Mediterráneo, al rojo vivo

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B@LEÓPOLIS EL SUPLEMENTO DE LA INNOVACIÓN EN LAS ISLAS

EL MUNDO NÚMERO 311 / MARTES 22 DE SEPTIEMBR DE 2015

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>Divulgación / Exposición

Nit de l’Art en clave de ciencia y tecnología en CaixaForum PÁGINA 3

Mediterráneo, al rojo vivo > Medio ambiente / Una investigación realizada

por el IMEDEA (CSIC-UIB) analiza el impacto en los organismos marinos del calentamiento de las aguas del Mediterráneo. Elena Soto

Los diez años más calurosos, desde que se tienen registros históricos (1880), han ocurrido a partir del 2000 y es que, en lo referente a temperaturas, el siglo XXI ha entrado con paso firme y a un ritmo trepidante, encadenando un récord tras otro. Si a final de año los expertos declaraban oficialmente a 2014 como el más cálido, nueve meses después, el 2015 amenaza con destronarlo. Según datos publicados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA) el período comprendido desde junio hasta agosto ha registrado los índices más altos de temperatura media total medida en las superficies terrestres y oceánicas del planeta. «Cuando se calcula el calentamiento hay una tasa promedio, pero si se miran zonas concretas, se observa que no todas lo hacen al mismo ritmo. El Mediterráneo es un mar sensible y sus aguas se están calentando más del doble que la media global. Su localización en un área de confluencia de dos regímenes climáticos, unido a su naturaleza, amplifica el problema», explica Núria Marbà, investigadora del IMEDEA. «Se trata de un mar semicerrado, rodeado de masa continental y el único intercambio que tiene con el océano abierto es a través del estrecho de Gibraltar. El tiempo de residencia del agua es muy largo –unos 100 años–lo que favorece que el calor se vaya acumulando». Las proyecciones de cómo será su temperatura a lo largo de este siglo, teniendo en cuenta los escenarios de emisiones de gases invernadero del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), apuntan a que la tendencia es imparable y que a finales de este siglo, en verano, el agua del mar en promedio será unos tres grados superior a la actual, junto con una mayor frecuencia e intensidad de olas de calor ¿Cómo afectan a los organismos marinos estos eventos de temperatura ex-

tremadamente altas? ¿Dejan huella? En lo que va de siglo el Mediterráneo ya ha experimentado varios incrementos significativos de la temperatura y existen estudios científicos que los relacionan con impactos experimentados por la flora y la fauna. En el trabajo Huellas del cambio climático en la biota del mar Mediterráneo, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, investigadores del IMEDEA recopilan toda la información disponible en la literatura científica que muestra evidencias de impactos que, en parte o totalmente, se atribuyen al calentamiento. El tipo de datos recogidos incluye información sobre las características del estudio realizado –año o período de años, lugar y coordenadas, especie, grupo taxonómico, si la especie es sésil o móvil, nativa o introducida– y el tipo de respuesta biológica y su magnitud. «En los casos del estudio se indicaba en qué organismo se había detectado el impacto, su ubicación, y el año en el que se había observado», informa Marbà. «Y por otro lado, junto con el oceanógrafo físico Gabriel Jordà, otro de los autores del trabajo, hemos extraído a partir de datos de satélite y modelos la temperatura superficial en verano para aquellos años y localidades donde se han observado los impactos. Combinando estas dos aproximaciones hemos obtenido la información de la temperatura a la que han estado los organismos afectados». Los investigadores realizaron un barrido mirando desde los invertebrados a los vertebrados, pasando por algas, angiospermas marinas y plancton. «El problema es que la investigación no es la misma en todos los lugares; la información geográfica está sesgada porque es abundante en el Mediterráneo occidental, sobre todo en la parte europea, y es muy escasa a lo largo de la costa africana y también en la parte oriental», apunta Marbà. SIGUE EN PÁGINA 2

Temperatura superficial del Mediterráneo a partir de la combinación de datos in situ y de satélite. MEDSPIRATION

Praderas de Posidonia, un ecosistema impactado por el calentamiento del agua superficial del mar. IMEDEA

‘Paramuricea clavata’, especie de gorgonias, uno de los organismos más impactados por el calentamiento.


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VIENE DE PORTADA «La temperatura superficial varía mucho a lo largo de todo el Mediterráneo y en general las más altas se producen en la parte oriental, pero disponemos de mucha más información de impactos en la occidental, básicamente por el sesgo de distribución de laboratorios por lo que es posible que los impactos estén subestimados». El aumento de temperatura del Mediterráneo afecta a la fertilidad, la abundancia, la supervivencia, provoca migraciones y altera la fenología. Gran parte de los trabajos analizados se han realizado a partir de la ola de calor de 2003 y en su mayoría son observaciones puntuales, solo en unos pocos se dispone de series temporales para ver si se trata de una tendencia general. «Hemos visto, por ejemplo, que con un pequeño incremento de temperatura la fertilidad y la migración ya pueden alterarse», destaca Marbà, «pero para afectar a la supervivencia el calentamiento tiene que ser de algún grado más». El cambio del planeta está empujando a la vida marina hacia los polos, a nivel global hay una migración de las poblaciones siguiendo el desplazamiento de las isotermas – las franjas de mar que comparten temperatura– para continuar manteniendo sus nichos de temperatura, pero las cosas no son tan sencillas en un mar en el que el norte es continente y para las especies es muy difícil seguir esta estrategia de adaptación. «En 2003 se produjo una floración masiva de posidonia, coincidiendo con una ola de calor en el Mediterráneo occidental –el agua alcanzó los 29,5 grados en Baleares–, recuerda Marbà, «y la reproducción sexual fue enorme comparada con las tasas que normalmente tiene está angiosperma, lo que abre opciones para que aparezcan genotipos que puedan adaptarse a esta temperatura más alta, pero existe una gran incertidumbre porque la mortalidad también aumenta y calentamiento está siendo muy rápido».

EL MUNDO / AÑO XXII / MARTES 22 DE SEPTIEMBRE DE 2015

IMPACTO DEL CALENTAMIENTO DEL AGUA EN FLORA Y FAUNA

Núria Marbà, investigadora del IMEDEA (CSIC-UIB) en el centro de Esporlas.- ELENA SOTO

Promedio de la temperatura superficial del mar Mediterráneo en el mes de agosto durante el período 1985-2011. IMEDEA

Las gorgonias es otra de las comunidades más estudiadas y de las que existen numerosas evidencias del impacto del calentamiento. Hay trabajos realizados a escala de todo el Mediterráneo occidental norte que relacionan estos eventos con la elevada tasa de mortalidad que experimentaron sus colonias y que afectó también a otros organismos bentónicos, como las esponjas o los

corales, entre otros. «Peces, briozoos, cnidarios, crustáceos, equinodermos, poliquetos, zooplancton, reptiles, fitoplancton, macroalgas o angiospermas marinas. En medio centenar de trabajos hay más de 450 evidencias de cambios en organismos marinos, tanto endémicos como exóticos, atribuidos totalmente o en parte al calentamiento del agua», subraya Marbà,

“no olvidemos que el Mediterráneo es uno de los mares más invadidos y el asentamiento de especies exóticas de origen tropical y subtropical es una prueba». Pero los impactos que tiene el calentamiento sobre las especies no solo son debidos a un efecto directo de la temperatura en el organismo, sino que provoca otros cambios que de forma indirecta también

acaban afectándolos. «El Incremento de temperatura aumenta la estratificación –falta de mezcla entre las aguas profundas y superficiales–, lo que lleva a una disminución de productores primarios que deriva en una falta de alimento». «También contribuye a que las concentraciones de oxígeno en el agua sean menores, por lo que los organismos no solo sufren el aumento de temperatura sino la hipoxia», informa la investigadora. «En el caso concreto de la posidonia se estimula la actividad bacteriana en el sedimento de lo que resulta un aumento de sulfuro de hidrógeno que es tóxico para la planta contribuyendo a su estrés». El calentamiento produce cambios, en algunos grupos como los peces existen evidencias robustas, ya que al tratarse de especies de interés comercial se han realizado seguimientos y se dispone de series temporales; en otros las observaciones son puntuales y la escasez de datos puede llevar a que muchas de las huellas biológicas del cambio climático no estén registradas. Las especies que habitan en el Mediterráneo son muy sensibles al aumento de temperatura y lo que indica este trabajo es que ya están experimentando impactos. Según los modelos de proyecciones, a finales de siglo XXI el Mediterráneo podría tener una temperatura media global de más de tres grados por encima de la actual, por lo que se prevén cambios sustanciales en la biota. Habrá zonas que se mantengan más frías (golfo de León, mar de Alborán, el Egeo) que puedan servir de refugio a ciertas especies; en la vertical la temperatura también cambia, a partir de los 50 metros es más uniforme, y si hay organismos que tienen la posibilidad de migrar a mayor profundidad podría ser otra forma de adaptarse. «Para especies como las angiospermas marinas no es una opción porque necesitan luz, puede suceder que se adapten genéticamente, pero el calentamiento está yendo tan rápido que hay una gran incertidumbre», concluye Marbà.

>PROYECTOS CON FUTURO

Investigación sobre la relación entre nutrición y estado de ánimo Por E. S. El grupo de investigación en Trastornos Mentales de Alta Prevalencia en Atención Primaria (TRAMAP) de la UIB participa en el proyecto MooDFOOD que investiga nuevas estrategias para promover la salud mental y el bienestar a través de la alimentación y el estilo de vida. La UIB está al frente del paquete de trabajo que se encarga de llevar a cabo el ensayo de prevención y de analizar su viabilidad. En él

participarán 1000 voluntarios –250 de Mallorca–, y contará diferentes estrategias nutricionales y relacionadas con el estilo de vida que puedan promover el estado de ánimo positivos y la salud en personas que tengan sobrepeso. En el estudio, que empezará este mes de septiembre y acabará en septiembre de 2017, en principio pueden participar todas las personas entre 18 y 75 años que tengan

Grupo de investigación TRAMAP, del IUNICS, coordinadores del proyecto. E. SOTO

sobrepeso (con un índice de masa corporal superior a 25) y algún síntoma depresivo, siempre que no estén tomando fármacos antidepresivos o en tratamiento psicológico. Los voluntarios serán asignados al azar a uno de los cuatro grupos que se compararán y todos recibirán una compensación económica por su participación. Los resultados se publicarán en revistas científicas y se redactará un informe para la Comisión Europea. Los datos ayudarán a desarrollar futuras estrategias para prevenir la depresión. Si te interesa participar puedes contactar con la coordinadora enviando un correo electrónico a clara.homar@uib.es


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