Recuerdos de hielo josefina castellví

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EL MUNDO NÚMERO 250 / MARTES 27 DE MAYO DE 2014

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B@LEÓPOLIS EL SUPLEMENTO DE LA INNOVACIÓN EN LAS ISLAS >Concurso/ Emprendedores

La meteorología triunfa en los Premios EmprendedorXXI PÁGINA 3

Josefina Castellví en una escena de la película documental ‘Los recuerdos de hielo’ de Albert Solé. / IMAGENES DE MINIMAL FILMS.

>ENTREVISTA

«Si cierro los ojos, veo hielo» > Josefina Castellví oceanógrafa y especialista en microbiología marina, fue la primera mujer española en investigar en la Antártida y en dirigir una base científica en el continente blanco. Elena Soto Dos décadas después de su último viaje a la Antártida Josefina Castellví regresa al continente blanco, donde dirigió durante años la Base Juan Carlos I. El cineasta Albert Solé la acompaña con su cámara contando, a modo de homenaje, el trabajo realizado por ella y los otros tres científicos que lograron que España construyera la primera base para investigar esta remota zona del planeta. En 1986 Agustí Julià, Joan Rovira, Josefina Castellví y Antoni Ballester, que lideró la iniciativa, viajaron a la Antártida y acamparon en la isla Decepción. Poco después, España entró en el Tra-

tado Antártico y financió la construcción de la primera base, que fue inaugurada a principios de 1988. Poco tiempo después, Ballester sufrió un ictus y Castellví asumió la dirección del proyecto. «Si miras mar adentro, verás a los delfines saltar. Si miras al cielo, verás jugar al albatros. Si miras hacia el sur verás un iceberg columpiándose», Castellví recita poemas a su maestro, Antoni Ballester, en una de las escenas más emotivas de Los recuerdos de hielo, documental que se proyectará el próximo 28 de mayo en el Maremostra Palma Film Festival. En su apartado dedicado a la

ciencia, en el que se combina la producción audiovisual con las ponencias científicas, Maremostra dedica una de sus sesiones a la investigación antártica y contará con la presencia de Josefina Castellví, protagonista del documental, y con la Profesora Beatriz Morales, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA). Pregunta.– Fue la primera mujer en dirigir un proyecto científico en la Antártida ¿cómo llegó hasta ahí? Respuesta.– Yo formaba parte del equipo dirigido por el profesor Antoni Ballester y nos fuimos

a la Antártida primero invitados por Argentina, más tarde por Polonia hasta que, finalmente, en el año 1987 logramos instalar la base científica. Poco tiempo después el profesor Ballester sufrió un ictus cerebral con consecuencias muy graves y se tuvo que retirar. Como era la colaboradora más cercana, tomé el relevo y de esa forma llegué a liderar la base. Me quedé diez años. P.– ¿Qué investigaciones realizaba en la Antártida? R.– Yo fui a la Antártida como microbióloga, a estudiar las poblaciones bacterianas de las aguas australes y los sedimentos del

océano, porque esa era mi especialidad desde que en 1960 entré en el Instituto de Ciencias del Mar, pero cuando me tocó liderar la base mi aportación científica disminuyó considerablemente. Me tuve que ocupar de la logística, de la organización de campañas, y, sobre todo, de ayudar a los equipos de investigación que venían hasta aquí para que pudieran cumplir sus objetivos científicos. No me llegaban las 24 horas del día, de forma que dejé bastante de lado mi propia aportación a la ciencia para abrir puertas a otros grupos y que pudieran trabajar. SIGUE EN PÁGINA 2


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VIENE DE PORTADA P.– ¿Qué particularidades tiene el ecosistema antártico? R.– No es uno, hay que tener en cuenta que toda Europa cabría dentro de la Antártida, pero si hay una característica especial esa es la de la formación del hielo en superficie, me refiero a los océanos. Ya no es solo la nieve que cae transformándose en cristales de hielo en el continente y formando capas de hasta 4.000 metros de espesor, por ejemplo, sino de la superficie marina que rodea el continente antártico. Presenta una dinámica muy peculiar, cada año se congela y se descongela, produciendo el mayor fenómeno energético que ocurre en el planeta Tierra. Esta agua antártica es muy rica, aunque tiene el hándicap de las temperaturas muy bajas, lo que condiciona al ecosistema de forma que la vida que alberga es dependiente. Pero ha llegado a un equilibrio maravilloso que sólo sabe hacer la naturaleza. P.– Un equipo dirigido por científicos rusos ha realizado una perforación de cerca de cuatro mil metros de profundidad a través de la corteza de hielo hasta alcanzar el lago subglacial Vostok ¿qué información puede aportar este estudio? ¿Cuál es su interés científico? R.– El lago Vostok abrió una puerta muy importante a la investigación. Cuando se descubrió fue un hallazgo extraordinario y la pregunta fue ¿qué hace este agua líquida por debajo de 4.000 metros? Existen dos teorías, aunque los científicos todavía no se han decidido sobre cuál puede ser la verdadera. La más sencilla es que por debajo del continente antártico hubiera una fuente de calor importante, como la que hay en las aguas termales, y que ésta hubiera fundido la parte inferior de la capa de hielo dando lugar a la formación de un lago. Ahora bien, sus dimensiones son enormes, tiene más de 500 metros de profundidad, y parece difícil que un foco geotérmico haya podido acumular esta gran cantidad de agua. La otra teoría, que de ser cierta sería la que nos aportaría mayor información, es que la Antártida no siempre ha estado en el lugar

EL MUNDO / AÑO XXII / MARTES 27 DE MAYO DE 2014

ANTÁRTIDA, EL PARAÍSO PERDIDO DE LOS HIELOS

Documental. A la izquierda, cartel del film; arriba, a la derecha, Josefina Castellví y Antoni Ballester, junto a la placa que recuerda el lugar donde estuvo instalado el primer campamento antártico español; abajo, la científica con un pingüino durante el rodaje, / MINIMAL FILMS que ocupa actualmente. Los continentes han ido derivando y, a lo largo de millones de años, la Antártida ha pasado de la posición tropical a la polar. El desplazamiento ha sido enorme. En la isla Livingston, por ejemplo, se encuentran fósiles de plantas e insectos tropicales que vivieron en la época en la que el continente ocupó esta posición, y que debido a la deriva hacia el polo tuvieron que adaptarse o, sencillamente, desaparecer. La hipótesis es que el Vostok podría ser un lago en el que la superficie del agua se hubiera congelado cuando llegó a posiciones muy frías y, como el hielo es un poderoso aislante, lo haya sellado manteniendo condiciones que tenía en posición tropical. Esta última teoría es muy atrayente para un científico porque abre las puer-

tas a la posibilidad de que se pudieran encontrar especies de fauna que hubieran estado unos 160 millones de años separadas del resto de la evolución de los ecosistemas. P.– ¿Se realizan perforaciones para extraer cilindros de hielo ¿qué información aporta el hielo? R.– Los testigos son cilindros de unos ocho centímetros de diámetro que aportan información de todo tipo. Podría estar hablando horas de lo que se puede encontrar en el hielo. Como ejemplo diré que contiene en su interior burbujas de aire del momento en que cayó esa nevada. Como la edad del hielo puede datarse por métodos que en la actualidad están a la orden del día, se puede saber su antigüedad. Se extrae el aire que contienen las burbujas y por cromato-

grafía de gases se puede analizar su composición, que era la que existía en la atmosfera de la Tierra en ese momento. De esta manera, estudiando los cilindros ordenadamente, puede conocerse la evolución de la composición de la atmósfera. P.– De la primera vez que llegó a la Antártida a este último viaje ¿Ha notado cambios en el paisaje de la Antártida? R.– Alguno me he encontrado. A simple vista lo que noté fue el retroceso de algunos glaciares. Concretamente en una zona de la isla Livingston, la bahía Sur, que yo conocía muy bien, hay un glaciar que está tan transformado que no lo reconozco. El hielo se ha fracturado y colapsado en muchas zonas. Además, como el terreno es volcánico, aparecen manchas ne-

gras en muchas partes. Es la zona que he encontrado más cambiada en estos últimos 20 años. Probablemente haya muchos más cambios, pero mi visita fue limitada porque nuestro objetivo era filmar los exteriores del documental. P.– Recortes en ciencia ¿cómo pueden afectar a la investigación antártica? R.– Los países avanzan porque hacen ciencia, no está limitada a los avanzados. No se puede parar la ciencia, y en la actualidad, yo hablo del caso de Cataluña porque es el que más conozco, se están dando pasos muy importantes, sobre todo en áreas como la biomedicina, y no es bueno pararse. En el caso concreto de la Antártida, las investigaciones nos informan de procesos que tienen que ver con la evolución de la Tierra, y es muy importante que conozcamos cómo se equilibra el planeta. El problema de este continente es que se trata de un lugar de muy difícil acceso, la investigación es muy cara y las instalaciones, tanto científicas como viviendas, hay que mantenerlas. En dos o tres años que no se vaya, nos podemos encontrar sin base. Es importante que por lo menos se conserve lo que tenemos. P.– ¿Cómo surgió el documental Los recuerdos de hielo? R.– Albert Solé y yo tenemos una amiga en común que nos puso en contacto. Después de hablar un tiempo sobre la Antártida se enamoró de la historia y me propuso realizar un documental. Me lo pensé porque en la vida he hecho de todo menos de artista de cine, pero finalmente me decidí porque pensé que era un homenaje al profesor Ballester y también una manera de mostrar a los jóvenes que haciendo ciencia también se pueden vivir aventuras. P.– ¿Qué le parecen iniciativas como la del Festival Maremostra? R.– No la conocía, este será mi primer contacto con esta muestra, pero considero que es una gran idea unir cine y divulgación científica. P.– Si cierra los ojos ¿con qué imagen de la Antártida se queda? R.– Si cierro los ojos, veo hielo, icebergs.

>PROYECTOS CON FUTURO

Celebración del centenario del Instituto Español de Oceanografía Por E. S. El pasado viernes, 23 de mayo, el Centro Oceanográfico de Baleares celebró en su sede de Palma de Mallorca el acto conmemorativo del centenario de la creación del Instituto Español de Oceanografía. El acto, al que fueron invitados representantes del mundo universitario, científico, político, del sector pesquero, asociaciones y ONGs, entre otros, tuvo lugar en

las instalaciones que alojan al centro costero en Baleares. Entre los asistentes se encontraba el director del Instituto Español de Oceanografía (IEO), Eduardo Balguerías, que en su intervención, destacó «que este organismo ha conseguido integrarse en el sistema científico y de investigación español, sin por ello perder relación con los problemas y necesi-

Enric Massutí, Neus Lliteras, Eduardo Balguerías y Miquel J. Deyà.

dades del sector productivo, las administraciones y la sociedad». Por su parte, Neus Lliteras, directora general de Medio Natural, Educación Ambiental y Cambio Climático del Govern, señaló «la oposición frontal del Govern Balear a cualquier iniciativa que puedan poner en peligro nuestros ecosistemas marinos, como podrían ser las prospecciones petrolíferas». El IEO es un organismo público de investigación (OPI), dedicado especialmente al conocimiento científico de los océanos, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y el medio ambiente marino.


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