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PROTAGONISTA

Entrevista a Rosana Rodríguez Pérez

Consejera de Educación, Deportes y Cultura de la Junta de Castilla-La Mancha

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Este nuevo número de enTERA2.0 va a estar centrado en las metodologías activas desde todas sus vertientes: en el proceso de enseñanza, el de aprendizaje, el profesorado, el alumnado, las familias...

Siempre que hablamos de metodologías, se nos viene a la cabeza el aula, porque es dónde se aplica, pero también hay que ver qué opinan las administraciones educativas que son quienes tienen que impulsar y dar cobertura a aquellas prácticas pedagógicas y metodológicas que ayuden a mejorar la enseñanza.

Por ello, tuvimos la oportunidad de entrevistar, en el mes de junio, a Rosana Rodríguez, Consejera de Educación, Deportes y Cultura de la Junta de Castilla- La Mancha.

Rosana tiene un largo recorrido en educación, ya que atesora más de 35 años de experiencia en las aulas como maestra de primaria, por lo que combina ambas visiones, la de docente y la de responsable de tomar las decisiones educativas de Castilla-La Mancha.

Le haremos en primer lugar una serie de preguntas que nos ayuden a situar su trayectoria desde el ámbito de la docencia a la actual situación, como responsable política relacionada también con la educación:

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¿Qué le gustaría destacar de su persona a la hora de presentarse?

Me da un cierto pudor hablar de mí como persona porque parece que cuando uno habla de cómo es tiene, que rescatar los sentimientos, las virtudes o los defectos que uno tiene, es como enfrentarse a un espejo y ver la realidad. Me gusta considerarme como una persona sencilla, familiar y me encanta mantener una conversación con mis amigos. Sobre todo, creo que soy optimista, y el optimismo también tiene que ser activado. Tiene que haber mucho trabajo detrás de lo que uno hace y eso te permite ser optimista porque con el esfuerzo y la colaboración de la gente que tienes a tu alrededor, todo puede salir adelante y todo puede fluir. Considero que esta es la actitud que hay que tener, no yo sino cualquier persona.

¿Cuándo ejercía la docencia era una docente inquieta e innovadora?

Pienso que siempre he sido inquieta. La formación era uno de los pilares fundamentales en la andadura de cualquier profesional y, desde luego, en la mía. Siempre he querido innovar en el aula, me han interesado muchísimo las metodologías y también las relaciones con el resto de mis compañeros. Opino que un centro educativo no es un lugar en el que cada profesor/a esté en su propio aula, como si fuese un reino de taifas, tiene que haber un elemento de coordinación, tanto vertical como horizontal. Desde siempre he pensado que era una labor fundamental para cualquier maestro, o maestra, el poder generar esos elementos de coordinación básicos entre todos. Por lo tanto, innovar sí que me ha parecido fundamental. Cuando llegué a la escuela había pocas vistas de evolución y anclada en un siglo XX. Creo que, en la actualidad, esas formas las hemos ido rompiendo poco a poco.

¿Cómo han sido estos cambios que se han producido? ¿En qué aspectos?

Creo que en muchísimos aspectos. Lo primero que nos ha ayudado es el marco legal, es decir, las leyes que hemos ido teniendo desde que yo comencé han ido cambiando y nos han acompañado. Nos hablan de la capacidad de colaboración que tenemos que tener entre todos. A veces tenemos que recurrir a la norma que ya existe, en esto ha habido un cambio sobre todo de organización escolar y de metodología dentro de las aulas y también en cuestiones de desarrollo curricular. Cuando comencé, la enseñanza era más conceptual, más anclada en las distintas materias y asignaturas, las áreas y los centros de interés centrados en la intención directiva del profesorado. Me refiero a que nosotros hablábamos de los centros de interés y se los mostrábamos directamente al alumnado.

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Bajo mi punto de vista, todo esto ha cambiado. El aprendizaje, a día de hoy, nace de la propia capacidad de desarrollo que tiene el alumnado. Hay un proceso mucho más constructivista del aprendizaje del que había en el momento que yo comencé. No porque las teorías del aprendizaje no se conociesen ya, sino porque se ponían menos en la práctica de lo que se ponen ahora. Y eso sumado también a los procesos de digitalización que han venido a acompañar esos cambios metodológicos tan necesarios.

Por tanto, en este sentido la educación ha cambiado mucho. Ha hecho un esfuerzo por reinventarse y en eso ha tenido mucho que ver la formación del profesorado y su inquietud por superarse a sí mismo en el ejercicio de la profesión.

También el impulso del propio alumnado y los cambios de la sociedad, en general, hace que la profesión evolucione.

Ahora no son las mismas claves que en mis comienzos como maestra. Empecé mi El aprendizaje, vida laboral en el año 1983 y no tiene nada a día de hoy, que ver con la concepción social que existe ahora mismo. De tal forma que hay que reanace de la propia justarse a esa realidad, que cambia en sí miscapacidad de ma: la actitud del alumnado, los medios de comunicación, el poder de la imagen... Antes desarrollo que tiene el saber era más enciclopédico y la búsqueel alumnado da de información más complicada. Ahora es más activa, ágil, rápida... sumado a que el alumnado tiene mayor grado de atención. Todo se ajusta a este nuevo planteamiento social en el que la escuela no es un agente externo a la sociedad y, por lo tanto, ha de acomodarse a los ritmos que la propia sociedad marca.

Hablar de innovación se relaciona con frecuencia con lo metodológico pero también sería oportuno hablar otras cuestiones. En este sentido, y desde su responsabilidad, ¿qué medidas puede tomar un responsable político para incentivar la innovación y el uso de metodologías activas, en la comunidad educativa?

Nosotros, desde la administración, tenemos la normativa que puede ser el marco desde el que trabajar. Pero sí es verdad que es muy fría y poco motivacional. Creo que la normativa tiene que ser, en algunos casos, el último escalón de ese proceso.

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Lo primero que tenemos que hacer es escuchar al profesorado. Muchas veces nos hablan y hay que saber recoger el conjunto de intencionalidades, de iniciativas y de necesidades que tienen los docentes y toda la comunidad educativa. Una vez recogido esto, es cuando tenemos que establecer esas medidas que puedan sustentar esos posibles cambios que tienen que tiene que acometer la educación.

En mi opinión, un elemento esencial es la formación porque, desde luego, lo que no se conoce, creo que se teme. A veces el temor nos hace reproducir determinados roles sobre los que nos sentimos más cómodos porque son aquellos en los que fuimos educados. Para romper eso, hay que conocer otras realidades.

En ese sentido, desde la administración, creo que tenemos que ir a conocer otras experiencias pedagógicas, poner a disposición del profesorado todo un conjunto de herramientas para que conozcan otras realidades. En esta línea, nosotros tenemos en marcha un programa, que me parece extraordinario, que se llama “Observa y Rosana Rodríguez Pérez transforma”. Fijaos que ya los dos términos dicen mucho. Primero, observar, ver lo que está pasando en otros centros educativos para poder acometer la transformación de mi propia realidad en base a una serie de modelos que he visto y contrastado con otros profesionales o compañeros. Es la labor de colaboración, y creo que nosotros, como administración, somos los que tenemos que poner, digamos en bandeja, ese tipo de iniciativas para que el profesorado pueda recorrer ese camino.

Otra tarea que tenemos que acometer es la de cómo trabajar con los equipos directivos. Estos tienen una función fundamental como se ha visto en este periodo de no presencialidad. Los equipos directivos tienen que ser líderes pedagógicos con la responsabilidad de transformar la realidad, acomodarla a los tiempos y hacerla mucho más operativa.

En definitiva, las medidas fundamentales son: trabajar con el profesorado en la transformación, ayudarles en su formación y colaborar activamente con las familias, ya que son el principal agente educativo.

Por lo tanto, lo primero es escuchar y después establecer la norma y gestionarla.

Has hablado de las familias y es cierto que, a veces, no son tan tenidas en cuenta como tendría que ser.

En esta región, Castilla-La Mancha, saben muy bien cuales son sus canales de participación y deben de hacer uso de ellos tanto en los centros educativos, a través de los consejos escolares y a través de las AMPAS que son un elemento fundamental. Debemos sumar también las sesiones, entrevistas y reuniones de familias, etc.

Creo que es fundamental esa participación activa porque el ámbito escolar y el familiar no pueden entrar en colisión. Debe de haber un lugar de encuentro, una correlación. Las familias y la escuela son núcleos esenciales para el desarrollo de los niños y las niñas. Deben trabajar al unísono y sin confrontación y, de ahí, la importancia de su participación en el ámbito educativo.

Precisamente, “metodologías activas” es el tema del número 8 de la revista de la Asociación Espiral. Su trayectoria en la docencia es bastante extensa. La forma de enseñar en los 80 y 90, cuando comenzó a ejercer, ¿estaba más centrada en poner al alumnado como centro del proceso de aprendizaje o era más una metodología tradicional y directiva?

Eran metodologías más unidireccionales. Normalmente, el maestro o la maestra era quien dirigía el mensaje. Había una respuesta por parte del alumnado en función de lo que se esperaba de él, un método más conductista.

Aún así, siempre ha existido una transformación. Todo lleva un proceso evolutivo y una graduación. Ya entonces había mucha inquietud y ya se trabajaba sobre cuestiones de cambio metodológicos. En mi experiencia personal, yo he trabajado mucho en Educación Infantil y ya usábamos la metodología de rincones y talleres colaborativos con otras aulas, es decir, que se trabajaba de una forma muy diferente en los años 80 y 90. No era algo que se desconocía o que no se trabajara, pero sí que es verdad que tenía mucho peso esa otra metodología más tradicional, que cada vez va dando paso a otras metodologías. Pero siempre ha existido esa parte de conexión del aprendizaje con la vida real del alumno para hacer del mismo un elemento constructivo.

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Siempre hemos hablado de los aprendizajes previos sobre los que tenemos que ir asentando el resto, de manera que vayan relacionando con esos espacios que hemos hablado y conocemos a través de teóricos de la educación como Vygotsky. Bajo mi punto de vista, ya se trabajaba pero tenía mucho peso, sin duda, un tipo de aula más de oratoria y de discurso del profesorado. Incluso, se usaba algún tipo de tecnologías que se utilizaban en los proyectos de centro con recursos que mandaban a los colegios, para la biblioteca, sala de audiovisuales, huertos escolares, laboratorios, etc.

Me llama la atención las diferencias que a veces existían en las diferentes etapas. En Educación Infantil donde se trabajaba mucho la creatividad y cuanto más se avanzaba en edad, se daba más importancia a lo académico que a la creatividad. En ese sentido, ¿crees que la educación del alumno ha ido a mejor o a peor?

Creo que ha ido a mejor. Ese ha sido uno de los grandes cambios en el sistema educativo: la revolución metodológica. Cada vez hay más tendencia a que los trabajos en el aula sean más colaborativos o grupales. Se tiende a un trabajo menos competitivo para el alumnado y por tanto, reproduce mejor lo que se le va a exigir en el mundo real y laboral.

Eso, junto con otras cuestiones metodológicas, como la distribución dentro del aula u horarios, entre otras cuestiones, es fundamental. Se consiguen unas metodologías más activas y más acordes con las necesidades del alumnado. En estos momentos, su curva atencional no puede ser la misma de los tiempos que estábamos hablando. Ahora se necesita más interacción y las metodologías se están adaptando.

¿Considera que en este momento estamos ante un profesorado que promueve cada vez más las metodologías activas o si en su mayoría siguen con aquellas más tradicionales? ¿Su sensación es que, en concreto en Castilla-La Mancha, el profesorado busca más la integración del alumnado, trabajo por proyectos o siguen antiguas rutinas como seguir el libro?

A mí no me gusta encasillar conceptos ni la profesionalización de alguien. Creo que hay una mezcla de los dos, no creo que haya docentes puristas o que sólo estén anclados en “lo tradicional”, ni otros que solo trabajen en base a “lo más innovador”, es decir, creo que hay una mezcla, que utilizan todo y ven que nada es descartable y que todo es incorporado al método establecido en la justa medida.

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Son importantes las clases tradicionales, pero también es necesario ese proceso de manipulación y de colaboración, trabajo por proyectos… Todo combinado es lo que realmente beneficia en los procesos de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, hay muchos profesores y profesoras que lo hacen así, que hacen esta especie de mezcla usando las estrategias metodológicas que tienen que ponerse al servicio del alumnado combinándolas de tal forma que consiguen un éxito en los resultados con sus alumnos/as.

No podemos olvidar ninguna de esas fases en el conjunto de los aprendizajes, por ejemplo, en la competencia matemática tenemos que pasar porque el niño viva y comprenda que las matemáticas están en la vida cotidiana y deben ser contextualizadas y manipulativas porque si no, no podrán llegar al nivel suficiente de abstracción para comprenderlos.

Por lo tanto, yo creo que cada vez son más los profesores que hacen todo ese tipo de transformación en el aula y que incorporan e implementan todas estas cuestiones metodológicas que son muy importantes.

Por otro lado, en mi experiencia, yo conozco muy pocos que trabajen como en un “reino de taifas” sino que, cada vez, está más incorporado en el discurso docente la necesidad de compartir con el resto de compañeros y se crean espacios de conocimiento, de diálogo y, desde luego, de reflexión.

Volviendo al tema de compartir y, en concreto, al programa “Observa y transforma”, cuando se pone en marcha una metodología o un recurso falta la medición, es decir, los instrumentos que nos ayuden a comprobar si esos datos son objetivos, si tiene una incidencia real respecto a lo que nosotros pretendemos. No sé si este programa incluye esta cuestión para comprobar cuál es la vivencia real en aquellos centros que están participando, en concreto, ¿qué niveles de transformación se producen?

Lo que nosotros hacemos es valorar a través de una serie de indicadores, cómo funcionan los distintos programas. En este caso, es el equipo del Centro Regional de Formación del Profesorado el que contrasta cómo han ido esos indicadores. Sí es cierto que existe una evolución y se nota ese cambio metodológico.

En general los cambios para que se asienten en un contexto educativo tienen que hacerse gradualmente para que vayan haciéndose con mesura por parte del profesorado y de toda la comunidad educativa. Es decir, no puedes llegar a un centro y cambiar radicalmente la forma de hacer. Creo que eso es descabellado. Hay que hacerlo de manera progresiva. De ahí que los

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equipos directivos tengan esa labor tan decisiva a la hora de poner en marcha y regular esos cambios que se van dando.

Los cambios, para que se asienten en un contexto educativo tienen que hacerse gradualmente para que vayan haciéndose con mesura por parte del profesorado y de toda la comunidad educativa

Hemos hablado de lo importante y ahora me gustaría que nos centrasemos en lo urgente, lo inmediato en estos tiempos marcados por el COVID. En estos, las TIC están jugando un papel primordial… ¿qué importancia cree usted que tienen en la educación?

Siempre han sido importantes en educación. Creo que han venido para quedarse, pero, desde luego, ahora hemos comprobado como son un aliado indispensable para la educación. Y además, así lo han percibido las familias, los docentes y, por supuesto, el alumnado. Se han convertido en el único soporte para hacer posible el derecho a la educación. Las TIC han sido nuestras mayores aliadas en este proceso.

En esta situación hemos descubierto todas las debilidades que teníamos desde el ámbito de la administración, de los equipos directivos, de las familias y del alumnado así como cuáles son las fortalezas y las oportunidades que nos dan las TIC. En mi opinión, ha habido un cambio radical, un cambio de actitud respecto a cómo verlas. Incluso, nosotros hemos tenido que activar numerosos cursos de formación, hasta 22 acciones formativas y, en concreto, la última se refería al “Desarrollo de los entornos colaborativos” ha tenido más de un 99,8% de centros que han participado. Esto pone de manifiesto el interés por parte de la comunidad docente para acercarse y conocer todos los recursos y resortes que pueden ofrecer las TIC.

Por tanto, creo que hay una necesidad real y un criterio firme de que tienen que estar en la escuela, que tanto si esta es presencial como no presencial, son un acompañamiento necesario. Toda la comunidad educativa ha sido consciente de esto.

Desde nuestra posición, hemos visto que este camino hay que recorrerlo juntos. Nosotros, desde la administración, tenemos la obligación de facilitarles el acceso a esas herramientas digitales pero también desde los centros buscando esas otras funciones que tienen que tener y encontrar

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cada maestro para mejorar tanto sus competencias digitales como las del alumnado.

Efectivamente, desde mi propia experiencia, las familias, al intentar poner en marcha algún plan, eran un freno y mostraban el temor a que se usasen las tecnologías precisamente por su desconocimiento. Entiendo, que en este contexto actual, para adquirir la competencia digital, la formación es la clave.

Efectivamente, nosotros ya tenemos hecho un plan para comenzar esa formación, aún a sabiendas de que tiene que ser flexible, porque entendemos que hay que conocer la necesidad real de ambos, familia y profesorado para poder terminarlo de articular.

Los planes de formación yo creo que tienen que estar vivos, en sentido de que tienen que ser flexibles. Estableceremos un plan inicial, sobre unos parámetros básicos, principalmente la digitalización y las metodologías, pero continuaremos trabajando y modificándolo en función de lo que la comunidad educativa nos demande.

¿Cuáles son, precisamente, los principales retos en este momento, en relación al COVID?

Tenemos que hacer un cambio de hábitos higiénico-sanitarios. Tenemos que hacer unos protocolos muy estrictos para cumplir con las condiciones de salud que se nos exigen por parte de Sanidad. Pero también un capítulo muy importante será la ampliación y la renovación de todos los equipamientos que tienen los centros y otro factor será la formación. Estas cuestiones ya las estamos preparando y no solo van haLas TIC son un aliado cer posible esta enseñanza no presencial, indispensable para sino también van a contribuir a conseguir el refuerzo de todos aquellos aprendizajes la educación que no hayamos sido capaces de superar en el último trimestre del curso pasado.

Desde el punto de vista de la administración, ¿considera que esta situación actual podría suscitar alguna oportunidad en el ámbito educativo?

Efectivamente, lo veo como una gran oportunidad de renovación. Sin lugar a dudas, ya está siendo un cambio total de actitud y un cambio en el sistema educativo. Creo que estamos asistiendo a una revolución en cuanto a la capacidad de transformación y esos ajustes que son necesarios para poder implementar cuestiones que sabíamos que teníamos que hacer pero que

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íbamos dando a pasos más cortos. El COVID ha venido a decirnos que esto hay que hacerlo ya, con un paso grande y firme. Por lo tanto, es una oportunidad y además a partir de informaciones que recojo de directores y familias de la región. Estamos asistiendo a un cambio de mentalidad. Tenemos delante una oportunidad de hacer una reconstrucLos planes de ción de la escuela con firmeza y con buen criterio. formación tienen En estas dos últimas preguntas me gustaría que estar vivos, que se situase en el papel de docente. ¿Cree que será posible llevar a cabo metodologías tienen que ser activas en este contexto actual de COVID? flexibles Creo que sí. Si me sitúo en ese punto de vista, hay que decir que los docentes tenemos una gran imaginación y creatividad, y que luchamos con elementos adversos, como es el COVID, pero eso no nos va a quitar ni la capacidad de motivar a nuestro alumnado, ni de trabajar de forma diferente a como lo hemos hecho, con modelos muy distintos. El COVID nos mantendrá a raya durante un tiempo, pero encontraremos y estableceremos fórmulas de aproximación. En eso somos muy hábiles y lo lograremos.

De hecho, la salud emocional es algo que tenemos que cuidar mucho en este curso para dar al alumnado los resortes suficientes para poder solventar estas cuestiones y pasar por alto este distanciamiento y así generar nuevas habilidades sociales que nos lleven al encuentro.

Mi última pregunta se refiere a la evaluación que ha suscitado mucha polémica, sobre todo en cuanto a los problemas que han generado a los docentes a la hora de evaluar. ¿Cómo cree usted que debería abordarse este reto?

Quizás lo que deberíamos es dejar de identificarla con el examen. Para mi es fundamental. El término de evaluación merece un mayor respeto del que, en ocasiones, le damos. A veces, por costumbre, se interpreta que si el niño no se examina, no se le evalúa. Es cierto que hay un tipo de evaluación que sí viene asociada a un examen, tenemos el caso de la EVAU. Pero todos los docentes conocemos otras herramientas de evaluación y conocemos su valor en sí. Esto lo recoge la ley y nos lo dice.

La evaluación tiene que ser continúa y realmente ajustarse a la evolución del alumnado y tiene que servir de feedback para volver a readaptar el proceso educativo nuevamente y hacer que el alumnado se enfrente con aquellas

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cuestiones que necesita superar y ponga un mayor peso específico en esas cuestiones y se pueda relajar en aquellas otras que ya ha superado que lo que va a hacer es ayudarle a superar otras nuevas.

Por lo tanto, creo que la labor de la evaluación tiene que irse construyendo a lo largo del proceso de enseñanza-aprendizaje. Es un elemento importantísimo dentro de toda la programación, pero hay que darle el valor que tiene y que va más allá de una calificación. La evaluación es una forma de enfrentarse a su realidad y poder seguir avanzando hacia nuevas realidades.

Creo que cuando le demos ese valor y cuando conozcamos todo el abanico de posibilidades, en cuanto a herramientas de evaluación, donde el alumnado pueda demostrarnos lo que ha aprendido, adquirirá el carácter propio que tiene.

En definitiva, lo importante es no centrar la evaluación en un examen sino en un concepto más amplio.

Muchísimas gracias por su tiempo. Ha sido una charla de indudable interés y, sobre todo, ayudará a conocer su experiencia y la de la administración.

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