Escalando 34

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/ The Island - Vol. 1 / Paige Claassen / Crónicas del montañismo chileno: Osvaldo Latorre / Escalando la ruta de regreso / Destino: Indian Creek / Portafolio: Chris Christie / Info_Montaña: Volcán Corcovado

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Contenidos

8 Editorial 10 In-box La voz de nuestros lectores. Notas de la vida en la montaña. 14 N uevos Productos Juguetes, fetiches y novedades del mercado vertical. 16 C ine escalando: The Island - Vol. 1 The Island Volume 1 es el proyecto del reconocido escalador Dave Graham por intentar retratar la vida de los escaladores de alto nivel. 365 días de lucha en la roca, recopilados en una trilogía experimental, donde no se busca crear una típica película de escalada, sino mostrar la vida de un escalador desde cerca. Por Daniel Castro 20 R ecuento del Anticristo Desde el submundo el Anticristo nos envía su visión del montañismo chileno en la temporada de octubre de 2013 a marzo de 2014. Mucha actividad en esas fechas pero solo pocos se salvan de quemarse en las llamas del infierno. Por Rodrigo Fica 28 P aige Claassen: Escalada con sentido Paige Claassen lleva un año escalando alrededor del mundo, sin embargo su motivación va más allá de solo probar rutas. Su viaje es un ejemplo de cómo se puede usar la escalada para solucionar problemas sociales, a través del deporte esta joven busca ayudar a diversas fundaciones alrededor del mundo. Por Camilo Castellanos

36 C rónicas del montañismo chileno: Osvaldo Latorre El perfil histórico de uno de los principales pioneros del montañismo técnico chileno. Latorre expandió la escalada del país con diversos primeros ascensos como el del Cerro Castillo y el Cuerno Principal del Paine (de los cuales se puede ver el testimonio en estas páginas). Por Felipe González Donoso

76 I nfo_Montaña: Volcán Corcovado En la región de Los Lagos se encuentra el Volcán Corcovado, montaña que, por estar rodeada de bosque nativo y lagos que reflejan su cumbre como un espejo, llama naturalmente a ser escalada. Sin embargo, solo ha tenido tres ascensos. Los dejamos con la historia de esta imponente y atractiva cumbre. Por Sergio Infante

46 E scalando la ruta de regreso Un descuido le ocasionó una caída de 30 metros que por poco le causa la muerte. Rannveig Aamodt, escaladora élite, narra cómo fue su camino de regreso hacia la escalada luego de destrozarse varios huesos del cuerpo; sin duda la ruta más dura a la que se ha enfrentado. Por Rannveig Aamodt

82 C iencia de Escalar: Fuerza La fuerza es parte esencial de la escalada, ayuda a subir el nivel y puede compensar falencias técnicas o de flexibilidad. Ciencia de Escalar entrega en esta ocasión una rutina simple y fácil de hacer para mejorar este factor que muchas veces no te deja realizar un paso anhelado. Por Paula Gálvez

58 Destino: Indian Creek El paraíso de las fisuras. Un destino obligado para todos los amantes de los empotres. Fisuras verticales perfectas reciben a los escaladores en este destino que muestra un ejemplo de acceso y preservación digno de imitar en otras zonas de escalada. Por Macarena Sánchez y Matías Meyerholz

84 C omparativa de productos: Sacos de dormir de pluma Un elemento necesario para cualquier salida y que puede marcar la diferencia entre tener las energías para conseguir el objetivo de la expedición o volver a la casa sin haber podido dormir. Una revisión de la oferta de sacos de pluma del mercado, para poder elegir el más indicado para tus necesidades. Por Ignacio Díaz

66 P ortafolio: Chris Christie Este fotógrafo canadiense ha tenido una vida dedicada a los deportes de aventura, sin embargo en un momento sintió la necesidad de compartir sus experiencias a través de la captura de imágenes. Ya sea en esquí o escalada, Christie ha tenido que abrirse camino a los lugares más inhóspitos en busca del ángulo perfecto. Por Camilo Castellanos


Macarena Sánchez escalando a vista la ruta Excuse Station (5.11), en el sector Reservoir Wall., en Indian Creek. En nuestra sección Destinos encontarrás todo lo que necesitas saber sobre este insuperable destino fisurero. Matías Meyerholz Foto de Portada. La escaladora noruega Rannveig Aamodt sufrió una grave caída en abril de 2002. Tras una larga y extenuante rehabilitación, logró recuperar por completo su movilidad y escalada. En la imagen, 8 meses después del accidente, Rannveig escala Burnt Offerings (5.12a), en Tonsai, Tailandia. Nathan Welton


Colaboran en esta edición Nº 34 Marzo 2014 Director Erick Vigouroux erick@escalando.cl

Macarena Sánchez.

Matías Meyerholz

Rannveig Aamodt

Socióloga, escaladora por 14 años, amante de las fisuras y los viajes. Combina su pasión por la escalada trabajando en Andes Gear a cargo de marcas destacadas como Marmot y OR. En esta edición, junto a Matías Meyerholz, nos conducen a una de las más espectaculares escuelas de escalada tradicional: Indian Creek. Compartiendo los datos recopilados por su experiencia de varios viajes a esta zona del Estados Unidos.

Acuicultor, deportista Marmot y Camp. Con 20 años de experiencia en escalada en roca. Uno de los principales abridores de rutas y destacado escalador de fisuras de nuestro país. Fanático de la escalada tradicional, paredes y deportiva. Combinando la escalada tradicional y la deportiva, ha visitado muchos de los mejores lugares del mundo; en estas páginas nos muestra el clásico destino de escalada tradicional: Indian Creek.

Esta escaladora noruega y fanática de los deportes al aire libre ha roto la barrera de lo posible, no solo por haber conseguido rutas de alto nivel, sino porque luego de sufrir un accidente, que casi la deja sin caminar, en solo 9 meses recuperó su nivel de escalada, a pesar de sufrir un dolor constante. Colabora en estas páginas con el relato de su recuperación, mostrándonos un ejemplo de pasión hacia el deporte y de superación personal.

Felipe González

Sergio Infante

Chris Christie

Geomensor, GuíaInstructor de escalada en roca y Alta Montaña Feach y colaborador reincidente de nuestra revista. Actualmente combina su dedicación por la escalada con la dirección del sitio geoandino.cl. Felipe es un profundo conocedor de este deporte y sus protagonistas. Hoy comparte en estas páginas un pedazo de historia del montañismo chileno junto a Osvaldo latorre, uno de sus más importantes referentes.

No concibe una vida sin montañas por escalar. Con 7 años dedicados a subir cerros, hoy se prepara para llevar su trabajo a terreno, a la montaña, para por fin hacer de su pasión un estilo de vida. En esta edición es el encargado del Info_Montaña, dedicado al – injustamente – poco conocido y pocas veces ascendido Volcán Corcovado.

Con más de 20 años de experiencia en deportes extremos, Chris Christie, sintió la necesidad de compartir la acción que sucede en ese mundo y los increíbles paisajes donde se realizan estos deportes, todo a través de imágenes. Ahora, siendo un fotógrafo reconocido, nos muestra un poco de su trabajo.

La escalada es un deporte de alto riesgo que requiere instrucción especializada. Es tu responsabilidad conocer tus límites y escalar con seguridad. 6

Columnistas Rodrigo Fica Diego Tapia Paula Gálvez Ignacio Díaz Daniel Castro

Editor de Montaña Rodrigo Fica aruficax@aruficax.cl

Fotografía Mateo Barrenengoa Francisco Herrera

Redacción Camilo Castellanos Paula López

Ventas / Suscripciones suscripcion@escalando.org

Director de Arte Erick Vigouroux erick@escalando.cl

Contacto / Colaboración contacto@escalando.org

Dirección Comercial Christian Moscoso

Web www.escalando.org

Dirección de fotografía Claudio Vicuña Ilustración Francisca Villalón Erick Vigouroux

Agradecimientos: Nathan Welton Jon Glassberg Douglas Tompkins Marie Pierre Medina Nicole Ellena Gonzalo Encina

Ediciones de Montaña Limitada. Representante Legal: Erick Vigouroux. Dr. Manuel Barros Borgoño 384, of. 21, Providencia, Santiago.

Ma. de Los Ángeles Medina Margarita Miguez Pachi Ibarra Tompkins Conservation

Leonel Aguiera Y a todos los que hicieron posible la realización de este número.

Escalando es una marca registrada. Esta edición de 1.500 ejemplares se imprimió en los talleres de Quad Graphics.

de la marca o de esta revista sin consentimiento previo. Las opiniones y publicidad contenidos en esta revista son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten o publican.

Prohibido cualquier uso o reproducción total o parcial



La escaladora norteamericana Paige Claassen nos visitรณ en marzo en el marco de su proyecto Lead Now, una gira mundial de escalada que tiene como fin levantar donaciones que serรกn repartidas entre varias organizaciones sociales sin fines de lucro. En la foto Paige Claassen escalando la ruta Sikagay (5.12d), en el Bosque Mรกgico del Arrayรกn, Chile. Erick Vigouroux


Editorial

Eran los primeros días de este año y nos enteramos de una noticia que recorrería el mundo, Alex Honnold escalaba en free solo “El Sendero Luminoso” en la pared del Toro, en Potrero Chico, México. Conozco el lugar, y la sola idea de estar en esa pared, sin protección alguna, me paraba los pelos. Intentaba redactar la noticia, sin embargo tenía las manos paralizadas sobre el teclado, algo me revolvía el estómago. Pero, ¡un momento! Este no era su solo integral más difícil, ni el más alto. Para mí el problema no era ese, sino el conflicto interno que me producía. Me preguntaba sobre la conveniencia de publicar este acontecimiento. Mis reflexiones corrían con la velocidad de la noticia y, finalmente, decidimos publicar, pues era una noticia que igualmente merecía cobertura. Pero, ¿por qué hacerse tanto problema? Recuerdo que, diez años atrás, con la idea de consolidar a Revista Escalando como tal, nos reunimos con un veterano de las publicaciones de deportes en Chile. En ese entonces, la escalada estaba muy lejos de ser lo que es hoy, existían muy pocos escaladores y la industria miraba tímidamente nuestro territorio como un potencial de desarrollo. En aquella conversación, este editor nos hizo notar que estaba en nuestras manos la construcción de nuestra propia audiencia y, entre otras cosas, nos aconsejó “crear héroes”. La propuesta me pareció extraña, pero estábamos explorando el desconocido territorio editorial, y la verdad, al darle una vuelta, me pareció un planteamiento interesante y positivo. Imaginaba que sería una gran oportunidad para el desarrollo deportivo nacional. Conocía de cerca las dificultades de proyectarse como deportista y esto potenciaría la posibilidad de apoyo para expediciones y giras deportivas. Gracias a sus capacidades, Honnold se ha convertido en este “héroe” de la escalada. Pero al visualizar su carrera y la participación que los medios hemos tenido en ella, no dejo de sentir la angustia de la “responsabilidad”, la misma que evidenció su mejor amigo quien, tras la cámara y anclado apropiadamente algunos metros más arriba, registró parte del recorrido.

Ahí estaba el conflicto, no era de contenido sino de forma. Honnold es un escalador excepcional y un ciudadano libre, que puede optar por el estilo de escalada que desee. La simpleza de esta acción noble y absolutamente personal, se convierte en un espectáculo que, con un tono épico, transforma a Honnold y sus actividades en un referente para millones de escaladores, simplificando la decisión de exponerse a riesgos fatales. Los medios no son los únicos sobre quienes recaen las responsabilidades de nuestra actividad, esto sucede también en las escuelas de montaña y escalada, gimnasios y, por supuesto, en el desarrollo de nuevas áreas de escalada, sobre todo en las grandes equipatones que intervienen un espacio natural, público o privado, de manera abrupta, derivando en una serie de consecuencias. Esta responsabilidad puede ser percibida y canalizada de manera positiva, como hemos visto en el plan de manejo del Bosque Mágico del Arrayán o en casos donde escaladores profesionales reconocen en el valor de su opinión y el poder de su popularidad, una herramienta para aportar hacia el crecimiento del deporte o de una mejor sociedad. Siguiendo esta dirección, en este número les presentaremos a Paige Claassen, quien nos visitó en marzo como punto culmine de su gira Lead Now, un viaje de escalada alrededor del mundo que busca reunir fondos para ONG’s asociadas a los países que visitaba. También les traemos el dramático relato de Rannveig Aamodt, una escaladora noruega de alto nivel, quien tras sufrir un grave accidente de escalada, decidió compartir su historia para ayudar a promover la idea de maximizar los cuidados durante el desarrollo de este deporte. Esperamos que disfruten esta edición, cargada de historias e imágenes sorprendentes, y que ésta aporte en el avance hacia el desarrollo del deporte, la cultura y las buenas prácticas de la vida en la montaña.

Erick Vigouroux Director


Esta es la famosa Gran Torre del Cortaderal, que hasta la realización de la expedición “Beer Machine”, sólo había sido ascendida en una oportunidad... hace casi 50 años. Colección Elvis Acevedo

de 40 minutos después aterrizar en el glaciar Universidad, a unos 3.200 msnm, con comida y combustible para un mes. Fueron necesarios dos vuelos para transportar a los montañistas, equipo técnico, comida, cervezas, dos cajas de vino y un gato de peluche.

Desde este punto, el equipo logró las cumbres del Pilar Occidental (cuarta absoluta y nueva ruta, “Canalón del Conejo Playboy”), volcán Palomo, Gran Torre del Cortaderal (segunda ascensión absoluta) y Nevado Penitentes (segunda absoluta y nueva ruta por la Arista Sur). Logrados estos objetivos el equipo regresó al glaciar Universidad para instalar un tercer campamento, “Tugurio”, desde el cual logro la cumbre principal del Corona del Diablo, realizando así la segunda ascensión absoluta a esta hermosa montaña.

Para superar las absurdas restricciones de acceso impuestas por las hidroeléctricas PacificHydro, Hydro-Chile y el fundo Maitenes, que echaron abajo el proyecto los años 2011 y 2012, el grupo decidió buscar una manera “alternativa” de ingreso. Por aire.

Una vez en el glaciar, el grupo porteó el material hasta el final del segundo plateau, donde instaló el primer campamento de la expedición, “Campamento Antro”, a unos 3.200 metros de altitud. Desde aquí se realizó la tercera ascensión absoluta del Pilar Meridional, abriendo una nueva ruta por su Cara Oeste; la segunda ascensión absoluta del Nevado Cisne, una nueva vía por su arista sur; la primera ascensión al Torreón Noreste de la Corona del Diablo (cumbre secundaria) y además un intento a la Pared Norte del Cerro Torrecillas.

El sábado 2 de noviembre, después de dos días esperando condiciones meteorológicas adecuadas, el equipo despegó desde la base de la empresa Helicopters, en Machalí, para alrededor

Luego, la expedición se movió desde el glaciar Universidad al Cortaderal, donde instaló el segundo campamento, “Sucucho”, cercano a los 4.000 metros de altura.

Beer Machine. Durante el mes de noviembre del 2013, un equipo de 4 montañistas del Grupo Perros Alpinos (Christian Quezada, Ulises Espinosa, Ricardo Hernández y Elvis Acevedo), la Beer Machine Climbing 2013, se internó durante un mes en la zona de los glaciares Universidad y Cortaderal, los que junto al sistema compuesto por los glaciares Cipreses Superior, Cipreses Inferior, Palomo Norte y Manke, conforman la segunda zona glacial más grande de Chile.

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Después el grupo comenzó el descenso, retiraron todo el equipo y desechos de la zona. Luego salieron a través de las instalaciones de HydroChile, intentando causar la mayor cantidad de problemas posibles. Personal de la empresa sacó amablemente a los montañistas hasta las cercanías de Puente Negro, desde donde tomaron micro hasta San Fernando. Elvis Acevedo


Cerro La Vieja, en Cordillera Castillo, donde dos chilenos abrieron una ruta por el sector derecho de los contrafuertes. Además, segundo ascenso absoluto y primera nacional. Colección Pablo Miranda

Segundo ascenso La Vieja. Nuestro plan junto a Manuel Medina era nuevamente intentar el Cerro Feo, más conocido como La Vieja, que hace un año nos privó de su cumbre. El día martes 11 de febrero del año 2014 salimos de Coyhaique en dirección a la cordillera de Cerro Castillo, internándonos por el estero Parada, para luego cruzar el portezuelo Palo, quien nos entregó una perspectiva general de las condiciones del cerro y la ruta a intentar, para luego comenzar a descender hacia la base de La Vieja, donde instalamos nuestro campo base. Inicialmente, la idea era levantarnos de madrugada para comenzar el ascenso, ya que la ventana de buen clima se pronosticaba para ese momento; sin embargo, como es sabido, en la Patagonia todo es incierto. Alrededor de las 12 AM comenzó a nevar, por lo que nuestra salida se retrasó.

Esperamos que las condiciones mejoraran hasta que finalmente nos decidimos y comenzamos el ascenso a las 9 de la mañana. La escalada fue rápida, ya que realizamos prácticamente toda la pared en simultáneo, solo teniendo que asegurar un largo. La noche nos tocó en la pared por lo que armamos el vivac alrededor de las 6 PM, al inicio del gran nevero, el cual fue el punto de descenso el año pasado. La escalada la retomamos como a las 2 AM. Las condiciones eran perfectas, había luna llena lo que facilitó las cosas, logrando leer la ruta. Luego de pasar el nevero, enfrentamos una pequeña rimaya que sorteamos entre roca y nieve y nos tomó un poco más de tiempo comparado con el ritmo que llevábamos, ya que escalábamos con un piolet cada uno. Al terminar esta parte, comenzamos a escalar una canaleta de 150 metros de alrededor de 50 grados de inclinación, la que nos condujo a dos largos de la cumbre. Nos cambiamos los crampones por las zapatillas

de escalada y sería Manuel quien lideraría la siguiente sección, con tramos de escalada de V grado, para llegar a una planicie y la cumbre, a las 7 AM. La cima nos permitió, como es de costumbre en cualquier punto alto de la Patagonia, admirar el San Valentín y el San Lorenzo, además de regalarnos un hermoso amanecer. No puedo dejar de recordar el primer ascenso de los neozelandeses en los años 70, con el precario equipamiento con el cual contaban. Finalmente nos abrigamos para comenzar con el descenso, pasamos a buscar nuestras pertenecías que habíamos dejado en el vivac y luego al campamento base, donde comimos una reponedoras tortillas. Las cuales nos dieron energía para regresar al auto que habíamos dejado estacionado cerca de Cerro Castillo. Pablo Miranda


Club Andino Giuseppe Bortoluzzi

6ª versión del Festival de Cine de Lo Valdés

El Club Andino Giuseppe Bortoluzzi fue fundado el 24 de Marzo de 1984 bajo el alero de la Casa de la Cultura de la Municipalidad de San Fernando, VI Región, cuando Fernando González Ríos era director de la Casa de la Cultura e incentivó a un grupo de jóvenes, discípulos del recién fallecido hermano marista Giuseppe Bortoluzzi, a organizarse de una forma que honrara su memoria.

Una imagen dice mucho más que mil palabras y si esta es vista bajo un cielo estrellado y rodeado por las bellas montañas que coronan el final del Cajón del Maipo, puede que marquen hondo en el espectador y se transformen en un motor de generación de cambios.

Este clérigo había nacido en el norte de Italia y encontró en la cordillera de San Fernando un parecido a su tierra natal, lo que lo llevó a motivar a niños y jóvenes a amar la naturaleza y las montañas por varias generaciones, valores que perduran hasta el día de hoy. Durante su historia, el Club ha realizado expediciones y actividades a diferentes continentes, entre ellos los Payachatas, Aconcagua, Cordillera Blanca, Patagonia, Elbrus, Alpes, Nepal, Nueva Zelandia, África, por citar algunas. En los 90, además, nace la Rama de Escalada del Club, la cual participa en los principales campeonatos nacionales y regionales y es la responsable de equipar diferentes zonas de escalada en San Fernando.

Esa es la apuesta de Bios Exploraciones, los organizadores de la 6ta versión del “Festival de Cine de Montaña Lo Valdés”, a realizarse los días 4, 5 y 6 de abril en el sector que le da su nombre. Una nueva oportunidad para que la tribu se reúna en torno al deporte, el cine, la pasión por la montaña y la defensa de su entorno. Junto con celebrar su sexta versión, el festival promete venirse con todo. Además de los tres días de festival y competencia internacional de vídeos de deportes de montaña y medio ambiente, el evento contempla la equipación de una nueva zona de escalada en el bello y amenazado Cajón del Cerro Arenas.

que nos ayudaran a danzar al ritmo de un “no Alto Maipo”. Como de costumbre el festival se realizará en el conocido Lodge Lo Valdés y contará con stands de comida y cerveza artesanal además de diversas actividades deportivas, que le permitan a los asistentes disfrutar del aire libre y el espíritu de la montaña. En esta ocasión se volverá a premiar a las producciones audiovisuales ligadas a la montaña a través de un concurso de cortometrajes, existiendo plazo hasta el 21 de marzo para enviar los trabajos según las bases publicadas en www. festivaldecinelovaldes.cl Para más información, pueden contactarse a través de nuestro email: info@ festivaldecinelovaldes.cl, o en Facebook: www.facebook.com/Festival.Lo.Valdes, donde se irán informando las actividades horarios y programación del evento, dicho esto no nos queda mas que invitarlos a este importante evento de nuestra comunidad montañera. Bios Expediciones

En la actualidad el club cuenta 25 socios activos. y este año se celebran sus 30 años de vida.

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Como si esto fuera poco, en eta versión se sumará un par de grupos musicales


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La Thermo Ball Jacket de The North Face fue desarrollada en colaboración con PrimaLoft y ThermoBall. Esta parca busca entregar una alternativa a las chaquetas de pluma que hay en el mercado actual, esto, a través de una nueva tecnología que espera generar una aislación y confort similar a la que tienen las plumas.

Desde 1973 que la reconocida marca Francesa PETZL crea equipo con el objetivo de “ayudar al hombre a progresar hacia lo inaccesible”. Son 40 años de experiencia en el desarrollo de diversos tipos de mecanismos de desendedores, aseguradores, mosquetones, entre otros, todos pensados en ser utilizados junto a un elemento en común: una cuerda.

La chaqueta está compuesta por pequeñas fibras sintéticas redondas de Primaloft, que buscan imitar los racimos de pluma, atrapando el calor en pequeñas cápsulas de aire. Estas plumas sintéticas, asegura la marca, tienen un fill power similar al 600 de plumas de ganso, lo cual implica que puede atrapar una gran cantidad de aire por onza, entregando mayor capacidad de abrigo.

De esta manera, resulta algo lógica la llegada al mercado nacional de una completa línea de cuerdas dinámicas que son la última novedad de este gigante europeo.

Un beneficio del material sintético sobre las plumas es que es más útil para lugares húmedos o condiciones de lluvia, ya que, al contrario de las plumas, continúa entregando abrigo aunque se esté mojado. Esta nueva tecnología busca entregar un peso ligero, calor y comprensibilidad similar al que dan las plumas, pero con las ventajas que tiene un material sintético. Una nueva opción para las actividades al aire libre donde se necesite más calor y para los que buscan un nuevo abrigo cuando comience el invierno.

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Con una gama compuesta por 5 tipos de cuerdas simples y 3 cuerdas gemelas que abarcan desde 7,7 milímetros hasta 10,3 milímetros consiguen hacer frente a todas las necesidades de las diversas disciplinas vinculadas a la escalada y el montañismo. Todas poseen un tratamiento de calor (Ever Flex) que le permite a la fibras conservar sus propiedades durante más tiempo. La mayoría tiene otro proceso ligado a proteger la cuerda de la abrasión y la humedad (Duratec Dry), el cual las hace más resistentes a la humedad y el polvo. Además, el alma y funda están soldadas mediante ultra sonido.

Está disponible para hombre y mujer.

Detalles no menores a los cuales se le debe sumar que vienen marcadas en la mitad y enrolladas de fábrica, de tal manera, que están listas para escalar.

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GUIDE 10 PLUS ADVENTURE KIT Goal Zero

Luego de unos días acampando, escalando y viendo los topos a través de tu celular o Tablet, de seguro entenderás lo importante que resulta tener algún tipo de dispositivo que te permita recargar las baterías y así no quedarte sin aquellos aparatos que hoy por hoy se han vuelto indispensables incluso en las más altas cumbres. Este kit de energía portátil te permite contar con una fuente de poder recargable a través de la luz solar. El set dispone de un panel que captura de manera eficiente la energía solar, la cual puede ser directamente dirigida al aparato que necesites a través de los cables y adaptadores que incluye. También posee un cargador de baterías con el cual puedes cargar hasta 4 pilas doble o triple A. Una vez que estas baterías están cargadas puedes utilizarlas directamente o usar la energía almacenada en ellas para, a través del mismo cargador, destinarla para cargar otros artefactos mediante una salida USB. El tiempo de cargado de cualquier aparato que conectes al cargador es el mismo que demora en un enchufe en la pared, transformándose en una manera eficiente y sustentable de recargar tus equipos, incluso en la ciudad. www.goalzero.com


CINE ESCALANDO Por Daniel Castro

The Island Volume 1

Ficha técnica Productor:

DAVE GRAHAM Realización:

DAVE GRAHAM JON CARDWELL Con la colaboración:

CAMERON MAIER (BEARCAM MEDIA) Cámara y filmación:

DAVE GRAHAM JON CARDWELL SETH GILES ISAAC CALDEIRO CAMERON MAIER. Duración: 64’:34’’

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The Island Volume 1, es la primera de tres entregas que busca retratar el estilo de vida y, sobre todo, el mundo cotidiano de un grupo de escaladores profesionales. El precedente a este interesante proyecto es la red social “The Island”, que reúne los pensamientos, bitácoras y opiniones de un grupo de escaladores, que subiendo fotos y videos de sus encadenamientos y proyectos pendientes, hacen de este sitio una “isla” donde todos los participantes se pueden reunir y compartir sus logros sin importar dónde se encuentren. Si les interesa pueden surfear por la página www.island.io para ver qué tiene este refugio virtual de escaladores. Corría el año 2009 cuando varios miembros de “La Isla” tuvieron la idea de hacer una película que retratara el espíritu de este movimiento y finalmente el 2013 se estrenó el primer volumen de esta trilogía que, al igual que


Arriba, una atiborrada Céüse, una de las mejores escuelas del sur de Francia. Una escena poco habitual, que refleja la creciente demanda por escalada de calidad y alta dificultad. A la derecha. La guapa Alizée Dufraisse, en Archidemician (8c). Página del frente. Dave Graham, gestor del proyecto The Island, encadenando a vista Le jour de 19 Aout (8b+), en Céüse Fotograma de The Island

los posteos en la página, es una especie de diario de vida que documenta 365 días del grupo conformado por Dave Graham, Jon Cardwell, Seth Giles y Isaac Caldeiro, con la participación adicional de grandes amigos de Dave y rockstars (literalmente). The Island no es un film que busca una fotografía perfecta o capturar de un modo estético los escenarios donde la escalada se lleva a cabo, más bien intenta plasmar la rutina (no se lea rutina como fome) que involucra ser un escalador profesional, con un formato semi documental un tanto caótico, como la vida misma. En ese sentido, se puede decir que es una de esas películas que odias o amas. No tiene una línea argumental clara, pero esto es en parte porque la vida tampoco la tiene. Con una idea súper clara de qué es lo que quería, Dave dice haber preferido realizar él mismo con sus amigos el film, antes que tratar de convencer a

cualquier realizador de películas de escalada para que dirigiera su proyecto. Como ya se dijo, no es la clásica película de escalada, en cambio tiene un ritmo y una estructura un poco más experimental. Este es un proyecto muy personal de Dave, que aparte de financiar de su bolsillo todos los gastos, compuso más de la mitad de la música que acá se escucha. Si bien, las intenciones son muy buenas y el espíritu del proyecto loable, el resultado no logra capturar todo lo que pretendía. Más que el estilo de vida de un grupo de escaladores, lo que se ve acá es el periplo de ciudad en ciudad y de una zona de escalada a otra. Mucha toma desde los autos, harto autorretrato con el espejo retrovisor, harto living y vida de camping, harta cerveza, pero todo esto siempre capturado de un modo superficial. No hay un real compromiso de los protagonistas con la cámara y, por lo mismo, lo que resulta de todo

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En esta primera edición de The Island, conocemos las facetas más personales de cada uno de sus protagonistas. Quizás quien más ha expuesto su sicología es Jon Cardwell, evidenciando su fanatismo, a veces obsesivo, con algunas rutas de alto calibre, como es el caso de Biography (9a+), repitiendo sin mentalmente sus movimientos, absolutamente concentrado durante horas (página del frente). Fotograma de The Island

esto es un collage de viajes y convivencia con música electrónica que permite darle dinamismo al montaje. Precisamente, por la falta de un director con oficio es que “The Island” no alcanza a demostrar el gran potencial que tiene como proyecto. Por ejemplo: varias escenas de Jon Cardwell, leyendo mentalmente la ruta mientras repasa la secuencia de movimientos acostado en la carpa o de pie con un atardecer en Niza, hablan del nivel de compromiso que se genera con una ruta que realmente nos obsesiona. Se entiende la idea, pero no alcanza a estar realizada, en parte porque no vemos la imagen mental que Jon está viendo en ese instante y por ende son sólo unas manos moviéndose de acá para allá. Si hubiera que encasillar esta película quedaría dentro de la categoría del Porn-climbing, con una cantidad de power y apriete impresionantes. Acá es donde más brilla y destaca “The Island”, porque la filmación muchas veces poco prolija en encuadre y fotografía, le

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da una crudeza que nos acerca al escalador, vuelve más real los encadenamientos y los intentos fallidos. Se siente que no es una escalada para la cámara y que en cambio la cámara en verdad está documentando el momento y el instante en que suceden las cosas. La consecuencia de esta crudeza es que las rutas y zonas de escalada no alcanzan a reflejar su verdadera belleza. También, a mi juicio, por problemas de inexperiencia se abusa un poco de la aceleración de la imagen intentando así condensar la experiencia. En resumen: The Island Volume 1 es un primer intento para retratar un proyecto sumamente interesante. Abordando los primeros 108 días del año, nos deja a la espera de las próximas dos entregas (que cubrirán los 257 días restantes) en las que de seguro se notará la experiencia ganada y se plasmará el estilo de vida de unos muchachos que se la juegan por sus ideas, sin miedo a caer y volver a intentarlo.


http:// Para conocer este movimiento de escalada pueden entrar e impregnarse del espíritu aventurero de estos blogueros acá: www.island.io Otra producción que ha intentado plasmar el estilo de vida de escaladores, pero en este caso en una gran pared es: The Whistler, the Wizard & the Raccoon, donde un grupo de escaladores aficionados a la música (Sean Villanueva, Stephane Hanssens y Merlin Didier) sube el Cerro Catedral, en el Parque Nacional torres del Paine. www.escalando.org/?p=10845


Período abril a septiembre 2013

Con retraso, lo admito, pero, ya saben, la información que se presenta aquí no existe recopilada como tal en ninguna otra parte, luego, entonces, a estas alturas ya casi es un imperativo que sea de calidad. Además, que igual me tomaron 9 o 10 páginas tamaño carta hacerlo, a pesar de la impresión inicial que tenía yo, acerca de que no habían pasado muchas cosas esta última temporada. Con respecto a las reglas, se las recuerdo. Se trata de las actividades realizadas entre abril y septiembre del 2013 inclusive, que representen algún grado de aporte deportivo al montañismo y que fueron realizadas por chilenos, o extranjeros residentes, en cualquier parte del mundo. Comencemos entonces.

Nota del editor *¡Atención! leyendas de las fotografías son también autoría del Anticristo. Revista Escalando no se hace responsable. ¡Dios nos libre!

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Volcán Villarrica Es tiempo ya de reconocer la labor que Marco Poblete ha realizado sistemáticamente en las montañas de los alrededores de Coyhaique. No hay temporada que pase sin tener tres o cuatro actividades de buen nivel. Un trabajo enfocado en el descubrimiento y la dificultad alpina, desarrollando algo que una parte importante de los buenos escaladores chilenos no tiene: estilo. Chúpate esa. Ahora, con diferentes compañeros, primero hizo un intento en junio por abrir una ruta nueva al Pico Triangular Sur (2.500 metros) en el sector Zeballos, al sur de Los Antiguos. Más tarde escaló una cumbre en un macizo innominado en el sector Pedregoso, al norte de Villa Mañihuales, que resultó medir 1.600 metros de altitud. No se preocupen, yo tampoco tengo idea de qué estamos hablando. Y luego, en lo que debería ser la guinda de la torta, la crema del café o la última de la noche, se abocó al intento de un primer ascenso a una montaña inescalada, en la zona del ya mencionado Picacho. Además, en invierno. Junto a Camilo Hornauer, partieron el 13 de septiembre para acampar justo al lado de la Carretera Austral, a 330 metros de altitud. Al día siguiente subieron por colinas resbalosas, llenas de vegetación molesta, hasta entrar a un canalón de nieve dura que terminó en el punto más alto de un espolón, donde, tras 6 horas de ascenso y a cota 1.200, hicieron su primer vivac.

A las 5 de la mañana continuaron. Pasadas expuestas sobre roca, pendientes de nieve dura y, a las 8:30, ya con luz y experimentando 7 grados bajo cero, montaron la primera reunión. Vendrían 230 metros de escalada en hielo y nieve, con pendientes de hasta 60 grados. De la vertiente oeste salieron a las 11 AM, para ir a dar al collado que existe entre las dos cumbres de esta montaña. Obviamente optaron por la más alta, la Norte, a la cual llegaron 45 minutos más tarde. Un par de santiamenes sobre ella y listo. A tratar de resolver los 1.500 metros que les quedaban aún por bajar hasta el camino. Para ello, lo que siempre me da flojera redactar. Hicieron rapeles, desescaladas, destrepes y caminata. De regreso en la Carretera Austral misma estuvieron a las 21:00 horas. Sería entonces el primer ascenso de un cerro que mostró una altitud de 1.830 metros, vía una ruta que recorre su Pared Oeste, con dificultades reportadas de AD/60º. Lo bautizaron como “La Zaranda”, atendiendo a la denominación que tiene el sector y también al nombre de una laguna homónima ubicada en su base. A lo cual ustedes, como ya se han empezado a dar cuenta desde cierto tiempo atrás, lo encuentro no precisamente afortunado. Podrían por último haberle agregado una X en alguna parte para darle algo más de carácter y menos de nombre de zapato.


El Taulliraju y su contrafuerte, con la línea recorrida por los chilenos. Iba a decir alguna pesadez, pero prometí portarme bien. Colección Jimmy Mora

Pero bueno, igual bueno y lo bueno no abunda. A contraraju Esto es poco frecuente. Ambiciones chilenas en Perú. ¿Por qué? Porque en las cordilleras de este país el nivel es exigente y quienes apuestan alto arriesgan tragar talco. Algo que sabían muy bien Jimmy Mora y Francisco Rojas cuando, en julio del 2013, dirigieron sus pasos a Cordillera Blanca para intentar el Taulliraju. Montaña difícil, estética y que en los momentos en que estos ya no tan muchachos se dirigían a sus flancos, todavía no contaba con ascensos nacionales. Sin embargo el reporte meteorológico con que se toparon no se veía muy prometedor. Solo se movieron, y rápido, cuando vislumbraron una ventana de buen tiempo que, cuando fuera a llegar, duraría 2 días. Así fue como el 8 de julio arribaron a Taullipampa, el sitio usado como campamento base (a 4.200 m). Originalmente querían probar la Ruta Italiana, aquella que recorre el Filo Noroeste, pero como estaba demasiado acornizado, optaron por hacerlo vía el Contrafuerte Sur. Éste es un torreón que se desprende de la pirámide somital del Taulliraju y cuya escalada misma requiere cubrir 600 metros de dificultad 70/85º, AI4+ y M5. Sácate una sigla.

Se dieron dos días para aclimatarse y luego, de ahí, establecieron un vivac al pie del glaciar, a 4.800 metros de altitud, desde donde intentarían la escalada. La jornada en cuestión, el 12 de julio, salieron temprano y cruzaron el glaciar. A las 11 ya estaban en una rampa de nieve que los dejó en la pared propiamente tal. Después, la sinfonía técnica, aburrida de escribir, emocionante de vivir. Terreno vertical en hielo delgado, nieve inconsistente, roca y hielos mixtos... 8 largos más apretados que niña de 15, para terminar en una pequeña terraza donde instalaron su vivac, a 5.200 metros. Llegaron mojados, lo cual los hizo pasar una noche penca. ¿Para qué usar otra palabra? Y para más remate, en la mañana, encontraron que el anclaje del cual colgaban estaba literalmente dentro de un cubo de hielo macizo. Ni les cuento lo que les tomó sacarlos. Pero cuando pudieron, salieron como misil, recorrieron 150 metros de largos mixtos y terreno fácil para llegar a la cima del Contrafuerte, a 5.400 metros. ¿Y aquí? ¿Qué? Pues, en teoría, para hacer cumbre, todavía tenían que bajar un poco, luego, subir, abrir huella... En fin, ¡pelearla!, lo que significaba más días. Que no tenían pues el mal tiempo debía venírseles encima pronto. Mejor dejarlo hasta ahí no más.

Bajaron hasta el vivac y optaron por no arriesgar un descenso inmediatamente porque la roca era sellada y el hielo delgado. Mejor hacerlo con luz, lo que hicieron al día siguiente en la forma de 10 rapeles. En definitiva, el 14 de julio estuvieron de regreso en su campamento justo antes que comenzara el mal tiempo. Jabonaos daos. Pero tal alegría se esfumó más rápido que lanza urgido, pues descubrieron que les habían robado el equipo, lo cual sumado a que el tiempo no mejoraba, les hizo desistir de un segundo intento. ¿Y el Taulliraju? Bien gracias. Todavía esperando por el primer ascenso chileno. A duraznos, durazno y medio Érase una vez dos chilenos que habían intentado realizar el primer ascenso al Torre por la vía Ferrari. ¿Recuerdan? ¿Sebastián Rojas y Cristóbal Señoret? Llegaron bien arriba, en febrero del 2012. Ahora querían hincarle el diente de nuevo, pero en invierno y contando con la participación de otro gran conocido nuestro, Nicolás Gutiérrez, quien ya había subido el Torre hace cinco años junto a José Edwards, pero por la Maestri. A los muchachos, conociendo perfectamente las dificultades que iban a encontrar en Patagonia, no se les ocurrió nada mejor que, como

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¡Chuta la foto blanca! ¿Qué es esto? Las minas de Dilitium en Rura Penthe? ¿Un sostén XL? ¿El Torre en Invierno? ¡Exacto! Un sostén. Aunque también pareciera que es Nico Gutiérrez peleando por subir la Ferrari. Pero que parece sostén, parece Colección Sebastián Rojas

parte del entrenamiento, intentar realizar en el día desde Baños Morales una nueva ruta al cerro El Morado.

De ahí, bien contentos se fueron al Torre. En Chaltén estuvieron el 20 de julio, con la logística necesaria para la estadía de un mes.

Comenzaron a las 10 PM del viernes 12 de julio. Usando randonés, realizaron la aproximación durante la noche y, a las 8:30 de la mañana, ya estaban en la base de la Pared Sur del Morado. Sin embargo, no era por aquí donde se metieron, sino que siguieron hacia el col que se forma entre éste y el San Francisco, más bien apuntando a la arista suroeste.

Cuatro días después, partieron en esquís hacia el glaciar Marconi. El intento propiamente tal lo comenzaron desde el Circo de los Altares, pero la aproximación se rebeló cansadora y los días eran cortos. Lo que explica porque, cuando llegaron hasta la base del headwall, después de los largos de mixto, optaron por retirarse. Sin cocinilla ni sacos de dormir, no era sensato tratar de aguantar la gélida noche invernal.

A mediodía se sacaron los esquís y pasaron a modalidad escalada. Y comenzó el partido. Buscando la línea más obvia, hacia el oeste, fueron sumando metros y tratando de cubrir la mayor parte del terreno en simultáneo. Solo en un par de largos se aseguraron, accediendo a la cumbre en algún momento de la tarde por un canalón, terminando así una ruta de 600 metros de largo, con dificultades máximas de V/6a. Por supuesto, en roca mala. Pero no estuvieron mucho rato contemplando la vida, pues tenían harto terreno que desandar y la luz se iba, se iba, se iiiiiiiiiiiiba. Por eso sacaron un par de fotos y listo, para abajo. Desescalando todo, excepto dos partes en que hicieron sendos rapeles de 60 metros. En Baños Morales estuvieron a las 8 de la noche, vía un glaciar con el cual igual tuvieron cuidado.

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den que “supe de un gringo que alguna vez fue y se mató... pero te juro que tengo el dato anotado... te llamo y te cuento”. Un gringo; siempre es un gringo. En el caso del Corcovado, hasta el 2013 sólo contaba con dos ascensos, uno hecho en 1945 por Engels, Kress y Gasch, germano-alemanes provenientes de Osorno, y Douglas Tompkins, sí, él, llegando en solitario a la cima, pero previamente acompañado hasta la base del torreón final por el chileno Carlos Alvarado. O sea, efectivamente, puros gringos.

No habría más intentos y se retirarían del cerro tras 12 días. Tercer para tres Un poco más al norte... el Corcovado. No me refiero al de Brasil, idiotas, sino que al que se encuentra en las cercanías de Chaitén y que se ve impresionante cuando se navega por los Canales del Sur. Pertenece a esa categoría de cerros donde también está el Puntiagudo, el Campanario o el cerro Santa Lucía, los cuales, a pesar de tener historia que contar, la mayor parte de la gente las desconoce. Y cuando se les pregunta directamente, en lugar de admitir ignorancia, respon-

Esta fue la situación que se encontraron Ignacio Vergara, Armando Montero y Sergio Infante, acompañados por Vicente Montero, cuando se dirigieron a la zona para tentar su ascenso. Por si no lo recuerdan, Vergara fue el chileno que subió en enero del 2013 el Fitz Roy; y si han estado leyendo estos recuentos desde hace algún tiempo, el nombre de Montero no debería serles desconocido tampoco, por la fructífera actividad que ha efectuado en los alrededores de Coihaique, realizando entre otras cosas el tercer ascenso y primero nacional al Palo (a fines del 2012, junto al mismo Vergara). El recorrido que tomaron fue bastante parecido al de sus predecesores. Zarparon de Chaitén el 27 de septiembre, llegaron a la desembocadura


Metros finales del Corcovado. No se me ocurrió nada irónico que decir.

de un río, el Morrillo, siguieron su cauce, se internaron en el bosque y, tras abrirse paso con el método todo-vale, incluso morder, alcanzaron la cota donde la vegetación afloja (800 metros) y establecieron un campamento, lugar hasta donde llegaría Vieente Montero. El esfuerzo final lo hicieron al día siguiente. Siguieron el Filo Noroeste hasta el torreón de hielo somital, se movieron a la Cara Oeste, luego escalada en hielo, antecumbre, un filo y, ta-da, la cima. A las 18:30 horas. Buena. Muy buena. Helado equivocado El intento recién descrito más arriba, al Torre, no fue la única actividad invernal de chilenos en la Patagonia argentina. Otro par de jóvenes también tuvieron aspiraciones grandes. Hablo de Michael Sánchez y José Dattoli, que se fueron a Chaltén con la mirada puesta en el Fitz Roy por la Supercanaleta, en invierno; algo que, por partida doble, jamás ha sido realizado por chileno alguno. El 20 de agosto fue la fecha en que le hicieron el intento, pero este se frustró debido a la cantidad de nieve caída, las bajas temperaturas y el mal tiempo. O sea, sácate una. Pero, tratando de no

Armando Montero

perder oportunidad, se fueron para la Guilloumet, a probar la Amy, a la cual le hicieron un peque que comenzó, como es la costumbre, de noche.

ruta, la Guillot, que queda un poco antes que la Amy en la serie de líneas que se dibujan en la vertiente este de la Guilloumet.

Primero subieron sin asegurarse 250 metros, azotados brutalmente por una bajísima sensación térmica. Pronto pasaron a escalar largo a largo, nunca las dificultades calzando con lo esperado. Tras sufrimiento masoquista around the world llegaron al final del canalón en el cual estaban, donde fueron barridos por el viento. No. Decir barridos es poco. Digamos mejor tifoneados, de la palabra tifón, que es como un tufo, pero grande.

El mismo salame

Continuar era mala idea. El frío no hacía más que machacar y la noche se venía encima. Así es que se bajaron. Seis rapeles del terror, con los mosquetones y los dedos pegándose... Mas, de una manera u otra, llegaron a la carpa y sobrevivirían. Lamentablemente, con el transcurso de los días y semanas, se irían constatando congelaciones de diversa consideración en prácticamente todos los 40 dedos que esta cordada tenía; pero como esto ya lo reporté antes no es necesario insistir. Ah, sí. Dato para la causa. La razón por la cual las dificultades que encontraron no eran las esperadas, era porque se habían metido en otra

Si todavía no tienen el cerebro anquilosado por las drogas, o porque insisten en fumarse el té por la falta de monedas, recordarán que el año pasado un grupo de chilenos se embarcó en el largo y ambicioso proyecto de realizar el Leopardo de las Nieves. Es decir, el ascenso de las cinco montañas de más de 7.000 metros localizadas en el territorio de la otrora URSS. Que, como dije entonces, no significa una rusia sin sostén, sino que un rato sin sexo. El año pasado habían logrado el primer ascenso nacional del Ibn Sina, de 7.134 metros (ex Lenin, última vez que lo digo) y ahora tenían en mente algo bastante más ambicioso: subir dos Leopardos de una, dado que comparten campamento base: el Korzenevzkaya (7.105 m) y el Ismail Solomi, de 7.495 metros y ex pico Comunismo (suena extraño eso). De los que habían hecho cumbre el año anterior en el Ibn Sina, esta vez no participaría Tamara Muñoz, pero se les sumaría Cristóbal Cattan, para terminar de conformar así un grupo de 4 personas.

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Tras desistir del intento de cumbre del Monte Korsenevskaya, Eduardo Manosalva, desescala por una empinada arista con secciones de hasta 60°, hacia el campo 3, a unos 6100 m.s.n.m. Ningún chileno a la fecha ha logrado completar el Leopardo de las Nieves. María Fajardo

Y se fueron. ¿Adónde? A Taijiquistán, sus ignorantes. ¿Y dónde es eso? Ni idea. Pero que se fueron, se fueron. Tras una parada en Madrid, el 25 de julio llegaron a Dushambé. Dos días después estuvieron ya instalados en el Base, a 4.200 metros de altitud, tras ser transportado en helicóptero. El dilema que tenían acerca de cuál montaña enfrentar primero, en realidad no fue dilema. Prefirieron partir por el Korzenevzkaya, pues el Ismail Solomi es más alto, tiene unos pasos delicados con peligro de caída de seracs (lo que exige pasar rápido, o sea, aclimatados) y, además, ya contaba con una ascensión chilena previa (la ahora mítica expedición liderada por Claudio Gálvez décadas atrás y que lo puso a él en la cumbre junto a Sergio Cantín, Cecilia Castillo y Sergio Zárate). Tratando de hacer caso omiso a las diarreas que azotaban al grupo, comenzó el mambo vertical, para diferenciarlo del horizontal. El 30 de julio un primer porteo al Campo I (5.100 m) y el 5 de agosto partieron a dormir a él, con la idea de no bajarse más hasta intentar cumbre. Así es que el 7 de agosto portearon al Campo II (5.700 m), el 9 se instalaron ahí, el 10 hicieron un porteo al III y último (a 6.100 m), luego lo ocuparon y justo ahí, bang, tormenta total infinita. Aún así, igual el grupo salió a intentar cumbre, pero encontraron mucha nieve y en algunos

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tramos el filo, expuesto, gatillaba avalanchas. Cuando ya estaban a 6.500 metros prefirieron bajarse, lo que hicieron ordenadamente no sin antes dejar una carpa en el Campo III, pues pensaban regresar. Pero, alrededor del 16 de agosto, cuando estuvieron todos en el Base, era obvio que el clima no daba tregua y así tampoco se podía tratar el Ismail Solomi. No les quedaba tiempo. Y se retiraron. El hecho de no haber subido estas dos montañas claramente pone las cosas más difíciles para estos muchachos. Quienes al momento de redactar estas líneas ven con qué alternativas cuentan para no retrasar el cumplimiento de su proyecto. Dicho eso, en principio, este año intentarían el Korzenevzkaya de nuevo y el 2015 el Khan Tengri, ninguno de los cuales cuentan con ascensos nacionales a la fecha.

al otro gran famoso patagónico de hielo al cual le tenía ganas: el Sarmiento. Una montaña de clima terrible, salvaje y orgullosa. Blondie decía que hay dos tipos de hombres: aquellos que tienen la pistola cargada... y los que cavan. Entonces, yo digo que los montañistas se separan en dos: quienes conocen la historia del Sarmiento... y los imbéciles. El Sarmiento es importante. Y aunque podría pensarse que ha perdido relevancia mediática, debido a que cada cierto tiempo se saben de ascensos, en realidad éstos últimos son a la Cumbre Oeste, no la principal. Una que sólo había sido escalada previamente en una ocasión de una forma tan afortunadamente suertuda, que incluso hay quienes plantean sus dudas. Me refiero a Mauri y Maffei, en 1956, en una expedición liderada por un Agostini que ya tenía 73 años y que intentaba la montaña por tercera vez.

Zarmiento Y ahora es el momento de hablar de Camilo Rada. Sí. De nuevo. Él. Claramente pasando por un gran momento. Como que todo lo que tocara se convirtiese en oro. Tras la impresionante seguidilla de éxitos que ha tenido en los últimos años, se ha embolsado, y sólo por citar algunos, el Baruntse, la Afanasieff al Fitz Roy y el Paine Grande en invierno. Así, con las espaldas anchas, se animó creo yo

La logística era parte del problema a solucionar, pero esta vez Rada se las tuvo más simple al estar su intento inserto en un esfuerzo multidisciplinario llamado CORDARWIN.13, de lo cual no me explayo más ahora porque estoy atrasado para irme a un matrimonio. Pero bueno, de una u otra manera, Rada, junto a la argentina Natalia Martínez y la chilena Inés Dusaillant fueron desembarcados el 19 de agosto en lo que sería su campamento base, con provisiones para un mes.


Jaime Blackberry, aka Jimmy Mora, en la cumbre del Falso Altar. En la foto de la derecha, la línea roja no es una tubería que quiere instalar Andina para hacer subir los jeeps, sino que la línea que siguió en su itinerario por su Pared Sur. Jimmy Mora

No más llegar, Rada et al tuvieron que moverse a marchas forzadas, pues la suerte es de los suertudos: el reporte meteorológico avisaba que venía un día bueno, el 23. O sea 4 días en su futuro. Muy pronto, demasiado pronto, felizmente pronto. El 20 portearon, el 21 otro viaje y a dormir bajo fuerte viento, en una cueva estándar COPEVA. El 22 alcanzaron el Collado Norte, a 2.200 metros, y pudieron dormir en él en un clima que definitivamente mejoraba. Incluso se despejó. Pero como no tenían el equipo de escalada con ellos, dejado en la cueva donde habían pernoctado el día anterior, no tenían cómo aprovechar el día 23, que era el bueno. Pero... la suerte es de los suertudos. Resultó ser que el pronóstico del tiempo había sido actualizado, y avisaba que el 24 también iba a estar bueno, por lo que los expedicionarios pudieron bajar a buscar las cosas y regresar a tiempo al Collado Norte para dormir. Y, ahí sí, finalmente a tiro de cañón para tener su oportunidad de escalar el Sarmiento. Esfuerzo del cual no participaría Dusaillant, quien se quedaría a esperarlos en dicho sitio. Martínez y Rada partirían un poco antes de las 4 de la mañana. La aproximación la hicieron en esquís, la rimaya de entrada fue un problema, resuelta en artificial y, de ahí, el regalo: una línea directa, hermosa y de buen hielo, por una especie de canalón, que parecía llevarlos al cielo.

La vía la siguieron religiosamente por todo lo que quedaba del día, siendo lo único preocupante el hecho que no sabían si tal ruta salía arriba, evitando los enormes hongos somitales. Sí que lo intuían, pues habían tenido la precaución de documentarse con fotografías aéreas ANTES de meterse al cerro. O sea, el cabrito hizo su pega, boys. No como todos los cabezas de músculos kojakeros que siguen jurándose extremos porque hacen buldel.

Salvo acotar que el esfuerzo de Rada contó con una ayuda que sería bueno mencionar. Ante de su llegada, un equipo de avanzada, conformado por Cristian Donoso, Mario Sepúlveda y Uber Quirilao, habían explorado el terreno, incluso llegando hasta el famoso collado. También ellos se dieron la maña de hacer un intento, pero a la Cumbre Oeste, el cual desgraciadamente se vio frustrado por el mal tiempo.

¿En qué iba? Ah, sí. Lograron salir del canalón, evitaron los hongos, surfearon la nieve honda, subieron cuanta cosa se les puso por delante y, de noche, a las 22:45 horas, hicieron cumbre en el monte Sarmiento.

Voy y vuelvo

Como es ruta nueva, una directa por la cara norte, la llamaron ¿Sarandeando Sarmiento? No. Suerte de Sarmiento (400 m, D+). ¿El regreso? Ah, sí. Rapeles. Muchos. Una estaca por aquí, abalakovs por acá, un nudo que se les olvidó sacar, vuelta a escalar el largo, perdieron el gancho para hacer los puentes de hielo, dejaron tornillos, un descendedor que se cayó, Rada que se tiró un peo... O sea, todo pasando. No hay tragedia ni olor que dure mil años. Con luz de día ya, y cielo nublado, llegaron indemnes de vuelta al campamento del Collado Norte.

De regreso de Perú, y la escalada del Contrafuerte Sur del Taulliraju, Jimmy Mora sentía que ya estaba preparado para otra cosa que tenía en mente desde hacía tiempo: la Pared Sur del Falso Altar (4.549 m). Por el Canalón Buracchio, en solitario, estilo alpino y, además, non-stop. La historia de esta pared no es evidente, puesto que no son claros los detalles de escaladas previas. Especialmente que varios esfuerzos se retiraron bien abajo, argumentando que lo habían hecho así porque habían llegado hasta el “fin de las dificultades técnicas”. Sí claro. Además que cuesta recopilar los buenos ascensos, con cumbre incluida, de esos jóvenes ambiciosos e irreverentes que hoy son más frecuentes que hongos en los pies. Quienes, como no están ni ahí en decir qué cosas hacen, cuesta que yo les siga la pista.

Gran ascenso, nada más que decir.

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Puesto el parche ante la herida, déjenme decir que entonces, según mis antecedentes, lo que se planteaba Mora nunca antes había sido realizado. ¿Y cómo le fue? Veamos. Partió a las 19:00 horas del 28 de septiembre desde el estacionamiento de Villa Paulina, llevando una cocinilla, 40 metros de cuerda de 8 mm, 3 tornillos, empotradores y algunos friends. Caminó cuatro horas y vino un descanso. Retomó la marcha a las 2 de la mañana por otras cuatro horas más y vuelta a descansar. La escalada la inició a las 8 AM por un canalón de nieve; luego una montada en roca con verglás y pendientes moderadas, cascada de hielo en free solo, más corredores de nieve por aquí, un error por allá, la segunda cascada, canalón parado que abrazo a tu cintura, más roca, blah, blah, blah... A las 5 PM en la cumbre. El descenso lo hizo por la cara norte del Falso Altar, para conectarse al circo que éste forma con el Altar y La Paloma. De ahí, caminata toda la noche, aunque se tiró al suelo a dormir por un par de horas a la altura de las Cascadas. Al auto llegó a las 5 de la mañana del lunes. Molido Y para terminar, dos actividades más que se iban quedando en el tintero. Medio apurado porque todavía tengo que ponerme la camisa que ni siquiera escogí yo. Primero, que en abril del 2013, José Rosen y Nicolás Matus abrieron una nueva vía al cerro Gloria, el de la Quinta Región, una que sigue la Arista Sur, en roca mala, a la cual denominaron “Psycho Killer”. Segundo, que Pablo Miranda y Manuel Medina escalaron la vía “Scandinavian Direct” al Ranrapalca (6.162 m), una ruta de 900 metros de largo y que presenta una dificultad global de MD+. El Ranrapalca es otra montaña de difícil cocción para mí porque varios de los ascensos por parte de chilenos, si no es que todos, han sido sin cumbre. Porque se trata de una cima que pareciera ser un punto un poco sin importancia ubicado en la meseta somital, a trasmano de las vías más técnicas... Y fin. Basta. Me aburrí.

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salon de la fama “Llego a ver doble de tanto escribir y leer estos recuentos...”

Brújula de Uranio por Mejor Expedición, para... nadie. Desierto. Las dos actividades de Patagonia no cumplían bien el requisito del “Período” de la PAPA, además que no tuvieron éxito, lo cual también dejó fuera de carrera al Korzenevzkaya. Y CORDARWIN.13 no es montañismo. Y aquí premiamos eso: el deporte del alpinismo y la aventura que representa, ojalá en su más pura expresión. O sea, la cosa real. Nada de ciencia, televisión, negocios, farándula, bulder o surf. El Mejor Ascenso Técnico, es decir, Jeringa de Plutonio, va para Natalia Martínez y Camilo Rada por su ascenso al Sarmiento. Se les recuerda que este galardón va dirigido a quienes hacen un uso depurado e innovador de la técnica, los procedimientos o la estrategia. Normalmente implica escalar más, pero no necesariamente, pues a veces basta tener una mirada fresca para convertirse en un aporte, ya que desbancan viejos mitos y establecen nuevos estándares. En el caso de estos muchachos, no sólo probaron con el ejemplo la conveniencia de utilizar el invierno como un aliado (y no un problema), sino que además hicieron un uso extensivo de la escalada en hielo, utilizaron esquís, la gran pifia del escalador nacional, y, atención, hicieron un uso inteligente y extensivo de la tecnología, en la forma de imágenes aéreas, fotografía satelital e informes meteorológicos. Herramientas que muchos desprecian pero que son éticamente válidas y que sin las cuales no habría habido un ascenso al Sarmiento. ¿El mejor deportista? ¿Ajo de Molibdeno? Desierto. Para mi exigente gusto había dos posibles: uno, era evidentemente Camilo Rada; el otro, Jimmy Mora. Pero recuerden que el premio es exigente y requiere que haya un trabajo sistemático durante toda la temporada. Ojalá abar-

cando la mayor cantidad de expresión deportiva posible. Y el ascenso al Sarmiento, por más meritorio que haya sido, es sólo una actividad. Por el contrario, Mora representa mejor el ideal pues se movió en roca y hielo, solo y acompañado, en altura, en al menos dos actividades. Pero lo del Taulliraju fue, después de todo, un intento; sí, escalaron el Contrafuerte, pero eso no era a lo que iban y, sin ser un premio de consuelo (¡que no lo es!), no puede compararse con el Taulliraju mismo. Y la Colchoneta de Tungsteno, por Mejor Iniciativa, a nadie. Como normalmente ocurre. O sea, como es nuestra realidad no más. Si no les gusta, pues entonces hagan algo. Y no me refiero a equipar un par de rutas de escalada deportiva como monos con taladro. Eso es fácil. Lo difícil es ganar espacios en nuestra sociedad que dignifiquen el montañismo. Y de eso no hubo nada. Ya. Me voy a la fiesta; me sacaron a pasear.

El Anticristo anticristo@aruficax.cl

Las primeras 100 columnas del Anticristo se pueden leer en “Crónicas del Anticristo”, libro digital disponible en Amazon y iTunes. Versión completa de la columna de hoy en la página web de Revista Escalando. Recuento realizado gracias a la ayuda y colaboración de LIPPI, PETZL, PUNTO.BAT y DAV CHILE.



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..PAIGE CLAASSEN.. Escalada con sentido Por Camilo Castellanos

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Paige Classen en el bĂşlder Goodwin (7c), en Triangular Lake, Rusia, en su recorrido mundial del proyecto social Lead Now. Jon Glassberg - lt11.com


7 La escaladora norteamericana Paige Claassen lleva un año viajando por el mundo, escalando y conociendo los lugares más paradisiacos del planeta, desde las rocas rojas y amarillas de África, hasta las paredes que sobresalen entre templos de India. Se ha dedicado a realizar un proyecto de alto nivel de escalada deportiva en cada país, consiguiendo varios 5.14s en el proceso. Sin embargo, la motivación de Paige no es solo escalar, su iniciativa Lead Now pretende que a través de la escalada se pueda recolectar dinero para diferentes organizaciones que buscan solucionar problemas sociales en el mundo. En marzo visitó Chile.

8 Cuando Paige tenía nueve años era una niña tímida, sin confianza en sí misma y mala para los deportes. Fue en ese momento cuando conoció la escalada y su vida cambió. “La escalada me fortaleció y me dio lecciones de vida, como tener determinación y persistencia”, dice Paige sobre sus comienzos. Siendo de familia religiosa, la idea de entregar a los demás siempre fue parte de su enseñanza Con el tiempo la niña tímida comenzó a ganar confianza, sus comienzos en el muro la llevaron a una escalada focalizada en la competencia y el arduo entrenamiento. Se fue dando cuenta que era buena para este deporte, pensamiento que se reforzó con logros como ganar el Campeonato Continental de Dificultad a los 15 años. Sin embargo, cuando comenzó a salir más a la roca, concluyó que se había encerrado mucho en el entrenamiento y la búsqueda de triunfos. Empezó a entender que le gustaba más ir a la naturaleza y compartir con la gente, mientras trabajaba sus proyectos. Al pasar los años empezó a subir su nivel de roca llegando a realizar ascensos como el primero femenino a “Gran Ol Oprey” un 5.14b/c. Combinó la escalada con los estudios universitarios de Ingeniería Comercial y Marketing. Luego de graduarse, decidió realizar un viaje de escalada alrededor del mundo. “Me gradué de la Universidad hace un año y quería tomarme un tiempo para buscar superar mis límites en la escalada y aprender sobre el mundo viajando. No quería `solo escalar´ por un año, quería ser capaz de usar la escalada para marcar la diferencia, un poco como la gente que corre maratones para recoger dinero para el cáncer de mamas”, dice Page. Y así es como nació Lead Now, un proyecto que busca inspirar a través de la escalada para solucionar problemas sociales. Como la escalada cambió su vida a los 9 años, ella espera cambiar la de los demás a través de este deporte. ¿En términos generales cuál es el propósito de Lead Now? Lead Now es un tour global que busca inspirar a la gente a través de la escalada y recaudar dinero para caridad. Hacemos eso a través de los videos de escalada que creamos sobre mis objetivos de escalada, que tengo en cada lugar al que voy, y esperamos también poder informar a la audiencia sobre organizaciones filantrópicas alrededor del mundo. ¿Qué te hizo involucrarte tanto en inspirar a la gente a través de la escalada para solucionar problemas sociales? La escalada me fortaleció y me dio lecciones de vida como tener determinación y persistencia. Este es un mensaje que quiero compartir con otros escaladores jóvenes. Además pienso que es importante poder devolver algo en cualquier forma que se pueda, aunque sea muy pequeña. Mi acercamiento puede ser poco usual, pero quería hacer algo diferente que pudiera eventualmente tener un gran impacto. Recolectar dinero para una organización es genial, pero también quería poder trabajar directamente con las organizaciones y aprender sobre su modo de trabajo. Cuando Lead Now trabaja con una organización hacemos un video corto para informar a la audiencia

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En Boven, Sudafrica, Paige Claassen escalando Rolihlahla (32, 5.13d). Esta vía que tuvo su primer ascenso a manos de Sasha DiGiuliuan y sigue una placa de arenisca roja y agarres ínfimos. Jon Glassberg - lt11.com



Paige trabajando con niños de escasos recursos en Hillbrow, un muro de escalada en un gueto de Johannesburgo, Sudáfrica. En esa ocasión Lead Now trabajó en asociación con los representantes locales de la ONG Room to Read, que se centra en mejorar el acceso de los estudiantes a material de lectura en su lengua materna. Los fondos recaudados, mediante donaciones en esta gira mundial, serán repartidos entre las organizaciones sin fines de lucro asociadas al proyecto en los paises vistados. Jon Glassberg - lt11.com Página del frente. Escalando “Sea of tranquility” (5.14a/8B+), un techo completamente horizontal que le trajo problemas a Paige por ser lo contrario a su estilo de escalada favorito, pero que consiguió encadenar en su gira de Lead Now en Moon Hill, Yangshuo, China. Jon Glassberg - lt11.com

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sobre cómo esa organización ayuda a resolver problemas específicos de la región. ¿Cómo ha sido el recibimiento del público? Hemos recibido mucho apoyo por parte de la audiencia. Creo que la idea de unir la filantropía con la escalada es un balance difícil de mantener, pero la mayoría de las personas ha expresado estar entusiasmadas de ver algo nuevo y creativo. Por supuesto, siempre hay críticas, pero nosotros no buscamos encubrir los hechos, solo somos escaladores que queremos explorar y esforzarnos como cualquier otro. Soy muy afortunada de tener esta oportunidad de escalar alrededor del mundo, entonces ¿por qué no compartir ese amor con las demás personas? ¿Han cumplido las metas monetarias? Me gusta pensar en grande, por lo cual pusimos nuestras metas de recaudación de fondos muy altas. A pesar de que no hemos conseguido nuestros fines, hemos logrado recaudar US$15,000 hasta ahora, para 11 organizaciones diferentes, lo cual creemos que ha tenido un gran impacto. ¿Cuál ha sido la parte más difícil de este proyecto? Estar lejos de la familia y amigos es definitivamente la parte más difícil. Hemos tenido muchas dificultades con el clima también, nos ha tocado meses de mucho calor

o lluvia, lo cual ha hecho muy complicado escalar rutas duras. Además, ha sido sorprendentemente difícil poder conectarse con estas organizaciones sin fines de lucro, a pesar de que lo que buscamos es hacer un video comercial gratis para promover a estas organizaciones… ha sido una muy buena experiencia de aprendizaje hasta ahora. ¿Sientes presión por escalar rutas duras mientras viajas con el proyecto Lead Now? Sí, definitivamente siento presión por hacer proyectos duros en cada lugar, porque primero y sobre todo, los escaladores deben estar interesados en las rutas que hacemos antes de que puedan aprender sobre el resto del proyecto. Me pongo mucha presión, pero estoy aprendiendo a superar eso y solamente escalar. Hasta ahora nos ha ido bastante bien. Solo ha habido dos países donde no he podido realizar mis metas de escalada. ¿Cuál ha sido la mejor experiencia que han tenido en este viaje? ¡Es muy difícil escoger la mejor! En Rusia vivimos con una familia en su casa en el campo. No hablaban nada de Ingles y la casa no tenía ni electricidad ni agua. Estábamos un poco nerviosos al comienzo, pero resultó ser una experiencia fantástica y la familia nos dio la bienvenida en sus vidas.


Paige Claassen saliendo a trotar una mañana en la parte alta de Waterval Boven en Sudáfrica. Jon Glassberg - lt11.com

¿Cuál ha sido la peor experiencia durante el viaje? Hemos tenido suerte de que no nos ha ocurrido ningún desastre. Japón fue difícil, ya que los tifones hicieron que escalar fuera casi imposible durante todo el mes que estuvimos allá. En realidad todas las rocas estaban empapadas y llovía casi todos los días. Eso fue un poco deprimente. ¿Cómo piensas que los escaladores pueden ayudar a resolver problemas sociales a través del deporte? Creo que frecuentemente uno piensa que no puede hacer la diferencia a no ser que haga algo grande. Por supuesto que una persona puede organizar una recaudación de fondos o una jornada de limpieza, pero incluso solo alentar a que una persona comience a escalar e ir al gimnasio ¡puede hacer una diferencia en su vida! Miro mis comienzos como escaladora y algunos individuos me dieron la confianza para perseguir una pasión de por vida. Una sonrisa y palabras de aliento pueden recorrer un largo camino. ¡Pásalo! ¿Cuáles son tus expectativas sobre Chile? En la mayoría de los destinos me dedico a probar un proyecto que me toma todo un mes. En Chile quiero explorar más e intentar escalar en diferentes lugares. Estoy muy entusiasmada de trabajar con VE Global en Santiago, organización que entrega apoyo a jóvenes con riesgo social

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en barrios vulnerables de Santiago, entregándoles educadores, apoyo e incluso casas. ¡Espero poder practicar mi español! ¿Qué has escuchado sobre la escalada en Chile? He oído que hay una gran diversidad en la escalada en Chile. Todo el mundo conoce Cochamó, pero tenemos planeado ir a explorar zonas más “pequeñas” cerca de Santiago, como La Mina y El Arrayán. ¿A qué organización está ayudando Lead Now en Chile? Lead Now está ayudando a VE Global, la cual faculta a los voluntarios para servir como modelos a seguir, educadores y defensores de la justicia social para jóvenes en riesgo social de Santiago. ¿Cuáles son tus planes luego de que termine este proyecto? Chile es nuestro destino final, luego a finales de marzo tenemos planeado volver a Estados Unidos. Cuando esté en casa, pienso hacer un tour por mi país para compartir mi experiencia en Lead Now en gimnasios de escalada y con equipos juveniles de escalada. A largo plazo, espero continuar usando la escalada como vehículo para alentar y apoyar a otros, porque creo que todos merecemos la oportunidad de ir tras lo que creemos.


Paige Claassen escalando la ruta Sikagay (5.12d), en el Bosque Mágico del Arrayán, Chile. Ruta que probó aprovechando sus primeros días de escalada en Chile y luego de conseguir el primer ascenso femenino de “Gecko” (5.13d) en la misma zona de escalada. Erick Vigouroux


Osvaldo Latorre retratado por su cordada durante el primer intento a la pared Norte de la Punta Zanzi, el 17 de septiembre de 1966. Jozsef Ambrus


Crónicas del montañismo Chileno. Parte I

OSVALDO LATORRE Por Felipe González Donoso

Hace aproximadamente dos años atrás, en una salida a escalar con unos clientes a las Torrecillas del Manzano, tuve la oportunidad de toparme en “la piedra del agua” con una entusiasta pareja de caminantes, Felisa y Osvaldo. Como es habitual en la montaña no tardamos mucho en instaurar una liviana conversación en medio del bosque de peumos y litres. Así, por casualidad, me encontré con uno de los referentes del andinismo chileno, Osvaldo Latorre, el primer ascensionista del Cuerno Principal del Paine, Castillo de Aysén, Pared Sur de San Gabriel y Torrecillas del Manzano; por nombrar algunos logros. En las siguientes líneas intentaremos retratar a Osvaldo en su paso por el montañismo chileno. Fue un amante de las montañas, desarrolló su pasión con sus amigos y seres queridos; también fue instructor de montañismo y escalada, realizando sus primeras ascensiones en la rama de la Universidad de Chile e inicios de la ENAM; tras su breve, pero prolífera carrera como montañista técnico, se aleja de las cimas para dedicarse a sus estudios formales como ingeniero geomensor (U. de Chile). Osvaldo Latorre Astudillo, nacido en 1944, tuvo los primeros contactos con la montaña por medio de su padre, en Temuco y el volcán Llaima, en la zona sur del país. Sin embargo, fue durante sus estudios superiores donde logró una conexión más directa con los montes andinos. Corrían los años 60 en la rama de andinismo de la Universidad de Chile, agrupación que reunía a experimentados escaladores junto con una nueva generación de jóvenes universitarios. Esta formación era dirigida inicialmente por Eduardo García y luego por Jozsef Ambrus, quien incentivó en mayor grado la formación en escalada de roca y hielo. Conformando así la primera escuela de montaña de Chile de la cual Osvaldo fue instructor algunos años después.


Osvaldo Latorre realizando la primera ascensión de la pared sur de San Gabriel en Marzo de 1969. Erling Villalobos Página del frente. Izquierda. Un breve descanso en un habitual ascenso a la Placa Roja, de izquierda a derecha se encuentra Felisa Blanco, Francisco Cáceres, Gloria Kirberg y Osvaldo Latorre. Gaston Oyarzún A la derecha. Un escalador, probablemente Osvaldo Latorre, en la cima del cerro Casa de Piedra, Valle del Yeso. El 12 de diciembre de 1967. Gaston Oyarzún

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La rama estimulaba la realización de ascensiones importantes, dejando la escalada de cerros rutinarios como preparación para cosas mayores y como formación técnica para los recién iniciados. En cambio, los andinistas con más experiencia formaban parte del Grupo Universitario de Alta Montaña (GUAM), que efectuaban importantes expediciones en los Andes Centrales y, especialmente, a la Patagonia chilena. En esta época (década de los 60) se consumaron grandes travesías y escaladas en las zonas de glaciar Cipreses, Estero de Flores, cordillera de Colchagua, la primera ascensión del Monte O’Higgins (1959), travesías en el Hielo Patagónico Norte y Sur, entre muchas otras.

La evolución de la generación de los 60 A partir del año 1963, Osvaldo Latorre junto a sus camaradas inician la actividad deportiva escalando, por su propia cuenta, los cerros de alta montaña más comunes (Ciervo, Punta Negra, Corona, Catedral, Mirador del Morado y otros). De manera paralela practicaban las técnicas de escalada moderna en la Piedra Rommel, los Espolones de San Gabriel, las Placas de Lo Valdés y las Torrecillas del Manzano. En las prácticas en la Rommel, por ejemplo, la cuerda era sólo justificada cuando era una instrucción para escaladores con menos experiencia, tal como Latorre declaró:“Los amigos con más habilidades escalábamos la Rommel sin cuerda, la mayoría de las escaladas salían así. Hace poco tiempo regrese a la Rommel y me dieron ganas de agarrar una galletera eléctrica y cortar todos los pernos, es una pena la sobreexplotación de la roca.” En una de las salidas de instrucción de montañismo en el automotor -bus que viajaba por los rieles del tren y que llegaba al Volcán- Osvaldo conoce a su esposa Felisa Blanco, madre de sus 2 hijos y cordada de toda una vida. Al consultar a Felisa por sus experiencias en montañas con su marido, tímidamente nos aclara que el problema no era escalar y subir, sino más bien que lo que resultaba algo atemorizante para ella era el descenso. Mientras me comenta sus experiencias en la Placa Roja y en las Torreci-

llas del Manzano (primera mujer en escalarlas), me la imagino colgando desde una cuerda de manila atada a la cintura y la verdad es que entiendo sus aprensiones. Muy pronto Osvaldo pasa a intentar paredes sur. En esta primera etapa, junto a Gastón Oyarzun, apuntan sus dardos a la cara sur del Casa de Piedra. En un primer intento estuvieron tres días en la pared, pasando unos bonitos vivac a la luz del amanecer sobre el Mesón Alto. Teniendo en cuenta que el único alimento existente era un cuero de tocino que masticaban para calmar el hambre y con los números en su contra (30% de probabilidades de seguir subiendo y un 70% de caer intentándolo), deciden desistir de la ruta. Tras unos días recuperando fuerzas, vuelven y suben por una nueva vía más a la izquierda, logrando conseguir la primera ascensión de la pared sur y la segunda ascensión absoluta. La ascensión inaugural correspondía a Eduardo García y Francisco Vivanco por la arista sur poniente, considerada difícil y técnica. Ésta, realizada por una nueva camada de escaladores, refleja los días de oro del montañismo chileno y así lo demuestra el testimonio de cumbre escrito por Eduardo García, que decía más o menos así: “Este testimonio sólo puede ser retirado por Sergio Kunstmann”*. Estos logros llamaron la atención de los tercos viejos de la época, quienes desde ahí en adelante los consideran para expediciones mayores en la Patagonia. En estos intentos de rescatar información de cerros emblemáticos ascendidos por Osvaldo y sus compañeros no podía quedar fuera la primera cumbre al cerro Castillo de Aysén. Grata fue mi sorpresa cuando en una de las visitas que hice a la casa de Osvaldo me hizo entrega del relato completo de la montaña, basado en su diario de notas desempolvado tras 48 años de estar oculto en algún estante. Al tener en mis manos este trozo de historia tan simbólico, no me quedó otra opción que entregarlo a ustedes prácticamente íntegro. Espero lo disfruten. *¿Aún piensan que el montañismo no es competitivo? Nota de Osvaldo Latorre


EXPEDICION AL CERRO CASTILLO, CORDILLERA DEL CASTILLO (2675 m.s.n.m.) Primera ascensión 10-02-1966 Expedicionarios: Osvaldo Latorre, Gastón Oyarzun, Antonio Marcel y Raúl Anabalón. Texto: Osvaldo Latorre.

Diario de Expedición del Cerro Castillo. Colección Osvaldo Latorre.

La descripción de nuestra ruta es la registrada en el diario de expedición, ya que después de tantos años es difícil que alguien retenga en su memoria los detalles expuestos. Por otra parte, no recuerdo que encontráramos especialmente difícil el torreón final. No obstante, en nuestra visita del año 2014 miré con binoculares la cúpula de hielo y tengo la impresión que su volumen ha disminuido en los 48 años transcurridos.”

En nuestro club, Eduardo García nos informó la existencia de cumbres hermosas e inescaladas en la región de Aysén. Esto nos parecía muy lejano y desconocido, pero al examinar fotos y relatos de exploraciones en revistas y libros, creció nuestro entusiasmo por esa bella zona del país. Se iniciaron los preparativos para una expedición. Los productos de alimentación se reunieron solicitando donaciones a empresas. Todos los participantes tratamos de fabricar o conseguirnos algún equipo, ya que en esa época no existían en el comercio mochilas, parkas, ni zapatos adecuados. Sólo la tienda Sparta exhibía en sus vitrinas unos zapatos enormes que valían una fortuna y que suscitaban nuestra envidia ya que estaban totalmente fuera de alcance. Viajamos por tren a Puerto Montt, alojando en una escuela pública. Desde allí fuimos agregados a un numeroso grupo estudiantil que viajaba a Aysén a trabajos voluntarios de verano. El vuelo se efectuó en un antiguo DC3, del cual recuerdo que entraba aire silbando por la puerta de acceso a la cabina de pasajeros. Aterrizamos en el aeródromo Teniente Vidal de Coyhaique. Estos vuelos eran a baja altura (aproximadamente 2000 metros) y buscaban su ruta por valles y espacios entre las montañas para poder orientarse entre las nubes. Por esta razón los vientos sacudían al avión en forma continua y a veces violenta. Nuestro alojamiento en la ciudad fue (por supuesto) en dos pequeñas piezas de una Escuela Pública en la ciudad, amablemente cedidas por su director, (¡para nosotros era el mejor hotel!). Permanecimos algunos días en Coyhaique a la espera de la llegada del equipo más pesado. Llegado éste, el primer grupo, formado por Eduardo García, Erling Villalobos y Luis Latorre, viajaron en un pequeño avión del piloto Bochetti hacia Cochrane a efectuar exploraciones para futuros caminos y a escalar una espectacular cumbre: la Torre Norte del Cochrane.

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Luego de sobrevolar el río Ibáñez a poca altura pasando sobre el cerro Castillo, Eduardo nos envió de vuelta un mensaje con el piloto que decía lo siguiente: “El Castillo tiene por su cara SO una canaleta de hielo hasta casi la cumbre, ¡Si no lo suben son unas vacas!” Para suavizar el pinchazo incluía un croquis a mano alzada muy influido por los saltos del avión producto del viento patagónico y una mención indicando que la canaleta en realidad tenía una fuerte pendiente. El segundo grupo de escaladores estaba formado por Antonio Marcel, Raúl Anabalón (ambos amigos ya fallecidos), Gastón Oyarzun y yo. Nuestras edades fluctuaban entre los 20 y 23 años, pese a lo cual ya habíamos escalado varios cerros de alta montaña (alturas sobre 4.000 metros). Reunidos ya los cuatro en Coyhaique, viajamos hacia Río Ibáñez en una micro de recorrido. El vehículo estaba lleno de pasajeros de la zona y nuestro equipaje iba sobre el techo, amarrado en conjunto con otros numerosos bultos y compras de los lugareños. Después de atravesar la Cordillera Castillo por un precario camino de tierra y de bajar la antigua y afamada “Cuesta del Diablo” (hoy una hermosa carretera), caímos a la intersección de la ruta a Puerto Ibáñez con una senda tropera que iba hacia el interior del río del mismo nombre. Aquí estaba la posada “El Arbolito”, junto a ella quedamos a la vera del camino con una pequeña montaña que formaban nuestras pilchas.

Aproximación al Castillo Aunque ya era tarde, conversando con las personas del lugar ofrecieron prestarnos un pilchero (caballo de carga), con la gran amabilidad que caracteriza a la gente de la Patagonia. Cargamos nuestras cosas en el pilchero, nos colocamos nuestras pesadas mochilas y partimos por el va-


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Croquis de terreno del año 1966 del Diario de Expedición. Los integrantes de la expedición chilena del 66 asignaron los nombres a las, hasta entonces, anónimas cumbres y agujas del cerro Castillo: 1- Torreón, 2- La Aguja, 3- Cumbre Bífida Sur, 4- Cumbre Principal, 5- Punzón Chico, 6- El Punzón y 7- La Mano.

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lle del río Ibáñez en la marcha de aproximación a la montaña. Cerca de las 8 pm nos detuvimos y armamos dos carpas para pasar la noche. Al siguiente día, sábado 5 de febrero 1966, nos levantamos muy temprano, estaba lloviendo y bregamos bastante para cargar el caballo. Llegamos a una cuesta que el pilchero no pudo remontar por el barro. Por lo tanto, subimos nosotros la carga a la parte superior en varios viajes. Seguimos la senda y a las 4:30 pm llegamos, lloviendo aún, a la casa del poblador don Juan Hueitra. Nos permitió acampar en un galpón rústico y luego nos visitó. Al ver que cocinábamos una sopa en polvo con algo de avena movió la cabeza con desaprobación y se retiró hacia su casa. Pronto volvió con una enorme pierna de cordero y nos indicó como asarla de la mejor forma. Una vez más la gente de la Patagonia nos mostraba su hospitalidad. Don Juan además nos dio las indicaciones para que al día siguiente tomáramos una huella poco marcada que salía de su casa y remontaba hacia el valle interior del Estero Parada y que nos dejaba encaminados hacia nuestra ruta al Castillo. A la siguiente jornada, salimos de la propiedad de los Hueitra y sin problemas alcanzamos una quebrada grande, desde donde Gastón volvió hacia abajo, para devolver el pilchero. Mientras, nosotros efectuamos el transporte de carga hacia arriba y armamos un campamento provisorio para el alojo. El lunes seguimos hacia el interior del valle por el faldeo inferior del Castillo hasta llegar tarde a un hermoso lugar plano, cercano a la base de la canaleta que iba a ser nuestra ruta. En este lugar instalamos nuestro campamento base. Continuando con el ascenso, el martes 8 salimos temprano con Gastón hacia un campamento superior llevando nuestro equipo personal, de escalada y una carpa. Atravesamos un acarreo de granito que abarca toda la base del cerro. Bastante arriba ya, divisamos la canaleta que habíamos visto en fotos. Subimos hacia ella hasta que cerca de su base ubicamos un pequeño lugar para la carpa. No sabíamos que encontraríamos más arriba y decidimos que era mejor disponer de un día entero para superar lo desconocido.

Raúl y Antonio bajaron hacia el campamento base para intentar el cerro un día después que nosotros. Quedamos en ese precario lugar Gastón y yo, para ir hacia arriba al día siguiente.

Miércoles 9 de Febrero 1966 Salimos a las 7:30 am con un día espléndido y casi sin viento. Subimos fácilmente por la canaleta de hielo, cramponeando sobre una capa de nieve dura con una pendiente de unos 50°. Llegamos al portezuelo luego de dos horas de marcha. Luego seguimos bordeando una pared de roca hacia la izquierda, por una cornisa de hielo de pendiente muy pronunciada que a los pocos metros terminaba cortada contra la pared oriental del Castillo. Esta zona es muy delicada y expuesta, en especial la pasada de un filito rocoso. Asegurábamos con clavos de roca a la pared de piedra muy mala y, a trechos, francamente descompuesta. En un sector fue necesario colocar clavos de hielo de 30 cm ya que nada más se sostenía. Creo que aquí si un escalador resbalase, ambos integrantes de la cordada caían. Luego de esta travesía, se sube a una pendiente de hielo y nieve de 70° de inclinación, la cual nace al pie de una pequeña pared de roca. Atravesando esta pendiente hacia la derecha se llega a una pequeña canaleta, por la cual se sube para llegar a una fuerte pendiente de hielo por delante, que deja al escalador sobre una gran cúpula de hielo y con una corta bajada se llega a unas rocas. A la izquierda se tienen canaletas de roca que caen hacia el estero Parada y a la derecha una pared de roca que sostiene la cornisa de hielo de la cúpula. Desde este lugar se sube por pendientes rocosas cortas para llegar al pié del torreón de la antecumbre (de unos 15 metros de altura). Se rodea por la izquierda y se llega a un pequeño portezuelo que la une con la cumbre principal, este portezuelo es de unos 2 metros de ancho y en realidad consiste en un filito de hielo con canaletas que caen con gran pendiente hacia ambos lados. Desde este lugar se inicia la escalada del torreón final, atravesando hacia la izquierda. Este es un sector vertical de unos 18 metros de altura y de una roca de calidad media. Se sale a un pequeño acarreo que deja en la cumbre, de lajas pequeñas parecidas al granito.


Llegamos allí a las 14:30 horas, siendo la cordada compuesta por Gastón Oyarzun Martínez y yo la primera ascensión absoluta a la cumbre del Castillo, con fecha 9 de febrero de 1966. Bajamos escalando, extremando las precauciones en el sector de hielo y rocas podridas. Llegamos al portezuelo de la canaleta a las 18:30 horas y a nuestro campamento a las 19:00 horas. Una estaca de madera de la expedición chilena del 68. Fue retirada a pocos metros de la cumbre en Febrero del 2007 por Felipe González, autor en la primera ascensión en solitario. Y un clavo de hielo de 1966, rescatado de una expedición japonesa, los mismos que se utilizarían en el primer ascenso del Cerro Castillo. Colección Osvaldo Latorre. A la derecha. “La cúpula de hielo del Cerro Castillo, una de las pocas fotos que tenemos de nuestra expedición. Tomada con una antigua máquina fotográfica de fuelle.” Colección Osvaldo Latorre. Página del frente. Gastón Oyarzún, el joven compañero de cordada de Osvaldo Latorre, es retratrado en un dia de práctica en los espolones de San Gabriel, por la nueva cámara de Erling Villalobos. Erling Villalobos.

La descripción de nuestra ruta es la registrada en el diario de expedición, ya que después de tantos años es difícil que alguien retenga en su memoria los detalles expuestos. Por otra parte, no recuerdo que encontráramos especialmente difícil el torreón final. No obstante, en nuestra visita del año 2014 miré con binoculares la cúpula de hielo y tengo la impresión que su volumen ha disminuido en los 48 años transcurridos. El día viernes 11 subí al campamento de la canaleta. Raúl Anabalón y Antonio Marcel habían salido a las 8 am hacia la cumbre. Los esperé en la carpa a resguardo del viento. Cuando el

sol estaba ya muy bajo, vi a nuestros dos compañeros bajando, muy alto en la canaleta. Calenté chocolate y salí a su encuentro. Habían subido también el Castillo y nos reunimos en grandes abrazos y felicitaciones. Luego de un corto descanso bajamos hacia el campamento. Ya estaba oscuro y Gastón, al oír nuestros gritos de llamada, encendió una luz, lo cual permitió ubicarnos y llegar sin contratiempos al Campamento Base Chileno.

Campamentos Como se describió anteriormente, instalamos nuestro campamento al interior del Estero Parada en un lugar especialmente adecuado. Recién seis años después otras expediciones acamparon en las cercanías del mismo lugar. Se ha continuado ocupando el lugar y desechando una vez más el valor de lo nacional, se denomina este punto como campamento ¡Neozelandés! seguramente en dedicación a los que llegaron 6 años después a tratar de repetir nuestra ruta y ascenso.



Arriba, campamento de transición, frente al Lago Pehoé, en ruta al Cuerno Principal del Paine. Enero 68. En primer plano Osvaldo Latorre, más atrás Gastón Oyarzún y Raúl Anabalón. A la derecha, Osvaldo Latorre con los Cuernos del Paine de fondo. Eduardo García

EXPEDICION UNIVERSITARIA AL CUERNO PRINCIPAL DEL PAINE (2600 m.s.n.m.) Primera ascensión 31-01-1968 Expedicionarios: Osvaldo Latorre, Gastón Oyarzun, Eduardo García y Raúl Anabalón. Texto: Felipe González La mayor parte de la información recopilada proviene del relato de Osvaldo Latorre y del Anuario de Montaña de Chile de Federación de Andinismo de Chile (1968-1972). La expedición viajó a Punta Arenas el 12 de enero de 1968, alojando durante 4 días en la Escuela Industrial, tiempo durante el cual gestionaron el transporte en vehículos militares al Paine, y coordinaban su regreso vía aérea a Santiago con la FACH. El martes 16 parte la expedición rumbo a Puerto Natales y luego de un transbordo de Land Rover (vehículo militar), consiguen llegar el mismo día al puesto de Pudeto. En aquel tiempo los funcionarios de CONAF recién terminaban de construir una pequeña cabaña, desde donde los expedicionarios decidieron comenzar ese mismo día la aproximación al campamento base. No logran conseguirlo en la primera jornada, por lo que tras 3 horas de caminata determinan instalar un campamento de transición. El día 18 de enero se termina de mover todo el material y se instala el campamento base, en lo que hoy es conocido como Campamento Italiano. La expedición estaba calada por el frio producto de la copiosa lluvia y el cruce, en repetidas ocasiones, del rio del valle del Francés (en esos años no había puente). A pocos metros del campamento chileno estaba ubicado el campamento de los italianos comandados por Piero Nava, quienes al enterarse de que los ingleses estaban subiendo el cerro Fortaleza no dudaron en probar suerte en el Cerro Escudo, logrando la primera cumbre el 31 de Enero 1968 -usando 200 clavos y no menos de 1100 metros de cuerda fija-.

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Así se vivía el montañismo patagónico por esos días en el Paine. La carrera que se suscitó el año 63 entre italianos e ingleses por conseguir las primeras ascensiones de la Torre Central y Sur del Paine, cobraban vida 5 años después con distintos actores pero, esta vez, agregando a los chilenos al litigio deportivo de conseguir primeras ascensiones. Cuando llegó la expedición británica liderada por Derek Walker al campamento base, tras la primera ascensión del cerro Fortaleza, estaban en conocimiento de la expedición chilena y sus intenciones de subir los cuernos, por lo que deciden ese mismo día subir e instalar un campamento alto. Al día siguiente el equipo chileno subiría al mismo lugar con intenciones de instalarse para largar el ataque a cumbre al día siguiente. Al momento de llegar donde vivaquearon los ingleses sienten un terrible grito correspondiente a Nikki, esposa del jefe de expedición británico, a quien le cayó una laja en el pie fracturándole el tobillo durante el descenso de un intento con mal tiempo al cuerno. El clima siguió malo por varios días, haciéndose presente el tan clásico hacinamiento en los campamentos de la Patagonia. Esto motivó al equipo universitario a tomar unas pequeñas vacaciones en Pudeto, permaneciendo dos días y medio, ya que el clima estaba mejorando. De regreso al campamento alto, con nuevos víveres decidieron aguardar un día más el buen tiempo.

31 de Enero de 1968: La conquista del Cuerno Principal del Paine. Desde el campamento alto, con anterioridad se habían colocado algunas cuerdas fijas en espera del buen clima, permitiendo que el avance


Filo rocoso en el primer intento del Cerro Casa de Piedra, en noviembre de 1967. Osvaldo Latorre

por las rampas de granito hasta el cambio de roca anduviera bastante rápido. Llegaron al collado norte, ubicado a la base del torreón de roca oscura (esquistos sedimentarios), a las 12:20 pm, para luego montarse en el torreón. Fueron dos cordadas, la primera constituida por Gastón y Osvaldo, quienes avanzaron rápidamente y una segunda cordada integrada por Eduardo y Raúl, ambas escalando por la misma vía. Siendo aproximadamente las 5:30 pm horas se encontraron en el punto de mayores complicaciones técnicas. Eduardo García, como jefe de expedición, propone comenzar el descenso, fijar cuerdas y proseguir al día siguiente, sin embargo, la cordada de Gastón y Osvaldo insistieron en la arremetida, intentando una vez más el paso técnico que los atascaba. Finalmente, Gastón logra superar la dificultad, prosiguiendo hasta la cumbre a eso de las 6:30 pm. Después de unos 30 minutos los acompañan en la cima Eduardo García y Raúl Anabalón. Tras los respectivos abrazos y dejar tarjetas y banderines, comenzaron el descenso con la luz de día restante, realizando algunos rapeles y otros tramos de desescalada, hasta que la noche los envuelve (10:00 pm) y fue necesario hacer el vivac en un pequeño balcón rocoso, más o menos a la mitad de torreón. Afortunadamente los acompañó una noche sin viento, aunque con algunos tiritones. Algo anquilosados, con la primera luz de la mañana prosiguen el descenso llegando a la base del torreón, donde tras comer algo, y como es común en la Patagonia, el clima cambió abruptamente, desatándose una furiosa tormenta que levantó viento y nieve, complicando el descenso por las rampas rocosas y doblando el tiempo normal de bajada, debido a que las rocas se encontraban resbaladizas con la nieve polvo que las cubría. Con sumo cuidado de no ser desequilibrados por los fuertes vendavales, alrededor de las 4 pm llegan

al campamento alto, donde hubo una pausa para tomar té y así proseguir el descenso hasta el campamento base, donde fueron recibidos con alegría por los Italianos, quienes el mismo día habían logrado la primera ascensión del cerro Escudo. En enero pasado, mi amigo Jozsef Ambrus tuvo la gentileza de invitarme a su fiesta de cumpleaños número 70. Entre los invitados figuraban varios románticos del montañismo: Osvaldo Latorre, Rubén Lamilla, Ivan Vigouroux y Adolfo Abt, entre ellos. En medio de una ambientación con música medieval en vivo y copas de vino, me trasladaron a aquellos viejos tiempos del montañismo con sus excepcionales relatos. También charlamos del montañismo de hoy, los últimos objetivos de nuestro país, las nuevas generaciones y lo que se ha perdido a través del tiempo. La honorabilidad, el respeto a la naturaleza y aquella motivación romántica, son sin duda las enseñanzas que nos dejan los antiguos precursores del andinismo chileno. Los records de tiempo y repetir las montañas ya ascendidas son parte de otras culturas y de otras montañas, aunque un estilo cada vez más común en nuestro país. Espero poder compartir con ustedes otras aventuras de los pioneros.

Nota del autor: Felicitaciones a mi amigo Francisco “Gigio” Rojas y Alejandro “Jimy” Mora. Primera escalada chilena a la Torre Standharth, vía Exocet.

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Todo comenz贸 a tener sentido de nuevo. Rannveig Aamodt en sus primeras sesiones de rehabilitaci贸n en el Hospital del municipio de Molde, donde fue trasladada despu茅s del hospital de Trondheim, en Noruega. Nathan Welton


escalando hacia mi regreso Por Rannveig Aamodt

Nuestras vidas están llenas de instantes transformadores y el 26 de abril de 2012 fue uno de esos momentos para mí. Ese día sufrí una caída que destrozó mi espalda, pelvis, brazo y ambos tobillos, y que cambió mi vida para siempre. Esta es mi historia.


La mañana del 26 de abril de 2012, Rannveig Aamodt despertó sobresaltada junto a su esposo Nathan, había soñado con su propia muerte. La nefasta idea los siguió ese día en su escalada en la zona de Sarkit, en Geyikbayiri, Turquía. Nathan Welton

Mi esposo Nathan y yo nos despertamos esa mañana en una cabaña en las montañas de Turquía. El sol naciente calentaba lentamente nuestra pequeña cabaña. Me di vuelta y le pregunté inocentemente cómo pensaba que yo iba a morir. Me empujó profundamente entre las sábanas. “De vejez”, dijo. “¿Por qué preguntas eso?” Era primavera y la vida se sentía fresca. Nos sentamos en un café a comer un festín de quesos franceses y yogurts y comenzamos con una lluvia de nombres de las innumerables rutas clásicas que podríamos escalar ese día. Eventualmente llegamos al sector Sarkit, a las líneas originales que han atraído escaladores por décadas a Geyikbayiri. Después de calentar, Nathan punteó una hermosa, atlética y extraplomada ruta a través de una cueva. Quería cuidarme de una antigua lesión de hombro por lo cual decidí ir en top rope. Dos escaladores galeses también querían realizarla en top después, por lo cual decidimos que yo me debía amarrar al medio de la cuerda y escalar. Mientras subía podía deschapar las cintas que estaban arriba mío para luego chapar con la

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mitad de la cuerda que quedaba hacia abajo. La vía quedaría puesta en top cuando yo bajara, para que nuestros amigos pudieran escalar con seguridad y yo no tuviera que luchar volviendo a chapar mientras descendía. Me moví fluidamente por las tufas, mis pies iban bailando de un lado al otro en los pequeños bordes, mis manos pinzaban los característicos agarres de la caliza. Llegué a las cadenas y clipeé directamente. Tuve que arreglar un enredo en la cuerda, por lo cual la saqué del anclaje y la volví a poner. En ese momento, producto de la costumbre y la comodidad, sucedió un sutil desliz en mi mente. Miré hacia abajo y vi la cuerda pasando por las cintas y se me olvidó que ese era solo un cabo suelto. No estaba punteando y Nathan no me estaba asegurando de ese extremo. Cuando pasé la cuerda por la estación lo hice como si hubiera estado punteando y, al hacerlo, me quité completamente del aseguramiento. “¿Me tienes?”, grité. Él se reclinó, sintió tensión porque yo todavía estaba anclada y me lo confirmó también con un grito. Me solté de las cadenas, pero nada me estaba sosteniendo.


Luego de una dramática carrera por salvar su vida, Rannveig despierta finalmente en una sala de emergencias en Turquía. Nathan Welton. Abajo, Radiografías en distintos ángulos de su codo derecho, varios tornillos fijan sus múltiples fracturas; más abajo sus vértebras fracturadas por compresión y una fractura de pelvis, oculta por el ángulo de la toma.

El metálico sabor del miedo -Extraído del diario de NathanTodavía la puedo ver cayendo: en una posición como si estuviese sentada, con los brazos extendidos haciendo círculos como las agujas del reloj, parecía un pájaro cayendo de su nido. Todavía puedo sentir mis intestinos anudándose mientras la cuerda no se tensaba con cada metro que caía. Ella hizo un ruidito de sorpresa –el mismo sonido que hace cuando deja caer un plato o las llaves- y puedo oír el nauseabundo ruido sordo del impacto; el crujir de los huesos rompiéndose y la carne desgarrándose; quedarme sin aliento, el eco poderoso de mi voz mientras gritaba por ayuda en los pastizales vacíos que se abrían a mi espalda. Todavía puedo oler la sangre que salía de su cabeza hacia mis manos, empapando mi ropa y fluyendo por la piedra caliza. Recuerdo deslizarme, incapaz de mantener el equilibrio, mientras trataba de estabilizar su columna. Recuerdo sentir la sangre secándose en mi piel, jalando de mis pelos cada vez que movía un brazo o mis piernas. La besé en la cabeza y la sangre se secó en mi barba y me acuerdo de ello porque mientras lloraba mi cara se contorsionaba y jalaba mis bigotes. Un águila circulaba sobre nosotros y el aire estaba inmóvil, pero sentía que todo

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Su primer baño después de un par de semanas del accidente, aún con el catéter urinario. Arriba. Rannveig en su habitación del hospital de la Universidad de Trondheim, en Noruega, donde fue trasladada desde Turquía, tan pronto como se estabilizó su columna, alrededor de una semana después del accidente. Nathan Welton


el caos del mundo había aterrizado sobre mis hombros. Todo se convirtió, repentinamente, insoportablemente ruidoso. Recuerdo el primitivo y metálico sabor del miedo. Ella tenía huesos saliendo de sus tobillos, de sus codos y sus dos pies estaban grotescamente girados 90 grados. Estaba paralizada de la cintura hacia abajo, su cadera estaba rota, su espalda estaba rota, sus pies estaban rotos, sus dientes estaban rotos y tenía un profundo y sangriento tajo en la cabeza. Ella chillaba hacia ese ardiente sol de Turquía. “¿Dónde estoy?”, dijo llorando. “¿Qué pasó?”. Le dije que respirara para pasar el dolor, agradecido de que aún estuviera con vida. No sabía qué hacer con tantos traumas y no sabía si se estaba desangrando en su interior. Sostuve cuidadosamente su cabeza entre mis brazos, como a un bebé, y me pregunté en mi interior, mientras ella lloraba, si esta era la forma en la que iba a perder a mi esposa, si esta era la forma en la que todo terminaría; como la escena de una película, mirando a sus grandes ojos azules como si su vida se marchara lentamente y se fueran a cerrar por última vez. Volviendo a la realidad Me desperté en lo que solo puedo describir como una burbuja de luz: estaba confundida, pero tenía una vaga idea de lo que había sucedido. “Eso es todo, estoy muriendo. No hay nada más”, pensé. Pero luego: “No, es demasiado pronto”. Sentí una explosión de dolor atroz que subió de mis

soporte de peso en el tobillo), además de numerosos pequeños huesos del pie. Los ligamentos de mis tobillos se habían estirado y girado, arrancando pequeños fragmentos de los huesos de los que estaban agarrados. Mi codo derecho se rompió en muchas partes pequeñas y el tendón de mi tríceps se había roto a la mitad. También quebré mis dientes delanteros. Por días estuve tendida ahí, flotando, en un extraño estado entre estar dormida y despierta. Todo era borroso, pero algunas cosas las recuerdo claramente. Recuerdo a una enfermera viniendo después de horas de trabajo con comida hecha en casa, una sopa de hueso, que supuestamente me iba a ayudar a sanar mis fracturas. Se sentaba en la cama conmigo y me daba de comer y, a pesar de no hablar el mismo idioma, sentí que me conectaba con ella. En un momento volví a tener conciencia y me dio mucha sed. Nathan agarró una botella de una mesa pensando que era agua. Tomé un trago largo y de repente empecé a luchar por respirar, en realidad estaba llena de desinfectante. Supongo que lo que no te mata te hace más fuerte y yo estoy todavía acá. Yo era una atleta fuerte, saludable y había dedicado los últimos años a escalar alrededor del mundo. Antes de eso, había estado en invierno haciendo excursiones a través de Noruega en esquís de fondo. Sin embargo ahí estaba, confinada a un cuerpo que no funcionaba y con muchísimo dolor. No podía ir al baño sola, no me podía lavar, ni siquiera me podía dar vuelta. Soy diestra, entonces no podía hacer casi nada con mi mano izquierda.

No soy una escaladora, escalar es algo que hago. Aunque perdiera la escalada, continuaría siendo yo.

pies hacia mis piernas y espalda, y caí en cuenta que estaba consciente, pero apenas. Recuerdo a Nathan tomando mi cabeza ensangrentada preguntándome muchas cosas. Pude escucharme gritando y recuerdo irme y volver de la realidad. Cuando estaba despierta, sentía intenso dolor en mis pies, espalda y piernas. Cuando me iba, apenas gritaba. El rescate duró algo como una hora y media y en el camino alguien forzó a Nathan a alejarse de mí para que pudiera mantener la compostura unos minutos. Luego me dijo que estaba preocupado de no estar a mi lado si es que moría. Yo no me veía bien. Desperté luego de la cirugía, miré hacia abajo a mi cuerpo que parecía momificado y luego, solo apenas, pude mover los dedos de mis pies. Oí un gran alivio de Nathan y las enfermeras en el cuarto que estaban temiendo que hubiera quedado paralizada. Todavía no sabía exactamente qué estaba sucediendo dentro de mi cuerpo, porque con la excepción de uno de los doctores, nadie hablaba inglés. Nathan comenzó a usar el traductor de Google para ayudarnos a entender en qué condición me encontraba. Tenía tres fracturas por compresión en mi espalda desde L2 a L4. Tenía fracturados la pelvis, ambos huesos del astrágalo (el principal hueso de

A pesar de todo, tenía una enorme sensación de gratitud que sobrepasaba mis problemas. Cualquier cosa pequeña, que antes daba por hecho, ahora se convertía en un regalo enorme- que me rascaran la espalda, que me lavaran el pelo o solo acostarme sobre mi estómago; bañarse, sentir el agua sobre mi cuerpo, comer- Era como si todos los colores fueran ligeramente más fuertes y todas las emociones más intensas. Alegría y tristeza iban de la mano y podía cambiar de un estado al otro con solo respirar. Sentía que estaba haciendo un viaje hacia mi núcleo interior. El dolor hacía imposible dormir más de una hora continua, por lo cual tuve mucho tiempo para pensar. Si es que iba a escalar de nuevo, ¿volvería a tener el nivel que tenía antes? ¿Podría continuar siendo una escaladora profesional? ¿Volvería a querer escalar a pesar de todo? Me pregunté una y otra vez: ¿por qué escalar? Lo que tuve como respuesta fue una confirmación: la escalada es algo que hago por mí, porque me encanta, porque me desafía en cada nivel. Escalar es una herramienta para gatillar todo mi potencial, un lugar donde puedo esforzarme para sacar lo mejor de mí. Y siempre podría hacer eso, sin importar el nivel que tuviera.

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Una enfermera ayuda a Rannveig con ejercicios para mejorar el rango de movilidad del codo. Página del frente, el momento en que le retiran el yeso del codo. Aunque el dolor es muy intenso aún, deciden hacerlo de forma prematura para favorecer su rango de movilidad. Nathan Welton.

También me di cuenta que debía distinguir “qué soy” de “qué quiero hacer”: no soy una escaladora, escalar es algo que hago. Aunque perdiera la escalada, continuaría siendo yo. Toda esta claridad establecía una conciencia, lo cual me daba calma interna y confianza en medio del miedo a la incertidumbre. Decidí aceptar la condición en la que estaba, pensar positivo y enfrentar lo que se viniera en el futuro. Esto daba paso a una especie de poder. “Que venga lo que tiene que venir”, pensé. “Voy a hacer todo lo que pueda para sacar lo mejor de esta situación”. Pedí una mancuerna, para poder comenzar a entrenar con la mano que me funcionaba. Algunos se rieron, pero para mí era una meta. Me permitía tener algo de sangre circulando y algunos de mis músculos en forma. Sin embargo, lo más importante es que me ayudó recordar quién soy. Me puse metas. La primera era poder llevar una cuchara a mi boca. Luego era poder tocar mi nariz. Después poder rascar mi oreja. Poder tomar mi pelo en una cola de caballo. Y etcétera.

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Luego de unas 10 semanas era tiempo de comenzar a soportar mi peso, por lo cual me mude al Centro de Rehabilitación Cato, en Oslo. Comencé en la piscina y por primera vez en meses pude subir mi ritmo cardíaco mientras flotaba corriendo a intervalos en el agua. Con el paso del tiempo pude con el peso de mis pies mientras colgaba de un arnés sobre una cinta para correr. Entrenaba con peso, montaba una bicicleta de spinning y estiraba entre 6 a 8 horas todos los días. Cada paso que daba caía en cuenta que estaba siendo recompensada por lo que había hecho anteriormente. Todo ese gateo con las rodilleras de Voleibol me había dado fuerza para lograr pararme más rápido. El mayor reto que tuve y que todavía tengo es el dolor. Usaba el dolor como un punto de referencia para saber cuándo había entrenado muy fuerte, pero ahora es constante. Siempre está ahí y sé que tengo que pasar a través de él para mejorar, pero también debo saber cuándo descansar. Con el tiempo entendí que el dolor puede causar mucho miedo y si comienzas a oír ese miedo empiezas a limitar todo en tu vida.

Tuve cirugías adicionales en Noruega y luego estuve por meses en hospitales y centros de rehabilitación, obligada utilizar un corsé ortopédico y una silla de ruedas. Gradualmente comencé el proceso de rehabilitación, pero al comienzo no podía con el propio peso de mis piernas por lo que el entrenamiento se llevó a cabo con la ayuda de cabestrillos y estiramiento pasivo.

Un buen ejemplo de eso fue cuando en Cato mi fisioterapeuta me pidió que saltara 40 centímetros sobre una almohadilla de espuma. No me quería hacer daño y la idea de saltar con mis tobillos malos era aterradora. Pero tuve que tomar una decisión. Entonces, en acción y con actitud, salté. Todavía recuerdo sus palabras: “Si no lo haces vas a intentar encontrar formas de evadir tus limitaciones. Tú conoces tus propios límites, te lo tienes que meter en la cabeza y pronto te vas a dar cuenta que tus límites están mucho más arriba de lo que pensabas”.

Lentamente comencé a recuperar mi independencia. Mi hermano me compró unas rodilleras de Voleibol, entonces pude gatear por el piso. Hice eso mucho.

Llegando al final de mi estadía en Cato, en agosto de 2012, unas 18 semanas después del accidente, todavía estaba la mayor parte del tiempo en silla de ruedas, pero era capaz de usar muletas para caminatas




cortas. En ese punto comencé a realizar mini paseos de escalada al aire libre de nuevo. Mis amigos llevaban todo, mientras yo lentamente hacía el camino hasta la roca. Estaba abrumada. Celebraba y lloraba; caminaba y lloraba. Cuando finalmente salí de la rehabilitación, comencé a trabajar con Stian Christophersen, mi entrenador en el equipo noruego de escalada. Él me ayudó con una aproximación natural hacia el entrenamiento de escalada. Por fin tenía alguien en quien confiaba y que me animaba a sacar los pies del freno. Él sabía lo que yo quería y me ayudó a encontrar la forma de conseguirlo. A finales de octubre de 2012, fuimos a Estados Unidos. Nathan y yo nos dirigimos a Utah para celebrar los seis meses de aniversario de la caída. ¿Qué hicimos? ¡Fuimos a escalar! Nuestro plan era pasar unos días en Moonlight Buttress, una ruta de Big Wall que en libre ha sido graduada como 5.12+. Es una ruta con la cual los dos habíamos soñado toda la vida y yo quería lograrla. La distribución del trabajo fue simple: Nathan hacía prácticamente todo. Yo tenía suficiente trabajo conmigo misma. Caminar seguía siendo la parte más difícil, no podía llevar nada de peso por el dolor en mis tobillos. Yo escogí el trabajo de cocinera, fotógrafa y ser la cara feliz. Todo el viaje sentí como si estuviera soñando y al mismo tiempo tenía total consciencia de que estaba con vida y tan despierta como podía estar. Intenté hacer en top todos los largos y, a pesar de colgarme en algunos puntos, me di cuenta de que era muy posible liberarla punteando después del accidente. Luego de otro mes de rehabilitación en Oslo, me dirigí a Tailandia a pasar el invierno en un clima caliente, lo cual me ayudó con la artrosis en los

“Antes de que pudiera caminar, me puse a entrenar con el cabestrillo, sobre todo para activar mi centro. Me había vuelto débil por estar tanto tiempo en cama.” A la derecha. Durante sus sesiones de cabestrillo, se motivaba escuchando música rap, y solo se le permitía sentarse utilizando un corsé plástico para inmovilizar la espalda. Nathan Welton

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Luego de 6 meses de recuperación, estaban listos para poner a prueba el cuerpo y la mente. Junto a Nathan decidieron realizar un antiguo sueño: escalar Moonlight Buttress (5.12d 350m), en Zion. “Yo no podía caminar muy lejos, pero yo podría escalar en top rope como un campeón”-nos cuenta Rannveig“Nathan punteó todos los largos mientras yo lo seguía de segundo”. Un par de meses después ya estaba lista para volver a las pistas escalando varios octavos (5,13’s) en Tailandia. Página del frente. Rannveig se encuentra recuperada de sus lesiones y realizando lo que más le gusta: escalar. En la foto, 18 meses después del accidente, escalando sin contratiempos Super Best Friends (5.12b), en Red River Gorge, Kentucky. Nathan Welton

tobillos. Fue ahí donde obtuve toda mi recompensa por las interminables horas de entrenamiento diarias que llevaba haciendo por meses. En mi octavo mes de aniversario de la caída escalé mi primer 8a (5.13b) y terminé el viaje habiendo encadenado dos 8a+, tres 8a y un 7c. Cuando volví de Tailandia decidí que me retiraran todo el metal de los tobillos y codo. Había una docena de clavos, placas y tornillos que me quitaron al mismo tiempo. Fue desgarrador despertar de la cirugía, porque me acordaba a mí misma acostada en la cama de Turquía, delirando del dolor y sin tener idea de qué esperar. Tener cuatro cicatrices en los tobillos y una en el codo no inspira confianza exactamente. Pero los pensamientos negativos se fueron cuando me recordé a mí misma: sé que puedo hacerlo, sé qué hacer, sé lo que se necesita. Pude cojear luego de una semana, por lo cual me dirigí a la Cueva de Flatanger, en Noruega, para ayudar a Adam Ondra a equipar sus nuevas vías. No podía hacer mucho más que gastar mi tiempo pensando en qué podía hacer y lo único que podía hacer era jumarear. Entonces jumereé. Y aquí estoy hoy. El proceso de rehabilitación ha sido más desafiante que cualquier otra cosa que haya vivido jamás. Descubrí que la clave para manejar cualquier cosa con la que se esté luchando es aceptar la situación y encontrar un plan para atacar. Necesitas paciencia y la

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flexibilidad para cambiar la estrategia si no está funcionando. Necesitas de alguna manera estar en contacto con tu motivación interna y tu fuerza de voluntad. Y la forma de encontrar eso es buscar qué gatilla tu felicidad. Si estas feliz contigo mismo es más fácil dar buenas vibras, ser fuente de inspiración y tener compasión por la gente que está alrededor tuyo, así un círculo positivo comienza a tomar forma. Estuve envuelta en este círculo todo el otoño que pasé escalando en una de las mejores areniscas del mundo en Red River Gorge. Conocí gente increíble y me enamoré del lugar. No puedo esperar para volver en primavera. Estos días el dolor constante es agotador. Algunas veces escalar y caminar toma más de lo que te entrega y me lleva a preguntar ¿qué estoy haciendo? Entonces tengo que buscar en mi interior y hallar la forma de manejarlo. Tengo que acordarme de estar agradecida. Intento recordar situaciones del pasado donde me he hecho daño luego de un día épico en las montañas. Ese tipo de dolor era muy satisfactorio. Entonces ahora trato de relacionar el dolor con satisfacción y logros. Ha sido un largo viaje y está lejos de terminar, pero se refuerza con el hecho de que hay que superarlo y buscar las metas y la pasión. Uno debe estar seguro de crear su propia definición del éxito, que nadie más lo piense por ti. Sueña en grande y trabaja para eso, porque hacer eso te lleva a lugares, no siempre donde quieres, pero muchas veces más allá de lo que te imaginabas.



Estados Unidos

Indian Creek Por Macarena Sanchez y Matias Meyerholz

Indian Creek es reconocido como uno de los mejores lugares para escalar fisuras perfectas y continuas, rodeado de un paisaje que acompaña en belleza e inspiración.

Situado en el sureste del estado de Utah, pertenece a la amplia formación geográfica conocida como el Plató de Colorado (abarca el sureste de Utah, suroeste de Colorado, noreste de Arizona y suroeste de Nuevo México) y se caracteriza por un paisaje de magníficas torres, farellones y cañones rojizos. Indian Creek está formado por una capa homogénea de arenisca Wingate, la mejor para escalar, de lenta erosión, que se fractura uniformemente en el plano vertical, formando largos sistemas de fisuras que tanto anhelamos como escaladores.

Hemos visitado el Creek al menos tres veces en los últimos tres años, y siempre queremos volver. Por un lado, cada vez hay proyectos nuevos e infinidad de rutas por escalar. Es como una “destapá de sesos” en el mundo de la escalada en fisuras. No hay más, solo líneas que parecen cortadas por láser, del tamaño que elijas, con un largo promedio de 30 a 40 metros. Continuidad, técnica y mucho que aprender en cada pegue.

Un rincón típico de Indian Creek. Una pared indescifrable entre cientos de mesetas de arenisca. Matias Meyerholz



Indian Creek abarca un área de 300 mil hectáreas con una longitud de 42 km. Es una zona protegida y de libre acceso, que se ha mantenido intencionalmente poco desarrollado, gracias a la comunidad escaladora y organizaciones relacionadas. Hay una fuerte cultura de respeto y preservación del lugar, digno de reflexionar e imitar. ”


Matías Meyerholz colocando con calma un camalot del #3 en Blue Sun (5.10), en el sector Way Rambo. Pachi Ibarra. A la derecha, Macarena comenzando su escalada a vista en Excuse Station (5.11), en Reservoir Wall. Matías Meyerholz. Página del frente. Maca en la clásica Scarface (5.11-), una línea que varía de mano angosta a perfectos empotres mano. Colección Macarena Sánchez

También está la magia propia del lugar; su carácter salvaje y primitivo que se mantiene hasta el día de hoy, en un amplio espacio abierto y solitario. El pueblo más cercano está a 30 minutos. Si bien hay un camino que recorre el área (Road 211) y conduce hacia el Parque Nacional Canyonlands, en el Creek no hay agua ni señal de celular y los lugares para acampar entregan lo básico. Su nombre, “Arroyo Indígena”, da cuenta de los antiguos moradores, cuya presencia es aún evidente en el arte rupestre de sus paredes. Para ser una zona desértica, la diversidad biológica es sorprendente: cactus de muchos tipos, bosques de álamos y un sinnúmero de animales (tuvimos la suerte de ver incluso un oso negro en el último viaje).

intencionalmente poco desarrollado, gracias a la comunidad escalado-

Los términos prácticos están bien detallados en Datos Útiles. Desde Salt Lake City, luego de tres horas en dirección sur llegas a Moab, a 45 minutos de nuestro destino final. Moab es un pequeño y hermoso pueblo turístico que en sus alrededores tiene dos Parques Nacionales (Arches & Canyonlands), el Río Colorado, tremendos senderos de bici y múltiples escaladas en torres y cañones. Es el mejor punto para abastecerte de todo lo que necesitas (hay tiendas de escalada) y es un buen destino para días de descanso.

En Indian Creek hay alrededor de veinte zonas y más de mil vías. Hay pocos 5.9s, por lo que no es recomendado para principiantes. Sin embargo, si te lo tomas de una buena forma, puede aportar en tu desarrollo como escalador de fisuras. Es un tremendo patio de aprendizaje, solo hay que dejar que no te invada la frustración y aguantar un poco de dolor en manos y pies. Es recomendable usar cinta en las manos (quieres escalar por varios días seguidos sin sentir tus nudillos destrozados) y un zapato cómodo con punta plana, como las Mythos.

Indian Creek abarca un área de 300 mil hectáreas con una longitud de 42 km. Es una zona protegida y de libre acceso, que se ha mantenido

La escalada requiere una técnica de fisura obligada que dura de principio a fin. Prácticamente no hay agarres y la adherencia es baja, pero

ra y organizaciones relacionadas. Hay una fuerte cultura de respeto y preservación del lugar, digno de reflexionar e imitar. En ciertas épocas del año hay zonas vedadas por períodos de anidación donde ningún escalador visita el área. Es clave transitar exclusivamente por los senderos para mantener el frágil ecosistema. No hay presencia de basura en el lugar. Solo es posible acampar en áreas designadas, bajo la ética de no dejar rastro.

Crack Climbing maaaan!

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precisa cuando estás empotrando. Esto entrega una enorme capacidad para afinar el ojo y la mano, te vas dando cuenta qué seguro entra correctamente, cómo te sientes en los diferentes tamaños y cuándo/cómo puedes alejar o correr una protección.

En el Creek, el tamaño sí importa… La graduación de dificultad es una combinación del largo de la ruta, el tamaño de la fisura, su verticalidad, los posibles descansos y muy importante... el tamaño de nuestras manos y dedos. En general, las fisuras de mano perfecta son 5.10, mano ancha 5.10+ a 5.11, mano apretada usualmente 5.11 y 5.12-, fisuras de dedos 5.11+ a 5.12+ y las fisuras de “yemitas” encabezan el ranking entre 5.12 y 5.13. Elija usted entonces! La cantidad de equipo que lleves, también importa. Las rutas son, en su mayoría, de un largo con poca variación en el tamaño de la fisura. Ideal

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que cada persona cuente con un doble rack y triple en sus números más populares (Cam #0.5 al #3, dependiendo de los gustos). Las aproximaciones van desde 10 minutos a una hora y es posible elegir entre los diferentes farellones dependiendo del clima. La guía de escalada Indian Creek es muy útil para conocer detalles del largo y cantidad de equipo recomendado (ver Datos Útiles). La escalada en el Creek tuvo su primer apogeo a fines de los 70’s y 80’s, gracias a la masificación de los empotradores activos, con los primeros ascensos de clásicas rutas que le dieron el nombre a sus paredes: Supercrack Buttress, Scarface Wall o Battle of the Bulge, entre otras. Uno de los personajes más destacados de estos años es Steve Hong y su primer ascenso de Tricks Are for Kids, 5.13, un símbolo hasta hoy de la escalada de dificultad en el Creek. Además de las clásicas zonas, hay otras paredes que igualan en calidad.


Matias Meyerholz en King Cat (5.11+), el itinerario rey del Cat Wall, una ruta que tiene un poco de todo, parte en un diedro fino que va abriendo progresivamente, cambiando su inclinación para terminar en un techo de mano ancha con un mantle de salida que es el crux de la vía. María Elena Guerra Página del frente, Macarena, asegurada por Pachi Ibarra, emplaza un camalot #2 en un 5.11 del sector Optimator Wall. Matías Meyerholz


A veces, solo es cuestión de caminar un poco más. Si bien en las diferentes áreas puedes encontrar de todo tipo de rutas, cada sector tiene su característica: Supercrack Buttress concentra 5.10s de resistencia y continuidad; Cat Wall, fisuras delgadas de 5.11 para arriba o la Original Meat Wall es ideal para quienes creen que el Camalot # 3 es una fisura de manos perfecta! A continuación, nombramos las 10 mejores líneas que hemos escalado, algunas clásicas y otras no tan populares que pueden servir de referencia y motivación para probarlas! Pistol Whipped Wall: Jolly Rancher (5.10) 40 metros de línea perfecta de mano a mano ancha Meat Wall: Top Sirloin (5.11) 30 mts de fisura de mano apretada sosteni-

da, puro filete como su nombre lo dice Rambo Wall: Way Rambo (5.12-) y Slice & Dice (5.12) Reservoir Wall: Slot Machine (5.11+/12-), Pente (5.11-) y Excuse Station (5.11) Battle of the Bulge: Quarter of a Man (5.11+) Supercrack Buttress: Supercrack (5.10), la ruta que inició la escalada en el Creek y Coyne Crack (5.11+) Scarface Wall: Scarface (5.11-) Agradecemos a ANDESGEAR, MARMOT y CAMP por el apoyo y fondos destinados a estos proyectos. También a nuestros amigos en EEUU (Chris, Elise Erick, Hannah, Winslow y Todd) por su calidez y hospitalidad.

Desde arriba a la izquierda en el sentido del reloj: Los petroglifos de Newspaper Rock, una roca que reúne los dibujos de varias generaciones de nativos americanos. El valle de Indian Creek es enorme, cientos de paredes de arenisca y casi mil rutas de escalada establecidas. Macarena Sánchez en Dr. Carl (5.10-), en Reservoir Wall. La guía de Indian creek con información muy completa sobre sus rutas y sectores, indispensable para aprovechar el lugar. Matías Meyerholz

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destino lo que debes saber

Cómo llegar

Topos

Salt Lake City, Utah tiene vuelos desde las principales ciudades de EEUU. De ahí a Indian Creek son 5 horas en auto. No hay transporte público expedito que te lleve a Moab y menos al Creek. Si vas a pasar hartos meses en EEUU, es barato comprarse un auto (la mitad que en Chile) y luego venderlo. Si no, arrienda uno. Te recomendamos reservar en www.americacarrental.com. Es lo más barato, incluye los seguros básicos que necesitas (a diferencia de otros) y cuesta 35 - 40 USD diarios con impuestos. La bencina vale 1/3 que acá y en las carreteras no hay peajes. El auto es necesario para moverte por las diferentes zonas de escalada también.

La guía Indian Creek a Climbing Guide por David Bloom (Sharp End Publishing) es muy completa con buena información sobre las rutas, historia y acceso del lugar. Cuesta $35 dólares (un poco cara, pero vale la pena, las fotos y contenido son de primera). Otra opción es RockClimbing Utah (FalconGuides) que incluye información del Creek (pero no es tan completa) y áreas cercanas como Castleton Valley, Arches National Park y Fisher Towers, además de otros sectores del Estado. Ambas guías puedes comprarlas en las dos tiendas de montaña (GearHeads y Pagan Mountaineering) y están en inglés.

Cuándo ir Las épocas más recomendadas son primavera u otoño; hemos estado ahí en abril-junio, y septiembre - noviembre. Cada estación es diferente y ha permitido no repetirnos “obligatoriamente” sectores, por sus diferentes orientaciones. En noviembre solo escalas al sol, puede nevar y las noches son frías; mayo te hace buscar la sombra, hay más flores y animales. Octubre y abril pueden ser los meses ideales.

Dónde alojar Solo en camping establecidos (4), que son gratis. No hay agua. Creek Pasture es una buena opción, está relativamente cerca de las paredes (10 minutos en auto). Cuenta con dos baños (letrinas en muy buen estado). Otra alternativa es Bridger Jack, necesitas 4x4 para llegar.

Dónde abastecerse Monticello a 30 minutos al sur y Moab a 45 minutos al Norte. En Moab hay más opciones. Casi todo está ubicado en la avenida principal, por lo que es fácil orientarse. GearHeads, tienda de montaña ubicada en la avenida principal al lado del supermercado, te permite llenar todos los bidones de agua filtrada que quieras, gratis!

www.mountainproject.com ofrece información sobre 900 vías en Indian Creek, y también de la mayoría de las zonas de EEUU. Tiene una aplicación especial para Ipad/smartphones que te permite descargar zonas, para luego acceder a ella sin señal. La info es buena, pero no incluye topos. Es una opción adicional o cuando quieres visitar un área por un par de días y no quieres comprar la guía.

Acceso y conservación Es interesante informarse sobre el manejo de acceso y cómo han podido organizarse los escaladores con el gobierno, para conservar el área. Hasta 1997, la mayoría de los sectores de Indian Creek eran propiedad privada del Dugout Ranch. Nature Conservancy compró esta tierra y estableció una concesión con el rancho, limitando el número de ganado y área de pastoreo. Con la participación federal del Bureau of Land Management (BLM, basado en Monticello) y la fundación Friends of Indian Creek se implementó un plan de manejo favorable a los escaladores. Esto significa mantener el área salvaje, de libre acceso, respeto a otros usuarios de las tierras, manejo de la basura humana y no humana. Por este motivo y con el fin de seguir preservando el lugar de esa forma, es esencial llegar al lugar con respeto e informarse. Hay varios carteles con información actualizada en las principales zonas de escalada y camping.

Para ducharse recomendamos el Moab Recreation & Aquatic Center: cuesta 3 USD, tiene agua caliente, es limpio y puedes usar las piscinas. También hay un hostal Lazy Lizard y varios Campings de RV donde te puedes duchar. En cuanto a la gastronomía, prueben las cervezas artesanales y carta del Moab Brewery, los mega desayunos del Peace Tree y el Pasta Jay’s, imperdible para los amantes de las pastas. Los precios son similares que acá. Hay internet gratis en el Visitor Center, Biblioteca o en la mayoría de los cafés.

Mohab

Si requieres algo puntual una vez en el Creek, sigues por la 211 hacia la entrada a Canyonlands y unos metros antes tomas un desvío a la derecha. Allí vive una pareja que maneja un almacén “Needles Outpost” donde tienen suministros básicos, agua y leña, además de un teléfono satelital. Todo es más caro, pero es un buen dato en caso de emergencia.

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CHRIS CHRISTIE P

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Por Camilo Castellanos

“¡Capturar momentos que cuenten una historia y que, sin embargo, se pasan en un parpadeo!” Luego de 20 años de experiencia en deportes de aventura, consiguiendo varios logros personales en escalada, esquí y bicicleta de montaña, Chris sintió que debía realizar una transición natural que lo llevó a compartir sus experiencias a través de la captura de imágenes y videos en lugares difíciles de alcanzar. Esto lo ha obligado a crear muchos extraños y no repetidos primeros ascensos y travesías para encontrar el ángulo perfecto para una toma.

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Chris vive en Columbia Británica, Canadá, en el pueblo reconocido internacionalmente por su escalada: Squamish. Gigantescas paredes y torres de granito de más de 700 metros sobre el océano, con increíbles vistas de la cordillera costera, son parte del paisaje cotidiano. “Tenemos la fortuna de tener las cuatro estaciones muy marcadas”, dice Chris. Esto les permite que la capa de nieve se establezca rápidamente, lo cual les entrega un acceso a las montañas donde se encuentra soledad y abunda una nieve polvo estable y profunda. “Los veranos son cálidos y la sombra es fácil de encontrar. Por años tomé esta localización por sentada, pero es realmente un destino mundial para escaladores que buscan escapar del calor”, agrega. Ha tenido la fortuna de trabajar con los mejores atletas del mundo. Actualmente es fotógrafo de la revista Ski Canada, además de haber realizado distintos trabajos de fotografía y videos de actividades de aventura como escalada, esquí y bicicleta, para diferentes revistas alrededor del mundo. Es un especialista en conseguir fotos y videos en lugares difíciles de alcanzar. En definitiva, para Chris, la fotografía es un escape a la rutina y la normalidad. Buscar perspectivas únicas le ha permitido bajar la velocidad y ver en detalle los increíbles lugares y situaciones en que se encuentra.

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1 Sonny Trotter en Edge Of Pan (5.13b), Squamish, Canadรก. 2 Chris Christie. 3 Tim Emmet y Klemen Preml escalando en las cascadas de Helmcken, Canadรก. 1

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4 Ian Caldwell escalando Blade (5.12a), en Smith Rock, Oregon, EEUU. 5 Will Stanhope en Sentry Box (5.12a), Nightmare Rock, Squamish. 6 Tobin Seagel en el monte Garibaldi, Squamish. 7 Matt Maddaloni y Nathan Kukathas en el primer ascesnso de Pans labryinth (A5), en Squamish, B.C.,Canadรก.

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8 Tobin Seagel, esquiando en Valhalla Mountain Touring. B.C Canada

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Magn铆fico Corcovado, la imagen realmente lo explica todo. Colecci贸n Tompkins Conservation 76


Volcán Corcovado

info_montaña

Por Sergio Infante • Ilustraciones de Erick Vigouroux

Junto al océano Pacífico, frente a la Isla Grande de Chiloé y en un lugar de una belleza escénica fascinante, se yergue hasta los 2.300 metros de altitud la enhiesta figura del volcán Corcovado que, desde lo alto, domina un paisaje en donde la Patagonia se manifiesta en todo su esplendor. Pocas veces escalada, esta pirámide de hielo reúne todas las características para ser considerada como una verdadera joya andina. Montaña un tanto desconocida, pero no carente de historia, que en los siguientes párrafos trataremos de presentar. El Corcovado se posiciona geográficamente en los 43° 11’ 39” latitud sur, 72° 47’ 32” longitud oeste, a 30 kilómetros al sur de la ciudad de Chaitén, Provincia de Palena, X región de Los Lagos, Chile. Su característica forma piramidal y elegante prominencia constituye todo un hito para viajeros y navegantes, siendo un referente para la región. Este Volcán se caracteriza por pendientes escarpadas y por “hongos de hielo” que se descuelgan de sus paredes, intimidando un poco a quienes desde sus faldas buscan el mejor camino para acceder a su cumbre. Sus vertientes norte y este están flanqueadas por media docena de prístinos lagos que parecen haber sido dibujados en el paisaje con especial dedicación. Su Cara Sur cae verticalmente hasta el bosque y de sus hielos eternos baja el río que lleva su nombre. Hacia el oeste, sus blancas pendientes se entrelazan con el espeso y rico bosque nativo que desaparece en el mar. La montaña se emplaza en lo que es hoy el Parque Nacional Corcovado, que, con 294.000 hectáreas, busca conservar y perpetuar la belleza y riqueza de este lugar, el cual por suerte ha permanecido ajeno a la intromisión del ser humano hasta nuestros días. Cabe destacar que la creación de esta reserva se debe en gran medida a la gestión realizada por conservacionistas privados, liderados por el legendario escalador Douglas Tompkins y a quien se sumó el Estado de Chile, para lograr su creación en el año 2005 (bajo la presidencia de Ricardo Lagos). Debido a lo impenetrable del bosque nativo y la accidentada geografía del lugar, la principal vía de acceso ha sido marítima, siendo Chaitén el principal punto de partida para una expedición a la zona. Como bien es sabido, el clima “Templado Lluvioso” del sur de Chile se caracteriza por intensas precipitaciones (entre 3.000 y 5.000 milímetros de agua al año) por lo que para tener éxito en un ascenso a esta montaña, hay que disponer de una ventana de buen tiempo. Considerando además que, dadas las características de este volcán, quizás la mejor época para ascenderlo transcurre entre finales del invierno y comienzos de primavera, periodo del año donde el Corcovado se encuentra completamente cubierto de nieve y de hielo.

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Dejando de lado los rumores, en concreto el Corcovado cuenta a la fecha Gerhard Kress ); luego, a con 3 ascensos. El de 1945, a la izquierda ( la derecha, Douglas Tompkins en llegada en solitario, tal como lo registró Carlos Alvarado; y al frente el instante en que la cordada de chilenos llega a la cumbre en septiembre del 2013. Armando Montero

Primer ascenso La primera escalada al Corcovado data de 1945 y da cuenta de una época en que los primeros ascensos eran verdaderas gestas heroicas. El 6 de enero los chileno-alemanes provenientes de Osorno, Gerhard Kress, Alfred Gasch y Hans Engels, emprendieron desde Chaitén un viaje en bote, que en 10 horas, ¡remando!, los dejó en el lado norte de la desembocadura del río Corcovado. Al día siguiente, junto a un baqueano de apellido Muñoz, se internaron a caballo por dos horas hasta el lugar en donde establecieron su Campamento Base. El 8 de enero siguieron subiendo por el río hasta que encontraron un lugar en el cual instalaron el Campamento 2, a los pies de la escarpada y casi vertical pared sur del Corcovado, completamente libre de nieve y derechamente inescalable para los montañistas.

de nieve meridional, descansaron hasta la puesta del sol, para luego continuar subiendo por la cresta noroeste, llegando casi al final de la arista a medianoche En ese lugar, volvieron a tomar un descanso, para a las 9 de la mañana del 12 de enero intentarlo definitivamente. Desde este punto sólo siguieron Gasch y Kress, quienes tras sortear dificultades desplomadas cercanas a la cumbre, alcanzaron por primera vez el punto más alto del Corcovado. Gerhard Kress escribiría: “… y después de vencer este techo, llegamos a la cumbre del Corcovado a las 11:20 horas del viernes 12 de enero. Los últimos pasos no eran cosa sencilla debido a la configuración tan afilada de la cresta: así alcanzamos la cúspide por esta, con una pierna hacia la pared Norte y otra hacia el Sur. Esta cresta tiene más o menos 50 metros de largo y bruscamente termina en el Este en un pequeño promontorio de un metro de alto donde sólo hay espacio para una persona…” Intentos posteriores

Desde el Campamento 2 los osorninos comenzaron un reconocimiento de la montaña que los llevo a desechar la opción de intentarlo por la Cara Sur o por la arista suroeste. Pero, siguiendo rumbo hacia el norte, y estando ya en la cara oeste de la montaña, tuvieron una vista frontal de la torre final y consideraron que ésta era abordable. Tenían la llave de la cumbre, por lo que regresaron al campamento para descansar y prepararse para el ataque final. A las 6 de la mañana del 11 de enero, los montañistas comenzaron su rumbo hacia la cumbre. A las 15 horas, y tras haber alcanzado el campo

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Quizás porque desde lejos la silueta del Corcovado parece ser infranqueable, tal vez por lo complicado de su acceso, o tan solo porque es una montaña lejana y un tanto desconocida, no se supo de ascensos por casi 50 años. Si bien se tienen antecedentes de algunas tentativas previas, lo cierto es que el Corcovado no volvió a ser ascendido hasta la primavera de 1993. Año en el que el destacado escalador estadounidense Douglas Tompkins se adjudicó la segunda ascensión.



El día amaneció espléndido.

El Volcán Osorno emitía gran cantidad de humo. Esta bellísima montaña, con la forma de un cono perfecto, blanca por la nieve, destaca al frente de la cordillera. Otro gran volcán, con una cima en forma de montura, también emitía pequeñas fumarolas desde su inmenso cráter: A con-

tinuación vimos la majestuosa cumbre del Corcovado, que bien merece el nombre de “el famoso Corcovado”. De este modo, desde un solo mirador hemos contemplado tres grandes volcanes activos, cada uno de más de dos mil me-

tros de altura.

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- Charles Darwin.

El norteamericano llegó por vía marítima hasta la desembocadura del río El Morrillo, acompañado del chaitenino Carlos Alvarado. Se internaron por el curso del río, al que llamaron “la carretera austral” debido a lo amplio y expedito que resultó ser este camino, lo cual facilitó la progresión pues evitaba 5 kilómetros de desgastante bosque nativo. Así, tras instalar un campamento en el límite de la vegetación, la cordada siguió el ascenso por la Arista Noroeste hasta el comienzo del torreón final, lugar donde Tompkins siguió el ascenso en solitario y sin cuerda, ayudado solo con sus crampones y sus piolets. Gran ascensión para un gran escalador. El tercer y hasta ahora último ascenso registrado fue el realizado en septiembre del 2013 por la cordada chilena compuesta por Armando Montero, Ignacio Vergara y Sergio Infante. Quienes, el 27 de septiembre y antes de la salida del sol, zarparon desde Chaitén con la idea de llegar hasta la desembocadura del Morrillo, tal como les sugirió Carlos Alvarado. Una vez en tierra firme prosiguieron inmediatamente hacia el Este internándose por el cauce del río unos 5 kilómetros, para luego ingresar al bosque, en el que, tras un duro batallar, la cordada logró llegar hasta el límite de la vegetación, a 800 metros de altitud. En ese lugar instalaron su campamento, frente a una intimidante Cara Oeste de la cual se descolgaban enormes hongos de hielo. A las 6:30 de la mañana del día 28, los escaladores iniciaron el ataque a la cumbre. La ruta siguió el Filo Noroeste, que los condujo directamente hasta el torreón de hielo final, al que accedieron tras realizar una travesía que los posicionó de lleno en la Cara Oeste. La pendiente que escalaron promedió los 70°, con pasadas de 80-85° y un crux desplomado de unos 4 metros que fue escalado en artificial por Ignacio Vergara. Pero, muy a pesar de los escaladores, esta escalada no los condujo directo a la cumbre, si no que a una antecumbre ligeramente más baja, la cual, tras un expuesto y angosto


Colección Tompkins Conservation C

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filo, conectaba con la cima propiamente tal. Dicho y hecho, a las 18:30 horas, Montero, Vergara e Infante, concretaron el tercer ascenso del Corcovado. El descenso lo realizarían en 12 horas, completando una jornada de 24 horas en estilo alpino. Es importante señalar que el equipo de esta expedición contó con un cuarto integrante, Vicente Montero, que si bien no fue a la cumbre, brindó un soporte vital, tanto en el bosque como en el campamento. Rutas El Corcovado aún presenta desafíos importantes. Sus Caras Este y Sur caen prácticamente de manera vertical hasta el bosque nativo, por lo que requieren de gran destreza física y técnica, y de una buena logística para poder escalarlas. De seguro que es cosa de tiempo que alguna cordada se interese por intentar una nueva ruta a una montaña que Darwin alguna vez calificó como “El Famoso Corcovado”. Con respecto a las vías existentes, los tres ascensos registrados se realizaron siguiendo la ruta más evidente, la cual se aprecia desde las cercanías del macizo. Esta recorre el Filo Noroeste para luego pasar a la Cara Oeste en los 250 metros finales, que se escalan en lo que es el torreón final. Debido a las características de este volcán, las condiciones pueden variar considerablemente dependiendo de la estación del año o entre temporadas. El primer ascenso se realizó en pleno verano, por lo que, muchas de las dificultades que encontraron fueron en roca y lava, a diferencia de los ascensos posteriores en los que la ruta se desarrolló completamente sobre nieve y hielo.

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Ciencia de Escalar

Rutina para mejorar la fuerza N°1 P o r P a u l a G á lv e z • I l u s t r a c i ó n p o r F r a n c i s c a V i l l a l ó n

La fuerza, una de las cualidades físicas fundamentales, es imprescindible para un escalador, lo hace mejorar rápidamente y es muy “trabajable”, suple muchas veces la falta de técnica y la flexibilidad, específicamente cuando se trabaja la musculatura del tronco, brazos y dedos. Pero, no se trata de cualquier tipo de fuerza, debe ser en relación al peso (relación peso-potencia) por lo que, muchas veces, bajando los kilos de más ya se cuenta con mayor fuerza. El trabajo específico de ésta debe ser idealmente dos o tres veces por semana, no en días seguidos, después de hacer un buen calentamiento e idealmente antes de escalar. Aquí va una sugerencia de rutina de fuerza que puede complementarse con muchos otros ejercicios, pero hay que estar siempre pendiente de no llegar a la fatiga muscular total, para que el cansancio no interfiera con la técnica. Esta rutina va orientada a escaladores de distintos niveles que quieran mejorar la fuerza en la escalada y estén dispuestos a sufrir un poco para lograrlo. No requiere complicados implementos y con un poco de creatividad se puede hacer en cualquier lugar.

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-Abdominales subiendo cadera: 20 repeticiones. Cuando se está más avanzado Abdominales subiendo cadera: 20 medio repese puede agregar una pelota entre

Hacer rutina completa de movilidad. Tracciones en barra completas: Pueden hacerse en tabla de entrenamiento o con presas de escalada buenas. Es importante trabajar con las manos en posición prona (palmas mirando al frente) y con rango articular completo, llegando a la extensión completa abajo y a pasar con la frente cuando se está arriba. La separación de los brazos debe ser el ancho de los hombros.

ticiones. Cuando se estáde más avanzado de las piernas, acostado espalda, hay se puede agregar una pelota entre medio que dejar los brazos al lado del cuerpo y de las piernas. Acostado de espalda, hay subir la cadera como si se quisiera tocar que dejar los brazos al lado del cuerpo y elsubir techo con loscomo pies.si se quisiera tocar el la cadera techo con los pies.

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Ejercicios de antebrazo: enrollar y desenrollar un tubo con una botella o peso colgando, 45 segundos. Es ideal que sea con una botella rellena con arena o agua que no pase los tres kilos.

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Si no se hace ninguna con el propio peso, se aconseja intentar con un elástico en los pies, sacando un poco de peso. Una vez que se agarra la “maña” y se puede hacer una sin ayuda del elástico, no hay que volver a usarlo. Si se hacen menos de 10, se debe hacer dos menos que el máximo. Si se hacen más de 10 hay que ponerse un lastre, con el cual se pueda hacer la mitad del máximo (adecuar el peso).

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“Vuelos”: seleccionar un peso en cada brazo con el que se puedan hacer 10 repeticiones, ponerse en posición del tronco en 90° en relación a las piernas, juntar las mancuernas al medio y subirlas con los brazos extendidos hasta los 180°.

Abdominales colgando: subir rodillas lo más alto posible y estabilizar la bajada, hacer 10 repeticiones. Para los más avanzados: tocar con las rodillas o punta de los pies la barra.


www.escalando.cl/ciencia

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Seleccionar una tomada difícil (pinza, regleta, roma, etc.) y colgar el peso del cuerpo durante 10 segundos (idealmente en presas de entrenamiento). Se sugiere escoger una tomada distinta en cada sesión.

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Flexo-extensiones de brazos en el piso: con el cuerpo como tabla (una sola línea desde la cabeza hasta los pies), se debe apoyar la palma de las manos a la altura de los hombros, subir hasta extender completamente y bajar al menos hasta 90°. Hacer 10, 20 ó 30 dependiendo del nivel. 8

“Barco pirata”: 15 repeticiones. Boca abajo sobre una colchoneta, levantar ambas piernas apretando la parte posterior del cuerpo y bajarlas haciendo que suba el tronco y los brazos que deben estar extendidos, como un balancín. Este es un ejercicio que requiere de bastante coordinación y en un principio parecerá imposible, pero es muy útil. Toda esta rutina se debe repetir tres veces en un comienzo y para los que estén más avanzados, cuatro veces. La pausa entre una secuencia de ejercicios y la otra es de 5 minutos. Cuando haya pasado un mes, se debe corregir los pesos, revisar el número de series (tres o cuatro) y agregar más ejercicios. ¡A entrenar sin excusas!


Comparativa de Productos

Sacos de dormir de pluma:

Durmiendo Bajo Cero Por Ignacio Díaz

Después de un largo trekking, un montón de pegues al proyecto del momento o una rápida ascensión del cerro al que logramos escapar, nuestra primera idea es llegar a la carpa, comer y descansar. No solo dormir, sino reponernos de todo el esfuerzo para al día siguiente intentar repetir una jornada llena de actividades y desafíos. Parte vital para dormir bien, reponernos y tener una grata sensación al despertar, es nuestro saco de dormir. Que sea de buena calidad, va en relación al material con el que está fabricado, que éste ojalá posea un buen relleno que permita mantenernos cálidos y confortables, que su diseño posibilite movernos cómodamente en su interior, sin restringirnos a una posición forzada y que incluya pequeños detalles en su confección que nos hagan la vida al aire libre más placentera. No menos importante que el diseño y los materiales de nuestro saco de dormir, es su transporte, cuán liviano y pequeño es, o cuán fácil se empaca a la hora de transportarlo, ya que sus características pueden ser las mejores, pero meterlo a la mochila representa un desafío aún más grande que la salida que tenemos programada. Sobre el Test La variedad de sacos, rellenos y rangos de temperatura, es tan grande como la posibilidad de desafíos y actividades que la naturaleza nos ofrece. En esta comparativa nos centraremos en sacos de dormir confeccionados con plumas y que estén catalogados para un rango de temperatura confort entre -14° a -18°. Esta temperatura está tomada en cuenta pensando en deportes como trekking, montañismo, escalada y otras salidas comprometidas. Creemos que este rango nos permite dormir bien hasta entrado el invierno o vivaquear tranquilamente en algún buen spot; la pluma entrega un confort y una compresión muy buena, además de una curva de rendimiento mas homogénea en el tiempo. ¿Y si hace más frío? Pónganse la chaqueta de plumas y buenas noches. Normalmente la temperatura confort está medida en un hombre que pese 73 kilogramos y mida 1.73 cms, bien alimentado e hidratado, vestido con primera capa, pantalón y camiseta, permitiendo a la persona mantener el sueño evitando despertarse por sensación de frío. Por lo general es un test bajo la Norma EN 13537 (Norma Europea del 2005, que busca estandarizar el rendimiento y calidad de sacos de dormir). La pluma es un excelente aislante térmico, recomendado para climas secos y fríos, no para lugares húmedos en donde el saco se pueda mojar. Diseño: buscamos sacos que tengan un diseño que permita mantenernos cómodos en su interior, con forma trapezoidal en los pies, distintas densidades de abrigo según el lugar, cierres invertidos y detalles a destacar. Relleno: si bien nos centramos en sacos de plumas, hay distintos tipos de pluma: ya sea de ganso, en algunos casos de pato o por su fill power, que puede ser 500-600-650-700-800-850. Mientras más alto sea ese número, equivale a que más cantidad de aire por onza de pluma puede atrapar, por tanto más aislamiento entrega y mejor tipo de pluma es. Ahora bien, también es importante la cantidad de relleno que tenga, versus el fill power, ya que puede ser liviano, sin perder capacidad térmica. Transporte: parte importante de salir y acampar, es llevar las cosas que pensamos utilizar y suele ser el saco una de las más vultuosas. Buscaremos clarificar la relación peso / volumen, para que tomemos la mejor opción al momento de decidir. * Hemos fijado la escala de 1 a 7 84


Never Summer Marmot (EEUU)

Lithium Marmot (EEUU) www.marmot.com

www.marmot.com Especificaciones Precio: $169.900 Temperatura: -16° hombres / -9° mujeres. Material Saco: Nylon Ripstop exterior / Nylon Plain Weave interior. Relleno: pluma ganso 650 fill power. Peso: 850 gr. de relleno / 1.771 gr. total Evaluación: Diseño: 6.2 Relleno: 6.1 Transporte: 5.9 Pros: una de las mejores opciones para quienes se fijan en la relación precio calidad. Este caballito de batalla de Marmot ha tenido mejoras en las últimas versiones tanto del forro interno como del diseño del saco. Forma tubular que permite una buena circulación de aire al interior, 5 celdas rellenas de pluma en la cabeza, collarín relleno de fácil manipulación, amplio espacio para los pies con forma trapezoidal y el doble cierre, permitirán mantenerse cómodo, abrigado y con la opción de una buena ventilación. Relleno con pluma 650 fill power, entrega calor, bajo peso y una buena calidad de pluma. El Nylon Ripstop y los paneles elasticados ¡hacen de este saco una opción muy durable! Incluye bolsillo interno pequeño y cordín resplandeciente en el cierre. Contras: por el tipo de pluma y el rango de temperatura al cual desea llegar, la bolsa de empaque puede ser un tanto vultuosa. Se recomienda comprar un compresor para reducirlo y hacer más cómodo el transporte. Mejor Uso: trekking, montañismo y campamento en general. Comentario: ser uno de los modelos más vendidos en el mercado nacional, hace de este saco una muy buena opción para los campamentos en las jornadas de escalada. Su rango de temperatura, más algún abrigo extra, nos permitirá enfrentar casi todas las salidas habituales de escaladores y montañistas de media altura. Se recomienda un compresor de saco para poder minimizar su volumen. Incluye bolsa de transporte y de guardado.

6,1

Puntos

Cosmic Down 0 Kelty (EEUU) www.kelty.com

Especificaciones Precio: $299.000 Temperatura: -18° hombres / -7.6° mujeres. Testeado EN 13537 Material saco: Nylon Ripstop exterior / Nylon mini Ripstop DWR exterior Relleno: pluma ganso 850+ fill power, el fabricante lo certifica. Peso: 870 gr. de relleno / 1.334 gr. total. Evaluación: Diseño: 6.5 Relleno: 7 Transporte: 6.7 Pros: excelente saco de Marmot, se nota una preocupación del fabricante por copar las expectativas de los consumidores que buscan un saco liviano, de buena calidad y comprometido para todas las situaciones de montaña. El relleno con pluma 850 fill power, garantizado por Marmot, y su rellenado en California, hacen de este producto una opción muy liviana, térmica y durable. Incluye 6 celdas en la cabeza y collarín relleno, doble cierre de gran largo, pequeño bolsillo interno y un amplio espacio trapezoidal para los pies. El cierre de cabeza y collarín son de fácil y cómoda manipulación. Su tamaño lo hacen cómodo para la mayoría de los cuerpos. Contras: es difícil buscar el contra en este tipo de sacos, el único problema de diseño que se puede ver es el cierre final del collarín, tiene un pequeño velcro para unirlo, frente al cierre exterior, esto permite una fuga del calor y la entrada de aire al interior de la bolsa. Mejor Uso: montañismo, salidas de escalada, trekking y la gran mayoría de nuestros proyectos al aire libre. Comentario: muy buena opción por el diseño y la excepcional calidad de pluma, térmico y liviano, lo hacen un gran producto que compite en la más alta gama de opciones en la industria. Existe la versión con membrana, que da la posibilidad de utilizarlo en climas más húmedos o en vivacs más expuestos, solo sumando un pequeño peso extra. Incluye bolsa de empaque y transporte. .

6,7

Puntos

Especificaciones Precio: $169.900 Temperatura: -16° Testeado EN 13537. Material: 50D Polyester Taffetan, exterior e interior. Relleno: pluma pato 550 fill power. Peso: 1.009 gr. de relleno / 1.680 gr. total. Evaluación: Diseño: 5.5 Relleno: 5 Transporte: 5.5 Pros: buena opción para quien busca rendimiento a baja temperatura. El Cosmic Down 0 responde con un buen y clásico diseño a las distintas ofertas disponibles en el mercado. Utilizando una importante cantidad de pluma de pato 550 fill power, este modelo logra enfrentar esos fríos -16° que puede marcar nuestro termómetro. Collarín y capucha rellenas de pluma mantienen el calor dentro de la bolsa, incluye un cierre ¾ para reducir peso, el cual está posicionado especialmente para evitar la fuga de calor. Contras: podemos mencionar dos puntos bajos en este saco, en primer lugar es un tanto grande cuando esta empacado, puede ser un bulto molestoso para los más exigentes. El segundo punto bajo es el tipo de pluma, de pato 550 fill power, es un tipo que pierde loft o esa sensación esponjosa y la rapidez con que la adopta y, por el mismo valor, podemos encontrar una mejor opción en el mercado. Mejor Uso: camping y tekking. Comentario: si bien Kelty es una excelente marca y con una vasta experiencia, no vemos grandes innovaciones en este saco, sin mencionar que el tipo de pluma que utiliza lo deja en desventaja frente a sus competidores, el precio no se condice con las prestaciones que otorga.

5,3

Puntos

85


Ascent

Tita 750

Rab (UK)

Mountain Equipment (UK)

www.rab.uk.com

Especificaciones Precio: $219.900 Temperatura: -11° mujeres / -19° hombres. Material: Pertex Microlight interior y exterior. Relleno: pluma Pato 650 fill power. Peso: 1.530 gr. total, el fabricante no especifica cantidad de relleno. Evaluación: Diseño: 6.5 Relleno: 5.5 Transporte: 6 Pros: saco de plumas diseñado para actividades a baja temperatura, muy buen loft, diseño y amplitud interior hacen de este modelo una gran opción para quienes buscan compromiso a un precio accesible. Incluye collarín y capucha rellena y ajustable, cierre ¾ , diseño trapezoidal para los pies y un buen tamaño para mantenernos cómodos y cálidos. Incorpora un bolsillo interno, bolsa de guardado y compresor de transporte muy conveniente. Contras: difícil encontrar algún error en el diseño o las prestaciones de este modelo. Podríamos mencionar que, por el tipo de pluma y el nivel térmico, se hace un poco voluminoso. Pero lo demás, muy bien logrado. Mejor Uso: montañismo, trekking y escalada. Comentario: si bien la pluma es de pato y no ganso, como en la mayoría de los otros modelos, su fill power 650 le entregan bajo peso y una alta compresión, siendo este un detalle que no resta sino que suma al permitir un precio menor. Fabricado en un solo tamaño.

6 86

Puntos

Ignite DriDown 0 Kelty (EEUU)

www.mountain-equipment.co.uk

www.kelty.com

Especificaciones Precio: $173.900 Temperatura: -12°. Material: Helium Drilite Loft. Relleno: pluma Pato 675 fill power. Peso: 750 gr. relleno / 1.445 gr. total.

Especificaciones Precio: $164.900 Temperatura: -14° hombres -7° mujeres. Material: Nylon Ripstop. Relleno: Pluma Ganso 600 fill power Dridown. Peso: 1.001 gr. relleno / 1.600 gr. total.

Evaluación: Diseño:6 Relleno: 5.4 Transporte:6.2 Pros: un saco confiable, es lo que podemos apreciar en el modelo de Mountain Equipmet; simple, sin intentar reinventar una bolsa de dormir. Diseño ancho, que permite gran comodidad, sumado a la pluma de pato 675 fill power, entregan calor, buen loft y calidad para hacer un modelo durable. Construido con 6 celdas en la cabeza, collarín relleno y ajustado con cierre, dejando de lado el velcro. Contras: buen saco y diseño, pero la calidad y cantidad de pluma no logran competir con los otros modelos presentes en la comparativa, alcanzando solo una temperatura confort de -12° Mejor Uso: trekking, salidas de media montaña y montañismo estival. Comentario: si lo que buscamos es un buen diseño de saco, durable, pero no necesariamente para montañismo inverna o condiciones muy expuestas, esta es una excelente opción de bajo peso, un bulto moderado y un muy buen loft.

5,9

Puntos

Evaluación: Diseño: 6.2 Relleno: 6.5 Transporte: 6 Pros: sabemos que la pluma tiene un mejor rendimiento que lo sintético (es más liviana, comprimible y confortable), Kelty además la hace resistente a la humedad (tanto por la condensación o por vivacs muy expuestos) a través de un tratamiento químico. Pluma de ganso 600 fill power DriDown, el fabricante indica que se seca 33% más rápido que uno sin tratar. Collarín relleno y completo, banda rellena a lo largo de todo el cierre, más una capucha de muy buen ajuste, dan como resultado un saco térmico, cómodo y confiable. Incorpora puntos para unirlo a la colchoneta y al interior para adosar el liner. Incluye bolsa de transporte. Contras: por el fill power 600 no es el saco más liviano ni menos vultuoso de la comparativa; en el resto de ítems es un muy buen producto. Mejor Uso: montañismo, trekking y salidas en general. Comentario: una excelente respuesta por parte de Kelty para quienes gustamos de la pluma pero practicamos deportes en ambientes húmedos. El tratamiento que esta marca y otras como Sea to Summit incorporan, hacen que resista más a vivacs o humedad ambiente, como también responde secándose más rápido cuando el clima no nos acompaña. Buen tamaño y detalles para evitar la fuga de calor en el collarín completo y en el cierre. Por diseño, relleno, precio y rango de temperatura, es una de las mejores opciones actuales en el mercado.

6,2

Puntos


fa c e b o o k .c o m /o rg

ear


Cloud Rest

Inferno 0

Superlight

Mountain Hardwear (EEUU)

The North Face (EEUU)

The North Face (EEUU)

www.mountainhardwear.com

www.thenorthface.com

www.thenorthface.com

Especificaciones Precio: $160.000 Temperatura: -15° hombres. Material: Nylon Ripstop. Relleno: pluma ganso 600 fill power. Peso: 795 gr. relleno / 1.530 gr. total.

Especificaciones Precio: $340.000 Temperatura: -18° hombres Material: Pertex Endurance exterior. Relleno: pluma de ganso 850+ fill power (el fabricante garantiza que la pluma es de Europa del Este). Peso: 1.330 gr. total / El fabricante no entrega la cantidad de plumas.

Especificaciones Precio: $210.000 Temperatura:-14° Testeado Norma EN 13537. Material: Climashield®. Relleno: pluma Ganso Húngaro Gris 650+ fill power. Peso: 1.330 gr. total / El fabricante no entrega la cantidad de plumas.

Evaluación: Diseño: 6 Relleno: 6.2 Transporte: 5.9 Pros: clásico saco de plumas, tanto por diseño como prestaciones, su pluma de ganso fill power 600 entregan un excelente loft y temperatura con un bajo peso. Incorpora un exclusivo diseño en el collarín que permite ajustarlo cómodamente y evitar puntos de fuga; espacioso en la parte de los hombros y pies, lo posicionan como una muy buena opción para quienes se fijan en la comodidad y el peso. Contras: como ya lo hemos mencionado, en este tipo de sacos conviene incluir un compresor, ya que las bolsas de transporte no comprimen realmente. Mejor Uso: montañismo, trekking y salidas de escalada. Comentario: si bien no es el diseño más actualizado de la comparativa, tiene todo lo necesario para ser una opción más que confiable a la hora de adquirir una bolsa de dormir. Una probada pluma de ganso 600 fill power, más un diseño espacioso y un buen collarín, nos permitirán dormir cálidamente en noches frías de otoño o inicios de invierno. Muy bien logrado el cierre interno del collarín y los hombros, permite mantener la cabeza afuera evitando corrientes de aire.

6 88

Puntos

Evaluación: Diseño: 6.5 Relleno: 7 Transporte: 6.5 Pros: hecho para las más bajas temperaturas, este saco está pensado para climas y consumidores exigentes, diseñado con una excelente pluma ganso 850+ fill power entregan un increíble loft a muy bajo peso, enfrentándose sin problemas a unos fríos -18°. Diseñado para expediciones, incluye un collarín con bastante relleno y protección para la perdida de calor en el cierre. La tela pertex endurance incorpora un tratamiento para la humedad otorgando más protección, sin perder respirabilidad (ojo, no es una membrana). Contras: solo podemos mencionar el valor mayor versus su competencia; este saco claramente esta en lo más alto de la lista, pero también su valor se posiciona en el primer lugar. Hay que tener en cuenta su tela exterior ultra delgada, se debe evitar la abrasión exagerada y siempre utilizar un aislante.

Evaluación: Diseño: 6 Relleno: 6.5 Transporte: 6 Pros: excelente relación peso/calidad, en 1330gr The North Face entrega un saco con una muy buena calidad de pluma, lo que logra empinarse hasta los -14°, sin superar un kilo y medio. Buen transporte gracias a la bolsa compresora que incluye, lo cual hace un saco versátil para todo tipo de deportistas y salidas. Recubrimiento DWR en la tela, lo protegen de la transpiración y la condensación, además de incluir puntos reforzados en la tela en los lugares de mayor presión y roce. Contras: como ya lo hemos visto a lo largo de esta comparativa, en este nivel de sacos la compresión es el gran detalle, puede parecernos un poco grande el bulto ya empacado, pero una pluma de mayor fill power elevaría su costo. Mejor Uso: montañismo, salidas de escalada y trekking.

Comentario: excelente bolsa de dormir que, con un relleno 850+, la hacen posicionarse en el tope de línea en diseños de pluma hasta -18°; hay que destacar el detalle en el espacio para los pies, incluye la forma trapezoidal, pero elimina el espacio extra a los costados, entregando comodidad y manteniendo el calor en esos puntos donde solemos perderlo más rápido. Incorpora almohadillas anti compresión para no perder la capacidad de aislamiento en los puntos de presión. Viene con una bolsa compresora de transporte.

Comentario: en esta línea de sacos podemos encontrar un esfuerzo por parte del fabricante de entregar la mejor calidad de relleno y mantener un precio competitivo. Con este modelo se logra entregar un saco lo bastante amplio en los hombros y pies, y un relleno de pluma de muy buen loft y capacidad térmica. El detalle que la pluma sea de Ganso Gris Húngaro no es solo un detalle snob, sino que significa que es pluma comprada en granjas certificadas en el trato de los animales, a tomar en cuenta los animalistas. El precio puede ser un poco alto versus su competencia, hay que destacar que si bien es más costoso, compensa con gramos de menos frente a su competencia. Existente en la versión diseñada para mujeres.

6,7

6,2

Mejor Uso: montañismo y expediciones.

Puntos

Puntos


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