660 AMECCCDA 2 El Heraldo / La Teología de Eliú: parte VI 7 Octubre de 2018

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7 de octubre de 2018 • Volumen XIII • No. 660

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l análisis de las bendiciones enumeradas en los versos 14-16 del Salmo 91 nos ha cautivado. Las reflexiones anteriores nos han permitido desarrollar un pequeño ejercicio exegético de estos. Con este ejercicio procuramos obtener una comprensión más amplia de estas bendiciones. En esta reflexión procuraremos completar este análisis. No olvidemos que el análisis de este salmo surgió por la necesidad de estudiar los beneficios de estar bajo la sombra del Todopoderoso (Shadday, H7706). Veamos lo que dicen estos versos: RV 1960 “14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.”

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n las reflexiones anteriores hemos analizado la bendición del verso 14 y la primera parte del verso 15. A continuación algunas de las conclusiones a las que hemos llegado: • Aquellos que conocen al Señor deciden amarle. • Los que hacen esto son librados de las consecuencias nefastas que poseen las experiencias dolorosas. • Ellos pueden clamar al Señor confiadamente sabiendo que Dios les responderá y les acompañará.

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stas respuestas poseen y cubren varias dimensiones y escenarios de dolores y/o crisis. Las primeras tienen que ver con el efecto de liberación (“pâlat”, H6403, v.14) y de seguridad (“sâgab,” H7682, v.14) que promete el Señor. Las segundas


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tienen que ver con el proceso de liberación (“châlats”, H2502, v.15) y de honra (“kâbôd” H3519, v.15) que promete Dios.

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el análisis del concepto “pâlat” (H6403, v.14) obtenemos la bendición que Dios promete en las primeras dimensiones y escenarios de dolores y/o crisis. Dios promete aquí hacer que aquellos que le buscan puedan escapar de esas crisis, ser llevados sobre los hombros divinos fuera de esos escenarios de dolor, ser libertados, y hasta llegar a un lugar seguro, alto (“sâgab,” H7682). Todo esto como producto del amor del Señor y de la intimidad que desarrollamos con Él.

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el análisis del concepto “châlats” (H2502, v.15) obtenemos la bendición que Dios promete en las segundas dimensiones y escenarios de dolores y/o crisis. Dios promete que aquellos que le buscan puedan ser halados, equipados para pelear, armados, capacitados y hasta ser capaces de salir ellos mismos de estos escenarios, y hasta llegar a ser honrados por Dios, glorificados (“kâbôd” H3519). Todo esto por el acompañamiento de Dios, la capacidad para clamar a Dios y la confianza depositada en el Señor.

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onociendo esto, podemos concluir que hay dolores y crisis de las que Dios nos saca para que no las tengamos que enfrentar y hay dolores y crisis que Dios permite que enfrentemos para que aprendamos a usar la armas que Él nos ha dado.

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n los primeros escenarios damos gracias a Dios por habernos tenido por dignos de escapar de esos males. Lo hacemos sabiendo que Él nos protege y hace que sus ángeles nos lleven en sus manos para guardarnos en todos nuestros caminos y que no tropecemos (vv.11-12). En los otros escenarios damos gracias a Dios por habernos

tenido por dignos de ser capaces de luchar en esos escenarios. Lo hacemos sabiendo que la batalla no es nuestra (2 Cró 20:14) y que si el escenario se complica, Dios mismo nos halará para que no nos involucremos más allá de lo que tenemos y/o debemos.

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sta es la posición y la convicción que nos transmite la historia de los tres (3) jóvenes Hebreos en el relato que encontramos en Daniel 3:1-30. Sadrac, Mesac y Abed-nego estaban convencidos de que Dios les podía librar (“shezab,” H7804, palabra caldea)”del horno de fuego. Pero también estaban convencidos de que Dios no estaba obligado a hacerlo porque siempre sería glorificado. Al final del camino Dios les permitió enfrentar el horno, armados con fe, con valentía y esperanza y acompañados por uno “semejante a hijo de los dioses” (v. 25b). Dios libró a estos jóvenes.

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n dato interesantísimo es que en esa historia falta un cuarto joven; Daniel. Todos los creyentes sabemos que Daniel no se postró ante la estatua de Nabucodonosor. Sin embargo, no aparece en el horno de fuego con sus otros amigos. Todos los creyentes sabemos que Dios libró a Sadrac, a Mesac y a Abed-nego. Pero también libró a Daniel. A los tres (3) primeros los libró equipándolos para vencer esa crisis. Al otro lo libró eximiéndolo de tener que enfrentar esa crisis.

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o olvidemos lo que nos dice el Salmo 140:7 y Proverbios 21:31:1

“7 Jehová Señor, potente salvador mío, Tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla.” (Sal 140:7) “31 El caballo se alista para el día de la batalla; Mas Jehová es el que da la victoria.” (Prov 21:31)

1 A menos que se especifique otra cosa, todas las citas bíblicas corresponden a la versión Reina Valera de 1960.


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s obvio que este análisis es cónsono con lo que nos enseña el Nuevo Testamento. Veamos lo que nos dice el Apóstol Pablo: “12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.” (1 Tim 6:12) “7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” (2 Tim 4:7)

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sos pasajes dicen que hay batallas que Dios permite y que quiere que peleemos, y que lo hagamos armados con la fe que Él nos da. Hay batallas que no tenemos que pelear; las que no son buenas para hacerlo. Al fin y a la postre se cumple lo que dice 2 Cró 20:14-17: “14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; 15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. 17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.” (2 Cró 20:14-17)

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l Salmo 91 nos dice que en los primeros escenarios su amor nos lleva a un lugar alto, seguro. En los otros escenarios, Dios nos “glorifica”, nos honra. ¿Cómo hace esto Dios? ¿Qué significado posee que Dios nos “glorifique”, que nos honre?

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l concepto “glorificar” (“kâbôd,” H3519) se define como esplendor, como gloria, como peso y como honra. Es una gloria que honra y que pesa. Es un honor que trae consigo responsabilidades, que requiere hombros adiestrados que puedan llevarlo. Los tres (3) jóvenes hebreos del relato del capítulo tres (3) de Daniel fueron honrados por Dios y por el rey Nabucodonosor (Dan 3:28-30). Daniel fue honrado por Dios y por el rey Belsasar (Dan 5:29). Dios honra a aquellos que le honran (1 Sam 2:30).

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ios glorifica a sus hijos haciendo que el peso de Su gloria repose sobre los hombros de aquellos que le honran como Señor, como Salvador y como Dios. Esa gloria no se arrastra ni se empuja. Esa gloria se carga y su peso es inmensurable. Lo es porque aquellos que la llevan portan la majestad de Dios sobre sus hombros y son por esto embajadores del Reino de los cielos. Sabiendo esto podemos concluir que portar esa gloria, ser honrados por el Señor, no nos permite hablar de nosotros mismos y sí hablar acerca de Dios: “20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” (2 Cor 5:20-21)

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.S. Lewis hablaba acerca de esto en un sermón predicado 8 de junio de 1942 en una Iglesia en Oxford: “The Weight of Glory” (El peso de la gloria). Lewis decía allí que las promesas de las Escrituras pueden ser reducidas a 5 escenaros que él llamaba columnas. La primera de ellas es que tenemos promesa de que estaremos con Cristo. La segunda, que seremos como Él es. La tercera, que tendremos gloria celestial. La cuarta, que


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seremos saciados completamente. Y en quinto lugar, que ocuparemos alguna posición oficial en el universo juzgando ángeles (1 Cor 6:13), gobernando ciudades y naciones (Apoc 2:26) o siendo pilares del templo de Dios (Apoc 3:12).

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ewis añadió que la promesa de gloria es la promesa increíble, que sólo es posible mediante la acción de Cristo. Él añadió a esto que este peso de gloria aparece en nuestros pensamientos como imposible de llevar. ¿Por qué? Basta entender que somos amados por Dios, y que no solo es que Él ha tenido compasión de nosotros o que ha tenido piedad de nosotros. Saber que Dios nos ama, que se regocija y se deleita con nosotros como un artista se deleita con su obra, o como un padre se deleita con su hijo, es demasiado para el pensamiento de un pecador que ha sido alcanzado por Cristo.

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ewis subrayaba en ese sermón la necesidad de analizar la Gloria como esplendor, como brillo y como luminosidad. Lewis añadía que el peso de esa gloria nos lleva y nos conmina a brillar como el sol, como la estrella de la mañana. Cuando Dios nos honra, Él deposita sobre nosotros ese cada vez más excelente y eterno peso de gloria (2 Cor 4:17) que llega a través de las “tribulaciones leves” que sufrimos aquí. Ese peso nos obliga a brillar para Dios.

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or último, para conocer esa gloria hace falta que nos escondan en la herida que tiene la Peña de Horeb de la que está brotando un manantial de vida saludable para todo aquél que cree (Ex 33:18, 23).

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n dato adicional sobre estas bendiciones es que todas ellas giran alrededor de conocer el nombre de Dios (cosa que ya analizamos en otras reflexiones) y de haber aprendido confiar en las respuestas divinas. Veamos:

RV 1960 “14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre. 15 Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré. 16 Lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación.” (Sal 91:14-16) ¿Qué significa conocer el nombre (“shêm,” H8034) de Dios? El análisis de ese concepto revela muchas interioridades que necesitamos conocer para poder responder a esa pregunta. En primer lugar, los judíos no pronuncian el nombre revelado de Dios (“yaweh,” H3068). Algunos puristas dicen que no lo hacen porque no saben cómo se pronuncia el tetragramatón (nombre de Dios con cuatro (4) letras) y no quieren faltarle el respeto a Dios llamándolo de forma equivocada. La mayoría de ellos señala que ese nombre es impronunciable y que no se puede usar el nombre de Dios en vano. Es por esto que se acuña el concepto “shêm.”

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ste concepto se usa nombre 774 veces en el Antiguo Testamento y casi siempre se traduce como nombre. Sin embargo, este concepto va mucho más allá de identificar un nombre. Su traducción implica la idea de una posición definida y conspicua (obvia), una marca o un memorial de la individualidad de aquél a quien se llama, el honor que este posee, su fama, su autoridad y/o su carácter. ¿Qué significa conocer el nombre (“shêm,” H8034) de Dios? Significa conocer la posición definida y conspicua (obvia) que ocupa Dios. Significa el reconocimiento de la individualidad única que posee nuestro Dios. Conocer el nombre de Dios en este contexto significa conocer el honor que Él posee. Conocer el nombre de Dios es reconocer la fama, el testimonio de fidelidad eterna que Él posee.


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Conocer el nombre de Dios significa reconocer su autoridad y conocer su carácter. Conocer el carácter de Dios en su máxima expresión requiere que conozcamos a Cristo porque la Biblia enseña que Cristo es el carácter de Dios. No es que Cristo Jesús porta el carácter Dios, sino que Cristo es el carácter de Dios. Veamos: “ 1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; 3 el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4 hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos.” (Heb 1:1-4)

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a frase “.... y la imagen misma de su sustancia,” es la traducción al español del griego “kai xaracter tes upostaseos.” El significado de esto es monumental. Allí dice que Cristo es el “carácter” de la sustancia de Dios. Esa sustancia (“hupóstasis”) es la manifestación, la revelación comprensible de un Dios que es incomprensible. Para entender esto hay que conocer que la definición del concepto carácter establece que este es la representación expresa y exacta de la imagen que comunica. Jesucristo es la representación exacta de quién es Dios.

es definido en lingüística como un concepto que se deriva de otro concepto, denotando la acción que este último define y que identifica la entidad que desarrolla en su acción. ¿Complicado, verdad? Veamos algunos ejemplos. El concepto “conductor” es el “nomen agentis” del verbo “conducir.” Piloto es el “nomen agentis” del verbo volar. Maestro es el “nomen agentis ” del verbo enseñar. Esto es así, porque un conductor es la entidad identificada que desarrolla la acción y la definición práctica de conducir, un piloto es el que desarrolla la acción y la definición práctica de volar y un maestro es la entidad identificada que desarrolla la acción y la definición práctica de enseñar. Ya que entendemos esto, tenemos que conocer lo que significa “karássei,” ya que “karactér” es la entidad identificada que desarrolla la práctica y la acción de “karássei.” En el caso nuestro, nos deja saber qué significado posee que Cristo sea la entidad identificada que desarrolla la acción y que pone en práctica todo lo que es Dios.

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l concepto “karássei” es un verbo que significa cortar hasta un punto en específico, afilar, inscribir en madera, piedra o metal. En la literatura griega aparece ligado a la acción de hacer monedas, la creación de imágenes gráficas, las marcas sobre camellos y caballos, los sellos (“karacteres”) que describían la autoridad de aquellos que emitían los documentos y las firmas que autorizaban las recetas médicas, entre muchos otros usos. También es usado para describir el estilo distintivo del lenguaje o forma de hablar, la clasificación de la retórica obre este tema reflexionamos el 14 de marzo del usada (habla con carácter o sus palabras definen su 2010. En esa reflexión compartimos lo siguiente: carácter) por el poeta, el orador o el filósofo. “Se ha definido en el “koiné” (Griego clásico en el que se escribe el Nuevo Testamento) que “karactér” n el mundo del Antiguo Testamento, el concepto es el “nomen agentis”(nombre agente o “agent “carácter” es usado para describir la cicatriz de noun”) del concepto “karássei.” Un “nomen agentis” una quemadura (Lev 13:28; “ ”H7613). Sin

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embargo, el más común de los conceptos utilizados en el Antiguo Testamento para definir el concepto carácter es “shêm” (H8034), que es traducido como nombre, apelación, honor, autoridad, carácter, individualidad, etc.

de esa naturaleza cuando ésta entra a la existencia. O sea, que “ousía” es esa esencia de forma transracional y trans-lógica (que va más allá de lo racional y de lo lógico), mientras que la “hupóstasis” es la manifestación lógica y el que conforma esa esencia de alguna manera racional, para que la podamos a síntesis de estos conceptos nos lleva a definir entender. el carácter como algo que posee integridad, algo sólido, con substancia, no fragmentado. Nos lleva a na de las conclusiones más avasalladoras que definirlo como algo que crea, marca, sella, impone trae consigo este juego de conceptos es que si autoridad sobre nosotros, y nos autoriza colocando Cristo Jesús es Aquél que manifiesta, que pone en su rúbrica sobre lo que ha decidido marcar. Este función y que le da identidad a todo lo que Dios análisis nos coloca frente a la necesidad de evaluar es (esa “hupóstasis”), entonces, por definición nuestro carácter y si éste se ha estado desarrollando filológica y filosófica, Cristo tiene que ser de la como lo demanda la Palabra de Dios: hasta alcanzar misma “ousía” de Dios y por lo tanto Cristo Jesús al estatura de Cristo (Ef 4:13).” En la reflexión del es Dios. Es por eso que hablamos de la Trinidad, 21 de marzo de ese mismo año destacamos lo porque Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo siguiente: tiene una sola “ousía”.”

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“Cristo es el carácter de la sustancia de Dios (Heb 1:3). Dicho de otra manera, Cristo Jesús es el “nomem agentis” de la “hupóstasis” (sustancia) divina. O sea, que nuestro Señor es Aquél que pone en función y le da identidad a todo aquello que la “hupóstasis” de Dios es. Para entender el significado de estas expresiones, necesitamos llegar a la médula de estos conceptos.

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ue Posidonius de Apamea en Siria, (c. 135– 51 AC), uno de los más grandes científicos naturales, geógrafos, historiadores y filósofos de las mejores épocas del estoicismo, el que definió las conclusiones Aristotélicas y Platónicas de estos conceptos. Él decía que “ousía” es por naturaleza la materia prima, la esencia de lo que Dios es y por decirlo así, aquello de lo que está compuesto; o sea, de la eternidad. La “ousía” es lo que permite todas aquellas cosas que todavía no han sido formadas y que las sostiene luego de que han sido formadas. Él decía que “hupóstasis” es la manifestación racional

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s por esto que destacamos que todo aquél que quiere conocer el nombre, el carácter de Dios, tiene que conocer a Cristo porque Cristo es el carácter de la sustancia de Dios. Regresando al análisis del Salmo 91, ¿qué significado posee entonces la aseveración que señala que Dios responde (“ânâh”, H6030)? Significa que Dios comienza a hablar, a testificar, que responde, que anuncia, que levanta, que da testimonio, que nos grita y/o que cante. La respuesta de Dios es entonces que Dios haga todo esto o cualquiera de estas cosas. La Biblia nos enseña que Dios puede testificar en contra nuestra cuando estamos en pecado y nos hemos acogido a su perdón y a su misericordia: “7 Oye, pueblo mío, y hablaré; Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo. 8 No te reprenderé por tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí.” (Sal 50:7-8).


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“35 ¡Quién me diera quien me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, Aunque mi adversario me forme proceso. 36 Ciertamente yo lo llevaría sobre mi hombro, Y me lo ceñiría como una corona.” (Job 31:35-36)

El primer concepto (“śâba”) significa plenitud, satisfacción, tener suficiente y/o estar llenos. Este concepto se usa en 95 ocasiones en el Antiguo Testamento. Veamos algunos de sus usos en el salterio:

a Biblia también nos enseña que el deseo más as bendiciones finales de este salmo incluyen vehemente de aquellos que sufren tribulaciones ser saciados (“sâba”, H7646) de larga vida y que y amarguras es que Dios testifique a favor de ellos: Dios nos muestre (“râ’ah”, H7200) su salvación.

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hora bien, la interpretación más noble que posee el concepto que se traduce como “responderá” es que Dios decide traer su respuesta como una canción. Es este ángulo el que recoge el profeta Sofonías en su libro:

Representa alcanzar la semejanza de Dios

“14 Canta, oh hija de Sion; da voces de júbilo, oh Israel; gózate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén. 15 Jehová ha apartado tus juicios, ha echado fuera tus enemigos; Jehová es Rey de Israel en medio de ti; nunca más verás el mal. 16 En aquel tiempo se dirá a Jerusalén: No temas; Sion, no se debiliten tus manos. 17 Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.”

Representa lo que Dios ha prometido hacer con los humildes

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sta interpretación tiene como base que el concepto que se traduce como “responderá” (“ânâh”, H6030) proviene de un vocablo hebreo muy antiguo, “Leannoth” que muy bien pudo ser la tonada o la melodía para cantar algunos de los salmos. O la misma acción de cantar. ¿Qué significa que Dios nos responde? Entre muchas cosas, que Dios testifica a favor nuestro, que Dios nos habla, que a veces nos grita para hacernos saber que está allí y provocar que prestemos atención, que nos dirige y que Dios nos canta. C. S. Lewis decía que Dios nos susurra en medio de los días buenos y nos grita en medio de las tormentas. ¡Dios se hace escuchar!

“15 En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.” (Sal 17:15)

“25 De ti será mi alabanza en la gran congregación; Mis votos pagaré delante de los que le temen. 26 Comerán los humildes, y serán saciados; Alabarán a Jehová los que le buscan; Vivirá vuestro corazón para siempre.” (Sal 22:25-26) Representa lo que le acontecerá a aquellos que la Biblia llama “perfectos” (“tâmîym,” H8549, íntegros). “18 Conoce Jehová los días de los perfectos, Y la heredad de ellos será para siempre. 19 No serán avergonzados en el mal tiempo, Y en los días de hambre serán saciados.”(Sal 37:18-19) Representa la expectativa que tienen aquellos que buscan al Señor “5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma, Y con labios de júbilo te alabará mi boca,” (Sal 63:5)


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Representa la bendición de los bienaventurados “4 Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo.” (Sal 65:4) Representa el anhelo de generación generación de los hijos de Dios

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“14 De mañana sácianos de tu misericordia, Y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.” (Sal 90:14) Representa el alimento celestial que rejuvenece y fortalece al creyente “4 El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; 5 El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila.” (Sal 103:5)

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l escritor del Salmo 91 destaca que aquellos que viven bajo la sombra del Omnipotente son “saciados” de larga vida. Esto es una vida plena, que no hace falta nada porque posee todas las características antes descritas. El segundo concepto (“râ’ah”) significa la capacidad para ver, percibir, contemplar, disfrutar y/o experimentar. Este concepto es utilizado en 1210 ocasiones en el Antiguo Testamento. Esta bendición va más allá de poder recibir la revelación de la salvación que ofrece el Señor. Esta bendición contrasta lo que dice el verso 8 del salmo 91 (“verás la recompensa de los impíos”) para llevarnos a la convicción de que veremos el día de nuestra salvación y con ella el cumplimiento de las promesas que hemos recibido de Dios. Isaías lo dice así casi al final del libro de su profecía:

“Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido a ti. 6 Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová. 7 Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria. 8 Quiénes son éstos que vuelan como nubes, y como palomas a sus ventanas? 9 Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado. 10 Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te servirán; porque en mi ira te castigué, más en mi buena voluntad tendré de ti misericordia. 11 Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes.” (Isa 60:5-11)

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or ultimo en esta batería de reflexiones, el concepto salvación que se describe aquí es el vocablo Hebreo “yeshû âh” (H3444)”. No creemos que este concepto necesite de muchas explicaciones. Este concepto se usa en 76 ocasiones en el Antiguo Testamento y es sin duda alguna uno de los conceptos Hebreos más fáciles de identificar por los creyentes en Cristo Jesús.

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l nombre de Jesús proviene del hebreo “Yehôshûa” (H3091), que significa “Jehová salvó.” El concepto que usa el escritor del Salmo 91 representa la acción ya realizada. Esto es, algo que ya está salvado, liberado, que ha alcanzado la victoria, la salud y/o el bienestar. ¿Qué significado tiene entonces esa frase, “le mostraré mi salvación”? Significa que al final del camino veremos que aquello que se nos


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había prometido está garantizado y hecho realidad desde el corazón de Dios. También significa que nos dan la revelación de esta promesa para que la saludemos de lejos (Heb 11:13), para que veamos que es real y tangible, y así reforzar y afirmar nuestra fe y nuestra confianza en cualquier proceso que rete nuestra fe. Estas son las bendiciones que alcanzamos cuando decidimos, por amor a Dios, relocalizarnos al abrigo del Altísimo y bajo la sombra del Omnipotente.

Nota Aclaratoria Por error involuntario la reflexión pautada el pasado domingo 30 de septiembre de 2018, (659) devió aparecer como quinta (V) Parte en su título.

Pastora Rebeca Parrilla......................................Hogar Evelyn Quiñonez..............................................Hogar Nayda Secola................................................... Hogar José Mercado................................................... Hogar Margie Pérez.................................................... Hogar Bryan Rodríguez.............................................. Hogar Glory García.................................................... Hogar Noemí Rosario................................................. Hogar Saúl Esaí Pérez Esquilín....................Cobertura/Hogar Noemí Velázquez ......................Hosp. Auxilio Mutuo Paula Rosa....................................................... Hogar Darell Pabellón Rivera.................Hosp. San Francisco



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