EL MUNDO NÚMERO 273 / MARTES 2 DE DICIEMBRE DE 2014
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B@LEÓPOLIS EL SUPLEMENTO DE LA INNOVACIÓN EN LAS ISLAS >Educación / Tecnología
‘Leo con Grin’, mi primera cartilla de lectura interactiva PÁGINA 3
Nebulosa del Cangrejo resultado de la explosión de una supernova y en su centro tiene una estrella de neutrones. / NASA-ESA
La banda de los agujeros negros > Astrofísica/ Investigadores de la UIB han participado en el desarrollo de un modelo teórico que ayudará a detectar las ondas gravitacionales procedentes de colisiones de agujeros negros. Elena Soto La Teoría General de la Relatividad de Einstein está a punto de cumplir el siglo y al tiempo que la ciencia se prepara para soplar las velas pide un deseo, la detección directa de ondas gravitacionales, un descubrimiento que de producirse pondría el broche de oro a este aniversario. Einstein enunció hace ya cien años que la energía liberada por una perturbación cósmica viaja alejándose de ella a la velocidad de la luz en forma de ondas gravitacionales y que éstas distorsionan la región del Universo que atraviesen a su paso. Sin embargo, durante décadas, este fenómeno ha sido obje-
to de todo tipo de dudas y de diferentes controversias, desde las de los científicos que creían que este tipo de ondas no existían hasta las de los que pensaban que los efectos medibles eran tan débiles que nunca podrían detectarse. Las ondas gravitacionales son oscilaciones de la estructura del espacio-tiempo emitidas por cuerpos muy masivos en movimientos violentos, como pueden ser las explosiones de supernovas, las oscilaciones de estrellas de neutrones, los estallidos de rayos gamma o las colisiones de agujeros negros. El problema es que estos cataclismos su-
ceden a grandes distancias (millones de años luz o más) y cuando sus ondas llegan a la Tierra son imperceptibles. ¿Por qué la ciencia está tan interesada en la detección de las ondas gravitacionales? Prácticamente, todo lo que se sabe del universo procede de observaciones de diferentes bandas del espectro electromagnético (luz visible, infrarrojos, ondas de radio o rayos X), el problema es que la información obtenida a través de este tipo de radiación está distorsionada debido a la interacción de estas ondas con la materia, por ejemplo, cuando la luz atravie-
sa nubes de gas algunos de sus componentes son absorbidos y no pueden ser observados. En este sentido, las ondas gravitacionales representarían un nuevo espectro porque los campos gravitacionales y la materia no las absorben ni reflejan de forma significativa. El universo es casi transparente a ellas permitiendo el acceso a fenómenos y objetos astrofísicos que hasta ahora eran invisibles. Su detección directa podría transformar radicalmente nuestro conocimiento del Cosmos, porque abriría otra ventana al universo desde la se podrían ver agujeros ne-
gros o descubrir objetos como las estrellas de neutrones, que actualmente son invisibles para los telescopios ópticos; incluso se podría tener la posibilidad de detectar la radiación gravitacional procedente del primer instante del tiempo, una pequeña fracción de segundo después del Big Bang. Pero ¿cómo ‘cazar’ estas huidizas ondas? En las últimas décadas los científicos esperan capturarlas mediante la interferometría láser y con este fin se han construido diferentes observatorios, como el LIGO en los Estados Unidos, VIRGO en Italia o GEO en Alemania. SIGUE EN PÁGINA 2
EL MUNDO / AÑO XXII / MARTES 2 DE DICIEMBRE DE 2014
VIENE DE PORTADA que han sustituido los telescopios tradicionales por aparatos dotados de dos haces de rayos láser –dispuestos perpendicularmente y ubicados en tubos de varios kilómetros de longitud–, la idea es que cuando una onda gravitatoria incida perpendicularmente al plano del detector se produzcan cambios en la longitud de los brazos, creando interferencias de las que se puede deducir el patrón de las ondas gravitatorias que lo han atravesado. Hasta el momento los interferómetros no han observado ninguna señal, sin embargo, tras varios años de renovación, en 2015 entrarán de nuevo en funcionamiento versiones avanzadas de los detectores, una nueva generación de aparatos mucho más potentes y sensibles, como el Advanced LIGO (EEUU) y los científicos creen que en los próximos tres o cuatro años la probabilidad de detectarlas será alta. El grupo de Relatividad y Gravitación (GRG) de la UIB participa directamente en alguno de estos proyectos analizando tanto los datos recogidos por los interferómetros, como diseñando los algoritmos que los analizan estos datos. «La astronomía de ondas gravitacionales es una especie de banda sonora del universo y su interpretación es difícil», explica Sascha Husa, investigador del GRB, «se puede escuchar una melodía, pero al tratarse de señales muy débiles, enmascaradas con el ruido, hay que predecirlas, crear una especie de catálogo de las posibilidades de esos sonidos, que sirva a los científicos que trabajan con los detectores a reconocer las formas de onda correctas». Husa ha colaborado junto a investigadores de la Universidad inglesa de Cardiff en el desarrollo de un modelo teórico que ayudará a descubrir agujeros negros en el universo, el trabajo ha sido publicado recientemente en la revista Astrophysical Journal Letters. «Mi trabajo es calcular las diferentes posibilidades de las señales para hacer un modelo, un catálogo
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CAZADORES DE ONDAS GRAVITACIONALES
Los investigadores Sascha Husa y Alejandro Bohé, dos de los autores de este estudio. / C. FORTEZA
Recreación de las ondas gravitacionales. / NASA
Vista aérea del interferómetro LIGO en Livingston. / LIGO
Recreación de dos agujeros negros antes de la colisión.
en el que se puede ver de dónde viene la canción de esa estrella». Uno de los eventos más extremos sería la fusión de dos agujeros negros. Cuando estos objetos se encuentran separados y se mueven lentamente, la radiación gravitacional que liberan es baja. Sin embargo, a medida que se aproximan la energía se pierde más rápidamente y el veloz giro de los agujeros negros hace que las órbitas se tambaleen, trazando rutas muy enredadas entre ellos y produciendo señales de ondas gravitacionales. «Conseguir modelos de esta fase es muy difícil», informa Husa, «cuando están lejos se pueden hacer suposiciones, pero justo antes de la fusión, que es precisamente dónde esperamos que se pueda observar una nueva física, no son válidas. Para obtener una respuesta se necesita resolver el problema haciendo simulaciones computacionales y no teníamos un modelo». «Los agujeros negros que nos interesan dependen de muy pocos parámetros», continúa, «tenemos en cuenta su masa y su espín (rotación), hasta el momento los investigadores no usaban para el análisis de datos la propiedad del espín porque complicaba mucho los cálculos». Este trabajo recientemente publicado es la síntesis de todos los elementos que han estudiado en los últimos años. «Es la primera vez que se realiza un modelo relativamente sencillo que incluye todos los efectos que funcionan para los sistemas binarios de agujeros negros más generales; con espines, precesión, incluyendo todo el proceso, –desde que los objetos están muy lejos, durante y después de la fusión–. Es un modelo para captar la señal completa», destaca Husa. Esta última pieza estará precisamente a punto cuando se va a poner en marcha una nueva generación de interferómetros, y se espera que la investigación ayude a los científicos a registrar las ondas débiles de colisiones de agujeros negros ocurridas hace millones de años.
>PROYECTOS CON FUTURO
Sanifit, la mayor ronda de inversión del año en el ámbito biotecnológico Por E. S. Laboratorios Sanifit, compañía especializada en el desarrollo de fármacos contra enfermedades relacionadas con la calcificación de tejidos y órganos, ha logrado completar la ronda de financiación más grande en el sector de la biotecnología en lo que va de año. Creada como la primera spin-off de la UIB, Sanifit está asociada al Clúster Biotecnológico y Biomédico de las Islas Baleares (BIOIB) junto con otras 25 empresas.
El pasado mes de agosto, Sanifit recibió una inversión de un millón de euros para financiar el desarrollo del fármaco SNF472, conjuntamente con el Hospital Clínic y el Hospital Són Llàtzer. Este medicamento ha superado la fase I de ensayos clínicos, y está destinado a pacientes que sufran calcifilaxis, una enfermedad rara con una elevada tasa de mortalidad, cercana al 80%. En la actualidad, no existen tratamientos al-
Joan Perelló y Bernat Isern, fundadores de la empresa Sanifit, / JORDI AVELLÀ
ternativos aprobados. Este fármaco recibió la denominación de ‘medicamento huérfano’ por parte de la Agencia Europea EMA. La ronda de financiación completada ahora ha contado con el apoyo del fondo de inversión Caixa Innvierte Biomed II, gestionado por Caixa Capital Risc, y la participación del CDTI, el Instituto Catalán de Finanzas, el fondo de capital riesgo Health Equity, la empresa Somtobir y la Fundación Nefrona. Haber completado esta ronda de financiación permitirá a Sanifit llevar a cabo los ensayos clínicos en fase II, que se realizarán en pacientes dializados del Hospital Clínic de Barcelona.