Mediterráneo, la resaca del plástico

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B@LEÓPOLIS EL SUPLEMENTO DE LA INNOVACIÓN EN LAS ISLAS

EL MUNDO NÚMERO 287 / MARTES 10 DE MARZO DE 2015

www.elmundo.es/baleares

>Tecnología/ Investigación

Dos proyectos para mejorar la gestión de emergencias PÁGINA 3

Mediterráneo, la resaca del plástico > Medio ambiente/ Un trabajo del Instituto

Español de Oceanografia que ha analizado la interacción de los organismos marinos del Mediterráneo con residuos, especialmente plásticos, ha encontrado un gran número de especies afectadas. Elena Soto

El plástico se nos ha ido de las manos. En menos de un siglo los seres humanos hemos creado un nuevo continente móvil de singulares características cuyas consecuencias solo comenzamos a vislumbrar. De los millones de toneladas de basura que invaden los océanos, la mayoría son plásticos, y el problema va mucho más allá de las grandes islas encontrados en el Pacifico o en el Atlántico Norte, afectan a todos los mares. Este ‘séptimo continente’ es ubicuo y cosmopolita, se distribuye desde las costas y la superficie marina a los fondos, pasando por la columna de agua, y se mueve a lo largo y ancho de todos los océanos de la Tierra, desde la Antártida hasta el Ártico, y no sólo desplazándose en parches visibles y compactos, sino desmenuzado en fragmentos más pequeños y diminutos que quedan adheridos a otras partículas, y que son ingeridos por los animales marinos, pudiendo entrar en la cadena alimentaria de la que depende el hombre. Pero la ciencia apenas ha comenzando a estudiar este fenómeno, y hoy en día poco se sabe sobre sus posibles impactos en la salud. La punta del iceberg es el plástico que vemos y que nos golpea ocasionalmente con imágenes impactantes como la de una tortuga atrapada en una anilla que le impide crecer, la de una foca herida por redes de pesca abandonadas o la

de cetáceos varados a los que han extraído cubiertas de plástico de los invernaderos. Y solo esta parte ya es preocupante. Salud Deudero y Carme Alomar, investigadoras del Centro Oceanográfico de Baleares, del Instituto Español de Oceanografía (IEO), han publicado una revisión bibliográfica en la que analizan 79 trabajos científicos que estudian la interacción de las basuras marinas, especialmente plásticos, con la biota marina del Mediterráneo, desde algas hasta cetáceos. Esta publicación integra casi 30 años de estudios –el más antiguo es de 1986– y el rango batimétrico es amplio, ya que va desde la superficie hasta casi los 900 metros de profundidad. «Se basa en los macroplásticos», destaca Deudero, «no hemos valorado los microplásticos, una de las temáticas emergentes en la actualidad, porque hasta hace relativamente poco tiempo no se cuantificaban. Ni se pensaba que pudieran tener tanta importancia». En esta revisión las investigadoras han encontrado que hay muchas especies afectadas. En función de su categoría en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el 73% de las clasificadas como vulnerables y el 41% de las catalogadas como en peligro de extinción, presentaron alguna interacción con basuras marinas. SIGUE EN PÁGINA 2

Bolsas de plástico y todo tipo de residuos que acaba en los mares. / ELENA SOTO


EL MUNDO / AÑO XXII / MARTES 10 DE MARZO DE 2015

VIENE DE PORTADA Los cetáceos se encuentran muy afectados por ingesta y enmalle, la mitad de las especies estudiadas había ingerido o presentaba asfixia por algún tipo de basura marina, y las tortugas también, en el caso de Caretta caretta (tortuga boba), un 45% de los individuos presentaba ingesta de plásticos. Generalmente los animales se alimentan de estos desechos porque son similares a su comida habitual y tienen una confusión visual; el caso más común es el de las tortugas que no distinguen las bolsas de las medusas. «Hemos visto, sobre todo en la columna de agua, que a muchos peces les sucede algo parecido», explica Deudero, «tienen un estímulo de partícula y no son selectivos, por lo que cuando ven algo lo devoran, y puede coincidir que sea un fragmento de plástico». Otro residuo con graves consecuencias medioambientales son las redes fantasma, artes de pesca abandonadas que terminan flotando en las aguas y convirtiéndose en trampas mortales para muchas especies, sobre todo cetáceos. Pero, además de todas estas amenazas conocidas, en la última década los investigadores han empezado a descubrir otras perniciosas consecuencias de la presencia de residuos plásticos en el mar y las alarmas han comenzado a saltar. Estos desechos flotantes no tienen fronteras y la asociación dinámica entre basura y organismos incrementa el área de distribución de muchas especies exóticas. «Los plásticos pueden actuar como vectores de bacterias y de especies invasoras», explica Deudero, «la mayoría de organismos marinos tienen fase larvaria y cuando encuentran un sustrato se asientan en él dispersándose por nuevas áreas». «En la actualidad estamos redactando más estudios, evaluando otras especies e incidiendo en la parte de microplásticos», añade. «Vemos que se trata de un material ubicuo, que se encuentra tanto en la fracción superficial, como en los

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PLATISFERA, EL ‘SÉPTIMO’ CONTINENTE

Salud Deudero, investigadora del IEO y copresidenta del Comité Ecosistemas marinos y recursos vivos del CIESM.

Trampas. En la imagen superior izquierda, resto de una red de pesca enredada alrededor de la aleta de un cetáceo; a la derecha, tortuga atrapada en anillas de plástico que le impiden el crecimiento de su caparazón; abajo plásticos, típicos de los invernaderos, extraídos del cuerpo de un cachalote que fue encontrado muerto en 2012 en una playa de Granada.

sedimentos y la columna de agua. Es como una lluvia de plástico que va cayendo debido a los mecanismos de abrasión, del oleaje o de la degradación de los rayos ultravioleta. Y lo que, en principio, era un objeto, acaba fragmentado en mi-

cropartículas, incluso nanopartículas, que conformarían una nanofracción coloidal de la que por el momento se desconocen los mecanismos, y todas estas cuestiones hay que investigarlas, no solo por sus consecuencias ecológicas, sino

también sanitarias». Ya de por sí muchos plásticos llevan componentes químicos y diferentes compuestos que los convierten en tóxicos para los organismos marinos, pero además sus partículas en la matriz de agua son

un imán de otras sustancias, sobre todo contaminantes orgánicos persistentes, por lo que cuando un pez las come, ingiere también toda su carga de contaminación química. Los ftalatos, por ejemplo, son perturbadores endocrinos y entre sus posibles consecuencias se baraja la del cambio de sexo en individuos expuestos a altos niveles. «Todos estos temas son bastantes nuevos y hay que investigarlos en profundidad», subraya, «pero lo que es evidente es que el efecto físico de ingerir un plástico, aumenta la flotabilidad, por lo que al animal le cuesta mantenerse en la columna de agua y, además, de obstrucciones se produce un efecto de repleción estomacal, es decir, el organismo tiene una sensación incorrecta de saciedad lo que provoca que no busque más comida. En muchos casos no se sabe si el animal llega a un estado de inanición solo por la ingestión de plásticos o influye también toda la parte química que derivaría en efectos fisiológicos». Otra fuente de residuos plásticos, quizás la más desconocida, es la procedente de las prendas sintéticas, derivadas de poliamidas; En cada lavado se desprenden de la ropa minúsculas fibras que, finalmente, acaban en el mar porque las actuales estaciones depuradoras no están diseñadas para filtrar este tipo de partículas. Hasta hace poco tiempo este tema no era prioritario, no se sabía que las prendas pudieran liberar una cantidad tan alta de microparticulas. El Mediterráneo es una cuenca cerrada, solo tenemos Gibraltar y Suez, por lo que todo lo que arrojamos al mar, se va acumulando y es muy difícil que salga. Se habla mucho de las islas de plástico de las grandes convergencias del Atlántico Norte y del Pacifico, pero el Mediterráneo no es una excepción. «En el mar no hay fronteras. Es necesario que todos los países valoremos el problema en conjunto y de forma global y si no lo afrontamos será muy difícil de resolver», concluye Deudero.

>PROYECTOS CON FUTURO

Dos estudiantes de la UIB en la semifinal de monólogos científicos Por E. S. La Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) y el British Council, con la colaboración de la Obra Social ”la Caixa”, celebran el próximo viernes 20 de marzo en el teatro Poliorama de Barcelona la semifinal española de Famelab, el concurso internacional de monólogos científicos. El jurado deberá elegir a ocho entre los 12 que han llegado a esta fase. Adrián García, estudiante del

grado de Física, y Amanda Far, estudiante del grado de Psicología, han estado entre los seleccionados para participar en la semifinal. Los dos alumnos de la UIB, que también son miembros del Associació de Joves Investigadors de la UIB, tendrán el próximo viernes la oportunidad de clasificarse para la final española de este concurso internacional, que se llevará a cabo en Madrid el mes de mayo y de la que saldrá un gana-

Adrián García y Amanda Far, clasificados en la semifinal de FameLab. UIB

dor que participará en la final internacional del Festival de Cheltenham de Ciencia, que se celebrará en el Reino Unido en el mes de junio. Destacar que en la edición de este año se han presentado 74 candidatos, un número superior al de las anteriores convocatorias. Los 12 semifinalistas, con edades comprendidas entre los 22 y los 43 años y formación en biología, física, química, psicología e ingeniería, han demostrado tener grandes habilidades comunicativas para explicar, en tres minutos y de forma entretenida, temas como la transmisión de la gripe, la ciencia del enamoramiento o la memoria de las máquinas.


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