Receta para la PAZ (Cuento)
E
n un país muy lejano del cual hoy quiero acordarme,
llamado LATECHOCO, había una bruja malvada, llamada Doña Fanga, todos los días preparaba la Gran Sopa destinada a ser tomada por toooooodos los niños del poblado.
En ese país, todo era muy bello, las casas eran de chocolate, caramelo, malvaviscos y galletas.
Sus caminos deliciosos hilos de sirope de fresa y chocolate con grandes rocas de chupetas y pastos de turrones y bombones, toda una delicia… pero, los niños vivían muy tristes, se agredían, se golpeaban y se rompían los dientes, se decían malas palabras entre ellos (#”$#%$#”), no hacían sus tareas ni ayudaban a sus padres en los quehaceres del hogar y cuando les llamaban la atención, daban malas respuestas y decían grandes insultos que dejaban muy tristes a sus padres.
Cada día los niños de LATECHOCO tenían que ir a la casa de Doña Fanga para tomarse su plato de la Gran Sopa con sabor inexplicable pero parecido a gusanos con chiripas licuados.
¡Guácalaaaa!!!!! Los padres de los niños, confiando en lo que escuchaban decir a Doña Fanga, a menudo, les recordaban que era una sopa saludable, alimenticia y que les daría mucha inteligencia y fortaleza; desconociendo que el efecto que causaba la sopa, era todo lo contrario,
les causaba irritación, estrés,
hiperactividad, pelea y les cerraba su inteligencia.
Cada madrugada, Doña Fanga comenzaba la preparación de la Gran Sopa para los niños del poblado que en total eran unos 300. Entre los ingredientes favoritos de Doña Fanga estaban las cabezas de pescado y de cochino, tripas de culebras y ratones, plumas y picos de gallinas, paqueticos de maldad, odio, tristeza y mal olor; además, le ponía gran cantidad de ajo, cebolla, picante y todas las cosas feas que no les gusta a la gente pequeña porque verdaderamente, ella odiaba a los niños y por eso le solicitó al Alcalde de esa población, el
permiso para la preparación de esta Gran Sopa Diaria, diciéndole que si los niños tomaban la Gran Sopa diariamente, esta les daría muuuuchhhaaaaaa sabiduría, haciéndose pasar por una humilde viejecita que amaba a los niños de todo el planeta, o sea, Doña Fanga era un lobo rapaz disfrazado de ovejita inofensiva.
Después de muuuuuchos años tomando la sopa de Doña Fanga,
Un día, pasó por el poblado de LATECHOCO
un
cocinerito llamado Don Pocho, el cual vio a lo lejos la gran olla de la sopa que preparaba Doña Fanga y se quedo mirando fijamente su cara (percibiendo toda la maldad que había en ella) y enrollándose sus bigotes con la punta de los dedos, le preguntó:
-
¿Qué cocina usted en esa enorme olla?
Doña Fanga le respondió– La Gran Sopa diaria para los 300 niños del poblado Don Pocho – Ummmmm!!!!! ¿Para niños? Se escucha muy bien pero no creo que sea mejor que mi receta de la Sopa más deliciosa para niños A lo que Doña Fanga respondió – “Esta es la mejor sopa del mundo y nunca nadie ha podido igualarla” Don Pocho: Mmmmmm!!! Quedó pensativo y le dijo: ¡Hagamos una prueba! Y así comenzó la preparación de la deliciosa Sopa Dijo Don Pocho – Esta sopa es muy especial y sus ingredientes sin igual, colocaremos la gran olla al fuego, y los vamos agregando, uno a uno, sin parar:
Una gran medida de AMOR
Una gran medida de FE
Una gran medida de TRABAJ
Una gran medida de
α MISTAD
Una gran medida de RESPET
Una gran medida de HONESTIDAD
Una gran medida de PACIENCIA
Una gran medida de LEALTAD
Una gran medida de PAZ
Una gran medida de ABRAZOS
Una gran medida de BESOS
Una gran medida de CARIÑOS
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Una gran medida de MIMOS
Y finalmente, una
gran medida de OBEDIENCIA
Ciertamente Don Pacho había preparado una
Receta para la Paz para los niños de LATECHOCO
Después que Doña Fanga probó esa
Receta
para la Paz, su corazón cambió y le dio a cada niño una ración que hizo milagros en ellos.
Solo al tomar la primera cucharada de esa sopa tan especial, todos los niños dejaron de pelear, ya no se ofendían ni se maltrataban.
Cada día después de llegar a su casa y cumplir con sus responsabilidades escolares y familiares, todos salían al parque que estaba en el centro del poblado y compartían llenos de felicidad y de amor, se abrazaban, jugaban, se daban mucho ánimo, compartían los dulces y chocolates que les ofrecía LATECHOCO.
Su meta era crecer con respeto y amor que son valores tan importantes, pero taaaaaan, taaaann, tannnn importantes en la vida, que pueden cambiar una población, un país y un planeta.
Pon en práctica los valores y verás como todo cambia a tu alrededor y ocurren milagros inesperados.
Colorado color铆n, este cuento lleg贸 a su fin
Autor: Carolina L贸pez Guatire - Venezuela
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