Universidad de Playa Ancha de Ciencias de la Educación Valparaíso - Chile COMPLEJIDAD Y EL APRENDIZAJE EN RED
2014 Mg. Eugenio Tassara Hoy, etassara@upla.cl RESUMEN El presente ensayo hace referencias a la importancia de incorporar herramientas digitales en la docencia, y cómo la aparición de las tecnologías amplía aún más las posibilidades en la educación. En especial, este escrito hace hincapié en que dicho proceso implica un desafío que es indispensable alcanzar por académicos, docentes y estudiantes, en el actual escenario de modernidad líquida, aprendizaje ubicuo, y por los cambios que pretende lograr el modelo de formación en el mundo, y particularmente en Chile, orientándose cada vez más lejos del paradigma de la simplificación hacia la búsqueda de la complejidad. El propósito principal de este escrito es provocar la reflexión en un acercamiento a la incorporación metodológica de las nuevas tecnologías en el aula, el trabajo docente, las herramientas digitales y los nuevos espacios de aprendizaje, destacando la importancia y múltiples posibilidades que brindan dichas herramientas en la formación de ciudadanos en una sociedad en red. Palabras clave: Sociedad líquida, complejidad, aprendizaje ubicuo, aprendizaje invisible, tecnologías digitales.
ABSTRACT This paper deals with the importance of incorporating digital tools in the teaching field, and how the emergence of technologies further extends the possibilities in education. In particular, this paper emphasizes the fact that such a process involves a challenge which by all means - must be met by scholars , teachers and students , in the present scenario of liquid modernity , ubiquitous learning , and the changes the training model pretends to achieve all over the world – mainly in Chile – getting oriented farther away from the paradigm of simplification towards the search of complexity. The main purpose of this paper is to make an approach to the methodological incorporation of new technologies in the classroom, the teacher's work, digital tools and new learning 1
spaces, highlighting the importance and multiple possibilities being provided by these tools in the training of citizens in a networked society. Key words: liquid society, complexity, new technologies, ubiquitous, learning educational innovation,.
PLANTEAMIENTO Las instituciones educacionales en general y las chilenas en particular, han de reflexionar un replanteamiento en aspectos claves vinculados a la necesidad de renovación, dados los radicales cambios experimentados en las formas tradicionales de construir el lenguaje, el que moldea nuestro pensamiento, la manera de ver y hacer el arte, la cultura y la vida social. Dichas entidades se encuentran en un dilema asentado en una concepción teórica en levantamiento donde el protagonismo que nos lleva como actores, sin un libreto previo, y en el que el diálogo se ve permeado de incertidumbre y poca solidez de augurar el futuro, hace de cada acción un desafío por vencer. Las instituciones formales de educación, dónde por herencia se perpetúan los viejos paradigmas heredados de la época industrial (Sierra & Fallon, 2013), tiemblan ante la necesidad del cambio. Hacer frente a los nuevos desafíos que trae la sociedad del conocimiento, es una tarea que implica una desarticulación deconstructiva Derridiana del esqueleto que ha mantenido por generaciones un sistema que se encuentra en agonía. Nuestra sociedad es fruto de dichas desarticulaciones y reestructuraciones conceptuales que se han materializado en la forma de ver y actuar en un ecosistema que cada día transita de la liquidad de Bauman a la gasificación intangible de la red. Estamos siendo espectadores, protagonistas y antagonistas de situaciones que moldean un cambio que nos toma de manera ciclónica y nos desplaza de un lugar a otro a velocidades cada día más impensadas, ello implica el remodelar los modos de comprensión de un fenómeno que impacta todas las esferas de la estructura social, las relaciones entre 2
procesos, entre mecanismos micro y macro, y entre dimensiones individuales y colectivas (Bayón, 2009). Todas estas transformaciones, que a diario nos impactan, han reconfigurado un emergente sentido de ubicuidad y una necesidad indispensable de formar parte en un sistema social globalizado producto de la fuerza del capitalismo, como habrá escrito Marx en su momento, una realidad conflictiva, debido a la contraposición de intereses materiales incompatibles, cuya característica es cada día más la exclusión y la fuerte tendencia a la especificidad por sobre la comprensión global. Hegel nos advertía que las ramas del saber adolecían de disparidad, producto de su egocentrismo y aprehensión teórica, situación que no ha evidenciado variaciones notarias a nuestros días, queriendo sobrevivir a los fenómenos de la post modernidad, y como consecuencia, en su aterrizaje práctico, el problema de los absolutos se agudiza, pues es difícil intertextualizar conceptos cuando ellos han sido estructuralmente concebidos y abordados en un sistema formal de aprendizaje diseñado en esquemas de conveniencia, cuyo principal eje se encuentra en la explotación, alejada de la comprensión en multidiálogos de los fenómenos que rodean el conocimiento. La idea Hegeliana de concebir la realidad, conformada por opuestos que al entrar en conflicto engendran una nueva concepción, es un pensamiento que se aproxima a las necesidades actuales, donde el cambio, absolutamente no implica la pérdida de identidad en el proceso de reconfiguración formal, sino más bien un aporte estricto a la innovación y recreación del mundo conceptual, así como también, en su momento de pragmatismo tangible. Decir la complejidad como concepción de un fenómeno de relaciones multidialógicas que aportan a una estrategia de cambio y salto de esfera paradigmática que avance desde la simplificación que nos ha relegado de la comprensión de sistemas abiertos inter y trandisciplinarios, en un ecosistema vinculado al entorno próximo de asociaciones complejas e inciertas, y retroalimentaciones interactivas de las partes en el todo y el todo en las partes compuestas en entornos multidimensionales para la comprensión de los problemas globales, nos oprime sin oxigenación hacia la liberación de la duda, de la ambigüedad, de la dificultad, y nos reencarna en la parcialidad de la verdad que paraliza la imaginación y se cierra a cualquier otra posibilidad (Harpur, 2006). En dicho escenario, se torna poderosa la premisa de abrirnos a nuevas ideas en conjunto, y no mantener la creencia ciega en las ideas aceptadas, favorecer el razonamiento divergente para crear nuevos espacios de multidiálogo. Hoy se hace más necesario que nunca la comprensión del pensamiento integrado y complejo para responder desde la educación a la dinámica de la globalización y la sociedad del conocimiento con sus requerimientos que cada día se hacen más inciertos. Edgar Morin (1999), consciente de la importancia de una reforma a la educación que rompa la división entre las distintas disciplinas, y ayude a articular e integrar los conocimientos de acuerdo al paradigma de la complejidad, plantea la necesidad de educar desde temprano con la conciencia de la posibilidad del error, dado que los conocimientos van mutando en la medida que los nuevos ratifican o modifican a los prexistentes restructurando 3
perturbadoramente la certeza de ellos. Por tal la idea de “navegar por océanos de incertidumbre a través de archipiélagos de certeza”, ha de ser ampliada a la de bucear por profundidades oceánicas de incertidumbre, en el que la búsqueda de espacios de verdad se dificulta, donde las interacciones de conocimientos se generan en nodos de intersección extremadamente veloces y exponenciales. La necesidad de desarrollar el pensamiento integrador desde la educación, no es más que una respuesta incierta cuya característica es la transitoriedad, la desregulación y liberalización de la precariedad, en un entorno individualista marcado por el carácter volátil de las relaciones afectivas, y donde la cultura laboral de la flexibilidad arruina la previsión de futuro, y toda certeza de seguridad y estabilidad (Bauman, 2008). Entorno marcado fuertemente por un abandono de una noción de conocimiento para toda la vida, reemplazado por el conocimiento de usar y desechar, el que es válido en la medida que no se diga lo contrario y cuya utilidad es en extremo transitoria. La formación para el futuro, en este contexto, y en los diversos campos del saber, es un proceso indispensable que requiere desarticular y rediseñar nuevas estrategias para alcanzar el aprendizaje de competencias para movilizarse en nuevos espacios propicios para el desarrollo de experiencias compartidas que proporcionen un tránsito a la reflexión y el contraste de ideas en el marco globalizado del conocimiento, MODERNIDAD LÍQUIDA E INCERTIDUMBRE La incertidumbre en la que hoy nos encontramos inmersos, corresponde a transformaciones como el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían a las personas, y la renuncia a la planificación de largo plazo: el olvido y el desapego afectivo se presentan como condición del éxito. Esta nueva insensibilidad exige a las personas flexibilidad, fragmentación y compartimentación de intereses y afectos, se debe estar siempre bien dispuesto a cambiar de tácticas a abandonar compromisos y lealtades. La modernidad líquida es un tiempo sin certezas y caótico en extremo, sin responsabilidades duraderas y donde se exige una reconfiguración constante de la persona, muy ligado a la complejidad. Nuestras comunidades son artificiales, líquidas, frágiles, tan pronto como desaparece el entusiasmo de sus integrantes por mantener la colectividad, ésta desaparece junto con ellos. Lo líquido de la modernidad, se refiere a la conclusión de una etapa de “incrustación” de las personas en estructuras “sólidas” (Bauman, 2007), como ocurrió durante siglos en las estructuras sociales, las cuales se mantuvieron estables; allí los límites y estándares eran inalterables y hasta cierto punto también incuestionables. La sociedad estaba compuesta por instituciones rígidas, donde se valoraba lo perdurable, la unión, la tradición y la capacidad de comprometerse a largo plazo, lo complejo era un tema solo de la filosofía. Instituciones sociales como el matrimonio y la familia estaban creadas a partir de moldes que no dejaban lugar para la improvisación. La modernidad sólida y sus múltiples características parecen tan lejanas a la actualidad donde lo característico es precisamente lo contrario: lo efímero, lo mutable y lo impredecible, envuelto por el manto de la incertidumbre. Desde esta perspectiva, la sociedad actual se encuentra desprovista de cualquier tipo de barreras que canalicen su cauce y por lo tanto fluye libremente; en la sociedad, como en los líquidos nada se mantiene firme y todo adquiere formas temporales e inestables. Dadas las 4
características que generan una perfecta analogía con los líquidos, este es el calificativo de edad líquida que se otorga a la actualidad. Bauman insiste en enfrentar la dicotomía de la modernidad sólida y la modernidad líquida contrastándola con la visión que presenta a la posmodernidad en contraposición con la modernidad; denominaciones distintas que expresan mismos conceptos. Así por ejemplo, el consumismo actual no se preocupa por la acumulación de las cosas, pero si por la utilización que se le puede dar. Uno de los desafíos que enfrenta la educación es el tipo de conocimiento, el que debe estar listo y dispuesto a ser usado inmediatamente, para luego der desechado, como encontramos en el área de las Nuevas Tecnologías, donde los programas de software son cada vez más atractivos, actualizados y sustituidos, así como los cambios imprevisibles relacionados directamente con los hechos contemporáneos. Werner Jaeger creía que la idea de la Bildung (formación) nació de aquella donde el orden inmutable del mundo está en la base de toda la variedad de la experiencia humana, la cual justifica la necesidad y las ventajas de la transmisión del conocimiento de los docentes a los alumnos. Ralph Waldo observó que cuando se patina sobre hielo delgado la salvación estará en la velocidad, por lo que sería bueno aconsejar que frente a un “problema”, moverse velozmente es la salvación a fin de no arriesgarse frente a las consecuencias. En el mundo cambiante de la modernidad líquida, en el cual difícilmente las figuras lleguen a mantener la misma forma el tiempo suficiente como para garantizar confianza y solidificarse para proveer seguridad a largo plazo, caminar es mejor que permanecer sentado. Hoy está en duda la perspectiva de que los educadores, en la búsqueda de lo correcto y adecuado a la realidad social, se encuentren y afronten el compromiso de llevar la atención y de promover el espíritu crítico en sus propios alumnos, ciertamente ellos mismos están sometidos a fuertes presiones que los llevan a aceptar aquello, que ellos mismos, inducen a los alumnos a aplicar, para volverla aún más fácil, la propia estrategia de vida que se puede definir: “fácil para muchos”. La educación y el aprendizaje en el ambiente líquido-moderno, para ser útiles, deben ser continuos y durar toda la vida. Ningún otro tipo de educación y/o aprendizaje es concebible, la formación del propio yo, o de la personalidad, es impensable de cualquier otro modo que no sea aquel continuo y perpetuamente incompleto. Wojciechowski (2004) observa que el crecimiento impetuoso del nuevo conocimiento y el envejecimiento igualmente rápido se combinan para producir, en una vasta escala, ignorancia humana que refuerza continuamente su acumulación. Advirtiendo que donde existe un problema y las personas luchan por resolverlo, el mercado irá prontamente en su socorro a un alto precio. El problema es la ignorancia de las personas, para los hábiles directores de las escuelas
aquello constituye
una ocasión imperdible para conseguir
nuevos fondos metiendo juntos los cursos para el desarrollo de la capacidad actualmente demandada, incluso si los profesores con la capacidad que se debe transmitir brillan por su ausencia. En este mercado de los proveedores, de los potenciales clientes que por definición no están en posición para juzgar la calidad de los productos ofertados. Un cambio educativo se está volviendo cada vez más ligado al discurso de la eficiencia, de la competitividad del 5
costo/eficacia y de la responsabilidad y su objeto declarado es de comunicarse a la “fuerza de trabajo” la virtud de la flexibilidad, de la movilidad y las competencias de base asociadas al empleo. El rol de Estado es imprescindible al momento de renunciar a su responsabilidad de proveer la educación de calidad, educación que se nutre de nuevos paradigmas emergentes, junto a una tendencia e inclinación a sobrecargar en las espaldas de los trabajadores toda su responsabilidad, pero sobre todo, prever los efecto negativos y la responsabilidad dela falta de reconocimiento de la necesidad de cambio (Borg & Mayo, 2000).
LA RED Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DIGITALES Las tecnologías digitales, no sólo abren una época de desarrollo económico, sino que una nueva era en la que el hombre vive en un espacio cognitivo, donde la topología estructural no trivial de la Red, genera percepciones e interpretaciones que se abren a diversos mundos simultáneamente. Estos espacios de cognición y su percepción de una ecología compuesta, y recreada con facilidad a cada momento, se componen de un espacio lógico de lenguaje y comunicación, uno social, y uno de transporte. En el actual debate científico y público de redes informáticas multimediales, es indiscutible que el uso de los medios, las tareas educativas y la escuela cambió significativamente bajo la influencia de los paradigmas emergentes, y seguirán cambiando. Por lo tanto, están surgiendo nuevas formas de utilizar los dispositivos de comunicación, así como las tareas educativas, ya que el potencial que los medios de comunicación ofrecen, va mucho más allá de las posibilidades de los medios tradicionales. Algunos autores creen que la escuela en su forma actual, producto del desarrollo de los medios, con el tiempo podría llegar a ser redundante (Perelman, 1992). Sin embargo, al evalúa tales argumentos en detalle, hace indudable que las tendencias sociales y tecnológicas tienen repercusiones importantes sobre el uso en las instituciones de educación, lo que crea demandas hacia los profesores. No existe sistema alguno, donde los problemas de integración, jerarquías, complejidad, incertidumbre, fiabilidad y coordinación no se encuentren presentes. Desde el punto de vista de la tecnología, es un reto dado la implicancia que una innovación pedagógica radical tiene, pero a la vez, es una verdadera incógnita por los problemas que pueda plantear. Un sistema complejo presenta un desorden que podría llamarse virtual, un desorden aparente que oculta un orden subyacente. Hay una inmensa cantidad de juegos, que se utiliza principalmente en ámbitos no escolares, y que parecieran no formar parte de un proceso de aprendizaje, el desorden a primera vista es realmente algo que alarma a los profesores, sin embargo al entrar detalladamente en su estudio, pareciera que fueron creados especialmente para cumplir con las metas escolares. La creación de redes, por otra
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parte,
también manifiesta las mismas características del desorden, pero ofrece la
posibilidad de buscar, transferir, trabajar en archivos colaborativos en una temática creada. Utilizar los medios de comunicación de una manera significativa en los procesos de enseñanza y aprendizaje, de percibir las tareas educativas en los medios de comunicación, y dar forma a los conceptos educativos de medios de comunicación en la escuela, implica un cambio de mentalidad (Reig, 2013). Internet ha generado numerosas expectativas sobre la capacidad de las nuevas tecnologías para transformar la educación. Más allá de cuestiones estrictamente tecnológicas, el contexto social emergente plantea nuevas demandas a los sistemas educativos que difícilmente se podrán satisfacer sin la intervención de las tecnologías digitales. El interés por el cambio tecnológico ha venido creciendo de manera explosiva en la última década. La teoría de innovación educativa, hace ya tiempo, ha demostrado que la mera formulación curricular de unas nuevas metas educativas y/o métodos de enseñanza difundidos a través de los decretos o documentos oficiales no implica necesariamente su implementación, que muy a menudo se utilizan en la creación de ambientes educativos, paradigmas que sostuvieron su máximo desarrollo en momentos en los cuales las tecnologías no irrumpían del modo en que lo hacen hoy (Siemens, 2004), en consecuencia, es pertinente una modificación de la profesionalidad docente en coherencia con dichos postulados y el contexto contemporáneo de complejidad e incertidumbre. Es evidente que cuando un profesor decide emplear las nuevas tecnologías digitales en su docencia inevitablemente se está planteando nuevos retos y desafíos de su profesionalidad. Este proceso de innovación de su práctica docente no es fácil ni se logra en poco tiempo, por ello debemos destacar la idea básica y central de que la planificación de actividades con tecnologías no puede realizarse de modo espontáneo y azaroso, sino que debe partir de un modelo educativo que las guíe y les de coherencia. Hemos de insistir que la actividad cobra sentido pedagógico no por la mera realización de la misma, sino porque ésta es parte de un proceso más amplio dirigido a promover ciertas metas de aprendizaje que subyacen a un nuevo y revolucionario modelo de educación. Lo contrario sería caer en puro activismo, es decir, hacer con las tecnologías, pero sin continuidad ni significado educativo. Es evitar lo que se ha calificado como el “vacío pedagógico” Sancho (2006), de muchas propuestas, proyectos y experiencias de aplicación de la tecnología a la educación. En tal sentido, todo proyecto o práctica didáctica destinada a que el estudiantado aprenda a través de la realización de actividades con las nuevas tecnologías debiera planificarse en una perspectiva metodológica que asuma los planteamientos y principios de un modelo y método educativo apoyado en las teorías que han inspirado al conocimiento pedagógico construido a lo largo de los últimos años. Es decir, por una parte recuperar los principios de la denominada educación “Nueva y Moderna” (aprendizaje a través de la experiencia y la 7
actividad, construcción del conocimiento a través de la reflexión, trabajo en equipo, resolución de problemas de la vida real, empleo de materiales del entorno, etc.), por otra, la incorporación del conectivismo a la teoría sociocultural del aprendizaje de Vigostky (2002), y la teoría de la alfabetización que Freire (1968) formuló, entendida como un proceso de liberación personal y social que capacite a los sujetos para intervenir y transformar la realidad que le circunda más que como mera adquisición habilidades instrumentales y reproductivas de la cultura.
INVISIBILIDAD Y UBICUIDAD DEL APRENDIZAJE Hasta ahora, hemos repetido en más de alguna oportunidad la importancia de educar en la complejidad, entendiendo que todo objeto del conocimiento, no es posible estudiarlo aislado, sino en interacción con su entorno, dando como sentencia principal que toda realidad es sistema, y como tal está en relación dialógica, recursiva y hologramática con el entorno. A la vez, se ha argumentado desde Morin (1994), la patología de la inteligencia ciega, donde los principios de disyunción, reducción, abstracción y causalidad que subyacen al pensamiento simplificador, limitan las posibilidades de expansión, al acotar y desviar la mirada en cuanto a la relación de las cosas, sus discursos y concepciones. Ello elimina el correlato que hay por detrás estableciendo leyes generales, las que desconocen la complejidad del hombre y la realidad, como si esta se planteara un trayecto lineal (Pupo & Sánchez, 2008). Morin plantea dos grandes revoluciones que han introducido de facto la complejidad, la primera desde la termodinámica, la segunda desde las ciencias de la tierra generando un multidiálogo razonado entre la geología, sismología, vulcanología, etc. (Morin, 2010), y nosotros proponemos una tercera marcada por la gran revolución de las comunicaciones y la Red, donde los responsables inmediatos de ponerla en práctica, están en las instituciones educacionales. Nuestro sistema educativo se encuentra compuesto por aprendizajes cortados en trozos, una clase, un tema, un semestre, un año, un título, disecciones con sentido solo para la institucionalidad educativa, que toma distancia del mundo real. La crisis que vive es, sobre todo, una imagen del mundo, de la falta de conversación, de inequidad, de promesas políticamente incumplidas, se adolece de experiencias sentidas y pensadas, de una idea sostenida en la conversación y el estar-juntos (Skliar, 2009), se observa una discriminación de saberes que genera ceguera del mundo en su integridad. Comenzamos planteando la hipótesis de que los procedimientos y las estimulaciones al aprendizaje de los estudiantes están mutando, debido tanto a las tecnologías, así como también a las tendencias sociales y culturales de una sociedad líquida. En dicho contexto, debemos comprender que emerge un nuevo conjunto de enfoques para la educación, el que debe ser asimilado y puesto en práctica, sólo si queremos dirigir el ritmo que los estudiantes llevan. Morín plantea que fuera de la autonomía e individualidad que caracteriza al sujeto, existe la capacidad de computar, es decir, de procesar información, entonces, dada esta última premisa, y las características del entorno educativo de hoy, el que es considerado 8
como dinámico, debemos preparar a los estudiantes para desenvolverse en estos nuevos entornos de la red, donde la información se encuentra interconectada, diseminada y reordenada por la hipervinculación de espacios. Cabe entonces preguntarse, ¿Si el mundo, el cual es complejo, y las profesiones, funcionan con la RED, por qué la escuela no, y en ella se mantiene la memorización de contenidos parcelados como ley inviolable? Lo que solía estar en la cabeza ahora está en dispositivos externos, a la mano de un clic, números de teléfono, calculadoras, GPS y mucha más aplicaciones que sirven para la conveniencia, pero que a la vez genera dependencia, entonces el reto del futuro es ver como esa dependencia e interactividad expande nuestras libertades y oportunidades, en lugar de restringirlas. Los estudiantes actuales son sofisticados, y en más de alguna oportunidad en su navegar por las fuentes de información que proporciona la virtualidad generan espacios propios, colectivos y complejos, entendiendo el todo en las partes, y las partes en el todo, dentro de un contexto mucho más amplio que el que se les enseña en la escuela. Con ello afirmamos que la complejidad se da más fuera de la sala de clases, fuera de la manera de exponer el currículum, el que ha de reconsiderar las formas de enseñanza para encajar en contextos omnipresentes, es un aprendizaje invisible (Cobo & Maravec, 2011), no lineal y en esencia complejo, que no tiene punto de inicio ni final y es en extremo multicompuesto y multidialógico. Lo dicho, indica que las instituciones educativas formales pueden optar por replantearse, por un lado, la rearticulación desde la implementación de su Proyecto Educativo, a partir de sus decisiones de gestión (Moscato, 2006), y por otro, el desarrollo de una nueva pedagogía, la que indiscutiblemente incorporará el aprendizaje digital en consonancia con los estilos cambiantes y diversidad de ritmos de aprendizaje de todos y cada uno de los estudiantes, tanto en el interior del aula, como fuera de ella. Implica primeramente la formulación de programas mixtos e interconectados para su implementación en las instituciones educacionales, tanto escuelas, como universidades. Estas últimas abriéndose al aprendizaje en todo tiempo y espacio, borrando los límites institucionales, reconociendo abierta y explícitamente las posibilidades que dan las nuevas herramientas digitales, para de este modo, avanzar al aprendizaje permanente y para toda la vida. Este nuevo paradigma, del "aprendizaje ubicuo” (Cope & Kalantzis, 2009), sostiene que las personas aprenden lo que necesitan, cuando necesitan hacerlo y afirma la existencia de muchos contenidos que en situaciones, hasta prescinden de la presencia del profesor en la sala. Su existencia viene dada por un fenómeno de sobreinformación, lo que implica como segundo paso, un cambio de rol por parte del profesor, quien muta a ser un curador de los espacios y sitios. Ya el rol del profesor no es el mismo de antes, es decir como proveedores primarios y a veces hasta exclusivos de oportunidades de aprendizaje para los estudiantes, se va desprendiendo de ese monopolio, estudiantes de todos los niveles educativos tienen la opción de aprender de un sinnúmero de fuentes, incluidos los mismos profesores, los que modifican sus habilidades para ser productores de conocimiento e información, ya no solo en el aula sino también, dadas las posibilidades que existen, romper los muros de ella y
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desarrollar su labor también fuera, ayudando a los estudiantes a hacer un buen uso de la red sin sentirse abrumados por la cantidad de datos e información sin utilidad que presenta. El pensar en un futuro sin inclusión de tecnologías, es en la actualidad limitar la extensión de la inteligencia, el cerebro está cambiando, y se estudia hoy de que manera lo hace en esta área (OCDE, 2007), ya las mismas funciones del cerebro están empezando a verse diferentes la inteligencia se extiende, y lo hace por los dispositivos en sí, en la medida que guarda o da acceso a la información, y por el uso de redes sociales, por medio de las cuales podemos interactuar a través de las tecnologías digitales, ello implica una reconfiguración de la complejidad y su inminente importancia en la comprensión de fenómenos que van más allá de lo específico para reordenar un caos imprescindible, que debe ser inflexionado desde la educación, para que los alumnos se conviertan en descubridores activos de conocimiento mucho más allá de la órbita previamente restringida por la intervención del profesor y los textos. La incorporación de tecnologías está transformando el instrumento, pasando a ser un mediador de las operaciones mentales, actuando sobre la estructura plástica del cerebro (García & Juanes, 2013). La mayoría de las aulas, hasta nuestros días, sorprendentemente no son parte de la era de la información y el conocimiento (Tassara & Peña 2014), incluso, las más básicas medidas de acceso que poseen los estudiantes a contenido digitales de aprendizaje y espacios de trabajo, se aproximan siquiera a ser empleadas en las formaciones de docentes y profesionales de otras áreas, dicen no saber integrar contenidos usando la tecnología para mantener el interés del estudiante, por la ausencia de tiempo y conocimiento para su aplicación (Tassara, Peña & González, 2013), alejando las posibilidades de aproximar sus contenidos a contextos en multidiálogo. Los estudiantes de hoy continúan en lucha con los recursos limitados y los maestros que no están preparados o no están dispuestos a hacer la transformación a la utilización de la tecnología para enseñar el currículo en el aula, y este último sigue parcelado sin atreverse a ver la complejidad que le envuelve. CONSIDERACIONES FINALES En una época en que las personas puede llevar la Internet a cualquier lugar, la enseñanza y el aprendizaje avanzan muy lentamente en su incorporación al aula, la tendencia analítica del positivismo genera un saber especializado, reduccionista y fragmentado. Irónicamente, las mismas tecnologías están teniendo un impacto notable y de transformación en el aprendizaje y la comunicación fuera de ella. La invisibilidad y ubicuidad en el proceso de aprender, conducen a una organización del conocimiento desde la transdisciplinariedad. Es, entonces, momento de considerar los nuevos espacios digitales para innovar en la forma que las nuevas tecnologías lo permiten incorporándolos a los sistemas formales de enseñanza. Estamos convencidos que la complejidad como marco teórico que interrelaciona a todas las disciplinas de cualquier currículum, posibilita el espacio necesario para estrechar vínculos entre el conocimiento humanístico y el científico. La visión sistémica incorporada a los nuevos paradigmas emergentes del aprendizaje; invisible, ubicuo y conectivo, abren 10
posibilidades infinitas para explicar y comprender aquellos sistemas dinámicos que ocurren en el mundo real, sea natural o social. La transmisión de contenidos, secuenciación de pasos, y estructura que separa como piezas inconexas los saberes, son la principal característica del actual reduccionismo de la educación formal, requiere con urgencia desde el desconcierto, deconstruirse para explorar las diferencias de los alumnos y usarlas como un recurso productivo que se oriente a ampliar la gama de ver, pensar y representar el mundo. Mundo en el que los estudiantes pueden expresar por medio de textos, imágenes, audios, videos, conjunto de datos, programa de software, o una mezcla infinita de posibilidades que dan sus recombinaciones. Esta es la revolución que se requiere, la que desarrolle las capacidades para conceptualizar, conectar el pensamiento propio con el social, la cognición distribuida y la inteligencia colectiva, construir culturas de conocimiento colaborativo e interconectado, son aspectos poco explorados y con los que nos encontramos en deuda. En resumen, los procesos de aprendizaje están concurriendo dinámicamente por la Red, caminan hacia una dirección, y pareciera, que nuestro sistema educativo va hacia otra. Es necesario establecer un compromiso entre ambos, compromiso que debe ser firmado con la tinta de la complejidad para evolucionar en una sociedad de incertidumbre, donde la interconectividad no puede desestimarse. Finalmente, es necesario exponer que el contenido del presente artículo fue posible gracias a la presencia de la Internet y su multidimensionalidad de contenidos, a la vez que sus autores realizaron el producto en lugares geográficos diferentes. REFERENCIAS •
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