El Bestiario Santiago J. Santamaría Gurtubay *Columnista Colaborador
“EL COVID-19 ES UN CASTIGO QUE ALÁ HACE RECAER SOBRE LOS NO MUSULMANES DE EUROPA OCCIDENTAL Y NORTEAMÉRICA” Un ‘think tank’, cuya traducción literal del inglés es “tanque de pensamiento”, laboratorio de ideas, instituto de investigación, gabinete estratégico, centro de pensamiento o centro de reflexiónes una institución o grupo de expertos de naturaleza investigadora, cuya función es la reflexión intelectual sobre asuntos de política social, estrategia política, economía, militar, tecnología o cultura. Pueden estar vinculados o no a partidos políticos, grupos de presión o lobbies, pero se caracterizan por tener algún tipo de orientación ideológica marcada de forma más o menos evidente ante la opinión pública. De ellos resultan consejos o directrices que posteriormente los partidos políticos u otras organizaciones pueden o no utilizar para su actuación en sus propios ámbitos. Los ‘think tanks’ suelen ser organizaciones sin ánimo de lucro, y a menudo están relacionados con laboratorios militares, empresas privadas, instituciones académicas o de otro tipo. Normalmente en ellos trabajan teóricos e intelectuales multidisciplinares, que elaboran análisis o recomendaciones políticas. Defienden diversas ideas, y sus trabajos tienen habitualmente un peso importante en la política y la opinión pública, particularmente en Estados Unidos y Europa Occidental. Además de promover la adopción de políticas, entre las funciones que cumplen los ‘think tanks’ están las de crear y fortalecer espacios de diálogo y debate, desarrollar y capacitar a futuros paneles políticos en su toma de decisiones, legitimar las narrativas y políticas de los regímenes de turno o los movimientos de oposición, ofrecer un rol de auditor de los actores públicos y canalizar fondos a movimientos y otros actores políticos. En Madrid, la capital de España, una de las metrópolis de la actual pandemia. Existe el ‘think tank’ Real Elcano, donde han seguido trabajando. Tres de sus investigaciones las hemos utilizado para esta columna: ‘Covid-19 y bioterrorismo’, de Fernando Reinares, director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política y Estudios de Seguridad en la Universidad Rey Juan Carlos; ‘La crisis del coronavirus y el estatus internacional de China: cuando la geopolítica y la política doméstica no van de la mano’, de Mario Esteban, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, y ‘Estados Unidos frente al Covid-19’, de Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano. Pongámonos por un momento en la mente de un ideólogo o de un estratega que pertenezca al mando central de alguna importante organización yihadista. Bien podría tratarse de una de las dos organizaciones yihadistas con liderazgo reconocido, estructuras descentralizadas y alcance global, cuyos respectivos repertorios de violencia colectiva tienen en común el hecho de que otorgan preferencia al uso sistemático del terrorismo. Es decir, podría tratarse tanto de Al-Qaeda como de Estado Islámico. Pues bien, puestos en la mente de ese ideólogo o de ese estratega al que aludo, consideraríamos plausible que actualmente esté contemplando a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, desde algún lugar situado en, por ejemplo, el sur de Asia, en Oriente Medio o en el oeste de África, cómo la estosdías I
13/04/2020
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