el matrimonio decidió, entonces, radicarse en esta zona. Crearon una estancia a la que Rufino llamó “La Celia” en honor a su esposa, y Gerónimo trajo a su hermano Francisco y a un allegado de parte de su señora. Gerónimo de Dios Segundo Rufino falleció en Rufino el 27 de abril de 1901 a los 59 años. Su ataúd fue depositado en el terreno que se hallaba destinado para erigir el templo parroquial.

Nació el 24 de setiembre de 1843 en San Juan contribuyo a la idea de su hermano y lo acompaño en el sueño, falleció lejos de Rufino cinco años después del fallecimiento de su hermano, el 5 de abril de 1906, sus restos fueron traídos por su esposa Erminia Peccorini, y descansan, al igual que los de su hermano, en la Iglesia local, que fue construido por orden de doña Erminia en memoria de su esposo. También por orden de esta señora, se trasladaron desde San Juan los restos de los padres de nuestros fundadores, que también se hallan en la parroquia Santísima Trinidad. Ellos son Gerónimo Del Carmen Rufino y Leonor Coll Pastoriza. Finalmente, también Erminia Peccorini de Rufino, (nacida el 26 de junio de 1876 y fallecida el 6 de marzo de 1915), se encuentra en el lugar no podía ser de otra manera ya que fue quien erigió el templo central de la ciudad. Una curiosidad, Gerónimo Rufino (abuelo de los fundadores), Gerónimo del Carmen Rufino (el hijo y padre de los fundadores), 130


y Gerónimo de Dios Segundo Rufino tenían como respectivas esposas a María Elena Coll, Leonor Coll y Celia Rosa Coll. En tanto que la única hermana del fundador Leonor también se casó con un Coll todo queda en familia.

Nació en Paris el 29 de mayo 1849 hijo de un normando que había hecho fortuna con el café en Brasil, Geoffroy Francois Daireaux (París, 1849 – Buenos Aires, 1916) se establece en la Argentina en 1868, dedicándose a la actividad agropecuaria. Hacia 1883 posee ya tres estancias en Rauch, Olavarría y Bolivar. Compra terrenos e instala almacenes sobre la línea del ferrocarril al Pacífico y participa de la fundación de la ciudad de Rufino en la provincia de Santa Fe y Laboulaye y General Viamonte en la provincia de Córdoba. La fundación de Rufino, que sólo era una posibilidad en un plano, la efectuó, luego de adquirir en $500 el 21 de enero de 1888 131


a Don Gerónimo Rufino la manzana 11. En su libro “Los milagros de la Argentina” bajo el título de “Ventas de Solares”, describe cómo evolucionó la idea y como se concretó, en una adquisición efectuada sin dinero. En un párrafo dice: “Empezó la propaganda, con una atinada distribución de planos, a todos los clientes de la casa posiblemente susceptibles de gastar 200 pesos en un solar. ¡Diez meses para pagar! ¿Quién no tiene 20 pesos? ¡Este va a ser un gran pueblo, amigo, con el tiempo, y un solar de 1.250 metros cuadrados, veinticinco por cincuenta, por doscientos pesos, es realmente tirado! ¡Cuando uno piensa que en Buenos Aires hay lotes así, que no han costado quizá ni eso y que hoy valen $1.000 el metro cuadrado! ¡Miren el día que ofrezcan a sus hijos un millón por el solar!”. En el diario La Capital de Rosario, el 13 de diciembre de 1970, el historiador Elías Díaz Molano reivindica la labor de Godofredo Daireaux en la fundación de Rufino, iniciada con la adquisición de 29.600 pesos, a razón de 100 pesos cada lote, de la mitad de las parcelas que constituían el proyecto de población, alternando las manzanas propias con las que quedaban de propiedad de Gerónimo Rufino. Por problemas de salud abandona su labor colonizadora y se dedica a la escritura y la docencia. De 1901 a 1903 es Inspector General de Enseñanza Secundaria y Normal. Enseña francés en el Colegio Nacional Trabaja en La Nación, colabora en Caras y Caretas, La Prensa, La Ilustración Sudamericana, La Capital de Rosario, y dirige el diario francés L’independant. En su hogar se reúnen artistas como Fader, Quirós, Sivon e Yrurtia. Escribe relatos de costumbres –comedias argentinas, cada mate un cuento, etc.- y tratados como La cría del ganado (1887), Almanaque para el campo y Trabajo agrícola. En París publicó Dans la Pampa (1912). Falleció en Buenos Aires el 18 de marzo 1916.

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Pedro Christophersen Petersen, Nació el 28 mayo 1845, en Tonsberg, Noruega. Falleció el 19 Agosto de 1930, en Buenos Aires, Argentina , Delia Carmen de Alvear Fernández Coronel, Nació 8 Abril 1858, Buenos Aires, Argentina falleció el 19 Octubre 1933, en Buenos Aires, Argentina. Carmen de Alvear, hija de Diego, se casó (después de rechazar grandes candidatos) con un joven noruego, Pedro Christophersen, dotado de un espíritu emprendedor que dio frutos de inmediato. Pedro montó una importante agencia marítima y representó como diplomático en la Argentina a los reinos escandinavos y a Rusia. Además de sus dotes personales, tenía mucha suerte: ganó un millón de pesos (una fortuna inmensa) en la lotería. El señor Christophersen, con ese dinero, financió la expedición de Roald Engebrecht Amundsen al Polo Sur, por lo cual, este, en 133


agradecimiento, bautizó una parte de las tierras descubiertas como Carmenland. Carmen de Alvear y Pedro Christophersen tuvieron una hija, "Carmenza” Carmen Josefina Berta Ulrica Christophersen Alvear.

Nació en Valence Sur Roneth, Francia, el 26 de febrero del año 1859, seis años después que nuestro país entró por los carriles de su desarrollo institucional, al haber sido promulgada en 1853 la Constitución Argentina. Cuando había cumplido 45 años de edad, atraído por versiones que circulaban en la Francia de mediados del siglo XIX, decidió embarcarse hacia Argentina, en busca de nuevos horizontes. No fue Chovet, por supuesto, un inmigrante sin recursos económicos perteneció a acaudalada familia de arraigo en Valence Sur Roneth, vinculado personalmente al mundo de los negocios y de las finanzas. Se embarcó hasta Argentina en representación de la casa Calvet, para abrir la sucursal argentina de esta misma. El colonizador Saffores le habría expresado a través de la correspondencia enviada desde Argentina, que en la zona en que luego se afincó Chovet, había posibilidades de desarrollo, habida cuenta de que también existían importantes estancias que se establecieron a comienzos del siglo pasado. Arribó Chovet a nuestro país en 1905. Desde Buenos Aires se trasladó hasta la provincia de Santa Fe para radicarse en las instalaciones de un importante establecimiento agrario denominado Las Hornallas, que lo adquirió en sociedad con Luis Saffores. Cinco años más tarde, importante empresa de capitales franceses construyó el Ferrocarril Rosario a Puerto Belgrano. Como los rieles del citado medio de locomoción cruzaban el campo 134


a que ya hemos hecho referencia, llegaron tanto Chovet como Saffores a un acuerdo con empresarios, del citado ferrocarril, a algunos de los cuales los había conocido en Francia, cediéndoles gratuitamente parte de sus tierras a fin de que construyesen la estación ferrocarrilera que fue librada al servicio público el 15 de diciembre del año 1910. Aquel acontecimiento señaló significativo hito. Comienza a potencializarse en la mente de Alberto Chovet, la creación de un pueblo en tierras de su propiedad. Así aconteció. En 1923 Alberto Chovet, tras los respectivos trámites, logró que el Gobierno de la Provincia de Santa Fe le aprobara la traza del Distrito, que lleva su nombre. Vinculado al negocio de tierras tanto en la provincia de Santa Fe como en la de Buenos Aires, mantenía positivas relaciones con importantes empresas, como la Compañía de Seguros La Franco Argentina, de la que fue su presidente durante muchos años. A poco que se analice el accionar de Chovet, comprobamos que se consagró al mundo de los negocios. No obstante, tuvo devoción por el desarrollo cultural de su país de adopción y del pueblo que fundara en 1923. Fue auténtico representante de la colectividad francesa de principios de ese siglo. Con entusiasmo y conocimientos profundos también se dedicó al comercio en que se le conocía por Monsieur Chovet. Fue director general de la importante casa dedicada al comercio interior y exterior denominada Calvet y Cía., de la que fue su fundador. No menos significativa fue su actividad en el consejo de administración del Banco Francés del Río de la Plata, al que le dio notable impulso. Fue miembro de la Cámara de Comercio Francesa de Buenos Aires. Independientemente de haber tenido destacada actuación en empresas financieras francesas, formó 135


parte de instituciones de capitales argentinos, las que supieron de su genio creador. Chovet siempre actuaba con entusiasmo y, por sobre todas las cosas, colaborando al desarrollo agrario, comercial y financiero de la República Argentina. Alberto Chovet juntamente con su amigo Luis Saffores se radicó en 1905 en la zona en que fundó el pueblo que lleva su nombre. Ocho años después echó las bases del moderno establecimiento agraria, denominado Dos Marhas, en que fijó su residencia, en la provincia de Santa Fe.

De nacionalidad inglesa, que se dedicó a la especulación inmobiliaria. Residía en San José de Flores: Mulhall, Handbook, 1875; en 1895 la Familia, con varios hijos (tuvo 10 entre 1877 y 1894), fue censada en Buenos Aires Ciudadela un influyente hacendado que fue apoderado de la Trenel Argentine Southern Land Company (Taslco), Buenos Aires entre por lo menos 1907 y 1910 y que en 1894 colocaba ganado de esta compañía en Venado Tuerto, con buenos resultados. Era también administrador de 100 leguas cuadradas de la Germania Estancia Company, Villegas, Buenos Aires; desarrolló más tarde una intensa actividad como representante local de varias firmas inglesas en Buenos Aires presidió una empresa Runciman y Cia. Runciman aparentemente vino a la Argentina en 1870 y fue un socio de Eduardo Casey, el fundador de Venado Tuerto: En 1896 se ha hallado un anuncio de una compañía de seguros New Zealand Insurance Co. representada en Argentina por Runciman y cía.; Runciman figura como dueño de la estancia La Colina, Venado Tuerto en el mapa Warner 1898; en el mapa Chapeaurouge 1901 la estancia aparece como de Runciman y Gilmour; este último a su vez debe ser George Gilmour, un 136


hermano y heredero de Guillermo (William) R.(Rodger) Gilmour, (*1826, Glasgow -+1888, Londres, 1844, Argentina, ~1870, Inglaterra), quién fue el accionista principal de una South American Land Company (=Salco), Londres fundada en 1881 que a través de Casey y por intermedio de R. I. Runciman, compró en 1885 un enorme campo cerca de Trenel, La Pampa, embargo listo una firma Gilmour y Co., calle Piedad, Buenos Aires). La guía Hombres 1917 menciona a R. Leishman R. (*1873, Leslie, Fife, Escocia) educado en Nueva Zelanda - Minieri, Patagonia, Personajes dice: posiblemente de origen sudafricano-, compró en 1890 un tercio suroeste de la estancia Las Averías a orillas del río Saladillo. Se casó con Mary (= María) Brock Haydon, hija de Joseph Haydon, quién compró la otra mitad de Las Averías que rebautizó estancia La Nueva Zelandia (= Zelanda), ver arriba. En 1910 R. Leishman R. viajó a Inglaterra y Nueva Zelanda. En 1916 le compró hacienda a Taslco, una compañía con la que estuvo asociado hasta por lo menos ese año, administró las estancias La 76 y La Germania (1899-1909); la primera propiedad de su recién mencionado tío Robert I. Runciman, la última de Königs, Günther y compañía -una firma que era alemana pero que estaba asentada en Amberes, Bélgica, alrededor de 1875 era representada en la Argentina por un M. Bertram, - las dos estancias cercanas a Venado Tuerto, y después fue jefe de la estación Retiro (Presidente Perón), Buenos Aires del FC. Central Argentino; La guía Hombres 1917 dice que Robert Leishman Runciman compró ya en 1890 la mitad suroeste - unas 5.000 hectáreas- de la estancia Las Averías a orillas del río Saladillo; será a esta compra a la que se refiere Schiavoni, Inriville, datándola 1894, y que habría sido a Pablo Barrelier. En la arriba citada escritura de 1911 la sección extremo oeste ya figura como propiedad de Robert Leisman Runciman, 1.618 hectáreas (La Himenoa) Así también en el mapa catastral 1916. En un plano catastral 1933 el extremo oeste de la suerte G G 1627, La Himenoa, 1.618 hectáreas, aparece todavía como de R. L. Runciman.

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Runciman se codeaba con lo más granado de la oligarquía argentina y la sociedad tradicional: Julio A. Roca, Pablo Richieri, Emilio Mitre, Guillermo Udaondo, José Manuel de Anchorena, Felicitas Guerrero, Teodolina de Alvear, María Bengolea de Zuberhbuller, Félix Camet, Nicolás Mihanovich, Norberto Quirno Acosta, Alfred Cahen D’Anvers, Enrique Larreta, Miguel Cané, Ricardo Levene, Félix Ruiz Guiñazú, Jorge Newbery y Patricio Martínez de Hoz, entre tantos otros en donde se lo ubica en varias listas de invitados de inauguraciones y eventos de la época.

Don Diego de Alvear, cuyo busto en bronce con pedestal de granito rojo, se encuentra en la Plaza San Martín de la localidad que lleva su nombre, nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1826, inició sus estudios en medicina en nuestro país, completándolos en EEUU, graduándose en Medicina, Cirugía e

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Ingeniería.- Incorporado en el año 1852 al ejército del Gral. Justo J. de Urquiza , luchó junto a él en la batalla de Caseros.- Fue Ministro Plenipotenciario ante las Cortes de Roma y Londres; y Senador Nacional.- Actuó como Delegado, representando al Gobierno de Santa Fe, en el estudio y la solución del litigio por los límites con Buenos Aires y Córdoba; falleció en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1887, es decir exactamente a los 61 años .-

Nació en 1822 en Hayesland, Kilrane, Condado de Wexford, hijo de Nicholas Murphy y Katherine Sinnott. A los 22 años, era un muchacho alto, delgado y muy buen mozo. Con sus primos John y Lawrence Murphy y sus amigos John O'Connor, Nicholas Kavanagh, Thomas Sanders, James Pender, Patrick Howlin y otros, emigraron a la Argentina. Antes de partir, John le prometió a su madre que cuando juntara 100 Libras volvería para verla. Contrajo matrimonio con Ellen Roche Reville que nació en Irlanda en 1846 y falleció en Buenos Aires el 28 de abril de 1921. El 13 de abril de 1844 partieron de Kilrane, posiblemente en un coche "Bianconi" hasta Wexford, distante 19 km. Después de Wexford Quay a Fishguard, Pembroke (Inglaterra), y desde allí en una diligencia hasta Liverpool. Gastaron una pequeña fortuna de alrededor de 16 Libras por cada pasaje a Sur América en el bergantín William Peele (16 Libras representaba entonces más de lo que podían ganar en un año). El 21 de abril, con otros 115 emigrantes irlandeses a bordo, el William Peele levó anclas en Liverpool comandada por el Capitán Sprott. A causa de los vientos en calma, permaneció en medio del océano durante tres semanas. Después de cruzar el océano, es posible que haya hecho este recorrido: Pernambuco, Bahía y Río de Janeiro, para llegar finalmente al Río de la Plata el martes 25 de junio de 1844. Estas espléndidas tierras y la valiente travesía que acababan de realizar

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inspiraron al maestro Walter Mac Cormack para escribir su poema épico "The Kilrane Boys" (Los muchachos de Kilrane). En esos días la situación en el Río de la Plata no era tan brillante. Rosas gobernaba su segundo mandato, Montevideo estaba sitiado por Oribe y las fuerzas francesas y británicas bloqueaban Buenos Aires. El grupo llegó a Buenos Aires el 04/07/1844, y Murphy traía como único capital una libra esterlina, además de su firme voluntad de triunfar en esta "tierra de libertad". Enseguida partió hacia el campo, al Partido de Chascomús. Con sus ahorros, adquiridos con la fuerza de sus brazos, arrendó un campo en el Partido de Salto, que por estar más adentro de la frontera era más fácil conseguirlo, a riesgo de ser arrasado por un malón. En pleno desierto y castigado la soledad del lugar y las carencias mínimas para vivir, contrajo viruela. Gracias a la generosidad de un criollo que vivía en las inmediaciones y que le proveyó agua y alimentos, salvó su vida. En 1859 también estuvo a punto de morir junto a sus ovejas, pero nuevamente con su férrea voluntad y fortaleza, logró sobrevivir a la grave sequía que asoló el distrito. Al primer campo que compró lo llamó "La flor del uncalito", y cuando se realizó el primer censo nacional en 1869, su nombre figuró entre los grandes estancieros de Salto. También fue propietario de la estancia "La Caldera" y el primero en alambrar los campos en el norte de Buenos Aires. En 1878 volvió a Irlanda con su familia donde permaneció tres años. Allí murieron dos de sus hijos. Regresó a la Argentina en 1882 y se incorporó a la empresa colonizadora de Don Eduardo Casey. Compró ocho leguas de campo y pobló la estancia "San Juan", dedicada a la agricultura y la ganadería. Fue un gran impulsor de la empresa y alentó a muchos de sus compatriotas a comprar tierras en Venado Tuerto. Más tarde donó terrenos para que se edificara la estación ferroviaria, a cuyo alrededor surgió la 140


localidad de Murphy, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Venado Tuerto, sobre ruta nacional 33 que une la ciudad de Rosario con Bahía Blanca. Sus hijos: • Catalina (*Salto 1868 -† Wexford 12/05/1879) • Isabel (*Salto 01/01/1872 - †Buenos Aires 1895, soltera. • Martin Herbert (*Salto 07/06/1874 - † Wexford 13/04/1881) • Juan Clemente (§ Salto 11/10/1876 - † Buenos Aires 10/01/1950) contrajo matrimonio con Margarita Morgan viuda de Miguel Duffy el 30/11/1938, sin suc. • Nicolás Patricio (§ Julia Mount, Wexford 20/05/1880 - † 24/06/1919) contrajo matrimonio con Ana Kenny, con suc. • Elisa Inés (* ¿? - † Buenos Aires 20/11/1964) contrajo matrimonio con Lorenzo St. Clare Gahan, en la Iglesia de Santa Cruz el 30/10/1899, con suc. • Elena Josefina (* Buenos Aires 13/04/1882 - † Davos, Suiza, 09/10/1914) Sus restos están sepultados en La Recoleta. Contrajo matrimonio con Federico Arturo Webster el 14/10/1908, sin suc. • Margarita Emilia (§ 12/01/1886) contrajo matrimonio con el Dr. Tomás Brendan Kenny, con suc. • Martín José (*Buenos Aires 1890 - † 11/04/1966) contrajo matrimonio en la Iglesia San Miguel de Buenos Aries el 09/06/1913 con Laura Hearne, con suc.

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Argentino, de origen vascofrancés, nació en Rosario el 10 de julio de 1855 y falleció el 24 de octubre de 1937 hijo del millonario estanciero Juan Estrugamou. En 1880 conoció a don Eduardo Casey, que había loteado en el sur de la Provincia de Santa Fe una fracción de 72 leguas de campo, compradas al Estado Nacional. Eduardo Casey lo nombró administrador de sus bienes. Se convirtió así en un gran propulsor en la fundación de Venado Tuerto. En 1883 instaló el primer almacén de Ramos Generales de Venado Tuerto, frente a la actual plaza San Martín, cuyo edificio luego donó para crear el Colegio Santa Rosa. El 25 de mayo de 1889 contrajo matrimonio con Rosa Isabel Turner, hija de don Santiago Turner, con quien tuvo cinco hijos.

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Fue el primer Juez de Paz del Distrito Venado Tuerto. Adquirió la estancia "La Victoria" de Eduardo Casey, siendo uno de los primeros en realizar siembras en estas tierras. Donó el edificio de la ex Escuela Normal que hoy lleva el nombre de su esposa, el terreno del cementerio y el terreno de la Plaza San Martín. Contribuyó al embellecimiento del pueblo, cuidando él mismo los primeros árboles que tuvo la plaza principal. El Palacio Estrugamou de 1924 es un hito arquitectónico de la arquitectura señorial de la primera mitad del siglo XX en la ciudad de Buenos Aires en el barrio de Retiro. Con el número 783 de la calle Juncal, se levanta en la intersección de las calles Juncal y Esmeralda en el "codo aristocrático" de la Calle Arroyo, como lo llamó el escritor Eduardo Mallea. Fue encargado por Alejandro Estrugamou, hijo de vascosfranceses y terrateniente en Venado Tuerto, como un edificio de renta (como se llamaba en esos tiempos a los edificios residenciales de alquiler) de estilo francés.1 Diseñado por los arquitectos Eduardo Sauze y August Huguier, es en estilo ecléctico influenciado por barroco francés y la arquitectura del Segundo Imperio. Consta de cuatro edificios alrededor de un patio donde se halla una copia de bronce de la Victoria de Samotracia. Los elementos de construcción fueron importados de Francia y los pisos de roble de Eslavonia. El edificio de ocho plantas con mansarda de pizarra negra en estilo academicista francés se inauguró en 1929. El tratamiento formal fue pensado por los arquitectos dando al edificio el aspecto de una gran residencia privada unitaria, visto desde la calle, con sus chimeneas, mansarda, basamento de piedra, grandes molduras y pilastras de capitel clásico de tres pisos de altura.

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Los espacios compartidos, que ponían en evidencia la realidad del edificio como casa de departamentos, fueron pensados con cuidado, para salvaguardar la distinguida posición social de los habitantes. El patio de acceso es más asimilable visualmente a un patio palaciego que a la entrada de un edificio de viviendas. El Edificio Estrugamou contaba con cuatro departamentos equivalentes en cada una de sus plantas, compuestos de: una sala, un comedor, un living room, cinco dormitorios para la familia y tres para el servicio doméstico. Cada grupo de departamentos tenía su vestíbulo privado, su araña francesa colgando en la caja de escaleras, su ascensor principal y otro para el servicio. El jardín del frente fue donado por el señor Estrugamou para permitir el ensanche de la calle Juncal poco antes de su fallecimiento acaecido en 1937.

William Wheelwright nació en 1798, en Newbury-Port (otros historiadores dicen que fue en Merrimac, pueblo vecino), pequeño pueblo marítimo del condado de Essex en el estado de 144


Massachussets, en EEUU. Sus padres fueron Ebenezer, capitán de barco, y Anna Coombs. Estudió en Andover College. La vida frente al mar, la entrada y salida de todo tipo de embarcaciones hizo que desde pequeño se apasionara por la navegación y desde los 12 años se enroló como grumete. A los 19 años, en 1817. Navegó frente a las costas del pacífico desde Panamá hasta Valparaíso. Abrió al mercado mundial a los países que recientemente había conquistado su independencia de España: Chile, Perú, Colombia. Fue cónsul de los EEUU en Guayaquil, que en esos años era el primer puerto de Colombia. En esa oportunidad la minúscula población quilmeña, en su mayoría formada por gente de campo, ya que el pueblo, o mejor dicho villorrio, era insignificante (hacía tan solo cinco años que el agrimensor Mesura había diagramado el casco urbano y las chacras de los alrededores), algunos serían descendientes de quilmes que habitaban sobre la barranca, vivían de la caza y la pesca o peones y ex esclavos de los Santa Coloma: “... llegando a ese pueblo, desnudo, descalzo y hambriento, lo vistieron, lo cuidaron y lo alimentaron...” En 1823, estaba al mando del barco Rising Empire propiedad de Guillermo Bartlett, la nave penetró en el Río de la Plata y naufragó frente a las costas de Quilmes, en el Banco Ortiz. Este acontecimiento le hacía decir que había nacido dos veces, la primera en el puerto de Newbury y la segunda en Quilmes, enclave del camino entre dos puertos, el de Buenos Aires y el de la Ensenada, de crucial estrategia económica en la época. Wheelwright supo retribuir a Quilmes por su segundo nacimiento, llevando en 1872 el ferrocarril que uniría Buenos Aires con el puerto de la Ensenada, que se ocupó en adecuar a los progresos marítimos de la época. 145


Pergeñaba que la Ensenada y la Caldera, en Chile, debían ser los dos puertos marítimos, que formasen los extremos occidental y oriental del ferrocarril internacional de los Andes. Su gratitud fue más allá, donando $25.000 para que se repartan entre los pobres del Partido. Asunto tratado por la Corporación Municipal en la sesión del 23 de abril de 1872. Además, en otros puntos del país fundó colonias de inmigrantes europeos, construyó nuevos tramos ferroviarios como también el Gran Central en el Rosario y luego su extensión hasta Córdoba. Ese mismo año, en que empezó según José Andrés López “El Quilmes de antaño”, el Dr. Wilde, municipal, mociona para crear una plaza con su nombre, la actual plaza de la estación, manzana comprada al preceptor, maestro y hotelero Martín Cristoforeti. En 1958 se propuso cambiarle, desconsideradamente, el nombre por Hipólito Yrigoyen, no porque la figura del primer presidente de la ley Sáenz Peña no lo mereciera, sino por esa costumbre de menosprecio a la microhistoria, a los próceres que hicieron la patria chica. En 1959 se realizó la sustitución y se colocó en el centro de la plaza un busto del primer presidente radical y su nombre en la avenida que la bordea al este. Lo mismo sucedió en el barrio La Colonia que a la calle que honró la memoria de don Santiago Valerga desde 1927, el pionero de ese barrio, le cambiaron en 1972, su nombre por el de un religioso italiano que vivió en el siglo VI, merecedor por cierto de tal honra, pero que nada tenía que ver con nuestra historia y tradición local. Wheelwrigth jugó un papel esencial en el desarrollo del barco a vapor y los ferrocarriles en Chile como en la Argentina y otras partes de Sudamérica. En 1838, con la ayuda del Gobierno de Chile, fundó la Pacific Steam Navigation Company, que comenzó 146


a operar el 15 de octubre de 1840, preocupándose del comercio naval entre las ciudades de Valparaíso y el Callao. Este caminante de mares y tierras falleció en Londres el 26 de setiembre de 1873, a los cincuenta años de edad. Su cuerpo descansa en el cementerio de su ciudad natal. Perpetúa su memoria desde el 31 de diciembre de 1897, la localidad de Wheelwright en el departamento Gral. López de la provincia de Santa Fe, ubicado a 20 km de la ciudad bonaerense de Colón, a 10 km del límite con la provincia de Buenos Aires y a medio camino entre las localidades de Pergamino y Venado Tuerto, siendo la ruta nacional Nº 8 su principal vía de comunicación. Es la capital provincial de la Música. En Quilmes tan sólo queda un monolito derruido con mayólicas que recuerda su nombre en la plaza homónima que comúnmente se la conoce por plaza de la estación.

Emilio Vicente Bunge nació el 13 de agosto de 1837 en la ciudad de Buenos Aires. Era el tercer hijo del matrimonio entre Carlos Augusto Bunge y María Genara Peña Lezica y Torrezuri. Era hermano del arquitecto Ernesto Bunge, estudió en la Escuela 147


Alemana de Buenos Aires, se recibió de abogado y tuvo actuación militar. En 1881 compró 12 leguas cuadradas de campos ganados con la Conquista del Desierto comandada por Julio Argentino Roca, en el actual partido de General Villegas, al noroeste de la provincia de Buenos Aires. Allí ideó la construcción de un pueblo, que se fundó el 5 de abril de 1905 y actualmente lleva su nombre. Accedió al cargo de Intendente de la Ciudad de Buenos Aires el 14 de septiembre de 1894, mientras Luis Sáenz Peña era presidente de la Nación. Cuando éste renunció a su cargo, fue sucedido por su vicepresidente José Evaristo Uriburu, pero Bunge permaneció en su cargo. Durante su gestión se inauguró la Plaza Rodríguez Peña (1894) y dio impulso a las obras de construcción del Mercado Nacional de Hacienda del actual barrio de Mataderos. Falleció en 1909, y sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta. Los antepasados más remotos del fundador del pueblo y colonia "Emilio V. Bunge" se remontan al siglo XVII en Westfalen (Alemania) con Diedrich David Bunge, pastor protestante y su esposa, Catalina Krupp, que pertenecía a la familia de los fabricantes de armas "Krupp". La familia se ramificó y pronto hubo "Bunges" por Rusia, Holanda, Bélgica, Francia, América del Sur y del Norte. La familia Bunge estaba dividida en tres linajes: los residentes en Rusia, profesores y juristas; en Alemania y Holanda, religiosos y comerciantes. El primer Bunge que llegó a Buenos Aires, en 1827, fue Carlos Augusto Bunge, proveniente de Unna (Westfalen). Tenía pasión 148


por la música, el medio ambiente y una gran debilidad por el trabajo sistemático y productivo que le había sido inculcado por su familia. Con anterioridad, en 1817, había llegado a la Argentina un familiar suyo: Cristian Zimmerman, hábil comerciante, relacionado con grupos de significativo poder económico, situación que fue de gran ayuda para Carlos Augusto. El matrimonio de Carlos Augusto con Genara Peña Lezica y Torrezuri, hija de una arcaica familia porteña, marcó un nuevo destino del aspecto económico rioplatense, debido al trato con los centros industriales del norte de Europa. El 19 de abril de 1834 nació el primer hijo del matrimonio: Juan Carlos Federico (el mismo nombre de su abuelo paterno), al que le siguieron: Eduardo, Emilio Vicente, Laura, Ernesto, Sofía, Felisa, Raimundo, Octavio, Leopoldo y Rodolfo. La familia se caracterizó por su gran impulso cultural. Los descendientes del matrimonio no asistieron a la escuela protestante, pero fueron educados en su hogar. Emilio Vicente Bunge nació el 13 de agosto de 1837. "El quedó huérfano de padre siendo bastante chico y la madre lo manda a Chile con unos tíos, los Peña”. (Se trataba de su tío materno Francisco Peña). Emilio aparece definido en el libro La familia de Octavio Bunge como “…un muchacho de mediana estatura y amplias espaldas, con un físico robusto. Su ancha nariz, su boca de largo trazo y sus labios ligeramente pronunciados hacia fuera se unían a un destacado mentón y a una quijada fuerte y voluntariosa. Dueño de un aplomo no común a su edad, con su inteligencia natural y su inclinación a los negocios…”

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"Con sus tíos de Chile, viaja a China; regresa a Chile y lo manda a llamar su madre para enviarlo a estudiar a Alemania" (testimonio citado de Ernesto Bunge). Gran observador del paisaje, cada uno de sus viajes fue una experiencia humana e intelectual. Era un hombre capaz de adaptarse a las diferentes tradiciones de los lugares que visitaba, como: Filipinas, Estados Unidos y China. Cuando regresó a Buenos Aires, cautivado por la belleza de su ciudad natal, tenía 20 años. Al surgir la fiebre amarilla, describió en su diario el entorno de desesperación que observaba. La familia Bunge se mudó a la quinta de San José de Flores. La crisis obligó a Emilio a embarcarse, en mayo de 1858, a los puertos del Mar del Norte. Pasó por Brasil, visitó Londres y, sorprendido por su belleza y civilización, consideró que era la ciudad más importante. Su recorrido continuó en Rótterdam, Ámsterdam, Bruselas, Amberes, Dusseldorf en Alemania (donde conoció a su abuelo y sus tías). Emilio puso por escrito el citado viaje a China y Filipinas, como así también su regreso a Buenos Aires desde Chile y su posterior viaje a Europa. "A los 12 años muere su padre y él se tiene que hacer cargo de una parte de una empresa de comercio. Exportaban mercaderías, luchaban permanentemente contra los monopolios. [Hacía] algunos comentarios, incluso alguno irónico, hacia el dominio del monopolio que pretendían hacer desde la parte inglesa”. Emilio Vicente se casó con Juana Catalina Chaz y Salas el 6 de octubre de 1860. De esta unión nacieron nueve hijos: Catalina Elena Matea Matilde; Carlos María Mauricio Francisco; María Justina Catalina Genera (nace y muere en 1863); Emilio Vicente Tomás María; Gregorio Octavio Francisco Pantaleón María de Ogracias (muere a los doce años); María Gregorio Federico 150


Ricardo Alberto Vicente Mercedes; Leopoldo Rodolfo Alberto Sebastián María; Genara María Antonia Mercedes Juana (nace y muere en 1878) y María Mercedes. Recuerdos de Catalina, hija de Carlos, nieta de Emilio V. Bunge: “De su viaje a la China cuenta de la subida a caballo. Porque los chinos andan en mulita y él les dijo que en su tierra se andaba a caballo y que él les iba a mostrar cómo se monta. Como el caballo es mucho más alto que la mulita, quiso pegar un salto para subirse a la mulita y resulta que se salió del otro lado, entonces les dijo a los chinos: «y así se baja». Era muy gracioso". “Como persona era muy jovial y muy cariñoso con los chicos como con los demás. (...) Él tenía una galería delante de su dormitorio, y les decía: ¿Querés que te de una moneda? (…) y los llevaba al dormitorio y sacaba una moneda del armario mientras decía: ¡es una moneda de oro!, pero era un chocolate envuelto en un papel dorado. Un día un chico dijo: Bueno, me lo como, y él le respondió: ¿cómo te vas a comer una moneda? El 23 de octubre de 1859 participó como voluntario en la batalla de Cepeda, combatiendo contra las fuerzas de la Confederación. Se recibió de abogado en la Universidad de Buenos Aires, donde se graduó con una tesis sobre "domicilio" y casi inmediatamente entró de lleno en la vida pública. El primer cargo que ocupó fue el de presidente de la Municipalidad de Buenos Aires en 1874, donde puso de manifiesto sus aptitudes de organizador y administrador. Entre 1875 y 1876 ocupó una banca en el Senado de la Provincia de Buenos Aires, integrando la Comisión de Hacienda junto a los señores Melchor Rom y Luis A. Huergo. Su nombramiento data del 4 de mayo de 1875, presidiendo la sesión el senador Luis Sáenz Peña "[Hacía] una gran defensa de lo nacional. Él participa junto al gobernador Carlos Casares, a Dardo 151


Rocha, a Adolfo Alsina, de una corriente que pretendía una libertad de los habitantes del interior. Fue de una presencia importante y una lucha contra los monopolios que tanto España como Inglaterra pretendían hacer con el Río de la Plata. Por lo que tengo entendido, y por lo que veo, [era] un intrépido y aguerrido comerciante, que tuvo sus épocas de esplendor y tuvo sus quiebras. Emilio Bunge también tuvo sus quiebras, sus luchas, sus épocas malas... porque ellos tenían una barraca y estaban íntimamente ligados a la suerte del sector agropecuario. Si al sector le iba mal, como pasa con los pueblos del interior, si al campo le va mal, los pueblos sufren..." (Mario Llambías, 2004) Según consta en el libro de actas de directorio de la institución bancaria provincial, actuó como director de la misma desde el 10 de enero de 1879 al 22 de febrero de 1888. El 25 de septiembre de 1879 el diario La Nación daba cuenta en "Noticias del día" de la versión de "la renuncia de tres directores del Banco de la Provincia de Buenos Aires. Los señores Ricardo Lavalle, Emilio Bunge y Amancio Alcorta. Las dimisiones al parecer tendrían carácter de indeclinables y habrían sido motivadas por el asunto relacionado con la venta de fondos públicos nacionales que tiene el mencionado banco". Por lo visto, sólo se trató de un trascendido, algunas versiones lo dan como diputado nacional en 1880 pero no hay antecedentes de tal condición. Presidió la comisión central de Aguas Corrientes de la Provincia de Buenos Aires en el período 1884-85, llevó a cabo,

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entre otras obras, la construcción de instalaciones de provisión de agua de la ciudad de La Plata. El 17 de septiembre de 1894 tomó posesión del cargo de "Jefe del Departamento Ejecutivo Municipal" tal como lo expresa la memoria presentada al Concejo Deliberante por su gestión al frente del municipio capitalino. Entre sus logros se puede mencionar la terminación del Hospital Pirovano, adquisición del Parque Lezama y su adaptación como paseo público, formación del Parque Bernardino Rivadavia, reformas en el Parque 3 de febrero. Como se mencionó anteriormente, Emilio Vicente Bunge recibió del Gobierno de la Nación una vasta extensión de campo que, como decían los lugareños: "iba de Blanca Manca hasta Coronel Charlone". En los años que siguieron a la posesión de los campos y hasta la llegada de la fuerza inmigrante, se dedicó casi exclusivamente a la ganadería vacuna y lanar. Con relación al ganado vacuno, fue uno de los primeros en introducir al país animales de raza. "Digo que es de los primeros porque está inscripto en el primer volumen de la Sociedad Rural. Dicen que llegó a comprar 40 toros de pedigree y se los echó a la hacienda cimarrona para mejorar la hacienda del país, traídos de Inglaterra". (Catalina Bunge testimonio citado). "Cuando tenía 43 años compra estas tierras, y no se dedica solamente a explotar su campo, hay algunos testimonios acá, yo he visto a algunos y he visto las cartas que mandaba él y recibía. Veo la permanente preocupación y el conocimiento de lo que pasaba en el campo, a mí me sorprende que una persona en esa época tuviese el conocimiento tan exacto de lo que pasaba en su campo, no había teléfono, no había e-mail, no había ninguna de esas cosas, pero sí había [...] ferrocarril. [...] Si hay algo que creó riqueza en la Argentina fue el ferrocarril, y lo hizo esa generación, una generación que pensó por sobre todas 153


las maneras en el país. Él podría haberse dedicado exclusivamente a trabajar su campo. Pero no, su preocupación fue que viniese gente a trabajar acá, que viniese gente a transformar esto, y creo que es el ejemplo que tenemos que tomar para adelante." (Mario Llambías, Emilio V. Bunge, 2004) La llegada del ferrocarril trajo consigo inmigrantes italianos, españoles y belgas, que formaron un mestizaje cultural que ayudó al progreso del pueblo. En la inquietante tarea de cambiar la situación del campo, Emilio V. Bunge organizó una colonia pueblo. Otorgaba a sus arrendatarios los animales y herramientas necesarias para el trabajo rural y les cobraba entre el 16 % y el 22 % de la cosecha de trigo, lino o maíz. Su energía estuvo puesta en ese proyecto, del que se da cuenta más adelante y que le significó una profunda satisfacción, pero le sumó a la vez diversos dolores de cabeza. Los primeros pobladores lo recuerdan como una persona muy afectuosa (trataba a sus peones y puesteros de "m´hijo"), de constante humor, con profundos conocimientos en cuanto a la producción agrícola-ganadera (Él, personalmente les enseñó a los colonos a "aporcar el maíz", labor que desconocían los inmigrantes). Se mostraba siempre preocupado por brindar a los colonos y comunidad naciente todo aquello que pudiera favorecerla. Tuvo leales colaboradores como Genaro Olivares y cultivó la amistad con vecinos de cualquier condición social. Por ejemplo, era reconocida su proximidad afectiva con doña Maura Palomeque (ver Protagonistas). Cercana la hora de su muerte le escribirá a don Pedro Bargero, uno de sus colonos: "La muerte es cosa que no tiene remedio y cuando llega el caso todos nos vamos derechito, incluso el que 154


escribe”. Murió en Buenos Aires el 1 de septiembre de 1909. Tenía por entonces 72 años.

Vicente Basavilbaso Miguens, (Intendente de San Pedro) casado en primeras nupcias con Socorro Mamberto, enviudado al poco tiempo. Queda una hija Eleodora Basavilbaso Mamberto quien al quedar huérfana vivió con su abuela paterna, Misia Eleodora Miguens de Basavilbaso. Al casarse su padre, en segundas nupcias, regresó a su lado al de su madrastra Doña Elvira Quiroga (nieta del Tigre de los Llanos). Este último matrimonio no tuvo hijos. Eleodora Basavilbaso Mamberto se casó muy joven con el Dr. Adolfo Castro, médico muy prestigioso y querido. Existe en el cementerio un monumento a su memoria. Provenía de una prestigiosa familia salteña. Fue socios de la empresa Camino de Hierro de Buenos Aires al Oeste: quien se encargó la construcción de la primera línea férrea de la Argentina, El primer ensayo fue el 28 de enero de 1857, entre la estación del Parque (actual Plaza Lavalle) y San José de Flores Este matrimonio tuvo tres hijos dando origen al apellido Castro Basavilbaso: Dora, Adolfo y Elvirita. Vicente Basavilvaso falleció el 17 de mayo de 1908.

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Galo Llorente nació en 1850 en Vinuesa, provincia de Soria, cerca del Duero y de la Laguna Negra. A los pocos días, el pequeño Galo era bautizado en la iglesia del pueblo, Nuestra Señora del Pino. A los doce años perdió a su padre y luego de completar la escuela primaria tomó unos cursos de contabilidad y rudimentos de comercio, que le fueron muy útiles durante el resto de su vida. Un día, recostado a la sombra de un pino, comenzó a pensar en la posibilidad de viajar a la Argentina, adonde habían emigrado varios parientes y amigos. En ese momento, la situación en España no era la mejor. Después de siglos de guerras, la última contra Napoleón, el pueblo quedó dañado por la acción del ejército francés que lo ocupó durante mucho tiempo. La pobreza y las pocas expectativas de una mejor vida entusiasmaban a muchos jóvenes a viajar a América. Por el contrario, las noticias que llegaban de la Argentina hablaban de prosperidad, progreso, inversiones y desarrollo.

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En 1866, Galo estaba decidido a emprender el viaje, que le daría nuevas oportunidades. Sólo lo frenaba la larga travesía, dado que el cruce del Atlántico en los buques a vela demoraba alrededor de tres meses. Casualmente se enteró de que al año siguiente comenzaría a operar una nueva línea de buques a vapor que, al no depender de los vientos, acortaban el trayecto a una tercera parte. Por lo tanto, decidió esperar un año más para realizar un viaje mejor y más corto. Finalmente, en 1867 se embarcó hacia Buenos Aires, con destino final Chivilcoy, dispuesto a trabajar como dependiente en un almacén de ramos generales de los hermanos Torroba, oriundos de Vinuesa como él. Se despidió de su madre y se encomendó a la Virgen del Pino y antes de la salida del sol, montado en un burro, comenzó su largo viaje hacia Málaga, donde se embarcó para el cruce del Atlántico. Una vez en Chivilcoy, el trabajo le resultó interesante pero duro, prácticamente no había descanso. Cuando se cerraba el local, él debía ordenar y barrer, para luego tender un delgado colchón sobre el mostrador y poder descansar algunas horas. Al poco tiempo, por su empeño y agilidad mental, fue habilitado y nombrado encargado del negocio, del que luego sería socio. En 1883, le encargaron revisar unos campos en el sur de Córdoba. A pocos días de su casamiento, dejó a su esposa y partió de Bragado en dirección a Lincoln. Luego no hubo caminos ni poblados para orientarse, solamente la línea de fortines ruinosos que, como mojones prehistóricos en aquel desierto de arena, le indicaban el camino. Algunos de ellos estaban abandonados, y cuando llegaron sedientos y con hambre debieron seguir buscando otro punto donde abastecerse.

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A veces pasaban varias jornadas y lo único que veían eran manadas de guanacos y avestruces sobre los médanos ardientes. Hasta que, por fin, luego de casi un mes de haber cabalgado, arribaron a destino, un rancho abandonado en lo que luego sería la próspera ciudad de Laboulaye. Tres años más tarde, con otros tres pioneros, colonizó dicha ciudad. De su matrimonio con Catalina Labrué, nacieron: María Francisca, Julio, Ida, Galo Bonifacio, Pedro y Genara. Don Galo era un adicto al trabajo y prácticamente no se permitía vacaciones; acostumbraba a veranear en su quinta de Caballito, ubicada en la calle Cucha Cucha, para estar cerca de sus obligaciones. En 1906, a pedido del Gobernador Ugarte, reorganizó y refundó el Banco de la Provincia de Buenos Aires, donde formó parte del directorio, durante casi cuarenta años, muchas veces como vicepresidente ejecutivo. Fundó numerosas empresas comerciales, industriales y compañías de seguros, además de dedicarse a la producción agropecuaria. En 1912 compró unos campos en 9 de Julio, cercano a la estación La Niña, a uno de ellos llamó “La Catita”, por su tía Catalina Gallo Llorente, su nieta mayor. Su fallecimiento en mayo de 1946 fue un hecho que conmovió a la importante colectividad española y a la comunidad de negocios y bancaria de Buenos Aires. “…Murió Don Galo, nadie al oírlo ha preguntado su apellido, no era necesario, todo el mundo lo conocía por su nombre de castellana pila”, como diría Jaime Foxá, en una de las tantas notas necrológicas publicadas con motivo de su fallecimiento. Por diversos motivos no pudo cumplir el sueño de pasar sus últimos días en Vinuesa. Pero nunca se olvidó de su terruño ni de 158


su gente y ayudó a muchos que querían emigrar y trabajar, a quienes dio empleo en sus empresas.

Había contraído matrimonio con Angela Palacio y tuvieron cuatro hijos Eduardo Luis Severo Pedro, Maria Angela Margarita, Ricardo Miguel Arturo Irineo y Roberto Carlos Alberto Rodolfo; este último de los hermanos con el trascurso del tiempo fallece. Luis Rossi era médico y llego a ser rector de la Universidad Nacional de Córdoba siendo el autor. Des la alta casa de estudios de las gestiones para construir un Hospital El Hospital dio su nombre al conocido barrio Clínicas, fuertemente ligado a la historia estudiantil cordobesa Habiendo cumplido funciones como máxima autoridad de la UNC desde el 22 de marzo de 1881 hasta llegar al rectorado y retirare en 1890 para ausentarse a Europa durante 20 meses. Rossi fue propietario de campos en el sur de Córdoba, Santa Fe y La Pampa entre ellas Regina Elena hoy Villa Rossi. Si bien no hay precisiones sobre el fallecimiento de su esposa per para 1904 el medico ya había enviudado según consta en escrituras de sucesión y declaración de herederos radicándose en Buenos Ares a partir del 26 de junio de 1906. Eduardo el mayor de sus hijos ya casado se convirtió en su representante legal tras un poder general que le concedió su padre el 21 de febrero de 1908.

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Miguel Antonio. (1843-1925) Estanciero. Intendente de Carmen de Areco en 1886 y 1894. Casado con Francisca Magallanes (1848-1901) tuvieron once hijos: María Ana, Juan, Miguel, Saturnino, José (1877), Josefa, Rosario, María, Eduardo, Aníbal, Corina. María (1845-1863). Hijo de, John Duffy Estanciero. Nacido en Longford en 1803. Hijo de Phillip Duffy y Marianne Solier. Llegó a Buenos Aires en 1833. Fue criador de ovejas en la estancia Espartillar de Chascomús. Allí contrajo matrimonio con Elizabeth Taaffe, irlandesa (1810-1863) Años después John compró a Gervasio Rozas la estancia Los Ombúes, ubicada en Ranchos, y la vendió en 1852 al Dr. Gibbings. Entonces se dirigió con sus ovejas al partido de Carmen de Areco. Allí tuvo una estancia donde falleció en 1889. Tuvieron cuatro hijos: Juan (1847-1869) falleció soltero. Felipe Ramón. Estanciero (1849-1900) Casado antes de 1869 con Rosario Magallanes (1852-1879), hija de Saturnino Magallanes y Josefa 160


Sierra. Tuvieron dos hijos: José (1876-1953) Nacido en Carmen de Areco. Miembro de la SRA desde abril de 1903. Casado con Eulalia Mónica Almirón. Antonio (1877-1944) Estanciero. Nacido en Carmen de Areco. Miembro de la SRA desde enero de 1903. Casado con Marta Fajes. José Duffy, hijo de Miguel Antonio Duffy, podría ser –al igual que su primo, hijo de Felipe Murphy– el afiliado encontrado en los registros de la SRA en 1903. Ambos no se diferencian ni por edad (nacido en 1877), ni por origen (Carmen de Areco), ni por apellido materno (Magallanes). Sin embargo, nos inclinamos a considerar que el miembro registrado en la SRA es el hijo de Felipe, ya que figura inscripta el mismo año que su hermano Antonio, quizá guiado por su influencia. También encontramos otro José Duffy, pero lo hemos descartado como posible miembro de la SRA ya que no tiene antecedentes como estanciero ni hombre de campo. Se trata de José Luis Duffy, nacido en Buenos Aires en 1876 y fallecido en 1949. Fue profesor, periodista y funcionario durante la presidencia de Roque Saenz Peña.

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Juan Pelleschi Taruf nacido en Florencia, Italia, hijo de Francisco Nicolás Pelleschi, nativo de Florencia, Italia y Eufemia Taruf, casado con Asunta Boni con la cual tuvieron una hija Cesira Pelleschi Boni, por la cual le dio nombre a la localidad cordobesa de La Cesira nacida en Siena, Italia. Por Ley número 1.800 del 6 de septiembre de 1886 se otorgó a Juan Pelleschi y Cía. la concesión de una línea de Villa María (Córdoba) a Rufino (Santa Fe), pasando por La Carlota, donde debía empalmar con el Ferrocarril Gran Sud de Santa Fe y Córdoba. Esta primera sección de Villa María a La Carlota fue habilitada el 26 de octubre de 1890. La concesión se transfirió a la empresa Villa María and Rufino Company, fundada en Londres (Inglaterra). El ingeniero de la empresa constructora era don Pedro Pelleschi. Nos queremos detener en estos dos nombres: Juan y Pedro y en este apellido: la familia Pelleschi es tradicional en la región italiana de la Toscana y particularmente en su capital, la ciudad de Florencia, de donde es oriunda. 162


Muchos miembros de esa antigua familia han tenido destacada actuación en la vida de la ciudad y están consignados en su historia. De la unión matrimonial de Francisco Nicolás Pelleschi con Eufemia Taruf nacieron diez hijos, el séptimo fue Pedro y el octavo Juan. A estos hermanos los unió una tierna amistad, que fue más que fraterna. De ideas liberales se enrolaron para participar en las guerras de la independencia italiana (llamada del Risorgimiento) en las filas del General José Garibaldi, lo que no les impidió laurearse como ingenieros civiles en la antigua Universidad de Bolonia (Italia), una de las más antiguas del mundo, pues data del año 1119 su fundación. Juan, hombre de clara inteligencia, esmerada educación y poseedor de un profundo acervo cultural, rápidamente, una vez emigrado a nuestro país en 1876, se vinculó con los círculos gubernamentales y ferroviarios que, en esa época estaban en gran auge en el país. Tal es así que, entre otras actividades profesionales y culturales, obtuvo la concesión para la construcción del ramal de Villa María a Rufino. Para que estuviera al frente de los trabajos, designó a su hermano Pedro, que viajó de Italia a nuestro país en 1889 y se radicó inmediatamente en la zona de desarrollo de obras. Entre los dos hermanos, Juan y Pedro, le fueron dando nombre a las estaciones de ferrocarril, así es el caso de Santa Eufemia (nombre de la madre) La Cesira (nombre de la hija de Juan) y Etruria. Este último nombre, se lo da Pedro a la estación en recuerdo de su tierra natal, cuyas reminiscencias deben haberlo llenado de nostalgias y a la cual quiso sentir más cerca transfiriendo el nombre a la misma, avanzada de civilización en la llanura virgen e indómita, propicia al galope libre de los vientos. -

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CapĂ­tulo V

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El avance final sobre los dominios aborígenes dejó disponibles millones de hectáreas de tierras fértiles que el Gobierno Central no tardaría en adjudicar. La escritora Silvia Cristina Mallo en su trabajo "Quien se quedó con el desierto" (Todo es Historia Nº 144 - mayo de 1979) nos aporta un poco de luz acerca de cómo se originó la tenencia de la tierra posterior al exterminio y/o confinación de los aborígenes: "Cumpliendo con lo dispuesto por el Congreso Nacional por ley del 13 de agosto de 1867 que ordenaba la ocupación de los territorios entre los meridianos V y X y los ríos Negro y Neuquén, fijando la frontera sur con el Indio y autorizando inclusive la utilización del crédito nacional, se dictó la ley Nº 947 del 8 de octubre de 1878 reglamentada el 17 del mismo mes. Esta autorizaba a invertir, para financiar la campaña, un millón seiscientos mil pesos fuertes reunidos por suscripción pública por medio de cuatro mil títulos de cuatrocientos pesos fuertes pagaderos en cuatro cuotas, imputándose el gasto al producido de las tierras conquistadas, incluidas aquellas que las provincias, a las que fijaban los límites, cedieran sin afectar su jurisdicción". ( ) "El valor de cada título equivalía a una legua cuadrada de tierra enajenándose en manos de un mismo propietario un mínimo de cuatro leguas cuadradas y un máximo de doce". Las regiones más apetecidas de todo el territorio cuya enajenación se disponía en virtud de esta ley, fueron las del oeste de la provincia de Buenos Aires, sur de Córdoba y este de La Pampa cuya calidad era más conocida y el acceso más seguro". Las tierras públicas fueron divididas en cinco secciones. La zona del actual Partido de General Villegas quedó comprendida dentro de la Primera Sección (perteneciente a Córdoba), que a su vez fue dividida en nueve partes y en lotes de 10.000 hectáreas cada uno.

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El 31 de marzo de 1881 el plano de la mensura de la Primera Sección fue aprobado y a partir de esa fecha se adjudicaron las tierras. Límites definitivos de las provincias Los límites definitivos entre las provincias de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires recién fueron fijados en marzo de 1882. En 1884, en el punto que señala el vértice de confluencia de las tres provincias, se levantó una columna de hierro fundido. Los nuevos dueños de la tierra Como producto de la ley citada, la tierra tuvo nuevos propietarios. Algunos de ellos fueron: Los siguientes lotes (Fracción G) están comprendidos en el actual Partido de General Villegas.

Lote

Superficie

Adjudicatario

Fecha y N.º del Título expedido.

23

4 leguas

24

3 leguas

25

3 leguas

Laura Bunge de Pacheco Agustín Zemborain Alfredo Cernadas

18

4 leguas

17

4 leguas

16

4 leguas

10/6/1881. N.º 72. 10/6/1881. N.º 73. 11/6/1881. N.º 77. 10/6/1881. N.º 72. 10/6/1881. N.º 73. 10/6/1881. N.º 73.

L. Bunge Pacheco Agustín Zemborain Agustín Zemborain

168

de


13

4 leguas

14

4 leguas

L. Bunge Pacheco Emilio Bunge

de

15

21 oeste

Emilio Bunge

15

21 este

Benito Passo

8

4 leguas

Francisco Pineyro

7

4 leguas

3

1/2 legua

Francisco Pineyro

4

2 leguas

Francisco Pineyro

5 6

? 1 SE.

Francisco Pineyro Tomás H. Brooks

6

1. NE.

Benito Passo

6

21. Oeste

Emilio Bunge

Emilio Bunge

10/6/1881. N.º 72. 10/6/1881. N.º 68. 10/6/1881. N.º 68. 15/6/1881. N.º 80. 6/7/1881. N.º 91. 10/6/1881. N.º 68. 6/7/1881. N.º 91. 1/7/1881. N.º 91. Adjudicado. 14/5/1881. N.º 52. 15/6/1881. N.º 80. 10/6/1881. N.º 68.

El origen del nombre ha sido asunto de confusión durante bastante tiempo. Pero en 1986 se publicó “Santa Isabel: desde la Tierra Pública hasta 1908”, un trabajo en el que su autor, Roberto Severini, abordó este tema y elaboró una tesis que, por la documentación que presenta, se debe aceptar como la versión que se ajusta a la realidad. Allí se desechan varios conceptos erróneos, entre ellos que en donde se asienta el pueblo haya existido una estancia con ese

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nombre o que estas tierras hayan pertenecido a Isabel Armstrong de Elortondo. Dice el autor: “El pueblo se llama Santa Isabel porque la estación del ferrocarril se llama así desde el 6 de noviembre de 1902 según resolución del Ministerio de Obras Públicas de la Nación y porque los Devoto -empresa que subastó los terrenos el 8 de febrero de 1908- lo adoptaron para la aprobación, por parte de la Provincia, del proyecto del Pueblo y Colonia”. Al leer este libro nos damos cuenta de que la estación toma el nombre de una estancia que se encontraba a unas cuatro leguas hacia el NE de la localidad y se llamaba Santa Isabel cuando pertenecía a Drabble Hnos. quienes la compraron en 1857. El establecimiento, que era gemelo con la propiedad de Miguel Rueda, fue absorbido en 1908 por United Estancias Company Ltd., con el tiempo sufrió algunas divisiones y aún existe con ese nombre, pero reducido en su extensión y al sur de la primitiva parcela. Hasta allí debió llegar el ferrocarril (y de ahí el nombre de la estación) según la ley 3965 de 1900 en la que se concedió al Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico el derecho de construir y explotar una vía férrea desde Saforcada que, al llegar a Arenales continuara en línea recta hasta el límite norte de la estancia. El proyecto original se modificó para que pasara por Teodelina y desde allí en línea recta hasta el límite norte de la estancia Las Dos Hermanas, adonde definitivamente se construyó la estación. Según Severini: “La estación Santa Isabel toma el nombre de la estancia de los Drabble que se encuentra a cuatro leguas del pueblo, y éste a su vez toma el nombre de la estación”. No sabemos por qué la estancia se llamaba así. Tal vez, como algunos dicen, porque una de las Drabble se llamaba Isabel. 170


El 23 de marzo de 1903, se firmó el poder en favor de Ángel Leanes para que actuando en nombre de Mercedes Castellanos de Anchorena funde en la Estación Soler, del Ferrocarril Pacífico, el pueblo que se denominará Aarón Castellanos, en homenaje al fundador de la Colonia Esperanza, con la que se inició la colonización en Santa Fe. En ese entonces, la comunidad Franciscana tenía una gran presencia en esta zona, donde además de su tareas religiosas y espirituales, fueron los encargados de controlar y administrar todos los materiales que enviaba la señora de Anchorena, para la construcción del convento para Misioneros, lo que fue aprobado tan sólo un mes después - el 29 de abril de 1903-. de la fundación del pueblo, por el Obispo de Santa Fe. Más tarde se construyó la Iglesia y posteriormente el hospicio. Entre los primeros Franciscanos se destacan: Fray Pedro Miranda, Fray Francisco Cardoso, Fray José María Bottaro - Padre Provincial- y Fray Hermenegildo Costa - entre otros-, quien tuvo a su cargo la creación de las pautas disciplinarias que rigieron en el establecimiento. El 17 de abril de 1910 se hace la bendición y colocación de la Piedra Fundamental del Convento Franciscano, mientras que el 19 de noviembre de 1911, a las 3 de la tarde se procedió a la colocación y bendición de la Piedra Fundamental de la Iglesia, acontecimiento que marcó a fuego la vida de la comunidad. Durante el acto, se entregaron medallas alusivas a la fecha, de las que, casi por casualidad, en los últimos días se recuperó una de ellas, la que quedará en el cofre de los deseos que se abrirá cuando la institución festeje sus 125 años - en 2032.

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La Iglesia Oficialmente inaugurada el 24 de Setiembre de 1913, la majestuosa iglesia cuenta con una nave de 50 mts. de largo por 10 de ancho, coronada por una torre de 35 mts. de alto, adornada por 3 campanas y un reloj con 3 cuadrantes, que se observa desde todos los sectores de la localidad. En el interior de la misma hay 5 altares de mármol. El mayor, con la imagen del Cristo Redentor y ángeles, mientras que en el resto se veneran a La Purísima, San José, San Francisco y San Antonio. También cuenta con tres confesionarios y un púlpito de roble, este último traído de Francia, y una pila bautismal de mármol. En las paredes se pueden observar los cuadros con las distintas estaciones del vía crucis, con todas figuras en relieve, las que llegaron a la localidad el 13 de abril de 1913. El primer párroco El padre Rincón nació el 7 de mayo de 1914 en la estancia Los Naranjos, de Potrero del Sauce, en el Valle de Calamuchita, Córdoba. Su padre, Desiderio Rincón Luján, era un modesto y progresista hacendado. Su madre, Ramona del Rosario Domínguez, era la encargada de los quehaceres del hogar y de la crianza de sus nueve hijos. Inició los estudios primarios en su pueblo natal y los secundarios en el colegio franciscano de la ciudad de Córdoba. A los 18 años ingresó al convento franciscano de Catamarca. Luego se trasladó a Buenos Aires para completar los estudios en Filosofía y Teología.

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Allí se ordenó sacerdote el 21 de diciembre de 1940 y el 6 de enero de 1941 celebró su primer oficio religioso, en su pueblo natal. Su primer destino fue el colegio San Buenaventura, en la ciudad de Mendoza, donde dictó clases de Historia y Religión. Otros destinos Posteriormente, fue enviado a la provincia de Buenos Aires donde dictó, en el colegio Moreno, clases de Historia y Literatura, y la materia de Cosmología en San Antonio de Padua. Entre 1946 y 1950 regresó a Mendoza, como director del colegio donde había cumplido su primer destino. A mediados de 1950 también fue director del Colegio Franciscano de la localidad santafesina de Aarón Castellanos, donde fundó el Movimiento de Acción Católica y la Tercera Orden u Orden Franciscana Seglar, que es un nuevo modo de vivir el Evangelio en la cotidianidad de la vida familiar y social. Al tomar un relevante movimiento, los integrantes de la Acción Católica, junto con los de la Tercera Orden, el cardenal Caggiano designó al Fray Adriano Rincón al frente de la Iglesia de Aarón Castellanos. Así se convirtió en su primer párroco, cargo en el cual continuó hasta el primer bimestre de 1953. Desde el 13 de marzo de 1953, nuestra ciudad disfruta de un personaje que, ni bien llegado, se compenetró con su forma de vida. Su opción fue atender a los pobres y necesitados, asignándoles una inclaudicable prioridad. Continuó ejerciendo la docencia en el Colegio Nacional y en la Escuela Industrial Superior. En 1955 fue designado guardián del Convento, funciones que ejerció en cuatro oportunidades, y director de la escuela de San Francisco. Desempeñó -además- los cargos de comisario nacional de la Venerable Orden Franciscana Seglar y fue asesor espiritual de la Tercera Orden. 173


Liberadas estas tierras de la dominación del salvaje, ya que Laboulaye forma parte del inmenso territorio de las 15.000 leguas que el General Julio A. Roca incorporó al control de la nación en su campaña denominada "Conquista del Desierto", se dieron las bases para el asentamiento poblacional en tan dilatada extensión y para las comunicaciones con los medios de transporte precarios con que se contaba en esa época. Como acontecimiento, una fundación de la ciudad, tal como se lo suele imaginar, en una fecha determinada y con una intención previa jamás ocurrió en el caso de la ciudad de Laboulaye. Tampoco existió la extendida versión que dice que, durante el viaje inaugural del tren al Pacífico, viajaba el expresidente de la Nación Domingo Faustino Sarmiento en él y en un punto de descanso del largo recorrido, requirió del nombre del desconocido paraje y recibió una distancia, el kilómetro 485 que era la que separaba la estación de Buenos Aires. En medio de la inmensidad, y a pedido de sus acompañantes, Sarmiento buscó un nombre y recordó a su amigo epistolar, líder de la libertad y de la educación popular, el francés Eduardo de Laboulaye. Algunas versiones, incluso citan en este supuesto suceso al presidente Sarmiento, olvidando que, entre la inauguración del tren y el fin del mandato de Sarmiento habían transcurrido nada menos que 12 años. En definitiva, no hubo ceremonia formal de fundación; la historia no convalidó la anécdota del viaje de Sarmiento por estas tierras (sí llegó en ocasión de la inauguración a Junín), ni la ciudad fue fundada por Eduardo Lefèbvre de Laboulaye. ¿Qué se festeja entonces el 8 de octubre? ¿Por qué ese nombre y esa fecha? Laboulaye, como muchas ciudades del interior deben su existencia al fenomenal impulso modernizador que surgió después

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de Caseros y se aceleró en el último tercio del Siglo XIX, logrando poner a la Argentina entre los países que más crecían en esa época. Ese proceso incluía, la recuperación de tierras del desierto, que llevaba a la eliminación del indígena de sus territorios naturales, el tendido de la vía del ferrocarril, creación de estaciones y de colonias pobladas por inmigración europea para hacer productivo el inmenso espacio pampeano. Derrotado el indio, y tendidas las vías a lo largo de cientos de kilómetros, había que ponerle nombres a las estaciones que iban surgiendo a su paso. En ellos ciertamente la influencia de Domingo Sarmiento es clave. Por sí o como reconocimiento a su tesón para impulsar al progreso, muchos de esos nombres recordaban a personas importantes o especiales para él. Tanto Vicuña Mackenna como Laboulaye eran amigos escritores de Sarmiento y destacados en sus respectivos países. Sarmiento y Laboulaye se habían escrito durante años, intercambiando sus preocupaciones acerca de las dificultades de armonizar democracia y desarrollo en sus respectivos países. Ambos encontraban que esa posibilidad solamente se había conseguido en la América del Norte. El contacto epistolar entre ambos, comenzado cuando Dominguito, el hijo de Sarmiento y Lucio V. Mansilla tradujeron al español el libro del francés París en América durante la Guerra del Paraguay, se extendió hasta la muerte de Laboulaye. Las demoras que sufrieron sus ambiciosas obras a ambos lados del océano se terminaron, e inauguraron, en octubre de 1886. Abril de 1886: La empresa adjudicataria, Clark y Cok, termina la última sección de la línea construida del ferrocarril (Orellano - Villa Mercedes), y cinco meses después, el 8 de octubre de 1886, se dispuso la inauguración de esa sección Refiere la versión histórica que, en ese viaje realizado por Domingo Faustino Sarmiento, al llegar con su comitiva oficial a la estación del ferrocarril del paradero del Km 485, y descender para almorzar, se le solicitó un nombre para el lugar.

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El expresidente indicó el nombre del escritor francés (su amigo) Eduardo Renato Léfevre de Laboulaye para la estación ferroviaria Mas tarde al trazarse el pueblo, se le dio el mismo nombre: "Laboulaye". Posteriormente al decidirse para establecer la fecha de fundación de la ciudad, y al no existir oficialmente un dato cierto de tal acontecimiento, la Comisión de celebración del Cincuentenario en 1936 con la aprobación del Gobierno Provincial decidió establecer como fecha cierta para la fundación de la Ciudad, el 8 de Octubre de 1886, coincidente con la inauguración oficial de la línea del ferrocarril y de la circunstancia en que Sarmiento solicitó el nombre de Laboulaye para la estación ferroviaria.

El tramo Pichincha del ramal Alberdi a Buchardo fue otorgado en concesión el 30 de enero de 1904 y los contratos se firmaron el 15 de marzo de 1904.En el Km. 69 del ramal Alberdi-Buchardo se ubicó una estación dentro de la propiedad de Alberto Blaquier, quien donó las tierras necesarias para sus instalaciones. La escritura de donación 21 de enero de 1905, inscripción719/1905, indicó que las tierras eran donadas en fracciones con una superficie de 497.08 m2 95 Dm2, según consta en el fichero de inscripciones del dominio de General Pinto. La Estación Blaquier fue librada al servicio del público el 1 de diciembre de 1905. Se halla a una altura de 107 m sobre el nivel del mar a 404 Km. de la estación Retiro, según datos oficiales. El 3 de julio de 1905, una resolución emitida por el ministerio de Obras Publicas determina designar con el nombre de Blaquier a la estación ubicada en el Km. 69,933 del citado ramal (boletín oficial de la República Argentina Nº 3508 del 4 de julio de 1905),

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su designación evoca a Alberto Blaquier, hacendado, donante de los terrenos donde fue edificado. Se toma como fecha de fundación del pueblo de Blaquier, el día de la inauguración de la estación y arribo del primer tren día 1º de diciembre de 1905, aún no queda claro por qué pueblos vecinos cumplen el mismo día su aniversario y hay cierta desigualdad con los demás, siendo que están en las mismas vías y sí o sí se comunicaban. El error en la fecha de festejos organizado como acto central para el centenario se debe a que la población recuerda los festejos anteriores en las siguientes fechas: En el cincuentenario (1905-1955) se pasaron los festejos para el día domingo 4 de diciembre, ya que el día 1º era jueves. Es allí donde comenzó la confusión de la fecha real de creación de la estación Blaquier, en el 75º aniversario, la comisión organizadora toma por error o falta de información que la fecha de fundación era el día 5 de diciembre y como ese día fue viernes se pasaron los actos para los días, sábado 6 y domingo 7 de diciembre de 1980. En el 90 aniversario de la creación del pueblo los festejos se realizaron el día 16 de diciembre. Para el centenario está previsto para el día lunes 5, viernes 9, sábado 10, domingo 11. Estas fechas se encuentras documentadas y son avaladas por una placa recordatoria del cincuentenario y para mayor confusión de los lugareños la plaza central se llama “5 de diciembre”.

Dolores Josefa Cobo Salas, había nacido en 1876; hija de Juan Francisco Cobo Lavalle (1834-1910) y de Ines Salas Escuti (18531921), contrajo matrimonio el 14 de noviembre de 1901 con 177


Vicenzo Macchi Marchesi (1866-1919). Tuvieron dos hijos: Agnese, nacido en Roma, en 1902 y fallecido en Buenos Aires en 1966 y Stefano, nacido en Buenos Aires en 1909 y fallecido en Francia en 1940. Stefano, moriría combatiendo durante la II Guerra Mundial. Por su parte, Vicenzo Macchi Marchesi Conde de Cellere, era hijo de Giuseppe Macchi (1830-1923) y de Giulia Marchesi Capranica. La revista Caras y Caretas del 23 de noviembre de 1901 contaba algunos detalles del casamiento de la hija de Cobo Lavalle e Ines Salas Escuri los dueños entre otras tierras del Laguna del Monte y Tuyuti “Ha sido el acontecimiento social de la semana anterior la boda de la señorita Dolores Cobo, de antigua familia patricia, con el señor conde Vicente Machi di Cellere, secretario de la Legacion italiana”. A la ceremonia efectuada el 14 con toda pompa en el templo de la Merced, acudió lo más distinguido de la sociedad bonaerense, representada en el cortejo de honor por las siguientes parejas: Señorita Ines Cobo y ministro de Italia, señor conde Bottaro Costa, señorita Sara Pearson y señor Axel Aberg Cobo; señorita Adela Lamarca y doctor Jorge Lavalle Cobo; señorita María Lavalle Cobo y señor Carlos Christophersen; señorita Ernestina Aberg Cobo y marques Fa di Bruno; señorita Adela Ayerza y señor Guillermo White (hijo); señorita Esther Martínez de Hoz y doctor Carlos Lamarca; señorita Josefina Lavalle Cobo y señor Ricardo Aberg Cobo; señorita Matilde Ayerza y señor Ixar Aberg Cobo; señorita Leonor Uriburu y señor Hjalman Aberg Cobo; y señorita Carolina Martínez de Hoz y doctor Ricardo Cernadas." Agnese Macchi Cobo Salas Condesa Di Cellere contrajo matrimonio con el conde Lanfranco Campello (1901-1969) teniendo un hijo: el conde Paolo Campello Macchi, nacido en 1924 en Roma y fallecido en 1985 en Buenos Aires. Este último, contrajo matrimonio con Isabel Duggan Hope Duggan, teniendo 6 hijos: Laura, Dolores, Stefano, Paula, Mario y

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Andrés. Estos últimos continuadores de la tradición ganadera de sus estancias en el sur de Santa Fe y Córdoba.

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CapĂ­tulo VI

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La llegada masiva de inmigrantes –promocionada por los gobiernos, que realizaron campañas en Europa ofreciendo beneficios para la radicación de extranjeros en la Argentina– se advirtió tanto en el paisaje rural como en las grandes ciudades. La colonización de tierras deshabitadas en la pampa húmeda y el avance del ferrocarril fueron creando nuevos pueblos en áreas antes despobladas, dedicados básicamente a las actividades agrícolas.

La empresa del Ferrocarril de Buenos Aires al Pacífico fue fundada en Londres el 10 de Octubre de 1882 con un capital de £ 1.000.000 en acciones preferidas, £ 1.312.340 en Debentures y £ 3.000.000 en acciones diferidas, con el objeto de adquirir del Sr. Juan E. Clark una parte del contrato que este señor había celebrado con el gobierno argentino en 1874 para la construcción de dos ferrocarriles, uno entre Buenos Aires y San Juan, pasando por Rojas o Junín, Villa Mercedes, San Luis, La Paz y Mendoza; y el otro desde Mendoza a San Juan en dirección a San Felipe de los Andes (Chile) hasta el límite fronterizo, ya sea por el paso de los “Patos” o por el de “Uspallata”, según lo que resultara más práctico y económico una vez hechos los estudios respectivos. (En el contrato se estableció originariamente que la trocha sería de un metro, pero fue modificada a la actual de 1.67,6 metros en 1877 adaptándose el contrato en 1878. La construcción comenzó el 9 de Julio de 1882). La concesión Clark fue otorgada en base a la Ley de 1872, una de cuyas cláusulas estipulaba que el 50% de las entradas bruta debería ser entregado al Estado.

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En estas condiciones no era posible la explotación de un ferrocarril y la Ley de concesión fue modificada. En la época de su fundación el Pacífico adquirió el trecho comprendido entre Mercedes (Buenos Aires), a unos 112 Kmts. de la Capital Federal y Villa Mercedes (San Luis). El 14 de Setiembre de 1886, los accionistas autorizan a la compañía para que negociara la concesión con el objeto de extender la línea desde Mercedes a Buenos Aires. La transferencia de esta concesión fue debidamente ratificada por el Gobierno Argentino con fecha 10 de enero de 1887. La primera sección del Ferrocarril Pacífico, entre Mercedes y Chacabuco, (una distancia de 97 Kmts.) fue habilitada al servicio público el 1° de marzo de 1885; la segunda sección desde Chacabuco a Diego de Alvear (en ese entonces llamado Orellanos) -157 Kmts. Lo fue el 15 de febrero de 1886 y el resto, desde Diego de Alvear a Villa Mercedes (San Luis)- 324 Kmts. El 8 de octubre de 1886. El primer tren de pasajeros que traspuso los 578 kilómetros que medían entre Mercedes y Villa Mercedes, corrió el 15 de octubre de 1886 y tenía tan sólo 50 mts. de largo, careciendo de coche comedor y dormitorio. (No es raro ver hoy trenes con una longitud de 300 metros). El viaje de regreso -19 de octubre- fue efectuado con la misma locomotora. El 20 de marzo de 1888 se libró al servicio la extensión de la línea hacia el Este, desde Mercedes hasta Palermo (Capital Federal), habiendo corrido el primer tren de pasajeros el 25 de marzo del mismo año. En esa época, para llegar del centro de la ciudad, los trenes del Pacífico utilizaban las vías del F. C. C. A. (en ese entonces F. C. del Norte). La Estación Central estaba situada cerca de la Casa de Gobierno. Recién el 7 de junio de 1912 pudo el pacífico entrar con sus trenes en la actual estación terminal, ubicada en las inmediaciones de los diques y obras portuarias. Con 184


el transcurso del tiempo se hizo de vital importancia para el ferrocarril la necesidad de extender su radio de acción con el fin de propender al aumento de sus ingresos y de evitar la pérdida del tráfico a causa de la competencia, pero, debido a la situación financiera y a la dificultad de obtener nuevos capitales, el progreso en este sentido fue muy lento hasta el año 1900 que marcó el comienzo de una época de rápido desarrollo para las actividades del ferrocarril. En 1889 se obtuvo una concesión para la explotación de un ferrocarril entre Pilar y Campana, y otra en 1893 para vincular a Junín con Lincoln. Por los productos de ese punto y de la zona que se extiende a 193 kilómetros al Sud de la línea del Pacífico se transportaban a Vedia. El propósito de tender estas nuevas líneas, empero, se vio malogrado nuevamente por la situación financiera imperante y como consecuencia de ello el Ferrocarril Oeste (en ese entonces F. C. Provincia de Buenos Aires), construyó un ramal de Bragado a Lincoln con lo cual, el Pacífico, al tener una línea paralela a la suya en un trayecto de 160 Kmts. perdió la oportunidad de servir esa zona de gran potencialidad económica.

El Nuevo Central Argentino, ex Mitre o Central Argentino – como se llamaba en la época de los ingleses-, posee dos ramales: La línea principal que parte desde Buenos Aires une a Pergamino con Melincué y Venado Tuerto. Fue habilitada al servicio el 1º de enero de 1898. También haciendo empalme en Melincué se podía trasladar diariamente hacia Rosario. Asimismo, existía entre Retiro y Venado Tuerto un servicio de trenes que partiendo a las 06.30 hs. arribaba a ésta diariamente entre las 12.30 y las 13.00, haciendo el recorrido inverso a las 15.30 hs. Éstos eran los trenes de pasajeros.

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En ellos llegaban –en el vagón postal- no sólo la correspondencia, las encomiendas, sino también los diarios y revistas desde Buenos Aires y todo el sur, mientras que en el tren de la tarde hacía lo propio con la de Rosario y el norte del país. También en los últimos veinte años había además un servicio de pasajeros entre Retiro y Río Tercero en la provincia de Córdoba, llamado “Comechingones”, quizás evocando a los indígenas del lugar de destino, que era muy utilizado por los turistas que se dirigían a la zona del embalse de ese río. Contaba además con un servicio de trenes “diesel”, que eran vagones coches con motor, enfrentados uno al otro. Circulaban entre Retiro y Venado Tuerto los viernes y sábado, con arribo aproximadamente a las 21.00 y regresaban los sábados y domingo alrededor de las 04.00, haciendo el recorrido inverso. Otro ramal del Central Argentino tiene su terminal en Rastreador Fournier, ex Otto Bemberg (proximidades de Santa Isabel), pasando por Wheelwright hasta Peyrano desde donde se bifurcaba una línea hacia Villa Constitución y la otra a Rosario. Esta línea fue inaugurada el 1º de julio de 1914. Poseía un servicio de pasajeros desde Fournier hacia Rosario, los días lunes, miércoles y viernes, pasando por ésta a las 06.30 hs., regresando a las 22 hs. Era el vehículo que utilizaban los comisionistas a Rosario y el tren que traía las frutas y verduras desde esa misma ciudad. Como la distancia entre Rastreador Fournier –ferrocarril Mitre o Central Argentino- y Santa Isabel – F.C. San Martín – ahora Trenes Argentinos - es de tres o cuatro kms hace alrededor de 40 años se conectaron ambos ramales, lo que posibilitó que durante algún tiempo circularan trenes diesel entre Junín y Rosario los martes y jueves. A raíz de un sabotaje, estos elementos se dañaron por lo que el servicio se interrumpió definitivamente. 186


Actualmente ambos ramales sólo prestan servicios de carga. También supo tener una tercera línea ferroviaria, que pertenecía al Gral. Urquiza, ex Lacroze, de trocha angosta, la cual partía desde la estación Buenos Aires (detrás de la cancha del club Huracán) con punta de rieles en 4 de febrero (cerca de Elortondo). Era la penúltima estación, se llamaba Merceditas y cruzaba el sector sudoeste de Wheelwright. Su distrito comprendía alrededor de 10.000 hectáreas que años más tarde fueron incorporadas a la jurisdicción, primero provisoriamente, luego en forma definitiva. Algo similar ocurrió con Santa Emilia que fue incorporada a Elortondo. Esta línea había sido inaugurada el 6 de agosto de 1915, funcionando hasta la década del 70, en que fue clausurada, luego las vías levantadas, la estación y sus dependencias fueron demolidas. Los terrenos se incorporaron a propietarios linderos.

Llamada a menudo Compañía General de Buenos Aires era una empresa francesa, formada en 1904, que operó una red de ferrocarriles de trocha angosta (de un metro) en Argentina, durante la primera mitad del Siglo XX. Su nombre en francés era Compagnie Générale de Chemins de Fer dans la Province de Buenos Aires. En 1904 la compañía obtuvo una concesión para construir líneas entre los puertos de Buenos Aires y Rosario, y a La Plata, junto con otros ramales en el oeste y el sur de la Provincia de Buenos Aires. Estas líneas se construyeron como se detalla a continuación La compañía siempre tuvo competencia salvaje con las grandes compañías de capitales británicos que operaban en la 187


Provincia de Buenos Aires, que habían construido vías en la zona de influencia del CGBA. Como resultado de esto, abandonaron los planes para construir una línea férrea entre Buenos Aires y Bahía Blanca, y otros ramales. Cuando la red de ferrocarriles argentino se nacionalizó en 1948, durante la presidencia de Juan Domingo Perón, el CGBA pasó a formar parte del Ferrocarril General Belgrano junto con otras líneas de trocha métrica. En 1954 se incorporó al Ferrocarril Nacional Provincia de Buenos Aires y tres años más tarde, con la disolución del mismo, volvió a formar parte del Ferrocarril General Belgrano. Cuando el gobierno del presidente Arturo Illia decidió cerrar varios ramales ferroviarios debido a su déficit, casi todos los corredores del CGBA fueron clausurados definitivamente. Entre ellos estaban el G3 (a Puerto de La Plata), el G4 a General Villegas, el G5 a Victorino de la Plaza y el G6 a Vedia. Si bien algunos fueron reabiertos, esta reapertura fue sólo temporal, clausurándose definitivamente en 1977 por el Gobierno de facto que presidía la Argentina por aquel entonces. Gral Villegas (FCGB) fue la estación terminal km 492,4 desde estación Buenos Aires construida en 1911 por la Compañía General de Ferrocarriles en la Provincia de Buenos Aires, empresa de capitales franceses. Esta estación pertenecía al ramal PatriciosGral Villegas. En 1948, tras la nacionalización de los ferrocarriles, pasó a formar parte del Ferrocarril Gral. Belgrano. En 1961 fue clausurada por el gobierno de Frondizi y el ramal resultó levantado por manos anónimas en 1992 desde 9 de julio Norte.

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Capítulo VII

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Durante la década de 1870, algunos estancieros-empresarios procuraron establecer colonias en sus inconmensurables propiedades de tierra rural. En esta línea podemos citar a Diego de Alvear, propietario de unas 300.000 hectáreas en el sur santafesino en los actuales departamentos de Rosario, Villa Constitución y General López; Bernardo de Irigoyen, las hijas de Tomás Armstrong y Guillermo Lehmann entre otros. Una idea de la firme evolución de la cabaña nos la da este hecho: En la zona de Venado Tuerto se presenta una experiencia singular a partir de la acción emprendida por un personaje paradigmático de la generación del 80: Eduardo Casey, un pionero nacido en Argentina, en el seno de la comunidad irlandesa. El éxito alcanzado, tanto en sus actividades rurales como comerciales, le permitió acceder a la compra de tierras en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y en el actual territorio de la provincia de La Pampa, tierras recién “ganadas” al indio. En Santa Fe, en 1880, Casey, adquiere al gobierno provincial, con apoyo de capitales ingleses, 270.000 hectáreas en los distritos de Venado Tuerto y el Loreto (actual zona de Maggiolo y donde estuviera emplazado el Fortín que dio nombre a la zona). El proyecto de Casey para estas tierras era el de establecer una colonia ovejera con destino a criadores de origen irlandés. Según Landaburu, en 1876, el santafesino Carlos Aldao había tenido la intención de comprarlas, pero, luego, desistió de la operación, probablemente desanimado por la invasión ranquelina de 1877. El Banco Provincial de Santa Fe, que presidía Carlos Casado del Alisal, tenía a su cargo la venta, operación que concretó Casey en sociedad con R. Inglis Runciman, un escocés que representaba a William Rodger Gilmour, financista de Londres, al que, con

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posterioridad, el irlandés le compra su parte, quedando como único propietario. En 1882, le compró a Javier Arrufó las 100 leguas, lindantes con las del Venado Tuerto, ubicadas al oeste, zona que sería conocida como “Campos del Loreto”. Para lograr materializar su idea de establecer una colonia ovejera irlandesa, Casey, solicitó, y logró, el apoyo de los capellanes de la comunidad, de la misma nacionalidad, que atendían a los paisanos en la campaña bonaerense y conocían a la perfección la situación económica y financiera de cada uno de ellos. Así fue como, poco tiempo después de la compra de las tierras, comienza a venderlas a los criadores irlandeses, realizando una amplia propaganda desde las páginas de The Southern Cross, periódico de la comunidad hibernoargentina, fundado en 1875 por el Dean Patricio Dillon. Desde allí busca convencer a los ovejeros irlandeses, ya fueran estos propietarios o puesteros con cierto capital, acerca de las ventajas de comprar campos a bajo precio, en estas tierras “de afuera” o, lo que es lo mismo, territorios de frontera recién incorporados al mapa provincial. Nueva generación El primer remate de tierras, las 72 leguas de los pagos del Venado Tuerto, obtuvo una importante aceptación, situación que se reforzó, luego, con el remate de las 100 leguas de los pagos del Loreto. Fue así que un gran número de irlandeses y argentinos, que, hasta hacía poco tiempo, en muchos casos, eran puesteros de las estancias bonaerenses de sus paisanos, accedieron a tierras de gran calidad, conformando una nueva generación de estancieros. Durante el proceso de remate de los campos del sur santafesino, Casey, mostró a sus potenciales clientes y amigos el 192


resultado de un experimento desarrollado por su amigo James “Santiago” Turner, quien tomó a su cargo un cuarto de legua en Venado Tuerto, en un campo que llamó “La Victoria”: una espectacular pastura obtenida en un muy corto tiempo, y la tierra perfectamente refinada. Esto ponía fin a las dudas acerca de los pastos duros existentes en esta “zona de frontera”. Luego de las operaciones inmobiliarias en el “Venado Tuerto”, se procedió a la venta de los pagos de Loreto, remate que se efectuó en 1883, donde no solo se vendieron tierras a propietarios importantes, sino que, también, se entregaron títulos de propiedad a personas relativamente pobres que se unían entre sí para comprar algunas hectáreas para la cría de ovejas, naciendo, así, una nueva generación de estancieros. Según Ezequiel Gallo, “Las tierras de Venado Tuerto se convirtieron así en uno de los pocos esquemas de colonización ovina de aquella época. Aquí alguno de las empresas rurales más conocidas y exitosas que marcaron el rumbo de la actividad - agrícola ganadera de la región y la vida económica de los pueblos y colonias.

La formación del plantel Hereford de pedigree data del año 1881, cuando Miguel T. Salas importa de Inglaterra varios reproductores con los cuales funda sus cabañas “Esperanza” en Luján y “Santa Isabel” en Bragado, ambas en la provincia de Buenos Aires. En esta importación trae 7 toros que son inscriptos en el primer volumen del Herd Book Argentino bajo los números: 14, 15, 16, 17, 18, 19 y 21, llevando en su sangre lo mejor de Inglaterra como: “The Grove 3”, “Lord Wilton”, “Sir David”, “Merry Monarch”, etc.; también trae vientres que son inscriptos en el H.B.A., desde el 016 193


al 061, adquiridos en las principales cabañas como eran “Felhampton Court” de Johon Hill, “Croone Court” del Earl of Coventry, “The Leen” de A. P. Turner, “Marlon Lodge” de J. B. Green, etc. Las dos primeras inscripciones en el H.B.A. de productos nacidos en el país, son efectuadas por Miguel T. Salas, correspondiendo el 53 al toro “Raúl”, nacido en la Cabaña “La Esperanza”, hijo del renombrado “Merry Monarch” (5466); y bajo el número 062 la hembra “Victoria”, nacida en la Cabaña “Santa Isabel”, también hija de “Merry Monarch” (5466). En 1895 Leonardo Pereyra, Emilio Frers, Gregorio Villafañe y Alfonso Ayerza adquieren parte de la producción, al propio que se continúa importando nuevos reproductores: “Mortimer” H.B.A. 1546. En 1905 la Cabaña obtiene su primer Gran Campeón en “Mocovi 12” H.B.A. 2330 y adquiere un nuevo toro en Inglaterra, “PEER” H.B.A. 3147, criado por A. E. Hughes. En las sucesiones A Miguel T. Salas, le suceden Basilio Salas y después don Juan Cobo. Al fallecer éste en 1910 y terminada la sucesión en 1912, su señora esposa Ines Salas de Cobo traslada la Cabaña a: Laguna del Monte. Allí prosiguió la obra realizada, adquiriendo, tanto en Inglaterra como en nuestro país, productos de las cabañas más afamadas como: “Quilmes Darling”. B. A. 4696, 1er. premio en 1910 y criado por Leonardo Pereyra; “Quarto” H. B. 27143, H. B. A. 6854, criador H. W. Taylor, etc. 194


División de la cabaña Al fallecer la señora de Cobo y terminada la sucesión se divide la cabaña en dos: una que permanece en el mismo lugar y sigue llevando el nombre de Laguna del Monte, perteneciente a Ines Anchorena De Acevedo, y la otra que se traslada a la nueva estancia llamada “Tuyutí”, de doña Dolores Cobo de Macchi di Cellere. La cabaña “Laguna del Monte” inscribe sus primeros productos el 25 de Setiembre de 1923 bajo los H. B. A. 16745 y 018631, y continuando la línea de conducta de sus antepasados adquiere a “Nick Carter” H.B.A. 15486, criado por R. C. Quesada y Cía., y que fuera campeón 2 años en 1924; “BIG BEN” H. B. A. 18551, Reservado de Gran Campeón 1926, criador G. A. Udaondo, etc. Gran éxito de la nueva Cabaña en 1929 En su primera presentación en Palermo “Laguna del Monte” conquista un importante galardón: Campeón Junior y Premio G. Villafañe, con “Araucano 7” H. B. A. 23164. Desde ese entonces la cabaña ha obtenido numerosos triunfos y continuado sus adquisiciones: “Quilmes Eyton Advance” H. B. A. 23886 por “Eyton Homer” H. B. A. 10408, criado por Leonardo Pereyra; “PENMAES STATESMAN” H. B. I. 50909, H. B. A. 27444, 1° en Brecon campeón en Kington 1929, criado por J. Pryce e Hijos, etc. Sería muy largo enumerar la extraordinaria trayectoria de la cabaña “Laguna del Monte”. Baste decir que figura entre las mejores del país y que en 1958 obtiene el Reservado Gran Campon Y Campeon Junior “Laguna Champion Boxer 7” H. B. A. 139921 por Windmill Ring Side H. B. A. 116694 y Laguna 1004 Vizcondesa Zenith H. B. A. 0113.672 por Vern Zenith H. B. A. 78960.

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Tiene los mismos orígenes que la anterior, como ya se ha visto fue Miguel T. Salas el primer propietario y fundador de las cabañas Esperanza, situada en Luján, y Santa Isabel, en Bragado. En 1882, Salas importó de la cabaña Felhampton Court, de John Hill, considerada una de las mejores de Inglaterra, un lote de animales de pedigree. Integró la junta que fundó el Herd Book Argentino de la raza, junto a Arturo Yeomans y a Tomás Duggan. Se convirtió así en el primer argentino en inscribir su hacienda. Fallecido en 1892, como era soltero, la cabaña es heredada por su padre, Basilio Salas del Sar, quien a su vez la cede a su hija Inés, que estaba casada con Juan Francisco Cobo Lavalle, distinguido hacendado. Conocedor del magnífico plantel que recibía, se ocupó con entusiasmo de seguir mejorando las corrientes de sangre de los rodeos con continuas importaciones de reproductores de Inglaterra. Cuando Juan Cobo muere en 1910 su esposa trasladó la cabaña a un campo de Laguna del Monte, en Córdoba. Terminada la sucesión de Inés Salas de Cobo, el plantel de la cabaña se divide en dos. Uno seguirá con el mismo nombre y pasará a propiedad de la otra rama familiar y el otro se traslada a una nueva estancia, propiedad de Dolores Cobo (otra hija de Juan Cobo), quien estaba casada con el diplomático italiano Vicenzo Macchi di Cellere. Dolores Cobo le puso el nombre de Tuyutí, en memoria de su padre, quien había combatido en esa batalla contra el ejército del Paraguay y en la que resultó gravemente herido. Fue propietaria, la Condesa Ines Macchi Cobo Di Campello, hija de la Dolores Cobo de Machi di Cellere, ha emprendido hace 196


ya tiempo una acción inteligente y tesonera, no ahorrando esfuerzos para dotar a su Cabaña de los elementos más destacados en materia de reproductores. La cabaña continuó con la difusión de la raza en el país, concurriendo a exposiciones desde Esquel hasta Curuzú Cuatiá. En el año 1938 inicia esta cabaña su presentación en la sociedad Rural Argentina, pues anteriormente todos los toros de pedigree eran destinados al servicio de las vacas puras, puras por cruza y de rodeo general. En la presentación inicial y en las siguientes obtuvo algunos premios de importancia, culminando su actuación en 1963, donde además de muchos premios en 1ra. Categoría, campeones menores en machos y hembras, obtiene el Reservado de Gran Campeón Hereford. Esta cabaña también concurre con buen éxito a exposiciones del interior, habiendo merecido premios de gran campeón, campeones, reservados. En Concordia, Curuzú Cuatiá, Resistencia y otros puntos. Ha presentado en tales lugares toros inmunizados contra tristeza. En 1966, la sucedió su hijo, Paolo Di Campello; durante este período, la cabaña obtendrá un Gran Campeón y dos Reservados de Gran Campeón en Palermo. A su muerte, en 1985, lo sucedieron sus hijos, entre ellos, Stefano, y hoy también sus nietos, que conforman la séptima generación que trabaja con un mismo rodeo. En 125 años de historia, el plantel cambió de ubicación cuatro veces; actualmente, se encuentra en la estancia San Miguel en La Cesira, departamento Roque Sáenz Peña, en la provincia de Córdoba. 197


Hacia 1886, llega desde Arrecifes, Juan José Cavanagh, de 27 años y familia irlandesa, para poblar las tierras (17.000 has.) que su padre, Edward, había comprado a Casey en “los campos del Venado Tuerto”, en el paraje conocido como “El Quirquincho”, al norte de la actual localidad de La Chispa Toma posesión del lugar acompañado por varios acompañantes, una majada de ovejas y chatas cargadas con materiales. Pronto se pone en marcha la actividad, se construye un amplio pero precario rancho, y el pozo para obtener agua, mientras que las ovejas y los caballos abrevaban en las aguadas cercanas. Pocos meses después se construye una vivienda más confortable, a la que Cavanagh denomina “Santa Margarita”, en honor de su madre, Margaret Gaynor, a la par continúa levantando otras instalaciones. Un año después, en 1887, ya se habían alambrado gran parte de los campos, y se había forestado convenientemente, a la vez que aumentaba la cantidad de ovejas y caballos, y se incorporaba, también, ganado vacuno. Hacia fines de la década, Santa Margarita cuenta con modernas norias para sacar agua para los potreros, ya alambrados, nuevas pasturas y con el alambrado perimetral casi terminado. Paralelamente, la llegada del ferrocarril, en 1890, a Venado Tuerto, favorecerá el crecimiento, no solo de éste, sino de todos los establecimientos de la zona. A principios de 1891 llegan, para colaborar con su hermano, Santiago Cavanagh, de 18 años y un tiempo después, su primo, Ricardo. Con este apoyo familiar, en poco tiempo, había logrado materializar un establecimiento con excelentes alfalfares, una bella vivienda, y toda la infraestructura adecuada: galpones, herrería, carpintería, etc.

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Cabe señalar que, en los alrededores de Santa Margarita, se habían establecido numerosas colonias, como Cafferata, Godeken, Siete Árboles y el pueblo San Francisco de Santa Fe, entre otros. Juan José participó, activamente, de la vida social de la zona, siendo uno de los primeros socios del Venado Tuerto Polo & Athetic Club, y promovió la construcción de la cancha de golf, en la que se jugó la Copa Santa Margarita, que él donara. Su esposa, Luisa Mc Keon, fue madrina de la nueva iglesia de Venado Tuerto, inaugurada en 1899. Con el tiempo, ingresa a la administración de la estancia, su hijo Juan Luis. Al fallecer su padre, se resolvió dividir las tierras entre sus herederos, quedando el casco original, unas 50 ha en condominio de sus sucesores, permaneciendo hasta la actualidad en las condiciones originales. Juan Luis se ocupó de la dirección y mantenimiento del complejo, para el uso de familiares y visitantes, ofreciendo servicios de turismo rural, hasta su fallecimiento. Había formado parte, además de una época fabulosa para el polo argentino, siendo 7 veces campeón argentino y representando al país con éxito en el Petit Mundial de los EE. UU., en abril, y en Buenos Aires, en octubre, en 1949; en la IV Copa de las Américas en 1950 ante EE. UU., y campeón Panamericano en 1951. desérticos se habían transformado en los “famosos campos de Venado Tuerto’.

Entre todas las construcciones sorprendentes que pueden apreciarse en las estancias argentinas, sin duda, una de las que más curiosidad despierta es el galpón de exhibición de la cabaña Marion.

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Esta estancia está situada en el partido de General Villegas (noroeste de la provincia de Buenos Aires), cerca de la estación Volta. Un poco antes de llegar al casco se puede divisar el curioso edificio, de una arquitectura extravagante para el lugar, estéticamente hermosa para una mansión campestre en la campiña inglesa, pero no para las pampas que el general Conrado Villegas acababa de conquistar para la civilización. Pero bueno, ésta es una historia más de la "belle époque" argentina. Marion es una de las tantas estancias que levantó el hacendado de origen inglés Juan Alejandro Brown, alrededor del año 1880. Había comprado unas 60.000 hectáreas de tierras bárbaras, recién fraccionadas tras la conquista del desierto, donde formó esta estancia a la cual llamó Marion. Cuando Brown falleció, en 1905, sus trece hijos heredaron 10.000 hectáreas cada uno. El casco de Marion, con su fracción respectiva, quedó para Carlos, al que llamaban Charlie, el personaje de esta historia y de esta estancia. Charlie también había heredado de su padre la afición por el campo y la pasión del criador, el manejo de los pedigrís y la dirección de la cabaña. Y a eso dedicó toda su vida. Vivía permanentemente en Marion, donde hizo todas las reformas y construcciones necesarias para tener una buena vida rural. La cabaña Marion empezó a funcionar alrededor de 1910, con la crianza de vacunos de las razas Hereford y Shortorn. El sueño de Charlie Brown era que su cabaña fuera la mejor de todas, la más famosa, y que él fuera reconocido como un prestigioso cabañero, tanto en nuestro país como en las Islas Británicas.

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Las vías del Ferrocarril del Oeste atravesaban esta estancia, donde, si era necesario, el tren se detenía a subir o bajar pasajeros frente a una portada muy importante, donde figuraba en letras grandes el nombre del establecimiento. El objetivo principal de Charlie era que el pasajero reconociera que estaba pasando por la más afamada cabaña del país. Como hacía todo a lo grande, mandó a construir excelentes instalaciones para la cabaña, pero lo más importante, sin duda, fue el pabellón para la exhibición de sus productos. Si bien concurría a la exposición anual de la Sociedad Rural, en Palermo, en la que ganaba muchos premios, su ubicación junto al ferrocarril de lujo de la época le garantizaba la afluencia de visitas y clientes. El pabellón para mostrar sus valiosos vacunos fue construido en 1921, bajo la dirección del arquitecto W. B. Campbell. Dicen que cuando éste diseñó lo que quería hacer su cliente, le advirtió a la señora Brown que se trataba de un verdadero disparate, pero ella lo tranquilizó diciéndole: "Hágalo, porque si a Charlie se le puso esa idea, lo hará igual con otro arquitecto". Construido con los mejores materiales posibles, el excéntrico galpón tiene veintidós metros de diámetro por veinte de alto. El estilo sugiere un escocés moderno, algo castillesco, con muchos elementos Tudor. De planta cuadrangular por fuera, por dentro presenta un espacio circular vacío, que recuerda los teatros populares de la época de Shakespeare: un gran círculo encerrado entre paredes muy elevadas, columnas y plantas en un corredor perimetral interno y un segundo nivel con palcos altos. Una colosal cúpula de vidrio cubre y realza la enormidad arquitectónica. A ésta, de la que pendía una araña como para iluminar un gran salón de baile, sólo le queda el hermoso trabajo

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de herrería y el adorno de un palo borracho que nació entre los vidrios rotos. El pabellón se prolongaba con dos construcciones laterales bajas, alargadas, ya demolidas, donde se alineaban veinticinco boxes de cada lado. De allí, los toros eran llevados directamente al pabellón de exhibición. Esta cabaña era muy visitada por criadores de origen británico, tanto los que tenían sus cabañas en el país como los que venían de Europa. Se los recibía a lo grande, por un cabañero que se había ganado una gran reputación por sus productos, su estancia y su personalidad. Teniendo en cuenta que su interés principal era ser bien considerado en Inglaterra, el día más brillante de su vida debe de haber sido aquel de 1931, en el que llegaron a Marion los príncipes Eduardo de Windsor, heredero de la corona, y su hermano Jorge, el duque de Kent, con una comitiva integrada por reconocidos criadores británicos. La decadencia Los aires de grandeza no duraron mucho y pronto la desventura comenzó a golpear las puertas del megalómano estanciero. La gran crisis del treinta y algunos traspiés personales afectaron profundamente la economía y el ánimo de Charlie. La cabaña con la hacienda se liquidó en 1935 y, sobrepasado por la situación, el cabañero puso fin a su propia vida en 1940. Su hijo Dudley heredó el establecimiento Marion ya herido de muerte y se fundió definitivamente. Vendió la propiedad al

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boxeador Luis Ángel Firpo, del que se dice que fue un buen estanciero. En la actualidad, Marion pertenece a una familia de apellido Brea.

La historia de “La Catalina” comienza en 1898 cuando un matrimonio de origen alemán compra una fracción de tierra proveniente de la colonización emprendida por Eduardo Casey. Por entonces era un pajonal inhóspito, aún marcado con las “rastrilladas” del indio, al cual ellos llamaron así en homenaje a su hija. El campo fue inicialmente poblado con lanares y arrendado a colonos. Luego vendrían los vacunos Shorthorn, y el mayor orgullo la raza Polled Hereford, a la cual se sumarían el Braford y el Holando en tiempos recientes. Ya en el Herd Book de 1899 aparecen a nombre de estos propietarios un plantel de 154 madres Hereford y seis toros traídos de Inglaterra. Un sostenido proceso de tendido de alambrados y construcción de aguadas hicieron que la alfalfa reemplazara al pajonal, y fueron apareciendo las arboledas que hoy jalonan el Establecimiento. La llegada de los primeros tractores a vapor insinuaba el proceso vigoroso e irreversible de avance de la agricultura en la Pampa Húmeda, hoy un gigantesco tapiz verde del cual La Catalina forma parte. Aquí es donde reside la quinta generación de descendientes de estos pioneros, conduciendo una dinámica empresa enfocada a producir granos, carne, leche y reproductores, orgullosa de su tradición y comprometida con su gente y la sociedad. 203


Las operaciones del Haras "La Catalina" comenzaron formalmente el 27 de diciembre de 1966, cuando luego de concurrir a la exposición de caballos árabes en Palermo, se decidió le compra de un padrillo y cuatro yeguas. Durante los años siguientes se continuó la incorporación de importantes líneas de sangres, tanto de padres como de madres, entre ellas las de WA KASH, hijo del legendario BEY SHA. También se cuentan líneas de sangre de padres que fueron varias veces Top Ten en los concursos nacionales de los Estados Unidos y Reserve Champion Stallion en Canadá. Con el transcurso del tiempo, el programa de cría desarrollado en el Haras, ha producido yeguas y padrillos nacidos y criados en el establecimiento que han brindado muchas satisfacciones al lograr excelentes premios obtenidos tanto en el país, Copa Criadores, como en EE.UU. y Brasil. Entre sus productos se encuentran Grandes Campeones, así como también campeones montados.

Esta cabaña, instalada en la estancia del mismo nombre, inició sus actividades en el año 1947. Trabaja con planteles HEREFORD. En 1958 se importaron 3 reproductores, desde Uruguay, de la Cabaña “El Cardo”, de don José María Elorza. Entre ellos se encontraba el Gran Campeón de Palermo, 1958, “Royal Puelche Benjamin 2-77-26”. En la Exposición de Palermo, de 1962, se obtuvo el Gran Campeon Junior, con “J. B. 3697 - EGO 33.”, hijo de un toro de la afamada cabaña de Bernardo L. Duggan. Por sus óptimas condiciones generales, se tiene mucha confianza en un hijo del Gran Campeón de 1958, descripto

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anteriormente. Tal producto se enviará a la exposición de Julio, en Palermo.

Las tierras compradas por Oostendorp en el año 1880 fueron, hasta que llegaron a su poder, Tierras fiscales. Cuando las hubo de subdividir, alambrar y trazar los caminos vecinos, buscó el lugar apropiado donde levantar el casco de la futura Estancia. Precisamente en ese momento comenzó a indagar, entre los pocos habitantes que estaban afincados en la zona, cómo se llamaba el lugar o, mejor, que nombre tenía. Justo en el lugar elegido para levantar las construcciones de la Estancia, alguien señaló que ese lugar se conocía como las tierras del Guanaco. Buscando en cartografías del Ejército se ha encontrado un plano titulado “tierras adentro”, posiblemente del año 1850, donde están marcados lugares geográficos del sud del río Popopis (Quinto); en la zona sudeste del actual territorio de la provincia de Córdoba, figura señalado un lugar denominado “ElGuanaco”, al norte de ese punto se encontraba La Ramada y Pinchi Huitrú y al sud El Árbol, Médanos de la Piedra y más al sud aún Los Patos y Laguna de Langholó. Según referencias de uno de los cronistas viajeros, que pasó por la Estancia recogiendo notas para uno de los diarios de la ciudad de Córdoba, el entonces administrador del establecimiento rural, Carlos Doutrelepont, hubo de comentarle que el lugar se lo conocía como “El Guanaco”, dado que, en estas tierras a fines del siglo XIX, fue encontrado un ejemplar de camélido denominado “guanaco”, propios de la zona andina, cuya llegada al lugar resultaba inexplicable. Analizando el hecho, pienso que en algunas de las avanzadas ranquelinas llegó al lugar este animalito totalmente foráneo en estos parajes de la pampa argentina, y al retroceder el malón el “solitario guanaco” quedó en el lugar. 205


Alberto Pedro María Oostendorp queriendo guardar el nombre del lugar, decidió darle el nombre ‹‹El Guanaco›› a su Estancia cordobesa. El 29 de diciembre de 1903, por ante el escribano Roberto Van Der Wall, de la ciudad de Córdoba, vendió a su hermano Enrique Luis María Oostendorp las tierras de laEstancia “El Guanaco”, ubicadas en el departamento Juárez Celman, pedanía La Amarga. Uno primeros asentamientos de colonos en la misma se hicieron en la última década del siglo XIX, y que el mismo Alberto Pedro María Oostendorp dirigió los trabajos detrazados de caminos secundarios, alambrado, construcción de aguadas, instalación de tranqueras, etc. Al hablar del casco de la era una pequeña villa en medio de esa pampa asombrosa y soleada. Dice que sus dueños llegaban la misma de tanto en tanto en un tren especial que contratan en la Capital Federal, con todas las comodidades. Acotando que al llegar a Laboulaye siguen a Serrano en el mismo coche y en la Estación antes nombrada el coche especial entra en una vía muerta donde los esperan personal de la Estancia. El Establecimiento cuenta con un administrador, varios capataces, obreros especializados, una numerosa peonada, personal deservicio, etc. Rodeada de un hermoso parque se encuentra la casa principal integrada por: numerosos dormitorios con muebles de estilo, alfombrados y cortinados; dos comedores suntuosos; escritorio; biblioteca; sala de juegos; sala de música; recibidor; baños instalados con materiales traídos de Europa. Estando toda la casa calefaccionada y con luz eléctrica, provista por una usina propia. Dentro de la misma Estancia tenían sus casas el administrador, los capataces y parte del personal de servicio, fuera de los alojamientos para talleres de: herrería, carpintería, de reparaciones varias, etc. Agregando que el lujo 206


dentro del Establecimiento contrastaba con la desolación que rodeaba a los parques y jardines de la Estancia a orilla de la Estación del Ferrocarril, la Sociedad había instalado un almacén de ramos generales para los colonos de la zona, una panadería, una verdulería y carnicería, además de un hotel para viajeros, y medio en broma dice “aquí todo se llama Guanaco” (estancia, hotel, almacén, etc.). Informa que en la estación estaba la estafeta del Correo, donde también vivía el expedidor de guías.

John J. Murphy nació en 1822 en Hayesland, Kilrane, Condado de Wexford, hijo de Nicholas Murphy y Katherine Sinnott. A los 22 años con sus primos y unos amigos emigraron a la Argentina. El grupo llegó a Buenos Aires el 4 de julio de 1844, y Murphy traía como único capital una libra esterlina, además de su firme voluntad de triunfar en esta “tierra de libertad”. Enseguida partió hacia el campo, al Partido de Chascomús. Con sus ahorros, adquiridos con la fuerza de sus brazos, arrendó un campo en el Partido de Salto, que por estar más adentro de la frontera era más fácil conseguirlo, a riesgo de ser arrasado por un malón. En pleno desierto y castigado la soledad del desierto y las carencias mínimas para vivir, contrajo viruela. Gracias a la generosidad de un criollo que vivía en las inmediaciones y que le proveyó agua y alimentos, salvó su vida. En 1859 también estuvo a punto de morir junto a sus ovejas, pero nuevamente gracias a su férrea voluntad y su fortaleza, logró sobrevivir a la grave sequía que asoló el distrito. En 1855, ya era un “estanciero” en Rojas y Salto. On 27 May 1867, John got married to Ellen Roche. El 27 de mayo de 1867, John se casó con Ellen Roche. Al primer campo que compró lo llamó “La Flor del Uncalito”, y cuando se realizó el primer censo nacional en 1869, su nombre figuró entre los grandes estancieros de Salto. También fue 207


propietario de la estancia “La Caldera” y el primero en alambrar los campos en el norte de Buenos Aires. En 1878 volvió a Irlanda con su familia donde permaneció tres años. Allí murieron dos de sus hijos. Regresó a la Argentina en 1882 y se incorporó a la empresa colonizadora de Don Eduardo Casey. Compró ocho leguas de campo y pobló la estancia “San Juan”, dedicada a la agricultura y la ganadería. Fue un gran impulsor de la empresa y alentó a muchos de sus compatriotas a comprar tierras en Venado Tuerto. Más tarde donó terrenos para que se edificara la estación ferroviaria, a cuyo alrededor surgió la localidad de Murphy, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Venado Tuerto, sobre ruta nacional 33.

Hemos visto parte de la historia familiar de los Cavanagh, al referirnos a Santa Margarita y cómo parte de los descendientes de Edward Cavanagh trabajaron para lograr un establecimiento modelo en su época. Sin embargo, otros hijos de Edward habían permanecido junto a su padre en la estancia de Arrecifes, Pilar del Tala. Al fallecer su madre, Margaret Gaynor, y previo acuerdo realizado en vida de ambos progenitores entre todos los hermanos meses antes, en el reparto de las tierras familiares, Eduardo (h), recibe tres parcelas, muy distantes entre sí, que dificultaban su explotación. Es por eso que decide venderlas y comprar tierras en los pagos de Loreto. Adquiere, entonces, a Carlos Miles, unas 6000 has., en las cercanías del poblado de Maggiolo. De inmediato, se ocupa de poblar estos campos dotándolos de una espaciosa casa, dependencias para el mayordomo y el personal, galpones, carnicería, y demás instalaciones. Inclusive, crea una escuela para 208


atender la educación de los hijos de los peones que trabajaban en la estancia. En 1920, construye una cancha para el juego de paleta y una cancha de tenis. También, próxima a la casa, una cancha para el juego de polo, donde hoy, al atardecer, las liebres corretean libremente. Eduardo fallece en Buenos Aires, en 1932, quedando a cargo del manejo del campo dos de sus hijos, hasta que la sucesión decide vender la propiedad, que es adquirida por las hermanas Enriqueta y Paulette Wollman, casadas una con Jorge Posadas y la otra con el Ing. Arrieta. La compra se realizó para que el campo fuera administrado por los esposos de las adquirentes, pero la sociedad no funcionó, y queda para Posadas. Finalmente, en 1987, el establecimiento se vende a una firma de Corrientes, que continúa con la explotación agropecuaria., para la terminación de novillos con pasturas, verdeos y suplementación.

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Capítulo VIII

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Una ley del 26 de octubre de 1883, durante el gobierno del presbítero Manuel Zaballa, amplió a 9 el número de departamentos, subdividiendo los 4 originales. El departamento La Capital se dividió en: La Capital y Las Colonias; el departamento Rosario se dividió en: Rosario, San Lorenzo y General López; el departamento San Jerónimo se dividió en: San Jerónimo e Iriondo; el departamento San José (hoy Garay) se dividió en: San José y San Javier. Por la Ley Nacional N° 1.894 del 13 de noviembre de 1886, se aprobó el Convenio de Límites Interprovincial, firmado el 15 de setiembre de ese año en Buenos Aires, entre las provincias de Santa Fe y de Santiago del Estero que delimitó completamente las fronteras entre ambas y extendió el territorio de de Santa Fe hasta el paralelo de 28°S, a expensas del Territorio Nacional del Chaco.9 Una ley del 31 de diciembre de 1890 elevó a 18 el número de departamentos: La Capital (se subdividió en: La Capital, San Justo, Vera), Las Colonias (se subdividió en: Las Colonias, Castellanos, San Cristóbal), San Javier (se subdividió en: San Javier, Reconquista), San Jerónimo (se subdividió en: San Jerónimo, San Martín), Iriondo (se subdividió en: Iriondo, Belgrano), San Lorenzo (se subdividió en: San Lorenzo, Caseros), General López (se subdividió en: General López, Constitución), San José: pasó a denominarse Garay, Rosario

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La primitiva región de Río Cuarto comprendía, además del actual departamento homónimo, los territorios de General Roca, Juárez Celman, Tercero Arriba y parte de General San Martín y Presidente Roque Sáenz Peña. Cabe aclarar que la mayor parte de estos territorios estaba en la época colonial bajo el dominio de los aborígenes, en especial cuando éstos comenzaron a utilizar el caballo para el dominio de la extensa pampa, asolando la región con sus incursiones o malones. Surgieron por esta razón una serie de fortines con la finalidad de mantener la seguridad y facilitar el asentamiento de colonos, los que tuvieron un vigoroso impulso durante el período del gobernador-intendente Rafael de Sobremonte. Hacia 1822 se produjo el primer desmembramiento, ya que los territorios septentrionales de Río Cuarto dieron origen al departamento Tercero Arriba, el que incluía la pedanía Yucat, actualmente perteneciente a General San Martín. Una ley provincial, sancionada en 23 de julio de 1888 durante el gobierno de José Echenique, permitió dividir a Río Cuarto en tres partes: General Roca, Juárez Celman y el propio y actual departamento Río Cuarto.

Su origen se remonta a las luchas por desplazar al indígena hacía el sur de las pampas, entre fortines y malones que defendían su territorio con intereses diferentes. El decreto del 21 de marzo de 1888, del Poder Ejecutivo Provincial, se designa para local de asiento de las autoridades del

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Partido de General Villegas, el lugar denominado Arbolito situado en una reserva fiscal del Estado. Esta Comisión indicó a la Reserva Nº 1 como el lugar más apropiado, destinándose 40 km² para fundar el pueblo, la Reserva de tierras fiscales Nº 1 conocida como Arbolito, donde ya existía un pequeño núcleo de población, estaba muy cerca del Centro Agrícola de Massey y Flores, donde había un pueblo en formación que había adoptado el nombre de General Villegas. 19 de enero de 1891, el gobierno dicta una nueva resolución sobre la ubicación del pueblo cabecera, fijándola en el Centro Agrícola de Massey (Elordi). El 2 de julio de 1896, designa una nueva Comisión Ing. Julio Ringuelet y los vecinos Daniel Gowland, Natalio Cernadas y Miguel Ross para que designen el lugar más apropiado para asiento de las autoridades del Partido de General Villegas, pues evidentemente existía una contradicción entre el Decreto de 1888 y la disposición de 1891. Expedida esta Comisión por Decreto del 8 de agosto de 1896 declara cabeza del partido al núcleo de población conocido como Los Arbolitos, dejando sin efecto la Resolución de 19 de enero de 1891. El 21 de marzo de 1888 es tomada como fecha de fundación de la ciudad cabecera del Partido de General Villegas y para la fecha de creación del partido, (dispuesto por Ley 1827), se toma el 28 de julio de 1886 fecha de promulgación de la misma. Luego de una gran disputa limítrofe entre las provincias vecinas de Córdoba y Santa Fe, se determina que esta región va a pertenecer a Buenos Aires.

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Bibliografía y fuentes consultadas ▪ IV Congreso De Historia de los Pueblos de Santa Fe W h e e l w r i g h t del ayer a hoy – Luis del Puerto Boca setiembre de 2005

▪ Reseña Histórica de Santa Eleodora - Miguel Barucco Publicado el 01-12-2004 / Edición Nº 1 Galo Llorente: Una familia con más de un siglo ligada a Nueve de Julio Diario el 9 de julio Publicado 19 junio 2010.

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Impreso en: Imprenta de la Cámara de Diputados de Santa Fe Dibujos y pinturas: Maria Ester Selva Hecho los depósitos que prevé la ley 11.733 Impreso en Argentina 2014 Ruben Ricardo Iriarte - Segunda Edición 2018 e-mail: rririarte@arnet.com.ar ISBN 978-987-33-6688-8

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