7 minute read
27 CONCHITACINTRÓN, LA
CONCHITA CINTRÓN,
LA DIOSA RUBIA DEL TORERO
Advertisement
Karina Chapa Oliver.
Conchita Cintron - Los Sabios del Toreo
“El testuz grande y tosco se humilla, los pitones tiemblan y aquel pelaje que desde la barrera parece sedoso se vuelve áspero al acercarse. Huele a toro y se nota un ruido sordo de los movimientos del animal, que se revuelve enterrando los cascos en la arena. Libres del lance, se inicia otro, cada vez más cerca y tranquilo, olvidado el peligro con la sensación del arte. El público, cada vez más emocionado, echa el ole que cada torero lleva en el alma desde el día en que nació, y entonces, cuando la plaza tiembla como si vibrara con su propio corazón, un torero siente la razón de su vida y quizás de su muerte” tomado del libro Recuerdos de Conchita Cintrón. El 9 de agosto de 1922, nace en Antofagasta, Chile, Consuelo Cintrón Verril, hija de Francisco Cintrón Ramos y Loyola Verril. Por situaciones del trabajo de su padre, llega al Perú, país que adopta como su tierra natal.
Su niñez se desarrolló de una manera común, como cualquier niño o niña de su edad, sin contacto con el ambiente taurino, hasta que un día, descubrió su pasión por la equitación, ya que tuvo un caballo que le regalaron unos amigos de su padre. Es así, como llega a la escuela del rejoneador Ruy da Cámara.
Bajo la estricta disciplina de su maestro, Conchita aprendió todos los secretos de la equitación. Se familiarizó con la baja escuela que son las primeras fases de montar a caballo, el cabalgar a dos pistas, el galope indistinto, el piafé, el trote suspendido y la alta escuela. Con arduas horas de entrenamiento, se convirtió en una gran caballista.
De pronto, se le ocurrió a su maestro incluir prácticas de rejoneo en los ejercicios de los alumnos, comenzaron sin toro, toreando las embestidas del caballerizo que seguía al pie de la letra las indicaciones del Ruy. A Conchita le encantaba este nuevo juego y le pidió a su profesor que le enseñara todo lo referente al tema. En enero de 1936, en la plaza de Acho, se organizó un festival benéfico hípico-taurino y al ver anunciada a una señorita rejoneadora, los aficionados se dieron cita para verla y abarrotaron los tendidos de la plaza, fue su primera actuación en público, colocando algunas banderillas en el morrillo del novillo, para retirarse entre las fuertes ovaciones del público.
Después de esa actuación por iniciativa de Ruy, se construyó una placita bautizada con el nombre del Tentadero de La Legua, donde, Conchita entrenaba y complementaba sus ejercicios con la técnica del toreo a pie. El tentadero se convirtió en un lugar obligado para las figuras del toreo, subalternos, apoderados, periodistas, que disfrutaban de
Conchita Cintron - Detoros y Más
las peripecias de la lidia de toros bravos, al compás de las guitarras y de un almuerzo criollo. Uno de esos días, pasó el matador Jesús Solorzano, que estaba contratado para torear en la feria de Lima, proponiéndole a Ruy da Cámara, que Conchita se pudiera presentar en la capital mexicana.
Con 16 años de edad, y dejando todo atrás, se embarca en un vapor rumbo a tierras mexicanas acompañada de Ruy, Asunción y su subalterno Aurelio Mabana. La reciben con los brazos abiertos el matador Chuco Solorzano y Rafael Vallejo, que fue su apoderado en México. El 20 de agosto de 1939 hace su debut en la plaza de toros El Toreo, saliendo triunfadora y desatando la gran admiración que le tuvo la afición mexicana.
En el período de 1939 a fines de 1943, toreo en México 211 corridas de toros y mató a estoque 401 toros, actuó en las principales ferias del país, alterando con Fermín Espinoza Armillita, Lorenzo Garza, Luis Castro El Soldado, Luis Procuna, Silverio Pérez, Chucho Solórzano y todos los grandes maestros de la época, sin dejar de mencionar tres que grabaron su corazón por siempre; Juanito Gallo, Alberto Balderas y José González Carnicerito de Méjico. Es así, que la afición mexicana la adopta como su ídolo y la bautizan como La Diosa Rubia del Toreo.
En 1944, regresa al Perú para cumplir unos contratos, fue recibida por el presidente Manuel Prado, quien le otorgó en definitiva la nacionalidad peruana. Inauguró la Plaza Monumental de Lima, fue a Santa Bárbara, a recibir un homenaje de los aficionados. Posteriormente, viajó a Quito, a Caracas, a Bogotá y Manizales, donde triunfó muchas veces. Tal fue el entusiasmo por los triunfos, que decidió dar una corrida solo para niños, para regresar al pueblo colombiano, el cariño que le tenía, el festejo fue un éxito, los niños estuvieron felices de ver a su ídolo.
Conchita, tenía la ilusión de torear en España, no se había dado, ya que la legislación española, no permitía por ningún motivo la presencia de una mujer en el ruedo, y mucho menos toreando a pie. Es por eso, que Ruy nombra como apoderado al matador Marcial Lalanda, para que ayudara a solventar estas dificultades.
Por fin, logra el permiso de actuar solo rejoneando y actúa en Sevilla en el último festejo del abono de la feria en el año de 1945. El 13 de mayo de ese mismo año, toreó magistralmente en las Ventas de Madrid, a un novillo de Garcigrande, logrando un éxito importante, que le abre las puertas para hacer una intensa temporada en ruedo españoles y alternar con las figuras del toreo de la época. En 1947, se hace ganadera en Portugal, iniciando con 30 vacas de Pinto Barreiro y un semental de la misma vacada de nombre “Pandereto”, lidiado por Manolete en Campo Pequeño en 1945. Lucían divisa blanca y encarnada y un hierro con una C enmarcada por un círculo abollonado.
En la campaña de 1950, se retira de los ruedos y en 1951 contrae matrimonio, lo alterna con al nombramiento de agregada en la embajada del Perú en Lisboa y se hace corresponsal de los diarios Excélsior de México y el Comercio de Lima, Perú, no solo escribiendo de toros, sino también, de política.
Escribió los libros “Recuerdos de Conchita Cintrón” (Madrid, 1962), “¡Torera! Memoirs of a bullfighter” con una introducción de Orson Wells (Londres, 1968), “¿Por qué vuelven los toreros?” (México, 1979), “Aprendiendo a vivir” (México 1979), y “Patio de Cuadrillas”.
El debut cinematográfico de Conchita Cintrón, se produjo en el documental mexicano Mujeres que torean (Ignacio Rangel, 1940) junto a María Cobián y Juanita Cruz. Cintrón aparecerá un año más tarde como doble de Gloria Marín en las escenas taurinas de Seda, sangre y sol (Fernando A. Rivero, 1941), película en la que también actuó Pepe Ortiz. Más adelante, protagonizará el filme Maravilla del toreo (Raphael J. Sevilla, 1942), participará en el documental La course de taureaux (Myriam Borsoutsky y Pierre Braunberger, 1951) junto a Juan Belmonte, Carlos Arruza, Luis Miguel Dominguín, Manolete, El Litri y Rafael Ortega.
En 1949 fue fotografiada por Brassaï en la plaza de Arles y, tras su retirada, también apareció en Vogue (Estados Unidos) el 1 septiembre de 1968 en una serie del fotógrafo de modas Henry Clarke.
En 1991, vuelve a torear con 70 años de edad, para concederle la alternativa a la rejoneadora francesa Marie Sara, en la plaza de toros de Nimes.
AMOR TAURINO
Dianita Estrada.
Que bella es la vida Cuando te sientes amado, Esta es la historia de una Taurina Que un antitaurino respetuoso se ha enamorado.
La conexión más bonita Sin duda alguna es el amor, Una combinación infinita De arte, entrega y valor.
Ambos tienen diferentes ideales Pero mismos sentimientos, ¡Que suenen los timbales! Que han cambiado los tiempos.
La esencia de los toros bravos A ella la ha de apasionar, Que se corten orejas y rabos Que una faena de amor está por comenzar
Citando formalmente la felicidad Ambos se acercan con casta y temple, Ellos no se acortan a la mitad Siempre desafían su suerte hasta la muerte.
Haciendo magníficamente el paseíllo Se viste la tarde de luces, Al albero saca su brillo Con capote y muleta seduces.
Acércate más Como se acerca un Torero a un astado, Lidiando al compás Su vida y alma ha entregado.