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Cuando me convocaron a dar una charla a padres de secundario para hablar sobre límites comencé a pensar qué podría decirles que les resultara útil y/o significativo que ya no supieran, que ya no les hubieran dicho o pensado miles de veces. Un padre de un hijo adolescente lidia con el tema límites todos los días, varias veces al día. Si bien es un tema que preocupa, también es un tema que agota. Todos sabemos que los límites son necesarios, que los ponemos porque queremos cuidar a la persona que queremos, que a los padres les cuesta ponerlos, que a los hijos recibirlos… eso no es nada nuevo. Entonces empecé a pensar por qué es así. Por qué los padres decimos y pensamos esto. ¿Lo sabemos? ¿Realmente lo entendemos? Y volví al pasado… unos 17 años atrás. Y comencé a pensar en mi adolescencia. En mis papás, en mis límites, en lo que yo sentía. Luego, mi memoria me llevó por la universidad y me di cuenta que era un tema que veíamos en todas las materias… y me detuve un rato largo en cada una. Hice un recorrido por mi experiencia laboral y me di cuenta que los uso a diario… pero no al modo clásico que un padre entiende el concepto “límites”. Y, finalmente… pensé lo que me pasa ahora, como madre. Entonces entendí lo que quería decirles y decidí empezar por el comienzo. Qué significa la palabra “límite”. Poner un límite es ponerle FIN a algo. Es delimitar lo que algo NO ES y, por lo tanto, lo que algo ES. Entonces, cuando ponemos un límite estamos dando entidad a eso que estamos definiendo. Si esto no es así, o no puede ser así, es porque es otra cosa. Es porque si Pancho fuera Juan, ya no sería Pancho. Si yo quisiera poder hacer todo lo que hace María, debería tener los padres que tiene María, pero soy Eugenia y no tengo a esos padres porque tengo a estos padres que son así, como son y no de otra manera. Entonces, me di cuenta que el mayor problema de los límites es aceptarlos, no ponerlos. Y acá ya no importa quien es padre y quién es hijo porque a todos nos pasa lo mismo con los límites. En distintos aspectos, en distintos momentos de nuestras vidas. Me di cuenta que estamos poniendo límites todos los días casi todo el tiempo, sin darnos cuenta.
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Desde que nacemos lidiamos con ellos ¡y lo necesario que es para nuestra salud psíquica, física y social! Cuando un bebé nace, la madre entiende que ya no está dentro de su cuerpo. La condición cambió y debe reconocer otra realidad. Entonces lo mira, lo observa, lo conoce, lo reconoce, lo comprende tal cual es y ayuda al bebé a hacer ese mismo proceso consigo mismo. Cuando le jugamos a un bebé con sus manos, moviéndolas, mostrándole las nuestras y luego las suyas, le estamos diciendo, este soy yo y este sos vos. Acá comienza mi cuerpo, acá termina, acá comienza y tuyo, acá termina. Cuando le decimos a un niño “no podés subir a la escalera porque te podés caer y lastimar”, también le estamos diciendo “no tenés la naturaleza de volar”. Cuando le enseñamos a un niño a jugar a la pelota le decimos, “vos te parás ahí, yo me paro acá y nos pasamos la pelota, una vez cada uno. No vale agarrarla con la mano”. Es así y no puede ser de otra manera. Estas cosas parecieran no generar tantas dificultades y son límites igual que todos los otros. La gran diferencia es que en esos casos es tan clara y evidente la manera en que entendemos la realidad que no hay cuestionamiento. La aceptamos tal cual se nos presenta. Entonces… otra vez me pregunté, ¿cuál es la particularidad de este tema que nos atraviesa toda la vida y pareciera tan difícil de resolver? Y entendí que tenía que ver con varias cosas y que nunca se termina de resolver. Tiene que ver, entre otras, con que nuestra subjetividad hace que necesa-
riamente veamos la realidad de diferentes maneras. Cada ser humano, de una manera particular y personal. Y, por otro lado, que por este motivo, esa realidad no presenta los mismos límites para todos y cuando los presenta, algunos podemos hacer distintas cosas con estos límites… ¿Qué podemos hacer con los límites? Supónganse que viajan a un país que no conocen, ¿qué es lo primero que sentirían la necesidad de saber? Qué se puede hacer y qué no. Qué es peligroso y qué no. Qué queda bien y qué no. Cómo son las normas, sociales y morales de esa cultura. Lo primero que puede pasar, entonces, es que desconozcamos los límites, “voy por este camino que parece llevarme a donde quiero ir”. Luego y madurativamente podría continuar el proceso de este modo: que los conozcamos y los neguemos: “Acá dice contramano, pero me meto igual, no me importa”. Que los conozcamos, los reconozcamos pero no los aceptemos y asumamos el riesgo de desafiarlos: “Ya que que no se puede por acá, pero yo voy igual porque este camino es más corto, pueden llegar a ponerme una multa pero no creo que me vean”. Que los entendamos: “Me gustaría ir por acá pero si es contramano debe ser porque puede ser peligroso”. Que los cuestionemos: “Será verdad que es más peligroso?”. Que los aceptemos: “Por el lugar que estamos, si la otra calle es mano para allá y acá cerca hay una avenida… y si, deber ser cierto que es más peligroso. Me parece que me conviene respetar la norma”. Que los negociemos: “La verdad que no tiene sentido que este calle sea contramano… no entiendo por qué lo será. Voy a acercarme al ente que regula este asunto y presentaré el tema fundamentadamente”. Cuando un límite es conocido, entendido y aceptado, es internalizado, incorporado como propio. Cuestionarlo es sano. Cuando uno se cuestiona busca fundamentos y madura. Si encuentra la respuesta que está buscando, lo internaliza con más convicción aún y se apropia de tal manera que pasa a ser parte de la identidad, de su manera de funcionar en el mundo. Genera autonomía. No es lo mismo decirle a un nene: “no toques el horno porque quema” que decirle, “no toques el horno porque quema, mirá, vení, acercá tu manito, sentís el calor? Si lo tocás te lastima, se pone rojo el dedo y duele mucho, no lo toques”. Esto es así a cualquier edad. Cuando enseñamos así, formamos criterio. Cuando un adolescente pide fundamentos está tratando de entender, de formar criterio. Responder “No, porque no y punto”, sin haber previamente explicado, no es poner un límite adecuadamente. Estamos dejando un vacío que probablemente se llene con enojo y frustración. No estamos ayudando a internalizar un límite funcional, no estamos generando autonomía. Cuando la realidad es comprendida, recién entonces puede ser cuestionada y del cuestionamiento fundamentado, siempre van a salir respuestas productiva. O aceptación ó negociación. Pero siempre adaptación. En definitiva, es lo que buscamos, para nosotros mismos y para nuestros hijos. ¿Por qué no los dejamos ir a donde creemos que es peligroso? Porque preservamos su integridad física. Porque por algún motivo, algo de ese lugar lo vemos amenazante. ¿Por qué no los dejamos ver todo el día la televisión? Porque preservamos su integridad psicológica. Jugar a otros juegos estimula la creatividad. Al destinar tiempo al juego físico, estamos valorando y dando entidad a su capacidad creativa, analítica, a su destreza motora, etc.
¿Por qué les exigimos que saluden cuando entran a una casa? Porque preservamos su integridad social. Entendemos que así los verán más amables y serán mejor aceptados por el otro. Y así podríamos dar miles de ejemplos. El problema es que los demás no siempre entienden la realidad de esta manera. De hecho, tal vez Ud. no está de acuerdo con que su hijo debe saludar cuando llega a un lugar… y esto es porque la realidad es distinta para cada uno. Fácil sería que viviésemos todos de acuerdo y estas diferencias no existiesen. Que los hijos nazcan con las normas establecidas y no las confrontaran, mucho menos, las negociaran. Pero por suerte no es así… y esto tiene que ver con el valor más grande que tenemos como especie. La subjetividad y la libertad. Y con este concepto cerramos el círculo madurativo del límite. A medida que vamos conociendo y aceptando la realidad, la vamos desafiando y negociando… vamos intentando ajustarla a nuestra voluntad. Vamos intentando sentir que armamos nuestra vida como nosotros queremos. Desde nuestra voluntad, autonomía y libertad. Así aflora la adolescencia y con suerte, vivimos el resto de nuestra vida. Pero también, saludablemente, nos vamos dando cuenta que esta libertad es condicionada. Porque somos lo que somos, somos quienes somos, vivimos donde vivimos y creemos en lo que creemos. Entonces, todo no lo podemos. Porque si todo lo pudiésemos, no tendríamos fin. Y si no tuviésemos fin, no podríamos definirnos y si no pudiésemos definirnos, no tendríamos entidad. No podríamos saber qué somos ni quién somos ni dónde estamos ni en qué creemos. El todo y la nada van juntos de la mano. El sin límite es la nada… y la nada es muy desconcertante para el ser humano. Por eso necesitamos el límite, para saber quienes somos. En la charla les decía a los padres. El límite da entidad, da IDENTIDAD. Y esto es necesario para la estructuración del psiquismo. Sobre todo, en la adolescencia donde este conflicto es el eje central que nos moviliza. Cuando entramos a una cancha a jugar a algo, o jugamos a un juego de mesa. No nos sentimos “limitados”, sin embargo estamos llenos de normas. Por ellas comenzamos, por ellas ese juego es ese juego y no otro, por ellas podemos jugar. Necesitamos conocer esas normas, aceptarlas. A lo sumo las cuestionaremos y si los demás están de acuerdo, modificaremos algunas… pero no podríamos jugar sin ellas y no somos menos libres por eso. Al contrario. Hay un sin fin de posibilidades de acción a partir de esas normas. Los límites nos habilitan! Por eso son necesarios. Una persona sin límites no sabe quién es. Por lo tanto, buscará conocer sus propios límites para encontrar identidad. Si no los encuentra, si los niega, si los desafía infundadamente, si no los entiende, si los acepta sistemáticamente sin cuestionarlos, tendrá conductas inmaduras y desadaptadas que lo pondrán en riesgo o no le permitirán saber quién es y qué puede hacer en el mundo. Cuando me pidieron que hable de límites me dijeron que lo presente como un “acto de amor”. ¿Algo duele más que ver a un hijo o alguien que queremos perdido en una realidad que no acepta o no comprende? Barbieri, Ma. Eugenia. Lic. en Psicología. 25.06.15
Estar bien hidratado contribuye al buen funcionamiento de toda las células, mejora las reacciones del organismo y diluye los líquidos corporales. Favorece el transporte de nutrientes y sustancias orgánicas en el sistema circulatorio y mantiene la temperatura corporal. Permite eliminar toxinas, y previene el estreñimiento. Tu piel también te lo agradecerá.
Momentos en los que es más importante hidratarse 1. En los niños: los juegos al aire libre de los niños en el colegio aumentan su sudoración, haciéndoles perder líquido. Esto unido a que no perciben la sensación de sed como los adultos y a que son muy vulnerables a la acción del calor, puede provocar un desequilibrio en su balance hídrico, por lo que es muy conveniente incluir en su desayuno agua, jugos o batidos para compensar las pérdidas. 2. En las mujeres embarazadas: gracias a la mejoría del estado nutricional de las embarazadas se ha conseguido incrementar el número de embarazos a término con fetos vivos en los últimos años. Una parte de estas recomendaciones deben ir dirigidas a la adecuada ingesta hídrica. 3. En mujeres en periodo de lactancia: la leche materna contiene un 8590% de agua, por lo que es comprensible que la madre en periodo de lactancia deba ingerir un volumen de líquido suficiente para asegurar la producción de leche diaria y mantener un buen estado de hidratación. La ingesta de líquidos recomendada se sitúa en torno a los 2-3 litros diarios 4. En las personas mayores y personas dependientes: Las personas mayores presentan una deficiencia alta en los niveles de agua, ya que al envejecer va disminuyendo la proporción de agua del organismo por la transformación de tejidos ricos en agua en tejidos pobres en ésta. Además, las personas mayores normalmente presentan una disminución de la percepción de sed, incidencia de enfermedades, consumo de fármacos, cambios ambientales, falta de accesibilidad, que le llevan a una menor ingesta de líquido. Por tanto, los ancianos son especialmente susceptibles frente a la deshidratación, y es importante sensibilizar a las personas que se encargan del cuidado de los ancianos, con el fin de reducir los problemas relacionados con una ingesta deficiente de agua y estimularles para conseguir mantener la ingesta mínima diaria. 5. En los deportistas: la actividad física en función de su intensidad, duración o condiciones extremas de temperatura o falta de humedad puede suponer una pérdida de agua de 2-5 ml/m. Por lo tanto, en el caso de los deportistas, además de una correcta alimentación, es vital una hidratación adecuada, ya que la sed de por sí sola es un proceso que implica cierto grado de deshidratación. 10
Mary Shelley, conocida principalmente por ser la escritora de una de las novelas de terror que más repercusión han tenido en la cultura popular y del cine, Frankenstein, fue también una gran escritora con una curiosa vida. - Mary Shelley (Mary Wollstonecraft Godwin era su nombre de soltera) recibió una educación avanzada para una niña de su época. Aunque fuera una educación algo informal, su padre le instruyó en muchas materias. Mary estaba siempre en contacto con la biblioteca, además de que hablaba muy a menudo con un gran número de intelectuales que venían a visitar a la familia, entre los que se encontraban el escritor Samuel Taylor Coleridge y el vicepresidente estadounidense Aaron Burr. Además, tuvo una institutriz y una tutora, y leyó varios de los libros para niños de su padre sobre historia antigua de Roma y Grecia en su lengua original. Desde pequeña fue una chica muy inteligente y curiosa, con una forma de pensar libre y siempre dispuesta a seguir aprendiendo. Cuando tenía 15 años, su padre escribió sobre ella: “[Mary] es singularmente valiente, un tanto imperiosa, y de mente abierta. Sus ansias de conocimiento son enormes, y su perseverancia en todo lo que hace es casi invencible”. - En esa misma época, su padre la envió a Escocia, para que viviera con la familia del radical William Baxter. El motivo de este viaje es desconocido (se cree que pueden ser motivos de salud, económicos, políticos...), pero lo cierto es que estos viajes fueron fundamentales para su vida. Entre otras cosas, Mary afirma haber obtenido la inspiración para su obra magna “Frankenstein o el Moderno Prometeo” en ese lugar: “Imaginé este libro allí. Fue bajo los árboles que rodean la casa, o en las desiertas laderas de las montañas cercanas, en donde tuvieron lugar mis primeras ideas genuinas y los primeros vuelos de mi imaginación” - Pero una consecuencia más importante aún de estos viajes a Escocia en la vida de Mary es que en ellos conocería a Percy Bysshe Shelley, su futuro esposo. Percy Shelley visitaba con frecuencia al padre de Mary por motivos económicos, con quien se acabó enfadando y peleando. Sin embargo, Mary y Percy se acabaron enamorando y empezaron a verse en secreto. Su padre, que no aprobaba esta relación, siempre se mostró reacio a que Mary se viera con Percy, por lo que los dos enamorados se escaparon secretamente a Francia y viajaron por toda Europa. - Al volver a Inglaterra, las cosas no hicieron sino empeorar. Mary resultó estar embarazada, pero tanto ella como Percy vivían una situación económica realmente penosa. Además, el padre de Mary, que se 12
sentía decepcionado por la escapada de su hija, se negó a prestarles dinero. Mary tuvo a su hijo en malas condiciones, y éste acabó muriendo muy pronto, causándole una gran depresión. - A pesar de este bache en la vida de Mary, pronto se recuperaría con unas buenas noticias. El abuelo de Percy había muerto, dejando una herencia considerable para ellos y recuperando la economía de la pareja. Al mismo tiempo, Mary vuelve a quedar embarazada y da a luz a un hijo sano llamado William. - El origen de Frankenstein: En cierta ocasión, la pareja pasó un verano con el poeta Lord Byron. El clima del lugar donde estaban asentados era bastante malo, por lo que en ocasiones debían pasar varios días encerrados en casa. En uno de esos períodos de aislamiento, Lord Byron propuso que cada uno de ellos escribiera una historia de terror, como si fuera un concurso. Sin duda, la que más destacó fue Mary Shelley, con su novela Frankenstein o el Moderno Prometeo, que en un principio tenía pensado ser un relato corto. - Con el tiempo, los Shelley acabaron convirtiéndose en una familia “nómada” por así decirlo, ya que iban constantemente viajando por Europa, viviendo durante cortos períodos de tiempo en las casas de sus amigos escritores y filósofos. - Uno de los lugares que en los que más tiempo pasaron fue Italia, donde tenían más libertad que en Inglaterra para expresar sus polémicas ideas políticas (por ejemplo, Mary era muy feminista, y así lo demuestran varios libros y ensayos suyos). Allí, Mary vio cómo morían varios hijos suyos, pero también alcanzó un gran momentos de creatividad literaria. - Percy Shelley murió en un accidente de navegación, hundiendo a Mary en una nueva depresión Sin embargo, la carrera literaria de Mary no paró de crecer, sino más bien todo lo contrario, al mismo tiempo que ella empezaba a tener más romances (aunque nunca volvió a casarse). - A la edad de 53 años, murió plagada de enfermedades una de las escritoras más importantes que ha dado la literatura. - Por último, cabe destacar que Frankenstein ha tapado en cierto modo el resto de la carrera literaria de Mary Shelley. Sin embargo, ella escribió una buena cantidad de novelas. Ahí va una selección: • Valperga o Vida y Aventuras de Castruccio, Príncipe de Lucca. • El último hombre. • The Fortunes of Perkin Warbeck, un romance. • Lodore. • Falkner. Una novela. • Mathilda.
Aún hoy resulta asombroso y escalofriante: dos hombres caminando, por primera vez, y a los tumbos, en otro mundo. Y su compañero, esperándolos pacientemente en órbita. Aquel 20 de julio de 1969, Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins se animaron a la mayor aventura humana de todos los tiempos. Tres adelantados, tres emisarios, llegaban a la Luna en nombre de la Tierra. Fue un episodio mayúsculo. Y abrió las puertas a una nueva era que, seguramente, se extenderá durante los próximos siglos. La era en la que el hombre saldrá finalmente de su cuna, para proyectarse hacia el universo cercano. Desde esa perspectiva, aquel primer viaje tripulado a la Luna –al que siguieron varios más- resultó por demás significativo (más allá de circunstanciales cuestiones políticas que, inevitablemente, el tiempo ira dejando en el olvido). La mítica misión Apolo 11 fue aquel “gran salto para la humanidad”. Y lejos de ser un episodio aislado o caprichoso –como algunos creen- fue el espectacular resultado de casi toda una década de largos y costosos preparativos científicos y técnicos, sueños, esfuerzos, éxitos y fracasos. A tantos años del primer alunizaje, echaremos una mirada al pasado. Vamos a recordar aquel día en que el planeta entero se paralizó. Como nunca antes. Como nunca después. Y también exploraremos los antecedentes de la proeza, y miraremos hacia el horizonte, esperando el ansiado, demorado y ya no tan lejano regreso a la Luna.
Proyectos Mercury y Gemini La Era Espacial arrancó con una sucesión de enormes hazañas soviéticas que despertaron el asombro mundial: el primer satélite (el Sputnik, 1957), el primer ser vivo en el espacio (la perrita Laika, el mismo año), y el primer cosmonauta en órbita (Yuri Gagarin, 1961), sólo por citar lo más resonante. Ante semejante avanzada, y en el delicado marco de la Guerra Fría, Estados Unidos y su flamante agencia espacial, la NASA, buscaron ganar, de un solo golpe, el terreno perdido: en mayo de 1961, el propio Kennedy anunció el objetivo nacional de enviar astronautas a la Luna “antes del fin de la década”. E inmediatamente, la NASA puso manos a la obra, siguiendo un plan largo, complejo y ordenado.
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El primer paso fue el Proyecto Mercury, un programa espacial que tras algunos vuelos “suborbitales”, puso varios astronautas en órbita terrestre entre 1962 y 1963, entre ellos, al famoso John Glenn, a bordo de la cápsula Friendship 7. Para empezar, no estaba mal. Sin embargo, antes de pegar el salto a la Luna, aún hacían falta cohetes de lanzamiento más potentes, mayor maniobrabilidad de las naves en el espacio, mejoras informáticas (en hardware y software) y, por supuesto, astronautas bien preparados. Por todo eso, poco más tarde, la NASA dio a luz el Proyecto Gemini, que incluía, entre otros progresos, cápsulas para dos astronautas. Luego de dos ensayos sin tripulación, en marzo de 1965, un cohete Titán II puso en órbita a “Gus” Grissom y a John Young. Tres meses más tarde, el Proyecto Gemini fue aún más lejos cuando, durante una misión orbital de 4 días, Edward White salió de su cápsula, y realizó una “caminata espacial” (algo que, dicho sea de paso, ya habían logrado los soviéticos). Luego de ocho misiones más, la NASA dio por finalizado al exitoso Proyecto Gemini a fines de 1966. Acumulando vueltas y vueltas a la Tierra, los astronautas, los cohetes y las cápsulas de los Proyectos Mercury y Gemini prepararon el camino a la Luna. Sin embargo, antes de mandar astronautas, había que conocer mucho mejor a nuestro satélite. No alcanzaba con lo que revelaban los telescopios. Hacía falta explorar su superficie palmo a palmo, para saber, por ejemplo, si el terreno era firme. O para elegir lugares de descenso seguros, sin peligrosos cráteres a la vista. Y para eso, la NASA envió una flotilla de sondas lunares no tripuladas.
Robots exploradores Asi es: en simultaneo con los Proyectos Mercury y Gemini, la NASA lanzó tres programas de exploración lunar. Primero: a mediados de los 60’, tres sondas del Proyecto Ranger transmitieron a la Tierra detalladas fotos de la superficie de la Luna (antes de estrellarse intencionalmente). Segundo: entre 1966 y 1967, cinco naves robot Lunar Orbiter se pusieron, justamente, a orbitar la Luna, estudiando y fotografiando en detalle su relieve. La tercera parte de la avanzada robótica fue la más osada: el Proyecto Surveyor, que tenía como objetivo alunizar. Todo comenzó muy bien: en junio de 1966, el Surveyor 1 posó suave-
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mente sus tres patas en terreno selenita. Y transmitió miles de fotos y valiosos datos. Su sucesora, en cambio se estrelló. La Surveyor 3 anduvo muy bien (analizó la composición y solidez del suelo lunar), pero la 4, también se estrelló. Con más éxitos que fracasos, todas estas máquinas teledirigidas trazaron un perfil de la Luna mucho más completo y fino que el que existía hasta entonces. El círculo comenzaba a cerrarse: la Luna ya se estaba preparando para recibirnos.
Proyecto Apolo Hablar de la llegada del hombre a la Luna es hablar del Proyecto Apolo. Un punto culminante al que no se hubiera llegado sin todo lo anterior. El nuevo programa espacial enfrentó las enormes dificultades que implicaba llevar astronautas hasta la mismísima superficie lunar, y traerlos sanos y salvos de regreso a la Tierra. Por empezar, hacía falta un nuevo cohete. Mas potente y mas confiable que todos los anteriores. Después de varios desarrollos y ensayos, la NASA dio a luz al monumental Saturno V, un monstruo de más de 100 metros de altura, divido en tres “etapas”. Las dos primeras eran potentísimos motores (con hidrógeno y oxígeno líquidos como combustible) destinados a vencer la gravedad terrestre. La tercera etapa del Saturno V era la que llevaría a los astronautas. Y justamente ese era el otro punto crucial: la nave en si. O más bien, las naves. Había que ir, bajar en la Luna, y volver. Y para eso la NASA desarrolló –no sin dificultades- un tandem formado por tres componentes: un Módulo de Servicio (que llevaría oxígeno, combustible y cohetes para maniobrar al acercarse a la Luna), un Módulo de Comando, donde viajarían los 3 astronautas, y finalmente, el Módulo Lunar. Al llegar a las cercanías de la Luna, uno de los astronautas se quedaría en órbita en el Módulo de Comando, mientras que sus dos compañeros bajarían a la superficie en el Módulo Lunar. Decir, se dice fácil, pero era de lo más complicado.
Tragedia, hazaña y expectativa La recta final hacia la Luna empezó de la peor manera. Tras varios lanzamientos de prueba (sin tripulación), el 27 de enero de 1967, durante unos ensayos, el Apolo 1 se incendió en la rampa de lanzamiento del Centro Espacial Kennedy. Y sus tres astronautas, Grissom, White y Chaffee murieron asfixiados. El golpe fue durísimo. La NASA, y la opinión pública en general, recién se recuperaron con el sensacional éxito del Apolo 8: en diciembre de 1968, sus tres astronautas, Borman, Lovell y Anders, se convirtieron en los primeros seres humanos en escapar a la gravedad terrestre y viajar hacia la Luna. No bajaron, pero la orbitaron, y lograron ver lo que nadie había visto: la cara oculta de nuestro satélite. Y algo más: en el viaje de ida, la tripulación del Apolo 8 apuntó una cámara de televisión hacia la Tierra. Y por primera vez, la humanidad vio a su planeta desde la distancia. Fue un hito por demás emotivo. Los Apolo 9 y 10 dieron un paso más allá, al practicar en el espacio difíciles maniobras con los módulos lunares. Estaba la experiencia. Estaban las naves. Y había tres astronautas ansiosos por subirse al próximo Apolo: Neil Armstrong, Edwin “Buzz” Aldrin y Michael Collins. Que habrán pensado y qué habrán sentido en la noche previa a su viaje? Aquella noche del 15 de julio de 1969, mientras los técnicos de la NASA cargaban toneladas de combustible en el todopoderoso Saturno V, la tripulación del Apolo
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11 trataba de dormir. Aún hoy resulta asombroso y escalofriante: dos hombres caminando, por primera vez, y a los tumbos, en otro mundo. Y su compañero, esperándolos pacientemente en órbita. Aquel 20 de julio de 1969, Neil Armstrong, Edwin Aldrin y Michael Collins se animaron a la mayor aventura humana de todos los tiempos. Tres adelantados, tres emisarios, llegaban a la Luna en nombre de la Tierra. Fue un episodio mayúsculo. Y abrió las puertas a una nueva era que, seguramente, se extenderá durante los próximos siglos. La era en la que el hombre saldrá finalmente de su cuna, para proyectarse hacia el universo cercano. Desde esa perspectiva, aquel primer viaje tripulado a la Luna –al que siguieron varios más- resultó por demás significativo (más allá de circunstanciales cuestiones políticas que, inevitablemente, el tiempo ira dejando en el olvido). La mítica misión Apolo 11 fue aquel “gran salto para la humanidad”. Y lejos de ser un episodio aislado o caprichoso –como algunos creen- fue el espectacular resultado de casi toda una década de largos y costosos preparativos científicos y técnicos, sueños, esfuerzos, éxitos y fracasos. A 40 años del primer alunizaje, echaremos una mirada al pasado. Vamos a recordar aquel día en que el planeta entero se paralizó. Como nunca antes. Como nunca después. Y también exploraremos los antecedentes de la proeza, y miraremos hacia el horizonte, esperando el ansiado, demorado y ya no tan lejano regreso a la Luna.
El viaje del Apolo 11 El Apolo 11 despegó de la plataforma LC39A de Cabo Kennedy, Florida, a las 9.32 de la mañana (hora local) del 16 de julio de 1969. Durante el lanzamiento, Armstrong, Aldrin y Collins, sentados boca arriba en su pequeña cápsula -ubicada en la parte más alta del poderosísimo Saturno V- sintieron que tenían un volcán rugiendo a sus espaldas. Para escapar al tirón de la gravedad terrestre, la tremenda maquina devoraba 15 toneladas de combustible por segundo. Y su furioso rugido se escuchaba a kilómetros de distancia. Apenas noventa segundos después del despegue, la primera etapa del Saturno V se desprendió. Minutos mas tarde, también se separó el segundo tramo. Y ya en el espacio, la tercera etapa –llevando a los 3 astronautas, y a los módulos- entró en órbita terrestre. Desde ese momento, la histórica misión pasó a ser controlada desde Houston. Durante la llamada “órbita de aparcamiento” alrededor de nuestro planeta, los astronautas chequearon los equipos. Y al completar la segunda vuelta a la Tierra, pusieron la proa hacia la Luna. Tras desprenderse de la tercera etapa del Saturno V, y sin mayores sobresaltos, los astronautas siguieron su derrotero. Y luego de tres largos días, finalmente, entraron en órbita lunar. Fueron momentos críticos, con maniobras difíciles y cruciales: en cierto momento, Armstrong y Aldrin se pasaron del Módulo de Comando, el Columbia, al Módulo Lunar, el Eagle (“Aguila”). Y tras dar varias vueltas a la Luna, Collins –que se quedó en el Columbia- accionó el mecanismo de separación de ambas naves: a bordo del frágil Eagle, sus dos compañeros iniciaron el descenso final.
El gran salto “Houston… aquí base Tranquilidad, el Aguila ha alunizado”
Las palabras de Neil Armstrong fueron recibidas con gritos, aplausos, y alivio en el centro de control de la misión. Eran las 15:17 del 20 de julio de 1969 (16:17 hs. en la Argentina). Con el combustible al límite, y a sólo cuarenta metros de un gran cráter –esquivado por una maniobra de último momento- el Eagle se había posado en el “Mar de la Tranquilidad”, una suave llanura volcánica, de cientos de kilómetros, cercana al Ecuador de la Luna. Pero antes de salir, Armstrong y Aldrin pasaron varias horas descansando, comiendo, recibiendo instrucciones, y chequeando todos los sistemas de la nave. Cuando todo estuvo listo, Armstrong abrió la escotilla, se asomó, encendió una cámara de televisión, y mientras bajaba lentamente por la escalerita del Eagle, recitó su célebre “un pequeño paso para un hombre, un gigantesco salto para la humanidad”. A las 22.56 de aquel 20 de julio de 1969, hora de Houston (23.56 en Argentina), el hombre pisaba la Luna por primera vez. Bajo un cielo profundamente negro con Sol y estrellas al mismo tiempo (por la ausencia de atmósfera), el comandante del Apolo 11 dio sus primeros pasos en un suelo gris, rocoso y polvoriento, como cubierto de cenizas. Y no sin cierta dificultad: no sólo por su traje nada cómodo, sino porque debió ajustarse a la rara experiencia de moverse con la débil gravedad lunar (un sexto de la terrestre). Pocos minutos más tarde, se le sumó Aldrin. Juntos contemplaron un paisaje enteramente nuevo a los ojos humanos. Un lugar ajeno y extrañamente bello. Con total espontaneidad, el segundo ser humano que pisó la Luna dijo: “Bonito… bonito… una magnífica desolación”.
Dos horas de paseo lunar Luego de colocar la bandera estadounidense y charlar brevemente con el presidente Richard Nixon, Armstrong y Aldrin comenzaron a trabajar. Sacaron fotos, colocaron una cámara de televisión sobre un mástil, y juntaron más de 20 kilos de rocas y polvo lunar. También instalaron un sismógrafo y un medidor del viento solar. Y un retro reflector, un aparato que –mediante un rayo láser apuntado desde nuestro planeta- permite medir la distancia Tierra-Luna. Aún hoy funciona. Un momento por demás especial fue cuando los astronautas leyeron una placa metálica anexada a una de las patas del Eagle: “Aquí, hombres procedentes del planeta Tierra pisaron por primera vez la Luna en Julio de 1969 D.C. Vinimos en son de paz en nombre de toda la humanidad”. Armstrong y Collins también dejaron en suelo lunar un
disco grabado con mensajes y saludos en distintos idiomas, medallas enviadas por las familias de Yuri Gagarin y otros cosmonautas, e insignias recordatorias de los astronautas fallecidos en la tragedia del Apolo 1. Mientras todo esto sucedía en el Mar de la Tranquilidad, Michael Collins, a bordo del Columbia, orbitaba a la Luna a 112 kilómetros de altura. Y esperando el regreso de sus compañeros, sintió la más profunda de las soledades que ser humano alguno haya vivido, especialmente al sobrevolar el lado nocturno de la Luna, sin ver ni siquiera a la Tierra. Sólo oscuridad, silencio, y un mar de estrellas. Tras dos horas y media de caminatas por la superficie selenita, y luego de disfrutar de la primera “siesta lunar” de la historia, Armstrong y Aldrin despegaron de la Luna. Y poco más tarde, se reencontraron en órbita con Collins, iniciando el regreso a casa. En la mañana del 24 de julio de 1969, los tres astronautas a bordo del Columbia amerizaron –paracaídas mediante- en el Océano Pacífico. Y fueron rescatados por la marina estadounidense. Habían pasado 8 días, 3 horas y 18 minutos desde la partida.
Los otros viajes y el futuro El Apolo 11 fue el primer desembarco humano en la Luna. Pero no el único: aquel viaje iniciático fue seguido por los Apolo 12, 14, 15, 16, y por último, el Apolo 17, en diciembre de 1972. Cada una de esas misiones fue superando los tiempos de permanencia y los réditos científicos de sus predecesoras. Vale la pena insistir en esto: los viajes tripulados a la Luna fueron 6, no uno. Y fueron 12 los astronautas que caminaron por su superficie. Pero de pronto, todo terminó: la NASA canceló los Apolo 18, 19 y 20. ¿Por qué? Estados Unidos ya le había ganado la “carrera” a la Luna a la Unión Soviética. Además, los costos de cada Apolo eran hípermillonarios, y los objetivos científicos –como por ejemplo, traer rocas lunares para su análisis- estaban cumplidos. Por último, y no menos importante, ya se había perdido la magia: a la gente dejó de interesarle la Luna. Pero la NASA está planeando la vuelta. En estos mismos momentos las sondas robot LRO y LCROSS están orbitando a la Luna, para estudiarla y fotografiarla como nunca antes, buscando nuevos lugares de alunizaje, y hasta posibles depósitos de agua congelada en sus polos. Eso para empezar. Pero además, ya se está pensando en toda una nueva generación de cohetes y módulos de alunizaje. Y hasta hay una fecha posible para el retorno: 2018. Sólo resta esperar. La misión Apolo 11 fue seguida por televisión por más de mil millones de personas en todo el mundo: proporcionalmente, la mayor audiencia televisiva de todos los tiempos. Fue la primera y única vez en que toda la humanidad estuvo pendiente de lo un solo hecho que no fuera una guerra, un mega atentado, una pandemia, o un desastre natural. Y eso nos habla a las claras del impacto, la trascendencia y la curiosidad que despertó, en toda nuestra especie, el viaje de los viajes. Hace 40 años caminamos, por primera vez, sobre la Luna. Aquella “magnífica desolación”. Fuente: Planetario
Cuando los estudiantes que no logran el rendimiento escolar deseado, o tiene dificultades para seguir el ritmo académico exigido, no les alcanza con sentarse un poco más a la hora de estudiar, el Coaching Estudiantil puede ser una buena alternativa. En lugar del tradicional apoyo escolar o los profesores particulares para cada materia, se trata de acompañar el proceso escolar para que el estudiante logre una organización adecuada de métodos y tiempos, aprenda las técnicas de estudio más acordes con cada materia, y enfrente satisfactoriamente las situaciones de evaluación que se le exijan. Todos los aprendizajes obtenidos durante el coaching, son aprovechados para el resto del proceso de aprendizaje, ya que no solo se trata de dar bien un examen, sino que se aprende el correcto manejo de los tiempos, confección de resumenes, mapas y redes conceptuales, comprensión lectora, sentido crítico, técnicas de concentración y memorización, argumentación, entre otros. Junto con todo esto, se presta particular atención al cambio actitudinal ante el estudio, motivando las ganas de saber y recuperando el placer por aprender. El sistema no implica dar clases de las materias en cuestión, pero si se sacan dudas y explican materiales no comprendidos adecuadamente. Antes de finalizar los encuentros, se dejan diagramados los pasos a seguir, con el mayor detalle posible, día por dia, de todo lo que debe hacer el estudiante hasta el próximo encuentro. Los programas van desde una hora y media hasta tres horas por semana, según si se trata de un área o más. Las consultas se realizan durante todo el año (pudiendo trabajar de manera paralela al ciclo lectivo, buscando lograr la ansiada aprobación) pero la mayor cantidad se observa hacia el final del ciclo lectivo, cuando los boletines ya representan una exigencia concreta, y en vacaciones, a la hora de encarar los examenes de diciembre y febrero. Como gran parte de los chicos que llegan al programa no han alcanzado los niveles esperados para ellos, y han vivido en mayor o menor medida la escolaridad como una experiencia frustrante, entre los beneficios más importantes obtenidos, se logra un mayor autoconocimiento, un incremento en la seguridad del estudiante, permitiendo así reconstruir su autoestima. Lic. Ma. Soledad Bonanni - Psicopedagoga U.C.A. Matricula Pcial. 2353 Consultorios Temperley - Av. Alte Brown 3246, Temperley
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La diabetes mellitus, o simplemente diabetes, es una enfermedad crónica que ocurre cuando el páncreas no es capaz de tomar la insulina o cuando el cuerpo no puede hacer un buen uso de la insulina que produce. La insulina es una hormona producida por el páncreas, que actúa como una llave para que la glucosa de los alimentos que comemos pasa de la sangre a las células en el cuerpo para producir energía. Todos los alimentos ricos en carbohidratos se descomponen en glucosa en la sangre. La insulina ayuda a la glucosa a entrar en las células. No ser capaz de producir insulina o utilizarla conduce efectivamente a los niveles de glucosa en relieve en la sangre (conocido como hiperglucemia). A largo plazo altos niveles de glucosa están asociados con daños en el cuerpo y el fracaso de diversos órganos y tejidos.
Tipos de diabetes Hay tres tipos principales de diabetes: La diabetes tipo 1 se usan para llamarse diabetes juvenil. Generalmente es causada por una reacción autoinmune donde el sistema de defensa del cuerpo ataca las células que producen insulina. La razón por la que esto ocurre no se entiende completamente. Las personas con diabetes tipo 1 producen muy poca o ninguna insulina. La enfermedad puede afectar a personas de cualquier edad, pero generalmente se desarrolla en niños o adultos jóvenes. Las personas con este tipo de diabetes necesitan inyecciones de insulina todos los días con el fin de controlar los niveles de glucosa en la sangre. Si las personas con diabetes tipo 1 no tienen acceso a la insulina, morirán. La diabetes tipo 2 se utilizan para ser llamados diabetes no insulino dependiente o diabetes del adulto, y representa al menos el 90% de todos los casos de diabetes. Se caracteriza por la resistencia a la insulina y la deficiencia relativa de insulina, cualquiera o ambos de los cuales pueden estar presentes en que se diagnostica la diabetes tiempo. El diagnóstico de la diabetes tipo 2 puede ocurrir a cualquier edad. La diabetes tipo 2 puede permanecer sin ser detectados durante muchos años y el diagnóstico a menudo se hace cuando una complicación aparece o sangre o glucosa en la orina prueba de rutina se hace.Es a menudo, pero no siempre, asociado con el sobrepeso o la obesidad, que a su vez puede causar
resistencia a la insulina y conducir a los niveles de glucosa en sangre. Las personas con diabetes tipo 2 pueden manejar a menudo inicialmente su condición a través del ejercicio y la dieta. Sin embargo, con el tiempo la mayoría de la gente va a requerir medicamentos orales y o insulina. Tanto la diabetes tipo 1 y tipo 2 son serios. No hay tal cosa como la diabetes leve. La diabetes gestacional (DMG) es una forma de diabetes que consiste en los niveles de glucosa en la sangre durante el embarazo. Se desarrolla en una de cada 25 embarazos en todo el mundo y se asocia con complicaciones para la madre y el bebé. GDM generalmente desaparece después del embarazo pero las mujeres con DMG y sus hijos están en un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro. Aproximadamente la mitad de las mujeres con antecedentes de DMG llegan a desarrollar diabetes tipo 2 dentro de cinco a diez años después del parto. También existen otros tipos específicos de la diabetes.
Factores de riesgo Los factores de riesgo para la diabetes tipo 1 aún se están investigando. Sin embargo, tener un familiar con diabetes tipo 1 aumenta ligeramente el riesgo de desarrollar la enfermedad. Los factores ambientales y la exposición a algunas infecciones virales también se han relacionado con el riesgo de desarrollar diabetes tipo 1. Varios factores de riesgo han sido asociados con la diabetes tipo 2 e incluyen: • Antecedentes familiares de diabetes • Sobrepeso • Dieta poco saludable • La inactividad física • El aumento de la edad • Alta presion sanguinea • Etnia • Intolerancia a la glucosa (IGT) * • Antecedentes de diabetes gestacional • La mala nutrición durante el embarazo Tolerancia a la glucosa alterada (IGT) es una categoría de más alta que la glucosa en sangre normal, pero por debajo del umbral para el diagnóstico de diabetes. Los cambios en la dieta y la actividad física relacionada con el rápido desarrollo y la urbanización han dado lugar a un fuerte aumento en el número de personas que desarrollan diabetes. Las mujeres embarazadas que tienen sobrepeso, se han diagnosticado con intolerancia a la glucosa, o tiene antecedentes familiares de diabetes son todos en mayor riesgo de desarrollar diabetes mellitus gestacional
(DMG). Además, después de haber sido diagnosticado previamente con diabetes gestacional o bienestar de ciertos grupos étnicos pone a las mujeres en mayor riesgo de desarrollar diabetes gestacional.
Los signos y síntomas de la diabetes Las personas pueden experimentar diferentes signos y síntomas de la diabetes, ya veces puede haber ninguna señal. Algunos de los signos comúnmente experimentados incluyen: • Micción frecuente • Sed excesiva • Aumento del hambre • Pérdida de peso • Cansancio • Falta de interés y concentración • Una sensación de hormigueo o entumecimiento en las manos o los pies • Visión borrosa • Infecciones frecuentes • Heridas de curación lenta • Los vómitos y dolor de estómago (a menudo confundido con la gripe) El desarrollo de la diabetes tipo 1 suele ser repentino y dramático, mientras que los síntomas a menudo puede ser leve o ausente en las personas con diabetes tipo 2, por lo que este tipo de diabetes difícil de detectar. Si muestra estos signos y síntomas, consulte a un profesional de la salud.
Prevención En la actualidad, la diabetes tipo 1 no se puede prevenir. Los desencadenantes ambientales que se cree generan el proceso que da lugar a la destrucción de las células productoras de insulina del cuerpo están siendo objeto de investigación. Hay una gran cantidad de evidencia de que los cambios de estilo de vida (que alcanzaron un peso corporal saludable y la actividad física moderada) pueden ayudar a prevenir el desarrollo de diabetes tipo 2. La obesidad, especialmente la obesidad abdominal, está vinculado con el desarrollo de diabetes tipo 2. La pérdida de peso mejora la resistencia a la insulina y reduce la hipertensión. Por lo tanto, las personas con sobrepeso u obesidad deben ser alentados a lograr y mantener un peso corporal saludable. La actividad física es uno de los principales pilares en la prevención de la diabetes. El aumento de la actividad física es importante para mantener la pérdida de peso y está vinculado a la reducción de la presión arterial, reduce la frecuencia cardíaca en reposo, aumento de la sensibilidad a la insulina, la mejora de la composición corporal y el bienestar psicológico. Una dieta equilibrada y nutritiva es esencial para la salud. Una dieta saludable reduce los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
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Otros comportamientos a considerar incluyen: Fumar: un factor de riesgo bien establecido para muchas enfermedades crónicas, como la diabetes y sus complicaciones. Además de otros efectos nocivos, fumar aumenta la acumulación de grasa abdominal y resistencia a la insulina. Todos los fumadores deben ser alentados a dejar de fumar. Sin embargo, el aumento de peso es común cuando dejar de fumar y consejos, por tanto, la dieta en evitar el aumento de peso también se debe dar (por ejemplo, el manejo de la ansiedad y los síntomas de abstinencia mediante sesiones cortas de actividad física como una actividad de liberación de tensiones, en lugar de comer bocadillos). El estrés y la depresión: No hay evidencia de una relación entre la depresión y la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Patrones de sueño: Tanto corto (<6 h) y largo (> 9h) dormir duraciones pueden estar asociados con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La falta de sueño puede afectar el equilibrio de las hormonas que regulan la ingesta de alimentos y el balance energético. Duraciones largas del sueño pueden ser un signo de trastornos respiratorios del sueño o la depresión y deben ser tratados de manera apropiada. También hay una estrecha relación entre la obesidad y el síndrome de la apnea obstructiva del sueño (OSA), la forma más común de trastornos respiratorios del sueño. Fuente: Federación Internacional de Diabetes
Corría el mes de mayo de 1630 cuando la milagrosa imagen de la Virgen de Luján llegó a la Argentina. Antonio Farías Sáa, era un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del Estero) que quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Este hombre le pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen que representara la Inmaculada Concepción de María. El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y partieron en una caravana rumbo a Sumampa. La caravana se detuvo a orillas del río Luján a 67 kilómetros de Buenos Aires, en una hacienda, conocida como la estancia de Rosendo. Al llegar el otro día los carreteros iban a proseguir con el viaje, pero la carreta que llevaba la imagen no se movía, intentaron de todas las formas posibles que caminara, bajaron la mercadería, colocaron más bueyes, pero todo fue inútil, las dos imágenes estaban en el fondo de la carreta en dos pequeños cajones. Los carreteros retiraron una imagen y no se movió, la subieron y bajaron la otra, y la carreta marcho normalmente. En ese instante los hombres comprendieron que estaba ocurriendo algo milagroso. Al ver que la Virgen no quería marcharse se dirigieron a la casa más cercana, la de don Rosendo. La familia se emocionó al ver la imagen y la colocaron el su casa, la noticia corrió por toda la región, y se enteraron hasta en Buenos Aires. Las personas empezaron a viajar al lugar, entonces don Rosendo construyó una pequeña capilla, entre los pajonales de la pampa, en este lugar permaneció la virgencita desde 1630 hasta 1674.
El Negro Manuel: Este hombre dedicó toda su vida, desde que llegó a la Argentina, a cuidar a la Virgen de Luján. Fue traído de Africa y vendido como esclavo en Brasil. Llego al Río de la Plata a los 20 años de edad, en la embarcación en donde venia la bendita imagen, presenció el milagro en la estancia de don Rosendo. Se desconoce quién era su dueño, pero Manuel permaneció en la estancia al cuidado de la imagen, consagrando su vida al atención de la santísima Virgen. La tradición nos dice que Manuel, realizaba curas milagrosas con el sebo de las velas de la capilla y relataba a los peregrinos los viajes de la Santa Virgen, que salía de noche para dar consuelo a los afligidos. 30
Manuel guardaba de los viajes de la Señora los abrojos se desprendían del vestido de la Virgen. Con los años, don Rosendo falleció y el lugar quedo casi abandonado, pero éste hombre fue siempre fiel y continuó al servicio de la Virgen.
Doña Ana Mattos: Doña Ana Mattos, viuda de Siqueyras era una señora que tenia gran cantidad de tierras a orillas del río Luján, ella quería llevar la imagen a su casa y realizarle una capilla, para ello en el año 1674, habló con el Cura Juan de Oramas, administrador de los bienes de don Rosendo y la colocó en su casa, pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua ermita (capilla), doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a la estancia de don Rosendo. La dama consultó entonces a las autoridades eclesiásticas y civiles, quienes viajaron al lugar y examinaron lo sucedido, esta vez la Virgen fue trasladada en una devota peregrinación y en compañía de Manuel. Desde ese momento la imagen no retornó más a su antigua capilla. Luego de confirmar la veracidad de lo sucedido la Autoridad Eclesiástica, autorizó oficialmente el culto público a la “Pura y Limpia Concepción del Río Luján”. Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la hermosa Basílica de Luján.
Don Pedro de Montalbo: El clérigo don Pedro de Montalbo estaba muy enfermo y desahuciado, en 1684 viajó a Luján, casi moribundo fue llevado a la capilla. El Negro Manuel le ungió el pecho con el sebo de la lámpara que ardía en el altar y le dio de beber una infusión con abrojos de los que solía desprender del vestido de la Virgen. Don Pedro sano milagrosamente y agradecido se quedo como primer capellán.
El pueblo de Luján: El lugar empezó a poblarse con los devotos de la Virgen. De esta forma el paraje se convirtió en una aldea que se llamó Pueblo de Nuestra Sra. de Luján, en 1755 se le otorgó el título de Villa. La devoción por la Virgen fue creciendo año tras año, así como los milagros que ocurrían y el 23 de octubre de 1730, Luján era instituida Parroquia. El cura párroco don José de Andújar deseaba ampliar el templo y junto al Obispo Fray Juan de Arregui, iniciaron la construcción, pero esta no llegó a buen termino porque después de grandes contratiempos terminó por desplomarse.
Don Juan de Lezica y Torrezuri: Este hombre nacido en Vizcaya, España, estaba muy enfermo y fue curado milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. Don Juan, en agradecimiento se entregó por completo a la creación del nuevo templo y a fines de 1754 se inicio la construcción, en 1763 se terminó felizmente
la obra y los cabildantes de Luján eligieron y juraron a Nuestra Señora por celestial Reina y Patrona.
El Padre Salvaire: Hacia el año 1872, el Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Federico Aneiros, entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la Misión, conocidos como Padres Lazaristas. En aquel entonces el teniente Cura Jorge María Salvaire fue herido en un viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte, en ese momento realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado. La promesa del Padre Salvaire fue, “Publicaré tus milagros..., engrandeceré tu Iglesia” En cumplimiento de este voto, publicó en 1885 la “Historia de Nuestra Sra. de Luján”. En 1889 fue nombrado Cura Párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la colaboración de sus compañeros de Congregación, inició la construcción de la actual Basílica Nacional. Cuando falleció en 1899, la obra continuo en las manos del Padre Dávani, quien murió en 1922, para ese entonces el Santuario ya estaba terminado en su estructura fundamental.
La Solemne Coronación de la Virgen de Luján: EL Padre Salvaire, en 1886, presentó al Papa León XIII, la petición del Episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de la Virgen, el Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV domingo después de Pascua. La Coronación se realizó en mayo de 1887.
La Basílica de Luján: El Santuario de Luján es de estilo gótico ojival del siglo XIII. Sus dimensiones son: anchura en el crucero, 68,50 m.; longitud, 104 metros; anchura de frente, 42 m.; altura en las dos torres mayores, 106 m. El 8 de diciembre de 1930, el Papa Pío XII, le otorgó oficialmente el título de Basílica.
La Imagen de la Virgen de Luján: La imagen es pequeña (38 centímetros), está modelada en arcilla cocida (terracota), su rostro es ovalado, de color moreno. Los pies de la Santa Imagen se apoyan sobre nubes, desde las cuales surge una media luna y cuatro cabezas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas. Está cubierta con vestiduras: túnica blanca y manto azulceleste. Tiene las manos juntas en el pecho. El Padre Salvaire hizo recubrir la Santa imagen con una coraza de plata para impedir su deterioro. Antes de esta operación se sacaron moldes que permitieron su reproducción auténtica. En 1887, el Padre colocó la Imagen sobre una base de Bronce, le adosó la rayera gótica con la inscripción: “Es la Virgen de Luján la primera Fundadora de esta Villa” y una aureola de doce estrellas. Ornamentada en esta forma, fue coronada con la corona Imperial bendecida por León XIII. El 3 de diciembre de 1871 se realizó la primera peregrinación general al Santuario de Luján, desde entonces millones de personas concurren cada año. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Latinoamérica. Actualmente, la fiesta principal se celebra el 8 de mayo.
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Las vicisitudes de la dulce Aurora, simbolizan el nacimiento de la Nación Argentina. Una ópera Italiana se volvió en “Saludo a la Bandera”. Fue compuesta en Milán por el músico Héctor Panizza. La ópera “Aurora” le fue encargada por el Gobierno Argentino en el año 1906. Inspirada en un trágico hecho de la historia local, narrado en un relato de Héctor Cipriano Quesada y Luigi Illica, fue compuesta por el autor en su departamento de Milán y lleva el nombre de la protagonista femenina, quien simboliza el nacimiento de la Nación Argentina. La ópera está fuertemente influenciada por la cultura italiana, por cuanto Panizza (hijo de italianos) concurrió al Real Conservatorio de Milán (que hoy lleva el nombre de Giuseppe Verdi), y además porque Illica, uno de los autores del texto, fue un reconocido libretista de Giacomo Puccini. La parte instrumental fue completada en Londres, pero, en ocasión del debut, los cantantes fueron italianos, Cesare Assanti, Amedeo Bassi, Giuseppe La Puma y Titta Ruffo, quienes llegaron a la Argentina desde Génova. “Aurora” fue representada por primera vez el 5 de septiembre de 1908 en el Teatro Colón de Buenos Aires, inaugurado ese mismo año. En aquel histórico momento, mientras se alzaba el telón, en un profundo clima emotivo, todos los presentes escucharon la voz del tenor Amedeo Bassi, quien moduló el aria en italiano: Alta pel cielo, un’aquila guerriera, ardita s’erge in volo trionfale. Ha un’ala azzurra, del color del mare, ha un’ala azzurra, del color del cielo. Così nell’alta aurora irradiale, il rostro d’or punta di freccia appare, porpora il teso collo e forma stelo, l’ali son drappo e l’aquila è bandiera. È la bandiera del Paese mio, nata dal sole; e ce l’ha data Iddio! El melodrama se desarrolla en la ciudad de Córdoba, en el interior de la Argentina, en mayo de 1810.
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A un convento de la Compañía de Jesús llega un cesto de flores que un fiel devoto envía a la Virgen de los Dolores. En el cesto hay también un mensaje clandestino, enviado desde Buenos Aires: “Muchachos: ¡Saluden a la Aurora! ¡Ella brilla triunfal en el límpido cielo de la Patria! ¡Empieza la lucha por la Independencia!” Entonces aún bajo dominio español, la ciudad de Córdoba estaba sojuzgada férreamente por la represión. El gobernador Ignacio del Puente (interpretado por el barítono Titta Ruffo), había reaccionado con fuerza brutal para restaurar el orden después de la revolución estallada en el Río de la Plata, dando enseguida una proclama: “¡En Buenos Aires flamea un estandarte rebelde e indigno! ¡¡¡Lo ahogaré en su propia sangre!!!” Lo que Del Puente aún no sabe es que un joven patriota se ha enamorado de su hija Aurora (interpretada por la soprano Maria Farletti). Por ella, Mariano (protagonista de la ópera) se bate con heroico coraje, pero es capturado como espía. El gobernador no acepta esa historia de amor y jura la muerte de Mariano, diciendo: “¡Antes que padre, soldado!”
Los amantes consiguen escapar, pero la historia termina trágicamente, con Aurora herida mortalmente por el fuego de las armas de las tropas de su padre, y con el inmenso amor de Mariano: “Te amaré por toda la eternidad, porque el cielo es Aurora, y es Aurora de la Patria!” Si bien se notan algunos errores históricos (los Jesuitas habían sido expulsados por la Corona en el siglo XVIII y la Bandera Argentina fue creada en 1812), permanece de todas maneras el gran valor artístico de la ópera, al cual se agrega la dimensión afectiva y el profundo significado cultural que la han convertido en patrimonio de la argentinidad. “Aurora” fue representada en numerosas temporadas, siempre con gran éxito, pero su definitiva consagración popular se produjo con la traducción al español, a 35 años de su estreno. Y ello no obstante las dificultades encontradas para conservar la métrica y la melodía del aria, de cuyos arreglos se ocuparon Angelo Pettita (un italiano con muy buen conocimiento del idioma español) y Josué Quesada (hijo de uno de los autores). La nueva versión fue presentada en la noche de gala del 9 de julio de 1945, en un sugestivo marco de público y con la presencia de las máximas autoridades argentinas de entonces, el Presidente Edelmiro J. Farrel y el Vicepresidente, Coronel Juan Domingo Perón. Desde entonces y mediante un Decreto gubernamental, se estableció que el aria de “Aurora”, con el nombre de “Saludo a la Bandera”, convirtiese en canción a la bandera y fuese de interpretación obligatoria en los actos oficiales y en todas las escuelas al momento de izarse la misma. No obstante la denominación oficial de “Saludo a la Bandera” es conocida por todos como “Aurora”, la canción que más de 10.000.000 de niños y muchachos entonan cada mañana en las escuelas. Alta en el cielo un águila guerrera, audaz se eleva en vuelo triunfal. Azul un ala, del color del cielo, azul un ala, del color del mar. Así en el alta aurora irradial, punta de flecha el áureo rostro imita, y forma estela al purpurado cuello. El ala es paño, el águila es bandera. Es la bandera de la Patria mía, del sol nacida, que me ha dado Dios; es la bandera de la Patria mía, del sol nacida, que me ha dado Dios; es la bandera de la Patria mía, del sol nacida, que me ha dado Dios
El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón desembarcó en las playas de una isla de las Bahamas, desplegó el estandarte real español y reclamó el territorio para los reyes Católicos. Aunque Colón creyó que estaba en Asia, en realidad había llegado al “Nuevo Mundo”. Veamos 10 curiosidades sobre el famoso almirante.
1. Colón no tenía la intención de demostrar que la tierra era redonda. Colón no tenía ninguna necesidad de desacreditar a los que creían que la Tierra era plana, de eso ya se habían encargado los antiguos griegos. En el siglo VI a.C. Pitágoras dedujo que el mundo era redondo y dos siglos más tarde Aristóteles lo respaldó con sus observaciones astronómicas. En 1492, la gente más instruida sabía que el planeta no era plano.
2. Colón no fue el primer europeo en cruzar el Atlántico. Ese honor lo tienen los vikingos de Leif Eriksson, que llegaron a la actual Terranova alrededor del año 1000, casi cinco siglos antes de que Colón iniciase sus viajes. Algunos historiadores afirman incluso que San Brendan de Irlanda u otros pueblos celtas cruzaron el Atlántico antes que Eriksson. Los EE.UU conmemoran el ‘día de Colón’, aunque éste no puso un pie en la parte continental de Norteamérica.
3. Tres países se negaron a respaldar el viaje de Colón. Durante casi una década Colón presionó a las monarquías europeas para que le financiasen su búsqueda de una ruta hacia Asia occidental. Portugal, Inglaterra y Francia siempre se negaron. Los expertos decían al navegante que sus cálculos estaban equivocados y que el viaje llevaría mucho más tiempo de lo que él pensaba. Los asesores de los Reyes Católicos plantearon inquietudes similares y no andaban desencaminados. Colón subestimó la circunferencia de la Tierra y el tamaño de los océanos. Por suerte para él, se topó con el continente desconocido.
4. La Niña y la Pinta no eran los nombres reales de dos de los tres barcos de Colón. En la España del siglo XV los barcos se bautizaban tradicionalmente con nombres de santos. Después los marineros se encargaban de ponerles apodos menos sagrados. Así, “la Pinta” realmente significaba “la pintada”, y la Santa Clara fue apodada “la Niña” en honor a su patrón, llamado Juan Niño. La Santa María fue apodada “la Gallega”, por haberse construido en Galicia.
5. La Santa María naufragó el histórico viaje de Colón. En la Nochebuena de 1492 la Santa María encalló en un arrecife de coral en la costa norte de La Española. La tripulación pasó la noche intentando 42
salvar el cargamento del barco. Colón regresó a España a bordo de la Niña, dejando atrás a 40 miembros de su tripulación para que pusieran en marcha el primer asentamiento europeo en aquellas tierras. Cuando Colón regresó a la colonia en otoño de 1493 ninguno de los tripulantes fue hallado con vida.
6. Colón hizo cuatro viajes al Nuevo Mundo. Aunque es más conocido por su histórica expedición de 1492, Colón regresó a América más de tres veces en la década siguiente. Sus viajes lo llevaron a las islas del Caribe, América del Sur y América Central.
7. Colón regresó a España encadenado en 1500. El gobierno de Colón en La Española parece que fue brutal y tiránico. A los isleños nativos que no reunían suficiente oro se les cortaban las manos y los colonos rebeldes españoles eran ejecutados en la horca. Los colonos se quejaron a la monarquía sobre la mala gestión del almirante, y un comisionado real enviado a La Española ordenó su detención y lo trajo a España encadenado. Aunque Colón fue despojado de su cargo de gobernador, el rey Fernando no sólo lo deja en libertad, sino que le financia un cuarto viaje.
8. Un eclipse lunar puede haber salvado Colón. En febrero de 1504 un desesperado Colón quedó varado en Jamaica. Abandonado por su tripulación, los isleños se negaban a darle comida. Sabiendo por su almanaque que un eclipse lunar iba a tener lugar el 29 de ese mismo mes, el almirante advirtió a los isleños que su dios estaba enojado con ellos por no proporcionarle alimentos, y que la luna “se levantaría inflamada de ira”. La noche del eclipse la luna se oscureció y adquirió un tono rojizo, y los isleños aterrorizados se pusieron a disposición de Colón y le suplicaron que abogara por la misericordia divina.
9. Después de muerto, Colón siguió cruzando el Atlántico. Después de su muerte en 1506, Colón fue enterrado en Valladolid, España, y luego su cadáver se trasladó a Sevilla. A petición de su nuera, los cuerpos de Colón y su hijo Diego fueron enviados a través del Atlántico a la Española y enterrados en la catedral de Santo Domingo.
10. Los herederos de Colón y la monarquía española estuvieron en litigio hasta 1790. Después de la muerte de Colón, sus herederos libraron una larga batalla legal con la corona española, alegando que la monarquía no había abonado el dinero y las ganancias debidas al explorador. La mayoría de los pleitos colombinos fueron resueltos en 1536, pero el proceso judicial se prolongó hasta casi 300 años después del famoso viaje de Colón.
Cómo era físicamente El descubridor Cristóbal Colón tenía la nariz aguileña, la barbilla prominente y los labios gruesos, una imagen que poco tiene que ver con los retratos típicos del siglo XVII, según las investigaciones del director del Centro de Estudios de América-Casa Colón de Valladolid, Jesús Varela. El estudioso dictó la conferencia “Las nuevas caras de Cristóbal Colón”, con la que se clausuró en Valladolid (centro de España) el “Congreso sobre Descubrimientos y Cartografía”, con la participación de científicos de España, Italia y Portugal. Varela, catedrático de Historia de América de la Universidad de Valladolid, aseguró que “la fisonomía de Colón que nos han vendido, con retratos típicos del siglo XVIII, nada tienen que ver con su verdadero aspecto físico”, que quedó recogido en el “Libro de Privilegios” del descubridor. En dicho documento editado en Sevilla, según indicó a Efe Varela, “Colón incluyó todos los títulos y derechos que había adquirido como visorrey, almirante y gobernador de las Indias en 1498, en su intento por conseguir el mayorazgo, que la familia del descubridor sigue manteniendo en la actualidad”. De ese ejemplar Colón mandó hacer cuatro copias en 1502, antes de su cuarto viaje a América, y a partir de una de ellas, que está en Génova, un investigador italiano “levantó la liebre” de lo que luego desarrolló Varela de manera más exhaustiva y que supone los retratos que, con casi total probabilidad, pertenecían a la figura de Colón y a la de su hijo, Diego. Dichos retratos acompañaban a una letra capitular del “Libro de Privilegios” de Colón, correspondientes a una persona de 52 años, que Varela concluye que es de Cristóbal Colón, y a un joven de 22, que todo apunta a que se trata de Diego Colón. De los más de 300 retratos que existen del navegante, todos están realizados en una época posterior al mismo, mientras que los que se incluyen en el “Libro de Privilegios” se hicieron en vida de Cristóbal Colón, lo que constituye un “descubrimiento determinante”. Así lo expresó el director del Centro de Estudios de Mar Luis de Alburquerque-CEMAR (Portugal), Alfredo Pinheiro, quien participó como ponente en el Congreso para desarrollar las diferentes teorías que existen sobre el nacimiento de Colón, y el director del Archivo de Paleografía y Diplomática de la Universidad de Génova, Aldo Agosto. Fuente: History.com
La televisión no fue inventada por el genio de un solo hombre; es el resultado de muchos descubrimientos en los campos de la electricidad, el electromagnetismo y la electroquímica. Los principios básicos ya eran conocidos en el siglo XIX, pero la realización práctica ocurrió cuando se pudo disponer del tubo electrónico, descubierto hacia los años 20. El proceso científico y técnico que comienza en el año 1817 con el descubrimiento de las propiedades del selenio (elemento cuya conductividad eléctrica aumenta con la luz que recibe) por parte del químico sueco Jacob Berzelius, y que se cierra con las experiencias del ingeniero norteamericano de origen ruso Vladimir Kosma Zworykin, del británico Logie Baird y del alemán Paul Nipkow, culminará con la aparición en el mercado de los aparatos de televisión. Una vez descubierta la posibilidad de transmitir a través del espacio las imágenes en movimiento, gracias a su descomposición en una serie de pequeños puntos luminosos que se transmiten en forma de impulsos electrónicos, sólo era preciso encontrar un aparato que realizase el proceso inverso, es decir, la recomposición de la imagen actuando como receptor. Esto fue lo que logró Zworykin mediante un tubo llamado “iconoscopio”. Desde 1925 hasta 1931 cuando los trabajos empíricos se convirtieron en tecnología aplicable a la industria, en una serie de países tecnológicamente desarrollados como Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Francia, se llegó a conclusiones similares partiendo de diversos procesos, estrenando la televisión cada uno de ellos en la década 1930-1940. En Europa el comienzo fue con la llamada “televisión mecánica”, que funcionaba mediante un sistema de disco giratorio perforado capaz de descomponer la imagen, ideado por el alemán P. Nipkow en 1884. Era un disco plano y circular que estaba perforado por una serie de pequeños agujeros dispuestos en forma de espiral partiendo desde el centro. Al hacer girar el disco delante del ojo, el agujero más alejado del centro exploraba una franja en la parte más alta de la imagen y así sucesivamente hasta explorar toda la imagen descompuesta en sesenta líneas. Sin embargo, debido a su naturaleza mecánica el disco Nipkow no funcionaba eficazmente con tamaños grandes y altas velocidades de giro para conseguir una mejor definición.
Estados Unidos prefirió la “televisión electrónica”, basada en los trabajos del ruso Boris Rosling quien, entre 1907 y 1911, había fabricado el primer modelo de tubos de rayos catódicos, trabajo que se vería complementado con invención del iconoscopio en el que un haz de electrones bombardea una pantalla fosforescente, actuando como receptor para recomponer la imagen que se transmite en forma de impulsos electrónicos. La televisión opera sobre el principio de que la luz visible que ilumina un objeto puede ser transformada en ondas electromagnéticas, y estas últimas convertidas nuevamente en luz para obtener una imagen.
Los comienzos Las primeras emisiones de televisión fueron efectuadas por la BBC en Inglaterra en 1927 y la CBS y NBC en Estados Unidos en 1930. En 1931 la Radio Corporation of America (RCA) colocó una antena emisora en la terraza del Empire State Building, el edificio más alto de Nueva York, y comenzó con sus transmisiones experimentales. Hacia mediados de la década de 1930 gobiernos y compañías televisivas de los países tecnológicamente más desarrollados se deciden por la televisión electrónica, al tiempo que las transmisiones tienden a regularizarse y a crecer en las principales ciudades (Londres, Berlín, París, Nueva York). En EEUU, pese a la temprana apuesta por la vía electrónica, las definiciones técnicas de la televisión variaban año a año (de 240 líneas, en 1933, a 525 líneas, en 1941). La primera emisora en establecer un servicio regular fue la National Broadcasting Company (NBC), subsidiaria de la RCA, en marzo de 1939; sin embargo, el organismo
regulador de la radio y la televisión, la Federal Communications Commission (FCC), sólo autorizó la televisión comercial en 1941. En Francia, René Barthélemy instaló en abril de 1935 un estudio de televisión en la Escuela Superior de Electricidad de París y utilizó la Torre Eiffel como soporte de la primera antena emisora. En pocos años (1935-1939) se adoptó el sistema electrónico. Alemania fue otro país donde la actividad en torno a la televisión fue intensa. Ejemplo del avance experimentado entonces, fue la retransmisión en directo de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, cuya recepción se efectuó en lugares públicos. Hacia 1937 los alemanes perfilaban su propio sistema electrónico de televisión con una definición de 441 líneas. En 1941 Italia tenía una televisión experimental de 441 líneas y la URSS adoptó un sistema electrónico de 343 líneas hacia 1937. Los avances experimentados en materia televisiva, así como las transmisiones, se vieron afectados en Europa durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Así, por ejemplo, en septiembre de 1939 la BBC de Londres decidió interrumpir sus 14 horas semanales de programación a partir de la declaración de guerra del gobierno británico a Alemania. Igualmente, en Estados Unidos donde para el mes de mayo de 1941 habían sido otorgadas quince licencias para el establecimiento de televisoras comerciales y se estima la existencia de cinco mil aparatos receptores en todo el territorio nacional, se produjo un estancamiento debido a que el gobierno prohibió la fabricación de televisores a fin de orientar el trabajo de la industria civil hacia el conflicto internacional. Así, en 1945 apenas quedaban seis televisoras en el aire. Concluida la Segunda Guerra Mundial, Gobiernos y los sectores industriales ligados a la televisión (compañías emisoras y fabricantes de aparatos receptores) iniciaron un proceso de recuperación social, económica y tecnológica. Por entonces, en muchos países europeos fueron frecuentes las pruebas públicas de televisión con la finalidad dar a conocer el nuevo medio. En 1947 la FCC, de Estados Unidos, practicó la normalización técnica de las emisiones y a comienzos de 1948 ya había 17 estaciones distribuidas en ocho ciudades; en 1949, 41 emisoras en veintitrés ciudades y en 1950, 97 televisoras en treinta y siete ciudades, con cuatro millones de aparatos receptores distribuidos entre ellas. La televisión se convertía así en un gran centro de atención mediante la transmisión de shows, variedades, series y la cobertura informativa. En 1960 el número de receptores en Estados Unidos era de treinta millones de aparatos. A la par, la industria de la publicidad se vio enormemente beneficiada con el progreso del medio ya que la inversión que en 1950 era de diez millones de dólares, en 1960 alcanzó los mil quinientos millones. Ante el vertiginoso crecimiento del poder de la televisión su acción comenzó a ser regulada en todas partes. En Estados Unidos la FCC, organismo oficial encargado de otorgar las licencias a particulares para la explotación comercial del servicio, prohibió la posesión de más de siete emisoras, ante lo cual las corporaciones existentes establecieron sus cadenas integradas por estaciones propias y asociadas. La mayor parte de las emisoras se agruparon en tres importantes cadenas: American Broadcasting Company (ABC), National Broadcasting Company (NBC) y Columbia Broadcasting System CBS). La transmisión a través de estas redes permite disminuir los costos y ofrece a los anunciantes la posibilidad de difundir sus productos en un amplio mercado potencial.
En la Europa occidental de posguerra la reconstrucción implicó el establecimiento de fuertes sistemas públicos y nacionales de radio y televisión, financiados mediante el cobro de un impuesto por el uso del receptor y/o la subvención del presupuesto estatal. La estructura adoptada en diferentes países muestra la conformación de: -Servicios explotados por el Estado, ya sea a través de un departamento gubernamental o bien por una unidad, con autonomía, pero bajo su control directo (Unión soviética y España). -Corporaciones públicas creadas por el Estado, a las cuales concede cierta independencia, manteniendo el control final (Gran Bretaña y Francia). -Corporaciones privadas en las que el Estado puede ser accionista (Italia). Mientras tanto las investigaciones no se detuvieron, rápidamente se contó con dos bandas de transmisión: la inicial, que comprende los canales del 2 al 13, identificada con las siglas VHF (Very High Frequency, muy alta frecuencia) y UHF (Ultra High Frequency, ultra alta frecuencia), que comprende los canales que van desde el 14 en adelante. A igualdad de potencia la cobertura de la VHF es mayor pero su número de canales es mucho más limitado, lo cual facilita la interferencia entre las emisoras ubicadas en esta banda de transmisión.
En América Latina En México, se habían realizado experimentos en televisión a partir de 1934, pero la puesta en funcionamiento de la primera estación de TV, Canal 5, en la Ciudad de México, tuvo lugar en 1946. El 31 de agosto de 1950 se implantó la televisión comercial y se iniciaron los programas regulares y en 1955 se
creó Telesistema mexicano, por la fusión de los tres canales existentes. El mismo año 50, con pocas semanas de diferencia, se abrieron las transmisiones comerciales en Brasil (18 de septiembre) y Cuba (24 de octubre, aunque hubo transmisiones extraoficiales a finales de los 40 y en el propio año de apertura). En Brasil, la TV vino de manos de Assis Chautebriand, dueño de los Diários Associados. Él fundó la TV Tupí que duraría hasta el año 1980 cuando la segunda mayor red del país fue a la quiebra. En Cuba, la férrea competencia existente en la radio, se trasladó al nuevo medio. Gaspar Pumarejo, dueño de Unión Radio y los hermanos Mestre, en particular Goar, dueño del Circuito CMQ, hicieron todo lo posible para tener la primacía. Y aunque Pumarejo llegó a hacer transmisiones no oficiales, el mérito del primer canal de la isla le cabe a la CMQ, que estuvo en el aire hasta el año 62, cuando se transformó sencillamente en Canal 6, tras la nacionalización que sufrió a manos de la Revolución Cubana. La primera transmisión en la Argentina se realizó en 1951, dando origen al por entonces privado canal 7, en ese entonces LR3-TV, propiedad del pionero en radio y televisión, Jaime Yankelevich. La televisión argentina siempre se ha diferenciado del resto de las producciones de Hispanoamérica por el sistema de televisión empleado en ese país (PAL-N). Debido a esto, todo programa producido en Argentina que se llevare a otro país hispanoamericano (excepto Paraguay y Uruguay) tiene que convertirse al sistema NTSC (M ó N). República Dominicana realizó su primera transmisión el 1 de agosto de 1952. Otro de los primeros países en América Latina, después de México y Argentina, en abrir campo a la televisión fue Uruguay en 1956, Saeta TV Canal 10, fundado en 1956 por Raúl Fontaina, es el primer canal de televisión uruguayo, y el cuarto fundado en Latinoamérica. Dicho medio forma parte del Grupo Fontaina - De Feo, uno de los tres multimedios más importantes del Uruguay. El 17 de enero de 1957 se creó el Canal 6. Salvadora Debayle era la principal accionista de este canal naciente. Cinco años más tarde, canal 8 se uniría al canal 6, formando así la primera cadena televisiva nacional, hecho memorable en la historia de Nicaragua. Esta fusión, al parecer, era predecible, ya que el canal 6 empezó a trabajar con los equipos del canal 8. Posteriormente se da la creación de nuevos canales como Canal 2 y Canal 12, propiedad de los Sacasa, parientes de los Somoza. Nicaragua estuvo también junto a Chile en la lista de los primeros países en América Latina en transmitir imágenes en color antes de que finalizara la década de los 70s. En 1973 Canal 2 inició operaciones en color, justamente al año del terremoto de Managua, en Diciembre de 1972. Panamá inicio sus tranmisiones de televisión comercial, el 4 de marzo de 1960, a cargo de Canal 4 RPC, propiedad de la familia Eleta. Antes de esto, en 1956, la TV había llegado a la Zona del Canal de Panamá, Canal 8, SCN del Ejército Sur de los Estados Unidos. Televisa, la empresa privada de televisión más importante de habla hispana, se fundó en 1973 y se ha convertido en uno de los centros emisores y de
negocios, en el campo de la comunicación, más grande del mundo, ya que, además de canales y programas de televisión, desarrolla amplias actividades en radio, prensa y ediciones o espectáculos deportivos. La televisión ha alcanzado una gran expansión en todo el ámbito latinoamericano. En la actualidad existen más de 300 canales de televisión y una audiencia, según el número de aparatos por hogares (más de 60 millones), de más de doscientos millones de personas. A partir de 1984, la utilización por Televisa del satélite Panamsat para sus transmisiones de alcance mundial, permite que la señal en español cubra la totalidad de los cinco continentes. Hispasat, el satélite español de la década de 1990, cubre también toda Europa y América.
La Digitalización A finales de los años 80 del siglo XX se empezaron a desarrollar sistemas de digitalización. La digitalización en la televisión tiene dos partes bien diferenciadas. Por un lado está la digitalización de la producción y por el otro la de la transmisión. En cuanto a la producción se desarrollaron varios sistemas de digitalización. Los primeros de ellos estaban basados en la digitalización de la señal compuesta de vídeo que no tuvieron éxito. El planteamiento de digitalizar las componentes de la señal de vídeo, es decir la luminancia y las diferencias de color, fue el que resultó más idóneo. En un principio se desarrollaron los sistemas de señales en paralelo, con gruesos cables que precisaban de un hilo para cada bit, pronto se sustituyó ese cable por la transmisión multiplexada en tiempo de las palabras correspondientes a cada una de las componentes de la señal, además este sistema permitió incluir el audio, embebiéndolo en la información transmitida, y otra serie de utilidades. Para el mantenimiento de la calidad necesaria para la producción de TV se desarrolló la norma de Calidad Estudio CCIR-601. Mientras que se permitió el desarrollo de otras normas menos exigentes para el campo de las producciones ligeras (EFP) y el periodismo electrónico (ENG). La diferencia entre ambos campos, el de la producción en calidad de estudio y la de en calidad de ENG estriba en la magnitud el flujo binario generado en la digitalización de las señales. La reducción del flujo binario de la señal de vídeo digital dio lugar a una serie de algoritmos, basados todos ellos en la transformada discreta del coseno tanto en el dominio espacial como en el temporal, que permitieron reducir dicho flujo posibilitando la construcción de equipos más accesibles. Esto permitió el acceso a los mismos a pequeñas empresas de producción y emisión de TV dando lugar al auge de las televisiones locales.
En cuanto a la transmisión, la digitalización de la misma fue posible gracias a las técnicas de compresión que lograron reducir el flujo a menos de 5 Mbit/s, hay que recordar que el flujo original de una señal de calidad de estudio tiene 270 Mbit/s. Esta compresión es la llamada MPEG-2 que produce flujos de entre 4 y 6 Mbit/s sin pérdidas apreciables de calidad subjetiva. Las transmisiones de TV digital tienen tres grandes áreas dependiendo de la forma de la misma aun cuando son similares en cuanto a tecnología. La transmisión se realiza por satélite, cable y vía radiofrecuencia terrestre, ésta es la conocida como TDT. El avance de la informática, tanto a nivel del hardware como del software, llevaron a sistemas de producción basados en el tratamiento informático de la señal de televisión. Los sistemas de almacenamiento, como los magnetoscopios, pasaron a ser sustituidos por servidores informáticos de vídeo y los archivos pasaron a guardar sus informaciones en discos duros y cintas de datos. Los ficheros de vídeo incluyen los metadatos que son información referente a su contenido. El acceso a la información se realiza desde los propios ordenadores donde corren programas de edición de vídeo de tal forma que la información residente en el archivo es accesible en tiempo real por el usuario. En realidad los archivos se estructuran en tres niveles, el on line, para aquella información de uso muy frecuente que reside en servidores de discos duros, el near line, información de uso frecuente que reside en cintas de datos y éstas están en grandes librerías automatizadas, y el archivo profundo donde se encuentra la información que está fuera de línea y precisa de su incorporación manual al sistema. Todo ello está controlado por una base de datos en donde figuran los asientos de la información residente en el sistema. La incorporación de información al sistema se realiza mediante la denominada función de ingesta. Las fuentes pueden ser generadas ya en formatos informáticos o son convertidas mediante conversores de vídeo a ficheros informáticos. Las captaciones realizadas en el campo por equipos de ENG o EFP se graban en formatos compatibles con el del almacenamiento utilizando soportes diferentes a la cinta magnética, las tecnologías existentes son DVD de rayo azul (de Sony), grabación en memorias ram (de Panasonic) y grabación en disco duro (de Ikegami). La existencia de los servidores de vídeo posibilita la automatización de las emisiones y de los programas de informativos mediante la realización de listas de emisión, los llamados play out.
Capital Federal Zoológico de Buenos Aires Av. Las Heras y Sarmiento. Tel. 4011-9900.
Parque Tierra Santa Av. Rafael Obligado 5790 (Costanera). Tel. 4784-9551. Jardín Botánico Av. Santa Fe 3951. Tel. 4831-4527. Museo de los Niños Abasto Av. Corrientes 3247. Abasto de Buenos Aires. Tel. 4861-2325. Museo Eduardo Sívori Av. Infanta Isabel 555 (frente al puente del Rosedal). Tel. 4772-5628. Museo de la Ciudad Defensa 219. Tel. 4343-2123. Planetario de la Ciudad Galileo Galilei Av. Sarmiento y Belisario Roldán. Tel. 4771-6629 / 9393. Museo Argentino de Ciencias Naturales Angel Gallardo 490. Tel. 4982-6595. Museo Argentino del Títere Piedras 905. Tel. 4304-4376. Observatorio de la Asociación Amigos de la Astronomía Av. Patricias Argentinas 550. Tel. 4863-3366. Museo Participativo de Ciencias C. C. Recoleta. Junín 1930 Tel. 4807-3260.
Jardín Japonés Av. Casares y Figueroa Alcorta. Tel. 4804-4922. Museo Histórico de Cera Del Valle Iberlucea 1261. Tel. 4301-1497. Museo Etnográfico Moreno 350. Tel. 4345-8196. Museo Nacional de Bellas Artes Av. del Libertador 1473. Tel. 4803-0802. Tranvía histórico de buenos aires: Sale de 16 a 19:30 hs. Cada 20 min, Sáb, Dom y Feriados. Emilio Mitre y Bonifacio. Cdad. Aut. De Bs. As. Tel: 4431-1073.
Zona Norte
Reserva Ecológica Ribera Norte Camino de la Ribera, entre López y Planes y Almafuerte (Av. del Libertador 15.400). En Acassuso. Tel. 4747-6179 Tren de la Costa Av. Maipú 2.300 (Olivos). Tel. 4002-6000. www.trendelacosta.com.ar
55
Museo Mariposas del Mundo Italia 650 (San Miguel). Tel. 4664-2108. www.mariposasdelmundo.com Parque de la Costa Vivanco 1509 (Tigre). Tel. 4793-5986. www.parquedelacosta.com.ar Temaiken Ruta 25 km. 0,700 (Escobar). Tel. (03488) 43-6900 www.temaiken.com.ar Granja Mundo Natural Mermoz 1800 (Escobar). Tel. 4791-4032. Museo Ferroviario Paseo Costanera y Luis Piedrabuena (Campana). Tel. (03489) 43-1513. Reserva Ecológica de Vicente López Paraná y el río (altura Libertador al 4.000, La Lucila). En Vicente López. Tel. 4513-9858. Centro Náutico Delta Río Luján y Canal Benavídez (Tigre). Tel. 4728-0410 /12/15. Museo Municipal Manuel Iglesias Guemes 730 (Campana). Tel. (03489) 43-2783. www.clubprimerautomovil.com.ar
Pequeña Holanda Ruta 25 y Río Luján (Escobar). Tel. 4773-5091. www.pequenaholanda.8m.com Museo Ferroviario Paseo Costanera y Luis Piedrabuena (Campana). Tel. (03489) 43-1513. La Granja Chocolatada Panamericana, Ramal Pilar, km. 47,5 (Pilar). Tel. (02322) 64-4540. www.granjachocolatada.com.ar Reserva Natural del Pilar Calle Savio y Río Luján (Pilar). Tel. (02322) 49-9601. Museo de Arte de Tigre Paseo Victorica 972 - Tigre Tel: (05411) 4512-4528
Zona Sur
Ferroclub Argentino Av. 29 de Septiembre 3500 (Remedios de Escalada). Tel. (0221) 475-0018. Parque Hudson Calle El Zaino s/n (Florencio Varela). Tel. 4283-1053. Abremate Av. Hipolito Yrigoyen 5682, Remedios de Escalada Tel. 4247-4485/89/90 interno 106
Zoo Florencio Varela Presidente Perón 800. Tel. 4275-0614. República de los Niños Camino General Belgrano km. 7 (Gonnet). Tel. (0221) 484-1409 / 0800-999-5959. www.republica.laplata.gov.ar Museo de Ciencias Naturales Paseo del Bosque s/n (La Plata). Tel. (0221) 425-9161 / 7744.
Zona Oeste
Museo Nacional de Aeronáutica Eva Perón 1.200 (Morón). Tel. 4697-6964 / 9769. Granja La Aurora Av. Gaona y Camino del Buen Ayre (Paso del Rey). Tel. (0237) 401-8303 / 468-2145. Parque Municipal Los Robles D. Juárez y Williams s/n (La Reja, Partido de Moreno). Tel. (0237) 463-9706. Zoológico de Luján Acceso Oeste, km. 58 (Luján). Tel. 4662-4235 / (23232) 49-4218. www.zoolujan.com