/ Cine Escalando: Valley Uprising. / Volcán Aguilera / Caspana / Mt. Gunnbjørn Fjeld / Torres del Avellano / Destino: Ouray / Portafolio: Santiago Gray / Info_Montaña: Cerro Arenas
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$4.000
Una decisión menos
La nueva Alpine Houdini Jacket es una capa impermeable ultraligera que puedes llevar sin problemas en tu arnés, desplegar para cubrirte de la lluvia y desaparecer en su propio bolsillo cuando no la necesitas. Con o sin cumbre, llevarla es la mejor decisión en la que no debes ni pensar.
Casa Matriz: Don Carlos 2945, Las Condes, Stgo. I Portal La Dehesa: Av. La Dehesa 1445 Loc. 2074, Lo Barnechea, Stgo. I Mall Sport: Av. Las Condes 13451 Loc. 225, Las Condes, Stgo. I Alto Las Condes: Av. Kennedy 9001 Loc. 3024, Las Condes, Stgo. I Portal Temuco: Av. Alemania 0671 Loc. 3011, Temuco I Pucón: Fresia 248 Loc. C I Puerto Varas: San José 192
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Trevor Bobbs en un rápido asenso (y descenso) a la ruta Beckey-Chouinard. The Bugaboos, Canadá. MIKEY SCHAEFER © 2014 Patagonia, Inc.
Contenidos
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Editorial
10 In-box La voz de nuestros lectores. Notas de la vida en la montaña. 14 Nuevos Productos Juguetes, fetiches y novedades del mercado vertical. 16 P unto Rojo: los encadenamientos de alto nivel en escalada deportiva y búlder suben cada vez más en dificultad y número. Éste es un recuento de algunos de los ascensos realizados en los últimos meses de los chilenos que están llevando la escalada hacia nuevos horizontes. Por Camilo Castellanos 22 C ine escalando: Valley Uprising. Una película que retrata la historia de la escalada en el valle de Yosemite. Muchos años de recolectar entrevistas y material formaron este documental que muestra desde los pioneros que en los años 50, como parte de una contracultura, comenzaron a subirse en las gigantescas paredes de roca, hasta la historia que se está escribiendo en estos días con escaladores como Alex Honnold. Por Daniel Castro
28 V olcán Aguilera: un volcán rodeado por un mar de hielo, una cumbre a la que muchos habían intentado llegar, pero que la mayoría no había podido ni siquiera iniciar la escalada, un llamado a los más aventureros y que llevó a este grupo de escaladores a adentrarse en lo desconocido. El relato sobre el primer ascenso a esta montaña en la que sus grietas y rimayas esperan, como la boca de un monstruo blanco, a los exploradores. Por Inés Dusaillant 38 C aspana, escalando al norte de Chile: el norte de Chile esconde entre el desierto fisuras perfectas. Un grupo de escaladores se adentró por estos paisajes en busca de las mejores escaladas y en el proceso se encontraron con historias de abuelos y pueblos que están siendo abandonados. Por Carlos Lastra 46 U na montaña demasiado lejos: Gunnbjørn Fjeld es la montaña más alta del Ártico y con su nombre vikingo es uno de los mayores hitos de la exploración. Estos aventureros no se limitaron con solo buscar escalar la montaña llegando en avión, iniciaron una larga travesía a través del hielo infinito para recrear la ruta original de 1935, como buscando conectarse con la simpleza que implica la aventura en su sentido más puro. Por Pablo Besser
54 E ntrando a lo desconocido: un grupo de jóvenes escaladores se enfrentó a la gigantesca e intimidante pared de Torres del Avellano, localizadas cerca de Coyhaique. Sintieron el montañismo como la primera vez, enfrentándose a lo desconocido en una aproximación difícil y a un clima inclemente. Sin embargo, entre esto consiguieron realizar un ascenso de escalada mixta de clase mundial. Por Sebastián Rojas 60 D estino: Ouray: Rodrigo Fica realizó un viaje a tierras estadounidenses en busca de cascadas de hielo. Lo que encontró fue toda una experiencia para desarrollar este tipo de escalada, difícil de replicar en Suramérica. Un parque de hielo formado para el turista escalador. Pero esto es solo parte de lo que ofrece Ouray, adentrándose en las montañas se puede volver a la aventura y a la escalada en hielo más pura. Por Rodrigo Fica 66 P ortafolio: Santiago Gray: este escalador y fotógrafo argentino nos muestra parte de su mejor material. Gray estudió fotografía y siempre la ha desarrollado de la mano de la escalada y la montaña. Sus trabajos han aparecido en revistas de su país y hasta en medios como Rock and Ice. Todo como parte del proceso para alcanzar su sueño de retratar a los mejores escaladores en diferentes partes del mundo.
74 I nfo_Montaña: Cerro Arenas: uno de los mayores atractivos para la escalada de grandes paredes y ambiente alpino en la zona central de Chile. Sin perder vigencia de encadenamientos, por su increíble belleza, este cerro tiene una historia que inicia en los años 50 y que se sigue escribiendo. Por Héctor Lagos 82 C iencia de Escalar: Fuerza de manos: ¿buscan agarrar pequeñas regletas o bidedos sin que exploten los tendones? Acá les mostramos una rutina de ejercicios que se puede realizar en cualquier parte y que entrega buenos resultados para fortalecer las manos. Por Paula Gálvez 84 C omparativa de productos, ordenando la mochila: los productos que resaltaron en el 2014 los entregamos en una mochila que tiene el “Best choice” y que puede servir como guía para renovar desde el saco de dormir, hasta las zapatillas de escalada. Por Ignacio Díaz
El Portafolio de esta edición está dedicado a un viejo-nuevo amigo: Santiago Gray, Su apetito por el búlder, los viajes y la fotografía lo han llevado a conformar un álbum de primera categoría. En esta imagen, Lucas Rubiolo buldereando en Efecto estufa (v10), EL Chaltén Patagonia. Santago Gray Foto de la portada. Luís Birckner escalando una de las muchas fisuras que descubrieron este año en las cercanias de Caspana. Mateo Barrenegoa
Colaboran en esta edición No. 37 Enero 2015
Ines Dussaillant
Carlos Lastra
Sebastián Rojas
27 años, Agrónoma PUC especializada en Gestión Ambiental. De espíritu inquieto y alegre, su amor por los viajes y las montañas la ha llevado alrededor del mundo escalando, esquiando y regalando sonrisas. Es una montañera completa, que ha logrado duros itinerarios en roca, hielo y descensos en esquí en Chile, Altiplano, Patagonia, Alpes, Pirineos, Himalaya y África. Siempre buscando preservar con sus fotografías la magia de la cual es testigo.
Sicólogo de profesión, Carlos es parte de la nueva generación de escaladores, quien ha encontrado en este deporte la conjungación de sus principales intereses personales. Durante los últimos años ha podido desarrollar a pasos agigantados una de sus pasiones: el lenguaje audiovisual. en esta edición comparte con nosotros su experiencia explorando las quebradas nortinas en busca de la escalada y la imagen perfectas.
Estudiante de Construcción Civil de la Universidad Mayor. Desde los 13 años ha estado vinculado a los deportes de montaña, como el ski randonés, la escalada tradicional y la alta montaña. Dentro de su carrera destacan importantes desafíos, como el primer descenso en esquís del cerro El Morado, ascensos en una sola temporada a las tres Torres del Paine y otros cerros de la Patagonia. En esta ocasión nos relata su experiencia en Torres del Avellano.
Héctor Lagos
Santiago Gray
Pablo Besser
43 años, uno de los privilegiados que vio surgir la escalada deportiva en Chile, se inició a los 14 años, a mediados de los ‘80, y estuvo activo hasta principios de los ’90. Luego de lo cual, y tras un extraordinario hiato de más de 20 años que los dedicó a su profesión de Ingeniero, volvió a entrenar y hacerse un practicante asiduo de cualquier tipo de escalada.
Colaborador frecuente de Revista Escalando. Santiago Gray le ha dedicado los últimos 8 años excusividad total a la práctica del búlder. Reconocido por su profundo compromiso con el desarrollo local y la apertura de nuevos problemas en las sierras de Cordoba. Hoy nos muestra algunas de sus mejores fotos en nuestra sección Portafolio, esta vez dedicado por completo al búlder.
44 años, traumatólogo de profesión, con largas travesías como el primer cruce integral del Hielo Patagónico Sur y el primer cruce invernal Campo de Hielo Norte. En sus años locos realizó algunas de las paredes clásicas de los andes centrales y participó en la apertura de rutas clásicas que ya ni él mismo se acuerda.
La escalada es un deporte de alto riesgo que requiere instrucción especializada. Es tu responsabilidad conocer tus límites y escalar con seguridad. 6
Director Erick Vigouroux erick@escalando.cl
Ilustración Francisca Villalón Víctor Vergara
Editor de Montaña Rodrigo Fica aruficax@aruficax.cl
Columnistas Rodrigo Fica Diego Tapia Paula Gálvez Ignacio Díaz Daniel Castro
Redacción Camilo Castellanos Paula López
Fotografía Mateo Barrenengoa Francisco Herrera
Director de Arte Erick Vigouroux erick@escalando.cl
Ventas / Suscripciones suscripcion@escalando.cl
Dirección Comercial Christian Moscoso Dirección de fotografía Claudio Vicuña Diseño Gráfico Víctor Vergara
Contacto / Colaboración contacto@escalando.cl Web www.escalando.org
Agradecimientos: Madeleine Hustado Nicolle Ellena Pamela Hurtado Francisco Herrera Felipe González Rodrigo Arancibia Waldo Farías
Roberto Albornoz Mikel Mariarena Rodolfo Torrens Mateo Barrenengoa Alain Denis Marie Piere Medina Leonel Aguilera Manuel Reyes
Camilo Rada Ignacio Grez José Ignacio Morales Y a todos los que hicieron posible la realización de este número.
Ediciones de Montaña Limitada. Representante Legal: Erick Vigouroux. Dr. Manuel Barros Borgoño 384, of. 21, Providencia, Santiago.
Esta edición de 1.500 ejemplares se imprimió en los talleres de World Color. Escalando es una marca registrada. Prohibido cualquier uso o reproducción total o parcial de la marca o de
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Editorial Hace poco tiempo, Juan y Cristóbal Señoret hicieron noticia escalando el Cerro Torre para luego, solo unos días después, conectar las tres Torres del Paine. Casi al mismo tiempo Abraham Navia y Pablo Ormazabal, en su primer viaje al Paine, proponían una nueva variante a la clásica Monzino (por confirmar) en la Torre Norte del Paine. A ellos se sumaron durante la misma ventana Diego Señoret, Sebastián Rojas, Martín Aldunate con la Torre Sur del Paine y un número creciente de escaladores que encuentran en las paredes de la Patagonia terreno fértil para su desarrollo deportivo. Este crecimiento de la escalada no solo afecta a sus actores, sino que también a las remotas torres patagónicas y sus entornos que, sumado a los efectos del cambio climático y la globalización, son cada vez más frecuentados. Con esto se impulsa el desarrollo de infraestructura para el turismo y planes de manejo, generando mayores facilidades y aproximaciones cada vez más expeditas. ¿Será que tanto desarrollo terminará por “banalizar” estos clásicos destinos? todo indica que sí, al menos hasta cierto punto, como hemos visto con las rutas clásicas que representan un desafío cada vez más asequible. De hecho, solo en la temporada 2012 y 2013, la cumbre del Cerro Torre reportó 140 ascensos por la ruta Ragni, más del doble de lo acumulado desde su apertura en 1974 hasta ese verano. Si bien las condiciones y dificultad de la escalada siguen siendo contundentes y el viento no dejará de azotar a la única masa de tierra que se levanta en esa latitud del planeta, algunos escaladores más experimentados y acostumbrados a la Patagonia han buscado exigirse más, realizando nuevas aperturas, travesías, ascensiones invernales y exploraciones de montañas remotas y técnicas como el cerro Murallón, o nuevas zonas de la Patagonia Central como las Torres del Avellano. Éstas últimas fueron visitadas recientemente por el joven y fuerte equipo compuesto por Manuel Medina, Rodolfo Torrens y Sebastián Rojas quienes, sin mucha información, se aventuraron en sus paredes consiguiendo, por coincidencia, repetir la ruta Avellano Pal Verano (Morales – Grez, 2006) realizando una variante en el pilar que le da inicio. Sector que el propio Jim Donini clasifica como “Wild Patagonia”, a diferencia de “Chamonix Patagonia”, refiriéndose a la zona del Chaltén. Más allá de sus ironías respecto a la evolución del Chaltén y la escalada moderna en Patagonia, Donini reflexiona sobre los notorios cambios en el clima de esta zona, proponiendo marcar con un asterisco sus propias rutas abiertas en situaciones climáticas óptimas, para indicar que deben ser regraduadas en condiciones patagónicas. Siguiendo la línea de la exploración y los nuevos desafíos, durante la primavera del año pasado, en el contexto del proyecto Uncharted, Camilo Rada volvió a conformar un equipo para realizar con éxito una nueva cumbre inalcanzada en el territorio austral: el Volcán Aguilera. Una noticia que sorprendió no solo por el valor propio del primer ascenso, sino que también por la ruta elegida: una aproximación “eterna” desde Argentina, atravesando el campo de hielo para llegar a una montaña que se encuentra al lado chileno, en el extremo opuesto del hielo continental hacia el oeste. Sin duda el sur de Chile tomará protagonismo en el montañismo técnico en el mediano plazo. Con una nueva generación, un sinnúmero de rincones aún sin explorar y cumbres sin ascender, es de esperar que nuestra Patagonia sea el escenario de los relatos que llenen las páginas de la futuras ediciones de Revista Escalando.
Erick Vigouroux Director
Las siluetas de Camilo y Evan destacan contra el cielo de uno de los atardeceres más magníficos de toda la expedición al Volcán Aguilera. En momentos como este, es imposible evitar el detener la marcha y tomarse el tiempo para apreciar la hermosura un Campo de Hielo despejado, con sus geografía toda pintada bajo los tenues colores del sol que se esconde. Inés Dussaillant
La ruta Genesis (PD VI 1300m), en la línea, recorre la cara este del cerro Almirante Nieto. Daniel Darrigrandi
Una vista del macizo del Paine reflejado en las aguas del Lago Sarmiento desde el sur-este. En primer plano, el Almirante Nieto. Carolina Fresno
Génesis Durante la primera ventana de buen tiempo en la Patagonia Austral del 2015, comprendida entre el 1 y 4 de enero, se realizó la apertura de una nueva vía por la Cara Este del monte Almirante Nieto, en el Parque Nacional Torres del Paine. Bautizada como Génesis por los aperturistas Polo Angel, Fernando Viveros y quien escribe este reporte, Daniel Darrigrandi. Partimos por el Valle del Ascencio y, después de la gran subida donde el camino comienza a descender para llevarnos al refugio chileno, la zona conocida como la Quebrada de los Vientos, se debe cortar en dirección a un hombro bien notorio, que exige desescalar un tramo de poca dificultad técnica (¿5.7?) para llegar a una morrena lateral y con agua líquida, que fue donde vivaqueamos. A la mañana siguiente despertamos temprano
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y subimos por un nevero agradable, de no más de 40°, hasta llegar al primer cono de eyección, que si bien se empinaba hasta 70° se encontraba en excelentes condiciones. De ahí nos montamos sobre la “C” y nos cruzamos hacia la Nariz de la Osa (conocida así por que la parte superior del Almirante Nieto se asemeja a una osa polar debido a tres resaltes de roca bien notorios). Esta quizá fue la parte más expuesta, en la que se cruza un tobogán bastante homogéneo, que si bien no es técnicamente difícil (40°), se tiene escasa protección de lo que cae de arriba. Luego seguimos con algunas travesías y a las 18:00 horas dimos con un grupo de seracs que nos ofrecían el refugio que necesitábamos para armar la carpa. Pero una vez instalados nos dimos cuenta que no estaba la olla. Así es que no hubo ni alimento ni agua, solo descanso; pero nos quedamos dormidos. A la mañana siguiente empezamos a movernos temprano; por lo menos así nos ahorramos
el desayuno. Antes de las seis ya estábamos camino a la cumbre, la que alcanzaríamos a las 7:30. Luego entumidos volvimos a la carpa y dormimos por una hora; poco pero reponedor. A las 10:00 ya estábamos cruzando en dirección a la ruta normal, pero ahora con nubosidad. Llegamos a un resalte de hielo muy duro, sacamos la cuerda, un largo abierto por Polo y subir y bajar canalones en un terreno mixto y mala nieve. Hasta que por fin llegamos al plano. Comimos algo, desescalamos autoasegurados el último canalón sobre las cuerdas, hasta encontrarnos en la parte superior de la gran canaleta de la normal. A las 10:30 PM llegamos al Campamento Torres. La felicidad era completa en cada uno de nosotros. Génesis fue graduada como 1.300 metros, PD, VI. Daniel Darrigrandi
Bajo La Marca de la Ira, el libro de Rodrigo Fica que inmortalizó la épica travesía longitudinal del Campo de Hielo Sur, realizada en 1990 por el equipo chileno compuesto por Rodrigo Fica, José Pedro, Mauricio Rojas y Pablo Besser, se actualiza a su versión digital y está disponible para ipad en Itunes. Revista Escalando
Bajo esa marca Me gustaría volver a leer este libro, ahora que está en digital. Pero me es difícil. Me da vértigo, ansiedad. Me desespera el imaginar en ese huracán aleatorio a un montañero chileno tirando un trineo terco, que toma decisiones por sí mismo, caligrafiando el blanco infinito con sus compañeros. A veces también me bloquean esos escenarios de desierto blanco, el conflicto emocional del equipo o algo tan doméstico como calzarse las botas congeladas en la mañana. Pero lo más rudo, no se confunda el lector, no es la vivencia del frío, incertidumbre y cansancio. No señor, es la empresa que requirió el apenas pisar Campo de Hielo Sur. Leer esto, que Rodrigo Fica presenta en este libro sin anestesia, desanima a cualquiera. ¿Pero, de qué se trata el libro? En octubre de 1998, un desconocido pero experto grupo de 4 chilenos ingresa al área de Campo de Hielo Sur, con el objetivo de cruzarlo en forma longitudinal. Esta un área compartida por Chile y Argentina, en el extremo sur del continente americano, la cuarta zona glacial más grande del planeta. Azotada por feroces
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temporales, es un sistema continuo de cuencas glaciares de 13.000 kilómetros cuadrados, donde, debido a la inclemencia geográfica y climática, nada ni nadie puede habitar. Durante los últimos 50 años hubo varios esfuerzos de grupos expedicionarios de diversos países por realizar allí tal desafío. Un objetivo formidable que requería no solo recorrer 400 kilómetros a pie, sino que además sobrellevar el clima, los quebrados glaciares y la falta de cualquier tipo de apoyo externo. Más de 25 intentos se llevaron a cabo, y estos chilenos también dos veces, el último de los cuales fue en 1999. De tal historia surgió un libro en el año 2005, “Bajo la marca de la ira”, el relato de dicha expedición. Tiene un estilo muy particular: íntimo, impertinente, analítico, de confesión brutal, del que es inevitable embeberse. Es el estilo de Rodrigo Fica, quien con su bitácora relata el contexto en el cual se dio la travesía. Incluye un repaso de la historia de los intentos anteriores de cruce, las características del Campo de Hielo Sur, de las dificultades de la preparación y de la desesperada lucha por sobrevivir durante los más de tres meses que estuvieron abandonados a su suerte. Libro que fue impreso en 2005
por la Editorial Universitaria de Chile con un tiraje de mil ejemplares, el último de los cuales fue vendido este año 2014. De aquí surgió la idea de crear una segunda edición, esta vez digital, que podría permitir hacer llegar la historia a todas partes del mundo. Disponible ahora en Amazon, iTunes o Google Play, es una historia que he recomendado leer. Incluso regalé un par de ejemplares. No sólo a mis amigos que se creen montañeros, sino que también a paisas citadinos, que en su día a día ni siquiera imaginan esos paisajes, vivencias o penurias. Pero no te recomiendo comprarlo. Rodrigo Fica te esclavizará en la lectura: pasarás de la impotencia y rabia a las dificultades burocráticas que sufrieron al frío húmedo sempiterno (porque lo sentirás). No podrás dejar de leer capítulos, esperando desenlaces de vida o muerte, de vicisitudes domésticas. Perderás tiempo soñando despierto en tu propia expedición y, antes que te des cuenta, estarás cotizado un trineo o evaluando cuánta comida requieres para ello. Verás tus propios miedos y los confesarás en silencio. Manuel Reyes-Jara
Nuevos Productos Alpine Houdini Patagonia
De un momento a otro, lo que era un desafiante quinto largo en granito, se convierte en una carrera para llegar a la cumbre antes de que te atrape esa nube amenazante. Lo más probable es que no lo logres, y la lluvia te alcance mientras todavía queda escalada. En ese momento, la Alpine Houdini® Jacket sería una muy buena opción, gracias a su protección impermeable de 2.5 capas, que además bloquea el viento y evita que te enfríes cuando te toca asegurar. Todo esto, para una prenda que pesa poco más de 150 gramos, para servir al propósito más simple y puro de la escalda, sin nada extra.
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Tatoo trae a Chile la prestigiosa marca danesa Robens, que tiene una larga historia fabricando productos Outdoor del más alto nivel. Uno de ellos es la carpa Lodge 3, que está diseñada para trekking y montañismo de tres estaciones. Esta carpa cuenta con espacio suficiente para que tres personas duerman cómodamente y tiene dos entradas y dos grandes ábsides donde guardar todo el equipo. Cuenta con tres varillas de aluminio y se arma fácilmente gracias a su sistema Clip On, tiene un sistema de ventilación muy eficiente para prevenir condensación y el piso aguanta hasta 10.000 mm de columna de agua y el cubre techo hasta 5.000, creando así un refugio ideal cuando el mal clima se hace presente. Todo esto en un pequeño paquete de no más de 3.7 Kg de peso. Conócela en tiendas Tatoo y en: tatoo.cl.
Chilenos encadenando y encadenamientos en Chile Julio 2014-Enero 2015 Por Camilo Castellanos
Con el auge en la popularidad del búlder y la escalada deportiva, los encadenamientos de alto nivel suben cada vez más. Este es un recuento de los ascensos de algunos de los chilenos que están llevando la escalada deportiva hacia nuevos horizontes. Sin embargo, es solo una porción de la gran cantidad de encadenamientos de grados altos y como siempre quedamos al debe con los que no aparecieron en estas páginas.
Nachita en Circo Romano (7c), una larga vía de Desplomilandia, Las Chilcas. Con solo 12 años esta joven escaladora ya ha conseguido dos rutas de este nivel, consolidándose como una de las jóvenes más prometedoras de Chile. Carlos Lastra
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Inti Mellado en la placa con agarres inexistentes con la que termina Gecko (8b) en el Arrayán. Inti buscó una lectura alternativa para poder superar esta dura sección. Carlos Lastra
Los hermanos Mellado en el Bosque Mágico Inti de 17 años y Nachita de 12, se adentraron en el bosque mágico como en un cuento de los Hermanos Grimm. Entre las sombras de los árboles, pudieron alcanzar la luz del sol con fuertes encadenamientos. Inti comenzó en el 2014 con “Los Chachas” 8a+, una vía abierta por Lucho Bikner en el duro techo que al principio parecía solo ser escalable en Dry Tooling. “Tiene un paso súper largo que yo no podía sacar como todo el mundo. Tuve que inventar un papeo súper duro que solo a mí me acomoda; en vez de hacer el paso del crux a la salida del techo, con el empeine, yo lo hacía con un dinámico desde una regleta muy mala”, comenta Inti sobre la ruta. “Durante mucho tiempo la tenía con una sola caída, pero el paso era de suerte que me saliera”. Más de un mes de trabajo lo llevaron a conseguir esta vía. Con sus visitas constantes a este sector era solo cuestión de tiempo que consiguiera superar su máximo grado hasta la fecha. Es por esto que se anotó “Gecko” 5.13d. Esta dura vía tiene un crux marcado en un paso de búlder para superar un techo y luego sigue por una placa de agarres inexistentes y que ha botado a los escaladores más fuertes de Chile. En solo 7 intentos la encadenó. “Al segundo pegue ya la tenía y me caía en las cadenas”, dice Inti. Como en “Los Chachas” este escalador realizó una lectura alternativa que le permitió encadenar la vía. “Arriba, la
salida de ñapitas me costaba demasiado. En vez de irme hacia el lado derecho, que es por donde se supone que va la vía, tomé una regleta al lado izquierdo y después fui a un paso de hombro súper duro pero con mejores pies”. Con esto consiguió llegar a la puerta de entrada de los 5.14s a su corta edad. Siguió la motivación de Inti por el Bosque Mágico y, continuando con las historias fantásticas, se enfrentó a “Cruela de Vil”. Esta vía recibió hace pocos días un nuevo encadenamiento a manos de un conocido en los altos grados en Chile, Cristobal Vidal, quien logró hacer este 8a+ que transcurre por un festival de empotres de rodilla en el techo del Arrayán. La lucha de Inti ha sido fuerte y este joven escalador ha conseguido dejarla con una sola caída. Por su parte, su hermana Nachita consiguió encadenar “Excalibur” 5.13a/12d, una ruta corta y explosiva que normalmente se sube con varios empotres de rodilla. Nachita la describe: “Al principio tiene pasos largos y muy finos hasta la llegada del techo donde empieza a relajar un poco y se puede descansar. La salida es el crux, un paso largo de dos romos a una regleta y finalmente la chapada de las cadenas; para mí era muy difícil ya que debía colocar un talón y no lo lograba poner muy bien”. La escaladora Daniela Espinoza ya había realizado el primer encadenamiento femenino y, con solo 12 años, Nachita consiguió el segundo. “El pegue encadenador no me lo esperaba ya que era el último del día y, como estaba cansada, casi me caigo al final chapando las
cadenas (…) me había ido muy mal con la ruta y tenía un poco de miedo y ansias por encadenar”, dice Nachita. “No tenía muchos papeos, así que la hice casi a campus y no ocupé ningún empotre”, agrega esta escaladora que, con esto, consiguió su grado más alto. Para comenzar el 2015, la más chica de los Mellado logró anotarse “Circo Romano” un 5.12d en Las Chilcas, consolidando un alto nivel de escalada a su corta edad. Proyectos en Choriboulder amenazados por Alto Maipo Sergio “Keko” Quiroga ha estado visitando, junto a Facundo Langbehn, esta zona de búlder en el fondo del Cajón del Maipo en busca de nuevos proyectos. Keko nos habla sobre estos viajes a bulderear: “El fin de semana largo del primero de noviembre pude pillar el “truco” de un antiguo proyecto que tenía”. Una línea que está a la izquierda del bloque “Actitud María Marta” V8/9 llamó nuevamente la atención de este escalador luego de haberla probado hace más o menos 5 años cuando la trabajó por unos días. “Me dieron ganas de ir a ver qué tal. Full motivación con amigos y frío, mucho frío… un día perfecto para lograr hacer ´Calaveras y Diablitos´”, agrega Keko. Con esto se abre un nuevo bloque propuesto como V11, en esta zona amenazada por la maquinaria económica de Alto Maipo. Facundo, por su parte, está en busca de altos grados en búlder luego de los V14 que consiguió en Estados Unidos y Argentina. Es así
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Daniela Espinoza escalando en La Mina. Esta escaladora de la Universidad Católica lleva varios 5.13 en su libreta de encadenamientos y se ha encargado de realizar varios primeros ascensos femeninos de rutas de alto nivel. Pilar Elorriaga
como en una de sus constantes visitas a Choriboulder este joven escalador se enamoró de un bloque. “Su proyecto animal tiene más o menos 10 movimientos de techo que van hacia una salida de 6 metros de altura, una gran línea con movimientos del terror”, explica Keko sobre este búlder que rondaría al menos en el V13 y donde Facundo ha tenido progresos pero todavía no consigue conectar todos los pasos. “Esperemos que Alto Maipo no destruya este lindo y futurista búlder como ya lo ha hecho con muchas líneas de este lugar. ¡No Alto Maipo!”, agrega Keko, quien ha sido uno de los precursores del desarrollo de esta zona, una de las más importantes en búlder de Chile y que todavía tiene un enorme potencial. Al cierre de esta edición, los hermanos Facundo y Soho Langbehn se encontraban en Estados Unidos junto a Lucas Gaona. Es desde Red Rocks, uno de los paraísos del búlder donde llegan noticias. Para comenzar Facundo consiguió encadenar “Book Of Nightmares” V11/12 un bloque en una roca roja con negro, que parte por unos movimientos en un pequeño techo y sigue por una arista que parece la proa de un barco. Un par de días después fue el turno para Lucas Gaona quien repitió este búlder.
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Como un presagio de buenos encadenamientos, luego de esto, Facundo consiguió realizar tres V12 en un día y uno de al segundo intento. Con este comienzo del viaje no caben dudas que llegarán más noticias de ascensos en los próximos días y, tal vez, el primer V15 para un chileno. El nuevo empuje femenino Las mujeres chilenas continúan consolidando los 5.13s y suenan cada vez más nombres nuevos en estos grados. Daniela Espinoza y Catalina Necochea, ambas salidas del grupo de escaladores de la Universidad Católica, están avanzando rápidamente. Las dos comenzaron a realizar visitas constantes a la zona de “Desplomilandia” en Las Chilcas, donde se enfrentaron a las vías largas y en desplome que ofrece el sector. Entrando en la alta dificultad, ambas consiguieron encadenar “Armagedón” 5.13a luego de un trabajo realizado en muchos domingos de levantadas temprano, para esquivar el sol que parece derretir la roca. Esto elevó su motivación y las animó a probar “Changasic Park” 5.13a/b donde también las dos consiguieron las cadenas. “Tuve que trabajarla harto porque habían secciones que me
costaban mucho, especialmente las primeras dos cintas y luego el crux que se encuentra alrededor de la onceaba chapa, cerca de las cadenas. De hecho me demoré bastantes pegues en encontrar la secuencia que me acomodaba”, comenta Daniela. Además, agrega sobre su encadenamiento: “Ese día partimos a las 7 de la mañana, como siempre, y le di el primer pegue del día, me caí en el crux pero me sentía bien, así que le di otro intento súper concentrada y me preocupé de hacer todos los pasos bien. Lo que más me costaba era ir desde un sloper invertido terrible hacia un “bolón” y ¡uff! ¡Me salió!”. Para Daniela el entrenamiento es un factor muy importante para alcanzar los altos grados. Es por esto que resalta que haberse preparado junto a Catalina le ha permitido alcanzar estos encadenamientos: “Escalamos juntas hace 3 o 4 años y hemos ido mejorando juntas desde ese entonces. Lo que más nos ha ayudado a llegar a este nivel es la motivación que nos contagiamos mutuamente. También, gracias al tiempo que ha pasado, conocemos muy bien el estilo de la otra y nos podemos dar buenos papeos a pesar de tener cualidades físicas diferentes”. Por otro lado, Belén Villalón, quien ya se maneja por los altos grados, volvió de un viaje por
Sara Aylwin en la placa final de “19 días y 500 noches” (8a+), en Valle Encantado, Argentina. Este es el segundo 8a+ femenino para una chilena. Tras 10 pegues y tener que descifrar los movimientos en esta vía que estaba poco marcada, Sara mostró que su nivel continúa subiendo al conseguir encadenarla. Helmut Kocking
Europa donde encadenó de todo. En tierras chilenas consiguió “Luna Creciente” 5.13a/b también en el desplome de las Chilcas y, como para mostrar el nivel con el que llegó del Viejo Continente, la realizó poniendo las cintas. Tras esto se dirigió a la Mina donde encadenó “Puro Jugo” y “La placa de luchito”, ambas 513a, mostrando una vez más que se siente cómoda en las rutas de alta dificultad. ¡Nuevo 8a+ femenino para Chile! Sara Aywin se convirtió en la segunda mujer en Chile en conseguir un 8a+ (5.13c). Esta escaladora es una de las deportistas con mayor experiencia en rutas de alto nivel en roca, consiguió el primer 8a (5.13b) femenino en Chile con su encadenamiento de “Simpatía por el Diablo” y, el año pasado, logró encadenar “La pura puntita”, ruta cotada como 5.13c, pero que algunos escaladores han bajado de grado. Fue en Bariloche donde Sara encadenó “19 días y 500 noches” 8a+, una vía que comienza por un desplome intenso y de movimientos duros, para después seguir por una placa de agarres chicos, principalmente bidedos y tridedos. “La trabajé anteriormente y no había podido salir del desplome al pequeño descanso que hay antes de la placa”, comenta Sara. No necesitó
19 días ni 500 noches, sino que alrededor de 10 pegues para encadenar. “Llegué, armé la ruta y me costó mucho. La vía no estaba para nada marcada, tuve que descubrirla entera, era súper difícil saber por dónde seguía”, dice esta escaladora. No fue hasta el cuarto día de probar la ruta que Sara sintió por primera vez que podía conseguirla. En un pegue, sin mucha fe, logró llegar a las cadenas con solo una caída. Al día siguiente volvió descansada y al segundo intento consiguió conectar toda la ruta. “Yo creo que me acomodó, la verdad es que no sé si el grado corresponde. Sin embargo, me han dicho que lo más duro era la placa, pero para mí fue al revés, puede ser por el tamaño de los dedos, porque los movimientos no eran largos sino de ir avanzando con agarres chicos; yo creo que la vía era de mi estilo”. Antoine Hernández entre Brasil y el Valle de los Cóndores El año pasado, este atleta Mad Rock se paseó por tierras cariocas donde se sumó al exclusivo grupo de chilenos que ha encadenado vías de 5.14, cuando consiguió el tercer ascenso de “Os Intocables”, 8c/14b. El primero fue para un brasileño conocido en Chile, Felipe Camargo y el segundo para Lucas Borgers, quien estaba escalando con Antoine.
“Es una vía de un fuerte desplome, que cuenta con pasos de bloque, no hay mucho descanso y el crux está en el final. Primero hay que pasar por un 5.13d de desplome y luego hacer un pasos de V9”, dijo el escalador nacional a Chileclimbers para describir la ruta. “Fue increíble, la vía, el proceso por el cual pasamos los dos, la paciencia, la motivación y todas las personas que nos dieron aquella energía extra con sus alientos”, agregó. Ambos se estaban cayendo en la última chapa por lo cual decidieron viajar a otra zona para cambiar estilos y liberar la mente. Así regresaron con energías recargadas y consiguieron llegar a las cadenas. Volviendo a tierras chilenas Antoine se dirigió al Valle de los Cóndores donde logró lo que sería el primer ascenso de “Oh Baby”, un posible 5.13d localizado en una zona desplomada que parece salida de videos de escalada filmados en Europa. Sobre lajas de roca, que hacen creer que la pared se está desmoronando, se inicia esta vía que incluye algunos empotres de rodilla. Varios logros para este escalador que, a pesar de no ser muy mediático, ha logrado dar un aporte al desarrollo de la escalada de alta dificultad en Chile. Jóvenes del búlder Ronny Escobar y José María Aljaro están consolidando su nivel en búlder. Ambos comenzaron
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Arriba, Catalina Necochea en Circo Romano (7c), en las Chilcas.
Carlos Lastra.
Página del frente. Homenaje a Heidi Duartes. Su primera entrevista a Chileclimbers abría con la frase: “Un trabajo enloquecedor, detallado, con mucha concentración y de ardua escalada durante todo el día, genera un máximo de pasión”, que resume el espíritu y el compromiso total de Heidi con la escalada y la vida misma. En la imagen, sobre la Aguja Principal, Frey, Argentina. Ignacio Vergara
en los paraísos bloqueros del norte del país, en la zona Golden, con una línea abierta por Antoine y su hermano Jean Hernández llamada “Kenka”. Un V11 que ya había recibido encadenamientos de varios escaladores entre los que están Felipe Serey y Borja Farah. “Es un búlder desplomado de fuerza de dedos y compresión de cuerpo con hartas mañas que al final logramos resolver”, comenta Ronny. “No sabia cómo pasar el crux, el paso que todos hacían a mí no me salía, así que busqué una manera diferente, hasta que la encontré y al tiro, en el siguiente pegue, ¡top!”, agrega este escalador sobre este bloque que también José María consiguió encadenar. Ambos ya están consolidando los dos dígitos en búlder. José María, luego de su paso por Golden, consiguió el primer ascenso de un proyecto que propuso como V11 en el Area 51, una zona cerca de Petorca, conocida por los locales de San Felipe, pero que no ha sido muy publicitada. El bloque fue abierto y limpiado por el local, Francisco Mardini, quien invitó a José María a probar su proyecto. “Es un búlder que me gustó mucho al verlo,
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tenía un forma muy entretenida, como una proa con una salida aplomada bien mañosa al igual que el resto de la línea. Los pasos son muy precisos, tiene un talón que me costaba mucho que no se fuera”, señala José María. Y comenzó el proceso de trabajo. “Fue muy extraño, el primer día que lo probé veía el búlder muy duro, los talones no se me quedaban nunca y pensé que esa no era la forma. Esto cambió cuando vi a un amigo que logró poner el talón y le pedí su zapatilla para ver si a mí se me quedaba y ¡así fue! Después de eso ya estaba cansado y pensé que la próxima vez que volviera lo encadenaría sin problemas. Sin embargo, regresé y los primero pegues fueron muy desmotivantes”. El talón era el gran problema para este escalador que comenzó a pensar en dejar el proyecto. “Mis amigos me alentaron para que siguiera, le pedí otra zapatilla le di unos pegues y ¡me lo encadené!” Estos jóvenes formados en la Escuela Selectiva están consolidando los altos grados en bloque, elevando los estándares nacionales y potenciando las zonas de Chile.
Más Arrayán En el Bosque Mágico Nicolás Gatica se enfrentó a “La placa de Honnold” también conocida como “Por Belenos”, un 8a+ donde hay que arañar la roca para ir avanzado. Esta ruta parecía estar reservada para las leyendas de la escalada. Alex Honnold la encadenó en su paso por Chile y estadounidense Paige Classenn la pudo repetir. A esto se suma uno de los máximos exponentes de la escalada y el montañismo nacional, Andrés Zegers. Luego de su ascenso, Zegers dijo a revista Escalando que es una vía de equilibrio y precisión que sigue monodedos y regletas del tamaños de una moneda de 100 pesos. Un factor importante en esta ruta es que las presas son muy pequeñas por lo cual cualquier cambio en las condiciones climáticas, ya sea mucho calor o mucho frío, pueden modificar la sensación y la fricción haciendo más difíciles los movimientos. Con esto Nicolás, quien ya se manejaba por los 5.13s, logra repetir una vía que ha tenido pocos encadenamientos y que tiene un estilo muy particular y característico del Bosque Mágico.
“Un trabajo enloquecedor, detallado, con mucha concentración y de ardua escalada durante todo el día, genera un máximo de pasión”
Heidi Duartes Wahl (1986 - 2014)
CINE ESCALANDO Por Daniel Castro
Valley Uprising Valley Uprising, el último film de los realizadores Peter Mortimer y Nick Rosen de Sender Films, retrata su personal mirada sobre la historia de la escalada en el valle de Yosemite.
Director:
Más cercano a un documental que a un film de escalda, Valley Uprising estuvo cocinándose durante muchos años, recopilando un sinfín de entrevistas (más de cincuenta) y material fotográfico que posteriormente fue restaurado y post-producido. Con esto, logra una estética que combina una impecable factura con un sentimiento de nostalgia que captura hasta al oficinista más sedentario, haciéndolo añorar esos buenos tiempos en que los gigantescos muros del valle comenzaban a ser escalados por primera vez.
Productor Ejecutivo:
La película se plantea como un tríptico, en el cual se aborda la “era dorada” del valle, con Royal Robbins y Warren Harding como sus principales protagonistas, la era de los “Stonemasters” con Bridwell y Bachar y finalmente la época actual, bautizada como la era de los “Stone Monkeys” con Potter y Honold como sus principales exponentes.
La era dorada (1955-1970) El inicio de todo se plantea como una respuesta de la contracultura americana hacia la aversión al riesgo que imperó tras la segunda guerra mundial. En una sociedad donde los suburbios representaban el sueño americano, con sus céspedes perfectos y casas recién pintadas, el internarse en la caótica naturaleza y ascender paredes mortalmente peligrosas, era una manifestación física de la añoranza de algunos por una vida con caos e incertidumbre. Al igual como lo exponía Jack Kerouac en “Los vagabundos del dharma”, la vida tenía que ser algo más que trabajar, casarse y tener hijos. Royal Robbins y Warren Harding, junto a un grupo de aventureros, llegaron al valle entusiasmados por seguir los pasos de Salaté, el primer gran escalador de Yosemite. A medida que vemos como se abocan a desafíos cada vez mayores, los códigos de ética, que han sido la base
PETER MORTIMER NICK ROSEN JOSH LOWELL ZACHARY BARR PETER MORTIMER NICK ROSEN JOSH LOWELL Productor Ejecutivo:
NAT MUNDEL KATIE RAMAGE BRYAN COLE Productor asociado: DEAN FIDELMAN SUZIE GILBERT ALEX LOWTHER STACEY PICULELL JULIANA SCHATZ GARY SORCHER Cámara: KYLE BERKOMPAS JEFFREY A. CUNNINGHAM CHUCK FRYBERGER JIM HURST TIM KEMPLE BRETT LOWELL PETER MORTIMER RENAN OZTURK Duración:
01:38:34 Warren Harding, el “villano invitado” de Valley Uprising. Acá se lo muestra como un escalador irresponsable y competitivo, la antítesis de Royal Robbins, con quien rivalizó por el liderazgo durante los años dorados de la escalada yosemitera, con más de 30 primeros ascensos entre 1950 y 1980 fue, más bien, una pieza clave en el desarrollo de la escalda norteamericana. En la foto, un Harding exhausto en el último largo de su controversial ascenso al Dawn Wall en 1970. Glen Denny
Lynn Hill formó parte de la comunidad del Campo 4 a principio de los años 80’s, familiarizándose con las paredes que una década más tarde le traerían uno de los más importantes hitos en la historia de la escalada: la liberación de The Nose, en el Capitan. En la foto, Lynn Hill en el Half Dome. Charlie Row
hasta el presente, comienzan a desarrollarse. Y como siempre, hasta el presente, son códigos con seguidores y detractores. He aquí una de las paradojas del deporte: se puede ser rebelde y libre escalando en las paredes… siempre y cuando se acaten las reglas. Otro elemento recurrente que se analiza en el film, es el auge y la caída de una era. Tanto en la “era dorada” como con los Stonemasters, la escalada parte siendo un medio para comulgar con la naturaleza, una forma de probar los propios límites, pero a medida que comienza a existir el reconocimiento de la comunidad escaladora y de los medios, la escalada comienza a transformarse en un reflejo del ego, una manera de demostrarle a los demás quién es el mejor, el que siempre tuvo la razón. La elección de estas historias no es azarosa por parte de los directores/productores y en ese sentido es muy valorable que los relatos centrales que se presentan de ambas épocas, procuren presentar personajes multidimensionales, con virtudes y defectos.
Royal Robbins, el maestro indiscutido de los años dorados de la escalada en Yosemite, instaló el estilo y la eficiencia como estandares básicos en el valle. En la foto, Robbins examina el siguiente largo de North American Wall, en El Capitan, Yosemite (1964). Glen Denny
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The Stonemasters (1973-1980) Si los fundadores del valle demostraron que toda pared podía ser escalada, los Stonemasters demostraron que podían escalar más rápido y de un modo más extremo que sus antecesores. Introduciendo al valle la desfachatez de las drogas, el sexo y el rock & roll, Jim Bridwell, John Bachar, Ron Kauk y Lynn Hill encabezaron este grupo de cracks que tenía que lidiar con los guardaparques, en un valle concebido para familias que venían a descansar y que consideraban a este séquito de malolientes anti sistémicos una plaga que había que erradicar. Este juego del gato y el ratón, además de la anécdota del avión de contrabando estrellado en el Lower Merced Pass Lake, lleno de marihuana impregnada de combustible, condimentan las experiencias en las paredes de los Stonemasters, que al igual que una banda de rock de garaje, llegaron a conocer la fama sin nunca habérselo propuesto como objetivo. Nuevamente, al igual que en la “era dorada”, el trabajo de recopilación de material gráfico y audiovisual, permite capturar el espíritu y la
sensibilidad de la era. Jóvenes desfachatados que disfrutaban de su libertad, ajenos a las guerras y los convulsos momentos políticos que se vivían. Con una banda sonora que incluye Bob Dylan, Jefferson Airplane y una serie de mitos musicales, Valley Uprising nos impregna de nostalgia, haciéndonos desear haber sido parte de esos momentos irreplicables que marcaron la historia de la escalada. “The Stone monkeys” (1998 – fecha actual) Este último capítulo es el menos claro, en gran parte, porque a diferencia de los anteriores, acá no hay distancia para poder analizar qué es lo que marcó o marcará a esta época, ni cuál ha sido su aporte a la escalada. En parte, también porque la misma disciplina se ha diversificado, generando infinidad de subcategorías como el búlder o la deportiva, por mencionar sólo algunas. La escalada se ha masificado generando toda una industria en torno a ella y, si bien es cierto que sigue representando un modo alternativo de vida, también la hemos abrazado como parte de nuestra cultura popular. Escalamos en muros artificiales, nos sentimos representados por ciertas casas productoras y por
Un momento memorable inmortalizado por el lente de Werner Braun, Dale Bard, Jim Bridwell, Fred East, Bill Westbay y Jay Fisk, en luego de abrir Pacific Ocean Wall(5.9 A3) en el Capitan, 1975. Werner Braun
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ciertas marcas de escalada. Signo inequívoco de esto fue la absorción de la marca Five Ten por parte de Adidas. A través de Dean Potter se presentan las disciplinas del Highline y salto BASE, que se han convertido en la nueva forma de transgredir en el valle. Por último, Alex Honold representa a las nuevas generaciones que, admirando a los padres de la roca, no sienten la necesidad de transgredir. En cambio, él se enfoca en la esencia del deporte, en comulgar con la roca sin tener que demostrarle nada a nadie, a pesar de lo mediático que pueda ser su carrera. Al igual que la escalada sigue evolucionando, el estilo de vida de los escaladores de Yosemite continuará cambiando. Habrá nuevas reglas que respetar y/o transgredir y otras tantas serán abolidas. Si bien, Valley Uprising es sólo una mirada de la historia de la escalada en el valle de Yosemite, que deja a muchos participantes y momentos importantes al margen (porque de lo contrario tendría que durar ocho horas), lo importante es que nos ayuda a comprender cómo hemos llegado como cultura escaladora hasta la actualidad.
Los Stone Monkeys, la nueva especie residente en el Campo 4, tienen la difícil tarea de levantar el listón en las paredes graníticas del Yosemite. Cada uno a su manera, buscando adaptaciones, liberando secciones de artificial, conectando rutas para acumular kilómetros de escalada en poco tiempo o simplemente freesoleando paredes clásicas, como en la foto, Alex Honnold en Sentinel Rock (2011). Peter Mortimer
http:// En Yosemite, existe una serie de reglas, con una serie de prohibiciones y una policia interna que tiene la facultadesd de aplicar la fuerza inclus encarcelar a quien rompa las leyes, pero sin dudas la regulación más importante para los escaladores es lo relativo a acampar en el parque. Puedes revisar estas reglas acá: escalando.org/FPYfh Si quieres saber más sobre el “Rey del Beat”, esa generación de artistas que marcó una época y el espiritu de los Stone Masters con el Libro “Los Vagabundos del Dharma”, puede darle un vistazo al sitio homenaje a Jack Kerouac acá: escalando.org/V7YAM En nuestra edición #32 publicamos el portafolio “Stone Masters”, del fotógrafo Dean Fidelman. Una selección de las mejores instantáneas de una época de sexo, drogas y escalada frenética en este valle: escalando.org/ogY8B
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volcán
aguilera A la conquista del gigante escondido de Campo de Hielo Sur Por Inés Dussaillant
Se cierra el capítulo sobre una de las montañas más apetecidas del Campo de Hielo Sur. Finalmente el inescalado volcán Aguilera ha cedido a las ambiciones humanas, gracias al trabajo de un sólido equipo internacional con experiencia en el área y de cuyos afanes nos cuenta esta joven y motivada montañista chilena.
Camilo Rada se detiene unos segundos durante la ascensión para apreciar la belleza del paisaje que lo rodea. Su mirada se dirige hacia el interminable laberinto de fiordos que domina el sur de Chile. Por detrás de él se extiende el altiplano Japón que continúa luego hacia el norte por casi 250 kilómetros conformando la gran meseta del Campo de Hielo Sur. Inés Dussaillant
Cierra los ojos para mirar la nieve. Pregúntales por ella a los ancianos. Deslízate con ella en el silencio más profundo Y comprenderás sus secretos. –Proverbio Islandés–
Antes de leer este relato, cierren los ojos por unos segundos. Miren la nieve, sientan su color y respiren su frío. Imagínense en un lugar donde no hay nada más que nieve y una vez que estén ahí, lean lo que les voy a contar. Pocas veces he estado rodeada por un paisaje tan bonito, es uno de esos lugares que no se ven, sino que se sienten, y cuyo inmenso valor proviene precisamente de su simpleza. El Campo de Hielo Sur es como un gran escenario donde los protagonistas son nada más que la luz, el aire y el agua en sus diversas formas, quienes, en una danza dirigida por las fuerzas de la naturaleza, generan uno de los espectáculos más hermosos del planeta Tierra.
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Las nubes pasan y bailan con las luces, y los picos se asoman y se vuelven a esconder. A veces lo cubren todo de blanco. Otras veces se abren inesperadamente, como si de pronto decidieran recompensar al caminante en su esfuerzo, mostrándole los secretos preciados de la Patagonia. Esas cumbres tapizadas en hielo y escarcha, modeladas por el viento en las formas más espectaculares. Macizos enteros que surgen de la nada, ¿de qué profundidades y qué fuerzas los habrán traído ahí? Ocultan historias de millones de años sobre sus laderas y, como viejos sabios que comprenden los profundos secretos del tiempo, nos observan sonrientes desde las alturas. Caminar entre ellos hace que se aceleren los latidos del corazón.
¿Cómo compartirles esa sensación de liviandad y pureza? ¿Ese aire que limpia cada célula del cuerpo? En un lugar así no existen las preguntas ni las respuestas, tampoco las descripciones; simplemente se es en medio de la inmensidad. A partir de la nada, todo en la vida pareciera recobrar el sentido y uno vuelve a recordar lo sencillo que es ser feliz. Un día mirando el sol bañar el Campo de Hielo, es suficiente para encontrar el sentido de la vida entera. El volcán olvidado El volcán Aguilera se encuentra un poco más al sur del paralelo 50, al costado oeste de la conocida falla geográfica Reichert que divide la meseta de Campo de Hielo Sur en dos. Hacia el sur y el oeste está rodeado por los fiordos Peel y Europa, donde las aguas del océano Pacífico alcanzan la Cordillera de los Andes. Hacia el norte, casi 250 kilómetros de hielo y nieve protegen sus laderas. Se alza solitario en uno de los lugares más aislados e inaccesibles de toda la Patagonia.
Desde arriba y en el sentido del reloj. Luego de una noche de tormenta, la calma se manifiesta sobre las aguas del Lago Argentino, Viviana Callahan y Evan Miles suben por el antiguo canal de avalanchas que facilita el paso a través del bosque, durante los porteos hacia la meseta del Glaciar Peineta. Natalia Martínez. // Mientras exploran una posible ruta de acceso desde el fiordo Peel, Camilo, Natalia y Evan se maravillan ante la llamativa silueta del cerro Mayo, desde cuya cumbre otorga De Agostini el nombre al Aguilera. A su derecha y hacia el sur de la falla Reichert se alza el Bastión Blanco, montaña famosa por su complicada pared, tal vez el obstáculo mas importante para las expediciones que intentan el cruce transversal del Campo de Hielo Sur. Inés Dussaillant. // Natalia Martínez lucha por controlar su pesado trineo mientras intenta superar el paso Spegazzini. Al otro lado, la meseta del Campo de Hielo Sur se extiende plana y sin obstáculos por más de 30 kilómetros hacia el Oeste, donde se alza el Volcán Aguilera. Inés Dussaillant Página del frente. El Cerro Murallón destaca en el paisaje durante la aproximación en bote por el Lago Argentino. Su silueta se alza majestuosa en el horizonte con su imponente pared de granito. Inés Dussaillant
Fue el mismísimo Alberto De Agostini quien le puso su nombre el año 1933, cuando lo vio por primera vez desde la cumbre del cerro Mayo, sin saber en ese entonces que se trataba de un volcán. Seguramente no fue la primera persona que lo vio, pero si fue el primero al que se le ocurrió ponerle un nombre y dejar registro de ello, en su libro “Andes Patagónicos”. Era difícil que se le escapara un cerro tan bonito a este sacerdote italiano, que fue quizás uno de los exploradores más incansables de la Patagonia. El nombre lo puso en honor al primer obispo chileno de Punta Arenas, hombre que además supimos después, por esas extrañas coincidencias que surgen cuando uno decide a investigar algunas cosas, fue el cura que casó a los bisabuelos de Camilo Rada (quien participó de esta expedición), después de una intensa y casi trágica historia de amor, la que sin su intervención pudo haber terminado de manera muy distinta. Es increíble cuando pasan este tipo de cosas, cuando las historias se entrecruzan y uno se pone a pensar en lo curiosa que es la vida. ¿Sabría ese hombre que 81 años después de
su muerte, la persona cuya existencia él mismo había contribuido a forjar estaría subiendo la montaña que llevaba su nombre? Resulta curioso pensarlo, pero al mismo tiempo le otorga un gustito más sabroso a la historia. Ahora había una razón más para subirlo, pues de alguna forma el equipo entero, como amigos de Camilo, formábamos parte de ella. El Aguilera se transformó en algo más que otra cumbre por alcanzar: nos sentíamos parte de su historia. Después de De Agostini, el Aguilera y sus alrededores pasarían desapercibidos para los montañistas, hasta que Bill Tilman visitó la zona y relató su épica experiencia en su libro “Mischief in Patagonia”, el año 1957. Pero no es hasta 1985 que su cumbre es intentada por primera vez. El inglés Mathew Hickman, inspirado por el relato de Tilman, decidió organizar la primera expedición científicoalpina que buscaría además generar un mapa de la zona y estudiar su geología. Lamentablemente no lograron ninguno de sus objetivos principales, pero si fueron los primeros en descubrir
la geología volcánica del macizo, con lo cual el Aguilera adoptó su condición oficial de volcán. Cinco expediciones más siguieron a esta primera tentativa, todas ellas frustradas en su intento de alcanzar la esquiva cumbre del Aguilera, cuya conquista poco a poco y con cada fracaso comenzaba a adquirir más valor para el mundo del montañismo internacional. Los infaltables japoneses fueron los siguientes, liderados por Eiho Otani el año 1989, expedición que además contaba con la presencia de varios chilenos, entre ellos el famoso Eduardo García. Luego fue el turno de los británicos liderados por James ‘Skip’ Novak el año 1993, cuyo fracaso sirvió para despertar el interés del Dr. David Hillebrant, quien en su obstinación por alcanzar la primera ascensión del volcán realizó 3 expediciones consecutivas a la montaña en los años 2003, 2004 y 2005. Después del extraordinario esfuerzo de Hillebrant, el Aguilera quedo en el olvido por casi ocho años, hasta el 2013, cuando el chileno Aldo Fernández osó aventurarse nuevamente junto a un equipo de compatriotas.
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La noche es tranquila y helada en uno de los últimos campamentos sobre el hielo. Por primera vez en varios días se disipan las nubes para dar paso a las estrellas. Quizás una de las cosas más bellas de dormir a la intemperie es la oportunidad de ver la belleza de una montaña que pronto se va a escalar, acentuada por la luz plateada de la luna. Inés Dussaillant
Después de ellos vinimos nosotros, porque ahí, en el corazón mismo de la Patagonia, en un lugar remoto y salvaje, existía aún la promesa de una cumbre que esperaba, paciente y solitaria, a alguien que viniera a conquistarla. Solo bastó que Camilo Rada nos propusiera el objetivo como parte de su proyecto Uncharted, para que rápidamente decidiéramos intentarlo. Era imposible decir que no. Seríamos cinco e iríamos en invierno, porque ya estábamos convencidos, con razones más que suficientes, que esta era la mejor época para realizar expediciones en Patagonia cuando se persiguen rutas de hielo. El equipo estaría liderado por Camilo Rada, también conocido como el “Rey Midas” por su impresionante capacidad de transformar en buen tiempo todo lo que le rodea, un eslabón muy importante para cualquier expedición en la esa zona. Junto a él participaría también la hermosa gran escaladora y amante de las milanesas, Natalia Martínez. Desde Norteamérica contaríamos con la presencia de Evan Miles, dotado con la increíble capacidad para no sentir el frío, lo que le valió el sobrenombre de
“estufa humana”. También se uniría al grupo la bella Viviana Callahan, una verdadera patagona que esconde propiedades de fuerza inigualable bajo su chasquilla. Y por supuesto, quien escribe estas líneas.
Cuando se llegó más lejos, fue durante el tercer intento de David Hillebrant y, para cuando llegaron a este punto, ya estaban tan cansados por el esfuerzo, que tras un primer intento de cumbre frustrado por las condiciones del terreno, decidieron regresar.
¿Por dónde ir? Todas las expediciones que habían intentado el cerro antes que nosotros habían ido más o menos por el mismo lado, sus vertientes Sur y Oeste, que dan hacia los fiordos del lado chileno. Todos habían ido durante la temporada de verano. Esta aproximación parece bastante lógica ya que la cumbre se encuentra a solo 10 kilómetros de la costa y es posible llegar en barco hasta los faldeos del volcán luego de una navegación de 320 kilómetros desde Puerto Natales. Ir por este lado parecía la opción más tentadora, pero de algún modo sabíamos que esos 10 kilómetros no debían ser nada fáciles, ya que, de las seis expediciones que tomaron esta ruta, sólo dos de ellas pudieron pasar la turba y el bosque magallánico hasta alcanzar el nivel de la nieve.
La otra posibilidad era ir por Campo de Hielo Sur, pero esto significaba un nuevo gran desafío, pues hasta el momento no se conocía ninguna entrada factible a la meseta que estuviera relativamente cerca del volcán y el acceso más cercano era a través del Glaciar Upsala, a casi 100 kilómetros de distancia y demasiado lejos para ser una posibilidad. Si decidíamos acceder por el este, tendríamos que encontrar un nuevo paso desde argentina que nos acercara más al volcán. Estudiando los mapas, fotos aéreas y satelitales de la zona y los relatos de algunas expediciones que habían estado por el área, descubrimos que una de las mejores opciones sería entrar a la meseta desde el brazo Spegazzini del lago Argentino, que nos dejaría a unos 45 kilómetros al noroeste de nuestro objetivo. Pero el lugar específico no lo podríamos reco-
Camilo Rada lidera la punta de cuerda hacia el único puente de nieve que permite atravesar la gigantesca rimaya, en uno de los momentos claves de la ascensión. Evan miles
Camilo Rada busca su camino a través del complicado laberinto de séracs, hongos y rimayas, a veces parecidos a gigantescos monstruos hambrientos. Inés Dussaillant
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Co. Octante
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pó
Ja
(2445m)
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Co. Esperanza (2502m)
Volcán Aguilera (2478m)
Co. Spegazzini
(Cumbre Este 2283m)
Co. Anacoreta (2213m)
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Arriba. Tras cruzar el paso Spegazzini, se abre la meseta de Campo de Hielo propiamente tal. A la izquierda se ve el cerro Spegazzini y el paso para avanzar hacia el oeste. El volcán Aguilera se encuentra a aproximadamente 30km al sur-oeste de este punto. Inés Dussaillant. // Izquierda. La línea roja indica el recorrido menos obvio, pero efectivo, para aproximarse al Aguilera. Además, las 4 cumbres adicionales al plan original. Página del frente. Izquierda. Evan Miles, Camilo Rada, Natalia Martínez, Inés Dussaillant y Viviana Callahan, felices reciban el amanecer en las faldas del volcán Aguilera. Camilo Rada. // Derecha. El fin de una aventura siempre es triste pero necesario para encontrarle su verdadero valor. La expedición retira todo su material desde el Brazo Spegazini hacia el Lago Argentino. Inés Dussaillant
nocer sino hasta que estuviéramos ahí y pudiéramos observarlo directamente.
Hielo Sur. Y estábamos totalmente dispuestos a asumir el riesgo que significaba.
¿Nos íbamos por el camino corto y ya recorrido cuyos obstáculos conocíamos someramente, o nos arriesgábamos por el largo e incierto? Me encantaría decirles que la decisión fue tomada luego de un profundo análisis, pero la verdad es que fue bastante más simple. La expedición científica que inicialmente nos había ofrecido el transporte por mar se había cancelado, por lo que se complicaba bastante la logística y el costo si decidíamos ir por esa ruta. Por otro lado, tomando en cuenta los pasados fracasos, creíamos que podría ser una muy buena alternativa intentar una nueva ruta por el este.
El comienzo de una aventura
No sé si habrá sido suerte o coincidencia, pero estas cosas pasan a veces y las decisiones obligadas resultan finalmente ser las correctas. En el fondo, también creo que a todos nos motivaba mucho más la idea de caminar por terrenos vírgenes y explorar una nueva entrada al Campo de
El 12 de agosto diversos aviones provenientes de todas partes del mundo aterrizaron en Punta Arenas y los cinco integrantes del equipo nos reunimos por primera vez en suelos Patagónicos. Rápidamente compramos y empacamos la comida para treinta días, ajustamos los últimos detalles del equipo y el 14 ya nos encontrábamos en el pueblito de El Calafate, listos para conseguir un bote que nos llevara hasta nuestro campamento base. Parecía que la suerte estaba de nuestro lado, pues durante la plácida mañana parcialmente nublada del 16 de agosto ya estábamos navegando por el lago Argentino en dirección al glaciar Spegazzini. El espectáculo era hermoso, a lo lejos las nubes grises cargadas de lluvia se confundían con pedazos de cielo azul, permitiendo ver de vez en cuando algunas de las cumbres y los glaciares más importantes del
borde oriental del Campo de Hielo. Destacaba el cerro Murallón, alzándose majestuoso en el horizonte con su imponente pared iluminada por la luz transversal de la mañana. Era uno de esos momentos en que, movidos por la alegría de un nuevo desafío que está por comenzar, todo parece maravilloso. Pero pronto fuimos devueltos a la realidad: una barrera de témpanos gigantescos bloqueaba el paso hacia el interior de brazo Spegazzini y parecía imposible atravesarlo. El tiempo se detuvo por unos segundos y comenzamos a sentir esos escalofríos que uno experimenta al darse cuenta de que la suerte podría estar echada y que todo podría terminar ahí. En realidad fueron más que unos pocos segundos de tensión horrorosa, pero milagrosamente de pronto encontramos un canal entre el hielo y finalmente pudimos pasar. Poco a poco, nuestros corazones volvieron a latir. Instalamos nuestro campamento base en la ribera Oeste del brazo Spegazzini, casi directa-
mente bajo el cerro Heim, en un lugar perfecto entre Coihues y Canelos a unos 50 metros de la orilla. Nuestro primer visitante fue un pequeño colibrí que vino a darnos la bienvenida atraído por la chaqueta rosada de Nati, seguramente confundiendo a la linda argentina con una flor. En cinco días de porteos pudimos subir todo el equipo a nuestro primer campamento sobre la planicie del glaciar Peineta. Desde ahí ya podíamos movernos cargando con todo sobre los trineos. El cruce hacia la meseta principal del Campo de Hielo, a través del cordón que cierra la cabecera del glaciar Peineta, fue bastante más fácil de lo que esperábamos y en cinco días ya nos encontrábamos instalados en la base del Volcán. Tanto caminamos sin descanso que con las chicas ya bromeábamos comentando el buen negocio que seria ofrecer expediciones a la Patagonia para lograr el “cuerpo soñado” y las “nalgas de acero” que tantas mujeres quisieran tener.
Y aquí vale la pena también detenerse a reflexionar sobre la peculiar relación que se da entre los montañistas y sus trineos en este tipo de travesías largas. Mientras Evan por un lado parecía tenerle un cariño muy especial al suyo, yo no sentía demasiado afecto por el mío. En una ocasión, cuando al gringo se le escapó su trineo de las manos en un paso difícil, en vez de dejarlo caer, se lanzó sobre él en un abrazo tan fuerte que ambos quedaron tirados varios metros más abajo. En mi caso, en cambio, creo que la relación que tuve con mi trineo era comparable a la que podría tener con mi dentista: realmente lo odiaba, aunque en el fondo sabía que me estaba haciendo un bien. De todas formas, con el tiempo se volvían más dóciles y uno aprendía a manejarlos, pero no puedo negar que al principio quería agarrarlo a patadas cada vez que le sacaba las pieles a mis esquís. Volviendo a nuestra aventura, no podíamos creer que hubiéramos llegado tan rápido a la base del
volcán y que, además, el pronóstico del tiempo fuera tan bueno para las siguientes jornadas. Luego de esperar un par de días que fueron claves para observar el cerro y definir la ruta, partimos a las 4:00 am del 29 de agosto a nuestro primer intento. El ascenso del Aguilera Desde nuestro campamento base en el altiplano Japón, eran 1.500 metros de desnivel hasta la cumbre del volcán. La ruta que escogimos iba por el filo norte hasta un punto donde sería necesario cruzar hacia el glaciar más empinado de la cara noroeste. Desde abajo podíamos ver que éste podría ser el punto crítico de la ascensión si es que no encontrábamos un paso seguro para cruzar. Una vez en la cara noroeste, sería cuestión de encontrar el camino que se viera más factible para salvar las gigantescas rimayas que se podían ver incluso desde el campamento.
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Volcán Aguilera 2.478 m 1a ascensión, 29 de Agosto 2014 Ruta “Concierto de Rimayas” N. Martínez, I. Dussaillant, V. Callahan, E. Miles, C. Rada
termas de Colina.
Inés Dussaillant
CBA, 1008 m
Inés Dussaillant
A las 10 de la mañana ya estábamos en el hombro y quedaban sólo 500 metros para llegar a la cumbre. Recuerdo que ese fue un momento de gran alegría. Todos mirábamos hacia arriba y la cumbre se veía tan cerca que incluso llegamos a pensar que todo sería mucho más fácil que lo presupuestado y que estaríamos de regreso en el campamento antes del atardecer. Pero definitivamente subestimamos lo que venía, porque creo que nunca en mi vida había subido 500 metros más complicados que estos, y no por-
ral que no nos dejaba cruzar por ninguna parte. La bordeamos varios cientos de metros hacia la izquierda pero parecía no tener ninguna pasada y la niebla no nos dejaba ver más allá de 10 metros de distancia. Incluso llegué a pensar que tendríamos que renunciar, pero por suerte y casi como un milagro, se abrieron las nubes y por un segundo mostraron un maravilloso puente de nieve. Pasamos, y desde ahí el camino continuó su zigzag entre seracs, hongos y rimayas, parecidos a monstruos que quisieran comernos
de cada uno es libre de dejar atrás las corazas sin vergüenza, nos demuestran lo maravillosas que pueden llegar a ser las relaciones humanas sinceras. No hay nada en el mundo que valore más que a mis compañeros de montaña. No veíamos nada, pero la sonrisa llena de escarcha en cada una de nuestras caras era suficiente para que todo el esfuerzo valiera la pena.
que exigieran demasiada destreza técnica, sino porque se trataba de un laberinto de seracs y rimayas que nos devolvían sobre nuestros pasos a cada momento. Pronto las nubes nos cubrieron completamente, haciendo que cada vez fuera más difícil encontrar las pasadas entre la niebla.
vivos, hasta que finalmente alcanzamos el filo. Llegar a la cumbre desde ahí no fue tarea fácil tampoco, y fue necesario un poco más de ingenio para salvar el último hongo cumbrero, que nos dejó, de pronto, en el punto más alto.
jada. Fueron 25 horas de arduo trabajo las que nos permitieron conquistar finalmente al Volcán indomable. No fue un trabajo fácil, pero como dicen por ahí “lo que más esfuerzo nos cuesta, mayores recompensas nos trae”. Estoy segura de que el Aguilera, así como cualquier cumbre bien lograda, nos entregó una enseñanza vital, a cada uno a su manera.
Estos últimos metros eran bastante empinados, más o menos 50º constantes con algunos pasos de 60º, y como caminábamos sobre un glaciar, íbamos encordados poniendo estacas de nieve de vez en cuando. La progresión era lenta, pero al menos a mí me hacía sentir mucho más segura, ya que el terreno era bastante expuesto. Entre gritos de “estaca” y “rimaya” avanzábamos subiendo, bajando, y volviendo a subir poco a poco. El punto crítico fue una gran Rimaya late-
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¡No podíamos creerlo! Eran las 6:30 de la tarde. Evan llegó bailando y, sin pensarlo, todos nos dimos un gran abrazo. En una cumbre los compañeros de cordada son mucho más que simples compañeros. Es en ese punto más alto donde encontramos la culminación de un proceso que hemos emprendido todos juntos y en el que la presencia de cada uno ha sido igual de importante y fundamental. Los amigos que se forman en las montañas son amigos para siempre, porque compartir experiencias como estas, en don-
A las 5 de la mañana estábamos de vuelta en el campamento después de una lenta y oscura ba-
Anacoreta y otras lindas cimas Después de descansar y celebrar la cumbre con una deliciosa picadita con nuestros productos más preciados y cuidadosamente guardados para este momento, nos percatamos de que aún teníamos muchos días de comida disponibles y que las inusuales condiciones de buen tiempo
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Inés Dussaillant
continuarían por al menos una semana más. Así es que rápidamente comenzamos a inventar nuevos desafíos. Primero partimos a explorar los alrededores del Volcán, para observar un poco la geología del área y fuertemente motivados por la idea de buscar alguna terma paradisíaca escondida sobre el Campo de Hielo. Todos veníamos soñando con ellas, pero para nuestra profunda tristeza, jamás las encontramos. Durante el regreso aprovechamos de explorar todas las cumbres que despertaran nuestro interés. Subimos cuatro cerros más, todos aparentemente sin ascensión. El primero no tenía nombre en los mapas y le pusimos “Anacoreta” (Foto 1) por su presencia solitaria en el centro del Campo de Hielo; realmente parecía un ser entregado a la contemplación y la sabiduría observándolo todo desde su posición privilegiada. Al segundo lo llamamos “Octante” (Foto 2) por ser el tercero de una seguidilla de cerros desde el “Cruz del Sur”. Octante, según el astrónomo Rada, es también la tercera constelación que sigue hacia el sur en el firmamento desde la Cruz del sur. Subimos
también la cumbre este del Spegazzini (Foto 3), un pequeño pico de cinco cumbres que se alza directamente sobre el glaciar del mismo nombre que cae hacia Lago Argentino. La perspectiva del glaciar visto en toda su extensión desde la cumbre era un espectáculo que podría dejar sin aliento a cualquiera. El último fue el cerro Esperanza (Foto 4), tan bonito como su nombre. Me hizo pensar en la gran esperanza que sentía de volver algún día a ese maravilloso lugar. Este último cerro nos regaló una de las vistas más
Ahora sólo queda esperar a ver qué nos tiene preparado la Patagonia para los próximos años, porque aún quedan muchos lugares por explorar y muchas montañas hermosas que esperan por alguien que se atreva a desafiarlas. Y aquí hay cinco amigos listos para asumir el reto.
espectaculares sobre un Campo de Hielo Sur completamente despejado. Desde su cumbre podíamos vislumbrar perfectamente la solitaria silueta del Aguilera alzándose majestuoso a la distancia, como despidiéndose de nosotros con una profunda reverencia.
Primero que nada gracias a mis queridos amigos Camilo, Nati, Vivi y Evan, sin ellos todo esto no hubiera sido lo que fue. Gracias al GORE-TEX Shipton-Tilman Grant por la gran ayuda brindada. Gracias también a Andesgear, Marmot y OR por todo el apoyo en equipo y vestimenta. Agradecemos también a nuestros amigos de Natphoto por el apoyo fotográfico. A José Pera, Pedro Svarka, Luciano Bernacchi, Marcelo Arevalo y a los guardaparques del Parque Nacional Los Glaciares por su desinteresada ayuda e invaluables consejos. Y gracias a todos los amigos y familiares que nos apoyaron todo el tiempo a la distancia y estuvieron siempre atentos. Sentirlos cerca es siempre una fuente de motivación y fuerzas extra para seguir adelante con confianza.
Volver de un lugar así a la vida real resulta un poco difícil a veces, algo sucede en la cabeza que es como si se mantuviera flotando entre las nubes de la Patagonia incluso varios meses después de volver. Y es que es tan intenso lo que se siente en estos lugares, que no es tan fácil desprenderse de esa sensación. Tal vez nunca lo haremos. Nuestras montañas nos acompañarán toda la vida, porque son parte importante de quienes hemos llegado a ser.
No es por nada que dicen que la Patagonia enamora.
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CaSPana escalando al norte de chile
– Por Carlos Lastra B. –
Un refugio de paso para pastoreo en las cercanías de Caspana. Estos refugios son de uso público y son una práctica habitual en las comunidades atacameñas. Carlos Lastra
Caspana se caracteriza por ser un pueblo que aún conserva su forma de vida ancestral, tal como el sistema de cultivo en terrazas, que han perdurado desde tiempos precolombinos. Mateo Barrenengoa
Cinco escaladores se adentraron en las tierras del norte de Chile en busca de las fisuras perfectas. Un viaje que parecía solo de escalada, terminó empapándose de la cultura del lugar, mientras descubrían cada vez más rocas y rutas de increíble belleza y distintas formas que los obligaron a subirse en las paredes y probar todo lo que encontraron.
Partimos el martes 10 de noviembre 5 monos sin saber muy bien a qué íbamos. Cargamos la camioneta con un sin fin de equipaje, comida, ropa, cámaras y un triple rack, preparados para ir a explorar lo inexplorado. Solo sabíamos que se nos venían 20 horas de viaje para llegar a nuestra locación inicial, el pueblo de Caspana en la provincia del Loa. Luego de un cansador viaje pasamos por la ciudad minera de Calama para comprar toda el agua posible y partir a buscar la escala-
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da épica que esperábamos encontrar en los alrededores de Caspana. Ya llegando, empezaban a aparecer las quebradas y, expectantes por lo que podría llegar a haber en las distintas paredes que divisamos a lo lejos, decidimos hacer nuestra primera parada en el pueblo, el cual nos sorprendió por ser un hermoso humedal lleno de terrazas de cultivo y gente indígena con historias en la piel. Para nuestro desconcierto, al llegar al pueblo, el cual queda en el medio de una que-
brada alimentada por el río honómino, nos dimos cuenta que la calidad de la roca no era la mejor para escalar, por lo que decidimos adentrarnos en la huella de un camino que intuíamos que podrían albergar paredes con fisuras épicas. Comenzamos en un cajón el cual nos fue sorprendiendo con líneas perfectas, diedros y proas increíblemente estéticas para escalar. Tenían alrededor de 10 metros, pero nosotros andábamos buscando algo más. Por esto no nos detuvimos ahí y decidimos seguir, fue así como a medida que avanzábamos iban apareciendo más y más fisuras, algunas más cerca que otras y, maravillados por el lugar en el que nos encontrábamos, seguimos una huella que a medida que avanzábamos continuaba mostrando el enorme potencial de estas quebradas milenarias que esconde el hermoso paisaje atacameño.
Mateo Barrenengoa
Francisco Herrera
Pero es aquí donde recién comienza la aventura, recorriendo estos increíbles paisajes y, sin darnos cuenta, de repente ¡PUM! empezó a salir humo del motor. Apagamos el auto, abrimos el capó y para nuestra sorpresa había una correa doble cortada, la cual pensábamos que era la famosa y no deseada en ese momento “correa de distribución”. Nosotros figurábamos en la mitad del desierto, después de haber pasado hartas cuestas, subidas y bajadas, sabíamos no cualquier auto y menos una grúa podría acceder, por lo que decidimos instalarnos ahí. Total al mal tiempo buena cara, ya estábamos al lado de las quebradas y solo quedaba escalar... Improvisamos un campamento y asombrados por el lugar en el que estábamos, salimos a investigar los alrededores de nuestro “nuevo hogar”. Fue así como Lucho y Mateo lograron divisar una línea que les pareció tentadora, pero la noche ya se nos venía encima, así que tiramos un par de colchonetas y nos fuimos a acostar alumbrados por la increíble vista de la noche Atacameña. A la mañana siguiente, después de una helada noche, tipo 6 de la mañana prendimos las cocinillas para calentar agua, hacer unos cafés, ordenar el equipo y partir a buscar esta fisura épica de las que nos
Además de escalar, conocer a los habitantes y la historia local era uno de los objetivos de este viaje. Sobre estas líneas, Luís Birkner disfrutando una de las atractivas rutas de escalada tradicional que ofrecen los alrededores de Caspana. Mateo Barrenengoa
hablaban Mateo y Lucho. Así fue como para nuestra sorpresa llegamos a ver una línea, en la cual se veían 18 metros de puro disfrute, sabíamos que habíamos encontrado la vía que estábamos buscando. Instalamos un par de anclajes naturales y partió Luchito a limpiar la fisura, luego de un rato ya estábamos escalando algo que para nosotros era absolutamente nuevo e increíblemente hermoso. Para mí, un privilegio tener la oportunidad de inmortalizar ese momento en fotos. Pero no solo queríamos escalar, también buscábamos explorar los distintos rincones de estas quebradas que ofrecían infinitas e interminables oportunidades para adentrarse a descubrir fisuras tan maravillosas como las que habíamos probado ese día. Por esto decidimos, luego de un largo rato, tratar de mover la camioneta, ya que tarde o temprano la tendríamos que arreglar. Para nuestra sorpresa ¡prendió! Y nos pudimos acercar, con mucha calma y paciencia, a algún lugar en donde alcanzara a llegar una grúa para dirigirnos a Calama a ver qué se podía hacer. Así figurábamos en nuestro tercer día de aventura llegando a Calama, pueblo que enmarca la vida fuera de las faenas mineras, la cual no se caracteriza por tener un gran encanto… Después
Luego de una avería en la camioneta en que se trasladaban, el grupo debió retirarse para volver a explorar los valles cercanos y probar la calidad de sus rocas. Esta es la primera fisura que decidieron probar, aún sin nombre, resultó ser una ruta increíble en un sector en la misma quebrada de Caspana, unos 10 kilómetros río arriba. Mateo Barrenengoa
Desde Caspana, unos 2 kilómetros río abajo, se encuantra un sector de, al menos, unas 10 fisuras perfectas. En la foto, Luís Birkner escala una interesante fisura que varía progresivamente desde empotres de dedos hasta off-width en su parte superior. Mateo Barrenengoa
de un largo día logramos arreglar los “detallitos” y partimos de vuelta a este “Oasis de escalada” en medio del desierto. Fue así como recorrimos y llegamos a diferentes quebradas y humedales dentro del desierto, los cuales, si bien no concentran gran cantidad de rutas en una misma quebrada, ofrecen la oportunidad de escalar distintos tipos de fisuras en paisajes que dejan en evidencia cómo el agua es vida. Después de unos días decidimos volver a Caspana. Si bien una de nuestras motivaciones era escalar, también queríamos hablar con los abuelitos locales para que nos contaran las historias de estos increíbles lugares y saber cómo ellos vivían aquí, un lugar que parecía ser de otro planeta. Llegando al pueblo, Pancho recordaba unas paredes que había visto a lo lejos. Como quedaba cerca decidimos ir a ver y aprovechamos para dormir ahí esa noche, pero para nuestra sorpresa la cosa no resultó tan simple. Al llegar, divisamos una pared que pese al cansancio y el viaje, tuvimos que partir corriendo para ver este conjunto épico de
fisuras. Al llegar nos dimos cuenta de dos líneas que no podíamos no escalar, así que “upa chalupa”, partimos a ordenar el rack, hacer una buena comida y a dormir para despertarse a primera hora a trepar. La primera fisura que se la mandó Pancho, era un diedro el cual, como él mismo lo describe: “es una bendición estar escalando aquí”. Las imágenes hablan por sí solas. Después Luchito escaló una fisura que iba desde empotre de mano hasta dedo, una línea increíblemente estética en una pared que tenía aproximadamente unos 30 metros, para nosotros un privilegio poder acceder a estos rincones. Finalmente terminamos nuestra escalada y decidimos partir a ver si encontrábamos a Luisa, una señora de Caspana, criadora de corderos y mujer a cargo del almacén local. Ya habíamos tenido la oportunidad de intercambiar un par de palabras con ella, en las cuales nos contó su amor por las pinturas rupestres y la mística de este lugar. Nos decía en conversaciones cómo ha ido decreciendo la población de Caspana, tanto así que hace unos años había 400 niños en el cole-
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Aunque el empotre era algo incómodo fue la altitud la que jugó en contra en cada paso de Francisco Herrera en un diedro perfecto y súper sostenido en un sector cercano a Caspana. Mateo Barrenengoa
gio y hoy solo quedan 15. Luisa nos contó cómo las pinturas rupestres narran el pasado de este pueblo que tiene registro histórico desde 1641, el cual fue habitado por los Incas, quienes desarrollaron terrazas de cultivos y manejos de las aguas para criar ganado y poder sobrevivir en un ambiente extremo como es el del Desierto de Atacama. Ahora solo queda que más gente vaya a escalar…
Agradecer a la familia Haka Honu por apoyarnos en esta aventura y potenciar el deporte y los espacios para conectarse con la naturaleza, para escuchar historias de abuelitos que nos enseñan lo simple de la vida y cómo la escalada es un medio para conectarnos con el presente. Sigan “Raíces”, una serie on line de videos que busca relatar las aventuras de estos monos en relación con los pueblos originarios de cada sector…
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Luís Birkner avanza bajo el implacable sol del desierto de Atacama. Al igual que otras zonas del norte de Chile, las diferencias térmicas pueden jugar un rol preponderante a la hora de escalar. Francisco Herrera
Mateo Barrenengoa, justo antes de una mala caída que reventó un seguro y por poco, también, una de sus vértebras lumbares. La ruta quedó como proyecto, una fisura muy angosta que comienza con una sección de bloque con un dülfer de primera falange variando a duros empotres de dedo. Carlos Lastra
LA EXPEDICIÓN Y LOS PREPARATIVOS
erano de 1966 la expedición a la región de Aysén fue parte del programa de ascensiones de la Rama de Andinismos de la Universidad de que incluía dos objetivos principales: el Cerro Castillo y la Torre Norte del Cochrane, ubicada en el macizo del San Lorenzo. Ambas serían gadas posteriormente como primeras ascensiones de categoría internacional. La expedición se dividiría en dos grupos. El primero lo comGastón Oyarzún, Osvaldo Latorre, Antonio Marcel y Raúl Anabalón, que irían al cerro Castillo, en tanto que el segundo estaba integrado por o García, Luis Latorre (Tribilín) y Erling Villalobos que irían a la Torre Norte del Cochrane.
o García era un artista en conseguir recursos y financiamiento para las expediciones, las que durante el año se iban gestando con gran ilusión y La salidas hermosa del omonte Gunnbjørn smo, durante las a laforma montaña en las reuniones en nuestra modesta sede ubicada en el ya extinto edificio de la calle Santa Lucía. Fjeld, la mayor altitud del Ártico. Localizada que era un gran conocedor de la zona austral por las expediciones a los Hielos Patagónicos, tenía contactos en las Fuerzas Armadas, a en la cordillera Watkins, costa este de Groens asesoraba en cuestiones limítrofes y conseguía siempre landia, técnicamente es un nunatak, uno que con ellos, ya fuera transporte en los vuelos de la FACH o acercamientos a nuestros a la fecha no había visto ascensos nacionales. Pablo Besser
UNA MONTAÑA DEMASIADO LEJOS Po r Pa b lo B e sse r
El monte Gunnbjørn Fjeld es la montaña más alta de todo el ártico. Ubicada en la inaccesible costa este de Groenlandia, su altura llega a los 3.693 metros y solo en tres ocasiones alguna expedición ha llegado a ella partiendo desde el mar. Esta es la historia de la expedición liderada por Pablo Besser, que se convirtió en la cuarta y, de paso, en el primer ascenso chileno.
El Gunnbjørn Fjeld es un pico de roca sedimentaria que emerge de un territorio cubierto por un glaciar. Recibe su nombre del vikingo que fue el primer europeo en alcanzar Groenlandia. En las Sagas islandesas a la montaña se la denominaba Hvitsärk, que significa literalmente “camisa blanca” y coincide con el nombre de uno de los hijos del legendario vikingo Ragnar Lodbrok. Fue escalada por primera vez el 16 de agosto de 1935 por Augustine Courtauld, Jack Longland, Ebbe Munck, Harold G. Wager y Lawrence Wager. La silueta de esta montaña destaca sobre la escarpada costa este de Groenlandia y por eso los navegantes vikingos lo usaban como referencia. Ubicado a unos 70 kilómetros en línea recta desde el mar, es el objetivo que nos planteamos para una expedición. Cómo se gestó Desde 1995, cuando el germano explorador Arved Fuchs intentó cruzar el Campo de Hielo Sur, he podido participar en algunas de sus expediciones. Fuchs se hizo famoso por alcanzar el Polo Norte y, el mismo
año, efectuar junto a Reinhold Messner la famosa travesía de la Antártica, lleva más de 30 años de exploraciones y, con su velero Dagmar Aaen, ha realizado más de 250.000 millas náuticas por los helados mares árticos y antárticos. En marzo me llegó esta invitación y ahí partió la preparación que inlcuyó logística compleja, permisos, equipamiento y grupo humano. Dos meses y medio de viaje, de los cuales uno sería en la montaña, intentando ascender partiendo desde el mar, recreando por primera vez la ruta original de 1935. Nuestro intento, además, sería parte de una mayor expedición con diferentes actividades, denominada Expedición Pitterak. Así llegó el momento de partir desde Flensburg, ciudad en la frontera con Dinamarca. El Dagmar Aaen es un barco de 1931 de madera, transformado en cúter de expediciones, reforzado y dotado de tecnología. Ahí reunimos la tripulación, personas de diferentes lugares y naciones: alemanes, suizos y tres chilenos. Mi señora Úrsula Jaeger me acompañó en una sección de navegación hasta Islandia y yo, con el otro chileno, Cristián Donoso, fuimos a subir la montaña junto al camarógrafo Tim Frank.
Un gigantesco témpano avisa que la costa de Groenlandia está cerca. Pablo Besser La magnífica y bien cuidada cubierta del Dagmar Aaen entrando al fiordo Jacobsen. Pablo Besser
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Navegando el Mar del Norte En tres semanas de navegación por las aguas del Atlántico Norte fuimos pasando por Dinamarca, luego las islas Oarkneys en Escocia, las Faroe, de domino compartido con Dinamarca y finalmente Reykjavik, capital de Islandia. Ahí se cambió alguna tripulación y zarpamos de nuevo. El cruce de Islandia a Groenlandia nos tomó dos días. Ya en 1997 efectué la misma navegación en otra expedición de Arved y recordaba la inmensidad de esta costa y el hielo marino, el cual actúa como una enorme barrera. En aquella oportunidad nos costó mucho traspasarlo pero esta vez no, solo encontramos mar, montañas y enormes icebergs de agua dulce. Durante el verano se derrite esa capa de hielo permitiendo el acceso por cortos meses a una costa habitualmente encerrada casi todo el año. Esta es una de las razones por la que ha habido pocas exploraciones de esta zona. Alcanzamos el fiordo Jacobsen, donde teníamos planeado iniciar nuestro viaje. La expedición que recrearíamos sería la inglesa-danesa de 1935 de
Wager. Ellos, en agosto, hace ya 79 años, llegaron a este fiordo y lograron, con un enorme esfuerzo y destreza, ascender por primera vez la montaña, llevando trineos de 6 metros de largo de madera, además de esquís y equipamiento de la época. Ya desde 1990 los ascensos de la montaña, unos 30 o 40, han sido efectuados mediante aviones que aterrizan en su base y en un par de días se sube la montaña. Distinto a lo que nosotros queríamos. Una simple caminata... El acceso inicial, una enorme lengua de glaciar que llegaba directo al mar, se demostró fácil. Rápidamente dividimos la carga, me tocó el rifle, un fusil Winchester para los osos polares. Si bien es cierto que estos habitantes locales viven principalmente en la costa, de focas y especies marinas, con el cambio en el hielo quedan en ocasiones naufragando en un fiordo sin posibilidad de salir, lo que ha causado que modifiquen su alimentación atacando colonias de aves en roqueríos. Incluso se los ha visto adentro del casquete de hielo alcanzando cotas de 2.000 metros, así que el rifle era una necesidad y estaba presente siempre, incluso dentro de la carpa.
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Las jornadas iniciales fueron duras, luego de un mes de navegación las piernas se resienten, pero rápidamente se alcanzó ritmo. Caminábamos 8 a 10 horas diarias, en ocasiones 12. La jornada se medía en kilómetros y la luz del sol, presente día y noche, no hacía fácil el tema del horario. Evitábamos sobrepasarnos y tratábamos de descansar lo adecuado. Así, con horarios rígidos salíamos temprano, tipo 3 de la mañana y parábamos máximo a las 4 de la tarde, para evitar el calor de la tarde que ablanda el hielo en exceso. Llevábamos esquís y trineos pequeños, de plástico.
paso angosto bajo. Ahí hallamos restos de expediciones previas, balones de gas oxidados y algunos casquillos de balas de calibre .45.
El hielo ártico es distinto al nuestro, el poco avance de estos glaciares los hacen fáciles de caminar, con pocas grietas, pero las que hay son inmensas; en general se dio bien, algunas búsquedas de ruta pero casi siempre sin problemas. Lo otro diferente es su gran adherencia o rugosidad, por lo que en pendientes incluso fuertes no era necesario el uso de crampones.
Así pasaron 20 kilómetros bajo nuestros pies, pero traducido en solo 10 o 12 de real avance. Frustración era la palabra, eran tantos los obstáculos...
Los primeros 4 días cruzamos una zona compleja con algunos pasos de montaña pequeños, usando la cuerda en ocasiones. Bajamos al plano glaciar Songenfri entrando en terrero directo. Recorrimos unos 15 kilómetros, con algunos ríos de fusión que nos llevaron esa tarde al Black Cap Pass, un
Al día siguiente nos enfrentamos a la cascada del Songenfri, una caída de unos 200 metros de desnivel donde el hielo se fractura mucho. Nos ocupó todo el resto del día solo para darnos cuenta que estábamos muy arriba en el glaciar y debíamos bajar un poco y así encontrar mejores condiciones de grietas, estas eran monstruosas.
El glaciar interminable Después llegamos al glaciar Christian IV, de 30 kilómetros de ancho y fáciles 150 de largo, enorme pero factible, solo unos grandes lagos de fusión y algunas zonas de grietas gigantes. Al fondo estaba nuestra montaña. Por la tarde bajamos por una pequeña cascada de hielo que nos obligó
1.- Glaciar Schjelderup. 2.- Black Cap. 3.- Windy Gap. 4.- Cascada. 5.- Mt. Gunnbjorn Fjeld.
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Víctor Vergara
El alemรกn Tim Frank en plena maniobra de bajada al glaciar Cristian IV. La cuerda sostiene el trineo de 20 kilos, la misma sobre la cual Tim usa para autoasegurarse y bajar desescalando. Pablo Besser
El chileno Cristián Donoso cruzando el Windy Gap. Atrás se ven las montañas Black Cap. Pablo Besser
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a descolgar los trineos mediante cuerdas y algunos rapeles. En la base estaba un conjunto de reliquias de otras expediciones: los dos trineos de madera de 1986, sus equipos abandonados en su regreso, equipo de 1935, unas cajas de comida y una par de trineos de fibra destruidos de 1992.
opción de subir pues se veían las nubes pasar a enorme velocidad por la cumbre, por lo que por primera vez nos dimos un día de descanso.
Proseguimos la marcha, avanzando al interior del glaciar por varios kilómetros, pero dos veces tuvimos que hacer grandes rodeos por sectores de grietas, que una vez traspasados fuimos mejorando el avance. Así, dos días se nos fueron solo en el comienzo del glaciar Cristian IV. Al tercero logramos recorrer más de 20 kilómetros y ese día tuvimos la visita del animal más raro del ártico, la Gaviota Marfil o Ivory Gull, totalmente blanca excepto por sus patas negras.
El día siguiente salimos al amanecer, aunque la hora no importaba mucho en realidad. El sol de mediodía nos encontró pasando grietas, todos con esquís, en un ascenso impresionante pues rápidamente fue cambiando nuestra perspectiva y Groenlandia se fue descubriendo una vez dejamos las montañas abajo gracias a nuestro avance. Todo el casquete de hielo era visible y pudimos apreciar las cadenas de montañas, sedimentarias algunas, de hielo otras, muchas inescaladas.
En cuatro días cruzamos el glaciar, sin embargo tuvimos problemas con los trineos de plástico que eran un tanto blandos y se rompieron rápidamente por el desgaste de rocas y hielo, acumulando profundos surcos que después dejaban entrar nieve, uno terminaba arrastrando varios kilos de más de hielo. Finalmente una pequeña nevada mejoró la superficie, lo que nos permitió usar esquís.
Alcanzamos cerca de las 4:00 de la tarde la arista final. Nos pusimos crampones y usamos piolets. La arista, de unos 400 metros de largo y con 200 a 300 de desnivel, no era difícil, pero sí aérea y con hielo o nieve dura. Les armé un pasamano a mis compañeros y así alcanzamos la cumbre, un pequeño plano de nieve en lo alto del ártico. Impresionante, un día precioso, sin viento, solo luz y hielo infinito.
En unos días más llegamos al comienzo del valle que conduce al cerro. Acampamos cerca de la base y después de una cena frugal, pues no había mucho, caímos en el sueño que precede un ascenso memorable. Sin embargo, el día siguiente trajo una moderada tormenta de viento Pitterak, que se caracteriza por bajar del casquete de hielo en forma súbita. No había
Después de un buen rato dejamos esa cumbre, hollada por primera vez por chilenos. El regreso fue simple y directo por una vía más vertical, llevando los esquís en la mochila y encordados, pues era el método más seguro. Alcanzamos nuestra carpa justo a las 19:30, hora del contacto telefónico diario con el capitán Arved, quien se alegró mucho de nuestro éxito. Nos
Hielo infinito
Teniendo al suroeste como fondo el esplendor de Groenlandia y las montañas Lindberg, Cristián Donoso y Tim Frank suben por la arista final para llegar a la cumbre del Gunnbjørn Fjeld. Primer ascenso nacional. Pablo Besser
recomendó descansar el día siguiente. Pero él no sabía que estábamos a 200 kilómetros de la costa y con solo 8 días para regresar, debíamos exigirnos todos los días a caminar 25 kilómetros. La marcha de los Pingüinos Partimos temprano, pasamos dos campamentos previos ese día y armamos el nuestro al borde de un lago congelado. Un atardecer hermoso nos acompañó esa tarde. Si pasábamos dos campamentos diarios de bajada estaríamos llegando bien a la costa, siempre que algo no fallara. En ocasiones, cuando la posibilidad de caída a grietas era muy evidente, usábamos cuerda, por suerte no ocurrió nunca. Lo que sí pasó es que nuestros pies cayeron en grietas que estaban llenas de agua, a veces hasta la rodilla, si es que no caíamos con el cuerpo entero. El final del día llegaba como una bendición, pues era el momento de descansar, comer o dormir. Pasamos el glaciar Christian IV sin incidentes, luego vino el Paso del Viento, que nos recibió sin viento, y el glaciar Songenfri con sus millones de montículos de hielo que curiosamente, por lo avanzado de la temporada, estaban muy reducidos de altura o eran inexistentes. Eso se agradeció sin duda pues nos permitió llegar a los 29 kilómetros de recorrido algunos días. Cual marcha de los pingüinos, sabíamos que si no caminábamos quedaríamos sin comida.
Salida tormentosa… Alcanzamos la costa en un día nublado después de una nevada. Había terminado el verano y también nuestra expedición. La mañana del 26 de agosto Arved llegó en el velero y tras 26 días fuimos recibidos con mucha alegría por la tripulación y pudimos disfrutar una merecida cena. El día siguiente se utilizó en arreglar el barco, varias reparaciones menores, fugas de agua, algunas goteras y salimos rápido del fiordo en dirección a la costa noroeste de Islandia. Un enorme sistema frontal producto de un huracán tropical estaba por llegar a Islandia así que debíamos cruzar antes el mar que nos separaba. Nos tomó cuatro días, dos de los cuales solo mantuvimos la posición, casi sin avanzar, pese a ir a full motor contra el viento y oleaje. Los montañistas ya desacostumbrados al mar quedamos en calidad de bulto por el mareo. Después de esas miserables jornadas se recuperó el ánimo, así como el clima, que nos permitió alcanzar justo el pequeño y protegido puerto de Isofiordur, donde quedó bien amarrado el barco, y nosotros protegidos y encerrados en el pub más cercano, solo nos preocupábamos de bajar cerveza tras cerveza. Afuera el huracán se desarrollaba en todo su esplendor.
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Torres del Avellano
ENTRANDO A LO DESCONOCIDO Por Sebastián Rojas
Tres escaladores nacionales se enfrentaron a las remotas paredes de Torres del Avellano, en una expedición que dejó un proyecto y una nueva variante de la ruta Avellano pal Verano (abierta en 2006), la cual nombraron: Arroz con leche y candela, recorriendo secciones de 5.11+ y sexto mixto. Sebastián Rojas nos cuenta sobre esta experiencia en este poco conocido rincón de la Patagónia chilena.
La impresionante Torre del Avellano da la bienvenida a quienes se aventuren es sus dominios, siendo la primera de varias agujas de granito que conforman el cordón montañoso del Avellano, al cual se puede acceder desde el norte por Cerro Castillo o desde el sur por el valle del río Avellano desde Bahía Murta, en el Lago General Carrera. Colección Sebastián Rojas
Manuel Medina y Rodolfo Torrens saliendo del bosque y el protegido campamento. La vegetación se hace cada vez más rala y la aproximación por roca y glaciar se hace más evidente. Sebastián Rojas
Este ascenso fue mágico. Volví a sentir el montañismo como cuando estaba recién partiendo, cuando iba a un lugar sin saber nada de lo que me esperaría… La expedición comenzó muy lejos de la montaña, en un “Sales Meeting” de The North Face en donde nos reunimos con Manuel Medina, quien me comentó sobre este lugar del cual yo muchas veces había escuchado. Empezó la planificación, noviembre fue la fecha elegida y decidimos incluir a Rodolfo “Fito” Torrens, quien es muy joven y está motivado con la escalada. Teníamos muy poca información del lugar, por lo que no sabíamos qué equipos debíamos llevar, lo que sí teníamos claro es que la aproximación era muy larga por lo que contactamos a Don Albanio, gran persona, y además el mejor arriero de la zona, respetado por todos sus pares de los alrededores. Manuel y Fito me pasaron a buscar al aeropuerto y partimos directo al último poblado en el camino a las Torres del Avellano. Una vez en la casa nos encontramos con Don Albanio, un verdadero baqueano del lugar, rápidamente reconoció que yo era el santiaguino de la expedición, no por mi manera de ser, ni por cómo me visto, sino que por las costumbres del mate.
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Al día siguiente, Don Albanio nos despertó con un grito muy fuerte que se nos quedó grabado para el resto de la expedición, rápidamente preparamos nuestras pequeñas mochilas y partimos. El camino era impresionante, pasando por verdes bosques y hermosas lagunas que hicieron muy agradable la caminata. Llegamos a un puesto de Don Albanio, en donde nos estaba esperando con el fuego prendido, nos convidó unos mates y sopaipillas las cuales fueron muy agradecidas tras el largo recorrido. A eso de las 14 horas seguimos la aproximación pero el sendero iba desapareciendo de a poco, finalmente llegamos a un lugar en donde se juntan dos ríos. Descargamos los caballos y empezamos a separar los equipos para realizar el primer porteo ese mismo día. Fuimos a dejar todo el rack, las cuerdas, piolets, crampones y un poco de comida. Volvimos al cruce de ríos y nos instalamos para que al día siguiente pudiéramos armar nuestro campamento base real. En la noche, teníamos una pata de cordero que nos había dejado Don Albanio y, como parte de un ritual, tuvimos que sacrificar el bastón de Manu para hacer el asado. Al día siguiente porteamos el resto de los equipos a nuestro campamento base.
Luego de una larga caminata y el primer porteo de material hacia el campo base, el equipo vuelve al punto donde los dejó Don Albanio a reponer energías, y asar el cordero en un improvisado espiedo con el bastón de Manuel Medina. Manuel Medina
Era un lugar bastante protegido, cerca de un bosque, al lado del río y a menos de 5 horas de la pared. Ese día el clima estaba bastante malo con mucha lluvia y viento, como una premonición de lo que sería nuestra estadía en las carpas. Despertamos con calma, vimos que la presión iba subiendo de a poco y sabíamos que ese día el cielo nos daría una oportunidad de escalar. A mediodía comenzamos a ordenar todo el equipo, la estrategia a utilizar era ir con cosas para realizar un vivac en la base o en la mitad de la pared. Entre lagunas congeladas, paredes de granito perfectas y montañas llenas de corredores de hielo, realizamos la aproximación que se nos hizo corta por estar en medio de un paisaje tan alucinante. Cuando llegamos a la base de la pared eran las 16 horas y decidimos entrar a la muralla de roca, preparados para realizar un vivac donde pudiéramos. Comenzamos por una línea bastante obvia en donde de a poco fuimos agarrando un espolón evidente con una fisura perfecta. Los dos primeros largos los escalamos con las últimas luces del día, el tercer, y último, lo escaló Manuel de noche, encontrando un muy buen lugar
para dormir justo encima del espolón evidente. Quedamos un poco apretados pero era mejor, así no pasaríamos tanto frío. Nuestro equipo de vivac eran dos colchonetas y un saco de dormir. Cocinamos algo y rápidamente nos tiramos a dormir, sabíamos que el día siguiente sería largo y desgastador. Al amanecer, entre tiritones, pudimos apreciar una tremenda vista del lugar bañada por los impresionantes colores del amanecer. Aprovechamos para sacar algunos videos y activarnos y así comenzar el ascenso; el sol no salía aún por lo cual estaba muy helado el ambiente. Fito comenzó su escalada con mucha decisión reventando el largo e instalando la reunión justo por debajo de un techo evidente. Con Manuel organizamos el equipo para llevar lo justo y necesario. El siguiente largo me tocó a mí, un techo con grietas muy lindas que luego conectaba con unas fisuras de dedos y manos de muy buena calidad. Comenzando el tercer largo del día apareció una nube que a ratos humedecía mucho la roca. No teníamos muy claro si terminar de encarar el cerro por la misma cara que íbamos o si íbamos a montarnos en el headwall final con hongos de hielo. Finalmente preferimos el headwall.
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Rodolfo “Fito” Torrens encarando los largos superiores de la ruta. El hielo se hizo presente dificultando la protección y obligando a cambiar zapatillas y magnesio por zapatos y crampones. Ya en el headwall, una nube los rodeó disminuyendo la visibilidad y humedeciendo la pared. Colección Sebastián Rojas
En el largo que seguía tuvimos que cambiar las zapatillas de escalada y el magnesio por crampones y piolets, de los cuales solo teníamos un par de cada uno. Comenzaba por un diedro con hielo y luego unas secciones mixtas muy entretenidas pero muy sicológicas. Aseguré a Fito y Manuel desde un bloque que estaba justo abajo del último largo que concurría por una fisura con hielo por el medio de una placa. Fito escaló esa última sección en donde al final debía realizar varios metros por un hongo de nieve con mala protección. En este momento la tormenta estaba bastante fuerte, el viento se hacía sentir y nos envolvía la humedad. Fito nos aseguró desde la cumbre en donde nos abrazamos, sacamos un par de fotos y rápidamente preparamos una ‘seta’ para comenzar a rapelear. En el descenso estábamos mojados y corría bastante viento, por lo cual tuvimos que lidiar con un frío intenso, pero que no duró mucho porque los rapeles fluyeron bastante bien. Ya en el glaciar bajamos por la misma huella así que rápidamente conseguimos llegar al refugio de la carpa. Nos sacamos todo lo mojado, comimos algo y a dormir, veníamos bastante cansados. Amaneció con mucha lluvia y viento así que fue un día de descanso en la carpa. Aún nos quedaba tiempo y provisiones, por lo que queríamos esperar para intentar otra pared. Durante las tres
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jornadas siguientes no paró de llover por lo que no podíamos salir de la carpa más que para ir al baño. El día de más lluvia, a eso de las 21 horas, empezamos a ver que la carpa ya no estaba aguantando, ¡estábamos flotando en el agua! Comenzamos a agrandar las canales, sacar agua con una taza, todo lo necesario para tratar de tener lo más seco posible los sacos de dormir que era lo único que el agua no había alcanzado. Pasamos la noche mojados y justo cuando paró de llover un momento, salimos a intentar secar algo los sacos de dormir, ese día en la tarde comenzó a abrir y a correr un viento que nos permitió secar las cosas para un próximo pegue. Comenzó a subir la presión y sabíamos que debía venir algo de buen clima. Rápidamente preparamos las cosas y fuimos por el filo de una montaña que no sabíamos ni siquiera el nombre, teníamos claro que todas las montañas iban a estar muy cargadas por lo que debíamos ir preparados con piolets, crampones, botas, etcétera. La aproximación fue similar a la de la Torre Avellano, pero debíamos caminar por otro glaciar un poco más lejano. Llegamos a la base de la pared
Sebastián Rojas, Manuel Medina y Rodolfo Torrens, felices luego de una increíble escalada en el Avellano. La ruta escalada transcurre por la cara noroeste de la torre, por un evidente pilar que alcanza la mitad de la pared. En rojo a ruta Avellano pal verano, y en amarillo, la nueva variante Arroz con leche y candela. Colección Sebastián Rojas
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Torres del Avellano
TOPOS Y ALGO DE HISTORIA -1- El Conquistador Las Torres del Avellano fueron abordadas por primera vez en 2004 por los estadounidenses Dave Anderson, Steve Herlighy, Jamie Selda y el chileno Ignacio Grez (Nacho), quienes se mantuvieron 27 días internados en sus valles, azotados por un clima implacable que no fue capaz de detener el primer ascenso de la torre principal, gracias a una ventana de 14 horas. La Ruta se llamó El Conquistador (IV 5.10 AI3). a mediodía, teníamos equipo para vivaquear pero preferimos ir más rápido y dejar casi todo abajo. La escalada partía con unos neveros con bastante nieve honda y luego se iba montando a la roca entre diedros, placas, filos; la verdad que resultó bastante variada entre nieve, roca, mixto… A pocos largos de la cumbre, Fito voló y decidimos bajar, ya que el último largo se veía con una cornisa encima que no sabíamos en que condiciones estaba. Nos fuimos justo a tiempo para hacer los rapeles con las últimas luces del día, las nubes iban avanzando muy rápido por lo que debíamos volver a la carpa. El descenso caminando lo hicimos de noche y llegamos bastante tarde. Comenzamos el regreso, felices con el proyecto que dejamos en el lugar, una increíble ruta que espera su primer ascenso y, sin saberlo, en la torre norte del Avellano abrimos una variante muy interesante al rutón “Avellano para el Verano”, escalado por primera vez en 2006 por Nacho Morales y Nacho Grez. La vuelta fue bastante larga ya que las mochilas se encargaron de hacer todo mucho más pesado que a la llegada. Para cerrar nos gustaríamos despedirnos de Mariano Rueda y Heidi Duartes QEPD.
Intentos a la Ruta directa Durante esa misma estadía, en la siguiente ventana, Anderson y Selda intentan una línea directa por el pilar ubicado al noreste de la torre, debiendo abandonar por mal tiempo. Al año siguiente, Ignacio Grez regresó junto a Marcelo Mascareño para intentar completar la ruta directa, pero nuevamente el clima fue más fuerte. Esa misma temporada, un equipo vasco (Azier Izaguirre y Xavier Amonarriz) también intentó la ruta directa, pero fracasó debido al mal tiempo. -2- Avellano pal Verano En 2006, Nacho Grez y José Ignacio Morales, entonces director de Revista Escalando, se coordinaron para realizar el ascenso definitivo de la directa por el pilar noroeste. Los acompañaron Rebecca Roseberry, Brendan O’Neill y Julie Maret, la novia de Nacho Grez. Luego de un par de días en el valle, el 18 de febrero, a las 7.00 AM, Morales y Grez ya se encontraban en la base de la pared para iniciar la escalada en estilo alpino. Los primeros largos transcurren por un evidente diedro, luego una serie de fisuras, un par de techos y más fisuras que los condujeron a la cumbre a eso de las 5.30 PM. El regreso se hizo pesado, cuerdas atascadas y un glaciar que parecía eterno demoró las cosas. Para llegar finalmente al campamento a las 3.00 AM. Una notable apertura con estilo impecable y en solo 22 horas. Llamaron a la nueva ruta Avellano pal Verano, quedando graduada como TD- IV 5.10 360 metros. -3- Costumes Rehearsal (Variante) Esa misma madrugada, a las 4.00 AM, Roseberry y O’Neill iniciaron el segundo ascenso de la recién estrenada ruta directa. Desviando en dos sectores, pero completando la repetición y nombrando a su variente Costumes Rehearsal, sin variaciones en su dificultad. -4- Arroz con Leche y Candela (Variante) Escalada en noviebre de 2014 por Sebastián Rojas, Manuel Medina y RodolfoTorrens. Dificultad propuesta: 5.11+ M6. (Ver relato en este artículo). 59
Estados Unidos
Oura y
Planeta Hielo Por Rodrigo Fica • Fotos por Alain Denis
Cuando las creativas mentes de los editores supieron los detalles de un viaje mío a un lugar poco conocido y de nombre curioso, me obligaron a ponerlo por escrito. Porque pensaban que yo había tenido una buena idea (discutible) y que podría ayudar a otros a resolver esa inquietud creciente pero difícil de satisfacer en los Andes Centrales. Escalar cascadas de hielo.
Pariente cercana de la que se realiza en los glaciares, y muy cerca del esperpento que es el dry tooling, la escalada de cascadas de hielo es algo que efectivamente se puede aprender y practicar, en otoño e invierno, en los macizos montañosos que se acceden desde Santiago. Sin embargo, para quienes ya algo saben pero necesitan depurar el estilo y, bueno, para qué estamos con cosas, perder el miedo, estos sitios no son tan ideales. Muy a trasmano, con largas aproximaciones y costos directos involucrados (como el pago de cuestionables entradas diarias), no permiten mucho ese juego de prueba error rápido necesario para poder sentirse cómodo escalando.
Ouray Ice Park es una iniciativa público-privada que configuró uno de los más importantes parques de escalada en hielo del mundo. Este recorre una quebrada de cerca de 1500 metros de ancho, equipada con anclajes de top-rope y tuberías para el goteo invernal para la formación de cascadas de hielo. En la foto, el escalador Calixte LeBlanc escalando en Ouray Ice Park, Ouray, Colorado. Alain Denis
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...contar con un lugar urbano para practicar ese tipo de escalada, ha rondado por décadas y son varias las partes del mundo donde se ha intentado, es aquí en Ouray donde alcanzó su mejor expresión.”
Por eso decidí invertir un poco más y darme el tiempo para visitar algún lugar de primer nivel en otras cordilleras que sí me lo permitiera. Encontré dos candidatos viables: las áreas en los alrededores de Banff, Canadá (probablemente el más famoso), y otra localizada en el estado de Colorado, Estados Unidos, que es menos conocida pero que cada año va adquiriendo más relevancia: Ouray. De adjetivos inexistentes... Se pronuncia llurrei, o yurrei, acentuando la “é”. Nombre que viene de fines del siglo XIX y que corresponde a uno de los más importantes jefes indígenas de la tribu Uncompahgre Ute (trata de pronunciar eso) . Ouray era donde vivía el papá de MacGyver (se me cayó el carnet). Este villorrio se localiza casi en el centro perfecto del continente norteamericano, a igual distancia
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Sobre estas líneas, la fuerte escaladora canadiense Audrey Gariepy prueba una ruta mixta en Ouray Canyon, Colorado. A la izquierda. Luego de sufrir un corte en el mentón, el canadiense Calixte LeBlanc lee los siguientes movimientos de la ruta en Ouray Ice Park. Alain Denis
de cualquier cuerpo de agua importante. Factor relevante porque, al estar alejado de las influencias moderadoras del mar, los inviernos que experimenta no son helados. No. No son helados. Son brígidos, palabra que no existe según la Real Academia, pero que es la obvia mezcla entre frigider y frígida. Cuento corto, para llegar a Ouray la manera más simple es tomar un avión (brillante; ni modo de irse nadando) hasta Denver, típica ciudad gringa, a la cual llegué a principios de febrero y que me recibió con un frío brígido-frígido. Aunque la temperatura nunca fue menos de -15 centígrados, se sentía insoportable, no sé por qué. No me quedó otra que empezar a usar calcetas debajo de las sandalias. De Denver, tren a Grand Junction, uno que se demoró el triple porque las nevadas habían tapado las vías. Ahí me recibió mi amigo Lance,
con quien nos fuimos en auto hacia el sur por dos horas más hasta llegar a Ouray. De cosechar... Primera cosa. La altitud sorprende. 2.375 metros. Y segundo, el emplazamiento del sitio. El poblado será pequeño, teniendo como mucho no más de mil personas, pero está rodeado de colinas, cascadas y farellones. De pasado minero, hoy es el turismo el que le da vida y sentido, siendo su principal fuente de ingresos. Todo tipo de turismo, incluido aquel al que ahora tan siúticamente le dicen “intereses especiales” (macramé, rayuela y surf). Si bien era un destino meritorio de antes, lo que hizo a Ouray reconocido internacionalmente fue la creación de un Ice Park. O sea, un sitio donde en vez de columpios y balancines hubiera cascadas de hielo. Si bien la idea mis-
El acceso a las cascadas de hielo en el parque de escalada de Ouray permite una aproximación rápida y cómoda desde el auto. En la foto, con la carretera aún a la vista, Jay Smith realizando la primera repetición de Mixed emmotions (WI5 M6), en el área de Bear Creek, Ouray. Colorado. Alain Denis
Arriba una toma en que se aprecia perfecto el estándar moderno de equipamiento: herramientas específicas sin dragoneras, zapatos precisos y casco. A la derecha, la destacada escaladora estadounidense Kitty Calhoun escalando en Ouray, mientras filmaba un video con Jay Smith. Alain Denis
ma, contar con un lugar urbano para practicar ese tipo de escalada, ha rondado por décadas y son varias las partes del mundo donde se ha intentado, es aquí en Ouray donde alcanzó su mejor expresión. El concepto es simple: tirar agua por arriba de una palestra, dejar que escurra y luego esperar a que el frío la congele. En el caso de Ouray, se realizó sobre una angosta quebrada de un poco más de kilómetro y medio de largo, una que existe caminando desde el pueblo a un minuto (para un bulderista, mucho). El agua es transportada por un sistema de tuberías que se desplaza naturalmente, por gravedad, sin bombas. Cuando llega la noche se abren las válvulas y literalmente se riega como si fuera un plantío. Y así, voila, paredes de hielo gratuitas. Si en el papel se ve fácil, organizarlo no lo es. Tener un lugar así, para los cabeza calientes que ya están pensando repetirlo en Chile, les advierto que llevarlo a cabo involucra un serio convenio público privado. Uno que conjugue las diferentes aristas involucradas: el acceso, la propiedad privada, un compromiso de largo plazo de las autoridades, los protocolos de rescate, quién gestiona y, claro, por supuesto, financiar el agua. Estamos hablando de 700.000 litros de agua... cada noche.
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La historia de cómo se llegó a establecer en Ouray tan delicado equilibrio a través del tiempo, es materia para otro artículo. Pero es un ejemplo de generosidad, desarrollo y educación, toda vez que es llevado a cabo por una organización sin fines de lucro, conformada mayoritariamente por voluntarios y, atención chupasangres, gratis. Escucharon bien. ¡Gratis! De escalada y cervezas... Nuestra llegada ocurrió justo después de grandes nevadas que elevaron al máximo el riesgo de avalanchas. Lo que nos conminó a enfocarnos en un principio solo en el Ice Park, el cual ofrece como 200 líneas de escalada, de distinto tipo y dificultad, incluyendo rutas mixtas, y un muro artificial con chapas para el adefesio ese (dry tooling). Arnés, cuerda, herramientas y comenzamos. Tantos años acostumbrado a que el hielo estallara a cada golpe, típico de los glaciares andinos de verano, que al comenzar a recibir de respuesta los perfectos “tumbs”, casi me fui de placer. Calidad que permitía aumentar el lenguaje gestual y agarrar confianza. Lo único malo, si es que se puede llamar así, era que en las rutas, de tanto repetirse, tendían a formarse escalones
o protuberancias que hacían la escalada más irreal. En ocasiones más parecido a subir una escalera, con poco golpe de las puntas frontales de los crampones. Al Ice Park íbamos casi todos los días. A veces temprano, en ocasiones después de almorzar. Total, quedaba tan cerca que no era complicado el panorama; casi como ir a correr a un parque. Facilidad que me permitió, y tal como quería, depurar la técnica, el equipo y la forma física. Tuve que comprar algunas cosas (porta tornillos), dejé de usar otras inútiles (magnesio) y llegué a cortar los velcro de la vestimenta que no hacían más que molestar. También, claro, fui desarrollando lentamente músculos. Muchos músculos. Estómago plano, six pack, pectorales como microondas. Porque, para qué estamos con cosas, podremos hablar mucho de la técnica y el equipo, pero para escalar en hielo, especialmente en las cascadas que tienden a ser verticales, tarde o temprano se necesitan músculos. Cuando agarramos confianza, empezamos a puntear. Igual, apretado siempre, porque no quería caerme. Nunca jamás. Sabía que por más limpio que fuera el vuelo, bastaría un pequeño topón del crampón con el hielo y listo, esguinces, fracturas y menstruación. ¿Dinamizar la caída? Shupalation.
destino lo que debes saber
De facetas salvajes... A pesar que el Ice Park es grande, los fines de semana se llenaba. Con todas y cada una de sus rutas ocupadas; algunas incluso con lista de espera. En esos días, y una vez que el riesgo de avalanchas bajó a un nivel aceptable, nos íbamos a probar cascadas naturales. Que había por doquier (o sea, dondequiera). De todo tipo. Cortas, multi largos, extremas, fáciles, rubias, pelirrojas, escoja usted: Cascade Falls (WI4, 2 largos), Bird Brain Boulevard (WI5, M6, 7 largos), Gravity’s Rainbow (WI5, M3+, 150 m), Kennedy’s Gully (WI4, 300 m), Attractive Hazard (5.9+, WI 4+, M6 X, 8 largos, 360 m)... Bah, olvidaba comentarlo. Las cascadas naturales de esta zona tienden a formarse en los canalones por donde evacúan los mantos nivosos somitales, sumideros en los cuales la muerte es segura si te pilla una avalancha, que es la razón por la cual este tema es un factor a considerar. Precaución de la cual solo tomé real consciencia cuando hice la caminata de aproximación a Dexter Creek Slabs, una cascada de 100 metros (WI3-4). Abriendo huella, descubrí con horror que la nieve no era a la cual los chilenos estamos acostumbrados, esa húmeda bien compacta, sino que una absolutamente inconsistente que no se agarraba a nada. Deslizándose como arena en cada paso que daba. Facetas creo que se llama. Y de finalmente saber cuándo irse. Me tomaría tres semanas llegar a ese nivel de oficio que buscaba, luego de lo cual lo que vino no hizo más que sumar. Seguí escalando, con amigos y desconocidos; total, para buscar cordada bastaba ir a tomarse un café al centro. Hasta que los días comenzaron a ser más cálidos. A pesar que todavía habría nevadas, algunas de ellas profusas, la temperatura no dejaba de subir. Primera señal de alerta a considerar para no irse a meter a un lugar y salir disparado hacia abajo con toneladas de hielo. Hay que saber cuándo retirarse, digo yo y eso para mí fue, a pesar que todavía algunas cascadas seguían formadas, a mediados de marzo. Es decir, como seis semanas después de haber llegado. Chao, nos vemos. ¿Y Ouray? Vaya, juegue, no pierda más el tiempo. ¡Absolutamente recomendado!
Cómo llegar Ouray no está conectado por servicio de transporte interurbano. Para estadías cortas quizás es buena idea arrendar un vehículo (en Montrose); para más largas, dedo no más. O caminar. Bicicleta es útil cuando deja de nevar.
Cuándo Ir Entendiendo que cada temporada es diferente, tiende a coincidir con el invierno: mediados de diciembre a mediados de marzo. El mejor momento es la segunda semana de enero que es cuando se realiza el evento más importante de escalada en hielo en América: el Ouray Ice Festival.
Dónde alojar El ítem más complicado a resolver después del pasaje aéreo. No hay muchas opciones baratas y acampar es un problema. ¿Solución? Buscar otros escaladores de hielo y pegarles en la pera.
Dónde abastecerse Hay una tienda de escalada con precios razonables. Para comer hay tiendas y un supermercado pequeño. Buenos restaurantes. Precios a lo estadounidense, más caro que Chile, menos que Europa.
Otras consideraciones Hoy en día los ciudadanos chilenos no necesitan Visa para entrar a Estados Unidos, pero sí la autorización ESTA.
Más Información Información de Ouray:
ouraycolorado.com
Sitio oficial del Ice Park:
ourayicepark.com
Riesgo avalanchas:
avalanche.state.co.us
Autorización ESTA:
cbp.gov/travel/international-visitors/esta
Escalada en general:
mountainproject.com
Ouray
“Quisiera agradecer con mucho cariño a Esteban Acuña, Lance Snyder, Lynne Leichtfuss, Dave Yerian y Joanna Sprtel, por el cariño que me brindaron durante aquellas semanas que convivimos. También recordar que estas historias, y otras similares, solo fueron posible gracias al auspicio, apoyo y ayuda de OUT!, representantes en Chile de Petzl y de mi querido club de montaña DAV, el cual continúa firme en su apoyo al desarrollo y difusión del montañismo y la escalada en nuestro país. A todos ellos, muchas gracias.”
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P O R TA F O L I O /
Santiago Gray
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Mis primeros contactos con la fotografía fueron cuando tenía 20 años, decidí estudiarla y siempre pensé en ella como un vínculo más hacia la escalada. Al comienzo mis referencias eran fotógrafos relacionados con el mundo del arte y del foto reportaje. Cuando me fui aproximando al mundo de la fotografía en la escalada, fui conociendo a nuevos referentes y adoptando nuevas influencias de personajes reconocidos en el área como Bernardo Giménez, Corey Rich y Sam Bie. Siempre he privilegiado realizar fotografías en ambiente de montaña, sin embargo también me he adentrado en la publicidad y la moda, espacios que me resultan interesantes por los requerimientos técnicos que exigen. Mis imágenes han sido publicadas en varias revistas de montaña argentinas, además he podido colaborar con algunas fotografías en medios internacionales como Rock and Ice. Entre mis sueños tengo como mayor expectativa llegar a cubrir campañas para las principales marcas de escalada y montañismo, retratando a sus atletas en diferentes lugares del mundo. ¡Sé que la vara es alta, pero si de soñar se trata, mejor vayamos por todo!
1 Luciana Monguilner en Golden, Región de Coquimbo, Chile. 2 Santiago Gray. 3 Equilibrio perfecto en Far Plateau. Sudáfrica. 1
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4 Luciana Monguilner en La Escondida, un nuevo sector en la Región de Cuyo, Argentina. 5 Lautaro Bruno en Los Dormilones de Siempre (V6), La ola, Córdoba. 6 En Niponino también se puede bulderear, El Chaltén. 7 Cara este de la Guillaumet.
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Cerro Arenas Por Héctor Lagos • Ilustraciones de Víctor Vergara
De una silueta imposible de confundir, el cerro Arenas se yergue como la primera cima de importancia para quienes remontan el extenso valle glacial que baja desde el Loma Larga hacia el sur. Una montaña clásica con historia memorable y que no ha perdido vigencia debido a lo atractivo de sus escaladas.
l cerro Arenas (4.366 metros), y en particular su imponente cara sur, ha E tenido un lugar destacado en el alpinismo de dificultad en Chile desde sus inicios, allá por comienzos de la década del 60. Se ubica en la zona central de Chile, en una zona de fácil y expedito acceso, a 114 kilómetros del centro de Santiago, vía San Gabriel, Lo Valdés y un camino de penetración que entra en las montañas en dirección norte a la altura del macizo del Catedral. Mirado desde el sur, del valle que lo caracteriza y que recibe su nombre, el Arenas tiene la forma de una aguja enhiesta con un característico helero intermedio a dos tercios de distancia del suelo. Sin embargo desde cierta altitud, con perspectiva, el Arenas se revela como una estribación natural de un elevado cordón montañoso, uno que por sus caras oeste y sur es extremadamente vertical, pero que por el norte se conecta físicamente con el Punta Italia. Hacia el este, la última cara de la montaña, se conecta con pendientes moderadas que van a dar al Cajón del Mesoncito. Quienes quieran escalar el Arenas, especialmente si es por alguna de sus paredes, deben considerar en su planificación el entorno “alpino” del cerro (sujeto a variaciones bruscas de las condiciones atmosféricas) y los efectos de la altura (dado que se estarán moviendo por sobre 4.000 metros) .
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Una vista impresionante de las caras Oeste y Sur del Cerro Arenas. El ĂĄngulo permite observar muy bien dedalles de las rutas ascenso de este Vistalos este del Tronador, desdedeArgentina. fransector de la montaĂąa. Waldo FarĂas cisco.bedeschi - francisco.bedeschi.images 75
Los tres visionarios que, en 1962, se propusieron con éxito, escalar de la Pared Sur del Cerro Arenas. Sobre estas líneas Jozsef Ambrus, un talentoso joven que se abría paso entre la vanguardia de aquella época, unido a dos fuertísimos escaladores como el español Miguel Gómez (derecha) y el gran César Vásquez (página del frente), lograron una asaña que no se volvería a repetir en los siguientes 17 años. Colección Jozsef Ambrus
El Arenas se puede subir durante todo el año, pero la mejor época definitivamente es primavera. Esto porque en invierno en parte de la aproximación y el descenso se debe resolver el problema de desplazarse en nieve honda, mientras que en verano las pendientes de nieve se transforman en acarreos de piedras sueltas, incómodas y un poco atrevidas de seguir (si es que no peligrosas también).
vio su primera escalada entre el 20 y 23 de abril de 1962. César Vásquez (quien, el año anterior, había hecho la primera a la sur del Morado), Josef Ambrus y el español Miguel Gómez aprovecharon el feriado de semana santa para realizar el histórico ascenso. Tuvieron que hacer 2 vivacs en la pared superior antes de alcanzar a las 2 de la tarde el filo cumbrero, para luego iniciar el descenso por la ruta normal.
SU HISTORIA El Arenas fue ascendido por primera vez en 1954 por Fernando Montenegro, Carlos La Rivera, Pablo Escudero, Roberto Screpe y Rafael Cucurella, por un recorrido que se transformaría posteriormente en su ruta “normal”, la cual va por fáciles valles y acarreos desde el sur y luego por el oeste.
Para hacerse una idea de lo futurista que fue esta actividad, basta señalar que el segundo ascenso no sería realizado sino hasta ¡17 años después! (en 1979 ) por otra famosa cordada: Gino Casassa y Alejandro Izquierdo.
Esta línea de ascenso podrá ser un interesante desafío, pero la que verdaderamente captura la imaginación de quienes son atraídos por el “alpinismo de dificultad”, es decir, por quienes buscan subir las montañas por sus lados más difíciles, es la ya referida pared sur, una que
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A partir de 1981, la pared sur comenzó a ser ascendida en forma cada vez más frecuente, lo cual llevó a que se buscaran nuevas variantes e itinerarios, incluyendo uno en la delicada pared oeste y otros en los contrafuertes y canaletas rocosas que el Arenas tiene hacia el oriente, los cuales no terminan en su cumbre pero debido a su atractivo, constituyen, por si solos un desafío interesante.
RUTAS VERTIENTE OESTE Conformada por un gran acarreo que baja de las alturas y rodea hacia el poniente una enorme pared de mil metros de altura. Dos líneas a considerar: Normal (Fernando Montenegro, Carlos La Rivera, Pablo Escudero, Roberto Screpe, Rafael Cucurella; octubre de 1954) Comienza por un valle amplio que se separa del valle del Loma Larga en dirección norte, con huellas de un antiguo camino minero. De ahí progresivamente se va ganando altura, dejando a mano izquierda la Punta Balcón y luego girando a la derecha en forma de un largo y duro acarreo que se eleva hasta un filo en sentido norte sur, el que separa dos cimas clásicas: el cerro Placas (a la izquierda) y el Arenas (obviamente a la derecha). Existe una variante que va bordeando la pared oeste (expuesta a caída de piedras) y hace un giro más cerrado, terminando de unirse a la Normal en el punto en que ésta dobla hacia el sur para llegar al filo cumbrero.
Con respecto a la cumbre misma del Arenas, el tema es confuso. Hay varias cimas falsas y gendarmes de similar altitud, algunos de los cuales son expuestos y requieren material de escalada. Pared Oeste (Waldo Farías, Alejandro Mora; marzo de 2006) El 18 y 19 de marzo de 2006, y luego de un intento fallido el fin de semana anterior, Waldo Farías y Alejandro Mora realizaron el ascenso de la primera ruta, y hasta ahora única, que transcurre íntegramente por la pared oeste del cerro Arenas. Los primeros 500 metros la dificultad máxima es de 5.9, pero la roca es de mala calidad, lo cual hace difícil instalar protecciones. Aproximadamente a un tercio de la pared hay una placa lisa imposible de proteger, lo que obligó a los primeros ascensionistas a colocar un bolt, el cual hizo las veces de reunión y protección. Los 500 metros finales la roca permite instalar más y mejores protecciones, pero resultan delicados, debido a la gran cantidad de piedras sueltas que presenta esta sección de la pared. La dificultad de esta
segunda parte es de hasta 5.10b. Farías y Mora hicieron un vivac al final de la primera mitad, pero creen que se puede hacer en un día, incluyendo la aproximación de dos horas “por un acarreo infernal de piedras sueltas”.
a moverse hacia la derecha hasta sobrepasar este. Luego de lo cual son varios largos hacia la izquierda hasta conectar el filo suroeste y pasarse a la pared oeste para finalizar.
RUTAS VERTIENTE SUR Con 1.300 metros de desnivel y un característico helero que marca el comienzo de la pared final de 450 metros. A su derecha verticales contrafuertes y canalones de nieve/hielo. Todos los cuales presentan sectores de roca de mala calidad en la parte superior, lo que implica peligro de caída de material. Varias posibilidades:
Filo Suroeste (Iván Vigoroux, John Bolt; enero 1981) Este ascenso fue el primero que pudo escalar la pared sur sin usar clavos, solo empotradores. Es la ruta preferida para realizar la pared sur, con 10 largos y dificultad máxima 5.9 o 5.10a.
Pared Sur (César Vásquez, Miguel Gómez y Josef Ambrus; abril de 1962) La pared se divide en dos secciones separadas por el característico helero. La primera, de 850 metros, está compuesta por espolones y travesías que, en caso de no equivocarse, presentan una dificultan máxima de IV grado UIAA (dos pasos, curiosamente al principio y luego el otro al final). La segunda sección, de 450 metros, concentra las mayores dificultades técnicas (de hasta 5.10b). Comienza por un espolón que se ubica a medio camino entre el filo y la enorme chimenea central, con cierta tendencia
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La primera sección de 850 metros se recorre igual a la anterior. Una vez en el helero, comienza por la parte izquierda de la pared y sube derecho hasta conectar el filo suroeste, recorriéndolo entero, a veces por la oeste, en ocasiones por la sur. Directa Pared Sur (Waldo Farías, Alejandro Torres, Christian Oberli; 1993) Parte aproximadamente 100 metros a la derecha del filo suroeste y sigue en línea recta hacia la parte más alta de la pared superior. El crux está en el quinto largo, una fisura de grado 5.9. Fue abierta en el día. Los ascensionistas no dieron nombre a la ruta.
En una escalada muy comprometida, vertical y de bloques sueltos, Waldo Farías y Alejandro Mora, abrieron la única ruta que existe hoy en la Pared Oeste de la montaña. Farías comentó más tarde que no la recomendaría ni volvería a escalarla. En la foto Jimmy Mora limpiando el primer largo de escalda luego del vivac, en la parte alta de la ruta. Waldo Farías Página del frente. Un encuentro fortuito en baños Morales durante un paseo familiar, colocó a Iván Vigouroux y el norteamericano John Bolt en la cima del Cerro Arenas. Sin quererlo abrirían la ruta que hoy se considera la “normal” de la cara sur de esta montaña. En la foto, Iván Vigouroux descansa en la cumbre del Arenas luego de un rápido ascenso y su primera experiancia escalando con empotradores, traídos por su casual cordada directamente desde Yosemite. John Bolt
Arno Chapulín (Felipe González Donoso, Roberto Albornoz; enero 2004) Abierta en el día. Sube a la izquierda de la gran chimenea ubicada al centro de la pared superior. Encontraron un anclaje antiguo en el primer tercio, luego de lo cual nada más. Dificultades de hasta 5.8-A0 / 5.9, con el crux en la mitad. Desigual calidad de la roca; sectores muy buenos, sectores muy malos. CONTRAFUERTES DEL ARENAS A la derecha de la pared sur encontramos los contrafuertes orientales, los cuales son surcados por tres grandes canaletas que comienzan como pendientes de nieve y se van empinando hasta terminar en chimeneas de roca vertical. La mejor época para estas rutas es probablemente en el tardío otoño o invierno para poder sacar provecho de la mayor cantidad posible de nieve. Corredor Aitona (Mikel Martiarena, Max Meza; octubre de 2004) Toma la canaleta ubicada más al este. Martiarena y Meza comenzaron subiendo por pendientes de 40 a 50 grados y, cuando la canaleta comienza a estrecharse, en el último cuarto, se cambiaron al contrafuerte
de la derecha, subiendo 200 metros finales de roca, los primeros 50 de mala calidad. Bajaron por el valle del Mesoncito y bautizaron la ruta como “Corredor Aitona”. Dos años después, en noviembre del 2006, Eduardo Mondragón y Francisco Morales, sin estar al tanto del ascenso anterior, subieron por la misma canaleta, pero en vez de pasarse al contrafuerte, siguieron por la canaleta hasta la salida. Los 100 metros finales fueron de roca de pésima calidad, pero lograron salir a pesar de que una caída de piedras cortó una de sus cuerdas. Pau y Pati (Daniel Cortina; diciembre 2011) La ruta, de 1.100 metros, transcurre por contrafuerte situado entre la segunda y tercera canaletas (el más ancho). El español Daniel Cortina subió esta línea en estilo “free solo”, en el día y descendió por el valle del Mesoncito. Cortina reportó que las mayores dificultades, en torno a 5.10a, están en los primeros 60 metros. Puesto que subió sólo con zapatillas de escalada, tuvo que tallar escalones con piedras para superar un nevero en la parte superior de la pared. Los últimos 40 metros, que constituyen la salida a la cresta final, son los más verticales y con roca de mala calidad.
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Gutiérrez-Caldichuri (Nicolás Gutiérrez, Juan Pablo Caldichuri; marzo 2012) Fue la primera de las 3 rutas abiertas hasta el momento por Nicolás Gutiérrez, junto a distintos compañeros, en el sector. Se ubica a la izquierda de “Pau y Pati”, 1.000 metros, dificultad hasta 5.10a. Abierta en el día. La calidad de la roca es consistentemente buena y no tiene sectores de nieve. Andinos del Maipo (Sebastián Rojas, Nicolás Gutiérrez, Francisco Arancibia; mayo 2014) La línea de ascenso va por el contrafuerte ubicado entre la primera y segunda canaletas. La ruta, que llamaron “Andinos del Maipo”, tiene 1.000 metros y dificultades de 85°, M6, A2. Realizaron un vivac en el séptimo largo. La calidad de la roca es buena al comienzo, pero va deteriorándose progresivamente. En una sección tuvieron que hacer un “run out” de tres largos, al no tener posibilidades de instalar ningún tipo de protección. El descenso es por el valle del Mesoncito. Spirulinas Maximus (Nicolás Gutiérrez, Vicente Espinosa; enero 2015) Los primeros dos tercios de esta ruta de 800 metros suben por la pared oeste del contrafuerte a la derecha de “Aitona”. En el último tercio, cruza el filo suroeste hacia la cara sur, finalizando en la cumbre de la aguja que corona el contrafuerte. Gutiérrez y Espinosa realizaron un vivac en el penúltimo largo. El crux está en la mitad de la vía: Dos largos de 5.10d R, uno de ellos con roca de mala calidad.
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OTROS HITOS En orden cronológico, algunos de los hitos y detalles con los cuales cuenta la pared sur del Arenas: Carlos Rodríguez, Gregorio González y Alfredo Soto fallecieron en abril de 1972, al caer encordados al helero desde la pared superior. Era el tercer intento por repetir la pared sur. n marzo de 1981 fallece Germán Maccio, al fallar el anclaje del cual desE cendía desde la pared superior al helero. A pesar de su temprana edad, 17 años, Maccio tenía a su haber el segundo ascenso a la pared sur del Mesón Alto (ruta nueva), el segundo a la pared sur del Morado y el primero a la pared norte de la Punta Zanzi. El primer ascenso en el día fue realizado en diciembre de 1981, por los chilenos Francisco Medina y Rodrigo Mujica, junto a los franceses JeanFrançois Lemoine e Yves Astier. n febrero de 1982 Judith Aránguiz realiza el primer ascenso femenino, E junto a sus compañeros Jorge Barrera y Francisco Arias del Club Andino de Rancagua. En diciembre de 1985, Ricardo Jara escala la pared sur sin utilizar cuerdas ni seguros: El primer “free solo” a la sur.
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VERTIENTE OESTE 1 Normal (Montenegro, La Rivera, Escudero, Screpe, Cucurella. 1954) 2 Pared Oeste (Farías, Mora. 2006)
PARED SUR 3 Pared Sur (Vásquez, Gómez, Ambrus.1962) 4 Filo Suroeste (Vigouroux, Bald. 1981) 5 Directa Pared Sur (Farías, Torres, Oberli. 1993) 6 Arno Chapulín (González, Albornoz. 2004)
l primer ascenso invernal corrió por cuenta de Christian Thiele y ChrisE tian Buracchio, en septiembre de 1986. Andrés Zegers y David Bruder realizaron el extraordinario encadenamiento en el día de la pared sur del Arenas, pared norte de la Punta Zanzi y la pared sur del cerro San Gabriel en enero de 2005. Manuela Méndez y Andrea Garrido fueron la primera cordada femenina en escalar la pared sur, en marzo de 2006. RECOMENDACIONES PARA LA SUR Para quienes quieran subir la pared sur del cerro Arenas, la época recomendada es primavera o principios de otoño. La secuencia de caminos descritos se mantiene en buenas condiciones durante casi todo el año, producto de las operaciones de la mina de yeso que existe en el sector y del proyecto Alto Maipo. Desde Santiago hay que tomar el camino que lleva al Cajón del Maipo y seguir por este en dirección al volcán San José (Ruta G-25, “Camino al Volcán”). Luego de 64 kilómetros (80 si se parte del centro de Santiago) se llegará al poblado de San Gabriel, en el cual hay un retén de Carabineros (se recomienda avisar si es que se va a intentar algún ascenso). A partir de este punto el camino es en su mayor parte de ripio. Continuar 18
CONTRAFUERTES (SUR) 7 Corredor Aitona (Martiarena, Meza. 2004) 8 Pau y Pati (Cortina. 2011) 9 Gutiérrez-Caldichuri (Gutiérrez, Caldichuri. 2012) 10 Andinos del Maipo (Rojas, Gutiérrez, Arancibia. 2014) 11 Spirulinas Maximus (Gutiérrez, Espinosa. 2015)
kilómetros en dirección a Baños Morales, situado en la ribera norte del río Volcán. Desde lo Valdés (villorrio situado en la ribera opuesta a Baños Morales) son 7 kilómetros subiendo hasta un puente que cruza el rio Volcán (en este tramo comenzará a verse, a la izquierda, el cerro Arenas). Luego de cruzar el puente, el camino se bifurca. Tomar la variante de la izquierda, que pasa por el costado de un característico cabrerío. Inicialmente, el camino baja al río Volcán y luego vuelve a subir, internándose al cajón del estero Morado hacia el norte. Luego de 9 kilómetros desde la bifurcación se encuentra la base del cerro Arenas. Si se parte desde Santiago tal y como aquí está descrito, se requerirá al menos de dos días para hacer el ascenso. Una posibilidad es salir de Santiago y escalar los primeros 850 metros hasta el helero en el primer día; vivaquear en el helero y al día siguiente subir los 450 metros de la pared final, bajar por la ruta normal y regresar a Santiago. La otra, la más habitual hoy en día, es montar un campamento o vivaquear en la base de la pared y al día siguiente partir temprano, subir los 1.300 metros de pared y bajar por la ruta normal. En ambos casos, lo usual es que los primeros 850 metros hasta el helero se suban en paralelo y desencordados. Debe tenerse en cuenta que, debido a la orientación de la pared, esta no recibe luz del sol directa, por lo que debe llevarse abrigo adecuado.
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Ciencia de Escalar
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Fuerza de Manos: rutina de trabajo P o r P a u l a G á lv e z • I l u s t r a c i ó n p o r F r a n c i s c a V i l l a l ó n y V í c t o r V e r g a r a
Tener fuerza en los brazos y piernas permite moverse bien, pero no es garantía de ser un buen escalador, en cambio tener fuerza en las manos sí lo es. Estos ejercicios los podemos realizar todos los días, en cualquier lugar, incluso viendo una película. Nos toman solamente unos pocos minutos y los cambios los podemos notar al poco tiempo, además evitan lesiones en una de las estructuras más complejas del cuerpo.
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Calentamiento:
Con el antebrazo mirando al cielo y los dedos hacia abajo (manteniendo el codo extendido) llevar los dedos hacia atrás, durante 20 segundos. Repetir 10 veces, descansando 10 segundos entre una vez y otra.
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Con el antebrazo mirando hacia el cielo y los dedos hacia arriba, usar una banda elástica no demasiado dura*, pasarla por atrás de los dedos, dar un poco de tensión, flexionar y extender completamente los dedos, hasta llegar a 10. Repetir 10 veces descansando 10 segundos entre cada serie.
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Con el codo extendido y los dedos hacia abajo mirando la palma de la mano, intentar acercar la palma al antebrazo durante 20 segundos. Repetir 10 veces, descansando 10 segundos entre una vez y otra.
Con los dedos hacia arriba, llevar el pulgar hacia atrás, durante 20 segundos. Repetir 5 veces, descansando 10 segundos entre una vez y otra.
Usar una pelotita que sea blanda preferentemente de goma, tomarla con todos los dedos y apretarla 3 segundos, luego descansar otros 3, hasta llegar a 10. Repetir 10 veces, descansando 10 segundos entre cada serie.
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Con los dedos hacia arriba, con la misma banda elástica, dar tensión al pulgar y llevarlo hacia el centro de la mano volviendo lento hasta llegar a 10. Repetir 10 veces descansando 10 segundos entre cada serie.
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Usar 2 elásticos anudados al medio, pasando un extremo por el pulgar y el otro extremo por el resto de los dedos, tocar la punta de los dedos con el pulgar y extender hasta llegar a 10. Repetir 10 veces descansando 10 segundos entre cada serie.
Ejercicios
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Con una pelota del tamaño de una de Handball parcialmente desinflada, apretar 10 segundos y descansar 10, repitiendo 10 veces.
* La banda elástica puede ser
incluso una cámara de bicicleta cortada delgadita.
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Comodidad máxima gracias a la tecnología Web-Core
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WEB-CORE La Tecnología Web-Core también está disponible en el modelo Instinct en 4 tamaños y los modelos de Shadow y Ellipse con 4 hebillas metálicas de ajuste. La tecnología WEB-CORE (patentado) Una cinta amplia, delgada y ligera es cortada con láser con la forma del arnés para una perfecta distribución de la presión en la superficie en contacto con el cuerpo.
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Ordenando la mochila Por Ignacio Díaz • Ilustración por Víctor Vergara
Se inicia un nuevo año y no solo dejamos 365 días atrás, sino que muchas vivencias, momentos de todo tipo, buenos viajes, escaladas y mucho más. Con el verano se inician las vacaciones y es el momento de planificar en qué proyecto vamos a destinar esa ventanita del año ¡exenta de preocupaciones! Ya sea que estemos pensando en un viaje de escalada en Argentina, un trekking en Patagonia, unas ascensiones en el norte o cualquier plan en la naturaleza, hay algunas partes de nuestro equipamiento que harán más segura y cómoda nuestra travesía. Por lo que, aprovechando esta ventana, procedemos a recapitular los mejores productos que pasaron por nuestra comparativa y así armar una buena mochila con el “Best Choice” del 2014. Siempre pensando en buscar productos a un buen precio, que sean durables, cómodos y que incorporen detalles novedosos en su diseño, características que nos permitan estar cómodos a la hora de practicar nuestro deporte. Veamos con qué nos quedamos ¡a la hora de renovar los juguetes! El equipamiento que revisaremos y lo que buscamos en ellos es lo siguiente: Casco: liviano, cómodo y resistente. Puede ser obvio, pero lo que
buscamos es que tenga una capa externa que resista, tanto golpes como el empaque, y que en su interior incorpore material que otorgue absorción de la fuerza de choque. Mochila: buscamos una mochila transversal a las actividades outdoor más comunes de nuestra revista, por lo que nos centramos en un espaldar cómodo, respirable, que incorpore un arnés de buena sujeción y que transfiera lo mejor posible la carga, con una capacidad de 40 litros aproximadamente. Saco de dormir: elegimos el caballo de batalla. Pluma 650, temperatura promedio -15° y un peso menor a 2 kilos, son las características que nos entregaran seguridad y descanso a la hora de planificar cualquier salida, desde un trekking de primavera, a ascensiones alpinas a inicios del invierno. Arnés: un enfoque más deportivo, si bien no ultra liviano, nos fijamos en un arnés a un buen precio, construido de una material liviano y respirable, que sea cómodo a la hora de colgarse cuando se está trabajando un proyecto y que resista lo bastante como para que nos acompañe en miles de pegues. Zapatilla de escalada: nos centramos en modelos técnicos, de buen talón, una punta asimétrica que permita moverse bien en pequeños agujeros, como cantos y micro regletas. Que en su diseño incorpore una forma curva agresiva para resolver problemas tanto en ruta como búlder.
Half Dome Black Diamond (EE.UU.) Especificaciones Precio $36.000 Material Carcaza externa rígida, interior con zonas de polietileno expandido para la absorción de la energía. Ventilación Dos zonas ranuradas en la parte superior a los costados. Ajuste Una rueda trasera permite el ajuste al contorno de la cabeza. Peso 320 gr (M/L) Evaluación: Diseño: 6 Comodidad: 5.8 Performance: 6.5
6,2 P UNTO S
Pros: versión renovada de uno de los más clásicos modelos de cascos. El Half Dome es un casco multi propósito. Si bien no es el más liviano del mercado, sus 40 gramos menos de la nueva versión nos permiten encontrar un casco útil para montañismo, escalada tradicional o cualquier escapada de escalada deportiva. Un buen valor, cómodo ajuste, buenos ganchos para la frontal y resistencia, tanto a los golpes como al empaque en la mochila, hacen de esta una excelente opción para todos.
6,1 PUNTO S
Contras: podríamos mencionar que es un poco caluroso, al diseñar un modelo para montañismo invernal o escalada en hielo, puede que la ventilación sea poca para jornadas de escalada en verano. Mejor Uso: montañismo, escalada. Comentario: existe gran variedad de cascos en el mercado, con diferencias de diseño y valor, pero no por nada el Half Dome es uno de los cascos más vendidos a pesar de los años. Un diseño robusto y bien pensado, entregando durabilidad a un excelente precio, hacen de este modelo la elección correcta tanto para iniciarse como para quienes buscan renovar equipo. Buen calce de la frontal, y un ajuste perfecto por medio de una rueda posterior, lo hace nuestro destacado.
Speed 40 Black Diamond (EE.UU.) Especificaciones Precio $89.900 Capacidad 40 litros Material principalmente Nylon 210d, 420d en las zonas de mayor abrasión. Compartimentos uno central y un bolsillo en la capucha más uno pequeño en la parte interna. Accesos uno superior Peso 1340gr talla M Evaluación Diseño: 6.2 Comodidad: 6.5 Performance: 6.2
Pros: debemos partir por destacar el sistema ReactiV suspensión y Swingarm, propio de Black Diamond que, no solo otorga comodidad, sino el hecho de que la carga se mueva junto con nosotros nos proporciona mayor libertad, seguridad y confianza al avanzar por terrenos complicados. Liviana sin perder resistencia, la tela con la que está confeccionada resiste el desgaste por roce; en la parte inferior y frontal viene reforzada para proteger la carga en sus puntos de mayor desgaste. Incorpora cintas compresoras o porta equipos, además se pueden adicionar en la parte frontal algún tipo de porta crampones, incorpora porta piolets y bastones. A destacar la parte superior, su capucha se puede retirar dejando un cierre estilo “bolsa seca”, permitiendo reducir peso y manteniendo la carga segura, incorpora una cinta extra para asegurar la carga interior o llevar la cuerda en la parte superior. Muy bien logrado el cinturón de cadera (removible), liviano y cómodo, incluye porta equipo y espacio para un caritool.
Contras: difícil encontrar un punto bajo, es una mochila cómoda, sencilla y práctica, solo podríamos mencionar que su sistema de suspensión otorga mayor peso que la competencia. Mejor Uso: trekking, caminatas por glaciar, ascensiones rápidas. Comentario: con esta mochila de estilo alpino, Black Diamond ofrece en un diseño clásico, porte justo y una tela liviana sin restar resistencia al desgaste, una respuesta para salidas que pueden ir desde trekking hasta escaladas técnicas. Un espaldar cómodo de espuma otorga respirabilidad y buen calce, sumado a su sistema de suspensión patentado entregan gran libertad de movimientos y seguridad, permitiendo que la carga se mueva con la persona. De perfil delgado y alto nos permite desplazarnos rápido por cualquier tipo de escenario. Sumando su excelente resultado en transferencia de carga y relación precio/calidad ponen a esta mochila en la parte alta de nuestra comparativa.
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Never Summer Marmot (EE.UU.)
Especificaciones Precio $179.900 Temperatura Hombres -16° / Mujeres -9° Material Saco Nylon Ripstop exterior/ Nylon Plain Weave interior Relleno Pluma ganso 650 Fill Power Peso 850gr de relleno / 1771gr total Evaluación Diseño: 5.8 Relleno: 6 Transporte: 5.8
Sama
Petzl (Francia) Especificaciones Precio $59.900 Peso 340gr Ajustes Cintura /hebilla doble Perneras /elástico Porta Equipo cuatro porta equipos, trabilla porta tornillos. Tipo de construcción Frame Construccion Tallas S - XL Evaluación Diseño: 7 Desempeño: 6.6 Comodidad: 6.5
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Pros: una de las mejores opciones para quienes se fijan en la relación precio calidad. Este caballito de batalla de Marmot ha tenido mejoras en las últimas versiones tanto del forro interno como del diseño del saco. La forma tubular entrega una buena circulación del aire al interior, 5 celdas rellenas de pluma en la cabeza, collarín relleno de fácil manipulación, amplio espacio para pies con forma trapezoidal y doble cierre, permiten mantenerse cómodo, abrigado y tener la opción de una buena ventilación. Relleno con pluma 650 Fill Power, entrega calor, bajo peso y una buena calidad de pluma. El Nylon Ripstop y los paneles elasticados hacen de este saco una ¡opción muy durable! Incluye bolsillo interno pequeño, y cordín resplandeciente en el cierre. Contras: por el tipo de pluma y el rango de temperatura al cual desea llegar, la bolsa de empaque puede ser un tanto bultosa. Se recomienda comprar un compresor para achicarlo y hacer más cómodo el transporte.
Mejor Uso: trekking, montañismo, campamento en general. Comentario: uno de los modelos más vendidos en el mercado nacional, hacen de este saco una muy buena opción para los campamentos en las jornadas de escalada, su rango de temperatura, más algún abrigo extra, nos permitirán enfrentar casi todas las salidas habituales de escaladores y montañistas de media altura. Se recomienda un compresor de saco para poder minimizar su volumen. Incluye bolsa de transporte y de guardado.
5,9 PUNTOS
Pros: versatilidad, aquí se nota la gran experiencia de la marca francesa a la hora de diseñar arneses. Es un modelo cómodo y ligero, pero lo suficientemente “robusto” para jornadas de tradicional o big wall. Desde que ajustamos la cinta de la cintura se nota una diferencia, muy liviano, con gran ventilación, es como no llevarlo puesto. Fabricado con la tecnología FRAME permite que todo el peso recorra las costuras superior e inferior, añadiendo una delgada espuma, se logra un material que se adapta bien al cuerpo, delgado y resistente al desgaste. Contras: solo podríamos mencionar el valor más alto que la media, es un arnés tope de línea, tiene todo lo necesario, excelente diseño y gran comodidad. Comentario: podemos mencionar el ajuste elasticado de las perneras, cómodo, de un buen tamaño que permite evitar el uso de hebillas innecesario en jornadas de deportiva. Buen detalle la impresión de las instrucciones en la anilla de servicio.
6,7 PUNTO S
Nexxo Especificaciones Precio $64.900 Material cuero sintético, Synthratex, con ante pie para evitar deformación. Forro interior de algodón. Suela Trax, de espesor variable. Suela intermedia MX-P 1mm de longitud, incorpora una media luna para mejor apoyo de los pies. Evaluación Diseño: 6.5 Adherencia: 6.2 Comportamiento: 6
6,2 PU N TOS
Pros: el más reciente diseño de Chris Sharma trae como resultado una zapatilla del alto rendimiento, de diseño agresivo, con una forma de gancho bastante pronunciada, punta muy asimétrica y un novedoso cierre, que mezcla el sistema elasticado, permitiendo un calce como guante. A esto se le suma un cierre de velcro para lograr la sujeción correcta para pasos de talón, sin que la zapatilla se mueva. Contras: no hay. Mejor uso: gran adherencia, una punta agresiva y una forma de gancho, la hacen ideal para los que disfrutan apretando en búlder. Ideal también para rutas desplomadas de pequeños agujeros y micro regletas. Comentario: con este modelo podemos ver una gran progresión en el tiempo de Evolv. Desde zapatillas de diseños clásicos, hoy podemos ver resultados muy técnicos, cómodos, de una muy buena goma y además a un excelente precio. La Nexxo se gana un especio en nuestros productos destacados, ya que es una versión mejorada de la Shaman, entregando más agresividad, un mejor calce gracias a su elástico y velcro, además de incorporar un muy buen talón. Por su valor frente a la competencia, la ponen en nuestro número uno a la hora de renovar los pie de gato.
Verto
The North Face (EE.UU.) Especificaciones Precio $65.000 Material cuero con micro gamuza sintética y nylon balístico. Suela Vibram Idogrip Media Suela Eva Peso 850gr Evaluación Diseño: 7 Adherencia: 7 Comportamiento: 6
6,6 PUNTO S
Pros: adherencia y diseño inspirado en las zapatillas de escalada, hacen que este modelo sea orientado al rendimiento. La forma de la suela y la calidad de la goma, permiten en terreno plano funcionar igual que un pie de gato. Incorpora la tecnología CradleT para entregar mayor estabilidad y confort en el talón formando una cuna. Una puntera estrecha y un ajuste de cordón casi desde la punta dan la sensación de un calce como un guante. Contras: no hay. Mejor uso: su excelente desempeño, diseño y confort la hacen una buena opción para tenerla a mano para cualquier salida de fin de semana tanto como para aproximaciones técnicas. Comentario: se nota una dedicación en el diseño por parte del fabricante. La puntera más estrecha permite mantener los dedos en una posición de escalada, sin incomodar. El sistema del talón, con una inserción plástica, otorga gran estabilidad y comodidad, especial para terrenos pedregosos. Los materiales de construcción entregan una buena resistencia al roce, a destacar, la gran adherencia de su suela. A tomar en cuenta si lo que buscamos es un todo terreno